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5_LEXICOGRAFIA_DIFERENCIAL_Y_LEXICOGRAFI

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5. 
LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA 
INTEGRAL
Klaus Zimmermann
Universität Bremen
kzimmermann@uni-bremen.de
 ► Resumen
La alternativa entre elaborar diccionarios integrales o diccionarios diferenciales de variedades 
diatópicamente restringidas (o dialectales) tiene implicaciones teórico-lingüísticas, semánticas, 
ideológicas, políticas, identitarias y metodológicas. Mientras que en otras culturas lingüísticas 
de lenguas pluricéntricas los diccionarios integrales de variedades dialectales tienen una larga 
tradición (existen ejemplos para el inglés, alemán y portugués), en el mundo hispánico han 
prevalecido los diccionarios diferenciales debido a razones glotopolíticas y a una concepción 
monocéntrica, lo que implica un menosprecio de tales variedades y una visión tergiversada de 
la realidad. En este capítulo se discuten estas implicaciones, se aboga en favor de la prioridad 
que se debe dar a los diccionarios integrales para el uso de los hablantes “normales” y se 
defiende la necesidad de documentar con dignidad la riqueza de las distintas variedades. Los 
diccionarios diferenciales (que pueden concebirse como exclusivamente diferenciales o como 
diferencial-contrastivos, si indican los contrastes con las otras variedades), a su vez, deben estar 
destinados sobre todo a los lingüistas como lectores y para poder cumplir verdaderamente con 
su propósito de identificar los vocablos privativos de cada variedad, deben elaborarse mediante 
la comparación con el léxico integral incluido en los diccionarios integrales. Estos, a su vez, 
deben cumplir criterios estrictos relativos a la documentación de la lengua (corpus) y a la 
manera de definir los significados.
 ► Palabras clave
Lexicografía, metodología, política lingüística, variedades del español.
Differential lexicography and integral lexicography
 ► Abstract
The choice between integrally versus differentially oriented dictionaries of diatopically 
restricted (or dialect) varieties has implications for linguistic theory, semantics, ideology, lan-
guage politics, identity and methodology. While in other linguistic cultures of pluricentric lan-
guages integral dictionaries of dialect varieties have a long tradition (examples will be given 
for English, German and Portuguese), in the Hispanic world differential dictionaries have pre-
vailed due to glottopolitical reasons and a monocentric view classifying them as less worthy 
and giving a distorted description. This article discusses these implications and advocates for 
preferring integral dictionaries for the use of “normal” speakers and to document the variety 
with dignity in its entirety, while differential dictionaries mostly serve the purposes of a linguist 
KLAUS ZIMMERMANN122
audience. The latter, which can be conceived of as simply differential or as differential-con-
trastive when indicating contrasts with other varieties, in order to truly fulfil their purpose 
of identifying the exclusive occurrence of words in each variety must be done by means of 
a comparison of the integral lexicon based on the existence of integral dictionaries, which in 
turn must meet strict criteria regarding documentation of the language (corpus) and the form in 
which meanings are defined.
 ► Keywords
Lexicography, methodology, language politics, varieties of Spanish.
1. Esbozo histórico del desarrollo de la lexicografía diferencial y de la lexicogra-
fía integral
1.1. Los términos diferencial, contrastivo e integral en la lexicografía
Las categorías integral, diferencial y contrastivo, a las que se podría agregar además la 
de coincidencia, son bastante recientes aplicadas a diccionarios. Se han ido perfilando 
durante los últimos treinta años. Se puede constatar, además, una evolución y revisión 
de los términos diferencial y contrastivo a lo largo de este período. En un principio 
la categoría contrastivo se aplicaba a los diccionarios que ahora vienen llamándose 
diferenciales, en tanto que ahora contrastivo se ha convertido en un tipo de indicación 
adicional para marcar, en los diccionarios diferenciales, la relación explícita de con-
traste de un vocablo con otro semejante perteneciente a otra(s) variedad(es).
Los términos integral, diferencial y contrastivo en lexicografía han venido ela-
borándose poco a poco (con matizaciones sucesivas) y han sido acuñados después 
de la aparición de las prácticas lexicográficas correspondientes. Así, la denominación 
diccionario integral es posterior a la existencia misma de proyectos de diccionarios 
integrales y fue acuñada por un lexicógrafo de orientación diferencial. En un primer 
momento, la disyuntiva terminológica se establecía entre método integral y método 
contrastivo. Así, en su artículo «Spanische Lexikographie», Günther Haensch (1990: 
1754) aplicó los calificativos de «integrale Methode» al Diccionario del español de 
México (DEM) y de «kontrastive Methode» al Diccionario ejemplificado de chile-
nismos. Los diccionarios de americanismos por él dirigidos, entonces todavía en fase 
de elaboración, llevaban la etiqueta de «diccionarios contrastivos». Posteriormente 
se introduce una nueva distinción muy acertada entre el método contrastivo y el di-
ferencial (Werner 1991), en virtud de la cual el término diferencial queda reservado 
para la orientación selectiva, que registra solo las palabras y acepciones particulares 
o privativas de la variedad descrita, una orientación que, tal y como indicamos, antes 
se había llamado contrastiva. Entre tanto, el término contrastividad se reserva ahora 
para las marcas (signos de contrastividad) que en el interior de la microestructura de 
los diccionarios diferenciales indican explícitamente los contrastes con palabras cuasi 
idénticas de otras variedades (cf. el trabajo de Alejandro Fajardo en este volumen). 
123LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
Paralelamente cabría crear también marcas de coincidencias en diccionarios integra-
les (cf. Fajardo 2010), si bien no parecen muy necesarias para el público previsible 
de las obras, los hablantes de la variedad descrita (y no los lingüistas); en cambio, 
su aplicación resultaría muy compleja si se pretende un cotejo con todas las demás 
variedades, sin tomar una variedad privilegiada de comparación (como venía siendo 
considerada la de España).
La distinción terminológica entre los abordajes lexicográficos integral, diferen-
cial y contrastivo en la lexicografía hispánica es una contribución de gran utilidad1. 
Cabe aclarar, sin embargo, que estas orientaciones existían ya antes en el ámbito de 
la lexicografía de algunas lenguas, aunque sin que hubiese un término propio que las 
designase. Se puede discutir si el término integral2 es totalmente satisfactorio, pero 
lo cierto es que se ha establecido ya en el ámbito de la lexicografía hispánica y está 
suficientemente definido. En cambio, más cuestionable resulta el término método que 
utiliza Haensch. De hecho, no se trata de dos métodos técnicos, sino de orientaciones 
radicalmente distintas consecuencia de usos diferentes del diccionario y de dos con-
cepciones glotopolíticas del diccionario asimismo distintas. Dice con razón Hernán-
dez (2012: 273): Los diccionarios diferenciales «son obras lingüísticas […] dedicadas 
a un conocimiento especializado […]». Los integrales, por el contrario, se dirigen a 
todos los hablantes de la variedad, es decir a un público general, no especializado.
1.2. Aclaraciones teóricas: los diccionarios como discursos
Tradicionalmente los usuarios (y muchos lexicógrafos) consideran los diccionarios 
como tipos de texto de descripción científica objetiva. La historia de la lexicogra-
fía demuestra, sin embargo, que deben ser considerados también como discursos (es 
decir, con implicaciones ideológicas), en varios sentidos:
• Son discursos (constructos) en cuanto al diseño de las representaciones del léxico 
en forma de listas de palabras (alfabéticas en la mayoría de los casos, o de otro 
tipo) frente al orden mental (desconocido).
•Son discursos en cuanto a la configuración del corpus, es decir la selección de los 
textos que sirven como material de base empírica (por ejemplo, si está constituido 
solo por textos escritos o escritos y orales; solo por cierto tipo de textos, como los 
periodísticos3 o los literarios, o por textos de todos los niveles lingüísticos; exclu-
1 Hernández (2012: 271) considera la distinción integral vs. diferencial de Haensch «una de las 
aportaciones metodológicas [yo diría terminológicas] más importantes de los últimos años».
2 Fajardo (2010) llama a estos diccionarios integrales o descriptivos. Aunque los diccionarios 
integrales modernos se conciben como descriptivos, este calificativo también puede aplicarse a cier-
tos diccionarios diferenciales. Depende de su orientación. Así, puede haber diccionarios integrales 
descriptivos y diccionarios integrales normativos, y, por otra parte, diccionarios diferenciales des-
criptivos y diccionarios diferenciales normativos. 
3 Como, por ejemplo, el DEA (1999).
user
Notiz
la estándar de Espana
KLAUS ZIMMERMANN124
sivamente por textos de temáticas reducidas o por textos que pretenden representar 
la totalidad de temas de una sociedad).
• Existen diferentes concepciones del diccionario, y cada una de ellas, a través de 
la construcción del espacio lingüístico que se propone describir, participa en la 
construcción de variedades lingüísticas. Así, un diccionario de americanismos 
construye una variedad artificial del «español de América» que, por la disparidad 
del léxico existente en este continente, carece de fundamento real, mientras que 
los diccionarios diferenciales e integrales a nivel nacional contribuyen a la cons-
trucción de una variedad mexicana, argentina, boliviana, etc.
• Son discursos ideológicos (en el sentido de Foucault 1971) en cuanto a sus con-
cepciones relativas a la inclusión y exclusión de palabras por motivos de normati-
vidad, a la construcción del concepto de estándar, a la calificación de las palabras 
incluidas como buenas o malas y a la asignación de etiquetas sociolingüísticas y 
estilísticas.
• Además, como han señalado muchos críticos, los diccionarios de la Real Acade-
mia Española (RAE), por ejemplo, revelan o revelaron ideologías sexistas, racis-
tas, eurocentristas, españolocentristas, clericales o religiocentristas, etc., en su 
manera de definir el significado de las palabras.
• La lexicografía española en su totalidad proyecta un discurso ideológico en la 
medida en que ha dado preferencia exclusiva a la elaboración de diccionarios 
diferenciales y en que ha negado la utilidad de los diccionarios integrales. Esta 
práctica y su teoría subyacente construye la variedad española como superior y las 
otras como inferiores.
1.3. Las orientaciones diferenciales e integrales en la lexicografía dialectal hispánica
En la lexicografía española e hispanoamericana existe una larga tradición de reperto-
rios lexicográficos que registran unidades léxicas de variedades dialectales, o mejor, 
de variedades diatópicamente restringidas (en adelante, VDR), término hiperónimo 
que prefiero al de variedades dialectales. De las dos orientaciones posibles (diferen-
cial vs. integral), existe en la lexicografía hispánica (a diferencia de lo que ocurre en 
la portuguesa-brasileña) una abrumadora mayoría de diccionarios diferenciales y una 
minoría sorprendente de diccionarios integrales. Para los primeros véanse las biblio-
grafías de los capítulos de este volumen y el repertorio de Giménez Folqués (2010) 
para los de América. Para los segundos, en el ámbito hispánico por el momento se 
pueden citar solo dos diccionarios, el Diccionario del español de México (DEM) y 
el Diccionario integral del español de Argentina (DIEA). Están en fase de proyecto 
diccionarios análogos para el español de Cuba4 y de Bolivia. Los diccionarios de VDR 
4 Cf. <http://www.elcastellano.org/news/elaboran-diccionario-integral-del-español-de-cuba> 
[01/03/2018].
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Notiz
teoria e ideologia
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Notiz
Cuba, Chile z de Bolivia.
Hay que agregar una nota a Chile: z una referencia nueva
cf. Rojas 2015.
125LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
se conciben en la lexicografía hispánica —con las excepciones de los diccionarios 
integrales arriba mencionados— casi automáticamente como diferenciales, si bien 
con características y rigor diferentes (véanse los descritos en este volumen)5. Prueba 
de ello es el empleo como sinónimos de diferentes términos, tal y como advierte, por 
ejemplo, Arnal Purroy (2009: 114): «[…] diccionarios dialectales, también llamados 
regionales, de dialectalismos, de regionalismos o, en los últimos años, diferenciales, 
denominaciones que —dicho sea de paso— utilizaré aquí de manera indistinta». Esta 
visión abarca como repertorios de unidades léxicas de VDR tanto diccionarios de 
variedades lingüísticas de España, que se podrían considerar con cierta plausibilidad 
como dialectos (aun cuando esto se pueda debatir), como diccionarios de variedades 
diatópicas como el asturiano, el extremeño, el canario, el leonés o el andaluz6.
1.4. Razones para elaborar diccionarios diferenciales
Los diccionarios diferenciales se elaboran no solo para documentar el léxico de una 
VDR, sino también de jergas sociales (véase, por ejemplo, Zimmermann 1994), varie-
dades profesionales, técnicas y científicas, extranjerismos, indigenismos, etc. Cabe 
aclarar que estamos aquí delante de dos niveles de análisis. Los diccionarios diferen-
ciales pueden tener como marco de referencia la diferencia comparada con el léxico 
de otra variedad (nivel objetivo) o con diccionarios de otra variedad (nivel del dis-
5 El Diccionario diferencial del español de Canarias (Corrales / Corbella / Álvarez 1996), por 
ejemplo, se entiende como «verdadero diccionario en el sentido tradicional del término, pero, a la 
vez, una obra novedosa en el marco de la lexicografía canaria y aun de la hispánica. Se trata de la 
elaboración minuciosa de las voces catalogadas como “canarismos”, así como de todas aquellas 
que —aun no siendo estrictamente canarismos, porque se encuentran en otras zonas que hablan 
español— alcanzan una frecuencia de uso en Canarias muy superior a la de otras regiones españolas» 
(autodescripción, según figura en la portada del libro).
6 Si bien es verdad que la gran mayoría de los diccionarios de estas variedades hispánicas son 
diferenciales, hay que mencionar el Diccionario de los bables de Asturias (Neira / Piñeiro 1989), que 
es un diccionario híbrido en estos términos. Se trata de un diccionario bidireccional cuya primera 
parte (castellano-bable) es —como consecuencia de la bidireccionalidad— integral, mientras que la 
segunda parte es diferencial (además, es bilingüe o bidialectal). Para la primera parte se dice: «Este 
diccionario pretende reflejar del modo más fiel y riguroso posible la situación de los bables asturianos 
en lo que al léxico se refiere» (p. 15). De este modo, se registra, por ejemplo, carta = carta, embalse 
= embalse; es decir, se registra la palabra del castellano y se ofrece su equivalente bable aunque este 
sea igual. Para la segunda parte (bable-castellano), que es diferencial, se dice: «En el Diccionario 
Bable-Castellano sólo se incluyen las palabras que difieren del castellano […]. No incluimos las que 
coinciden semántica y fonéticamente con él (casa, vaca, puente)» (p. 15). Para la forma gráfica se 
utiliza la del «español normativo» y se indica el «equivalente bable en sus distintas variantes [...]. Las 
características fónicas, morfológicas y léxicas sitúan muchas veces a un vocablo en una zona muy 
concreta y lo excluyen de otras» (p. 15). Para un análisis de la forma de las entradas en la lexicografía 
hispánica de variedades de ámbito restringido, cf. Alvar Ezquerra (2002). 
KLAUS ZIMMERMANN126
curso lexicográfico sobre la variedad), lo que no es lo mismo. Teóricamente sería 
posible una comparación entre dos variedades sin que previamente haya existido una 
descripción de estas dosvariedades. Por razones históricas este caso no se ha dado en 
la lexicografía hispánica.
Hay dos circunstancias que conducen a tomar como marco de referencia otros 
diccionarios. En primer lugar, si una parte del léxico de una lengua no figura en lo que 
pretende ser un diccionario general, la razón para presentar en vocabularios aparte 
este léxico parcial excluido es la de complementar (Lara 1990: 234) o reparar (Zim-
mermann 1994: 117) esta deficiencia. Si algún día se elabora un diccionario general 
de verdad (algo que no existe hoy en día para la lengua española), en principio no 
harán falta diccionarios diferenciales de reparación que dejen constancia de la exis-
tencia de las palabras excluidas. Pero, en segundo lugar, también en el caso de existir 
un verdadero diccionario general que marque, además, debidamente el uso diatópico, 
diastrático y diafásico de las palabras y sus acepciones, puede ser útil seleccionar 
las palabras con una marca determinada y reunirlas en una lista. El resultado serán 
diccionarios (o estudios) especiales, obras de consulta explícitamente selectivas para 
intereses específicos, por ejemplo lingüísticos.
Podemos distinguir, entonces, entre diccionarios diferenciales de reparación, por 
un lado, y, por el otro, diccionarios diferenciales de interés específico (también, por 
ejemplo, de léxico básico para el uso escolar), y eso para la totalidad del léxico pan-
hispánico y para cada VDR. Como se ve, el carácter de los diccionarios diferenciales 
depende del contexto de la cultura lexicográfica de una comunidad lingüística y co-
municativa.
1.5. Variedades diatópicamente restringidas: dialectales vs. nacionales
En la lexicografía hispánica la mayoría de los lexicógrafos consideran dialectos tam-
bién las variedades de extensión nacional de los países americanos. Por ejemplo, Jose-
fina Tejera considera su diccionario de venezolanismos (iniciado por Ángel Rosen-
blat) como un diccionario dialectal: «El concepto de ‘particularidad’, de ‘desvío’ de 
una norma produjo los diccionarios llamados diferenciales, contrastivos o ‘de -ismos’, 
los cuales recogen las diferencias dialectales» (Tejera 1994: 13). También Haensch 
(1982: 141), en una revisión histórica, subsume los diccionarios de americanismos 
o de países americanos como dialectales: «Hay también diccionarios de americanis-
mos que registran el vocabulario de un país (peruanismos, mejicanismos, chilenis-
mos, etc.) o de una zona más amplia (español rioplatense, etc.)»7. Para calificar estas 
7 Así, menciona como tales al mismo nivel el Vocabulario andaluz de A. Alcalá Venceslada, de 
1951, o el Léxico rural asturiano de A. Zamora Vicente, de 1953, y «los diccionarios generales de 
americanismos» como los de A. Malaret, M. A. Morínigo, A. N. Neves y J. F. Santamaría, así como 
los «que registran el vocabulario de un país» (Haensch 1982: 141); cf. también una versión más 
reciente de la historia lexicográfica del español en América por el mismo autor: Haensch (1994). Por 
127LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
obras a partir de la orientación glotopolítica que adoptan, dice: «Los diccionarios de 
americanismos mencionados hasta ahora son diccionarios contrastivos [hoy diría, 
diferenciales, comentario mío], que toman como base de comparación el vocabulario 
estándar de España» (Haensch 1982: 141; cursiva mía). Implícitamente, admite que la 
orientación diferencial no obedece a una necesidad del léxico, sino que es producto de 
la evolución glotopolítica en el mundo hispánico. Ya en 1982 menciona otro proyecto, 
sin calificarlo más, el del Diccionario del español de Méjico [sic], que está «basado en 
otro criterio: registra todo el vocabulario español de Méjico, se use fuera de Méjico o 
no» (Haensch 1982: 141)8.
Discrepamos también de Tejera cuando identifica, con carácter general, los diccio-
narios de -ismos y los diccionarios de dialectos. De hecho, existen también vocabu-
larios y diccionarios de arcaísmos, indigenismos (lenguas amerindias), barbarismos, 
extranjerismos, tecnicismos, disfemismos, del lenguaje erótico, de argot (León 1992), 
etc., que son diferenciales, pero cuyo criterio de selección no es diatópico sino de 
otros órdenes: diastrático, diafásico, diacrónico, contactológico, antinormativo, de cu-
riosidad, de ámbito profesional o técnico, etc.
En cuanto al término dialectal referido a las variedades nacionales de América, 
hay que discrepar de Arnal Purroy (vid. 1.3), Tejera y Haensch y llegar a una conclu-
sión diferente. En América se conformaron después de los procesos de independencia 
entidades políticas de otro orden, es decir países/estados con sus respectivas y par-
ticulares historias de la lengua española, especialmente con una aportación cultural 
singular y con la capacidad y el poder de autodeterminación de aceptar como estándar 
nacional sus particularidades léxicas. Hay que abandonar la perspectiva simplemente 
dialectológica y asumir una perspectiva político-dialectológica. En lo que concierne 
a las VDR, tenemos que admitir (por lo menos) tres dimensiones para determinar 
el constructo de variedad: el factor espacial, el factor político y el factor cultural, 
correlacionados con variedades lingüísticas. Esto da lugar a variedades dialectales, 
variedades subdialectales o locales, variedades nacionales y tres niveles de varieda-
des transfronterizas/supranacionales: (a) el correspondiente a variedades como la de 
la región del Río de la Plata, (b) el correspondiente al tipo Hispanoamérica9, y (c) el 
de tipo panhispánico o general. Para todas ellas se pueden elaborar diccionarios10. Lo 
otra parte, un área dialectal transfronteriza como la que se menciona es la descrita en el Diccionario 
de las coincidencias léxicas entre el español de Canarias y el español de América (Corrales / Cor-
bella 1994).
8 En este momento todavía no introduce el término integral para este tipo de diccionario.
9 De hecho, existe ya consenso entre la mayoría de los hispanistas en que no se debe construir 
el espacio hispanoamericano como si este ofreciera una sola variedad de la lengua española. Con 
todo, este espacio sigue teniendo vigencia (aunque discutida) a nivel lexicográfico por la existencia 
de diccionarios de americanismos hasta el momento presente.
10 Ya Haensch (1982: 140) proponía algo parcialmente semejante, al señalar a propósito de las 
«obras lexicográficas que registran subconjuntos léxicos con marcación diatópica»: «Son, en primer 
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en vez de existencia poner elaboracion 
KLAUS ZIMMERMANN128
importante es determinar qué construcciones de espacios de variación léxica y qué 
tipos de diccionarios (integrales o diferenciales) son útiles y para qué.
2. Diccionarios integrales en otras culturas lingüísticas
La orientación integral en la lexicografía de países poscoloniales no es reciente. Exis-
ten en otros ámbitos lingüísticos diccionarios integrales avant la lettre sin haber susci-
tado polémica como en el mundo hispánico. El primer caso de un diccionario integral 
es el del inglés de Estados Unidos de América, el famoso American Dictionary of the 
English Language de Noah Webster (1828)11.
En el ámbito de la lengua portuguesa, que tiene también una historia de expansión 
colonial y ha vivido los procesos de independencia de los diferentes países que hablan 
esta lengua, existe en Brasil una larga tradición de diccionarios integrales, comenzando 
por el de Laudelino Freire (1939-1944), seguido poco después por el de Antenor Nas-
centes (1961-1967). Siguen esta línea otros diccionarios más recientes, el Dicionário da 
língua portuguesa de Aurelio Buarque de Holanda Ferreira, un proyecto iniciado en 1966 
y cuya primera edición es de 1975 (con actualizaciones en 1986 y 1999), y el de Antônio 
Houaiss (1999), publicado a finales de los noventa del siglo xx12. Es interesante señalar 
que ambos autores/directores son, o eran, miembros de la Academia Brasileira de Letras.
La lengua alemana debe ser considerada —como la española, la inglesa,la france-
sa, la árabe y muchas otras— como un conjunto de variedades diatópicas, distribuidas 
en varios Estados independientes, hoy Alemania, Suiza, Austria y Luxemburgo. Como 
en otros casos, se ha planteado también aquí la cuestión glotopolítica de concebir esta 
variación como pluricéntrica, y se han admitido y elaborado estándares propios para 
cada país. Además, en cada país existe una variación diatópica interna y tradicional-
mente estas variedades se han venido considerando como dialectos, lo cual es discu-
tible13. La distancia entre estos dialectos, como el bajo alemán, el bávaro, el suabo, el 
sajón, el alemánico, el franconio, etc., es bastante grande. La intercomprensión entre 
ellos resulta difícil y a veces incluso imposible. Sus hablantes se comunican por me-
dio de la variedad estándar o de variedades de aproximación al estándar empleadas 
por hablantes nativos dialectales, unas variedades intermedias (interlectos) diferentes 
en cada región dialectal. Existe, dentro de este ámbito, una larga tradición en la elabo-
ración de diccionarios de las VDR como consecuencia de una fuerte autoafirmación 
de la variedad propia. Sirvan de muestra los siguientes tres ejemplos.
lugar, los diccionarios, vocabularios y glosarios de dialectos, subdialectos o hablas locales de una 
lengua» (cursiva mía).
11 Cf. el estudio sobre la emergencia y orientación de este diccionario en Lara (1997: 59-66).
12 Para la historia de la lexicografía brasileña cf. Nunes Horta (2015).
13 El término dialecto debe emplearse con mucha precaución a la hora de comparar variedades 
de diferentes lenguas. Los criterios y las distancias lingüísticas muchas veces no son los mismos.
129LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
El gobierno austríaco desarrolló una política lingüística que dio lugar a la ela-
boración, desde 1950, de varias ediciones del Österreichisches Wörterbuch (Fussy 
/ Steiner 2012), que es explícitamente integral (aunque sin recurrir a este término):
Das Österreichische Wörterbuch ist ein Wörterbuch der guten, richtigen deutschen 
Gemeinsprache. Es ist jedoch in erster Linie für Österreicher bestimmt und wird vor 
allem von Österreichern benützt werden. Deshalb enthält es auch zahlreiche allgemein 
verwendete Wörter der österreichischen Umgangssprache und der österreichischen 
Mundarten, wenngleich keine Wörter in mundartlicher Schreibung. […] Das Österrei-
chische Wörterbuch ist noch in einem anderen Sinn als ein österreichisches anzuspre-
chen. Wir Österreicher verwenden eine Reihe von Ausdrücken, die nicht weniger richtig, 
gut und schön sind als anderswo gebrauchte. Sie wurden naturgemäß im Wörterbuch 
bevorzugt, wogegen etwa nur in Norddeutschland übliche gar nicht berücksichtigt oder 
als bei uns fremd oder zumindest ungewohnt ausdrücklich gekennzeichnet wurden. Es 
ist aber auch Tatsache, daß wir in der besten Sprache der Gebildeten unseres Landes 
Wörter anders betonen, anders aussprechen, Hauptwörter mit einem anderen Artikel oder 
einer anderen Mehrzahlform, Zeitwörter mit einem anderen Hilfszeitwort verwenden u. 
v. a. m., als dies außerhalb Österreichs üblich ist. In solchen Fällen wurden die bei uns 
gebräuchlichen, allgemein als gut und richtig empfundenen Formen ins Wörterbuch auf-
genommen (prólogo de la 32ª edición, 1972)14.
Existe además una edición abreviada para el uso escolar que, desafortunadamen-
te, es parcialmente normativa (se excluyeron palabras consideradas como disfemís-
ticas contenidas en versiones anteriores)15.
El léxico del alemán hablado en Suiza se considera hoy como una variedad 
nacional que se utiliza (en varias de sus subvariedades) en la vida pública (radio, 
televisión, escuela) en el uso oral, aunque no en el escrito. Este léxico se describe, 
14 «El Diccionario austriaco es un diccionario del buen y correcto alemán común. Sin 
embargo, como se trata de una obra destinada principalmente a los austriacos y que va a ser mane-
jada fundamentalmente por ellos, contiene un gran número de palabras de uso común en la lengua 
oral y en los dialectos austriacos, aunque estas no se presentan en ortografía dialectal [...]. El 
Diccionario austriaco debe ser considerado austriaco también en un segundo sentido. Nosotros, 
los austriacos, utilizamos toda una serie de expresiones que no son menos correctas, adecuadas o 
bonitas que las que se usan en cualquier otro lugar. Tales expresiones gozan de un trato preferente 
en este diccionario, en tanto que las palabras de uso común en el norte de Alemania no han sido 
tenidas en consideración o bien han sido marcadas como ajenas o, cuando menos, como inusuales. 
Por otra parte, cabe señalar que los hablantes más instruidos de entre nosotros manifiestan una 
prosodia y pronunciación particulares, presentan diferencias en el género o en la forma del plural 
de algunos sustantivos, utilizan otros auxiliares para los verbos y presentan muchas otras caracte-
rísticas no habituales fuera de Austria. En estos casos se han incorporado al diccionario las formas 
que son usuales, consideradas como adecuadas y correctas entre nosotros [los austriacos]».
15 Para mayor información cf. el análisis de este diccionario hecho por Retti (1991).
KLAUS ZIMMERMANN130
por ejemplo, en el Schweizerisches Idiotikon (1881-2015)16. Aunque en su prólogo 
(contenido en el primer tomo, publicado en 1881) se define como diferencial (sin 
utilizar el término), los lexicógrafos cambiaron esta orientación a partir del cuarto 
tomo y adoptaron una orientación integral (también sin utilizar el término)17.
El léxico del suabo se describe en el Schwäbisches Wörterbuch, de 1904. El 
suabo también tiene una gran vitalidad a nivel oral, pero no tiene estatus nacional, 
sino que es considerado como un dialecto en la cultura lingüística alemana, ya que 
no está estandarizado (un aspecto cuestionable). Hermann Fischer, autor de la obra, 
afirma en el prólogo:
Dass endlich mein Werk sich nicht auf die spezifischen Suevismen beschränken durfte, 
sondern auch gemeindeutsche auf ihr Vorkommen bei uns zu untersuchen hatte, lag in der 
Forderung eines möglichst vollständigen Inventars des bei uns üblichen gegebenen; ist 
doch einerseits das meiste Sprachgut gemeindeutsch und andererseits kaum ein Wort, bei 
dem nicht lokale Besonderheiten zu verzeichnen wären (Fischer 1904: x)18.
He aquí una expresión clara de una orientación integral con su fundamentación 
teórica.
16 Cf. también Bickel / Landolt (2012).
17 Según el actual director del diccionario, «das einschränkende Konzept gilt aber […] seit 
langem nicht mehr. Überhaupt muss man konzeptionell beim schweizerischen Idiotikon zwei Phasen 
unterscheiden, die recht weit auseinanderliegen: die erste Phase bis in die Mitte von Band IV ist 
stärker auf die Mundart ausgerichtet, ist puristischer angelegt und basiert auf sehr viel weniger Mate-
rial als die zweite Phase, die mit Bachmann ihren Anfang nahm. […] Dabei wird grundsätzlich der 
gesamte Wortschatz aufgenommen, der zwischen 1300 und der Gegenwart fassbar ist» [«el concepto 
restrictivo [diferencial] [...] hace mucho que ha dejado de ser válido. Aun así, desde un punto de 
vista conceptual, hay que distinguir dos fases bien diferentes en lo que respecta al Idiotikon Suizo. La 
primera fase, hasta la mitad del volumen IV, se define por una orientación más dialectal, ofrece un 
diseño más purista y tiene menos textos como base material que la segunda fase. Esta empieza con 
Bachmann, cuyo principio es la incorporación en su totalidad del léxico registrado entre 1300 y la 
actualidad»] (Christoph Landolt, mensaje electrónico personal, 19-10-2015).
18 «[Tuve conciencia de] que mi obra no debía limitarse a los suevismos específicos, sino que 
tenía que estudiar también aquellas palabras que compartimos con la lengua general alemana. Esta 
orientación se basaba en la necesidad de elaborar un inventario lo más completo posible de lo que 
es usual entre nosotros, ya que, por un lado, la mayor parte del léxico pertenece también a la lenguageneral y, por otro, no hay casi ninguna palabra que no ofrezca peculiaridades locales».
131LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
3. Fundamentos de la teoría del lenguaje y de las variedades y sus consecuencias 
lexicográficas
3.1. Cada variedad es un sistema integral
Cada dialecto19 y cada una de las variedades de América y de África, tanto en tér-
minos de procesamiento cognitivo de cada uno de sus hablantes como en términos 
estructuralistas de variedad sintópica (en el sentido de Coseriu 1982: 19) propia de un 
conjunto de hablantes, conforma un sistema integral dotado de todas las estructuras 
correspondientes a cada uno de los niveles de la lengua: tiene su fonología, morfolo-
gía, sintaxis, léxico, semántica y pragmática integrales. La descripción diferencial no 
toma como objeto el dialecto en su totalidad, sino tan solo una parte de él, y ello por 
razones ajenas al sistema. No hay sistemas diferenciales20, sino constructos creados a 
partir de una visión diferencial. Por tal motivo, se debe concebir una descripción autó-
noma y completa de su fonología, de su gramática y de su léxico. Cada subsistema 
merece una descripción integral. Si no se hace, es por razones de ideología lingüística 
mezcladas con otras de economía descriptiva (para evitar la repetición).
3.2. Funciones de los diccionarios
Aunque existan diccionarios diferenciales e integrales para otras lenguas y varieda-
des/dialectos, estos términos se usan casi exclusivamente en el ámbito de la lexico-
grafía hispánica. El problema, e incluso una cierta polémica alrededor de estas dos 
orientaciones, resulta de la confusión acerca de la función de cada tipo de diccionario. 
Se puede decir que estos desempeñan dos funciones diferentes: una función social, 
como instrumento de consulta y memoria semántica para los hablantes de la varie-
dad/dialecto descrita, y una función más bien científica, con el fin de conocer sus 
particularidades y diferencias21. Sin embargo, un diccionario integral, que registra sin 
19 Me refiero tanto a entidades como los dialectos primarios, emergidos paralelamente del latín 
(el castellano, el asturiano o el leonés, por ejemplo), como a los dialectos secundarios (el extremeño, 
el andaluz, el murciano, el canario), emergidos en el transcurso de la expansión del castellano hacia 
el sur de la península ibérica en el marco de lo que se llama la Reconquista.
20 Otra cosa es el desarrollo de variedades intermedias (interlectos) en el marco del contacto de 
lenguas, de dos dialectos o de un dialecto y la lengua estándar. Tales variedades intermedias, si bien 
no conforman una nueva lengua (como en el caso de las lenguas criollas o de las lenguas románi-
cas emergidas del latín), merecen también por razones metodológicas una descripción autónoma y 
completa.
21 Los autores de los diccionarios del proyecto de Augsburgo prevén tres tipos de usuarios 
diferentes: (1) cualquier persona no argentina; (2) personas con un interés filológico, lingüístico o 
profesional de otra índole, y (3) filólogos argentinos que quieren realizar estudios acerca de diferen-
cias léxicas entre el léxico del español argentino y el del español peninsular (cf. Haensch / Werner 
2000a: xiv-xv).
KLAUS ZIMMERMANN132
excepción y sin restricción el léxico de la variedad construida y definida, sirve primor-
dialmente para el uso general y de consulta por parte de los hablantes de la variedad 
descrita (cf. Lara 1996). Casi todos los diccionarios dialectales que se han elaborado 
en la lexicografía hispánica son de carácter diferencial, y han sido considerados los 
únicos necesarios. La lexicografía inspirada en la RAE (y dependiente de ella) nunca 
ha articulado un proyecto complementario consistente en elaborar diccionarios inte-
grales, e incluso se puede sospechar que ha sido enemiga de tal tipo de diccionarios. 
Además, este trato privilegiado dispensado a la orientación diferencial hace surgir 
otra sospecha: la de la existencia, en el ámbito de la glotopolítica, de una ideología 
neocolonial22.
3.3. Supuestos teóricos de la lexicografía diferencial
La lexicografía diferencial se basa simultáneamente en dos criterios: (1) la defini-
ción de su objeto de estudio (por ejemplo, dialecto X como subvariedad de la lengua 
general, que muchas veces se confunde con la variedad estándar)23; (2) la manera de 
presentar su objeto, es decir, la utilización de un enfoque implícitamente o explícita-
mente comparativo y selectivo que, al ser aplicado, elimina parte del propio objeto de 
estudio (las partes comunes con otra variedad)24.
La mayoría de los diccionarios diferenciales existentes, además, limitan su refe-
rente de comparación a una variedad determinada. Con ello, la concepción subyacente 
que inspira los diccionarios diferenciales actualmente existentes obedece a una cierta 
visión teórica de la variación. Según esta, todas las variedades de una lengua tienen 
en común un cuerpo amplio del léxico y, además, existe una variedad estándar (que 
muchas veces se identifica con la lengua) y un diccionario de esta variedad estándar. 
Las variedades marcadas diatópica, diastrática y diafásicamente tienen un cuerpo res-
tringido de unidades léxicas diferentes. Por ello, se supone aconsejable (por motivos 
económicos y de eficiencia) diseñar diccionarios adicionales o especializados y selec-
tivos que se limiten a presentar tan solo las palabras privativas de cada variedad (re-
gionalismos, idiotismos, voces jergales, disfemísticas, de lengua secreta, de lenguaje 
profesional y científico, de actividades de tiempo libre, de deporte, de orientación 
sexual, etc.).
22 Cf. Zimmermann (2003).
23 Cabe recordar que la definición de cada una de estas variedades es el resultado de una cons-
trucción teórico-lingüística previa.
24 Por ello, los diccionarios diferenciales, que por definición seleccionan como repertorio las 
unidades léxicas diferentes con respecto a otra variedad, son siempre, por lo menos de manera implí-
cita, también contrastivos. Explícitamente contrastivos son los del proyecto de Augsburgo, que iden-
tifican claramente la variedad de referencia y documentan la diferencia en todas sus dimensiones 
(Haensch / Werner 2000a: xvii).
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un diccionario de esta variedad estandar al que se atribuye el privilegio como marco de orientacion.
133LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
4. Diccionarios diferenciales de variedades diatópicamente restringidas
4.1. El estudio diferencial como resultado de la comparación entre variedades
Si una lengua dispone de por lo menos dos variedades suficientemente diferencia-
das, surge como tarea lingüística legítima la comparación de esas variedades25. El 
resultado de tal comparación en el ámbito del léxico puede ser un estudio compara-
tivo. Su presentación no tiene por qué adoptar necesariamente la forma de diccio-
nario, sino que puede consistir también en un estudio argumentativo, explicativo, 
sociocultural y diacrónico acerca de la formación de las peculiaridades de cada 
variedad. Es verdad que en el pasado la mayoría de estas comparaciones han optado 
por un discurso de tipo diccionario (alfabético y semasiológico), y esto a pesar de 
que sus usuarios primordiales son lingüistas, y no el público en general (cf., por 
ejemplo, Haensch / Werner 2000a: xiv-xv). Este tipo de discurso, con su estructura 
alfabética, tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja principal es la facilidad de 
consulta para un público general. Sus desventajas son el ordenamiento artificial 
según el alfabeto, la restricción de la comparación a la unidad léxica (en vez del 
contraste entre familias de palabras y campos semánticos), la ausencia de rasgos 
comunes de la diferencialidad, así como la falta de indicación de las causas del 
surgimiento de las peculiaridades y de la eliminación de algunas de ellas en el trans-
curso de la diacronía.
4.2. La prioridad metodológica de los diccionarios integrales
Los diccionarios de VDR pretenden, en su gran mayoría, la presentaciónde -ismos, 
es decir, de palabras o acepciones privativas del área escogida, con una orientación 
sincrónica, o bien de combinación sincrónica y diacrónica. Sin embargo, como ha 
señalado Lara (1986: 569), para determinar lo que es privativo de un territorio habría 
que elaborar antes diccionarios integrales de cada país o área territorial y después 
hacer una comparación múltiple entre el léxico registrado en cada uno de ellos. Como 
esto no ha tenido lugar hasta ahora en la lexicografía hispánica, actualmente ningún 
diccionario diferencial cumple esta pretensión. El cotejo de la existencia de una pala-
bra o acepción no se ha hecho con todas las demás variedades del español, sino tan 
solo con la de España.
25 Werner (2014: 189) supone que los defensores de la necesidad glotopolítica de los dicciona-
rios integrales se oponen, con carácter general, a la elaboración de diccionarios diferenciales. Este 
no es, sin embargo, el caso. En cambio, parece más bien que es la RAE —y ello por razones ideo-
lógicas— quien se opone a la elaboración de diccionarios integrales del español hablado en países 
diferentes de España.
KLAUS ZIMMERMANN134
4.3. Diccionarios diferenciales contrastivos
Los diccionarios diferenciales-contrastivos (del proyecto de Augsburgo) no solo 
seleccionan las palabras diferentes del español de España, sino que marcan explícita-
mente los contrastes, evitando, mediante una red de informantes de todas las regiones 
de España, la confusión de la variedad española con la construida y presentada en el 
DRAE. Sus autores justifican la comparación con el español de España por razones 
técnicas, por el hecho de que las variedades de España son las mejor descritas: «Se re-
gistran únicamente elementos léxicos usuales en el español de Argentina y no usuales 
en el español hablado y escrito actualmente en España, así como elementos léxicos 
que se usan de modo diferente hoy en día en España» (Haensch / Werner 2000a: xvi-
i)26. Por otra parte, podrían distinguirse tres tipos de unidades léxicas que serían objeto 
de descripción en el diccionario según el criterio diferencial:
• voces existentes sólo en la variedad A o existentes en ella en un uso no documen-
tado para la variedad B;
• voces existentes sólo en la variedad B o existentes en ella en un uso no documen-
tado para la variedad A;
• voces existentes en ambas variedades, pero documentadas en cada una con usos no 
observados en la otra variedad.
El diccionario diferencial contrastivo de este tipo tendría que describir todo uso de 
una voz no documentado para una de las dos variedades, pero documentado para la 
otra. Además, registraría los usos comunes a las dos variedades en todos los casos en 
los que para una unidad léxica tuviera que indicarse un uso propio en una de las dos 
variedades, no comprobado en la otra (Werner 2001).
Para visualizar estos complejos contrastes se ha desarrollado un sistema de marcas:
[…] añaden a la información lexicográfica unos signos de contrastividad, cuya función es 
justificar por qué se ha incluido la palabra en el diccionario y hacer, al mismo tiempo, algún 
tipo de análisis lexicológico […]. Otras veces, se emplean signos sin un valor lingüístico 
para indicar, p. ej., que el referente es autóctono del país y desconocido por este motivo en 
España (Fajardo 2010: 334).
5. Diccionarios integrales vs. diccionarios diferenciales en el marco glotopolítico
5.1. Glotopolítica monocéntrica vs. glotopolítica pluricéntrica
La decisión de concebir un diccionario como integral o como diferencial depende, 
entre otros factores, de la construcción glotopolítica del diasistema de una lengua 
como monocéntrico o pluricéntrico. La lengua española, por su historia colonial, 
26 Lo mismo se dice a propósito del Diccionario del español de Cuba, cf. Haensch / Werner (2000b).
135LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
conforma un diasistema particular con dialectos peninsulares, zonas dialectales en 
Hispanoamérica y estados independientes de habla española en Hispanoamérica y 
África (Sáhara Occidental, Guinea Ecuatorial). Esta expansión de la lengua española 
(primero en la península ibérica, de norte a sur, durante siete siglos, y después en 
otras partes del mundo) produjo la formación de distintas variedades, algunas de ellas 
en espacios conformados como estados independientes. Este aspecto político cambia 
sustancialmente el estatus de las variedades, ya que los hablantes de cada país, a través 
de leyes y de órganos administrativos, adquieren el derecho de autodeterminación que 
les permite definir y decidir el tratamiento de la variedad o variedades internas de su 
territorio. En el pasado han prevalecido la voluntad y la decisión de mantener y pro-
mover la uniformidad de la lengua por medio de una determinada política lingüística, 
o más bien, habría que decir, de evitar o de limitar la diversificación. Este objetivo no 
ha tenido éxito: el resultado de esta política no ha sido la reducción de variedades, sino 
la creación de una variedad adicional, una variedad exoestándar (de la antigua metró-
poli), que es utilizada (o no) para ciertas finalidades sociales o en contextos especiales 
(formales) por ciertos hablantes (a veces llamados cultos), mientras que las variedades 
estándares de los diferentes países y las variedades no estándares siguen teniendo vita-
lidad y mantienen sus dominios de uso. Esta política de variedades se llama monocén-
trica. El monocentrismo no niega la existencia de variación, pero anhela aniquilarla, 
reducirla o alcanzar el reconocimiento de una variedad socialmente superior como 
medio de comunicación abarcador. En el caso del diasistema de la lengua española, el 
monocentrismo tuvo la particularidad de que se proclamó como variedad estándar la 
variedad de la capital de la antigua metrópoli del imperio colonial, Madrid.
Cada vez más esta glotopolítica se ha puesto en duda y en su lugar se ha exigido 
y propuesto una glotopolítica pluricéntrica. Los defensores del pluricentrismo propo-
nen declarar como estándar la variedad culta de cada país, manteniendo, no obstante, 
la idea y la imposición de una variedad modélica en cada país, en la mayoría de los ca-
sos la de la capital. Se crea así una normatividad interna (mexicana, argentina, cubana, 
chilena, etc.), y se da paso a una cultura lingüística diferente, que otorga dignidad de 
lengua/variedad nacional al diasistema de las variedades de cada país. Las categorías 
de monocentrismo y pluricentrismo son, por ello, categorías glotopolíticas, y no son 
categorías variacionistas (cf. Zimmermann 2008: 202). Los diccionarios diferenciales 
(emanaciones de la ideología monocentrista) no pueden contribuir, por ello, a la estan-
darización de las variedades nacionales del español en América, sino que perpetúan la 
visión de que estas tienen menor valor (cf. Zimmermann 2013).
5.2. Diccionarios diferenciales en el marco de la lexicografía académica española
Desde una perspectiva científica los diccionarios integrales y los diccionarios diferen-
ciales no se oponen, sino que se complementan en lo que se refiere a sus usos y usua-
rios. Los diccionarios integrales describen en su totalidad las variedades nacionales 
(o regionales o de otra índole), simplemente para la consulta cotidiana (también en 
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Estados (con mayuscula)
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debe ser: diferenciales e integrales
KLAUS ZIMMERMANN136
el ámbito educativo) —y además con independencia de consideraciones glotopolíti-
cas—, y son útiles para el usuario que no quiere manejar dos diccionarios a la vez; 
además, sirven como documento de la cosmovisión semántica de un determinado 
espacio cultural o de un país. Los diferenciales están orientados a servir a intereses 
de índole más bien científica y profesional, por ejemplo, a traductores ajenos a la 
comunidad de hablantes de la variedad, o bien sirven para satisfacer la curiosidad de 
cualquier interesado o las necesidades de migrantes intrahispánicos que buscan cono-
cer diferencias y contrastes.Sin embargo, estas dos orientaciones se inscriben en culturas de glotopolítica le-
xicográfica diferentes, lo que ha acabado por suscitar una oposición entre ellas. En el 
caso de los diccionarios que ofrecen el acervo del léxico de los países hispanoameri-
canos, ya sea en un solo país, ya sea en su totalidad, la dimensión glotopolítica deriva 
de la historia colonial y de la posición de la RAE frente a las variedades hispanoame-
ricanas y regionales de España, de su anhelo de «mantener la unidad de la lengua», de 
declarar una variedad diatópico-diastrática, la septentrional y culta de España, como 
estándar, y de su autoproclamación como Academia rectora y dominante a lo largo del 
primer siglo de existencia de las Academias americanas (todavía «correspondientes» 
sin plenos derechos). Esta glotopolítica tenía como meta la elaboración de un solo 
diccionario rector, de carácter selectivo y de orientación normativa, basado esencial-
mente en la variedad septentrional de España, y el proyecto de elaborar un diccio-
nario aparte, el de americanismos (DA). Tras esta concepción se esconde una visión 
ideológica de construcción de dos espacios lingüísticos (el europeo y el americano) y, 
al mismo tiempo, la distinción dentro del acervo léxico de la lengua entre un léxico 
común a todas las variedades (que se identifica con el de España y se reclama como 
patrimonio exclusivo de España), y otro de uso restringido, regional y desviado, iden-
tificado con el de América o de los dialectos de España. Con eso se manifiesta una 
posición glotopolítica monocéntrica (con centro en una determinada zona de España).
En el mundo hispánico emergió la evidencia, oculta por la glotopolítica de la RAE, 
de que en cada país existía un léxico integral de la lengua, que en parte es común al de 
otros países hispanohablantes y en parte privativo. En cualquier caso, esta distinción 
no importa para el lexicógrafo que, con su diccionario, aspira a ofrecer a los hablantes 
de su país un instrumento de conocimiento y de consulta acerca de cómo se habla la 
lengua española en su país. Con esta concepción acerca de la evidente integridad del 
léxico de cada país hispanohablante —en el marco de una construcción de la lengua 
como entidad pluricéntrica y con la voluntad de presentar el diccionario en forma de 
obra dirigida a los hablantes de cada país y adecuado a sus usos y necesidades— surge 
el proyecto del diccionario integral (que solo más tarde se ha dado en llamar así).
La justificación del diccionario integral reside, pues, tanto en el reconocimiento de 
la integridad real del léxico de un país/Estado como en la capacidad del aparato estatal 
para legislar sobre el desarrollo lingüístico de las entidades administrativas y educa-
tivas en el interior de su territorio. Como tercer aspecto hay que mencionar que las 
fronteras de cada Estado definen una comunidad de comunicación con redes comuni-
137LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
cativas más densas y activas que las existentes con los otros países de lengua española, 
unas redes que existen también en ciertos niveles sociales y profesionales27. Es dentro 
de estas fronteras donde emergen y se consolidan nuevas formas de hablar y nuevos 
elementos léxicos. Es este contexto glotopolítico lo que explica por qué el proyecto del 
diccionario integral iniciado a principios de los años setenta del siglo xx se convirtió en 
un contraproyecto de los de la RAE (y en un proyecto que la RAE ignora).
6. Los diccionarios de variedades diatópicamente restringidas y la cuestión de la 
identidad
Se puede plantear la cuestión de si el léxico diferencial de un Estado o nación, de una 
región o de una comunidad autónoma revela su identidad, de manera análoga a otras 
características como podrían ser la mentalidad, la vestimenta, la comida, los tipos de 
construcción de casas, las obras literarias, musicales o artísticas, o también el paisaje, 
y, de ser este el caso, si un diccionario diferencial documenta esta identidad. Los dic-
cionarios diferenciales contrastivos del proyecto de Augsburgo dirigidos por Haensch 
y Werner (1993a, 1993b, 1993c, 2000a, 2000b) no mencionan tal pretensión para sus 
diccionarios ni en efecto la tienen (Werner 2014: 191). Sin embargo, la directora del 
Diccionario de Mexicanismos (Academia Mexicana de la Lengua 2010), Concepción 
Company Company, pretende enfáticamente que su diccionario es una contribución 
a la identidad mexicana precisamente porque recoge solamente los mexicanismos, es 
decir, por su carácter diferencial28.
Cabe cuestionar el uso de la palabra identidad en este caso. El diccionario dife-
rencial documenta —como he planteado arriba— una característica distintiva. Las 
características distintivas —al ser comparadas con las de otras variedades— pueden 
interpretarse (intencionalmente o no) como signo de distinción, tanto por parte de los 
hablantes ajenos (con su visión externa) como también por parte de los miembros del 
propio grupo. Sin embargo, identificar características distintivas con identidad (cultu-
ral o nacional) no es lícito (aunque la definición reduccionista del DRAE lo sugiere), 
como demuestra ya el análisis del significante de las palabras usadas en una variedad. 
En realidad, la distinción no se limita a la existencia de lexemas y acepciones diferen-
tes (significados denotativos y connotativos), sino que incluye también las diferencias 
27 Son formas de comunicación transfronteriza en el mundo hispánico la comunicación de los 
medios de masas, de las ciencias, de la literatura y últimamente las surgidas como consecuencia de 
la migración intrahispánica (ecuatorianos, cubanos, colombianos, etc., en España; empleadas domés-
ticas bolivianas en Chile, etc.).
28 La cuestión de la función identitaria de los diccionarios ha sido tratada en la discusión entre 
Company Company (2011) y Lara (2011a, 2011b), así como en Zimmermann (2012) y Werner 
(2014). Según Bachmann (2007), el aspecto identitario ha sido un motivo que ha movido a los lexi-
cógrafos a estudiar regionalismos en Hispanoamérica desde el fin del siglo xix.
KLAUS ZIMMERMANN138
fonéticas de cada palabra, ya que el significante es parte del lexema. Los diccionarios 
diferenciales dependientes del DRAE normalmente marcan el significante de la pala-
bra en transcripción ortográfica, con algunas excepciones, y con ello ocultan las dife-
rencias fonéticas (y prosódicas a nivel de la cadena sintagmática). Teniendo en cuenta 
que las peculiaridades fonéticas se manifiestan en los elementos léxicos, cada uno de 
los vocablos afectados por una peculiaridad debería documentarse también en los dic-
cionarios diferenciales. Esto, sin embargo, no se hace y, en su lugar, se remite a otro 
capítulo, el de la fonética, donde estas peculiaridades se tratan bajo etiquetas como, por 
ejemplo, seseo, yeísmo, rehilamiento, aspiración o pérdida de la -s final de sílaba, etc.
Además, es necesario reconocer otro factor importante en cuanto a la identidad de 
una variedad. El lenguaje es una actividad lingüística (creativa) en la comunicación 
(Humboldt)29 y la lengua o variedad lingüística reside en la actividad semio-lingüís-
tica dentro de una comunidad lingüística particular. Cuando una comunidad utiliza su 
variedad lingüística como actividad, contribuye a la vida de la lengua en su conjunto, 
también a la de las palabras comunes con otras variedades. La identidad lingüística, a 
nivel léxico (si aceptamos, por razones de simplicidad, la división del lenguaje en las 
áreas tradicionales de léxico y gramática), engloba todo el repertorio léxico tradicional 
transmitido por los antepasados, el trabajo permanente de adaptación a las necesidades 
comunicativas actuales y locales (recreación), así como la constante innovación gene-
rada en cada grupo de hablantes, incluidos, por ejemplo, los términos científicos, filosó-
ficos, etc., inventados por hablantes cultos del grupo diatópico. En términos históricos, 
sería una actitud científicamente injustificableatribuir únicamente al país de origen las 
palabras que existían en una lengua antes de la expansión colonial, como si se tratase de 
una contribución exclusiva de los hablantes actuales de ese país, en este caso España. 
Consecuentemente, sería también injustificable considerar tales palabras únicamente 
como parte de la identidad de la región de origen y excluirlas de la identidad de las 
regiones donde la lengua en cuestión llegó tras la expansión colonial. Esta actitud suena 
a neocolonialismo. Por ello, el concepto de identidad lingüística no debe reducirse a las 
características distintivas, sino que debe incluir toda la actividad lingüística, el reperto-
rio completo usado por un hablante, un grupo de hablantes o una nación.
Así pues, un diccionario de -ismos no registra la identidad de una comunidad, 
sino simplemente ciertos rasgos particulares (en el caso de que sean particularismos 
de verdad, algo que no se puede confirmar hasta terminada la elaboración de reperto-
rios integrales para cada país y la comparación diferencial entre todas las variedades 
diatópicas nacionales y dialectales, como hemos aclarado arriba). Por esta razón, el 
diccionario diferencial clásico —al aceptar la supremacía de una variedad y excluir 
del registro lexicográfico una parte del léxico de la comunidad— contribuye a esta-
blecer o a propagar (tal vez inconscientemente) un menosprecio o subordinación de la 
variedad descrita con un criterio diferencial. Además, si tomamos en consideración la 
29 Acerca de la concepción del lenguaje en Humboldt, cf. Zimmermann (2006).
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"diatopico" ponerlo entre comillas
139LEXICOGRAFÍA DIFERENCIAL Y LEXICOGRAFÍA INTEGRAL
función que está llamado a desempeñar de acuerdo con sus destinatarios previsibles, 
el diccionario diferencial, en tanto que institución sociopolítica, no sirve para fortale-
cer la identidad mexicana, argentina o cubana, ya que no se trata de un diccionario de 
uso general, sino para especialistas.
Surge, entonces, la pregunta de si no hay otros medios, otros tipos de diccionario, 
que sirvan mejor para tal función identitaria. Y parece claro que los diccionarios inte-
grales de VDR sí pueden contribuir a ella (claro está que no necesariamente lo hacen), 
sin habérselo propuesto30, y ello por la siguiente razón: al documentar la totalidad o 
integridad del léxico usado en México, Argentina, Cuba, Islas Canarias, etc., se ma-
nifiesta implícitamente que este léxico no solo está disponible dentro de las fronteras 
diatópicas correspondientes, sino que es el léxico al cual contribuyen los hablantes 
utilizándolo y recreándolo cada día. Quiere decirse que su patrimonio está constituido 
tanto por el léxico compartido con otros, y difundido en el ámbito hispánico, como por 
aquel otro cuyo uso se limita al marco nacional, regional o grupal.
Si, por razones de orgullo acerca de la responsabilidad en la invención de una pala-
bra, se quiere indicar su origen, el lugar adecuado sería más bien un estudio histórico o 
un diccionario diacrónico. Es en ellos donde se puede indicar en dónde se ha originado 
tal palabra y cómo se ha transformado su significante y su significado —lo cual es tam-
bién una tarea legítima—. Sin embargo, sería un tanto ridículo pretender que una pala-
bra originada en el territorio de España en alguna época pasada es patrimonio exclusivo 
de España. Si retrocedemos más en el tiempo se verá lo aberrante de tal pretensión: solo 
una pequeña parte del léxico de la lengua española es de España, puesto que la mayoría 
procede de una región ajena, Roma. La pretensión de realizar esta sustracción simplis-
ta de naturaleza lingüístico-matemática para reducir —porque se trata de una reduc-
ción— el patrimonio identitario confunde el estudio histórico de la lengua —legítimo 
y necesario— con la función práctica y, en un nivel secundario, identitaria del discurso 
lexicográfico, sobre todo si se entiende el diccionario como un repertorio sincrónico.
7. Criterios de buena práctica lexicográfica31
Los diccionarios integrales (como han hecho ya el DEM y el DIEA) deben basarse en 
un corpus textual representativo de la lengua escrita, hablada y escrito-hablada en los 
30 El hecho de que el primer diccionario integral de una lengua en un territorio excolonial sea el 
de Noah Webster para el inglés de EE.UU. (¡publicado en 1828!) demuestra, según Lara (1997: 61), 
que la adopción de una u otra concepción no deriva tanto de razones lingüístico-lexicográficas, sino 
de razones de identidad nacional.
31 Para más información remito a la introducción del DEM, donde Lara presenta una larga expli-
cación de su práctica. También en Lara (1997) y Lara (2016) se encuentran muchos criterios de buena 
práctica lexicográfica basados en profundos estudios de teoría lingüística, semántica y variacionista. 
Para buenas prácticas, cf. también Fajardo (2010).
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hablantes nacionales
KLAUS ZIMMERMANN140
nuevos medios electrónicos. Si se acepta la prioridad de los diccionarios integrales, 
los diccionarios o estudios diferenciales deberían elaborarse tomando como base los 
diccionarios integrales; es decir, no necesitan un corpus de textos propio. El dicciona-
rio integral no tiene que ser normativo. Antes al contrario, debe acometerse un estudio 
sociolingüístico objetivo, no sociocéntrico, para determinar con la mayor objetividad 
posible el contexto de uso de cada palabra, los grupos de usuarios, las funciones y 
efectos de carácter pragmático y estilístico, así como las actitudes sociodiferenciales 
frente a las palabras. La presentación de los vocablos debe acompañarse con ejemplos 
de uso auténticos, tanto en el caso de los diccionarios integrales como en el de los 
diferenciales.
Los diccionarios diferenciales deberían realizar una comparación múltiple o, si 
ello no fuera posible, deberían indicar claramente su pretensión diferencial y de ma-
nera crítica su verdadero alcance.
La indicación del significado debe realizarse a través de definiciones parafrásticas. 
El metalenguaje de estas ha de ser la lengua o variedad descrita en el caso de que los 
destinatarios previstos sean hablantes de dicha lengua o variedad32. Los diccionarios 
diferenciales copian estas definiciones. En caso contrario, el metalenguaje empleado 
deberá corresponder con la lengua de los usuarios, sea esta otra variedad u otra lengua. 
En el caso de los diccionarios de orientación contrastiva se pueden utilizar las marcas 
elaboradas en el proyecto Augsburgo (cf. el trabajo de Alejandro Fajardo en este mis-
mo volumen). Deben ofrecerse además las palabras equivalentes de las variedades de 
comparación.
En el caso del diccionario (diatópico) integral, este podrá ser monolingüe (es 
decir las definiciones de los vocablos podrán estar redactadas en el mismo dialecto o 
variedad que se documenta) o bilingüe (ofreciendo las explicaciones lexicográficas 
en una lengua o variedad diferente, ya sea esta el castellano estándar de España en el 
caso de dialectos de España, o el español mexicano-estándar en el caso de dialectos 
de México, o en inglés o alemán en el caso de que el público previsto esté formado 
por anglohablantes o germanohablantes, respectivamente). La elección de la lengua 
meta depende de los destinatarios meta y, por consiguiente, de su uso previsto, y 
también de aspectos comerciales (sobre todo, en el caso de diccionarios impresos 
y no tanto en el de los digitales, disponibles gratuitamente en Internet). Así, en un 
mundo científico en vía de una anglicanización cada día más fuerte (de la que no soy 
partidario), los científicos podrían decidir presentar todos los resultados científicos 
en inglés (también la descripción del léxico) para la comunidad científica anglica-
nizada a nivel mundial.
32 La elección del metalenguaje revela también la ideología glotopolítica, como cuando los 
usuarios previstos son, por ejemplo, mexicanos y en lugar de descripciones parafrásticas en la varie-
dad mexicana se ofrecen sinónimos en la variedad de España(tal y como se ha hecho en el Dicciona-
rio de mexicanismos, Academia Mexicana de la Lengua 2010) (cf. Zimmermann 2012).
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