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Relato sobre los valores profesionales médicos

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MATERIA:
BIOÉTICA
Valores de la profesión médica
No en vano suele decirse que quien escoge dedicarse a la medicina o a la enfermería como un elemento de su forma de vida lo hace por vocación. Se da a entender con ello que, si un buen profesional es siempre un experto en su materia, en el caso de la profesión sanitaria, la competencia científica y técnica va acompañada de un compromiso ineludible de carácter moral. No es una casualidad que uno de los primeros códigos éticos de la historia fuera el Juramento Hipocrático que, al consagrar los principios de no maleficencia y beneficencia, puso los pilares de lo que seguimos entendiendo como buena práctica médica. (1)
Compromisos del futuro médico:
Competencia profesional
Es un compromiso de por vida con el aprendizaje a fin de mantener los mejores estándares de calidad en los servicios prestados a los pacientes. Es responsabilidad del propio médico mantener un conocimiento médico actualizado y elevado, así como las habilidades clínicas que le permitan ejercer su profesión con 'competencia'. Además, la profesión en sí misma debe velar por que esto se cumpla, se puedan detectar las carencias y se puedan corregir. Esto último otorga autoridad moral a nuestra profesión de cara a la sociedad en la que prestamos servicios. (2)
Honestidad con los pacientes
El médico ha de mantener informado, de manera completa y honesta, a sus pacientes, con objeto de que éstos sean capaces de tomar decisiones en el ámbito de su autonomía que pueden afectar a procedimientos diagnósticos y terapéuticos. Esto no significa que el paciente se involucre en todas y cada una de las decisiones diarias, sino en aquellas que son las relevantes o componen los aspectos clave del plan de manejo de la enfermedad. Esta información a los pacientes debe alcanzar a los efectos adversos que potencialmente se puedan producir o que hayan tenido lugar como consecuencia de errores o incidentes. En consecuencia, un valor derivado de este compromiso del médico es analizar las razones de los posibles errores, no ignorándolos o despreciándolos. Errar es humano, y la medicina hace humildes a los médicos porque nos enseña diariamente que nos podemos equivocar, y es preciso ser consciente de ello para evitar tales errores. (2)
Confidencialidad del paciente
Es clave para ganar la confianza del paciente y mantener una correcta relación médico-enfermo. Este principio del profesionalismo se extiende a la información o debate con personas ajenas al propio paciente (sean profesionales de la medicina, familiares del enfermo, responsables legales, etc.). No es ética la utilización fraudulenta de la información clínica o su tergiversación. En el momento actual, en el que los sistemas informáticos permiten una gran difusión de datos y en el que algunos datos son especialmente sensibles (por ejemplo, los genéticos), este principio es más necesario que nunca. Una excepción podrá ser el interés público o el peligro consciente hacia terceras personas. (2)
Relaciones apropiadas con los pacientes
Se trata, sencillamente, de no mantener una relación de ventaja con los pacientes. La situación de dependencia y vulnerabilidad con la que el paciente puede vivir su relación con el médico puede propiciar situaciones de ganancia ilegales y carentes de ética, en cualquier plano. (2)
Mejora de la calidad de la atención
Debe ser un objetivo prioritario y permanente del médico. Nos obliga, al margen de mantener una competencia profesional tal y como ya se ha comentado, a ser capaces de trabajar en equipo para mejorar la eficiencia en la utilización de los recursos y los resultados de nuestras actuaciones. Además, el médico ha de implicarse en el diseño de los procesos de mejora continua de la asistencia sin considerar que 'son otros' los responsables de que la asistencia se deteriore o mejore. Y, finalmente, este compromiso implica aceptar que los resultados de nuestra actuación pueden ser evaluados. (2)
Mejora del acceso a la atención sanitaria
El médico se tiene que implicar en la definición y búsqueda de la atención sanitaria óptima para las necesidades y recursos disponibles. Es decir, ha de ser equitativo. Además, debe trabajar para eliminar las barreras y la posible discriminación en el acceso a los servicios para que sean los ajustados al caso. Una forma particularmente adecuada del compromiso con la equidad es la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. (2)
Justa distribución de recursos
Qué duda cabe que los recursos son limitados. Por tanto, los médicos estamos obligados a emplear criterios de racionalización en el empleo de tales recursos. El criterio de valorar los resultados en función de la inversión puede ser muy correcto (criterio coste-efectividad). Eso implica compromiso y trabajo para la búsqueda de las mayores y mejores evidencias científicas, la identificación de las intervenciones más coste-efectivas, el empleo de tecnologías previamente evaluadas como adecuadas al caso y, en definitiva, la búsqueda de la eficiencia (mejores resultados con menor coste). No es ética la exposición de los pacientes a procesos diagnósticos o terapéuticos no suficientemente contrastados, que no aporten información relevante (a veces llegan a ser superfluos) o que expongan al paciente a riesgos innecesarios en relación con el beneficio esperable. No es ético consumir recursos en un paciente que no lo necesita, ya sea por desconocimiento o inseguridad del médico. (2)
Conocimiento científico
El médico es un profesional comprometido con la ciencia médica y con los enfermos. La sociedad ha depositado su confianza en el médico porque entiende que, científicamente, se encuentra preparado para ejercer su profesión. En consecuencia, el médico gestiona el conocimiento científico en todos los aspectos: lo debe aplicar (haciendo asistencia), lo debe incrementar (haciendo investigación) y lo debe transmitir (enseñando los saberes médicos a aquellos que están en período de aprendizaje). Su compromiso alcanza a una formación científica de calidad que le permita contribuir al avance de la ciencia médica y a aplicar las mejores medidas y principios de la práctica clínica. También la profesión médica en su conjunto es responsable de organizar un sistema que permita garantizar que los médicos son poseedores del conocimiento científico adecuado. (2)
Mantener la confianza en los conflictos de intereses
El médico debe evitar el conflicto entre el ejercicio de su profesión, el manifiesto de su opinión o la difusión del avance científico con intereses ajenos a la propia profesión médica. Es preciso que evite conflictos entre tales intereses, que pueden estar encontrados; y, si surgieran, ha de revelarlos. Esto, que puede afectar especialmente a los médicos líderes de una opinión en un campo concreto (publicaciones, conferencias, etc.) y a los aspectos económicos (retribuciones por un trabajo realizado) de las relaciones interpersonales o con organizaciones de distinto tipo, se ha de tratar de manera pulcra y sin ocultarlo porque, en su caso, puede amenazar la independencia que se atribuye y presupone al ejercicio del profesionalismo médico. (2)
Responsabilidades profesionales
Nuestra responsabilidad como médicos atañe no sólo a la mejora continua de la asistencia que prestamos y a las cualidades de ésta (calidad, eficiencia, equidad, etc.), sino también a procurar velar por los principios de la profesión médica. En consecuencia, una correcta relación con los demás médicos es determinante, y la participación en la autorregulación de la profesión que la sociedad encomienda a los médicos es, asimismo, clave. Por tanto, hemos de participar en el establecimiento de controles en el ejercicio de la profesión de acuerdo con unos valores y en la corrección de las desviaciones en el caso de que se produjeran. En la práctica esto significa que el médico tiene una responsabilidad individual con respecto al ejercicio de su profesión, pero también colectiva. Los médicos deben reafirmar su fidelidad a los principios y compromisos delprofesionalismo. Son los principios de la medicina. Permiten, manteniendo el espíritu eterno de nuestros principios, poder ejercer con dignidad la profesión médica en el momento actual, en cualquier sitio y circunstancia. (2)
Relato sobre los valores profesionales médicos
Narcisa es una madre soltera de 33 años de edad que tiene un hijo de 8 años de edad llamado Oscar. Aparentemente el niño ha gozado de buena salud siempre y nunca ha enfermado, a excepción de algunos cuadros transitorios que son muy frecuentes durante la edad pediátrica.
Una mañana Oscar amaneció con fiebre, náuseas, vómitos, diarrea y con un fuerte dolor en la parte inferior derecha de su abdomen. Muy preocupada, Narcisa decidió acudir con su niño al centro de salud más cercano de su morada. En ese momento el centro de salud estaba a cargo del Dr. Morales, quien acababa de graduarse hace poco y estaba cumpliendo su año de servicio social. Esta fue la conversación que mantuvieron durante la cita médica:
-Dr. Morales: Buenos días, señora. Dígame. ¿En qué puedo ayudarle?
-Narcisa: Buenos días, doctor. He traído a mi niño porque desde esta mañana no se encuentra bien.
-Dr. Morales: ¿Qué tiene el niño? Cuénteme que síntomas tiene.
-Narcisa: Hoy ha amanecido con náuseas y vomitando, me dice que le duele mucho su barriguita. También ha ido unas cinco veces al baño y creo que tiene diarrea.
En ese instante el Dr. Morales no tiene idea de cómo actuar. Siendo francamente objetivos, al describir los antecedentes académicos y el perfil médico del Dr. Morales, estos no son compatibles con las exigencias que se esperan de un buen profesional de salud, pues este nunca fue un estudiante responsable, ni mostró interés por adquirir los conocimientos que se necesitan en la carrera. Podríamos decir que fue uno de los tantos alumnos que aprobaba los cursos “por inercia”. El tiempo que transcurría durante su estancia en el servicio social se basaba en relevar casi todas sus tareas a sus otros compañeros, sin embargo, ese día por diversos motivos se encontraba solo sin más compañía que la de los pacientes que acudían a atenderse.
Cavilando durante unos segundos, el Dr. Morales deja de formular preguntas a la mujer, evade todos los procedimientos del examen físico y escoge la decisión que cree conveniente para intentar tranquilizar a Narcisa y a su hijo, y para ocultar su incompetencia:
-Dr. Morales: Por lo que me está diciendo, lo más seguro es que su hijo tenga una infección estomacal, es algo bastante común a esas edades y no hay mucho de qué preocuparse porque hay una solución para esto.
-Narcisa: Me alegro mucho, ahora mismo creo que me siento más aliviada.
-Dr. Morales: Ya le digo yo que no debe preocuparse, -sonríe- que usted aquí está en buenas manos.
Dicho esto, el Dr. Morales procede a sacar una hoja de prescripción médica, seguidamente coge un bolígrafo y empieza a redactar la receta médica para Oscar. En ella prescribe el tratamiento con fármacos antibióticos y antiinflamatorios. Finalizado esto, le entrega la hoja a Narcisa:
-Dr. Morales: Aquí tiene la receta médica. Allí están escritas las indicaciones de los medicamentos, las dosis y a qué hora debe tomarlos.
-Narcisa: Está bien, con esto seguro se pondrá mejor mi hijo, le agradezco mucho por la atención, doctor.
-Dr. Morales: No es nada, señora. Me alegra mucho haberla ayudado.
Narcisa y Oscar abandonan el centro de salud mientras el doctor Morales suspira aliviado, en la sala de espera hay más pacientes a los que piensa tratar de la misma manera improvisada, antiética y negligente. Al llegar a casa, Narcisa le administra los medicamentos a Oscar siguiendo las pautas que el médico le proporcionó. Oscar experimenta una leve mejoría del dolor en tanto el día transcurre sin mayores novedades.
Durante la noche el dolor abdominal de Oscar empeora, en tanto su abdomen se encuentra muy hinchado, los demás síntomas como la fiebre no ceden, se encuentra desorientado y la preocupación e incertidumbre invaden a Narcisa, por lo que inmediatamente acude a emergencias médicas, donde tras un interrogatorio, examen físico y complementarios adecuados, se confirma en Oscar el diagnóstico de peritonitis, debido a la perforación del apéndice por una apendicitis no diagnosticada y de rápida complicación. Afortunadamente y gracias al diagnóstico oportuno en emergencias, pudo tratarse a tiempo la afección y así evitar complicaciones mortales.
Esta emergencia pudo haber sido evitada de no ser por la escasa preparación y conocimiento científico (uno de los principales valores que definen a un buen médico) por parte del doctor Morales, añadiendo además que él no fue honesto con Narcisa, ya que no le importó establecer un diagnóstico infundado con tal de eludir su responsabilidad. Otro de las carencias que hacen del doctor Morales un mal profesional, es su falta de trabajo en equipo, al no trabajar con sus compañeros y delegando sus responsabilidades a los mismos, lo cual impide aún más su crecimiento científico.
Referencias Bibliográficas:
1) Camps V. Los valores éticos de la profesión sanitaria. FEM [Internet] 2015 [consultado 2020 Nov 17]; 16 (1): p.3-8. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1575181315000029 DOI: https://doi.org/10.1016/j.edumed.2015.04.001
2) Núñez J. Valores del médico para un ejercicio de calidad: el profesionalismo. FEM [Internet] 2014 [consultado 2020 Nov 17]; 17(1): p.23-25. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/fem/v17s1/estudio.pdf

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