Logo Studenta

TEMA_4 _DESIGUALDAD_Y_ESTRATIFICACION_SOCIAL

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

TEMA 4 
DESIGUALDAD SOCIAL Y ESTRATIFICACIÓN
1. INTRODUCCIÓN. DIFERENCIAS Y DESIGUALDADES
2. ENFOQUE CLÁSICO EN LOS ESTUDIOS SOBRE DESIGUALDAD. LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN SOCIAL.
2.1. EL CONCEPTO DE ESTRATIFICACIÓN.
2.2. LOS ESTRATOS Y LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN. 
2.3. LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN.
2.3.1. El sistema esclavista. 
2.3.2. Sistema de estamentos.
2.3.3. Sistema de castas.
2.3.4. Sistema de clases.
3. INTERSECCIONALIDAD: NUEVO ENFOQUE EN LOS ESTUDIOS SOBRE DESIGUALDAD
3.1. DESIGUALDAD DE GÉNERO.
3.2. DESIGUALDAD POR RAZA O ETNIA.
4. LA LUCHA CONTRA LA DESIGUALDAD
4.1. LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS CONTRA LA DESIGUALDAD.
4.2. LOS CIUDADANOS CONTRA LA DESIGUALDAD
1.INTRODUCCIÓN. Diferencias y desigualdades
En este tema vamos a hablar de algo que nos resulta a todos conocido: las diferencias y las desigualdades. Los seres humanos, al igual que todos los seres vivos incluso las entidades inertes como los minerales, son (somos) diferentes. Las personas son altas o bajas, rubias o morenas, simpáticas o antipáticas, los animales son grandes o pequeños, agresivos o dóciles; las piedras, las montañas, etc. Estos rasgos o características son distintos en cada uno de nosotros, pero ello forma parte de la normalidad y no tiene por qué suponer ningún mal. Por lo tanto, no es algo relevante para la Sociología. Sin embargo, si en lugar de utilizar el término diferencia utilizamos el término desigualdad, entramos en un ámbito en el que sí podemos encontrar efectos negativos o positivos, es decir, podemos emitir juicios de valor al respecto y considerar que estamos ante problemas o injusticias. Esto sí preocupa a la Sociología.
Los conceptos que vamos a estudiar en este tema son: desigualdad social; entornos sociales; estratos; sistemas de estratificación; movilidad social; meritocracia; igualdad de oportunidades; interseccionalidad; discriminación; xenofobia; Estado de Bienestar; políticas de igualdad; movimientos sociales. 
Recordemos el primer relato del Tema 1. Pensemos en las personas que querían llegar a España desde Marruecos, habría tantas diferencias entre ellas como entre las personas que desde el lado español intentaban evitarlo (los policías): unos serían altos y otros bajos, unos fuertes y otros débiles o menos fuertes, unos más o menos cariñosos, unos tendrían más habilidades para el cálculo y otros para la creación artística. Si decidiéramos hacer dos grupos sociales en función de su altura, del color de ojos o de sus habilidades para la música, nos encontraríamos con que estarían mezclados marroquíes, sudaneses y españoles. Pero, sin embargo, al leer el relato todos apreciamos que hay dos grupos claramente diferenciados: quienes quieren entrar en España de forma irregular y quienes tratan de impedirlo. Lo que les diferencia va más allá de estos rasgos naturales y merece nuestro estudio. 
Llegamos así a la conclusión de que existe algo que denominamos desigualdades sociales que divide a los seres humanos, pero no en función de las diferencias naturales que hay entre ellos, sino de algo distinto: la forma en que cada sociedad y cada cultura valora estas diferencias. Y ¿cómo sabemos de qué manera valora la sociedad y la cultura estas diferencias? En función de los recursos, oportunidades, derechos o privilegios que se asocian a cada una de ellas. Es decir, ¿el color de ojos está asociado a recursos económicos o a más poder? No. Sin embargo, ser mujer, o ser de raza negra sí, lo que demuestra que el color de ojos no es significativo en nuestra cultura en términos de desigualdad, pero el sexo y la raza sí lo son. En consecuencia, la desigualdad social es una característica particular de las sociedades humanas y es el resultado de atribuir distintos recursos, oportunidades, derechos o privilegios a las personas en función de las diferencias que se consideran significativas en la sociedad en la que viven. 
Qué diferencias se consideran significativas y cuáles no depende de la cultura en cada momento histórico y en cada lugar geográfico, es decir, siempre hay que tener en cuenta las variables: tiempo (cuándo) y espacio (dónde). Cómo se valora la edad sería un buen ejemplo. En determinadas culturas la edad es un valor y por ello los más ancianos son reconocidos como la máxima autoridad, es decir, tienen más derechos, privilegios o recursos que las personas de otras edades. Al contrario de lo que ocurre en nuestra cultura en el siglo XXI en la que los mayores son ninguneados, apartados, no considerados. El estatus (recordad el Tema 2. y la definición de estatus) que reconocemos a la edad ha cambiado y hoy se valora más la juventud y menos la ancianidad. Por lo tanto, estos juicios de valor sobre lo que consideramos mejor o peor, bueno o malo, son diferentes en cada cultura y periodo histórico. 
Mantengámonos ahora en el mismo periodo histórico y pensemos en dónde ocurre. En la actualidad, la posición de las mujeres en Arabia Saudí es completamente diferente de la de las mujeres en España, es decir, los recursos, oportunidades, derechos y privilegios que tienen o pueden tener las mujeres son distintos en un país y en otro; por ello las desigualdades entre sexos en estos países no son las mismas. Si ahora pensamos en la misma sociedad, España, pero cambiamos el momento (cuándo ocurre) vemos que la posición que ocupan las mujeres en 2022 es radicalmente distinta de la que ocupaban en 1.800, ¿por qué? Porque nuestra cultura se ha transformado. Por tanto, comprender qué es la cultura y qué el cambio cultural (recordad el Tema 3), es imprescindible para entender las desigualdades sociales y las reacciones ante las mismas.
2. ENFOQUE CLÁSICO EN LOS ESTUDIOS SOBRE DESIGUALDAD. LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN SOCIAL[footnoteRef:1]. [1: Chinoy, Ely. (1966). La Sociedad: una introducción a la Sociología. México: Fondo de Cultura Económica. Nova, Pilar en Díaz, José Antonio y Rodríguez, Rosa María (………..; Monferrer Tomás, Jordi. (2012). “Desigualdad, estratificación y exclusión social” en Sociología. Madrid: Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).
] 
2.1. EL CONCEPTO DE ESTRATIFICACIÓN.
A partir de aquí dejamos de hablar de diferencias y hablaremos de desigualdad, de qué tipos encontramos y de cómo los estudia la Sociología.
Recordemos el concepto de estructura social que estudiamos en el Tema 2, que nos explica que cada sociedad es un conjunto ordenado de posiciones sociales. Es decir, que cada persona ocupa una posición (varias, en realidad) y desde esa posición se relaciona con las demás. Lo que tenemos que tener claro es cuáles son los criterios en base a los que se ordenan estas posiciones para saber si estamos ante una sociedad más igualitaria que desigualitaria, o a la inversa. Siguiendo a Max Weber consideramos que los tres criterios básicos a partir de los cuales se ordena la estructura social son: 1) la situación socioeconómica (riqueza,); 2) el estatus social (prestigio); y 3) la autoridad (poder). La estratificación social es el proceso a través del cual las sociedades ordenan a su población en base a estos tres criterios: la posición socioeconómica, el prestigio o estatus y el grado de poder o autoridad. Todos sabemos que existe una distribución desigual de riqueza, prestigio y poder; y por ello una distribución también desigual de derechos y oportunidades. 
Estos tres criterios no se presentan siempre unidos, pero, en general, sí lo están. Un catedrático que desarrolló una teoría muy relevante para la investigación, y que, por lo tanto, figura en la escala más alta de estatus y prestigio social, puede no haber tenido acceso a puestos de poder y haber sufrido situaciones económicas difíciles. La historia está plagada de genios que han vivido en la miseria y sólo han recibido reconocimiento de manera intermitente o esporádica. Sin embargo, lo más habitual es que una situación de prestigio y estatus de alto reconocimiento esté unida a una buena posición económica y a una posición de poder en su ámbito de influencia. Ahora bien, conviene distinguir estos trescriterios para diferenciar las oportunidades que se derivan de cada uno de ellos. 
Creo que ahora sí podemos visualizar la sociedad como una entidad compuesta por conjuntos de personas ordenados en posiciones desiguales. Si pensamos en la sociedad en la que vivimos nos resulta muy fácil identificar personas que tienen muy buena posición socioeconómica y muchas oportunidades, otras que viven situaciones de gran precariedad y no tienen recursos ni oportunidades y otras que se encuentran en estados intermedios. Ahora bien, las personas más conocidas, las más cercanas, serán las más parecidas a nosotros en estos términos, mientras que las que se ubican en posiciones, ya sea por encima o por debajo de nosotros, tal vez las vemos a veces por la calle, o sólo en las series de televisión. Esto significa que vivimos en entornos sociales que son ambientes, lugares sociales, en los que predomina la igualdad relativa de recursos y oportunidades, aunque en ocasiones se mezclen posiciones muy diferentes. 
2.2. LOS ESTRATOS Y LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN. 
Siguiendo estos tres criterios, y añadiendo en cada cultura otros específicos, las sociedades se ordenan en lo que llamamos estratos. Los estratos son conjuntos sociales en los que se dan unas condiciones similares de posición económica (riqueza), social (prestigio) y política (poder). Cada estrato está por encima o por debajo de otros estratos, es decir entre los estratos hay una jerarquía de oportunidades y de recursos. Cada persona se relaciona con los miembros de su estrato y con los de otros estratos siguiendo unas determinadas normas. Yo no me relaciono de igual manera con las personas de mi entorno, de mi barrio, que son más o menos iguales a mí en términos socioeconómicos y culturales, que con quienes pertenecen a otra clase social. Mi forma de comunicarme con mis compañeros de clase no es la misma que la que puedo tener con el director del centro educativo, o con los profesores y las relaciones entre los trabajadores de una obra no son las mismas que las que tienen con el constructor o el director de obra. Las relaciones sociales están pautadas, es decir, siguen unas normas (recordemos el Tema 2) en función de las posiciones sociales que se ocupan. 
El conjunto de estratos de una sociedad da lugar a un sistema de estratificación. Llamamos sistema de estratificación al conjunto de estratos ordenados en una jerarquía vertical, de mayor a menor, donde el estrato más alto está formado por las personas que tienen más poder: político, económico y social, y el estrato más bajo por quienes computan en los niveles más bajos de los tres tipos de poder. 
El concepto de estrato y el de sistema de estratificación proceden de la imagen de los estratos geológicos, todos podemos traer a nuestra mente la imagen de los estratos de la corteza terrestre y visualizar las distintas capas en las que unas están sobre otras. Esta imagen tiene la virtud de que es fácil de recordar, y aplicándola a las agrupaciones de seres humanos nos permite ver con claridad que cada persona se ubica en un lugar que comparte con sus más próximos, que está por encima de unos grupos de personas y por debajo de otros. (Encima y debajo se utilizan en sentido figurado para describir posiciones similares entre sí y distintas de otras, no en términos valorativos; no obstante, es una formulación criticada por estigmatizadora, por lo que se han desarrollado otras formas de describir las desigualdades, que veremos posteriormente).
Las personas que están en un mismo estrato comparten, también, componentes culturales, unas costumbres, unos hábitos y un estilo de vida (recordad estos componentes estudiados en el Tema 3). Esto es fácil de comprender si imaginamos las costumbres y estilos de vida de la aristocracia y del campesinado, sabemos que las formas de vida, de pensar y actuar se parecen entre los miembros de uno de estos estratos y están muy alejadas de las del otro. Las ideas de la diferenciación por estratos y del sistema de estratificación son simplificaciones de la realidad porque cada estrato entraña una gran complejidad y diferencias, pero son conceptos útiles para comprender las divisiones sociales, lo que une y lo que diferencia.
2.3. LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS DE ESTRATIFICACIÓN.
Las sociedades de los antiguos primates que vivían de la caza y la pesca se caracterizaban por ser poco desiguales. Eran, fundamentalmente, sociedades nómadas que transitaban de un lado a otro en busca de oportunidades para sobrevivir. Sin embargo, con el desarrollo de la agricultura y la consiguiente estabilización se pasó de poblaciones nómadas a poblaciones sedentarias y al permanecer en un mismo lugar desarrollaron la cultura del cultivo de la tierra, gracias a la característica acumulativa del aprendizaje humano que vimos en el Tema 3. Con ello se amplió su capacidad productiva hasta llegar a obtener excedentes, es decir, más de lo que necesitaban para sobrevivir. El hecho de que se produjera más de lo imprescindible (el excedente) dio lugar al inicio de la desigualdad, ya que fue necesario decidir cómo distribuirlo, si compartirlo de manera equitativa o no. Se pasó, así, de la propiedad comunitaria compartida, cuando había poco que distribuir, a la propiedad privada desigual que fue más desigual a medida que el excedente aumentaba. Nos encontramos en el paso del Paleolítico al Neolítico, momento en que comienzan las profundas divisiones sociales: unos sectores sociales acumularon riqueza y esclavizaron a otros. 
Vamos a ver, a continuación, diferentes sistemas de estratificación de manera sintética y simplificada. Se diferencian entre sí por las posibilidades de lo que denominamos movilidad social que es la posibilidad de trasladarse de un estrato a otro. La movilidad social puede ser ascendente: cuando el movimiento se produce a un estrato superior; descendente: cuando se transita a un estrato inferior; y horizontal: cuando se cambia de posición en el mismo estrato. Llamamos sistemas de estratificación abiertos a aquellos en los que la movilidad es posible y sistemas cerrados cuando la movilidad social no existe. 
2.3.1. El sistema esclavista. 
El primer sistema de estratificación conocido es el esclavista: es un sistema rígido en el que los esclavos ocupaban la posición más baja de la escala social, no tenían ningún derecho, ningún tipo de poder o autoridad, ni recursos propios; eran propiedad de su amo. No había posibilidades de transitar de un estrato a otro (movilidad). La posición de esclavo pasaba de padres a hijos, pero también se convertían en esclavos los perdedores de una guerra; en ambos casos, morían en el mismo estrato sin posibilidad de cambio. A lo largo del tiempo las condiciones se fueron suavizando, por lo que fue posible, en determinadas circunstancias, comprar la libertad que suponía pasar del estrato de esclavo al de personas libres (movilidad ascendente). Se podía pagar por ello (para lo que había que acumular recursos a los que la mayoría no tenía acceso) o se conseguía como pago a determinados servicios. 
Los grandes imperios de la antigüedad como Egipto, Grecia o Roma se sustentaban en trabajo esclavo, es decir, su sistema de estratificación era el esclavista. Pero también existió un sistema esclavista en los Estados Unidos de América, durante los siglos XVIII y XIX, que se basaba en el secuestro de personas de otros lugares, principalmente África, que se trasladaban, vendían y utilizaban como mercancías, al igual que en los periodos de la antigüedad citados. Las sociedades esclavistas eran complejas, no existían sólo los dos estratos: esclavos y libres, sino también otros intermedios con diferentes niveles de posición, estatus y poder, pero lo significativo de este sistema es esta diferenciación entre estratos extremos.
2.3.2. Sistema de estamentos.
La sociedad europea medieval se dividía en un tipo de estratos que denominamos estamentos. Se trata del Sistema Feudal y en él existían tres estamentos: nobleza, clero y pueblo llano (formado por plebeyos y siervos) y las posibilidadesde movilidad social eran escasas. Es un sistema cerrado, y aunque las condiciones de vida y de posición del estrato más bajo no eran exactamente las mismas que las de los esclavos, tampoco había grandes diferencias, de hecho, en la posición más baja, los denominados siervos de la gleba vivían en condiciones similares y eran considerados propiedad particular de su señor. La pertenencia a un estrato también se transmitía de padres a hijos por lo que se nacía en una posición en la que se terminaba la vida. En los otros dos estratos, el ejército y el clero, la movilidad era posible, pero los siervos no tenían forma de acceder a ellos. La evolución a lo largo de los siglos supuso el desarrollo del comercio y la formación de las ciudades, trasladándose una parte de la producción de riqueza del campo a la ciudad. Con ello aparecieron nuevos estamentos y se flexibilizó esta rigidez de manera limitada. 
2.3.3. Sistema de castas.
Es un sistema cerrado en el que se nace y se muere en el mismo estrato, denominado casta, sin posibilidad de movilidad social. Cada persona está sometida a las obligaciones y estilos de vida correspondientes a la casta a la que pertenece, que no se pueden modificar. Tradicionalmente, se ha considerado que el ejemplo más nítido es la India tradicional, aunque algunos autores interpretan la Sudáfrica del apartheid como sistema de castas, o lo sitúan en un lugar intermedio entre el sistema de castas y el esclavista. A pesar de que hay similitudes importantes con el sistema esclavista la diferencia principal se encuentra en que en el esclavista la relación prioritaria se da entre amo y esclavo, mientras que en el de castas esa relación amo/esclavo no es el eje central. Cada casta tiene sus peculiaridades, normas, estilos de vida y oportunidades en la relación con sus iguales y con otras castas, pero no hay una figura de amo que marque la interacción. La ocupación y el lugar de residencia son características, cada casta desarrolla una ocupación y sus miembros viven juntos en un lugar. Otra diferencia con el sistema esclavista es que en el de castas la religión hindú marca los reglamentos que deben cumplir los miembros de cada estrato y las pautas de las relaciones entre sí. 
2.3.4. Sistema de clases. 
El sistema de clases es posterior y consecuencia de dos grandes revoluciones sociales, que tuvieron lugar entre finales del siglo XVIII y principios del XIX: la Revolución Industrial y la Ilustración, asociada a la Revolución Francesa. 
La Revolución Industrial supuso un cambio radical en la forma de producción de riqueza y dio lugar a transformaciones a nivel económico y social. El Sector Primario (agricultura y ganadería) dejó de ser el eje básico de la economía y el Sector Secundario (Industrial) pasó a ocupar el papel central. Las industrias necesitaban mucha mano de obra para el funcionamiento de las fábricas, por lo que la población abandonó masivamente el campo concentrándose en las ciudades. Esto produjo cambios en la estratificación porque aparecieron nuevos estamentos. 
De manera simultánea se producía una transformación en las ideas y los valores, que comenzó en el Renacimiento y culminó en la Ilustración, uno de cuyos aspectos más importantes es que la religión y las explicaciones religiosas de la vida empezaron a ser discutidas. El ser humano pasó a ser el eje central frente a la figura de Dios, y las explicaciones de la religión dieron paso a las de la ciencia. En este momento histórico surge la idea de la igualdad entre los seres humanos como componente moral básico. La igualdad se convierte en un valor, recordemos el lema de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Por primera vez en la historia, era una meta, algo deseable que quedó reflejado en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789.
Estos cambios se concretan en dos nuevos sistemas sociales, en la vertiente económica el sistema capitalista, en la vertiente social y política la democracia. El sistema de estratificación correspondiente es el sistema de clases, en el que la igualdad es un principio rector. Nosotros vivimos en una sociedad de clases y sabemos que no es una sociedad de iguales, pero debemos fijarnos en las diferencias con los anteriores sistemas de estratificación en los que la igualdad no era ni un derecho ni una aspiración y la desigualdad se consideraba algo legítimo. La sociedad de clases es un sistema abierto porque la movilidad existe, las personas pueden cambiar de posición y se crean mecanismos para garantizarlo. 
El principal mecanismo se denomina meritocracia, que quiere decir, que cada persona, en función de sus méritos puede acceder a una clase superior. Y ¿cuál es el principio en el que se basa esta meritocracia? El principio de igualdad de oportunidades, según el cual todas las personas tienen la posibilidad de ascenso en la escala social porque tienen oportunidades de formación, que, aunque no aseguran la igualdad, sí permiten reducir las diferencias. La igualdad de oportunidades es más una meta que una realidad. No se puede decir que todos tengamos las mismas oportunidades de formación, riqueza y acceso a bienes y servicios. Sin embargo, la movilidad social sí es una realidad, por lo que la calificación de sistema abierto está justificada. El hijo de un panadero puede ser médico, y el de un minero ingeniero y presidente de su país, esto supone cambio de estatus, posición y autoridad: la movilidad se confirma, porque las oportunidades de formación, acceso a la riqueza, a la salud, (no siendo iguales) están más repartidas que en otros sistemas de estratificación.
Uno de los logros de las sociedades de clases es que en ellas se amplía el estrato intermedio, lo que denominamos clases medias. El sistema de clases se caracteriza, no sólo por tener mayores posibilidades de movilidad y por considerar la igualdad como un valor, sino porque produce sociedades menos extremas, es decir, la polarización entre mucha riqueza y mucha miseria es menor que en otros sistemas. La mayoría de las personas ocupa lugares intermedios. A pesar de ello, las sociedades de clases reproducen desigualdades y la igualdad de oportunidades es, tan sólo, un reparto menos desigual de las mismas. Más adelante estudiaremos fórmulas que han desarrollado estas sociedades para ampliar la igualdad.
3. LA INTERSECCIONALIDAD: NUEVO ENFOQUE SOBRE LA DESIGUALDAD
El enfoque sobre la estratificación que hemos denominado tradicional dividía a las sociedades siguiendo los tres criterios citados, pero ignoraba otros que se entrecruzan y que muestran más tipos de desigualdad. Kimberlé Crenshaw[footnoteRef:2] acuñó el término de interseccionalidad para explicar que la ubicación en la estructura social es el resultado de un cruce de más criterios de los que se habían tenido en cuenta (riqueza, prestigio, poder), es el resultado de la interrelación de una pluralidad de aspectos, cuyos efectos se compensan, neutralizan o, por el contrario, multiplican la desigualdad. En cualquier posición de clase que consideremos, los recursos, oportunidades y privilegios, son distintos si eres hombre o si eres mujer, si eres una persona de la raza dominante o de una minoritaria. La raza y el género no se habían tenido en cuenta porque el foco estaba puesto en el varón heterosexual blanco, considerado representante de la especie humana. [2: Crenshaw, Kimberlé W. (1991) Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color. Stanford Law Review, 43 (6)
] 
La teoría de Crenshaw es muy relevante porque llama la atención sobre tipos de desigualdad invisibilizados y porque nos habla de discriminación e injusticias. Ciertamente, teorías anteriores también contemplaban este último aspecto (por ejemplo, la teoría marxista del conflicto de clases señalaba que la desigualdad genera injusticias y trataba de luchar contra ellas) pero dejaban fuera formas de desigualdad que se suman a las socioeconómicas. Es decir, las categorías de discriminación: clase, género, etnia, se solapan y sus efectosse multiplican, si además de ser pobre, eres mujer y, además, negra tu posición empeora. 
Desde el argumento de la interseccionalidad se comprende mejor la desigualdad porque explica la discriminación múltiple. Múltiple porque los ejes de división son muchos, se añadió el sexo, la etnia, pero existen más como la religión o la orientación sexual, porque aún más discriminada se encontrará una persona que no comparte la posición sexual dominante: la heterosexual. Y así, los conceptos de desigualdad, injusticia y discriminación llevan al de dominación. 
3.1. DESIGUALDAD DE GÉNERO.
La unidad social en la que se basan los estudios clásicos de estratificación es la familia, y en esta familia la figura que marca la posición de todos los miembros es el varón, la mujer queda invisibilizada. Esto supone haber ignorado, hasta hace pocas décadas, a algo más del 50% de la población. La invisibilización de las mujeres supone que la distribución de posición, prestigio y poder (recursos, oportunidades y privilegios) entre hombres y mujeres asegura una fractura social entre sexos. La desigualdad llegaba a casos extremos en sociedades en las que los niños tenían prioridad para comer frente a sus hermanas, lo que producía diferencias en términos de salud por la deficiente nutrición de las niñas en la infancia; o el caso del infanticidio femenino, la eliminación de las niñas al nacer[footnoteRef:3]. Sin llegar a estos extremos, que naciera un niño o una niña era vivido como una suerte o una desgracia hasta hace poco en muchos ámbitos, y se privilegiaba la formación de los chicos frente a la de las chicas. Aunque disminuyendo progresivamente, las desigualdades continúan en todas las esferas de la vida. [3: Sen, Amartya (1990) “More than 100 million women are missing”, The New York Review of Books. Vol.37, núm. 20.
] 
En el ámbito privado de las familias, las mujeres siguen desarrollado los trabajos no remunerados de los cuidados a los dependientes (niños, enfermos, ancianos) y la atención del hogar: alimentación, limpieza, logística, sin reconocimiento en términos de poder económico, ni político ni social. La incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo ha cambiado la situación, pero no de manera radical. En primer lugar, porque en las familias el reparto de las tareas domésticas no está generalizado y muchas veces esconde la sobrecarga de la mujer por la duplicidad de tareas (doméstica y profesional). Según datos de 2021 el 15% de los hombres que viven en pareja asumen la mayor parte de las tareas domésticas frente al 46% de las mujeres, y realizan actividades domésticas todos los días el 77,5% de las mujeres frente al 33% de los hombres[footnoteRef:4]. Las mujeres, sobre todo las casadas con hijos, dedican más del doble de tiempo que los hombres a las tareas no remuneradas[footnoteRef:5]. Cuando éstas consiguen establecerse a nivel de igualdad en el mercado laboral es a costa de otras mujeres que cubren las tareas del hogar (de manera remunerada, pero en condiciones de precariedad y con una consideración muy baja en términos retributivos y de reconocimiento). Por lo que la brecha de género no disminuye, sino que se transfiere de unas clases a otras. Hoy las mujeres que han adquirido cotas de igualdad (relativa) son las de clase media o alta, gracias a mujeres de clase baja que tienen la doble carga, laboral y del hogar, porque no pueden descansar, a su vez, en otras mujeres. [4: Encuesta de características esenciales de la población y viviendas (2021) del Instituto Nacional de Estadística.] [5: Encuesta nacional de condiciones de trabajo (2015) del Instituto Nacional de Estadística.
] 
En el mundo laboral la desigualdad y la discriminación también van disminuyendo, pero persisten las diferencias. Según la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística de 2022, la diferencia de ocupación es de 10 puntos a favor de los varones, siendo aún mayor en el caso de las casadas con hijos. Las mujeres ocupan, mayoritariamente, los sectores de menor prestigio, poder y retribución, estando infrarrepresentadas en las escalas superiores. Según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de 2015, el 36% de mujeres ocupan puestos de jefaturas frente al 64% de varones. Se denomina segregación ocupacional a la brecha en las oportunidades profesionales y laborales entre hombres y mujeres que muestra que hay profesiones en las que las mujeres tienen poco lugar y otras son marcadamente femeninas. Pero también que, en determinados ámbitos, existen rutas de profesionalización diferenciadas por sexo, por lo que las posibilidades de conseguir puestos de responsabilidad mejor pagados son distintas. De ello se deriva otra brecha, la brecha salarial, las mujeres ocupan más puestos a tiempo parcial y con peores salarios por su atención al hogar y a los cuidados. Esto se concreta, siguiendo la misma fuente de información, en un 75% de mujeres con sueldos bajos frente a un 50% de hombres.
En el ámbito del poder[footnoteRef:6], en lo relativo al poder económico, en España en 2022 el porcentaje de mujeres en Consejos de Administración de empresas que cotizan en el IBEX35 era del 33,7% y el número de mujeres presidentas de empresas de 8,8%, valores que se han triplicado en los últimos diez años. En el poder político la nivelación es mayor. La participación en partidos políticos y en las ejecutivas de los mismos es una novedad de las últimas décadas, siendo más del 50% en PSOE y Podemos, 47% en IU, 43% en PP, 37% en Ciudadanos y 29% en Vox. Y como diputadas y senadoras se encuentran en torno al 40%. [6: Principales indicadores estadísticos de igualdad. Las Mujeres en Cifras. Ministerio de Igualdad.] 
Terminamos con el concepto de feminización de la pobreza, extendido por Naciones Unidas que indica que la pobreza tiene género femenino, el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres y una de cada cinco niñas vive en condiciones de extrema pobreza[footnoteRef:7]. Esta vulnerabilidad tiene consecuencias como la violencia de género,[footnoteRef:8] o los matrimonios forzados en los países más pobres que son el 36% de niñas menores de 18 años y el 10 % de menores de 15[footnoteRef:9]. [7: AMNISTÍA INTERNACIONAL. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/la-pobreza-tiene-genero/] [8: https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/end-violence-against-women/2014/poverty.ONU Mujeres. UNICEF (2007). Pobreza infantil en perspectiva: Un panorama del bienestar infantil en los países ricos. Florencia: Centro de Investigaciones Innocenti de UNICEF. ] [9: https://www.unfpa.org/es/matrimonio-infantil. Fondo de Población de Naciones Unidas.] 
3.2. DESIGUALDAD POR RAZA O ETNIA.
Empezamos distinguiendo dos conceptos que con frecuencia se confunden: raza y etnia, o que se utilizan como sinónimos, pero no lo son. El concepto de raza se aplica a características físicas o fisiológicas, el color de la piel u otros atributos de transmisión genética. Se utilizó de manera general hasta mitad del siglo XX y sirvió para justificar tratos degradantes de unas razas a otras, dado que se consideraba que había razas superiores e inferiores. En la actualidad se ha sustituido por el concepto de etnia que se centra en factores culturales, como la lengua, las tradiciones, la historia común y los estilos de vida. Aunque en teoría no existen etnias superiores ni inferiores sí existe desigualdad y discriminación por etnia, que, siguiendo el concepto interseccionalidad que vimos más arriba, se suma a las discriminaciones por otros factores. 
La discriminación por etnia se produce, principalmente, porque etnias mayoritarias se imponen a etnias minoritarias, pero no siempre ocurre así. En Sudáfrica la población era mayoritariamente negra, pero la minoría blanca detentaba el poder económico y político. Tradicionalmente, eran los europeos (primero neerlandeses y posteriormente británicos) quienes dominaban el comercio y con él a los pobladores originales del país, mediante el sistema de segregación racial de laspoblaciones no blancas denominado apartheid, que se mantuvo hasta 1992. En 1973 Naciones Unidas calificó el apartheid como crimen de lesa humanidad. En Latinoamérica el proceso fue similar en el sentido de que minorías étnicas (blancas) sometieron a los pobladores originales, son las sociedades precolombinas dominadas por españoles, belgas y portugueses, o poblaciones africanas o asiáticas sometidas por británicos o franceses. Se construyeron imperios en los que las minorías (blancas) mantuvieron a las mayorías étnicas en condiciones de discriminación económica, educativa, social y política. 
En las sociedades europeas y norteamericanas de los últimos siglos los procesos de sometimiento suceden en sentido inverso: se trata de sociedades en las que la mayoría étnica original sustenta el poder sobre las minorías que llegan como inmigrantes. Personas que emigran a sociedades donde el nivel de vida en términos económicos es superior en busca de oportunidades vitales, que proceden de países empobrecidos o en situaciones de conflicto armado. Esto supone la mezcla de identidades culturales en condiciones de minorías frente a mayorías. (En el Tema 3 estudiamos los tipos de interacciones entre culturas). 
En muchos casos esta interacción se vive en condiciones de discriminación llegando incluso a la xenofobia, definida según la Real Academia de la Lengua como: odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros. En España un estudio sobre percepción de discriminación de personas extranjeras con datos de 2020 señala que el 58% de las personas entrevistadas que aseguran haber sufrido discriminación creen que sus rasgos físicos están en el origen de la misma, principalmente en el caso de subsaharianos (el 82%) y población gitana (71%), siendo el acceso a la vivienda y al mundo laboral los ámbitos de mayor discriminación[footnoteRef:10]. La situación de discriminación y vulnerabilidad se aprecia con más claridad al comprobar que sólo el 18% de quienes la sufren lo denuncian. [10: Informe Percepción de la discriminación por origen racial o étnico por parte de sus potenciales víctimas en 2020. Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE).] 
En España el aumento de la inmigración en las últimas décadas ha puesto en evidencia los niveles de tolerancia y discriminación de la población autóctona, siendo muy diferentes en función de la procedencia de los inmigrantes. Un estudio de Hernández de Frutos[footnoteRef:11] muestra los ámbitos en los que la segregación se produce con mayor probabilidad (educación, cultura, mercado de trabajo, etc.) y la relevancia del factor étnico al respecto, así como las diferencias en términos salariales que con datos de 2016 señala que en el estrato de salarios más bajos se encontraban el 9% de población nacional y el 17% de población extranjera, dato que confirma para 2020 el Foro para la Integración Social de los Inmigrantes[footnoteRef:12]. Conviene recordar el concepto de interseccionalidad para comprender que la discriminación por etnia se acompaña de otros tipos de discriminación: pobreza, dificultades con el idioma,… [11: Hernández de Frutos, Teodoro (2018) Estratificación y movilidad social. Valencia: Tirant Humanidades.] [12: Tasa de pobreza laboral en España por sexo y nacionalidad. Situación de las personas migrantes y refugiadas en España. Informe Anual 2021. Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones: 2021:66.] 
4. LA LUCHA CONTRA LA DESIGUALDAD
Terminamos este tema mostrando algunas formas de afrontar la desigualdad desde las instituciones políticas y desde la sociedad civil, desde los ciudadanos.
4.1. LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS CONTRA LA DESIGUALDAD.
Como ya señalamos anteriormente la igualdad no ha sido considerada un valor, ni algo deseable para todos los seres humanos, hasta el siglo XVIII. La existencia de pobres, marginados, o de la propia miseria, fue vista durante siglos como inevitable y aceptable. El cambio en las ideas comenzó en la Ilustración y fue ampliándose de la mano de pensadores que transformaron el discurso de la caridad cristiana de atención a los necesitados por las ideas de igualdad y justicia. Cambió, también, la interpretación de los hechos, de responsabilizar de su suerte a quienes sufrían la miseria se pasó a considerar razones estructurales, ideológicas o culturales como causantes de la pobreza y la marginalidad. Ni la suerte ni el destino, ni sus rasgos personales eran los causantes de la situación, por lo que era posible “hacer algo” para revertirla o mejorarla. Esta transformación comienza a visualizarse en el siglo XIX pero tiene su crisol en el siglo XX. 
El primer concepto clave es el de Estado de Bienestar, no podemos extendernos en sus antecedentes y vamos a centrarnos en la forma que adopta en Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial. El Estado de Bienestar es una opción política y económica intermedia entre el liberalismo y el socialismo. El liberalismo defiende la economía del libre mercado porque considera que los hombres son libres y como tales deben gestionar sus recursos sin que exista un Estado que intervenga y organice sus vidas. El Socialismo considera que el liberalismo oculta que sólo quienes están bien situados en la escala social pueden valerse por sí mismos y que defender la no intervención del Estado es ignorar la desigualdad y abandonar a su suerte miserable a millones de seres humanos. Por tanto, proponen un Estado fuerte que gestione los desequilibrios que el mercado genera, para garantizar la igualdad de todos. 
El Estado de Bienestar recoge algo de ambos sistemas: aboga por un Estado fuerte (socialismo) y una economía de libre mercado (liberalismo) controlada, con el fin de mantener los preceptos de libertad (propios del liberalismo) y de igualdad (propios del Socialismo). Para conseguirlo propone construir una estructura fiscal sólida en la que quienes tienen más recursos paguen suficientes impuestos para sostener unos servicios sociales que garanticen la salud, la educación y la vida digna de los más débiles. Es decir, se basa en una transferencia de riqueza de unos sectores (adinerados) a otros (empobrecidos), creando así ese Sistema de Bienestar que da servicios a todos a cambio del pago de impuestos, cada cual según sus posibilidades. Es la institución igualitaria más poderosa que ha creado el hombre, no tanto porque consiga la igualdad como porque disminuye las diferencias con su estrategia de redistribuir la riqueza mediante el pago de impuestos. El Estado de Bienestar tiene como objetivo conseguir la igualdad de oportunidades, entendiendo que la meritocracia[footnoteRef:13], que propone el liberalismo, es un mito que esconde que sólo quienes tienen salud, educación y una vida digna pueden ascender por sus méritos en la escala social. [13: Igualdad de oportunidades y meritocracia han sido estudiados en el Apartado 2.3.4. Sistemas de Estratificación: Sistema de clases.] 
Los Estados de Bienestar, aparte de garantizar los servicios básicos (salud, educación, protección,…), desarrollan herramientas específicas para disminuir la desigualdad que denominamos Políticas de Igualdad que son programas específicos de la Administración Pública dedicados a disminuir las diferencias en ámbitos concretos, creando instituciones como: el Ministerio de Igualdad o el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica; o proponiendo leyes como la ley del Matrimonio Homosexual, o la legislación sobre el Salario Mínimo Interprofesional, o las leyes sobre paridad entre hombres y mujeres de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General; las listas cremallera que obligan a que en las listas electorales se alternen hombre y mujer; la imposición de cuotas que benefician a las poblaciones discriminadas etc. 
También existen instituciones internacionales que luchan contra la desigualdad como las Naciones Unidas y dentro de ella, la UNESCO que lucha contra el analfabetismo y por la educación; la FAO que se centra en disminuir el hambre en el mundo; ACNUR dedicadaa la protección de los refugiados por conflictos como guerras o desastres naturales; ONU Mujeres, que trabaja la desigualdad por razón de sexo, etc. Todas ellas son agencias de Naciones Unidas.
Al hablar de instituciones no podemos dejar de citar las Iglesias que, partiendo de una determinada visión de la igualdad, han jugado y siguen jugando un papel en el sostenimiento de los más desfavorecidos. La diferencia está en el tratamiento que dan a esta cuestión que, salvo excepciones, atienden las consecuencias de la desigualdad desde la asistencia y la caridad (la aceptación); mientras que las instituciones que hemos visto la cuestionan por criterios de justicia y proponen cambios políticos.
4.2. LOS CIUDADANOS CONTRA LA DESIGUALDAD.
El ser humano puede adoptar una posición proactiva en su entorno e implicarse ante las situaciones que producen desigualdad. A lo largo de la historia ha habido muchos filántropos “hombres buenos” que se han preocupado por el bienestar de los más desfavorecidos, a veces por sí mismos, a veces enmarcados en un ámbito religioso. Pero, más allá de comportamientos individuales o religiosos existe la acción colectiva, es decir, conjuntos de personas con unos objetivos concretos que se organizan para atender necesidades o denunciar situaciones de injusticia. La rama que estudia estas acciones es la Sociología de la Acción Colectiva y los Movimientos Sociales, desarrollada a partir de los años sesenta del siglo XX. Los movimientos sociales son un tipo de acción colectiva, veamos algunos ejemplos.
En el siglo XIX, a raíz de la expansión de las fábricas y la acumulación de seres humanos en condiciones infrahumanas para el sostenimiento del nuevo sistema productivo, surge el Movimiento Obrero. Son momentos en los que el trabajo hasta la extenuación sin descanso, las condiciones insalubres y precarias de habitabilidad, el hambre, el trabajo infantil, las enfermedades y la nula asistencia, salvo la de la caridad de algunos bienintencionados, dibujaban unas condiciones extremas de desigualdad y explotación. El Movimiento Obrero es considerado el primer Movimiento Social de carácter internacional, defiende los derechos de los trabajadores y se ha convertido en el Sindicalismo actual que lucha, fundamentalmente, contra la desigualdad en términos económicos y por el trabajo en condiciones de justicia. 
También en el siglo XIX comienza un movimiento de mujeres que trataban de luchar contra la desigualdad con los hombres, superar el sometimiento a padres y maridos, las condiciones de aislamiento y explotación del hogar, la imposibilidad de recibir educación, participar en el mercado de trabajo y en la actividad política. Es el Movimiento de las Sufragistas en Reino Unido y, al tiempo, en Estados Unidos la Convención Feminista sobre los Derechos de la Mujer. Desde ahí hasta los Movimientos Feministas actuales el recorrido está plagado de éxitos en términos de igualdad con los varones, y sigue, al igual que el sindicalismo, enfrentando las desigualdades persistentes.
También en relación con la discriminación étnica hay movimientos sociales muy relevantes, desde el Movimiento en favor de los Derechos Civiles en Estados Unidos en los sesenta del siglo XX para conseguir el voto de la población negra, hasta la organización Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) en la actualidad que lucha contra la violencia policial contra las personas de color. En nuestro país existen colectivos con objetivos similares: SOS Racismo; Red Acoge; Secretariado Gitano. 
Se trata de tipos de acción colectiva, o movimientos sociales, formados por ciudadanos que actúan al margen de los partidos políticos y de las instituciones. Su labor es visibilizar y denunciar las situaciones de desigualdad, precariedad e injusticia, sensibilizar a la sociedad para obtener su apoyo y trasladar a las instituciones políticas las demandas correspondientes, proponiendo planes para corregir las situaciones de discriminación. Diseñan estrategias de presión y tratan de influir mediante manifestaciones, escritos, acciones de propaganda y a través de los medios de comunicación de masas. 
2

Continuar navegando