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MÓDULO 8

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MÓDULO 8: La teoría del consumidor.
Punto 1.
Sabemos que el consumidor compra bienes y servicios producidos por las empresas a los precios que existan en el mercado, pero ¿cuánto puede comprar un consumidor? Lógicamente, una persona no puede comprar todo lo que desea porque existe un limitante al momento de comprar, que es la cantidad de dinero que posee (su ingreso). A esto se le llama restricción presupuestaria: es el límite en las canastas de consumo que un consumidor se puede permitir. 
Las canastas, en este caso, vienen a ser “paquetes” de bienes. Para simplificar el análisis, se hace la suposición de que una persona solo consume dos bienes y que gasta todo su ingreso en comprar esos dos bienes. El ejemplo que da el libro dice:
“el consumidor tiene un ingreso de $1000 mensuales y que gasta todo su ingreso en pizzas y Pepsi. El precio de la pizza es $10 y el de una lata de Pepsi $2”
En este caso particular, la restricción de dinero es de $1000 por mes que puede gastar en pizza a $10 cada una y en lata a $2 cada una. Si gasta todo su ingreso en pizzas (no compra latas), podrá comprar 100 pizzas ($1000/$10 = 100 pizzas). En cambio, si gasta todo su ingreso en latas (no compra pizzas), podrá comprar 500 latas ($1000/$2 = 500 latas). 
Gráficamente, la restricción presupuestaria es una línea con pendiente negativa, en este caso con el eje de abscisas (eje horizontal) que muestra la cantidad de pizzas que se puede comprar y con el eje de ordenadas (eje vertical) que muestra la cantidad de latas que se puede comprar. 
La restricción corta al eje de ordenadas en la cantidad máxima de latas que se puede comprar con $1000 (500 latas y 0 pizzas) y al eje de abscisas con la cantidad máxima de pizzas que se puede comprar con $1000 (100 pizzas y 0 latas). Esta línea muestra las diferentes combinaciones de cantidades de latas y pizzas que se pueden comprar con un ingreso de $1000. Por ejemplo, en el punto C, un consumidor puede comprar 250 latas y 50 pizzas (250*$2 + 50*10 = $500 + $500 = $1000).
Moviéndose sobre la restricción presupuestaria se encuentran otras combinaciones de pizzas y latas que signifiquen gastar todo el ingreso, por ejemplo, 100 latas y 80 pizzas (100*$2 + 80*$10 = $200 + $800 = $1000), o 400 latas y 20 pizzas (400*$2 + 20*$100 = $800 + $200 = $1000). 
La pendiente de la restricción presupuestaria mide la tasa a la que el consumidor puede intercambiar un bien por otro. La pendiente entre dos puntos se calcula como el cambio en la distancia vertical dividida entre el cambio en la distancia horizontal. Del punto A (compra solo pizzas) al punto B (compra solo latas), la distancia vertical es de 500 latas y la distancia horizontal es de 100 pizzas. Por consiguiente, la pendiente es de 5 latas por pizza. Esta pendiente de la restricción presupuestaria es igual al precio relativo de los dos bienes, esto es, el precio de un bien comparado con el precio del otro. Una pizza cuesta cinco veces más que una lata, de manera que el costo de oportunidad de una pizza es de 5 latas. La pendiente de 5 de la restricción presupuestaria refleja la disyuntiva que el mercado le ofrece al consumidor; es decir, 1 pizza por 5 latas.
Al mismo tiempo, como existe un límite de dinero que el consumidor puede gastar comprando bienes y servicios y por esta razón no puede comprar todo lo que desea, es que la teoría económica presta suma atención a las preferencias de los consumidores. En el ejemplo anterior, un consumidor demandará canastas (“paquetes”) con más pizzas o más latas según sus preferencias, es decir, demandará una canasta con más pizzas si prefiere las pizzas antes que las latas y demandará una canasta con más latas si prefiere las latas antes que las pizzas. Si a una persona le da igual consumir una canasta u otra, se dice que será indiferente entre esas dos canastas.
Las preferencias se analizan gráficamente a partir de las curvas de indiferencia. Una curva de indiferencia muestra las diferentes canastas de consumo que hacen que el consumidor sea igualmente feliz, que le dé igual nivel de satisfacción.
En el ejemplo que da el libro, el consumidor es indiferente entre las canastas A, B y C, porque todas ellas se encuentran en la misma curva. Si el consumo de pizza del consumidor se reduce del punto A al B, su consumo de latas se debe incrementar para mantenerlo igualmente feliz. Si su consumo de pizza se reduce nuevamente, del punto B al C, también se debe volver a incrementar la cantidad consumida de latas.
La pendiente en cualquier punto en una curva de indiferencia es igual a la tasa a la cual el consumidor está dispuesto a sustituir un bien por otro. Esta tasa se llama tasa marginal de sustitución (TMS). En este caso, la tasa marginal de sustitución mide cuántas latas requiere el consumidor para compensar la reducción de una unidad en el consumo de pizza. Debido a que las curvas de indiferencia no son rectas, la tasa marginal de sustitución no es la misma en todos los puntos de una curva de indiferencia determinada.
Debido a que un consumidor siempre prefiere más que menos consumo, las curvas de indiferencia más altas son preferidas a las más bajas (la curva que está más a la derecha es mejor que la que está a la izquierda), ya que implican mayores cantidades de bienes consumidos. Entonces, en este caso, el punto D es preferido al punto A ya que el D tiene mayor cantidad de pizzas y latas. A su vez, las curvas de indiferencia también indican que el punto D es preferible al punto C, debido a que el punto D está en una curva de indiferencia más alta. Aun cuando el punto D tiene menos latas que el punto C, tiene más que suficiente pizza extra para hacer que el consumidor lo prefiera.
Las curvas de indiferencia tienen 4 propiedades:
1. Las curvas de indiferencia más altas son preferidas a las más bajas las personas por lo general prefieren consumir más que menos bienes. 
2. Las curvas de indiferencia tienen pendiente negativa la pendiente de una curva de indiferencia refleja la tasa a la cual el consumidor está dispuesto a sustituir un bien por el otro. En la mayoría de los casos, al consumidor le agradan ambos bienes. Por consiguiente, si la cantidad de un bien se reduce, la cantidad del otro bien se debe aumentar para que el consumidor se sienta igualmente feliz (pendiente negativa).
3. Las curvas de indiferencia no se cruzan dos curvas de indiferencia no pueden cruzarse ya que, debido a que el punto donde se cruzan pertenece a las dos curvas, un punto cualquiera en la curva con combinaciones con menos bienes debería ser indiferente a un punto cualquiera en la otra curva (con combinaciones con más bienes); esto sería incoherente con la propiedad de que se prefiere consumir más que menos bienes. 
4. Las curvas de indiferencia son convexas al origen debido a que las personas están más dispuestas a intercambiar los bienes que poseen en abundancia y menos dispuestas a intercambiar aquellos bienes de los que tienen poco, las curvas de indiferencia son convexas al origen. Por consiguiente, la convexidad de una curva de indiferencia refleja la mayor disponibilidad del consumidor para renunciar a un bien que posee en gran cantidad.
Punto 2. 
Cuando en un gráfico se juntan las curvas de indiferencia y la restricción presupuestaria de un consumidor, puede analizarse su elección óptima de consumo. La curva de indiferencia más alta a la que puede llegar el consumidor (I2 en el ejemplo del libro) es la que apenas toca (y no corta) su restricción presupuestaria. El punto en el cual se tocan esta curva de indiferencia y la restricción presupuestaria se llama óptimo. El consumidor preferiría el punto A, pero no se puede permitir ese punto debido a que se encuentra por encima de su restricción presupuestaria. El consumidor se puede permitir el punto B, pero este punto se encuentra en una curva de indiferencia más baja y, por consiguiente, le proporciona menos satisfacción al consumidor. El óptimo representa la mejor canasta de pizza y latas disponible para el consumidor. En este punto, la tasa marginal de sustituciónes igual al precio relativo de los dos bienes: el consumidor elige el consumo de los dos bienes de manera que la tasa marginal de sustitución iguale al precio relativo.
El precio relativo es la tasa a la cual el mercado está dispuesto a intercambiar un bien por otro, mientras que la tasa marginal de sustitución es la tasa a la cual el consumidor está dispuesto a intercambiar un bien por otro. En el punto óptimo del consumidor, la valuación del consumidor de los dos bienes (medida por la tasa marginal de sustitución) es igual a la valuación del mercado (medida por el precio relativo). Como resultado de esta optimización del consumidor, los precios de mercado de diferentes bienes reflejan el valor que los consumidores le asignan a esos bienes.
Como la restricción presupuestaria es una limitación en el ingreso, veamos qué pasa con la decisión del consumidor cuando se modifica el ingreso:
Supongamos que el ingreso se incrementa. Con un mayor ingreso, el consumidor puede comprar más de los dos bienes. Por consiguiente, este incremento en el ingreso desplaza la restricción presupuestaria hacia afuera, como en la primera imagen. Debido a que el precio relativo de los bienes no ha cambiado, la pendiente de la nueva restricción presupuestaria es igual que la de la restricción presupuestaria inicial. Es decir, un incremento en el ingreso conduce a un desplazamiento paralelo de la restricción presupuestaria. La restricción presupuestaria expandida le permite al consumidor elegir una mejor canasta de pizza y latas, una que se encuentre en una curva de indiferencia más alta (la que está en rojo). Dado el desplazamiento de la restricción presupuestaria y las preferencias del consumidor representadas por sus curvas de indiferencia, el óptimo del consumidor se mueve del punto marcado como “óptimo inicial” al punto marcado como “nuevo óptimo”. En esta imagen, el consumidor elige consumir más latas y más pizzas (las latas y las pizzas son, entonces, bienes normales). 
La segunda imagen muestra un ejemplo en el cual un incremento en el ingreso induce al consumidor a comprar más pizza, pero menos latas (entonces, la pizza es un bien normal y la lata es un bien inferior). Los primeros pasos son los mismos: un aumento en el ingreso desplaza la restricción presupuestaria hacia la derecha, aumentando la cantidad de latas y pizzas que el consumidor puede comprar. Sin embargo, la diferencia radica en que el consumidor, a medida que aumenta sus ingresos, reduce su consumo de latas. Entonces, en el nuevo óptimo, el consumidor compra más pizzas, pero menos latas. 
Ahora veamos qué sucede con la decisión del consumidor cuando cambia el precio de los bienes: 
Supongamos que el precio de la lata disminuye de $2 a $1. Cualquier disminución en el precio de un bien de una canasta de bienes desplaza hacia afuera la restricción presupuestaria. La imagen considera específicamente la forma en la cual una reducción del precio afecta a la restricción presupuestaria. Si el consumidor gasta su ingreso total en pizza, entonces el precio de la lata es irrelevante; el punto A se mantiene igual. Sin embargo, si el consumidor gasta todo su ingreso de $1000 en latas, ahora puede comprar 1000 latas, en lugar de solo 500 (ya que su precio se redujo a la mitad, puede consumir el doble). 
Por consiguiente, el punto extremo de la restricción presupuestaria se mueve del punto B al punto D. Debemos observar que, en este caso, el desplazamiento hacia afuera en la restricción presupuestaria cambia su pendiente (esto difiere de lo que sucedió previamente cuando los precios se mantuvieron constantes, pero el ingreso del consumidor cambió). Debido que el precio de la lata ha disminuido de $2 a $1, mientras que el precio de la pizza permaneció constante en $10, el consumidor ahora puede intercambiar una pizza por 10 latas, en lugar de 5. Como resultado, la nueva restricción presupuestaria tiene una pendiente más pronunciada ya que los precios relativos han cambiado.
La forma en la cual un cambio en la restricción presupuestaria altera el consumo de ambos bienes, depende de las preferencias del consumidor. Para las curvas de indiferencia trazadas en esta figura, el consumidor compra más latas y menos pizza. En este caso, lo que cambia es que la restricción presupuestaria se traza del punto D al A, en lugar del punto B al A como era originalmente antes de la disminución del precio de la lata.
 Debe tenerse en cuenta que el impacto de un cambio en el precio de un bien sobre el consumo se puede separar en dos efectos: un efecto ingreso y un efecto sustitución. Efecto ingreso es el cambio en el consumo que resulta cuando un cambio en el precio mueve al consumidor a una curva de indiferencia más alta o más baja (si disminuye el precio, puedo comprar más cosas, es como que “soy más rico”; si aumenta el precio, puedo comprar menos cosas, es como que “soy más pobre”). Efecto sustitución es el cambio en el consumo que resulta cuando un cambio en el precio mueve al consumidor a lo largo de una curva de indiferencia determinada, hasta un punto con una nueva tasa marginal de sustitución (si disminuye el precio de las latas, puedo tener más latas por cada pizza a la que renuncio; es como que “la pizza ahora es más costosa”, entonces debo consumir más latas y menos pizzas).
La disminución en el precio de la lata mejora la situación del consumidor. Si la pizza y la lata son ambos bienes normales, el consumidor deseará distribuir entre los dos bienes dicha mejora en su poder de compra. Este efecto ingreso tiende a hacer que el consumidor quiera comprar más pizzas y más latas. Pero al mismo tiempo, el consumo de latas se ha vuelto menos costoso en relación con el consumo de pizza. Este efecto sustitución tiende a hacer que el consumidor elija consumir menos pizzas y más latas. 
Ahora consideremos los resultados de estos dos efectos actuando al mismo tiempo. El consumidor compra más latas porque el efecto ingreso y el efecto sustitución actúan para aumentar las compras de latas. Lo que es ambiguo es si el consumidor compra más pizza, debido a que los efectos ingreso y sustitución actúan en direcciones opuestas. Esta conclusión se resume en la siguiente tabla:
	Bien
	Efecto Ingreso
	Efecto Sustitución
	Efecto total
	Latas
	El consumidor es más rico, entonces compra más latas.
	Las latas son relativamente más baratas, entonces se consumen más latas.
	Ambos efectos actúan en la misma dirección, entonces se consumen más latas.
	Pizzas
	El consumidor es más rico, entonces compra más pizzas.
	Las pizzas son relativamente más costosas, entonces se consumen menos pizzas.
	Los efectos actúan en direcciones opuestas, entonces los cambios en el consumo de pizza son ambiguos.
En las curvas de indiferencia de la siguiente imagen, el efecto ingreso es el cambio en el consumo que resulta del movimiento a una curva de indiferencia más alta (cambio del punto B en la curva I1 al punto C en la curva I2) y el efecto sustitución es el cambio en el consumo que resulta de estar en un punto en una curva de indiferencia con una tasa marginal de sustitución diferente (cambio del punto A al B en la curva I1). 
Punto 3.
La curva de demanda de cualquier bien refleja las decisiones de consumo. Ahora podemos ver la curva de demanda del consumidor como la suma de las decisiones óptimas que se originan de su restricción presupuestaria y sus curvas de indiferencia. Por ejemplo, la siguiente imagen considera la demanda de Pepsi. El panel a) muestra que cuando el precio de una lata disminuye de $2 a $1, la restricción presupuestaria del consumidor se desplaza hacia afuera. 
Debido a los efectos ingreso y sustitución, el consumidor incrementa sus compras de Pepsi de 250 a 750 latas. El panel b) muestra la curva de demanda resultante de las decisiones de este consumidor. De esta manera, la teoría de elección del consumidor proporciona la base teórica para la curva de demanda del consumidor. 
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