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La trama epistemica - Sulle y zerba

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LA TRAMA EPISTÉMICA 
DE LA PSICOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
 
Adriana Sulle & Diego Zerba (comp.) 
 
 
 
 
 
 
 
2019 
 
Cátedra de Psicología del CBC - UBA 
 
CRÉDITOS 
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CRÉDITOS 
 
Edición y tapa 
Julián Antman 
 
 
Cátedra de Psicología 
Ciclo Básico Común 
Agosto de 2019 
 
 
Profesores Adjuntos a cargo 
Adriana Sulle y Diego Zerba 
 
 
Jefes de Trabajos Prácticos 
Diana Babejuda 
Flavia Bolón Varela 
Nancy Re 
 
 
Auxiliares docentes 
Alan Andersen 
Julián Antman 
Diana babejuda 
Victoria Fabre 
Gabriela Fernandez 
Cecilia Garcia 
Silvia Leo 
Karina Licovetzky 
Maria Eugenia Lobo 
Vanesa Narvalaz 
Miguel Petridis 
Xoana Rivera 
Victoria Saftich 
Laura Serra 
Liliana Zampella 
 
 
 
ÍNDICE 
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INDICE GENERAL 
 
CRÉDITOS ............................................................................................................................................................ 2 
INDICE GENERAL ................................................................................................................................................. 3 
I. PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA | VICTORIA FABRE, ADRIANA SULLE, DIEGO ZERBA ............................................ 4 
II. LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA | ADRIANA SULLE, DIEGO ZERBA ............................................................ 13 
III. BUYNG-CHUL HAN: SU PENSAMIENTO EN EL SIGLO XXI. CONSECUENCIAS Y CONTROVERSIAS | DIANA 
BABEJUDA, DIEGO ZERBA ................................................................................................................................. 27 
IV. PSICOLOGÍA CONDUCTISTA: LA PRETENSIÓN POSITIVISTA (PRESENTACIÓN DEL PARADIGMA DE LA 
CONDUCTA) | CECILIA GARCÍA, LILIANA ZAMPELLA ........................................................................................... 35 
V. LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT | ADRIANA SULLE..................................................................................... 50 
VI. LA PSICOLOGÍA GENÉTICA DE JEAN PIAGET | ADRIANA SULLE ................................................................... 58 
VII. EL ENFOQUE HISTÓRICO CULTURAL DE LEV VIGOTSKY | ADRIANA SULLE................................................. 67 
VIII. PSICOLOGÍA COGNITIVA: UN NUEVO COMIENZO? | CLAUDIA RODRÍGUEZ ................................................. 81 
IX. ENTRE LOS CAMINOS DE LA MEDICINA Y LOS FENÓMENOS DE LA PSICOLOGÍA: EL CAMPO DEL 
PSICOANÁLISIS | DIEGO ZERBA ......................................................................................................................... 96 
X. PUNTUACIONES SOBRE LOS CONCEPTOS DE INCONSCIENTE Y SEXUALIDAD EN PSICOANALISIS | ALAN 
ANDERSEN, NANCY RE ..................................................................................................................................... 102 
 
 
 
PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA Fabre, Sulle, Zerba 
 
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I. PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA | VICTORIA FABRE, ADRIANA SULLE, DIEGO ZERBA 
 
El pensamiento tiene una historia en el sentido que las culturas han 
desarrollado y acumulado prácticas, conceptos y categorías 
para pensar el lenguaje, el mundo y el ser 
David Olson 
 
I.1. PRESENTACIÓN 
Etimológicamente Psicología significa tratado o discurso sobre la Psyche. Esta significación nos conduce a una 
pregunta básica: ¿qué es la Psyche? 
 
Durante el transcurso del presente desarrollo, nos ocuparemos de las vicisitudes de la noción de Psyche en el 
devenir de la historia de occidente. Para la tarea propuesta estableceremos tres momentos, aunque 
dedicaremos el mayor espacio a cómo se despliega esta noción en la antigüedad y en la edad media, que la 
dejan en la galera de la modernidad al arbitrio de los distintos discursos que abogarán por fundar su 
cientificidad. 
 
• Grecia arcaica y Grecia clásica: En la primera nos encontramos con la hegemonía del mito, que se inicia 
con el relato de Eros y Psyche, y tiene un importante emergente en las narraciones de La Ilíada y la Odisea que 
posteriormente quedaron inmortalizadas con la versión escrita atribuida a Homero. A esta altura la Psyche es 
considerada como un soplo, una fuerza vital que habita en el cuerpo de todos los humanos, y no como una 
parte de cada uno separada del cuerpo. Por su parte la segunda marca el comienzo de los sistemas filosóficos, 
cuyos dos grandes exponentes son Platón (427–347 a. C.) y Aristóteles (384–322 a. C.). Con ellos la Psyche 
queda ubicada como una parte separada del cuerpo (soma para Platón, hyle (materia) para Aristóteles), dando 
comienzo a una concepción dualista que llega hasta la modernidad. Previamente Anaxágoras (500–428 a.C.) 
había dejado con la noción de nous (mente) una vía alternativa al dualismo. 
• Edad Media: El cristianismo establecido como religión del imperio romano, retorna a las concepciones 
de Psyche de Platón y Aristóteles atravesándolas con la noción de sustancia divina. San Agustín (354-430) se 
remite a la primera y Santo Tomás de Aquino (1225-1274) a la segunda. 
• Modernidad: Rene Descartes (1569-1650) altera la noción de Psyche al convertirla en un órgano del 
hombre con el cual se conoce a sí mismo y a los objetos del exterior. De esa forma ya no tributa a la sustancia 
divina y se ubica en el contexto de la autonomía de la razón, comenzando su mutación en la noción de 
conciencia. No obstante, inicia una nueva versión del dualismo Psyche–cuerpo, que será criticado por John 
Locke (1632-1704), iniciador del empirismo, quien intenta superarlo con su planteo sobre la mente y sus 
elementos: las funciones. Entre la decisión de recuperar la idea de mente y sus recaídas en la conciencia, la 
intención de encontrar en la conducta un objeto de estudio digno de las ciencias naturales, como así también la 
apuesta al movimiento socio histórico superador del individuo aislado, la configuración de los elementos en un 
todo que supera las partes, el desarrollo de la inteligencia como proceso adaptativo entre el individuo y el 
medio, la subversión del sujeto con el concepto de inconsciente, o el nuevo intento de recuperar la mente con 
su identificación a la inteligencia artificial, se abren los caminos de la cientificidad en la psicología. 
 
I.2. LA INVENCIÓN GRIEGA DEL CONCEPTO DE PSYCHE 
¿Cuánto pesa el alma? La película 21 gramos1 trae en su título la referencia a un experimento de poco rigor 
científico, pero relevante frente a una pregunta universal. Trabajando con moribundos, el Dr. Duncan Mac 
Dougal (1897–1969) realizó pesajes y encontró tras diferencias mínimas esa cifra, como un resto que escapa, tal 
vez a la muerte, en el instante mismo de morir. 
Antes que la ciencia, el mito y la Filosofía realizan sus indagaciones sobre el alma. El arte y la literatura traen 
su reflejo. Las experiencias límite del hombre lo enfrentan con su finitud y la responsabilidad sobre la propia 
vida, sobre sus actos, sobre su deseo. Muchas veces estas preguntas impulsan el devenir creador del artista. 
 
 
1 21 gramos es una película dramática, escrita por Guillermo Arriaga y dirigida por Antonio González Iñárritu, estrenada en el año 2003. 
PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA Fabre, Sulle, Zerba 
 
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En griego el verbo ψύχω, psycho, significa “soplar”. El sustantivo ψυχή alude inicialmente al soplo, hálito o 
aliento que exhala el hombre al morir. En tanto permanece en el individuo hasta su muerte, ψυχή también 
significa vida. Cuenta Homero que la Psyche sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa, 
a las que llamaban con el mismo nombre. Los antiguos griegos decían: cuando la Psyche escapa del cadáver 
comienza a llevar una existencia autónoma, sobrevive en el Hades como un doble del difunto. 
O sea que en los inicios del pensamiento occidental, Psyche mora en el mito. En la siguiente versión de tono 
porteño, nos acercaremos a ella con algunas notas de color propias de nuestra ciudad. 
 
Cuentan que un rey de la antigua Hélade tenía tres hijas, siendo
la menor de todas, Psyche, la más hermosa. 
Era tan deslumbrante que, aunque se tratara de una simple mortal, los muchachos se le acercaban a gritarle 
¡diosa! 
Afrodita, siempre proclive a embarrar la cancha (no hay que olvidar su responsabilidad en el inicio de la 
guerra de Troya), no toleró tamaña belleza de una mortal y ordenó a su hijo Eros que la enamorara del más 
horrible y despreciable de los hombres. Aunque ella era una diosa no las tenía todas consigo (como ocurría con 
los dioses helénicos), y fue su hijo quien quedó flechado (con sus propias flechas) por este bombón de princesa 
llamada Psyche. Así es como Eros lleva a su amada a un bulo oculto, para visitarla cada noche y luego 
desaparecer con el alba. 
Mientras tanto en la casa del rey se había armado flor de lío por la ausencia de la chica, y el monarca decide 
consultar al Oráculo de Apolo para averiguar en los designios del dios la suerte que había corrido. Este le dice 
que había formado pareja con un monstruo feroz cuyo gusto era atormentar a los dioses y los mortales (modo 
que por enigmático no es menos preciso para caracterizar al dios del amor). Por su parte las hermanas de 
Psyche, tan envidiosas como Afrodita, echaban leña al fuego diciendo que no presentaba al muchacho con el que 
se había ido a vivir porque era grasa y feo. 
Entretanto la princesa vivía como una reina en un palacio construido en el bosque (con seguridad privada), 
donde la atendían misteriosos servidores que ella no veía, como así tampoco lograba ver a su amante que por la 
noche se presentaba para darle una alegría y desaparecía con la primera luz del día. 
Un día las hermanas envidiosas descubren el bulo y como si nada llegan a visitarla con una docena de factura. 
 
-“Qué divina estás, que linda casa tenés”, le decían de un modo meloso, mientras que cuando Psyche se 
alejaba la descueraban con todo. 
 
Al comenzar la tercera ronda de mate las hermanas no aguantaron más y le preguntaron a la princesa por su 
pareja. Ella les contestó de este modo: 
- “¡Joya! Es divino, tenemos un sexo bárbaro, pero me está prohibido verlo” 
- “No seas boluda y una noche miralo” –le dicen con muy mala leche las hermanas-. Ese chabón debe ser un 
monstruo horrible –agregan- y por eso no te deja verlo.” 
 
Para su infortunio sigue el consejo, y cierta noche se acerca a su amante con una lámpara de aceite para 
descubrir quién es. Recibe la mejor de las sorpresas cuando descubre que es Eros, el más bello de los dioses. Pero 
temblorosa por la emoción deja caer una gota de aceite de la lámpara sobre el dios, interrumpiendo de esa 
manera su plácido sueño. Se despierta re-mal por la traición de la princesa y hace las maletas para partir y nunca 
más volver. Psyche queda sacada (para colmo en su envase de rivotril no había ni una sola píldora), y sale 
corriendo de la habitación hasta llegar a un barranco desde donde se arroja al río que atraviesa las 
profundidades de un lejano valle. 
Con un estilo distante de los manuales de mitología y más cercano al de Alejandro Dolina, hemos relatado 
una versión del mito de Eros y Psyche. Lo hicimos deliberadamente de ese modo, no sólo para conseguir una 
mejor atención del lector, sino también para poner de manifiesto que el mito incluye todas las versiones que 
puedan contarse de él. 
Las versiones de un mito se multiplican, porque al abordar una cuestión no logran saldar la imposibilidad que 
encierran Queda abierta a una escucha sutil, como la que le proponemos en estas líneas. 
En principio aseveramos sin mucha sutileza que la Psyche –más allá de la princesa del relato- es la cuestión 
que nos ocupará a lo largo de este trabajo. Avanzando en su abordaje tomaremos indistintamente Psyche o un 
término español que se lo utiliza como sinónimo y es mucho más conocido por todos: alma. Esta deriva del latín 
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ánima, que a su vez proviene del griego ánema. Al igual que Psyche cuentan como significados más destacados 
los siguientes: soplo, fuerza vital. 
A lo largo de nuestra versión del mito resaltamos los términos “oculto” y “descubrir quién es”, para mostrar 
como la cultura griega anterior a Sócrates estaba dominada por el asombro del desocultamiento. Por entonces 
el ser no era la cópula que une el sujeto gramatical y lo que se predica de él en la oración (recordemos los 
ejemplos con los que tanto nos aburría la profesora de lengua: “la nieve es blanca” o “la noche es oscura”), sino 
que el ser (ousia) y el aparecer eran la misma cosa. Es decir que el ser no tenía presencia como empezará a 
atribuírsele con los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles, y que luego tendrá un giro de tuerca 
fundamental, en ese sentido, durante la Edad Media. Lo veremos en el segundo capítulo de este trabajo. 
Como lo indica el propio término desocultamiento, el prefijo “des” habla de retirar el velo de un 
“ocultamiento” Es decir que aquello que se devela es lo que en el mismo movimiento vuelve a ocultarse. Esta es 
la concepción de verdad como aletheia que existía en la Grecia presocrática. En estos términos la experiencia 
del Ser (ousia) (escrito con mayúscula para señalar su condición originaria) no deja de irrumpir inauguralmente, 
asombrando a los primeros pensadores ante el desocultamiento que en su propio movimiento incluye el 
ocultamiento. Uno de estos pensadores es Heráclito (nacido en Éfeso en el siglo VI a. de J.C.) quien dice al 
respecto: “Si no esperas, no hallarás lo inesperado que está sellado y es impenetrable” (Brun, 1976: 159). 
Avanzando con un poco más de sutileza (demandando al lector una escucha en igual sentido), Heráclito dice 
que el alma es inmortal “porque al salir del cuerpo, retorna a alma del todo con la que es homogénea” (Brun, 
1976, 154). Por esta vertiente él devenir de la Psyche de cada uno al todo, muestra de qué modo se ubicaba la 
singularidad en lo común cuando aún no existían las categorías de subjetividad e intersubjetividad. En ese 
sentido el mote de “el oscuro” que recibió no iba en desmedro de sus aptitudes didácticas, sino que, por el 
contrario, daba cuenta de su profundidad para decir sobre esto en común que transita y constituye la 
comunidad. Heidegger destaca que Heráclito es quien luego de Anaximandro plantea en sus justos términos 
esta cuestión, a saber: “la relación entre el Ser y los existentes en una filosofía en la que el ser es aquello que se 
muestra y se esconde, mientras que los existentes permanecen errantes y en el error porque participan del Ser 
sin poseerlo” (Brun, 1976: 17, 18). 
La Psyche es la condición oscura del Ser (ousia) en tanto se trata de su propia inconmensurabilidad. Esto 
quiere decir que por participar del Ser (ousia) que nos excede y nunca tendremos su medida. Si nos remitimos 
nuevamente al mito, entre Eros que huye y Psyche que se arroja por el barranco existe una falla en el encuentro, 
a partir de lo cual aquello que existe en común entre ellos no tiene medida. Dicho de otra manera, no admite la 
ecuación que vulgarmente se dice: el uno para el otro. Cuando uno (Psyche) quiere verse en el otro (Eros) 
irremediablemente se pierde. 
Así como la Psyche es la condición inconmensurable del Ser (ousia), el logos es su condición discursiva. En los 
términos que expusimos sobre el Ser (ousia), el logos excede al hablante constituyéndose en “el verbo que le 
anima” (Brun, 1976: 30). Sin embargo, el logos no posee una traducción adecuada: “significa a la vez lenguaje, 
razón, discurso, argumento, palabra: pero aparte de que estas acepciones son múltiples, no son capaces de 
reflejar el sentido exacto de la palabra logos que puede vislumbrarse más que precisarse, por lo que hemos 
renunciado a traducirla” (Brun, 1976: 36). Podemos agregar, siguiendo a Heidegger, que más allá de todas las 
vicisitudes sufridas a lo largo de la historia de occidente, el logos nos sigue animando como hablantes de las 
lenguas que derivan del griego, y es por eso que obstinadamente oscuro –como
la alcoba de Psyche- no nos 
facilita una palabra equivalente para su traducción. 
 
Tanto el decir del mito como el de estos primeros pensadores es un decir poético. Un decir que no busca la 
transparencia del objeto, sino alumbrar desde la oscuridad como fondo necesario de toda iluminación. Respecto 
a la palabra en la poesía, dice el poeta Hugo Mujica: “Dicen, no cuentan (...) Dicen, no señalan, no van: estallan” 
(Mujica, 2002: 67). Por nuestra parte, pese a no dedicarnos profesionalmente al encanto de su ejercicio, no 
podemos cometer la torpeza universitaria de referirnos a ella sin aceptar –aunque más no sea parcialmente- sus 
reglas de juego. 
A este contexto histórico del mito lo llamamos Grecia Arcaica (1.200 a 600 aC), y es la época en la que brillan 
los relatos contenidos en La Ilíada y La Odisea cuya autoría se atribuye a Homero. En ellos no se encuentra la 
idea de Psyche como una noción independiente del cuerpo. Describe David Olson (Olson, 1999) que en estas 
narraciones no hay utilización de verbos derivados de una noción de mente como: decidió, pensó, creyó; y en 
cuanto a los personajes carecen de la función adjudicada al yo que permite la experiencia en la que creencias, 
ideas e intenciones se originan en ellos sin provenir de un contexto exterior. Por ejemplo, una decisión en esas 
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obras era el resultado de “oír voces que dictaban lo que se tenía que realizar”, y los estados mentales se 
concebían como estados físicos. En La Odisea se relata como el personaje de Penélope construye un telar 
porque un dios sopla en sus pulmones que debe realizarlo. Olson afirma: “cuando un guerrero es atravesado por 
una lanza, su Psyche es destruida o disuelta o es expectorada o derramada a través de una herida” (Olson, 1999: 
266) 
Los griegos homéricos representaban lenguaje, pensamiento, sentimientos y acciones como productos del 
lenguaje de los dioses y no emanados de la conciencia o del yo. De tal modo vemos como el vocablo Psyche en 
sus inicios expresaba las ideas de vida y de alma sin diferencia alguna, quedando el alma situada como hecho 
físico o acción. 
Dijimos que la etimología del término deriva del verbo “soplar", que en griego designa el hálito expelido por 
las personas al morir. De esta forma la Psyche sale “volando” de la boca del extinto en el momento de su 
muerte. Por esta vertiente posteriormente se va a desprender la idea del alma en tanto incorpórea y etérea, 
como una forma que perdura luego de la expiración. Un buen ejemplo es el que toma García Gual (García Gual, 
2003) del diálogo platónico Fedón, que describe como Sócrates, a punto de morir, se esfuerza en mostrar la 
inmortalidad del alma a sus amigos. En el párrafo 115c su amigo Critón le pregunta: "¿Y cómo te enterraremos?" 
Sócrates le responde "Como queráis, siempre que me atrapéis y no me escape de vosotros”. Con esta frase 
Sócrates expresa que él no es su cuerpo, sino su alma que en el momento de morir escapará inmortal hacia otro 
mundo. Sobre esta concepción posteriormente se desplegará el sentido cristiano de alma, como algo espiritual 
del ser humano al que se le confiere infinitud. 
Platón incluye en la idea de alma a sentimientos, deseos y pensamientos; y la ubica en la interioridad del 
hombre al designarla como su órgano espiritual. En sus textos, el vocablo alma se opone al cuerpo (soma). Para 
este pensador el hombre se define como un compuesto de cuerpo y alma concebidos como conceptos 
opuestos, quedando cada uno de ellos determinado por su contrario. 
 
El cuerpo era la cárcel del alma y debía ser dominado por la razón. Con el “mito de las cavernas” el filósofo 
enfatiza el carácter liberador del “saber” frente al engaño de lo sensible. La tarea racional del hombre era 
ascender de lo sensible a lo inteligible para poder alcanzar la verdad, modificando la esencia de esta última. Así 
incluye la noción de formación (pandeia) opuesta a la de aletheia, que permite plantear la modelación o 
modificación del ser del hombre. La noción de modelación es tributaria a la del modelo que permanece, cuya 
máxima excelencia esta encarnada por la Idea (eidos), y marca un camino diferente al de la categoría de aletheia 
como desocultamiento / ocultamiento. De esa manera el hombre no solo se limita a lo que le viene 
furtivamente a la mano para ocultarse, y puede arriesgarse a avanzar sobre los dominios del ser (ousia) mismo. 
 
En este marco el alma es espiritual e inmortal, y se compone de: lo concupiscible, lo pasional y lo racional. Su 
distribución es la siguiente: la racionalidad predomina en los filósofos, lo pasional en los guardianes, y lo 
concupiscible en los trabajadores amantes de lo material y la riqueza. En tanto que el saber equivale a la 
reminiscencia y supone: 
 
• La inmortalidad del alma y su contacto con las Idea (eidos) –entendida como unidad de lo inteligible- 
antes de la vida. 
• La reencarnación fundada en la concepción del tiempo circular, que establece un retorno perpetuo del 
alma al mismo comienzo 
 
Posteriormente a Platón, Aristóteles viene a plantear una diferencia fundamental respecto a su antecesor. 
Deja de lado el dualismo derivado de la diferenciación entre mundo sensible e inteligible de Platón, y lo 
sustituye por otro en el que se articula materia (hyle) y forma (morphe). Otorga mayor importancia a pensar el 
orden del mundo sensible (phycis) que a la suposición de su sometimiento a una inteligibilidad perfecta (eidos). 
Para este pensador los estudios del alma se encontraban repartidos entre la metafísica, la lógica y la filosofía, y 
tanto la forma como la materia eran igualmente importantes, no pudiendo existir por separadas. En los seres 
vivos el cuerpo era materia (hyle) y el alma era la forma (morphe) del cuerpo. Sus ideas posibilitaron unir el 
conocimiento sensible y el intelectual en función de una razón interior a esa unidad, que no trasciende a un 
orden suprasensible como en el dualismo platónico. 
 
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Previo al comienzo del dualismo con los sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles, Anaxágoras no toma un 
orden dual y explica el ordenamiento de infinitos elementos que se mezclan entre sí a partir de una categoría 
inmaterial que causa sus movimientos. A esta categoría la llama nous, que llegará a nuestros tiempos como la 
noción de mente. Recuperando esta coartada durante el siglo XX, un arco de la Psicología se propone evitar el 
dualismo con la noción de mente. De todos modos el alma había llegado a nuestra época transformada por los 
sistemas filosóficos de Platón y Aristóteles, quedando, de una manera u otra, como entidad separada del 
cuerpo; y a diferencia de la prestidigitación, en el despliegue del pensamiento no resulta sencillo sacar los 
conejos que previamente se colocaron. Sobre todo con el que agrega Descartes en el siglo XVII de nuestra era, 
en consonancia con la subversión de la física aristotélica producida por los físicos mecanicistas 
 
I.3. CAMBIOS DE LA RAZÓN: LA RAZÓN ILUMINADA 
La importancia del cristianismo en la Edad Media se evidencia con el papel hegemónico que toma la teología 
en el mundo intelectual europeo. Ya sea en las escuelas monásticas, en las catedralicias o en las universidades, 
la Teología, entendida como el estudio formal de la religión, imperó como la “reina de las ciencias". En tal 
sentido es importante ubicar el impacto que significa el pasaje de las primeras comunidades cristianas al 
establecimiento del Cristianismo como religión del imperio, y su confluencia con los sistemas filosóficos de 
Platón y Aristóteles, dando lugar al pasaje de la cosmovisión antigua centrada en un cosmos eterno 
(cosmocéntrica), a otra teocéntrica que sitúa a Dios en el vértice de la creación. 
 
A partir del Edicto de Milán (313 d. C.), conocido también como La tolerancia del cristianismo, se establece 
la libertad de religión en el Imperio Romano dando por
concluidas las persecuciones religiosas, especialmente 
con las orientadas contra el Cristianismo. El edicto fue firmado por Constantino I y Licinio, como los respectivos 
monarcas de los imperios romanos de Occidente y Oriente. Con el Concilio de Nicea (325), Constantino 
comienza a convertir el Cristianismo en un instrumento de poder del imperio. Allí promueve la lucha contra la 
herejía de los arrianos que negaba la divinidad de Jesús, sosteniendo el argumento que el Hijo es 
“consustancial” con el Padre (homoousios). De esta manera se incorpora la categoría latina de sustancia 
(substantia) al cristianismo originariamente judío, comenzando la Iglesia a compatibilizar las producciones de los 
filósofos clásicos con el Antiguo y Nuevo Testamento. En este caso substantia es la traducción de ousia que hace 
Marco T. Cicerón (106 a.C.–43 a. C.), confundiéndola con el término griego hypokéimenon usado por Aristóteles 
y que también se traduce al latín como substantia. De esta forma queda alterada la noción de ousia (ser) 
aristotélica, entendida como permanencia de los que es, al mezclársela con la de hipokéinemon que significa lo 
que está debajo, lo subyacente. 
 
De la cultura grecolatina al cristianismo se produce una variación fundamental, cuando se modifica la noción 
de sustancia y queda identificada a Dios (lo único eterno, inmutable, etc.), a partir de lo cual todas las sustancias 
particulares pasan a entenderse como sus actos, o sea sus creaciones. Queda reemplazada la idea sobre la 
eternidad del cosmos, que imperaba tanto en la Grecia Arcaica como en la Grecia Clásica, por la teoría de un 
mundo creado por Dios (creación ex–nihilio). 
 
Mientras que en el mundo griego la vida cotidiana de los hombres está totalmente en manos del Destino, 
con el Cristianismo del imperio -cuyo primer teólogo fundamental es San Agustín- se produce un cambio 
decisivo. En su obra "La ciudad de Dios" (San Agustín, 2007) plantea que el centro del desarrollo histórico está 
en los planes divinos. Por tal vertiente el hombre es el ejecutante de los designios que Dios tiene preparado 
para él, y conducido por su naturaleza obra en función de sus deseos sin saberlo. De todos modos el hombre, 
aunque mero ejecutante, es una parte de los planes divinos que puede elegir y no una marioneta del Destino. En 
este derrotero declina el optimismo de los pensadores griegos puesto en el poder de la razón, constituyéndose 
en equívoca y dudosa, sin poder orientar a la sabiduría si no es iluminada por Dios. Pero ya no se trata de la 
iluminación propia de la aletheia (desocultamiento/ocultamiento), que deviene de la dimensión poética de la 
palabra, sino de aquella derivada de la prescripción del dogma. En este sistema de pensamiento cada persona 
posee su propia alma -producto de la creación divina- pero el hombre no puede confiar en sí mismo y por lo 
tanto en su razón, sino que tiene que escuchar la voz todopoderosa y más verdadera de Dios. Esta es la fuente 
inspiradora, por ejemplo, de la clásica oración para todos los días a Santa Rita de Casia. A título ilustrativo 
extraemos el siguiente fragmento: “Suene ya en mi alma el eco de vuestra voz dulcísima y todopoderosa”. 
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En este sendero la verdad (Dios) se manifiesta en la intimidad del alma, que solo puede ser conocida 
mediante una actividad de exploración interior: la iluminación. Así la razón iluminada por la fe conduce al 
hombre a la verdad, en la búsqueda que cada uno realiza en su interioridad. No obstante, bajo ningún concepto 
debe precipitar al ocio, que a diferencia de ser exaltado -como lo hacían los filósofos griegos- es considerado un 
enemigo del alma por lo que tiene que ser combatido enérgicamente. 
 
El otro gran exponente de la cosmovisión teocéntrica es Santo Tomás, quién concedió un poder mayor a la 
razón que San Agustín aunque bajo la condición de estar en armonía con la Fe. Así como San Agustín apunta a 
una relación con Platón, Santo Tomás se propone una reconciliación con Aristóteles. Estudia teología en Colonia 
y París, luego enseña en Nápoles y París, y posteriormente comienza a trabajar en su famosa Suma Teológica 
(Santo Tomás, 1947)2. En la elaboración de su pensamiento da por sentada la existencia de verdades derivadas 
de la razón y verdades obtenidas por la Fe, que no están en conflicto entre sí. 
Toma la matriz del pensamiento aristotélico, alterada en principio por la identificación de la ousia (ser) con la 
substantia, y que nuevamente es trastocada con posteridad cuando se la identifica con Dios. Dentro de este 
contexto el ser humano es un compuesto sustancial de alma y cuerpo, en el cual el alma se homologa a la forma 
y el cuerpo a la materia. Siguiendo a Aristóteles concibe la existencia de una sola alma en el ser humano, que 
reúne a la función vegetativa con la sensitiva, y regula todas sus funciones determinando así su corporeidad. 
Para este enfoque un estudio de los órganos del conocimiento, o sea de los sentidos exteriores (los cinco 
sentidos usuales) y de los sentidos interiores (sentido común, fantasía, memoria), no guardan ninguna diferencia 
con el estudio de los órganos de la digestión o la respiración. Por eso el alma es un objeto natural de estudio, 
“una forma en la jerarquía de las formas, incluso si su función esencial es el conocimiento de las formas. La 
ciencia del alma es una provincia de la fisiología, en su sentido originario y universal de teoría de la naturaleza” 
(Canguilhem,1958). 
Esta doctrina se inspira en la obra de Aristóteles Del Alma (Aristóteles, 2005), que configura un tratado de 
biología general instituido como uno de los escritos fundamentales de la física antigua. La misma es subvertida 
recién en el siglo XVII con la física mecanicista, que diferencia la realidad del mundo de los contenidos de la 
percepción. Lo que se ve no es lo que es, como también advierte Descartes desde la filosofía cuando propone la 
figura de un genio maligno que puede estar engañándonos respecto a lo que percibimos. 
 
I.4. EL ESPÍRITU MODERNO: RAZÓN Y EXPERIENCIA 
I.4.A. Surgimiento de la subjetividad 
¿Cuando comenzamos a hablar de conciencia o de psiquismo en vez de alma? Según Néstor Braunstein 
(Braunstein, 1975) es difícil determinar en qué momento la noción de alma es tomada de manera laica, fuera de 
la dualidad platónica alma–cuerpo o de la aristotélica forma–materia, posteriormente atravesadas por el 
substancialismo divino de los grandes teólogos de la Iglesia (San Agustín y Santo Tomás). La pregunta de cuándo 
el alma se desliza a la conciencia no puede responderse con precisión, aunque se tiene la impresión que fue un 
traspaso paulatino. El citado autor analiza el Discurso del Método, que prologa una edición de tres ensayos que 
Descartes imprime de modo anónimo en 1637. Subraya que en ese material no aparece la palabra conciencia, 
aunque si nombra yo y pensamiento, en tanto que el alma es mostrada como objeto y agente del conocimiento. 
De esta manera sigilosa empieza a entrar en escena el concepto de conciencia, como la propiedad del hombre 
de conocerse a sí mismo y a las cosas exteriores. En este escrito Descartes pone en duda de forma radical los 
contenidos de la percepción, hasta que puede concluir en lo siguiente: “Pero inmediatamente después caí en la 
cuenta de que, mientras de esta manera intentaba pensar que todo era falso, era absolutamente necesario que 
yo, que lo pensaba, fuese algo; y advirtiendo que esta verdad: pienso, luego existo, era tan firme y segura que las 
más extravagantes suposiciones eran incapaces de conmoverlas, pensé que podía aceptarla sin escrúpulos como 
el primer principio de la filosofía que andaba buscando (…) Luego, examinando con atención lo que yo era, y 
viendo que podía imaginar que no tenía cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en que estuviese, pero que 
no por eso podía imaginar que no existía, sino que, por el contrario, del hecho mismo de tener ocupado
el 
pensamiento en dudar de la verdad de las demás cosas se seguía muy evidente y ciertamente que yo existía; 
mientras que, si hubiese dejado de pensar , aunque el resto de lo que había imaginado hubiese sido verdadero, 
 
2 Una suma es un compendio de conocimiento que intenta reunir el aprendizaje recibido de los siglos anteriores acerca de un tema 
determinado en un todo. 
PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA Fabre, Sulle, Zerba 
 
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no hubiera tenido ninguna razón para creer en mi existencia, conocí por eso que yo era una sustancia cuya 
completa esencia o naturaleza consiste sólo en pensar, y que para existir no tiene necesidad de ningún lugar ni 
depende de una cosa material ; de modo que este yo, es decir el alma, por la que soy lo que soy, es enteramente 
distinta del cuerpo, y hasta más fácil de conocer que él, y aunque él no existiese, ella no dejaría de ser todo lo 
que es” (R. Descartes, 1964: 83, 84). 
Un efecto de esta formulación subversiva es que el cuerpo no es el yo, y queda mal situado. En la versión 
tomista de la física aristotélica, la percepción no engaña y el alma es la forma del cuerpo. Esto quiere decir que 
se piensa con el cuerpo, hasta que Descartes concluye en una obra posterior de 1647: “Pero, en fin, ¿qué soy? 
Una cosa que piensa. ¿Y que es una cosa que piensa? Una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, 
quiere, no quiere, imagina y siente” (R. Descartes, 2004: 22). A partir de ese momento ya no puede sostenerse la 
intuición corporal, la de la cópula “es” que admite sin ninguna reflexión crítica que el ser es la adecuación 
(adaequatio) con el mundo en los términos de forma (morphe) y materia (hyle). 
Por este sesgo el cartesianismo heredero de Descartes sostendrá un nuevo y más radical dualismo: cosa 
pensante (res cogitans) o alma y cosa extensa (res extensa) o cuerpo. 
 
I.4.B. El racionalismo de Descartes 
El alma para Descartes puede ser conocida directamente y más fácilmente que el cuerpo, a diferencia de los 
aristotélicos (incluido Santo Tomás) que afirmaban que el conocimiento del alma no era directo. La fórmula 
“(yo) pienso, luego existo” inicia un punto de inflexión en la diferenciación del alma y el cuerpo, y en la 
separación del sujeto que conoce y el objeto a conocer característicos de la Modernidad. Es el punto de partida 
necesario de la investigación científica y también es el comienzo de la autonomía de la razón. En ese sendero el 
conocimiento debe partir de una evidencia racional y no de los sentidos. Sólo así la razón sostenida por un 
método puede analizar las representaciones y discernir sobre su certeza. Su filosofía considera al cuerpo del 
hombre y del animal como una máquina, aunque pone a salvo el libre albedrío del hombre por tener un alma 
separada del cuerpo y que decide las acciones que este realiza. Por otra parte cree que algunas de las ideas 
acerca del mundo son innatas y que las determina la estructura congénita del alma misma. 
El pensar sobre sí mismo, como método, auspicia la fundación de la introspección que será la futura vía de 
acceso al conocimiento de lo “interior”, que constituirá el problema de la naciente Psicología. Este filósofo 
contribuye decisivamente a la bifurcación de dos conocimientos: el biológico y el psicológico, cuyo curso 
posteriormente se afirma en el proyecto de constituir a la Psicología como ciencia de la conciencia. 
En resumen podemos decir que Descartes resitúa el dualismo, con una versión distinta de la dualidad alma-
cuerpo dentro de un nuevo esquema gnoseológico: el intelectualismo y la visión mecánica del mundo. 
 
I.4.C. El Empirismo de Locke 
Un movimiento filosófico surgido en Inglaterra denominado empirismo o asociacionismo, que tiene como 
principal exponente a Locke, cuestiona la postura de Descartes. En principio recupera la antigua noción de 
mente (nous) como coartada para zafar del dualismo alma–cuerpo, pero no sólo no resuelve la cuestión dualista 
sino que le agrega un nuevo problema: la exigencia de resolverla. Siguiendo esa línea afirma que en el momento 
de nacer la mente está en blanco, y que las sensaciones y experiencias obtenidas por los sentidos la moldean 
conforme a las leyes de asociación. Por eso a Locke y sus seguidores los llaman asociacionistas, en tanto piensan 
que el funcionamiento mental está guiado por un principio asociativo. Esto quiere decir que la mente es pasiva 
mientras piensa, y las leyes de la asociación organizan impresiones y experiencias. De esta forma las ideas 
complejas se forman al combinarse la experiencia con las ideas más simples. Por ejemplo, el concepto pared se 
crearía a partir de ideas más simples: ladrillos, cemento, etc. Desde este punto de vista la mente se podría 
comprender descomponiendo su totalidad en elementos simples y básicos. Así Locke y sus discípulos optan por 
un punto de vista empírico que valora la experiencia antes que la razón, considerando que la segunda es 
inmanente a la primera. Por este curso la filosofía instala el camino para la formación posterior de una 
psicología basada en los efectos de la experiencia. 
 
I.5. PSICOLOGÍA Y CIENCIA 
Los hitos iniciales de este despliegue corresponden a Wilhem Wundt (1832–1920), que presenta el primer 
curso académico de Psicología en 1862 y funda el primer laboratorio de Psicología experimental en 1879. Está 
empeñado en la constitución de la Psicología como ciencia de la naturaleza, y en la defensa del método de la 
PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA Fabre, Sulle, Zerba 
 
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introspección que permita acceder a los elementos de la mente y su funcionamiento. De este empeño, 
acompañando con el nombre la decisión empirista del autor, su aporte pasa a la historia como Psicología 
Asociacionista. Comienza de esta manera un debate que acompaña el desarrollo de la Psicología como 
disciplina, luego del giro radical que produce Descartes en la idea del alma. 
A Wundt se le critica que -no obstante su convicción empirista- la conciencia y la mente se le entremezclan 
convirtiéndose su empresa en “un dualismo mitigado” (P - L. Assoun, 1982: 47). Por eso se le objetan a sus 
investigaciones, que los fenómenos estudiados por medio de la introspección carecen de extensión espacial (res 
extensa). 
Desde el dominio de la fisiología médica, Ivan Pavlov (1849–1936) hace un aporte estratégico para el futuro 
de la Psicología: el reflejo condicionado. De esta manera, el logro de comportamientos por vía de la utilización 
de estímulos orientados a producir respuestas en el organismo humano, le da otro destino a la Psicología. Es el 
que apasionadamente toma el norteamericano John Watson (1878–1958) -a partir de la particular 
interpretación del empirismo que hace el pragmatismo norteamericano- con la intención de crear una psicología 
objetiva y no instrospectiva: el Conductismo. El precio que paga es la fuerte reducción del hombre a un adjetivo 
aplicable a ciertos “organismos” (organismos humanos), contrariamente a cuando el furor cartesiano lo suponía 
determinado por el alma, como el órgano que le permitía conocerse a sí mismo y a los objetos exteriores. 
Es el ruso Lev Vigotsky (1896–1934), quien animado por la pasión política (bien distinta a la de Watson) 
introduce las categorías del materialismo dialéctico a la Psicología. Como primer acercamiento a su obra -
recuperada de la persecución stalinista varias décadas después- apreciamos que abre un camino diferente al de 
aislar una conducta en un organismo, y se aboca al estudio de los fenómenos psicológicos en movimiento 
dentro de un contexto socio histórico, en el que se subraya la interacción del individuo con otros. Así establece 
la Psicología Socio Histórica. 
Por el camino de la subjetividad que abre el cartesianismo con la subversión de la idea de alma, distintas 
discusiones se abren en abanico para alimentar a la Psicología. Un discípulo de Wundt, Max Wertheimer (1880–
1943), cuestiona el elementalismo con la
incorporación de la idea de estructura en la Psicología a través del 
principio “el todo es mayor que la suma de las partes”. Así inicia una nueva escuela –Psicología Gestáltica- que 
no se ocupa de la reducción a los elementos de la percepción (como plantea Wundt), sino de la forma (gestalt) 
que los determina conforme al principio señalado. 
Jean Piaget (1896-1980) también toma la noción de estructura pero para pensar el desarrollo de la 
inteligencia. En esta línea concibe la construcción del conocimiento como un proceso activo de intercambios 
entre el individuo y el medio. De esa manera establece la Psicología Genética como un proceso adaptativo en el 
que las estructuras adecuan y son adecuadas por las acciones del individuo sobre el medio, en el curso de una 
marcha hacia el equilibrio que tiene su máximo exponente en las operaciones lógico formales. 
Por su parte Sigmund Freud (1856–1939), que desandando los caminos de la medicina llega a los fenómenos 
de la psicología, en su explicación de los síntomas neuróticos (particularmente la conversión histérica) arriba al 
cuerpo mal situado por el cartesianismo. Este cuerpo no habita la res extensa, y en él un sujeto halla una 
satisfacción paradójica sin saberlo. Así introduce en oposición al concepto de conciencia el de inconciente, 
dentro de un nuevo campo que denomina Psicoanálisis. 
A posteriori de la Segunda Guerra Mundial, inspirada en el desarrollo tecnológico que empieza por entonces 
dentro del área de información y comunicación, nace la Psicología Cognitiva. Sus pioneros y epígonos, entre los 
que se destacan el matemático Norbert Wienner (1894–1964) y el lingüista Noam Chomsky (1928), no 
pertenecen mayoritariamente al ámbito de la Psicología. No obstante, su declaración de ruptura con el 
Conductismo, a esta escuela se la puede agrupar igualmente dentro del pragmatismo norteamericano. Pero a 
diferencia de homologar su campo con la fisiología médica, como el Conductismo, lo hace con la informática. De 
esa manera creen haber arribado finalmente a la mente, sustituyendo conocimiento por información, y 
relegando de tal modo la consistencia que da el sentido en beneficio de la configuración de datos. 
 
I.6. CONCLUSIONES 
Desde Grecia hasta la Edad Media, se consideró de distintas formas al alma como la clave que impulsaba la 
actividad humana. Luego del siglo XVII, el alma deja la concepción aristotélica y de la mano cartesiana se 
transmuta en el concepto de conciencia. Por un camino distinto que busca resolver el problema del dualismo 
alma - cuerpo, retorna la idea de mente con el estudio de sus facultades que se propone el empirismo inglés. 
Atravesadas por estas tensiones, la Psicología comienza el camino de la cientificidad tironeada por distintos 
PSYCHE Y LA PSICOLOGÍA Fabre, Sulle, Zerba 
 
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discursos, y sujeta a la gravitación de otros campos tan heterogéneos entre sí como lo son, entre otros, la 
medicina y la informática. 
No obstante, Psyche sigue siendo los 21 gramos de oscuridad que alimentan a la Psicología, con su largo 
pasado y su corta historia como campo epistémico. 
 
I.7. BIBLIOGRAFÍA 
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Zerba, D. (2007). Aldea Panóptica. Ideas–Situaciones–Prácticas. Buenos Aires: JVE 
 
. 
LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA Sulle, Zerba 
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II. LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA | ADRIANA SULLE, DIEGO ZERBA 
 
II.1. UN LARGO PASADO PERO UNA CORTA HISTORIA… 
 
La psicología si bien tiene un largo pasado, tiene una historia 
relativamente corta, ya que se remonta su aparición al S XIX 3. Esta 
cita al psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus (1850 - 1909) habla 
de un pasado a cuenta de la filosofía, desde sus tiempos 
fundacionales en los que la división psyche–soma estuvo en el 
destino de la metafísica en occidente. 
 A la psyche se la conoce en latín como ánima y en español 
se la denomina alma. La etimología deriva del verbo soplar, que en 
griego significaba el hálito que las personas expelían al morir. 
La idea de alma separada del cuerpo no estubo presente en los 
poemas homéricos4, compuestos en la Grecia Arcaica (1200 a 600 
aC.), en los relatos de La Ilíada y La Odisea, no se encuentra la 
psyche como una noción independiente del cuerpo, las ideas de 
vida y alma no se diferenciaban. 
Describe Olson (1999) que en estas narraciones no hay 
utilización de verbos derivados de una noción de mente: como 
decidió, pensó, creyó; y en cuanto a los personajes carecían de la 
función adjudicada al yo que permite que la experiencia en las creencias, ideas e intenciones se originen en 
ellos, sin provenir de un contexto exterior. Tomar una decisión en esas obras era el resultado de oír voces que 
dictaban lo que se tenía que realizar y los estados mentales se concebían como estados físicos. En este periodo 
la psique se consideraba como un soplo, una fuerza vital que habitaba el cuerpo de todos los hombres y que en 
el momento de la muerte salía volando del cuerpo. Luego la idea de psique comienza a estar indicada en los 
fragmentos atribuidos a Heráclito5, como en aquel que hace referencia a la condición inmortal del alma6, porque 
al salir del cuerpo, retorna a alma del todo con la que es homogénea. Por esta vertiente se va
a desprender la 
idea del alma en tanto incorpórea y etérea, como una forma que perdura luego de la expiración. 
II.1.A. Grecia Clásica 
Con Platón (427-347aC) empezó en firme el discurso de la 
metafísica. Incluyó en la idea de alma a sentimientos, deseos y 
pensamientos. En sus textos la idea de alma se opone al cuerpo 
(soma). Concibió el hombre como un compuesto de alma y cuerpo, 
el cuerpo era la cárcel del alma, el alma era espiritual e inmortal y 
debía ser dominada por la razón. 
La tarea de la razón era ascender de lo sensible, por ser 
engañoso, a lo inteligible que era lo verdadero. Con el Mito de las 
cavernas argumentó sobre el peligro de guiarse por los sentidos y 
no por la razón, que era realmente la fuente confiable de 
conocimiento. Platón es quien introduce la dualidad entre mundo 
inteligible y mundo sensible y el Racionalismo como la forma de 
conocimiento que conduce a la verdad. 
 
3 Véase Coon, Dennis. Introducción a la psicología. Acceso a la mente y la conducta. Buenos Aires: Cengage Learning 
4 Véase Sulle, Adriana – Zerba, Diego (2009). Psyche: del mito a la ciencia. En Psyche. Mito y discursos históricos. Buenos 
Aires: Proyecto. 
5 Heraclito de Efeso, (575, 470 ac) filósofo griego, quedo muy poco de su obra la que solo se conoce por testimonios 
posteriores. 
6 Véase Brun, Jean (1976). Heráclito. Madrid: EDAF. 
Representación de Filósofos clásicos 
Psi es la vigésimo tercera letra del alfabeto griego. El 
sentido original fue mariposa, posteriormente 
transmuto a otros sentidos: soplo-brisa-aliento, 
finalmente llego al significado de alma. 
LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA Sulle, Zerba 
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Posteriormente Aristóteles (348-322 aC) dejó de lado el dualismo de Platón entre mundo sensible e 
inteligible y lo sustituyó articulando materia (hyle) y forma (morphe) Tanto la forma como la materia tenían 
igual importancia, por lo que no podían separarse. Para este filósofo los estudios del alma se repartían entre la 
física, la lógica y la filosofía. Sus ideas posibilitaron unir el conocimiento sensible y el intelectual en función de 
una razón interior a esa unidad. 
 Por esta línea se va a producir la gran revolución de alejarse de un pensamiento signado por el Destino 
en la Grecia arcaica, pergeñando concepciones desde la razón, partiendo de una capacidad de discernimiento en 
la relación con el exterior, inaugurada por los pensadores de la Grecia clásica. 
II.1.B. El Teocentrismo de la Edad media 
Los filósofos griegos serán fuentes de inspiración en la teología 
cristiana, durante la larga Edad media, con la característica y 
urgencia de explicar al hombre y el alma bajo el dogma de la fe7. 
Por tal vertiente el hombre era el ejecutante de los designios que 
Dios tenía preparado para él. De todos modos, el hombre, aunque 
mero ejecutante, era una parte de los planes divinos que podía 
elegir y no una marioneta del Destino. En este derrotero declina el 
optimismo de los pensadores griegos puesto en el poder de la 
Razón, sin poder orientar a la sabiduría si no era iluminada por Dios. 
En este largo periodo teocentrista, se retorna a las concepciones de 
psyche de Platón y Aristóteles pero atravesándolas con la noción de 
sustancia divina. 
San Agustín (354-430) cercano al pensamiento de Platón 
planteó que cada persona poseía su propia alma producto de la 
creación divina, pero advirtió que no se podía confiar en la razón porque esta era equivoca, sino estaba 
iluminada por la verdad de Dios. En cambio, Santo Tomás de Aquino (1225-1274) en consonancia con las ideas 
de Aristóteles, aceptó que podrían convivir verdades derivadas de la razón y verdades obtenidas a través de la 
Fe, sin conflicto entre sí. 
Pero a pesar de la claudicación de la razón al quedar colocada bajo la tutela de Dios, comienza la idea de un 
hombre que puede elegir, aunque más no sea dentro de los planes divinos. De tal modo el alma empieza a 
especificarse como humana, a diferencia de los pensadores antiguos. 
 
II.1.C. El espirito Moderno: Razón y experiencia 
¿Cuándo comenzamos a hablar de conciencia o de psiquismo en 
vez de alma? Según Néstor Braunstein es difícil determinar en qué 
momento la noción de alma fue tomada de manera laica, fuera de la 
dualidad platónica alma – cuerpo o de la aristotélica forma – materia o 
atravesada por el substancialismo divino de los grandes teólogos de la 
Iglesia: San Agustín y Santo Tomás (Braunstein, 1975) 
 La pregunta de cuando el alma se desliza hacia la idea de 
conciencia no puede responderse con precisión, aunque se tiene la 
impresión que fue un traspaso paulatino. El citado autor analiza el 
Discurso del Método, de René Descartes y subraya que en ese material no 
aparece la palabra conciencia, aunque si nombra yo y pensamiento, en 
tanto que el alma era mostrada como objeto y agente del conocimiento. 
El alma para Descartes podía ser accesible directamente y más fácilmente 
que el cuerpo, a diferencia de los aristotélicos, incluido Santo Tomás, que 
afirmaban que el conocimiento del alma no era directo. De esta manera 
 
7 Véase Sulle, Adriana–Zerba, Diego (2009). Ob. Cit. 
Representación medieval. La fe fuente de 
conocimiento 
René Descartes (1596 - 1650) 
LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA Sulle, Zerba 
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sigilosa empieza a entrar en escena el concepto de conciencia, como la propiedad del hombre de conocerse a sí 
mismo y a las cosas exteriores. 
La fórmula “(yo) pienso, luego existo” inició un punto de inflexión en la diferenciación del alma y el 
cuerpo y también en la separación del sujeto que conoce y el objeto a conocer característico de la Modernidad. 
Es el punto de partida necesario de la investigación científica y también es el comienzo de la autonomía de la 
razón. En ese sendero el conocimiento parte de una evidencia racional y no de los sentidos. Sólo así la razón 
sostenida por un método puede analizar las representaciones y discernir sobre su certeza. La filosofía de 
Descartes, consideró al cuerpo del hombre y del animal como una máquina, aunque puso a salvo el libre 
albedrío del hombre por tener un alma separada del cuerpo, que decide las acciones que este realiza. Por otra 
parte, afirmó que algunas de las ideas acerca del mundo son innatas y que las determina la estructura congénita 
del alma misma. 
El pensar sobre sí mismo, como método, auspicia la fundación de la introspección que posibilitará la vía 
de acceso al conocimiento de lo “interior”. Este filósofo contribuyó decisivamente a la bifurcación posterior de 
dos conocimientos: el biológico y el psicológico, cuyo curso posteriormente se afirmó en el proyecto de 
constitución de la Psicología en el SXIX, como una disciplina que abordará el estudio de la conciencia. 
En resumen, podemos decir que Descartes resitúa el dualismo, con una versión distinta de la dualidad 
alma-cuerpo dentro de un nuevo esquema gnoseológico: el intelectualismo y la visión mecánica del mundo. 
 
Por otra parte, un movimiento filosófico surgido en 
Inglaterra denominado empirismo o asociacionismo, que tuvo como 
principal exponente a John Locke (1632 - 1704) cuestionó la postura 
de Descartes. En principio recuperó la antigua noción de mente 
(nous) como coartada para zafar del dualismo alma – cuerpo, pero 
no sólo no resolvió la cuestión dualista, sino que le agregó un nuevo 
problema: la exigencia de resolverlo. Siguiendo esa línea afirmó que 
en el momento de nacer la mente estaba en blanco, y que las 
sensaciones y experiencias obtenidas por los sentidos la moldean 
conforme a las leyes de la Asociación. Por eso a Locke y sus 
seguidores los llaman también asociacionistas, en tanto pensaron 
que el funcionamiento mental estaba guiado por un principio 
asociativo. Para el empirismo la mente es pasiva mientras piensa y 
mediante las leyes de la asociación se organizan las impresiones y 
experiencias.
De esta forma las ideas complejas se forman al 
combinarse la experiencia con las ideas más simples. Por ejemplo, 
el concepto pared se crearía a partir de ideas más simples: ladrillos, cemento, etc. Desde este punto de vista la 
mente se podría comprender descomponiendo su totalidad en elementos simples y básicos. Así Locke y sus 
discípulos optaron por un punto de vista empírico que valoró la experiencia antes que la razón, considerando 
que la segunda es inmanente a la primera. 
Por este curso la Filosofía instala el camino para la formación 
posterior de una Psicología basada en los efectos de la experiencia y la 
asociación y una derivación de este pensamiento en la Psicología fue el 
Conductismo surgido en EEUU en 1912. 
 
Más adelante, el filósofo alemán Immanuel Kant atribuyó al 
Racionalismo y al Empirismo solo una parte de la verdad, al sostener la 
existencia de dos tipos de juicios. Unos que denominó a priori, que 
provienen de la razón, su verdad depende del análisis de lo que está 
contenido en el sujeto y tienen como característica ser verdaderos, 
universales e independientes de la experiencia sensible. Por otra parte, 
distinguió los juicios a posteriori, que dependen de la experiencia y 
tienen su base en las sensaciones. Estos últimos son los que brindan la 
nueva información, pero esta información es de una cosa o un hecho 
particular, solo la experiencia del sujeto es la que permite afirmarlo 
como verdadero o falso. 
Filósofos y descubrimientos de la Modernidad 
Immanuel Kant (1724-1804) 
LA EPISTEME DE LA PSICOLOGÍA Sulle, Zerba 
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Con esta diferenciación de juicios a priori y a posteriori, propuso una nueva vía. No habría un conocimiento 
sin datos sensoriales, ni tampoco sin una razón que organice los datos obtenidos por la experiencia. De esta 
forma el sujeto recibe los datos empíricos, pero estos carecen de orden y dirección ya que son producto de las 
sensaciones que son particulares y contingentes. La organización de los datos sensibles es provista por el sujeto, 
quien recibe estos datos dispersos y confusos y los ubica en un aquí y un ahora, en el espacio y el tiempo8 . Un 
ejemplo: la matemática sería un conocimiento a priori porque es una construcción mental y abstracta que no 
necesita de la experiencia. Pero en el caso de la afirmación “la camisa es rosa”, la verdad se conoce a partir de la 
experiencia por lo tanto es a posteriori. Kant planteó que el mundo que conocemos es construido por la mente 
humana, las cosas en sí mismas existen, pero se perciben del modo que es capaz de percibir la mente. 
Sobre la base de los postulados de Kant va a surgir muy posteriormente el Interaccionismo y 
Constructivismo. Un ejemplo de esta síntesis entre empirismo y racionalismo la encontramos en la 
epistemología genética de Jean Piaget, quien va a explicar que el desarrollo psicológico es un proceso 
constructivo e interactivo entre un sujeto que conoce y un objeto a conocer. 
A continuación, un gráfico que ilustra las tres formas de relación entre el Sujeto y el Objeto de conocimiento 
según las posturas filosóficas vistas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
II.1.D. El pensamiento dialéctico 
Para los filósofos griegos la dialéctica era un método de conversación o argumentación. La dialéctica 
fue anticipada por Heráclito (535aC a 470aC)) quien afirmó que 
todo estaba en flujo permanente. 
Como método de pensamiento en el que la razón 
procede dialécticamente, fue instaurado por el filósofo alemán 
Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Consiste en una teoría de los 
contrapuestos, tanto en las cosas como en los conceptos, que 
incluye la superación de dichos contrapuestos. 
Pero también la dialéctica supone una ley general de 
desarrollo de la naturaleza, sociedad y pensamiento, que tiene 
como características: 
1) El universo es integral y los elementos que lo componen 
son mutuamente interdependientes. 
2) La naturaleza está en un estado de cambio constante. 
3) El desarrollo implica un proceso en el que los cambios 
cuantitativos insignificantes e imperceptibles llevan a los 
cambios cualitativos, estos ocurren rápida y abruptamente, a 
través del paso de un estado a otro. 
 
8 Para Kant, el espacio y el tiempo son las formas de la sensibilidad o intuiciones puras, que otorgan a las cosas que conocemos su 
estructura. El espacio como forma del sentido externo permite la representación de los objetos como existentes en el espacio; y el 
tiempo es la forma del sentido interno que hace posible percibir los estados internos en una secuencia temporal. 
 
RACIONALISMO S O 
Platón, Descartes 
 
EMPIRISMO S O 
Aristóteles, Locke, Hume 
 
INTERACCIONISMO S O 
Kant 
 
 
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) 
 
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4) Todas las cosas contienen en sí mismas contradicciones internas, las cuales son la causa principal del 
movimiento, el cambio y el desarrollo del mundo. 
La dialéctica, a partir de diferenciar tres momentos: Tesis, antítesis y síntesis, se puede definir como un 
proceso evolutivo que se repite a sí mismo y en el que cada síntesis se transforma en la tesis de un nuevo 
movimiento dialéctico. En el siguiente párrafo encontramos un ejemplo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La incorporación del pensamiento dialéctico en el marco de los sistemas psicológicos contemporáneos, se 
encarnará en el Enfoque Histórico Cultural de Lev Vigotsky y también en la Psicología Genética de Piaget. 
 
 
“La tesis es la fase afirmativa, por ejemplo, una semilla; la antítesis es la negación de la tesis, cuando 
la semilla se pudre y deja de ser ella misma para transformarse en planta; por último, la síntesis es la 
negación de la negación, es decir, afirmación pero que contiene la tensión de la tesis y de la antítesis, en 
el ejemplo sería una nueva semilla que nace de la planta. Como vemos en el ejemplo, cada momento 
dialéctico comprende al anterior y es fruto de su devenir. Hegel considerará que este proceso se repite 
en todo lo real, en el pensamiento, en la historia del hombre, en el desarrollo de los seres, etc. y analizó 
todo lo real desde esta perspectiva progresiva”. 
 En:www.lasangredelleonverde.com/la-dialectica-hegeliana 
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II.2. EL CONTEXTO DE CONSTITUCIÓN DE LA PSICOLOGÍA 
 
Antiguamente, los griegos diferenciaron dos tipos de conocimiento. El saber cotidiano que no puede dar 
cuenta de sí mismo ni puede fundamentarse, que fue llamado opinión -doxa- pero se reservó el nombre de 
conocimiento -episteme- para el saber riguroso, aquel capaz de justificarse. 
En el contexto de la Psicología, la preparación de un campo de conocimiento que se alejó de la especulación 
filosófica, ocurrió recién en el siglo XIX en que comenzaron las preocupaciones por conocer científicamente la 
conciencia y el psiquismo de una manera no especulativa. La Psicología como disciplina ha sido el producto de 
un turbulento proceso histórico en el que la filosofía ha ocupado un importante lugar. 
Si nos detenemos a analizar el contexto del origen de la Psicología, observamos que el conocimiento 
reconocido como “científico” en el SXIX, era el de las ciencias naturales, este tipo de conocimiento valorado en 
la época direccionó e impactó en la Psicología en su fundación y también en las producciones siguientes, como 
veremos a continuación. 
El filósofo Immanuel Kant (1724 - 1804) planteó que la Psicología no podía definirse como ciencia y esta 
afirmación consolidó epistemológicamente el dualismo cartesiano, que había diferenciado el alma o sentido 
interno del cuerpo. En la línea de reflexión filosófica racionalista, el alma mutando hacia la conciencia fue 
configurando el espacio del psiquismo, pero según Kant, por su carácter de in extensión el alma-conciencia tenía 
la imposibilidad
de ser abordada en forma matemática, por esta razón no podía constituirse un juicio verdadero 
sobre esta base. Como consecuencia el estudio del alma-conciencia no debía ser considerado científico y debía 
situarse dentro del campo de la indagación filosófica. La admisión de las premisas de Kant sobre la 
imposibilidad de abordar el estudio del alma por su in- extensión, universalizó el modelo de conocimiento de la 
física mecánica y generó consecuencias en la constitución de la Psicología en su presunción de ciencia del 
psiquismo en el marco del paradigma Positivista. 
El término Positivismo fue acuñado por Augusto Comte (1798-1857) se originó en el rechazo a la metafísica y 
a la especulación filosófica, defendiendo la aplicación de los métodos de las ciencias naturales como los únicos 
válidos para el conocimiento científico. Esta postura diferencio un conocimiento científico de aquel otro que no 
era científico por no cumplir con los requisitos de las ciencias consideradas validas y confiables. Para el 
positivismo el conocimiento científico debía tener como funciones principales la observación de los hechos, la 
descripción y la formulación de leyes que expresaran los fenómenos. 
El estudio del espacio de lo psíquico y de la conciencia tenía como problema que no podía observarse ni 
medirse, como consecuencia no se podían formular leyes generales, entonces no era sostenible como objeto de 
estudio para los criterios considerados científicos hacia finales del SXIX. 
Por tal motivo la Psicología se constituyó como disciplina en alineación con el discurso de las ciencias 
naturales, aceptado por el paradigma positivista, adoptando un enfoque empírico y experimental. Los científicos 
que participaron en su construcción, tuvieron como propósito reencontrar en el hombre la prolongación de las 
leyes de la naturaleza, con el objetivo de producir un conocimiento científico de la conciencia, sobre bases 
cuantitativas y la posibilidad de verificación experimental, en afinidad con el modo de pensar imperante en la 
época. 
Hemos desarrollado ya que la Psicología sostiene raíces profundas en la filosofía. Los historiógrafos de la 
disciplina la ubican constituyéndose sobre la bifurcación de los grandes sistemas de pensamiento filosófico: el 
racionalismo, con base en el dualismo cartesiano, y el empirismo sostenido en la experiencia y la asociación, 
caminos que direccionaron gran parte de la producción posterior en el SXX. 
Orientémonos por esta pista, para entender las cuestiones filosóficas y epistemológicas que han influido 
tanto en la delimitación y constitución de la Psicología con intenciones de disciplina científica. 
La epistemología es una disciplina cuyo cometido es adoptar una postura de vigilancia crítica y de 
observación a todo el campo de producción de la ciencia. Klimovsky (1994) se refiere a la epistemología como el 
estudio de las condiciones de producción y las de validación del conocimiento que se considera científico. La 
tarea del epistemólogo sería examinar, de la forma más objetiva posible, cada teoría o conocimiento y 
preguntarse sobre la credibilidad de lo que afirman los académicos y científicos. 
La Psicología como vamos viendo, quedó signada desde su fundación por un fuerte debate acerca de cuál 
sería su base filosófica, su definición y su ubicación epistemológica, debate que ha atravesado todas las 
producciones del SXIX y SXX y que persiste en la actualidad, como veremos en el último apartado de este texto. 
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La historia de la Psicología del siglo XX, según Foucault 
(1957), ha sido una historia paradojal, porque se ha 
cimentado sobre las contradicciones entre la pretendida 
exactitud de las ciencias de la naturaleza y al mismo 
tiempo, el reconocimiento de la existencia del psiquismo 
como algo distintivo del hombre. Para resolver esta 
tensión fue necesario en el SXIX, la invención de una 
compleja aparatología experimental y utilizar una rigurosa 
metodológica que hiciera posible acceder al conocimiento 
de lo psicológico. Estas huellas delinearon el camino que, 
en 1879, de la mano de Wilhelm Wundt condujeron a la 
fundación del primer laboratorio de Psicología en la 
Universidad de Leipzig (Alemania). 
Desde entonces se inicia el interés por explicar, 
describir y definir la forma en que se podía expresar el 
psiquismo y de la mano de este interés se fue 
constituyendo lentamente el campo de la psicología como 
un espacio de saberes. 
 
 
II.2.A. La fundación de la Psicología: Wilhelm Wundt 
Desde un enfoque sutil, Hugo Klappenbach9 plantea que Wundt, reconocido por los historiadores de la 
disciplina como el artífice de la psicología científica, planteó una variante fenoménica: la psicología sería una 
ciencia dedicada a la investigación de los fenómenos de la experiencia y a diferencia de las ciencias naturales, 
los abordaría de manera in mediata y relegando al sujeto de conocimiento. No es casual que Wundt, reconocido 
pionero haya tenido una doble formación: por un lado, en filosofía y por la otra en fisiología, convergencia tal 
vez necesaria para que, en el contexto positivista de la época, se animara a bucear experimentalmente la 
conciencia, o más específicamente el proceso psicológico “percepción”, como objeto de conocimiento de la 
psicología científica. 
Wilhem Wundt (1832–1920) nació cerca de Mannheim, en el principado alemán de Badén. No tuvo una 
actividad académica brillante en su niñez y adolescencia. Eso le deparó que no consiguiera una beca para cursar 
estudios universitarios, y pudo ingresar en la Universidad de Turinga -como pre - estudiante de medicina- por la 
gestión que hizo una amiga de su madre. Después de un año pasó a la Universidad de Heidelberg y allí se graduó 
en 1885. Quizás por aquella incompatibilidad entre vino nuevo y odres viejos, a pesar de sus antecedentes como 
estudiante a este hombre se lo considera el fundador de la Psicología Moderna. Lo hace imprimiéndole el 
carácter de ciencia experimental, a partir de su formación como investigador que empieza junto a un referente 
suyo: Hermann Von Helmholtz (1821–1894). Este lo nombra su asistente al asumir como director en el nuevo 
instituto de fisiología de la universidad, pero Wundt se desilusiona prontamente porque lo toma más como un 
auxiliar en el área de enseñanza que para colaborar dentro de la parte experimental. No obstante su anhelo 
inicial propone un nuevo curso de Antropología, lo que hoy llamaríamos Psicología Social, que lleva a cabo 
durante 1859 enseñando la relación de los individuos con la sociedad. De manera casi contemporánea escribe 
su primer libro, Beiträge zur Theorie der Sinneswalhrnnehmung (Contribuciones hacia una teoría de la 
sensopercepción) (1862), en donde analiza las funciones sensoriales y desarrolla una teoría de la percepción, 
perfilando un desdoblamiento entre una corriente positiva (Psicología Individual) y una corriente cultural 
(Psicología Social). Este es uno de los temas en el que se aprecia un contrapunto con Sigmund Freud (1856–
1939), quien casi sesenta años más tarde va a plantear la ausencia de diferencia sustancial entre Psicología 
individual y Psicología social (Freud, 1979)10. 
Con la decepción señalada renuncia en 1864 a su puesto en el instituto, y al modo de quien se va sin que lo 
echen vuelve sin que lo llamen en 1871, en donde permanece antes de aceptar una convocatoria para la cátedra 
 
9 Véase Klappenbach, Hugo (2003). Homenaje a Alberto Vilanova (1942 - 2003).Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, 49, 4 - 6. 
10 No establece jurisdicciones diferentes para una y otra, con métodos distintos, sino que parte de la condición de alteridad tomada de la 
evidencia que “en la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como 
enemigo” (Freud, 1979: 67) (ver Subjetividad y Contexto en esta misma
edición) 
Wundt con discípulos en Leipzig 
http://enciclopedia.us.es/index.php/Antropolog%C3%ADa
http://enciclopedia.us.es/index.php/Psicolog%C3%ADa_social
http://enciclopedia.us.es/index.php/1859
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de Filosofía Inductiva en Zurich. Allí trabaja un año hasta ser designado en la cátedra de Filosofía de la 
Universidad de Leipzig. En ese sitio libra con coraje una batalla para independizar a la Psicología de la Filosofía, 
en el marco del método experimental. Un coraje que merece ser valorado habida cuenta que toma la bandera 
de ese método propio de la tradición empirista, en un medio como el alemán que se ha caracterizado por 
desarrollar el racionalismo. Su periplo para levantar el primer laboratorio de Psicología Experimental empieza en 
un cuarto del edificio Konvikt, en donde almacena su equipo de demostración y los aparatos experimentales. 
Nace formalmente en 1879, pero no fue citado en el catálogo de la universidad hasta 1883. 
 
Adelantamos que a partir de Wundt, la Psicología surge como ciencia desdoblada en: una corriente positiva 
(Psicología Individual) que se ocupa de las actividades inferiores o elementales, como la sensación, percepción, 
emociones y voliciones; y otra cultural (Psicología Social) que se encargaría de las actividades mentales 
superiores, como la experiencia religiosa, el lenguaje, y los 
mitos. 
Agregamos que para la primera planteó un método 
experimental: la introspección, no sin antes hacer una crítica 
a las Ciencias Naturales, diciendo que estas últimas sólo se 
ocupaban de la experiencia externa. 
Entonces dando un salto más allá distinguió el objeto de 
la experiencia del sujeto experimentador. Por esta senda se 
abrió la siguiente distribución de jurisdicciones: las Ciencias 
Naturales se ocuparían de los objetos de la experiencia que 
están fuera del sujeto, y la Psicología se encargaría de 
investigar las relaciones entre la experiencia y el sujeto. 
Aclaremos que, dentro del contexto de la época, 
Wundt como investigador intentaba estudiar de manera 
objetiva la conciencia, dando batalla a la postura de Kant, 
respecto que la Psicología no podía ser una ciencia, porque 
no podía cumplir con los presupuestos de las Ciencias 
naturales. 
Wundt denominó a la Psicología como la ciencia de la experiencia inmediata. Esta Psicología, más conocida 
como Clásica o Fundacional, estudió los procesos y las conexiones psíquicas presentes en cualquier fenómeno 
de la experiencia inmediata a través de la percepción. Wundt va a distinguir una experiencia mediata que es la 
experiencia utilizada como medio para conocer objetos o algo que es distinto de la experiencia misma, y la 
inmediata, que se refiere a la experiencia misma como contenido subjetivo y es el objeto de la psicología. 
Utilizó como método la introspección. El vocablo introspección proviene del latín “introspicere”, que 
significa “inspeccionar dentro”. Para Wundt la introspección era "tener la experiencia" y "tener" era 
equivalente a "observar" en su vocabulario. 
La Introspección como método, consiste en la observación interior que un sujeto hace de sus procesos 
mentales, emociones, motivaciones, etc. (Bruno, 1997) Con la Introspección, se buscaba una conciencia atenta 
y focalizada por parte de los sujetos, para obtener reportes orales de sus experiencias, dentro de un encuadre 
experimental con un alto nivel de objetividad (Mora, 2007) 
Wundt diferenció dos tipos de Introspección: Autoobservación por un lado e Introspección Experimental por 
el otro. Respecto de esta distinción, se ha presentado una controversia en la Psicología al traducirse su obra al 
inglés, debido a que se usó el término “Introspección” indiscriminadamente, sin diferenciarlos tal como Wundt 
lo había hecho (Danziger, 1980) 
Veamos cual es la diferencia que Wundt estableció entre ambos tipos de Introspección. 
1) Autoobservación “Innere Wahrnehmung”, con este concepto aludía a la Introspección filosófica, que no 
cumplía con los requisitos para ser científica según los estándares de la época. Es decir, no se controlaba los 
estímulos que provocaban una experiencia mental, ni los tiempos entre el recuerdo y su reporte (Mora, 2007) 
2) Introspección experimental. “Experimentelle Selbstbeobachtung” Esta era el tipo de Introspección 
experimental, en la que se podían controlar las distintas variables experimentales. Recordemos que el objetivo 
de Wundt era estudiar de manera científica los procesos mentales, con independencia del sujeto y el objeto de 
la introspección. 
Experimento de Introspección. 
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La introspección como método, consistía en exponer a los sujetos a situaciones estándar, que pudieran 
repetirse y en las que se les solicitaba una respuesta sencilla y cuantificable. Para lo cual era necesario poder 
manipular las condiciones de la percepción interna, de modo que se pareciera lo más posible a las condiciones 
de la percepción externa (Danziger, 1980). 
Cada experimento incluía a entre 5 y 10 sujetos, todos ellos entrenados en los objetivos del experimento 
y en la teoría, casi siempre eran los propios alumnos de Wundt La cuantificación posterior consistía en reportar 
frecuencias, gráficos de relaciones etc. 
Este método que Wundt eligió para sus experiencias, debía ser rigurosamente controlado durante el 
experimento, según las siguientes condiciones. 
 Control del observador introspectivo. Se controlaba en qué momento se podía dar inicio a la 
introspección, para que todas las condiciones fueran favorables. Por ejemplo, no se realizaba si el 
observador introspectivo tenía algún malestar o si se sentía cansado, etc., o si el mobiliario no era el 
apropiado, una silla alta e incómoda o una mesa baja, etc. (Adams, 2005) 
 Repetición de la experiencia. Wundt consideraba que la experiencia debía ser repetida durante el 
experimento, para garantizar la confiabilidad. Para lo cual, utilizaba estímulos externos idénticos que 
repetía varias veces para producir experiencias perceptivas similares (op.cit., 1980) 
 Reducción del intervalo de tiempo, entre la percepción original y su reporte. Ese control se efectuaba para 
evitar que transcurriese tiempo entre la percepción original y el reporte que realizaba el sujeto. Si 
transcurría tiempo por el fenómeno del fluir de la conciencia, dejaba de ser equiparable lo percibido del 
estímulo, con el reporte del sujeto y se transformaría en retrospección, esto significaba la influencia de la 
memoria - pensamiento en la percepción. Y recordemos que el objetivo del experimento consistía en 
capturar la percepción inmediata. El control riguroso del tiempo evitaba que por el fluir de la conciencia 
influyan en la experiencia, otros procesos psicológicos que obstaculizarían el control experimental de la 
misma. 
 Medición de los tiempos de reacción del sujeto ante estímulos. Por ejemplo: se presentaban estímulos 
que debían compararse (brillo, color, tamaño) y los sujetos debían responder en forma rápida, apretando 
un botón ante el cambio más leve percibido. 
 
Wundt no descuidó estudiar los sentimientos ni las emociones, propuso que los sentimientos podían 
definirse según tres dimensiones: placenteros vs., displacenteros; activación alta vs. baja y atención relajada vs., 
concentrada. Un 10% de los experimentos realizados en Leipzig por el equipo de Wundt, se relacionaron con los 
sentimientos. Por ejemplo: se usaban metrónomos y se les pedía a los sujetos que reportaran cuáles patrones 
rítmicos les resultaban más placenteros o menos placenteros. Esto se complementaba con mediciones del pulso, 
la respiración y la tensión muscular que se medía en forma paralela, lo que les brindaba una posibilidad de 
medir la cualidad del sentimiento (Mora, 2007) 
Wundt evito aplicar el método de la Introspección para estudiar otros procesos psicológicos que no sean 
la percepción. Los demás procesos mentales como

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