Logo Studenta

HEINRICH_RACKER

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Cuando tomamos contacto con una obra, sentimos 
cómo a través de ella, poco a poco, cobra vida la 
personalidad de quien la creó. A través y detrás del 
contenido en sí surgen uno y otro rasgo del espíritu 
y carácter de su autor hasta configurarse en una 
imagen. 
 
Heinrich Racker, 1956, p. 246. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 2 
Heinrich Racker 
(1910-1961) 
 
 
Matías Luzuriaga (Coordinador), Juan Buccheri, Carolina Czerniecki de Lázaro, Paula 
Galak, Hernán Hasperué, Vivian Secco.1 
 
 
 
Racker por Racker2 
 
 
Nací el 3 de julio de 1910 en Neu-Sandez, Polonia y soy ciudadano austríaco. Fui a la 
escuela primaria y secundaria en Sperlgasse, Viena. En 1929 me 
matriculé en psicología y musicología en la Universidad de Viena. 
 
A partir de ese momento, tuve que ocuparme yo mismo por mi sustento. Aprobé el 
examen estatal (NT: es un examen que acredita para ser empleado del estado, que 
conlleva a muchos beneficios) de música y conseguí un puesto como profesor de 
piano en 1930 y en 1931 también aprobé los exámenes estatales de historia de la 
música, psicología y pedagogía en el conservatorio de la asociación para el cultivo de 
la música popular (NT: conservatorio de trabajadores). 
 
Para perfeccionar mi educación musical, que le debía a mis alumnos, asistí a la clase 
magistral en la Academia de Música durante 3 años, dirigida por el Hofrat (NT: 
Consejero de palacio, título honorífico antiguo en Austria) Franz Schmidt. 
A partir de la primavera de 1933 pude retomar nuevamente con más intensidad mis 
estudios universitarios. Hice mi disertación con el Prof. H. Swoboda sobre "El 
problema de la periodicidad psíquica" y pasé el rigorosum psicológico con el Prof. H. 
Swoboda y el Prof. K. Bühler en julio de 1935 con distinción. 
 
Mi interés por el psicoanálisis se remonta a mis días de escuela secundaria, cuando 
leí por primera vez las "Conferencias". Como resultado, luego estudié: "Psicopatología 
de la vida cotidiana", "Interpretación de los sueños", "Más allá del principio del placer", 
"¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?", el "Malestar en la cultura", la "Nueva 
conferencias de introducción al psicoanálisis" y algunos escritos menores, así como 
varias obras de amigos y alumnos de Freud. 
 
Los motivos de mi solicitud son: 
"El amor a la ciencia de la vida psíquica"; el esfuerzo por obtener conocimientos sobre 
la vida mental a través de la formación psicoanalítica, que sólo son posibles 
de esta manera, y, como analista, sobre la base del conocimiento adquirido, tener la 
posibilidad interior y exterior de seguir investigando; la propensión a ayudar y sanar 
en aquellas áreas que me generen interés y aptitud percibida o real; finalmente, el 
deseo de crear la mayor unión posible entre la actividad profesional y la inclinación 
(NT: pasión). 
 
Con sincero agradecimiento por todo su arduo trabajo. 
 
1 matiasluzuriaga@gmail.com, juanbuccheri@hotmail.com, caroclazaro@gmail.com, 
galakpaula@gmail.com, hernanhasp@gmail.com, vivian.secco@gmail.com 
2 Carta de Racker al claustro docente de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, para solicitar el ingreso 
al Instituto. 
 3 
 
 
Dr. Heinrich Racker 
Viena, 14 de junio de 1936 
 (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 
 
 
 
 
Primeros años en Europa 
 
Sus padres, Naphtali Meyer Racker y Ella Spiegel, tuvieron tres hijos, una niña 
llamada Miriam en 1908, Heinrich en 1910, y luego de tres años nacería el último de 
los hijos, Efraim. 
Debido al inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, la familia se vio obligada a 
emigrar a Viena. Allí lograron instalarse y tener un buen pasar, aunque al principio no 
fue nada fácil, ya que tuvieron que enfrentarse a una cultura fuertemente imperialista 
y antisemita. 
Su padre era un hombre muy culto, que combinaba rasgos de una figura de gran 
autoridad, con tolerancia y afecto. Se dedicaba al comercio y además dirigía un 
prestigioso diario sionista. Esto le permitió a la familia Racker, con el tiempo, lograr 
una buena posición y que sus tres hijos pudieran estudiar en el Gymnasium sin 
dificultades y terminar sus estudios universitarios, a pesar incluso de las dificultades 
económicas resultantes de la crisis de 1928, que deterioraron sensiblemente la 
economía de la familia. 
Desde su pubertad, manifestó un gran interés y capacidades para la música, así como 
el estudio de filosofía, teatro, literatura y psicoanálisis; y también se dedicó 
intensamente al deporte, siendo el fútbol su gran pasión en este campo. 
Según Cesio, 
 
En la escuela secundaria estaba entre los alumnos más destacados. 
Simultáneamente cultivó su formación musical, organizó una orquesta y la condujo. 
Durante estos años había realizado grandes progresos en la interpretación del piano 
y había sido admitido en la clase de Franz Schultz para maestros. (Cesio, 1985, p. 
110) 
 
En 1929, Heinrich comenzó sus estudios con Oskar Adler, quien fue su gran maestro 
en esa época de su vida. Con él estudió profundamente filosofía, astrología y las obras 
de Freud. Aunque ya desde su adolescencia, durante la escuela secundaria, había 
leído todas las obras de Freud publicadas hasta el momento. 
Otra persona muy importante para él fue su hermano Efraim, con quien compartía la 
vocación por la medicina y el psicoanálisis, además de una gran pasión por el arte. 
Efraim tenía mayor interés por la pintura, mientras que Heinrich tenía especiales 
dones musicales, tanto era así, que con solo diecinueve años llegó a ser profesor del 
Konservatorium, un destacado logro para su temprana edad, y en tan prestigiosa 
institución. Es la música la que tiempo más tarde le permitirá costear sus primeros 
años en nuestro país, y la actividad que lo acompañó hasta sus últimos días, junto al 
psicoanálisis. 
Los tres hermanos se encontraban en la Universidad cuando su padre enfermó. 
Miriam estudiaba filosofía y ambos hermanos intentaban cumplir el sueño de 
graduarse en la facultad de medicina; pero el deseo de Heinrich se vería prontamente 
 4 
frustrado por las nuevas circunstancias. El deterioro de la salud de su padre lo obligó 
a tener que ocuparse de muchas tareas del negocio familiar para intentar sostener las 
finanzas francamente afectadas por esta situación. En relación a esto, Cesio (1985) 
refiere que la posición económica del padre se deterioró rápidamente y a los cincuenta 
años se sentía un hombre enfermo y fracasado. Y agrega que: 
 
Llama la atención el hecho de que el padre enfermó a una edad semejante a la que 
tenía Heinrich cuando fue atacado por el cáncer, y más notable aún es que por ese 
entonces, erróneamente, le habían diagnosticado al padre un cáncer. (Cesio, 1985, p. 
110) 
 
Debido a esto, Racker resignó su ilusión de ser médico y se inclinó por una carrera 
dentro de las humanidades, que le demandara menos tiempo y le permitiese cumplir 
con ambas obligaciones (reemplazar a su padre en el trabajo y estudiar una carrera), 
y se graduó de doctor en musicología y filosofía en la Universidad de Viena en 1935. 
Su hermano Efraim, gracias a los esfuerzos de Heinrich, logró finalizar sus estudios 
como médico y llegó a ser un prestigioso investigador años más tarde. 
 
 
 
 
Su acercamiento a la formación psicoanalítica 
 
A diferencia de lo que afirma Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001), no hay registros 
de que Racker haya sido admitido como candidato en el Instituto de la Sociedad 
Psicoanalítica de Viena, aunque sí parece haber comenzado un análisis terapéutico 
gratuito, no didáctico, con Hans Lampl (y no con Jeanne Lampl-de Groot, como 
aparece erróneamente en algunas fuentes), que podría entenderse como el inicio de 
una etapa previa a la formación, y que bien hubiera continuado sin inconvenientes de 
no haber ocurrido el Anschluss (unión de Austria con Alemania impuesta por Hitler en 
1938). Compartimos aquí las traducciones de las actas labradas en ese momento, 
que se conservan en el Archivo del Museo Freud en Londres3: 
 
Reunión del claustro docente del día 19 deSeptiembre de 1935 
 
Inicio: a las 22:30 hs. 
Presidente: Anna Freud 
Secretario: E. Bibring 
Presentes: Federn, Hitschmann, Aichhorn, Hartmann, Bäume. 
 
Al Dr. Racker, quien solicitó la admisión al instituto de enseñanza y un análisis gratuito, 
se le recomienda primero completar un análisis terapéutico. 
Se le aconseja considerar ponerse en contacto con el Dr. Sterba a tal fin. 
 (Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1935) 
 
 
 
 
 
 
3 Recibidas el 10/5/2022, y traducidas del alemán por Christine Kruse. 
 5 
Reunión de Comisión Directiva del 15 de junio de 1936 
 
Presentes: Anna Freud, E. Bibring, Paul Federn. 
 
El Dr. Heinrich Racker, quien actualmente se ha presentado al instituto de enseñanza 
con el propósito de solicitar su admisión, ha solicitado recientemente la asignación de 
un análisis de entrenamiento. 
El punto 2 del acta de la reunión del claustro docente del 19 de septiembre de 1935 
dice: “Dr. H. Racker, quien solicitó la admisión al instituto de enseñanza y un análisis 
gratuito, se le recomienda primero completar un análisis terapéutico. Se le aconseja 
considerar ponerse en contacto con el Dr. Sterba a tal fin”. 
Independientemente de esto, el Dr. Bibring contactó al Dr. Lampl, quien ha accedido 
a hacerse cargo del análisis del Dr. Por lo tanto, la decisión es que el Dr. Racker 
realice (apruebe) su análisis terapéutico con el Dr. Lampl. 
(Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 
 
 
 
Reunión del claustro docente del 24 de junio de 1936 
 
Presidenta: Anna Freud 
Secretario: E. Bibring 
Presentes: G. Bibring, Federn, Hartmann, Hitschmann, Hoffer, Isakower, Kris, Lampl, 
Walder. 
 
El Dr. en Filosofía Racker ha solicitado admisión recientemente. Actualmente fue 
referido al análisis terapéutico. En la discusión, Kris pregunta sobre la postura general 
con respecto a la admisión de legos. La Asociación Psicoanalítica no debe ser un 
refugio; los legos sólo son aceptados por capacidades especiales. 
Anna Freud pregunta si se debe asignar un análisis terapéutico en el caso de Racker, 
Federn piensa que deberían ocuparse de estos casos para poder formarse un juicio 
después. Por ello, recomienda derivar a análisis terapéutico. Bibring piensa que eso 
sería demasiado antieconómico y sugiere que primero deberían ocuparse de los 
verdaderamente adecuados y sólo luego, si existe una posibilidad adicional, de los 
casos dudosos. Anna Freud sugiere que los casos dudosos no se envíen inicialmente 
a análisis terapéutico, sino al seminario freudiano de la Asociación de Psicología 
Médica para un examen no vinculante de su capacidad. 
 
Decisión: En el caso R., proceder de esa manera. 
(Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 
 
 
 
Reunión del claustro docente del 7 de octubre de 1936 
 
Inicio de la sesión: 8 de la noche 
Presidente: Anna Freud 
Secretario: E. Bibring 
Presentes: Federn, Hitschmann, R. Sterba, E. Kris, Jeanne Lampl, Jenny Walder, 
Robert Walder, Isakower, Grete Bibring, Hartmann, Bornstein, Hans Lampl. 
Impedidos por enfermedad: Aichhorn, Brunswick, Hoffer. 
Tutorías: Dr. Racker por el Dr. Hans Lampl. 
(Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 
 
 6 
 
Reunión del claustro docente del 4 de noviembre de 1936 
 
Presidente: Anna Freud 
Secretario: E. Bibring 
Presentes: R. Sterba, H. Lampl, Jeanne Lampl, H. Hartmann, G. Bibring, J. Bäume, 
C. Isakower, W. Hoffer, Federn. 
Dispensados: Hitschmann, Aichhorn, Brunswick, Bornstein. 
 
H. Lampl informa sobre Racker: 
 
Después de tres semanas de análisis de prueba, la impresión es que se trata de una 
persona decente, no particularmente talentosa, cuyos trastornos requerirían un 
análisis prolongado. Tiene intereses intelectuales algo fuera de lo común, astrología, 
misticismo, etc. 
Dado que no cumple con las condiciones para legos no es admitido al análisis de 
formación. 
(Sociedad Psicoanalítica de Viena, 1936) 
 
Como dejan ver las actas, hasta el año 1936 Racker no había sido admitido en Viena 
para un análisis de formación. Llama la atención que, a pesar de su temprana y sólida 
formación, fuese rechazado por el comité evaluador. Aunque no debemos olvidar que 
había en esa época mucho recelo en aceptar legos (no médicos) para la formación 
psicoanalítica, teniendo en cuenta además que en esos tiempos la cantidad de 
analistas didactas era todavía muy reducida. 
Acerca de esto, Cesio (1985) nos recuerda que una parte importante de las 
mencionadas dificultades para que los analistas no médicos pudieran ejercer el 
psicoanálisis en Viena, se debía a que recientemente había tenido lugar el juicio a 
Reik, por lo que Freud había publicado, a modo de defensa, El análisis profano 
(1926b)4. Y plantea que este fue otro importante motivo para que Racker tomara la 
decisión de inscribirse en la carrera de medicina, además de la oportunidad que esto 
implicaba para concretar su anhelado proyecto. 
Por otro lado, Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001) sostiene que Racker había 
empezado a cursar seminarios en Viena antes de tener que escapar de Europa, e 
incluso menciona que estaba analizando a un paciente en esa época, habiendo así 
empezado con su práctica clínica. Dado que Etchegoyen había tenido un vínculo muy 
cercano con Racker (supervisó con él durante su formación), resulta lícito considerarlo 
como una fuente directa y confiable, y que haya escuchado de primera mano los 
relatos de Racker sobre esa época de su vida, a pesar de que no hayan quedado 
documentados, o que la documentación que pudiera haber habido al respecto se haya 
perdido entre los escombros de esos tiempos en Europa. 
En 1937, entonces, intentó retomar el sueño que había dejado interrumpido y entró a 
la carrera de Medicina. Etchegoyen refiere que, a pesar de la tristeza que le habría 
provocado la muerte de su padre ese mismo año, “debe haber sido un momento de 
gran felicidad personal, porque cumplía el sueño de estudiar medicina y su carrera 
psicoanalítica marchaba sin inconvenientes” (Doria Medina Eguía, 2001, p. 187). 
En 1938, la unión de Austria con la Alemania nazi interrumpió su anhelado proyecto. 
Al igual que muchos judíos debió abandonar Austria para salvar su vida, huyó a 
 
4 Traducido por Etcheverry (Ed. Amorrortu) como ¿Pueden los legos ejercer el 
análisis? Diálogos con un juez imparcial. 
 7 
Dinamarca, luego a Uruguay y llegó a Argentina con veintinueve años en 1939. Su 
hermano Efraim logró escapar hacia los Estados Unidos luego de graduarse como 
médico, y allí se desarrolló como investigador. 
La madre de Racker huyó de Viena para instalarse junto a su hijo mayor en Estados 
Unidos, mientras que Miriam, su hermana, quien había estudiado filosofía en Viena, 
siguió los ideales sionistas del padre y se exilió en Israel. Unos años más tarde, su 
madre partiría hacia Israel para reunirse con su hija, donde ambas vivieron el resto 
de sus vidas. 
Teniendo en cuenta que Heinrich era muy apegado a su madre, y que tenía además 
un gran afecto y admiración por su hermano menor, el separarse de ellos debió haber 
sido para él una pérdida inconmensurable. 
Llegado a Buenos Aires, tuvo que adaptarse al idioma mientras se las rebuscaba para 
subsistir. Esto último, y no tanto lo primero, parece haberlo conseguido con bastante 
rapidez, ayudado por el círculo de gente con quienes se puso en contacto, un grupo 
de judíos vieneses de clase media alta, con grandes intereses intelectuales y 
musicales. 
Empezó a trabajar dando clases de piano, y luego empezó a tocar el piano en fiestas 
y reuniones sociales. Así es que decidió retomar su formación psicoanalítica y solicitó 
su ingreso a la APA. 
Sabemos que se analizó con Ángel Garma, y que este análisis duró un año durante 
1940. No se sabe a ciencia cierta el motivo que llevó a su interrupción, y algunas 
hipótesis apuntan a que no podía pagar los honorarios de Garma. Aunque 
Etchegoyen (2001) afirma que Garma le cobraba unos honorarios simbólicos, 
teniendo en cuenta generosamente la difícil situación en la que se encontraba. 
Lo que se sabe es que en 1942 iniciósu análisis didáctico con Marie Langer, otra 
exiliada europea, y en 1943 empezó a cursar seminarios, dando inicio a su formación. 
Mientras se encontraba transitando su formación como candidato, y durante unas 
vacaciones en Uruguay, conoció a Geneviève (Noune) Tronquoy, con quien se casó 
pocos meses después, en abril de 1944, y tuvieron dos hijos. Ella también fue 
psicoanalista y llegó a didacta en 1963. Luego de quedar viuda de Racker, se casó 
con otro destacado psicoanalista, Emilio Rodrigué. Y murió, prematuramente, a los 
46 años. 
Racker cursó seminarios desde 1943 a 1946 en el Instituto de Psicoanálisis de la 
Asociación Psicoanalítica Argentina. 
Su primer trabajo psicoanalítico publicado fue Sobre los celos de Otelo, que apareció 
en la Revista de Psicoanálisis de 1945. Se trata de un estudio sobre los celos 
patológicos donde demuestra, además, su interés por explicar psicoanalíticamente el 
arte y la cultura. En este año nace también su primer hijo, Daniel. 
En 1946 se publica su libro Grandes maestros para la juventud, destinado a que los 
estudiantes principiantes de música puedan acceder a conocer e interpretar obras de 
los grandes compositores. Hasta el momento, la manera de acceder a partituras de 
compositores clásicos, era comprándolas en uno o dos lugares especializados de 
Buenos Aires, que compraban los derechos de impresión y publicación a las 
editoriales europeas, o directamente importándolas. Era habitualmente muy costoso 
y poco accesible para músicos principiantes. 
Algo similar ocurrió con el actual Centro de Investigación y Orientación Enrique Racker 
de la Asociación Psicoanalítica Argentina, que tiene como objetivos la extensión y la 
práctica del psicoanálisis donde las consultas, tratamientos, supervisiones 
psicoanalíticas y actividades están al alcance de la comunidad, con honorarios 
 8 
institucionales. El Centro Racker lleva su nombre en honor a Heinrich, quien ideó el 
proyecto original. 
En 1947, con treinta y siete años, fue aceptado como miembro adherente de la APA, 
con la aprobación de su trabajo Sobre un caso de impotencia, asma y conducta 
masoquística, publicado en la Revista de Psicoanálisis de 1948. 
Ese mismo año, en septiembre de 1947, se leyó en APA La neurosis de 
contratransferencia, que fue publicado en 1952 en la Revista de Psicoanálisis bajo el 
título Observaciones sobre la contratransferencia como instrumento técnico. 
Comunicación Preliminar. Este trabajo representa un hito en la historia del 
psicoanálisis, es un planteo teórico superador al propuesto originalmente por Freud, 
quien había planteado, en Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, a la 
contratransferencia solamente como un obstáculo para el análisis, que el analista 
debía reconocer y dominar (1910c). Mientras que, para Racker, se trata además de 
un enorme recurso técnico que nos ayuda a comprender mejor a los pacientes. 
Cuando Racker presenta sus ideas sobre este concepto, no existían hasta el 
momento antecedentes de un enfoque similar, más allá de lo que Freud había 
planteado por última vez, recién treinta y ocho años antes, y mucho menos se 
proyectaba su valor técnico. De hecho, luego de presentar sus ideas sobre el tema 
frente a una audiencia reducida en APA, las ideas de Racker fueron sumamente 
resistidas por varios colegas (Borensztein et. al., 2021). 
Cesio (1985), en un artículo biográfico sobre Racker, destaca la importancia de que 
este aporte haya visto la luz un año antes de la publicación de El odio en la 
contratransferencia, de Winnicott (1949), y dos años antes de la publicación de Paula 
Heimann titulado Sobre la contratransferencia (1950). Dejando en claro que Racker 
fue el primero en retomar el tema desde el planteo original de Freud, o incluso, el 
iniciador de las revisiones que fueron surgiendo luego. 
Indudablemente, el desarrollo de su concepto de contratransferencia es uno de los 
aportes más significativos, tanto por la controversia que generó en su entorno al 
momento de plantearlo, como por la magnitud de la innovación que presentó al 
respecto. 
La propuesta de Racker, es que la contratransferencia se constituye en un elemento 
indispensable en la comunicación consciente e inconsciente entre analista y paciente. 
Reconociéndolo como obstáculo y transformándolo en instrumento, sin por ello perder 
de vista su carácter resistencial original. A tal punto, que Racker ubica como 
contrapartida de la neurosis de transferencia del paciente la neurosis de 
contratransferencia del analista, presentando así otro concepto original. 
Toma como punto de partida el principio básico del psicoanálisis, que es hacer 
consciente lo inconsciente, que se deduce de la regla fundamental que propone para 
el analizado la asociación libre, con su contrapartida, la atención flotante del analista. 
Y que, según Freud “cada psicoanalista sólo llega hasta donde se lo permiten sus 
propios complejos y resistencias” ([1910c] 1995, p. 136), señalando la importancia del 
análisis del analista. 
Por lo tanto, Racker enfatiza que, en la medida en que fue comprendida y asimilada 
la transferencia y el papel central del análisis de la misma, va cobrando importancia 
el estudio de la contratransferencia tanto en su aspecto subjetivo como objetivo. 
Para ello, pone de relieve otro aspecto de importancia en la construcción del concepto 
de contratransferencia que es el de la posición psicológica del analista, y su actividad 
o pasividad frente al material. Actividad o pasividad vinculada a funciones básicas del 
analista. 
 9 
En su propuesta, Racker destaca que ser un espejo no implica “dejar de ser de carne 
y hueso para convertirse en vidrio cubierto de nitrato de plata” (Racker, 1977), sino 
que la transferencia positiva y la contratransferencia positiva, con su pleno despliegue 
a través de una intensa labor del analista, puesta al servicio de comprender y de 
interpretar se sostiene en un amor particular: 
La relación del analista con el analizado es una relación libidinal y una constante 
vivencia afectiva, los deseos, frustraciones y las angustias, por leves que sean, son 
reales; la contratransferencia oscila, en una parte, constantemente con las 
oscilaciones de la transferencia y el destino del tratamiento depende en buen grado 
de la capacidad del analista de mantener por encima de los destinos de su neurosis 
de contratransferencia su contratransferencia positiva, o bien de hacerla nacer de 
nuevo de todo daño que haya sufrido, como el pájaro mítico Fénix que resurge 
siempre de sus propias cenizas. (p. 53) 
Esta relación libidinal y la constante vivencia afectiva entre analista y analizado, 
incluye los aspectos funcionales de la transferencia y de la contratransferencia, y de 
esta manera es que el proceso analítico de transformación depende en buen grado 
de la cantidad y calidad de Eros que el analista puede movilizar por su analizado. 
Eros, por supuesto, entendido en una forma específica: como comprensión de lo 
rechazado, temido, odiado, de lo que cubre la verdad. 
Racker consideró a la contratransferencia como un instrumento de gran valor en la 
labor analítica. Dos años después, Paula Heimann, en 1950, sostiene la idea que la 
contratransferencia era consecuencia de un deseo inconsciente del paciente de 
comunicarle al analista afectos no reconocibles, y que tampoco podía verbalizar. Eran 
inducidos al analista, y éste comenzaba a preguntarse por sus propias reacciones. 
Así las cosas, Racker por su lado, Winnicott por el suyo, y Heimann por su parte, 
comienzan a escribir y teorizar sobre la contratransferencia, diferenciando distintas 
funciones de la misma entre las que destaca la contratransferencia en el intervenir o 
en el interferir en el proceso de análisis. 
Para Racker (1977), transferencia y contratransferencia representan dos 
componentes de una unidad, dándose vida mutuamente y creando la relación 
interpersonal de la situación analítica. 
Según él, 
En cuanto aceptamos que la relación del analizadocon el analista es, desde el punto 
de vista técnico, lo esencial, tenemos que adjudicar significado central también a la 
contratransferencia, por varios motivos, pero ante todo porque es a través de ella que 
sentimos y podemos comprender lo que el analizado siente y hace en relación con el 
analista y lo que siente y hace frente a sus instintos y sentimientos hacia el analista. 
(p. 96) 
De aquí qué la interpretación principal, la interpretación transferencial, está 
íntimamente conectada con la contratransferencia. 
Otros aspectos que destaca de la contratransferencia son, la contratransferencia 
como producto de la identificación del analista con el yo y el ello del analizado 
(identificación concordante), y la contratransferencia como producto de la 
identificación del analista con objetos internos del analizado (identificación 
complementaria), particularmente peligrosa porque el analista puede caer en círculos 
 10 
viciosos, mientras que el impacto de la transferencia amenaza encerrarlo y provocar 
una contratransferencia negativa. 
Para evitar el riesgo de caer en contratransferencia negativa es necesario que el 
analista sea capaz de mantener una distancia que le permita, sobre todo, comprender 
el proceso bidireccional transferencia-contratransferencia, entre la neurosis de 
transferencia y la neurosis de contratransferencia (Racker, 1977). 
Para ello, es imprescindible la doble vida del analista, que implica una disociación 
sana de su yo: en uno vivencial irracional, y otro sano y observador (Racker, 1977). 
Siguiendo a Racker (1977), vemos cómo esta doble vida se expresa en la 
contratransferencia y la contrarresistencia del analista, y cobra su lugar en el 
tratamiento: 
El papel básico que desempeña la transferencia positiva en el proceso psicoanalítico 
consiste en que suministra la energía necesaria para la colaboración del analizado, 
es decir la energía para ver el inconsciente, superando las resistencias. 
Análogamente, la contratransferencia positiva desempeña un papel básico, 
suministrando la energía necesaria para ver el inconsciente del analizado (= 
inconsciente del analista), superando el analista sus contrarresistencias. (p. 100) 
Diríamos entonces, que la transferencia sería el motor y la contratransferencia la 
energía. 
Por último, destaca Racker un punto específico: la angustia en la contratransferencia, 
que desempeña un papel preponderante tanto en la transferencia como en las 
neurosis en general; y ubica a la angustia en la contratransferencia como una señal 
de peligro que se constituye a su vez en guía para el analista. 
Podemos sintetizar la aportación científica de Heinrich Racker sobre los usos y 
significados de la contratransferencia en tres aspectos principales: 
1- como perturbación de la función del analista. 
2- como un instrumento técnico. 
3- como factor que influye en la conducta del analista, es decir del objeto transferencial 
del analizado. 
Otro concepto original acuñado por Racker, unos años más tarde, es el de 
estratificación psicopatológica. 
Su propuesta es que las defensas determinan la estratificación psicopatológica dado 
que ciertas situaciones son rechazadas y cubiertas por otras (Racker, 1957). Y, en 
otro lado, agrega que 
Así como en la neurosis en general, también en la neurosis de transferencia existe 
una estratificación vivencial profunda, un cierto orden de estratos de impulsos, 
angustia y defensa que (aunque con variaciones) se encuentra en forma análoga en 
todos los casos. (1961, p. 210). 
Por lo que la situación patológica, en los distintos niveles evolutivos, toma forma 
principalmente por el vínculo libidinoso con un objeto frustrador. 
Racker establece una relación entre este concepto y lo que Melanie Klein y sus 
colaboradores ubican en los estados depresivos paranoides y maníacos, dando lugar 
 11 
a situaciones depresivas y paranoides secundarias, pero con una diferencia de 
enfoque. Mientras que las investigaciones de Klein están dirigidas a las posiciones, 
las de Racker ponen la atención en “una determinada sucesión, conexión y 
estratificación de una serie de situaciones que aparecen dentro de cada una de las 
fases evolutivas de la libido” (1957, p. 287), por lo que la estratificación sería una 
disposición libidinal defensiva. 
Otros conceptos originales de Racker fueron los de masoquismo inconsciente del 
analista, la manía inconsciente del analista, y el de contrarresistencia, cuyos 
desarrollos se encuentran a lo largo de su vasta producción teórica. 
En 1950 pasó a ser miembro titular de la APA, y en el mismo año nació Diego, su 
segundo hijo, quién se convertiría en compositor y guitarrista. Un año después fue 
aceptado como analista didacta. 
Entre 1951 y 1957 hay un período en el que publica alternadamente trabajos sobre el 
tema de la contratransferencia, y otros acerca de la relación que él plantea entre la 
música y el psicoanálisis. Estos fueron los dos grandes temas que marcaron sus 
inquietudes intelectuales, y sus producciones teóricas, durante la mayor parte de su 
vida. 
Luego de algunos trabajos sobre temáticas culturales, que incluyen el cine y la 
literatura desde una perspectiva psicoanalítica, publica el mencionado trabajo titulado 
Contribución al problema de la estratificación psicopatológica (1957), otro concepto 
original y de gran interés científico que, debido a las repercusiones de sus planteos 
sobre la contratransferencia, no tuvo la misma visibilidad o difusión en los ámbitos 
psicoanalíticos. 
Desde este momento en adelante, sus escritos estuvieron dedicados ya totalmente al 
tema de la transferencia y la contratransferencia, y la técnica psicoanalítica en 
relación a ellos. 
El año 1960 encontró a un Racker con un pensamiento psicoanalítico propio, sólido y 
maduro, cuyas ideas ya habían tenido gran difusión y formaban parte de las nuevas 
conceptualizaciones teóricas, tanto en analistas experimentados como en aquellos 
que comenzaban su formación. 
Además, había sido elegido como director del Instituto de Psicoanálisis, desde donde 
proyectó la creación de una clínica psicoanalítica para difundir y acercar el 
psicoanálisis a la sociedad. A principios de ese año, abrió un seminario para el estudio 
cronológico de la obra de Freud, además del que ya venía dando sobre Antropología 
Psicoanalítica, con un programa de tres años dirigido a los recién iniciados. Desde su 
cargo, se dedicó a promover espacios de intercambio entre colegas que fueron dando 
forma a la Escuela Argentina de Psicoanálisis (Cesio, 1985). 
Al poco tiempo, tuvo dos invitaciones muy importantes, que dieron cuenta del 
reconocimiento internacional a su trayectoria y a la trascendencia de sus aportes 
teóricos. Lo convocaron para ser Sloan Visiting Professor en la Menninger School of 
Psychiatry, en Topeka y, por otro lado, al Congreso Internacional de Psicoanálisis en 
Edimburgo de 1961, en reemplazo nada menos que de Hanna Segal, quien pasaba 
a ocupar el cargo de relatora (por el fallecimiento de Melanie Klein). 
En enero había sufrido una cirugía de vesícula biliar, a la que no dio gran importancia 
y que no detuvo su producción y su trabajo. En el mes de mayo se publica Estudios 
sobre técnica psicoanalítica, que fue la culminación de sus elaboraciones sobre el 
tema de la contratransferencia y sus concepciones teóricas sobre técnica. 
Estaba en la cumbre de su carrera profesional, había formado una familia y era un 
importante miembro de la institución donde se formó en la profesión que tanto había 
 12 
anhelado. En noviembre, aún sin saber sobre su enfermedad, presenta en APA un 
trabajo sobre ética en psicoanálisis, en el que desplegó la profundidad de sus ideas y 
su optimismo por la naturaleza humana, que fue publicado póstumamente en 1966 
en el International Journal of Psycho-Analysis. 
A fines de ese mes recibió el diagnóstico de un cáncer hepático fulminante que lo 
obligó a deponer las mencionadas invitaciones. En particular, el no poder asistir a laclínica Menninger fue realmente doloroso para él ya que, como comenta Ferschtut, 
quien fuera su alumno y amigo, aquella invitación fue una de las cosas más lindas 
que le habían llegado en la vida (Doria Medina Eguía, 2001). 
Luego de conocer su diagnóstico se comunicó con sus pacientes para informarles que 
por su enfermedad no podía continuar atendiéndolos y decidió no recibir visitas, con 
algunas excepciones como fueron Marie Langer, Santiago Chouhy Aguirre y su 
esposa Jeanine Herrmann, y Cesio. También lo acompañaron hasta sus últimos días 
su esposa e hijos. Su hermano Efraim viajó desde Nueva York para despedirse. 
Relata Etchegoyen (Doria Medina Eguía, 2001) que le pidió a Santiago, su amigo y 
médico, que no lo hiciera sufrir, porque temía más al dolor que a la muerte. Como 
consecuencia de la hepatomegalia y las dificultades en el retorno venoso, Santiago lo 
vendaba en los miembros inferiores para mejorar los edemas. Si bien su cuadro 
clínico empeoró y Heinrich estaba muy triste, conservó su humor y su lucidez hasta 
el final. En los últimos días escuchaba música y conversaba con los que lo 
acompañaban. Le recomendó a Cesio que junto a Grimberg y Liberman se ocuparan 
de organizar la Clínica según el modelo de la London Clinic of Psycho-Analysis. 
Se instaló el coma hepático y murió en Buenos Aires el 28 de enero de 1961 a los 50 
años (Doria Medina Eguía, 2001). 
 
 
 
 
Ocultismo, música y contratransferencia 
 
Fidias Cesio dice que tardíamente tomó contacto con los intereses y conocimientos 
de Racker sobre astrología y ocultismo, y que luego de leer el prólogo de Heinrich al 
libro de su viejo maestro Adler, es que tomó consciencia de la influencia que estos 
intereses y conocimientos tuvieron en el desarrollo de sus ideas sobre la 
contratransferencia. Cabe destacar que dicho prólogo es una lectura psicoanalítica 
de la astrología que no tiene desperdicio. 
Pero lo que Cesio no menciona, es la influencia que la música parece haber tenido 
también en los desarrollos teóricos de Racker. Basta con seguir la cronología de su 
obra para ver que, durante los años en que publicó sus trabajos sobre 
contratransferencia, alternadamente publicaba sus artículos acerca de la relación 
entre el psicoanálisis y la música. Así es que ambos temas ocuparon, en proporciones 
similares, su mente y su trabajo a lo largo de esos años. 
En dichos trabajos aborda el tema desde diferentes ángulos, siempre basándose en 
los escritos más actuales de su época, tomando aportes de la antropología, de la 
biología, la medicina, así como de otros psicoanalistas. Lo más interesante, al menos 
en relación al tema de la contratransferencia, son sus ideas en torno a la música en 
términos de una vivencia en que los límites de la individualidad se diluyen, y la 
discriminación entre yo y no yo se desvanece momentáneamente, para dar lugar a un 
sentimiento oceánico, como el que Freud describiera en El malestar en la cultura 
(Racker, 1952). 
 13 
Teniendo en cuenta que la primera profesión de Racker fue la de músico, y ya vimos 
la magnitud de sus tempranos logros en Viena, y su actividad laboral como músico 
durante sus primeros tiempos en Argentina, no es forzoso imaginar la influencia que 
pudo haber tenido esta actividad en sus desarrollos sobre la contratransferencia. 
Invariablemente, mientras el músico interpreta una obra frente a un público, percibe 
de la audiencia lo que ésta experimenta a partir de lo que el músico interpreta, y no 
es posible ubicar puntos precisos de causa y de efecto. Se trata de una vivencia 
compartida, y creada, por ambas partes en ese espacio y en ese tiempo, a un mismo 
tiempo. Y, se sabe, no hay una función igual a otra, ni dos interpretaciones exactas 
de una misma obra, porque ante audiencias distintas es diferente lo que ocurre. 
Encontramos que, en sus elaboraciones sobre la contratransferencia, Racker convoca 
estas ideas en la forma de una comunicación entre paciente y analista, en una suerte 
de vivencia compartida. 
De esta manera, podemos pensar que en Racker se combinaron las influencias de 
sus estudios sobre ocultismo y de su vida como músico, dando lugar a la germinación 
de sus desarrollos psicoanalíticos, y especialmente los referidos a la 
contratransferencia. Ampliando para siempre el horizonte y la profundidad de su 
comprensión para todos los psicoanalistas que le siguieron. 
 
 
 
 
Sobre los celos de Racker 
 
En el homenaje que tuvo lugar en APA luego de la muerte de Racker, del que 
participaron varios analistas destacados de ese momento, Marie Langer comienza 
diciendo 
 
Ya se ha hablado del hombre de ciencia, del maestro y del compañero. 
Yo hablaré del que fué mi analizado y también del amigo que me diera 
y enseñara mucho. Intentaré, además, aclarar en algo el por qué de su 
fin tan prematuro. (1961, p. 295) 
 
Toma los trabajos de Freud sobre el chiste ([1900a] 1901) para hacer un paralelismo 
entre la vida de Racker y el personaje que menciona Freud del judío pobre que quiere 
viajar a la ciudad de Karlsbad, sin dinero ni pasaje, que se sube de polizón al tren y 
cada tanto lo descubren, lo golpean y lo bajan, pero él insiste y vuelve a subir al tren, 
avanzando de a poco, entre palizas y estaciones. Cuando, en una estación, se 
encuentra con un conocido que le pregunta a dónde va, y él responde “Si mi 
constitución lo permite, a Karlsbad” (p. 209). 
De esta manera es como Langer describe la vida de Racker, entre los golpes del 
nazismo que obligó a su familia a desplazarse, los golpes de la sociedad vienesa 
antisemita, los golpes de la crisis del 28 que llevaron a su padre a la ruina, el golpe 
de la muerte del padre, sumándole además el golpe de tener que dejar la carrera de 
medicina para ocuparse del negocio familiar. El golpe del Anschluss que lo obligó a 
huir de Viena y atomizó a la familia. El golpe de llegar a Buenos Aires sin dinero y sin 
 14 
hablar castellano. Y, a un mismo tiempo, le atribuye a Racker la tozudez de aquel 
judío pobre, que sigue recibiendo los golpes mientras le den las fuerzas. 
Pero el golpe del que nadie habló, ni en ese homenaje ni en las biografías que le 
siguieron, fue tal vez uno de los más dolorosos que Racker haya sufrido. Se trata de 
la relación entre su esposa Noune y Emilio Rodrigué, colega de ambos y compañero 
de la APA. 
En su libro Mi prontuario (2011), Rodrigué hace referencia a aquel conflicto, dando 
una descripción de lo sucedido que, al menos a la luz de las consecuencias, parece 
reducida a un mero amor platónico. Según explica: “Yo, en mi amor cortés, no había 
ido más allá de acariciarle las manos a Noune y de pronto enfrentaba la ira de la 
Inquisición” (p. 41). El hecho es que, al enterarse, Racker se puso furioso y solicitó a 
las autoridades de la APA que Rodrigué fuera despedido de la institución, aunque no 
solicitó lo mismo para su esposa. Se realizó entonces una votación al respecto, cuyo 
resultado, con otro golpe, no lo favoreció. 
Heinrich siguió casado con Noune y, a los meses de esto, Rodrigué se fue con su 
esposa e hijos a vivir a los EEUU. Sobre esto, dijo que “Ese loco amor por Noune fue 
parcialmente responsable de mi ida a Stockbridge” (2011, p. 42). De donde vuelve 
recién después de la muerte de Racker, para dejar a su esposa y casarse con Noune. 
Este escándalo tuvo lugar alrededor de 1957 y, como psicoanalistas, no podemos 
dejar de pensar en una posible relación con el cáncer de hígado del que se enteró en 
1960, justo en el momento de mayor reconocimiento profesional. Según Yasser, 
 
Cabría preguntarse si esta “bestia” ‒como llamó al cáncer hepático que se llevó su 
vida‒ no expresaría un aspecto negado de su ira impotente frente a sus dificultades, 
la persecución, el hecho de no haber podido alcanzar su deseado título de médico, 
sus privaciones y su lucha por dar validez y difusión a sus ideas. (2017, p. 179) 
 
Aunque no lo menciona, tal vez por decoro, tal vez por respeto, se nos hace ineludible 
incluir en esa lista de dificultadesa este triste acontecimiento de su vida personal. 
Luis Chiozza (2008), que supervisaba con Racker y conocía de cerca los hechos, en 
sus desarrollos sobre psicosomática vincula lo hepático con el mito de Prometeo, 
quien luego de robarle el fuego a Zeus es “encadenado a una montaña, en donde un 
águila que sobreviene cada día le devora el hígado, que vuelve a crecer 
continuamente” (P. 79). Y agrega que el hígado era considerado “el asiento de todas 
las pasiones y deseos” (p.82). Otro elemento importante de este ejemplo es que el 
fuego que Prometeo robó a los dioses para dárselo a los hombres simboliza, en la 
tragedia de Esquilo, a la razón, la herramienta que lo diferencia del resto de los 
animales y que lo libera de los instintos. Algo similar, simbólicamente y con algunas 
diferencias, a lo que Racker nos dio a los analistas con sus esclarecimientos acerca 
de la contratransferencia. 
Volviendo a los celos, Chiozza refiere que la etimología de celo “deriva del latín zelus, 
ardor, y del griego zeo, que significa yo hiervo” (p. 70). 
Algo interesante sobre el tema, es que el primer artículo de Racker fue Sobre los celos 
de Otelo en 1945, y en 1956 publicó Psicoanálisis de una obra teatral: “El estupendo 
 15 
cornudo”. En lo académico o en lo personal, el tema de los celos ha sido recurrente 
en su vida. 
En la aguda reflexión que hace sobre el texto de Shakespeare, nos recuerda una frase 
de Otelo: “Preferiría ser sapo y vivir en la hediondez de un calabozo, que guardar para 
ajeno goce un rincón de aquello que amo.” (Acto III, esc.3., citado en Racker, 1945, 
p. 5). Y algo que encontramos en el texto original de Shakespeare inmediatamente 
antes de esa cita, que no está en el texto de Racker, dice “¡Oh maldición del 
casamiento: que podamos llamarnos dueños de estas delicadas criaturas y no de su 
apetito!” (Shakespeare, trad. en 1951, pp. 1496-1497). Lo primero que destaca de 
este párrafo es la diferencia de cosmologías acerca del matrimonio, entre la época y 
lugar en que transcurre Othelo (recordemos que el subtítulo es El moro de Venecia) 
y la nuestra, pero lo que resulta interesante en este caso es el final del párrafo, tal vez 
una percepción de Racker acerca del amor de Noune. 
Unos años más tarde, sobre El magnífico cornudo, Racker dijo que 
 
Si hemos compartido con intensidad los profundos sufrimientos de este hombre y de 
su mujer, si nos hemos angustiado con ellos y buscado con ellos una salida de su 
cerrado callejón psicológico, ha sido porque sus sufrimientos y sus angustias son 
también los nuestros, aunque, por suerte, no solemos ir tan lejos en nuestra 
autodestrucción. (1956, p. 77) 
 
Absteniéndonos de conjeturas acerca del determinismo psíquico, lo que resulta 
evidente es la similitud de estas preocupaciones con el conflicto que le produjo un 
innegable sufrimiento, en medio de lo que sus colegas y amigos describen como el 
mejor momento de su vida. 
En en el mencionado homenaje por su muerte, Ángel Garma dijo que 
 
Su terrible enfermedad, al igual que lo hacemos con la de Freud, como psicoanalistas 
tenemos que considerarla psicoanalíticamente y pen-sar con amplitud acerca de las 
características de alguna de sus imágenes internalizadas y de sus internalizaciones 
insidiosas e irreconciliables de circunstancias malas pretéritas y presentes. (1961, p. 
282) 
 
Tal vez la alusión más directa al hecho mencionado, siendo el más reciente de sus 
circunstancias malas, aunque todavía velada, o respetuosa. Podemos comprender 
que la proximidad temporal, la rapidez de lo sucedido, más el decoro y el respeto por 
los implicados, y sobre todo por el amigo fallecido, hayan hecho que nadie mencionara 
más explícitamente aquel conflicto del que, hasta ahora, solo se hablaba en voz baja 
en los pasillos, en la intimidad de algún seminario, y en el café de la esquina. 
Consideramos justo mencionarlo, dada la distancia temporal, para dar continuidad o 
aportar algo de claridad a las palabras de Langer y Garma en aquel sentido homenaje. 
 
 
 
 16 
Finale 
 
Los aportes de Heinrich Racker tienen un lugar entre los más importantes de la 
historia del psicoanálisis, en Argentina como en el resto del mundo, no tanto por la 
magnitud de su obra, pero indudablemente por la calidad, la originalidad y profundidad 
de sus ideas. Además, quienes fueron sus alumnos y supervisandos mencionan su 
gran capacidad docente como transmisor del psicoanálisis, destacando su constante 
compromiso y su generosidad. 
 
Para terminar, traemos lo que dijera su amiga Marie Langer en el mencionado 
homenaje que le rindió la APA luego de su muerte. Refiriéndose al momento en que 
conoció a Racker, dice: 
 
parecía, a pesar de sus 32 años, un adolescente apasionado. Uno que busca la 
verdad. Atormentado, honesto, inteligente, con profunda fe en el hombre. Y, junto con 
su seriedad apasionada, existía en él todo su sentido del humor, sus ganas de reír, su 
cariño por el chiste y, especialmente, por el chiste judío (Langer, 1961, p. 296). 
 
 
 
 
 
 
Su obra 
 
 
Sobre los celos de Otelo 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1945. RevAPA, Vol/Nro: 03/01 Pág: p. 1-18 
 
Sobre un caso de impotencia, asma y conducta masoquística 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1948. RevAPA, Vol/Nro: 05/03 Pág: p. 578-627 
 
Ensayo psicoanalítico sobre la personalidad y la obra dramática de Ricardo 
Wagner 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1948. RevAPA, Vol/Nro: 06/01 Pág: p. 32-81 
 
Aportación al psicoanálisis de la música 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1952. RevAPA, Vol/Nro: 09/01 Pág: p. 3-29 
 
Observaciones sobre la contratransferencia como instrumento técnico: 
Comunicación preliminar 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1952. RevAPA, Vol/Nro: 09/03 Pág: p. 342-354 
 
 17 
Introducción a la antropología psicoanalítica 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1953, RevAPA, Vol/Nro: 10/02 Pág: p. 131-148 
 
Las relaciones de la música con el inconsciente 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1954, RevAPA, Vol/Nro: 11/04 Pág: p. 423-44 
 
Notas sobre la teoría de la transferencia 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1955, RevAPA, Vol/Nro: 12/03 Pág: p. 357-369 
 
Aportación al problema de la contratransferencia 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1955. RevAPA, Vol/Nro: 12/04 Pág: p. 481-499 
 
On Freud’s position towards religion 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1956. Rev: The American Imago. Vol/Nro: 13. Pag: 97-121. 
 
'La ventana indiscreta': glosas psicoanalíticas sobre una película 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1956. RevAPA, Vol/Nro: 13/01 Pág: p. 58-65 
 
Algunas consideraciones sobre la personalidad de Freud 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1956. RevAPA, Vol/Nro: 13/03 Pág: p. 246-253 
 
Contribución al problema de la estratificación psicopatológica 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1957. RevAPA, Vol/Nro: 14/03 Pág: p. 276-291 
 
Comunicaciones presentadas en el Simposio Anual 1956 sobre técnica 
psicoanalítica 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1957. RevAPA, Vol/Nro: 14/12 Pág: p. 001-005 
 
Carácter y destino. Sobre las relaciones entre el conocer, el ser y el suceder 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1957. Rev: The American Imago Vol/Nro: 14 Pag: 89-110 
 
Considérations psychanalytique sur Le cocu magnifique de F. Crommelynk 
(Consideraciones psicoanaliticas sobre El estupendo cornudo de F. 
Crommelynk) 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1957. Rev: Revue Française de Psychanalyse, Vol/Nro: Pag:839-855 
 
Psicoanálisis del espíritu 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1957. Ed: Nova 
 18 
 
Los significados de la contratransferencia 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1958. RevAPA, Vol/Nro: 15/03 Pág: p. 228-243 
 
El papel de la contratransferencia en el proceso psicoanalítico de 
transformación interna 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1958. RevAPA, Vol/Nro: 15/04 Pág: p. 329-346 
 
Correlaciones específicas entre transferencia y contratransferencia 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1959. RevAPA, Vol/Nro: 16/01 Pág: p. 1-14 
 
Contrarresistencia e interpretación 
Autor: Racker,Enrique 
Fecha: 1959. RevAPA, Vol/Nro: 16/03 Pág: p. 205-212 
 
Estudios sobre tecnica psicoanalitica 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1960. Ed: Paidos 
 
Aportación al psicoanálisis de la neurosis de transferencia 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1961. RevAPA, Vol/Nro: 18/3 Pag: 209-239 
 
Ethics and psycho-analysis and the psycho-analysis of ethics 
Autor: Racker, Enrique 
Fecha: 1966. The International Journal of Psycho-Analysis. Vol/Nro: 47/1 Pag: 63-80 
 
 
 
 
 
 
 
Referencias bibliográficas 
 
Borensztejn, C. L., Hinshelwood, R. D. & Stefana, A. (2021) Racker and Heimann on 
Countertransference: Similarities and Differences, The Psychoanalytic Quarterly, 
90:1, 105-137 
 
Cesio, F. (1985). La gesta psicoanalítica en América Latina. Ed. La Peste 
 
Chiozza, L. A. (2008). Psicoanálisis de los trastornos hepáticos: Acerca del 
psiquismo fetal y la relación entre idea y materia. El Zorzal. 
 
Etchegoyen, R. H. Heinrich Racker. En Doria Medina Eguía, R. (Comp.) Grandes 
psicoanalistas argentinos. (2001). Grupo ed. Lumen. 
 19 
 
Freud, S. (1900a) 1995. La interpretación de los sueños. En J. L. Etcheverry (Trad.), 
Obras completas (Vol. 4, pp. 1-316). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu. 
 
Freud, S. (1910c) 1995. Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica. En J. 
L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 11, pp. 129-142). Buenos Aires, 
Argentina: Amorrortu. 
 
Freud, S. (1926) 1995. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez 
imparcial. En J. L. Etcheverry (Trad.), Obras completas (Vol. 20, pp. 165-167). 
Buenos Aires, Argentina: Amorrortu 
 
Heimann, P. (1950). On countertransference, International Journal of Psycho-
Analysis, 31. 
Racker, E; Langer, M; Grinberg, L; Garma, A; Cesio, F; Liberman, D; Teper, E; 
Ferschtut, G; Granel, J; González, A; Langer, M; (1961). Síntesis de la aportación 
científica de Enrique Racker. Revista de Psicoanálisis. 18(03), pp. 240-276 
 
Racker, E; (1956). Algunas consideraciones sobre la personalidad de Freud. Revista 
de Psicoanálisis. 13(03), pp. 246-253 
 
Racker, E; (1952). Aportación al psicoanálisis de la música. Revista de 
Psicoanálisis. 09(01), pp. 3-29 
 
Racker, H. (1977). Estudios sobre técnica psicoanalítica. Paidós. 
 
Racker, E; (1945). Sobre los celos de Otelo. Revista de Psicoanálisis. 03(01), pp. 1-
18 
 
Shakespeare, W. (1951). Othelo, el moro de Venecia en Obras completas (pp. 1465-
1528). Aguilar Ediciones. (Obra original publicada en 1622). 
 
Yasser, L. R. (2017). Heinrich Racker: 60 años ¿es nada? Calibán, Vol.15, N°1, pp. 
176-183 
 
Winnicott, D. (1949) 1999. El odio en la contratransferencia. En Escritos de pediatría 
y psicoanálisis (pp. 263-275). Paidós.

Continuar navegando

Materiales relacionados