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Meditacion para el servicio al projimo - Rebekah Borucki

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Meditación para el servicio al prójimo 
Rebekah Borucki 
 
Preparación/acerca de esta meditación 
 
Sé fiel en lo más pequeño. Espera a recibir la abundancia. Entonces, 
cuando el cáliz desborde (y te aseguro que lo hará), di «gracias» y 
comparte. Compartir (o servir al prójimo) es el último ingrediente de esta 
receta mágica para que la riqueza se manifieste. En esta meditación, 
«riqueza» significa todo lo que añade valor a tu vida. Mejores relaciones, 
más dinero y mayor autoestima son todos ejemplos de riqueza, y se 
manifiestan con facilidad a través de la gratitud, la abundancia y el 
servicio. La fórmula es muy sencilla: la gratitud invita a la abundancia y la 
abundancia inspira a servir al prójimo. La parte del servicio al prójimo es 
muy especial, porque se caracteriza por la acción. Los actos de servicio 
que benefician a otros y al bien mayor son la manera más rápida de 
cambiar el mundo. Imagina el efecto de ayudar a alguien a salir de la 
pobreza, de alimentar a quien tiene hambre o de ser amable con alguien 
que no se siente querido. El acto de ponerse al servicio de otro levanta la 
práctica del cojín y la saca al mundo. Entonces, una vez que la práctica ha 
salido al mundo, sucede algo superfabuloso. El servicio hace que te sientas 
tan bien que crece la lista de razones para dar las gracias, las bendiciones 
fluyen de un modo más abundante y recibes aún más recursos que te 
permiten seguir poniéndote al servicio del prójimo. Cuanto más pongas en 
práctica esta fórmula, más riqueza se manifestará. Se crea una rutina 
sencilla que ofrece resultados garantizados y exponencialmente buenos. Y 
todo lo que hace falta para mantenerla es dar las gracias, recibir 
bendiciones y compartir las bendiciones con otros. Si lo que acabo de 
decirte no te ha motivado lo suficiente para salir al mundo y compartir tus 
bendiciones, permíteme que te ofrezca esta meditación como inspiración 
adicional. 
 
¿Cuándo? Esta meditación es más efectiva a primera hora de la mañana, 
antes de salir a la calle. Empezar el día con un espíritu de servicio sienta 
las bases para repartir amor. El deseo de ayudar a los demás atraerá 
energía positiva, tanto de tus seres queridos como de desconocidos, y tu 
generosidad será un imán para eso mismo. 
 
¿Dónde? Practica la meditación para el servicio al prójimo en tu espacio 
personal de meditación. Esta práctica es una expresión de amor sagrado, 
por lo que resérvale tu lugar más especial. 
 
¿Postura? Adopta la postura fácil y apoya las manos en los muslos o las 
rodillas con las palmas hacia arriba. En esta meditación, las manos abiertas 
representan el gesto de dar u ofrecer. Abre y cierra los ojos cuando se te 
indique. 
 
 
Tienes 4 minutos para repartir amor 
 
Este es tu regalo a tus hermanos y hermanas de todo el planeta. También 
puede ser un regalo para todos los seres vivos y para la propia Tierra. Tu 
regalo de servicio puede llegar a todo aquello que necesita amor y 
atención para prosperar. El servicio al prójimo puede manifestarse en una 
sonrisa, en una buena acción o en un regalo físico. Las posibilidades son 
ilimitadas. 
 
1. Siéntate con la espalda bien erguida en la postura fácil y permite que 
las inhalaciones y exhalaciones entren y salgan del cuerpo de forma 
natural, libremente y sin manipulación. Te sientes ligero física y 
energéticamente, y tienes ganas de empezar el día. 
 
2. Cierra los ojos y fíjate en que las inhalaciones y las exhalaciones se 
vuelven más suaves con cada ciclo de respiración. Centra toda su atención 
en la respiración durante diez ciclos de respiración completos antes de 
abrir los ojos y leer tu mensaje. 
 
3. Lee el mensaje en voz alta, despacio y con tranquilidad. Inspira hondo 
al final de cada frase y lee la siguiente durante la exhalación: 
«Hoy seré un conducto para la energía, la alegría, la sabiduría y los 
milagros. Estoy preparado para compartir mis dones. Hay bastante para 
todos, así que compartiré de buen grado y con abundante amor». 
 
4. Cierra los ojos durante tres respiraciones completas y después ábrelos 
para leer el último mensaje con la misma voz amable: 
«Soy un conducto para la energía, la alegría, la sabiduría y los milagros. 
Comparto mis dones libremente y con abundante amor». 
 
 
Eres un conducto por el que fluyen las buenas obras... 
 
Todo lo que te ha sucedido a lo largo de la vida te ha hecho más fuerte. 
Eres una creación divina, capaz de grandes cosas. Te han bendecido con 
abundantes dones que compartir con el mundo. Compartir tus dones 
perpetúa el ciclo infinito y mágico de gratitud, abundancia y servicio al 
prójimo que te traerá una riqueza y una felicidad inconmensurables. Tu 
propósito está claro. ¡Propaga tu luz!

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