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3 tipos de conceptos científicos

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Hay tres tipos de conceptos científicos: los métricos, los clasificatorios y los
comparativos. Los conceptos son unidades abstractas de conocimiento que sirven para
explicar el mundo
Son una representación o imagen mental sobre una situación, objeto, hecho o cualidad. La
palabra concepto proviene del el latín conceptus que significa “acción de concebir” o
“pensamiento”.
Se distinguen dos sistemas conceptuales: cualitativo y cuantitativo. El sistema conceptual
cualitativo abarca los conceptos clasificatorios y comparativos. Por su parte, el sistema
conceptual cuantitativo incluye los conceptos métricos.
Lo cualitativo y lo cuantitativo son dos categorías de conocimiento mediante las cuales los
seres humanos conocen la realidad.
En ocasiones se le otorga más valor a los conceptos cuantitativos porque son mensurables,
y esto se refleja en las ciencias. Algunos tienden a creer que las ciencias formales tienen
prioridad frente a las ciencias sociales.
En los tres tipos de concepto no hay exclusividad entre sí. Por el contrario, entre estos hay
correspondencia y complementariedad.
Los tipos de conceptos científicos
1- Conceptos clasificatorios
Los conceptos clasificatorios pueden encontrarse en los sustantivos y adjetivos que se
utilizan a diario. Estos corresponden a lo cuantitativo.
Este tipo de conceptos sirven para referirse a un determinado grupo de situaciones u
objetos que tienen uno o más elementos en común. Por ejemplo: macho, hembra, niño,
niña, árbol, automóvil, vivo, verde, antigüedad, caliente, dureza, altura, entre otros.
Por lo general, cada ciencia, cultura o pueblo dispone de conceptos clasificatorios para
categorizar las cosas, ya sean animales o plantas, de acuerdo a la zona donde habitan.
La ciencia establece los conceptos clasificatorios por grupos. Por ejemplo, los mamíferos se
clasifican en primates, marsupiales, monotremas, insectívoros, entre otros.
Debido a que no siempre los nombres de los objetos o animales que se clasifican son
comunes en cualquier país o región, en el lenguaje científico se precisan estos nombres en
latín, para no dar lugar a equívocos.
Además, las comunidades científicas constantemente están introduciendo nuevos
conceptos y clasificaciones de microorganismos o de animales en cualquier país.
2- Conceptos métricos
Los conceptos métricos también se conocen con el nombre de cuantitativos o magnitudes.
Son aquellos que establecen números a los objetos y los hechos.
Fueron creados por el lenguaje científico. Ejemplos de estos conceptos son edad, peso,
tiempo, masa, intensidad, entre otros. El tiempo o la masa son conceptos métricos a través
de los cuales se asignan números reales a ciertos objetos.
Este tipo de conceptos son conocidos como magnitudes escalares. Es decir, que el
concepto métrico es entonces un concepto métrico escalar.
Mientras que a otros conceptos métricos, como la fuerza o la velocidad, se les denominan
magnitudes vectoriales. Esto es porque se les asignan vectores; además, tienen un valor
numérico y un sentido.
Por ejemplo, según el concepto métrico de masa para medir dos cuerpos, se le asigna un
número a cada cuerpo de acuerdo con el sistema de unidades empleado (kilogramos, libras
u otro).
Si la medición es de longitud, se asigna un número para cada dos hitos o señales del
cuerpo que se quiere medir en una superficie plana.
A esto se le llama metrización y consiste en introducir un concepto métrico para medir o
comparar una característica de un objeto.
3- Conceptos comparativos
Son aquellos conceptos que permiten comparar las diferencias o similitudes de dos
objetivos tomando en cuenta las propiedades que tienen en común. Por ejemplo: altura,
dureza, antigüedad, entre otras.
Este tipo de conceptos comparativos son una mezcla de los conceptos clasificatorios y
métricos.
Por ejemplo, la prueba de parentesco de sangre corresponde a un concepto comparativo
que utiliza los elementos del concepto métrico. También puede ser en un concepto métrico
al asignarle un determinado valor a cada grado de filiación.
CONCEPTOS CIENTÍFICOS
los conceptos científicos se reduce desde este punto de vista a unos pocos tipos básicos,
fundamentalmente a tres:
· los conceptos clasificatorios
· los conceptos comparativos
· los conceptos métricos
Clasificaciones: condiciones formales de adecuación
Un concepto clasificatorio sirve para referimos a un grupo determinado de objetos o
sucesos que tienen algo en común.
Los sustantivos y adjetivos del lenguaje ordinario suelen corresponder a conceptos
clasificatorios: hombre, mujer, árbol, camión, azul, puntiagudo, muerto. Algunos de los
conceptos clasificatorios del lenguaje ordinario -bicho, pájaro, enorme- son demasiado
vagos para poder ser incorporados al lenguaje científico, pues no determinan unívocamente
la clase de las cosas a las que se aplican.
Sin embargo otros, más precisos -como urraca, olmo o hirviente-, pueden ser incorporados
sin más trámite que el de la explicitación de las notas comunes a todos los objetos a los que
se aplican.
De todos modos, el repertorio de conceptos clasificatorios de un lenguaje natural
determinado -sea el náhuatl o el inglés, el suahili o el italiano es siempre muy limitado y
claramente insuficiente para las necesidades de la ciencia.
Así, cada pueblo suele disponer de conceptos de los animales y plantas visibles y
frecuentes en la zona que habita, pero no de los organismos invisibles a simple vista o de
los animales de otras partes del mundo. Por ello, las comunidades científicas se ven
obligadas a introducir numerosos conceptos clasificatorios nuevos y artificiales en el
lenguaje científico.
En la ciencia los conceptos clasificatorios no suelen introducirse aisladamente, sino en
conjuntos llamados clasificaciones. Para que una clasificación -o sistema de conceptos
clasificatorios- sea aceptable ha de cumplir dos tipos de condiciones de adecuación. Por un
lado, unas condiciones formales de adecuación, comunes a todas las ciencias, y, por otro,
ciertas condiciones materiales de adecuación peculiares de la ciencia de que se trate.
En general, cuando hablamos de una clasificación esperamos que
· esté perfectamente delimitado cuál sea el ámbito o dominio de individuos que vamos
a clasificar
· que a cada concepto clasificatorio corresponda al menos un individuo de ese ámbito
· que ningún individuo caiga bajo dos conceptos clasificatorios distintos y….
· que todo individuo del ámbito en cuestión caiga bajo alguno de los conceptos de la
clasificación.
La extensión de un concepto es la clase de las cosas a las que ese concepto se aplica. Si
identificamos los conceptos clasificatorios con sus extensiones, entonces podemos resumir
las condiciones formales de adecuación de una clasificación (no solapante) diciendo que la
clasificación debe constituir una partición, en el sentido matemático de este término.
Carl Hempel
Un texto muy sencillo puede encontrase en esta página Web que ofrece un resumen sobre
la visión de Mosterín de los conceptos científicos. Veámoslo:
Dice Jesús Mosterín que la profusa variedad de conceptos científicos se puede reducir a
tres tipos de conceptos: clasificatorios, comparativos y métricos. Los conceptos
clasificatorios vienen dados por los sustantivos y adjetivos del lenguaje ordinario y
corresponden a lo cualitativo, mientras que los conceptos métricos corresponden a lo
cuantitativo y los conceptos comparativos o topológicos a un tipo intermedio.
Ahora bien, según Mosterín, «los conceptos métricos, también llamados conceptos
cuantitativos o magnitudes, no tienen correspondencia en el lenguaje ordinario. Son una
creación original del lenguaje científico». Quizá sea esa la razón por la que algunas
personas con muy buena capacidad verbal tienen enormes dificultades con lo cuantitativo y
temen a las matemáticas y a los números como a una especie de misterio.
Daniel González Lagier, nos ofrece así la visión de Hempel y Mosterín sobre los conceptos
científicos. Tan solo recogeremos unos pocos párrafos, aunque el texto merecela pena ser
leído en su totalidad, dado su interés y claridad.
Una conclusión de lo anterior es que la prueba es relativa a la red conceptual con la que
tratamos de comprender el mundo. “Qué verdades haya depende de qué conceptos
empleemos”, dice Jesús Mosterín [Mosterín, 2003, pág. 16]. Esto plantea inmediatamente
un problema de objetividad: si los conceptos varían, el resultado de la prueba varía. Con las
mismas pruebas podemos obtener resultados probatorios distintos cambiando solamente la
definición de los conceptos que usemos. Por ello es relevante tener criterios para controlar
la corrección de las reglas conceptuales.
Este es el problema del fundamento de este tipo de enlaces, que, como he sugerido, remite
a las condiciones formales y materiales de adecuación de los conceptos. La pregunta es:
¿qué quiere decir que una regla conceptual es correcta?
2. Los filósofos de la ciencia distinguen tres tipos de conceptos: clasificatorios, comparativos
y métricos [Mosterín, 2003, págs. 17 y ss; Moreso, 1995, 364 y ss.;Estany, 1993, págs. 112
y ss]. Los conceptos clasificatorios son aquellos que ubican un objeto o hecho en una clase;
se refieren, por tanto, a un grupo determinado de objetos o hechos que tienen una
propiedad en común. En el lenguaje común son conceptos clasificatorios los sustantivos y
algunos adjetivos (algunos ejemplos de Mosterín: “hombre, mujer, árbol, camión, azul,
puntiagudo, muerto”). En ciencia los conceptos clasificatorios se introducen por grupos,
formando clasificaciones (por ejemplo, los mamíferos se clasifican en monotremas,
marsupiales, insectívoros, primates, etc.).
Los conceptos comparativos son aquellos que permiten comparar en qué grado dos
objetos (o hechos) poseen una misma propiedad en común (por ejemplo, “dureza”,
“antigüedad”, “altura”, etc.). Los conceptos métricos o cuantitativos (como “peso”, “edad”,
“masa”, “tiempo”, etc.) son aquellos que asignan a los objetos o hechos un número o
magnitud (de manera que no sólo se puede decir que un objeto pesa más que otro, sino
cuánto más). En la prueba judicial podemos encontrar conceptos de todos estos tipos; por
ejemplo, “grado de parentesco” es un concepto comparativo (que puede convertirse en
métrico fácilmente, asignando un valor a cada grado) y, sin duda, muchos conceptos
introducidos por peritos especializados son conceptos métricos.
Sin embargo, los conceptos de causalidad, acción, intención, etc., que en cierto sentido
podemos considerar los conceptos básicos de la “lógica de la responsabilidad”, son
conceptos clasificatorios: como he señalado antes, su función es clasificar los hechos
individuales en una u otra clase de hechos. Aquí me ocuparé sólo de las condiciones de
adecuación de los conceptos clasificatorios.
(…) La distinción entre clases naturales y clases convencionales recuerda a la distinción
entre hechos observacionales y hechos teóricos, que ha sido superada ya por los filósofos
de la ciencia (aceptando que todos los hechos tienen ambos componentes [Estany, 1993,
pág.111]. Ulises Moulines nos ha advertido sobre el riesgo de tomar dicotomías de este tipo
(teórico/observacional, objetivo/subjetivo, hecho/valor, etc.) como distinciones tajantes,
separadas por espacios insalvables.
En su lugar, propone verlas como referencias a extremos de una misma línea continua: “La
función heurística -escribe- de las bipolaridades coneptuales es que nos conminan a
construir (o reconstruir) un espectro de gradaciones o niveles reales entre dos tipos ideales
extremos” [Moulines, 1991, pág. 31]. Parece bastante razonable aplicar esta misma
sugerencia a la distinción entre clases convencionalmente construidas y clases naturales:
no todos los conceptos clasificatorios pueden verse como clases naturales, pero eso no
quiere decir que puedan prescindir totalmente de la estructura de la realidad y no tengan
alguna (más o menos remota) conexión con ella.
A medida que nos alejamos del extremo de las clases naturales nos encontramos con
conceptos que dependen cada vez más de nuestra interpretación del mundo, de las
estructuras que construimos para comprenderlo, pero no por ello pueden ignorar la realidad.
A medida que avanzamos hacia los conceptos más dependientes de nuestras
interpretaciones y convenciones, las condiciones de adecuación material establecidas por la
realidad se debilitan. ¿Qué queda en su lugar? ¿Cuáles serían las condiciones materiales
de adecuación de los conceptos “menos naturales”? (…)
La ley de conservación del momento angular explica tanto la diferencia de los periodos
orbitales de los planetas (en función de su distancia al Sol) como la diferencia en velocidad
angular del giro del patinador sobre hielo (según la separación de sus brazos respecto al
tronco). En otros casos falla. Decimos que la posición del Sol en el firmamento explica la de
la sombra en el reloj de sol, y no a la inversa, aunque la definición de Hempel se cumple en
ambos casos. Algunos pretenden aclarar la diferencia por la asimétrica relación causal, pero
la noción de causa es todavía más oscura que la de explicación y suele definirse como
factor explicativo, por lo que caemos en la circularidad. Cientos de artículos y libros
desgranan los muchos defectos del modelo hempeliano, aunque hasta ahora nadie ha
logrado ofrecer un modelo alternativo que haya suscitado parejo consenso.
Los conceptos métricos son una creación de la empresa investigadora,
surgiendo en los estados más avanzados de las ciencias, y que Mosterín atribuye a la
revolución científica del Siglo XVIII.
Rasgos elementales de los conceptos métricos (e términos sencillos)
Los conceptos métricos o cuantitativos, asignan números reales o vectores a objetos y
procesos. Siguiendo a Mosterín, los conceptos métricos como masa o tiempo, asignan
números reales y son denominados magnitudes escalares. Otros como los de fuerza o
velocidad asignan vectores y son conocidos por magnitudes vectoriales. Este filósofo
analítico contigua su análisis poniendo como muestra exclusivamente las magnitudes
escalares, si bien señala que los argumentos que detalla son igualmente aplicables a las
magnitudes vectoriales.
Básicamente, se trataría de asignar un número real a cada uno de los objetos que
constituyen la población analizada. Así, conforme al filósofo del que tómanos prestadas sus
ideas, al concepto métrico de masa se le asigna un número real a cada cuerpo (el peso de
acuerdo a un sistema métrico determinado), al de longitud “un número real para cada dos
señales de una superficie plana de un cuerpo, o a cada dos cuerpos”, mientras que a la
frecuencia, uno para cada onda. Se trata de simples ejemplos entre la innumerable plétora
que existen.
Si profundizamos un poco más, Mosterín nos informa que con frecuencia la cuantificación
de una ciencia se produce introduciendo conceptos métricos, en un ámbito del conocimiento
que ya dispone de conceptos comparativos previos. En otras palabras, se trata de proceder
a cuantificar cada uno (o al menos muchos) de estos últimos. Sin embargo, don Jesús nos
advierte que no se debe confundir metrización con medida. .
Los conceptos métricos permiten formular leyes científicas más simples y precisas, que
haciendo uso de los sistemas clasificatorios. Al mismo tiempo, atesoran la ventaja heurística
de facilitar la búsqueda de tales leyes. Se trata de un puente entre el mundo real y el ideal
de las matemáticas. Este último atesora de un enorme arsenal de procedimientos (cálculo
diferencial, integral, vectorial, tensional, teoría de la probabilidad, programación lineal, etc.,
etc.,) a la hora de buscar soluciones y respuestas a las preguntas que se hacen los
investigadores y los retos de poder responderlas debidamente.

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