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economia 1 - MÓDULO 5

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MÓDULO 5.
Punto 1.
Muchas veces en las sociedades los gobiernos piensan que los consumidores o los productores se ven perjudicados por los mercados o, más bien, por los precios.
Cuando los creadores de políticas piensan eso, una de las medidas que pueden aplicar para “compensar” esa injusticia, es el control de precios; esto quiere decir, el gobierno ajusta los mercados para eliminar las injusticias que crean que existen. Esto hace que el gobierno manipule los equilibrios de mercado para que dejen de verse en desventaja ciertos sectores de la sociedad (como son los consumidores o los productores).
El control de precios puede aplicarse imponiendo precios máximos y precios mínimos.
Los precios máximos se aplican cuando el gobierno piensa que los productores están aprovechándose de su posición desde la cual pueden poner los precios. Por ello, para que no se perjudique tanto a los consumidores, los gobiernos ponen a los bienes precios máximos, obligando a los oferentes a vender esos bienes a un precio igual o menor a ese precio máximo. Entonces, un precio máximo es el precio más alto al que legalmente se puede vender un bien. 
El análisis de precio máximo puede hacerse de dos maneras:
1. Cuando el precio máximo es mayor o igual al precio de equilibrio, las fuerzas del mercado entre oferentes y demandantes no se verán afectadas ya que se seguirá vendiendo ese bien al precio de equilibrio original.
2. Cuando el precio máximo es menor al precio de equilibrio, el mercado entra en un desequilibrio. A un precio menor al de equilibrio, los oferentes tendrán menos incentivos a producir (por la ley de oferta: a menor precio, menor cantidad ofrecida) y los consumidores tendrán más incentivos a consumir (por la ley de demanda: a menor precio, mayor cantidad demandada). Aquí, cuando el gobierno impone un precio máximo obligatorio en un mercado competitivo, el producto se volverá escaso (porque disminuye la oferta y aumenta la demanda) y los vendedores deberán racionar este bien entre un gran número de compradores potenciales, ya que habrá exceso de demanda. Esto lleva a, por ejemplo, discriminación a la hora de vender, esperas interminables para conseguir un producto, desabastecimiento, etc. 
Por otro lado, los precios mínimos se aplican cuando el gobierno piensa que los productores están en desventaja. Por ello, para que no se perjudique tanto a los productores, los gobiernos ponen a los bienes precios mínimos, obligando a los oferentes a vender esos bienes a un precio igual o mayor a ese precio mínimo. Entonces, un precio mínimo es el precio más bajo al que legalmente se puede vender un bien. 
El análisis de un precio mínimo puede hacerse de dos maneras:
1. Cuando el precio mínimo es mejor o igual al precio de equilibrio, las fuerzas del mercado entre oferentes y demandantes no se verán afectadas ya que se seguirá vendiendo ese bien al precio de equilibrio original.
2. Cuando el precio mínimo es mayor al precio de equilibrio, el mercado entra en un desequilibrio. A un precio mayor al de equilibrio, los oferentes tendrás más incentivos a producir (por la ley de la oferta: a mayor precio, mayor cantidad ofrecida) y los consumidores querrán demandar menos (por la ley de la demanda: a mayor precio, menor cantidad demandada). Aquí, cuando el gobierno impone un precio mínimo obligatorio en un mercado competitivo, el producto se volverá abundante (porque aumenta la oferta y disminuye la demanda) y habrá exceso de oferta. Esto lleva a, por ejemplo, stocks en demasía en las fábricas, desempleo, subempleo, cierre de fábricas. El precio en este mercado llegará hasta el precio mínimo, que es donde habrá menos exceso de oferta y los productores podrán vender aunque sea una parte de sus mercancías. 
Punto 2.
Todos los gobiernos obligan a los ciudadanos a pagar impuestos para recaudar fondos para financiar proyectos de obras públicas como carreteras, escuelas y defensa nacional, entre otras cosas. Los impuestos, al afectar los equilibrios de mercado donde se venden y compran bienes y servicios, se traducen en una cuestión económica. 
La economía analiza la incidencia de los impuestos tanto en los oferentes como en los demandantes. La aplicación de un impuesto significa una carga para quien la pague; pero, ¿en realidad quién la paga, o cómo se distribuye la obligación del pago entre productor y consumidor?
Analicemos la situación cuando el impuesto es pagado por el oferente:
1. Como los demandantes no se ven afectados por el impuesto, la cantidad demandada del bien al que se le grava el impuesto no cambia. Sin embargo, el productor, al asumir el pago del impuesto que se traduce como un nuevo costo, ve menos rentable su negocio y decide ofrecer menos cantidad de ese bien. La curva de oferta se desplaza mientras la curva de demanda se mantiene igual que al inicio.
2. Como el precio que reciben los productores por cada unidad vendida se ve disminuido en igual monto que el valor del impuesto, y es un ingreso que dejan de recibir, la curva de oferta se desplaza hacia la izquierda y hacia arriba de tal manera que las cantidades ofrecidas para cada precio serán iguales a las cantidades ofrecidas al precio que resultaría de sumarle al precio de equilibrio el impuesto. Esto hace que el precio al que se vende el bien sea mayor al precio original de equilibrio.
3. El oferente subió el precio pero al mismo tiempo disminuyó las cantidades ofrecidas. En conclusión, el mercado ahora es más pequeño ya que los oferentes redujeron las cantidades ofrecidas y, al mismo tiempo, los demandantes redujeron las cantidades demandadas (por ley de la demanda, al subir el precio se demanda menos).
Con el ejemplo que da el libro se puede notar que la carga del impuesto termina siendo compartida: una parte la pagan los productores y otra los consumidores. Tanto productores como consumidores se ven perjudicados cuando se aplica un impuesto a los productores.
Se puede decir, finalmente, que los impuestos desincentivan la actividad de mercado. Cuando se aplica un impuesto a un bien, la cantidad vendida del bien es menor en el nuevo equilibrio. Además, tanto compradores como vendedores comparten la carga del impuesto. En el nuevo equilibrio, los compradores pagan más por el bien y los vendedores reciben menos.
Ahora, analicemos la situación cuando el impuesto es pagado por el demandante:
1. Como los oferentes no se ven afectados por el impuesto, la cantidad ofrecida del bien al que se le grava el impuesto no cambia. Sin embargo, el consumidor, al asumir el pago del impuesto que se traduce como un nuevo precio más alto que debe pagar, decide demandar menos cantidad de ese bien. La curva de demanda se desplaza mientras la curva de oferta se mantiene igual que al inicio.
2. Como el precio que pagan los consumidores por cada unidad es mayor que el original en igual monto que el valor del impuesto, la curva de demanda se desplaza hacia la izquierda y hacia abajo, de tal manera que las cantidades demandadas para cada precio serán iguales a las cantidades demandadas al precio que resultaría de sumarle al precio de equilibrio el impuesto. Esto hace que el precio al que se compra el bien sea mayor al precio original de equilibrio.
3. El demandante paga un mayor precio pero al mismo tiempo disminuye las cantidades que demanda. Por esta razón y para no ver sus ingresos tan afectados, los productores deciden pagar una parte del impuesto. En conclusión, el mercado ahora es más pequeño ya que los demandantes redujeron las cantidades demandadas y, al mismo tiempo, los oferentes redujeron las cantidades ofrecidas (por ley de la oferta, al bajar el precio se ofrece menos).
Con el ejemplo que da el libro se puede notar que la carga del impuesto termina siendo compartida: una parte la pagan los productores y otra los consumidores. Tanto productores como consumidores se ven perjudicados cuando se aplica un impuesto a los consumidores.
Se puede decir, finalmente, que los impuestos desincentivan la actividad de mercado. Cuando se aplica un impuesto a un bien, la cantidad demandadadel bien es menor en el nuevo equilibrio. Además, tanto compradores como vendedores comparten la carga del impuesto. En el nuevo equilibrio, los compradores pagan más por el bien y los vendedores reciben menos.
¿Cómo podemos darnos cuenta de qué lado del mercado, productores o consumidores, carga mayormente con el pago del impuesto? Acá entra nuevamente el concepto de elasticidad: la carga de un impuesto tiene mayor peso del lado del mercado que es menos elástico. En esencia, la elasticidad mide la propensión de los compradores o vendedores a abandonar un mercado cuando las condiciones dejan de ser favorables. 
Una pequeña elasticidad de la demanda significa que los compradores no tienen buenas alternativas para sustituir el consumo de ese bien en particular. Una pequeña elasticidad en la oferta significa que los vendedores no tienen buenas alternativas para producir este bien en particular. 
Cuando se grava el bien con un impuesto, el lado del mercado con alternativas menos buenas está menos dispuesto a abandonar el mercado y, por tanto, soporta la mayor parte de la carga del impuesto.
Entonces, si la demanda es más inelástica, el impuesto es pagado en mayor medida por la demanda (ya que, con un aumento del precio pagado, la cantidad demandada se reduce muy poco). Cuando la oferta es más inelástica, el impuesto es pagado en mayor medida por la oferta (ya que, con una disminución del precio recibido, la cantidad ofrecida se reduce muy poco).

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