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Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 1 Tema de revisión Dra. Virginia Robles, Dr. Francisco Guarner Introducción Los recientes avances en secuenciación génica nos han permitido explorar en profundidad la estructura de las comunidades complejas que colonizan el ser humano. Esta vida en común entre animales superiores y bacterias, fuente de beneficios mutuos, se remonta a más de tres mil millones de años. La estabilidad de dicha simbiosis entre microorganismos y animal hospedador lo largo de la evolución se debe a la ganancia que obtienen ambos miembros, en el caso de que se trate de una relación mutualista, o sólo uno de ellos en el caso de una relación comensal. En cambio, las relaciones de parasitismo o infección, que entrañan perjuicio o daño para uno de los miembros en beneficio del otro, no suelen ser estables en la evolución de las especies. La lucha contra las infecciones mediante el uso de antibióticos y vacunas, junto con las medidas de higienización microbiana, sin duda deben considerarse entre los mayores avances en la historia de la medicina, refrendados por el impacto sobre la esperanza de vida con un descenso global de la mortalidad por causa infecciosa. Sin embargo, estas medidas de higienización ambiental, junto con otras como el cambio de patrones dietéticos, el aumento de la tasa de cesáreas o el descenso de la lactancia materna, han supuesto un cambio en la composición y, en consecuencia, en la relación que mantenemos con el ecosistema que nos coloniza. La relación de simbiosis entre microorganismos y animal hospedador está siendo objeto de estudio, de forma que en los últimos años se han adquirido suficientes conocimientos para poder afirmar que las comunidades microbianas que colonizan el intestino desempeñan un papel importante en el desarrollo de funciones de nutrición y defensa. Por tanto, la microbiota intestinal podría considerarse un órgano más, perfectamente integrado en la fisiología del individuo. Se sospecha que la pérdida de diversidad bacteriana puede estar en relación con el aumento en la incidencia de determinadas enfermedades crónicas, más notorio en países desarrollados, emergiendo un potencial abordaje, no sólo terapéutico, sino preventivo, tratando de restablecer el teórico disbalance microbiano perdido. Funciones de la microbiota intestinal Las funciones primarias que desempeña la microbiota en el anfitrión se clasifican en metabólicas, defensivas y tróficas. Los estudios llevados a cabo con animales germ-free o con colonización intestinal controlada proporcionan la mejor evidencia científica sobre la contribución de la microbiota en la fisiología del organismo anfitrión u hospedador. Los animales axénicos o germ-free son cepas de laboratorio, generalmente murinas, que crecen y viven en ambientes completamente estériles, y por tanto, sin contacto con microorganismos ni colonización microbiana de ningún tipo. Las funciones metabólicas consisten principalmente en la recuperación de energía y nutrientes de los alimentos. Si comparamos los http://elprobiotico.espaistelematics.com/author/virginia/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/author/francisco/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/author/francisco/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 2 ratones axénicos con los convencionales1, podemos observar cómo los primeros presentan menor desarrollo corporal, con órganos más pequeños, a pesar de una mayor ingesta de alimentos. Estos cambios son reversibles al realizar trasplantes de microbiota fecal procedente de ratones convencionales. A nivel humano, es conocido también que la colonización bacteriana nos provee de una serie de rutas metabólicas para la síntesis de componentes nutricionales elementales, incluyendo vitaminas y aminoácidos esenciales, que nuestro organismo no tiene capacidad de sintetizar2. La microbiota intestinal se compone mayoritariamente de anaerobios estrictos, que extraen energía de la fermentación sacarolítica de substratos metabólicos no digeribles, como carbohidratos complejos vegetales. Derivado de esta fermentación se generan ácidos grasos de cadena corta (acetato, propionato y butirato) que son utilizados directamente por los colonocitos, obteniendo así entre el 60% y el 70% de sus requerimientos nutricionales de estos productos de fermentación3. Los ácidos grasos de cadena corta permiten además la acidificación del medio colónico, impidiendo el crecimiento de patógenos bacterianos. Las funciones defensivas aportadas por la microbiota constituyen el denominado efecto barrera: la presencia de bacterias comensales que ocupan los nichos ecológicos accesibles previene la invasión de elementos microbianos exógenos al ecosistema y evita su potencial infectividad. Otro aspecto del efecto barrera es la prevención de sobrecrecimiento de especies comensales con potencial patógeno. Es el caso del Clostridium difficile, que es un comensal saludable habitualmente, pero que después del uso de algunos antibióticos que desequilibran la diversidad global de la microbiota, puede adquirir una posición dominante y producir toxinas que alteran la barrera intestinal y generan lesiones de la mucosa. En relación con las funciones tróficas, cabe destacar el papel de la colonización bacteriana como motor fundamental de la inducción del sistema inmunitario adquirido y de sus mecanismos de regulación, según se ha venido reconociendo a lo largo de las últimas dos décadas. Los animales criados en condiciones de asepsia estricta muestran atrofia del sistema inmune de las mucosas (folículos linfoides de tamaño pequeño, escasez de linfocitos intraepiteliales y de la lámina propia) y también del sistema inmune sistémico4 (ganglios linfáticos de menor tamaño, bajo nivel de inmunoglobulinas). Por tanto, parece que la presencia de microbiota en el intestino interviene de forma decisiva en el desarrollo y maduración del sistema inmune. El intestino humano constituye la principal barrera de contacto con el medio externo, sobre cuya superficie tienen lugar los fenómenos de reconocimiento inmunológico, en base a los cuales el sistema inmune será capaz de distinguir entre patógenos potenciales o flora comensal o saprofita. Por otro lado, sobre esta barrera tiene lugar el contacto con los antígenos del medio externo, entre ellos, los alimentarios. Composición y estructura de la microbiota intestinal humana A lo largo de los últimos años, se han introducido diversas técnicas de biología molecular para identificar y caracterizar las bacterias no accesibles mediante cultivo. Las nuevas tecnologías están proporcionando información muy novedosa sobre el ecosistema del intestino. La ventaja de las técnicas de secuenciación de alto rendimiento es su independencia del aislamiento y cultivo en medios de laboratorio, permitiendo una visión global a través del análisis del material genético presente en el medio que se http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 3 quiera estudiar. Esta visión más amplia permite una descripción detallada de los diferentes miembros que forman la comunidad bacteriana y de su abundanciarelativa5. Antes de la llegada de las citadas técnicas de secuenciación, el estudio de la composición bacteriana mediante aislamiento y cultivo nos aportaba una visión limitada de la diversidad de especies en la microbiota intestinal (figura 1). El desconocimiento de los requerimientos nutricionales de determinados subgrupos de bacterias y, por ende, la dificultad de cultivarlos imposibilita en gran manera su identificación y caracterización taxonómica. Los nuevos métodos de abordaje han llevado a acuñar el término metagenómica, ya que permiten el estudio directo de todo el material genético contenido en las muestras que se obtienen de un determinado nicho ecológico6, y por tanto obvian la necesidad de aislamiento y cultivo individual de los distintos miembros. El metagenoma se describe como el conjunto de todo los genes de distintos individuos que influyen una comunidad ecológica. Figura 1. El estudio del ecosistema intestinal por cultivo y aislamiento de bacterias ha sido el enfoque tradicional, pero proporciona una visión muy incompleta sobre el perfil gobal de las comunidades microbianas del intestino humano. Las técnicas de metagenómica superan esas limitaciones (Foto obtenida por la Dra. Alicia Murcia, VHIR - Barcelona). La aproximación más común consiste en la extracción del ADN de una muestra biológica, seguida de la amplificación y secuenciación de los genes que codifican la subunidad 16S del ARN ribosomal. El gen 16S es común a todas las bacterias y contiene regiones constantes y variables; por tanto, las similitudes y diferencias en la secuencia de nucleótidos del gen 16S permiten la caracterización taxonómica precisa de las bacterias que componen una comunidad. La caracterización del perfil taxonómico se basa en la comparación de las secuencias del gen 16S en la muestra a estudiar con las secuencias de referencia en bases de datos. De este modo, las secuencias se pueden clasificar a nivel de género, especie y cepa, y con ello se determina la biodiversidad de especies en la muestra y, por tanto, la riqueza en formas de vida del ecosistema del que proviene la muestra. Existe un abordaje todavía más complejo y completo, que consiste en la secuenciación de todo el ADN presente en una muestra. El abaratamiento del coste de las técnicas de secuenciación, junto con el desarrollo de la genómica computacional, ha hecho posible el análisis de mezclas complejas de ADN. De la información generada se puede inferir no sólo información taxonómica (biodiversidad), sino también las propiedades funcionales y metabólicas presentes en una comunidad bacteriana mediante transcriptómica. A pesar de que antes del nacimiento nuestro organismo permanece en condiciones estériles, poco después de nacer comienza la colonización bacteriana del mismo, que va a forjarse hasta aproximadamente los 2-3 años. A partir de entonces, cada individuo posee un microbioma único, y estable a lo largo del tiempo. El patrón de colonización es un proceso dinámico, que viene determinado en parte por el genotipo individual, ya que se sabe que la microbiota de dos gemelos que no conviven posee más semejanzas entre sí que entre dos individuos que conviven juntos. Por otro lado, existen factores epidemiológicos y ambientales, como el nacimiento por cesárea o por vía vaginal, la lactancia materna y factores meramente probabilísticos o estocásticos. http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 4 Diversidad de la microbiota intestinal humana Durante los últimos años, dos grandes proyectos a gran escala han llevado a cabo la tarea de descifrar la estructura y funciones de la microbiota intestinal humana, así como sus relaciones con la salud y la enfermedad. El Proyecto MetaHIT, financiado por la Unión Europea bajo el amparo de The International Human Microbiome Consortium, ha estudiado la microbiota intestinal en 700 individuos abordando su implicación en trastornos metabólicos (obesidad, diabetes tipo 2) y en inflamación intestinal. El Human Microbiome Project, subvencionado por los National Institutes of Health Norteamericanos ha estudiado la microbiota en diversas localizaciones (boca, fosas nasales, piel, tracto genital, intestino, etc.) de 300 individuos definidos como sanos. Se sabe que, de las 55 divisiones a nivel de phyla del domino Bacteria identificadas en el medio terrestre, únicamente entre 7 y 9 colonizan el ser humano7, aunque encontramos también Archaea, Virus y formas eucariotas (levaduras y protozoos). La gran mayoría de las bacterias (90%) pertenecen a dos divisiones, Bacteroidetes y Firmicutes, y el resto son Proteobacteria, Actinobacteria, Fusobacteria, Verrucomicrobia y Cyanobacteria (figura 1B). Bacteroides, Faecalibacterium y Bifidobacterium son los géneros más abundantes en la microbiota humana, aunque su abundancia relativa es muy variable entre individuos. Dentro del dominio Archaea encontramos representación de muy pocas especies, en su mayoría pertenecientes a Methano brevibactersmithii. Si estudiamos estratos taxonómicos más profundos, a nivel de especie, encontramos mucha más diversidad a expensas de una gran variabilidad bacteriana interindividual, de forma que podemos considerar que cada individuo es anfitrión de un perfil bacteriano único7. Además, el espectro de comunidades bacterianas de la luz intestinal varía desde el ciego hasta el recto, de forma que hay diferente composición bacteriana dentro de un mismo individuo, según analicemos una u otra región del colon. Sin embargo, cuando estudiamos la microbiota asociada a la mucosa, su composición es relativamente estable desde el íleon terminal hasta el recto. Además de las diferencias interindividuales, también se reconocen variaciones o fluctuaciones de la composición bacteriana en la muestras de un mismo individuo. Se piensa que factores como la dieta, la ingesta de fármacos, los viajes o el mismo hábito deposicional, condicionan la variabilidad de la composición de la microbiota a lo largo del tiempo. Un estudio8 recogió muestras de tres ubicaciones diferentes del organismo (intestino, boca y piel) de dos individuos sanos, a lo largo de un período de 15 y 6 meses, respectivamente. Las conclusiones revelaron que la diferencia entre las tres ubicaciones tiende a mantenerse estable a lo largo del tiempo, pero dentro de la misma localización corporal se detectó una gran variabilidad en la composición a lo largo del tiempo. A nivel de especie, son muy pocas las que constituyen un núcleo estable o permanente, ya que únicamente el 5% de las especies detectadas en muestras fecales se mantenían presentes en todas las muestras tomadas a lo largo del tiempo en un mismo individuo8. El análisis del gen 16S en muestras fecales en una cohorte de niños y adultos sanos procedentes de tres áreas geográficas distintas (zona amazónica de Venezuela, poblados rurales de Malawi y población urbana de Estados Unidos) demostró grandes diferencias en la composición y biodiversidad bacteriana entre la población norteamericana y las otras dos poblaciones con menos desarrollo económico y social9. El análisis gráfico de composición por coordenadas principales discrimina claramente las muestras procedentes de Estados Unidos de las de las otras dos regiones (Malawi y Venezuela). Se constató además en las tres http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 5 poblaciones que la diversidad bacteriana se incrementa con la edad, pero en las muestras procedentes de Estados Unidos se alcanza menos diversidad en comparación con los otros dos grupos. Las diferencias entre poblaciones desarrolladas y no desarrolladas se relacionan con diferentes factores de exposición ambiental (transmisión vertical y horizontal), así como con patrones dietéticos9. El metagenoma y los enterotipos El análisis metagenómico practicado sobre muestras fecales de una cohorte europea de adultos identificó un total de 3,3 millones de genes no redundantes10. Dicho estudio permitió además establecer el primer catálogo de genes microbianos procedentes del intestino humano (figura 2). Se estima que cada individuo alberga una media de 600.000 genes en el tracto gastrointestinal, y 300.000 genes son comunes al 50% de los individuos. De los genes identificados, el 98% son bacterianos, y se describieron entre 1.000 y 1.150 especies bacterianas, con una media por individuo de 160 especies10. Los genes descritos pueden agruparse funcionalmente en razón a las proteínas que codifican, de manera que se identificaron aproximadamente 20.000 funciones biológicas relacionadas con la vida de las bacterias en el hábitat intestinal humano. Algunas de ellas son necesarias para la autonomía bacteriana, como las principales rutas metabólicas (metabolismo hidrocarbonado, síntesis de aminoácidos), o la propia expresión génica (ARN y ADN polimerasas, ATP sintasa). Otros genes codifican proteínas de funciones necesarias para la vida de las bacterias dentro del tracto gastrointestinal, es decir proteínas relacionadas con la adhesión a células del huésped (colágeno, fibrinógeno, fibronectina) o con el aprovechamiento de azúcares derivados de los glucopéptidos secretados por células epiteliales. Curiosamente, a pesar de la gran variabilidad interindividuo en términos de taxonomía bacteriana, el perfil genético funcional expresado por la comunidad bacteriana es bastante similar en individuos sanos11. Este concepto parece clave a la hora de definir un ecosistema bacteriano sano, es decir, un ecosistema será tanto más “normal” cuanto más se parezca su perfil funcional a un patrón definido. Figura 2. La composición del ecosistema intestinal humano incluye bacterias, arqueas, virus/fagos, protistas y levaduras. Aun así, desconocemos la filogenia de un porcentaje importante de las secuencias genéticas que se obtienen al estudiar una muestra humana (figura original elaborada con datos publicados por Qin et al, Nature. 2010). El ecosistema intestinal humano puede clasificarse en torno a tres grupos de acuerdo la abundancia relativa de tres géneros12: Bacteroides (enterotipo 1), Prevotella (enterotipo 2) y Ruminococcus (enterotipo 3). Estos grupos han sido denominados “enterotipos” y su descripción sugiere que las variaciones entre individuos están estratificadas. Esta categorización parece independiente de sexo, edad, nacionalidad o índice de masa corporal. Dichos hallazgos han sido descritos en el seno del proyecto MetaHIT y sobre población europea, americana y japonesa. La base para este agrupamiento es desconocida; sin embargo, se especula con que pudiera estar relacionado con patrones dietéticos de larga evolución, ya que el enterotipo con predominancia del genero Bacteroides o tipo 1 ha sido asociado con dieta rica en proteínas y grasa, en contraposición al enterotipo tipo 2 (predominancia del genero Prevotella), más asociado al consumo de fibras e http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 6 hidratos de carbono13. En el estudio basado en el análisis de muestras fecales en una cohorte de niños y adultos sanos procedentes de la zona amazónica de Venezuela, áreas rurales de Malawi y Estados Unidos9, se encuentra la misma agrupación por enterotipos en poblaciones originarias de las áreas subdesarrolladas; sin embargo, al incluir la población procedente de Estados Unidos esta clasificación pierde consistencia, apreciándose predominio abrumador del enterotipo Bacteroides sobre el enterotipo Prevotella. Por otro lado, parece que en la población infantil la clasificación por enterotipos no tiene lugar9. Disbiosis, enfermedad y potenciales aplicaciones terapéuticas La disbiosis se describe como una desviación de la normalidad en la composición de la microbiota intestinal. Distintas patologías se ven asociadas a cambios en la composición de la microbiota intestinal, si bien el hecho de la asociación no implica necesariamente causalidad, pudiendo ser estos hallazgos consecuencia de la propia enfermedad. Para establecer un papel etiológico se precisa de estudios de intervención y seguimiento, con restauración de la diversidad o composición teóricamente perdida. Los estudios con ratones gnobióticos proporcionan un escenario idóneo para profundizar en este tipo de cuestiones. Distintas líneas de investigación sugieren el papel de la microbiota intestinal en patologías muy diversas, incluyendo el síndrome metabólico, hígado graso no alcohólico, diabetes tipo 2, dislipemias, obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable, trastornos de la conducta tipo autismo, etc. El espectro de posibilidades es muy amplio y los datos todavía son poco consistentes, pero a corto plazo se espera tener información precisa gracias a las nuevas tecnologías. La identificación de estados o rasgos de disbiosis bien definidos, sean causa o consecuencia del estado patológico, proporcionará la información necesaria para diseñar y desarrollar estrategias de reparación del ecosistema microbiano intestinal con potencial terapéutico. Los abordajes que actualmente se consideran serían mediante antibióticos, prebióticos, probióticos, o trasplante de flora fecal. Cualquier aproximación terapéutica que intente devolver un orden microbiológico supuestamente perdido ha de realizarse desde una óptica de ecología bacteriana, es decir, tratando de restaurar grupos bacterianos y no cepas aisladas14, tal como se ha demostrado en modelos animales15. Este concepto se refuerza con el trasplante de flora fecal, con evidencia de eficacia en más del 90% en casos de colitis por Clostridium difficile refractaria, en comparación con el tratamiento estándar con vancomicina oral16. Un estudio reciente llevado a cabo sobre individuos con síndrome metabólico y controlado contra placebo, procedió a la infusión de flora fecal procedente de individuos sanos de constitución delgada, y consiguió mejorar el perfil de resistencia insulínica a los pocos días de dicho trasplante17. Las implicaciones clínicas de estos cambios, así como su estabilidad a lo largo del tiempo, precisan de más estudios, aunque es claro que este abordaje emerge como una nueva vía terapéutica. En el caso de otras patologías, como la enfermedad inflamatoria intestinal, existe escasa evidencia de su eficacia,con únicamente series de casos aplicados en su mayoría a pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal tipo colitis ulcerosa. No están definidas todavía ni la preparación ni la vía de administración del trasplante fecal en humanos, y está claro que no es un procedimiento exento de riesgos. Sin embargo, estos primeros pasos confirman la noción de que recobrar equilibrio en el ecosistema intestinal puede servir para prevenir o http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/2/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/3/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/3/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/3/ http://elprobiotico.espaistelematics.com/estructura-y-funciones-de-la-microbiota-intestinal-humana/3/ Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 7 combatir algunas patologías, y probablemente llevarán a la selección de consorcios bacterianos bien caracterizados para su uso en indicaciones clínicas definidas. Probióticos y prebióticos Existe ya experiencia dilatada en el uso de probióticos y prebióticos para determinadas indicaciones de salud. Los probióticos y los prebióticos pueden optimizar la relación de simbiosis entre la microbiota y el organismo anfitrión u hospedador. Muchas cepas de probióticos mitigan la inflamación de la mucosa intestinal modulando la respuesta a las agresiones (figura 3). Este tipo de intervenciones no pretende cambios radicales en el ecosistema intestinal, pero sí resolver problemas de salud puntuales en relación con complicaciones o desequilibrios de caracter agudo, como por ejemplo las diarreas infecciosas (virales o bacterianas) y los trastornos inducidos por el uso de antibióticos. Figura 3. Diversas cepas de probióticos ejercen efectos antiinflamatorios sobre la mucosa intestinal humana. La figura muestra la expresión de genes inflamatorios en mucosa intestinal humana control (primera tres columnas), mucosa inflamada (tres columnas) y mucosa inflamada e incubada con cepas Lactobacillus plantarum o de Bifidobacterium lactis (columnas restantes) (Sección de la figura publicada por Bauerl et al, Genes Nutr. 2013). El uso adecuado de bacterias vivas capaces de inducir efectos beneficiosos (probióticos) ocupa un lugar cada vez más importante en nutrición y medicina. Los expertos de Cochrane han publicado ya 21 revisiones sistemáticas sobre este tema. Un área principal de aplicaciones de probióticos y prebióticos ha sido la prevención y el tratamiento de trastornos gastrointestinales. Hay amplia evidencia científica que documenta la eficacia de determinadas cepas probióticas en procesos agudos del aparato digestivo. Algunas de estas indicaciones ya forman parte de la práctica clínica. La Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) ha publicado una guía práctica sobre el uso de probióticos y prebióticos en gastroenterología. La guía de la WGO fue elaborada por un grupo de expertos internacionales y traducida a distintos idiomas, de modo que está disponible en la página web de la organización en sus versiones inglesa, francesa, española, portuguesa, rusa y china (http://www.worldgastroenterology.org/global- guidelines.html). Es interesante resaltar que la guía clínica incluye tablas con las indicaciones concretas que pueden beneficiarse del tratamiento con probióticos específicos a dosis adecuadas, evitando por tanto recomendaciones generalizadas que no tienen fundamento científico. Conclusiones Las nuevas técnicas de secuenciación, junto con el desarrollo de nuevas herramientas de análisis computacional, han permitido la descripción en profundidad de la composición bacteriana del ecosistema intestinal humano, así como el conocimiento de las funciones que tal comunidad aporta al huésped. Los siguientes pasos incluyen la identificación de los cambios que puedan estar asociados a determinados estados patológicos, con el objeto de restaurarlos y restablecer la salud. http://www.worldgastroenterology.org/global-guidelines.html http://www.worldgastroenterology.org/global-guidelines.html Evidencia y práctica clínica de los probióticos para el profesional de la salud Tema de Revisión: Estructura y funciones de la microbiota intestinal humana Página 8 Bibliografía 1. Wostmann BS. The germfree animal in nutritional studies. Annual review of nutrition. 1981; 1: 257-79. 2. Moran NA. Symbiosis. Current biology: CB. 2006;16(20):R866-71. Epub 2006/10/24. 3. Roediger WE. 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