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ANTIESPASMÓDICOS DE VÍAS URINARIAS
L
a incontinencia urinaria supone una pérdida involuntaria de orina, acompañada o no de
sensación de micción inminente y que implica una imposibilidad del individuo para la
retención urinaria, de manera permanente o transitoria. Supone el trastorno más común
referido al tracto urinario inferior en las personas mayores de 65 años, afecta a ambos sexos y
supone una frecuente causa de incapacidad física. Pero sobre todo, en la mayoría de las
ocasiones, es un motivo de discapacidad psíquica y social.
El tracto inferior está ocupado por una cavidad globulosa, muscular, la vejiga, cuyo vértice
anterior está unido a la pared posterior del abdomen por el uraco. Presenta dos vértices
posterolaterales donde desembocan los uréteres y un vértice inferior donde nace la uretra, que
es un conducto de drenaje al exterior.
La vejiga tiene la función de almacenamiento de la orina y, por tanto, debe distenderse para
recibir la orina procedente de los uréteres. La evacuación al exterior a través de la uretra exige
la capacidad de contracción de la vejiga; y ésta se encuentra mecanizada en el músculo
detrusor y en la región anatómica comprendida entre los dos orificios ureterales y la uretra,
conformando el trígono. La relación de los distintos componentes anatómicos mencionados
constituye el sistema esfinteriano:
♣ El interno, constituído por dos capas musculares, superficial y profunda, del músculo
trigonal unidas a fibras del cuello vesical pertenecientes al detrusor. Esta amalgama
muscular es responsable de la continencia a nivel proximal.
♣ La uretra presenta además de dos capas de músculo liso (longitudinal interna y circular
externa) una capa de músculo estriado que conforma el esfínter externo, responsable
último de la continencia.
La incontinencia aguda se establece de manera brusca y uele ser de carácter funcional, lo que
significa que revierte cuando desaparecen los factores físicos o psíquicos que la produjeron.
Por tanto, es transitoria. Por su parte, la incontinencia crónica supone una alteración en la
relación entre las presiones vesical y uretral de manera permanente.
TIPOS Y TRATAMIENTOS DE LA INCONTENENCIA URINARIA
La vejiga inestable o incontenencia de urgencia motora es aquella que en fase de llenado
desarrolla contracciones no inhibidas. Se caracteriza por la urgencia miccional, debida a la
imposibilidad de almacenar orina. Cualquier patología del tracto inferior puede
desencadenarla: Infecciones, urolitiasis, carcinoma vesical, rectal o pélvico, hiperplasia
benigna de la próstata, etc.
En la edad geriátrica es el tipo de incontinencia más frecuente. En el caso de la hiperplasia
benigna prostática, la obstrucción producida por la hipertrofia facilita la contracción
involuntaria del detrusor, que se hace hiperactivo.
Dada que la inervación del detrusor es esencialmente parasimpática, se emplean
fundamentalmente agentes anticolinérgicos, siendo de todos ellos oxibutinina el fármaco de
referencia del grupo. Tolterodina parece producir una menor incidencia de sequedad de boca
que los restantes.
Tabla 1. Medicamentos anticolinérgicos de vías urinarias
Fármaco anticolinérgico Posología
Emepronio 200 mg/8 h.
Flavoxato 200 mg/6-8 h.
Homatropina 4 mg/8 h.
Oxibutinina 5 mg/8 h.
Tolterodina 2 mg/12 h
Trospio 4 mg/8 h.
Otros medicamentos utilizados en esta forma de incontinencia son imipramina, que a sus
propiedades anticolinérgicas se añade la actividad agonista adernérgica (inhibe la recaptación
de noradrenalina), lo que incrementa el tono del esfínter uretral. Algunos antagonistas del
calcio, como flunarizina, han mostrado reducir el tono de la vejiga y con ello los síntomas de
este tipo de incontinencia urinaria.
La vejiga irritable o incontenencia de urgencia sensorial deriva de un sobreestímulo de las
vías sensoriales aferentes de la vejiga, producido por la irritación de la pared vesical o de la
uretra. Las causas más frecuentes son la litiasis, los tumores, la cistitis intersticial, la uretritis
y la trigonitis.
La incontinencia por rebosamiento aparece cuando la presión dentro de la uretra es
superada por la existente dentro de la vejiga, al existir grandes volúmenes almacenados en
vejiga. Es debida a la existencia de una vejiga hipotónica y también puede aparecer tras la
administración de determinados fármacos (antidepresivos, antagonistas del calcio,
antiinflamatorios no esteroídicos, etc). Asimismo, puede ser producida por la existencia de un
obstáculo en el tracto de salida. Suele requerir un tratamiento quirúrgico, aunque en algunos
casos se han obtenido buenos resultados mediante el empleo de antagonistas α-adrenérgicos
(véase el grupo G04B3A), ya que reducen el tono del esfínter, o agentes colinérgicos
(betanecol), que incrementan la contracción de la vejiga. No obstante, unos y otros resultan
frecuentemente ineficaces en esta indicación.
La incontinencia de esfuerzo supone la pérdida de pequeñas cantidades de orina ante
cualquier mínimo aumento de la presión en la cavidad abdominal (tos, risa, estornudo,
estreñimiento, etc, como consecuencia de una reducción de la resistencia del tracto de salida
al vaciamiento vesical. Aparece hasta en el 50% de las mujeres mayores de 65 años. En los
varones es muy poco frecuente, salvo tras prostatectomía (hasta en un 10%). El tratamiento
que ofrece mejores resultados es la cirugía. Sin embargo, el empleo de estrógenos en mujeres
tiende a mejorar las condiciones (revierte la atrofia tisular que favorece el fenómeno) y
potencian la actividad de los fármacos simpaticomiméticos, como la fenilpropanolamina, que
aumentan el tono del esfínter.
El empleo de fármacos anticolinérgicos en ancianos debe ser especialmente vigilado, dado que este
tipo de pacientes es especialmente sensible a los efectos anticolinérgicos, no siendo infrecuentes los
estados de confusión mental, sequedad de boca, estreñimiento, midriasis y/o taquicardia.

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