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in Italia" y "La fortuna del Lamennais e le prime manífestazioni di Azione Cattolica in Italia", se refieren especialmente al flore cimiento de periódicos católicos en varias ciudades italianas du rante la Restauración, que tendían a combatir las ideas de la Eucy clopédie y de la Revolución francesa, aún perdurables. En este movimiento intelectual-político se resume el comienzo del neogüclfismo italiano, • que no puede, por consiguiente, ser separado de la sociedad de los sanfedistas ( pars magna de esas revistas fue el príncipe de Canosa, que habitaba en Módena donde era publicada una de las más importantes del grupo). En el cato licismo italiano había dos tendencias principales: 1) una neta mente proaustríaca, que veía la salvación del Papado y de la religión en el gendarme imperial, guardián del statu quo político italiano; 2) otra, sanfedista en sentido estricto, que sostenía la supremacía político-religiosa del Papa ante todo en Italia y que, por lo tanto, era adversaria fraudulenta de la hegemonía austríaca en Italia y fa vara blc a un cierto movimiento de independencia nacional (si se puede hablar aquí de nacional). Es a este movi miento que se refiere la Civilta Cattolica cuando polemiza con los liberales del Risorgimento y sostiene el "patriotismo y urúta rismo" de los católicos de entonces, ¿,pero cuál fue la actitud de lüs jesuitas? Parece que fueron por sobre todo más proaustríacos que sanfedístas "independientistas". Se puedí' decir por ello que este período preparatorio de la Acción Ol.tólica ha tenido su máxima expresión en el neogiíel· fismo, cs decir, en un movimiento de retorno totalitario a la posi ción política de la Iglesia en el Medievo, a la supremacía papal. La catástrofe del neogiíelfísmo en 1848 reduce la Acción Católica a aquello que será desde entonces su función en el mundo mo derno: función esencialmente defensiva, no obstante las profecías apocalípticas de los católicos acerca de la catástrofe del liberalis mo y del retorno triunfal dd dominio de la Iglesia sobre los escombros del Estado liberal y de su antagonista histórico, el socia lismo (por consiguiente, abstencioni,mo clerical y creación del ejército católico de reserva). "' Neogüelfismo: con este nombre se designa ¡¡ la. corriente cató1ica~liberal surgida en 1830 y que se convirtió posteriormente en un gran movimiento de opinión. Los sanfedistas eran llamados así d(."'Sde In época: de las bandas de la Santa Fe, que bajo las órdenes del mrdenal Ruffo abatieron en 1799 la República Napolitana, y cOnstituían los sectores ultrarreaccionarios. (N. del T.) 216 En ese período de la Restauración el catolicismo militante se comporta distintamente según los Estados; la posición más inte resante es la de los sanfedistas piamontéscs (J. de Maistrc, etc.¡ que sostenían la hegemonía pinmontcsa y la función italiana de la monarquía y de la dinastía de los Sabaya. La función de los católicos en Italia. En la Nuow il.lltologia del 19 de novie~bre d~ 1927, Gianforte Suardi publica una nota "Quan do e ;ome 1 cattohc'. potero no partecipare alle elezioni politichc" _ muy mteresante y d1gna de recordar como documento de la acti vidad Y de la función de la Accíón Católica en Italia. , A. fines de setiembre de 1904, luego de la huelga general, Su.a~d1 fue llamado telegráficamente a Miláu por Tommaso Tittoni, )\,flmstro de Relaciones Exteriores delministcTio Giolitti ( Tittoní se encontraba en su villa de Dcsio en el momento de la huelga y, dado el peligro de que Milán pudiese ser aislada por la ausencia de comunicaciones, pareció que debia asumir especiales y perso naJe~, responsabilidades. Esta mención de Suardi significa en mi ~pmw~ que los reaccionarios locales habían pensado ya en alguna JmcJatJva de acuerdo con Tittoni). Tittorú le comunicó que el Consejo de Ministros había decidido convocar de inmediato u elecciones y que era preciso unir todas las fuerzas liberales y con servadoras en el esfuerzo por cerrar el paso a los partidos extre· mistas: Suardi, exponente liberal de Bérgamo, había ]agrade• en esta cmdad ponerse de acuerdo con los católicos en lo referente a la administración local; era preciso obtener el mismo resultado para las elecciones políticas, persuadiendo a los católicos de qut el N~,n expedit .• ?e nada servía a su partido, perjudicaba a la rehg10n Y conshtma un grave dafío a la patria, dejando libre el paso al socialismo. Suardí aceptó d <·nc;Hgo. En Bérgamo habló con el abogado Paolo Bonomi y logró convencerlo de que viajara a Roma, se pre sentara al Papa y aumentara las insistencias de Bonomellí y de otros autonzados personajes para que fucs<' retirado el Non expedit, aun ;; Nun expedit: (no convkne). Fórmub usada por b Iglesia para indicar la prohihi~·ión a l~ católicos italianos de partid par en las elecciones y en ,gen~ral en la_ "~1da poht1ca del Estado. El P<'pn .Pio X mediante la enciclica El firme pro¡;os,,t(~~ aun cuando no re-vocando formalmente la proñibictón, ~HJtoriza .1 lo."> catohcos a actuar en la vida política. ( !\'. del T.) 217 entre los católicos bergamascos. Pío X rechazó al princ1p10 el pedido, pero aterrorizado por Bonomi, que le trazó un cuadro catastrófico de las consecuencias que tendría pura Bérgamo la ruptura entre los católicos y el grupo Suardi, "con letra y grave palabra exclamó: 'Haced, haced aquello que os dicte vuestra con ciencia'. Bonomi: '¿Hemos comprendido bien, Santidad? ¿Pode mos interpretar que es un sí? . . .' Papa: 'Haced aquello que os dicte vuestra conciencia, repito'." De inmediato Suardi tuvo una conversación con el cardenal Aglíardi (de tendencia liberal), que In puso al corriente de cuanto había ocurrido en el Vaticano luegu de la audiencia dada por el Papa a Bonomi. ( Agliardi estaba de acuerdo con Bonomelli para que fuese retirado el No11 expedit.) Gn día después de esta audiencia un periódico oficioso del Vaticano había publicado un artículo que desmentía la versiones difundidas en torno a la audiencia y a novedades acerca del Non erpedit, afirmando decididamccnte que sobre tal problema nada había cambiado. Agliardi pidi6 de inmediato una audiencia y frente a sus preguntas el Papa repitió su fórmula: "He dicho (a los bergamascos) que hiciesen aquello que les dictara su concien· cía". Agliardi hizo publicar un artículo en un periódico roma no, donde se afirmaba que del pensamiento del Papa acerca de las próximas elecciones políticas eran depositarios el abogado Bo nomi y el profesor Rezzara y que a éstos debían dirigirse las {)rganizaciones católicas. Fue así corno se presentaron candida turas católicas ( Cornaggia en Milán, Cameroni en Treviglío, etc.); y en Bérgamo aparecieron sosteniendo candidaturas políticas, ma nifíestos de ciudadanos hasta entonces abstencionistas. Para Suardi este acontecimiento señala el fin del Non expedit y representa la alcanzada unidad moral de Italia, pero exagera un tanto, aun cuando el hecho es importante en sí. Gianforte Suardi, en la Nuova Antologia del 19 de mayo de 1929 ("Costantino Nigra e il 20 scttembrc del 1870"), agrega nn elemento a sn narración del 19 de noviembre de 19:27 sobre la par tidpación de los C<ltólicos en las elecciones de 1904 con el con sentimiento de Pío X; elemento que había omitido para tener en reserva antes de lu Conciliación. Pío X, saludaodo a los bcrga mascos (Paolo Bonomi, etc.) habría agregado: "Repetid a Hezzara (que no había tomado parte en la audiencia y que, como es sabido, era uno de los más autorízad;:¡s jefes de la organización católica) 218 cuál es la respuesta que les he dado y decidle que el Papa callará». El subrayado es justamente el elemento omitido. Gna bellísima cosa, como se ve, y de altísima calidad rnoraL El papado en el siglo XIX. Don Ernesto Vercesi ha iniciado la publicación de una obra, I Papi del secolo XIX, cuyo primer volu men, ya aparecido, trata de Pío VII (Soc'cta Editrice Internazio nale, Turín). Para un estudio de laAcción Católica es preciso analizar la historia general del Papado y de su influencia en la vida política Y cultural del siglo XIX (tal vez, incluso, desde el tiempo de la monarquía ilustrada, del gi!lseppinisrno, • etc., que es el "prefacio" ~ la limitación de la Iglesia en la sociedad civil y política). El libro de Vercesi va dirigido también contra Croco y su Storía di Europa. El meollo del libro de Vercesi puede ser resumido en estas palabras: "El siglo xrx atacó al cristianismo en sus más d~v~rsos. aspectos, en el terreno político, religioso, cultural, his tonco, hlosóhco, etc. El resultado definitivo fue que al finalizar dicho siglo el cristianismo en general, el catolicismo romano en particular, era más fuerte, mis robusto que al comienzo del mis mo. Es este un hecho que no puede ser negado por los historia dores imparciales". Que puede ser "negado" resulta, aunque más no sea, del hecho de que el catolicismo se ha convertido en un partido entre otros, ha pasado del goce indiscutible de ciertos derechos a su d:fens~ y a su reivindicación cuando los hubo perdido. Es por c1erto mnegable que en determinados aspectos la Iglesia ha refor zado algunas de sus organizaciones, se ha concentrado más, estre chó sus filas y fijó mejor ciertos principios y directivas. Pero esto indica precisamente su menor influencia en la sociedad y por consiguiente la necesidad de una lucha y de una militancia más esforzada. Es también cierto que muchos Estados ya no luchan, pero es porque quieren servirse de ella y >ubordinarla a sus propio> fines. Se podría hacer una lista de actividades especificas en las 0 Giuseppínismo: designase asi la poHtica del Emperador José II, que ten~ día a limitar los privilegios y la influencia del clero en los a.sunlos del Estado )'a reforzar la autoridad del Rey. política que se afirmó en Europa a media ~os del. si?lo_ x:III, ~n las ~onarquías ·absolutas. Se denominó también rega hsmo. JUnSdlcclonahsmo 1 gahcanismo, etc. (N. del T.) 219
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