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Aristoteles Retorica-páginas-32

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I 4 22
lo que precisamente hemos dicho antes de que la retórica 
consiste, por un lado, en la ciencia analítica (51) y por otro 10 
en la política que se refiere a las costumbres (52), es verdad; 
y es semejante, además, por una parte a la dialéctica (53), 
por otra, a los razonamientos sofísticos (54). Y cuanto más 
se intentara disponer la dialéctica o la retórica no como si 
fueran habilidades (55), sino como ciencias, más la natura­
leza de ellas quedaría desconocida y borrada al pasarlas a is 
ser ciencias que tienen como objetos ciertas cosas, y no 
sólo de razonamientos. Sin embargo, en cuanto es útil 
distinguirlo (y queda además campo para la ciencia políti­
ca), tratémoslo ahora.
Los TEM AS D E LA ORATORIA D E LIB E R A T IV A .
Más o menos, acerca de lo que todos deliberan y de lo 
que. hablan los que deliberan, son principalmente cinco 20 
cosas, a saber: sobre los ingresos fiscales,' sobre la guerra y 
la paz, sobre la custodia del país, de las importaciones y ex­
portaciones y sobre la legislación.
a) I n g r e s o s f i s c a l e s .
De manera que el que ha de dar consejos acerca de los 
ingresos habría de saber los recursos de la ciudad, cuáles y 25 
cuántos son, para, si alguno ha sido olvidado, añadirlo, y 
si alguno es pequeño, aumentarlo; además, todos los gastos 
de la ciudad, para si alguno es superfluo, suprimirlo, y si 
alguno es demasiado grande, reducirlo; pues no sólo se au­
menta la riqueza añadiendo a lo que hay, sino también re- 30 
duciendo los gastos. Esto no sólo cabe verlo por la propia 
experiencia, sino que es necesario estar informado (56) acer­
ca de lo que los extranjeros han inventado para aconsejar 
acerca de esto.
I 4 23
b) L a GUERRA Y LA PAZ.
Acerca de la guerra y la paz, es preciso conocer la fuer­
za de la ciudad, cuánta es en la actualidad y de cuánto se 
puede llegar a ser, y cómo es la que existe y cómo la que 
cabe añadir; y, además, cuáles fueron las guerras de la ciu­
dad y cómo peleó. Y no sólo de la propia ciudad, sino tam­
bién de las vecinas es preciso saber estas cosas; así como 
cuáles son posibles enemigas, de manera que frente a las 1300 a 
más fuertes se guarde paz y puedan hacer la guerra con­
tra las que son más débiles. Y también las fuerzas, si son 
iguales o desiguales, pues también en este punto cabe ex­
ceder o ser inferior. Es necesario, además, haber estudiado, 
nt> sólo las guerras propias, sino las de las otras ciudades, s 
cómo terminaron, pues de causas semejantes suelen resul­
tar efectos semejantes.
c) . L a d e f e n s a d e l p a ís .
Además, acerca de la custodia del país, es preciso que 
no quede desconocido cómo está guardado, y además la 
cantidad de los defensores y la especie de éstos y los luga­
res de las defensas (y esto es imposible si no se tiene cono­
cimiento del país), con el fin de que si la defensa es débil 10 
sea reforzada, y si alguna resulta excesiva, suprimirla, y se 
custodien mejor las posiciones ventajosas.
d) I m p o r ta c io n e s y e x p o r t a c i o n e s .
• Además, sobre el aprovisionamiento, qué gasto es sufi­
ciente para la ciudad, y cuál es el aprovisionamiento que se 
produce en el país y cuál el de importación, y cuáles nece­
sitan ser exportados y cuáles importados, para hacer con 15 
quienes corresponda tratados y acuerdos. Dos clases de 
ciudades es preciso guardar sin queja, las que son más 
fuertes y las que son para el comercio convenientes.

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Deibis Rodrigo Silva Duran