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DIAGNOSTICO DE ADULTOS - MOSQUERA
TEXTO: ESTUDIOS SOBRE LA HISTERIA: Relación entre la metapsicología y el psicoanálisis. 
 Freud: psicoanálisis es un método que cuenta con la práctica de la asociación libre, se le solicita al paciente que 
durante el tiempo que dure la sesión, diga todo lo que se le ocurra, sin establecer juicios críticos o valorar los 
temas, sin seleccionar lo que va a decir. Analista: no juzga lo que el paciente dice, no se valoriza un discurso sobre 
otro y la atención debe ser libremente flotante, todo lo que el paciente dice tiene importancia. El analista, no 
intenta recordar nada. La asociación libre tiene como objetivo, poner al yo entre paréntesis en la experiencia, 
para que se puede desarrollar sin su intervención en lo posible, porque sabe que el yo es un agente de la 
resistencia, como fue en su momento agente de la represión. El psicoanálisis Freud dice que es un método 
terapéutico y un método de investigación para poder aproximarse, entender y comprender las causas eficientes u 
ocasionales de la neurosis. Se lleva a cabo en el marco de la transferencia.
Metapsicología: Se propone ir más allá de la psicología, de la conciencia. Apunta a comprender los procesos 
psíquicos inconscientes, que suceden por fuera de la conciencia pero introducen en ella efectos. La metapsicología 
se ocupa de estudiar un mismo fenómeno desde tres perspectivas: 
- Tópico: el concepto relevante es el de instancia. Aparato psíquico como lugar virtual.
- Dinámico: el concepto relevante es el de conflicto. El aparato psíquico es un dispositivo que funciona en estado 
de conflicto, los desenlaces patológicos dependen del modo en que se resuelven. 
- Económico: El concepto relevante es el de pulsión. La clínica psicoanalítica apunta a intervenir sobre las 
pulsiones. La pulsión representa una exigencia de trabajo, para lo psíquico a causa de su articulación con lo 
corporal. Concepto límite: lo que une el alma con el cuerpo, para Freud es la pulsión. La importancia del 
concepto de pulsión en el psicoanálisis es dar cuenta de un problema central que le sucede a todos en mayor o 
menor medida, “eso es más fuerte que yo” (retorna en los síntomas). Prácticas que no puede dejar de hacer o 
pensar en el caso del neurótico obsesivo. Intervenir desde lo simbólico, desde la palabra. Eso que es más fuerte 
que yo tiene un sentido, desconocido. 
 La metapsicología es el psicoanálisis transformado en teoría. Y el psicoanálisis es la metapsicología 
transformada en experiencia y recursos técnicos. 
1920: Mas allá del principio de placer. Divide la elaboración del método psicoanalítico en dos grandes 
momentos. El primero inicia en el texto de estudio sobre la histeria. Hay dos grandes periodos marcados por dos 
paradigmas clínicos: lo que debe lograrse en la clínica, lo que debe conseguirse en la experiencia y lo que la 
experiencia apunta en última instancia. En la clínica psicoanalítica lo que hay que lograr es hacer conciente, lo 
inconsciente reprimido. El otro paradigma que domina la experiencia es; “donde ello era, el yo debe advenir”. 
Primer periodo: 
- Texto de estudio sobre la histeria (1995) Concepto de síntoma: Es un símbolo mnémico. Simboliza 
recuerdos que no están a disposición de la conciencia, que están reprimidos y son traumáticos. Los síntomas son 
símbolos deformados de estos recuerdos, son una forma de recordar acontecimientos traumáticos de los cuales el 
yo no sabe nada. La memoria se encuentra en una triple estratificación: donde un recuerdo puede participar de 
distintas capas, cada una de esas estratificaciones tiene su lógica o criterio de la asociación de recuerdos. Freud se 
encuentra con un problema, el “núcleo patógeno”, ese núcleo está constituido por un conjunto de recuerdos 
traumáticos (PREG PARCIAL: como está compuesto el núcleo patógeno: por un conjunto de recuerdos 
traumáticos). Avanzando hacia la cura, hay dos obstáculos, aparece la transferencia. La transferencia en primer 
lugar a Freud se le presenta como forma de resistencia. El otro obstáculo es que cesan las asociaciones, el paciente
no recuerda más nada. En las proximidades del núcleo, los pacientes desconocen los recuerdos, aun en la 
reproducción. Acaso esto que trae sean solo unos pensamientos”.
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- Año 97. Textos: Carta 69 y Manuscrito L y M: Las fantasías inconscientes, son producto de 
construcciones puramente internas, una conjunción inconsciente, que no se genera en la conciencia, entre cosas 
vistas, oídas y vivenciadas sexualmente, comprendidas con posterioridad. Lo traumático consiste en una 
experiencia en la que el sujeto sintió, vivió u oyó algo pero no comprendió. En la fantasía se reúne un fragmento
de una escena vista, una escena oída y una escena en la que el sujeto vivenció algo, puede ser en diferentes 
tiempos, la fantasía reúne todos esos materiales y se constituye como una elaboración psíquica que tiene como 
propósito funcionar como una defensa ante lo traumático. FANTASIAS: las fantasías como un muro defensivo 
ante los recuerdos vueltos traumáticos, embellecimientos de los recuerdos.
 En interpretación de los sueños aparece la articulación entre el deseo, las fantasías, los sueños y los 
síntomas. El punto de inflexión entre fantasías, sueño y síntoma está dado por el deseo. Sitúa los síntomas como 
cumplimiento de deseo. El sueño se constituye a partir de dos mecanismos: la condensación y el desplazamiento.
Descubre el sentido del síntoma, un sentido sexual y reprimido. El sentido de los síntomas está relacionado con 
el deseo inconsciente. Los síntomas como los sueños son deseos inconscientes reprimidos, y al menos uno tiene 
carácter sexual e infantil. Los deseos que se cumplen en los síntomas, son los sentidos del síntoma. El deseo está 
articulado en fantasías. El deseo es la interpretación del analista, lo que interpreta. Freud dice que los sueños están
compuestos por un contenido manifiesto, uno latente y por los pensamientos inconscientes / oníricos. El 
contenido manifiesto es lo que relata el sujeto, el contenido latente es el conjunto de asociaciones que el 
paciente realiza. 
 La interpretación tiene que poner en palabras el pensamiento icc, onírico del sueño, algo que se dijo por alusión, 
se dijo sin la voluntad de ser dicho. 
- Tres ensayos de la teoría sexual: Freud: La sexualidad humana, es por naturaleza perversa. El niño o la 
sexualidad infantil es esencialmente perversa, perverso polimorfo. Freud piensa la niñez como perversa y Klein 
como psicótica. La neurosis es el negativo de la perversión. No hay objeto determinado para la satisfacción 
pulsional. Las fantasías que el neurótico realiza en los síntomas, el perverso las pone en escena. La sexualidad 
infantil es autoerótica. Los síntomas histéricos son una suerte de autoerotismo ampliado. En el tercer ensayo, en 
la pubertad o adolescencia la tarea consiste en reencontrarse con el objeto. Todas esas problemáticas aparecen 
condensadas en las fantasías, que tienen caracteres perversos, autoerótico y que sostienen la ilusión de conservar
el objeto para la pulsión. La pulsión inviste fantasías porque en las fantasías se conservan objetos ilusoriamente. 
Cuestiones importantes en relación a la clínica: Teorización del objeto de la pulsión y la Hipótesis: neurosis como 
negativo de la perversión
 TEXTO “LOS DOS PASES DEL ACAECER PSÍQUICO”. En este texto Freud aparece diciendo que en las fantasías no 
hay examen de realidad, la fantasía es un territorio donde se conserva y prevalece el objeto de la pulsión. Freud 
que lo que cuenta en el tratamiento de los neuróticos es la realidad psíquica (la cual está fundada/enmarcada por 
la fantasía reprimida e icc) 
 Texto: Recordar repetir y reelaborar.
 Freud plantea que ese repetir, en ese actuar se le presenta como una resistencia, ya que lo que Freud pretende 
es que el paciente recuerde, que haga cc lo icc. Ese recuerdo posibilita descifrar los deseos que están en juego. 
Entonces, el repetir se le presenta como un obstáculopara eso mismo. Las transferencias son reediciones, 
reimpresiones, reproducciones, de vivencias, afectos y fantasías. Esa reedición ahora es formalizada en los 
términos de la repetición. Y en el marco de la transferencia negativa.
 Trayendo el concepto del núcleo patógeno, se puede hacer una lectura. Eso que se repite, y que se repite 
porque no se recuerda, es justamente la puesta en juego en la escena de la transferencia, algo del núcleo 
patógeno que tenía como característica el no poder ser recordado, el no poder ser dicho. En el núcleo patógeno 
se pone en juego la transferencia como repetición de lo no recordado. Encuentra una solución, cuando Freud dice 
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“el paciente no recuerda, sino que actúa, y esa es su forma de recordar”. Es decir, no importa que el paciente no 
recuerde, que no lo ponga en palabras, que enuncie efectivamente un recuerdo, porque al poner algo en escena, 
esa es su forma de traer un recuerdo, en ese actuar. En esa repetición el analista va a leer un recuerdo.
 La transferencia solo es interpretable cuando se presenta como obstáculo. Cuando aparece a favor de la cura, 
debe permanecer intocable. Solo es interpretable cuando se presenta como una perturbación en el trabajo 
analítico. La sobre interpretación de la transferencia puede producir efectos nocivos en el paciente.
 Capítulo de su libro: La repetición puesta en escena de actualización de aquellas vivencias infantiles, no 
disponibles como recuerdo, aunque la repetición constituye así el testimonio de una memoria muda. Freud: la 
repetición es la transferencia del pasado olvidado. El fantasma queda articulado como ese concepto límite entre el
trauma no memorable y el síntoma que lo repite. Desde Recordar Repetir Reelaborar—Lo que queda por 
detrás de la represión primaria, que es irrecuperable, y tiene un sesgo de oscuridad, es el núcleo patógeno.
 
 TEXTO: “el caso del hombre de los lobos” La dirección de la cura estaba orientada hacia el rescate de 
lo reprimido, eso que no se recuerda, y que la cura debe hacer conciente. Problema de que el paciente no recuerda
conscientemente una escena que Freud supone. (Escena que el paciente vio en su temprana infancia, donde se le 
presento la escena primaria) Freud deduce que el paciente fue testigo de esa escena a la edad de 3 años pero 
sucede que el paciente no recuerda haber visto. En este texto ensaya un recurso técnico para poner en práctica un 
instrumento técnico de abordaje respecto a este tipo de fenómeno (no recordar). Nombra a ese instrumento como 
construcción. Lo que pretende es construir esas escenas que el paciente no recuerda. Aparece por primera vez el 
concepto de fantasías primordiales, que en última instancia también son el resultado de construcciones. Se pone
en primer plano la problemática difusa entre recuerdo y fantasía. En el fondo de esa relación Freud busca algo real 
sea en el recuerdo o en la fantasía eso real es lo que no se puede descifrar.
 En pegan a un niño, Freud pone en juego el recurso técnico de la construcción. pero con la diferencia de que 
acá, la construcción está orientada a poder enunciar, poner en palabras de parte del analista, un fantasma icc 
que nunca es recordado, y que como tal, solo puede ser objeto de una construcción.
 La problemática que se presenta entre Hombre de los lobos y pegan a un niño, es que Freud capta qué hay un icc 
no reprimido. Hasta el momento lo icc era sinónimo de reprimido. A partir de esto, se abre una dimensión 
especulativa de reconversión desde el punto de vista clínico, que tiene su efecto en más allá del principio del 
placer. Pero en este texto la fantasía adquiere un sesgo especificado: las fantasías que están en la base de los 
síntomas son fantasías masoquistas . En la neurosis al conservarse el objeto a nivel de la fantasía, habilita la vía 
para el establecimiento de la transferencia en análisis. En la medida en que el analista se ofrece como objeto.
 En este texto (pegar a un niño) se producen dos operaciones: 
 1er Fase: en estos pacientes hay recuerdos de escenas de paliza o de los cuales han sido espectadores. Es una 
fase pre-sexual, es decir, no es una fantasía recuerdo óptima como para generar excitación sexual.
 2da Fase: La excitación sexual se generaría en la medida en que el sujeto no sólo presencia escenas de paliza, 
fantasea ser objeto de una paliza. Podría enunciarse “mi padre me pega” donde el sujeto, supuesto espectador, 
se involucra como objeto en la narrativa de esa escena fantasmática. 
 3era Fase; el niño ni el que pega está determinado. Porque el enunciado pegar a un niño, no hay un sujeto 
delimitado, ya no es “el padre me pega”. Personajes anónimos. pega está determinado. Esto obedece a una 
transformación por la cual se ha llegado a ese sustituto cc. 
 Lo que Freud toma como importante es la segunda fase, de carácter masoquista (mi padre me pega), que es de 
características sexuales, produce excitación, y es la que de algún modo lleva a la tercera fase. Esta segunda fase 
constituye el enunciado de una fantasía masoquista edipica. Lo edípico corresponde al CDE negativo en el varón y 
positivo en la mujer. Freud accede mediante la construcción a algo que no puede ser dicho, a un material que no 
puede ser recordado. Con lo cual se puede decir, está dando un paso más para acceder a eso que años atrás 
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nombraba como el núcleo patógeno (eso imposible de decir, de recordar y de manifestar pero que tiene sus 
consecuencias). El problema con el que se había encontrado en Estudio sobre la histeria (núcleo patógeno), va 
encontrando solución clínica que permiten acceder en el trabajo de la cura e incluso lo sitúa como en lo 
reprimido primordial.
 A partir del hombre de los lobos y pegar a un niño: Freud establece una diferencia entre icc reprimido e icc no 
reprimido. La fantasía “mi padre me pega” es una fantasía icc no reprimida, nunca fue cc. De modo tal que este 
texto preanuncia la necesidad de elaborar una segunda tópica. Dos cuestiones relevantes de este texto, desde el 
punto de vista clínico; hay fantasías icc en la base de los síntomas neuróticos, y estas fantasías son icc pero no 
reprimidas, porque nunca fueron cc. A las cuales se accede por construcción, el fantasma central de la neurosis es
obtenido a través del recurso de la construcción. No excluye el trabajo de interpretación.
Más allá del principio del placer
Marca el inicio de la profundización en el trabajo teórico y clínico del fundamento pulsional del acaecer psíquico,
 Más allá del principio del placer es un texto elaborado para responder dos preguntas:
- ¿Por qué hay cc? —> la cc no es un fenómeno confiable desde el punto de vista clínico. En la segunda tópica 
tiene sus instancias, que a diferencia de la primera no están ordenadas en base a la CC.
- ¿Por qué se conserva la vida?
 Hay otra pregunta que es relevante desde el punto de vista clínico, que es: ¿por qué el sujeto no aspira a su 
propio bien? Está en el horizonte el goce masoquista., que es lo que trabaja en el hombre de los lobos y en pegar a
un niño. Es un aspecto que progresivamente va a intentar dilucidar. 
 Freud pone en manifiesto el fundamento pulsional del repetir. Frente al interrogante de ¿porque el sujeto no 
aspira a su propio bien?—> Freud muestra a través de tres fenómenos determinados por qué para él es 
importante hablar de más allá del principio del placer. Lo que intenta mostrar es que el aparato psíquico no está 
gobernado de manera absoluta por el principio del placer. El funcionamiento del principio del placer muestra 
perturbaciones, fallas. Freud sostenía hasta este momento que el aparato psíquico, sobre todo del icc, obedecía al 
funcionamiento del principio del placer, es decir estaba orientado hacia la realización/encuentro de lo placentero.
 La operación que Freud hace es ofrecer como prueba de la existencia de un más allá del principio del placer, tres 
fenómenos, que tienen un sesgo clínico: (es un método de investigación. y de exposiciónque Freud había utilizado 
en introducción al narcisismo, que consiste en valorar determinados fenómenos para sustentar un concepto)
CUADROS O FENOMENOS EN LOS QUE SE REPITE ALGO DEL MALESTAR:
- Los sueños de las neurosis de guerra (sueños reiterados sobre situación traumática, Freud sostenía que los 
sueños eran cumplimiento de deseo, pero hay algunos que no, no confundir satisfacción de la pulsión con 
placer) Los sueños son un modo de elaborar lo traumático, es un intento de ligar y producir una sujeción del 
impacto traumático a nivel anímico.
- El juego del Fort-da (manera de repetir y al mismo tiempo elaborar un impacto traumático)
- Ciertas transferencias: el sujeto repite situaciones dolorosas, penosas. Hay pacientes que buscan generar 
desde el otro una reacción hostil. Repetición de algo traumático. 
 La vida anímica no solo no está regido de manera absoluta por el principio del placer, si no que cierto aspecto del 
acaecer psíquico está dominado por una compulsión de repetición de lo traumático, que en algunos extremos llega 
hasta lo demoniaco.
 Hay distintos tipos de repetición; hay repeticiones que se ponen en juego dentro del marco del principio del 
placer, como cuando los niños piden que se les repita un cuento que les resultó agradable. Freud se refiere en el 
texto a este tipo la denomina repetición. Pero cuando habla de una repetición que está más allá del principio del 
placer, e incluso va en contra del principio del placer, la denomina compulsión de repetición.
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 La condición para el establecimiento del principio del placer es la ligadura y va a aparecer como una defensa ante
el más allá del principio del placer, ante ese territorio del funcionamiento anímico donde no hay ligadura ni 
sujeción. Estamos en un territorio donde se presenta de manera indómita esa compulsión de repetición. Freud 
sitúa el concepto de masoquismo erógeno primario. Se plantea un nuevo dualismo pulsional (eros - pulsión de 
muerte), considera a la pulsión de muerte como originaria, no es condición para que busque su meta que algo la 
despierte, desde el mismo momento que hay vida, se pone en funcionamiento la función de muerte. Se pregunta 
qué es lo que hace que el organismo conserve la vida. Hipótesis: eros debe operar de tal forma que neutralice en el 
mejor de casos por la mayor cantidad de tiempo posible la meta de la pulsión de muerte que consiste en llevar al 
organismo a su estado anterior a la vida. Eros tiende a la unión y la pulsión de muerte tiene como meta llevar a la 
disgregación, a la desligadura. Una de las metas de eros es ligar generando organizaciones cada vez más grandes y 
complejas. Eros busca conservar la vida y la cultura. Esta especulación tiene su importancia porque como 
consecuencia de este proceso de ligadura va a permanecer integrado en el funcionamiento psíquico lo que llama 
masoquismo erótico primario (goce masoquista). Para conservar la vida orgánica y psíquica, la pulsión de muerte 
debe estar neutralizada de su meta por eros, lo cual tiene por consecuencia el establecimiento de un resto 
masoquista. 
 En el fondo intenta transmitir que hay vida orgánica y psíquica, para que ese estado se prolongue es necesario 
que eros que tiende a la unión, neutralice a la pulsión de muerte que tiende a la desunión. Por consecuencia hay 
masoquismo. Hay que convivir con cierto grado de padecimiento.
 ¿Cuáles son los obstáculos que se oponen a la curación? Uno de ellos es el masoquismo erógeno primario. 
 Nueva definición de pulsión: tendencia de todo lo vivo a reproducir un estado anterior. En la repetición la 
pulsión va a encontrar satisfacción.
 Definición de meta: la meta de toda pulsión es la satisfacción. 
 Satisfacción en tanto el síntoma está en una de sus vertientes definido como una satisfacción sustitutiva. La 
satisfacción plena de una pulsión consiste en la repetición de una vivencia primaria de satisfacción, es decir en la 
que se ha producirdo un encuentro entre pulsión y satisfacción. La satisfacción plena de la repetición consiste en 
una vivencia primaria de satisfacción. La repetición de una vivencia primaria de satisfacción es imposible, porque no
hay un encuentro igual al que tiene la característica de primera vez. 
Conferencias 17 y 23
 Freud aborda básicamente dos problemáticas relativas al síntoma que son el sentido y la libido. En la conferencia 
17 trabaja el problema del sentido, como sentido reprimido en el caso de la neurosis. En la conferencia 23 trabaja 
los caminos de formación de síntoma en lo que concierne a la libido
 La conferencia 17 trata de demostrar que los síntomas son como los sueños, actos fallidos, porque tienen un 
sentido que se puede interpretar.
 En la conferencia 23 Freud introduce la libido, lo pulsional, lo sexual y además aparece aspecto perverso de lo 
sexual. Trata de articular las dos vertientes de su obra, la del descubrimiento del inc, de los fenómenos 
interpretables y la otra vertiente que corresponde al descubrimiento de la sexualidad y al carácter perverso de la 
misma y a todo lo que englobamos en el concepto de goce.
 En la conferencia 17 trabaja el sentido y es diferente de la significación. El sentido es efecto de sentido, en la 
medida que el sujeto habla y produce una articulación significante cuya concatenación tiene justamente un efecto 
de sentido o efectos de sentido. La significación, concierne la relación con lo real. 
 Esta significación tiene una doble vertiente, es a la vez significación y referencia de lo real. La significación del 
síntoma hace referencia a lo real es el fantasma. El fantasma es como un velo fundamental antes de lo que es 
verdaderamente real, es decir la fijación. Conferencia 17: la significación del síntoma en tanto referencia es una 
vivencia anterior. Sitúa la interpretación en relación con esas vivencias. 
 Dos tiempos de elaboración en la clínica freudiana se encuentran sintetizados en estas dos conferencias. En la 
primera alude al sentido de los síntomas, es reprimido e interpretable. La interpretación en última instancia pone 
de relieve la función de hacer cc lo icc. Hablar de goce en el síntoma ya no es lo mismo que hablar de placer en el 
síntoma. La satisfacción que se pone en juego en el síntoma debe ser pensaba como una satisfacción más allá del 
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principio de placer. La diferencia entre satisfacción y placer, sería una satisfacción que está revelada en el síntoma 
como una satisfacción más cercana al displacer en la conciencia, ahora el yo se presenta como algo displacentero. 
 La pregunta sería en la conf. 17 ¿Qué estatuto, o qué valor tiene en la práctica del psicoanálisis el sentido en el 
síntoma? Primero, el sentido, no es sin el lenguaje. El sentido se explica por el significante. El sentido supone la 
función de la palabra, pero se trata de una palabra que otorga sentido y cuando no da sentido, hablamos de una 
palabra vacía. 
 En tercer lugar, hay que enfatizar una cuestión, los ejes que están presentes en un análisis. (PENSAR LOS EJES 
COMO UNA X) El eje determinante de los fenómenos analíticos es el eje de lo simbólico, el vector que va del 
inferior a la derecha al superior a la izq. Lo imaginario es el vector que va del punto inferior a la izq hacia el punto 
superior a la derecha. D ejes que se cruzan, y allí se juegan los fenómenos analíticos. El sentido se pone en juego en
el eje simbólico, necesita al significante y además necesita al otro, ya sea como interlocutor o como lugar mismo de
la estructura del lenguaje. En ese eje se pone en el juego la intención de significación, el querer decir, lo que 
significa que no solo el síntoma, sino toda modulación del discurso, todo lo que un sujeto manifiesta en un análisis 
se pone en juego en ese eje simbólico. Un sujeto que habla, no sabe lo que dice, pero en ese decir hay una 
intención de significación, y eso encuentra en el análisis a un oyente que con su ejercicio en base a su experiencia 
descifra esa intención de significación. En ese eje seponen en juego todos los fenómenos que en un análisis 
pueden sintetizarse alrededor de esta intención de significación. Como analistas escuchamos a un sujeto 
suponiendo que habla, pero no sabe lo que dice y ese no saber lo que dice está presente en la dimensión de lo 
reprimido. La función de la escucha del analista va dirigida a descifrar esa intención de significación que en última 
instancia pone en juego un deseo. En un análisis se interroga acerca de lo que se quiere decir. Ese fenómeno 
central en la práctica de la experiencia analítica es fundamental y se pone en juego en el eje simbólico y es en 
última instancia lo que Freud quiere poner de relieve en la conferencia 17 (el sentido de los síntomas) esos dos 
ejemplos que Freud expone, son dos ejemplos que muestran esa intención de significación, ese querer decir. En ese
punto Freud aborda esas acciones obsesivas como ejemplo paradigmático de un síntoma adjudicándole una 
intención de significación, un querer decir, una intención de transmitir un sentido que el sujeto como tal 
desconoce. En ese punto esa intención de significación va dirigida al otro, al analista. Toda esa cuestión abre en el 
análisis la dimensión de la transferencia. 
 Freud en la conferencia 17 le adjudica al síntoma una intención de significación, un querer decir y desde esa 
perspectiva el síntoma es interpretable, encierra un enigma y ese enigma en términos de sentido, es interpretable. 
 Lacan plantea que en la conf. 17 que el síntoma está soportado por un significante, cuyo significado está 
reprimido. Es un significado que no ha sido comunicado al otro o no ha sido aceptado por ese. El material 
significante del síntoma puede ser tomado en una parte del cuerpo (histeria) o en el pensamiento como una 
neurosis obsesiva.
 El propósito de la conferencia 23 es mostrar la función que tiene en la cura el eje simbólico, allí se inscriben los 
efectos de sentido. En el eje imaginario colocamos lo que tiene que ver con la función de la dimensión económica 
de la cura, lo que tiene que ver con los caminos de formación de síntoma. Los caminos que van desde la frustración 
pasando por la introversión libidinal, luego por el conflicto, que dispara posteriormente la función de la defensa 
ante determinada modalidad de goce que rechaza, para retornar luego el síntoma en su vertiente económica, en su
estatuto de satisfacción pulsional.
 La conferencia 23 podríamos situarla en el eje imaginario, en el eje simbólico podríamos ubicar inconsciente y 
sentido y en el eje imaginario ubicar al ello y la satisfacción pulsional. Lo que Lacan pone en juego en el grafo es que
el sentido de los síntomas va a estar determinado por un efecto especial de sentido en el que incide el fantasma 
(desde el punto de vista freudiano el fantasma es un punto de intersección entre sentido y goce) el fantasma incide 
de manera directa pero secreta en el sentido de los síntomas. En estas dos conferencias queda articulado el circuito
semántico (del sentido) del síntoma y el circuito pulsional (aspecto económico)
 Los caminos de formación del síntoma dan por resultado una formación. ¿Qué es lo que transita esos caminos? 
Son caminos trazados previamente, están condicionados previos a la formación de síntoma. Lo que recorre esos 
caminos es la libido, que se caracteriza por su capacidad de desplazarse, y en ese desplazamiento puede encontrar 
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ciertas condiciones para la fijación. Dos caminos posibles que emprende la libido: uno llega la formación de sintoma
y en el otro llega al arte. La libido se puede sintomatizar o sublimar.
 ¿Qué son los caminos de formación del síntoma? Hacen referencia a los rodeos (término de Freud) que son las 
desfiguraciones. Esos rodeos hacen alusión a la metáfora y a la metonimia, libido alrededor de un objeto al cual se 
haya fijado. Los rodeos pulsionales, los caminos de la formación de síntoma son correlativos a la constancia de la 
finalidad libidinal, rodeos, metáforas, metonimias, aluden a la plasticidad libidinal y ponen de relieve la constancia 
de la finalidad. La libido es siempre la misma y los rodeos apuntan a la satisfacción. La satisfacción pulsional puede 
sustituir a otra.
 Conferencia 23: se plantea la escapatoria de la libido. La libido se encuentra bloqueada por la frustración en su 
búsqueda de satisfacción. En el primer tiempo se escapa de la actualidad hacia el pasado, ya sea fantasmático o un 
pasado a un estado anterior a la libido. La huida al pasado fantasmático no es ajeno a un estado anterior de la 
libido, porque ese pasado fantasmático tiene su punto clave en la fijación.
 Freud opone la fenomenología del síntoma (impone la presencia del sufrimiento) a la verdad del síntoma (reside
la satisfacción libidinal). En este punto se justifica el concepto lacaniano de goce (una satisfacción que no es 
correlativa con el placer) conjunción entre satisfacción y displacer.
 La libido vuelve al pasado en el camino constitutivo del síntoma y se pone de relieve la relación entre libido e 
historia. La historia de la libido tiene que ver con algo de la formalización de las fantasías. En el trayecto de esas 
vicisitudes históricas la libido experimenta detenciones, fijaciones y a partir de esas fijaciones se van construyendo 
determinadas fantasías. La libido retorna en los síntomas porque exige una satisfacción real, por lo cual las 
fantasías no son suficientes para aportar a la libido cierto grado de satisfacción y goce. En esa demanda de 
satisfacción real aparece abierto el camino final para sintomatizar la libido, este punto es importante para que 
pueda entenderse la función que tiene en el análisis la transferencia. Neurosis: libido sintomatizada que a su vez 
busca una satisfacción real por otros caminos, uno de esos caminos es el que queda abierto en la cura por la 
transferencia. Es lo que Freud piensa como transferencia negativa, la libido encuentra satisfacción en los síntomas. 
Tenemos que tener en cuenta que la libido es del ámbito de la cura y que busca satisfacción en la transferencia. 
TEXTO PSICOLOGÍA DE LAS MASAS
 Freud va a situar un paralelismo entre el lugar del líder, el lugar del hipnotizador. El hipnotizador produce un 
adormecimiento al sujeto que se entrega a la práctica. El hipnotizador funciona como tal en la medida que el 
hipnotizado lo ubica en el lugar de su ideal del yo (hipnosis es masa de a dos). En el estado de enamoramiento, el 
enamorado ubica a su partener en el lugar de su ideal del yo, el objeto encarna el lugar de líder. La importancia 
clínica de este texto consiste en enviar un mensaje para que el analista en su función evite encarnar y ubicarse en el
lugar del ideal del yo del paciente. Uno de los efectos de la transferencia es ubicar al analista en el lugar de su ideal 
del yo con el propósito de ubicarse él mismo como un objeto amable para ese ideal; para hacerse amar por ese 
ideal. El analista debe rehusarse a ocupar ese lugar de ideal en el que lo ubica el paciente porque si no produciría 
efectos de sugestión, de dependencia. Freud apunta a que el paciente en el trabajo analítico conserve su 
autonomía. Lacan dice que el trabajo analítico tiene que producir como efecto un despertar. 
TEXTO: YO Y EL ELLO:
 Freud presenta una nueva organización del funcionamiento psíquico distribuido en tres instancias (yo, ello y súper
yo). Cuál es la instancia del aparato psíquico a partir de la cual se originan las resistencias, y la primera tópica 
resulta insuficiente para responder esa pregunta. La pregunta que domina la problemática clínica es por los 
obstáculos que se oponen la curación. Uno de esos obstáculos es la resistencia. El deseo insiste en presentarse a la
conciencia. Siendo la resistencia inconsciente no puede situarse en el inconsciente. La resistencia es inconsciente 
pero no proviene de ahí. La resistencia es icc (desde lo descriptivo) o no proviene del icc (desde lo tópico). En la 
experiencia hay resistencias que provienen de la conciencia (cuando un sujetose le ocurre algo y no lo dice, cuando
desfigura lo que se le ocurre, cuando elude hablar de determinado tema de manera voluntaria y electiva). Aparece 
en el yo y el ello la resistencia como uno de esos obstáculos. Sabemos que las resistencias provienen del yo, de una 
parte inconsciente. Hay que medir el alcance de esta afirmación. 
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 El yo tiene una parte inconsciente y allí localiza la providencia de la resistencia. Funcionamiento psíquico dividido 
en dos instancias: el yo representante de la coherencia y la razón y el otro sector es el ello. El ello es definido como 
la sede de las pasiones. Las pulsiones ahora están localizadas en el interior de aparato psíquico, a diferencia de la 
primera tópica donde las pulsiones estaban representadas en lo psíquico. El régimen de funcionamiento del ello 
está dominado por la búsqueda ciega de la satisfacción. Al ello sería lo mismo que decir a la pulsión no le interesa 
otra cosa que encontrar satisfacción, más allá de los intereses del yo. No tiene en cuenta para encontrar 
satisfacción si esa búsqueda o esa satisfacción le resultan conveniente al yo. Cuando Freud dice que la totalidad del 
ello es inconsciente y que el yo tiene partes concientes, preconscientes e inconscientes. Lo mismo sucede con el 
superyó, instancia que aparece en el tercer apartado del texto. El superyó tiene sectores accesibles a la conciencia, 
otros que permanecen en el estado de preconsciente y tiene un sector importante en cuando a su eficacia que es 
inconsciente. Freud extiende lo incosnciente y lo distribuye en el ello, el yo y el súper yo, además de que dice que 
se trata de un inconsciente no reprimido. Miller: ¿Cuál es la operación que Freud lleva acabo en el yo y el ello? La 
operación es ampliar el campo de nuestra ignorancia. Esa operación en síntesis está al servicio de poner en primer 
plano que nuestro funcionamiento psíquico comporta una gran dimensión de desconocimiento y la conciencia es 
solo un aspecto limitado y muy sintético de nuestro conocimiento. 
Texto: El problema económico del masoquismo
 Es necesario llevar adelante cierto grado de sujeción de la pulsión de muerte en el interior del organismo como 
condición indispensable para el posterior funcionamiento del principio del placer y para conservar la vida del 
organismo como la psíquica. Esa labor de sujeción deja como resto o consecuencia una cuota de masoquismo que 
concierne a un resto de esa ligadura y neutralización. Una de las condiciones para que se conserve la vida es 
soportar cierto grado de sufrimiento. Ese sufrimiento también implica una modalidad de goce masoquista. Del 
concepto de masoquismo erógeno primario surgen el masoquismo femenino y el masoquismo moral. El 
masoquismo femenino no lo piensa como un fenómeno inherente a las mujeres. 
 Freud profundiza en el masoquismo moral: quienes están atravesados por este tipo de masoquismo están 
siempre puestos a poner la otra mejilla y va más allá de lo que implica la perversión masoquista al servicio de una 
práctica sexual. Freud lo destaca como una actitud en la vida, 
 Hipótesis de Freud: el masoquismo erógeno acompaña la libido en todas sus fases de desarrollo y le toma 
prestados sus cambiantes revestimientos psíquicos. Ese acompañamiento lleva implícito una operación y esa 
operación consiste en que el masoquismo erógeno, es decir el goce en el dolor, va tomando de las fases de 
evolución libidinal los cambiantes revestimientos psíquicos. Los revestimientos psíquicos son las fantasías 
inconscientes, una forma de denominarlas por Freud. Las fantasías aparecen como una cobertura de un núcleo que
tiene que ver con el masoquismo erógeno. 
 Al contenido de las fantasías de la fase oral le corresponde un contenido masoquista:
- El contenido de las fantasías masoquistas de una fase oral puede enunciarse diciendo: ser devorado. 
- El contenido masoquista de las fantasías de la fase anal corresponde a un ser golpeado. 
- El contenido masoquista de las fantasías de la fase fálica corresponde a un: ser castrado.
- El contenido masoquista de las fantasías de la fase genital consiste en: ser poseído.
 En todas las expresiones de estas fantasías es recurrente el “ser”, aparece el ser como el centro de una acción 
que parte del otro. En más allá del principio de placer Freud dice que la pulsión de muerte toma como objeto al ser
propio. Cuando Freud dice que el contenido de la fantasía masoquista consiste en ser algo, tenemos que concluir 
que ahí el objeto de esas fantasías masoquistas, es el ser propio. El goce masoquista, el masoquismo moral se 
presenta a nivel de la cura como un gran obstáculo. Las fantasías masoquistas que dan sustento al goce 
masoquista son un campo en donde hay una articulación entre superyó y pulsión. 
 
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TEXTO: tomo 20, inhibición, síntoma y angustia. Adenda, apartado: resistencia y contra
investidura, págs. 149 y 150.
 Freud piensa la resistencia bajo el modelo de la defensa, para proteger al yo de fantasmas, recuerdos, que 
provengan del inconsciente reprimido. La resistencia aparece como una defensa para el yo correlativa al principio 
de placer, para evitar la angustia. Aparece otra modalidad bajo la cual va a pensar la resistencia. Resistencia como 
operación para no ceder determinados tipos de satisfacción (las del ello y superyó). Son resistencias que se oponen 
a la cura porque su propósito es conservar ciertas modalidades de goce. 
 Las resistencias del yo:
1. Resistencia de represión : recursos yoicos para no continuar con el trabajo asociativo porque conlleva levantar 
represiones. Es la represión volcada hacia el exterior, las mismas fuerzas que operaron la represión, se ponen en
juego en la resistencia de represión. Estas fuerzas están al servicio del principio de placer, de proteger al yo de 
efectos displacenteros y de angustia por la posible aparición de lo reprimido.
2. Resistencia de trasferencia : Transferencia negativa. Cuando opera como transferencia, Freud habla de 
transferencia hostil negativa y la transferencia erótica negativa. La resistencia tanto en su vertiente hostil, como 
en su vertiente erótica, en el fondo se pone en juego una cierta resistencia de tipo narcisista. Es una resistencia 
que intenta conservar posiciones del narcisismo.
3. Resistencia de ganancia secundaria de la enfermedad : resistencia indirecta, busca oponerse a la cura. Esta 
resistencia está al servicio de conservar cierta ganancia que el sujeto obtiene a través de terceros.
4. La resistencia del superyó : resistencia que se opone a todo éxito, incluso a la cura por análisis. La reacción 
terapéutica negativa produce un empeoramiento en el transcurso de la cura, pero sin embargo el trabajo 
analítico continúa. 
 Se diferencia con la transferencia negativa en su vertiente hostil, que suele producir una interrupción abrupta 
de la cura, huye del dispositivo analítico. En una la cura se prolonga sin resultados terapéuticos positivos (por 
eso habla de reacción terapéutica negativa). En la trasferencia hostil no siempre aparece la forma hostil de 
manera cruda, a veces es sutil, por ejemplo bajo la forma de desconfianza, de descredito de la palabra del 
analista. Habla de un tipo de transferencia 
5. La resistencia del ello : Compulsión a la repetición. Freud da una localización a aquello que había leído como 
núcleo patógeno en estudios sobre la histeria. Pulsión fijada a un trauma en el ello. Fijación a determinadas 
vivencias vinculadas con una experiencia de goce acontecida en la infancia o pubertad. 
Textos: Construcciones en análisis y análisis terminable e interminable.
Construcciones en análisis: La interpretación se dirige a elementos muy puntuales, limitados, como un sueño, un 
chiste, una fantasía preconsciente. La construcción está orientada a poder captar algo más, se dirige a edificar 
aquellas escenas que suponemos a partir de indicios del caso pero que no están a disposición de la consciente y no 
podrían estarlo porque de eso, no tenemosmás. 
 ¿A partir de que elementos es posible verificar si una construcción es correcta o no? Freud apela a dos 
posibilidades, una de ellas es tener en cuenta la respuesta del paciente por sí o por no (si el paciente corrobora o 
no nuestra construcción), Aunque no es muy fiable porque el paciente puede decir que si para pasar de tema. 
Podría decir que no, y en última instancia también es débil porque lo podemos leer como negación podría ser una 
afirmación. El si y el no, no son confiable porque son respuestas que vienen del yo, de la conciencia.
 Freud propone que las construcciones (aquellos enunciados que por parte del analista estén orientados a la 
tentativa de poner palabras, incluso generar un imaginario acerca de alguna vivencia primordial en el sujeto), 
toda corroboración debe apoyarse en elementos indirectos. A lo que habría que estar atentos es a la alternativa 
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que tras la construcción de modo más o menos inmediato, aparezca alguna asociación, referencia del paciente que 
sin advertirlo el mismo, tome algún elemento significante de la construcción. Por ejemplo que aparezca un sueño 
que alude a la construcción que hemos hecho. 
 Otra posibilidad es que en ocasiones puede haber fenómenos muy llamativos en que el sujeto tuvo la sensación 
de ver, casi alucinatoriamente, algún objeto que supuestamente perteneciera a la escena a la que la construcción 
alude. Estar atentos a captar alguna respuesta del sujeto, algo indirecto, el inconsciente siempre se expresa de 
manera indirecta. Freud pone en juego si la respuesta viene del yo (ej: si, no, me parece, puede ser) o si viene del 
inconsciente (respuestas indirectas y en clave). 
 En el análisis se ponen en juego 3 frentes de manera figurativa: ello, yo y superyó. Con respecto al yo, el análisis 
apunta a ampliar su campo de percepción, el yo tiene que ser más permeable a producciones que provengan del 
interior del aparato. Tener una relación más amigable con el inconsciente. Superyó: en el análisis se trata de 
desmontar el superyó hostil. Pensar al superyó como un montaje de identificaciones que tienen que ver con 
discursos, contradicciones, mandatos, criticas, etc, que han venido de personales significativos de la historia del 
sujeto. Uno debiera interpretar a partir de que personajes, de que discursos, se ha constituido el superyó en tanto 
montaje de identificaciones. El ello, lo pulsional, el núcleo al que se dirige nuestro trabajo, el tratamiento de lo 
pulsional, del goce. Freud plantea que el análisis consiste en un dispositivo para brindarle al yo herramientas para 
domeñar al ello. Domeñar lo pulsional, en última instancia quiere decir ponerlo bajo control, aunque sea precario. 
 Factor cuantitativo: desconfianza en el análisis. Operaciones de la clínica, en las que siempre hay una X, en 
todas nuestras elaboraciones teóricas siempre se presenta un interrogante, permanece al margen de la posibilidad 
de conceptualización. El factor cuantitativo corresponde a la intensidad de lo pulsional, no es medible pero se 
pone de manifiesto a partir de lo que uno puede pensar como tenacidad o inercia en cuanto a las fijaciones, 
cierta intensidad en ese aferramiento que la pulsión muestra frente a determinadas modalidades de goce. 
 En lo relativo al análisis, le interesa lo pulsional. La trayectoria del análisis va de la rememoración, al tratamiento
del goce. Freud muestra su preocupación por lo pulsional y le interesa ver en que media las alteraciones del yo son 
propicias o no para un análisis. Estas alteraciones del yo, son consecuencias de una lucha defensiva, podemos 
resumir ambas preocupaciones en lo relativo al goce y a las identificaciones. En lo relativo a la pulsión, Freud 
afirma que no es deseable hacerla desaparecer. Es necesario pensar en un yo, capaz de admitirla. Reconoce que 
el poder incontrastable del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad, es un punto crucial y focaliza la 
problemática en la relación entre el yo y la pulsión. La temática del fin de análisis no puede ser pensada sin 
considerar la identificación y su relación con el goce. Freud se pregunta si el análisis no producirá un estado que 
nunca prexistió de manera espontánea en el interior del yo y cuya neo creación constituye la diferencia esencial 
entre un hombre analizado y uno no analizado. En el sujeto analizado debería producirse una neo creación el yo 
(creación nueva) un estado que nunca se produjo espontáneamente. Freud piensa siempre el fin del análisis en 
términos de conflicto, el resultado de ese conflicto depende de la proporción relativa entre las fuerzas de las 
instancias en su lucha recíproca. Con respecto al yo, es posible decir que el análisis apuntaría a forjar un nuevo 
estado que nunca se presentó y es el que le permitiría al yo tener una relación más permeable con la pulsión. Allí 
donde el ello era, el yo debe advenir. 
 Después de todo el trayecto, se puede decir que en el interior de ese núcleo patógeno, se encuentra lo pulsional. 
El análisis apunta a que el yo encuentre autonomía y pueda tratar con lo pulsional sin recurrir a la defensa. 
 El humor es una manera de tratar con el superyó, donde el superyó se hace protector. El humor es la posibilidad 
de ver ciertos aspectos dramáticos de la vida, de otra manera. Es una reacción sana, porque no recurre a la 
defensa. Cambiar la posición del yo, frente a lo dramático.
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 La cuestión de la reducción es mayormente clínico. El análisis debe producir un domeñamiento de lo pulsional.
Esto puede traducirse diciendo que el análisis apunta a una reducción del goce, debiendo lograr un corte en la
relación entre la pulsión y determinadas formaciones (como la identificaciones, las imágenes vinculadas a la
imágenes de prestigio, etc.) y también debería producir un desprendimiento de la investidura respecto de las
fantasías inconscientes. 
 Miller sitúa el problema del factor cuantitativo y lo expone en términos freudianos (incluso siguiendo a Lacan),
diciendo que cada una de las formaciones (imágenes de prestigio del yo, identificaciones y fantasmas) siempre
están acompañadas de una X, una incógnita que tiene que ver con el hecho de que estas formaciones están
investidas por libido (eso que Freud nombra como factor cuantitativo y que participa como la etiología de la
neurosis). Estas formaciones, al capturar libido exaltan la satisfacción libidinal. 
 En el apartado 3 de “análisis terminable e interminable” Freud trabaja el concepto de factor
cuantitativo, tiene que ver con la intensidad pulsional, las pulsiones tienen un empuje que tiene la caracteristica
de ser cuantitativo (puede ser más o menos intenso pero en todos los casos se trata de una cantidad). Freud se
refiere a representaciones hiperintensas como a aquellos recuerdos que se presentan en la clínica que muestran
una intensidad y un compromiso afectivo que da cuenta de una cantidad libidinal que inviste a tal recuerdo de
forma significativa. A partir de esto, Freud se interroga de dónde deriva este afecto hiperintenso. 
 Si la pulsión no se manifestara a través de los afectos, y en especial a través de la angustia, no sabríamos nada
de ella. El afecto no es la pulsión, sino que nos anoticiamos de ella a través del afecto. Los afectos son un modo a
través del cual podemos saber algo de otra cosa. En este texto, Freud apunta al trabajo de la defensa como
herramienta para abordar el factor cuantitativo en análisis. En el análisis deben perturbarse las defensas con las
cuales el yo se defiende de las demandas de satisfacción pulsional.
 Lo que Freud plantea en “análisis terminable e interminable” tres factores que posibilitan el buen
desempeño del análisis son: el influjo de los traumas, la intensidad constitucional de las pulsiones y la
alteración del yo. El buen resultado de la terapia analítica, va a pasar por que el analista los evalué en cada
sujeto. Es decir, de qué manera han incidido determinados traumas en un sujeto,cuál es la intensidad
constitucional de sus pulsiones y qué grado de alteración del yo tiene. Estos factores van a posibilitar un buen
desempeño del trabajo psicoanalítico en la medida en que estén bien evaluados por el analista. De esos tres
factores, Freud se detiene en el segundo (la intensidad constitucional de las pulsiones, a lo que se refiere como
factor cuantitativo). Plantea que se puede concebir que en el curso de la vida haya refuerzos de ese factor
constitucional, pudiendo suceder que en el curso de experiencias vitales, se vea modificado. Se pregunta entonces
si es posible tramitar de manera duradera y definitiva, mediante la terapia analítica, un conflicto de la pulsión con
el yo o una demanda pulsional patógena dirigida al yo. Explica entonces qué entiende por tramitación duradera,
diciendo que no se trata de hacer desaparecer la exigencia pulsional (por un lado es imposible, y por otro, no sería
deseable), sino que se trata de un domeñamiento de la pulsión. Es decir, que el yo logre desarrollar los
instrumentos necesarios para influir en el manejo de esa exigencia pulsional con un cierto arte. La pulsión
entonces sería admitida en su totalidad, en la armonía del yo, es asequible a toda clase de influjos. Se espera que el
yo, efectivamente, pueda influir en esta exigencia de satisfacción. El propósito seria que la pulsión no continúe de
manera directa hacia la satisfacción. Lo que se debe lograr es el tratamiento del goce. 
 El buen desenlace de un análisis tiene que ver con que el neurótico consiga desprenderse de esas exigencias
pulsionales, paradójicamente, admitiéndola en la organización del yo. Esto requiere un cierto grado de afirmación
del yo, que le posibilite influir en las exigencias pulsionales. En ciertos momentos evolutivos se pueden producir
refuerzos de las exigencias pulsionales (como en la pubertad o la menopausia), así como también se pueden
producir influjos accidentales. En estos casos se llega a refuerzos pulsionales en virtud de nuevos traumas. El
resultado es un refuerzo del factor cuantitativo, poniéndose de manifiesto que participa de la causación de ciertos
síntomas. 
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 Plantea que el análisis debiera producir un estado que nunca preexistio de manera espontánea en el yo. Es una
neo creación, un estado nuevo que nunca estuvo presente y va a constituir la diferencia esencial entre una
persona analizada y una no analizada. 
 Entonces, la tramitación del factor cuantitativo en el análisis, se produce a partir de levantar represiones. Porque
en la medida en que se mantiene vigente la represión, es factible de incrementar el factor cuantitativo. La
rectificación (durante el análisis) con posterioridad del proceso represivo originario, la que pone término al
hiperpoder del factor cuantitativo, sería entonces la operación genuina de la terapia analítica. Es decir, el
levantamiento de ciertas represiones pone término a la fuerza constante que tiene la intensidad pulsional en
reclamo de satisfacción, y que por estar reprimida, retorna en los síntomas. Freud plantea esta rectificación de la 
defensa como la operación genuina del análisis , sin embargo no es la única. Lacan retoma esta cuestión y aporta
nuevas soluciones. 
 Plantea que el primer paso hacia el dominio del mundo circundante, es hallar leyes universales que pongan orden
en el caos. Mediante este trabajo se simplifica el mundo de los fenómenos pero no se puede evitar falsearlo. En el
curso de la elaboración teórica, podemos hallar ciertas regularidades, leyes y principios de funcionamiento que son
comunes, que sin embargo dejan de lado lo singular. En ese punto, dice que lo que nos interesa es producir un
cambio cualitativo, pero para hacerlo se suele descuidar el factor cuantitativo. Puede haber leyes universales pero
no debemos dejar de atender a lo singular. 
 Freud: primera noción de cura donde cree en una tramitación completa de la conflictiva neurótica, lograda gracias
al lenguaje, al hecho de llevar adelante la asociación libre, hacer cc lo icc. Esto llevaría a que la carga de esos
recuerdos pueda ser abreaccionada. La cura es pensada como la posibilidad de despojarse de la carga libidinal, a
través de la descarga. Pero bajo esta postura, la cura apunta a lograr lo mismo que la defensa, que impere el
principio del placer. Liberar un afecto traumatizante, y restablecer el equilibrio del principio del placer. 
 Freud plantea un nuevo método que consiste en el desciframiento del icc. Así como el síntoma testimonia el
fracaso de la defensa, por ser retorno de lo reprimido, las resistencias testimonian el fracaso de la cura, entendida
como dominio de lo simbólico sobre lo real (doble fracaso). Aparece la pulsión como obstáculo de la cura.
 La cura no puede pensarse sin considerar la identificación y el goce. La identificación desde el lado del yo (el yo se
constituye por id) y el goce del lado de la pulsión. Por esto denomina como operación genuina de la terapia
analítica, a una modificación en el yo, que conduciría a una rectificación del proceso defensivo. El proceso
represivo debería rectificarse, pero para esto debería producirse una modificación en el yo, para que admita a la
pulsión en su organización y pueda influir sobre ella. 
 La perturbación de la defensa es un aspecto vinculado con la interpretación analítica. Miller en el texto lo real en
la cura analítica, es la cuestión de la perturbación de la defensa donde diferencia dos aspectos de la interpretación:
- Desciframiento de sentido
- Perturbación de la defensa, ir en contra de la defensa
 Es un doble aspecto de la interpretación a la que identificación se refiere en análisis terminable e interminable,
cuando dice que por un lado la interpretación apunta a hacer cc lo icc y por el otro apunta a corregir algo en el yo.
Entonces esta corrección es un aspecto fundamental para que el yo pueda conciliarse con la pulsión. Es condición
necesaria para que pueda “amigarse” con la pulsión en vez de combatirla. 
 En análisis del texto terminable e interminable: Freud piensa contra sí mismo. Pone en duda el fin de análisis. El
tercer apartado se refiere a uno de los grandes problemas de la terapia analítica, tiene que ver con que la pulsión
hace obstáculo, el goce hace obstáculo. La orientación de la cura no puede dejar de lado la identificación ni el
goce. Una de las funciones de la terapia consiste en des-identificar, producir la caída de ciertos significantes en los
cuales el sujeto esta alienado. ¿Por qué la libido se presenta como siendo problemática para el yo? Porque produce
la reacción defensiva. Justamente porque la pulsión desorganiza al yo en su función organizativa. El yo intenta
mantener la unidad, y la libido la desorganiza, la demanda de satisfacción n desorganiza. Los sujetos suelen pedir
análisis cuando hay un efecto de desestabilización del yo, dado por un incremento pulsional que se expresa en el yo
12
en términos de angustia. Desde esta cuestión de la libido como desorganizadora, es que la tarea genuina del
análisis consistiría en una modificación, que implicaría una rectificación del proceso represivo. Freud piensa el fin
de análisis en término de conflicto. El resultado final depende siempre de la proporción relativa entre las fuerzas
de las instancias que están en lucha. 
 El síntoma, aun como satisfacción sustitutiva, está ligado al goce de la defensa. Esto nos lleva a pensar en lo que
Lacan se pregunta en el seminario XI: ¿como vive la pulsión, un sujeto que ha atravesado el fantasma? Dice que
luego de haber atravesado el fantasma, de lo que se trata es de saber hacer con el síntoma. 
 Miller plantea que el fantasma, es lo que impide saber hacer con el síntoma. En el fantasma el sujeto es pasivo,
no hace nada, tiene un lugar pasivo ya que él es el objeto de un goce, que él mismo imputa a un otro. Como si el
fantasma en su constitución sirviese al propósito de eludir la responsabilidad delsujeto en la propia satisfacción y
atribuírsela al otro. F dice “son edificios protectores” embellecimiento de los hechos que sirven al auto descargo, el
fantasma desresponsabiliza, en la medida en que uno es puro objeto del goce del otro. Lo desresponsabiliza de su
satisfacción. Es el otro el que goza de uno. (Armadura fundamental en toda neurosis). Con la fantasía de seducción,
cuando no hubo seducción, el niño encubre por regla general el periodo autoerotismo de su quehacer sexual, se
ahorra la vergüenza del goce autoerótico, fantaseando retrospectivamente un objeto anhelado. En Dora dice que
la fantasía le sirve al sujeto para encubrir su goce autoerotismo, y elevarlo a la categoría de elección de objeto.
Ese goce autoerótico queda encubierto tras la relación con un otro. La fantasía libera al sujeto de la vergüenza
relativa del propio goce al intentar hacerla transferible, el goce es del otro. 
 En la experiencia clínica hay un doble franqueamiento, de imaginario a lo simbólico, y de lo simbólico a lo real.
Simbólico como aquello que tiene que ver con la articulación significante y los efectos de sentido de esa
articulación. Todo encadenamiento de palabras produce efectos de sentido, están sujetos a la discrecionalidad de
quien escucha. Con el goce sentido es que Lacan intenta articular estas dos dimensiones. La dimensión
semántica y la dimensión económica. Con respecto a la económica aparece el concepto freudiano de factor
cuantitativo. En el síntoma se articulan estas dos dimensiones. Uno de los grandes problemas de la clínica es como
tocar, influir, como producir consecuencias, en el campo del goce. Tratándose de que el psicoanálisis apunta a
producir una reducción de goce, que se pone en juego en el síntoma. Los síntomas se ofrecen a la realización de esa
satisfacción. 
 La articulación significante produce un doble efecto: un efecto de sentido y un efecto goce. Lacan intenta cercar
es la articulación entre sentido y goce, el chiste es un ejemplo. Son articulaciones verbales que producen un doble
efecto; sentido y producen un efecto de goce. En el texto radiofonía y televisión, Lacan sitúa al síntoma como un
mensaje cifrado. Mensaje que tiene un sentido opaco, oculto, y qué hay que descifrar. Este desciframiento es el
que lleva a cabo el icc. El icc, estando articulado como un lenguaje, produce mensajes cifrados. Se esclarece por
referencia a la libido freudiana. Si uno quiere descubrir los antecedentes freudianos del goce, debe remitirse a lo
que Freud entiende como libido. En este ciframiento del síntoma, hay un punto que en algún momento situamos
como una X. Esta X tiene que ver con el modo en que participa la libido en los síntomas. Freud la nombra como la
satisfacción sustitutiva que encierra el síntoma. En el síntoma el goce, la libido, redunda un mensaje cifrado. La
libido misma adquiere estatuto desciframiento, entra dentro en ese trabajo de ciframiento del icc. En lo que un
sujeto dice, hay sentido y hay goce. 
 Esa proposición de que el goce está en el trabajo de cifrado, implica que la articulación de significado entraña un
efecto distinto del de sentido. Es la primera aproximación al goce sentido. Paralelamente al efecto de sentido,
puede ser llamado un efecto de goce sentido. La semántica psicoanalítica no se conforma con preguntarse qué
quiere decir eso, la semántica psicoanalítica articulada con lo económico, implica la pregunta de que goce se pone
en juego en ese sentido. Desde el momento qué hay sentido, toda semántica supone al Otro (tesoro de
significante, del cual depende el efecto de sentido). El sentido gozado en psicoanálisis, está contenido en el
fantasma como matriz de sentido. El fantasma como campo en el cual se articulan, ser y sentido, y superyó y
pulsión. El analista siempre se orienta por lo que percibe como efecto de sentido gozado. Es un aspecto orientativo
de la práctica. En la palabra hay sentido para gozar, que no se comprende. Se lo llama sin sentido. Corresponde
13
entonces a la experiencia analítica, entender que ese sin sentido es uno de los nombres del sentido para gozar.
Cuando un sujeto habla hay sentido para comprender, y el analista como oyente sancionará ese sentido, que está
cifrado (“el sujeto habla y nos abre lo que dice”). 
 El sentido para gozar no está ofrecido para comprender. El “sin sentido” es una de las maneras de nombrar el
sentido gozado. Este goce sentido está separado del Otro. En este efecto de sentido para gozar, no participa el
Otro como tesoro de significante del cual depende el sentido para comprender. 
 Que estatuto darle a la libido freudiana en el marco de la cura? Que es la libido desde el punto de vista de un
sujeto que habla? La libido inviste el sentido. En el funcionamiento psíquico hay tres elementos que la libido
inviste: la imagen, la identificación y el fantasma. ¿Qué es lo que la libido inviste de estas formaciones? La
respuesta que aporta lacan, es que la libido inviste sentido, el sentido que esta coagulado en esas formaciones. El
sentido está fijado, coagulado, retenido en estas formaciones. Lo que hace lacan es traducir la líbido en términos
de significado. 
 Miller escribe en una formula, la equiparación entre sentido, significado y libido. a (libido) =sentido. Libido
equivalente al sentido. El sentido corresponde a la articulación significante en la fórmula del sentido gozado. Toda
articulación significante produce como efecto un sentido. En esta forma un sentido gozado, sentido participa de la
articulación significante y el goce participa de la dimensión de la investidura, de lo económico. 
 
 En el texto lo real y el sentido, Miller sitúa dos formaciones que son las que encierran, coagulan, fijan, el 
sentido gozado. Una es la identificación y la otra es el fantasma (libido es el significado, es el equivalente). 
 Miller recorta un sentido gozado frecuente que aparece en la clínica psicoanalítica. Sentido gozado que aparece en
la paranoia, la interina, y la obsesión. Lo nombra como el sentido gozado en SER EXCLUIDO. Este sentido gozado
bien podría ser un sentido gozado articulado a un fantasma masoquista vinculado con la significación fálica. El ser
excluido en la neurosis podría ser leído como una declinación, variación, de una fantasía masoquista relativa a la
fase fálica, ser castrado. Hay que captar no solo que quiere decir lo que un paciente expresa, también hay que
captar de qué quiere gozar en lo que dice. Uno podría ilustrar que el ser excluido, fija y detiene un sentido
gozado. El sujeto goza de ser excluido. 
 En la histeria, este sentido gozado, es un exceso de sentido, de no estar nunca en su lugar. Del gusto y del dolor de
no estar en su lugar. En lo simbólico el sujeto histérico se desvela por verificar por todas las maneras posibles, que
es rechazado y que siempre se lo separa de su lugar. Su lugar le fue sustraído por no se sabe qué. Esta exclusión
puede encarnarse clínicamente, en el vértigo que corresponde a los efectos a la investidura de ese sentido gozado.
El desvanecimiento como ilustración extrema de no estar nunca en el lugar apropiado, que supuestamente es el
suyo. La obsesión también inviste la significación de la exclusión. En este caso bajo la forma de un
atrincheramiento voluntario, “todos los otros menos yo”. Es una autoexclusión, en una fortaleza en la cual se
defiende de la demanda del otro. El obsesivo se asegura en este atrincheramiento, no solo la separación del otro
sino también no estar bajo la influencia del otro. En La paranoia, la significación de menos uno, el no estar con él
todos, esta investido con la forma de ser aparte, ser excepcional, perseguido. Sin embargo tiene prometido un
destino incomparable.
 
 La articulación significante, que en el caso de la experiencia clínica, tiene que ver con aquello que situamos 
como amplificación significante, que en términos de asociación libre constituye un encadenamiento, una 
articulaciónsignificante. 
ESQUEMA 
S1(significante amo) S2 (significante saber)
________ _______
(Sujeto barrado) a
14
 Esta es la escritura del discurso amo, o discurso del icc. Por debajo aparecen las escrituras del sujeto del icc, y el
objeto a, que pude ser que su funcionamiento opere como tapón o causa de deseo. De este modo, en la parte
superior tenemos la articulación mínima significante, y en la inferior el efecto neutro de la articulación significante
(sujeto del icc), y el otro (a) es el efecto investido. Estas dos notaciones inferiores son las que componen los
términos de la formal del fantasma, sujeto del icc, articulado en el fantasma, con el objeto a. En la experiencia
clínica, movilizada por la teoría analítica, siempre es el fantasma el lugar en donde la libido aparece unida al
significante. Aparece la unión entre significante y goce. El fantasma es por excelencia el lugar donde la libido queda
adherida, fijada.
 Ahí está la piedra del análisis, el hueso del análisis. En este punto se pone en juego en análisis, el destino de la
desinvestidura, de la que va a depender la posible conclusión de un análisis. Podemos ilustrarlo en un nuevo
esquema compuesto por una cruz (una X)
 En el polo superior derecho: ello (pulsión)
 En el polo inferior izquierdo: s(A) (escritura del sentido, sentido proveniente del Otro) también escribimos GOCE. 
 En el vértice inferior izquierdo tenemos la articulación entre sentido y goce. Este vector marca la articulación
entre la pulsión, el ello, la libido, y el sentido. En este vector también ponemos la palabra identificación y la palabra
fantasma. Participan en el sentido gozado.
 En polo inferior a la derecha: A (Otro - (autre))
 En el polo superior izquierdo: S (A (tachada)). Esa escritura es el significante de la falta en el otro. Hace alusión a
que en el Otro hay un significante cuyo sentido no participa de los sentidos de la lengua. Es un modo de nombrar el
sin sentido
 El camino que debe recorrerse en la experiencia clínica, es el camino del vector que va del polo inferior izquierdo
al polo superior derecho. El ello interfiere en lo que sería el puro efecto de sentido, la presencia de la investidura
libidinal, del goce, interfiere que en lo que un sujeto dice haya un puro efecto de sentido. En lo que dice el sentido
son efectos de sentidos atravesados por la libido. Participan de un sentido gozado. El vector que une ello y sentido
representa un obstáculo en la cura. El camino del análisis está orientado hacia el despejamiento del sin sentido,
debe atravesar el muro del fantasma y de las identificaciones. Y al atravesarlo se consigue entonces llegar a ese
significante de la falta en el Otro, que está por fuera del sentido gozado. Llegar a un resultado que tiene que ver
con un sentido por fuera del sentido gozado. La experiencia analítica en gran medida, se orienta hacia el
atravesamiento de la identificación y el fantasma. 
 Todo esto tiene que ver con el hueso de la cura, a lo que hay que apuntar. Cuando un sujeto viene a análisis, viene
con un icc en estado salvaje, que produce efectos. A ese icc, y a su productividad, hay que olerlo a trabajar en
análisis. Para esto se le ofrece una estructura, un dispositivo, que es el del tratamiento (asociación libre etc). Se
espera que ese icc en estado salvaje, se transforme en un icc que se ofrece a la interpretación y a la transferencia.
Se trata de un icc del cual se va poder elaborar un saber 
ENTREVISTAS PRELIMINARES: hay que establecer el diagnóstico diferencial.
 Para Freud el tratamiento de prueba consistía en una serie de entrevistas para determinar el diagnóstico del 
posible paciente y distinguir si se trata de una neurosis o psicosis. Ver si el paciente tiene las condiciones para 
hacer un análisis según su criterio (estar dentro de una neurosis). Lacan, usa el nombre de entrevistas 
preliminares. Es condición necesaria para ingresar a un análisis que se traspase cierto límite, trasponga un umbral. 
Lo preliminar constituye un tiempo de atravesamiento previo a ese límite, donde el analista verifica condiciones.
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 El dispositivo de las entrevistas preliminares sirve para poner en forma la demanda de análisis, para rectificarla
o ratificarla. Debe tenerse en cuenta la formalización de la entrevista analítica y el último aspecto en evaluar la 
estructura clínica (hacer un diagnóstico del caso). 
 Los analistas concuerdan en que la experiencia está regida y regulada por el procesamiento de asociación libre 
que el paciente practica o en analista produce y de ese procesamiento se desprenden fenómenos de transferencia 
para poner a trabajar el inconsciente. En este sentido, la transferencia es motor de la cura. Debemos verificar en las
entrevistas preliminares en qué medida el sujeto está dispuesto hacer un esfuerzo y un trabajo. El que trabaja en el 
análisis, tiene que ser el paciente. 
Texto Miller: Aspectos avaluación clínica, localización subjetiva e introducción del
inconsciente. Entre el primero y el segundo, está la subjetivación y entre el segundo y el
tercero la rectificación.
 La avaluación clínica es la posibilidad que tenemos o no de avalar la demanda del paciente. Una demanda de 
análisis que está sujeta al interés del sujeto de conocerse a sí mismo, no es una demanda que tengamos que avalar.
 Subjetivación: es el nexo que va a ligar la avaluación de la demanda con la localización subjetiva. Lo que hay que 
generar en ese proceso y a través del discurso del sujeto, es que advenga de un sujeto divido.es necesario que el 
sujeto advenga entre el analizante y el analista, para ello es necesario poder localizar ciertos significantes que se 
van a desplegar en el transcurso de las entrevistas que suponemos representan al sujeto del inconsciente. Hay que 
formalizar al sujeto del inconsciente.
 Localización subjetiva: formalizar y poner en la superficie de escucha y del discurso los significantes de la 
identificación. Una vez producido y localizado el sujeto del inconsciente. El sujeto del inconsciente (surge entre 
analista y analizante) está siempre transferido, representado por el significante que representa el sujeto para otro 
significante, el sujeto como efecto aparece transferido. Esto, es una de las condiciones que abre a la transferencia 
(el hecho de que sea transferido, representado por un significante para otro). En el caso de una psicosis habría que 
pensar que el sujeto no aparece como un sujeto transferido.
 Rectificación: la pensamos bajo el modo de la implicación. Tiene que ver con lo que Freud en algún momento le 
presenta a Dora ¿Qué tiene que ver usted en esto que cuenta?, es una pregunta que apunta a evaluar en qué 
medida el sujeto se implica en lo que dice, lo que le sucede, de lo que se queja. El neurótico es un sujeto que tiene 
pasión por la justificación, lo que hace, lo que dice y lo que no dice y hace, siempre encuentra razones aceptables 
para justificar y esquivar la toma de posición, la toma de responsabilidad en lo que dice, en lo que le pasa. Para un 
análisis es una condición necesaria que se produzca en el sujeto una rectificación subjetiva, una modificación en la 
posición acerca de lo que dice, hace o le pasa, sería una posición distinta a la justificación. La rectificación apunta a 
que se pueda modificar esta posición, si no pasa hay que intentar lograrlo, porque un sujeto no puede iniciar un 
análisis ubicando como causa de lo que le sucede, al otro.
Texto: Sobre la iniciación del tratamiento - Freud
 Introducción del inconsciente: apertura del inconsciente. Se posicionan en un lugar en el cual se interrogan 
acerca del sentido, de lo que les pasa. La apertura del inconsciente es efecto de una función que tiene que aparecer
durante las entrevistas preliminares, Lacan la nombra articulando tres palabras. Función: sujeto - supuesto – saber.
Es una función tercera entre el analista y el consultante. Opera como el pivote (apoyo) de todos los fenómenos 
vinculados con la transferencia.Es el surgimiento de la transferencia simbólica. Un aspecto de la transferencia que 
tiene que ver con lo imaginario y que se vincula con aquellas cuestiones articuladas con el surgimiento de cierto 
afecto, fantasías, ocurrencias, incluso hasta el vínculo de amistad y cordialidad. Para que se inicie el trabajo 
analítico, debe aparecer esta función. Le suponemos un sujeto al saber, pero le supones también un saber al 
sujeto. La suposición de saber, el hecho de que el paciente a través de nuestras intervenciones pueda empezar a 
suponer que nosotros sabemos algo (tenemos un saber) acerca de lo que le sucede, de las causas, del sentido de 
lo que él dice. Esa suposición que el paciente hace acerca del saber del analista lo va a ubicar en la posición del que 
demanda un saber y esa demanda va a empezar a ser dirigida al analista. La demanda que el paciente le dirige al 
analista es también una demanda de amor. Esa posición opera como apertura al fenómeno de la transferencia 
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analítica, transferencia como motor de la cura, en la medida que hablamos de amor de transferencia debe pensarse
el amor dirigido al saber, no al analista. 
 Función: sujeto - supuesto – saber. Esa idea de que los demás suponen que saben, es común ir a ver a alguien
que supone que sabe. El simple hecho de hacer una pregunta a alguien, ya lo constituye como un sujeto- supuesto- 
saber. El efecto sujeto- supuesto- saber que se produce con el mínimo de significante, es suficiente que algo sea 
distinguido como Significante (frase, reacción, palabra, gesto) para que nos preguntemos qué quiere decir. Lo que 
quiere decir lo escribimos con una X o un punto de interrogación. Esa pregunta es un pedido de otro significante 
sobre qué quiere decir. El sujeto- supuesto- saber induce en el discurso fenómenos de transferencia. Un segundo 
significante que se producirá en relación a ese primero que despertó la pregunta, producirá sentido y la respuesta 
acerca de qué quiere decir eso, es decir, producirá un saber. El sujeto- supuesto- saber ya está constituido por el 
significante o por su articulación con otro. 
 El sentido de lo que el sujeto dice se hace más presente cuando lo que quiere decir, no aparece. El sentido se 
introduce como un querer decir. A veces es importante que ese saber no sea otorgado y en ese punto el saber 
opera como objeto y medio de poder. El silencio anula el saber expuesto, pero no anula el saber, cuando está bien 
ubicado el silencio, produce la suposición de saber y que no lo quiere dar. 
 (En las entrevistas preliminares) Debemos saber cómo se maneja el sujeto con el dinero, el cual tiene 
significación fálica. No hay un tiempo predeterminado para saber cuánto durara el tratamiento. Las sesiones 
suelen durar 50 minutos. El valor del corte de la sesión o entrevista tiene como propósito señalar un enunciado 
como algo decisivo y de enorme gravitación en lo que el paciente dice. El corte de la sesión produce efecto de 
sorpresa, que tiene el efecto de generar un efecto de despertar.
 Nosotros como analistas debemos establecer el diagnóstico diferencial, detectar psicosis y pre psicosis (psicosis 
no desencadenada). 
 Fenómeno elemental: Cuando surge un significante y el sujeto no sabe que significa. Esa significación construye 
un delirio. Formaciones del inconsciente ≠ formaciones elementales. La formación del inconsciente supone la 
articulación de dos significantes, induce una interpretación suponiéndole ahí, un sentido. Esa demanda de 
interpretación parte del sujeto. ¿Qué quiere decir eso? Pregunta que nos ubica dentro de la neurosis aunque no 
sea efectivamente enunciada. En el fenómeno elemental no hay interrogante, hay un efecto de perplejidad, de 
vacío de significación sin que sea acompañado de una posición interrogativa de parte del sujeto. No debemos 
interpretar estos fenómenos en el caso de la psicosis, no se debe cortar la sesión, sobre todo porque el fenómeno 
elemental produce espontáneamente en el sujeto un estado de perplejidad, de vacío de significación. Para Lacan el 
fenómeno elemental esta consustancialmente unido al problema de la significación, al vacío de significación. 
 La sistematización delirante posterior servirá para rellenar el vacío inicial de significación. El relleno de 
significación produce efectos tranquilizadores en ocasiones y de alguna manera seguirá el itinerario impuesto en 
ese plano en miniatura de la psicosis al que llamamos fenómeno elemental. Además de la significación enigmática 
y concediéndole un valor similar, el otro polo del fenómeno elemental se sitúa en la certeza inherente a esa 
experiencia. El énfasis esta puesto en la dimensión de la experiencia de una certeza inicial que inunda al sujeto es la
de estar consentido por eso que le sobreviene muy a su pesar, que se infiltra desde lo real y que no encuentra 
ningún velo simbólico con el que hacerle frente. En el fenómeno elemental se aprecia siempre la anticipación de 
una significación que adquiere una dimensión proporcional al vacío de significación inicial. Distinguimos dos polos 
del fenómeno elemental, los fenómenos iniciales que tienen que ver con una falta de significación y que produce 
efectos de perplejidad en el sujeto y el otro polo tiene que ver con la constitución de la certeza de una magnitud 
proporcional al vacío de significación inicial. Esa certeza que aparece en el polo del delirio, es una certeza en la 
cual el sujeto queda concernido. Lo que sucede en la alucinación es algo que le concierne al sujeto que lo 
enuncia. Para Lacan el delirio forma parte del fenómeno elemental. Los fenómenos elementales aparecen en 
estado de pre-psicosis.
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 Freud en introducción al narcisismo trae una referencia que dice que la paranoia suele remitir al estilo de 
neurosis obsesiva y la esquizofrenia suele remitir al estilo de una histeria.
OPERACIONES EN LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA – Jacques Allain Miller
 El sujeto en el análisis, semana tras semana, asiste una y otra vez al consultorio del analista. Esta práctica de la
repetición, en alguna medida, condiciona la aparición de lo repetitivo en el discurso. En la repetición se repite lo
mismo y lo diferente. Los fenómenos que se ponen de relieve en la práctica psicoanalítica, no deben ser pensados
en términos de fases, sino de operaciones. El psicoanálisis como práctica es una operación que se efectúa por
medio de la palabra (en su doble acepción significante-significado) que al romper con el sentido anudado a los
significantes, se obtienen efectos prácticos en lo real. Se puede decir entonces que el psicoanálisis implica una
dinámica de desnudamiento del ser, que consiste en la confrontación del sujeto con lo que nombramos como
“falta en ser”.La identificación y el fantasma son los aspectos de la subjetividad que vienen a tapar esta falta en
ser. Para que este desnudamiento suceda, el análisis debe trasponer dos barreras. Ese doble franqueamiento
supone ir de lo imaginario a lo simbólico y de lo simbólico a lo real. Esto se produce en dirección a algo central, y
en ese movimiento hacia algo nodal, se encuentra lo que Miller nombra como “el hueso” o el “núcleo” para Freud
 Cuando llega un sujeto a análisis, que no ha pasado nunca por una experiencia psi, decimos que se presenta
siendo partidario de su yo. Está aliado con su yo, confía en que lo que dice no tiene otro tipo de lectura. 
 En la intervención analítica, se requiere que el analista no intervenga como sujeto, debe despojarse de sus
opiniones, ideologías, ideales. Al comienzo se le ofrece al sujeto la posibilidad de hablar, asociación libre, si esto
efectivamente sucede, se pone en juego un fenómeno que Miller llama de amplificación significante. Esta práctica
se sostiene a partir de que es el mismo sujeto quien se interroga a sí mismo acerca de lo que dice. La tentativa de
responder a esos sentidos, puede operar como la motivación para el proceso de amplificación significante. En otros
casos el sujeto puede orientarse a

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