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L A RADIACTIVIDAD 
Y LOS ALIMENTOS1 
Andrés E. Olszyna-Maays’ 
Se discuten dos aspectos de la relación entre la nuhhctividad y los alimentos: 
la conseruacih de los mismos por medio de iwadiación y su contaminación por sustanchs 
radiactivas. 
En la iwadkión de alimentos se usan electrones u ondas ehztromapéticas 
hyos X y gamma) emitihs por sustancias radiactivas 0 producidas por máquinas. Su 
finalidad es akstruir los insectos y mkk7rganismos presentes 0 evitar la germinac&. Se 
discuten las ventajas sanitarias y económicas de los alimentos así preparados. En numerosos 
estudios se ha comprobado que bajo condiciones estrictamente wntrohuhs rw se producen 
cambios indeseables ni radiactividad inducida en los alimentos iwadkdos. 
Se comenta el accidente de la central nuclear de Chernobil, que generó 
desconfianza en el público respecto a los alimenfos iwadiados, y s-e a’escriben los aconte- 
cimientos rekxiomzdos wn el accid&e, sus coimmmk en cuanto a la contaminación 
a’e diferentes alimentos con sustancias radtitivas, particularmente yodo 131 y cesio 137, 
y las acciones de varias organkiones inkrna&na les respecto al establecimiento de límites 
p-a la radiadividad en los alimentos y los métodos para su a’eterminación. 
Es necesario explicar dos aspectos 
completamente diferentes de la relación entre 
la radiactividad y los alimentos: 
a) La conservación de los alünen- 
tos por medio de radiaciones ionizantes, o 
sea, mediante la utilización de radiactividad. 
b) La contaminación de los ali- 
mentos por radioisótopos provenientes de 
fuentes naturales, artificiales o accidentales y 
las medidas de protección contra tal conta- 
minación. 
Siendo los dos aspectos tan di- 
ferentes en su naturaleza, quizá fuera mejor 
tratarlos por separado. Sin embargo, al ce 
mentarlos a la vez pueden remarcarse sus 
diferencias para disipar la confusión que 
existe en las mentes de los consumidoEs en 
cuanto al riesgo de toxicidad de ambos. La 
’ Basado en una ponencia presentada en el 1 Congreso Na- 
Qond de Toxicologia, celebrado en Guatemala, GuatemIa, 
del 8 al 10 de septiem!m de 1988. 
Zolganka.6 P Q n anamencana de Ia Salud, Laboratodo Uni- 
ficado de Cobo1 de Alimentos y Medicamentos (LUCAMJ 
(jubilado). Direcci6n postal: ah INCAP, Apartado postal 
1188, 01011 Guatemala. 
resistencia a aceptar alimentos irradiados se 
deriva sobre todo de que muchas personas 
consideran que todo lo asociado con la ener- 
gía nuclear implica peligro y radiactividad. 
Con frecuencia, la terminología 
utilizada para describrir la irradiación de los 
alimentos se confunde con la empleada para 
describir la contaminación radiactiva, lo cual 
fomenta en el público la falsa creencia de que 
el consumo de alimentos irradiados lo expone 
a radiaciones. Asimismo, pueden temer que 
la introducción de una nueva tecnología nu- 
clear genere mayor riesgo de accidentes que 
causen contaminación ambiental 0 peligros 
para los trabajadores. Estos temores han sido 
sin duda reforzados por el accidente de la 
central nuclear de Chernobil, en la Unión de 
Repúblicas Socialistas Soviéticas (UR!%), en 
1986. 
En el campo de la medicina, ade- 
más de los isótopos radiactivos que se ut3za.n 
diariamente para diagnóstico y tratamiento, se 
usan muchos prxluctos esterilizados por irra- 
diación. La mayoría de las plantas de inad.ia- 
ción de alimentos han sido originalmente oons- 
truidas para irradiación de productos médicos. 
Ni estos, ni tampoco los alimentos tratados por 
irradiación en las condiciones prescritas se vuel- 
ven radjactivos. Sin embargo, mucha gente ig- 
nora este hecho o rehusa aceptarlo. 
Se difxutirán primero los méto 
dos de irradiación de alimentos, sus propó- 
sitos, los tipos de alimentos que se pueden 
beneficiar de la irradiación, las ventajas, li- 
mitaciones y control de la misma y los efectos 
tóxicos posibles de los alimentos irradiados. 
1 RRADIACIÓN 
DE ALJMENTOS 
La irradiación es un método físico 
de procesamiento de los alimentos compa- 
rable con métodos tales como el tratamiento 
por calor 0 la congelación. Consiste en la ex- 
posición de los alimentos durante un período 
de tiempo limitado a radiaciones que destru- 
yen los microorganismos e insectos, 0 pro- 
cesos vitales tales como la germinación. 
El valor de las radiaciones ioni- 
zantes para la conservación de alimentos re- 
side en que son capaces de destruir 10s mi- 
croorganismos patógenos, los que causan 
alteraciones y deterioro de los alimentos y los 
insectos. También impiden la germinación de 
productos vegetales tales como los cereales, 
las papas o las cebollas, sin elevar su tem- 
peratura o elevándola escasamente. El uso de 
radiaciones tiene asimismo algunas ventajas 
peculkes sobre los métodos “convenciona- 
les” de procesamiento de los alimentos, a 
saber: 
0 Los alimentos pueden ser trata- 
dos después de ser envasados o congelados. 
0 La irradiación permite una mayor 
conservación y distribución de alimentos en 
estado fresco o casi fresco. 
0 Los alimentos perecederos pue- 
den mantenerse más tiempo sin pérdida per- 
ceptible de calidad. 
cl El costo de la irradiación (una vez 
instalada la planta) y el gasto de energía que 
esta exige pueden compararse favorable 
mente con los de los métodos convencionales 
de procesamiento de alimentos. 
La irradiación de los alimentos 
que se prestan a este tipo de tratamiento 
ofrece dos beneficios principales para la salud 
y el bienestar del hombre. El primero es la 
destrucción de los gérmenes patógenos trans- 
mitidos por los alimentos (por ej., SaZnwnella, 
casi inevitable en la carne de pollo), hacién- 
dolos más inocuos. EI segundo beneficio es 
económico: se prolonga la vida útil de los 
alimentos retardando su deterioro debido a 
germinación o proliferación de insectos. Ello 
aumenta también su disponibilidad. 
Los alimentos irradiados pueden 
ser particularmente útiles para dos grupos de 
población: 1) las personas expuestas a alto 
riesgo de infección, tales como enfermos hos- 
pitalizados, ancianos en asilos, niños en jar- 
dines de infancia y guarderfas y, especial- 
mente, pacientes inmunodeprimidos; y 2) 
miembros de las fuerzas armadas, viajeros y 
excursionistas para quienes el ahorro de peso 
y espacio son importantes. 
Sin embargo, el uso de la irradia- 
ción tiene ciertos inconvenientes. Uno de los 
más importantes es la elevada inversión ini- 
cial que supone una planta de irradiación. 
Este problema queda resuelto cuando se usan 
instalaciones previamente utilizadas para la 
irradiación de productos médicos. 
Tipos de radiaciones ionizantes 
En general, se distinguen los si- 
guientes tipos de radiaciones ionizantes: 
rayos X (ondas electromagnéticas), radiación 
199 
gamma (ondas electromagnéticas), rayos ca- 
tódicos (electrones), radiación beta (electro- 
nes), protones (núcleos de hidrógeno), neu- 
trones y radiación alfa (núcleos de helio). Los 
neutrones generan radiactividad en los ma- 
teriales que los absorben. Los protones y las 
partículas alfa tienen una penetración de- 
masiado escasa para que sean de interés prác- 
tico en la conservación de alimentos. Quedan 
así los rayos X, la radiación gamma y los elec- 
trones como posibles opciones utilizables 
para la conservación de alimentos. 
Los rayos X y los rayos catódicos 
utilizables son producidos por máquinas 
apropiadas, mientras que las radiaciones beta 
y gamma son emitidas por núclidos3 radiac- 
tivos como el cobalto 60 (“Co) y el cesio 137 
(‘“‘Cs). El ?Zo se fabrica específicamente para 
su uso en radioterapia, esterilización de pro- 
ductos médicos e irradiación de alimentos. El 
13Cs es uno de los productos de fisión con- 
tenidos en las barras de combustible nuclear. 
Debe ser extraído en las plantas de reproce- 
samiento para que pueda ser utilizado como 
fuente de radiación. En la actualidad, casi 
todas las instalaciones que utilizan radiación 
gamma usan ‘Yo en vez de 13Ts. 
’ Un núclido (en ingl15s nuclti) es una especie atómica carac- 
tmizada por los números deprotones y neutrones y el con- 
tenido energ&ico de su núcleo. Por lo tanto, un núclido 
queda def?mdo por su número atómico, su número másico 
y el nivel energético nuclear que lo hace más o menos estable. 
En cambio, un isótopo es una especie atómica caract~da 
8 
únicamente por el númem de neutrones y el número de 
N 
patones, es de&, por sus números atómico y másico. Un 
mismo isótopo como el tecnecio 99 ETC) puede existir en 
i forma de distintos núclidos y así, el núclido estable del tec- 
c necio 99 tiene un periodo de semidesintegmción de 212 oo0 
H 
axis, mientras que el tecnecio 59 metaestable (%Tc, muy 
osado como radiotrazador en mediti) tiene un período de 
!s 
semidesintegmción de tan solo 6,04 horas. Los términos 
mdionúclido y mdiois6topo son sinónimos de núclido m- 
e 
diactivo y de isótopo radiactivo, respectivamente; es decir, 
.-k 
indican espeses atómicas cuyos átomos son inestables y se 
s 
lkionan emitiendo radiación alfa, beta o gamma. 
s 
En español se ha traducido a veces el tér- 
mino inglés nuclrde como “nudeido” o “nuclido”. En el Bo- 
ldín de la Oficim Sanitana Pammencnna no se ha optado por 
õ 
oingma de estas opciones, ya que en inglés existe iambién 
m nudeuie (combiición de un ácido nucleico con un metal), 
que parxe lógico traducir como nucleido; en cuanto al tér- 
mino llano nudido, a diferencia del esdrújulo núclido, ha 
200 
sido muy poco olAizado en nuestro idioma. @Jota de la re- 
dL7Chl.J 
Desde el punto de vista de la se- 
guridad, la cantidad de energía aplicada al 
alimento constituye la variable mas impor- 
tante que debe regularse para evitar la posible 
aparición de radiactividad inducida en el ma- 
terial irradiado. La unidad de intensidad de 
radiación emitida adoptada internacional- 
mente es el electrón volt (ev), que representa 
la energía adquirida por un electrón al mo- 
verse en una diferencia de potencial de un 
volt, o sea 1,602192 x lo-” joule (1,602192 x 
lo-“ergios). En la práctica, la unidad usada 
es el megaelectrón volt, o sea, un millón de 
electrón volt: 1 MeV = lo6 ev. 
Además de la intensidad de ra- 
diación expresada en electrón volt, se tiene 
que considerar la dosis efectiva absorbida en 
el alimento. Originalmente la unidad básica 
de energía absorbida era el rad (del inglés 
radiation absorbed dose) que equivale a una 
energía absorbida de lOA5 joule (100 ergios) 
por gramo de material irradiado. La unidad 
práctica es el megarrad (Mrad = lo6 rad) que 
equivale a 10 kilogray. El gray (Gy) es la uni- 
dad del Sistème Irztenzafional (SI) y equivale a 
un joule por kilogramo (J/kg). 
Las fuentes isotópicas usadas ha- 
bitualmente (“Co, ,‘Cs) emiten radiaciones 
cuya energía máxima (133 MeV) es inferior 
a la que produce radiactividad inducida. Por 
lo tanto, el control de esta variable en la prác- 
tica solo tiene importancia en el caso de emi- 
sores de radiación instrumentales. 
Comestibilidad de los alimentos 
irradiados 
Los requisitos necesarios para 
asegurar la comestibilidad de los alimentos 
irradiados fueron discutidos en Roma, en 
1964, por el Comité Mixto de Expertos 
en Alimentos Irradiados de la Organización 
de las Naciones Unidas para la Agricultura y 
la Alimentación (FAO), el Organismo Inter- 
nacional de Energía Atómica (OlFA) y la Or- 
ganización Mundial de la Salud (OMS) (1). El 
Comité indicó que los rayos X constituyen un 
tipo de radiación producida por instrumentos 
aceptable para la irradiación de productos ali- 
mentarios. Un informe inédito presentado a 
la OMS por el Proyecto Internacional de Irra- 
diación de Alimentos en 1979 (2) indicaba 
también que con emisores instrumentales de 
ele&ones la radiactividad inducida es insig- 
nificante y de vida muy corta, cuando se usan 
energías de irradiación de menos de 16 MeV. 
Basándose en estos dos informes, el Comité 
Mixto FAO/OIEA/OMS de Expertos en Ali- 
mentos Irradiados, en su última reunión en 
Ginebra, en 1980 (3), recomendó la inclusión 
de los emisores de rayos X y de electrones 
en la lista de emisores de radiación aceptables 
y, además, reconsideró y refrendó la reco- 
mendación de un informe de un Grupo Mixto 
FAO/OIEA Asesor en Aceptación Internacio- 
nal de Alimentos Irradiados (4), según la cual 
la radiación permitida para irradiar alimentos 
no debe exceder de un nivel energético de 10 
MeV si se trata de electrones y de 5 MeV en 
el caso de radiación gamma o rayos X. 
El tratamiento con electrones (con 
energías de hasta 10 MeV) o con radiación 
gamma y rayos X (con energías hasta de 5 
MeV) no produce radiactividad inducida, 
pero la evaluación toxicológica de los alimen- 
tos irradiados se justifica por el hecho de que 
la aplicación de energía de radiación induce 
cambios químicos (“reacciones secundanas”) 
que liberan productos radiolíticos potencial- 
mente tóxicos o introducen cambios orga- 
nolépticos indeseables (de color, sabor y pro- 
piedades físicas). Según el Comité Mixto de 
Expertos reunido en Roma en 1964 (Z), los 
productos radiolíticos deben considerarse 
como si fueran aditivos alimentarios. La con- 
firmación de la inocuidad de los alimentos 
irradiados debería basarse en procedimientos 
similata a los que se usan para evaluar la 
inocuidad de los aditivos y llevarse a cabo 
para cada alimento individualmente. 
La naturaleza de los compuestos 
inducidos por radiación depende pnncipal- 
mente de la composición química del ali- 
mento. La concentración de estos compues- 
tos generalmente aumenta al incrementar la 
dosis de radiación, pero puede ser modificada 
por factores tales como la temperatura, la pre- 
sencia o ausencia de aire y el contenido del 
agua de la muestra. La energía absorbida por 
el alimento irradiado es mucho menor que la 
absorbida en el calentamiento. Por lo tanto, 
no es sorprendente que los cambios qufrnicos 
producidos por la irradiación sean cuantita- 
tivamente mucho menores que los causados 
por el calentamiento. Por ejemplo, una dosis 
absorbida de 10 kGy (1 Mrad) corresponde a 
un aumento de la temperatura de solo 2,4 “C 
en un alimento que tenga la capacidad calo- 
rífica del agua. Esto constituye aproximada- 
mente 3% de la energía necesaria para au- 
mentar la temperatura del agua de 20 a 
loo “C. 
El Comité de Expertos FAO/OMS 
reunido en 1976 (4) concluyó que los pro- 
ductos radiolfticos detectados en una gran va- 
riedad de alimentos y constituyentes de ali- 
mentos que habían sido estudiados, no 
pareáan representar riesgo alguno de toxici- 
dad en las concentraciones halladas. El 
mismo Comité aceptó que, para dosis de 
menos de 10 kGy (1 Mrad), pueden extra- 
polarse las conclusiones sobre artículos de 
una clase de alimento a otros artículos afines. 
Ademas indicó que si se prosiguiesen ciertos 5 
estudios de qufmica de radiación y de toxi- 
cologfa, sena posible aplicar un criterio pu- Ei 
ramente químico para evaluar la comestibili- 
dad de los alimentos irradiados. 3 
Partiendo de lo anterior y de nue- 
vos datos, en su última reunión en 1980 (3) s 
el Comité Mixto formuló la recomendación 
de que se aceptara en los alimentos irradiados $ 
hasta una dosis total media de 10 kGy. Dicha 6 
recomendación se basó en las siguientes con- 
sideraciones: 2 
2 
1 Ninguno de los estudios toxico- l 
lógicos llevados a cabo sobre gran número de “h 
distintos alimentos ha demostrado la apari- 
ción de efectos adversos como resultado de 4 
la irradiación. 
i 
8 
201 
2 Se ha determinado que los pro- 
ductos radiolíticos de los principales com- 
ponentes de los alimentos irradiados son 
idénticos entre sí y también respecto a los 
productos radiolfticos encontrados en alimen- 
tos procesados por otros métodos de conser- 
vación. 
3 La alimentación con productos 
irradiados de animales de laboratorio, ganado 
y pacientes inmunodeprimidos no ha gene- 
rado efectos adversos detectables. 
En un principio, al considerar los 
aspectos microbiológicos de la irradiación de 
los alimentos se había expresado preocupa- 
ción por el posible desarrollo de resistenciade los microorganismos a la radiación, au- 
mento de su patogenicidad o inducción de 
mutaciones peligrosas para la salud. Todos 
estos aspectos fueron debidamente investi- 
gados. No se han hallado riesgos de provocar 
mayor resistencia de los gérmenes a la radia- 
ción, salvo en condiciones especiales de la- 
boratorio. Cuando se irradian los alimentos 
de la manera apropiada no se ha observado 
caso alguno de aumento de la patogenicidad 
de bacterias, levaduras o virus, ni desarrollo 
de mutaciones inducidas por irradiación di- 
ferentes de las producidas por otros métodos 
de conservación, o que supongan riesgos 
para la salud. 
En resumen, el Comité Mixto de 
1980 (3) concluyó que la irradiación de cual- 
quier articulo alimenticio con una dosis total 
media de 10 kGy no plantea problemas mi- 
crobiológicos o nutricionales especiales, ni 
a 
z 
presenta riesgos toxicológicos. Por lo tanto, 
no se necesitan mas pruebas toxicológicas de 
s los alimentos así tratados. Sin embargo, el 
2 
Comité ha insistido en la necesidad de ana- 
E 
lizar con cuidado todo cambio significativo 
relacionado con cada alimento irradiado en 
s particular y con su efecto en la dieta. 
.Ñ 
s 
Basándose en esas recomenda- 
s 
ciones, hasta el momento 32 países han apro- 
bado para el consumo más de 40 productos 
õ alimenticios irradiados, de forma incondicio- cq nal 0 limitada. Por lo general, los alimentos 
se tratan en instalaciones industriales de fi- 
202 nalidad mtíltiple, construidas inicialmente 
para la radioesterilización de productos mé- 
dicos, farmacéuticos y biológicos, técnica que 
precedió a la irradiación comercial de alimen- 
tos en unos 20 a 25 años. Un total de 140 
instalaciones en todo el mundo se dedican, 
por lo menos en parte, a estas aplicaciones 
industriales. 
Las organizaciones internacionales 
y la irradiación de alimentos 
Bajo auspicios de la FAO, el 
OEA y la OMS se estableció el 9 de mayo 
de 1984 un Grupo Consultivo Internacional 
sobre Irradiación de Alimentos (GCIIA), para 
ayudar a los Estados Miembros en la evalua- 
ción y aplicación de las tecnologías de irra- 
diación de alimentos. Los objetivos princi- 
pales del GCIIA son evaluar la evolución 
global de la irradiación de alimentos y facilitar 
un punto central de asesoramiento a los Es- 
tados Miembros y a las organizaciones sobre 
la aplicación de este proceso. En la actualidad, 
26 gobiernos, la mitad de ellos de los países 
en desarrollo, son miembros del GCIIA y 
contribuyen a sus actividades. Entre 1984 
y 1989 se han celebrado cinco reuniones del 
Grupo. Del 12 al 16 de diciembre de 1988 se 
reunió en Ginebra una conferencia inter- 
nacional sobre la aceptación, el control y el 
comercio de los alimentos irradiados, aus- 
piciada por las tres organizaciones patro- 
cinadoras del GCIIA y también por el Centro 
de Comercio Internacional de la Conferencia 
de las Naciones Unidas para el Comercio y 
el Desarrollo (UNCTAC) y el Acuerdo Ge- 
neral sobre Aranceles Aduaneros y Comercio 
(GATT). 
Por otra parte, en el Códex Ali- 
mentarius de FAO/OMS se ha incluido una 
Norma General para Alimentos Irradiados y 
un Código Internacional de Recomendaáo- 
nes para el Manejo de las Instalaciones de 
Radiación para Tratamiento de Alimentos (5). 
Por el momento, el beneficio mas 
aparente para la salud del uso de irradiación 
de los alimentos sería el tratamiento de la 
carne de aves de corral refrigeradas o con- 
geladas, para la destrucción de Salnwnelh y 
Gmpy~ohcter, de la carne de cerdo para inac- 
tivar las larvas de triquina (Trickwlla spiralk), 
y la descontaminación de las especias y otros 
ingredientes de los alimentos. El tratamiento 
de los camarones congelados y de las ancas 
de rana destinadas a la exportación también 
puede ser de interés considerable para reducir 
los riesgos sanitarios. 
En conclusión, la técnica de irra- 
diación presenta ciertas ventajas concretas en 
comparación con los métodos tradicionales de 
tratamiento de los alimentos. Sin embargo, 
no es en modo alguno una panacea para 
todos los problemas que plantean los alimen- 
tos. Por el contrario, su utilización solo debe 
propugnarse cuando las ventajas que ofrezca 
sean claramente superiores a las de otros mé- 
todos de tratamiento. 
C ONTAMINACIÓN 
DE LOS ALIMENTOS 
POR PRODUCTOS 
RADIACTTVOS 
El temor a la contaminación am- 
biental por productos radiactivos, incluida la 
contaminación de los alimentos, se vio refor- 
zado como resultado de la explosión en la 
central nuclear de Chemobil, localidad si- 
tuada a 130 km al norte de Kiev, capital de 
la Ucrania soviética. Fue, como la de Bhopal, 
una de las mayores catástrofes industriales de 
la historia, y sus detalles han sido descritos 
en numerosas publicaciones (6-H). No es el 
propósito de este escrito presentar porme- 
nores y detalles técnicos del accidente. Sin 
embargo, se esbozaran brevemente sus 
causas y efectos, expuestos ampliamente por 
las autoridades soviéticas en un informe al 
OEA, así como las medidas tomadas pos- 
teriormente por las organizaciones internacio- 
nales. La información es de interés para com- 
prender la situación actual y las posibles 
acciones futuras que puedan ser necesarias 
respecto a la presencia de contaminantes ra- 
diactivos en los alimentos. 
La central nuclear de Chemobil 
es la más grande de la Unión Soviética. En 
el momento del accidente contaba con cuatro 
reactores en funcionamiento y dos mas en 
construcción. Cada uno de los reactores, de 
tipo RBMK-1000, puede generar 100 MW de 
electricidad, cantidad suficiente para iluminar 
una ciudad entera como Guatemala. Los reac- 
tores usan como combustible uranio 235 (?J) 
enriquecido a una concentración de Q--2,0% 
(en relación al isótopo principal, (TJ), con- 
tenido en tubos de circonio. La reacción es 
moderada por rodillos de control de grafito 
con un peso total de 1 500 toneladas. La re- 
frigeración se realiza mediante agua. El calor 
producido por la reacción de fisión hace her- 
vir el agua en una serie de circuitos por los 
que el vapor producido va a las turbinas de 
los generadores de electricidad. 
Irónicamente, la calamidad ocu- 
rrió como resultado de una prueba de segu- 8 
ridad aparentemente realizada sin la debida 
autorización por unos operarios incompeten- $ 
tes, y en el curso de la cual se cometieron seis 
errores importantes. Según el informe oficial, $ 
en la noche del 25 al 26 de abril de 1986 los 
citados operarios trataban de determinar a 
cuanto tiempo continuarían funcionando los % 
generadores por inercia en el caso de un cierre s 
imprevisto del reactor. Para impedir que los b 
sistemas automáticos de seguridad interfine- 
ran con el experimento, los técnicos los des- 
8 
conectaron, reduciendo al mismo tiempo la 2 . 
energía al 7% del máximo en eI reactor 
No. 4. Pero los reactores de este tipo en cues- 8 
tión tienen la característica de volverse su- 
mamente inestables al operar a energía muy ? 
baja. Como resultado, la energía en el reactor $ 
aumentó repentinamente, excediendo unas 
~ 
0 
100 veces el máximo operativo. El agua se 
convirtió en vapor, reventó las cañerías y reac- 
cionó con el grafito de los rodillos de control 203 
produciendo hidrógeno, que a su vez reac- 
cionó con el oxígeno atmosférico generando 
una explosión equivalente a la de 1000 kg de 
TNT. Según algunos informes, el vapor reac- 
cionó también con el circonio, material de los 
tubos contenedores del combustible, gene- 
rando hidrógeno que igualmente hizo explo- 
sión. Los rodillos de uranio se desintegraron. 
El reactor estalló, el techo de cemento se fue 
al aire y en la unidad No. 4 comenzó un 
violento incendio por la combustión del 
grafito sobrecalentado. El edificio, el equipo 
y el núcleo mismo del reactor sufrieron danos 
considerables. Una cantidad sustancial del 
material radiactivo (aproximadamente 3% 
del total, básicamente productos de la fisión) 
fue arrojada a la atmósfera. A pesar de los 
heroicos esfuerzos de las brigadas de bom- 
berosy de diferentes grupos de rescate, el 
fuego en el reactor se mantuvo hasta el 5 de 
mayo. Dos personas murieron en la explosión 
misma y 500 fueron hospitalizadas con sfn- 
drome de irradiación aguda, que produjo la 
muerte de 29. El numero de casos de cáncer, 
abortos, efectos genéticos y teratogénicos solo 
puede ser motivo de especulación. 
Con considerable dilación, fue- 
ron evacuadas unas 116 000 personas que de- 
jaron todas sus posesiones, incluidos ani- 
males domésticos, en un radio de 30 km 
alrededor de Chemobil. Se estima que 24 000 
de estos evacuados recibieron dosis signifi- 
cativas de radiación. 
La explosión levantó una “nuW 
que llevó material radiactivo a altitudes varia- 
s 
bles entre varios cientos de metros y más de 
un kilómetro. En la ‘lluvia radiactiva” pos- 
3 
terior ese material se depositó primeramente 
N 
al oeste, noroeste y nordeste de Chemobil, 
en la misma Ucrania. otra parte del material 
i! 
radiactivo cayó en Suecia y Finlandia. La pre- 
4 
cipitación radiactiva alcanzó Polonia y el mar 
.% Báltico en la primera mitad del 27 de abril. 
8 Austria, Alemania meridional, Suiza, Francia 
s 
oriental, los países del Benelux, Gran Bretaiia, 
õ Fq 
204 
Dinamarca y el mar del Norte recibieron la 
lluvia radiactiva durante la segunda mitad del 
mismo día. 
La nube radiactiva fue arrastrada 
en dirección este durante algún tiempo. 
Luego cambió de dirección y durante el 29 y 
parte del 30 de abril pasó sobre los Balcanes, 
Italia, Austria, República Federal de Alema- 
nia, Francia, Esparía y Portugal. Después el 
cambio de vientos produjo una circulación 
similar al movimiento de las agujas del reloj 
y las emisiones fueron transportadas hacia el 
este y el sudeste, llegando a partir del 2 de 
mayo al mar Negro y Turquía (6-W. 
La contaminación radiactiva de la 
atmósfera puede afectar a los seres humanos 
por varias vías. La exposición externa deriva 
de la nube radiactiva y las sustancias depo 
sitadas en el suelo; la interna, de la inhalación 
y también de la ingestión de sustancias ra- 
diactivas con los alimentos (0 con el agua). 
Como los gases nobles emiten 
solo radiaciones gamma y beta en la nube 
misma y contribuyen poco a la dosis total, la 
contaminación por productos radiactivos só- 
lidos constituye la fuente principal de expo- 
sición. Dieciocho radionúclidos de perfodos 
de semidesintegracZ& muy diversos han 
sido encontrados en el aire y en el material 
depositado en el suelo después de este y otros 
accidentes. Los seis que pueden tener im- 
portancia en la contaminación de los alimen- 
tos figuran en el cuadro 1. 
Los principales radionúclidos que 
pueden ser peligrosos por contaminar los ali- 
mentos después de los accidentes nucleares 
son el yodo 131 (13’1) a corto plazo y el cesio 
137 (‘“‘Cs) y, en menor grado, el cesio 134 
(‘VS) a largo plazo. El ‘Y tiene un perfodo 
de semidesintegración relativamente corto, 
4 El período de semidesintegz&5n es el tiempo en el que una 
cantidad cualquiera del raiionúclido queda reducida a la 
mitad por ehtu de la deshtegraàón de sus átomos. En 
¡ngkSs se dice hdf Zife que a veces se traduce como “semi- 
pícdo”, o como “vida media”. Esta úllima traducción literal 
se encwntm a menudo en textos en español, pem no parece 
aconsejable, ya que en nuestro idioma “vida media” expresa 
en mdiofísica un concepto totalmente distinto, a saber, la 
duración media de los átomos de un mdionúclido desde que 
se forman hasta que se desintegran (en ingleS el t&mino 
clmeipmdiente es mean Efe). NJta de za raiacnón). 
de 8 chas y por lo tanto podrfa reducirse a 
cantidades insignifi~tes en los alimentos 
a los dos meses del escape. El ‘Ts y el 
?s tienen perfodos de semidesintegración 
mucho más largos (2 y 30 anos respectiva- 
mente) y por lo tanto pueden constituir un 
problema de contaminación radiactiva du- 
rante mucho tiempo. 
La exposición al 13’1 se produce 
principalmente mediante la leche, pero tam- 
bién por inhalación. En lo referente a alimen- 
tos, el efecto más inmediato de la explosión 
de Chemobil fue la contaminación debida a 
este radionúclido, especialmente de la leche 
y las hortalizas de hojas frescas. El yodo se 
acumula en la glándula tiroides y los niños 
reciben dosis mayores que los adultos, tanto 
por consumir más leche fresca como por re- 
tener el yodo en un órgano mas pequeño. 
(Hay que hacer notar que la dosis de radiación 
es la energía absorbida por unidad de masa 
de tejido.) La saturación del organismo con 
yodo impide la absorción ulterior de este ele- 
mento y la entrada de yodo radiactivo en el 
tiroides. Por lo tanto, la primera medida pre- 
ventiva tomada por las autoridades de salud 
en la Ucrania soviética y en Polonia (el pafs 
vecino más cercano y más afectado por el 
accidente) fue la distribución de tabletas de 
yoduro potásico (KI) para los niños. (De 
hecho, la primera noticia que tuvo la mayorfa 
de los ciudadanos soviéticos de que algo preo- 
cupante había ocurrido cerca fue el comen- 
tario de la radio polaca respecto a la distti- 
bución de tabletas de yoduro a la población 
infantil, ya que las autoridades soviéticas no 
admitieron que había ocurrido el accidente de 
Chemobil hasta el 28 de abril, mas de 48 horas 
después de la explosión.) 
La lluvia radiactiva de finales de 
abril y principios de mayo contaminó direc- 
tamente las hortalizas de hoja y los pastos. 
CUADRO 1. Radionúclìdos de importancia 
potencial como contaminantes de alimentos 
Radionúclido Período de semidesintegración 
Yodo 131” 8,05 días 
Estroncio 88 52,7 días 
Cesio 134 767 días (~2 años) 
Estroncio 90 27,7 años 
Cesio 137” 30,l años 
Plutonio 239 24 400 años 
a Contaminantes principales emitidos en el accidente de Cher- 
nobil. 
Aproximadamente de 10 a 20% de la depo- 
sición húmeda permaneció sobre las plantas. 
Incluso las hortalizas criadas en invernaderos 
y bajo cubiertas de plástico resultaron consi- 
derablemente contaminadas por el depósito 
de ‘9 hasta niveles de 1 000 Bq/kg en las 
regiones de mayor concentración de DII en el 
aire. Sin embargo, la situación varió mucho 
de Europa septentrional a Europa meridional, 
dependiendo de la estación agrícola. En los 
países escandinavos, incluida Finlandia, la 
contaminación directa de las hortalizas fue 
insignificante, por lo avanzadas que estaban 
las cosechas. En Europa central y meridional, 
los valores máximos de radiactividad en hor- 
talizas de hoja (verduras) se encontraron du- 
rante los primeros clfas de mayo. Luego se 
produjo una reducción rápida de la concen- 
tración de 1311 durante las semanas siguientes, 
por degradación radiactiva y por rápido cre- 
cimiento de las plantas. Como el 1311 tiene un 
perfodo de semidesintegración muy breve, la 
absorción por las raíces fue insignificante. 
La concentración del ‘9 en la 
leche siguió un patrón similar a la contami- 
nación de los pastos. Muchos agricultores 
mantuvieron a su ganado dentro de los es- 
tablos para que no se alimentara con el pasto 
contaminado, pero la inhalación directa con- 
tribuyó a una pequeña absorción. 
En cuanto a los problemas de llu- 
via radiactiva a largo plazo, el mas importante 
ha sido el del ‘“Cs. La contaminación mun- 
dial por productos de fisión radiactiva debi- 
dos a las explosiones de armas nucleares en 
el aire, principalmente durante el período 
1956-1962, ha sido objeto de muchos estu- 
dios. De los productos radiactivos originados 
en estas explosiones el más importante como 
contaminante radiactivo es el 13Cs, que tiene 
un período de semidesintegración muy largo 
(unos 30 anos), pasa fácilmente a través de 
distintas cadenas alimentarias y expone al 
hombre tanto externamente, desde el aire y 
los depósitos en el suelo, como internamente, 
tras la ingestión de alimentos comunes con- 
taminados, tales como la leche, la carne y los 
cereales. Como consecuencia del accidente de 
Q7emobil, en el aire y en el material depo- 
sitado en el suelo apareció 13’Cs en propor- 
ciones inesperadamente altas. Esto indicaque 
este radionúclido se desprendió del reactor 
tan fácilmente como el yodo. 
En mayo y junio, la situación res- 
pecto al cesio era parecida a la del ‘“‘1. La 
contaminación de las hortalizas de hoja y de 
los pastos se produjo en una relación de 1311 
a ‘%s similar a la de la precipitación. 
Durante el perfodo siguiente, las 
plantas en clrecimiento absorbieron los con- 
taminantes radiactivos por dos vías. Una gran 
parte de la precipitación directa sobre las 
hojas fue absorbida y transportada parcial- 
mente a las frutas 0 los granos. La otra vía 
de absorción, desde el suelo, a través de las 
raíces, es de importancia menor en el primer 
ano. Los niveles de radiactividad detectados 
en las plantas que brotaron después del pe- 
ríodo de lluvia radiactiva fueron muy bajos 
incluso en las áreas donde la misma resultó 
alta. Las frutas de las plantas con flores y 
hojas contaminadas mostraron actividades 
mucho más altas de lJ7Cs que las plantas con 
absorción por las raíces únicamente. 
En resumen, puede decirse que 
la importancia de la vfa directa de contami- 
nación de los productos vegetales depende 
de la etapa en que se encuentran los cultivos. 
Poco después del accidente se ob- 
servó un aumento significativo de la conta- 
minación de la leche de vaca. Se registraron 
niveles de hasta 600 Bq/l (Becquereblitro; 
1 Bq= una desintegración por segundo, o 
1 s-l) en las regiones de mayor exposición. 
Tras un período de 5 semanas, la concentra- 
ción de u7Cs en la leche bajó a niveles de 
menos de 100 Bq/l y era previsible que esta 
tendencia continuara a lo largo de la tem- 
porada de pastoreo. Hacia el otoño, los ni- 
veles aumentaron de nuevo cuando las vacas 
empezaron a ser alimentadas con ensilaje, es 
decir, heno conservado en silos que había 
sido contaminado en el curso del mes de 
mayo, antes de almacenarse. 
Las mismas consideraciones se 
aplican a la carne, pero hay algunos factores 
adicionales que han de tenerse en cuenta. El 
período de semieliminación farmacológica del 
cesio es más largo en el tejido muscular que 
en la leche y, por lo tanto, la concentración 
en la carne disminuye más lentamente. Sin 
embargo, la contaminación de los componen- 
tes del forraje es un factor que ha de valorarse 
a la hora de estimar las concentraciones del 
‘37Cs en los productos animales. En la carne 
de reses y de cerdos alimentados bajo techo 
con granos, ensilaje o heno se hallaron bajas 
concentraciones de 13’Cs (entre 0 y 40 Bq/kg). 
En las carnes del ganado alimentado en los 
pastos contaminados, a fines de mayo 
de 1986 se hallaron valores de 200 a 
1100 Bq/kg. 
Debe prestarse una considera- 
ción especial a la carne de caza (venados, co- 
nejos, renos), en la que se detectaron niveles 
mucho mas altos de 13Cs que en la de ani- 
males domésticos. Los renos constituyen un 
caso especial, porque la concentración de 
‘37Cs en su alimentación (liquen, bayas, pes- 
cado) resultó ser muy elevada. Sin embargo, 
solo las partes meridionales de las regiones 
de cría de Suecia y Noruega resultaron con- 
taminadas. Las actividades de ‘37Cs registra- 
das llegaron a varios miles de Bqlkg en las 
regiones intensamente expuestas. En esas re- 
giones, la economía de unos 15 000 lapones 
nómadas, suecos y noruegos, que se basa casi 
exclusivamente en la cría del reno, quedó 206 
prácticamente arruinada. El consumo de 
carne de reno de esas regiones sigue prohi- 
bido. En cambio, en julio de 1988, en el curso 
de una visita del autor a Finlandia, donde el 
control de alimentos y especialmente de la 
radiactividad en los mismos tras el accidente 
de Chemobil es muy estricto, los bistecs de 
reno figuraban en los menús de la mayoría 
de restaurantes y los paquetes de carne de 
reno ahumada, salada o desecada se vendían 
en todos los supermercados. 
Otra economía basada en la carne 
que resultó duramente afectada fue la cría de 
ovejas de Escocia, Cornualles y Cumbria, re- 
giones de Gran Bretaña donde miles de cor- 
deros tuvieron que ser destruidos y la venta 
de su carne prohibida por la contaminación 
con ‘37Cs. 
Finalmente, en zonas de gran 
precipitación radiactiva en aguas dulces de 
poca concentración de nutrientes (por ej., en 
Austria), la concentración de 137Cs en el pes- 
cado aumentó significativamente (hasta 1000 
Bqlkg e incluso más). En el pescado de agua 
salada y de los estuarios, los niveles perma- 
necieron mucho más bajos (cuadro 2). 
A CCIONES DE LAS 
ORGANIZACIONES 
INTERNACIONALES TRAS 
EL ACCIDENTE 
DE CHERNOBIL 
Antes del accidente de Chemobil 
varias organizaciones internacionales habían 
establecido dimctrices referentes al manejo de 
la contaminación ambiental por sustancias ra- 
diactivas procedentes de fuentes naturales, 
armas nucleares y accidentes previos. Des- 
pués del accidente de Chemobil se reconoció 
que en tales directrices no se tenían en cuenta 
adecuadamente las acciones necesarias para 
proteger la población de zonas alejadas de las 
fuentes de contaminación, especialmente en 
caso de accidentes en centrales nucleares. En 
consecuencia, en los meses siguientes al ac- 
cidente de Chemobil se celebraron diversas 
reuniones internacionales para determinar 
cómo resolver los problemas detectados 
(cuadro 3). 
La Oficina Regional para Europa 
de la Organización Mundial de la Salud 
(EURO/OMS), que coordinó los esfuerzos de 
la OMS frente al accidente de Chemobil, or- 
ganizó una reunión urgente en su sede de 
Copenhague el 6 de mayo de 1986, pocos días 
después de que comenzara a disponerse de 
información acerca del accidente. Los exper- 
tos no trataron de sacar conclusiones sobre el 
CUADRO 2. Principales alimentos contaminados por el accidente de Chernobil y países o regiones 
que impusieron restricciones de consumo 
Alimento País 0 región 
Verduras de hoja (lechuga, endivia), Ucrania soviética, Alemania (Baviera, Berlín), 
frutas (fresas, cerezas), pastos Hungría, Yugoslavia, Suiza, Polonia 
Cereales Ucrania soviética, Polonia 
Leche URSS, Polonia, Suecia, Finlandia, Alemania, Suiza 
Helados Ucrania soviética 
Carne de ganado Polonia, Suiza 
Carne de cordero Reino Unido (Escocia, Cumbria, Cornualles) 
Carne de caza (venados, conejos) Suiza 
Carne de reno Laponia sueca y noruega (no finlandesa) 
Pescado de agua dulce Austria 
Agua de lluvia Suiza, Reino Unido (Escocia, Gales) 
CUADRO 3. Reuniones internacionales relacionadas con los efectos del accidente de Chernobil 
Organización Lugar Fechas Tema 
Oficina Regional para 
Europa de la Orga- 
nización Mundial de 
la Salud (OMS/ 
EURO) 
Oficina Regional para 
Europa de la Orga- 
nización Mundial de 
la Salud (OMS/ 
EURO) 
Organismo Internacio- 
nal de Energía Ató- 
mica (OIEA) 
Organización de las 
Naciones Unidas 
para la Agricultura y 
la Alimentación 
(FAO) 
Comité del Códex Ali- 
mentarius sobre 
Aditivos Alimenta- 
rios (CC/FA) 
Organización Mundial 
de la Salud (OMS) 
Comunidad Económica 
Europea (CEE) 
Comité del Códex Ali- 
mentarius sobre 
Aditivos Alimenta- 
rios (CC/FA) 
Copenhague 
Bilthoven 
Viena 
Roma 
La Haya 
Ginebra 
Bruselas 
La Haya 
6Nl1986 
25-27Nll1987 
24Nll/1986 
1-5/X11/1986 
17-23/l I I/ 1987 
6-9JIVl y 
21-25/1X/1 987 
5N y 1 /VII/1 987 
7-l 2/l Il11 988 
Accidente del reactor de 
Chernobil 
Estimación de las dosis de 
radiación recibidas en 
Europa 
Detección de radionúclidos 
Límites para la contamina- 
ción radiactiva de los 
alimentos 
Radiocontaminación en 
alimentos 
Niveles derivados de inter- 
vención para radionúcli- 
dos en alimentos 
Consecuencias del acci- 
dente nuclear de Cher- 
nobil 
Novedades referentes a la 
contaminación de ali- 
mentos con radionúcli- 
dos y otros temas 
impacto del accidente a largo plazo, porque 
en aquel momento no se conocía con detalle 
la extensión y la distribución geográfica de la 
lluvia radiactiva de ‘?Is. Recomendaron, por 
lo tanto, que esto constituyera objeto de un 
estudio posterior (9). Sin embargo, la Oficina 
Regional para Europa de la OMS empezó a 
actuar como agencia oficiosade noticias res- 
pecto a los niveles de radiación y las acciones 
de salud pública tomadas por los paises eu- 
ropeos. Esta información se difundió amplia- 
mente, primero con periodicidad quincenal y 
luego semanal, durante todo el período de 
emergencia. 
Siguiendo la recomendación ema- 
nada de esa primera reunión, la EURO/OMS 
convocó un grupo de trabajo de expertos en 
medicina nuclear, física sanitaria, agricultura, 
alimentación, salud pública y meteorología, 
con representantes de organizaciones inter- 
nacionales e intergubernamentales, para 
hacer una estimación preliminar del impacto 
de la contaminación radiactiva procedente de 
la central siniestrada. La reunión fue cele- 
brada en Bilthoven, Países Bajos, del 25 al 27 
de junio de 1986, y en su organización par- 
ticiparon dos centros colaboradores de la 
OMS, el Instituto de Higiene de la Radiación 
de la Oficina Federal de Salud, de Neuher- 
berg (República Federal de Alemania) y el 
Instituto Nacional de Salud Pública e Higiene 
Ambiental, de Bilthoven. 
Basándose en los datos cuantita- 
tivos disponibles y en las condiciones meteo- 
rológicas y aplicando modelos predictivos 
apropiados, los expertos evaluaron la lluvia 
radiactiva, estimaron la naturaleza y exten- 
sión de la contaminación de los alimentos e 
hicieron predicciones tentativas de las dosis 
que afectarían a la población según distintas 
vías de exposición. Se tuvo en cuenta que el 
Comité Científico de las Naciones Unidas 
sobre Efectos de la Radiación Atómica (UNS 
CEAR) tenfa intención de preparar una re- 
visión más detallada y completa de las con- 
secuencias del accidente a largo plazo, estudio 
que debería estar disponible en 1988. 
En resumen, el grupo determinó 
que se necesitaba asesoramiento internacional 
respecto a la recolección de muestras, co- 
municación de los resultados y composición 
de la canasta alimentaria específica de cada 
región geográfica para facilitar el cálculo de la 
exposición por ingestión. A partir de estos 
datos, subrayó la necesidad de desarrolLar di- 
rectrices internacionales para determinar los 
niveles de contaminación de los alimentos 
que justifican la intervención. 
Como resultado de las discusio- 
nes sostenidas en el curso de la 39” Asamblea 
Mundial de la Salud y de los comentarios 
hechos en el curso de la sesión especial de la 
Junta de Gobernadores del OIEA del 21 de 
mayo de 1986, el grupo produjo también un 
texto preliminar referente a la necesidad de 
mejorar el intercambio de información y las 
medidas de urgencia que habrían de tomarse 
en Europa en ocasión de accidentes nudeares 
importantes (20). 
Por su parte, la FAO, respon- 
diendo a la solicitud de asesoramiento de al- 
gunos gobiernos miembros sobre las acciones 
que habrian de tomarse respecto a la conta- 
minación radiactiva de los alimentos, convocó 
una Consulta de Expertos sobre los Límites 
Recomendados para la Contaminación de los 
Alimentos con Radionucleidos, que se celebro 
en Roma, del 1 al 5 de diciembre de 1986. 
De entrada, en la reunión se ad- 
virtió que uno de los problemas que surgieron 
tras el accidente de Chemobil fue el uso si- 
multaneo, por distintas organizaciones y ex- 
pertos, de diferentes unidades para describir 
magnitudes tales como radiactividad y dosis 
absorbida. En cuanto a la evaluación de la 
contaminación de los alimentos con radio- 
núclidos, se recomendó el uso exclusivo de 
las unidades y términos del Sistt?me lnterrm- 
tional (SI). Según este sistema, la unidad de 
radiactividad, como ya se dijo, es el becquerel 
(Bs). La dosis equivalente, que se representa 
mediante el símbolo HT, es la dosis absorbida 
modificada por el factor de calidad y cuales- 
quiera otros factores que puedan influir en la 
eficacia biológica de la radiación según su na- 
turaleza (por ej., alfa o beta). La unidad en 
este caso es el sievert (Sv) que tiene las di- 
mensiones de un joule por kg (J . kg.’ = 100 
rem según la terminologfa antigua). Las 
demás unidades y símbolos se derivan de 
estas dos (cuadro 4). 
También se recomendó la adop- 
ción de “niveles internacionales provisionales 
de intervención” en caso de contaminación 
de los alimentos con radionúclidos. Dichos 
niveles se aplicarían a los alimentos objeto de 
comercio internacional Las recomendaciones 
se basaron en los niveles primarios de inter- 
vención para la protección del público en caso 
de escape accidental de material radiactivo 
que habían sido establecidos por la Comisión 
Internacional de Protección Radiológica 
(CIPR, ICRP en inglés) (12). A faIta de otros 
valores orientadores, la FAO propuso que los 
niveles recomendados por la Consulta de Ex- 
pertos se aplicaran a los envíos internacio- 
nales de alimentos y que los niveles aplicables 
en el ámbito del comercio internacional se 
consideraran separadamente de los límites de 
intervención necesarios para proteger a los 
209 
CUADRO 4. Unidades internacionales recomendadas para medir varias magnitudes en casos 
de contaminación radiactiva 
Unidad Símbolo Equivalencia Magnitud 
becquerel 
sieverl 
becquerel por kilo 
sievert por becquerel 
Bq 
sv 
Bq/kg 
Sv/Bq 
Una desintegración por 
segundo (s-l) 
1 joule/kg=J-kg-’ = 
100 rem = 100/0,9 
roentgen 
Radiactividad 
Dosis equivalente absorbida” 
Contaminación radiactiva del 
alimento 
Factor de dosis por unidad 
de absorción 
a DOSIS absorbida modificada por factor de calidad (p. ej. susceptibilidad del árgano) y cualesquiera otros factores que puedan influu 
en la eficacia biológica de la radiach según su naturaleza (p. ej., alfa o beta). 
consumidores que vivieran en las inmedia- 
ciones de un lugar donde hubiera ocurrido 
un accidente nuclear o donde hubiera un ele- 
vado grado de contaminación (13). 
Contrariamente a lo habitual, que 
es una estrecha colaboración entre la FAO y 
la OMS en materia de alimentos, la consulta 
mencionada al parecer fue organizada solo 
por la FAO, no conjuntamente con la OMS. 
El funcionario responsable del asunto en la 
OMS fue invitado, pero en calidad personal 
de experto y, de hecho, asistió como delegado 
de Suiza, no como miembro de la Secretaría 
de la OMS. Poco después, la OMS, en cola- 
boración con otras organizaciones internacio- 
nales, propuso establecer “niveles derivados 
de intervención para radionucleidos en ali- 
mentos”, que son valores de radiactividad en 
8 
los alimentos por debajo de los cuales no se 
justificaría intervenir. Es interesante constatar 
3 
que en sus cálculos se consideraron deteni- 
damente los datos de consumo de diferentes 
2 alimentos en unos 140 países y regiones, que 
E 
se agruparon en ocho tipos de consumo ali- 
z 
mentario (aticano, centroamericano, chino, 
.î: 
mediterráneo oriental, europeo, extremo- 
8 oriental, norafricano y sudamericano). Estos 
s- 
datos fueron compilados por la FAO pero no 
se tuvieron en cuenta en el informe de esta 
õ cq organización (la OMS utilizó también las ci- 
fras de 550 kg y 700 1 de agua de consumo 
total de alimentos y bebida por persona y ano, 
210 propuestas por la FAO) (14). 
Comparando los términos y cálcu- 
los muy especializados en los dos informes, 
es difícil para alguien que no sea experto com- 
prender a primera vista la diferencia entre los 
conceptos básicos adoptados por las dos or- 
ganizaciones. Sm matizar, puede decirse que 
la FAO propone límites máximos, mientras 
que la OMS propone límites mínimos. En 
consecuencia, la inclusión de una norma en 
el Códex Alimentarius de FAO/OMS quedó 
pendiente del acuerdo entre las dos organi- 
zaciones. Se decidió esperar los resultados y 
las recomendaciones de una reunión ulterior 
entre las dos secretarías, prevista para co- 
mienzos de 1988, en la que se examinarían 
futuros cursos de acción y se convendna en 
un criterio conjunto para formular al Códex 
recomendaciones referentes a la contamina- 
ción de los alimentos por radionúclidos (15). 
Cabe mencionar que también el 
Comité Económico y Social de las Comuni- 
dades Europeas (ComunidadEconómica Eu- 
ropea) celebró una serie de reuniones sobre 
las consecuencias del accidente de Chemobil 
en las fechas de 1 de julio y 24 de octubre de 
1986 y 1 de julio de 1987, emitiendo una 
“opinión” propuesta por el subcomité sobre 
Chemobil y adoptada en la última reunión 
por el pleno del Comité. Sin embargo, tanto 
los debates como el informe final, la opinión 
emitida y las recomendaciones tuvieron como 
tema principal la seguridad de la producción 
de energía nuclear y no la contaminación de 
los alimentos con radionúclidos. No obstante, 
se recomendó a la Comisión de las Comu- 
nidades Europeas establecer niveles nkimos 
de radiactividad en los alimentos (II). 
C ONCLUSIONJZS 
Como ya se dijo, puede parecer 
extraño reunir en un artículo dos temas tan 
distintos como la conservación de los alimen- 
tos mediante su exposición a las radiaciones 
ionizantes y la protección de los alimentos de 
la contaminación por sustancias generadoras 
de tales radiaciones. Sin embargo, lo que 
ambos temas tienen en común es un mons- 
truo de Frankenstein desatado en el siglo Xx: 
la energía atómica y la radiactividad que gene- 
ra. Una vez liberado el monstruo por los seres 
humanos, dos son los problemas que se pre- 
sentan: cómo utilizarlo para mejorar y tal vez 
prolongar la vida de las personas y, por otra 
parte, cómo protegerse contra su inmenso 
poder dañino (aun sin utikarlo en forma de 
armas nucleares). 
La respuesta está en el estudio 
del problema con inteligencia, sentido común 
y honestidad, y también en la colaboración 
internacional y el intercambio de información 
completa. l3-1 el caso del accidente de Cher- 
nobil, el informe sorprendentemente deta- 
llado presentado al OIEA y divulgado por el 
Gobierno soviético poco después del acci- 
dente (pasado el institivo reflejo de silencio 
absoluto de los primeros días) permite es- 
perar que en la época de la glasfnosf los efectos 
de una catástrofe similar (que ojalá nunca su- 
ceda) se puedan manejar con más eficiencia 
y menos confusión y miedo que en el caso 
de Chemobil. 
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13 Organización de las Naciones Unidas para la Agri- 
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la contaminación de los alimentos con rudionúclidos. In- 
forme de una Consulta de Expertos c&br& en Roma, 
Itaha, 1-6 de diciembre de 1986. Roma, 1987. ESNI 
MISC/87/1. 
14 Organización Mundial de la Salud. Niveles de in- 
tewención akrivados de radionucleidos en los alimentos. 
Normas aplicables en cxso de contaminación radiactiva 
generalizada a umsee de un accia’ente nuclear 
grave. Ginebra, 1989. 
15 Comité del Códex sobre Aditivos Alimentarios y 
Contaminantes. 20” reunión, J-a Haya, 7-12 de 
marzo de 1988. Programa Conjunto FAO/OMS 
sobre Normas Alimentarias. CX/FAC 88/4, diciem- 
bre 1988. 
S UMMARY 
RADIOACTIVITY AND 
FOOD 
Two topics relating to radioactiv- 
ity and food are discussed: food irradiation 
for preservation purposes, and food contami- 
nation from radioactive substances. 
0: Food irradiation involves the use 
z of electromagnetic energy (x and gamma 
3 rays) emitted by radioactive substances or 
0 
produced by machine in order to destroy the 
w insects and microorganisms present and pre- 
E 
vent germination. The sanitary and economic 
s 
advantages of treating food in this way are 
discussed. Numerous studies have con- 
.% 
s. 
firmed that under strictly controlled condi- 
UI 
tions no undesirable changes take place in 
food that has been irradiated nor is radioac- 
tivity induced. 
Referente is made to the accident 
at the Chemobyl nuclear power station, 
whkh aroused public concem about irradi- 
ated food. The events surrounding the acci- 
dentare reviewed, and its consequences with 
regard to contamination of different foods 
with radioactive substances, particularly io- 
dine- and cesiutr-137, are described. Also 
discussed a.re the steps that have been taken 
by different intemational organizations to set 
lirnits on acceptable radioactivity in food. 
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