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Neurodesarrollo humano

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338
I N F O R M A C I Ó N 
D E L A R T Í C U L O
Historia del 
Artículo:
Recibido: 30 03 2022.
Aceptado: 10 06 2022.
Key words: 
Neurodevelopment; 
Brain Plasticity; Critical 
Periods; Early Life Stress. 
Palabras clave: 
Neurodesarrollo; 
Plasticidad Cerebral; 
Períodos Críticos; 
Experiencia Adversa En 
La Infancia. 
RESUMEN
Neurodesarrollo se define aquí como la secuencia ordenada y orquestada de cambios que experimenta nuestro 
sistema nervioso durante la vida que da lugar a la adquisición de nuevas y más complejas habilidades funcionales. 
Estos cambios resultan de procesos en que participan variables de la naturaleza/biológicas y de la crianza/
ambientales, en interacción recíproca y plástica. Tienen una base genética que interactúa recíprocamente con 
el ambiente a través de la experiencia y de la epigenética y ocurren en períodos críticos y períodos sensibles; la 
estructura del cerebro se construye a través de la experiencia y nunca es independiente de ella. El neurodesarrollo 
está basado en la plasticidad del sistema nervioso, la capacidad biológica, dinámica e inherente del sistema 
nervioso central (SNC) de experimentar cambios adaptativos estructurales y funcionales en respuesta a demandas 
del ambiente. Multiplicidad de factores ambientales afectan el neurodesarrollo: características del ambiente 
físico, adversidad temprana, estrés prenatal, nutrición, inmunidad; muchos de ellos relacionados con la pobreza. 
El cambio hacia una mirada sistémica del neurodesarrollo permite una comprensión integradora y avala la 
implementación de políticas que promuevan un desarrollo humano positivo y mayor justicia social.
ABSTRACT
Neurodevelopment is defined herein as the orderly and orchestrated sequence of changes that our nervous 
system undergoes during life that result in the acquisition of new and more complex functional abilities. 
These changes stem from processes involving all nature/biological and nurture/environmental variables in 
reciprocal and plastic interaction. They have a genetic basis that interacts reciprocally with the environment 
through experience and epigenetics and they occur during critical and sensitive periods; the structure of the 
brain is built through experience and is never independent of it. Neurodevelopment is based on the plasticity 
of the nervous system; the biological, dynamic and inherent capacity of the central nervous system to 
undergo structural and functional adaptive changes in response to environmental demands. A multiplicity of 
environmental factors affect neurodevelopment: characteristics of the physical environment, early adversity, 
prenatal stress, nutrition, immunity, many of them related to poverty. The shift towards a systemic view of 
neurodevelopment allows for an integrative understanding and supports the implementation of policies 
that promote positive human development and greater social justice.
Neurodesarrollo humano: un proceso de cambio continuo 
de un sistema abierto y sensible al contexto
Human neurodevelopment: A continuous change process of an open and context-sensitive 
system. 
Jorge Förstera , Isabel Lópezbc. 
a Servicio de Pediatría, Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río.
b Departamento de Neurología Pediátrica, Clínica Las Condes.
c Profesora Agregada, Programa Autismo, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Norte, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
 Autor para correspondencia
Correo electrónico: jorgeforster@gmail.com
https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2022.06.001
e-ISSN: 2531-0186/ ISSN: 0716-8640/© 2021 Revista Médica Clínica Las Condes. 
Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND 
(http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2022; 33(4) 338-346]
REVISTA MÉDICA CLÍNICA LAS CONDES
https://www.journals.elsevier.com/revista-medica-clinica-las-condes 
REVISIÓN
339
INTRODUCCIÓN
“Lo único constante en la vida es el cambio”
Heráclito de Efeso (540 a.C. - 470 a.C.)
Hablamos de neurodesarrollo como un proceso ordenado y or-
questado en que el cerebro va adquiriendo una organización cre-
cientemente compleja que se manifiesta en nuevas habilidades 
funcionales, mejor funcionamiento adaptativo y finalmente en un 
desarrollo humano positivo. Se trata de un proceso continuo que 
se inicia con la concepción y termina con la muerte; sus etapas ini-
ciales son muy aceleradas y siempre se está activando un código 
genético, modificado por el ambiente a través de la epigenética. 
Vivir es experimentar sucesos consecutivos que modifican la vida. 
El inicio no fija el rumbo ni el resultado del desarrollo, pero clara-
mente ejerce un impacto en ambos. El curso del desarrollo está 
gobernado por la interacción bidireccional o multidireccional 
recíproca de factores genéticos/biológicos y experiencias e in-
fluencias ambientales. Por lo tanto, la estabilidad del desarrollo 
y la predicción de cualquier característica es atribuible a la coac-
ción de factores exógenos y endógenos. Las fuerzas biológicas 
generalmente tienden a reforzar la homeostasis en el individuo. 
La consistente red social en la que ocurre el desarrollo y la inte-
racción entre lo individual y los procesos relacionales ambientales 
contribuyen y promueven su estabilidad y predicción. A diferencia 
de lo que parece a primera vista, el futuro no sería completamen-
te aleatorio; la infancia presenta el papel y también prepara el es-
cenario para el desarrollo del drama que sigue1.
La investigación actual en genética proporciona información que 
contradice las ideas previas, el genoma no es una matriz inmu-
table, el ácido desoxirribonucleico (DNA, por sus siglas en inglés) 
puede sufrir cambios inducidos por el medio ambiente, sabemos 
de la regulación epigenética y de un epigenoma que regula la 
expresividad de los genes y que es heredable a través de la línea 
germinal. Entonces, durante el neurodesarrollo los procesos ge-
néticos se integran a procesos de otros niveles de organización 
del organismo y las relaciones entre genes y contexto forman 
parte de la plasticidad del cambio individual2. 
La antigua controversia, naturaleza (genes, herencia, madura-
ción) versus crianza (ambiente, experiencia, aprendizaje) (“nature 
versus nurture”), parte fundamental de la historia de las teorías de 
desarrollo infantil, ha quedado atrás. Los genes no operan en el 
vacío, ejercen su influencia sobre la conducta en un ambiente; 
del mismo modo, si no hubiese genes ni herencia, el ambiente no 
tendría un organismo sobre el cual influir3.
En consecuencia, hoy día priman teorías del desarrollo cuyo én-
fasis está en procesos en que participan todas las variables de la 
naturaleza/biológicas y de la crianza/ambientales en interacción 
recíproca y plástica, conceptualizando a los organismos vivos, y al 
ser humano en particular, como agentes activos de su desarrollo 
y a cada estadio de desarrollo como un nivel de organización in-
tegrado en sí mismo4.
Existe acuerdo en que el neurodesarrollo reúne las siguientes ca-
racterísticas: 
1. necesariamente implica cambio. Estos cambios pueden ser 
transformacionales, es decir incluir cambios morfológicos (ma-
duracionales), o tratarse de cambios variacionales aquellos que 
apuntan al grado en que un cambio varía del estándar. 
2. es no lineal, no aditivo, no continuo. Gran parte del neurode-
sarrollo consiste en habilidades organizadas jerárquicamente que 
se van combinando y sumando unas a otras, de modo que las ca-
racterísticas emergentes anteriores ejercen un impacto en aquellas 
de aparición posterior, sin embargo, los cambios de salida no son 
proporcionales a la entrada. La nueva organización exhibe caracte-
rísticas diferentes que no pueden explicarse o ser predichas a partir 
de las formas previas; la emergencia de la novedad corresponde a 
un cambio cualitativo que no es puramente aditivo.
3. es ordenado y secuencial. Los cambios tienen un carácter 
sucesivo;la secuencia en que ocurren es propia de la especie, 
pero su velocidad es individual. Se espera un paralelismo en la 
adquisición de habilidades en diversas áreas funcionales (motor, 
lenguaje, cognitivo, social-emocional, etc); la falta de este parale-
lismo, conocido como disociación del desarrollo estaría a la base 
de los trastornos del neurodesarrollo (TND)5.
4. tiene una dirección definida. Todo sistema ordenado presu-
pone una orientación hacia una meta o estado final, y el neurode-
sarrollo tiende a fines específicos. Cuando describimos el curso de 
la adquisición del lenguaje, el lenguaje adulto será necesariamen-
te el punto final hacia el que se mueve el desarrollo. El concepto 
de equifinalidad (es decir, que hay múltiples medios para lograr el 
mismo fin), aplica al neurodesarrollo en el sentido que si bien cada 
nivel de organización es una parte de la secuencia normativa que 
avanza hacia un fin establecido, existen múltiples medios o vías de 
acción para acceder a los diferentes niveles del sistema.
5. es relativamente permanente e irreversible. Los cambios 
transformacionales del neurodesarrollo no son circulares, transi-
torios o voluntariamente reversibles.
6. epigénesis y emergencia: a lo largo de la ontogenia el or-
ganismo avanza hacia niveles de complejidad organizacional 
crecientes, coordinando cada vez conductas más complejas, con 
la emergencia de características cualitativamente nuevas que 
definen estadios de desarrollo. Este movimiento hacia mayores 
niveles de complejidad ocurre por la relación multidireccional y 
recíproca de los factores involucrados2,4.
[Neurodesarrollo humano: un proceso de cambio continuo de un sistema abierto y sensible al contexto - Jorge Förster y col.]
340
A continuación, se revisan conceptos generales de relevancia para 
una mejor comprensión de los procesos que concurren al neuro-
desarrollo.
DESARROLLO CEREBRAL TEMPRANO
El cerebro humano pasa por etapas críticas de desarrollo desde el 
período embrionario hasta el final de la edad preescolar. Duran-
te estos períodos, las neuronas nacen, migran a sus ubicaciones 
finales, se forman redes y luego se logra la sintonía fina de ellas a 
través de la apoptosis, la poda sináptica y la mielinización. Poste-
riormente ocurre maduración regional y desarrollo de áreas espe-
cíficas que posibilitan la emergencia de funciones sensoriales, del 
lenguaje, y ulteriormente funciones cognitivas de orden superior, 
entre ellas la cognición social6.
Quizás las características más distintivas del ser humano en re-
lación con su corteza cerebral son la expansión de la corteza 
prefrontal y de las cortezas de asociación parietal y temporal, y 
la aparición de áreas funcionales especializadas en lenguaje7. La 
arquitectura general del cerebro humano se logra durante los pri-
meros seis meses de vida fetal, impulsada por fuertes influencias 
genéticas. El peso relativo de estas influencias genéticas disminu-
ye durante el tercer trimestre de la gestación y cobra especial im-
portancia el rol de los factores ambientales que influyen signifi-
cativamente en las últimas fases del desarrollo cerebral prenatal y 
postnatal temprano. Por lo tanto, el desarrollo del cerebro huma-
no es un proceso altamente complejo y orquestado que establece 
el marco para la cognición, el comportamiento y las emociones 
para el resto de la vida8.
Una de las características de la especie humana, que la dife-
rencia de otros mamíferos placentarios y de otros primates, sus 
ancestros evolutivos más cercanos, es que son individuos altri-
ciales al nacer. La altricialidad consiste en que nacen como in-
dividuos inmaduros e indefensos y altamente dependientes de 
su madre o cuidadores para sobrevivir porque todos los recursos 
energéticos deben ser proporcionados por este cuidador9. Este 
nacimiento inmaduro proporciona al cerebro humano ventajas 
y oportunidades y también desventajas. La gran ventaja es que 
el cerebro en desarrollo está interactuando permanentemente 
con el ambiente y está siendo modificado para adaptarse a éste. 
Por otra parte, facilita la oportunidad de generar un vínculo con 
su madre en una interacción estrecha en que cada uno de los in-
tegrantes de esta díada está moldeando el cerebro del otro. Por 
el contrario, la desventaja está en que este cerebro en desarrollo 
está expuesto a una serie de noxas ambientales que pueden ser 
deletéreas.
Los cambios de desarrollo que tienen lugar durante el primer año 
de vida son más dramáticos que los que ocurren en cualquier otra 
etapa de la vida humana. Los más notables implican cambios de 
forma y capacidad del cuerpo; la complejidad del sistema nervio-
so central (SNC); el despertar de capacidades sensoriales y per-
ceptivas; las crecientes habilidades para dar sentido, compren-
der y dominar cosas en el mundo; el logro de la comunicación; el 
surgimiento de características y estilos personales; y la formación 
de lazos sociales específicos. Sin embargo, esta primera etapa es 
solo una fase en la vida, puesto que el desarrollo físico, la madu-
rez del SNC, las capacidades motoras, las habilidades perceptivas, 
las competencias cognitivas, el desarrollo de la personalidad y los 
estilos sociales también estarán moldeados por los cambios y las 
experiencias posteriores a la infancia10.
Aunque la estructura cerebral general se ha completado al na-
cer, el cerebro humano muestra cambios muy importantes en su 
desarrollo post natal temprano. Al año de vida el cerebro ha tri-
plicado su peso de nacimiento. Esto ocurre por aumento relativo 
del tamaño de las neuronas a través del aumento del citoplasma, 
proliferación de la glía, sinaptogénesis (especialmente con gran 
desarrollo de los lóbulos frontales, adquisición única de la espe-
cie humana) y aumento de la vascularización cerebral. Antes de 
los seis años el peso cerebral se habrá cuadruplicado y adquirido 
aproximadamente el 90% de su volumen adulto sin embargo, el 
remodelamiento de la substancia gris y blanca continúa hasta la 
tercera década de la vida11.
Temprano en el desarrollo hay una sobreproducción de neuronas 
y células gliales, procesos neuronales y sinapsis, seguidos de una 
muerte programada de neuronas que tiene su peak durante la 
vida prenatal. La apoptosis en las poblaciones de células gliales 
tiene un curso de tiempo postnatal prolongado debido a la dife-
renciación de los precursores gliales. 
Gran parte de la remodelación regresiva que se produce en el ce-
rebro posnatal implica la eliminación o poda de procesos neuro-
nales, es decir, procesos axonales y dendríticos, espinas y sinapsis. 
Entonces, el desarrollo anatómico y fisiológico desde la infancia 
a la edad adulta joven refleja una cascada compleja de cambios 
cíclicos de tipo progresivos (aditivos) y regresivos (sustractivos). 
Los primeros años de vida y especialmente los años preescolares 
pueden considerarse como un período de desarrollo general-
mente dominado por procesos progresivos dinámicos y robustos, 
con énfasis en el crecimiento, la expansión, la construcción y la 
arborización de conexiones que luego serán podadas y afinadas a 
través de la maduración y de la experiencia6. 
PLASTICIDAD CEREBRAL Y NEURODESARROLLO
La neuroplasticidad o plasticidad cerebral, se define como la ca-
pacidad biológica inherente del SNC de experimentar cambios 
adaptativos estructurales y funcionales en respuesta a demandas 
del ambiente. También se aplica a la capacidad de recuperarse de 
una lesión12. 
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2022; 33(4) 338-346]
341
La plasticidad cerebral siempre es un proceso activo y está a la 
base del neurodesarrollo, siendo inseparable de él. Por regla 
general, hay tres mecanismos por los cuales la experiencia in-
duce cambios en el cerebro. En primer lugar, existe un cambio 
anatómico dado por la capacidad de las sinapsis existentes para 
modificar su actividad generando brotes de nuevos axoneso 
expandiendo la superficie dendrítica. Un segundo mecanismo 
es neuroquímico y se relaciona con la capacidad de una sinap-
sis existente para modificar su actividad aumentando la síntesis 
y liberación de neurotransmisores y mejorando la eficiencia en la 
transmisión del impulso nervioso. El tercer mecanismo es meta-
bólico y está dado por las fluctuaciones en la actividad metabólica 
(p. ej., uso de glucosa u oxígeno) en el cerebro en respuesta a la 
experiencia.
La neuroplasticidad es un proceso codificado genéticamente, de-
pendiente del tiempo y de la maduración secuencial, regulado 
por factores intrínsecos, propios de cada individuo, y por facto-
res extrínsecos, el ambiente. Entonces, implica cambios funda-
mentales en la neurogénesis, migración de neuronas, formación 
de sinapsis y especialización de redes neuronales estructurales y 
funcionales que determinan la emergencia de cambios conduc-
tuales, los denominados hitos del desarrollo12,13. Estos hitos son 
universales y propios de la especie; se adquieren en forma se-
cuencial de modo que cada hito va construyendo el andamiaje 
para el siguiente. Las nuevas adquisiciones permiten adaptarse a 
un entorno, que está en constante cambio, a través del aprendi-
zaje y la memoria. 
Los cambios en la estructura cerebral requieren de un cierto equi-
librio no demasiado rígido ni demasiado flexible entre la homeos-
tasis y la producción de nuevas sinapsis y redes neuronales relati-
vamente estables. En esta maleabilidad están involucrados factores 
genéticos, moleculares y celulares que influyen en la dinámica de 
las conexiones sinápticas y la formación de circuitos neuronales, 
determinando ganancia o pérdida de conductas o funciones14. 
Sin embargo, esta maleabilidad tiene dos caras puesto que los 
cambios pueden ser tanto adaptativos como desadaptativos para 
el organismo. Cuando los mecanismos homeostáticos son efi-
cientes podemos entender el rol de factores protectores frente 
a la adversidad, la resiliencia, en que el individuo sale fortalecido 
después de experimentar situaciones muy negativas, contribu-
yendo a su propio desarrollo y transformándose en agente de su 
propia vida. Esta capacidad de adaptarse positivamente a las con-
diciones de vida es un proceso dinámico que evoluciona con el 
tiempo y que implica un tipo de funcionamiento adaptativo que 
nos permite específicamente afrontar dificultades, recuperar un 
equilibrio perdido y usar esta experiencia como una oportunidad 
de crecimiento. Entonces, la resiliencia permite al individuo man-
tener la orientación hacia los propósitos existenciales a pesar de 
soportar adversidades y eventos estresantes15.
Esta plasticidad es moderada por diferencias genéticas individuales 
en relación con la sensibilidad a factores ambientales y la epigené-
tica. Es así como el perfil epigenético de resiliencia resultante refle-
ja la exposición a factores socioambientales que, junto con la esta-
bilidad de influencias genéticas, permite la adaptación exitosa ante 
la adversidad y el mantenimiento de una buena salud mental16.
Pero el punto final de la plasticidad no siempre es beneficioso y 
puede conducir a resultados desadaptativos significativos depen-
diendo de la naturaleza y extensión del proceso neuropatológico, 
la etapa del neurodesarrollo en que ocurre y de la funcionalidad 
de los mecanismos homeostáticos del individuo. Recientemente 
se ha propuesto que los patrones de neuroplasticidad anormal 
serían centrales en la génesis de muchos trastornos pediátricos 
congénitos y adquiridos del SNC, como encefalopatía hipóxi-
co-isquémica neonatal, parálisis cerebral, epilepsia y encefalo-
patías epilépticas, discapacidad intelectual (DI), trastornos del 
espectro autista (TEA) y trastornos neuropsiquiátricos como el 
trastorno por déficit de atención (TDAH) y esquizofrenia14, 17.
Este potencial de plasticidad ontogenética constituye una forta-
leza de los seres humanos y es un elemento fundante de la diver-
sidad, hoy reconceptualizada positivamente como manifestación 
de la variación natural entre humanos. Desde esta mirada, una 
fuerte corriente de pensamiento desafía hoy la idea que algunas 
condiciones como TEA, DI, TDAH, trastorno del desarrollo de la 
coordinación y trastorno bipolar entre otras, sean consideradas 
“trastornos” o “discapacidades”, planteando que se trata de dife-
rentes formas de variación dentro de una diversidad de cerebros 
y mentes, es decir manifestaciones de la “variación natural” de la 
humanidad y no patologías18-20. Una visión opuesta argumenta 
que la mayor morbimortalidad y la alta comorbilidad psiquiátrica 
de estas condiciones justifica mantener el término de trastorno, 
que permite un mejor manejo clínico preventivo21.
EPIGENÉTICA Y NEURODESARROLLO
El desarrollo neuronal requiere la orquestación de cambios di-
námicos en la expresión génica para regular las decisiones sobre 
el destino celular. Existen múltiples etapas de regulación génica 
espacial y temporal para generar la diversidad de subtipos celu-
lares que se aprecian en el cerebro adulto. Si bien este complejo 
proceso asociado a la expresión génica contribuye a la emer-
gencia de características físicas y conductuales, la relación entre 
un gen específico y esas características es a menudo indirecta y 
compleja. La evidencia actual muestra que la expresión de los 
genes a lo largo de la vida de un individuo está regulada por 
su ambiente temprano. Esta regulación ocurre a través de un 
proceso denominado epigenética, que modifica la información 
transmitida por el DNA (a través del ácido ribonucleico mensa-
jero (mRNA)) a lo largo de extensas escalas de tiempo, incluso 
multigeneracionales, variando la expresión génica a través de su 
[Neurodesarrollo humano: un proceso de cambio continuo de un sistema abierto y sensible al contexto - Jorge Förster y col.]
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activación y desactivación22. Los mecanismos epigenéticos y su 
impacto en las diferentes etapas del neurodesarrollo se revisan 
en profundidad en otro artículo de este número23. 
PERÍODOS SENSIBLES Y PERÍODOS CRÍTICOS: 
VENTANAS DE OPORTUNIDAD
Los cambios a nivel cerebral, mediados por la acción del ambien-
te, pueden ocurrir en prácticamente cualquier punto del ciclo de 
vida, aunque con diversos grados de éxito. Aquellos períodos en 
que la acción del ambiente tiene un mayor impacto en la emer-
gencia de nuevas conductas se han denominado períodos críticos 
y períodos sensibles y algunos dominios del comportamiento sólo 
puede adquirirse durante estos períodos14.
Los “períodos críticos” son menos frecuentes, corresponden a 
etapas cortas o breves y bien definidas, durante las cuales ocurre 
el desarrollo o cambio abrupto de un área particular del cerebro. 
Ejemplos de períodos críticos son el desarrollo de la visión bino-
cular, en que la exposición de los ojos al estímulo luminoso desde 
el período neonatal inmediato es clave para desarrollar la visión, 
o el contacto temprano con humanos hablantes es crítico para el 
desarrollo de lenguaje24.
Los “períodos sensibles” son más frecuentes, más prolongados 
y durante ellos hay adquisición gradual de funciones, que pue-
de extenderse incluso por años. Ejemplos de ello son conduc-
tas como el aprendizaje y memoria, que dependen menos de 
la experiencia en un punto particular del desarrollo, y ocurren 
a lo largo de la vida25. Independientemente de si hay o no un 
período crítico o sensible, la experiencia es responsable de los 
cambios que se producen en el cerebro, que a su vez determi-
nan el perfil de comportamiento y desarrollo del organismo. 
Debido a que las distintas regiones cerebrales se desarrollan, 
organizan y son plenamente funcionales en momentos distin-
tos, se requieren tipos específicos de experiencias para facilitar 
el desarrollo en cada región en su período de desarrollo. Am-
bos períodos se consideran “ventanas de oportunidad” duran-
te lascuales se requieren estímulos y experiencias específicas 
para promover el crecimiento sináptico “dependiente de uso”. 
Ocurren en etapas de alta sinaptogénesis y se relacionan con 
la plasticidad cerebral14. 
NEURODESARROLLO Y DIMORFISMO SEXUAL 
CEREBRAL
La diferenciación cerebral dependiente del sexo ha sido detec-
tada en todos los niveles de organización: morfológico, neuro-
químico y funcionales, y se ha demostrado que está controlada 
principalmente por diferencias entre los sexos en los niveles hor-
monales de esteroides gonadales, específicamente testosterona, 
durante el desarrollo pre y perinatal26.
Los estudios de resonancia magnética del desarrollo del cerebro 
humano han mostrado grandes diferencias en la velocidad de 
desarrollo del cerebro en los dos sexos. Es así como el cerebro 
femenino alcanza su volumen total a los 11 años, mientras que el 
masculino lo logra a los 15 años. Pero también existen diferencias 
cerebrales anatómicas entre los dos sexos ampliamente docu-
mentadas. Por ejemplo, en el cerebro adulto, las mujeres tienen 
mayores volúmenes en la corteza prefrontal dorso lateral y los 
hombres en la corteza orbitofrontal27,28. En la adquisición de ha-
bilidades de neurodesarrollo también existen muchos ejemplos 
de diferencias entre sexos. Por ejemplo, las niñas en promedio 
alcanzan un plateau en su desarrollo motor más tempranamente, 
sus movimientos se verían más coordinados porque se acompa-
ñan de menos movimientos asociados (sincinesias). Estas dife-
rencias cerebrales, tanto anatómicas como funcionales, podrían 
relacionarse con mayor proporción masculina de varios trastornos 
del neurodesarrollo. Del mismo modo, algunos trastornos psi-
quiátricos, muestran diferencias de frecuencia según sexo. Se ha 
postulado que la exposición prenatal a testosterona contribuiría a 
la presentación de TEA, trastorno obsesivo compulsivo y síndrome 
de Tourette y ser protectora contra los trastornos alimentarios27.
FACTORES DEL AMBIENTE Y NEURODESARROLLO 
En la vida intrauterina y en el primer año de vida el cerebro en 
desarrollo es altamente vulnerable y está expuesto a factores am-
bientales que determinan cambios permanentes en su estruc-
tura y funcionamiento a través de modificaciones epigenéticas. 
Así como el cerebro en desarrollo puede modificar su volumen, 
su microestructura y conectividad por factores ambientales ad-
versos, también es posible que experiencias tempranas positivas 
beneficien el neurodesarrollo infantil y sean capaces de revertir 
los efectos deletéreos de la adversidad.
Estudios muestran que los estilos de crianza temprana desem-
peñan un papel crítico en el desarrollo de los sistemas cerebrales 
relacionados con la afiliación y el apego, de forma tal que predi-
cen el funcionamiento conductual del niño en el mediano plazo 
y producen beneficios psicosociales perdurables; abriendo una 
posible vía para la prevención en niños de alto riesgo29.
Entonces la experiencia durante el desarrollo temprano tiene un 
poderoso efecto sobre la función cerebral y explica las diferencias 
individuales que pueden contribuir a disfunciones conductuales 
y a la patología mental infantil. La interacción permanente entre 
los genes y el ambiente explican en gran medida la varianza en las 
diferencias individuales de las personas.
Los efectos ambientales adversos más documentados incluyen 
uso materno de tabaco, depresión materna, índice de masa cor-
poral materna, peso de nacimiento del recién nacido, edad ges-
tacional y orden de nacimiento30.
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2022; 33(4) 338-346]
343
1. Ambiente físico y neurodesarrollo
El ambiente físico puede afectar el neurodesarrollo en forma di-
recta o a través de los cuidadores adultos. Se ha reportado el efec-
to negativo que tiene los contaminantes ambientales (alérgenos, 
productos químicos que se encuentran en productos de limpie-
za, subproductos de combustión y materiales de construcción) y 
tóxicos ambientales (plomo, metilmercurio, otros metales pesa-
dos, solventes y pesticidas). También dentro del ambiente físico 
ha sido estudiado el rol que juega la contaminación acústica, la 
calidad de la iluminación en guarderías y escuelas y la ventilación 
evaluada a través de mediciones de concentración de monóxido 
de carbono31. Las condiciones de vivienda y hacinamiento y la ca-
lidad del vecindario también impactan negativamente.
Se conoce poco del efecto sumatorio o acumulativo de estos 
factores, pero la exposición del niño a un ambiente físico poco 
propicio no es por azar. Los niños de bajo nivel socio económico 
o que viven en pobreza están desproporcionadamente expuestos 
a ambientes físicos y condiciones sociales sub-óptimas, que im-
pactan negativamente en su neurodesarrollo31,32. 
2. Adversidad temprana y neurodesarrollo
En los últimos años ha surgido una extensa literatura sobre la ad-
versidad infantil y el neurodesarrollo. Definimos como adversidad 
al estar expuesto a experiencias que representan una desviación 
del entorno esperado y requieren adaptación importante por 
parte del niño. Incluyen pobreza crónica, abuso sexual, exposición 
a violencia, deprivación ambiental, abandono, entre otras.
Los estudios existentes han revelado alteraciones en la estructura y 
función de los circuitos fronto-amigdalianos y de la red de promi-
nencia en niños expuestos a amenazas y de la red frontoparietal en 
niños expuestos a privaciones. Después de la amenaza se observa 
consistentemente una reducción en el volumen del hipocampo, 
mientras que después de la privación se ha encontrado con ma-
yor frecuencia alteraciones de la función fronto-estriatal. La hete-
rogeneidad de las experiencias de adversidad determina que no 
se produzca un patrón único de alteraciones del neurodesarrollo. 
Existen evidencias aún inconsistentes que apuntan a un patrón de 
neurodesarrollo acelerado en niños expuestos a la adversidad33. 
Por otra parte, el crecimiento fetal, influido por factores ma-
ternos, placentarios y genéticos, ha sido estudiado y propuesto 
como marcador de adversidad. El retraso de crecimiento intrau-
terino ha sido asociado con microcefalia, retraso psicomotor y 
riesgo aumentado de problemas de salud mental del niño. Den-
tro de los factores maternos responsables se ha señalado la edad 
materna, estatus socioeconómico, salud materna, nutrición y uso 
de sustancias durante el embarazo. Al respecto está ampliamente 
estudiada la exposición prenatal al cannabis y se ha descrito varias 
manifestaciones aberrantes tales como respuestas de sobresalto 
exageradas y mala habituación a nuevos estímulos. Durante la 
adolescencia estos niños presentan hiperactividad, falta de aten-
ción y deterioro ejecutivo. Algunos autores han propuesto que la 
exposición al cannabis en momentos clave del desarrollo influiría 
en los efectos de drogas ingeridas a futuro y aumentaría la sus-
ceptibilidad a adicciones34. 
La disfunción placentaria puede determinar un bajo aporte de 
nutrientes provocando una restricción del crecimiento fetal y un 
menor aporte de oxígeno al cerebro fetal que se expresa en un 
menor volumen cerebral35.
Pero no todas las noxas perinatales ejercen su acción a través de 
retardo del crecimiento fetal. Un ejemplo es la exposición a nico-
tina y a las toxinas presentes en el tabaco que modifican la ex-
presión génica relativa de genes involucrados en la organización 
cerebral, afectando la migración neuronal y la mielinización y por 
consiguiente la estructura y función cerebrales, sin afectar el peso 
fetal. Se ha relacionado el uso prenatal de tabaco con disminución 
del rendimiento cognitivo y motor, TDAH, desarrollo mental alte-
rado, mayor riesgo de depresión, trastorno bipolar y adicciones 
de la descendencia36.
3. Estrés prenatal y neurodesarrollo
La investigación acerca de cuidados prenatales muestra que “el 
útero puede ser más importante que el hogar” con respecto a 
losresultados de salud de la descendencia, pero también ha sido 
ampliamente estudiado el rol que juega el estrés psicológico de la 
embarazada y la salud mental materna en el neurodesarrollo37. Se 
han investigado factores como muerte de un familiar, exposición 
a desastres naturales, actos de terrorismo, guerras y factores de 
estrés crónico tales como pobreza, falta de vivienda, criminalidad, 
desempleo, hacinamiento, racismo y discriminación. Todos ellos 
afectan la duración del embarazo y el peso de nacimiento. En un 
estudio coreano de repercusión del estrés laboral en el neurode-
sarrollo infantil se concluyó que los varones son más susceptibles 
a factores de estrés psicosocial38. 
El estrés tóxico, entendido como una activación intensa, frecuen-
te o prolongada de los sistemas de respuesta al estrés frente a una 
situación de magnitud mayor de adversidad o amenaza, es de 
alto riesgo para el neurodesarrollo en los primeros años de vida. 
Una revisión amplia sobre el tema concluye que “el estrés tóxico 
y las experiencias adversas a las que está expuesto el feto y el niño 
o niña durante sus primeros años de vida cambian la arquitectura 
de su cerebro, lo que tiene consecuencias a nivel físico, psicológico 
y neurocognitivo para él o ella, incluso en el largo plazo. Las madres 
que viven en condiciones de pobreza y privación son más propensas a 
experimentar estos trastornos y tienen menos redes para contrarres-
tar sus efectos”39.
Otro factor muy estudiado ha sido el estado emocional de la ma-
dre durante el embarazo. La ansiedad materna produce un au-
[Neurodesarrollo humano: un proceso de cambio continuo de un sistema abierto y sensible al contexto - Jorge Förster y col.]
344
mento del cortisol circulante. Una mayor exposición fetal a cor-
tisol determina cambios permanentes en la estructura cerebral 
fetal que influyen en su neurodesarrollo. Se altera la conectividad 
entre la amígdala cerebral y la corteza prefrontal y el eje hipotá-
lamo-hipófisis-adrenal incrementándose el riesgo de problemas 
conductuales y de salud mental futuros40.
4. Nutrición y neurodesarrollo
El cerebro en desarrollo tiene necesidades nutricionales únicas, 
ya que requiere de una gran cantidad de energía en relación con 
otros órganos. La glucosa es la gran fuente de energía cerebral y, 
asociada a otros nutrientes, tiene un rol básico en la formación y 
eliminación de sinapsis. Para esta función el cerebro adulto utiliza 
el 10-12% del consumo total de glucosa. El cerebro infantil, en al-
gunas etapas, usa el 30%. Aproximadamente a los 10 años de edad, 
el cerebro del niño representa el 5-10% de toda la masa corporal, 
consume 1,5 veces más oxígeno por gramo de tejido que el cere-
bro adulto y representa hasta el 50% de la tasa metabólica basal 
total del cuerpo41. La glucosa y los nutrientes afectan la neuroana-
tomía, la neuroquímica y la neurofisiología y, por consiguiente, el 
funcionamiento neuronal a través del ciclo vital y sus distintas fases.
Todos los nutrientes son importantes para el desarrollo estructu-
ral y funcional del cerebro, pero los que apoyan el metabolismo 
energético y función mitocondrial, los carbohidratos, las proteí-
nas y las grasas son de particular importancia. Se han evidenciado 
mecanismos epigenéticos para los efectos a largo plazo de algu-
nos nutrientes en los genes que regulan la función cerebral adul-
ta. Algunos nutrientes tales como proteínas, hierro, zinc, cobre y 
colina afectan particularmente la función de los neurotransmiso-
res42. También los nutrientes afectan el potencial electrofisiológi-
co de las neuronas a través de sus efectos sobre la tasa metabóli-
ca. El potencial eléctrico generado por las neuronas es un proceso 
que consume mucha energía y depende de que las mitocondrias 
generen cantidades adecuadas de adenosín trifosfato (ATP). Por 
lo tanto, los nutrientes que respaldan el metabolismo oxidativo y 
glucolítico tienen una gran demanda en el cerebro en desarrollo 
e incluyen glucosa, proteínas, hierro y zinc43.
Dentro de los factores nutricionales estudiados está el déficit 
materno de vitamina B12, producto de dietas vegetarianas es-
trictas o de hipoclorhidria, que determina malabsorción de esta 
vitamina y depleción de ella. La mayoría son reportes de casos. 
El neonato nace con reservas hepáticas limitadas (especialmente 
si la ingesta de su madre embarazada fue muy pobre) y si recibe 
alimentación con leche materna exclusiva va a experimentar una 
hipomielinización cerebral con detención y regresión de su desa-
rrollo psicomotor a partir de los 2 meses de vida44.
La vulnerabilidad del cerebro en relación un déficit de nutrientes 
depende de la interacción de dos factores: en qué momento de la 
vida ocurre el déficit y cuánto es el requerimiento de nutrientes 
en regiones específicas del cerebro. Por lo tanto, los déficits de 
nutrientes no suelen mostrar un efecto de comportamiento ce-
rebral tipo o único porque pueden tener efectos globales (p. ej., 
proteína, energía, yodo) o regionales (p. ej., hierro) en el cerebro45.
5. Inmunidad y neurodesarrollo 
En la vida intrauterina el neurodesarrollo fetal está profundamen-
te moldeado por factores sistémicos como la inmunidad materna 
y procesos locales en la interfaz inmune materno-fetal. El propio 
feto expresa una diversa gama de factores inmunológicos desde las 
primeras etapas de desarrollo. El sistema inmune es un participan-
te crítico en la fisiología normal del embarazo y alteraciones de la 
inmunidad materna debido a infecciones durante este período se 
han relacionado cada vez más con una amplia gama de patología 
neuropsiquiátrica que se manifiestan mucho más tarde en la vida 
posnatal46. El interés en la relación entre la inmunidad materna y 
el neurodesarrollo fetal explica las numerosas publicaciones dispo-
nibles de estudios epidemiológicos que relacionan las infecciones 
durante el embarazo con enfermedades neurológicas y psiquiátricas 
en la descendencia. Un buen ejemplo es la epidemia de rubéola de 
1964 en los Estados Unidos que produjo una tasa extremadamente 
alta de autismo en niños expuestos a esta infección in utero47. 
CONCLUSIONES
Hemos revisado algunos conceptos acerca de neurodesarrollo, 
describiendo en forma sucinta las aproximaciones actuales y los 
principales factores endógenos y exógenos involucrados. El cam-
bio de mirada desde modelos deterministas y escindidos hacia 
una perspectiva relacional sistémica, en que las personas se en-
tienden y se definen en relación y como parte constituyente del 
contexto en que están insertas, a la vez que en relación recíproca 
con las otras partes y el sistema global, en que factores biológi-
cos y ambientales coactúan, contribuye a una nueva y promiso-
ria comprensión de procesos como períodos críticos y sensibles, 
neuroplasticidad, trayectorias de desarrollo, diversidad y variabi-
lidad inter e intra individual. 
El objetivo actual de las ciencias del desarrollo es dar cuenta acer-
ca de cuáles sistemas de relaciones individuos/contexto alteran el 
curso del desarrollo de todos los individuos, como también espe-
cificar qué características, de qué individuos deberían integrarse 
con qué características de la ecología del desarrollo humano y en 
qué puntos de la ontogenia para producir instancias de cambios 
positivos en el comportamiento y desarrollo. El conocimiento ge-
nerado alrededor de algunos de estos sistemas de relación como 
es el caso del estrés prenatal es un ejemplo claro de lo anterior. Un 
desafío relevante es estrechar las distancias entre los científicos y 
los tomadores de decisiones y hacer operativo este conocimien-
to en programas y políticas públicas para promover un desarrollo 
humano positivo y mayor justicia social para las personas, familias 
y comunidades.
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