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Antropología Cultural 1-páginas-56

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Capítulo 5 Lenguaje y comunicación 125
el contenido que buscan. “Hay una enorme 
escasez de contenido en lengua local”, dice 
Sanjay Tiwari, ejecutivo en jefe de JuxtCon-
sult. Una iniciativa de Microsoft, Project 
Bhasha, coordina los esfuerzos de los acadé-
micos indios, negocios locales y desarrollado-
res independientes de software para expandir 
la computación en lenguas regionales. El sitio 
web del proyecto, que cuenta con miles de 
miembros registrados, se refi ere a dichas len-
guas como “uno de los principales factores 
de la división digital” en India.
La compañía también observa la creciente 
demanda de las agencias gubernamentales y 
compañías de India para crear servicios públi-
cos en línea en lenguas locales.
“Conforme muchas de estas compañías 
quieren presentar sus servicios en India rural 
o en ciudades secundarias o más pequeñas, 
entonces se vuelve esencial que se comuni-
quen con sus clientes en la lengua local”, dice 
Pradeep Parappil, gerente de programas de 
Microsoft.
“La localización es la clave del éxito en 
países como India”, dice Gopal Krishna, quien 
supervisa los servicios al consumidor en 
Yahoo India.
FUENTE: Daniel Sorid, “Writing the Web’s Future in 
Numerous Languages”. Tomado de The New York 
Times, 31 de diciembre de 2008. © 2008 The New 
York Times. Todos los derechos reservados. Usado 
con permiso y protegido por las leyes de copyright 
de Estados Unidos. Queda prohibida la impresión, 
copia, redistribución o retransmisión del material sin 
permiso escrito expreso. www.nytimes.com
tigación y desarrollo en India de Google. “Te-
ner 22 lenguas crea un nuevo nivel de 
complejidad, diferente al que tendrías si tu-
vieras un solo idioma y lo aplicaras 22 ve-
ces.”
Los negocios globales gastan cientos de 
millones de dólares al año para traducir en los 
distintos idiomas y lenguas sus sitios web, 
dice Donald A. DePalma, jefe de investigación 
de Common Sense Advisory, un negocio de 
consultoría en Lowell, Massachusetts , que se 
especializa en localizar sitios web. India, con 
comercio virtual y mercados de publicidad en 
línea relativamente subdesarrollados, en rea-
lidad está más abajo en la lista que Rusia, Bra-
sil y Corea del Sur, dice DePalma...
El inglés simplemente no es sufi ciente 
para conectarse con el creciente mercado en 
línea indio, una lección que ya aprendieron 
los productores de televisión y fabricantes de 
productos al consumidor occidentales...
Incluso entre la base de alrededor de 50 
millones de usuarios web en India contempo-
ránea, principalmente de habla inglesa, casi 
tres cuartos prefi eren leer en una lengua lo-
cal, de acuerdo con una encuesta de JuxtCon-
sult, una compañía de investigación de 
mercado india. Muchos no pueden encontrar 
El Dr. Prasad Ram de Google, con base en Bangalore, India, encabeza una división tecnoló-
gica que usa el teclado en idioma inglés para expandirlo a otras lenguas regionales, in-
cluidos hindi, gujarati, tamil y muchos otros.
girse a alguien sin usar su nombre, como “Dr.”, 
“Mr. President”, “Senator” y “Miss”. Los británi-
cos tienen un conjunto más desarrollado de ho-
norífi cos, que corresponden a distinciones de 
rango con base en clase, nobleza (por ejemplo, 
lord y lady Trumble), y reconocimiento especial 
(por ejemplo, caballerosidad: “sir Elton” o “dame 
Maggie”).
El idioma japonés posee muchos honorífi cos, 
algunos de los cuales transmiten más respeto que 
otros. El sufi jo -sama (agregado a un nombre), que 
muestra gran respeto, se usa para dirigirse a al-
guien de mayor estatus social, como un lord o un 
profesor respetado. Las mujeres pueden usarlo 
para demostrar amor o respeto a sus esposos. El 
honorífi co japonés más común, -san, unido al ape-
126 PARTE 2 Valorar la diversidad cultural
llido, es respetuoso, pero menos que “Mr.”, “Mrs.” 
o “Ms.” en el inglés estadounidense. Unido a un 
nombre, -san denota más familiaridad. El honorí-
fi co -dono muestra más respeto y es intermedio 
entre -san y -sama.
Otros términos japoneses honorífi cos no ne-
cesariamente honran a la persona a la que uno 
se dirige. El término -kun, por ejemplo, trans-
mite familiaridad cuando uno habla con un 
amigo, tal como el uso de -san unido al nombre. 
El término -kun se usa también con personas 
más jóvenes o de rango inferior. Un jefe puede 
usar -kun con los empleados, especialmente mu-
jeres. Aquí las palabras honorífi cas se invierten; 
el hablante usa el término (un poco como 
“chico” o “chica” en inglés) para dirigirse a al-
guien que se percibe con un estatus inferior. Los 
hablantes de japonés usan el término muy amis-
toso y familiar -chan con alguien de la misma 
edad o más joven, incluyendo a amigos cercanos, 
descendientes y niños (Free Dictionary, 2004; Lo-
veday, 1986, 2001).
Los términos de parentesco también pueden 
asociarse con rango y familiaridad en diversos 
grados. Papi es un término de parentesco más fa-
miliar y menos formal que padre, pero todavía 
muestra más respeto que usar el nombre del pa-
dre. Al tener un rango superior al de sus hijos, los 
padres rutinariamente usan los nombres de sus 
hijos, apodos o nombres de bebé, en lugar de di-
rigirse a ellos como “hijo” e “hija”. Los términos 
estadounidenses como bro, man, dude y girl (en 
algunos contextos) parecen similares a los hono-
rífi cos informales/familiares en japonés. Los su-
reños estadounidenses de cierta edad (y en oca-
siones con mucho más edad) de manera rutinaria 
usan “ma’am” y “sir” para las mujeres y hombres 
ancianos o de estatus superior.
Estratifi cación
El habla se usa y evalúa en el contexto de fuerzas 
extralingüísticas: sociales, políticas y económicas. 
Un estadounidense común evalúa el habla de los 
grupos de estatus bajo de manera negativa, y la 
llama “inculta”. Esto no se debe a que esas for-
mas de hablar sean malas por sí mismas, sino 
porque se les asocia simbólicamente a un estatus 
menor. Considere la variación en la pronuncia-
ción de la r. En algunas partes de Estados Uni-
dos, la r se pronuncia regularmente, y en otras 
áreas no (sin-r). Originalmente, el habla sin-r es-
tadounidense se modeló a partir del habla de 
moda de Inglaterra. Debido a su prestigio se 
adoptó en muchas áreas y continúa como la 
norma alrededor de Boston y en el sur.
Los neoyorquinos buscaban prestigio al elimi-
nar sus r en el siglo xix, después de pronunciarlas 
durante el xviii. Sin embargo, los neoyorquinos 
contemporáneos regresaron al patrón del siglo 
xviii de pronunciar las r. Lo que importa y go-
bierna el cambio lingüístico no es la reverbera-
ción de una fuerte r del medio oeste, sino la eva-
luación social de si la r está “de moda” o “caduca”.
Los estudios de la pronunciación de la r en la 
ciudad de Nueva York clarifi caron los mecanis-
mos de la variación fonológica. William Labov 
(1972b) centró su atención en cómo se pronuncia 
la r detrás de las vocales en palabras como car, 
fl oor, card y fourth. Para conseguir datos acerca de 
cómo esta variación lingüística se correlaciona 
con la clase social, usó una serie de encuentros 
rápidos con empleados en tres tiendas departa-
mentales, cuyos precios y ubicaciones atraían a 
diferentes grupos socioeconómicos de la ciudad 
de Nueva York. Saks Fifth Avenue (68 encuen-
tros) atiende a la clase media superior, Macy’s 
(125) atrae a compradores de clase media y S. 
Klein’s (71) tiene clientes predominantemente de 
clase media baja y trabajadora. Los orígenes de 
clase del personal de la tienda tendían a refl ejar 
el de sus clientes.
Después de ubicar un producto que se en-
contraba en el cuarto piso en cada almacén, La-
bov abordó a los vendedores de la planta baja y 
les preguntó dónde estaba dicho producto. 
Luego de que el vendedor respondía “fourth 
fl oor” (cuarto piso), Labov repetía “¿dónde?”, 
con la fi nalidad de obtener una segunda res-
puesta. La segunda réplica era más formal y en-
fática, el vendedor pensaba que Labov no había 
escuchado o comprendido la primera respuesta.En consecuencia, para cada vendedor, Labov te-
nía dos muestras de pronunciación/r/ en dos 
palabras.
Labov calculó los porcentajes de trabajadores 
que pronunciaban /r/ al menos una vez durante 
la entrevista y obtuvo los siguientes resultados: 
TABLA 5.2 Negación múltiple (“no quiero nada”) de acuerdo con género y clase (en porcentajes)
CLASE MEDIA 
ALTA SUPERIOR
CLASE MEDIA 
BAJA INFERIOR
CLASE TRABAJADORA 
SUPERIOR
CLASE TRABAJADORA 
INFERIOR
Hombre 6.3 32.4 40.0 90.1
Mujer 0.0 1.4 35.6 58.9
FUENTE: Peter Trudgill, Sociolinguistics: An Introduction to Language and Society, 4a ed. (Londres: Penguin Books, 1974, ediciones revisadas 1983, 1995, 2000), 
p. 70. Copyright © Peter Trudgill, 1974, 1983, 1995, 2000. Reproducido con permiso de Penguin Books Ltd.

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