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PUBLICACIONES DE LA REVISTA DE PEDAGOGÍA D ir e c t o r : LORENZO LUZURIAGA B I B L I O T E C A P E D A G Ó G I C A 4 A lfred A dler LA PSICOLOGÍA INDIVIDUAL Y LA ESCUELA (2» cd.): $ 3.50 S p e n s y H adow LA EDUCACIÓN Y LA ADOLESCENCIA: $ 3.— W. A. Lay MANUAL DE PEDAGOGÍA: (2* ed.): $ 4.50 G u illerm o D il t h e y HISTORIA DE LA PEDAGOGÍA (2? cd.): $ 4.50 A ugust M esser FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN: $ 4.— A. Y J. ScHMJEDER DIDÁCTICA GENERAL: * 4.— O t t o L ip m a n n PSICOLOGÍA PARA MAESTROS: $ 3.— OSKAR PFISTER EL PSICOANÁLISIS Y LA EDUCACIÓN: $ 4.— W. L. E ik e n b e r r y y R. A. W aldron BIOLOGÍA PEDAGÓGICA: $ 4.— G U I L L E R M O D I L T H E Y H I S T O R I A DE LA P E D A G O G Í A (SEGUNDA EDICION) E D I T O R I A L L O S A D A , S. A. B U E N O S A I R E S Traducción del alemán por Lorenzo Luzuriaga Adquiridos los derechos exclusivos para todos los países de habla castellana Queda hecho el depósito que previene la ley nú ni. 11.723 Copyright by Editorial Losada, S. A. Buenos Aires, 1942 P R I N T E D I N A R G E N T I N A A c a b a d o de i m p r i m i r el d í a 28 de a b r i l de 1 9 4 4 Imprenta López Perú 6 6 6 B u e n o s Ai r e s NOTA PRELIMINAR En el presente volumen se publica la obra pedagógica más extensa de Guillermo Dilthey, su “Historia de la Pedagogía". Paralela a sus “ Fundamentos para un sistema de pedagogía", aparecida en estas publicaciones, aquélla es fruto de sus cursos en la Universidad de Berlín, dados de 1884 a 1894. Sin embargo, no ha sido publicada hasta 1934, en que apareció en el tomo IX de sus “ Obras completas". De aquí lo poco conocidas que han sido am bas obras hasta ahora y la escasa repercusión que han tenido en la pedagogía contemporánea. Los que han seguido, más n menos fielmente, la concepción diltheyana, como Spranger, \'oht y Litt lo han hecho inspirándose en sus ideas filo- sóficas más que en las pedagógicas, las que sólo se han tnnocido hasta el presente por fragmentos o trabajos BCi andados. Para Dilthey la historia de la pedagogía ha tenido un interés extraordinario como lo revela la carta escrita al * ante de York, en el verano de 1884, cuando preparaba su ti abajo: “ lie empleado estos tres meses del curso prefe- i miéntente en la historia de la educación en Europa. Rara- i..... me ha excitado íntimamente tanto un estudio histó• mu 1/ me ha abierto perspectivas sobre la historia universal m aeneml. es decir, sobre las condiciones causales (psicoló- ¡finís) del uleal de vida, ideal de educación, poesía, forma- tíiin cultural, ciencia \ C U I L L E R M O D 1 L T II E Y La "Historia de la Pedagogía" ahora publicada no llega más que hasta el siglo X V II, terminando con la gran figura de Comenio. No obstante su carácter inacabado, es la historia de la pedagogía más completa, más sugestiva (/ más rica en ideas que se ha escrito hasta hoy. Sólo en la concepción histórico-pedagógica de Otto Witlmann podrá encontrarse su complemento * ) . La gran importancia de la obra presente podrá com prenderse fácilmente por el genio de Dilthey como creador de la concepción histórico-espiritual, con la que pone en reía- ción a la historia de la pedagogía. De este modo pierde ésta su carácter escolástico y se eleva al plano de la historia general de la cultura, adquiriendo jerarquía científica. En su Historia, Dilthey advierte que los factores que determinan el desarrollo de la educación europea son: el ideal de educación, que depende del ideal de vida de cada pueblo y de cada generación, y los medios o técnica educa tiva, que se hallan en relación con el conocimiento cientí fico. Del primer factor surge la educación nacional, que crece y muere con la vida de cada pueblo; del segundo, la ciencia de la educación o ciencia de la pedagogía, que tiene sus fundamentos en el siglo X V II . "De esta doble rela ción de la educación con la cultura nacional, de una parte, y con el progreso de las ciencias, de otra, se sigue el género peculiar de proceso del sistema de enseñanza europeo y la misión que éste tiene para una época determinada, para la nuestra '. Así dice en su Introducción que es una sín tesis magnífica de la historia de la educación y de su concepción histórico-pedagógica. Divide Dilthey su Historia en dos grandes partes: una que comprende la educación y la pedagogía de los pueblos clásicos; otra, que abarca la de los pueblos moder nos. La primera trata de la educación griega, romana y cristiana primitiva; la segunda, de la Edad Media, el Hu- ] ) Véase en su Didaktik ais Bildungslehre, la parte dedicada a “ Los tipos históricos de la educación", Berlín 1882-1889. 8 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A manismo, la Reforma y el siglo XVII. \En la historia de los pueblos distingue, a su vez, una época heroica, guerrera, y otra cultural y burguesa. En aquélla predomina la edu cación física y la formación espiritual libre del caballero, en ésta la reflexión y la cultura científica, literaria y artística. De un interés extraordinario es el análisis que hace Dilt hey del concepto de la “ paiedeia" o formación cultural griega y de la " humanitas" romana, así como del ideal caballeresco de la Edad Media y del humanista del Rena cimiento. Son también ejemplares sus caracteriz.aciones de las grandes figuras de la pedagogía: Sócrates, Platón. Séneca, Quintiliano, Vives, Melanchton, etc. La presente traducción, primera publicada en cualquier otro idioma, se ha hecho en vista de la edición de Otto Friedrich Bollnow, en el tomo IX de los "Gesammelte Schriften" de Dilthey, aparecido en 1934 (Leipzig, l'eub- ner). Se ha respetado, como era natural, el estilo de D ilt hey aun en aquellos pasajes que no aparecen literariamente acabados. L. L. 9 P R O L O G O I El objeto de estas lecciones es la historia y sistema de la pedagogía. Expreso con esto el conjunto de aquellos cono cimientos que la Universidad ha de ofrecer a ustedes como imprescindibles. Estas lecciones han sido para mí en cierta consideración, desde hace muchos años, las más preferidas de mis cursos. Como profesor del Colegio yo mismo he reunido experiencias en el campo de la educación, y esto es imprescindible para el trato riguroso y fructífero de los problemas pedagógicos. He podido seguir el proceso edu cativo de innumerables personas que se han dedicado a este campo. He investigado, con particular preferencia, en la ciencia fundamental de la psicología precisamente las formas superiores de la vida anímica que aquí se pre sentan. Así llego no desprovisto de armas a esta misión. Pero esta misión misma es una de las más altas de la filosofía; pues desde un punto de vista general, la flora ción y fin de toda verdadera filosofía es la pedagogía en su más amplio sentido, como teoría de la formación del hombre. Así dice Kant: “ Tras la educación está el gran secreto de la perfcccionabilidad de la naturaleza humana. Es encantador imaginarse que la naturaleza humana se des molíala cada vez mejor por la educación y que ello se puede producir en una forma adecuada a la humanidad. I to nos descubre la perspectiva de una especie humana 11 C V I L L K R M O D I L T H E Y fuim.i más feliz” , listas palabras de Kant expresan, sin exageración, las esperanzas ideales de que estaba lleno todo el siglo XVIII. Ellas tienen aún valor boy. lista profesión del educador exige dos cosas: primero, preparación (Ausbilclung) pedagógica de toda la persona; después, conocimiento científico de la materia que quiere enseñar el futuro educador. Toda la organización de sus estudios está destinada a la última misión. Pero la primera ha de presentar a ustedes también sus exigencias aun cuando sean modestas. Su preparación pedagógica personal tiene que ser fundamentada igualmente en la universidad. Se reconoce en general que esta última ha sido relativamente imperfecta en la última generación de los profesores secun darios. Con esto se producen grandesperjuicios tanto para la actuación como para la dicha personal de aquéllos. Arrancados súbitamente de los estudios científicos espe ciales se encuentran frente a una multitud de muchachos indómitos, cuyas almas deben dominar, cuya atención deben dirigir y cuyo proceso intelectual han de gobernar. ¿Qué ocurre por lo general? El profesor principiante recurre a los pobres recuerdos de la época en que él mismo se sentaba en las bancas de la escuela. Imita a los mejores de sus maestros de entonces. Pero esto sólo puede hacerlo externa mente. Estos recuerdos no bastan para las tareas a que lleva la vida de un modo súbito y nuevo. Así surge en él fácilmente la aversión hacia su magnífica profesión. Desea ría reanudar los hilos de la universidad y seguir trabajando científicamente. Se siente especialista, no educador. En el conflicto entre las exigencias de su gran profesión y esos esfuerzos perseguidos durante algún tiempo, pierde la satis facción en la tarea de la educación y con ella su capacidad de rendimiento. Mira con envidia al maestro primario a quien su corta preparación le da, sin embargo, un método seguro, fundado en el conocimiento de las experiencias didácticas logradas hasta hoy y en el trato de la vida anímica. Ustedes tienen que presentarse exigencias relativamente menores para prepararse también pedagógicamente a la 12 profesión de educador. El fundamento de toda prepara ción pedagógica se halla en la psicología y en la lógica. Después tienen ustedes que poseer un conocimiento de las experiencias que se han recogido en el curso de la histo ria de la instrucción, conocimiento de las teorías fundadas sobre esto, conocimiento de los postulados de la pedago gía que pueden ser establecidos. Así, pues, su preparación pedagógica se divide en el conocimiento de la historia de la enseñanza y de la teoría pedagógica, especialmente en la época moderna, y en el conocimiento de las ideas siste máticas dominantes en la actualidad. Ambas cosas pre tenden ofrecer estas lecciones. H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A II Lo que la pedagogía puede ofrecer a ustedes en su estado actual de formación, lo que estas lecciones quieren hacer por ustedes, aparece muy limitado y pobre en compara ción con las promesas que podrían recibir ustedes en otras partes; pero estas promesas se basan en una representación exagerada de la situación de la pedagogía como ciencia. Los pueblos clásicos no han poseído un sistema científico separado. Sus maestros superiores, sofistas y retóricos, han visto, conforme a los deseos del público, el fin de la educación de las clases directivas en la formación del hom bre político eficaz, del bonus orator. Los pueblos moder nos vivieron su primer estadio bajo la mano directora de la Iglesia. Su modo de vida personal, así como la direc- < ion de la sociedad, estaban sostenidos por los principios del sistema teológico-metafísico, cuyas fórmulas las expresaron San Alberto, Santo Tomás y el Dante. Así era también para ellos la misión evidente de la enseñanza para las clases «I i i ectoras espirituales instalar en el alma del alumno esta i une xión de pensamientos mediante el trivium y el qua- dnvium. Esta enseñanza estaba segura de sí misma. La niá'i poderosa y unitaria que ha visto nunca Europa: 13 g u i i e i< m o D 1 L T II E Y cili .Msiicos y maestros eran las mismas personas, dota da*; ron enorme poder, las escuelas unidas con la catedral y la parroquia, una formación imperturbada en los tran quilos monasterios. I )espués, los pueblos modernos alcanzaron la indepen dencia. Así, tuvo que deshacerse esta unidad. Los histo riadores católicos se asientan aún lamentándose sobre las ruinas de aquélla. Es quizá una ley natural de la vida de los pueblos el que con el desarrollo hacia la libertad se hace imposible la dirección desde un punto central espi ritual. El Renacimiento y la Reforma, las masas crecien tes de estudios, las lenguas y las cosas produjeron ahora la preocupación sobre cómo un método simple podría faci litar el dominio de varias cosas. Surgió la didáctica. Se buscaba la marcha natural del desarrollo intelectual. Se tra tó de construir en el siglo XV III una ciencia pedagógica con validez general. Surgió junto a la teología natural, al derecho natural. Pretende en nuestros días resolver los problemas de la educación por principios con validez general para todos los tiempos y pueblos. Con singular osadía aspiran actualmente Bain y Herbert Spencer a una transformación radical, por principios, de la enseñanza de todos los países. El curso de estas lecciones demostrará que no existe tal ciencia pedagógica con validez general. Estos sistemas pedagógicos son ciencia atrasada. Pertenecen a los docu mentos archivados de la ciencia, lo mismo que el derecho natural y la teología natural. En oposición a esto demos traré: Sólo hay un número limitado de postulados que tienen validez general. Surgen al describir en toda su ple nitud los procesos de la vida anímica en que se realiza la educación. Así nacen reglas para la dirección de la aten ción, del cultivo multilateral de las intuiciones, del des arrollo y relleno de la memoria. Pero todo sistema efi caz histórico de la pedagogía contiene algo más: es el enlace de estas formas entre sí y con contenidos desde un principio que en todo momento está condicionado históri- 14 lamente. El de Melanchton, como el de Comenio, el de I ockc como el de Rousseau o de Herbart, están condicio nados históricamente y tienen una validez histórica. Lo que exigimos hoy de nuestra instrucción pública no lo podemos derivar de los ingleses o de una pobre psicología; sólo puede obtenerse de nuestro ethos nacional. La edu cación cultural (Bildung) que ha hecho grande a nuestra nación, sólo con circunspección puede transformarse. Es tan fácil como frívolo jugar con proyectos de una educa ción general, moderna, utilitaria. Aquí no se tienen en cuenta las ideas científicas de la escuela histórica, que han cambiado a todas las ciencias del espíritu. III Así, estas lecciones desarrollarán ante todo la conciencia de la historicidad de todo ideal de educación. Recorreremos rápidamente la historia de la educación y de sus teorías hasta el siglo XV I, y desde aquí las explicaré más por extenso. Sin el conocimiento de la pedagogía clásica y medieval es superficial la moderna. Después desarrollaremos los postulados elementales de la pedagogía. Finalmente derivaremos de la naturaleza de nuestro pueblo y de nues tro tiempo el ideal concreto y pleno del actual educador y de la actual instrucción pública en Alemania. Comienzo con la parte histórica. II / $ T 0 Ii I A D E L A P E D A G O G Í A 75 mmmmmmammKmm INTRODUCCIÓN < / NCUALIDADES SOBRE LA HISTORIA DE LA PEDAGOGIA I )os factores básicos actúan, en parte oponiéndose y en I».ule Apoyándose, sobre el desarrollo y la regresión tem- I -i.d de la enseñanza de los pueblos europeos. De aquí .ine en este terreno no se perciba un progreso continuo como < ii el desarrollo de las ciencias. La base de la educación . la ciencia que progresa. En tanto que ésta se halla some- ud.i a un conjunto de hechos, tiene lugar una modificación < ii la educación. Si este factor actuara únicamente, la his- inm de la enseñanza europea presentaría un desarrollo pi-'gicsivo en todos sus miembros, únicamente interrum pido por la Edad Media. Pues las ciencias sólo han sufrido n Europa, en el curso de la transmisión de una nación ,» olí a, una larga interrupción cuando por el movimiento dt los pueblos germánicos se interrumpió violentamente el d» .arrollo de la ciencia positiva de Alejandría; transcurrió iam un milenio hasta que se formaron los pueblos euro- i » . modernos; hasta que se afirmaron en las ciudades, II a . mi época heroica, la burguesía y la riqueza, y así la I mi di a de pueblos europeos modernos llegó a hacerse ma llín a para la recepción de los productos de la investigación d i a i idi ¡na: entonces tuvo lugar la última transmisión de l i ciencias a una nueva generación de pueblos, y desde »nI.i época el progreso de las ciencias no ha sufrido ya nin guna interrupción. lista circunstancia se halla fundada en la naturaleza de las ciencias mismas. La energía de la voluntad, el poder del espíritu es intrasmisible y acaba con la persona. Por el contrario, siempre que se han afirmado hechos o se han sometido a una ley general, esta adquisición es trasmisible a la próxima generación y constituye la base del trabajo ulterior. Por esto ocurre que en el curso de la historia sólo hay un elemento de progreso continuo e incesante, el avance de las ciencias. Sobre los grandes descubridores y las naciones mismas siguen éstas su marcha incontenible, y son, por tanto, las únicas portadoras de un continuo progreso en la historia humana. Los sistemas de ense ñanza se desarrollan con el progreso de las ciencias. Si se apoyaran únicamente en éstas, crecerían incesantemente con ellas. Pero se basan también en el segundo factor, que está sometido a enormes variaciones, y participan en ellas. La misión de la educación es el desarrollo del individuo por un sistema intencional de medios hasta el estado en que aquél pueda alcanzar autónomamente su destino. Por tanto, y conforme a toda experiencia sobre el destino humano, el último fin de toda educación es el desarrollo de la afectividad (Gemüí) , de la voluntad y de un mundo de ideas en el individuo. Quiero designar lo que la educación persigue, con la expresión “ ideal de formación". Éste se halla en relación con el ideal de la sociedad. El ideal de formación depende del ideal de vida de aquella generación que educa. Al mismo tiempo está condicionado por el estado de esta generación el sistema de medios por los cuales la educación se realiza 1) . Según esto, la educación depende de un segundo factor, el estado cultural de una generación determinada, de un determinado pueblo. Pero la cultura de los pueblos no l ) Este sistema de medios no se cierne en el aire, sino que según la estructura del sistema cultural, o es un producto esencial de la con currencia libre, o está apoyado por el sistema administrativo de la (. (J I L L E n M O D 1 L T H E Y 18 ii i s r o n t a 1) E L A P E D A G O G Í A muiMia un progreso continuo. No revela un progreso que »• restablezca cíe las vacilaciones. Por el contrario, los pueblos están sometidos a la ley de los individuos: alcan zar la madurez en el crecimiento y perecer. Es un tiempo relativamente corto aquel en el que una nación desarrolla libiemente las fuerzas supremas dispuestas en sus condicio nes vitales, y en el que vive una existencia ascendente en grandes ideales de vida. La estructura cultural de la nación se halla, pues, en el lenguaje maduro que comprende un sistema de representaciones finamente desarrollado; en gru pos de conceptos científicos; en las costumbres y en la constitución; en los fines prácticos e ideales de vida, que están condicionados por ellos, y, finalmente, en un mundo de ideas en que están elaborados todos estos elementos y que se representa en la religión, el arte y la filosofía. La entrada plena del individuo con todas las fuerzas de su espíritu en este mundo, de suerte que en la medida de sus fuerzas ocupe el lugar adecuado para su satisfacción y para la utilidad de la totalidad en esta cultura y sus tareas, tal es la misión suprema de la educación. De estos hechos se desprende que la educación y los sistemas de instrucción tienen que crecer con los pueblos, alcanzar la madurez y perecer. Pues, como los educandos mismos están condicionados por el espíritu de la totalidad, ninguna teoría educativa del mundo podrá impedir la caída del sistema de educación de un pueblo en decaden cia. La mayor teoría de educación de la antigüedad, la de Platón, fué completamente incapaz de detener la caída del sistema de enseñanza y del espíritu nacional en Grecia. Lo mismo ocurrió con las teorías de educación de Cicerón y de Séneca. Pues los grandes individuos pueden producir Iglesia, de las comunidades municipales, políticas o del Estado. Así. pues, la historia de la pedagogía ha de tratar: 1. la historia de la situación de la enseñanza en el sistema adminis trativo; 2. ía historia de la organización de las escuelas: 3. la historia del contenido y métodos de la instrucción bajo las influencias directivas de las ideas y teorías pedagógicas. 19 G U I L L E R M O D 1 L T H E Y extraordinarios esfuerzos cuando disponen de la firme estructura de una vida nacional ascendente; pero cuando la organización de un pueblo está desarticulada, aquéllos son totalmente efímeros. La educación, pues, y la ins trucción pública se hunden irremediablemente con la caída de la nación *). Resumamos los resultados: los medios de la educación, que residen en el conocimiento científico, crecen continua mente con el crecimiento de las ciencias. Por el contrario, el fin de la educación y el conjunto de los medios que residen en la disciplina y costumbres de la nación y en el mundo de las ideas de ésta y en sus ideales de vida, se hallan some tidos al movimiento circular que toda nación revela. ¿Cuál tendrá que ser, pues, el curso de la historia de la educación europea? Las ciencias positivas progresan, es decir, someten cons tantemente nuevos grupos de hechos a leyes o ideas gene rales. Tales leyes expresan qué modificación de un conjunto de causas provoca un determinado efecto. Si me hallo en condiciones de modificar las causas, es decir, si las tengo en mi poder, puedo producir, sobre la base de mi conoci miento de la ley, un efecto intencionado. El conocimiento de la ley llega a ser entonces prácticamente fructífero. Ahora bien, toda actividad humana quiere provocar modi ficaciones, y esto puede considerarse como la tarca de toda la vida activa. De aquí se sigue que el progreso de las i) i ) May que preguntarse si la mayor organización de los pueblos modernos tiene una duración vital ilimitada. Optimismo y pesimismo históricos. Esta circunstancia contiene otro aspecto psicológico, que ha desarrollado primeramente Beneke. La altura intelectual no está siempre unida a la moral. Durante algún tiempo predominó una teo ría opuesta, aun en Schlosser. La razón de ello es ésta: el intelecto se forma sobre la base del representar. Éste es desde el principio com pleto. Los impulsos por el contrario son un sistema de procesos com pletos e incompletos. En su desarrollo histórico se acentúa también lo incompleto. . . 20 ciencias, que somete a leyes nuevos grupos de hechos, faci lita, respecto a estos hechos, al que está preparado científica mente un género totalmente nuevo de actividad. La prepa- iación científica y el pensar inteligente facilitan a aquél, para sí y la totalidad, los efectos que antes no podía alcanzar. I 1 progreso de las ciencias somete, pues, constantemente nuevos campos de la actividad humana a una técnica fun dada en la ciencia. Lo que ayer era aún cosa de mera tras misión empírica es hoy un trabajo que se realiza sobre la base de la preparación científica. Por consiguiente, del progreso de las ciencias se desprende para ramas nuevas de la actividad humana la posibilidad y la utilidad de una educación particular científica. La historia de la instrucción pública en Europa mos trará, pues, una relación básica: La educación se extiende en círculos cada vez más amplios, de suerte que acaba de comprender en su dominio a todos los individuos. Y su sistema se estructura en establecimientos docentes constan temente nuevos, que trasmiten la técnica para las diversas ramas de la actividad humana. En las Repúblicas clásicas se educó sólo a la clase polí tica dominante, y la educación se dirigió exclusivamente a los fines de la dirección del Estado y de los tribunales de justicia. En la época imperial comienza, en relación con la modificación de las circunstancias políticas, una enseñanza elemental, que comprende a todas las clases. Ésta es después acogida en las escuelas municipales de fines de la I dad Media y en las escuelas públicas de la Reforma. Un paso ulterior en la organización de la actual instrucción pública es la fundación de los Gimnasios, o Institutos hu manistas, en la época de la Reforma. Junto a los Gim nasios surgen las Escuelas medias y las Escuelas realistas. Imito a las Universidades, los Politécnicos y Escuelas In dustriales; y así se formó lentamente el sistema actual de la instrucción pública, que posee para cada grupo de activi dades una serie determinada de establecimientos docentes y tiasmite en ellos la técnica científica de esta actividad. Se — - - - • - • - • - ■ — * » H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A 21 G U I L L E R M O D l L T H E Y realiza, pues, ampliamente, en la historia de la instruc ción pública una extensión a todos los miembros de la sociedad europea, y, en su contenido, una especialización de los establecimientos educativos, al principio homogé neos, en un sistema complicado de ellos. Y nuestro tiempo se esfuerza precisamente en llevar al extremo esta especia lización y en establecer una conexión racional. Éste es el progreso visible en la historia de la instrucción pública europea, que ha surgido del proceso de las ciencias positivas. Y entre estos grupos de hechos se encuentran algunos de la mayor importancia para la educación, pero que sólo se han formado en el transcurso del desarrollo europeo. Son los hechos del mundo histórico: en primer lugar las len guas, después las grandes obras de arte, las constitucio nes y la ordenación jurídica de los Estados y finalmente los grandes hechos religiosos. Los griegos no poseyeron como medio de educación nada más que su propio lenguaje y su historia en formación; después, sólo algunos raros espíri tus se apoderaron con sus viajes y con un largo estudio, del lenguaje, de la literatura y la historia de Egipto. Platón cali fica en este respecto a los griegos, en oposición a los pue blos orientales que poseían un largo pasado, como niños. Ésta es una de las principales razones por las que todas las transformaciones de Grecia fueron tan súbitas y de curso tan rápido: únicamente una instrucción pública fundada en un largo pasado da a la educación continuidad, y a la nación, un espíritu conservador. Por otra parte, esto pro porcionó a la cultura griega su originalidad y frescura maravillosas. Los romanos, cuando fundaron su educa ción en una visión científica, pasada su época heroica, bus caron su fundamento en la lengua y la literatura grie gas. En oposición a la educación griega original, surgió la educación erudita. Se puede decir que ya entonces se des arrolló la idea básica de la educación de nuestros Colegios: por el estudio del lenguaje y la literatura de un pueblo ante rior que sobresalió en el pasado como un tipo superior, acre centar la propia formación cultural nacional. 22 i La formación cultura! de la Edad Media es aún en grado superior una educación erudita, puesto que enton ces se usa también como medio formativo el lenguaje y el pasado romanos. Y a esto se añade ahora el hecho del cristianismo y de la literatura cristiana como un segundo grupo de elementos de formación. En tanto que los pue blos de la actual Europa, entonces formándose, se halla ban en su primer desarrollo, fué tan poderoso este pasado que sólo quedaron abiertos dos caminos educativos hasta el siglo XV . La clase dominante económica y política mente de la nobleza feudal, exceptuando los hombres de Estado y príncipes directores, estaba asignada a la gue rra, a la agricultura y a la vida de castillo, y sus necesi dades no exigían la formación erudita; su originalidad se resistía a ella. Por el contrario, la clase eclesiástica direc tiva quedó con su formación y educación en una depen dencia espiritual muerta respecto a los grandes autores de la antigüedad y de la literatura cristiana. Son trasmi siones de un tipo superior más desarrollado, con otro espíritu nacional. Entre ambas clases se hallaban aquellos gran des espíritus directivos del mundo político, como Federi co II; se hallaron después los primeros funcionarios de las monarquías en formación. Éstos se proporcionaron al principio en la nueva Europa, de la tradición erudita de los griegos y romanos, una formación cultural entera mente independiente. La Escuela de derecho de Bolonia, la Escuela de medicina de Salcrno fueron las sostenedo ras de esta nueva formación cultural europea. El canci ller del Imperio Germánico, los funcionarios directivos de Francia, de Sicilia, los jefes de las Repúblicas italianas son los primeros hombres modernos, es decir, son los que primero se sirvieron de todo el material del pasado europeo para adquirir con él una formación general y política. En inmediata dependencia de la corte italiana de Federico II se halla entonces el Dante, con quien esta nueva formación cultural llega a ser un poder en la literatura. Y después surge el Renacimiento. Nuevamente se extien- H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A 23 > D 1 L T H E Y de la formación cultural europea en la forma desarrollada. El tipo superior de la vida greco-romana se hace ahora el medio general de educación para las Escuelas superiores de toda Europa. Los Gimnasios o Institutos humanistas que ahora surgen no son otra cosa que una forma conti nua organizada por el Estado para la formación erudita ya existente en todos los países europeos directivos. El últi mo paso en esta formación erudita fue que nacieran como el hecho más reciente del mundo histórico los idiomas mo dernos recién formados, la historia de los Estados y tas literaturas. Un último elemento del progreso continuo obtuvo la educación del progreso de las ciencias; ésta es la reflexión científica sobre la educación misma o sea la ciencia de la pedagogía. Conforme a una ley general del progreso cien tífico, tenía que haber existido hacía ya tiempo la técnica de la educación, antes de que esta técnica llegara a ser obje to de la reflexión científica. Y conforme a la naturaleza particular de la educación, esa reflexión científica sólo pudo alcanzar firmeza cuando llegó a ser objeto de investiga ciones científicas fructíferas de la naturaleza del espíritu humano, sobre todo el desarrollo de la capacidad de repre sentación. Ahora bien, los pensadores más sobresalientes, desde Platón, han cumplido esta condición previa, y consi guientemente han desarrollado también las primeras teo rías de la Pedagogía. Pero sólo en el siglo X V II se colocó un fundamento seguro, y por esto sólo desde Locke revela la historia de la Pedagogía un progreso seguro. Éstos son los elementos más importantes del progreso continuo en la historia de la instrucción pública europea. Una circunstancia histórica básica actúa a la vez: el pasa do con sus intentos felices y fracasados enseña tanto a los pedagogos como a los políticos. En medio de este proceso continuo vemos crecer y decaer con la vida del pueblo a la educación nacional. Los grie gos en la época de Pcricles, los romanos en tiempo de los Escípiones, los florentinos en la época del Dante y en la G U I L L E R M O 24 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A generación siguiente señalan los puntos máximos de la educación nacional propia. Pues entonces el individuo ingresaba en un mundo de ideas e ideales activos que le proporcionaba el desarrollo más hermoso y espiritual. De esta doble circunstancia de la educación por la cul tura nacional, de una parte, y por el progreso de las cien cias, de otra, surge el tipo peculiar del progreso de la ins trucción pública europea, y la misión que tiene la instruc ción pública para una época determinada, para nuestro tiempo. Aquélla es, en su fundamento, nacional, es decir, tiene la misión de convertir en el punto central de la vida espiritual de los hombres en desarrollo, lafirme estructura de la moral, la vida espiritual y el mundo de las ideas, que constituye la fuerza conservadora de una nación. Con esto la educación llega a ser un poder conservador para el pue blo y el Estado. Actúa enérgicamente en contra de la deca dencia de las costumbres, de las grandes ideas directivas y del mundo espiritual de una nación. Por otra parte, la educa ción se sirve de todo el progreso de las ciencias para poner a disposición del individuo, en el lugar que le correspon de y para la actividad que le es más adecuada, la técnica científica más perfecta. De esta circunstancia se desprende como la misión más profunda de la educación el que el razonamiento y la ciencia no perjudiquen la firme estruc tura de las costumbres e ideales nacionales, y el que, por otra parte, estas fuerzas conservadoras no impidan el libre desarrollo de la técnica científica que da al individuo su máxima capacidad de rendimiento. En el equilibrio armónico de ambos factores se halla el fin de la verdadera educación de nuestra generación. Desarrollar en ella todas las fuerzas mediante la preparación científica especial para su actividad y subordinarlas, sin embargo, de un modo fir me y seguro, a los poderes conservadores de la nación, tal es la misión de las leyes de instrucción pública que han sido primeramente preparadas para Prusia. Que la posición directiva de nuestra nación sea duradera depende en parte de la solución de este problema. 25 P r i m e r a P a r t e LA EDUCACIÓN Y LA PEDAGOGÍA DE LOS PUEBLOS CLÁSICOS C a p í t u l o I LA EDUCACIÓN GRIEGA CARÁCTER DE LA EDUCACIÓN GRIEGA MAS ANTIGUA La educación más antigua en las estirpes griegas l ) se sintetiza en el concepto de la paideia. Esta palabra desig na primeramente la educación y la formación de los mucha chos. En sentido más amplio, designa también después la formación cultural en general. Así llegaron los paides, par tiendo del juego, paidia, a la paideia por el camino de la paideusis, de la escolaridad. La última palabra la utiliza Tucídides en la famosa frase sobre Atenas: la ciudad es xíjs 'EX&áSag jtaíSevotg una escuela para toda Grecia. Paidagogia es primero (independientemente de paideia) el acompañamiento y vigilancia del muchacho por su con ductor. Éste se llama por ello paidagogos. La paideia corresponde, como expresión más adecuada, a educación, en tanto que designa también el fin, y con ello el contenido espiritual en oposición al adiestramiento. En tal sentido amplio comprende también en sí al término moderno de instrucción. Esta paideia de los griegos consiste ya en la época heroi ca en la preparación gimnástica y musical. Platón desig na como la “ mejor educación encontrada a lo largo del x) Véase L. Grasbcrgcr, Erziehunq und Untercicht im klassischen Altcrtum, 3 tomos. 1864-86. 27 0 U I L l E ¡i M O D i L T H E Y tiempo" a la gimnástica para el cuerpo y a la musical para el alm a1). Asimismo ha puesto Platón como fundamen- to de la educación a estas dos actividades, en la crítica que sigue a este pasaje. Así se hallan una junto a otra los gim nasios, es decir los lugares de ejercicio y de recreo, y las (lidaskaleia, las escuelas 2) . Estos dos círculos de la educa ción griega y su unión armónica los podemos percibir ya en Solón. Su diferencia es natural y permanente como la diferencia de cuerpo y alma en el hombre. La tripartición que diferencia además a la gramática obtiene a ésta de la preparación musical, que contiene a la gramática y a la música; esta formación musical fue atendida largo tiempo por el mismo maestro. Aristófanes sintetiza esto en las “ Ranas" (Versos 726 y sigs.) del modo siguiente: “ Así los ciudadanos que conocemos, nobles por naci miento y sentimiento, hombres finos, benévolos, elo cuentes, honorables, justos y buenos, cultivados en escue las de luchadores, en el canto coral y el arte de la música". Esta paidcia es una imagen magnífica de todo el espí ritu griego, como arte y como ciencia. Unas veces como educación misma, pero otras en su unión con la formación de la nación en general, que en este sentido amplio no es otra cosa que la creación científica o artística. Es al fin la con figuración de la obra de arte de la persona o de la forma ción personal, lo esencial, lo que produce la cultura de cada época y facilita todas sus diversas acciones. Es la unidad de éstas. Trataremos de indicar en sus líneas fundamen tales esta gran creación. Pues ella debe ser un tipo para el conocimiento histórico de cómo surge y se conserva un todo educativo sin coacción del Estado, por el poder de la cos tumbre, a consecuencia del impulso nacional. El estudio de tal hecho es un fuerte argumento para una considera ción más elevada de los elementos y relaciones psicológicas. Si se pensara en un agregado de personas que buscasen un La República. Libro II. Platón. Las leyes. Libro II. 28 i máximo de placer y un mínimo de desagrado, no podría explicarse esa estructura. Por tanto aquélla explica positivamente cómo la edu cación es primeramente en su ethos un producto del espí ritu total de un pueblo y con éste crece, florece y muere. Éste es un ejemplo clásico. LA EDUCACIÓN DE LA ÉPOCA HEROICA La educación de la época heroica muestra en todas las naciones un tipo común. Entiendo por esta época heroica el desarrollo de la nación hasta el momento en que la indus tria y el comercio burgueses adquieren influjo en el espíritu de aquélla y a consecuencia de lo que se ha formado una clase burguesa, en la cual la ciencia logra influir sobre el sistema de enseñanza. En esa larga e intranquila época de una nación, la guerra y la dirección política son la ocupación de las clases superiores. Este estadio lo han recorrido enteramente del mismo modo los griegos, los romanos, los alemanes, los ingleses y los franceses. Como la instrucción de aquel tiempo se acomoda a los ideales de vida y a las tareas prácticas de un pueblo, tienen que poner se de acuerdo con ellos la enseñanza de esta época, en la cual no han adquirido influencia alguna las ciencias sobre el espíritu nacional y en la que domina enteramente un ideal de vida guerrero. El cultivo corporal para la guerra es la misión principal de la educación; junto a él surge un género de formación más libre, dirigida a la naturaleza entera del hombre, que lo da el conocimiento de los poetas y de las leyes. La peculiaridad por la que se diferencia la educación de una nación en la época heroica de otra facilita el conoci miento de los móviles más profundos de la vida nacional. En Grecia surgió independientemente del modelo de cual quier otro pueblo, por la aspiración peculiar de sus estir pes a un bello desarrollo de la individualidad, la forma- H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A 29 (, II I I. I. E l( M O D I L T H E Y i Ion gimn.'r.iica musical, la más bella que cualquier época hendía haya desarrollado. Amplios espacios para los ejcr- i Íiíon físicos, que debían cultivar no sólo la fuerza, sino i.imhién la belleza; juegos, festivales, en los que se demos- naban éstas; la enseñanza de la poesía y el canto, acom pañada con instrumentos musicales; relatos y memorias de ilomero; las leyes; la sabiduría vital depositada en poe sías morales; tales son los elementos mediante los cuales se cultivaba al joven griego libre para estar preparado para la guerra y la elocuencia en las asambleas. La educación, en sus pormenores, era diferente en las di versas estirpes. Pero si se examinan los rasgos comunes, se encuentra en que aquí el sacerdocio no alcanzó influencia alguna sobre la educación y en la posibilidad para el des arrollo de Estados libres y de una ciencia progresiva. La estirpe dórica desarrolló primero en Creta una orga nización estatal sobresaliente, que en tiempos posteriores fué rodeada de un brillo legendario. El rasgo fundamen tal de toda la enseñanza dórica es que se sacó de la familia a los hombres en formación y que éstos recibieronuna educación común. Así desde el comienzo los jóvenes se sintieron miembros de una totalidad político-guerrera. En Creta, los muchachos participaban hasta los 17 años en las comidas de los hombres y de este modo se hallaban bajo el influjo del modelo heroico de los adultos. En esta época tenían que aprenderse de memoria, por melodías, las leyes, y cantar los himnos a los dioses, y las elegías a los héroes; al mismo tiempo, se ejercitaban en juegos gue rreros. Después formaban, desde los 17 años, asociaciones bajo la vigilancia del Estado, completamente alejados del influjo de la familia y sometidos a la dirección de algunos soldados y políticos sobresalientes. Tal educación surgió de un espíritu estatal, según el cual el individuo pertenecía primero al Estado y sólo en segun do lugar a la familia. Recibió su perfeccionamiento en la 30 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A lamosa Constitución de los espartanos que ha sido de influencia decisiva sobre la totalidad de la historia de Grecia. Platón y Aristóteles han estudiado la educación en su verdadera conexión con la constitución del Estado. Desde este punto de vista debe considerarse también la educación espartana. Aquí es indiferente en qué medida hay que refe rir ésta a la Constitución de Licurgo. Los espartanos son la nobleza de los lacedemonios. Constituían a lo sumo 9.000 ciudadanos que eran terratenientes y que poseían el régimen del mayorazgo: los hijos más jóvenes eran enviados a la fundación de colonias. Los hombres vivían en Esparta como en un campamento permanente. Sólo el desarrollo varonil de cada señor noble particular podía conservar el poder del Estado, en el cual constituían la mayoría los periecos y los ilotas, que estaban sujetos coac tivamente a la tierra. Sólo se conservaban y educaban los niños sanos; los demás eran arrojados al Taigeto. El muchacho queda ba hasta los 7 años en la familia, donde se acostumbraba a los niños a estar solos adrede, y después entraba, hasta los 30 años, en las casas comunes de educación. En éstas se hallaban divididos los 8 ó 9.000 individuos en buai o divisiones y éstas a su vez en i tai o bandas. Hasta los 30 años pasaban por seis clases como mínimo. Los relatos de su vida áspera fueron un objeto preferido de la descripción fabulosa de costumbres de la antigüedad. En el primer término se hallaba el curso de gimnástica. Éste se hallaba sometido enteramente al punto de vista de la organización militar. Hasta poco antes de Platón, los ejercicios se realizaban desnudos. Desde los elementos ascendían a las evoluciones militares más complicadas. El pugilato estaba excluido del curso. Las danzas guerreras y religiosas formaban parte de éste. La formación menor consistía en la práctica de cantos y acompañamiento de cítaras: eran canciones diferentes en contenido e intención y, además, las leyes de Licurgo pucs- 31 G U I L L E R M O D I L T ti E V tas en verso. Se conservó la viril tonalidad dórica y la cíta ra de siete cuerdas de Tergandro. No estaban prohibidas la lectura y la escritura, pero no pertenecían al sistema de la educación espartana. Lo que aprendía el espartano lo hacía de memoria. De todos los demás procedimientos intelec tuales sólo se permitió el cálculo mental conveniente para el uso práctico. Por el trato constante con hombres apren dían lo principal: a pensar clara y certeramente y a expre sarse breve y tajantemente. La disciplina era de lo más riguroso y la educación fue tan completamente pública que todo el mundo tuvo que ser con siderado como maestro e intervenir como tal enseñando y reprendiendo. En los festivales mostraba después la juven tud su fuerza y su destreza. La aspiración a la distinción fue el móvil fundamental que puso la educación en juego. Esto ocurrirá siempre que el educador no quiera formar el espíritu, sino las fuerzas que son utilizablcs para el Estado. El teórico de la educación dórica fue Pitágoras de Samos, quien hacia fines del siglo VI emprendió la reforma de las colonias de la Italia meridional. Con él forma ya su punto de partida la idea básica de la pedagogía griega. Ésta es la subordinación de la pedagogía a la política, circuns tancia que surge objetivamente de la subordinación de la misión vital del individuo a la del Estado. En la medida en que desde el Renacimiento se conside ró el desarrollo del individuo como fin en sí — lo que surge cada vez más claramente desde la decadencia de las Repú blicas italianas— la misión de la educación del individuo fué separada de la del Estado; nació la ilusión de que hay con ceptos psicológicos y pedagógicos independientes del ideal de vida y de las leyes de la nación, para desarrollar al indivi duo a una llamada humanidad. En oposición a esto, se halla el camino iniciado desde Pitágoras por los griegos como único a seguir; el sistema de enseñanza de una nación tiene 32 % H I S T O R I A D E # L A P E D A G O G Í A que ser derivado como una totalidad de las condiciones, vitales y del ideal de vida de la misma. La justificación del individuo se halla precisamente en un punto que la pedagogía actual deja enteramente abandonado y que sin embargo es de significación decisiva para una sana vida nacional: el sistema de enseñanza de una nación tiene que ordenarse de suerte que toda capacidad individual, en vir- tud de la libre comunicación de los caminos educativos, alcance aquel desarrollo en el que ella y la totalidad pue dan satisfacerse activamente. En la constitución de clases sociales no se encuentra esta misión; entre nosotros sólo se ha presentado hasta ahora un proyecto radical en esta dirección, debido a Schleiermacher, conforme a su gran saber político de considerar la vida, que adquirió en el estu dio de la antigüedad clásica. La idea básica por la cual se puso en relación, en la escuela pitagórica, la educación del individuo con la edu cación del Estado fué ésta: el fin de la educación es el desarrollo del individuo para el espíritu que es necesario para conservar el Estado. Y éste es precisamente el espíritu revelado primero en la sabiduría popular que ha desarro llado el pasado; más tarde en las leyes, y finalmente, en la ideología religiosa, que sintetiza las adquisiciones espi rituales de todas las naciones. En estos elementos se halla pues la más importante materia de enseñanza. La voluntad se desarrolla después conforme a este espíritu, por medio de una forma de vida, próxima a la dórica, de la juventud masculina. Se forman los sentimientos en el sentido de la educación dórica por medio de la música de modo que correspondan a los obje tivos políticos. Esta última idea es una de las más misterio sas y peculiares de la instrucción griega. Todas las estir pes helénicas, pero particularmente los dorios, consideran a la música como un elemento de formación equivalente a todos los procedimientos intelectuales. Hasta este punto es Pitágoras en realidad el gran teóri co de la educación dórica. Pero es un jonio por nacimien- 33 I to, y uno de los directores en la gran revolución intelec tual del siglo VI en que surgió la ciencia europea. Sobre pasó, pues, el ideal dórico del Estado al aceptar en su sis tema de educación las ciencias que se estaban formando: las matemáticas, de las que fue el genio más grande de su tiempo, la filosofía y los comienzos de las investigaciones gramaticales y lógicas. La teoría educativa de la escuela pitagórica contiene ya la gran concepción básica y fructífera de los teóricos grie gos: la rigurosa disciplina dé la voluntad y del espíritu para la subordinación a la voluntad ideal del Estado y el movimiento más libre del pensar científico sin limitación alguna. Los Estados dóricos decayeron a pesar de su siste ma de enseñanza porque la exclusión del movimiento cien tífico hizo desarrollarse en Esparta ilimitadamente los mó viles egoístas de la codicia y de la soberbia del soldado. Los Estados jónicos sucumbieron por faltade una disciplina rigurosa. Los teóricos de la educación helénica trabajaron todos en una dirección que intentaba salvar estas oposicio nes de los sistemas de enseñanza dominantes en Grecia. La educación jónica alcanzó su más bello desarrollo en el Estado ateniense. E L ASPECTO GIM NASTICO DE LA PA1DEIA GRIEGA La gimnástica constituye uno de los aspectos de la pfli- deia griega. En este sentido, la educación griega es ejem plar; pues está fundada en la energía peculiar del espíritu griego juntamente con el arte. El pensar de los griegos se satisface con la intuición; su acción se llena con el goce inmediato del movimiento. Esta excitabilidad y vivacidad sensibles son un don individual de las estirpes griegas. En él se funda la significación del juego, la música, las artes plás ticas y hasta las imágenes ideales como ideas en los griegos. Aquél determina también la educación gimnástica. Ésta no es un mero cultivo del cuerpo. No surge como nuestra gim G U I L L E R M O D 1 L T H E Y 34 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A nasia de la necesidad de "restablecer el equilibrio entre las exigencias de la vida espiritual y los deberes para con el cuerpo". Estas felices estirpes no conocían aún la preocupa ción filistea, burguesa, por la salud del cuerpo por razones de salud. Su gimnástica estaba unida al juego y al goce de la vida; influía así en la vida espiritual y ética *) . Esta educación gimnástica pasaba por dos estadios: el juego y los ejercicios de los muchachos hasta los 18 años, edad en que se les admitía entre los efebos, y después la educación gimnástica de éstos. En el primer estadio diferenciamos, con Grasbcrger, los juegos de los ejercicios; a medida que aumentan de edad los muchachos ocupan un lugar cada vez mayor los últimos. Los juegos de los muchachos son en todos los pueblos muy semejantes. El juego tiene en la educación de todos los pueblos una significación muy grande y no reconoci da siempre. Esta significación del juego ha sido expuesta del modo más profundo por Schiller: "E l hombre es sólo todo el hombre cuando juega". Pues en el juego la existencia del momento no tiene fin alguno fuera de sí misma. La vida de los sentimientos se satisface en imá genes y situaciones que se producen solamente por esta misma satisfacción. Así es el juego el hermano de la socia bilidad, y ambos crean el arte. Juan Pablo Richter dice: "E l juego es la primera poesía del hombre". El juego tuvo entre los griegos una extensión y significación como en ningún otro pueblo. Entre ellos no servía sólo para el cul tivo del cuerpo; sus dioses eran también amigos del juego. Los favoritos del muchacho en su libro heroico de Homero habían gozado con el juego. Sus antepasados fallecidos dis frutaban en el Elíseo, según su representación, con el jue go. Los niños de los griegos jugaban como los actuales 2) La significación de la gimnástica de los griegos para una edu cación verdaderamente humana aún para nuestro tiempo está muy bien expuesta en Grasbcrger. 35 m. con el trompo, la cuerda y la pelota. Se servían del colum pio y de los zancos. Grasberger hace una exposición agradable y básica de estos juegos. Distingue de los que nacen del puro goce infantil aquellos otros que suponen y promueven los ejercicios físicos. Éstos constituyen la tran sición a los ejercicios. En oposición al juego, los ejercicios están regulados por los educadores y maestros. Por ejercicios hay que enten der aquí una actividad corporal dirigida y regulada por maestros con el fin de cultivar el cuerpo. A los siete años ejercía por lo general el pedagogo la función de la cuida dora anterior. Aquél acompañaba y vigilaba a los mucha chos. En el escrito pseudoplatónico Axioco se dice que a los siete años comienzan los largos sufrimientos del muchacho bajo el riguroso régimen escolar. Es discutible si empezaban a la vez la instrucción gimnástica y la musi cal o si precedía la primera conforme a la significación fundamental del cultivo del cuerpo. En todo caso, la ense ñanza gimnástica se hallaba ya en actividad a los siete años. El lugar o el establecimiento donde tenía lugar ésta es la palestra (de pallein, agitar). Se necesitaba un espacio libre con un suelo blando, aplanado. Después se construyó un edificio para la protección contra el mal tiempo de los que se ejercitaban. Se necesitaban baños para la limpieza del polvo y del sudor. Así se convirtieron los modestos luga res de lucha iniciales en magníficas construcciones lujosas como son los gimnasios ulteriores. Ahora hay que pre guntarse en qué relación se hallaban estas palestras tan mencionadas, como lugares de ejercicio para los muchachos, con los gimnasios. (La palabra gymnasion que surge ahora por primera vez viene de gymnós, desnudo, gymnúm, des nudarse, gymnázesthai, ejercitarse desnudo). La pregunta ha sido contestada en sentido muy diferente por F. Haase, Th. Bergk, C. F. Hcrmann y W. Grasberger. Es difícil hacerlo a causa del cambio en el uso de la palabra y de la diferencia de las instituciones según los Estados y las épo cas. En Esparta hubo, al parecer, sólo los grandes gimnasios H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A comunes para todos los grados de la educación física. Por el contrario, en el período clásico de la educación ateniense existieron, de una parte, los grandes gimnasios sostenidos por el Estado y abiertos a todos los ciudadanos, y junto a ellos las palestras, como lugares de ejercicios para los mu chachos, organizadas por empresas privadas. Estas pales tras podían estar en relación aquí y allá con un gimnasio. En otros se hallaban completamente separadas de ellos. Pero en todos los casos eran verdaderas escuelas de ejerci cios, estaban destinados a los muchachos y eran empresas privadas. Desde las palestras, el muchacho, a los 16 años, pasaba a los grandes establecimientos públicos, los gim nasios. Dos de ellos existían en Atenas, antes de la época de Solón; un tercero fué establecido en la época de Pericles. Éste fué también una institución para los ejercicios físicos. Pero como más tarde se unieron a él las escuelas de los filósofos, la palabra gimnasio recibió de él su concepto moderno *). Con bastante frecuencia se ve en los vasos antiguos una figura varonil barbada, de pie, vestida, y con una vara de olivo o una palmeta en la mano, y a veces un poco incli nada y apoyada en un bastón. A su lado un par de mucha chos desnudos luchando, abrazados o con pértigas, discos, frasquitos para unturas, etc., y algo alejado de ellos quizá un Hermes barbudo. Ésta es una escena de la palestra, y el hombre barbado es el paidoteiba, es decir, el maestro director de la palestra. Este maestro de los comienzos básicos de los ejercicios físicos es completamente diferente del maestro de los comienzos básicos del saber, así como del gymnastes que dirige técnicamente los ejercicios de los años ulteriores y prepara para la carrera de atleta. El muchacho es llevado a aquél por el pedagogo. El paidago- gos, el conductor de niños, corresponde a la palabra pos terior de "ayo” . En las estirpes jónicas se encontraba siem- *) Se llama gimnasio en Alemania a los establecimientos secun darios de enseñanza humanista. (N. del T .) . 37 > pre en las casas de los pudientes un esclavo que se desti naba por sus condiciones a esta función. Cómo colaboraba éste con el maestro se ve en el Lisias platónico. Sócrates pregunta: "¿T e gobierna alguien?— Sí, el conductor de muchachos (pedagogo).— ¿Es también un esclavo?— ¿Có mo no?— Pero es muy fuerte que tú, un nacido libre, seas gobernado por un esclavo. ¿Qué hace entonces este peda gogo que te gobierna?— Me conduce al maestro.— ¿Y te manda a ti algo también el maestro?— Sin duda.— ¿Pero no te pone así tu padre al cuidado de muchos señores y soberanos?" G U I L L E R M O D 1 L T / / E V El segundo estadio de la educación griega es la forma ción de los efebos; ésta tiene como suposición losresul tados de la educación de los muchachos, y desde ella el griego entra en la vida práctica. El muchacho llega a ser ephebos, efebo. La expresión está tomada de la entrada en la pubertad. El uso del len guaje es muy diferente respecto a los años que comprende la efebia; pues unas veces se entiende con esta expresión la época condicionada fisiológicamente y otras la regulada jurídicamente. Pero la época en la marcha de la educación quedó condicionada por el ingreso entre los efebos. Prime ramente visitaban los muchachos, desde los 16 a los 18 años cumplidos, uno de los grandes gimnasios. Después podían ser inscriptos en el registro ático de ciudadanos. La inscripción podía hacerse a los 18 años, no antes. Desde entonces el joven ateniense era jurídicamente independien te, se podía casar y presentarse ante los tribunales. Pero después transcurrían dos años antes de que el efebo entrará en plena posesión de todos los derechos cívicos. La efebia es una seria escuela de guerra. Los efebos se ejercitaban con sus maestros de instrucción militar, lucha ban con todo el armamento, desfilaban, se adiestraban en el tiro del arco y de la lanza. A éstos se añadían los ejer 38 cicios de natación y navales y la enseñanza de la equi tación; se emprendían marchas por el Ática, y los efebos aprendían así el servicio militar y su terreno natal. Las inscripciones nos informan de cómo los efebos de un año iban vestidos, armados y ordenados. Recorrían los límites del Ática y adquirían el conocimiento del país y de los caminos. Así, esta formación gimnástica de los griegos y en particular de los atenienses, constituye una graduación bien calculada que conduce desde los primeros juegos del niño hasta la preparación militar completa. En este sentido es un modelo para una futura educación nacional alemana. La división del trabajo de la sociedad moderna tiene, sin duda, como consecuencia que las actuaciones individuales queden aisladas en la persona viviente y que sólo estén unidas como partes de una máquina a la actuación total del ejército, de la administración, etc. Sin embargo, aun bajo estas circunstancias puede organizarse una graduación de la educación física correspondiente a la gimnástica clá sica. La actual enseñanza de la gimnasia tiene relación con la gimnástica de los clásicos, pero carece de la alegría del juego, de la energía ética de la competición y de la lucha y de la unión con las tareas físicas de los años posteriores. H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A EL ASPECTO MUSICAL DE LA PAIDEIA GRIEGA EN SU DESARROLLO HISTÓRICO El otro aspecto de la educación griega es la instrucción, y ésta era en la época más antigua muy limitada. Los griegos tenían una idea muy moderada de la capacidad de rendimiento de la instrucción. En la familia se halla el lugar originario tanto de la educación como de la instrucción. Así, en la antigüedad clásica se presentó a menudo la exigencia ideal de que el padre debe ser el maestro de su hijo. Sin embargo, se afir- 39 G U I L L E R M O D 1 L T H E Y mó que los padres eran, por lo general, demasiado colé ricos. Los maestros (didaskaloi) en la época griega más anti gua eran: 1. El gcammatistes o grammatodidaskalos, el maestro elemental. Los objetos de su enseñanza son la lectura, la escritura y el cálculo. 2. El grammatikos o el maestro de gramática. Preparaba científicamente para el estudio del lenguaje. Las expresio nes philologos y kritikos designan otros aspectos del arte de enseñar en este grado superior de la instrucción. De ellos se separó más tarde el maestro de música, que tenía una escuela de canto. Al lugar donde se daba la enseñanza se llamaba en Grecia didaskaleion. Las instalaciones eran generalmente pobres; no raramente tenía lugar la enseñanza en calles y plazas públicas, de modo que los niños tenían que sen tarse sobre las piedras desnudas. Así se burlaron de un maes tro que enseñaba a los muchachos el A BC sobre duros pedruscos. Más favorable era el caso cuando podía utili zarse el atrio de un mercado o un patio cubierto o una tienda cerrada. Sólo para el grado superior de la ins trucción se encuentran salones cerrados con una decora ción adecuada. La expresión de la que nació la "escuela" es schole, schola (ocio). De aquí surgió el concepto: ocu pación, estudio. La expresión paidcigogeion significa igual mente el lugar de la instrucción, la sala de clase. No existió una preparación regular para estos maestros, y su actividad fué una iniciativa privada. Tanto en los griegos como en los romanos la profesión del grammatos- didaskcilos, es decir, del maestro elemental estaba some tida a la más extremada presión y pobremente pagada. Pero también el grammatistes, que corresponde al maestro de nuestras escuelas medias, estaba mal pagado y apreciado. Existía un prejuicio general en los pueblos clásicos res pecto a la remuneración profesional, del cual tenía que sufrir también la clase de los médicos. Estos maestros 40 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A mal pagados se hallan colocados en el mismo plano que los otros trabajadores asalariados. Luciano, en una descripción satírica del inframundo, con vierte a los reyes y a les sátrapas de este mundo en los mendigos, pescadores o maestros de escuela de aquél. La habilidad del destronado tirano Dionisio de Siracusa fué proverbial: ganaba su vida en Corinto como maestro de niños. Y hubo entonces una frase famosa: murió o se hizo maestro de escuela. La actividad en una de esas escue las poco afamadas la describe Demóstenes cuando asesta este golpe a Esquines: "Pero tú, hombre digno, que des preciaste a los demás que se hallaban junto a ti, compara ahora con la mía tu destreza, que te hizo vivir cuando niño en la mayor pobreza, al servir junto a tu padre en la escuela, limpiando la tinta, lavando los bancos, barriendo la sala de clase". Asimismo, se tomó de los esclavos los más inútiles y se les convirtió en pedagogos de los niños. Cuando una vez en la recolección de frutas se cayó del árbol un esclavo y se rompió una pierna, dijo su señor: ahora se ha convertido en un pedagogo. La cultura espiritual se designó en la época más antigua como enseñanza musical. Ésta comprendía la lectura y escritura, el cálculo, el conocimiento de los poetas, sobre todo Homero, y la instrucción musical. En las sencillas circunstancias vitales de la época más antigua hubo sólo un maestro para la enseñanza de la gim nástica y de la música. Por esto se designa también con la expresión musihe todo el círculo de la instrucción originaria, tal como se dió a los hijos de los ciudadanos áticos. El comienzo lo formaban, naturalmente, el deletreo y el silabeo. Ya entonces se trataba de lograr esto de múl tiples modos. Se han conservado trozos de una tragedia con letras. En una época en que los padres hablaban tanto de las tragedias facilitaba a los niños sus comienzos lite rarios cantar juntos las consonantes y las vocales en cantos corales o representarlas en forma de espectáculo. Los griegos poseyeron un libro escolar incomparable con 41 - G U I L L E R M O D 1 L T II E Y su Homero. La formación musical de los griegos tuvo en él su sustancia. Los griegos veneraban en él al fundador de toda su vida espiritual, de él obtenían siempre el senti miento heroico, la estimación de la energía guerrera, la con ciencia de la unidad nacional, un sentimiento histórico de su vida legendaria imás antigua. Es característico del espí ritu estético del helenismo que la poesía épica ocupara en este pueblo, como en ningún otro, ral lugar. Sólo hoy aspira mos nosotros a dar a nuestros poetas el lugar que les corres ponde. Al mismo tiempo, la posición de Homero en la educación de la juventud fué común a todas las estirpes y a todos los estados sociales de los griegos, así que cons tituyó un medio educativo realmente nacional. Homero responde, en efecto, con su espíritu ingenuo-heroico a las circunstancias,a las inclinaciones y a los sentimientos de la edad juvenil de un modo único. Este espíritu es el que quiere Herbart, cuando exige que se comience por los griegos, y en Homero debía aprender el muchacho este lenguaje. Quería formar también al muchacho alemán con este libro, que en otro tiempo había formado a Fidias, Anaxágoras y a Sócrates. Después se añadieron otros poetas. Platón parece supo ner ya crestomatías *)• Y desde aquí, esta instrucción elemental pasó a la de los poetas, la música. En el conocido discurso de Protágoras, en el diálogo del mismo nombre de Platón, los muchachos aprenden la lectura con los poetas: “ Además, cuando han aprendido a tocar la lira, el maestro de música les enseña otros excelentes poetas, a saber los poetas de canciones, poesías que él somete a los expertos del canto, y trabaja en familiarizar el alma de los niños con el ritmo y la melodía” . Así llegan éstos al alma de los hombres. Sobre esta base tiene lugar después la enseñanza del grammatikos. Ya con el ludimagister se solía cuidar de la expresión acertada y la exposición bella. Con el literatus *) Leyes. Libro 7. 42 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G I A o grammaticus se cultiva ahora la gramática y la retórica. Se interpreta a los poetas. Con el progreso del estudio téc nico del lenguaje y la elocuencia aumentó naturalmente su tarea. Ésta fué la suma de la instrucción con la que se formó en un Temístocles una inteligencia extraordinaria. Aquélla subsistió durante la época siguiente. Aristóteles añadió el proyecto de introducir el dibujo en esta enseñanza general. La preparación musical y la gimnástica se hallan unidas en la paideia por este fin común: la bella conformación de toda la persona, el desarrollo de la energía guerrera y amante de la vida, lo cual constituye el ideal educativo en estas pequeñas poÜteien que luchan entre sí y en las que el trabajo corresponde a los esclavos. Sinteticemos el carácter de esta paideia tal como ahora empezó a desarrollarse. El ethos de los griegos muestra, sin duda, diferencias considerables. Al espartano hay que carac terizarlo como amusical. Atenas tiene la gloria de ser la escuela de educación, la paideusis, de toda Grecia. La inti midad muda del espíritu dórico-pitagórico, el culto del silencio, se halla en agudo contraste con la elocuencia del ateniense. Sin embargo, son comunes estos rasgos esen ciales: 1. La formación es, en su raíz, estética, sin un núcleo religioso reconocido por todos. El contacto con el espíritu guerrero de Homero desaparece; retrocede lo estético. 2. Conforme a la situación de los esclavos en la vida económica, la paideia no es una formación profesional, sino la formación general del hombre libre. Diversas anéc dotas hacen del sentido vulgar blanco para el ingenio. Así aquella conocida del alumno de Euclides, a quien, cuando éste le había expuesto como maestro el primer postulado, le preguntaba: ¿Qué me produce a mí si lo aprendo?, y I tu lides, para avergonzarle, llamó a su criado y le dijo: 43 v. y “ Dale medio dracma, ya que exige que el aprender le pro duzca algo". 3. Por esto la educación pone ante todo en juego los móviles del placer en el aprender y de la ambición en el juego. El estudio voluntario de la ciencia es el verdadero y tiene un fin; el obligado es malo y sin fin. Ningún cono cimiento debe ser aprendido por el hombre libre de un modo servil. El trabajo físico coactivo no hace al cuerpo peor; pero en el alma no queda el conocimiento impuesto. Al impulso de aprender debe formar la base el placer que pro porciona “ser siempre el primero y sobresalir de los demás", aquel pundonor que animaba a las luchas de Olimpia, que suscitaba la competición de los poetas y artistas, que repre sentaba el nervio de toda la creación clásica y que la anti güedad posterior consideró como un motivo heterónomo nocivo para la libertad. 4. La multiplicidad del hombre griego y de sus intereses. Sócrates compara a la paideia con una procesión cívica o con una muchedumbre en día de fiesta. De aquí nace el peli gro de la dispersión artística. Platón dice: “ Haga cada cual lo suyo". En Juvenal, el romano se ríe de “ la ham brienta Grecia, que lo puede todo, incluso subir al cielo en caso de necesidad". G U I L L E R M O D I L T 11 E Y SO FISTA S , RETÓRICOS Y ESCU ELA S DE RETÓRICOS Tras la revolución de la conciencia nacional en las gue rras de liberación contra los persas se introdujeron gran des modificaciones. Las ordenaciones sociales antiguas dieron lugar a una actuación más libre de los individuos. En los grandes lugares de comercio surgió un bienestar inde pendiente del nacimiento. Se relajó la rigidez de las orde naciones políticas antiguas. Pero al mismo tiempo tuvo lugar desde mediados del siglo V una transformación inte lectual, que conmovió tan profundamente a los espíritus como ninguna otra modificación de las ideas desde el 44 i gran proceso del origen de las ciencias mismas. Los siste mas metafísicos se desalojaron unos a otros; con cada uno de ellos surgió el espíritu escéptico y reinó entonces con conciencia de soberano. Así coincidieron dos procesos que en sí pertenecen a esferas diferentes, pero que juntos constituyen el carácter de la época de los sofistas. Dentro de la educación surgió la necesidad de una pre paración cultural superior. El curso literario se había ampliado, en efecto; pero no correspondía ya a las nece sidades que habían creado las nuevas ordenaciones. En las grandes ciudades, el poder de los discursos era ahora el gran medio de satisfacer la vanidad desatada y de con servar y aumentar la riqueza. En las asambleas popula res, en las sesiones de los tribunales, y hasta en los puestos de mando del ejército se necesitaba el arte del discurso. Así nació una nueva clase de personas que querían satis facer estas necesidades, los sofistas. Pero al mismo tiempo tuvo lugar dentro de la ciencia una modificación que se hallaba irt consonsus con esto: dentro de la ciencia surgió un espíritu escéptico respecto a las tentativas anteriores de un conocimiento natural. Se realizó ahora un cambio en la dirección de los intereses. Ocuparon el primer tér mino las técnicas de las actividades relacionadas con la vida del espíritu y del Estado. Así surgieron la gramática, la lógica, la retórica. Al unirse así ambas cosas surgió el fenómeno histórico de la sofística. La expresión sophistes alternaba al principio con la de sophos y designaba a personas de distinción espiritual. Pero después se aplicó para designar a esta nueva clase de perso nas. Ellas mismas se presentaban como sofistas, se dirigían de una ciudad a otra y exigían por su enseñanza superior una remuneración relativamente elevada, lo que desper- laba mucha expectación. Pues con estos honorarios se adquiría un arte cuyas ventajas parecían casi ilimitadas. 1 a capacidad de realizar este servicio aparecía como algo enteramente extraordinario. H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A N. -r\' ' * G U 1 L L E R M O D 1 L T H E Y * Oradores sobresalientes, estas personas sabían comunicar una verdadera elocuencia. Espíritus científicos notables y celebridades, podían ofrecer fundamentos científicos para la profesión del hombre político. Así se separó esta ins trucción superior de la profesión de exigencias' moderadas del maestro elemental, del gramático, del maestro de mú sica x). Si se considera su lugar en la historia de la educación, los sofistas representan un progreso natural en la instruc ción griega. Esta enseñanza superior era necesaria, y desde entonces ha quedado establecida en formas variables. Introdujeron en la instrucción materias que hasta entonces habían estado entregadas a la meditación de las personas adultas aisladas. Así ocurrió con ciertos problemas de la lógica, la retórica, la política y las ciencias naturales. Y estas materias fueron tratadas para la formación libre con un sentido que tuvocomo consecuencia el progreso cien tífico en todas partes. Protágoras había comunicado en su enseñanza una técnica política. Gorgias había estudiado finalmente el lenguaje y el discurso en una técnica retórica. Prodicos hacía consideraciones sobre la sinonimia. Hippias extendía su enseñanza a las ciencias naturales. Trasimaco había desarrollado la técnica retórica. Pero, por otra parte, esta instrucción influyó de un modo destructor y depravado. Esto se produjo por la 1) Así surgió una especie de formación cultural universitaria que correspondió a los sofistas. Un estadio semejante recorrieron las uni versidades modernas europeas, como la de Bolonia, en la que se reunie ron millares de alumnos en torno a grandes juristas, sin tener relación con el Estado. Aquélla tiene que entenderse en conexión con la orde nación de la propiedad griega. La posición de los sofistas es una industria, sometida al modo de pensar general de los griegos sobre la ganancia profesional por hombres libres. Las clases sociales superio res. fundadas en la posesión de la tierra, no la consideraban decorosa. En el "Protágoras” , cuando Sócrates pregunta a Hipócrates si quiere a Protágoras para llegar a ser un sofista, contesta el joven: "Por Zeus, me avergonzaría de presentarme a los helenos como un sofista” . Y Sócrates dice que tome esta instrucción sólo como un ejercicio, "como conviene a uno de origen libre que debe vivir por sí mismo” . 46 H I S T O R I A D E L A P E D A G O G Í A conjunción de dos circunstancias. Con la decadencia del ethos en los helenos coincidió el desarrollo de un sistema de enseñanza privada. Ahora bien, un sistema semejante tiene que acomodarse en todo tiempo a los deseos y nece sidades del gran público que lo paga. Con esto ocurrió que el progreso en la organización de la enseñanza no hizo más que apresurar la decadencia de la vida griega. Esta simple consideración basta para rechazar a los espí ritus fantásticos que desearían disolver nuestras escuelas públicas convirtiéndolas en establecimientos privados o municipales. Pero esta posición de los sofistas es sólo comprensible cuando se separan una de otra las dos generaciones que los constituyen1). Pues la segunda se encontró en condi ciones políticas completamente nuevas y adoptó una actitud radical en cuanto al Estado, al derecho y a la religión. En la primera generación aparecen: Protágoras, Gorgias y Prodicos; la transición a la segunda la constituye Hip pias. En la segunda generación, que se halla bajo el influjo de la acción disolvente de la guerra del Peloponeso, es típico Trasimaco, que sobresalió en la técnica de la filo sofía. De esta actividad de los sofistas surgieron las escuelas de retórica de la antigüedad. La vida pública de los grie gos, las asambleas populares, los tribunales de justicia, los discursos de las solemnidades, exigían la elocuencia; una ]) Se discute hoy aún sobre los sofistas y el papel que han desem peñado en la modificación de las costumbres, las ideas religiosas y el sentimiento público de los griegos. Dos defectos han impedido su acertada concepción aun entre los historiadores más modernos como Zcllcr y Grote. Se ha considerado a los sofistas como un fenómeno filosófico. Y se ha aceptado una unidad esencial y general de la direc ción espiritual en todos los hombres que han aparecido en Grecia como sofistas. En realidad, tiene que concebirse a los sofistas en rela ción con el sistema de enseñanza griego. Véase "Einleitung in die Geistcswissenschaften” . Gesammelte Schriften. Bd. I. Pag. 219 y sigs- 47 0 V .1 L L ' E ’ R M O D 1 L T H E Y # % tendencia, basada en la impresión sensible, en la bella pre sentación de la persona con palabras sonoras, actitudes armoniosas, períodos melodiosos y rítmicos, penetró toda su vida. Por esto, toda enseñanza superior, tal como la habían dado los sofistas, quedó fijada en las escuelas de retórica. El curso de ellas duraba de tres a cuatro años. Estas escuelas se .extendieron después por todo el imperio romano, y su ideal de instrucción ha servido de modelo, por medio de Cicerón, Séneca y Quintiliano, para la pri mera estructuración de las Escuelas humanistas en la época del Renacimiento. . • De esta fermentación pedagógica que provocaron los sofistas, y en oposición a su enseñanza, nació primero la actividad pedagógica genialmente personal de Sócrates, y después la organización, fundada en ella, de la escuela platónica, que afianzó lo genial personal en instituciones prósperas. FUNDAM ENTOS DE LA TEORIA DE LA EDUCACIÓN GRIEGA Hemos expuesto la paideia de los griegos. Si miramos hacia atrás se nos presenta como un producto del ethos griego, que no surgió de la intención de personas aisladas, sino que tenía su origen en el espíritu de la totalidad. En este sentido se pueden aplicar a ella los principios que ha establecido la escuela histórica sobre el derecho, el lenguaje, la religión. Pero aun más. directamente que en aquéllas se reconoce aquí que en tales productos históricos se revela una fuerza configuradora en el alma humana. Ésta es la chispa del fuego de Zeus en el alma. Esta paideia no es la realización de«.un sistema con validez general de educación bajo limitaciones históricamente con dicionadas; es la realización de un ideal, que ha nacido en el ethos de un pueblo; la posesión de lo interior en el fenómeno sensible, de lo intelectual en la imagen óptica, 48 del acto volitivo en el movimiento corporal, del proceso anímico en general, en el discurso y la actitud. Una cosa es la paideia, la educación, y otra cosa la pedagogía, la teoría de la educación. Hegel dice alguna vez que sólo en el ocaso de la vida de una nación comienza su vuelo el buho de Minerva. Esta frase es la exage ración de una observación verdadera histórica.- La empresa, de establecer y fundamentar científicamente el fin de las creaciones espirituales nacidas del espíritu total* de una nación, de su ethos, y de facilitar su acción por una demos tración teórica de su objetivo sólo se presenta cuando ha pasado la energía involuntaria e irreflexiva de la edu cación. La fijación de reglas acompaña de un modo natu ral a toda actividad intencional del hombre, y por tanto a la de la educación. Una expresión para el fin que se halla en el ethos es buscada también para el de la educación por un estadista reflexivo como Solón. Pero sólo cuando se lia perdido la seguridad sobre el ethos nacional se hace necesario intentar una fundamentación con ideas. Esto ocurrió en grado elevado en Grecia. Pues la religio sidad politeísta, mítica, alimentada por los poetas, tejida con los cultos locales y el amor, y la creencia en la divinidad ciudadana y los héroes tenía que disolverse pronto cuando se amplió el horizonte del ciudadano antiguo. Se descom puso en dilettantismo político y cultura estética. La educa ción perdió con ello, una base firme, pues ésta se halla iempre en una convicción que es capaz de configurar la vida y la energía del carácter en ella fundada. La ense- na nza de los sofistas rechazaba con frío escepticismo el «ultivo del carácter y quería sólo ofrecer los medios técnicos para el desarrollo del predominio intelectual. Las escuelas retórica sufrieron igualmente una parada firme. Las « .cuelas de los filósofos trataron después de adquirir de las id' a*, y de la ciencia esa convicción central para la educa- »ión Ésta quería satisfacer las exigencias de afianzar una i • ui idad religiosa mediante razonamientos científicos que C V I L L E R M O D I L T // £ Y aseguraran la vida del individuo para el Estado y los inte reses de la totalidad. Los fundamentos científicos los estableció Anaxágovas, el contemporáneo y amigo de Pcricles. Aquellos se halla ban en la simple conexión de! movimiento regular de las estrellas con un primer impulsor. Así fundó sobre la rela ción astronómica, aun imperfecta, de los movimientos apa rentes de los cuerpos celestes la teoría de
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