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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (5)

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in Italia" y "La fortuna del Lamennais e le prime manífestazioni 
di Azione Cattolica in Italia", se refieren especialmente al flore­
cimiento de periódicos católicos en varias ciudades italianas du­
rante la Restauración, que tendían a combatir las ideas de la Eucy­
clopédie y de la Revolución francesa, aún perdurables. 
En este movimiento intelectual-político se resume el comienzo 
del neogüclfismo italiano, • que no puede, por consiguiente, ser 
separado de la sociedad de los sanfedistas ( pars magna de esas 
revistas fue el príncipe de Canosa, que habitaba en Módena donde 
era publicada una de las más importantes del grupo). En el cato­
licismo italiano había dos tendencias principales: 1) una neta­
mente proaustríaca, que veía la salvación del Papado y de la 
religión en el gendarme imperial, guardián del statu quo político 
italiano; 2) otra, sanfedista en sentido estricto, que sostenía la 
supremacía político-religiosa del Papa ante todo en Italia y que, 
por lo tanto, era adversaria fraudulenta de la hegemonía austríaca 
en Italia y fa vara blc a un cierto movimiento de independencia 
nacional (si se puede hablar aquí de nacional). Es a este movi­
miento que se refiere la Civilta Cattolica cuando polemiza con 
los liberales del Risorgimento y sostiene el "patriotismo y urúta­
rismo" de los católicos de entonces, ¿,pero cuál fue la actitud de 
lüs jesuitas? Parece que fueron por sobre todo más proaustríacos 
que sanfedístas "independientistas". 
Se puedí' decir por ello que este período preparatorio de la 
Acción Ol.tólica ha tenido su máxima expresión en el neogiíel· 
fismo, cs decir, en un movimiento de retorno totalitario a la posi­
ción política de la Iglesia en el Medievo, a la supremacía papal. 
La catástrofe del neogiíelfísmo en 1848 reduce la Acción Católica 
a aquello que será desde entonces su función en el mundo mo­
derno: función esencialmente defensiva, no obstante las profecías 
apocalípticas de los católicos acerca de la catástrofe del liberalis­
mo y del retorno triunfal dd dominio de la Iglesia sobre los 
escombros del Estado liberal y de su antagonista histórico, el socia­
lismo (por consiguiente, abstencioni,mo clerical y creación del 
ejército católico de reserva). 
"' Neogüelfismo: con este nombre se designa ¡¡ la. corriente cató1ica~liberal 
surgida en 1830 y que se convirtió posteriormente en un gran movimiento 
de opinión. Los sanfedistas eran llamados así d(."'Sde In época: de las bandas de 
la Santa Fe, que bajo las órdenes del mrdenal Ruffo abatieron en 1799 la 
República Napolitana, y cOnstituían los sectores ultrarreaccionarios. (N. del T.) 
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En ese período de la Restauración el catolicismo militante se 
comporta distintamente según los Estados; la posición más inte­
resante es la de los sanfedistas piamontéscs (J. de Maistrc, etc.¡ 
que sostenían la hegemonía pinmontcsa y la función italiana de la 
monarquía y de la dinastía de los Sabaya. 
La función de los católicos en Italia. En la Nuow il.lltologia del 
19 de novie~bre d~ 1927, Gianforte Suardi publica una nota "Quan­
do e ;ome 1 cattohc'. potero no partecipare alle elezioni politichc" _ 
muy mteresante y d1gna de recordar como documento de la acti­
vidad Y de la función de la Accíón Católica en Italia. 
, A. fines de setiembre de 1904, luego de la huelga general, 
Su.a~d1 fue llamado telegráficamente a Miláu por Tommaso Tittoni, 
)\,flmstro de Relaciones Exteriores delministcTio Giolitti ( Tittoní se 
encontraba en su villa de Dcsio en el momento de la huelga 
y, dado el peligro de que Milán pudiese ser aislada por la ausencia 
de comunicaciones, pareció que debia asumir especiales y perso­
naJe~, responsabilidades. Esta mención de Suardi significa en mi 
~pmw~ que los reaccionarios locales habían pensado ya en alguna 
JmcJatJva de acuerdo con Tittoni). Tittorú le comunicó que el 
Consejo de Ministros había decidido convocar de inmediato u 
elecciones y que era preciso unir todas las fuerzas liberales y con­
servadoras en el esfuerzo por cerrar el paso a los partidos extre· 
mistas: Suardi, exponente liberal de Bérgamo, había ]agrade• en 
esta cmdad ponerse de acuerdo con los católicos en lo referente 
a la administración local; era preciso obtener el mismo resultado 
para las elecciones políticas, persuadiendo a los católicos de qut 
el N~,n expedit .• ?e nada servía a su partido, perjudicaba a la 
rehg10n Y conshtma un grave dafío a la patria, dejando libre el 
paso al socialismo. 
Suardí aceptó d <·nc;Hgo. En Bérgamo habló con el abogado 
Paolo Bonomi y logró convencerlo de que viajara a Roma, se pre­
sentara al Papa y aumentara las insistencias de Bonomellí y de otros 
autonzados personajes para que fucs<' retirado el Non expedit, aun 
;; Nun expedit: (no convkne). Fórmub usada por b Iglesia para indicar la 
prohihi~·ión a l~ católicos italianos de partid par en las elecciones y en ,gen~ral 
en la_ "~1da poht1ca del Estado. El P<'pn .Pio X mediante la enciclica El firme 
pro¡;os,,t(~~ aun cuando no re-vocando formalmente la proñibictón, ~HJtoriza .1 
lo."> catohcos a actuar en la vida política. ( !\'. del T.) 
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entre los católicos bergamascos. Pío X rechazó al princ1p10 el 
pedido, pero aterrorizado por Bonomi, que le trazó un cuadro 
catastrófico de las consecuencias que tendría pura Bérgamo la 
ruptura entre los católicos y el grupo Suardi, "con letra y grave 
palabra exclamó: 'Haced, haced aquello que os dicte vuestra con­
ciencia'. Bonomi: '¿Hemos comprendido bien, Santidad? ¿Pode­
mos interpretar que es un sí? . . .' Papa: 'Haced aquello que os 
dicte vuestra conciencia, repito'." De inmediato Suardi tuvo una 
conversación con el cardenal Aglíardi (de tendencia liberal), que 
In puso al corriente de cuanto había ocurrido en el Vaticano luegu 
de la audiencia dada por el Papa a Bonomi. ( Agliardi estaba de 
acuerdo con Bonomelli para que fuese retirado el No11 expedit.) 
Gn día después de esta audiencia un periódico oficioso del 
Vaticano había publicado un artículo que desmentía la versiones 
difundidas en torno a la audiencia y a novedades acerca del Non 
erpedit, afirmando decididamccnte que sobre tal problema nada 
había cambiado. Agliardi pidi6 de inmediato una audiencia y frente 
a sus preguntas el Papa repitió su fórmula: "He dicho (a los 
bergamascos) que hiciesen aquello que les dictara su concien· 
cía". Agliardi hizo publicar un artículo en un periódico roma­
no, donde se afirmaba que del pensamiento del Papa acerca de 
las próximas elecciones políticas eran depositarios el abogado Bo­
nomi y el profesor Rezzara y que a éstos debían dirigirse las 
{)rganizaciones católicas. Fue así corno se presentaron candida­
turas católicas ( Cornaggia en Milán, Cameroni en Treviglío, etc.); 
y en Bérgamo aparecieron sosteniendo candidaturas políticas, ma­
nifíestos de ciudadanos hasta entonces abstencionistas. 
Para Suardi este acontecimiento señala el fin del Non expedit 
y representa la alcanzada unidad moral de Italia, pero exagera 
un tanto, aun cuando el hecho es importante en sí. 
Gianforte Suardi, en la Nuova Antologia del 19 de mayo de 
1929 ("Costantino Nigra e il 20 scttembrc del 1870"), agrega nn 
elemento a sn narración del 19 de noviembre de 19:27 sobre la par­
tidpación de los C<ltólicos en las elecciones de 1904 con el con­
sentimiento de Pío X; elemento que había omitido para tener en 
reserva antes de lu Conciliación. Pío X, saludaodo a los bcrga­
mascos (Paolo Bonomi, etc.) habría agregado: "Repetid a Hezzara 
(que no había tomado parte en la audiencia y que, como es sabido, 
era uno de los más autorízad;:¡s jefes de la organización católica) 
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cuál es la respuesta que les he dado y decidle que el Papa callará». 
El subrayado es justamente el elemento omitido. Gna bellísima 
cosa, como se ve, y de altísima calidad rnoraL 
El papado en el siglo XIX. Don Ernesto Vercesi ha iniciado la 
publicación de una obra, I Papi del secolo XIX, cuyo primer volu­
men, ya aparecido, trata de Pío VII (Soc'cta Editrice Internazio­
nale, Turín). 
Para un estudio de laAcción Católica es preciso analizar la 
historia general del Papado y de su influencia en la vida política 
Y cultural del siglo XIX (tal vez, incluso, desde el tiempo de la 
monarquía ilustrada, del gi!lseppinisrno, • etc., que es el "prefacio" 
~ la limitación de la Iglesia en la sociedad civil y política). El 
libro de Vercesi va dirigido también contra Croco y su Storía di 
Europa. El meollo del libro de Vercesi puede ser resumido en 
estas palabras: "El siglo xrx atacó al cristianismo en sus más 
d~v~rsos. aspectos, en el terreno político, religioso, cultural, his­
tonco, hlosóhco, etc. El resultado definitivo fue que al finalizar 
dicho siglo el cristianismo en general, el catolicismo romano en 
particular, era más fuerte, mis robusto que al comienzo del mis­
mo. Es este un hecho que no puede ser negado por los historia­
dores imparciales". 
Que puede ser "negado" resulta, aunque más no sea, del 
hecho de que el catolicismo se ha convertido en un partido entre 
otros, ha pasado del goce indiscutible de ciertos derechos a su 
d:fens~ y a su reivindicación cuando los hubo perdido. Es por 
c1erto mnegable que en determinados aspectos la Iglesia ha refor­
zado algunas de sus organizaciones, se ha concentrado más, estre­
chó sus filas y fijó mejor ciertos principios y directivas. Pero esto 
indica precisamente su menor influencia en la sociedad y por 
consiguiente la necesidad de una lucha y de una militancia más 
esforzada. Es también cierto que muchos Estados ya no luchan, 
pero es porque quieren servirse de ella y >ubordinarla a sus propio> 
fines. Se podría hacer una lista de actividades especificas en las 
0 
Giuseppínismo: designase asi la poHtica del Emperador José II, que ten~ 
día a limitar los privilegios y la influencia del clero en los a.sunlos del Estado 
)'a reforzar la autoridad del Rey. política que se afirmó en Europa a media­
~os del. si?lo_ x:III, ~n las ~onarquías ·absolutas. Se denominó también rega­
hsmo. JUnSdlcclonahsmo 1 gahcanismo, etc. (N. del T.) 
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