Logo Studenta

el señor sale a nuestro encuentro 4

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

l Señor sale
a nuestro encuentro
 ibro de os padres
 rquidiócesis de ahía lanca
 ibro de os padres
 
 ítulo de la obra: El Señor sale a nuestro encuentro - Libro de los padres 2
ISBN 978-987-1931-21-7
Primera edición, agosto de 2013 
Primera reimpresión, marzo de 2014 
Segunda reimpresión, abril de 2015 
 ercera reimpresión, enero de 2016
© 2012, INPAS
© 2012, PPC Argentina S.A.
Puede imprimirse
Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca
11 de Marzo de 2013
 C Cono Sur
Av. Callao 410, 2º piso 
C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina
t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429
www.ppc-editorial.com.ar
e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar
Esta tirada de 880 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de enero de 2016 en 
FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina 
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Libro de edición argentina / ade in Argentina 
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, 
ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma 
o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, 
por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los 
titulares del copyright.
 mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro
Instituto Pastoral Apóstol Santiago
El señor sale a nuestro encuentro : Libro de los padres 2. - 1a ed. - 
Buenos Aires : PPC Cono Sur, 2013.
128 p. ; 19,5x27,5 cm. - (Catequesis de iniciación cristiana; 7)
ISBN 978-987-1931-21-7 
1. Catequesis Familiar.
CDD 268.4
 resentación
 on gran satisfacción y fuerte esperanza presento a nues-
tra Arquidiócesis de Bahía Blanca la implementación del 
programa catequístico l Señor sale a nuestro encuentro. 
Se trata de un proyecto de catequesis familiar de iniciación a 
la vida eucarística, propuesta en dos etapas, constituida por 
ocho libros en total (libro de los niños, libro del catequista de 
niños; libro de los padres y libro del catequista de los padres, 
para cada etapa) y enriquecida por una gran cantidad de re-
cursos y contactos a través de internet e instancias formativas 
permanentes de distinto tipo.
 on ello estaremos dando un paso importante en el ca-
mino trazado por los pastores reunidos en la Vª onferencia 
General del Episcopado Latinoamericano y del aribe en Apa-
recida. Allí se señala que Se impone la tarea irrenunciable de 
ofrecer una modalidad operativa de iniciación cristiana que, 
además de marcar el qué, dé también elementos para el quién, 
el cómo y el dónde se realiza. Así, asumiremos el desafío de una 
nueva evangelización, a la que hemos sido reiteradamente con-
vocados» (287).
 atequesis y nueva evangelización: éstos son los ejes y 
desafíos. Tenemos entre manos una posibilidad de evange-
lizar que, como respuesta a los nuevos tiempos y en sintonía 
con la enseñanza de los Pastores, se propone como objetivo 
general “desarrollar una Catequesis de Iniciación a la Vida 
Eucarística en la que la familia viva un proceso de en-
cuentro y de amistad con Jesucristo, en el que reconozca 
la invitación que Él nos hace a la conversión y a vivir en la 
Iglesia el discipulado y la misión” (ibd).
Al respecto la Exhortación Apostólica Verbum domini se-
ñala que “un momento importante de la animación pastoral 
de la Iglesia en el que se puede redescubrir adecuadamente 
el puesto central de la Palabra de Dios es la catequesis, que, 
en sus diversas formas y fases, ha de acompañar siempre al 
Pueblo de Dios” (74).
En línea con lo propuesto en la Catechesi tradendae, “la 
acción catequética de la familia tiene un carácter peculiar y —
en cierto sentido— insustituible”, algo que ha sido subrayado 
con razón por la Iglesia, especialmente por el oncilio Vatica-
no II. “Esta educación en la fe, impartida por los padres —que 
debe comenzar desde la más tierna edad de los niños— se 
realiza ya cuando los miembros de la familia se ayudan unos a 
otros a crecer en la fe por medio de su testimonio de vida cris-
tiana, a menudo silencioso, mas perseverante a lo largo de una 
existencia cotidiana vivida según el Evangelio” (68). 
La catequesis familiar, en efecto, precede, acompaña y 
enriquece toda otra forma de catequesis. Y no pocas veces 
la “iglesia doméstica” es el único ámbito en donde los niños 
pueden recibir una auténtica catequesis. 
A propósito de la importancia de la “calidad” de la cate-
quesis para la nueva evangelización y el desarrollo armó-
nico de la vida de la fe, la Exhortación Apostólica Evangelii 
Nuntiandi pone de manifi esto que “el esfuerzo de evangeli-
zación será grandemente provechoso … si los catequistas 
disponen de textos apropiados, puestos al día sabia y 
competentemente, bajo la autoridad de los obispos. Los 
métodos deberán ser adaptados a la edad, a la cultura, a la 
capacidad de las personas, tratando de fi jar siempre en la me-
moria, la inteligencia y el corazón las verdades esenciales que 
deberán impregnar la vida entera” (44). 
 
Afortunadamente, l Señor sale a nuestro encuentro 
constituye un proyecto catequístico muy rico y probado, vivo, 
potente, fundado en la experiencia de comunidades en per-
manente actitud crítica y renovación metodológica, sensible 
a los cambios socioculturales, y atenta a los signos de los 
tiempos. Un proyecto que cuenta ya con cincuenta años de 
historia. 
“Ante todo, es menester preparar buenos catequistas”, 
afi rma la Evangelii Nuntiandi; catequistas parroquiales, ins-
tructores y padres, deseosos de perfeccionarse en este “arte 
superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religio-
sa” (ibd). 
 on enorme alegría pongo en manos de los catequistas, 
padres de familia y agentes de pastoral este atecismo, diri-
gido principalmente a la Arquidiócesis de Bahía Blanca, pero 
ofrecido también como un servicio a quienes estén dispues-
tos a asumir el compromiso de hacer realidad el mandato 
Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia” 
(Mc. 16,15).
+ Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de Bahía Blanca
INICIO DE LA CELEBRACIÓN
a) Motivación Inicial: 
Guía:
Les damos una afectuosa bienvenida a cada uno 
de ustedes. Nos re-encontramos nuevamente para 
continuar el proceso de iniciación a la vida eucarística. 
Hemos vivido momentos importantes para la vida de fe, 
para la experiencia de ser discípulos misioneros, para 
encontrarnos vitalmente con Jesucristo, el Señor de la 
Vida. Con estos sentimientos iniciemos este encuentro 
cantando.
 anto
b) Saludo:
El que preside:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
 odos: Amén.
El que preside:
Queremos seguir caminando con Jesús; ya que deseamos 
profundizar en el seguimiento del Señor. A la luz de este 
encuentro quisiera preguntarles: ¿qué acontecimientos 
vivieron en este último tiempo?, ¿cómo estuvieron las 
vacaciones?, los niños ¿crecieron en estatura?, ¿durante 
el verano experimentaron la presencia de Jesús en sus 
vidas?, ¿extrañaron algo de la catequesis?, ¿participaron 
de la Eucaristía, de la vida de oración?
 ) ORA IÓN:
El que preside: 
Oremos: 
Señor, caminamos por la vida 
como los discípulos de Emaús:
queremos reconocerte al partir el pan,
concédenos amar y conocer tu Palabra,
para hacer de nuestras vidas una ofrenda agradable a ti
y puesta al servicio de nuestros hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
 odos: Amén.
LITURGIA DE LA ALABRA
Guía:
Permanecemos de pie y nos disponemos a escuchar 
la Palabra de Dios, que nos vivifi ca y nos anima a mirar 
nuestra vida a la luz del Señor. Lo hacemos con un 
corazón atento, y dispuesto. Acogemos esta Palabra 
cantando.
 anto
El que preside:
Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo 
según San Lucas (24,1 - 5: os discípulos de Emaús).
Todos: Gloria a i, Señor.
Guía:
Tomen asiento. Dejemos unos minutos de silencio para 
que la Palabra de Dios penetre en nuestro ser. Te invi-tamos a leer el texto una vez más, en forma personal 
y pausada. Marcá las frases que te llaman la atención, 
encerrá en un círculo los personajes y en un rectángulo 
los verbos.
COM ARTIR EN FAMILIA
Guía:
Los invitamos a encontrarse de a dos familias, para 
compartir lo que la Palabra ha suscitado en cada uno. 
Les proponemos las siguientes preguntas para 
profundizar, en especial les pedimos tener presentes 
las preguntas 2 y :
1.- ¿Qué frases me llamaron más la atención?
2.- ¿Qué hizo el Señor en mi vida durante el primer año 
de la Catequesis?
 .- ¿Por qué le doy gracias al Señor?
Como fruto del diálogo, se elaboran oraciones de ac-
ción de gracias que serán compartidas en el momento 
siguiente de la celebración.
 anto
FRUTOS DE LA CELEBRACIÓN
Guía:
Luego de este compartir, los invitamos a recoger los fru-
tos de la celebración.
El que preside: 
a) Somos asamblea, comunidad reunida hoy para 
 ELEBRA IÓN:
“SEGUIMOS AMINANDO 
 ON JESÚS”
5
continuar el camino a la vida eucarística. Por eso en 
forma espontánea y libre, los invito a que podamos 
decir en voz alta: ¿Qué hizo el Señor en mi vida 
durante el primer año de la Catequesis?
b) Y ¿por qué queremos dar gracias?
c) Queremos presentarle al Señor nuestras oraciones...
SIGNO: 
Entrega de los libros de Catequesis de segundo año y un 
par de sandalias.
Guía: 
Para sellar este momento, los invitamos a los Catequistas 
a traer los libros de Catequesis de segundo año “El Señor 
sale a nuestro encuentro” y la bandeja con sandalias.
Les pedimos ahora que se acerquen los padres junto 
a sus hijos para recibir los libros de Catequesis de Se-
gundo Año, junto con un par de sandalias. Se acompaña 
este momento con las siguientes palabras u otras que se 
elijan:
Les entregamos estas sandalias para hacer presen-
te que es JESUCRISTO, el Señor de la Vida, el Señor 
que se ofrece en la Eucaristía, el que camina junto 
a ustedes.
Para hacer presente, también, que son sus 
FAMILIAS, núcleo de encuentro, de diálogo, de 
amor, de esperanza, parte importante en este 
peregrinar y que la COMUNIDAD acompaña sus 
pasos en la formación a la iniciación de la vida 
eucarística.
El que preside: 
Con los libros y las sandalias en sus manos, los invitamos 
a hacer juntos la siguiente oración.
Quédate con nosotros, Señor.... para que no se apague nues-
tra fe, ni se oculte tu rostro.
Quédate con nosotros, Señor... en los momentos de 
difi cultad, para que no nos falte ilusión, fortaleza en el dolor 
y luz en los momentos de confusión.
Quédate con nosotros, Señor... para que nuestro corazón 
arda al calor del tuyo.
Quédate con nosotros, Señor... para que nuestro amor se 
manifi este, nuestra entrega se afi ance y podamos acogerte 
en cada hermano.
Quédate con nosotros, Señor... para que vivamos con 
esperanza.
Quédate con nosotros, Señor... en Tu palabra y en estos li-
bros de catequesis para que sigamos profundizando en la 
fe.
 anto
El que preside: 
Somos hijos de un mismo Padre. Por eso decimos jun-
tos: Padre nuestro…
BENDICIÓN FINAL
El que preside: 
Felices de re-encontrarnos, de haber vivido esta cel-
ebración como miembros de un solo cuerpo y de la 
alegría de tener junto a nosotros a Jesucristo, los invito a 
dar testimonio de lo que hemos celebrado, a participar 
con entusiasmo en los próximos encuentros y a dejar 
que el Señor transforme nuestras vidas en su amor.
El Señor esté con ustedes.
 odos: Y con tu espíritu.
El que preside: 
El Padre, que es bueno y misericordioso, nos acompañe 
como familia en este encuentro con el Señor de la Vida 
en este segundo año de catequesis y que Él nos bendiga 
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 odos: Amén.
Guía: 
Finalizamos nuestra celebración cantando a nuestra 
madre:
 anto
6
unidad 7
Jesús nos amó 
hasta el extremo
I. ACOGIDA
«LA ÚLTIMA CENA: CELEBRACIÓN 
DE LA NUEVA ALIANZA»
«He deseado ardientemente comer esta ascua 
con ustedes antes de mi asión.»
( c 22,15)
 ración inicial
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
 Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
 Invoquemos la presencia y compañía del Espíritu de Jesús cantando “Espíritu Santo, ven aquí”:
Espíritu Santo, ven aquí...
Espíritu Santo, ven a mí...
Quiero vivir, quiero ser feliz.
con tu poder dentro de mí.
(2 veces)
 Recemos juntos un extracto del Salmo 
137, con el que el Pueblo de Israel oraba 
dando gracias al Señor.
SALMO 137
“ e doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tocaré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre.
Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acrecentaste el valor en mi alma.
Cuando camino entre peligros
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.”
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
ENCUENTRO
19
9
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
II. NUES RO CAMINO
A. Síntesis del encuentro anterior
¿Qué me resultó signifi cativo de la Celebración “Seguimos caminando con Jesús”?
B. Encuentro con la familia
¿Qué fue lo más importante para tu familia del proceso de Catequesis que vivieron hasta 
aquí? ¿Cómo vivieron en familia durante las vacaciones lo que hemos ido descubriendo en la 
Catequesis? ¿Qué enseñanza de Jesús nos ayudó a caminar como familia? ¿Cómo integramos 
la Eucaristía en nuestra vida familiar? 
C. Lo que hoy queremos hacer
En la celebración de la semana pasada nos reencontramos para iniciar el segundo año del proceso de 
catequesis familiar y agradecer la posibilidad de ir profundizando la Buena Noticia de Jesús. oy que-
remos descubrir en la Última Cena el signo que anticipa, prepara y da sentido al acontecimiento de 
la muerte y Resurrección de Jesús.
1. Experiencia de vida
 Quizás, a lo largo de nuestras vidas hemos experimentado situaciones que nos agobiaron, que 
nos entristecieron, o que por alguna razón nos limitaron en nuestras posibilidades. ambién 
hemos vivido el gozo de vernos libres de esas situaciones.
 e invito a completar el siguiente cuadro:
¿Qué sentimientos y/o actitudes experimenté 
mientras atravesaba por esa situación concreta? 
¿Qué sentimientos y/o actitudes experimenté al 
superar esa situación?
EXPRESÁ CON UNA SOLA PALABRA LO QUE SIGNIFICÓ SUPERAR AQUELLA SI UACIÓN.
10
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22,7-20:
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 Escuchemos ahora la Palabra de Jesús que, como siempre, viene a iluminar nuestros encuentros 
y a dar sentido a nuestras vidas.
«Llegó el día de los Ácimos, en el que se debía inmolar la 
víctima pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: 
“Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual”. 
Ellos le preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?” 
Jesús les respondió: “Al entrar en la ciudad encontrarán a 
un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la 
casa donde entre, y digan a su dueño: El maestro manda 
preguntarte: ¿Dónde está la sala en que podré comer la 
Pascua con mis discípulos? Él les mostrará en el piso alto 
una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen 
allí lo necesario”. Los discípulos partieron, encontraron 
todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Após-
toles y les dijo: “He deseado ardientemente comer esta 
Pascua con ustedes antes de mi Pasión, porque les ase-
guro que ya no la comeré más hasta que llegue a su ple-
no cumplimiento en el reino de Dios”.
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: “ omen y com-
pártanla entre ustedes. Porque les aseguro que desde 
ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue 
el Reino de Dios”.
Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus 
discípulos, diciendo: “Esto es mi Cuerpo, que seentrega 
por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de la 
cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta copa es 
la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama 
por ustedes.”»
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
A partir de la lectura del texto nos preguntamos:
 1) El texto habla de una Nueva Alianza: ¿Cuál era la Antigua? ¿Qué signifi caba?
 2) ¿Qué quería celebrar Jesús con sus discípulos?
 3) ¿Qué gestos y palabras de Jesús en el texto son signo de su entrega por nosotros?
 4) ¿Cuál es la Nueva Alianza que Jesús sella con su Cuerpo y con su Sangre?
 5) ¿Cuál es el signo de esta Nueva Alianza?
11
Para profundizar:
 El acontecimiento de la Alianza quedó grabado a fuego en el corazón y en la mente de los 
israelitas. Cada año con la Cena Pascual, celebraban el “paso” (Pascua) de la esclavitud a la 
libertad. La experiencia de opresión, de esclavitud, de abandono que vivieron en Egipto, se 
transforma en experiencia de liberación para todo un pueblo. Esta liberación es signo vivo 
del compromiso de Dios con ellos. 
 Jesús envía a sus discípulos a preparar el lugar para celebrar con ellos la cena pascual. Se 
sienta entre amigos y en este contexto de amistad, celebra una Última Cena como signo 
que anticipa la realización de la nueva y eterna Alianza que acontecerá en su muerte y 
resurrección.
 En la nueva Pascua, Jesús pasa de la muerte a la vida, abriendo el camino a nuestro “paso” 
defi nitivo del pecado que esclaviza a la libertad del amor pleno. Su Pascua dará sentido para 
siempre a todas nuestras pascuas. Nada que nos agobie, nos entristezca o nos esclavice 
tendrá la última palabra sobre nuestras vidas.
 El camino de la catequesis familiar es un itinerario que nos ayuda a descubrir que en cada 
Eucaristía damos gracias a Dios por este acontecimiento de salvación. Jesús anticipa y da 
sentido a su muerte como entrega de su vida al Padre y a nosotros y nos invita a celebrar esto 
en cada Eucaristía. Con ayuda del Espíritu hacemos presente, actualizamos esta salvación en 
nuestras vidas comprometiéndonos a una entrega alegre y generosa en el servicio de todos 
nuestros hermanos, especialmente los que viven algún tipo de esclavitud y amargura.
 reguntas:
1) ¿En qué hechos de mi vida he experimentado el amor y la entrega de Cristo por nosotros? 
2) ¿En qué situaciones soy signo de amor y entrega para los demás? 
3. La Iglesia actualiza la Palabra
Juan ablo II, 
Ecclesia de Eucharistia, 3.
“Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por 
eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelen-
cia del misterio pascual, está en el centro de la vida 
eclesial. La institución de la Eucaristía, en efecto, 
anticipaba sacramentalmente los acontecimientos 
que tendrían lugar poco más tarde, a partir de la ago-
nía en Getsemaní. La sangre, que poco antes había 
entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el 
Sacramento eucarístico, comenzó a ser derramada; su 
efusión se completaría después en el Gólgota, convir-
tiéndose en instrumento de nuestra redención.”
12
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Como familia, nos reunimos en torno al altar familiar. El/la catequista comienza su encuentro 
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
 Confeccionamos, entre todos una línea o camino que contemple los dos años de preparación 
de la Catequesis Familiar. En una parte del camino marcamos acciones, acontecimientos, 
recuerdos que fueron importantes de lo vivido hasta aquí. 
 Uno (o más) de los integrantes de nuestra familia está cada vez más cerca de celebrar la cena 
pascual con Jesús, la misma en la que el Señor anticipó su entrega por amor a todos nosotros. 
Nuestro hijo(a) recibirá a Jesús por primera vez a través de la comunión de su Cuerpo y Sangre. 
¿Cómo podemos expresar nuestro amor y entrega hacia los demás, tal como lo hizo Jesús? 
Conversemos brevemente. Después que cada uno comparte, podemos rezar: “Jesús, cuando 
hago el bien a los demás, renuevo mi amor contigo.”
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
A ti, Virgen aría, que fuiste testigo de la entrega de tu Hijo, te pedimos, que al 
igual que tú lo hiciste, nos enseñes a acompañarlo siempre en el servicio gene-
roso a los hermanos.
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
María guardaba en el corazón todas las enseñanzas de Jesús.
Presentá a María el fruto 
de este encuentro para 
que ella te ayude a guar-
darlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
1 
 Marquemos ahora, en otra parte de nuestro camino, lo que nos comprometemos a vivir 
para que la Primera Comunión de …………………… sea un acontecimiento realmente 
importante y signifi cativo para nuestra familia.
 Mirando nuestro camino, recemos juntos al Padre de todos diciendo: Padre nuestro…. 
Mientras lo hacemos, un integrante de nuestra familia coloca el cirio o la vela encendida en 
medio del camino.
 Para fi nalizar, recemos juntos por nuestra catequesis familiar:
Dios y Padre nuestro, 
concédenos como familia,
saber escuchar tus enseñanzas,
alimentarnos de tu Eucaristía,
y permanecer siempre unidos en tu amor. Amén.
 
 ración de envío
 Dispongámonos a agradecer al Señor su entrega sin límites por cada 
uno de nosotros, por cada hombre y mujer de nuestra tierra.
 Fijemos nuestra atención en la imagen de Jesús, pensemos en su 
entrega sin límites, en la Alianza que sella para nosotros en su muerte 
y resurrección.
 Agradezcamos su amor, respondiendo a cada frase: Bendito seas por 
siempre Señor.
Por llamarnos a ser tu pueblo elegido... 
Por sellar tu Alianza con nosotros... 
Por amarnos hasta el extremo... 
Por enseñarnos a darnos a los otros como ú lo hiciste... 
Por esperarnos en cada Eucaristía... 
Por estar en nuestras vidas y en nuestros hogares... 
Para fi nalizar, recemos juntos un cántico de alabanza:
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
“Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro Padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
Tú eres rey y soberano de todo.
14
I. ACOGIDA
«LA ASIÓN Y MUERTE DE JESÚS»
«Dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. 
E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.»
(Jn 19,30)
 ración inicial
 En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 Canto
 Ponemos la mirada en Jesús crucifi cado. Consideramos que cuelga de la cruz por amor a 
nosotros, a todos, a la humanidad entera.
 Meditamos con gran respeto el siguiente himno: 
En esta tarde, Cristo del Calvario1
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a Ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor 
es sólo la llave santa de tu santa puerta. Amén.
 Elijan una frase que les quede resonando. 
Compártanla en voz alta con los demás.
 Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.
1 . Oración tomada de la “Liturgia de las horas”. Calvario o Gólgota es 
el nombre dado al monte en las afueras de Jerusalén donde Jesúsfue crucifi cado.
ENCUENTRO
20
15
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
II. NUES RO CAMINO
A. Síntesis del encuentro anterior
Ideas fundamentales del encuentro anterior.
B. Encuentro con la familia
¿Qué descubrimos como familia al compartir acerca del amor y la entrega de Jesús? ¿Cómo 
expresamos como familia nuestro amor y entrega a los demás, tal como lo hizo Jesús? ¿Cuáles 
fueron los principales logros y difi cultades al compartir con nuestros hijos lo que aprendimos 
en el encuentro anterior?
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior aprendimos que la última Cena es el signo que anticipa, prepara y da sen-
tido al acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesús. oy queremos descubrir el amor de 
Jesús llevado hasta el extremo, en fi delidad a la misión recibida del Padre.
1. Experiencia de vida
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo 
de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Se lo 
conoce como “el Cura Gaucho, un sacerdote ejemplar, 
porque su vida entera estuvo consagrada a servir a sus 
hermanos más necesitados, y a trabajar por la promo-
ción espiritual y humana de su pueblo.
Fue ordenado sacerdote con 26 años, y al poco tiempo 
socorrió a los enfermos y moribundos de una grave epi-
demia de cólera confi rmando plenamente cuál sería el 
tono de su apostolado. Construyó numerosos iglesias, 
una Casa de Ejercicios Espirituales y el llamado Cami-
no de las altas cumbres con el consurso de sus vecinos y 
proclamó el Evangelio, no solo de casa en casa al lomo 
de una inconfundible mula sino en los únicos medios de 
prensa de su época, con famosas cartas y artículos es-
critos con el lenguaje popular que lo caracterizaba. Ya 
anciano, enfermó de lepra y quedó sordo y ciego, pero 
nunca lo estuvo al llamado de Dios que lo llevó a su pre-
sencia en la misma tierra donde había nacido en el año 
1914.
16
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 19,17-30:
Leemos en pareja estos dos textos, y compartimos lo que nos dicen 
acerca del Amor de Jesús.
“Para llorar como hombre, como puedo llorar yo... Para sufrir persecu-
ciones como hombre, como puede sufrirlas cualquiera de ustedes... Para 
padecer hambre, sed, tristeza... Para experimentar los desprecios de la va-
nidad, la indiferencia del orgullo, las burlas de la impiedad... Para beber 
la hiel de la calumnia... Para apurar las heces de la maledicencia... Para 
sufrir en su persona... todo cuanto debía padecer el hombre, a fi n de que 
el hombre experimentase las riquezas de su misericordia y las dulzuras de 
su amor, apareció entre nosotros el Hijo de Dios, hecho hombre para asimilarse perfectamente al hombre, 
a fi n de que el hombre se hiciese Dios y pudiese participar de su infi nito amor.”
(Cura Brochero)
“No somos cristianos por una idea o una decisión ética sino por encontrarnos con Jesucristo.”
(Cura Brochero)
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
«Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al 
lugar llamado “Gólgota”. Allí lo crucifi caron; y con Él a otros dos, uno a 
cada lado y Jesús en el medio. 
Pilato redactó una inscripción que decía: “Jesús el Nazareno, rey de 
los judíos”, y la hizo poner sobre la cruz. Muchos judíos leyeron esta 
inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucifi cado quedaba cer-
ca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego. Los 
sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: “El rey 
de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Yo soy el rey de los judíos”. Pilato 
respondió: “Lo escrito, escrito está”.
Después que los soldados crucifi caron a Jesús, tomaron sus vestidu-
ras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. omaron tam-
bién la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una 
sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: “No la 
rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién 
le toca”. Así se cumplió la escritura que dice: 
Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi 
túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados.
17
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, Ma-
ría, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella 
al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. 
Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el 
discípulo la recibió en su casa.
Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura 
se cumpliera hasta el fi nal, Jesús dijo: “ engo sed.”
Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, 
la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de 
beber el vinagre, dijo Jesús: “ odo se ha cumplido”. E inclinando la cabe-
za, entregó su espíritu.»
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
 1) ¿Cómo se expresa en el texto el amor de Jesús hasta 
el extremo?
 2) ¿Qué signifi ca en el texto la frase de Jesús: “ odo se 
ha cumplido… y entregó su Espíritu”?
 3) ¿Por qué Jesús acepta morir en la cruz?
Para profundizar:
 Jesús pasó haciendo el bien. En su 
predicación y en su práctica, privilegió 
siempre a los más pobres y desposeídos 
llamándolos bienaventurados. Se 
preocupó de aliviar las cruces y las cargas 
de la vida de los demás. Entregó su vida 
al proyecto de su Padre: el Reino de los 
cielos. 
 Su muerte en la cruz es consecuencia de 
su vida y de su práctica. Es consecuencia 
de la fi delidad a su misión de pasar 
haciendo el bien. Jesús es fi el a sí mismo, 
a sus opciones; es fi el a su Padre Dios, al 
Reino que anunciaba y a las personas en 
las que suscitó esperanzas radicales. Las 
palabras «tenía que morir», era «necesario 
que padeciese» son expresión de su 
fi delidad radical. Anunció la buena nueva 
de la Vida y del Amor. Se entregó por ella. 
El mundo se cerró a Él, y lo levantó en el 
madero de la cruz. 
 Como anticipaba en la Última Cena, Jesús 
da su vida voluntariamente. Convierte el 
dolor y la condenación a muerte, en un acto 
de libertad y de amor que se entrega a sí 
mismo, en un camino de encuentro con Dios 
y su proyecto; en un encuentro con aquellos 
que lo rechazaban, a través del perdón. Vivió 
el perdón dolorosamente como expresión 
del amor hasta el extremo. Se entrega 
confi adamente, descentrándose de sí mismo 
para centrarse en el Padre, en su amor y en 
su Reino. Por su entrega alcanza sentido 
verdadero su muerte en la cruz. Vivir y ser 
crucifi cado así, por causa de la justicia y por 
causa de Dios, es vivir. Eso se nos manifestará 
plenamente en la realidad de su Resurrección.
 En cada Celebración Eucarística se revive el 
sacrifi cio de Cristo en la Cruz. Él se ofrece 
amorosamente por nosotros al Padre y nos 
regala su Cuerpo y su Sangre como comida y 
bebida para nuestro caminar. 
18
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
 reguntas:
1) ¿Qué signifi ca para mí que Cristo se haya entregado por todos nosotros? 
2) ¿En qué debería crecer para llegar a ‘amar hasta el extremo’ como lo hizo Jesús?
3. La Iglesia actualiza la Palabra
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
A la Virgen aría, fi el discípula al pie de la cruz, le pedimos que nos ayude a descubrir 
el amor de su Hijo llevado hasta el extremo y a comprometernos con Él en el amor a 
los hermanos.
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
Santa Teresa de Los 
Andes, Carta 121.
“Amemos locamente a Dios, ya que Él en su eternidad nos amó. Sin necesidad de no-
sotros, nos creó. Toda la obra de su poder fue dirigida para el hombre. Todo lo puso a 
disposición de nosotros. Continuamente nos sostiene y alimenta. Y para no separarse de 
nosotros en la eternidad, nos dio a su Hijo único. Dios se hizo criatura. Padeció y murió 
por nosotros. Dios se hizo alimento de sus criaturas. ¿Has profundizado alguna vez esta 
locura infi nita de amor?”
Presenta a María el fruto de este encuentro para que ella te ayude a guardarlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestroshijos e hijas?
María guardaba en el corazón todas las enseñanzas de Jesús.
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
19
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Para este encuentro es necesario conseguir algunos diarios o revistas. ambién un pliego de papel 
de envolver o cartulina con el que hacer una cruz grande que estará en el lugar central del encuentro 
familiar.
 Comienza este momento de oración: En el nombre del padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Como 
era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
 Se puede iniciar también con un canto.
 Invitar a los miembros de la familia a buscar en revistas y diarios, imágenes o artículos que hablen 
de situaciones de dolor y sufrimiento de las personas que atenten contra su bienestar, su dignidad, 
su felicidad. Se recortan y se pegan en la cruz de papel y se invita a los padres a anotar, también, 
situaciones de la propia familia.
 Jesús pasó por este mundo haciendo el bien. Se preocupó siempre de aliviar las cruces y las cargas 
de la vida de los demás. 
 Hoy sigue siendo crucifi cado en todas las situaciones de dolor, de pobreza, de indignidad y muerte 
que vivimos o que viven muchos hermanos nuestros en el mundo entero. Pero también Jesús sigue 
hoy redimiendo y sanando a través de nosotros, sus testigos. ¿Qué podemos hacer concretamente 
para aliviar el sufrimiento de alguien que conozcamos, que está cerca, que necesita apoyo? ¿En qué 
situaciones podemos colocarnos en el lugar del otro para ayudarlo, acompañarlo, amarlo?
 Asumamos estas acciones como una misión que Jesús encomienda a nuestra familia para vivir en la 
semana.
 Finalicemos haciéndonos la señal de la cruz unos a otros, mientras decimos: “La cruz de Jesús sea 
para ti fuente de vida”.
 ración de envío
 Contemplemos nuevamente a Jesús Crucifi cado y dejemos que broten 
sentimientos de gratitud en nuestro interior.
 Libremente expresemos en voz alta aquello que queremos decir o agradecer 
al Señor. Después que un miembro del grupo exprese su oración, decimos 
todos: “Gracias, Jesús, por amarnos hasta el extremo”.
 Para fi nalizar recemos juntos la oración “ALMA DE CRISTO”:
“Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme. 
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti. 
Del enemigo malo, defi éndeme.
En la hora de mi muerte, llámame,
y mándame ir a Ti,
para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos”. Amén.
 Expresando el amor de Cristo 
que se entrega por nosotros, 
despidámonos haciendo la 
señal de la cruz en la frente unos 
a otros mientras decimos: “La 
pasión y muerte de Jesucristo 
nos ha salvado”.
20
I. ACOGIDA
«LA RESURRECCIÓN DE JESÚS»
«¿ or qué buscan entre los muertos al que está vivo?»
 ( c 24,5b)
 ración inicial
 En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canto: “RESUCI Ó”.
Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.
La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿Dónde está mi muerte?
¿Donde su victoria?
Alegría, alegría hermanos,
que si hoy nos queremos
es que resucitó.
Salmo 117
Este es el día en que actuó el Señor,
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Que lo diga la casa de Israel,
es eterna su misericordia.
Que lo diga la casa de Aarón,
es eterna su misericordia.
Que lo digan los fieles del Señor,
es eterna su misericordia.
 Lee en silencio el Salmo 117. Este Salmo lo canta jubilosa toda la Iglesia el día que celebra 
la Resurrección del Señor.
Escuchen, hay cantos de victoria, 
en la tienda de los justos.
La diestra del Señor es poderosa,
es eterna la diestra del Señor.
Abran las puertas del triunfo
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor, 
los vencedores entrarán por ella.
Yo no he de morir, yo viviré 
para cantar las hazañas del Señor.
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los 
siglos de los siglos. Amén.
ENCUENTRO
21
21
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
II. NUES RO CAMINO
Ideas fundamentales del encuentro anterior
A. Síntesis del encuentro anterior
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior refl exionamos acerca del amor de Jesús llevado hasta el extremo de la cruz, 
en fi delidad a la misión recibida del Padre. oy queremos comprender que, en Jesús Resucitado, Dios 
ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza de una vida plena.
B. Encuentro con la familia
¿Qué situaciones de dolor o de sufrimiento reconocimos? ¿Qué nos propusimos hacer para 
aliviar el dolor de quienes sufren? ¿Cómo nos resultó compartir con nuestros hijos lo que 
descubrimos en el encuentro?
1. Experiencia de vida
 Hoy, como si fuéramos cantantes o poetas, vamos a proclamar nuestro convencimiento de que 
la vida es bella, que merece la pena vivirla, que tenemos tantas cosas por las que dar gracias. 
 Formamos tres grupos. Cada uno de ellos preparará una presentación que hable de la vida y 
la esperanza. De acuerdo al sorteo, cada grupo prepara una canción, una noticia, un sketch o 
representación de hecho de vida. 
 Presentamos nuestras creaciones que cantan a la vida y a la esperanza.
22
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
«El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron 
al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas 
encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, 
pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les 
aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. 
Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar 
la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan 
entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resuci-
tado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en 
Galilea: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado 
en manos de los pecadores, que sea crucifi cado y que re-
sucite al tercer día”. Y las mujeres recordaron sus palabras.
Cuando regresaron del sepulcro, refi rieron esto a los 
Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana 
y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que 
las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, 
pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.
Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, 
y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces re-
gresó lleno de admiración por lo que había sucedido.»
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24,1-12:
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
 1) ¿Por qué las mujeres están llenas de temor?
 2) ¿Qué signifi ca en el texto la frase: “Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”
 3) ¿Qué palabras de Jesús recuerdan las mujeres?
 4) ¿Qué hacen las mujeres cuando se dan cuenta de que Jesús está vivo?
2 
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
Para profundizar:
 Las mujeres van al sepulcro llevando los perfumes que no han podido ofrecer al Señor en su 
sepultura. Pero se encuentran con el sepulcro vacío y se llenan de temor. Buscaban a Jesús 
entre los muertos. Pero no está allí. Se les anuncia entonces que está vivo. Recordaron entonces 
las promesas de Jesús, comprendieron que había resucitado tal como les había dicho y, llenas 
de alegría, fueron a contárselo a los demás discípulos.
 El anuncio de la Resurrección se convierte en himno de esperanza para la humanidad. El Padre, 
que aceptó la ofrenda de su Hijo Jesús en la cruz, no lo abandonó en ella. Él mismo lo ha 
resucitado de entre los muertos. El poder de la muerte y de las tinieblas ha sido vencido para 
siempre por el designio de vida y plenitud que Dios regala a toda la humanidad en su Hijo 
Jesucristo.
 Esta realidad de la vida nueva nos llena de alegría. Eso es lo que tenemos que comunicara 
otros como lo hacen las mujeres: ¡Cristo ha Resucitado!, está vivo para siempre y nos llama a ser 
testigos de la vida y la esperanza.
 En cada Eucaristía celebramos la presencia de Jesús vivo en medio nuestro. Cada domingo, 
celebramos el día del Señor, el primer día de la semana en que Cristo resucitó. En cada Eucaristía 
recibimos nueva vida alimentándonos de su Palabra, de su Cuerpo y de su Sangre. Compartimos 
la noticia que resonó por todos los rincones de la tierra: ¡CRIS O HA RESUCI ADO, LA MUER E 
HA SIDO VENCIDA PARA SIEMPRE!
 reguntas:
1) ¿En qué situaciones o hechos de mi vida descubro que Cristo 
ha resucitado, que está vivo? 
2) ¿De qué modo comunico a otros que Cristo vive? 
3) ¿Cómo promuevo la vida en cualquiera de sus formas?
3. La Iglesia actualiza la Palabra
 apa Juan ablo II, 
Mensaje de ascua 
para el nuevo milenio.
«Hoy el cielo y la tierra cantan “el nombre” inefable y sublime del crucifi cado resuci-
tado. Todo parece como antes, pero, en realidad, nada es ya como antes. Él, la Vida 
que no muere, ha redimido y vuelto a abrir a la esperanza a toda existencia humana. 
“Pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Cor 5, 17). Todo proyecto y designio del ser humano, 
esta noble y frágil creatura, tiene hoy un nuevo “nombre” en Cristo resucitado de en-
tre los muertos, porque “en Él hemos resucitado todos.”»
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
A la Virgen aría, primera en participar en el gozo de la resurrección, le pedimos que 
nos ayude a gozar de la vida plena que su Hijo Jesús nos regaló.
24
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
Presentá a María el fruto de este encuentro, para que ella te ayude a guardarlo en el corazón.
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Con anticipación a la actividad, la familia que acoge en su hogar prepara lo necesario. 
 Después de saludar y acoger a las familias visitantes, invita a comenzar el encuentro en torno 
al Altar familiar:
 Nos reunimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: 
 Hoy nos convoca Jesús Resucitado. Por eso una de las familias que visitan este hogar va a 
encender el cirio mientras apagamos las otras luces, para quedar iluminados sólo con la luz 
que representa a Jesús. 
 Miramos la luz de este cirio que representa a Cristo resucitado y compartimos lo que cada uno 
piensa o siente acerca de lo que signifi ca esta luz en medio de la oscuridad. Escuchémonos 
con atención.
 En una noche que la Iglesia denomina “Santa” los cristianos celebramos la Resurrección 
de Jesús: el triunfo de la vida sobre la muerte. En esa noche se bendice el Cirio Pascual 
representando a Jesús, luz que vence a las tinieblas y derrota para siempre a la muerte, tal 
como nos relata el pregón que se proclama en la Vigilia Pascual. 
25
 Invitamos a un miembro de cada una de las familias visitantes a encender un cirio usando el 
que está ya encendido, para compartir la luz de Jesús resucitado. 
 Recordemos y escuchemos parte del Pregón Pascual. Los niños de cada familia hacen a coro 
la lectura:
“Esta es la noche en que, 
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¡Qué asombroso benefi cio 
de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo entregaste al hijo!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento 
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
¡Qué noche tan dichosa 
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!”
Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo, nuestro 
Señor,
que fue concebido por obra y gracia del 
Espíritu Santo.
Nació de Santa aría Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos;
fue crucifi cado, muerto y sepultado.
Descendió a los infi ernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios Padre 
todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar 
a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
 Finalicemos nuestro encuentro con un canto.
 Si es posible, sería bueno terminar compartiendo entre todos una comida para celebrar la 
Resurrección del Señor.
 ración de envío:
 Miren la cruz y el Cirio encendido, que es signo de Jesucristo vivo y 
resucitado. Enciendan la vela desde el cirio, según las instrucciones del 
catequista.
 Portando la misma luz de Jesús, proclamen en comunidad y con mucha 
fuerza aquello que creen, diciendo en voz alta la oración que la Iglesia conoce 
como “Credo”.
 Vuelvan a sus hogares y a todas sus realidades cotidianas con el compromiso 
de compartir esta alegre noticia: ¡Cristo ha resucitado; vive en medio nuestro!
 Recemos todos juntos el Credo, confesando que creemos en Cristo Vivo, 
que ha muerto y resucitado por amor a nosotros.
26
INICIO DE LA CELEBRACIÓN
MOTIVA IÓN INI IAL: 
Guía: 
Hemos caminado con Jesús en la experiencia más 
radical de su vida, amarnos hasta el extremo en 
fi delidad a la misión recibida del Padre. En Jesús 
Resucitado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre 
a la esperanza de una vida plena. Por eso tenemos 
en medio de esta celebración el cirio Pascual, signo 
de esta presencia de Cristo Resucitado. 
SALUDO Y SEÑAL DE LA CRUZ
El que preside: 
Alegres de esta experiencia compartida, los invito 
a iniciar esta celebración con la Señal de la Cruz. 
Les pedimos a los padres realizar la Señal de la 
Cruz a sus hijos, y éstos a sus Padres diciendo: En 
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Guía: 
Acompañamos este signo con un canto.
Oración:
Señor,
todo lo hemos recibido de tu amor,
Tú nos entregas el don de la fe
y nos incorporas a tu pueblo.
Gracias por las personas que nos han ayudado
en nuestro caminar de fe,
por los Sacerdotes, Religiosas, Diáconos,
por nuestros Abuelos, Padres, Hermanos, Hijos.
Gracias, Señor, porque somos tus hijos
por el sacramento del Bautismo,
porque nos invitas a ser hombres nuevos,
que caminan en la esperanza de una vida plena.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: Amén.
 ELEBRA IÓN:
“RENOVA IÓN DEL BAUTISMO, 
ENTREGA DEL REDO
Y BAUTISMO DE NIÑOS”
DESDE LA VIDA
Experiencia del Bautismo
El que preside: 
Los invito a recordar los acontecimientos que 
marcaron el sacramento del Bautismo recibido. 
Han traído a esta celebración algunos recuerdos 
de este sacramento. Seguramente tienen junto 
a ustedes fotos, recuerdos; los invito a que los 
saquen y los vuelvan a mirar.
¿Qué les contaron sus padres sobre su bautismo?, 
¿dónde fueron bautizados?, ¿qué recuerdos tienen 
de sus padrinos?, ¿aún viven?, ¿cuáles son sus 
nombres?, ¿qué sentimientos les provoca este re-
cuerdo?
Los invito a compartir en forma espontánea y libre 
lo que estos recuerdos suscitan en su corazón.
A partir de estos hermosos testimonios, demos 
gracias al Señor por las maravillas que obra en 
cada uno de nosotros a través del sacramento del 
Bautismo. Cantemos.
 anto.
LITURGIA DE LA ALABRA
Guía: 
Tomen asiento. La Palabra de Dios es Palabra 
viva. Siempre actúa si le abrimos el corazón. 
Escuchemos lo que el Señor nos dice con una 
actitud de acogida a lo que Él quiere hacer en 
nosotros.
Lector: 
Lectura de la carta de san Pablo a los Efesios 4,17-
24.
Guía: 
Disponemos todo nuestro ser, especialmente 
nuestros oídos y nuestro corazón, para acoger la 
Palabra de Dios tomada del Evangelio de Mateo. 
VIDA DE DIOS
27
Lo hacemos cantando.
 anto.
El que preside: 
Les anuncio el Evangelio de nuestro Señor Jesu-
cristo según san Mateo (Mt 19,1 -15: “Dejen que los 
niños se acerquen a mí”).
 odos: Gloria a Ti, Señor.
Guía:
Después de profundizar en la Palabrade Dios, can-
temos a Dios como un solo Señor, una sola fe, un 
solo Bautismo, para prepararnos al siguiente mo-
mento.
 anto.
SIGNO DEL AGUA 
Guía: 
Luego de haber re-vivido nuestra experiencia del 
Bautismo, de haber escuchado la Palabra de Dios, 
los invitamos a poner atención a los signos propios 
del bautismo. Están presentes en el altar:
• La cruz.
• El aceite.
• El agua.
• La vestidura o manta blanca.
• La vela.
Todos estos elementos son los signos que se utili-
zan en el sacramento del Bautismo.
El que preside:
Fijemos la mirada en el agua. Ella es signo de 
purifi cación, signo que nos invita a dejar el hombre 
viejo para revestirnos del hombre nuevo, a renacer 
por acción del Espíritu Santo. 
Hay dispuestas varias fuentes con agua. Los 
invitamos a acercarse, por familia, hacia alguna de 
las fuentes y les proponemos que cada integrante 
sumerja las manos en la fuente. Al hacer este 
gesto, el/la celebrante pregunta: ¿A qué quieres 
morir? y ¿A qué deseas renacer?
Guía: 
Mientras las familias se acercan, invocamos al Es-
píritu de Jesús cantando.
 anto.
ENTREGA DEL CREDO
Guía: 
A la luz de este signo —el agua, que nos renueva 
en las implicancias que tiene el bautismo para 
cada uno— queremos hacer entrega del Credo, la 
oración que contiene las verdades de nuestra fe. 
Los invitamos a pasar por familia a recibir el Credo 
y, al momento de hacerlo, encender la vela que 
recibieron, mientas cantamos “Un solo Señor, una 
sola fe, un solo Bautismo”.
El que preside: 
El bautismo es el sacramento de aquella fe por 
la que los hombres, iluminados por la gracia del 
Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo 
y que provoca la adhesión al mismo Cristo. Por 
eso hoy, en sintonía con lo que hemos celebrado, 
entregaremos el Credo, que profesa la fe que nos 
hace discípulos misioneros del Señor.
Los invitamos a rezar juntos el Credo.
El que preside: 
Esta es nuestra fe en Cristo Jesús, el que vive y 
reina por los siglos de los siglos. 
 odos: Amén.
BENDICIÓN FINAL
El que preside: 
Padre de Bondad, que hiciste nacer en estos niños 
y en sus padres el deseo de llegar a ser cristianos 
perfectos, concedeles que, avanzando siempre en 
su camino hacia Ti por la fe, experimenten que sus 
deseos y nuestras súplicas han sido escuchados. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Recemos juntos la oración que nos hace hijos de 
un mismo Padre y hermanos: Padre nuestro…
Guía: 
Finalizamos nuestra celebración cantando a nues-
tra Madre.
 anto.
28
unidad 8
Jesús nos invita a 
participar de su vida
I. ACOGIDA
«HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA»
«Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido.» 
(1Cor 11,23) 
 ración inicial
 En el nombre del Padre y del Hijo y del 
Espíritu Santo. Amén.
Canto: “IGLESIA PEREGRINA”:
Todos unidos, formando un solo Cuerpo, 
un pueblo que en la Pascua nació,
miembros de Cristo en sangre redimidos,
Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió.
Él nos impulsa, nos guía y alimenta;
Iglesia peregrina de Dios.
Somos en la tierra semilla de otro reino,
somos testimonio de amor;
paz para las guerras y luz entre las sombras, 
Iglesia peregrina de Dios
Rugen tormentas y a veces nuestra barca
parece que ha perdido el timón,
miras con miedo, no tienen confianza.
Iglesia peregrina de Dios.
Una esperanza nos llena de alegría,
presencia que el Señor prometió.
Vamos cantando... Él viene con nosotros.
Iglesia peregrina de Dios.
Todos nacidos en un solo Bautismo,
unidos en la misma comunión;
todos viviendo en una misma casa,
Iglesia peregrina de Dios.
Todos prendidos en una misma suerte,
ligados a una misma salvación,
somos un Cuerpo y Cristo la cabeza.
Iglesia peregrina de Dios.
Respondemos a cada invocación diciendo: 
Ayudanos, Señor Jesús.
1. Ayudanos a reconocernos como pueblo 
que camina de tu mano al encuentro con el 
Padre.
2. Ayudanos a buscar tu Palabra, como luz que 
guíe nuestros pasos.
3. Ayudanos a vivir la alegría de tu presencia y 
compañía.
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.
ENCUENTRO
22
 1
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
II. NUES RO CAMINO
Ideas fundamentales del encuentro anterior
A. Síntesis del encuentro anterior
B. Encuentro con la familia
¿Qué fue lo más signifi cativo de la Catequesis Familiar? ¿Acudieron al encuentro las 
familias invitadas? ¿Cómo resultó el encuentro?
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior comprendimos que, en Jesús Resuci-
tado, Dios ha vencido toda muerte y nos abre a la esperanza 
de una vida plena. oy queremos agradecer la invitación de 
Jesús a vivir la Eucaristía como actualización de su entrega 
en favor de toda la humanidad.
1. Experiencia de vida
 Leemos el Salmo 88:
 “El amor del Señor por siempre cantaré,
su fidelidad proclamaré de siglo en siglo;
yo digo: tu favor es eterno,
al hacer el cielo, pusiste en él tu fidelidad.
Una alianza hiciste con tu preferido,
le juraste a David, tu servidor:
‘Establecí tu linaje para siempre,
asenté tu trono de siglo en siglo’.
Señor, los cielos celebran tus maravillas,
y tu fidelidad, la asamblea de los santos.”
 2
 Así como el pueblo de Israel recordaba las acciones de Dios en su historia, recordemos, 
“hagamos memoria” de la propia vida y del paso de Dios por ella.
 Anotamos en la línea de tiempo momentos especiales en que hemos experimentado la 
presencia de Dios en nuestra vida. Quizás algunos fueron momentos de dolor, otros de alegría, 
etc. Una vez que los marcamos, contemplamos nuestra vida y hablamos de ella con el Señor. 
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
† De la primera carta de San Pablo a los Corintios 11,23-25:
«Lo que yo recibí del Señor, y 
a mi vez les he transmitido, es 
lo siguiente: El Señor Jesús, la 
noche en que fue entregado, 
tomó el pan, dio gracias, lo partió 
y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se 
entrega por ustedes. Hagan esto 
en memoria mía”. De la misma 
manera, después de cenar, tomó 
la copa, diciendo: “Esta copa es 
la Nueva Alianza que se sella con 
mi sangre. Siempre que la beban, 
háganlo en memoria mía.”»
Nací el:
 
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
 1) ¿Qué es lo que transmite San Pablo como recibido del Señor?
 2) ¿Qué signifi ca la frase: “Hagan esto en memoria mía”? ¿Quiénes deben hacerlo?
 3) ¿Qué hace Jesús antes de partir el pan?
Para profundizar:
 Hacer memoria no es un mero recordar el pasado. Celebrar la Eucaristía en memoria de 
Jesús, es celebrar el misterio que anuncia y actualiza su muerte y Resurrección. Es revivir 
su fuerza y efi cacia. La invitación de Jesús es una llamada a revivir su entrega hasta el 
extremo. Es su vida entregada, resumida en el gesto de darnos su Cuerpo y su Sangre, lo 
que Jesús quiere que nosotros revivamos. Hacer memoria de su entrega signifi ca hacerlo 
presente a través de la propia existencia amando como Jesús lo hizo.
 Las palabras de Cristo, son dirigidas a toda la Iglesia. odos celebramos la Eucaristía como 
acción de gracias. Los sacerdotes, como continuadores del ministerio de los apóstoles, 
presiden a la asamblea que celebra. A ellos, Jesús encarga la acción, que acaba de realizar, 
de transformar el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre, la acción con la que Él mismo 
se nos manifestó como sacerdote y víctima. 
 Celebrar juntos la Eucaristía como memorial requiere nuestra gratitud y el deseo de com-
prometernos a actualizar la entrega de Jesús. Su donación se convierte en nuestra misión, 
es decir, en el compromiso de prolongar en la historia el acontecimiento de la salvación 
de Cristo. Participar de la Eucaristía implica acoger la salvación ofrecida por el Señor y 
también vivir de acuerdo a lo que celebramos: entregar la vida por amor.
 reguntas:
1) ¿En qué situaciones de mi vida me entrego por amor como Jesús lo hizo?
2) ¿Qué le quiero pedir al Señor para poder vivir amando como Él?
3. La Iglesiaactualiza la alabra
«Con el mandato “Hagan esto en conmemoración mía” Jesús nos pide corresponder 
a su don y representarlo sacramentalmente. Por tanto, el Señor expresa con estas 
palabras, por decirlo así, la esperanza de que su Iglesia, nacida de su sacrifi cio, 
acoja este don, desarrollando bajo la guía del Espíritu Santo la forma litúrgica del 
Sacramento. En efecto, el memorial de su total entrega no consiste en la simple 
repetición de la última Cena, sino propiamente en la Eucaristía, es decir, en la novedad 
radical del culto cristiano. La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús. No 
recibimos solamente de modo pasivo la persona del Verbo encarnado, sino que nos 
implicamos en la dinámica de su entrega. Él nos atrae hacia sí.»
 apa Benedicto 
XVI, Exhortación 
Apostólica ostsinodal 
Sacramentum caritatis.
 4
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
“Hagan lo que Él les diga”. Estas palabras de la Virgen aría refl ejan la confi anza fun-
damental que ella tenía en Jesús, su Hijo y Señor. Acudamos a su intercesión para que 
nos ayude a vivir confi ados en su Palabra y nos enseñe a ponerla por obra en medio 
de nuestros hermanos. 
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
Presentá a María el fruto de este encuentro para que ella te ayude a guardarlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Se reúne la familia en torno al altar familiar. Sugerimos tener un diccionario o conexión a 
internet y una cartulina para el trabajo.
 Se invita a cantar juntos un canto de alabanza. 
 Un miembro de la familia escribe con letras grandes la palabra EUCARIS ÍA en el papel y otro 
busca la palabra en el diccionario o en internet y lee su defi nición.
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
 5
1. Puede ser una cartulina, un papel café de envolver u otro recurso gráfi co.
 Conversan en torno a las siguientes preguntas: ¿Por qué la Eucaristía es una acción de gracias? ¿A quién se 
da gracias? ¿Por qué? ¿Vivimos la Eucaristía de cada domingo como acción de gracias?
 Comparten algunas situaciones familiares que trajeron alegría y en las cuales se expresa el amor 
entregado. 
 En la misma cartulina, bajo la palabra Eucaristía, escriben tres acciones con que la familia se compromete 
a dar gracias a Jesús, durante la semana. (Ofrecer esas acciones en la Eucaristía dominical.)
 Agradecen a Jesús rezando en voz alta la siguiente oración:
 
Te damos gracias, Jesús, por compartir la vida de nuestra familia.
Por quedarte como nuestro alimento en la Eucaristía,
dándonos fuerza para seguirte cada día con mayor entusiasmo.
Ayudanos a mirar nuestra vida
para ir descubriendo tu presencia siempre cercana y cariñosa.
Que podamos vivir lo que en la Eucaristía celebramos
y volver a la Eucaristía a celebrar lo que vivimos.
Amén.
 
 Llevar la lámina para compartir 
con los otros papás en el próximo 
encuentro.
 ración de envío
 Contemplemos la imagen de Jesús y, en silencio, agradezcamos su presencia en 
nuestras vidas.
 Como lo hace la Iglesia cada domingo en la Eucaristía, glorifi quemos 
espontáneamente a Jesús por los dones que nos regala. Cada uno lo glorifi ca, le 
da gracias por algo, por ejemplo: “Gracias, Señor Jesús, por mi familia”.
 Los demás respondemos: ¡Gracias, Señor Jesús!
 Después que hemos glorifi cado espontáneamente, digamos juntos: Gloria al Padre y al Hijo 
y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
 Despidámonos con el deseo que brota de participar en la Eucaristía: ir al encuentro de los 
hermanos, crecer en el compromiso de construir la nueva ciudad que no se acaba. 
Jesús, estoy aquí.
Jesús ¿qué esperas de mí?
Mis manos están vacías. 
¿Qué puedo ofrecerte?
Sólo sé que quiero ser diferente.
Jesús estoy aquí.
Jesús ¿qué esperas de mí?
Mis ojos temen al mirarte. 
Quisiera poder enfrentarte.
Amar como tú amas.
Sentir como tú sientes.
 irar a través de tus ojos, Jesús.
Contigo mi camino es difícil,
me exiges abrir un nuevo horizonte,
en la soledad de mi noche, Jesús.
No, no puedo abandonarte. 
Jesús, en mí penetraste,
me habitaste, triunfaste 
y hoy vives en mí.
Amar como Tú amas.
Sentir como Tú sientes.
 irar a través de tus ojos, Jesús.
 6
I. ACOGIDA
II. NUES RO CAMINO
 ración inicial:
Ideas fundamentales del encuentro anterior
«EL ES ÍRITU SANTO HACE 
 RESENTE LA SALVACIÓN»
«El Espíritu Santo les enseñará todo y les 
recordará lo que les he dicho.» 
(Jn 14,26) 
 En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu 
Santo. Amén
Canto:
Espíritu Santo, ven aquí.
Espíritu Santo, ven a mí.
Quiero vivir, quiero ser feliz
con tu poder dentro de mí.
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por 
los siglos de los siglos. Amén
A. Síntesis del encuentro anterior
ENCUENTRO
23
 7
¿Qué láminas pudieron hacer? ¿Con qué acciones se comprometieron a dar gracias a 
Jesús? ¿Qué resultó más fácil y qué más difícil de la Catequesis Familiar?
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
B. Encuentro con la familia
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior agradecimos la invitación de Jesús a vivir la Eucaristía como actualización 
de su entrega en favor de toda la humanidad. oy vamos a descubrir que, gracias a la acción del 
Espíritu, el pan y vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y nuestra propia vida es 
transformada también por Él.
1. Experiencia de vida
 Anotamos el nombre y las características de: 
Una persona que haya 
producido una transformación 
positiva en mi vida.
Una persona que haya 
producido una transformación 
positiva en la vida de la Iglesia.
 
Una persona que haya 
producido una transformación 
positiva en la vida del país.
 
 8
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
 1) ¿Por qué Cristo nos quiere dejar un defensor? 
 2) ¿Cuál es la misión del Espíritu Santo? ¿Qué hará Él en nosotros?
1. En este momento, el sacerdote actúa representando a la persona de Cristo.
Para profundizar:
 Jesús prometió que su Espíritu Santo estará siempre con nosotros para que vivamos como 
sus verdaderos hijos. El Espíritu nos recuerda todo lo que Jesús nos enseñó y nos cuida para 
que no nos apartemos de Él. Por eso Jesús lo llama también el “Defensor”, es decir, quien nos 
protege, nos acompaña, nos cuida y nos transforma para poder amar como lo hizo Jesús. 
 En la Eucaristía ¡Cristo está realmente presente en el pan y el vino por la acción del 
Espíritu Santo! El Espíritu está presente en toda la celebración de la Eucaristía y actúa muy 
especialmente a través del Sacerdote en la consagración. Por eso cuando el Sacerdote toma 
el pan y el vino lo hace en el nombre y en la persona de Jesús1 diciendo: “Esto es mi Cuerpo... 
Esta es mi Sangre”.
 Al celebrar juntos la Eucaristía, el Espíritu anima nuestra vida de comunidad, nos ayuda 
a comprender las palabras y las acciones de Jesús, nos impulsa a acoger su salvación y a 
comprometernos a testimoniar aquello que celebramos: Jesús está vivo en medio nuestro, 
es compañía y defensa, ánimo y protección.
 De igual forma, el Espíritu transforma nuestra existencia, convirtiéndonos en discípulos y 
capacitándonos para ser testigos de la salvación que Jesús nos regala. Nos impulsa a dar 
testimonio constante de su amor, a vivir conforme a su Palabra, a entregarnos en la medida 
de su entrega. Estamos llamados a reconocer permanentemente su presencia en nosotros y 
a dejarnos transformar por Él.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan
 14,15-17a.23b-26:
«Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y Él les 
dará otro Defensor para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad. 
El que me ama será fi el a mi palabra,y mi Padre lo amará; iremos a Él y habitare-
mos en Él. El que no me ama no es fi el a mis palabras. 
La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. 
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Defensor, el 
Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recor-
dará lo que les he dicho.» 
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
 9
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
 reguntas:
 1) ¿Cómo se manifi esta la presencia del Espíritu de Jesús en mí?
 2) ¿Qué quisiera que el Espíritu Santo transforme en mí, para vivir amando como Jesús?
 3) ¿A través de qué o de quiénes actúa hoy el Espíritu Santo para enseñarnos todo y recordarnos 
lo que Jesús nos ha dicho?
Cf. S. Agustín, 
Sermón LXXII A,2
3. La Iglesia actualiza la alabra
«Cuando el Espíritu Santo habita en ti, te llena, te conduce, te frena para el mal, te mueve 
para hacer el bien. Sólo el Espíritu Santo te llenará de bienes.» 
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
Presentá a María el fruto de este encuentro para que ella te ayude a guardarlo en el corazón.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Virgen y adre aría, tú la llena de gracia, habitada por el Espíritu 
Santo, enséñanos a abrirnos a su acción en nuestras vidas, para acoger y 
testimoniar a tu Hijo Jesús, el Salvador.
40
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Se reúne la familia en torno al altar familiar y enciende una vela o cirio.
 Invocan al Espíritu Santo cantando: “Espíritu Santo ven”.
 Un integrante de tu familia lee en voz alta esta pequeña historia, tomada de la vida real:
Un periódico de Tokio publicaba la noticia de una donante anónima que había entregado 10 
millones de yens a la Cruz Roja para ayudar a los refugiados de Camboya en Tailandia.
La donante explicó así su gesto: “Hoy, al ver en la televisión la noticia gráfi ca de la situación de 
hambre y desnutrición de tantos niños, un primer plano mostraba a un niño famélico alargando 
la mano pidiendo comida. i nietecito se ha quitado el «onochi» (pastel de arroz) de la boca y se 
ha ido a la pantalla de la televisión para dárselo al niño hambriento. Él no habla porque es muy 
pequeño; yo hago este donativo con su corazón.”
 Conversen en torno a la siguiente pregunta: ¿Qué los impresiona del relato? ¿Qué mueve a la 
mujer a actuar así?
 El Espíritu de Jesús quiere actuar en nuestras vidas, para imprimir en nosotros la imagen, las 
actitudes, las palabras del Señor. No sólo transforma el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre, 
sino que quiere transformar constantemente nuestras vidas, para gozar de la plenitud y la 
verdad de la salvación que nos ofrece Jesús.
 En este proceso de Catequesis que estamos viviendo ¿cómo podemos, en familia, abrirnos a 
la acción del Espíritu Santo para que Él transforme nuestra vidas y poder vivir amando como 
Jesús? ¿A qué transformaciones nos invita el Espíritu Santo?
 Asuman uno o dos compromisos para vivir esta transformación.
 Finalicen rezando juntos y en voz alta la siguiente oración:
“Ven, Espíritu Santo,
llena nuestros corazones de tu presencia
y enciende en nosotros el fuego de tu amor.
 ración de envío
 Hagamos silencio e invoquemos al Espíritu de Jesús con el mismo 
canto que hicimos al comienzo.
 En silencio invoquemos al Espíritu de Jesús, pidamos su luz y su verdad. 
Pidámosle que nos dé sed de buscarlo y encontrarlo en la Eucaristía y 
de testimoniarlo en medio de los hermanos.
 Digamos juntos: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en 
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
ilumínanos con tu presencia,
haznos dóciles a tus inspiraciones,
enséñanos a gustar del bien que nos regalas.” 
Amén.
41
I. ACOGIDA
«NOS HACEMOS UNO CON 
CRISTO Y SU MISIÓN»
« ermanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes.»
(Jn 15,4)
 ración inicial:
 El nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
 Escribamos nuestros nombres en los papeles con 
forma de hojas. Mientras cantamos, los vamos 
colocando junto al dibujo de la parra y los racimos.
Cantamos:
“Seamos uno para que el mundo crea”.
 Mirando el dibujo de la parra y los racimos, nos 
preguntamos: ¿Por qué los racimos se mantienen 
unidos a la parra?
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como 
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos 
de los siglos. Amén.
II. NUES RO CAMINO
Ideas fundamentales del encuentro anterior
A. Síntesis del encuentro anterior
ENCUENTRO
24
42
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
¿Qué fue lo más signifi cativo de la catequesis familiar? ¿A qué transformaciones los invita 
el Espíritu Santo? ¿Cuáles fueron los elementos más positivos del encuentro y cuáles 
fueron las difi cultades?
B. Encuentro con la familia
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior descubrimos que, gracias a la acción del Espíritu, el pan y vino se transfor-
man en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y nuestra propia vida es transformada también por Él. oy 
queremos acoger la invitación a hacernos uno con Cristo, para así vivir en plenitud y contribuir a 
la vida del mundo.
1. Experiencia de vida
 Pensamos en un cambio 
positivo que se haya produ-
cido en nuestra vida o en la 
de nuestra familia, durante 
este proceso de Catequesis 
Familiar. Luego lo anotamos 
en uno de los círculos que 
están delante de la imagen 
de Jesús. 
 Con todos los círculos que 
hemos escrito formamos un 
racimo de uva que unire-
mos al tronco, adornándolo 
con las hojas que tienen 
nuestros nombres.
4 
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 15,1-2.4-5:
 ARA REFLEXIONAR Y COM ARTIR:
 1) ¿Qué quiere decir Jesús al afi rmar que Él es la vid y nosotros los sarmientos?
 2) ¿Qué fruto podemos dar si estamos unidos a Jesús?
2. Dios nos habla por medio de su Palabra
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta 
todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo 
poda para que dé más todavía. 
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así 
como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en 
la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece 
en mí y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, 
nada pueden hacer.»
Para profundizar:
Cuando Jesús llama a sus discípulos, los invita a formar comunidad. Con la imagen de la viña 
y los racimos, San Juan nos invita a mirar esta comunidad como un grupo en expansión: 
unidos a Jesús, como los racimos a la viña, todos tenemos un crecimiento que efectuar y 
una misión que cumplir. 
Estamos llamados a dar fruto comunicando la vida que recibimos de Jesús.Entre Jesús y cada 
uno de nosotros existe una íntima unión: la misma savia de vida circula en Él y en nosotros. 
Por eso es tan importante vincularnos a Él en la Eucaristía, comulgar con Él que es la fuente 
de nuestra vida: escuchar sus palabras, comer su carne y beber su sangre. Si rechazamos 
el amor que Él nos regala, de alguna manera estamos renunciando a tener vida verdadera.
Nuestro compromiso como cristianos es vivir el dinamismo de una experiencia de amor, 
fraternidad y servicio que busca comunicarse. Si estamos unidos a Jesús y al Espíritu que 
Él infunde, esto se refl ejará necesariamente en nuestra manera de ser y de comportarnos. 
Creceremos como personas, haremos crecer a la comunidad y nos esforzaremos porque 
toda forma de vida crezca más en la humanidad.
 reguntas:
 1) ¿En qué experiencias de la vida me siento más unido a Jesús? 
 2) ¿Qué puedo hacer para unirme más a Jesús y asumir su misión?
 3) ¿Qué me invita a vivir la Eucaristía como expresión de mi unión con Cristo?
44
IV. PREPARANDO LA CA EQUESIS FAMILIAR
Documentode 
Aparecida, 131.
3. La Iglesia actualiza la alabra
A. Con la Virgen María, guardemos en el corazón
Acudamos humildemente a la Virgen aría, para que nos enseñe a vivir unidos a su 
Hijo Jesús y a dejarnos transformar por Él. Habiendo acogido la vida divina en su vien-
tre, permanece siempre unida a su Hijo y no duda en anunciarlo para que sea fuente 
de vida y salvación para otros.
Presentá a María el fruto de este encuentro para que ella te ayude a guardarlo en 
el corazón.
Escribí aquello que descubriste como lo más importante de este encuentro. 
 María guardaba en su corazón todas las enseñanzas de Jesús.
B. ¿Cómo transmitirlo a nuestros hijos e hijas?
«El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es 
participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo 
estilo de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6,40b), correr su misma suerte y hacerse 
cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas.» 
¿Cómo podemos transmitir a nuestros hijos lo que aprendimos en este encuentro?
45
C. Propuesta de Catequesis Familiar
 Se reúne la familia en torno al Altar familiar. 
 Se comienza el encuentro cantando. 
 Vuelven a leer el texto bíblico del Encuentro (Juan 15,1-2.4-5).
 Completan entre todos los siguientes cuadros:
¿Qué nos une como familia? 
(cosas, acontecimientos, personas, 
sentimientos, lugares, etc.)
¿Qué podemos vivir o 
hacer de aquí en adelante 
para permanecer más 
unidos?
¿Cuáles son los frutos 
de esta unión?
¿Qué nos une a Jesús?
¿Cuáles son los frutos de 
esa unión?
¿Qué podemos vivir o hacer 
para permanecer más unidos 
a Jesús?
46
 Finalizan rezando en voz alta la siguiente oración
Señor Jesús,
sos la vid verdadera 
y nosotros somos las ramas;
ayudanos a entender y asumir, 
que sin Vos no podemos hacer nada.
Derramá, Señor, tu Espíritu Santo,
para que reconozcamos tu presencia,
y nos haga tomar conciencia
de que sólo teniéndote a Vos
podremos producir los frutos 
que el Padre espera de cada uno de nosotros,
en la vida del mundo y de nuestra familia.
Ayudanos, Señor, 
a permanecer unidos a Vos
para recibir tu misma vida
y hacer nuestra tu misión.
Amén.
 ración de envío
 Contemplemos nuevamente la imagen de la parra y los racimos. 
Imaginemos la savia que corre por su tronco, por las hojas, por los 
brotes y como llega a granar en fruto.
 Agradezcamos a Jesús la savia de vida que nos regala; pidámosle 
perdón por no permanecer unidos a Él y comprometámonos a 
recibir su vida en la Eucaristía.
 Escribamos, en silencio, nuestra propia oración, aquello que brota 
en nuestro corazón y que queremos expresar a Dios, nuestro Padre. 
 El que desee puede compartirla en voz alta.
 erminemos nuestro encuentro cantando:
Todos unidos, formando un solo cuerpo, 
un pueblo que en la Pascua nació. 
 iembros de Cristo en sangre redimidos, 
Iglesia peregrina de Dios.
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu 
que el Hijo desde el Padre envió. 
Él nos empuja, nos guía y alimenta, 
Iglesia peregrina de Dios. 
Somos en la tierra 
semilla de otro Reino, 
somos testimonio de amor. 
Paz para las guerras 
y luz entre las sombras, 
Iglesia peregrina de Dios.
47
unidad 9
La Iglesia vive 
de la Eucaristía
«JESÚS ES AN DE VIDA»
«El que viene a mí jamás tendrá hambre.» 
(Jn 6,35)
I. ACOGIDA
 ración inicial
 En el nombre del Padre y del Hijo y del 
Espíritu Santo. Amén.
“Vive Dios”
Cuando sientas que se queman
tus entrañas por amor,
y te entregas al llamado sin temor.
Cuando están en armonía
voluntad y corazón,
te iluminas y en tu cuerpo vive Dios.
Vive Dios, por siempre vive Dios,
en tu vida y en tu historia vive Dios.
Vive Dios, por siempre vive Dios.
Por tu muerte y por tu gloria vive Dios.
Cuando estás en la penumbra
aguardando lo peor,
y desprecias la existencia y su valor.
Si no encuentras un sentido,
anda y busca en tu interior
y verás que aún en tu cuerpo vive Dios.
Vive Dios, por siempre vive Dios…
 A cada frase respondemos: “ or 
siempre vive Dios”.
- En todo lo creado…
- En lo profundo de nuestra existencia…
- En la vida de nuestras familias…
- En la historia cotidiana…
- En la vida de nuestra Iglesia…
- En los testigos de la fe…
- En los hombres y mujeres…
- En el servicio a los hermanos…
- En la Eucaristía…
II. NUES RO CAMINO
A. Síntesis del encuentro anterior
Ideas fundamentales del encuentro anterior
ENCUENTRO
25
51
III. APRENDIENDO A VIVIR EN LA FE
¿Qué fue lo más signifi cativo de la catequesis familiar? ¿Qué expresaron cuando 
hablaron sobre la unidad en la familia y la unidad con Jesús? ¿Qué se propusieron hacer 
para estar más unidos a Jesús?
B. Encuentro con la familia
C. Lo que hoy queremos hacer
En el encuentro anterior acogimos la invitación a hacernos uno con Cristo, para vivir en su plenitud 
y contribuir a la vida del mundo. oy queremos agradecer a Jesús que se ha hecho alimento para 
que tengamos vida en plenitud.
1. Experiencia de vida
 Vamos a acercarnos al testimonio que nos da San Agustín acerca de su búsqueda de Dios. 
Luego, completamos el cuadro y lo compartimos con los demás integrantes de nuestro grupo.
San Agustín nació el año 354 en agaste, África. Fue un joven muy inquieto en todos los aspectos de su 
vida. Buscó incansablemente la felicidad experimentando todo lo que pudiese brindársela, aunque, a 
veces, fuese por caminos equivocados y reñidos con el mensaje de Jesús. Esas búsquedas equivocadas 
no hicieron más que dejarlo con un sentimiento de insatisfacción, acrecentando su deseo de encontrar 
verdadera plenitud y felicidad. 
Experimentó “hambre” de algo o alguien que hiciera su vida más plena. Afanosamente, buscó 
respuestas a sus grandes inquietudes por el camino del conocimiento y los estudios fi losófi cos. 
En el año 387, a los 33 años de edad, se encontró con la persona de Jesús y su 
mensaje y se convirtió al cristianismo. Después de esto, llevó una vida de entrega, 
según el mensaje del Evangelio, llegando incluso a ser nombrado obispo de la 
ciudad de Hipona, en África. Poco a poco fue convirtiéndose para muchos en 
modelo del seguimiento de Jesús. Los conocimientos que adquirió en la fi losofía 
se profundizaron y potenciaron desde su vivencia cristiana, llegando a convertirse 
en uno de los grandes pensadores del cristianismo. Sus estudios y refl exiones 
teológicas y fi losófi cas, marcaron profundamente el desarrollo de la espiritualidad y 
el pensamiento cristiano.
En uno de sus escritos más famosos, llamado Confesiones, podemos leer el testimonio 
que él mismo dio sobre su conversión:
52
“¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tú estabas dentro de mí 
y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas 
hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. e retenían lejos de 
ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. 
 e llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi 
ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre 
y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.”
Confesiones, Libro 7,10.18, 27.
 Refl exionemos en silencio y contestemos las siguientes preguntas:
¿Cuáles son hoy, mis búsquedas? 
¿Qué inquieta mi corazón a nivel personal, familiar, laboral, social?
2. Dios nos habla por medio de su alabra
«La gente preguntó a Jesús: “¿Qué signos haces para que veamos y crea-
mos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el 
desierto, como dice la escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”.
Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del 
cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es 
el que desciende del cielo y da Vida al mundo”.
Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. 
Jesús

Continuar navegando