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Notas sobre Maquiavelo, sobre política v sobre el estado moderno (56)

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Ensanchada la base de selección de las "vocaciones", seme­
jante acti\)idad laico-cultural tiene grandes posibilidades de exten­
derse. La Universidad del Sagrado Corazón y el centro neoesco­
lástico • son únicamente las primeras células de este trabajo. Y por 
ello fue sintomático el congreso filosófico de 1929. • • Se enfren­
taron allí los idealistas actualistas y los neoescolásticos, y éstos ac­
tuaron con decidido espíritu de conquista. El grupo neoescolás­
tico, luego del concordato, deseaba justamente aparecer como bata­
llador, como seguro de sí para atraer a los jóvenes. Es preciso tener 
en cuenta que una de las fuerzas de los católicos consiste en mo­
farse de las "refutaciones perentorias" de sus adversarios no cató­
licos. La tesis refutada es retomada por ellos en forma imperturba­
ble y como si nada ocurriese. El "desinterés" intelectual, la lealtad 
y honestidad científica, no son entendidas o se conciben como debi­
lidades o tonterías de los otros. Ellos parten de la potencia de su 
organización mundial que se impone como si fuese una prueba de 
verdad y se basan e-n el he-cho de que la gran mayoría de la pobla­
ción no es todavía "modema", sino tolemaica, en su concepción 
del mundo y de la ciencia. 
Si el Estado renuncia a ser un centro activo y permanentemen­
te activo de une1 cultura propia, autónoma, la Igksia no puede más 
que triunfar en lo sustancial. Pero el Estado, lejos de intervenir 
como centro autónomo, destruye a todo opositor de la Iglesia que 
tenga ·la eapacidad de limitar su dominio espiritual sobre las mul­
titudes. Se puede prever que si permanece inmutable el cuadro ge­
neral de las circunstancias, las consecuencias de tal situación pue­
den ser tle máxima importancia. 
LHglesia es un Shylock aun más implacable que el persona­
je shakespeariano; querrá su libra de carne aun a costa de desan-
4 Centro ncocscolástico; movimiento filosófico de tendencia aristotélico~ 
tornlsla surgido en Italia a eomíenzos del siglo XIX. Contó entre sus promoto­
res principales con el p:tdre Luigi TaparelH d'Azeglio y fue sancinnado en 
1879 por la encíclica Ae!emi patris (Del Eeterno Pe~dre) de Le6n XIII. La 
ConciHación dio nuevo impulso <1l IJeoescolastieismo con la fundadón de la 
llecista di Filosofía NeoescoiMtíca y de la Universidad católica del Sagrado 
Corazón ( l92fl), ambas por iniciativa del padre Gemelli. (N. del T.) 
•• El Congreso de filosofía del 26-29 de mayo de 1929 señaló el punto de 
crisis del laicismo y del liberalismo, estallando en su seno la lucha entre Gío­
\'t:mni Gcntile y el padre Gemelii, vale decir, entre idealistas actualistas y neo­
escolásticos. (N. del T.) 
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grar a su víctima y con tenacidad, cambiando continuamente sus 
métodos, tenderá a lograr su programa má~imo. Según la expresión 
de Disraeli: ~Los cristianos sen los hebreos más inteligentes, que 
ban comprendido cómo es necesario actuar para conquistar al 
mundo". 
La Iglesia no puede ser reducida a su fuerza «nonnal" con la 
refutación, desde un punto de vista filosófico, de sus postulados 
teóricos, ni con las afinnaciones platónicas de una autonomía esta­
tal (que no sea militante), sino únicamente con la acción práctica 
cotidiana, con la exaltación de las fuerzas hurnanas creadoras en 
toda el área social. 
Un aspecto de la cuestión que es preciso valorar correctamente 
es el de las posibilidades financieras del Vaticano. La organización 
en pennanente desarrollo del catolicismo en los Estados Unidos da 
la posibilidad de recoger fondos muy importantes, además de las 
rentas normales aseguradas hasta ahora (que en 1937, sin embargo, 
disminuirán en 15 millones por año debido a la conversión de la 
deuda pública del 5 % al 3,51%) y del óbolo de San Pedro. ¿Po­
drían surgir cuestiones internacionales a propósito de la inter­
vención de la Iglesia en los asuntos internos de aquellos paises don­
de el Estado la subvenciona permanentemente? La cuestión es, co­
mo se dice, elegante. El problema financiero torna muy interesante 
el problema de la así llamada indisolubilidad entre tratado v con­
cordato proclamada por el pontffiee. Admitiendo que el papa.se en­
contrase ante la necesidad de recurrir a este medio político de 
presión sobre el Estado, ¿no se crearía de inmediato el problema 
de la restitución de las sumas eobradas (que están ligadas precisa­
mente al tratado y no al concordato)? Pero ellas son tan ingentes 
que es lógieo pensar que habrán sido gastadas en gran parte en los 
primeros años; de alll entonces que su restitución pueda considerar­
se prácticamente imposible. Ningún Estado podría facilitar al pontí­
fice un empréstito tan grande para desembarazarlo, y tanto menos 
un capital privado o una banca. La denuncia del tratado desenca­
denaría una crisis tal en la organización práctica de la Iglesia, que 
su solvencia, aunque sea a largo plazo, sería liquidada. La conven­
ción financiera anexa al tratado debe ser considerada, por lo tanto, 
como la parte esencial del tratado mismo, como la garantía de una 
casi imposibilidad de denuncia del tratado, proyectada por razones 
polémicas y de presión polltica. 
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Fragmento de la carta do León XIII a Francisco José: 3 "Y no 
silenciaremos que en medio de tales molestias nos falta sin embar­
go el modo de subvenir por cuenta propia a las incesantes y múlti­
ples exigencias materiales, inherentes al gobierno de la Iglesia. 
Verdad es que nos llegan en socorro las ofertas espontáneas de la 
caridad; pero siempre ante nosotros surge con amargura el pensa­
mietlto de que ellas llenan de agracio a nuestros hijos, y por otra 
parte no se puede pretender que la caridad pública sea inagotable". 
"Por cuenta propia" significa: "recogido a través de impuestos" a 
los ciudadanos del Estado pontificio, cuyos sacrificios no provocan 
afliccí6n según parece; resulta natural que la población italiana 
pague los gastos de la Iglesia universal. 
En el conflicto entre Bismarck y la Santa Sede se encuentran 
los gérmenes de una serie de cuestiones promovidas tal vez por el 
hecho de que el Vaticano tiene la sede en Italia manteniendo de­
terminadas relaciones con el Estado italiano. Bismarck "hizo lan· 
zar a sus juristas -escribe Salata en la p. 271 de la citada obra­
la teoría de la responsabilidad del Estado italiano por los hechos 
políticos del papa, que Italia había constituido en tal condición de 
invulnerabilidad e irresponsabilidad por los daños y ofensas infe­
ridos por el pontífice a los otros Estados". 
El Director General del Fondo para el Culto, Raffacle Jacuzio, ha 
publicado 11n Commento del/a nuooo /egislazímw in materia eccle­
si<zstica, con prefacio de Alfredo Rocen,' donde recoge y comenta 
todas las adas tanto de los 6rganos estatales italianos como de los 
pertenecientes al Vaticano para la vigencia del Concordato. l\1en­
cionanclo el problema de la Acción Católica, Jaeuzio escribe 
(p. 203): "Pero ya qne en el concepto de política no entra sola­
mente la tutela del ordenamiento jurídico del Estado sino también 
todo cuanto tiene relación con las providencias de orden econó­
mico y social, es muy dificil ... considerar excluida a priori de la 
Acci6n Católica toda acción política, cuando . . . se hacen entrar 
a Creo que con fech:1 junio de 1892, mencionada en pp. 244 y ss. dei libro 
de Francesco Salata, Per la storia diplomatica della Questione Romnna, I, 
Treves, 1929. 
< Turin, Utet, 1932. 
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en ella la acción social y económica y la ,,clucadón espiritual de 
la juventud". . 
Sobre el Concordato es necesario ver tambíéu el libro de Vin­
cenzo Morcllo, Il conflittn dopo la Concilia:::imlc,' y la respuesta 
de Egilberto ~1artire, Ragioni del/a Concilia:::;ionc:.• Sobre !u 
polémica .Mordlo-1lartirc ver el artículo firmado "'lovns" en Critica 
Faseista dd 19 ele f<•hrcro de 1933 ("Una polcmica sulla Concilia­
zionc"). l\1orclln pone de relieve no s61o aquellos puntos sobre el 
concordato en donde el Estado se ha disminuido a sí mismo, ha ab­
dicado de su soberanía, sino también cómo en algunos puntoslas 
concesiones hechas a la Iglesia son más amplias que las hechas por 
otros países concordatnrios. Los puntos en controversia son princi­
palmente cuatro: 1) el matrimonio. Por el artículo 43 del concor­
dato el matrimonio es dísciplimdo por el derecho canónico, vale de­
cir, se aplica en el úmbito estatal un derecho que le es extraño. 
Por eso los católicos, sobre la base de un derecho extraño al Estado, 
pueden hasta anular el matrimonio, a diferencia de los no católicos, 
cuando "el ser o no ser católico" debería "ser irrelevante en los ca­
sos civiles'; 2) por el artículo 5, inciso 3°, existe la interdicción de 
algunos cargos públicos para los sacerdotes apóstatas o para aque­
llos que han sido censurados, es decir, se aplica una "pena del Có­
digo Penal a personas que no han cometido frente al Estado nin· 
gún delito punible. El artículo 19 del Código dice en cambio c¡uc 
ningún ciudadano puede ser castigado sino por el hecho expresa­
mente previsto por la ley penul como delito; 3) Morcllo no ve cuá­
les son las razones de utilidad por las que el Estado ha hecho tabla 
rasa de las leyes de exención, reconociendo a los entes eclesiásticos 
Y a las órdenes religiosas la existencia jurídica, In facultad de poseer 
Y administrar sus propios bienes; 4) enseñanza: exclusión total del 
Estado de las escuelas eclesiásticas y no ya sólo de aquellas que 
preparan técnicamente a los sacerdotes (es decir, exclusión del con­
trol estatal en la enseñanza de la teología, etc.), sino también de 
aquellas dedicadas a b cnscñanz;I general. El artículo 39 del con­
cordato se refiere en efecto también a las escuelas elementales y 
medias que funcionan en muchos seminarios, colegías y conventos, 
de las cuales el clero se sirve para atraer niños v jovencitos al sacer· 
docio y a la vida monástica, pero que en sí ;o son al!n espcciali-
' Bompinni, 1931. 
6 Roma, Rassegr1a Romana, 1932. 
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