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DOLOR ABDOMINAL AGUDO
El dolor abdominal agudo es un dolor nociceptivo, al inicio típicamente visceral que aparece de manera súbita o aumenta a lo largo de varios días.
Las causas del dolor abdominal se incluyen en 3 categorías genéricas: inflamación, distensión de los órganos e isquemia. El dolor abdominal puede irradiar hacia muchas localizaciones, como los hombros, el área del corazón (la zona subesternal y la parte izquierda del tórax), la parte baja y media de la espalda, y la ingle. Además de la localización del dolor, sus características ofrecen datos respecto a su causa. Las fibras nerviosas delta de tipo A inervan los tejidos cutáneos y el peritoneo parietal; la estimulación causada por un elemento irritante, como material purulento, sangre, bilis u orina, da lugar con frecuencia a un dolor localizado. Las fibras de tipo C inervan el tejido visceral, de manera que el dolor originado en los distintos órganos suele ser más generalizado y profundo. El dolor visceral se puede clasificar en los 3 subtipos siguientes:
Dolor por tensión: Se debe a la distensión de un órgano, como ocurre en los cuadros de obstrucción intestinal o de estreñimiento. La acumulación de sangre por un traumatismo y la acumulación de material purulento o líquido secundaria a una infección u otras causas también pueden originar este tipo de dolor. El dolor por tensión que se describe como un dolor cólico puede deberse al incremento de la fuerza contráctil peristáltica a medida que el intestino intenta eliminar los elementos irritantes. Los pacientes con dolor abdominal por tensión pueden tener dificultades para sentirse cómodos y a menudo se retuercen hasta encontrar una postura cómoda. 
Dolor inflamatorio: Puede deberse a la inflamación del peritoneo visceral o parietal, como ocurre en la apendicitis aguda. Este dolor se describe como profundo y terebrante (con sensación de perforación). En las fases iniciales, si está afectado el peritoneo visceral, el dolor no se puede localizar con facilidad; a medida que se afecta el peritoneo parietal es más fácil localizarlo. La mayor parte de los pacientes con dolor abdominal de origen inflamatorio intenta no moverse en absoluto. 
Dolor isquémico: Es el tipo más grave de dolor visceral –y, afortunadamente, el menos frecuente–; si no se restablece rápidamente el flujo sanguíneo, la zona afectada se necrosa. Los episodios de dolor de origen isquémico se inician súbitamente y son extremadamente intensos, presentan una gravedad creciente y no responden a los analgésicos. De la misma forma que los pacientes con dolor de origen inflamatorio, los que padecen dolor isquémico intentan permanecer quietos y sin cambiar de posición. La causa más habitual del dolor abdominal de origen isquémico es la estrangulación intestinal.
PROTEJA A SUS PACIENTES DEL ILEO
El íleo se clasifica como una obstrucción intestinal no mecánica. La obstrucción mecánica, como Ud. recordará, implica la oclusión de la luz intestinal. La impactación fecal es un ejemplo de obstrucción mecánica. Con la obstrucción no mecánica, la luz permanece abierta, pero el peristaltismo disminuye de forma espectacular debido a alteraciones fisiológicas, neurológicas o vasculares. Las posibles causas del íleo son traumatismos, toxinas o cualquier interferencia en los impulsos nerviosos hacia el intestino. (En la mayoría de los casos, el intestino delgado está afectado) Puesto que el intestino se queda virtualmente paralizado, con frecuencia se utiliza el término de íleo paralítico para referirse a esta complicación. El íleo adinámico es otro término optativo, que hace referencia a la alteración de la dinámica del funcionamiento intestinal. La disminución del peristaltismo produce una acumulación de líquido, gas y contenido intestinal y distiende la luz. Con una cantidad de 8 litros de líquido rico en electrólitos secretado diariamente hacia el tracto gastrointestinal (GI), esta distensión puede hacerse bastante aguda. El aumento de la presión dentro de la luz puede hacer que incremente la permeabilidad capilar, provocando una fuga de líquido hacia la cavidad peritoneal. En el peor de los casos, la combinación de edema, congestión y necrosis, a causa del deterioro del flujo sanguíneo, puede provocar una ruptura intestinal. ¿Quién está en riesgo de sufrido? 
Cualquier paciente que haya sido sometido a cirugía abdominal. La complicación puede aparecer debido a la manipulación de las vísceras abdominales durante la intervención quirúrgica. Esto produce una inhibición refleja del peristaltismo, disminuyendo o aumentando la motilidad intestinal. Afortunadamente, el íleo secundario a cirugía abdominal se resuelve habitualmente de forma espontánea transcurridos 2 a 3 días. A continuación, le presentamos algunas otras causas de íleo que debe recordar: a) Determinados fármacos como los anticolinérgicos, narcóticos y bloqueadores ganglionares, así como los agentes anestésicos. b) Trastornos abdominales del tipo de infecciones (peritonitis y pancreatitis, por ejemplo), hemorragia retroperitoneal o intrabdominal, trastornos de las vías urinarias, lesiones en la medula espinal, traumatismos y lesiones en la espalda. c) Neumonías, fracturas costales y trombosis mesentéricas (sobre todo en los ancianos). d) Alteraciones electrolíticas (sobre todo hipocaliemia, que provoca una hipoactividad de la musculatura lisa). e) Aerofagia excesiva.
La distensión abdominal, normalmente acompañada de dolor, constituye un signo clave. Puede aparecer anorexia, náuseas, vómitos y estreñimiento (o incluso constipación (estreñimiento pertinaz que se resiste a los tratamientos habituales) en algunos casos). También deberá prever desequilibrios hidroelectrolítica, causados por la retención de líquido y electrólitos en el intestino. No presentará ruidos intestinales, aunque es posible que usted ausculta ruidos casi imperceptibles en las primeras fases de esta complicación. el íleo el peristaltismo está inhibido desde el principio; con la obstrucción mecánica, inicialmente los

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