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Vattimo - ¿una sociedad transparente? Para Vattimo, la modernidad es una época de culto a lo nuevo y lo original, que no existía anteriormente (donde la repetición y la imitación de los modelos tradicionales eran los valores dominantes) vinculado con la concepción de la historia como un proceso indefinido de emancipación, de autonomía y de realización cada vez más perfecta del hombre ideal. Y a esta idea también estaría vinculada, según Vattimo, a la idea de la historia como proceso unitario, como la Historia, organizada en base a las civilizaciones europeas, a Occidente. Esta idea de progreso unitario y de progresivo alcance de la perfección supone llegar a una sociedad cada vez más transparente, más conciente de sí misma, mas iluminada, más simple. En la actualidad, esta idea está siendo fuertemente cuestionada debido a que se considera a esta idea de la historia como una representación ideológica, construida por las clases sociales dominantes. Esta idea de historia tiene un vínculo con el pasado pero ese pasado es una selección arbitraria de lo que se quiere rescatar, solo el pasado de las civilizaciones europeas. “los pobres, sin embargo, o aquellos aspectos de la vida que se consideran <<bajos>> no hacen historia”. La modernidad se acaba, según el autor, cuando deja de ser posible hablar de una historia como algo unitario. No hay una historia única, hay imágenes del pasado, diferentes puntos de vista y es erróneo pensar que uno de ellos pueda ser ubicado “por encima” de los demás, que pueda ser considerado supremo, capaz de unificar a los restantes. La modernidad se acaba también con el fin de la idea de progreso. No se puede sostener mas, debido a las derivaciones del proyecto moderno, que la historia avance, progresando, mejorando, según la razón, hacia la emancipación. Además, la idea de progreso también estaba determinada por un ideal de hombre, europeo, civilizado, “racional”, ilustrado. Las crisis de estas nociones no se deben, según Vattimo, a una transformación teórica, a un debate de las ideas, solamente. Se deben a que, efectivamente, ocurrieron hechos que las pusieron en cuestión, como por ejemplo, la emancipación de los pueblos “barbaros”, que los colonizaban en nombre de esas ideas de civilización y progreso, que hizo trizas la posibilidad de una historia unitaria, que vaya hacia un mismo fin. El ideal europeo de hombre ha entrado en una fuerte etapa de crítica, el cual ha sido revelado como un ideal mas entre otros posibles. Otro acontecimiento que, según Vattimo pone en cuestión la noción de la Historia y que va a ser determinante para el fin de la modernidad es el advenimiento de la sociedad de la comunicación. El nacimiento de los mass media produjo una crisis de los ideales centrales de la sociedad occidental, moderna, debido a que mostraban en pantalla, en papel, en el parlante, infinidad de puntos de vista, de ideales, de opiniones que diferían notablemente de las posiciones hegemónicas. Los medios de comunicación no han producido, como creía adorno, la homologación general de la sociedad sino que produjeron, a pesar de los esfuerzos de los monopolios y los grandes poderes capitalistas, una explosión y multiplicación de puntos de vista. Si bien el poder económico sigue perteneciendo a las mismas clases, el movimiento contradictorio del propio mercado, que busca que todo sea objeto de comunicación, ha permitido que aparezca en escena la palabra de enorme cantidad de subculturas, de minorías de todo tipo, de grupos sociales cuya palabra antes estaba negada. Esta multiplicación vertiginosa de diferentes puntos de vista, de diferentes discursos, diferentes tipos de sociedades y de estilos de vida, vuelven imposible la idea de la historia como un proceso unitario, de la civilización europea como ideal de progreso. Este desmoronamiento de los ideales que sostienen la modernidad son los que permiten el tránsito de nuestra sociedad a la posmodernidad. En la sociedad posmoderna, los mass media desempeñan un papel determinante para garantizar esa pluralidad. Estos no hacen de la sociedad una sociedad “más transparente”, más conciente de sí misma, más simple, mas iluminada, sino que producen una sociedad menos transparente, cada vez más compleja, incluso caótica. En oposición a lo que creían muchos teóricos pesimistas sobre el devenir de la modernidad, los medios masivos de comunicación no homogeneizaron la sociedad ni permitieron una autoconciencia total de toda la humanidad por la simultaneidad de la información. No permitieron alcanzar el ideal de sociedad transparente, donde los medios permiten el conocimiento completo y objetivo de la realidad, una realidad simple que se conoce completamente. Por el contrario, los medios de comunicación muestran lo complejo de las sociedades, la multiplicidad de modos de vida e incluso, la pluralidad de realidades. Muestran que no existe una Realidad en sí, sino que cada uno construye su propia realidad a partir del entrecruzarse, del comunicarse las imágenes, interpretaciones y reconstrucciones plurales que compiten entre sí. La posmodernidad, de la mano de los medios de comunicación, destruye la idea de una construcción de la historia, de la realidad, de las explicaciones del mundo centradas en una única visión. La actualidad parece caracterizarse por una relativización de la historia, de la realidad, de las sociedades y de los discursos. 1 De hecho, para Vattimo, es en ese caos de la sociedad no transparente donde residen las posibilidades de emancipación. “En la sociedad de los media, en lugar de un ideal emancipador modelado sobre la autoconciencia […] (que consiste en) el perfecto conocimiento de quien sabe como son – están las cosas (sea este el Espíritu Absoluto de Hegel o el hombre que ya no es esclavo de la ideología tal como piensa Marx), se abre camino un ideal de emancipación a cuya base misma están, mas bien, la oscilación, la pluralidad y, en definitiva, la erosión del propio <<principio de realidad>>”. La emancipación se encuentra en el fin de la modernidad y de su pretensión de unificar la historia bajo un único ideal de civilización y de sociedad. Para Vattimo, la pérdida del sentido de la realidad, no es una gran pérdida en absoluto debido a que nos permite pensar en la pluralidad de representaciones e interpretaciones posibles en el mundo. Nos permite pensar en un ideal de democratización de la historia. En relación con la pérdida del sentido de la realidad, la emancipación consiste en extrañamiento. La liberación de las diversidades, de las diferentes sociedades y los diferentes “dialectos” deben implicar una conciencia de que el mío no es el único dialecto, sino que es uno entre los muchos posibles, y también una conciencia de la historicidad, contingencia y limitación tanto de los otros sistemas como también del mío. Cuando nos ponemos en contacto con los discursos que vemos/oímos en los mass media, se produce un extrañamiento que nos lleva a comprender las otras realidades, sistemas, dialectos y el nuestro propio como uno entre los muchos posibles. Los discursos de los medios, los productos culturales mass mediáticos, nos permiten experimentar esas otras realidades y nos muestran la pluralidad de mundos posibles. “La experiencia estética nos hace vivir otros mundos posibles y, así haciéndolo, muestra también la contingencia, la relatividad y no definitividad del mundo <<real>> al que nos hemos circunscrito”. Otras posibilidades de vida están, gracias a los medios masivos, a la vista. Vivir en este mundo plural significa experimentar la emancipación, la libertad, como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento. La posibilidad del consenso, de dialogo y de la interpretación que demuestra la existencia de esta pluralidad le permite pensar a Vattimo en la posibilidad de la sociedad posmoderna de fundar un nuevo modo de ser humano. Cuando aparecen las voces de las minorías como discursos posibles es que hay una verdadera posibilidad de emancipación. Para Vattimo la hermenéutica, como se la conoce tradicionalmente,no tiene sentido en una sociedad posmoderna. Los sujetos no deberían aspirar a la interpretación acabada de un texto, de una pieza de arte. Se engañaría si cree que puede alcanzar una interpretación rigurosa, estricta y objetiva del texto. Para Vattimo, solo podemos lograr una aproximación débil a la verdad de un texto o una pieza de arte: por eso, la noción de verdad que se tiene no es la de tipo correspondista sino la de verdad como desocultamiento, como desvelamiento de algo que estaba encubierto y ahora se presenta a la luz. Para Vattimo, la interpretación es una hermenéutica débil y nihilista, donde todo es posible, propio de la pluralidad de voces del mundo posmoderno. La postura de Vattimo es completamente distinta a las de Steiner y Castoriadis, que entienden a la historia tal cual la entiende el proyecto moderno: una historia unificada, orientada hacia el progreso y hacia la emancipación. Si bien, los 3 autores creen en la necesidad de la emancipación de la sociedad, entienden por esta, cosas distintas. Steiner y Castoriadis creen que la emancipación de la sociedad depende de la eliminación de los intermediarios entre los sujetos y las obras de arte, en un sentido kantiano, de los que nos dicen qué pensar, cómo pensar, qué decir (de la sujeción externa al sujeto) y también de volver a una creación cultural, a un arte, con capacidad crítica, que permite reflexionar y pensar la transformación social. Por el contrario, la emancipación, para Vattimo, consiste en la relativización de la historia y de los discursos, en la destrucción de los ideales modernos de historia única, de progreso, de hombre de ideal europeo, dando lugar a un mundo más plural. Mientras las visiones de Steiner y Castoriadis son netamente negativas y catastróficas respecto del devenir de la modernidad y, aunque lejos de una posición reaccionaria, reivindicatorias del proyecto moderno, la posición de Vattimo es más bien positiva y alentadora respecto de las nuevas posibilidades que ofrece la sociedad actual y opta por apostar a lo que entiende por posmodernidad. Cree en su capacidad emancipatoria por liberarse de la concepción unitaria de la realidad y la conciencia de la existencia de una pluralidad inmensa de representaciones e interpretaciones. Mientras los dos primeros autores piensan que lo principal, en la actualidad, es volver a los contactos primarios con las obras de arte, lo cual nos permite entrar en contacto directamente con la realidad, con lo social y sus valores, Vattimo celebra la mediación de la comunicación como la que permite conocer otros mundos que no están al alcance de nuestros ojos o de nuestras manos, que no están a mi alrededor. 2 Para Steiner y Castoriadis, la obra de arte debe ser hermenéutica crítica, interpretación acabada de la obra, de sus sentidos y significados. Por el contrario, para Vattimo, la hermenéutica es débil y nihilista. 3
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