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Especie nativa

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Especie nativa
¿Qué es una especie nativa?
La fauna silvestre, también llamada autóctona o nativa, es el conjunto de animales vertebrados e invertebrados que se encuentra en su estado natural de libertad e independencia del ser humano, es decir, cuyo genotipo no se ha visto modificado por la selección humana y que habita en forma permanente.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en nuestro país existen más de 19 mil especies microendémicas, cuasiendémicas y semiendémicas.
Las plantas nativas son plantas que crecen de forma natural en una zona particular o ecosistema. Con el paso del tiempo, estas plantas han evolucionado y adaptado a las tierras y al clima así como a otras plantas y animales nativos.
Una especie nativa o autóctona es cualquier especie (animal, vegetal o de otro reino biológico) que es originaria de un determinado sitio geográfico. Este puede ser un ecosistema, una región, un país, un continente o cualquier otra delimitación biogeográfica o administrativa que se desee estudiar.
Que una especie sea originaria de un determinado lugar significa que se encuentra en su área de distribución natural y que su existencia allí no está relacionada con el accionar humano.
Por lo general, las especies nativas suelen estar bien adaptadas a los factores ambientales (clima, relieve, luminosidad, etc.) de su área natural y a las otras especies autóctonas con las que coexisten. Esto se debe a que han evolucionado en conjunto a lo largo de miles de años. Y en ese proceso han adoptado características que les permiten sobrevivir en su entorno.
La intervención del ser humano puede hacer que una especie nativa logre dispersarse más allá de su área de distribución natural y llegue a otros sitios geográficos, donde se considerará una especie exótica. Por el contrario, si la distribución de una especie está restringida a una región en particular y no se halla en otro sitio, se dice que la especie es endémica.
El cambio drástico en el entorno (puede ser, por ejemplo, por una catástrofe, la introducción de una especie o la destrucción del hábitat) puede afectar la adaptabilidad o la supervivencia de las especies nativas, dadas las nuevas dinámicas de selección natural que se presentan.
Especies endémicas
Las especies endémicas son especies nativas que tienen una distribución restringida a una determinada región, donde están perfectamente integradas al ecosistema. Por lo tanto, no se hallan en ningún otro lugar del planeta, es decir, no llegan a ser especies exóticas.
El área de distribución de una especie endémica puede ser, por ejemplo, una isla, un país o un continente. Cuando el área de distribución es muy reducida, como un bosque, se habla de microendemismo. 
Cuanto más acotada es la región en la que se encuentra la especie endémica, mayor es su fragilidad ecológica ya que una perturbación del ambiente puede llevar a la extinción de la especie.
Por ejemplo, la iguana marina (Amblyrhynchus cristatus) es una especie endémica (y, por ende, nativa) del archipiélago de Galápagos (Ecuador). En cambio, la iguana verde o común (Iguana iguana) es nativa de América Central y Sudamérica (particularmente, de las regiones tropicales), pero se la puede encontrar en Florida (Estados Unidos), donde se la considera una especie exótica.
Especie exótica
Las especies exóticas son justamente lo contrario a las nativas: son especies que se encuentran en una geografía o un contexto ajenos a su lugar de origen, por lo que constituyen un elemento foráneo del ecosistema.
La intervención humana, accidental o intencional, es casi siempre la responsable de que una especie logre dispersarse por fuera de su área de distribución natural y se convierta en exótica. Algunas de las actividades humanas que han contribuido al aumento de las especies exóticas en todo el mundo son la deforestación, el transporte y la introducción de especies con fines ornamentales, deportivos o como mascotas.
La especie introducida en un nuevo ecosistema puede no prosperar debido a que no es capaz de adaptarse al ambiente o competir por los recursos eficientemente. Pero si lo logra, puede reproducirse, esparcirse sin control, reemplazar a especies nativas y alterar las relaciones tróficas o la fisonomía del ecosistema. En este caso se dice que la especie es invasora.
En ocasiones, las especies invasoras pueden convertirse en plagas por causar daños a la humanidad, como la destrucción de cultivos o la transmisión de enfermedades al ganado o a las personas. Por esta razón, existe un control estricto de las especies, semillas y productos biológicos que pueden transportarse de una región a otra.

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