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SANTAMARÍA FERNÁNDEZ “Una estética contra-sublime: la prosa como fractura de la identidad en los viajes de Leandro Fernández de Moratín
Moratín como personaje fronterizo. Piensa como ilustrado y casi romántico. Escribe a la contra. Muy moderno para la España del momento. Construye una identidad nacional desarrollada en forma de pliegue existencial, hace de la prosa su territorio
Mundo en constante cambio, paisaje urbano, viajes sucios. No busca en el paisaje lo sublime, sino el choque entre dos mundos: racional-irracional, elevado-banal, arte-prostitución
Mezcla de ilustración con elementos mágicos, ilustración-superstición. Realidad difusa.
Su prosa se publica desp de muerto, y sesgada. Hay un Moratín oficial, y un Moratín de la diferencia: uno libro, fuera de la opresión neoclásica de los estilos y los géneros que él había defendido en su vida pública
Hipótesis de que no publicó su prosa por miedo a la inquisición.
Prosa como camino del yo, reflexión de sí mismo, subjetividad. La intimidad de M está en su prosa; la intimidad es hacer permeable su mundo. Hay una necesidad de volcar su yo sobre el presente. Observación de lo ordinario. Prosa de M como ejercicio de visionado de un mundo en fuga, se funden ojo y mundo y se da espacio a la crítica, reflexión, sátira con lirismo prosaico. Sin nostalgia ni patriotismo. Nos hace parte de su realidad diaria con una ironía alejada de tópicos. Le sirve para distanciarse de su patria. Prosa como forma de revertir la opresión formal que simboliza España, por eso no siente nostalgia.
La academia lo hace ver como un moralista unidimensional. Su prosa demuestra que es re moderno y cínico. Prosa del ingenio enfermizo. Antagonismo como su forma de vida. Su identidad aparece siempre difuminada
Su forma de vivir su modernidad radica en la revisión de ciertos postulados de la ilustración. No es plenamente un ilustrado, está desencantado. Necesidad de un cambio cultural, que solo puede provenir de la destrucción de lo establecido. 
Dos Moratines: M oficial: público, moralista, adusto, dramaturgo serio
		evil Moratín: libertino, nihilista, cínico
Ambos moratines conviven bien; es respuesta a la crisis que se crea dentro de la ilustración racionalista.
Igual la ilustración es un eje de vida para una nueva época. M considera que la educación, la cultura y el uso de la razón son los pilares sobre los que basar la vida. Educación plural y abierta. Hablaba de educación, libertad de prensa y opinión, y del excesivo poder del clero. Puntos clave para lograr una sociedad moderna y avanzada. 
Tres características de su prosa: 1) vínculo directo que establece con el lector; lo hace partícipe de sus escritos como un cómplice. 2) ironía, ingenio enfermizo. 3) tendencia a la fragmentariedad del discurso
Moratín se encuentra con la relación del auto de fe de Logroño del 6 y 7 de noviembre de 1610. Él recoge el texto, lo edita y lo llena de notas al pie que no son comentarios históricos sino apuntes sarcásticos e irónicos frente a la superstición religiosa de los españoles, y una prosa destinada a crear un espacio de diferenciación respecto a cierto sentido de “lo español”. 
Son notas y composiciones llenas de críticas contra la política, la iglesia y la boludez humana
El único camino transitable para la razón es el humor y la crítica. A la gente no le gustó mucho el temita de estas notas. 
Lo que más le llama la atención a M de este auto de fe es la teatralización constante de la escena inquisitorial, la puesta en escena. 
Ante los terribles sucesos que el auto describe con una prosa totalmente cinematográfica, Moratín no moraliza, ni establece principios de racionalidad ilustrada, ni hace inanes críticas constructivas, sino que simplemente anota humorísticamente, critica irónicamente la estupidez del fundamentalismo religioso y de la superstición en general.
Se estetiza la escena inquisitorial; se la relata con pulcritud, como si se asistiera a una representación dramática y no a un juicio fulero. El auto revela cierta festividad espectacular alrededor del juicio (llevaban música y acompañamiento)
A M le gustan las descripciones relativas al demonio/Cabrón. Tmb el carácter noctámbulo y periférico del hecho brujeril. Se ríe de esto, pensando en relación a la idea ilustrada de que la luz es un remedio contra la boludez (de día no aparecen brujos ni demonios etc viene a ser el chiste)
M recurre a un lector hipotético. Se dirige al lector de tú a tú a través del texto que glosa
Sapos y ranas aparecen un montón. M piensa en los brujos buscando sapos y piensa en crear una especie de contra-égloga. Sapos vestidos; se ríe una banda de eso en las notas al pie. Logra desviar el texto desde una nota al pie, a través de un gesto irónico. Demonio boticario
El momento más importante es cuando, desp de todas las atrocidades narradas, M se detiene en una nota al pie y le habla al lector directamente. Provoca un momento de metaficción. La nota que añade (a esta cita: «En las vísperas de ciertas fiestas principales del año [...], se juntan en el aquelarre a hacer solemne adoración al demonio, y todos se confiesan con él, y se acusan por pecados de las veces que han entrado en la iglesia, misas que han oído, y todo lo demás que han hecho como cristianos») introduce un espacio reflexivo en el que involucra al lector, y añade una visión dramática y personal de lo acaecido con el manuscrito leído. M dice que cuando llegó a esa parte casi deja todo a la mierda. Nos introduce en una escena sobre los avatares editoriales de un texto que ya estamos leyendo. Ya sabemos que pasa pero él introduce un mundo ficcional y paralelo al que estamos atendiendo. 
↪️ Presenta tres personajes que dialogan con él: 
1) Don Tomás: le aconseja no imprimir el auto de fe, porque su obra es abominable
2) Don Pablo: le dice que lo imprima pero con supresiones y ajustes
3) Don Juan: opta porque el mundo conozca el texto íntegramente. Representa al personaje ilustrado clásico, le plantea a M la pregunta clave: ¿cuál es el objetivo del autor al recuperar este texto: defender o criminalizar la inquisición? La rta es que ninguno de los dos: la quiere retratar, por eso la conserva entera. ¿Pero si quiere mostrar el original, por qué introduce el humor y sarcasmo en las notas para desactivar ese posible retrato neutral?
El diálogo entre los cuatro se centra en la conveniencia o no de publicar íntegramente el texto. El editor y Don Juan favorecen la publicación íntegra del Auto, desde un pov liberal/ilustrado; Don Tomás y Don Pablo, no bancan porque daña la imagen de la Iglesia y la religión. Al final dice que va a hacer lo que se le cante el culo. No es la solución de un ilustrado, sino la del otro Moratín. 
Crea un par de obras más al pie, una con un famoso rey hechizado, un vicario y un demonio como ejes, y otra que es la obra de un supuesto sobrino del autor llamada “La venganza más horrenda y muerte de Marijuan”, con el Gran Cabrón como protagonista

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