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Capitalismo-Anti-Futuro-Alice-Mah-2021

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2021.docx Hoja 1 de 23 
Blindando al capitalismo ante el Futuro1: La paradoja de la Economía circular 
para los Plásticos 
(Mah, 2021) 
Alice Mah2 
Future-Proofing Capitalism: The Paradox of the Circular Economy for Plastics 
Global Environmental Politics 21:2, May 2021, https://doi.org/10.1162/glep_a_00594 
© 2021 by the Massachusetts Institute of Technology 
Traducción: Guillermo Canale 
 
Resumen 
La crisis de los plásticos en los océanos provocó una ola de interés empresarial en la 
economía circular, un modelo de negocio sostenible que tiene como objetivo eliminar 
los residuos en los sistemas industriales mediante el reciclaje, la reducción, la 
reutilización y la recuperación. Sobre la base de los debates sobre el papel de las 
empresas en la gobernanza medioambiental global, este artículo examina el 
surgimiento de la economía circular como un concepto de sostenibilidad empresarial 
dominante, centrándose en el ejemplo emblemático de la economía circular para los 
plásticos. Sostiene que las corporaciones, a lo largo de la cadena de valor de los 
plásticos, han coordinado sus esfuerzos para contener la agenda de políticas de 
economía circular, al tiempo que extienden sus mercados mediante el desarrollo de 
tecnologías de economía circular riesgosas. Estas estrategias corporativas de 
contención y proliferación representan intentos de un capitalismo “a prueba de futuro” 
contra las amenazas existenciales a la legitimidad pública, enmascarando las 
implicaciones para la justicia ambiental. La paradoja de la economía circular es que 
parece ofrecer desafíos radicales a los modelos lineales de capitalismo industrial de 
“tomar-hacer-desperdiciar”, respaldados por la legislación internacional, pero en 
realidad no renuncia al crecimiento insostenible. Necesitamos abordar la crisis de los 
plásticos en su raíz, reduciendo drásticamente la producción global de plásticos tóxicos 
y derrochadores. 
En marzo de 2019, la Conferencia Mundial de Petroquímica anual en Texas introdujo 
un seminario especial de sostenibilidad en su principal agenda corporativa dedicada al 
problema de los desechos plásticos. “No hay crisis de los plásticos”, insistió un analista 
de la industria durante el animado debate. “Más bien, es un momento de reflexión 
 
1 El título Future-Proofing Capitalism es complejo de traducir. Proofing es “volver (algo) a 
prueba de…” Así, “water proofing” se interpreta como “impermeabilizar”, “bullet-proofing” es 
traducido como “a prueba de balas”. De modo que una traducción respetuosa del sentido del 
texto resulta ser Volviendo al Capitalismo a Prueba de Futuro. Para el título hemos optado por 
“blindaje” como una síntesis del sentido, más sencilla. Nota del Traductor 
2 Alice Mah es profesora de sociología en la Universidad de Warwick e investigadora principal 
del proyecto del Consejo Europeo de Investigación "Toxic Expertise: Environmental Justice and 
the Global Petrochemical Industry". Es autora de Toxic Truths: Environmental Justice and 
Citizen Science in a Post-Truth Age (con Thom Davies, 2020), Port Cities and Global Legacies 
(2014) y Industrial Ruination, Community, and Place (2012). Su próximo libro, Plastic Unlimited, 
será publicado por Polity Press. 
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para la industria ''3. Las imágenes de plástico en los océanos se volvieron virales en 
diciembre de 2017, después de que millones de personas vieron el episodio final de la 
BBC de Blue Planet II de David Attenborough con sus escenas de vida silvestre marina 
ahogadas en plástico. En enero de 2018, la Comisión Europea emitió la Estrategia 
Europea para los plásticos en una economía circular, el primer marco político de la 
Unión Europea en adoptar un enfoque de ciclo de vida específico de los materiales 
para implementar la economía circular. Incluyó el ambicioso objetivo de hacer que 
todos los plásticos sean reciclables en Europa para 2030. La política de la Espada 
Nacional de China entró en vigor en marzo de 2018, prohibiendo las importaciones 
extranjeras de desechos plásticos y metálicos y lanzando una llave inglesa4 en los 
sistemas globales de reciclaje (ver O'Neill 2019, 156). –159). La industria petroquímica 
se puso en alerta máxima. “Necesitamos hacer que el plástico vuelva a ser fantástico”, 
dijo un asesor principal de la industria en su discurso de apertura sobre el “Futuro de 
las poliolefinas” en enero de 2019. “Necesitamos sacar de la mente del público la 
imagen del plástico en los océanos”5. 
Pero, ¿qué tan preocupada está la industria? ¿Y por qué la economía circular es tan 
prominente en las respuestas corporativas a las crisis ambientales, desde los desechos 
plásticos hasta los sistemas de alimentación y transporte? Los productos 
petroquímicos, derivados del petróleo y el gas, son los materiales básicos de miles de 
productos de consumo, incluidos plásticos, pinturas, cauchos y disolventes. Los 
plásticos representan el 80 por ciento de los mercados petroquímicos (Cetinkaya et al. 
2018). “Esta es la primera gran disrupción que ha presenciado la industria”, me dijo un 
ejecutivo petroquímico. “En lugar de una disrupción tecnológica, es una disrupción 
social”.6 Las grandes corporaciones petroquímicas y plásticas se han apresurado a 
comprometer dinero para la limpieza del océano, desarrollar nuevas tecnologías de 
reciclaje y unirse a alianzas voluntarias con otras partes interesadas de la industria. El 
pilar detrás de estas respuestas corporativas a la crisis de los plásticos es la economía 
circular, una idea de negocio sostenible que promueve una economía circular en lugar 
de lineal basada en la idea aspiracional de “desperdicio cero” a través de la reducción, 
el reciclaje y la reutilización de recursos.7 
La industria está preocupada, pero también es muy buena para convertir una crisis en 
una oportunidad. La economía circular es una forma conveniente de hacerlo. 
Centrándose en el ejemplo emblemático de la economía circular para los plásticos, este 
artículo examina cómo las empresas han tratado de contener la agenda política de la 
 
3 Notas de campo del investigador del proyecto, Conferencia Mundial sobre Petroquímica, San 
Antonio, Texas, 19 de marzo de 2019. 
4 Spanner en inglés. La idea parece ser describir un objeto que traba y descompagina el sistema 
NdT 
5 Notas de campo de la autora, Future of Polyolefins Conference, Amberes, 16 de enero de 
2019. 
6 Entrevista de la autora con un representante petroquímico, Amberes, 16 de enero de 2019 
7 Hay varias combinaciones de Rs en los conceptos de economía circular, incluido el principio 
de las 3R de reducción, reutilización y reciclaje; las 4 R de reducir, reutilizar, reciclar y 
recuperar; y las 5 R de reducir, reutilizar, renovar, reparar y reciclar, entre otros (Fundación 
Ellen MacArthur 2013; Murray et al. 2017). 
 
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economía circular para asegurar la legitimidad pública y proteger y ampliar los 
mercados. Sostiene que la economía circular ofrece algo más grandioso, pero más 
nebuloso, que otros discursos corporativos de sustentabilidad: un arreglo tecnológico a 
los modelos de crecimiento industrial de “tomar-hacer-desperdiciar”, sin renunciar 
realmente al crecimiento. La promesa del crecimiento circular radica en la ficción de 
que es materialmente posible "cerrar el ciclo", ignorando las leyes termodinámicas 
básicas de que el reciclaje requiere energía (Korhonen et al. 2018). La economía 
circular de los plásticos parece amenazar el negocio a como se venía haciendo 
(Business as usual),con crecientes prohibiciones en todo el mundo sobre plásticos de 
un solo uso y ambiciosos objetivos de reciclaje. Si bien la industria petroquímica se 
compromete con la aspiración de una economía circular con menos desperdicio y 
máxima eficiencia, continúa invirtiendo en proyectos insostenibles8 con consecuencias 
de justicia ambiental y cambio climático. 
Al resaltar la paradoja de la economía circular como un proyecto tecnocrático para el 
capitalismo "a prueba de futuro" contra las amenazas ambientales, esta investigación 
amplía los debates sobre el papel de las corporaciones en la gobernanza ambiental 
global (ver Clapp 2018; Dauvergne 2018b; Eckert 2019 ; Levy y Newell 2005; Ponte 
2019). En particular, la investigación se basa en la literatura de economía política en la 
política ambiental global que examina cómo las empresas transnacionales utilizan la 
gobernanza de la sostenibilidad para mantener y aumentar su poder al capturar 
discursos, establecer estándares y asegurar la acumulación de capital (Dauvergne 
2018b; Levy y Newell 2005; Ponte 2019). El artículo elabora un marco de economía 
política para analizar las estrategias corporativas para contener y capitalizar la 
economía circular. Al igual que otras formas de gobernanza de la sostenibilidad, las 
empresas utilizan el discurso de la economía circular para mejorar su poder 
estratégico, pero existen diferencias en términos de escala, complejidad e intensidad. 
Lo que está en juego en la economía circular está en el futuro de la transformación 
industrial global, que opera en múltiples escalas, cadenas de valor complejas e 
intereses políticos en competencia. 
El artículo comienza con una breve revisión de la literatura sobre políticas ambientales 
globales sobre el papel de las corporaciones en la gobernanza de la sostenibilidad. A 
continuación, sitúa el concepto de economía circular en relación con estos debates, 
mostrando cómo el discurso de la economía circular se diferencia de otros discursos de 
sostenibilidad, con implicaciones políticas sobre cómo abordar problemas ambientales 
complejos. Luego se describe un estudio de caso de la economía circular para 
plásticos, basado en la observación participante en eventos de la industria 
petroquímica en los Estados Unidos y Europa entre 2016 y 2020, entrevistas 
cualitativas con partes interesadas corporativas y una variedad de documentos 
corporativos y de políticas. El análisis de la investigación sitúa dos estrategias 
corporativas de economía circular en relación con la intensificación de las “guerras de 
posición” (Gramsci [1934-1935] 1971) sobre el futuro de la transformación industrial: 
primero, la contención, rastreando el surgimiento y consolidación del discurso de la 
economía circular. dentro de la industria petroquímica, y en segundo lugar, la 
proliferación, centrándose en el ejemplo del reciclaje químico, una solución tecnológica 
 
8 Algunos ejemplos incluyen los proyectos petroquímicos de INEOS en Europa, que dependen 
del gas natural licuado; proyectos basados en carbón en China; y proyectos masivos de crudo a 
productos químicos (COTC) en desarrollo en China y Arabia Saudita. 
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con riesgos tóxicos desiguales que los expertos consideran vital para hacer realidad la 
economía circular. 
El papel de las empresas en la gobernanza de la sostenibilidad 
Las empresas y las industrias desempeñan un papel importante en la configuración de 
la gobernanza ambiental mundial. Las estrategias corporativas para participar en la 
gobernanza ambiental tienen como objetivo mantener la legitimidad pública y la 
ventaja del mercado, utilizando una variedad de tácticas defensivas y proactivas para 
neutralizar las amenazas y aprovechar las oportunidades. Muchos sociólogos, 
historiadores, politólogos y académicos organizacionales han examinado las estrategias 
corporativas para abordar los desafíos ambientales, incluidos los desastres tóxicos, las 
regulaciones ambientales y la presión pública (ver Dauvergne 2018b; Hoffman 1999; 
Levy y Newell 2005; Markowitz y Rosner 2002; Ponte 2019). Hasta la década de 1990, 
la mayoría de las corporaciones respondieron de manera reactiva a las presiones de la 
sostenibilidad, pero a principios del siglo XXI la sostenibilidad se había convertido en 
una estrategia comercial principal (Dauvergne 2018b; Ponte 2019). Ahora existe un 
sólido "caso de negocio" para que las empresas se comprometan de forma proactiva 
con la sostenibilidad: "para ayudar a mitigar el riesgo de reputación, contribuir al 
resultado final, crear nuevas líneas de productos, mejorar la lealtad a la marca y 
aumentar su poder" (Ponte 2019, 14) . Según Dauvergne (2018b, 40), el discurso de la 
sostenibilidad empresarial tiene tres propósitos estratégicos: 
suavizar las críticas y generar elogios para las grandes empresas, 
incluidos por parte de los grupos de derechos humanos y 
ambientalistas; mejorar el poder corporativo sobre la gobernanza de 
la sostenibilidad; y para justificar un marco regulatorio propicio para 
maximizar la producción, los beneficios y las ventas. Este es el 
verdadero negocio de la RSE. 
Las corporaciones han buscado cada vez más mejorar su poder a través de su papel en 
iniciativas de sostenibilidad de múltiples partes interesadas y lideradas por empresas, 
particularmente a través del desarrollo de estándares y métricas (Bartley 2018; 
Dauvergne 2018b; Ponte 2019). Una preocupación clave con la gobernanza de la 
sostenibilidad liderada por el sector privado es la captura regulatoria. 
Si bien muchas corporaciones han participado en iniciativas de sostenibilidad de 
múltiples partes interesadas en las cadenas de valor globales, por ejemplo, en vino, 
café y biocombustibles (Ponte 2019), otras industrias se han mostrado menos 
entusiastas. En particular, las empresas transnacionales de industrias en disputa han 
presionado contra la legislación ambiental y han negado los riesgos para la salud de 
sus industrias (Clapp 2012; Dauvergne 2018a; Markowitz y Rosner 2002). En Deceit 
and Denial, Markowitz y Rosner (2002) muestran cómo las industrias química y del 
plomo han generado dudas e incertidumbre sobre los peligros de la contaminación 
tóxica a lo largo del siglo XX. La historia de ExxonMobil de cabildeo sobre el cambio 
climático es otro ejemplo infame de engaño corporativo (Dauvergne 2018b, 68–70). En 
la primera década del siglo XXI, Clapp (2012) detalla cómo la industria del plástico 
respondió a las preocupaciones del público sobre los desechos plásticos lanzando 
campañas públicas para defender los plásticos como una opción de plástico 
ambientalmente racional, culpando a los consumidores de los desechos y presionando 
a los gobiernos. , lo que resultó en un "enfriamiento regulatorio" en el que las 
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autoridades locales no promulgaron la legislación sobre plásticos por temor a un litigio. 
Sin embargo, desde el crecimiento de la economía circular, incluso las corporaciones 
más recalcitrantes se han sumado a la sostenibilidad, suscribiéndose a una plétora de 
iniciativas de múltiples partes interesadas. ¿Qué explica este cambio? 
El crecimiento de la economía circular 
En tan solo unos años, el concepto de economía circular se ha convertido en un 
discurso de sostenibilidad empresarial dominante. La idea de la economía circular tiene 
sus raíces en la ecología industrial de finales del siglo XIX, basada en la idea de un 
sistema cíclico de ciclo cerrado (Murray et al. 2017). Como modelo de negocio 
sostenible, la economía circular se ha adoptado dentro de las políticas estatales 
oficiales en Japón y Alemania desde la década de1990 y en China desde 2006 
(McDowall et al. 2017). La Fundación Ellen MacArthur, una organización benéfica del 
Reino Unido lanzada en 2010, ha liderado el caso empresarial global para una 
economía circular “Basado en los principios de eliminar los desechos y la 
contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas 
naturales” (Fundación Ellen MacArthur 2019). Dentro del mundo empresarial, el 
impulso de la economía circular se aceleró en 2013, cuando la Fundación Ellen 
MacArthur estableció una red de 100 corporaciones globales, la “Economía Circular 
100”, y asesoró a la Comisión Europea, que presentó su propio Plan de Acción de 
Economía Circular en 2015. 
Desde 2015, la idea de la economía circular ha saturado gradualmente los discursos de 
sostenibilidad de las políticas y las empresas a nivel mundial, y se ha propagado a 
través de industrias y cadenas de valor interconectadas (ver D’Amato et al. 2019). Para 
2018, incluso el gigante del petróleo, el gas y la petroquímica ExxonMobil se había 
unido a la serie de compromisos corporativos con la economía circular (Toto 2018). Las 
ONG ambientales internacionales también han incorporado el concepto. "Desarrollar 
una economía circular" estaba en la parte superior de la lista de 2018 de Amigos de la 
Tierra de cosas que la gente podría hacer para revertir los hábitos destructivos de los 
consumidores. Junto con la explosión del interés corporativo y político en la economía 
circular, ha habido un creciente interés académico en el tema, desde una variedad de 
perspectivas disciplinarias.96 Varios académicos han analizado el concepto de economía 
circular, rastreando sus orígenes y comparándolo con otros modelos y conceptos, en 
particular la sostenibilidad (D'Amato et al.2019; Kirchherr et al.2017; Korhonen et 
al.2018). A diferencia del concepto de sostenibilidad, la economía circular carece de 
consideración de las generaciones futuras y su principal valor subyacente es la 
eficiencia económica (Kirchherr et al. 2017). Algunos investigadores también han 
evaluado los programas de economía circular en la práctica, por ejemplo, las 
estrategias regionales de gestión de residuos (Gregson et al. 2015; O’Neill 2019) y la 
economía compartida (Hobson y Lynch 2016). 
Muchos académicos son críticos con el concepto de economía circular, enfatizando su 
origen empresarial y político y su falta de compromiso con la sociedad civil (Gregson et 
al. 2015; Hobson y Lynch 2016; Korhonen et al. 2018; O’Neill 2019). Tres perspectivas 
críticas sobre la economía circular son particularmente relevantes para examinar sus 
implicaciones para la gobernanza de la sostenibilidad corporativa: la crítica de 
 
9 La literatura interdisciplinaria sobre la economía circular es tan extensa que no es posible 
cubrir la gama completa de literatura. 
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Korhonen et al. (2018) a los límites del modelo industrial desde la perspectiva de la 
sostenibilidad medioambiental, Hobson y Lynch (2016) con el análisis de sus 
implicaciones políticas, y las reflexiones de O'Neill (2019) sobre su elitismo tecnocrático 
dentro de la política ambiental global. Korhonen y coautores (2018) argumentan que el 
modelo de economía circular tiene importantes límites materiales y políticos. Según las 
leyes de la termodinámica, el reciclaje consume recursos y produce sus propios 
desechos y emisiones. La escala de la economía plantea límites físicos y los problemas 
a menudo se trasladan a lo largo del ciclo de vida del producto. Estos límites materiales 
se ven exacerbados por los límites tecnológicos, dada la dependencia del camino de las 
tecnologías y la infraestructura bloqueadas. Además, los nuevos modelos comerciales 
de la economía circular requieren una gobernanza intra organizacional extraordinaria 
de los flujos físicos complejos de materiales y energía. 
Ampliando el problema de los límites políticos, Hobson y Lynch (2016, 15) argumentan 
que la economía circular está "enmarcada como una visión impulsada por la tecnología 
y económicamente rentable de un crecimiento continuo en un mundo con escasez de 
recursos". Los autores sugieren que, si bien la economía circular puede parecer radical 
dentro del mundo empresarial, en realidad reduce a los ciudadanos a consumidores. 
De manera similar, O’Neill (2019) señala su malestar con la forma en que la economía 
circular es presentada como una visión tecnocrática por las élites globales, 
argumentando que hay "sombras" o impactos negativos no deseados proyectados por 
las políticas de economía circular. En particular, O'Neill señala el problema de las 
"fugas", la transferencia de desechos de una parte del mundo a otra y las posibles 
consecuencias para la justicia ambiental de las transiciones globales a gran escala para 
las poblaciones vulnerables y marginadas del Sur global. Más que radical, la economía 
circular parece apolítica, enmascarando intereses en competencia en los resultados de 
diferentes esquemas de residuos y reciclaje (O’Neill 2019). Si bien es crítico con las 
políticas de economía circular, O’Neill (2019, 186) sostiene que los elementos de la 
circularidad son de hecho cruciales para la gobernanza global de los residuos. O'Neill 
contrasta visiones competitivas de la economía circular entre la prevención de residuos 
por parte de activistas de "cero residuos" y la desviación de residuos por parte de las 
élites corporativas. Esto apunta a la paradoja de la economía circular: a pesar de todos 
sus defectos, tiene el potencial de transformar nuestra economía global para minimizar 
los riesgos de desperdicio. Sin embargo, existe un alto riesgo de captura regulatoria 
cuando las corporaciones logran controlar las vías económicas y tecnológicas a seguir. 
El análisis que sigue contribuye a estos debates al examinar las implicaciones de la 
economía circular, dadas sus limitaciones materiales y políticas, para las estrategias 
corporativas para mantener el control sobre la sostenibilidad. 
Gestionar la complejidad a través de la economía circular 
En el siglo XXI, las empresas transnacionales se han enfrentado a crecientes riesgos de 
sostenibilidad en una economía mundial compleja e incierta. Dentro de este contexto, 
Levy y Newell (2005, 49) han desarrollado un marco Gramciano de economía política 
para examinar la gobernanza ambiental corporativa que “apunta a patrones 
particulares de estrategias que probablemente se adoptarán en la negociación de 
regímenes complejos, y destaca el camino dinámico y algo indeterminado de la 
evolución del régimen ". Gramsci ([1934-1935] 1971, 57) argumentó que los grupos 
sociales ganan hegemonía cultural e ideológica a través de una combinación de 
"dominación" y "liderazgo intelectual y moral". Según Levy y Newell (2002, 93), “el 
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concepto de hegemonía de Gramsci proporciona una base para un enfoque crítico de la 
estrategia política corporativa que enfatiza la interacción de prácticas materiales y 
discursivas, estructuras y estratagemas para mantener el dominio y la legitimidad 
corporativos frente a de los desafíos de los actores sociales y rivales económicos ". Mi 
análisis se basa en este encuadre de la economía política del poder estratégico 
empresarial en la gobernanza ambiental, extendiendo el análisis a la economía circular: 
una arena compleja y global de lucha política sobre el futuro de la transformación 
industrial. 
Tres tipos de poder corporativo en la literatura de economía política sobre la gestión de 
riesgos de sostenibilidad corporativa son particularmente útiles para comprender la 
economía circular corporativa: el "poder institucional"de Ponte (2019), el "proveedor 
corporativo" de Bartley (2018) y el "operador de Eckert (2019)". . ” 107 Ponte (2019, 
59) describe el poder institucional dentro de los organismos que establecen estándares 
de sostenibilidad de múltiples partes interesadas como“ arenas donde los actores 
poderosos compiten por la inclusión de términos que les son especialmente favorables, 
por ejemplo, cuando las empresas líderes pueden dar forma a la definición de 
estándares mínimos sobre impacto ambiental como una forma de reducir los costos de 
cumplimiento ”. En las iniciativas de economía circular de múltiples partes interesadas, 
las empresas líderes han ejercido una influencia considerable en el desarrollo de 
normas. Esto resuena con los proveedores corporativos de Bartley (2018, 146), que 
"no están presionando a favor o en contra de los acuerdos intergubernamentales, sino 
más bien presionando los estándares privados de seguridad, sostenibilidad, 
especificaciones técnicas y derechos humanos a través de sus cadenas de suministro 
globales". Las especificaciones técnicas son particularmente importantes para los 
proyectos de economía circular, que se basan en múltiples formas de experiencia, que 
incluyen, en el caso de los plásticos, la ingeniería, la química, el diseño industrial, la 
modelización económica y la ciencia de la complejidad, entre otras. Los operadores de 
Eckert (2019, 39) tienen un conocimiento técnico detallado sobre infraestructura 
importante, que es difícil de desafiar para los no expertos y, por lo tanto, pueden usar 
asimetrías de información para convertirse en proveedores directos de gobernanza 
global. 
Estos tres tipos de poder corporativo demuestran diferentes formas en que las 
corporaciones poderosas han logrado la captura regulatoria de los estándares de 
sostenibilidad a través de maniobras institucionales, iniciativas lideradas por el sector 
privado y monopolización de la experiencia técnica. En el análisis que sigue, sostengo 
que las corporaciones han movilizado cada uno de estos tipos de poder corporativo 
extensivo para, en primer lugar, contener las amenazas a las empresas desde el 
discurso de la economía circular (contención) y, en segundo lugar, para extender sus 
mercados a través de la economía circular. contradicción de la economía circular 
(proliferación). Las estrategias corporativas de contención y proliferación buscan 
controlar los discursos económicos circulares y se asemejan mucho a las ideas de 
captura regulatoria (Dauvergne 2018b; Eckert 2019; Ponte 2019), pero con mayor 
velocidad e intensidad, en respuesta a amenazas existenciales globales. El término 
contención, con sus connotaciones militaristas, transmite una estrategia defensiva 
proactiva frente a la intensificación de las `` guerras de posición '': el término de 
 
10 Cada tipo se sitúa junto a otros tipos de poder corporativo y, a menudo, se difumina o 
interactúa con otros tipos. 
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Gramsci ([1934-1935] 1971) para las luchas ideológicas y culturales por la hegemonía 
dentro de las sociedades capitalistas. Las estrategias de proliferación corporativa 
operan a través de una contradicción de crecimiento verde, que parece desafiar los 
modelos de crecimiento convencionales, mientras acelera el crecimiento en nuevos 
mercados de plásticos. La proliferación también evoca analogías con la guerra y se 
vincula estrechamente con las ideas de “acumulación de capital verde” (Ponte 2019), 
con dinámicas adicionales de expansión incontrolable. Las estrategias corporativas de 
contención y proliferación amplían los debates sobre la gobernanza de la 
sustentabilidad liderada por el sector privado al examinar procesos intensivos de 
captura regulatoria dentro de guerras existenciales de posición, en medio de amenazas 
complejas e impredecibles. 
Durante las últimas dos décadas, las corporaciones y los gobiernos han adoptado 
modelos de “pensamiento sistémico neoliberal” en sus estrategias para gestionar la 
incertidumbre y la complejidad mediante el diseño de la resiliencia en los sistemas 
(Walker y Cooper 2011). Los ejemplos incluyen la gestión de riesgos financieros; 
geoingeniería y ciencia climática; Big Data y la nueva ciencia de la complejidad; y 
respuestas de seguridad al cambio climático, desastres naturales, pandemias y 
terrorismo. Walker y Cooper argumentan que el pensamiento sistémico neoliberal es 
efectivamente “un llamado a la adaptabilidad permanente en y a través de la crisis” 
(154). Los sistemas adaptativos complejos son altamente resilientes y autorregulados a 
través de la retroalimentación circular, y tienen la notable capacidad de absorber 
choques externos. 
Inspirado por la teoría de sistemas complejos, el concepto de "volatilidad, 
incertidumbre, complejidad y ambigüedad" (VUCA) fue propuesto por primera vez por 
el ejército de los EE. UU. Para describir los contextos posteriores a la Guerra Fría, y 
desde entonces se ha convertido en una palabra de moda en la administración, incluso 
dentro de la industria petroquímica. En Managing in a VUCA World, Mack et al. (2015, 
6) definen la complejidad como "una situación, en la que la interconexión de partes y 
variables es tan alta, que las mismas condiciones externas e insumos pueden conducir 
a salidas o reacciones del sistema muy diferentes". El modelo de economía circular 
también se basa en el pensamiento sistémico, asumiendo el desafío de la complejidad 
y la necesidad de colaboración entre las cadenas de valor (Crippa et al. 2019; Ellen 
MacArthur Foundation 2013). La idea de “anticipar el futuro” es un tema central dentro 
del pensamiento sistémico, el diseño de la resiliencia en los sistemas industriales para 
resistir choques o eventos inesperados (Masood et al. 2018; Maxwell 2015). Los 
informes sobre la economía circular abundan en estudios de casos y ejemplos de cómo 
construir edificios, tecnologías, negocios, infraestructuras y ciudades a prueba de 
futuro (Crippa et al.2019; Fundación Ellen MacArthur 2013). 
La economía circular es un modelo de negocio que promueve un cambio sistémico 
radical, pero tiene sus raíces en la ecología industrial de sistemas complejos, que están 
diseñados para la adaptabilidad. A través del pensamiento sistémico y la colaboración 
entre cadenas de valor, las corporaciones han buscado resolver el problema de la 
complejidad en la economía circular (ver Korhonen et al. 2018; O'Neill 2019), con el 
objetivo de encontrar soluciones para gestionar la producción y los flujos de residuos. 
reciclaje y reutilización a través de múltiples materiales y fronteras. Muy rápidamente, 
a pesar de sus diferencias, las partes interesadas corporativas en todas las cadenas de 
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valor y suministro se han organizado para satisfacer las necesidades de gobierno y 
gestión. La economía circular es el estandarte unificador de este movimiento. 
La economía circular de los plásticos 
El problema de la contaminación plástica en los océanos ha existido durante décadas, 
aunque solo recientemente ha recibido una atención internacional generalizada. A fines 
de la década de 1990, se encontraron grandes concentraciones de desechos plásticos 
flotando en el Océano Pacífico, lo que aumentó la conciencia pública sobre la magnitud 
del problema. En todo el mundo, los gobiernos locales, regionales y nacionales han 
introducido iniciativas reguladoras para gravar o prohibir diferentes formas de 
plásticos, en particular bolsas de plástico, botellas y microperlas (Clapp 2012; O’Neill 
2019). Durante años, la industria del plástico negó y desvió la responsabilidad por la 
contaminación plástica, lo que socavó losesfuerzos de las comunidades para introducir 
una legislación sobre plásticos (Clapp 2012). Si bien la gobernanza global de los 
plásticos ha mejorado, sigue caracterizándose por una “autoridad fragmentada, 
instituciones internacionales débiles, regulaciones desiguales, políticas descoordinadas 
y soluciones orientadas a los negocios” (Dauvergne 2018a, 22). 
La crisis de los plásticos marinos cambió las reglas del juego para las industrias 
petroquímica y del plástico. A lo largo de 2018 y 2019, todos los directores ejecutivos 
hablaron de ello en conferencias y salas de reuniones.11 Las percepciones públicas 
negativas amenazaron la “licencia social para operar” de la industria12. A medida que 
se asentaba el polvo de la tormenta de la indignación plástica, todas las corporaciones 
que operaban en la cadena de valor de los plásticos tenían que tener su propia 
declaración de economía circular.13 Pero, como sostiene Mirowski (2013), el capitalismo 
nunca deja que una crisis grave se desperdicie. La industria siempre está preparada 
para navegar en mercados inciertos. 
El siguiente análisis se centra en un estudio de caso de la economía circular respaldada 
por empresas para los plásticos, basándose en una investigación que se llevó a cabo 
como parte de un gran proyecto financiado por el Consejo Europeo de Investigación 
(ERC) sobre la industria petroquímica mundial dirigido por la autora, incluida la 
observación durante la participación en veinticinco eventos de la industria en los 
Estados Unidos y Europa entre 2016 y 2020; decenas de entrevistas cualitativas 
semiestructuradas e informales con partes interesadas corporativas; y análisis de 
documentos corporativos, informes, sitios web y revistas comerciales.14 Los eventos de 
 
11 Entrevista de la autora con un representante de la industria petroquímica, Londres, 28 de 
setiembre, 2018. 
12 Notas de campo de la autora, Conferencia sobre el futuro de las Poliolefinas, Amberes, 16 de 
enero de 2019, y notas de campo del investigador del proyecto, Conferencia mundial de 
Petroquímica, San Antonio, Texas, 19 de marzo de 2019. 
13 Notas de campo de la autora, Evento de entrenamiento en petroquímica, Londres, 26 de 
setiembre, 2018 
14 Los eventos de la industria incluyeron conferencias, talleres de capacitación, seminarios y 
eventos de múltiples partes interesadas. Los participantes tienen acceso a presentaciones en 
video y diapositivas de los oradores, informes y revistas de la industria, manuales de 
capacitación y material de marketing. Todas las entrevistas se realizaron con consentimiento 
informado y confidencialidad. La autora realizó la mayor parte de la observación como 
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la industria petroquímica y de plásticos tienen como objetivo facilitar la creación de 
redes corporativas, analizar las tendencias del mercado, evaluar los riesgos y las 
regulaciones, mostrar los últimos desarrollos en ciencia y tecnología y proporcionar 
pronósticos en todo el mundo a múltiples esferas. Las conferencias son sitios clave de 
circulación de conocimiento y actividad empresarial dentro de la industria (ver Cook y 
Ward 2012; Leivestad y Nyqvist 2017). Como espacios cuasi-privados exclusivos, los 
eventos de la industria ofrecen una visión única de las dinámicas internas y los debates 
sobre estrategias corporativas y visiones del mundo. 
En las siguientes secciones, este artículo analiza dos temas de contención y 
proliferación en las estrategias corporativas para mercados plásticos a prueba de 
futuro. Estas dos estrategias corporativas de contención y proliferación constituyen un 
cambio en la escala, complejidad e intensidad de la gobernanza de la sustentabilidad 
corporativa, evidente, primero, en la rápida coordinación a través de las cadenas 
globales de valor y suministro para mantener el control del mercado en respuesta a 
amenazas existenciales y, segundo , en el despliegue del pensamiento sistémico 
complejo y otras formas de experiencia tecnocrática para anticipar, diseñar y controlar 
los nuevos sistemas. Juntos, la contención y la proliferación constituyen estrategias 
rápidas, coordinadas y sistemáticas dentro de guerras de posición en escalada. En mi 
investigación, los representantes de la industria petroquímica frecuentemente 
invocaron metáforas de “ganar la guerra” cuando discutían la sostenibilidad y la 
economía circular.15 
Contención 
Una de las primeras ideas de la economía circular se remonta a un discurso en 1848 de 
Wilhelm von Hoffman, el primer presidente de la Royal Society of Chemistry, quien 
afirmó que “en una fábrica química ideal, estrictamente hablando, no hay desperdicio 
sino solo productos. Cuanto mejor utilice una fábrica real sus residuos, cuanto más se 
acerque a su ideal, mayor será la ganancia ”(citado en Lancaster 2016, 24). Antes de 
que el tema de los plásticos inundara las salas de reuniones corporativas, varios 
representantes de la industria petroquímica argumentaron que la economía circular, si 
bien era una palabra de moda en las políticas, siempre había sido la forma de hacer las 
cosas de la industria, con el fin de maximizar la eficiencia de la planta.16 Por ejemplo, 
un representante petroquímico me dijo en 2016, 
Y luego tenemos esta nueva moda, que es la estrella en este 
momento, que es la llamada economía circular, porque todo el 
mundo habla de la economía circular. Creo que la industria química 
empezamos hace treinta años a hablar de economía circular porque si 
 
participante en estos eventos, y otros dos investigadores del proyecto también asistieron e 
informaron sobre las reuniones. 
15 Notas de campo de la autora e investigadores del proyecto, en múltiples eventos entre 2016 
y 2020. 
16 Entrevistas de la autora con varios representantes petroquímicos: mayo de 2016, Bruselas; 
Junio de 2016, Amberes; Enero de 2017, Londres. 
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tomas una galleta es un ejemplo perfecto de que todo está saliendo 
de una forma u otra y solo una pequeña parte es desperdicio.17 
La idea de economía circular resuena superficialmente con el modelo de clústeres18 
petroquímicos integrados, que concentran productores petroquímicos e industrias 
relacionadas junto a redes logísticas, con el objetivo de una producción más eficiente 
(López-Navarro et al. 2015). 
La primera conferencia petroquímica a la que asistí fue la Conferencia Europea de 
Petroquímica en Ámsterdam en marzo de 2016. La economía circular fue solo uno de 
los muchos discursos de sustentabilidad corporativa en este momento, y el cambio 
climático, más que los desechos plásticos, fue el tema principal de las discusiones de la 
industria sobre desafíos ambientales, particularmente después de las negociaciones de 
la COP21 en París. La industria europea estaba a la defensiva: las estrictas 
regulaciones ambientales y la competencia regional desleal, particularmente de 
Estados Unidos y China, los estaban “matando”.19 Los paneles de discusión 
corporativos se enfocaron en lograr sobrevivir, permanecer en el juego. Por el 
contrario, las preocupaciones ambientales hicieron una aparición mínima en la 
Conferencia Mundial de Petroquímica en Houston en 2016, con algunas referencias al 
"rechazo al fracking por parte de grupos ambientalistas".20 A lo largo de 2017, el tema 
de los plásticos comenzó a filtrarse en los debates de la industria europea, y la 
economía circular se convirtió en parte del lenguaje, apareciendo en varias 
conversaciones.21 La industria presionó a la Comisión Europea sobre su próxima 
estrategia de plásticos, oponiéndose a prohibiciones y regulaciones vinculantes 
(Corporate Europe Observatory 2018). 
En enero de 2018,la Comisión Europea lanzó su Estrategia para los plásticos en una 
economía circular, señalando que la nueva economía de los plásticos "respetaría 
plenamente las necesidades de reutilización, reparación y reciclaje" (Comisión Europea 
2018, 1), pero sin mencionar "reducir" más allá del contexto de desperdicio (es decir, 
excluida la producción). El mismo día, PlasticsEurope, el grupo de presión sobre 
plásticos más grande de Europa, lanzó su propia iniciativa voluntaria, Plastics 2030 
(PlasticsEurope 2018). La reacción del público por la crisis de los plásticos marinos se 
extendió rápidamente en 2018, y el problema de los desechos plásticos se convirtió en 
un tema prioritario en las agendas corporativas. Exactamente un año después del 
lanzamiento de la Estrategia para los plásticos, varias corporaciones crearon la Alianza 
para acabar con los desechos plásticos, comprometiendo mil millones de dólares para 
abordar los desechos plásticos del océano (Harvey 2019). Más de veinticinco empresas 
 
17 Entrevista de la autora con un representante petroquímico, Bruselas 31 de mayo, 2016 
18 En atención al uso extendido en los ámbitos económicos del término, no traducimos cluster: 
concentración de empresas e instituciones, interconectadas en la actividad económica que 
desarrollan, y que se encuentran geográficamente cerca las unas de las otras. NdelT 
19 Notas de campo de la autora, European Petrochemicals Conference, Amsterdam, 3 de 
marzo, 2016. 
20 Debido a la “revolución del gas de esquistos” (shale gas) estadounidense, el gas natural se 
había convertido en la principal materia prima petroquímica de los Estados Unidos, una ventaja 
competitiva regional. Notas de campo del investigador del proyecto, Conferencia Mundial sobre 
Petroquímica, Houston, 15 de marzo de 2016. 
21 Notas de campo de la autora, múltiples eventos de la industria, 2017 
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se unieron a esta alianza, incluidas las petroquímicas Shell, Dow, BASF y ExxonMobil y 
el gigante de bienes de consumo Procter and Gamble. Las industrias de plásticos y 
petroquímica utilizaron su “poder institucional” (Ponte 2019) para perseguir sus propios 
estándares voluntarios liderados por la industria y establecer los términos para la 
colaboración entre cadenas de valor. 
En eventos de la industria en los Estados Unidos y Europa a lo largo de 2018 y 2019, 
representantes de toda la cadena de valor del plástico detallaron cómo sus empresas 
habían forjado asociaciones, participado en múltiples limpiezas de playas y colaborado 
con empresas de reciclaje.22 Los consultores corporativos emitieron informes especiales 
sobre las implicancias para los mercados de la crisis de los residuos plásticos, 
profundizando en productos finales específicos en toda la cadena de valor (IHS Markit 
2018). Los científicos e ingenieros de polímeros detallaron soluciones tecnológicas 
sobre cómo hacer para que los plásticos sean más reciclables, identificando desafíos 
estructurales y de materiales, tales como plásticos de múltiples materiales, problemas 
de contaminación, calidad y costo. Los analistas compartieron un conocimiento 
detallado de los objetivos de reciclaje, las prohibiciones de plásticos y las regulaciones 
de plásticos en diferentes países y regiones. Los consultores propusieron ideas sobre 
cómo "preparar los mercados de plástico para el futuro" mediante la creación de 
nuevos sistemas y evaluaciones para los estándares de calidad del reciclaje. Las 
corporaciones culparon a los consumidores por el problema de los residuos, así como a 
los países del Sur Global, que tenían una infraestructura de residuos deficiente (ver 
Eckert 2019; Dauvergne 2018a). A pesar de los desacuerdos sobre la escala de la 
amenaza y la naturaleza del problema, todas las partes interesadas de la industria 
estuvieron de acuerdo en la necesidad de tomar el control de la situación estableciendo 
sus propios estándares y puntos de referencia de la industria, haciéndose eco de otras 
investigaciones sobre la gobernanza de la sostenibilidad liderada por el sector privado 
(Bartley 2018; Dauvergne 2018b; Ponte 2019).23 
Durante el curso de mi investigación, el discurso de la economía circular pasó 
rápidamente de ser una palabra de moda de política relativamente especializada a un 
concepto dominante de sostenibilidad corporativa. En tan solo unos años, los 
principales actores de la industria petroquímica, a pesar de las diferencias internas, 
habían abrazado por completo el discurso de la economía circular (ver Tabla 1). Al 
adoptar el discurso de la economía circular, muchas empresas reformularon sus 
conceptos y prácticas de sostenibilidad empresarial existentes en lugar de desarrollar 
nuevas ideas. Por ejemplo, BASF aplicó la idea de economía circular a su concepto de 
Verbund 24, un principio de diseño de complejos industriales integrados y eficientes, y 
Mitsubishi adaptó la economía circular a su concepto de KAITEKI, “bienestar sostenible 
de las personas, la sociedad y nuestro planeta Tierra ". 
El grado de colaboración en toda la cadena de valor petroquímica sobre la crisis de los 
plásticos ha sido impresionante, tanto en términos de velocidad (en meses) como de 
 
22 Notas de campo de la autora e investigadores del proyecto, múltiples eventos de la industria, 
2018 – 2019 
 
23 Notas de campo de la autora, Future of Polyolefins Conference, Amberes, 16 de enero de 
2019. 
 
24 En alemán en el original 
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alcance (desde empresas de gestión de residuos hasta transformadores de plásticos, 
grandes marcas minoristas y petroleras). 
Tabla 1 
Las Primeras 10 Compañías Químicas globales y le Economía Circular 
Ranking 
2018 
Compañía Casa Central Fecha en la que Economía 
Circular entró en los Informes 
corporativos (en inglés) 
1 Dow - DuPont Estados Unidos 
Dow desde 2014; DuPont desde 
2019 (tienen informes de 
Sustentabilidad separados pese a 
que se fusionaron en 2017) 
2 BASF Alemania Desde 2018 
3 Sinopec China 
Desde 2011, pero no en los años 
2012, 2014, o 2018 
4 SABIC Arabia Saudita Desde 2015 
5 INEOS Suiza Desde 2016 
6 
Formosa 
Plastics 
Taiwan 
Desde 2017 en su Informe Anual, 
pero no en los Informes de RSE o de 
Salud, Seguridad y Ambiente (HES) 
7 ExxonMobil Estados Unidos 
No hay uso directo de EC, pero 
desde 2018 se unió a la Iniciativa de 
Reciclado de la E. Circular 
8 LyondellBasell Países Bajos 
Circular polymers desde 2017; 
Informe de Sustentabilidad 2017; 
Informe específico de EC en 2018 
9 
Mitsubishi 
Chemical 
Japón 
Desde 2019 (se unió a la iniciativa 
CE 100) 
10 LG Chem Corea del Sur Desde 2018 
Fuente: Creada por la autora, sobre la base de la encuesta anual del Chemical and Engineering News 
sobre las 50 compañías Top 2018 e Informes corporativos anuales. 
La industria petroquímica está dominada por compañías petroleras multinacionales 
integradas verticalmente, compañías químicas multinacionales y compañías petroleras 
nacionales, con poderosas barreras de entrada y una feroz competencia geopolítica 
(Chandler 2009; Verbeek y Mah 2020). Si bien las cadenas de valor globales orientadas 
al consumidor han colaborado en temas de sostenibilidad corporativa, presionando a 
los proveedores para producir productos más sostenibles (Ponte 2019), las principales 
compañías petroleras son los principales proveedores, con menos interés en los 
productos derivados debido a la menor rentabilidad, al menos hasta hace poco (Inkpen 
y Ramaswamy 2017). Cuando le pregunté a un representante petroquímico sobre la 
colaboración entre cadenas de valor en temas de sostenibilidad, dijo que, en general, 
había más cooperación cuanto más avanzabaen la cadena de suministro, hacia los 
fabricantes de plásticos orientados al consumidor25. Por el contrario, cuanto más 
avanzaba en la cadena de suministro, menos cooperación había. 
Una ingeniera de catalizadores de una importante empresa petroquímica me dijo que 
había estado en innumerables limpiezas de playas en Texas y que todas las empresas 
 
25 Entrevista de la autora con un representante petroquímico, Londres 28 de setiembre de 2018 
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estaban haciendo lo mismo26. Dijo que lo más inspirador e interesante que había 
aprendido, al participar en debates sobre economía circular, fue la importancia de la 
colaboración más que la competencia entre diferentes empresas, que era diferente a 
cualquier otro momento anterior. Llevaba más de treinta años trabajando en la 
industria y la caracterizaba como altamente competitiva, con intensas rivalidades entre 
las empresas líderes por las patentes. Pero había mucho en juego: si no cooperaban 
para hacer compatibles los estándares de reciclaje y los flujos de desechos, entonces 
no podrían operar, por lo que sus estrategias comerciales para adaptar sus sistemas 
para cumplir con los objetivos de reciclabilidad dependían de la colaboración. La 
alternativa, dijo, era dejarlo en manos de los reguladores. 
Las corporaciones han colaborado para defender los mercados del plástico, pero 
también han culpado de los problemas a otros actores de la cadena de suministro. El 
director ejecutivo de una controvertida planta de metanol planificada en Luisiana dijo a 
los críticos que el transporte marítimo era el verdadero contaminante, con emisiones 
de grandes barcos de gas natural licuado que entraban y salían de la instalación.27 Un 
gerente de una importante empresa petroquímica culpó a los transportistas por los 
montones de pequeños gránulos de plástico (pellets) que ensucian las costas de los 
puertos industriales.28 Estas dinámicas subrayan los límites espaciales de la economía 
circular, donde los problemas de sostenibilidad cambian a lo largo del ciclo de vida de 
un producto (Korhonen et al. 2018). 
En marzo de 2019, la Comisión Europea emitió un comunicado de prensa en el que 
confirmaba que “tres años después de su adopción, el Plan de Acción de Economía 
Circular puede considerarse completo”. El informe de 244 páginas Una economía 
circular para los plásticos (Crippa et al. 2019) detalla los planes "a prueba de 
futuro" para implementar la Estrategia de plásticos, basándose en los conocimientos de 
la investigación e innovación científicas, que se redactaron en consulta con múltiples 
partes interesadas en políticas y de la industria, en toda la cadena de valor de los 
plásticos. 
Expertos de la industria asesoraron sobre modelos de negocio para la economía 
circulante, la viabilidad de tecnologías de reciclaje y el desarrollo de nuevos estándares 
industriales. En particular, el informe identificó la necesidad de "más colaboración entre 
cadenas de valor y pensamiento sistémico" (Crippa et al. 2019: 8) y nuevas inversiones 
en "innovaciones disruptivas de alto riesgo" (10), incluido el reciclaje químico. A través 
de su contribución técnica a la estrategia de economía circular, las industrias del 
plástico y petroquímica habían logrado contener la amenaza del discurso de la 
economía circular para la producción insostenible de plásticos. El crecimiento continuo 
en los mercados finales de plásticos globales siguió siendo fundamental para los planes 
de los responsables políticos europeos para una economía circular para los plásticos. 
La industria no ha logrado un golpe total en la guerra por los plásticos. No logró evitar 
la Directiva europea sobre plásticos de un solo uso, legislación introducida en junio de 
 
26 Entrevista de la autora con una ingeniera de Catalizadores en una compañía petroquímica, 
Amberes, 17 de enero de 2019 
27 Entrevista de un Investigador del Proyecto con el CEO de una compañía de metanol, St. 
James, Louisiana, 24 de abril de 2018 
28 Entrevista de la autora con un representante petroquímico, Amberes, 16 de enero de 2019 
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2019 que prohíbe los plásticos de un solo uso para 2021 y asigna más responsabilidad 
a los productores de plásticos (Comisión Europea 2019). En vísperas de la pandemia 
de COVID-19, la sostenibilidad seguía siendo una característica clave en las agendas 
comerciales petroquímicas debido a la creciente presión pública sobre los plásticos y 
los problemas climáticos. Sin embargo, a las pocas semanas de la pandemia, los 
plásticos de un solo uso volvieron a tener una gran demanda (Pipoli 2020). En abril de 
2020, la Conferencia Mundial de Petroquímica en Nueva Orleans se reprogramó como 
un evento en línea, centrándose en las implicaciones del COVID-19 y el colapso del 
petróleo crudo. Un analista de la industria reflexionó sobre este cambio inesperado: 
Irónicamente, la sostenibilidad, el tema que dominaba la 
conversación hasta hace unas semanas, parece estar perdiendo 
importancia, al menos por el momento. Y el polietileno puede 
incluso estar ganando algún favor público, ya que desempeña un 
papel de alto perfil en la lucha contra el mayor riesgo para la 
salud de nuestro planeta en la historia moderna29. 
Los plásticos volvieron a ser fantásticos. La industria actuó rápidamente para explotar 
las ansiedades de la crisis para anular las prohibiciones y los impuestos sobre los 
productos de un solo uso (Schlegel y Gibson 2020). Sin embargo, los representantes 
de la industria se mostraron cautelosos. Un experto de la industria en la reunión sobre 
economía circular y sostenibilidad de la conferencia advirtió que, aunque algunas 
prohibiciones de plásticos de un solo uso se habían retrasado debido al coronavirus, 
"creemos que volverá con una venganza después de que termine la epidemia"30. 25 De 
hecho, la Comisión Europea rechazó la solicitud de la industria relacionada con COVID-
19 de levantar la prohibición de los plásticos de un solo uso (Simon 2020). 
Proliferación: la promesa y el peligro del reciclaje químico 
A pesar de la mala prensa sobre los plásticos a lo largo de 2018, las previsiones de la 
industria para los mercados mundiales de plásticos se mantuvieron optimistas. De 
hecho, la industria petroquímica dio a conocer planes para una expansión sin 
precedentes basada en combustibles fósiles. Se pronosticó que los plásticos serían el 
mayor impulsor de la demanda futura de petróleo, dado el papel de los plásticos en las 
tecnologías ecológicas (por ejemplo, paneles solares, automóviles eléctricos y turbinas 
eólicas) y el aumento del consumo en las economías emergentes. Los nuevos 
megaproyectos de conversión de petróleo crudo en productos químicos, con diez veces 
la capacidad de las plantas petroquímicas existentes a escala mundial, estaban 
programados para comenzar a operar en China en 2020 y en Arabia Saudita en 2025 
(Eramo 2018). A fines de 2019, la industria estaba capeando mercados inciertos una 
vez más, pero según los analistas de la industria petroquímica, había esperanzas en el 
horizonte: 
Durante una época de incertidumbre y recesión en la industria 
petroquímica, un brote verde ha sido el surgimiento de proyectos 
de economía circular a nivel mundial. Si bien definitivamente hay 
 
29 Notas de campo de la autora World Petrochemical Conference Online, 7 - 14 de abril de 2020 
30 Notas de campo de la autora World Petrochemical Conference Online, 7 - 14 de abril de 2020 
 
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un camino por recorrer,tales iniciativas han proporcionado una 
visión para un futuro petroquímico y de plásticos sostenibles y 
duraderos.31 
Desde que adoptaron el discurso de la economía circular, las corporaciones han 
buscado ampliar sus mercados proporcionando las soluciones tecnológicas para 
satisfacer las nuevas demandas de la economía circular de plásticos reciclados. El 
problema, según los expertos de la industria, es que el suministro de plásticos 
reciclados no puede satisfacer la demanda (Crippa et al.2019; Sykes 2018). En lugar 
de reducir la producción mundial de plásticos, proponen reciclar plásticos a una escala 
sin precedentes mediante el desarrollo del reciclaje químico (también conocido como 
reciclaje mejorado o avanzado). Al presionar por un tipo de reciclaje que aún se 
encuentra en una etapa de desarrollo inicial, con importantes barreras a la viabilidad 
económica, la industria también podría ganar tiempo en el que pueda continuar 
produciendo plástico virgen. 
Una Economía Circular para los Plásticos (Crippa et al. 2019, 140) define el reciclaje 
químico como “cualquier tecnología de reprocesamiento que utilice agentes o procesos 
químicos que afecten directamente a la formulación del plástico o al polímero en sí 
mismo” 32. La razón fundamental del reciclaje químico es que tenemos que devolver los 
plásticos a sus niveles químicos moleculares para lograr una reciclabilidad total. Los 
sistemas de reciclaje mecánico actuales tienen problemas inherentes de contaminación 
y mala calidad que no pueden resolverse por completo mediante el rediseño del 
producto (Crippa et al.2019; Ragaert et al.2017; Sykes 2018) 33.28 La contaminación 
es una preocupación particular para el envasado de alimentos. La ventaja del reciclaje 
químico es que puede producir plásticos similares a los de “grado virgen”. “Des 
hornear el pastel” es una analogía que la industria ha utilizado para explicar el reciclaje 
químico (Sykes 2018). Sin embargo, podría decirse que uno más apropiado sería "tener 
tu pastel y comértelo también". 
La mayoría de las formas de reciclaje químico requieren grandes volúmenes para ser 
rentables y requieren la construcción de instalaciones industriales costosas y que 
consumen mucha energía. 
Ha habido debates sobre si algunas formas de reciclaje químico (es decir, reciclaje de 
materias primas) pueden incluso llamarse reciclaje porque producen combustible y, por 
lo tanto, cuentan como recuperación de energía (Crippa et al. 2019, 140). Si bien 
señalan la necesidad de que el reciclaje químico cumpla con los objetivos de reciclaje, 
algunos analistas de la industria reconocen que las ganancias ambientales no son 
 
31 Comunicación de Marketing de la Industria, Conferencia Petroquímica, 28-29 de noviembre 
de 2019, Rotterdam. 
32 Hay tres tipos generales de reciclaje químico: primero, purificación a base de solventes; 
segundo, despolimerización; y tercero, reciclaje de materias primas. Tanto la purificación como 
la despolimerización a base de solventes producen productos que se pueden convertir 
directamente en materiales poliméricos, mientras que el reciclaje de la materia prima requiere 
un procesamiento adicional para volver a convertirse en un polímero (Crippa et al. 2019, 146). 
33 Los científicos e ingenieros corporativos también se han centrado en diseñar la reciclabilidad 
en proyectos, por ejemplo, desarrollando envases monomateriales en lugar de multimateriales, 
reduciendo la contaminación de tintas y otros aditivos, y desarrollando compatibilizadores de 
reciclaje para reciclar (o reutilizar) los residuos plásticos. 
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sencillas porque el reciclaje químico "tiene una huella de carbono adversa en su 
Análisis de Ciclo de Vida (ACV) " (Mitra y Morgan 2019). Sin embargo, los expertos de 
la industria restan importancia a los problemas de toxicidad, tratándolos como 
obstáculos tecnológicos. Muchas formas de reciclaje químico producen corrientes de 
desechos nocivos, incluidas las dioxinas, en particular para ciertos tipos de plásticos 
como el poliéster y el PVC (Huggett y Levin 1987; Ragaert et al. 2017). 
La producción de plásticos, ya sea a base de materiales reciclados o nuevos, es 
altamente tóxica, con riesgos para la salud y consecuencias de justicia ambiental en 
toda la cadena de valor (Azoulay et al. 2019). Los efectos en la salud de la exposición 
a petroquímicos tóxicos incluyen cáncer, enfermedades pulmonares, daño neurológico 
y otras enfermedades (Mudu et al. 2014). Las fábricas petroquímicas más 
contaminantes del mundo están ubicadas junto a comunidades de bajos ingresos, 
minorías étnicas y de clase trabajadora, siguiendo patrones globales de injusticia 
ambiental (Bullard y Wright 2009). Los residentes y trabajadores en muchas de estas 
comunidades petroquímicas han soportado luchas con contaminación tóxica y peligros 
ambientales (ver Auyero y Swistun 2009; Wiebe 2016). 
El lenguaje tecnocrático del reciclaje químico enmascara las posibles consecuencias 
para la justicia ambiental de su operacionalización. En 1991, el economista jefe del 
Banco Mundial, Laurence Summers, escribió un memorando interno que se filtró a la 
prensa, en el que presentaba un caso económico para verter desechos tóxicos 
internacionales en África. Este memorando provocó una protesta dentro de los 
movimientos ambientales globales, y todavía es un momento infame dentro de la 
historia de la justicia ambiental (Pellow 2007). Podría decirse que un analista clave de 
la industria para la industria petroquímica ha publicado, en lugar de filtrarse, una 
declaración similar sobre el reciclaje químico (Mitra y Morgan 2019): 
Para que el reciclaje de plásticos sea económicamente atractivo, 
debe haber un margen viable para todos en la cadena de reciclaje, 
incluidos los municipios, clasificadores, procesadores y recicladores 
mecánicos y químicos. Y la mejor solución puede variar según la 
geografía. Las megaciudades de China podrían favorecer un 
enfoque de poliéster vinculado a la infraestructura de gasificación 
existente. En Europa, algunas ciudades importantes están 
ubicadas cerca de la producción petroquímica, lo que puede 
llevarlas a la pirólisis de polietileno para el craqueo de líquidos. 
El eufemismo de que “la mejor solución puede variar según la geografía” ofrece una 
pista sobre la injusticia que se esconde detrás de esta afirmación. Sin embargo, para 
comprender las implicaciones de la justicia ambiental, se necesitaría saber que el 
poliéster presenta problemas tóxicos particularmente peligrosos para el reciclaje 
químico y también requiere grandes escalas de producción (Crippa et al.2019; Huggett 
y Levin 1987; Ragaert et al.2017 ). En comparación, la pirólisis de polietileno es 
relativamente segura y se puede realizar a escalas más pequeñas. Por lo tanto, el 
mensaje es exportar tecnologías tóxicas peligrosas y riesgosas que requieren grandes 
escalas de producción a las megaciudades de China, mientras se desarrollan 
tecnologías relativamente pequeñas, seguras y probadas dentro de Europa. 
Los planes de economía circular dirigidos por empresas no tienen en cuenta las 
implicaciones de justicia ambiental y cambio climático de las nuevas tecnologías de 
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reciclaje químico. O’Neill (2019, 11) argumenta que los riesgos de la gestión de 
residuos, así como las soluciones de residuos, se han magnificado, afectando de 
manera desproporcionada a las comunidades económicamente desfavorecidas, 
particularmente en el Sur Global. Las cargas tóxicas desiguales de las soluciones de 
residuos constituyen algunas de las "sombras" proyectadas por las políticas de 
economía circular(O'Neill 2019, 186). De hecho, hay muchas consecuencias no 
deseadas de las políticas de economía circular. En lugar de desesperarse por la política 
de la Espada Nacional de China que prohíbe la importación de desechos plásticos, las 
empresas petroquímicas celebraron la oportunidad de vender más resinas vírgenes 
para fabricar productos plásticos en China. Como dijo un representante petroquímico, 
"China podría ser el salvador en el mercado de exportación". 3429 
Aún está por verse si las estrategias de proliferación basadas en la economía circular 
se desarrollarán después del COVID-19. El bajo precio del petróleo amenaza la 
viabilidad del reciclaje de plásticos, y los proyectos de reciclaje de economía circular se 
han estancado como resultado del coronavirus (Patawari 2020; Pipoli 2020). ¿Cómo 
podrían los plásticos reciclados competir con materiales vírgenes baratos? El futuro de 
la economía circular para los plásticos sigue siendo incierto. 
Conclusiones 
La economía circular para los plásticos es tanto un campo de batalla empresarial para 
contener las crisis ambientales como un catalizador para intensificar la expansión. 
Frente a las amenazas a nivel de la industria a la legitimidad pública y los mercados 
futuros, las corporaciones a lo largo de la cadena de valor petroquímica se han unido 
para contener la agenda de políticas económicas circulares, que parecen ser 
sostenibles mientras proliferan mercados insostenibles. Las corporaciones lo han 
logrado mediante el despliegue de su ventaja en la experiencia tecnológica y la 
comprensión de la complejidad. La industria intenta proteger el capitalismo para el 
futuro de los impactos de la transición verde mediante el diseño y el control de los 
nuevos sistemas. Sin embargo, dentro de las guerras de posición cada vez más 
intensas sobre los problemas ambientales globales, el campo de batalla nunca es 
estable. Si bien la industria se ha vuelto más sofisticada para lidiar con la complejidad, 
también ha expuesto su vulnerabilidad a las amenazas sistémicas a través de la 
velocidad y el alcance de su respuesta. Ha habido una creciente presión para la 
transformación industrial de los plásticos, incluida la desinversión climática, las 
campañas libres de plástico, de justicia ambiental y cero residuos, provenientes no solo 
de los movimientos de base, sino también de los reguladores e inversores.35 
 
 
34 Notas de campo de la autora, European Petrochemical Conference, Rotterdam, 7 de febrero 
de 2018. 
35 Desde un punto de vista verde de la inversión, el grupo de expertos Carbon Tracker (2020) 
emitió un informe llamado El Futuro no está en los Plásticos (The Future’s Not in Plastics), 
cuestionando la estrategia de inversión a largo plazo de la industria petrolera en plásticos, que 
se convertirían en activos varados en la transición verde. 
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