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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (23)

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, h'úrieas r·on las cuales la c:lase dirigente no sólo justifica Y 
~nanticnc su dominio~ sino tamhi{n logra obtener el consenso activo 
de los ¡_(ohernados, r·s evidente que todas las cuestiones csr'ndnles 
de la sodología no son más que las cuestiones de la ciencia polí­
tica. Sí queda algún residuo, sólo pucrle estar constituido por pro­
blemas falsos, vale decir, ociosos. La cuestión que se le plan­
teaba al autor del Ensayo Popular" era, por lo tanto, la de deter­
minar el!i¡m de relación que debía existir entre la ciencia política 
y la filosofía de la praxis; sí entre las dos existe identidad (afirma­
~ión insostenible, o sostenible sólo desde el punto de vista del 
más grosero positivismo) o si la ciencia política es el conjun:o 
de prim:ípios empíricos y prúdicos <p~c se d~ducen de. una rna~ 
vasta concepción del mundo o filosof¡a propmmente dwha, o, Sl 
.,stn filosofía no es más <JUC la ciencia de los conceptos o catcgonas 
gcncn1lcs que nacen de la ciencia política. 
Si es verdad c1ue el hombre sólo puede ser concebido como 
hombre históricamente rlctc.rminado, es decir que se ha dcsarro­
llaclo y vive en ciertas condiciones, en un determinado ~omplejo 
sor:ial o conjunto de relaciones sociales, ¿,puede con_c<;b¡rsc a la 
sociología solumcntc corno el estudio de estas condrclones Y de 
las leyes ,1uc regulan su dcsarrollo'r Ya que no se puede pres­
cinJir de hl voluntad y de la iniciativa de los mismos hombres, este 
Limccpto no 1)ucdc menos que ser falso. Hay que plantear el pro-
" T b'' " f • d d blcma de qué es ht propia "cicncía . ¿No es taro ren ac !Vl a 
1)olitict( y pcnsamit•¡¡to político en cuanto tmn_sforma a los "hon;­
hrcs, los torna diferentes de lo que eran antes? Sr todo es poh­
tica'', par;l no caer en una fraseología tantol6p:ica y vacía, es pre~ 
ciso distinguir con nuevos conceptos la política .~¡~re co.r~~sponde 
a la ciencia r¡nc tradicionalmente es llamada f!losofra , de la 
politic<l que ,.. llama ciencia política en sentido . estricto. Si la 
ciencia ,,, ''descubrimiento" de '.ma rcalid:rd antes rgnorada, ¿est~ 
realidad no es concebida, en crertn scntHlo, como trascendente. 
,;.Y no se pÍ<'HSa <!l!C existe aún algo "ignoto" y por consiguiente 
" Gramsci se refiere :HlllÍ a Nicobi Bnjarin y a su Hbro Teoría del mate­
rial~·11w histórico. Mct1111al vormfar de sacíologia marxista [trad. cas~ en 
Gtmdemos ,le Pasado y Pre~cntc niJ 31, Córdohn. ~H72). Debe recor urse 
c¡tH' e.ste libro 111otin'1 1m an;\lisis cxha~tstivll ,Y cntLc~, en otros. c.nacler~~ 
de Lt d 1·rr1 de ( :nm-;ci re<:opibdos ha JO el tJtulo de. r El uwt1~r~~ltsmo ts 
trírico lJ !11 filo.-.ofía de J1enedcuo Croce (tr:;~d. ca~t.: Nllc\·;l \ ISlOn, 13ttenos 
\ircs, l\Jí2, pp. 12."J-lílJ). (t'\'. d(•\ T.) 
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trascendente? ¿Y el concepto de ciencia corno "creación" no signi­
fica también el concepto de ciencia corno "política"? Todo con­
siste en ver si se trata de creación "arbitraria" o racional, es decir 
"útil" a los hombres para ampliar su concepto de la vida, para 
tornar superior (desarrollar) la vida misma. ' 6 
El número y la calidad en los regímenes representativos. Uno de 
los lugares comunes más banales que se vienen repitiendo contra 
el sistema dcetivo de formación de los ór~anos estatales es éste: 
que el "número es en él una ley suprema" y que las "opiniones 
de cualquier imbécil que sepa escribir (y en ciertos países, hasta 
las de un analfabeto) vale, cuando se desea determinar el curso 
politico del Estado, exactamente lo mismo que la de qnkncs 
dedican al Estado y a la nación sus mejores fuerzas", etc." Pero 
la cierto es que tlc ninguna manera es verdad que el número sea 
"ley suprema" ni que el peso de la opinión de cada elector 
sea "exactamente" igual. Los números, también en este caso, tienen 
un simple valor instrumental que dan una medida y una relación 
y nada más. Por otro lado, ;.qué se mide? Se miele precisamente 
la eficacia y la capacidad de expansión y de persuasión de las 
opiniones de pocos, de las minorías activas, de las élites, de las van­
guardias, es decir, sn racionalidad, historicidad o funcionalidad 
concreta. Esto significa que no es verdad que el peso Je las opi­
niones de los individuos sea "exactamente" iguaL Las ideas y las 
opiniones no "nacen" espontáneamente en el cerebro de <'ada indi­
viduo: tuvieron un <.'Cntro de formación, írrnclíación, difusión, per­
suasión, un grupo de hombres o también una particular individua­
lidad qne las elaboró y presentó en la forma política de actualidad. 
La numeración de los "votos" es la manifestación final de un 
largo proceso en <>1 cual la intlncncia máxima corresponde justa­
mente a quicm" "dedícan al Estado y a In nación sns mejores 
:OC! A propósito del En:;ayo pop-ular y de su apéndice Teoría fl práctica, ver 
rn b Ntwru 1\nto!o',.!.Í(L del 16 de marzo de Ht33 la rcseñ:~. íilosófic;~ de 
AfrHnudo C1rliní, de b cnal resulta que 1:t ecuación: .Teoría: prftctic;<::::: 
malenática pura: m~lh:mútk;'l aplleada. ha ~ítJo enuoc:i<Hl.t por un in~lés 
(pnr \\.irtakN, ow p:1reee). 
:.!: La..; fornwh:.:iDne . .; son mucl1as, alg"un~ts más fdit.'es uún que las aquí 
mencimull:ts y extraídas de 1brio de Silva en ln Critica Fascista del 15 de 
agosto de 1932, pero el contenido es siempre igual. 
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fuerzas" (cuando son tales). Si este presunto grupo de caciques, 
no obstante las incontables fuerzas materiales que posee, no 
obtiene el consenso de la mayoría, habrá que juzgarlo como inepto 
o como representativo de los intereses "nacionales", los cuales no 
pueden dejar de prevalecer entre los elementos que impulsan la 
voluntad nacional más en un sentido que en otro. "Desgraciada­
mente", cada uno es llevado a confundir lo propio "particular" 
con el interés nacional y por consiguiente a encontrar "horrible" 
que la "ley del número" sea la que decida; es ciertamente mucho 
mejor llegar a élite por decreto. No se trata por lo tanto de quien 
"tiene mucho" intelectualmente y se siente reducido al nivel del 
último analfabeto, sino de quien pr~snme que tiene mucho y 
quiere quitar al hombre "común" incluso aquella fracción inifinite­
simal de poder que posee para decidir sobre el curso de la vi da 
estat<1l. 
De la crítica (de origen olígárquico y no de élítc) al régimen 
parlamentario (es extraño que éste no haya sido criticado porque 
la racionalidad historicL~ta del consenso )1uméríco es falsificada 
sistemáticamente por b influencia de la riqueza), estas afirma­
ciones triviales fueron extendidas a todo sistema representativo, 
aunque no fuese parbnH::ntario ni fonnado según los cánones de 
la democracia formal. C\tucho menos exactas son aquí estas afir­
maciones. En estos otros regímenes el consenso no tiene en c1 
momento del voto una fase terminal; todo lo contrario." El con­
senso es supuesto como permanentemente activo, hasta tal punto 
que quienes consienten podrían ser considerados con1o "'funciona­
rios"' del Estado y las elecciones como un modo de enrolamiento 
voluntario de funcionarios estatales de un típn especial, que hasta 
cierto punto podria vincularse (en planos diferentes) al selfgo­
cemment. Las elecciones, al no efectuarse sobre la ba;;c de pro­
gramas vagos y generales, a partir de un trabajo concreto inme­
diato, impulsan a quienes consienten en comprometerse a efec­
tuarlas, a hace!" algo más que el común ciudadano legal. Los im­
pulsa a ser una vanguardia de trabajo activo y responsable. El 
elemento "voluntariedad" en la iniciativa no podría ser estimu­
lado de otra manera entre las más vastas multitudes. Y cuando 
éstas no estén formadas por ciudadani>s amorfos, sino por elcmen-
!S Alusión al sistema soviético del contwi pcrm:mcnte de los electores so­
bre los electos. {N, del E.) 
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to:. productivos calificados, se podrá entender la importancia que 
puede adquirir la manifestación del voto." 
Analizar la proposrcron de que "la sociedad no se plantea pro­
blemas para cuya solución no existan ya las premisas materia­
les", De ella depende en forma inmediata el problema de lafor­
mación de una voluntad colectiva. Analizar en forma crítica el 
significado de la proposición importa precisamente investigar cómo 
se forman las voluntades colectivas permanentes y de qué modo 
tales voluntades se proponen fines concretos inmediatos y media­
tos, es decir, una línea de acción coleetiva. Se trata de procesos 
de desarrollo más o menos amplios y raramente de explosiones 
"sintéticas'" improvisadas. La~ "explosiones" sintéticas también se 
verifican, pero, si se observa más detenidamente, se ve entonces 
que se trata más de destmir que de reconstruir, de remover obs­
táculos mecánic:os y exteriores al desarrollo autóctono y espontá­
neo; así, puede tomarse como ejemplo il Vespro sicilirmo. 
Se podría estudiar en concreto la formación <le un movimiento 
histórico colectivo, analizándolo en todas sus fases moleculares. 
lo que habitualmente no se hace porque tomaría pesado el aná­
lisis. Se toman, en cambio, las corrientes de opinión ya constituidas 
en torno a un grupo o a una personalidad dominante. Es el pro,. 
blema que modernamente se expresa en términos de partido o de 
coaliciones de partidos afüws: cómo se inicia la constitución de un 
partido, de qué modo se desarrolla su fuerza organizada y su 
influencia social, etc. Se trata de un proceso molecular minucioso 
' ' de análisis extremo, capilar, cuya documentación está constituida 
por una cantidad interminable de libros y folletos, de artículos de 
revistas y de periódicos, de conservaciones y debates orales que 
se repiten infinidad de veces y que en su conjunto gigantesco 
representan este lento trabajo del cual nace una voluntad colec­
tiv~ con cierto grado de homogeneidad, con el grado necesario y 
sufrcrcnte para detcrnlinar una acción coordinada y simultánea 
en el tiempo y en el espacio geográfico en el que se verifica el 
hecho histórico. · 
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Estas observacionc~ podrían ser desarrolladas m<is amplia y orgánica­
mente, poniendo también de relieve otras diferencías entre !os dh"ersos tipos 
de el.~cciones, según que cambien las relaciones generales sociales y pol;ticas: 
relac10n entre~ funcionaríos electivos y funcionarios de carreta, etc. 
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