Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Busdygan, Daniel; Adan, Alejandro Filosofía acerca de la filosofía EN: D. Busdygan, S. Ginnobili (Comps.) (2017). Ideas y perspectivas filosóficas. Bernal : Universidad Nacional de Quilmes. pp. 15-70 Busdygan, D.; Adan, A (2017). Filosofía acerca de la filosofía. EN: D. Busdygan, S. Ginnobili (Comps.). Ideas y perspectivas filosóficas. Bernal : Universidad Nacional de Quilmes. pp. 15-70. (Cuadernos universitarios ; 20). En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.1121/pm.1121.pdf Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0 [15] 14 DANIEL BUSDYGAN Y SANTIAGO GINNOBILI Este libro recoge diálogos teóricos entre los filósofos presentes del pasado y los filósofos contemporáneos del presente . Los capítulos que marcan una secuencia en el recorrido no deberían ser leídos unos co- mo superadores de los anteriores, sino más bien como diferentes sen- das que, si bien en oportunidades se entrecruzan, nos permiten hacernos de una idea acabada de la diversidad de perspectivas y for- mas de hacer filosofía que actualmente existe en la filosofía contem- poránea . Ciñéndonos al acceso que marcan los tres ejes mencionados, los invitamos a adentrarse en la frondosa trama de la filosofía . CAPÍTULO I FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA Daniel Busdygan y Alejandro Adan 1. ¿Qué es eso que llamamos filosofía? Quienes emprenden un viaje iniciático por la filosofía suelen enfren- tarse con un primer gran interrogante: ¿qué es la filosofía? Como ve-¿qué es la filosofía? Como ve-qué es la filosofía? Como ve- remos a lo largo de este capítulo, la respuesta a esa pregunta clave, tanto para quienes buscan comprender qué es la filosofía como para quienes se dedican a ella, no es para nada sencilla, pues implica una variedad de cuestiones que se suscitan de inmediato ni bien se propi- cia el análisis . Al inicio del camino nos haremos de algunas definicio- nes intuitivas y provisorias para ver cuáles son los lineamientos generales de esta disciplina; sin embargo, conforme vayamos avan- zando veremos que no es fácil saldar rápidamente la cuestión cuando emprendemos la búsqueda de una definición de filosofía . Usualmente, al momento de explicar qué es la filosofía suelen utilizarse al menos dos estrategias . Para saber qué es, algunos acuden a las maneras en las que los grandes pensadores caracterizaron la dis- ciplina . Y de ese modo podemos decir que, como la filosofía es lo que los filósofos hacen, será en los escritos filosóficos de aquellos que han sido considerados filósofos donde encontraremos la clave para desen- trañar el significado de la filosofía . La otra estrategia es filosofando . Si seguimos esta estrategia práctica, se ponen en el centro de la escena los problemas filosóficos y se nos invita, por un lado, a que experi- mentemos las dificultades que se presentan cuando pretendemos dar respuestas a un tipo de preguntas en particular, las preguntas filosó- FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 1716 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN ¿La sabiduría está sujeta a redefiniciones constantes? (Villoro, 1975) . Lo que motiva estas preguntas, entre muchas otras, es la búsqueda de dar con el objeto de la filosofía y hallar un fundamento para validar un significado constante a lo largo de su historia . Si bien con el análisis etimológico aparece una primera aproxi- mación, intuitiva y provisional, inmediatamente se presentan algunos problemas que impiden sostener que poseemos una definición aca- bada . Por ejemplo, el sentido del concepto “sabiduría” se presenta va- go e impreciso, y en ese punto se abre, al menos, un primer dilema . El término sophia (sabiduría) se ha aplicado en los inicios de la filo- sofía tanto al saber especulativo como al saber práctico, sin dejar en claro cuál es el contenido dado que se busca en ese tipo de saber . Asi- mismo, sabiduría puede comprenderse como un ideal de conocimien- to intersubjetivo, por un lado, y por otro, puede pensarse como una búsqueda personal e intransferible . Pero no solo se abren polisemias y ambigüedades en referencia a lo que debemos entender por sabidu- ría; lo mismo sucede con el concepto de amor o amistad . ¿Qué debe- mos entender por amor o de amistad? Muchas son las respuestas a estos interrogantes y ponerlos en evidencia nos muestra que no basta con revisar la respuesta etimológica para explicarnos qué es la filoso- fía, ya que desde allí se nos abrieron nuevos y difíciles problemas . Es evidente que para poder captar el significado de la filosofía debemos seguir indagando, introduciendo preguntas que develen el entramado de cuestiones allí dadas . Así, pues, y quizás sin quererlo, nos vemos de lleno insertos en el quehacer filosófico en tanto ponemos en juego una actitud de búsqueda del saber donde aparecen preguntas cuyas respuestas no son empíricas ni formales (Berlin, 2013) . Si comenza- mos a avanzar en esa búsqueda incesante, esa indagación permanente e insatisfecha, que nos imponen los nuevos interrogantes, la búsque- da de una respuesta del significado de la filosofía nos obliga a filoso- far . Al filosofar arribamos a una comprensión subjetiva del quehacer filosófico, puesto que experimentamos en carne propia las dificultades de hacer filosofía . Ciertamente, como en la etimología, el sustantivo que nace del verbo no parece poder prescindir de él . Entonces, ¿qué es la filosofía? Brindémonos una primera respues- ta provisoria . La filosofía puede ser definida como una actividad cog- nitiva que pretende hallar la manera correcta de pensar sobre el ficas, y, por otro, a que reconozcamos la importancia que tienen para nuestras vidas no solo las respuestas que nos damos a esas preguntas, sino además los modos de análisis que nos llevan a esas respuestas . Ambos abordajes conllevan dificultades; el primero, por los des- acuerdos que existen entre los filósofos acerca de que exista una defi- nición de la disciplina; el segundo, por la complejidad misma de la empresa . En este capítulo, emprenderemos ambas estrategias, comen- zando por aquella que nos permite hacernos de una definición de qué es filosofía, haciendo filosofía . Seguidamente, analizaremos definicio- nes de filosofía dadas por algunos de los más importantes filósofos . Más allá de los resultados a los que lleguemos por una vía u otra, en ambos casos el objetivo final de este capítulo es brindarnos la posibi- lidad de aprehender el quehacer filosófico y describir ciertas caracte- rísticas generales del tipo de esta disciplina –particularmente indisciplinada– en la que nos estamos iniciando . Una primera aproximación a la naturaleza de la filosofía Cuando se busca definir la filosofía, no es extraño que se comience con una definición al amparo de la etimología . Si atendemos a la etimolo- gía de la palabra filosofía –del griego Φιλοσοφια– vemos que es un sustantivo que nace de la conjunción de dos palabras: φιλο (philo: amor, querer, amistad) y σοφια (sophía: sabiduría) . La etimología re- fiere a una relación con la sabiduría . Existe así pues en el filósofo una relación de amor hacia o amistad con la sabiduría . Según la historia del concepto, mucho antes de la aparición de la palabra sustantivada se utilizó el verbo “filosofar” y la denominación de “filósofo” para aquel que ejercía la actividad de búsqueda intelectual por disconformidad con lo dado (Ferrater Mora, 2001, p . 1270; Naishtat, 2003, p . 170) . Sin embargo, a la vista de esta caracterización de la filosofía que propone la etimología, podemos preguntarnos muchas cosas que allí parecen no quedar claras a partir de los dos conceptos que determi- nan la palabra: ¿qué debemos entender por “amor”? ¿Cómo es la amistad o el amor a los que la etimología hace referencia? ¿En qué medida ese o esos sentidos que dieron los griegos se han mantenido? Por otro lado,¿qué debe entenderse por sabiduría? ¿Es la sabiduría un saber de carácter personal y vital o es de tipo impersonal y objetivo? FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 1918 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN conjunto de las cosas desplegando una visión racional completa y co- herente . Cuando hacemos filosofía nos disponemos a explorar cuida- dosamente muchos de los conceptos básicos con los que pensamos y hablamos a propósito de cualquier asunto que nos interesa en dife- rentes áreas del conocimiento; abrir una reflexión filosófica constituye la puesta en juego de una actitud, una motivación personal por la búsqueda de fundamentos en el conocimiento . Por tanto, ha de verse que la filosofía supone una actitud completamente abierta a la liber- tad de pensar los problemas por nosotros mismos y ponerlos bajo la lupa de la razón . Cuando hacemos filosofía estamos frente a un tipo de disciplina mucho más amplia y crítica que cualquier otra, ya que ella se inserta en diferentes campos del saber poniendo en entredicho, dudando, tanto las tramas de sentidos heredados como de la validez de creen- cias y opiniones ya naturalizadas . Así es que esta empresa cognitiva se define por la búsqueda de clarificación de las opiniones, creencias, conocimientos, los modos de inferencias que realizamos, los tipos de preguntas que nos hacemos y los supuestos sobre los que asentamos gran parte de nuestras convicciones . De esto se sigue que la filosofía en su andar se hace de un saber que es extenso y valioso, dado que intenta lograr una visión completa de la realidad . Si la filosofía es o no es una ciencia es una discusión que trazaremos más adelante; por el momento, hemos simplemente comenzado a circundar una defi- nición respecto a esta disciplina . El modo en el que se lleva adelante esa tarea de elucidación o des- enmascaramiento que realiza la filosofía se basa siempre en justifica- ciones, es decir, ofreciendo razones a favor o en contra de las tesis (posiciones) que se abracen u objeten . Así es que solo podremos es- tablecer maneras más correctas de pensar las cosas si consideramos, analizamos y examinamos nuestras creencias, supuestos, opiniones y conocimientos, apoyándonos sobre fundamentos razonados y justifi- cados . Del mismo modo, lo que se sostiene en filosofía siempre corre el riesgo de ser objetado oportunamente; pero dicha objeción solo podrá hacernos cambiar de parecer o posición si ella misma está sos- tenida por razones atendibles y claramente identificables . Por otra parte, además de la fundamentación y justificación de nuestras posi- ciones, el ejercicio de la filosofía exige el atento examen de la consis- tencia del conjunto de proposiciones que se analizan . Un conjunto de conocimientos es consistente cuando no se contradicen entre sí, cuando es posible que puedan afirmarse simultáneamente como ver- daderos; esto no significa que de hecho deban ser verdaderos sino que debería poder darse la posibilidad de que lo sean sin incurrir en una inconsistencia . Indicar que un conjunto de proposiciones que se re- levan en un problema filosófico es inconsistente o incongruente será la evidencia de su impropiedad y ofrecerá la posibilidad de establecer nuevas y mejores construcciones teóricas . Ahora bien, como ya indicamos, una forma de tomar contacto con la actividad filosófica es observando, experimentando, dejándose habitar y reflexionando sobre el modo en el que los filósofos hacen filosofía . En ese sentido, veamos el siguiente breve ejemplo del que- hacer filosófico . Si nos preguntásemos cuál es el significado de la vida, uno de los modos habituales del accionar filosófico sería intentar cla- rificar la pregunta antes de proponer una respuesta . Y esto no es una evasiva, pues en cualquier ámbito del conocimiento solo hay respues- tas claras si antes hubo preguntas claras (Hospers, 1980, p . 26) . Ante esa pregunta, es preciso clarificar el concepto de “significado” que se utiliza en ella . Para eso debemos examinar en qué sentido se utiliza la palabra “significado” en la pregunta: ¿de forma designativa o de ma- nera expresiva? Efectivamente, cuando usamos palabras como “silla”, “árbol”, “flor” o “gato”, estas hacen referencia a ciertos significados y puede atribuírseles una definición designativa, pero ¿puede atribuirse a “la vida” un significado en el mismo sentido que a las palabras men- cionadas? En principio, pareciera que no . Por otro lado, bien se puede decir que el significado de las obras artísticas, las películas o las can- ciones pueden abordarse desde un sentido expresivo, a partir de los sentimientos que nos inspiran en el momento de percibirlos . ¿Es en este sentido amplio y expresivo que se usa el término “significado”? ¿Es “la vida” comparable con los cuadros, las películas, etc .? Como se verá, aclarar la pregunta es aclarar cómo entendemos el concepto de “significado”, el cual necesariamente debe estar claro al momento de proponer un respuesta seria a una pregunta tan importante; a su vez, podrá verse que para dilucidar ese concepto debemos atravesar un te- rreno de análisis del lenguaje que entrecruzará aspectos semánticos y pragmáticos, que nos abrirá nuevos interrogantes acerca de cómo fun- FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 2120 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN ciona el lenguaje en tanto representación de la realidad . ¿En qué me- dida y cómo podemos acercarnos a una “respuesta verdadera” para nuestra pregunta, valiéndonos del lenguaje? Realicemos una observación sobre lo antes dicho . La filosofía co- mo actividad busca explicitar supuestos implícitos que guían el modo en el que pensamos . Evidentemente esta disciplina nos propone el si- guiente juego reflexivo: pensemos sobre la manera en la que pensamos las cosas, sobre todo aquellas que pueden ser de mayor importancia para nosotros, por ejemplo, preguntarse por el significado de la vida . Como puede verse, de no clarificarse la pregunta no podremos dar alguna buena respuesta; es más, no sabemos qué tipos de respuestas serían aceptables para aquella pregunta . Aunque hayamos dejado in- concluso ese primer análisis del ejemplo, demos una vuelta más sobre él antes de dejarlo de lado . Por mor de la argumentación pensemos que la cuestión sobre el concepto “significado” fuera aproblemática . Ahora bien, ¿estaríamos en condiciones cognitivas de poder respondernos racionalmente a la pregunta? ¿Es la filosofía o la religión la que debe responder este asun- to? Ciertamente, nos traería serios inconvenientes precisar cómo nos daremos tal respuesta, dado que puede ser que “la solución del enig- ma de la vida en el espacio y el tiempo [circunstancia de la que no podemos salir] resid[a] fuera del espacio y del tiempo” (Wittgenstein, 1997, pp . 179-180, §6 .4312) . Preguntémonos: ¿podría saberse racio- nalmente desde adentro de la vida cuál es el significado de ella o de- beríamos permanecer escépticos a esa posibilidad? Si pudiéramos darnos una respuesta positiva en términos racionales, ¿cómo se accede desde la razón a conocer el sentido de la vida? Aun más, ¿cómo sabre- mos racionalmente cuándo hemos llegado a la respuesta correcta? ¿Cuál es el criterio para determinar que es correcta? ¿Es una o son múltiples las posibles respuestas correctas? ¿Cabe la posibilidad de que haya múltiples respuestas y de que estas no sean contradictorias entre sí? A partir del análisis propuesto, finalmente podemos preguntarnos: ¿se podría dar respuesta racional a la pregunta sobre el significado de la vida sin antes haber respondido los interrogantes que surgieron? La pregunta por el significado de la vida que utilizamos como ejemplo nos permitió experimentar la complejidad que tiene dar una respuesta que posea claridad conceptual y tenga algún basamento só- lido . Hemos podido advertir que “[e]l centro de la filosofía descansa en ciertas cuestiones que la mente humana reflexiva encuentra natu- ralmente enigmáticas y la mejor manera de empezar el estudio de la filosofíaes pensar directamente sobre ellas . Una vez que uno haya he- cho eso, se encontrará en una mejor posición para apreciar el trabajo de otros que han tratado de resolver los mismos problemas” (Nagel, 1995, p . 4) . Este ejemplo nos muestra que cuando llevamos adelante esta ac- tividad cognitiva en la que pretendemos hallar la manera correcta de pensar las cuestiones que más nos preocupan, lo hacemos examinando cuidadosamente muchos de los conceptos con los que acostumbramos pensar y sobre los que no solemos detenernos críticamente . Pero en este pensamiento crítico razonado, solo podremos encontrar esa ma- nera correcta si volvemos nuestra atención hacia las maneras en las que se relacionan entre sí los conceptos que utilizamos, cómo han sido generados, cuáles son las estructuras lógicas de razonamiento que po-cuáles son las estructuras lógicas de razonamiento que po- nemos en juego cuando pensamos y cuáles son los límites –cognitivos, culturales e históricos– que poseemos en tanto seres humanos . La ac- tividad filosófica se ejerce en gran medida a través de una pregunta como uno de sus principales instrumentos, desde la cual se abre un análisis crítico cuyo principal objetivo es pensar exhaustiva y visible- mente los supuestos que están detrás de los asuntos que más nos preocupan . En la historia de la filosofía, los filósofos se han preocupa- do por una gran cantidad de problemas . De este modo, se abrieron diferentes áreas dentro de las ramas de la filosofía teórica y práctica, como la ontología, la gnoseología, la epistemología, la lógica, la ética, la filosofía política, la estética, entre otras . Evidentemente, esta empre- sa cognitiva deja de ser una búsqueda ingenua si nos nutrimos de lo que otros pensadores han aportado sobre el asunto en cuestión . Como ya señalamos, la actividad filosófica tiene un particular in- terés en revisar, pensar, examinar los presupuestos sobre los que se al- zan nuestros conocimientos; los cimientos sobre los que se erige el edificio del conocimiento y el proceso por el que se lo construye, al decir de René Descartes (1596-1650) . Consiguientemente, en la ac- tividad filosófica hay un doble movimiento: uno negativo y otro po- sitivo . Por un lado, se deconstruye a través del análisis crítico, poniendo en evidencia los supuestos injustificados de una cierta po- FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 2322 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN sición que es objeto de estudio . Con ello, se nos libera de la ingenui- dad de sostener una creencia de modo dogmático . Por otro lado, se construyen respuestas o preguntas que plantean algún tipo de saber que nos permita pensar el mundo de una –otra– forma en particular . A través del proceso en el que se brindan argumentos filosóficos de modo propositivo o crítico, se busca disminuir o superar la raciona- lidad limitada de la comunidad filosófica o científica (Garreta Lecler- cq, 2010, pp . 308-309) . La práctica de la filosofía basada en procesos claros y graduales de argumentación supone que esta puede ser trans- mitida a otros . En ese sentido, más allá del interés teórico en la ad- quisición de alguna verdad, con la exposición argumentativa se abre un marco de diálogo y reciprocidad en el que pueden darse construc- ciones y consensos dentro del campo filosófico . En la argumentación filosófica, en su movimiento negativo, se destacan dos características: la detección y el análisis crítico de supues- tos . Esta circunstancia se hace evidente si comparamos la filosofía con la matemática, en la que los supuestos se aceptan como dados o se- guros . Pero más allá del accionar que se determine sobre los supues- tos, pensar un argumento racional que no se sustente sobre algún supuesto es meramente una inconsistencia . La detección y el análisis crítico de supuestos nos brindan una visión más clara de la problema- ticidad que puede haber en ciertas tesis o en premisas que no pode- mos sin más dar por ciertas . La filosofía se ubica en un campo de búsqueda que abre examen a todo aquello que está en nuestro cono- cimiento . Es por ello que la inquietud filosófica tiene un margen am- plio de aplicación, y la función de la argumentación estará relacionada directamente con esta característica ubicua de su accionar . Por otra parte, la función argumentativa no implica solamente la revisión crítica de los supuestos sino que además tiene un carácter propositivo . A través de la argumentación –aunque no solo por me- dio de esta vía–, los filósofos dan cuenta de teorías y conocimientos filosóficos . La argumentación tiene propósitos persuasivos e intenta brindar del modo más eficaz posibles razones para justificar por qué deben ser aceptadas ciertas tesis y otras rechazadas . De este modo, la actividad filosófica permite que nos acerquemos a sus contenidos, que los hagamos propios y los expongamos al análisis . Sin dudas, cual- quier posible planteo que se dé o cualquier tesis a la que se arriba en el terreno filosófico están expuestos a la deconstrucción, al análisis crítico y a la reconstrucción que se pueda hacer de ellos . Así, pues, la historia de la filosofía ha construido un corpus de saber configurado por las muchas discusiones que se suscitan en diferentes tópicos . Para gran parte de los filósofos, la exposición argumentativa cons- tituye no solo la forma metodológica en la que debe llevarse adelante el proceder filosófico, sino que además esta permite dar cuenta de un rasgo específico del campo disciplinar . Si bien los modos de argumen- tación que podemos llamar propositivos o constructivos son y han sido de gran importancia para la historia de la filosofía, la orientación analítico-crítica del saber filosófico parece apoyarse más en aquellos que tienen una función refutatoria . Al decir de Stuart Mill (1806- 1873), son los argumentos críticos los que muestran la falsedad de una posición, los que dan a conocer el espíritu de la filosofía . Para él, si por caso a alguien o algún Estado se le ocurriera censurar u obsta- culizar este tipo de argumentos, con ello se comete “un robo” a las generaciones presentes y futuras (1980, p . 37), pues el conocimiento solo avanza en la medida en que se estimulen los acercamientos críti- cos sobre las formas por las que intentamos aproximarnos a una me- jor comprensión del mundo . Retomemos la cuestión inicial que lanzamos al principio de este pri- mer apartado . A lo largo del texto nos hemos acercado de un modo provisorio a una definición de la filosofía, pero la pregunta por la na- turaleza de la filosofía no ha quedado respondida, aún resta darnos alguna definición más acabada: ¿es la filosofía una actividad sin con- tenido o es una ciencia con un corpus de saber? ¿Es un tipo de saber que aspira a ser ciencia? ¿Es un tipo de saber subjetivo, provisional e intransferible? ¿Posee un método específico? ¿Se puede hablar de pro- greso en filosofía? La pregunta por la naturaleza de la filosofía abre una caja de Pan- dora con muchas otras preguntas filosóficas –las cuales deben ser res- pondidas si se quiere aprehender de un modo definitivo qué es la filosofía–, pero que conmueven todo el edificio de nuestro saber .1 1 Para profundizar el tópico del presente apartado, véanse Nagel (1995), Russell (1995), Blackburn (1999) y Kenny (2005) . FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 2524 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN Veamos en la siguiente sección algunas definiciones de la filosofía que fueron dadas por filósofos importantes y juzguemos luego si existe un significado constante que responda a la pregunta . El ser de la filosofía se dice de muchas maneras Para responder a la pregunta ¿qué es la filosofía?, podemos utilizar una estrategia en la que veamos cómo han dado respuesta a esta cues- tión aquellos filósofos que se enfrentaron con esta dificultad . A con- tinuación, se presenta una diversidad de definiciones sobre la filosofía dadas, desde diferentes concepciones, por prestigiosos filósofos a lo largo de distintos períodos. Es evidente que ante esta estrategia de definición por extensión se presenta el problema, anterior, de defi- nir quiénes son aquellos que deben incluirse como filósofos . El pro- blema reside en gran medida en que es necesario tener claro cuál es el objeto de la filosofía para luego responder a la pregunta ¿qué hace que alguien sea un filósofo? Debería poder diferenciarse un filósofo de un pensador, un literato o de un investigador social . Sin embar- go, por razones de extensión dejaremos de lado este problema acer- ca de qué hace de alguien un filósofo y avanzaremos dándonos las definiciones de algunos muy reconocidos –unos más que otros– . Re- corramos, entonces, algunas de las definiciones de la filosofía que se ofrecieron . Para los primeros filósofos, la filosofía constituye un cuerpo de conocimientos racionalmente fundados cuyo contenido nos permite explicar la totalidad de la realidad . Una de las primeras menciones sobre la filosofía provino de un pensador oscuro, muchas veces revi- sado en la historia de la filosofía: Heráclito de Éfeso (504-470 a . C .) . Su pensamiento filosófico se transmitió por medio de aforismos . En esos aforismos encontramos distintos acercamientos: “Pues una cosa es la sabiduría, conocer la inteligencia que gobierna todas las cosas por medio de todas las cosas” (1985, p . 42, frag . xli) . “Es necesario que los filósofos [los amantes de la sabiduría] se informen sobre mu- chísimas cosas” (1985, p . 40, frag . xxxv) . Dado que saber implica poder explicar dando razones válidas, quien hace filosofía debe interiorizarse en diferentes áreas del cono- cimiento para realizar una visión sinóptica . No obstante, Heráclito distingue a la filosofía de la erudición: “La mucha erudición no en- seña sabiduría . De otro modo se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras…” (1985, p . 40, frag . xl) . La erudición brinda un vasto conocimiento, mas la filosofía es el conocimiento de los principios . Así, la filosofía, que nace con los presocráticos alejándose de las explicaciones de la realidad propuestas por el mito y constituyéndose a sí misma como pensamiento racional, se levanta como una explica- ción que tratará sobre la constitución de la realidad como totalidad sin dejar nada fuera . Con el tiempo, lejos del mito, del arte y de la religión, la filosofía buscó erigirse como una ciencia universal; cien- cia, porque es un saber inherentemente racional, y universal, porque este saber válido para todos es un tipo de saber que nos permite dar cuenta del sentido de la realidad como totalidad . Posteriormente a esa sentencia de uno de los principales preso- cráticos, uno de los pensadores cardinales de la época clásica, Platón (427-347 a . C .), sostendrá en República que esta actividad es “un vol- verse del alma desde una día nocturno hasta uno verdadero; o sea, de un camino de ascenso hacia lo que es, camino al que correctamente llamamos ‘filosofía’” (1995, p . 300, 524c) . Según Platón, hay un conocimiento de lo que no es contingente o cambiante en realidad –de aquello que “es siempre”–; un conoci- miento “que atrae al alma hacia la verdad y que produce que el pen- samiento del filósofo dirija hacia arriba lo que en el presente dirige indebidamente hacia abajo” (1995, p . 308, 527b) . El ideal de la filo- sofía platónica como empresa cognitiva es hacerse de los fundamentos ahistóricos, inmutables y universales del conocimiento . Para Aristóteles (384-322 a . C .) la filosofía también está vincula- da a un conocimiento universal cuyo objeto es diferente del que po- seen las demás ciencias . En sus palabras: Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen . Esta ciencia, por lo demás, no se identifica con ninguna de las denominadas particulares . Ninguna de las otras “ciencias”, en efecto, se ocupa universalmente de lo que es, en tanto que algo es, sino que tras seccionar de ello una parte, estudia los accidentes de esta: así, por ejemplo, las ciencias matemáticas (2000b, pp . 149-150, 1003a) . FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 2726 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN […] corresponde al filósofo poder estudiar [la posibilidad de especular] todo esto (2000b, p . 156, 1004b) . Por tanto, la definición entiende que la filosofía es una ciencia que tie- ne acceso al porqué de todas las cosas, no se queda simplemente con la experiencia sino que brinda una explicación racional sobre las cau- sas y permite ir hasta los principios fundamentales . La razón de ser de esta ciencia no persigue objetivos pragmáticos, es desinteresada, es la búsqueda del saber por el saber mismo . Sócrates (470-399 a . C .), maestro de Platón, acuñó la idea de que la indagación filosófica tiene implicancias directas en el orden prác- tico . Él sostenía que “una vida sin examen [filosófico] no tiene objeto vivirla” (Platón, 2000, p . 45) . A través de Sócrates, la filosofía griega toma para sí el apotegma délfico “conócete a ti mismo” y lo reinterpreta para repensar lo hu- mano de modo racional . Conocernos a nosotros mismos implica lle- var adelante una revisión teórica, crítica y reflexiva de nuestras creencias, valores y conceptos . Para hacer filosofía es necesaria una actitud de asombro por lo dado, buscando siempre darnos respuestas racionalmente justificadas . Al tiempo que un hombre, un ciudadano, practica la filosofía, no solo se vuelve más reflexivo en el obrar sino que además actualiza lo que para los clásicos era lo propio –lo espe- cífico– de lo humano: la racionalidad . Mucho tiempo más tarde, en el siglo xvii, momento en que las ciencias particulares desarrollaron grandes progresos, René Descartes ofrecerá una visión sobre el lugar de la filosofía y sus quehaceres: […] el caso de lo que significa la palabra Filosofía: el estudio de la Sabiduría; que por Sabiduría no solo hemos de entender la prudencia en el obrar, sino un perfecto conocimiento de cuanto el hombre puede conocer, bien en relación con la conducta que debe adoptar en la vida, bien en relación con la conservación de la salud o con la invención de todas las artes; que para que este conocimiento sea tal, es necesario que sea deducido de las primeras causas, de suerte que, para intentar adquirirlo, a lo cual se denomina filosofar, es preciso comenzar por la investigación de las primeras causas, es decir, de los Principios; que estos Principios deben satisfacer dos condiciones: de acuerdo con la primera han de ser tan claros y tan evidentes que el espíritu humano no pueda dudar de su verdad cuando atentamente se dedica a examinarlos; de acuerdo con la segunda, el conocimiento de todas las otras cosas ha de depender de estos principios, de modo que pudieran ser conocidos sin que las otras cosas nos fueran conocidas, pero no a la inversa, esto es, estas sin aquellos (1995, pp . 7-8) . La filosofía para Descartes también está en un lugar privilegiado en relación con los demás saberes y permite dar cuenta de lo que el hom- bre puede conocer . Así, filosofía se entiende como una ciencia exacta gobernada por principios cognoscibles a partir de los cuales todo se deduce . Descartes nos llama a filosofar para hacernos de los conoci- mientos fundamentales, cual axiomas, y desde allí construir el edifi- cio del saber . Puesto que la filosofía tiene la capacidad de llegar a verdades de las que todos los demás saberes dependen: “Vivir sin fi- losofar equivale a tener los ojos cerrados sin alentar el deseo de abrir- los; no obstante, el placer de observar todas las cosas que nuestra vista descubre, no es comparable en modo alguno a la satisfacción que ge- nera el conocimiento de lo que la Filosofía descubre; más aún, este estudio es más necesario para reglar nuestras costumbres y nuestra conducta en la vida de lo que lo es el uso de los sentidos para guiar nuestros pasos” (Descartes, 1995, p . 8) . Para Immanuel Kant (1724-1804), la filosofía propone un sis- tema teórico que brindará la explicacióndel conocimiento de las co- sas; el objeto de la filosofía es dar cuenta de las condiciones de posibilidad del conocimiento empírico y el no empírico . Con él, la filosofía deja de ser una explicación de las cosas, pues esto es asunto de las ciencias experimentales, y también deja de ser una metafísica que determina conocimiento especulativo sobre la esencia de las co- sas . El objeto de la filosofía deja de ser el conjunto de los fenómenos naturales para pasar a ser la indagación crítica acerca de las condicio- nes de posibilidad del conocimiento provistas por el sujeto que co- noce . Para Kant, la filosofía es ciencia de los principios y las leyes que rigen el entendimiento humano, y no puede dejar de ser crítica con todas las filosofías anteriores que no repararon en la “indagación de la facultad que nosotros llamamos entendimiento y que a la vez de- FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 2928 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN terminan las reglas y los límites de su empleo…” (1984, p . 83) . “[…] deber es de la filosofía el disipar los engaños producidos por la mala inteligencia, aunque para ello sea menester destruir las más queridas y encantadoras ilusiones” (1984, pp . 82-83) . “El asunto capital y más importante de la filosofía es, pues, concluir de una vez y para siem- pre con toda perniciosa influencia, suprimiendo la fuente de errores” (1984, p . 94) . En este sentido, la filosofía es un sistema riguroso de conocimien- tos y nociones propias que son equivalentes a los de cualquier ciencia especializada (Schulbegrift) . Por otro lado, la filosofía es también una actividad que plantea preguntas sobre cuestiones universales inheren- tes a la condición humana y sus fines últimos (Weltbegriff) –las cuales quizá no puedan responderse–, un interrogarse cósmico sobre las grandes cuestiones del hombre: “Tiene la razón humana singular des- tino, en cierta especie de conocimientos, de verse agobiada por cues- tiones de índole tal que no puede evitarlas, porque su propia naturaleza las impone, y que no puede resolver porque a su alcance no se encuentran” (Kant, 1984, p . 81) . Si nos adentramos al siglo xx, Bertrand Russell (1872-1970) nos dice que la filosofía es una actividad que “aspira primordialmente al conocimiento […] una clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de las ciencias, y el que resulta del examen crí- tico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y creencias . Pero no se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito real- mente grande en su intento de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones” (Russell, 1995, p . 75) . Para el filósofo inglés, la filosofía emprende una tarea necesaria y profunda –unificar las ciencias particulares mediante el examen de sus supuestos–, aunque no fue especialmente exitosa en dicha empre- sa . Su valor reside en que la filosofía es una actividad racional más emparentada con el encuentro con las incertidumbres en el conoci- miento que con las certezas, un ejercicio en el que nos desfamiliari- zamos de lo familiar y nos abrimos a preguntas analítico-críticas sobre nuestros conceptos, creencias y convicciones . Ludwig Wittgenstein (1889-1951) se enmarca en la misma gesta cuando afirma que “La filosofía no es una doctrina, sino una activi- dad . Una obra filosófica consta esencialmente de aclaraciones […] La filosofía delimita el ámbito disputable de la ciencia natural” (1997, p . 67, §4 .112 y §4 .113) . En tal sentido, según el austríaco, no deberíamos entender a la filosofía como un sistema de conocimientos y menos como una cien- cia . Por esto, para él, no existen verdades filosóficas . Al hacer filosofía estamos llevando adelante una indagación esclarecedora, una activi- dad de ascensión cognitiva comparable a subir por una escalera que debemos arrojar al finalizar su recorrido (Wittgenstein, 1997, p . 183, §6 .54) . Para él la filosofía constituye una terapia que disuelve muchos problemas que se nos abren a partir de la naturaleza engañosa del len- guaje . Es un tipo de actividad peculiar que nos ayuda a “deshacer los nudos” que puede haber en nuestro pensamiento y que se vale del lenguaje mismo, esto es, no está provista de otro lenguaje con algún contenido propio . Es una actividad indispensable para delimitar los dominios científicos . En esa línea, Alfred Ayer (1910-1989) sostiene que “la labor de definir la racionalidad es, precisamente, la clase de labor que la filo- sofía tiene por misión emprender” (1984, p . 57), guardándose para sí la disciplina una perspectiva de análisis crítico de la dimensión lin- güística . Se ha concebido que […] la labor del filósofo es la de probar la validez de nuestras hipótesis científicas y de nuestros supuestos cotidianos . Pero esta opinión, aunque muy ampliamente sostenida, es errónea . Si un hombre decide dudar de la verdad de todas las proposiciones que él ordinariamente cree, la filosofía no puede tranquilizarle . Lo máximo que la filosofía puede hacer, aparte de ver si sus creencias son autoconsistentes, es mostrar cuáles son los criterios que se utilizan para determinar la verdad o la falsedad de toda proposición dada (Ayer, 1984, p . 55) . Enrolado en una tradición filosófica muy distinta, Max Horkheimer (1895-1973) señala que la filosofía es un saber crítico de lo que la so- ciedad nos dicta como metas o como proyectos personales: La filosofía descubre la contrariedad en la que están envueltos los hombres cuando, en su vida cotidiana, están obligados a aferrarse a ideas y conceptos aislados . […] es el intento metódico y perseverante de FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 3130 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN introducir la razón en el mundo; eso hace que su posición sea precaria y cuestionada . La filosofía es incómoda, obstinada y, además, carece de utilidad inmediata; es, pues, una verdadera fuente de contrariedades (1974, p . 272) . La filosofía debe constituirse como un pensamiento crítico que se compromete con el presente y el futuro . En tal sentido, debe preten- der transformar la realidad haciendo que el hombre pueda cambiar su autointerpretación, desembrollándose de las irracionalidades en las que cae, y orientarse hacia la emancipación . Ya mucho antes, Karl Marx (1818-1883) había considerado que la filosofía es un saber que necesariamente debería estar “al servicio de la historia”: “Una vez des- enmascarada la forma sagrada que representaba la autoalienación del hombre, la primera tarea de la filosofía que se ponga al servicio de la historia consiste en desenmascarar a esa autoalienación bajo sus for- mas profanas . La crítica del cielo se transforma, así, en crítica de la tie- rra, la crítica de la religión en crítica del derecho, la crítica de la teología en crítica de la política” (2015, p . 92) . Desde otra tradición filosófica, Michel Foucault (1926-1984) sostiene que “después de Nietzsche, la filosofía tiene como tarea diag- nosticar y no tratar más de decir una verdad que pueda valer para to- dos y para todos los tiempos […] [el filósofo debe] […] realizar un diagnóstico del presente: decir lo que nosotros somos hoy y lo que significa, hoy, decir lo que somos . Este trabajo de excavación bajo nuestros pies caracteriza desde Nietzsche al pensamiento contempo- ráneo” (Foucault, 1994, p . 606) . Este pensador contemporáneo nos invita a circunscribir a la filo- sofía como una reflexión situada, en la que estamos obligados a “ex- cavar” en el suelo de certezas que pisamos . Ese trabajo no nos llevará a ninguna verdad última; Foucault nos alienta a no creer en las ver- dades porque detrás de ellas se encubre una historia de poder . Así, fi- losofía no es ni más ni menos que la reflexión profunda del presente, un presente contingente . Por otro lado, Gilles Deleuze (1925-1995) destaca que la filosofía es “la disciplina que consiste en crear conceptos” . El filósofo es aquel que tiene el poder sobre los conceptos y la potencia de crearlos . El francésrecuerda que [fue] Nietzsche [quien] determinó la tarea de la filosofía cuando escri- bió: “Los filósofos ya no deben darse por satisfechos con aceptar los conceptos que se les da para limitarse a limpiarlos y darles lustre, sino que tienen que empezar por fabricarlos, plantearlos y convencer a los hombres de que recurran a ellos . Hasta ahora, en resumidas cuentas, cada cual confiaba en sus conceptos como en una dote milagrosa procedente de algún mundo igual de milagroso”, pero hay que sustituir la confianza por la desconfianza, y de lo que más tiene que desconfiar el filósofo es de los conceptos mientras no los haya creado él mismo […] (Deleuze y Guattari, 1993, p . 11) . La filosofía, para Deleuze, tiene como propósito pensar críticamente y ser, por definición, contraria a su tiempo . En ella está la inutilidad a todo poder: no sirve para servir, sino que sirve para manifestar la mediocridad . Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta deber ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz . La filo- sofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia […] No sirve a ningún poder establecido […] sirve para entristecer, la filosofía que no entristece o contraría a nadie no es filosofía . Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa . Solo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento en todas sus formas (Deleuze, 1971, p . 149) . Por su parte, Isaiah Berlin (1909-1997) sostiene que la filosofía es un saber que se abre al análisis de los modos de pensar de su tiempo y que, luego, tiene el deber de pensarse a sí misma: “La tarea de la filosofía […] consiste en desenterrar, en sacar a luz las categorías y los modelos ocultos en función de los cuales piensan los seres humanos (esto es, el uso que hacen de palabras, imágenes y otros símbolos) […] y, luego, en nivel todavía ‘más alto’, consiste en examinar la naturaleza de su propia actividad […] y sacar a la luz los modelos ocultos que actúan en esta actividad de segundo orden, filosófica” (2013, pp . 40-41) . Conforme iban dándose anteriormente las definiciones, bien po- dían advertirse ciertos denominadores comunes que enfatizan que la tarea de la filosofía se da en un análisis de supuestos, conceptos, tér- minos, implicaciones, marcos y patrones de pensamiento que se dan FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 3332 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN tanto en el ámbito teórico –ciencias– como en el ámbito práctico –ético y político– . A la filosofía le es inmanente la actitud de develar, desenterrar o explicitar cuáles son los supuestos o esquemas concep- tuales que están detrás de nuestros conocimientos, opiniones, modos de vida, formas de pensar, etc . La manera de hacerlo consiste en el ejercicio libre de la pregunta filosófica, que nos invita a que habilite- mos una nueva mirada sobre lo que sabemos e incluso a que cambie- mos la perspectiva desde donde lo hacemos . Cabe preguntarnos si efectivamente una de las definiciones ante- riores capta la definición de filosofía o si esa empresa es imposible, dada la pluralidad de concepciones que pueden abrirse dentro de la filosofía . Ciertamente, tanto la respuesta positiva como la negativa son harto problemáticas . Aunque cada definición de la filosofía nos brinde un acercamien- to a su comprensión, ellas en conjunto son la evidencia del desacuer- do profundo que hay en esa materia . Las definiciones que presentamos no abordan la problemática desde una misma perspectiva y en mu- chos casos se oponen abiertamente . En su conjunto, estas definiciones no arrojan luz sobre la problemática iniciada y representan un con- junto carente de cohesión –se aborda desde enfoques diferentes– e incluso de consistencia –algunas posiciones son contradictorias con otras– . Parecería que la filosofía puede ser tanto una ciencia como no, una actividad terapéutica o política o hasta incluso una actividad poé- tica . No ha quedado precisado si la filosofía tiene un método o si sus conocimientos –en caso que los tuviera– son acumulativos en alguna medida . Tampoco podemos precisar si su objeto es el ente en tanto ente, la razón, el lenguaje, el conocimiento o qué . Si bien para saber qué es la filosofía podríamos simplemente dejar- nos habitar por filosofías, filósofos y filosofemas, eso conlleva el riesgo de trazar un mapa tan amplio como el territorio que se intenta retratar . En el próximo apartado veremos que para no caer en ese error, ni hacer un recorte sesgado, es preciso buscar –provisoriamente– alguna/s naturaleza/s de la filosofía, claro está, intentando evitar hacerlo desde una concepción determinada . Véase que si no hacemos ese intento, no habría introducción más frustrante a un campo del saber que aquella que tiene en su letrero de entrada la leyenda: “Nadie pudo saber jamás qué es específicamente este lugar al que Ud . está entrando” . 2. Metafilosofía y el problema de la pregunta acerca de la filosofía La búsqueda de una definición entre las definiciones Nuestra introducción que comenzó con el enfrentamiento al interro- gante acerca de la naturaleza de la filosofía nos obliga a seguir anali- zando con mayor profundidad qué es la filosofía, cuáles son sus formas, sus límites, sus problemas, sus métodos, etc . Con aquella pre- gunta, nos acercamos y nos abrimos a un interrogante al que muchos filósofos de distintas épocas han intentado dar alguna respuesta con- cluyente y sobre la cual, a pesar de sus buenos intentos, vimos que no existe desde dentro de las definiciones de la filosofía o del quehacer filosófico una respuesta definitiva, incontrovertible, en la que se di- bujen con precisión los límites de lo que debemos entender por filosofía . Dentro de la historia de la disciplina, la definición de la filosofía ha constituido todo un problema filosófico del cual en particular se ha encargado la filosofía de la filosofía (Gaos, 1987; Dilthey, 1997) o posteriormente denominada como metafilosofía –término acuñado por Lazerowitz (1963)– .2 La metafilosofía es una rama de la filosofía que abre la indagación sobre la/s naturaleza/s de la filosofía, las carac- terísticas del lenguaje y del discurso filosófico, el contenido, si existen filosofías más que filosofía y cuál es su método si por caso lo tiene . La filosofía de la filosofía se propone responder preguntas tales como: ¿para qué “sirve” la filosofía?, ¿progresan en algún sentido sus cono- cimientos, en el caso de tenerlos?, ¿existe/n método/s filosófico/s?, ¿qué hace que un problema sea un problema filosófico?, entre otras . Cuando se plantea la cuestión del objeto de la filosofía, se esta- blece un análisis crítico desde y hacia adentro de la filosofía misma . 2 Richard Rorty (1967) fue quien dio mayor relevancia al término acuñado por Lazerowitz . A pesar de cierto consenso, este término también suele utilizarse de modo muy diferente para referirse al fin de la filosofía . El prefijo griego meta- puede leerse como “más allá” o “después de”, y en ese sentido se ha tomado como sinónimo de posfilosofía . Aquí lo entendemos como un estudio de orden superior que pone a la filosofía como contenido dentro de un marco filosófico . FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 3534 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN En otras palabras, “la filosofía, para saber sobre sí misma, no puede recurrir a una mirada ajena, desde otra disciplina, solo puede recurrir a su propia imagen en el espejo . Ese espejo devuelve, por cierto, tan- tas imágenes diferentes como filosofías distintas se proyectan en él” (Nudler, 2010, p . 20) . Así, pues, en alguna medida, para saber sobre el qué de la filoso- fía es condición necesaria –mas no suficiente– situarnos en su inte- rior; no podemos esperar que la definición provenga de la física, la economía o del arte: ella solo puede recurrir a reflejarse en su propia mirada . Aunque paradójico, solo se sabe qué es la filosofía desde el interior de la filosofía . Y de este modo, al momento de intentaracer- carnos a su definición, la filosofía parece habernos tendido algún tipo de trampa sutil, y nos encontramos en alguno de sus laberínticos te- rritorios filosóficos sin habérnoslo propuesto . Está claro que esto no sucede con la física, por ejemplo, que bien se puede saber qué es sin tener que hacer física . La filosofía de la filosofía, al poner en discusión a la actividad fi- losófica, al hacer de ella misma un objeto de investigación propio para sí, al momento de intentar dar las características definitorias y rela- cionales con otros saberes, desencadena muchísimas preguntas cuyas respuestas en alguna medida redirigen y transforman a la filosofía misma desde su interior . Aquí describir es prescribir . La filosofía se muestra así como una disciplina reflexiva y también necesariamente autorreferencial (Nudler, 2010) . Que sea reflexiva significa que tiene la posibilidad de volver críticamente sobre sí misma; ella misma es un contenido filosófico . La filosofía toma la forma de un metalenguaje, es decir, un lenguaje que se utiliza para analizar detalladamente a otro . A pesar de que el lenguaje de la metafilosofía sea idéntico al de la fi- losofía sobre la que se habla, constituye un lenguaje de orden supe- rior, porque este tiene como propósito elucidar la estructura de la actividad filosófica . Para resolver qué es la filosofía se precisa analizarla desde un nivel superior aunque también filosófico . Esta capacidad autorreflexiva diferencia a la filosofía de otras formas de saber, pues esta disciplina abre un campo problemático en el que se (auto)plan- tea cuáles son sus bordes, hurga en cuáles son sus propios fundamen- tos, investiga cuál y cómo es su actividad, e indaga cuál es su presente y su futuro . Por otro lado, que sea necesariamente autorreferencial significa que entre muchos de los problemas de los que trata –aquellos que in- dudablemente aparecen en su repertorio de asuntos y que serán ob- jeto de examen en este libro–, la filosofía no puede dejar de ser uno más de ellos . Y véase que autorreferenciarse no constituye un proble- ma más entre otros, porque la filosofía no puede estar o elegir ser aje- na a su tratamiento . La filosofía necesariamente obliga a intentar resolver estos temas de su identidad, sus límites, su práctica, etc ., y esa necesidad se funda sobre la naturaleza indagadora de la filosofía . Los resultados a los que se llega en la metafilosofía, la descripción que se hace de la filosofía misma, tienen un componente normativo, ya que no solo se dice qué es, sino que simultáneamente se establece cómo debe ser . Cuando la filosofía no está acompañada por la re- flexión metafilosófica, corre el serio riesgo de convertirse en dogma . Por ello, la pregunta ¿qué es la filosofía? no persigue un propósito sencillo, abre una búsqueda metafilosófica que impacta sobre sí mis- ma . Así, toda introducción a la filosofía que evite ser sesgada, parcial o dogmática resulta una tarea de profunda complejidad . Indudablemente, el camino recorrido hasta aquí nos permite se- ñalar algo muy importante sobre la filosofía . Si observamos que a lo largo de su historia se han dado varios significados de ella y que, en muchos casos, estos están contrariándose entre sí, entonces eso ya nos está dando ciertas referencias sobre este campo del saber: la filosofía posee una naturaleza polimorfa, abierta, dinámica, reflexiva y auto- rreferencial (Nudler, 2003 y 2010) . Esa naturaleza particular cierta- mente no puede aprehenderse de un único modo, debido a que está en su esencia poder redefinirse continuamente . Prueba de esto es la historia de la filosofía, que ha concebido múltiples formas de ser y de hacer filosofía . En nuestros días coexisten muchas tradiciones filosóficas diferen- tes, variados y disímiles estilos de escritura filosófica, distintos modos en los que la producción filosófica se institucionaliza y se canaliza, diversas formas de argumentación y de relación que las filosofías lle- van adelante con otros campos del saber . Tamaña diversidad en la que se da la filosofía contemporánea evidencia su característica multifor- me, la cual tiene una forma tan dinámica que no solo impide que po- damos encerrar a este tipo de saber o actividad en alguna de sus FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 3736 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN formas en particular, sino que además evita que encontremos un con- junto de características definitivo y definitorio . En conclusión, dado que la naturaleza de la filosofía constituye un serio tema-problema dentro de un gran repertorio de problemas filosóficos, ¿qué podemos precisar entonces acerca de la filosofía? Aquí es conveniente seguir un consejo de Russell: mejor tener incer- tidumbres seguras que certidumbres inseguras . De ahí que podamos decir que la naturaleza de la filosofía es multiforme, abierta y diná- mica, reflexiva y cambiante . Al mirar la historia de la filosofía pode- mos reconocer una multiplicidad de filosofías en las que, de hecho, convergen y divergen vocabularios, finalidades, métodos y estilos . Quizá sea más prudente hablar de concepciones filosóficas más que de filosofía como campo de saber homogéneo . Una investigación que intente definir la filosofía precisa ahondar en el quehacer filosófico dando cuenta de sus concepciones; allí es donde se reflejan sus múltiples caras . Como hemos advertido en las definiciones de filosofía dadas anteriormente, desde algunas tradicio- nes filosóficas se ha defendido la tesis de que la filosofía posee una sustancia similar a la de las ciencias; otras han sostenido que esta no constituye ninguna materia en particular sino más bien una actividad con particularidades analíticas precisas; asimismo, están quienes afir- man que la filosofía debe pensarse en el terreno de la política más que en el terreno de las ciencias, o que quizá pensarse con similitud a la perspectiva reflexiva que el arte nos abre del mundo (Rorty, 1991) . En ese sentido, realizaremos a continuación una categorización de ca- da una de estas orientaciones para determinar los denominadores co- munes en cada caso . Evidentemente, es imposible sintetizar todas las orientaciones dentro de una definición . Veamos cuáles son esas orien- taciones o concepciones en las que se pueden desplegar los ejes del quehacer filosófico . Concepciones de la filosofía El significado de filosofía parece poseer un carácter polisémico, abor- dado y caracterizado de diversas formas desde distintas escuelas, con- cepciones, doctrinas, tradiciones o movimientos filosóficos . En ese sentido, si intentáramos una presentación que pretenda una demar- cación definitiva y universal del significado, esa empresa parecería destinada a la controversia y al desacuerdo . Filósofos analíticos o con- tinentales, escolásticos o marxistas, pragmáticos o positivistas lógicos, fenomenólogos o posmodernos, estructuralistas o posestructuralistas, entre otras denominaciones clasificatorias, han dado explicaciones muchas veces encontradas sobre lo que significa la filosofía . En con- secuencia, queda apuntar nuestra mirada hacia las principales respues- tas que se han dado al asunto en el quehacer filosófico y trazar a partir de allí ciertos ejes que nos permitan ver distintas orientaciones de la filosofía . De tal modo, podemos decir que hay tres concepciones u orientaciones acerca de la filosofía: como ciencia, como actividad y como política (Rorty, 1991) . Las doctrinas filosóficas responden en algún punto de forma completa o parcial a las características que se presentan en estas categorías puras, por ello, estas orientaciones pue- den verse como modos de ser de la filosofía, excluyentes entre sí en algunos casos o con algún grado de recíproca complementariedad en otros . En sendas orientaciones, se plantean diversas caracterizaciones sobre tópicos insertos en la pregunta por la definición: el/los objeto/s de estudio de la filosofía, su/s naturaleza/s, método/s, finalidad/es o función/esy modo/s de hacerse . Cada una de las orientaciones pre- sentadas da diferentes respuestas o exhibe ciertas notas relevantes so- bre los cinco tópicos recién mencionados . La manera en la que se definen esos tópicos en cada caso nos hablará no solo de la filosofía sino también de su relación con materias de diferentes campos del saber –científico, político, artístico o religioso– y de cuál es su valor social, político o personal, si por caso lo tuviera . La filosofía como ciencia Quienes sustentan esta orientación cognoscitiva de la filosofía lo ha- cen sobre la base de dos postulados: “(i) la filosofía se distingue de las ciencias aunque está estrechamente relacionada con ellas; (ii) en esa relación la filosofía tiene […] una posición jerárquica en el corpus del saber” (Nudler, 2010, p . 24) . Así es que la filosofía concebida como una ciencia, o semejante a ella, se define como un saber teórico, ob- jetivo, universal, desinteresado, sistemático y metódico . Por tanto, FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 3938 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN quienes defienden esta concepción entienden que la filosofía no es un “medio para” sino un fin en sí mismo . Posee rigurosidad analítica y conceptual al igual que toda ciencia, y cabe esperar que puedan dar- se ciertos avances en sus teorías a lo largo de la historia de la discipli- na . La filosofía constituiría un corpus de conocimientos positivos en el que todo se sostiene porque: es evidente, es producto de una de- mostración a priori a partir de principios innegables, o ha sido veri- ficado, aceptado o comprobado a posteriori siguiendo metódicamente algún proceso de validación . Para la orientación cientista de la filosofía el conocimiento filo- sófico no solo se caracterizaría por poder desplegar rigurosidad con- ceptual, afirmaciones justificadas y reflexividad crítica, sino que además constituiría un tipo de conocimiento privilegiado en relación con las demás ciencias . Esto se debe a que el saber filosófico no solo constituye el saber más general de todos los saberes sino que además es un tipo de saber sin supuestos, se funda a sí mismo (Villoro, 2006, pp . 64-73), y poseería la capacidad de ser el fundamento de los demás conocimientos . La filosofía constituye una materia cuyo objeto de es- tudio son temas-problemas con un alto grado de generalidad; en ese sentido, se pregunta sobre la naturaleza –o estructura– de la realidad, la forma en la que conocemos, los fundamentos sobre los que yacen todas las verdades, cómo los entes están conectados, etc . El objeto de estudio que tiene la filosofía le permite desplegar una visión sinóptica –que solo podría desplegar la filosofía (Rorty, 1991; Nudler, 2010)–, lo que le otorga –o se da a sí misma– la mayor jerarquía epistémica en relación con las demás formas de conocimiento . Como ya advertía Aristóteles, a diferencia de las demás ciencias que solo aplican sus estudios sobre aspectos parciales de la realidad, el saber filosófico posee conocimientos que son de suma importancia en general para la condición humana, conocimientos que guardan una relación profunda –aunque no evidentemente directa– con los demás conocimientos de las ciencias, los valores, la política, las reli- giones y las culturas . Así, esta materia constituye un saber fundacio- nal con justificaciones universalmente válidas que poseen peso normativo . Esta primera orientación sobre la naturaleza de la filosofía es qui- zá la más difundida entre las que presentaremos y, a su vez, la más discutida debido a las pretensiones que ostenta y persigue tanto en el terreno epistémico como en el político . A lo largo de la historia del pensamiento muchas tradiciones filosóficas han entendido y practi- cado la filosofía de esta forma, desde los orígenes de la filosofía en la Grecia clásica hasta el siglo xx en la fenomenología de Husserl, pa- sando por algunas de las más importantes doctrinas filosóficas de la modernidad . A continuación, ofrecemos algunos ejemplos sin que esto constituya una presentación exhaustiva de quienes abogaron por esta concepción de la filosofía . Son Platón y Aristóteles quienes nos legaron esta perspectiva de la filosofía como un saber riguroso sobre la totalidad, un tipo de sa- ber en el que los filósofos se coronaron a sí mismos hace muchos si- glos en el terreno de las ciencias . Tanto uno como otro han sido precursores paradigmáticos de la orientación cientista en la Antigüe- dad . Para ellos, la filosofía –dialéctica para Platón o filosofía primera (metafísica) para Aristóteles– constituye una materia que trata con proposiciones necesarias, es decir, aquellas que no pueden ser de otra manera . Cualquier ciencia que no sea la filosofía es en algún punto desestimada por estudiar solo una fracción, un recorte, una parcia- lidad de la realidad; antónimamente, el filósofo poseería un punto de vista en el que puede visualizar –¿neutralmente?– la totalidad . En efecto, la filosofía es la reina de las ciencias, pues constituye una cien- cia de los fundamentos últimos de todo conocimiento y, en ese sen- tido, sería un tipo de saber ontológicamente anterior y jerárquicamente superior a cualquier otro . Si hiciéramos una división de las ciencias por sus objetos de estudio e importancia en términos relacionales, la filosofía poseería un lugar cardinal, un estatuto teórico superior, en relación con los otros saberes . O bien madre de todas las ciencias o bien jueza escrutadora del conocimiento científicamente posible . Es- ta ciencia tiene un acceso directo a un objeto de estudio que le en- trega una visión sobre la totalidad del saber . En palabras de Aristóteles: Lo principal del saber es considerar el porqué (1995, p . 349, 79a) . Creemos que sabemos cada cosa sin más […] cuando creemos conocer la causa por la que es la cosa, que la causa de aquella cosa y que no cabe que sea de otra manera (1995, p . 316, 71b) . FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 4140 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN […] Lo que es objeto de ciencia es necesario […] (2000a, p . 165, 1139b) . Y puesto que buscamos los principios y las causas supremas, es evidente que estas han de serlo necesariamente de alguna naturaleza por sí misma . […] De ahí que también nosotros hayamos de alcanzar las causas primeras de lo que es, en tanto que algo que es (2000b, p . 150, 1003a) . Si el grado sumo del saber está en la contemplación del porqué y la filosofía primera nos permite conocer las primeras causas, entonces para Aristóteles aquella ciencia contemplativa otorga un saber primor- dial . Cabe resaltar que esa ciencia que tiene como objeto de estudio algo de naturaleza única del ente en tanto ente, por tanto no se ocu- pa del ente matemático o del físico sino del ente en tanto ente . En la filosofía se elucidan los primeros principios y las primeras causas (Aristóteles, 2000b, p . 62, 982a), se logra el acceso al porqué de todo . Desde esta visión, al filósofo “nada le es ajeno” . Las demás ciencias solo otorgan un saber parcial y provisorio . Esta perspectiva en la Antigüedad enfatizó como objeto de la fi- losofía las causas de la generación y la corrupción, y la problemática del ser; sin embargo, a partir de esas investigaciones teóricas –que produjeron un reconocido corpus textual– se llega a la definición de conceptos morales, definiciones que por supuesto repercuten en el orden práctico de la polis y en la vida de los ciudadanos . La filosofía así en el orden práctico es también la ciencia que puede dispensar una definición de lo bueno, lo justo, la mejor forma de gobierno y la óp- tima organización del Estado; a juicio de Platón, es la clase de los fi- lósofos la que debe gobernar una república . A diferencia del modo en el que la religión puede llegar a estos conceptos morales y políticos, la definición desde la filosofía se da a partir de la sistemática indaga- ción racional . En definitiva, el legado de los clásicos pone a la inda- gación filosófica como aquella capaz de producirconocimientos que provean una unidad sistemática y fundacional para las demás ciencias, la moral y la política . Muchos siglos más tarde, al igual que en la época de los griegos, hubo numerosas concepciones de la filosofía moderna que entendie- ron que la filosofía tenía que –y debía– concebirse en esta orientación cognoscitiva . Pero no lo hicieron del mismo modo en el que lo habían entendido los griegos abonando la cuestión del ser, sino que cambia- ron la perspectiva de análisis, giraron la mirada hacia la manera en que conocemos cuando conocemos –giro epistemológico– . Hacia los primeros momentos de la modernidad, René Descartes vuelve la mi- rada de la filosofía hacia la subjetividad y cambia con ello la perspec- tiva de los problemas filosóficos tal como se venían dando; así, antepone la indagación gnoseológica por sobre la ontología . Los filó- sofos modernos abogan por una refundación de la filosofía y, para ello, se alejan de la ontología aristotélico-tomista medieval, del silo- gismo como método de indagación y del aprisionamiento en el que había caído la indagación filosófica a manos de los escolásticos . La preocupación moderna por el cómo conocemos el mundo po- ne el énfasis en la búsqueda de nuevos métodos para la filosofía como ciencia mater, pero atendiendo los avances de las matemáticas y las ciencias experimentales de la época . Para la mayoría de los filósofos modernos, el saber filosófico puede proporcionarnos conocimientos certeros al igual que –o sin mayores diferencias con– las ciencias na- turales y las formales . El problema gnoseológico intenta encontrar la vía, el método, para el progreso de la razón y, en consecuencia, el avance del conocimiento . Es la filosofía cartesiana la que busca sumi- nistrar los conocimientos fundamentales a partir de un punto arqui- médico sobre el cual se puede erigir todo “el edificio” del conocimiento científico . La naturaleza de la filosofía está en dar cuenta de los fun- damentos del conocimiento y del hombre en tanto sujeto cognoscen- te . En tal sentido, la filosofía es ciencia de fundamentación absoluta . En un famoso pasaje del inicio de Meditaciones metafísicas, Descartes no oculta su ideal y aspiración fundacionalista y nos dice necesitar deshacerse “de todas las opiniones a que había dado crédito y empe- zar de nuevo desde los cimientos si quería establecer algo firme y constante en las ciencias” (1967, p . 216) . Para él, la filosofía posee este estatuto superior y la posibilidad de llegar a conocimientos certeros, firmes y constantes a través de un mé- todo: la duda cartesiana . Este ideal cartesiano de filosofía sistemática encontrará continuidad y renovación en el siglo xx con Edmund Hus- serl, para quien también la filosofía (fenomenología) constituye una ciencia rigurosa que guarda supremacía sobre las demás ciencias . FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 4342 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN A partir del siglo xvii, cuando comienzan los notables avances de las ciencias experimentales que se fortalecen hacia el siglo xviii, apa- rece una creciente degradación del tipo de saber que da la filosofía . Ciertamente, los logros palpables producidos por las ciencias natura- les se oponían a las interminables e infructuosas discusiones filosófi- cas . Particularmente, Kant corrió a la filosofía del lugar de proveedora de conocimientos fundamentales o de sintetizadora última, para ubi- carla en su lugar de privilegio en tanto magistrada que dirime las con- diciones de posibilidad del conocimiento humano . A través de una crítica de la razón y de sus pretensiones teóricas, Kant establece la imposibilidad de llegar a determinados conocimientos a los que había aspirado tradicionalmente la filosofía –la metafísica en particular– y determina la potencialidad del entendimiento humano, y con ello, cuáles son los límites del conocimiento posible . Así, la filosofía es una ciencia de lo a priori que determina cuáles son los límites de lo cognoscible . La filosofía como actividad Pensar a la filosofía como una actividad está directamente relaciona- da con concebirla como un ejercicio crítico de análisis sobre el len- guaje . Desde esta concepción, la filosofía se determina como una empresa racional cuyo principal objeto es la clarificación de las ideas, conceptos y creencias con los que pensamos, a la vez que también es examen del modo en el que otorgamos significado y justificaciones . Por ello, la filosofía constituye una actividad de análisis de distintos problemas que pueden darse en las ciencias, el derecho, la política o en nuestro pensamiento, pero no es ciencia . Ella disuelve problemas, desenreda nudos, y lo hace detectando, analizando dónde están algu- nos usos ilógicos de términos o conceptos, esto es, poniendo especial atención en el modo como se utiliza el lenguaje . Uno de los princi- pales filósofos que defendió una manera de llevar adelante esta con- cepción de filosofía fue Wittgenstein, quien dice: “El objeto de la ‘filosofía’ es la clarificación lógica de los pensamientos . La filosofía no es una doctrina, sino una actividad . Una obra filosófica consta esen- cialmente de aclaraciones . El resultado de la filosofía no son ‘propo- siciones filosóficas’ sino el que las proposiciones lleguen a clarificarse . La filosofía debe clarificar y delimitar nítidamente los pensamientos, que de otro modo son, por así decirlo, turbios y borrosos” (Wittgens- tein, 1997, p . 65, §4 .112) . Así, la filosofía se diferencia de la ciencia en tanto ningún cono- cimiento es filosófico y se concibe a sí misma como un hacer, sin otro contenido más que el de esclarecer, elucidar el lenguaje y el pensa- miento . Es más, esta actividad crítica carece de un lenguaje exclusivo o propio . Lejos de las aspiraciones del ideal cientista antes expuesto, no se pretende construir una doctrina filosófica en tanto sistema de propo- siciones, puesto que la filosofía es una actividad de depuración, refi- namiento, de lo pensado y de los modos de pensar; los problemas se resuelven clarificándolos o se disuelven mostrándonos las confusiones o los sinsentidos que se ocultan . Por esto, la función de la filosofía es en alguna medida terapéutica y normativa, una cura de enfermedades –problemas filosóficos– que ella misma quizás haya creado . Dentro de esta orientación podemos preguntarnos: ¿cuál es el lu- gar que se le confiere a la filosofía en el corpus de las ciencias? “La fi- losofía no es ninguna de las ciencias naturales . (La palabra ‘filosofía’ ha de significar algo que está por arriba o por debajo, pero no junto a las ciencias naturales) . […] delimita el ámbito disputable de la cien- cia natural” (1997, p . 65, §4 .111 y §4 .113) . Esta orientación se desentiende de la filosofía como ciencia, aunque no le quita importancia a su vinculación con el conocimien- to científico . Que el objeto de estudio de las ciencias naturales no sea el objeto de la filosofía no significa que esta no tenga vinculación alguna con el avance de las ciencias . A pesar de no ser sistemática y no ser una doctrina, de no saberse bien si la filosofía está “por arri- ba” o “por abajo”, esta es sumamente importante para las ciencias en su trabajo de estar disputando y esclareciendo aspectos que tie- nen que ver con los supuestos que en ellas se dan por válidos, in- cuestionables y “naturales” . La importancia de la filosofía como actividad se acrecienta sobre todo en tiempos en los que las ciencias poseen tensiones o disputas profundas entre doctrinas antagónicas y le es necesario revisar críticamente algunos de los conceptos fun- damentales sobre los que se sustentan esas disciplinas o las relaciones que se dan entre esos conceptos . Asimismo, no solo para las ciencias FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 4544 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN es importante, sino también para nosotros en tanto portadores de un sentido común y en la medida en que queramos pensar con ma- yor claridad . La filosofía constituye unauxiliar crítico no solo del quehacer científico, sino también del ámbito cultural y político (Nudler, 2003, p . 23) . A diferencia de las posibles relaciones de ayudas teóricas o téc- nicas que existen entre las ciencias –como la biología con la genética o las matemáticas con la economía–, la filosofía es un auxiliar inqui- sidor que, en algún sentido, hace suyos ciertos contenidos de otros y los cuestiona justificadamente, muestra las implicaciones que se si- guen de ellos, denuncia naturalizaciones indebidas en diferentes áreas de la realidad, pregunta sobre lo que no se espera que se pregunte, problematiza lo que el sentido común invisibiliza e intenta mostrar los sinsentidos donde los hay . La filosofía nos devela y muestra las in- certidumbres que no vemos . Cuando atendemos a esta concepción de la filosofía como acti- vidad, podemos advertir que tiene una cercanía mayor a la etimo- logía de la palabra “filosofía” que la orientación cientista . Como vimos al inicio del capítulo, la etimología refiere al sentido de quien está cerca de la sabiduría, mas no en ella; de quien traza una rela- ción de amor o amistad con la sabiduría o el conocimiento, pero no de posesión . El filósofo por definición no es un sabio, no es alguien que posee o llegó a la verdad, sino más bien un buscador incansa- ble, un amigo que transforma, pues goza de la proximidad con la sabiduría, alguien que “tiende a” pero por definición no llega . El fi- lósofo no es un científico que llega y entrega a otros la verdadera concepción del mundo, él está a la búsqueda . La filosofía entendida como actividad registra algo que parece esencial en la filosofía: su permanente apertura . La filosofía en su orientación cognitiva podría llegar a ciertas verdades, mas en su concepción como actividad está abierta, siem- pre tendiente a, es búsqueda constante . La filosofía como actividad analítico-crítica que carece de un corpus de conocimientos positivos parece acoger el sentido de espíritu etimológico del concepto, en tanto práctica de esclarecimiento constante de lo que tiene y da sen- tido, lo que puede y quiere ser conocido, en los dominios de las ciencias . La filosofía como crítica subversiva, deconstructiva o radical Existen diferentes maneras de hacer filosofía, todas ellas bastante disímiles entre sí, que proponen a la filosofía como un modo de análisis que exige distintos tipos de transformación, en ocasiones, radical . Los filósofos pueden responder a distintos tipos: normales, reformadores y revolucionarios . Están quienes tienen como menes- ter desarrollar y resolver los problemas teóricos, prácticos o de apli- cabilidad de una teoría dada por algún gran filósofo . Esos son los filósofos normales . Por otro lado, están quienes son fuertemente crí- ticos e intentan reformas estructurales sobre las principales teorías filosóficas, encontrando así otras preguntas, nuevos argumentos y formas ingeniosas de replantear los asuntos . Esos son los filósofos reformadores . Y, por último, hay una clase de filósofos que no dis- cuten en los mismos términos que lo hacen los anteriores y abren así nuevos lenguajes y formas de discursos, trastocan las reglas del juego y se vuelven objeto de atención cuidadosa de los otros dos ti- pos de filósofos . Estos últimos son creadores radicales (Rabossi, 2003, p . 92) . En este apartado nos ocuparemos de algunos pensadores que de- dicaron a la filosofía una crítica subversiva, deconstructiva o radical . Comenzaremos desarrollando brevemente algunos conceptos de Karl Marx . Si bien pueden hacerse algunas lecturas razonables de la teoría de Marx como una teoría con orientación cientista, existe a partir de él una concepción renovadora de la filosofía en tanto crítica que sub- vierte y transforma la realidad . En el momento en que él emite la lla- mada “Tesis xi” en Tesis sobre Feuerbach (1845), la filosofía toda sufre una revolución: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (Marx, 2015, p . 109) . Esta tesis tiene un carácter performativo: lo que se dice coincide con el acto enunciativo . Con esto se entiende que la filosofía ya no es mera contemplación sobre el mundo ajena al mundo, sino que su na- turaleza está sintetizando conocimiento y acción en su proyección transformadora . La filosofía se torna conscientemente entonces en un instrumento de acción política para la emancipación, la realización de una práctica transformadora que deja de ser pensamiento filosófi- FILOSOFÍA ACERCA DE LA FILOSOFÍA 4746 DANIEL BUSDYGAN Y ALEJANDRO ADAN co meramente especulativo para avocarse a su dimensión constituyen- te del mundo . Después de este llamamiento a la actividad terrenal, se produce un quiebre con lo que tradicionalmente se entendió y con lo que algunos siguieron entendiendo por filosofía . La filosofía es re- flexión crítica para la praxis y desde la praxis; es el motor del cambio para y por la transformación social; lejos de una crítica filosófico-es- peculativa, “el ser” en el que está interesado Marx ya no es “el ser en sí”, ni “el ser en tanto que producto meramente espiritual” . Para él, la filosofía está dirigida al ser constituido por la praxis humana, ese ser que es transformado y transformable por la actividad humana . La filosofía se inserta en la transformación real de lo real y se abre a las prácticas reales y realizables . Desde otras concepciones filosóficas que han seguido esta última orientación, se piensa que la naturaleza de la filosofía se asemeja más al arte de vanguardia y su capacidad crítica que a las ciencias o las ac- tividades analíticas, y esto es tanto para la búsqueda conceptual como para las construcciones conceptuales que se vuelven espejos críticos y transformadores del presente . Pensada desde esta perspectiva, la filo- sofía, al igual que el arte, es una disposición tendiente a desacomodar lo acomodado creando nuevos conceptos o formas de percepción, a subvertir lo reverenciado, a desarmar cotidianeidades alienantes . Este tipo de reflexión crítica, que se abre hacia, desde y para la cultura, no es únicamente una actividad de interpretación o de análisis crítico de la realidad, sino que también, en su acto de darse, constituye un acto de creación y de transformación . Deleuze, por ejemplo, nos decía que: “La filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar concep- tos… El filósofo es el amigo del concepto, está en poder del concep- to” (Deleuze y Guattari, 1993, p . 12) . El artista crea conceptos que describen, literaria, poética o meta- fóricamente, nuestra representación del mundo, sin que ello mismo pretenda ser otra cosa más que un señalamiento . Esta perspectiva no pone a las teorías filosóficas en confrontación teórica entre sí, sino que se nutre de ellas como representaciones, descripciones que nos permiten pensar la realidad de diversos modos . Ahora bien, aunque podemos trazar cierta analogía entre la filosofía y el arte, para muchos filósofos ambas actividades toman direcciones opuestas en un punto –es decir, con relación a su autolimitación–, pues el arte tiende a tras- cender todos sus límites, y la filosofía busca en alguna medida encon- trarlos, asentarlos, acotarlos . Por otro lado, para Heidegger la filosofía es un modo de pensar, cuya forma de ser debería constituirse en analogía a la poesía . El filó- sofo se abre a la pregunta por el ser, a la búsqueda de un misterio, pe- ro sin pretensión fundacional, al igual que lo hace el poeta . Heidegger entiende que está caduca, culminada, la labor llevada adelante por los filósofos desde Aristóteles a la actualidad y que la filosofía está llama- da al retorno de las cuestiones planteadas por los presocráticos, al de- cir del alemán, “los pensadores esenciales” . Así, habla de la filosofía como la búsqueda de un pensamiento que nos reconcilie en la bús- queda del ser con el sentido del ser, y el ser se devela en el lenguaje poético,
Compartir