Logo Studenta

TEXTO 5- RESUMEN Semiología UBA xxi

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

La Semiotica de Peirce
Charles Sanders Peirce desarrolló una obra extensa y fragmentaria,
recopilada en los "Collected Papers", en la que se esforzó por construir y
fundamentar una teoría de los signos como el marco para una teoría del
conocimiento. La semiótica de Peirce adopta una perspectiva filosófica al
constituir una teoría de la realidad y del conocimiento que se basa
exclusivamente en los signos como medio de acceso a ella. Según Peirce, el
único pensamiento que podemos conocer es aquel que se manifiesta en los
signos. Dado que un pensamiento que no puede ser conocido no existe, todo
pensamiento debe necesariamente existir en forma de signos. En otras
palabras, no podemos pensar sin hacer uso de signos. Peirce equipara la
semiótica con la lógica, considerándolas como equivalentes.
Peirce sostiene que la semiótica es equiparable a la lógica, una visión
compartida por filósofos como Aristóteles, los estoicos, los epicúreos y los
escépticos. Según Aristóteles, "la lógica, en su sentido general, es, como
creo haberlo demostrado, otro nombre de la semiótica, la doctrina cuasi-
necesaria, o formal, de los signos".
En el contexto de Peirce, la semiótica, entendida como otro nombre de la
lógica, se centra en el estudio de la semiosis, concepto tomado del filósofo
epicúreo Filodemo, para quien la semiosis es una inferencia a partir de signos.
Peirce describe la semiosis como un proceso triádico de inferencia en el que
un signo (llamado representamen) atribuye un objeto a partir de otro signo
(llamado interpretante) que se refiere al mismo objeto. Por ejemplo, si alguien
ve en la puerta de un negocio la imagen de una cruz verde (representamen),
comprende que allí hay una farmacia (objeto) a partir de un proceso
semiótico de inferencia en el que el primer signo despierta en su mente otro
signo, como la palabra "farmacia" (interpretante), que lo lleva a conectar el
primer signo con el objeto. La semiosis, como instrumento de conocimiento
de la realidad, es siempre un proceso activo que cada individuo experimenta
constantemente, mientras que la semiótica constituye la teoría formal de esa
experiencia, con sus componentes formales: representamen, objeto e
interpretante.
El SIgno
En la semiología de Charles Sanders Peirce, el concepto fundamental es el
signo, al que él denomina representamen. El representamen es una entidad
material, como una secuencia de letras, sonidos, formas, colores u olores,
que ocupa el lugar de otra cosa, es decir, su objeto. Este representamen
despierta en la mente de alguien un signo equivalente o más desarrollado,
conocido como interpretante, que clarifica lo que significa el representamen y,
a su vez, representa al mismo objeto. Por ejemplo, en un diccionario, la
palabra "perro" es un representamen que representa un objeto (los perros), y
su definición es el interpretante que establece su significado.
Peirce define el signo como algo que, para alguien, representa o se refiere a
algo en algún aspecto o carácter. Este proceso implica tres condiciones para
que algo sea considerado un signo:
El signo debe tener cualidades distintivas que permitan su reconocimiento,
como un sonido particular para una palabra.
El signo debe tener un objeto, pero esta relación por sí sola no es suficiente
para que uno sea el signo del otro; se necesita un interpretante.
La relación semiótica debe ser triádica, es decir, debe implicar un
representamen que sea reconocido como el signo de un objeto a través de un
interpretante.
Así, según Peirce, el proceso de interpretación de los signos implica una
interacción triádica entre el representamen, el objeto y el interpretante, donde
el interpretante clarifica y desarrolla el significado del representamen en
relación con su objeto. Esta teoría semiótica de Peirce se distingue por su
enfoque lógico en lugar de psicológico, ya que se centra en la estructura
formal de los signos y su interpretación.
El interpretante
En la semiología de Charles Sanders Peirce, el interpretante juega un papel
crucial en la interpretación de los signos. Umberto Eco, en sus obras, aclara
que el interpretante es otro signo, es decir, otra representación, que se refiere
al mismo objeto que el representamen. El interpretante puede asumir
diversas formas:
Un signo equivalente de otro sistema semiótico. Por ejemplo, el interpretante
de la palabra "perro" puede ser el dibujo de un perro, representación visual
que pertenece a un sistema diferente al lenguaje verbal.
Un gesto o señal que apunta a un objeto, como un dedo índice que señala
hacia un perro al escuchar la palabra "perro".
Una definición formulada en el mismo sistema de comunicación, como
traducir la palabra "sal" al término "cloruro de sodio".
La traducción del término a otra lengua, como la palabra "dog" en inglés
como interpretante de la palabra "perro" en español.
La traducción del término a otro de la misma lengua mediante un sinónimo,
como "remedio" para "medicamento".
Una asociación emotiva con un valor específico, como el interpretante
emocional "fidelidad" para la palabra "perro".
Peirce distingue tres tipos de interpretantes en la interpretación de un signo:
 a. El interpretante inmediato es el concepto o significado que el signo
lleva consigo, independientemente de su contexto o circunstancias de
uso. Es una abstracción que representa una posibilidad de interpretación.
 b. El interpretante dinámico es el efecto particular que un signo provoca
en la mente de un intérprete en una situación específica de enunciación.
Es un evento singular y real, como una emoción, un pensamiento o una
acción.
 c. El interpretante final es el hábito o la regularidad en la disposición a
actuar que el signo genera en su intérprete. Es el resultado interpretativo
al que cada intérprete está destinado a llegar cuando el signo es
suficientemente considerado.
Estos tres tipos de interpretantes funcionan simultáneamente en un acto de
semiosis, contribuyendo a la comprensión y significación de los signos en
diferentes niveles.
El principio del pragmatismo
El principio del pragmatismo, según Charles Sanders Peirce, se refiere a la
idea de que la creencia en la verdad de un concepto determina hábitos de
conducta. Inicialmente, Peirce utilizó el término "pragmatismo" para expresar
este principio. Sin embargo, el filósofo William James adoptó esta palabra
para describir una propuesta filosófica que Peirce consideraba opuesta a la
"sana lógica", lo que llevó a Peirce a reemplazarla por "pragmaticismo".
Según Peirce, la comprensión completa de un concepto implica reconocerlo
en todas sus formas y realizar un análisis exhaustivo del mismo. Pero incluso
después de este proceso, es posible que no se tenga una comprensión
completamente viva del concepto. Para Peirce, la creencia en la verdad de un
concepto desarrolla hábitos de conducta específicos, los cuales son
reveladores de su verdadero significado.
Por ejemplo, la creencia en la verdad del concepto de estufa como objeto que
proporciona calor enfrío desarrolla el hábito de encender una estufa cuando
hace frío. Para Peirce, el interpretante inmediato de todo pensamiento propio
es la conducta, y el pragmatismo implica que el significado lógico de los
conceptos se manifiesta en hábitos generales de conducta.
Desde esta perspectiva, el pragmatismo sugiere que lo que pensamos debe
entenderse en términos de nuestras disposiciones para actuar, lo que lleva a
Peirce a argumentar que la lógica, como la doctrina de lo que deberíamos
pensar, debe ser una aplicación de la ética, que adquiere su verdadero
significado a través de su relación con la lógica.
El objeto
El objeto, según Charles Sanders Peirce, es un elemento fundamental en la
teoría semiótica. Para Peirce, un signo debe "representar" a otro elemento
llamado su Objeto. Este concepto de representación implica que el signo está
en una relación con otro elemento de tal manera que, para ciertos propósitos,
se puede tratar como si fuera ese otro elemento. Peirce reconoce queun
signo puede tener más de un objeto y sugiere el término "objeto complejo"
para describir esta situación.
Peirce distingue dos tipos de objeto: el objeto inmediato y el objeto dinámico.
El objeto inmediato es aquel que es representado por el signo mismo,
mientras que el objeto dinámico es la realidad que determina cómo el signo
se relaciona con su representación. Peirce ilustra esta distinción con el
ejemplo del planeta Venus, que puede ser representado de diversas maneras
(por ejemplo, como "el lucero matutino" o "el lucero vespertino"), pero sigue
siendo el mismo objeto dinámico.
Para que un signo pueda representar un objeto dinámico, el objeto debe ser
conocido por el intérprete, ya sea directamente o a través de experiencias
pasadas de semiosis. Peirce argumenta que, en última instancia, tanto el
objeto dinámico como el objeto inmediato tienen la naturaleza de un signo, ya
que son elementos que pueden ser interpretados y relacionados en el
proceso semiótico.
En resumen, según Peirce, el objeto en la teoría semiótica es un elemento
que tiene una existencia independiente de la semiosis, pero que debe ser
conocido por el intérprete para que el signo pueda representarlo
adecuadamente. Además, tanto el objeto dinámico como el objeto inmediato
son considerados como signos en el análisis lógico de la semiosis.
El fundamento
Peirce introduce el concepto del "fundamento" como un elemento crucial en
la teoría semiótica. Según Peirce, un signo representa a su objeto no en
todos los aspectos, sino solo con referencia a una suerte de idea, que él
llama el fundamento del representamen. Este fundamento se refiere a uno o
varios rasgos o atributos del objeto que permiten identificarlo, es decir, los
aspectos distintivos que lo diferencian de otros objetos.
Tomando como ejemplo las expresiones "el lucero matutino" y "el lucero
vespertino" para representar al planeta Venus en diferentes momentos del
día, vemos cómo cada representamen selecciona distintos rasgos del objeto
(Venus) como fundamento para construir su objeto inmediato. En este caso,
el fundamento del representamen establece qué aspectos del objeto son
relevantes para la construcción del objeto inmediato del signo.
Eco sugiere que el fundamento no solo es un componente formal, sino que
también puede considerarse como parte del significado del signo. Para Eco,
el fundamento, el significado y el interpretante de un signo están
intrínsecamente relacionados, ya que los rasgos semánticos que caracterizan
el contenido del significado del signo son también los atributos distintivos que
constituyen su fundamento. Desde esta perspectiva, el fundamento, el
significado y el interpretante de un signo se entrelazan, ya que definir uno
implica necesariamente referirse a los otros en un proceso semántico
complejo.
En resumen, el fundamento del representamen es el conjunto de rasgos o
atributos del objeto que son seleccionados para construir su objeto inmediato
en el proceso semiótico. Este concepto es crucial para comprender cómo los
signos representan a sus objetos y cómo se relacionan entre sí en el análisis
semiótico.
La semiosis infinita
La semiosis infinita, según Peirce, se refiere al proceso en el cual los
componentes formales de la semiosis (representamen, objeto e interpretante)
están intrínsecamente entrelazados en una cadena interminable. En esta
cadena, cada elemento es a la vez interpretante del signo anterior y objeto
del signo siguiente, formando así una secuencia continua de referencias
semánticas.
Peirce describe un signo como cualquier cosa que determina a otra cosa (su
interpretante) a referirse a un objeto al cual ella también se refiere (su objeto),
y este interpretante a su vez se convierte en un nuevo signo, dando lugar a
una cadena semiótica interminable. En otras palabras, un signo nunca está
aislado, sino que forma parte de una cadena de referencias semánticas en
constante evolución.
Según Peirce, todos los pensamientos son signos y, por lo tanto, se remiten
unos a otros en una red interconectada de significados. Esta
interdependencia entre los signos implica que todo conocimiento está
determinado por otros conocimientos previos, ya que cada signo se basa en
los signos que lo preceden.
La teoría de Peirce sobre la semiosis infinita tiene implicaciones profundas en
la epistemología contemporánea. Según Magariños de Morentín, el
conocimiento siempre se relaciona con otros conocimientos previos, nunca
con una realidad pura e independiente del pensamiento. Esta idea subraya la
importancia del concepto de signo como vehículo fundamental para la
comprensión y la construcción del conocimiento.
Es importante distinguir entre la semiosis humana, que es potencialmente
infinita, y la "semiosis en acto", que marca un punto de cierre provisional en la
cadena semiótica cuando un interpretante final designa el objeto de un
representamen en un acto semiótico particular. Aunque la semiosis en acto
establece un límite temporal, la semiosis humana sigue siendo virtualmente
infinita debido a la naturaleza continua y evolutiva del proceso de
significación.
Las Ramas de la semiotica
Las ramas de la semiótica, según Peirce, se derivan de la conexión entre
cada representamen y tres elementos fundamentales: el fundamento, el
objeto y el interpretante. Estas ramas son:
 Gramática pura: Su objetivo es investigar qué características debe tener
un representamen para que pueda transmitir un significado válido. En
otras palabras, la gramática pura busca determinar cómo debe ser
estructurado un representamen para que pueda encarnar un significado
de manera efectiva.
 Lógica propiamente dicha: Esta rama se enfoca en estudiar lo que es
cuasi-necesariamente verdadero en los representamenes de cualquier
inteligencia científica para que puedan ser considerados válidos para
algún objeto. Es la ciencia formal que examina las condiciones de verdad
de las representaciones. En resumen, la lógica propiamente dicha aborda
la cuestión de cómo un representamen puede ser verdadero en relación
con un objeto específico.
 Retórica pura: La retórica pura busca establecer las leyes que rigen la
generación de nuevos signos a partir de otros signos, especialmente
cómo un pensamiento da origen a otro pensamiento en cualquier
inteligencia científica. Esta rama se centra en el proceso lógico de
aumento del conocimiento y en cómo los signos conducen a la
generación de nuevos significados y pensamientos.
En resumen, estas tres ramas de la semiótica abordan diferentes aspectos
del proceso de significación y comunicación, desde la estructura y la validez
de los representamenes hasta la generación y el desarrollo del conocimiento
mediante los signos.
Las categorias
Las categorías de la semiótica, según Peirce, se derivan de la división
triádica de las categorías, que son el objeto de reflexión de lo que Peirce
denomina fenomenología, faneroscopía o ideoscopía.
Primeridad: En esta categoría, se considera algo tal como es, sin referencia
a ninguna otra cosa. Se relaciona con la idea de libertad, posibilidad e
indeterminación. Por ejemplo, la cualidad tomada independientemente de
cualquier realización existente, como la dureza o el color rojo. En el signo, el
representamen corresponde a la categoría de primeridad.
Segundidad: Esta categoría implica considerar algo tal como es, pero en
relación con otra cosa, estableciendo una relación diádica. Se vincula con la
existencia y los hechos brutos. Por ejemplo, la caída de una piedra en
relación con la tierra, siendo un asunto exclusivo de la piedra y la tierra en un
momento determinado. En el signo, el objeto se corresponde con la categoría
de segundidad.
Terceridad: Es la categoría que hace posible la ley y la regularidad.
Introduce una progresión regular no azarosa mediante una ley. En el signo, el
interpretante se corresponde con la categoría de terceridad, ya que
constituye una ley que relaciona el representamen con el objeto, y él mismo
está en relación con el objeto. Esta relación triádica entre el signo, su objetoy
el pensamiento interpretador es esencial para entender el proceso de
significación.
El interpretante, como tercero, establece una auténtica relación triádica,
relacionando el representamen con el objeto, su propia relación con el objeto,
y la relación entre el objeto y el interpretante. Estas categorías tricotomizan
los tres constituyentes de la semiosis, dando lugar a nueve tipos de signos
según Peirce.
Tipos de signo
Peirce establece una clasificación de los signos según la naturaleza del
representamen, dividiéndolos en cualisigno, sinsigno y legisigno.
Cualisigno: Correspondiente a la categoría de primeridad, el cualisigno es
una cualidad en sí misma, como un color o una forma, que representa una
mera posibilidad hasta que se manifiesta en un sinsigno, un signo existente.
Sinsigno: Se relaciona con la categoría de segundidad y es cualquier cosa
existente que funciona como un signo. El sinsigno es una manifestación del
cualisigno y adquiere significado gracias a un legisigno, que es un tipo
general del que el sinsigno es una instancia específica.
Legisigno: Corresponde a la categoría de terceridad y es una ley que actúa
como un signo, integrado en un sistema organizado. El legisigno otorga
significado a los sinsignos, las manifestaciones específicas de la ley.
Por ejemplo, consideremos una palabra escrita en una pizarra por un maestro.
El cualisigno sería la blancura y textura de la tiza, el sinsigno sería la palabra
escrita en la pizarra como una manifestación específica, y el legisigno sería la
palabra como parte del sistema de la lengua española, que otorga significado
a la palabra en el contexto del lenguaje.
Peirce también menciona la importancia de los signos en la comunicación
verbal y no verbal, como las señales de tráfico, que representan tipos
generales (legisignos) y se manifiestan como señales específicas (sinsignos)
en lugares y momentos concretos. En resumen, todas estas manifestaciones,
ya sean tipos generales o manifestaciones específicas, son consideradas
símbolos debido a la asociación de su significado con los objetos que
representan.
Icono ,indice y simbolo
Los íconos son un tipo de signo según Peirce, que establecen una relación
de semejanza o analogía con su objeto. Peirce los clasifica en tres tipos:
imágenes, diagramas y metáforas.
Imágenes: Son íconos que comparten cualidades simples con su objeto,
como color, forma o tamaño. Ejemplos de íconos imágenes incluyen dibujos,
fotografías y onomatopeyas que representan sonidos de manera icónica.
Diagramas: Estos íconos establecen relaciones entre las partes del signo y
las partes del objeto mediante analogías. Por ejemplo, un organigrama de
una empresa o un diseño de infografía son ejemplos de íconos diagramas.
Metáforas: Peirce considera las metáforas como íconos que guardan un
paralelismo o similitud con su objeto. Aunque algunas teorías interpretan las
metáforas en términos de similitud entre referentes o entre los contenidos de
expresiones, Peirce destaca que siempre implican una relación de semejanza.
Es importante destacar que un ícono sigue siendo un signo incluso si su
objeto no existe físicamente. Por ejemplo, un dibujo de una figura geométrica
en papel representa una idea geométrica, aunque la figura en sí misma no
tenga existencia física.
Peirce distingue los íconos de los índices y los símbolos en que no tienen una
conexión dinámica con su objeto, sino que simplemente comparten
cualidades similares que evocan sensaciones análogas en la mente del
observador.
Indice
Los índices son un tipo de signo según Peirce, que establecen una relación
existencial con su objeto. A diferencia de los íconos, los índices no se basan
en la semejanza con su objeto ni en operaciones intelectuales como los
símbolos. Peirce identifica tres características principales de los índices:
Carecen de parecido significativo con su objeto: A diferencia de los
íconos, los índices no comparten cualidades visuales con su objeto. Su
significado no se basa en la similitud física, sino en la relación existencial con
el objeto.
Se refieren a entidades individuales: Mientras que los símbolos designan
clases de objetos, los índices se refieren a entidades individuales, unidades o
conjuntos unitarios de unidades. Esto implica una conexión directa con
experiencias específicas.
Dirigen la atención de manera compulsiva: Los índices llaman la atención
del observador de forma casi automática, mediante asociaciones por
contigüidad. Su acción depende de la percepción sensorial más que de la
interpretación intelectual.
Peirce proporciona numerosos ejemplos para ilustrar los índices en la vida
cotidiana:
 Observar el andar balanceado de una persona y deducir que es un
marinero.
 Identificar a un jinete por su vestimenta y postura.
 Utilizar un reloj de sol para conocer la hora del día.
 Interpretar golpecitos en una puerta cerrada como una señal de que
alguien está detrás.
 Reconocer la dirección del viento observando el movimiento de una
veleta.
 Utilizar la estrella polar como guía para encontrar el norte.
Peirce también menciona ejemplos más abstractos, como los pronombres
demostrativos y las instrucciones detalladas que ayudan a orientarse en el
espacio o a entender ciertas situaciones. Además, considera los síntomas
médicos, los cuantificadores y los nombres propios como ejemplos de índices
en el lenguaje natural.
En resumen, los índices son signos que establecen una conexión directa con
su objeto, basada en la experiencia sensorial y la contigüidad, más que en la
similitud o la interpretación intelectual.
El simbolo
Los símbolos, según Peirce, son representaciones que se refieren a su objeto
dinámico por convención, hábito o ley. Peirce explora el significado
etimológico de la palabra "símbolo" para explicar su concepto. En su análisis,
encuentra que la palabra se usaba frecuentemente en la antigüedad griega
para referirse a contratos o convenios, lo que sugiere una asociación con la
convención o el acuerdo.
En este sentido, todos los signos que forman parte de un sistema
convencional, regidos por una ley que les asigna un significado y los
relaciona con un objeto, pueden considerarse símbolos. Esto incluye los
signos de la escritura, los sistemas de señalización, así como los símbolos
utilizados en diversas disciplinas como la química, la física y el álgebra, entre
otros.
Los símbolos se caracterizan por denotar clases de objetos en lugar de
referirse a entidades individuales, como lo hacen los índices. Peirce destaca
que para hacer una afirmación factual, es necesario recurrir a algún signo
que actúe como índice, ya que los símbolos no pueden referirse a cosas
particulares, sino que representan categorías generales.
Para que un símbolo pueda referirse a un objeto específico, debe combinarse
con un índice, como en el caso de las expresiones que utilizan pronombres
demostrativos o posesivos. Peirce ejemplifica esto con frases como "este
pájaro" o "nuestro matrimonio", donde los pronombres funcionan como
índices que establecen una conexión entre el símbolo y su objeto.
Peirce también relaciona los símbolos con los conceptos, afirmando que
pensamos mediante signos mentales que tienen una naturaleza mixta, donde
los símbolos representan conceptos. Además, señala que los símbolos
pueden cambiar de significado con el tiempo y el uso, ya que su
interpretación está sujeta a la experiencia y al contexto social e histórico.
En resumen, los símbolos son signos que se refieren a su objeto por
convención, hábito o ley, representando clases de objetos y desempeñando
un papel fundamental en la comunicación y el pensamiento humano. Su
interpretación está influenciada por el uso y la experiencia, y su significado
puede evolucionar con el tiempo. La distinción entre íconos, índices y
símbolos es funcional y depende del análisis de la semiosis en un contexto
específico.
Rema, dicente, argumento
La semiología, según Peirce, clasifica los signos en tres categorías: rema,
dicente y argumento, mediante la división fenoscópica del interpretante.Un
rema es un signo considerado de manera aislada, sin relación con otro, que
no es ni verdadero ni falso en sí mismo, como la mayoría de las palabras. Se
corresponde con un término, que es simplemente un nombre correspondiente
a una clase.
Los nombres comunes y los nombres propios son ejemplos de remas. Estos
representan posibilidades cualitativas, es decir, se entiende que representan
una clase de objetos posibles a través de cualidades generales. Por ejemplo,
el rema "perro" se asocia con cualidades como "animal", "mamífero" y
"canino", que son posibilidades inherentes a la categoría de perro.
El dicente, también conocido como dedsigno, corresponde a una proposición,
como "Todo perro es un animal". Se considera un signo de existencia real en
relación con su objeto. A diferencia del rema, una proposición puede ser
verdadera o falsa, dependiendo de su correspondencia con la realidad.
El argumento, por otro lado, se corresponde con lo que comúnmente se
entiende como razonamiento. Es un proceso de pensamiento que busca
inducir una creencia específica en el intérprete. Un argumento consta de
premisas que conducen a una conclusión. La conclusión, aunque represente
al intérprete, es esencial para la expresión completa del argumento.
Los argumentos se dividen en tres tipos según el tipo de inferencia en la que
se basan: abducción, deducción e inducción. Estos tipos de argumentos se
explorarán más adelante en el texto. En resumen, la clasificación de los
signos en rema, dicente y argumento proporciona un marco para entender
cómo se comunican ideas y se construyen argumentos en la semiología de
Peirce.
La combinación de las tres tricotomias
La combinación de las tres tricotomías de los signos, según Peirce, origina
veintisiete clases de signos. Sin embargo, basándose en dos principios
fundamentales, Peirce excluye combinaciones semánticamente imposibles y
establece diez clases de signos:
1. Cualísigno remático icónico: Representa cualquier cualidad como un
signo, interpretado como un rema o un signo de esencia. Ejemplo: un
matiz de rojo utilizado para connotar "cardenal".
2. Sinsigno remático icónico: Es cualquier objeto que determina la idea
de otro objeto a través de una cualidad, interpretado como un rema o un
signo de esencia. Ejemplo: un diagrama individual, como el triángulo que
representa el signo según la concepción de Peirce.
3. Sinsigno indicial remático: Es un objeto de la experiencia directa que
señala la presencia de otro objeto, interpretado como un rema y una
réplica de un legisigno. Ejemplo: un grito espontáneo como "¡Coche!"
para indicar la aparición de un automóvil.
4. Sinsigno indicial dicente: Representado por un objeto que indica una
información fáctica, como una veleta que señala la dirección del viento.
5. Ícono remático: Es el tipo general del que el sinsigno icónico remático es
una réplica, como un diagrama sin considerar su individualidad.
6. Legisigno indicial remático: Ejemplificado por pronombres
demostrativos que confieren existencia e identifican un individuo en una
clase de objetos representada por un rema.
7. Legisigno dicente indicial: Representa al tipo del que el sinsigno
dicente indicial es una réplica, como una veleta codificada culturalmente.
8. Símbolo remático legisigno: Ejemplificado por un nombre común que
se conecta con su objeto mediante una ley y un concepto general.
9. Símbolo dicente legisigno: Representado por una proposición que está
conectada con su objeto a través de una asociación de ideas generales.
10. Argumento simbólico legisigno: Es la forma abstracta de un
razonamiento, como un silogismo.
Determinar la clasificación de un signo en esta taxonomía puede ser
complicado, ya que los signos pueden asumir características diversas según
su uso y contexto específico.
Conocimiento de la realidad y tipos de interferencia
El conocimiento de la realidad y los tipos de inferencia según Peirce:
Peirce sostiene que todo conocimiento remite a otro conocimiento, y el objeto
del signo es también un signo pensado en semiosis anteriores. Esto implica
una cadena infinita de semiosis, que no es exclusiva del proceso de conocer,
sino también una propiedad de lo real. Aunque estas afirmaciones podrían
tener resonancia idealista, Peirce enfatiza que el mundo no depende de
nuestra interpretación subjetiva.
Para Peirce, lo real es el acuerdo o consenso de una comunidad sobre lo que
es considerado verdadero, lo que determina los hábitos de conducta.
Asimismo, sostiene que no hay nada absolutamente incognoscible, y lo que
se piensa en las cogniciones verdaderas es lo real tal como es.
Peirce distingue entre cogniciones verdaderas, cuyos objetos son reales, y
cogniciones falsas, cuyos objetos son irreales. Además, considera que los
universales existen en las cosas, y su existencia está determinada por el
pensamiento que los conoce.
En cuanto a los tipos de inferencia, Peirce postula tres:
 Abducción: Se corresponde con la primeridad y con la iconicidad.
Consiste en plantear una hipótesis explicativa como base de un
razonamiento. Es un proceso de conjetura que no brinda certeza, pero es
fundamental para guiar la conducta futura de manera racional.
 Deducción: Se corresponde con la segundidad y con la indicialidad.
Parte de una ley general para derivar consecuencias específicas. Es un
proceso deductivo que establece una relación lógica entre premisas y
conclusiones.
 Inducción: Se corresponde con la terceridad y con el símbolo.
Presupone que lo que es verdad de un conjunto también es verdad de un
número de casos del mismo conjunto, tomados aleatoriamente. Es un
proceso inductivo que generaliza a partir de observaciones específicas.
Peirce rechaza el postulado positivista de la primacía de la inducción en el
proceso de conocimiento y sostiene que todas las ideas novedosas de la
ciencia surgen gracias a la abducción, cuyo fruto es la postulación de una ley.
El progreso científico es para Peirce una prueba de que la mente humana
está en armonía con la verdad de las cosas.
Peirce y el post-estructuralismo
La teoría de los signos de Peirce, especialmente su noción de semiosis
infinita, ha sido retomada por el post-estructuralismo. Este movimiento, según
el crítico Jonathan Culler, se diferencia del estructuralismo al enfocarse en la
imposibilidad final de sus proyectos y exploraciones. Mientras que el
estructuralismo busca desarrollar "gramáticas" que expliquen la forma y el
significado de las obras literarias, el post-estructuralismo investiga cómo se
subvierten estos proyectos debido a los funcionamientos propios de los textos.
Jacques Derrida, uno de los principales representantes del post-
estructuralismo, apela a la teoría de los signos de Peirce en su propuesta
filosófica llamada deconstrucción. Derrida rechaza la idea de un significado
definitivo atribuible a un texto y concibe al texto como una máquina
significante que produce un infinito diferimiento del significado. Esta postura
se opone al "logocentrismo" y la "metafísica de la presencia", que buscan fijar
un significado trascendental.
Para Derrida, Peirce señala que toda remisión de signo a signo es indefinida,
lo que lleva a la conclusión de que "la cosa misma" siempre es un signo
inserto en una cadena de semiosis ilimitada. Sin embargo, Umberto Eco
critica la lectura de Derrida sobre Peirce, argumentando que toda semiosis
está determinada por un objeto dinámico que contribuye a determinar al signo,
y que el proceso de interpretación, aunque virtualmente ilimitado, se detiene
provisionalmente con el interpretante final.
En resumen, los debates actuales sobre la interpretación y sus límites
demuestran la vigencia y la fecundidad de la teoría de los signos de Peirce.
Semiologos y analistas del discurso se remontan a Peirce para fundamentar
muchas de sus propuestas sobre la construcción social del sentido y la
realidad.

Continuar navegando