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Tópicos Literários

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Tópicos literarios 
LITERATURA BARROCA 
AULA HEGO
http://www.crishego.org/aulahego.html
Amor post mortem (amor más allá de la muerte)
Aunque asociado a Quevedo, el tópico 
podría originarse en autores anteriores 
de la literatura universal, como Dante 
Alighieri. Puede ser una variación del 
emblema de Alciato AMICITIA ETIAM 
POST MORTEM DURANS (la amistad 
dura después de la muerte), que se 
remontaría a Catulo y que aparecerá en 
la comedia isabelina (Shakespeare), en 
Calderón o en escritores románticos 
como Espronceda y Bécquer.
Cerrar podrá mis ojos la postrera 
sombra que me llevare el blanco día, 
y podrá desatar esta alma mía 
hora a su afán ansioso lisonjear; 
mas no de esotra parte en la ribera 
dejará la memoria en donde ardía; 
nadar sabe mi llama la agua fría, 
y perder el respeto a ley severa. 
Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 
venas que humor a tanto fuego han dado, 
medulas, que han gloriosamente ardido, 
su cuerpo dejará, no su cuidado; 
serán cenizas, mas tendrán sentido; 
polvo serán, mas polvo enamorado. 
Francisco de Quevedo 
Amor constante más allá de la muerte.
Captatio benevolentiae (captación de la benevolencia)
Recurso por el que el autor pide 
benevolencia a l públ ico lector, 
atrayendo su atención y buena 
disposición. Con origen en la oratoria 
romana (Cicerón), suele utilizarse al 
comienzo de un discurso para seducir al 
auditorio con fingida modestia.
Desocupado lector: sin juramento me podrás 
creer que quisiera que este libro, como hijo del 
entendimiento, fuera el más hermoso, el más 
gallardo y más discreto que pudiera 
imaginarse. Pero, no he podido yo contravenir 
al orden de naturaleza; que en ella cada cosa 
engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá 
engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío 
sino la historia de un hijo seco, avellanado, 
antojadizo y lleno de pensamientos varios y 
nunca imaginados de otro alguno, bien como 
quien se engendró en una cárcel, donde toda 
incomodidad tiene su asiento y donde todo 
triste ruido hace su habitación? 
Miguel de Cervantes 
Don Quijote de la Mancha, Prólogo.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Carpe diem (aprovecha el día)
Consiste en una invitación a disfrutar el presente y los atributos asociados a este: 
belleza, juventud, fortaleza, lozanía, frescura. La formulación del CARPE DIEM 
aparece por primera vez en Horacio, pero admite la variante COLLIGE, VIRGO, 
ROSAS (“muchacha, coge tus rosas”) de Ausonio. Este tópico suele aparecer 
junto al motivo de la caducidad de la vida y la fugacidad del tiempo (TEMPUS 
FUGIT), pero también con la VANITAS y la irrupción inesperada de la muerte. 
También es común que se sirva de la metáfora de las estaciones (primavera/
invierno) y del mito de las edades de la humanidad. El tópico admite dos 
tratamientos: 
Epicureísmo. Frente a la brevedad de la vida, se exhorta a gozar de los placeres 
terrenales mientras dure. Es una perspectiva amable, alegre y jubilosa que 
puede incluir cierta reflexión angustiosa ante la rapidez con que pasa el tiempo. 
Suele detenerse en la vejez y en la pérdida de los atributos juveniles. 
Estoicismo. Se mantiene la reflexión sobre la caducidad de la vida pero incide 
en lo inútil de pretender mantener los bienes mundanales (belleza, juventud, 
riqueza, poder). El tópico es tratado con ironía porque se impone el tono 
fatalista con la aparición de la muerte y el olvido absoluto de los dones por los 
que fuimos elogiados en la juventud.
En tanto que de rosa y azucena 
se muestra la color en vuestro gesto, 
y que vuestro mirar ardiente, honesto, 
con clara luz la tempestad Serena; 
y en tanto que el cabello, que en la vena 
del oro se escogió, con vuelo presto, 
por el hermoso cuello blanco, enhiesto, 
el viento mueve, esparce y desordena: 
coged de vuestra alegre primavera 
el dulce fruto, antes que el tiempo airado 
cubra de nieve la hermosa cumbre; 
marchitará la rosa el viento helado. 
Todo lo mudará la edad ligera 
por no hacer mudanza en su costumbre. 
Garcilaso de la Vega 
Soneto XXIII.
Mientras por competir con tu cabello, 
oro bruñido al sol relumbra en vano; 
mientras con menosprecio en medio el llano 
mira tu blanca frente el lilio bello; 
mientras a cada labio, por cogello, 
siguen más ojos que al clavel temprano; 
y mientras triunfa con desdén lozano 
del luciente cristal tu gentil cuello: 
goza cuello, cabello, labio y frente, 
antes que lo que fue en tu edad dorada 
oro, lilio, clavel, cristal luciente, 
no solo en plata o vïola trincada 
se vuelva, mas tú y ello juntamente 
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. 
Luis de Góngora 
Soneto CLXVI.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
De contemptu mundi (sobre el menosprecio del mundo)
El pensamiento ascético-cristiano del menosprecio del mundo tiene su origen en 
el VANITAS VANITATUM, OMNIA VANITAS (“vanidad de vanidades, todo es 
vanidad”) del Eclesiastés. Todo lo terrenal carece de valor y la preocupación del 
ser humano debe volcarse en el perfeccionamiento espiritual. El tópico invita a 
rechazar los bienes mundanales (belleza, poder, riquezas, fama), porque estos son 
efímeros, desaparecen con la muerte y distraen del camino recto. Diversos textos 
medievales adoptan el título de De contemptu mundi (Bernardo de Cluny, Enrique 
de Huntington, Inocencio III), pero alcanzará su máxima expresión en literatura a 
raíz de la Peste en la Europa tardomedieval. 
De pura honestidad templo sagrado, 
cuyo bello cimiento y gentil muro, 
de blanco nácar y alabastro duro 
fue por divina mano fabricado; 
pequeña puerta de coral preciado, 
claras lumbreras de mirar seguro, 
que a la esmeralda fina el verde puro 
habéis para viriles usurpado; 
soberbio techo, cuyas cimbrias de oro 
al claro sol, en cuanto en torno gira, 
ornan de luz, coronan de belleza; 
ídolo bello, a quien humilde adoro, 
oye piadoso al que por ti suspira, 
tus himnos canta y tus virtudes reza. 
Luis de Góngora 
Soneto XVI.
Descriptio puellae (descripción de la joven)
Aunque se considera un tópico 
renacentista, utilizado frecuentemente 
por Petrarca para describir a Lauretta, se 
practicó en la Edad Media, pero se debe 
a poetas elegíacos latinos como 
Propercio, Tibulo, Catulo y Ovidio para 
referirse a la puella divina, caracterizada 
por el contraste entre los colores blanco 
y rojo de la piel, los largos cabellos, los 
labios rojizos y los ojos luminosos. Este 
canon de belleza, junto a la filosofía 
neoplatónica, será adoptado en el 
Renacimiento y el modelo a seguir se 
tomará de la Venus de Botticelli. 
Presenta dos fórmulas: il canone breve, 
descripción solo del rostro; il canone 
longo, descripción de todo el cuerpo. En 
el Barroco, el tópico aparecerá tanto en 
la poesía amorosa como en la moral-
metafísica.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Exclusus amator (amante rechazado)
Hace referencia al lamento proferido 
por el amante rechazado a las puertas 
de la amada o a la guardia que este 
hace durante largo tiempo ante los 
batientes cerrados. El tópico se 
remonta a la literatura grecolatina 
(Aristófanes, Plauto, Calímaco, 
Meleagro, Ovidio). El enamorado se 
queja de la larga espera y de las 
inclemencias del tiempo mientras 
espera que la amada le abra las 
puertas.
¿Qué estrella saturnal, tirana hermosa, 
se opuso, en vez de Venus, a la luna, 
que me respondes grave e importuna, 
siendo con todos fácil y amorosa? 
Cerrásteme la puerta rigurosa, 
donde me viste sin piedad alguna, 
hasta que a Febo en su dorada cuna 
llamó la aurora en la primera rosa. 
¿Qué fuerza imaginó tu desatino, 
aunque fueras de vidrio de Venecia, 
tan fácil, delicado y cristalino? 
O me tienes por loco o eres necia: 
que ni soberbio soy para Tarquino, 
ni tú Romana para ser Lucrecia. 
Lope de Vega 
A la ira con que una noche le cerró la puerta.
Ignis amoris (el fuego del amor, amor ígneo)
También conocido como FLAMMA 
AMORIS, este tópico compara la 
pasión amorosa con el fuego, el calor, 
la combustión. Se debe a los autores 
latinos, pero el tópico se hizo 
frecuente a partirde la lírica 
petrarquista. En el Barroco, dentro 
del esquema de contrastes, la llama 
del amor se contrapone al frío, hielo o 
nieve de la amada, que muestra 
indiferencia o desdén.
Ostentas de prodigios coronado, 
sepulcro fulminante, monte aleve, 
las hazañas del fuego y de la nieve, 
y el incendio en los yelos hospedado. 
Arde el invierno en llamas erizado, 
y el fuego lluvias, y granizos bebe; 
truena, si gimes: si respiras, llueve, 
en cenizas tu cuerpo derramado. 
Si yo no fuera a tanto mal nacido, 
no tuvieras, ¡oh Etna!, semejante, 
fueras hermoso monstruo sin segundo. 
Mas como en alta nieve ardo encendido, 
soy Encelado vivo y Etna amante, 
y ardiente imitación de ti en el mundo. 
Francisco de Quevedo 
Compara al Etna con las propiedades de 
su amor.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Homo viator (hombre viajero, caminante)
Admite como variaciones los 
tópicos PEREGRINATIO VITAE 
(“peregrinación de la vida”), 
P E R E G R I N A T I O A M O R I S 
( “ p e r e g r i n a c i ó n d e a m o r ” ) , 
NAVIGIUM AMORIS (“navegación 
o travesía de amor”). La vida o el 
amor suponen un largo peregrinaje, 
por tierra o por mar, lleno de 
dificultades y obstáculos para el 
caminante.
Bien fue de cero y bronce aquel primero, 
que en cuatro tablas confió su vida 
al mar, a un lienzo y a una cuerda asida, 
y todo junto al viento lisonjero; 
quien no temió del Orión severo 
la espada en agua de la mar teñida, 
el arco doble al Austro, y la ceñida 
obtusa luna, de nublado fuero; 
el que fío mil vidas de una lengua 
de imán tocada al Ártico mirando, 
y entre líneas treinta y dos tres mil mudanzas. 
Pero más duro fue para su mengua, 
quien puso, las que tienen contemplando, 
en mar de una mujer sus esperanzas.. 
Lope de Vega 
Rimas XXVII.
Latet anguis in herba (la serpiente late entre la hierba)
La expresión aparece en la Égloga III 
de Virgi l io y const i tuye una 
advertencia de los peligros ocultos, 
del mal que se esconde en lugares en 
apariencia amables o bellos. En el 
Barroco, adquiere un matiz moral: 
bajo los placeres deleitosos, aguardan 
los venenosos daños. De todas las 
pasiones que, tras su apetecible 
apariencia, pueden acarrear peores 
consecuencias, el amor es el más 
peligroso, del que se subraya su 
carácter engañoso.
La dulce boca que a gustar convida 
un humor entre perlas destilado 
y a no envidiar aquel licor sagrado 
que a Júpiter ministra el garzón de Ida, 
amantes no toquéis si queréis vida; 
porque entre un labio y otro colorado 
Amor está, de su veneno armado, 
cuál entre flor y flor sierpe escondida. 
No os engañen las rosas, que a la Aurora 
diréis que, aljofaradas y olorosas, 
se le cayeron del purpúreo seno; 
manzanas son de Tántalo, y no rosas, 
que después huyen del que incitan ahora, 
y solo del Amor queda el veneno. 
Luis de Góngora 
Soneto XXXIII.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Memento mori (recuerda que has de morir)
Este tópico sería la actitud opuesta al CARPE DIEM. La frase latina MEMENTO 
MORI tiene su origen en la advertencia que se daba a los supervivientes de una 
batalla para que no olvidaran su naturaleza humana y mortal. En la Edad Media se 
interpreta en clave cristiana en la literatura del Ars Moriendi, se olvida durante el 
feliz Renacimiento y es retomada en el Barroco en diversas disciplinas: en la 
pintura de la vanitas, en los manuales escolares, en libros devocionales, en la 
poesía. Tanto en arte como en literatura, solía rodearse de una serie de símbolos: 
la calavera, el reloj de arena, jarrones con flores marchitas, libros y papeles 
desordenados, instrumentos musicales, espejos, máscaras, monedas, candiles 
apagados, joyas y medallas... En definitiva, todo lo que hacía alusión a la vanidad y 
a los efímeros bienes mundanales. En la lírica, suele aparecer junto a otros 
tópicos: QUOTIDIE MORIMUR (“morimos cada día”), VANITAS 
VANITATUM, PUTREDINE CADAVERUM (“podredumbre de los cadáveres”), 
FINIS GLORIAE MUNDI (“el fin de las glorias mundanas”), IN ICTU OCULI 
(“en un abrir y cerrar los ojos”).
Fue sueño ayer, mañana será tierra: 
poco antes nada, y poco después humo; 
y destino ambiciones y presumo, 
apenas junto al cerco que me cierra. 
Breve combate de importuna guerra, 
en mi defensa soy peligro sumo: 
y mientras con mis armas me consumo, 
menos me hospeda el cuerpo, que me entierra. 
Ya no es ayer, mañana no ha llegado, 
hoy pasa y es, y fue, con movimiento 
que a la muerte me lleva despeñado. 
Azadas son la hora y el momento, 
que a jornal de mi pena y mi cuidado, 
cavan en mi vivir mi monumento. 
Francisco de Quevedo 
Significase la propia brevedad de la vida, sin 
pensar y con padecer salteada de la muerte.
Miré los muros de la patria mía, 
si un tiempo fuertes, ya desmoronados , 
de la carrera de la edad cansados, 
por quien caduca ya su valentía. 
Salime al campo, vi que el sol bebía 
los arroyos del hielo desatados; 
y del monte quejosos los ganados, 
que con sombras hurtó su luz al día. 
Entré en mi casa: vi que amancillada 
de anciana habitación era despojos; 
mi báculo más corvo y menos fuerte. 
Vencida de la edad sentí mi espada, 
y no hallé cosa en que poner los ojos 
que no fuese recuerdo de la muerte. 
Francisco de Quevedo 
Enseña cómo todas las cosas avisan de la 
muerte.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Sic transit gloria mundi (así pasa la gloria del mundo)
Aunque podría remontarse a la 
iconografía de los transi tombs de la 
Baja Edad Media y a toda la 
t r a d i c i ó n m a c a b r a g e n e r a d a 
alrededor de la muerte, la frase 
latina se le atribuye a un pasaje de 
La imitación de Cristo de Thomas 
de Kempis. Viene a señalar el 
carácter efímero de las glorias 
mundanales. Guarda relación con 
otros tópicos de la muerte y la 
vanitas.
Estas que fueron pompas y alegría, 
despertando al albor de la mañana, 
a la tarde serán lástima vana, 
durmiendo en brazos de la noche fría. 
Este matiz que al cielo desafía, 
iris listado de oro, nieve y grana, 
será escarmiento de la vida humana: 
¡tanto se emprende en término de u día! 
A florecer las rosas madrugaron 
y para envejecerse florecieron; 
cuna y sepulcro en un botón hallaron. 
Tales los hombres sus fortunas vieron: 
en un día nacieron y expiraron; 
que, pasados los siglos, horas fueron. 
Calderón de la Barca 
El Príncipe constante.
Tempus fugit (el tiempo huye)
Procedente del Libro III de las 
Geórgicas de Virgilio, el tópico se 
refiere a la rapidez del paso del 
tiempo y la caducidad de la vida 
terrenal. Esto conduce a dos 
conductas diferentes. Mientras en el 
Renacimiento derivó en la invitación 
gozosa de la vida (CARPE DIEM), en 
el Barroco se asociará con el 
desengaño, el carácter ficticio y 
engañoso de la existencia y la vanidad 
del mundo.
La dulce boca que a gustar convida 
un humor entre perlas destilado 
y a no envidiar aquel licor sagrado 
que a Júpiter ministra el garzón de Ida, 
amantes no toquéis si queréis vida; 
porque entre un labio y otro colorado 
Amor está, de su veneno armado, 
cuál entre flor y flor sierpe escondida. 
No os engañen las rosas, que a la Aurora 
diréis que, aljofaradas y olorosas, 
se le cayeron del purpúreo seno; 
manzanas son de Tántalo, y no rosas, 
que después huyen del que incitan ahora, 
y solo del Amor queda el veneno. 
Luis de Góngora 
Soneto XXXIII.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández 
Theatrum Mundi (el teatro del mundo)
La sociedad -y la existencia en general- se concibe como una obra de teatro y el 
mundo como un gran escenario. Todos los individuos son, pues, actores que 
interpretan uno o varios papeles. La vida acaba cuando baja el telón. Es un tópico 
que se remonta a la Antigüedad y los filósofos griegos fueron los primeros en 
plantear este motivo literario. Según Epicteto y Séneca, la vida es una comedia y 
las personas tan solo farsantes obligados a interpretar el papel que se nos ha 
adjudicado. Heráclito, Aristóteles, Platón, Plauto, Petronio son otros autores 
clásicos que hicieron planteamientos similares. Este carácter ficticio de la vida lo 
encontramos entópicos similares tales como el MUNDO COMO LABERINTO o 
el MUNDO COMO PLAZA, donde se subraya el sentido del caos y la confusión. 
En la Edad Media, ya es tratado por Juan de Salisbury (siglo XII) y en el 
Renacimiento Pierre Boaistuau (siglo XVI) lo relaciona con los vicios humanos. El 
máximo representante en el Barroco será Calderón de la Barca con El gran teatro 
del mundo (1655), pero también Lope de Vega, Cervantes y Baltasar Gracián 
realizaron magníficos tratamientos del tema. Con permiso de William 
Shakespeare, por supuesto.
El mundo es un gran teatro, 
y hombres y mujeres son los actores. 
Todos hacen sus entradas y sus mutis 
y diversos papeles en su vida. 
Los actos, siete edades […] 
La escena final 
de tan singular y variada historia 
es la segunda niñez y el olvido total, 
sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada. 
William Shakespeare 
Como gustéis.
Tú, mi amada Gertrudis, deberás también 
retirarte, porque hemos dispuesto que Hamlet al 
venir aquí, como si fuera casualidad, encuentre a 
Ofelia. Su padre y yo, testigos más aptos para el 
fin, nos colocaremos donde veamos sin ser vistos. 
Así podremos juzgar de lo que entre ambos pase, y 
en las acciones y palabras del Príncipe 
conoceremos si es pasión de amor el mal de que 
adolece. 
William Shakespeare 
Hamlet.
AULA HEGO 
IES Miguel Fernández