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Unidad 3 - Ilustración y Romanticismo

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Unidad 3: Ilustración y Romanticismo
La lectura en la axiología ilustrada, y sus proyecciones en el Romanticismo. Representaciones de los espacios y de los soportes de circulación del texto escrito: tertulias, periódicos, libros. El escritor como lector: iniciación, lectura como posicionamiento político. La construcción de bibliotecas privadas y públicas. Lectura y censura. Lecturas novecentistas del siglo XVIII: interpretaciones de la Ilustración desde la Transición española y desde el siglo XXI (Cebrián). Formas de escritura en prensa. Imagen de autora: de la oralidad a la escritura, del romanticismo al modernismo. Figuraciones y auto figuraciones en torno a la mujer, su obra y la periferia cultural y lingüística en el siglo XIX.
Contexto
Carlos III: absolutismo ilustrado. Siglo XIX: invasión y dinastía francesa, se moderniza el país y se une la corona española. Administración central e instituciones culturales. Carlos IV: sin herederos. 
Conflictos políticos: Fernando VII y la legitimidad de la corona; Napoleón se la da a su hermano y los franceses invaden España. Fernando VII prisionero con Carlos IV. Los españoles se levantan y tratan de expulsar a los franceses. Cortes de Cádiz: constitución moderna, liberal. 
Fernando VII vuelve a España y jura la constitución; los nobles la impiden. Gobierno conservador, absolutista; censura y represión a los afrancesados. Inestabilidad política por la desafección de la corona al régimen constitucional. Importante exilio y organización; 1820: revolución, trienio liberal. 
Fernando (borbón) vuelve a la constitución, respeta las libertades. Ministro liberal, desamortización. Sacarles las tierras a los latifundistas (Iglesias y nobles), repartirlas entre lxs trabajadorxs. Se suprime la Inquisición. El ejército de la Iglesia y las potencias europeas intervienen contra los liberales y se vuelve al conservadurismo. Básicamente durante el s XIX: conflicto entre liberales y absolutistas.
Fernando VII tiene una nena con su cuarta esposa, y saca una ley para que Isabel pueda heredar la corona. Su hermano, Carlos IV era mucho más conservador. Cuando muere Fernando VII, asume la corona Isabel con 3 años bajo tutela de su madre (casada hace sólo 3 años); poder no consolidado. Episodios de la guerra carlista. Cólera. 1868: Revolución de septiembre y gobierno provisional del Partido Republicano Federal. 1873: Primera República española. Alfonso XII (1875): viene desde Gran Bretaña para restaurar el orden monárquico. Reinado: estabilidad institucional y construcción de un modelo liberal. Alfonso XIII: menor cuando el muere. Aparición del anarquismo y socialismo. Del optimismo ilustrado de la razón, al pesimismo romántico: no alcanza sólo la razón o el orden. 
Aguilar Piñal
Siglo XVIII: centuria de crisis ideológica. Sucesos que modifican el rumbo de Occidente: en política, emancipación de las colonias inglesas de América (1776) y Revolución francesa (1789); en economía, interdependiente, el norte europeo se impuso a los países mediterráneos (protección del comercio y revolución industrial); desarrollo cultural y científico (reticencias, sobre todo en el sur).
Gradual imposición de ideas y costumbres de la modernidad (para unos, sometimiento a normas universales; para otros, el triunfo de la libertad). Magna empresa editorial francesa. Emancipación de la subordinación teológica; secularización de la cultura. Libertad de pensamiento (en Inglaterra y Holanda); en España más tardíamente; antecedentes de censura e Inquisición. 
Particularidades de España: debilitada política, cultural y militarmente a fines del siglo XVII. Demora de la novedad (dificultad de asimilación), aislamiento contra reformista. Ilustración, mirada puesta en el mundo europeo, pero aletargamiento: cambio a la modernidad como ideas importadas, que podían chocar con las nacionales; en España la resistencia fue mayor: país católico, fiel cumplidor de las directrices doctrinales de la Contrarreforma.
Otros aspectos: importancia de la moda extranjera, sobre todo francesa (como consecuencia de la apertura de España). Reforma y aumento espectacular del Ejército (incorporación de compañías y regimientos). “Corona de España” (1715): integraba los antiguos reinos y provincias, peninsulares, insulares y coloniales. España como nación unitaria y centralizada. Libertad de comercio. 
Creaciones s XVIII: la prensa periódica, la bandera nacional, el Banco de San Carlos (después Banco de España). Incorporación de modas en el vestir, en el modo de hablar, en hábitos familiares, en los bailes de máscaras de carnaval, y en las “casas-café”, competidores de las tradicionales tabernas. Cultura elitista y secularizada. Moda, no como algo despectivo, no se trata de algo volátil y frívolo: “‘Modernidad’: las ‘modas’ presuponen un rechazo de lo antiguo y un cambio hacia algo nuevo”.
Sociedad: reuniones privadas (tertulias, academias); no todas ilustradas, ni desligadas de golpe de la herencia barroca. Aprobación por parte del poder (los primeros Borbones). Respuesta “privada” a la atonía investigadora. Protagonistas: hombres cultos, escritores (todo quedaba por escrito, en memorias, actas); impreso en instituciones. Carácter ilustrado y utilitario, de investigación colectiva. “Las instituciones docentes más tradicionales (Universidades) no se sumaron a este movimiento de progreso científico”; rechazo de lo nuevo. Atraso en relación con Europa. 
Control sobre la literatura: la libertad de imprenta no se introduce en la legislación española hasta la constitución de 1812. Siglo XVIII: lejos de ser libre, muchísimas precauciones frente a los poderes establecidos: la Iglesia católica y la Monarquía. Actuación de la censura oficial, pero más efectiva, la autocensura temerosa. Sobre el escritor: gubernativa e inquisitorial. Previa, civil y gubernamental; más eficaz que la inquisitorial dedicada a libros ya impresos. Castigos: multas, destierros. 
Cambio axiológico: sin corte tajante con el Barroco, continuidades y supervivencias. Cambio de una mentalidad contra reformista y escolástica, a otra secularizada. Fenómeno intelectual relevante en el devenir de los españoles: tardío, lento y contradictorio, pero inevitable en un contexto europeo. No pensar la Ilustración como un movimiento cultural unitario y representativo de todo un siglo.
Ilustración: ni “cultura” ni “filosofía”. “Axiología”: “ordenación de valores que presiden la conducta del ser humano, individual y colectivamente”. Siglo no homogéneo en ideas y valores (pervivencia de motivaciones religiosas y sociales que se opusieron en amplios sectores a la Ilustración). Cultura nacida a la luz del pensamiento ilustrado: minoritaria. Convivencia con una cultura popular más extendida, “anclada con firmeza en el pasado nacional, conservador, clasista y contra reformista”. 
En política, la Ilustración no es un movimiento reaccionario o una empresa liberal a cualquier precio. “Tono medio”, actitud paternalista. Objetivo: la expansión económica y la modernización del país. 
Si Barroco es sinónimo de hipérbole, exageración culta en la creación artística, con predominio del vasallaje y sumisión en el orden político e ideológico, de la teología sobre la filosofía y las ciencias, en la Ilustración predomina la Razón (independencia de la filosofía respecto de la teología). El mayor de los privilegios: acceso a la cultura escrita.
Sujeto de cambio: intelectual, minoría culta, no necesariamente universitaria. Medios de actuación en la sociedad: la política, la enseñanza, la medicina, la administración pública. Participación en las actividades culturales propias de la época (academias, sociedades económicas, bibliotecas públicas).
Proteccionismo nacional paternalista de Carlos III. Postulación del bienestar y la felicidad para todos (“el bien común”), pero “desde arriba”, sin una participación muy plural. Se quiere “educar” casi a la fuerza. Concepto del “hombre de bien”: “amante de la paz, del progreso y de las ciencias, nuevo tipo de hombre, distinto del violento guerrero medieval o ambicioso‘conquistador’ renacentista”. Pasión por la historia natural, la experimentación en física y química, por conocer el origen de todo. Hombre ilustrado como filósofo (filosofía entendida como sabiduría enciclopédica). Nuevo espíritu burgués, oposición a la etiqueta de “despotismo ilustrado”.
Jovellanos (1744 - 1811)
Jovellanos: representa la mentalidad ilustrada española; su vida es una muestra paradigmática de los obstáculos que atravesó el cambio del antiguo al nuevo régimen (monárquico): cercano al poder y respetado por su trabajo a favor de la cultura y del buen gobierno, no se libró del destierro, de la cárcel, ni de una muerte aciaga. La Memoria... escrita con una finalidad administrativa más que literaria, es un fiel exponente del espíritu ilustrado y reformista. 
El siglo XVIII, de la Ilustración en España, emprendió con dificultades el cambio de régimen de una monarquía absoluta a las modernas formas democráticas, que en Europa adquieren la forma de república o de monarquías parlamentarias. España no contaba con una clase burguesa consolidada que llevara el proceso con la solidez del Iluminismo francés; en consecuencia, las transformaciones en el plano científico, social, cultural y político serán más lentas y accidentadas, no inexistentes.
La recuperación de Jovellanos que realiza el escritor y periodista Cebrián cuando ingresa a la RAE, resalta los valores ilustrados a la luz de las transformaciones políticas y culturales que tuvieron lugar en España desde el final de la dictadura franquista en 1975 hasta el fin de siglo, y ponen de relieve la visión adelantada del ilustrado en cuestiones abiertas casi doscientos años después. Diálogo y los puntos de encuentro entre ambos intelectuales.
Por otro lado, el texto de Cebrián pone de manifiesto una situación de lectura particular: se dirige a un público cerrado, en un contexto altamente institucionalizado, con un ceremonial prestablecido; contacto con situaciones académicas (alto grado de solemnidad): defensa de una tesis doctoral, investidura de una autoridad, o de un doctor Honoris Causa.
Macciuci
Jovellanos: pensador ilustrado. Alejado de la sensibilidad estética moderna; títulos desalentadores para lx lector (discursos, memorias, informes). Prácticas literarias mestizas ligadas al soporte prensa. Lxs escritorxs del siglo XVIII debieron forjar nuevas fórmulas discursivas para lograr representar el mundo al que aspiraban, con más altas cotas de libertad, bienestar y progreso.
¿Por qué Jovellanos? La Transición política: cada escritor establece una genealogía de sus lecturas, red de contemporánexs y biblioteca de ancestrxs literarixs. Afiliación con gran peso simbólico en la imagen de un autor, siendo la lectura de ingreso a una Academia. Cebrián pondera el siglo de las luces, en sintonía con la conducta intelectual y moral de sus logros e iniciativas modernizadoras.
Las dudas y contradicciones de Jovellanos refractan las vacilaciones de la Ilustración española; supo convivir con las tensiones y fue capaz de sobrellevar las dificultades y contradicciones propias de un momento de transición. Dicho término es clave en el opúsculo de Cebrián: los tiempos de Jovellanos como una transición desde el antiguo régimen hacia una monarquía moderna; en España de finales del novecientos, el pasaje de la dictadura franquista hacia la normalidad democrática.
Cebrián: periodista curtido y protagonista del post franquismo; la transición, construcción clave del imaginario español del último cuarto de siglo. Su diálogo con Jovellanos constituya una respuesta a las crecientes críticas a los consensos entre los funcionarios salientes del gobierno franquista y los demócratas responsables de conducir el país a la normalidad democrática; escenario en que se dirimía la permanencia del pasado o la apuesta al porvenir, protagonistas de un momento de difícil equilibrio: intelectuales que habían sido parte del régimen y en parte se identificaban con los valores que quedan atrás, sin dejar de apoyar la nueva etapa, mundos diferentes y encontrados.
Tres núcleos temáticos: feminismo de Jovellanos; defensa del derecho de la mujer a salir del estrecho mundo del hogar, desarrollar habilidades y ocupar lugares de la esfera pública. Admisión de señoras en la Real Sociedad Económica Matritense, aunque con titubeos y restricciones veladas a los derechos otorgados. Cebrián incursiona además en la actual lucha por la igualdad en el plano de las retribuciones salariales, todavía sin resolver. Se centra principalmente en dicho episodio, pero Jovellanos también escribió algunos versos de esta índole en carácter anónimo.
Segundo núcleo: fiesta de los toros, cíclica fuente de polémica entre aficionados y detractores; el teatro, rango de divertimento público más importante en el setecientos (y punto de contacto con la era de la comunicación). Comparten la misma opinión contraria a la corrida de toros; juicio sobre la discordancia flagrante entre el cruel trato al animal y el rumbo civilizatorio. Teatro: cultura del ocio formativa a la vez que entretenida; que el pueblo tenga con qué entretenerse y se consideren los pasatiempos una pieza básica del bienestar y de la felicidad. Jovellanos recomienda modificar la arquitectura de los recintos teatrales que cada espectador tenga su asiento para evitar tumultos. Los espectáculos dramáticos son el recurso de los gobernantes para instruir e impartir buenas costumbres. La importancia del teatro reside en que la diversión debe ir asociada a la felicidad y la paz de los pueblos. A fines del novecientos, Jovellanos identifica la condena liberal de la intervención del Estado con la obsesión reglamentarista del absolutismo monárquico de los borbones y Cebrián la traduce a su presente como “la defensa del mercado y del funcionamiento autónomo”.
Tercero: vínculo de Jovellanos con la prensa, presente en su horizonte de hombre ilustrado. Atento a la aparición de un factor clave para una esfera pública en vías de emanciparse de los designios del poder político o eclesiástico. Informe sobre la creación de una gaceta económica.
La lectura situada de Cebrián, triple anclaje y perspectiva: el siglo XVIII, su propia centuria, y el siglo próximo a comenzar. Jovellanos y su siglo son objeto de una reivindicación literaria, ideológica y moral, en un evidente paralelismo con el cambio que llevaron a cabo los ilustrados. Espíritu de la moderación y del “posibilismo”. La mayoría pertenecía a los dos mundos, el que quedaba atrás y el que aspiraban construir: intentaron conciliar los valores de ambas épocas. En cuanto al siglo XXI, su mirada se dirige a cuestiones primordiales en la agenda intelectual de las siguientes décadas, como la situación de la mujer, la expansión de los medios de comunicación de masas, la consolidación de estos a partir de su fortalecimiento económico. 
La renovación de los géneros: alegato menos explícito ligado a la esencia misma de la literatura y el periodismo; la Academia daba entrada al periodismo. Desavenencias entre dos formas de escritura y dos formas de producir excelente literatura. Los géneros discursivos ligados a la prensa, sean de mayor impronta literaria y creativa o más ligados a la crónica y el ensayo, mantuvieron una relación dispar que conllevó a la marginación de la producción en prensa de las instituciones literarias. 
· ¿Qué aspectos toma y proyecta Cebrián en su propio marco histórico? Operaciones que realiza sobre la posición de Jovellanos: a) mujer en la sociedad, b) corrida de toros.
a) Jovellanos: “feminista a su manera” (Cebrián). Defensa del ingreso de María Isidra de Guzmán a la Academia Matritense de Economía: no existe una incapacidad intrínsecamente femenina que determine la división del trabajo por sexos, el ejercicio de la violencia masculina la produjo y por lo tanto la ley no debe impedir que la mujer desempeñe un trabajo, cualquiera sea. Sin embargo, la contradicción: tan sólo unas pocas escogidas deberían ejercer ese trabajo, importando su ingreso limitado, beneficio al hombre. Tal procedimiento discursivoes lo que Cebrián llama “machismo galante”: no se deja de considerar a la mujer en función del varón, que funge de juez y garante del ingreso en los trabajos. Se pregunta el periodista académico si es la mentalidad de los progresistas actuales, que llegan a las mismas conclusiones pero temen ponerlas en práctica. Observa que no es la mujer la que debe ser educada para integrarse al mundo definido por el varón, sino que es el varón el que debe ser educado para que la igualdad sea un hecho.
b) Jovellanos celebraba la abolición por parte de Carlos III de las corridas, y poniéndose en el lugar del asturiano, imagina su reacción respecto a la excesiva reglamentación de la tauromaquia que no ha logrado resolver el problema de fondo: la crueldad barbárica del espectáculo. Para el periodista, el antitaurinismo de Jovellanos fracasó porque “la callejuela...fue enseguida sustituida por los toros” y más adelante por el fútbol. Necesidad de garantizar la comodidad de los espectadores mediante el asiento para evitar los desórdenes. (AMPLIAR)
· Transición política española (siglo XX) ¿Por qué la compara con la época de Jovellanos?
La transición política española es el período histórico posterior a la muerte de Francisco Franco y la asunción del rey Juan Carlos I en el que, por medio de la reforma del sistema establecido por la dictadura, se procedió hacia la instauración de un régimen multipartidista y de libertad de expresión en la Constitución de 1978. Tal reforma fue promovida por los sectores más liberales del régimen, y los partidos democráticos en el exilio. Los españoles pudieron enterarse de las reformas por medio de los periódicos, de uno de los cuales (El País) fue director Cebrián.
Para este periodista, un período de transición no constituye un cambio de régimen, un giro de ciento ochenta grados, sino la tensión de voluntades conservadoras como reformistas; puja entre tradición y cambio en el seno del campo intelectual, “empeño de conciliar valores contrapuestos, y reunir caminos divergentes, sin abdicar de la memoria colectiva”. Define entonces la época de Jovellanos como una de transición, en tanto las ideas de la Ilustración en boga exigían una reforma institucional en España, que de otro modo llegaría por medio de la revolución, como en Francia. El asturiano se encontraría en la dicotomía de ser un conservador reformista, que quería mantener la monarquía católica, pero merced a la inclusión de la mujer y la instauración del incipiente sistema liberal, por lo que fue mal visto por tradicionalistas como afrancesados. Lo mismo sucedió con el ala liberal falangista en la época de la Transición: traidores del franquismo y de los progresistas, que debieron enfrentarse al dilema de alcanzar el estado liberal aceptando la legalidad franquista y la monarquía.
Pre romanticismo
En la Ilustración se considera al lector identificable, órdenes entre los cuales la posibilidad de leer constituía más una condición que un atributo. Pero la situación cambia, se extiende la lectura más allá de la nobleza y la aristocracia, y el lector pasa a ser un singular colectivizante: los lectores, anónimos, indiferentes, significados socialmente por esa condición; público indominable, tanto en el sentido de controlar como en el de contener y abarcar desde una perspectiva determinada.
La importancia de la lectura redunda en una mayor influencia de los escritores. Dimensión pública de su pensamiento: función vinculada a la conducción de la nación. La representación de la sociedad y sus ciudadanos implica la pretensión de describirlos, explicarlos y clasificarlos racionalmente, pero al mismo tiempo, la consciencia de que su dinamismo escapa la racionalización. 
La lectura extendida incide en la administración de los cafés, con salones llenos de espejos y mesas amplias llenas de prensa, papeles, libros y lectores. El café es el espacio privilegiado en el cruce de lecturas entre los siglos XVIII y XIX. La lectura se disemina en conversaciones, e intensifica el papel de la lectura comentada en la vida cotidiana y en la formación ciudadana. Idea del café como cruce de voces, fundamental para entender el paso de la Ilustración al Romanticismo. Como espacio de sociabilidad, paulatinamente se va mostrando como escenario de una asimetría entre el modelo ilustrado y un modelo emergente (protoromántico) que incluye cierta subjetivización y consciencia de la propia soledad. Este movimiento se encuentra en el origen del artículo de costumbres.
En el s XIX alcanza legitimidad, género que maduró con el romanticismo: el artículo de costumbres; anécdota donde aparecían tipos representativos de la comunidad. Ligado a una visión romántica de la sociedad: mundo próximo a desaparecer, forma de captar esos caracteres.
Se dice que España no tuvo Romanticismo porque no había habido un verdadero Siglo de las Luces. El Romanticismo cuestiona la razón como vía de comprender el mundo. Comienza a considerarse la vía de lo irracional, lo propio del más allá, lo ultraterreno. Historias y leyendas que se transmitían en las tradiciones orales de los pueblos, donde el mundo de lo sobrenatural y lo desconocido tiene una importancia clave. Otro punto del Romanticismo fundamental va a ser el descubrimiento del espíritu del pueblo. Sensibilidad que desembocó en los fundamentos del nacionalismo totalitario, no sólo en Alemania. Da origen a la conformación de las nociones de identidad nacional. 
Larra (1809 - 1837)
Se suicidó a los 27 años. En pocos años se hace reconocido en la prensa española y escribe cientos de artículos de muy diversas características. Queda estigmatizado como un autor de artículos de costumbres. Sin embargo, cultivó una gran diversidad: crítica de teatro, y política y social sobre la realidad contemporánea. Renovó la práctica y le dio una de las improntas que todavía permanece. 
Artículos opuestos a toda mirada nostálgica y ennoblecedora; es lo opuesto al artículo que idealiza lo que describe. Mirada ligada a un proyecto modernizador. Experiencia de extrañamiento respecto a su país, mirada distanciada que le permite ver lo anómalo y atípico de las costumbres. 
Extrañamiento de Larra: historia de desarraigo y regreso a España. Hijo de un médico afrancesado, colaborador de la ocupación napoleónica. Se cría en parte en Francia. El proyecto modernizante estaba ligado a los invasores que buscan traer las luces francesas. En 1836 Larra adhiere a una lista conservadora en unas elecciones, siendo electo diputado. No llega a ocupar su puesto. 
En Larra, a consecuencia de su condición extranjera, hay una profunda distancia respecto de los habitantes de la ciudad de Madrid. Por otro lado, tiene ese perfil y construcción de mundo propias del autor romántico, que afirma una fuerte personalidad, una subjetividad que se entiende con el resto de las gentes. Si rastreáramos la idea que tiene del pueblo, podemos ver que es muy elitista. Por un lado sus principales lectores son las clases medias, más o menos instruidas y letradas. Por otro, refiere a las “clases populares” que considera víctimas, alerta sobre el pueblo que alguna vez en la historia va a reaccionar ante tantos siglos de castigos y padecimiento. 
No va a tener una postura nostálgica que sólo represente escenas de costumbres antiguas, sino que se burla de la tradición. La sátira siempre intenta destruir lo que representa, es una burla atacante. Se burla de la censura en tanto la palabra es la capacidad humana por excelencia, el uso de la razón. “Enseñar a callar al hombre que nació para hablar”. 
Larra tiene que hacerse un público: lo hace a través del humor; escritura satírica en el periódico, en tanto critica a partir de una identidad trucada, distanciándose de lo que habla. Perspectivismo: distancia graciosa de lo que describe. Escribe para sus contemporánexs, referencias que se nos hacen ajenas. Los artículos están muy anclados en una situación histórica y política específica. 
En su escritura hay un preámbulo que escenifica la situación de escritura, y configura su imagen de escritor. Se tieneque exiliar a Francia (se forma allí en su época de hegemonía cultural). Etapas de su escritura. Construcción de la figura de autor y escritor en los distintos textos. 
Importancia de la opinión personal; quiere cambiar la realidad. Uso de la palabra: copia muchos artículos franceses (moldes) y los adorna a la España del siglo XIX. Trabaja mucho con el detalle de la lengua. Habla francés, asique el uso correcto del español es un propósito presente en su escritura. 
Larra critica la imposición de la censura y la represión fuertísima durante el siglo XIX español. 
 “El siglo en blanco”
El título refiere a un periódico que era muy censurado. Uso de efectos retóricos: ironía, atenuación, elisión, alusión. Recurso propio del género: búsqueda de referencias clásicas y prestigiosas. Hay una ponderación del silencio. Se pueden hacer una lectura política y circunstancial, y otra literaria o metaliteraria en torno al silencio, a la dificultad de decir.
También, desde un punto de vista metaliterario y moderno, hay una reflexión sobre lo subyacente en el lenguaje, lo no dicho, que pertenece a los problemas de los narradores modernos. Habría una continuidad de estas discusiones desde el siglo de oro. Esta idea de lo no dicho, de lo subterráneo, es el hilo conductor del artículo, que va evolucionando en todo el artículo.
Otro rasgo del artículo es la confesión, manifestación de respeto y de cumplimiento de la ley. Es una forma elusiva de hacer lo contario: de rebelarse contra la censura. La cita en francés vuelve a repetir lo que es el hilo conductor del artículo, lo mismo en latín. Otra ventaja de los artículos en blanco es que nadie tiene que hacerse cargo de lo que ha escrito. 
Son característicos en Larra los gestos de complicidad a partir de un desmerecimiento de su propia persona. Hay un yo fuerte, pero que utiliza el artilugio de la modestia. Termina con una apelación propia de sí y los liberales en esta época. Apela a la Ilustración y a la idea de que España no estaba a la altura de las conquistas de los tiempos de la Revolución Francesa: modernización pendiente, que fue una de las grandes preocupaciones de Larra. Pese a ser un romántico y estar inserto en este movimiento, a pesar de su fuerte subjetividad y personalidad conflictuada con el resto del mundo, característica del pathos romántico, podemos pensar que es un escritor deudor de las ideas del s XVIII, que consideraba que en España todavía no se habían llevado a cabo.
El artículo está firmado como “Fígaro”, un seudónimo; costumbre muy corriente en el periodismo de la época. En algunos casos, los seudónimos servían para que los periodistas pudieran asumir una figura de escritor más madura, para poder asumir ese tono didáctico o censor en los artículos. Larra tiene antecedentes centrales de la práctica periodística, como lector y emulador de los periódicos ingleses y franceses. Muchos de sus artículos eran copias de autores extranjeros. En ese momento era práctica común, un diálogo en el que un escritor tomaba un modelo de los países más avanzados para lograr el mismo efecto en los lectores de su propio país.
Álvarez Barrientos
El espacio público es escenario y condición fundacional de la escritura de Larra, en tanto ámbito en donde se desenvuelven la representación mimética y dramática, y la representación institucional de la ciudad; en él toman sus energías sus principales renovadores. Larra es especialista en captar la complejidad de la sociedad a la que pretendía dirigirse. Personaliza el nombre de la publicación para darle una perspectiva, como publicaciones anteriores. El juego de máscaras ayuda a diseminar los enunciados problemáticos; amparo en una tradición periodística consolidada: personaje redactor.
Escribe para la prensa efímera; cuando decide recoger sus artículos en libro dará más importancia a la posible vigencia y trascendencia de su escritura. Al recopilar sus artículos en 1835, presenta el conjunto como “una elocuente crónica de nuestra llamada libertad de imprenta” y “un documento histórico” para “dar una idea del estado de nuestras costumbres, de nuestra literatura, de nuestros teatros y por fin de nuestras vicisitudes y parcialidades políticas”. Esta idea trasciende: el libro como soporte privilegiado de la escritura literaria. Define la escritura en prensa como “género arriesgado”.
Es hijo de la Ilustración: su educación se estructura en la base didáctica, política y estética ilustrada. El hecho de que se asentase en la prensa, en el artículo ensayístico y en la crítica de las costumbres (sociales, literarias y políticas), manifiesta su intención de intervenir en tanto que hombre de letras en el desarrollo de la vida social. Pero, aunque se sitúe en la tradición cultural de la Ilustración, es consciente de que está en otro momento cultural; intenta dar cuenta de la cambiante sociedad. 
El momento está caracterizado por una crisis que nace al enfrentar los efectos del progreso, incluso antes de que la Ilustración triunfe en España: a pesar de las mejoras materiales, el progreso acaba con el mundo espiritual del individuo, el progreso no mejora al individuo ni hace que la sociedad sea más justa, sino que lo sume en la decepción y la agonía. La crisis que se percibe en su reflexión sobre el entorno y sobre su actividad como escritor. Sus artículos sobre costumbres, literatura y sociedad hablan de la confusión que genera el paso de una época a otra. Larra, al igual que los románticos franceses o alemanes, tiene consciencia de vivir una época de crisis y transición.
Larra escoge el modelo de escritor satírico: contribuir a dirigir la sociedad mediante la emisión de verdades, y para eso debe ganarse el público mediante la risa y la credibilidad. Auto representación como satírico: alcanzó su condición de escritor, progresivamente, a medida que escribe, publica y tiene éxito. A pesar de cultivar los géneros reconocidos por la tradición literaria (teatro, poesía y narrativa), adquiere una imagen de escritor definida a partir de su escritura en prensa. En sus textos de presentación no se considera escritor ni periodista; se toma a sí mismo más en serio al entrar en La Revista Española, cuando se profesionalizó. El momento de máximo reconocimiento es cuando en se le ofrece por contrato “la parte principal del folletín” para publicar sus trabajos. Pero al mismo tiempo que se reconoce en su nueva condición, también se desengaña: “Ya soy redactor”.
Intelectual que además de centrarse en lo que lo rodea, enseña a los demás las características de su profesión, no como reflexión estructurada sino surgida de la contingencia cotidiana, aunque coherente. Giro autorreferencial de su escritura: cómo redactar un artículo, pensamiento que pasa a formar parte del mismo artículo, se convierte en materia periodística. Brinda información sobre sus métodos de trabajo, el lector entra en la cocina del escritor. Como parte de la autorreferencia se presenta la reflexión sobre el público: el público es quien le confiere al escritor su condición de tal (pensamiento sobre la recepción de la obra). Dimensión económica: ser pagado por el trabajo (de escritor) es ser un profesional, y por entonces las letras ya son una profesión.
Dos cuestiones centrales: uso de pseudónimo, ya que escribir en prensa y con registro satírico hacía necesario el anonimato por resabios de la mala consideración de los “mercenarios” de la pluma, y para esconder la autoría. Los primeros pseudónimos de Larra servían para ocultarlo (El Duende, El Pobrecito), pero casi todos sus lectores ya sabían que estaba detrás de Fígaro. Fígaro: funciona como punto de vista, una personalidad satírica y entrometida. Reflexión sobre las palabras: no desde un punto de vista lingüístico, sino político. Desconfianza: ciertos usos políticos las pueden vaciar de significado, y convertirlas en meros instrumentos de mentira y simulación. Consciencia de que las palabras y su uso están relacionadas con el orden político y social en que se emplean y al que constituyen, por lo que la crítica a las palabras es unacrítica a la sociedad misma.
En un principio le preocupa que algún lector se sienta ofendido por lo que dice. Pero no va a ser un lector, sino un público heterogéneo difícil de definir y caracterizar. Incertidumbre del escritor en el paso de la ilustración al romanticismo; lectura comentada, lectores que conversan determinados artículos. Escritor en prensa: voz pública. Espacios de sociabilidad y privados. Del lector identificable que parece estar en el diálogo, pasa a una masa lectora inidentificable. Público: gente que se pasea.
Rosalía de Castro
Romanticismo: la cuna de la reflexión teórica determinante para los estudios literarios, dada la impronta filosófica a través de la cual se sistematizó el pensamiento de los románticos alemanes, muchas veces mediante una forma que se cultivó de manera significativa en aquellos años y aquellos ámbitos: el fragmento.
ese turbión de emotividad, impacto (a veces con especial énfasis en lo físico), la vuelta a la naturaleza–especialmente en cuanto a lo sombrío, lo tormentoso, lo oscuro–, y el regreso también a lo originario, lo primigenio, el golpe de efecto y la intensa expresividad, características románticas que no por casualidad han perdurado tanto y, en ocasiones –en comentarios no especialistas, claro–, hacen que sean considerados en relación de continuidad “poesía” y “romanticismo”.Entonces en primer término, recapitulemos algunos rasgos que fusionan características generales y competencias previas que podamos tener, como para no abordar in media res la obra de una mujer muy particular en el siglo XIX, Rosalía de Castro, considerada, junto con Gustavo Adolfo Bécquer, uno de los mayores exponentes de la poesía romántica española, y susceptible de ser leída, a la luz de herramientas y contextos actuales de reflexión, como una gran innovadora cultural y estética. Una mujer que (y solo para adelantar mínimamente e ir teniendo presente el objeto de análisis de hoy), pese a esa centralidad que posteriormente se le reconoce, escribió y publicó en el marco de una doble marginalidad: ser mujer en el siglo XIX –además estando a la sombra de un marido con mucho peso político y social– y ser gallega y escribir desde una periferia geográfica y lingüística. 
Repasaremos entonces de forma breve que el Romanticismo se caracteriza por:
- Ruptura de la uniformidad clásica
- Impulsos de libertad
- Gusto por el color local
- Interés por lo singular
- Exaltación de lo popular
Y agregar, para un mínima referencia histórica, que se produce:
En el marco de las nuevas corrientes político-ideológicas que difunde el siglo XIX y que cristalizan en España a partir de 1837, pero sobre todo después de la revolución de 1868, una revolución de corte liberal.
Tenemos que considerar que, en el caso de esta autora, estamos frente a lo que suele denominarse en las historias de la literatura española “Posromanticismo”, “Segundo romanticismo” o “Romanticismo tardío”. 
Esto corresponde a la segunda mitad y, más puntualmente, las últimas décadas del siglo XIX. 
Unos pocos apuntes sobre Rosalía de Castro
- Nació en Galicia en 1837, y murió también allí en 1885.
- Escribió en una lengua, la lengua gallega, que, si en su “prehistoria”, el galaico-portugués, había sido la lengua de prestigio de la poesía española –como bien saben ustedes por haber cursado Literatura española I– permaneció luego, por cuestiones políticas, durante tres siglos, llamados “Os séculos escuros” (los siglos oscuros) arrinconada en el uso doméstico
- Junto con Gustavo Adolfo Bécquer –anticipábamos antes– la mayor representante de esta etapa de la poesía romántica española. 
- Considerada la gran poeta de la emigración gallega en Argentina. 
- Escribió en el marco de un movimiento particular que se dio en Galicia durante la segunda mitad del siglo XIX: el Rexurdimento (el Resurgimiento), que tuvo también sus realizaciones en otras esferas culturales, por ejemplo en Cataluña. Este proyecto apuntaba al reconocimiento de las particularidades históricas, geográficas, lingüísticas de Galicia, lo cual encontró un terreno especialmente fértil en el Romanticismo, por algunas de las características que antes veíamos en relación con el rescate de lo local.
Si bien está considerada la figura literaria más importante de Galicia y una de las dos más importantes de esta etapa del romanticismo español, hay que decir que también fue muy maltratada. Por ejemplo, se le dio el despectivo mote de “la llorona”, cuando en realidad hay una mesura que da cabida a nuevas formas de expresividad que lejos están de acentuar el llanto excesivo o exagerado. 
- Característico de esta etapa y de su estética: alejamiento de la expresión grandilocuente. Esto no quita que haya asimismo una vehiculización muy profunda de angustias esenciales para los cuales la poesía es un medio excepcional. 
Muy al contrario, Rosalía y Bécquer –y me parece que más la gallega que el andaluz– son líricos que abren el futuro, son dos poetas que tenemos que calificar como ‘modernos’. (…) [C]on ellos, se establecen las raíces de la poesía contemporánea española, cuyos fundamentos básicos o vectores están (…) en el individualismo y el irracionalismo.
Prólogo: Se configura un lugar complejo en cuanto al desempeño de la mujer y puntualmente de la escritora. A simple vista, está claro que se asume el hecho de estar siempre en segunda línea, o directamente invisibles, funcionales a un objetivo más noble que el de las supuestas pequeñeces a las que las mujeres estaban conminadas en el siglo XIX. Hay un doble movimiento que implica una suerte de “ir a menos”, una captatio benevolentiae que sin embargo entraña también una potencia creadora y una presencia continua.
si bien hay innovación e importantes gestos de cambio para ese momento, cambios respecto de un romanticismo más característico y con mucho anclaje en rescatar lo vernáculo, hay que tener en cuenta que una lectura atenta a cuestiones de género o en clave feminista
la selección lingüística como sus justificaciones son constitutivas de la figura de escritor porque expresan el posicionamiento de Rosalía de Castro –que se presenta como “la autora”– tanto en el campo literario español como en el del conjunto de la sociedad de ese entonces –ubicada en unas coordenadas precisas de tiempo y espacio–. La escritora reconoce su responsabilidad en la selección de la lengua, que tiene implicancias que van más allá de la composición de los Cantares gallegos: ha operado una reivindicación de la forma de hablar y cantar de Galicia y el paso siguiente es reivindicar esa región desde el “lugar en la literatura” en el que se ha ubicado para hacerse su “lugar en la sociedad”. Este procedimiento consiste en tratar en su poesía los temas que aquejan a la región: la conscripción para la guerra y la inmigración, que deja a las mujeres a cargo de la familia y del pago y es entonces también desde su condición de mujer que debe operar esa reivindicación, que debe tomar “a xusticia pola man”. Alusión implica la referencia a un poema muy particular salida desesperada ante la ausencia de leyes que defiendan, más que una posibilidad de reivindicación
titulación del poemario (Follas Novas), al que denominándolo follas está destacando el carácter de poesía escrita, mientras que al adjetivarlo lo ubica en el marco de su proyecto creador: novas, porque son posteriores a los Cantares gallegos, vellas, por los temas que tratan y últimas, porque es la última vez en la que la autora recurrirá al gallego.

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