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Actividad Física: Hábito para la Salud 
Manuel Delgado Fernández 
1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS 
 
Puesto que supondría extendernos en exceso referirnos detalladamente a los antecedentes 
sobre la orientación que se ha dado a la actividad y condición física a lo largo del tiempo, se 
presentan a continuación, de modo esquemático, algunas ideas básicas referidas a los distintos 
períodos históricos. 
 
Tabla 1. Evolución de la estructuración de los ejercicios físicos a lo largo de la historia 
(Moreno y Rodríguez García, 1994: 16). 
 
ÉPOCA UTILIZACIÓN 
Prehistoria Ejercicios para actividades de supervivencia (caza, recolección, 
pesca, traslado, construcción, etc.). 
Antigüedad en 
Oriente 
Ejercicios con fines religiosos, curativos y guerreros. 
Antigüedad en 
el 
Período 
Clásico 
Grecia (en Atenas): el ciudadano integral. En Esparta: fines 
guerreros. 
Roma: fines guerreros para las legiones y profesionales para el 
circo 
Edad Media Ejercicio realizado por los caballeros como preparación para la 
guerra y para los torneos. 
Renacimiento Humanismo: readopción de los ideales clásicos. Se entiende el 
ejercicio como agente educativo. 
Escuela 
Inglesa 
Surgirán los deportes como se conciben en la actualidad, así 
como el entrenamiento sistematizado para ganar las 
competiciones. 
Escuela 
Alemana 
Surgimiento de la gimnasia (educativa) alemana que dará lugar 
a la actual gimnasia deportiva. 
Gimnasia natural austríaca. 
Movimiento rítmico que da lugar a la gimnasia rítmica. 
Escuela Sueca Surge la gimnasia sueca y neosueca (gimnasia de posiciones). 
Escuela 
Francesa 
Surge la Educación Física moderna y la Psicomotricidad. 
 
 A partir de los datos contenidos en el cuadrante, pasamos a centrarnos en lo ocurrido 
durante el siglo XX, destacando diferentes hechos (movimientos o corrientes) que tienen que ver con 
la relación entre actividad física y salud. 
 
• Movimiento higienista (finales del XIX y principios del XX). Debido a la falta de salubridad de 
las grandes urbes que está desencadenando la revolución industrial, surge una gran 
preocupación social por la higiene ambiental. Esta preocupación llega hasta la escuela, donde 
comienzan a darse los primeros criterios de higiene en sus edificios. 
 
• Movimiento fitness (mediados del XX hasta años 70). De carácter anglosajón, se caracteriza 
por una marcada finalidad de conseguir un aumento de la condición física de los escolares 
estadounidenses (ante su posible inferioridad mostrada por test de condición física frente a niños 
y jóvenes de países del este). Hay una primacía de lo cuantitativo, una búsqueda del 
rendimiento. A partir de esta última década comienza a producirse una reorientación del 
movimiento fítness hacia la salud, la cual es hoy la más instaurada en el ámbito educativo en 
varias partes del mundo y de la que se ha hecho participe España hace relativamente pocos 
años. 
 
• Movimiento social hacia la salud (década de los 80). A consecuencia del movimiento fítness, 
comienza a producirse una concienciación social hacia la salud, surgiendo fenómenos como la 
gimnasia de mantenimiento, el auge de la dietética y las bebidas light, el aumento desmesurado 
de practicantes de actividad física improvisados, etc. Muchos de estos fenómenos se encuentran 
todavía en boga y en expansión. 
 
• Movimiento educativo hacia la salud (década de los 90). La escuela, haciéndose eco de lo 
social, incluye la salud como contenido curricular transcendental, y así Kirk (1990) llega a decir: 
© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 
Actividad Física: Hábito para la Salud 
Manuel Delgado Fernández 
“los exámenes, la salud y la confección del currículum forman la base para una pedagogía crítica 
de la Educación Física, al identificarse como los tres temas cruciales de discusión y debate”. Pero, 
por otra parte, también hay que considerar que no es necesario embargar toda la Educación 
Física al servicio de la salud, ya que en el currículum hay otras asignaturas que deben ocuparse 
de ello. 
 
Situándonos en el momento actual, el modelo bajo el cual se ha realizado la mayoría de las 
investigaciones sobre la relación entre la actividad física para mejorar la forma física y salud es el 
que apoya que la actividad física para mejorar la forma física es uno de los mediadores en los efectos 
de ésta sobre la salud (Bouchard y cols., 1990). Este modelo lineal actividad física = condición física 
= salud (ver figura 1) corresponde al denominado “paradigma centrado en la condición física”, en 
torno al cual se ha llevado a cabo la mayoría de las investigaciones hasta finales de los años 80. No 
obstante, la creencia de que la actividad física, a través de la condición física o el fitness, lleva a la 
salud y de que la condición física es una prueba de salud sigue estando muy extendida (Devís y cols., 
2000). Bajo este paradigma puede encuadrarse la actividad física orientada hacia el rendimiento 
motor, cuya finalidad es incrementar los niveles de condición física para alcanzar la máxima 
competencia deportiva. 
 
Sin embargo, actualmente, en el ámbito de la salud se le concede mayor importancia al 
“paradigma orientado a la actividad física”, según el cual la condición física y la actividad física 
ocupan posiciones independientes, a la vez que interrelacionadas, en la influencia que manifiestan 
sobre la salud de los individuos (figura 1). En este sentido existen pruebas significativas que llevan a 
la conclusión de que tanto el incremento de la actividad física habitual de una persona, como la 
condición física de la misma, están asociados a una mejora de los índices de salud, incluso en niños. 
Bajo este paradigma se encuadra la actividad física orientada hacia la salud, cuya finalidad consiste 
en incrementar la salud de los individuos mediante la práctica de actividad física, sin necesidad de 
provocar un aumento en los niveles de condición física. 
Actividad física• Trabajo• Tiempo libre
Condición
Física/fisiológica
• Bienestar
• Enfermedad
• Mortandad
Salud
• Herencia
• Estilo de vida
• Medio ambiente
• Atributos personales
 
Figura 1. Interacciones entre actividad física, condición física y salud. 
 
 
Adaptado de Bouchard, C., Shephard, R. J., Stephens, T., Sutton, J .R., McPherson, B. D. (1990). 
Exercise, Fitness and Health. A Consensus of Current Knowledge. Human Kinetics, Champaign. 5. 
 
Centrándonos, pues, en el estudio de la condición física orientada a la salud, la misma no se 
convierte en un objetivo educativo de las primeras etapas escolares hasta hace apenas una década 
(Devís y Peiró, 1992). Así, el movimiento de la condición física tiene sus antecedentes en los 
programas de preparación militar que se desarrollaron con motivo de las dos Guerras Mundiales, 
aunque el soporte profesional de índole norteamericana se produce antes, durante y después de la 
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Segunda Guerra Mundial, con la creación de los programas civiles y militares de capacitación física que 
realizó la Alianza Americana para la Salud, la Educación Física, la Recreación y la Danza 
(A.A.H.P.E.R.D.). En los años 50, este movimiento sufre una gran expansión, ocasionado, parece ser, 
por dos motivos. El primero, la publicación del artículo Muscular fitness and health (1953) de Kraus y 
Hirshland (citado por Devis y Peiró, 1992), en el que se pone de manifiesto que los niveles de condición 
física son inferiores en los niños norteamericanos que en los europeos. El segundo, el lanzamiento del 
Sputnik soviético en 1957, que poniendo en entredicho el potencial militar norteamericano, les lleva a 
modificar su política educativa, reorientando el currículum de la Educación Física hacia la 
fundamentación científica que aportaba el estudio de la condición física. Surge en estas fechas el 
National Council on Youth Fitness, y poco después la A.A.H.P.E.R.D. elabora el Youth Fitness Test en 
1959, dentro de un programa nacionalde corte militarista, para medir por todo el país el rendimiento 
físico de los niños. Este movimiento se extendió por todos los países de habla anglófona y 
posteriormente por otras zonas del mundo, llegando también a España. Como consecuencia de todo 
ello, la estrecha relación creada entre condición física y rendimiento físico-deportivo y la enseñanza de 
las habilidades específicas ha contribuido a que nuestra profesión ponga excesivo énfasis en la 
cuantificación de la performance y la enseñanza de aquellas habilidades cuyo rendimiento es fácil de 
medir (Kirk, 1990). Debe ser tenido en cuenta que los test de condición física no tienen por qué estar 
vinculados a la promoción de la salud, y que el planteamiento metodológico y educativo en que se 
sustentan puede ser ampliamente cuestionado. Ante ello, junto a los cambios socioculturales acaecidos 
a finales de los años 60 y la década de los 70, en los que el individuo y sus derechos adquieren una 
alta relevancia, la salud se convierte en un elemento de gran preocupación y la actividad física pasa a 
ser un hábito de vida más de la población norteamericana. Es en este momento histórico cuando se 
consolida el movimiento de condición física relacionada con la salud, apoyado por un gran número de 
investigadores. Éstos desconfiaron de los componentes tradicionales de la condición física rendimiento 
para el desarrollo de la salud en niños y adolescentes. Entre esta serie de investigadores merecen ser 
nombrados Corbin y Pate, que fueron dos de los primeros en justificar la necesidad de incluir la 
condición física salud en el currículum escolar (Pate y Corbin, 1981). 
 
 En España, la preocupación por los temas de salud aparece a finales de los años 70 y principios 
de los 80, bajo el denominador común del “deporte para todos”, a veces no del todo regulado y en 
muchos casos bajo el prisma de condición física rendimiento (Marcos, 1989b). Sólo a partir de finales 
de los años 80 y principios de los 90 se intenta introducir el tema de la salud en el currículum escolar 
de Educación Física bajo el prisma de condición física salud, destacando las aportaciones realizadas por 
Devis y Peiró (1992), que abren muchas puertas al estudio de la condición física salud enfocada hacia 
las necesidades de la población infantil y juvenil española. Muy recientemente, López Pastor (2000a) 
indica que el tratamiento de la condición física es el tema más tratado dentro de las propuestas 
actuales de intervención didáctica e investigación en la actividad física orienta a la salud, aunque 
argumenta que se sigue realizando bajo un tratamiento orientado al rendimiento, a pesar de que se 
esté camuflando con el término de salud. Prueba de ello es que al menos 16 comunicaciones de 39 
presentadas en el Congreso Internacional celebrado en Jerez en septiembre del año 2000 sobre 
Educación Física y Salud cumplen dicha argumentación, lo que puede significar una falta de ética, 
atendiendo a las reflexiones realizadas por Devís (2000) en el susodicho foro. 
 
2 APROXIMACIÓN A LA CONCEPTUALIZACIÓN 
 
Por el uso continuo de los siguientes términos, y por poseer diferentes acepciones 
conceptuales cada uno de ellos, se hace necesario establecer la significación de los mismos, 
atendiendo al análisis realizado por Tercedor en 1998 y por Delgado y Tercedor en 2002: 
 
MOVIMIENTO. Como término del que se derivan todos los demás, por movimiento se puede 
entender el cambio, variación y desplazamiento, bien de todo el cuerpo (global) o bien de una parte 
concreta (segmentario). Se puede decir que el movimiento es toda traslación segmentaria 
susceptible de ser realizada como consecuencia de la activación de los mecanismos articulares, por la 
acción intencional, refleja o automática. Además, se puede hablar de movimientos simples cuando 
se activan pocas articulaciones, y movimientos complejos, cuando intervienen varias articulaciones. 
En todo caso, gracias a dicho movimiento, el ser humano (y el resto de los seres vivos) se puede 
adaptar a los requerimientos del ambiente en que vive y se desarrolla. Atendiendo a las 
particularidades de este requerimiento, se podría hablar de los siguientes términos y/o conceptos. 
 
ACTIVIDAD FÍSICA. Cualquier movimiento (o conjunto de movimientos) del cuerpo producido por 
el músculo esquelético y que tiene como resultado un gasto energético. A este concepto enmarcado 
en el ámbito biológico habría que sumarle las características de experiencia personal y práctica 
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sociocultural (Devis y cols., 2000), sin las cuales en muchos casos no se podría llegar a entender por 
qué las personas realizan las actividades que realizan y no otras. La actividad física no tiene por qué 
poseer las características que se comentarán a continuación que debe tener el ejercicio físico, pero 
en algunos casos puede cumplirlas, siendo imposible diferenciar entre una y otro por una persona 
externa a la que realiza la propia actividad, que es la que conoce la intencionalidad y voluntariedad 
del movimiento realizado. 
 
Esta actividad física puede tener varias vertientes o finalidades (Shephard, 1994): 
 
• Utilitaria. Abarcaría, fundamentalmente, las actividades laborales y tareas domésticas. 
• De tiempo libre, eminentemente con carácter lúdico y recreativo. Comprendería el ejercicio 
físico, el juego, así como el deporte y el entrenamiento (que pueden llegar a ser entendidos 
como trabajos profesionales) y la danza. 
• Educación Física, entendida como actividad con carácter educativo, lo cual no excluye que 
algunas de las acepciones anteriores no puedan servir para formar a la persona. 
 
Dado que este término abarca todo tipo de movimiento que puede realizar el ser humano en 
su vida cotidiana, mientras que el concepto de movimiento se circunscribe al fenómeno más 
neurobiológico de contracción muscular y su consecuencia en la traslación del cuerpo, en este texto 
se considera como concepto que engloba a los demás el de actividad física. 
 
EJERCICIO FÍSICO. Cualquier movimiento del cuerpo estructurado y repetitivo que tiene por objeto 
una mejora o mantenimiento de la condición física (Blair y cols. 1992) o también de las capacidades 
y habilidades motrices (aprendizaje motor). Por tanto, el ejercicio físico constituye un estímulo para 
desarrollar y perfeccionar todas las cualidades psicofísicas de las personas (consecución de 
adaptaciones morfofuncionales, y mejora de aspectos psicoafectivos y de relación social). 
 
 De manera sintética, para que un movimiento sea ejercicio físico, tiene que gozar de las 
siguientes características: 
 
• Voluntariedad. Actos con plena conciencia. 
• Intencionalidad. Actos con una intención clara. En Educación Física será educativa, y en 
actividad física para la salud deberá ser promotora de la misma. 
• Sistematización. Acto pensado con un determinado orden, intensidad y dificultad, entre otras 
características, como se verá posteriormente. Se ha de considerar que, hasta nuestros días, 
la estructuración de la actividad física con fines de salud ha sido ubicada en la corriente de 
prescripción del ejercicio físico orientado a la salud (American College of Sport Medicine -
ACSM-, 1990) o, más actualmente, al fitness saludable (ACSM, 1998a). 
 
DEPORTE. Según la Real Academia Española de la Lengua (1992) se deriva de deportar: recreación, 
pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre. Por su parte deportar(e) 
significa divertirse, recrearse, … Por tanto, el término deporte se presenta en la actualidad como algo 
ambiguo, interpretándose como un continuo que va desde la actividad de tiempo libre realizada para 
divertirse, hasta la actividad considerada como profesión del deportista de alto rendimiento, que se 
caracteriza por poseer una estricta reglamentación, competición y un sistema de preparación muy 
estructurado y rígido. Por ello, la actividad deportivaen su sentido estricto es considerada como 
situación motriz de competición institucionalizada, aunque en su sentido más adaptado a las 
necesidades educativas escolares debe entenderse como situación motriz de competición (o no) 
reglada, que ha de adaptarse a las necesidades psicosociales y a las posibilidades orgánicas del niño 
y adolescente. 
 
CONDICIÓN FÍSICA. El Diccionario de las Ciencias del Deporte (1992) la define, como factor de la 
capacidad de trabajo (físico) del hombre, determinado por el grado de desarrollo de las cualidades 
motrices (capacidades corporales) de resistencia, de fuerza, de velocidad y de flexibilidad. Además, 
establece una distinción importante entre condición física general y condición física específica. La 
primera hace referencia a la capacidad de actuación deportiva general, caracterizándose por un nivel 
de desarrollo lo más elevado y regular posible de todos los componentes de la condición. La segunda, 
por su parte, hace referencia a una disciplina deportiva concreta, desarrollando únicamente los factores 
que determinan la actuación deportiva en la misma. Pate (1988) de forma muy acertada, diferencia 
tres niveles relevantes de la actuación física y deportiva del ser humano que están condicionados en 
cierta medida por la condición física (physical fitness): 
 
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• Motor performance (rendimiento motor). 
• Physical fitness (condición física). 
• Health related physical fitness (condición física relacionada con la salud). 
 
El primer nivel representa el objetivo del entrenamiento deportivo específico y se podría 
definir como la capacidad para realizar habilidades y actividades físicas vigorosas, incluidas aquellas 
correspondientes al deporte. El último nivel es el objetivo del entrenamiento genérico fisiológico o de 
la condición física básica, y podría definirse como la capacidad funcional que la persona tiene o 
adquiere para poder realizar actividad física. El nivel intermedio puede quedar englobado en 
cualquiera de los dos tipos de entrenamiento y supone una capacidad intermedia entre el alto 
rendimiento y los niveles adecuados de condición física para estar en salud (Amercian College of 
Sports Medicine –ACSM -, 1998a). Será la condición física relacionada con la salud la que interese 
desarrollar en el ámbito educativo (Delgado, 1997). Atendiendo a lo expuesto por nosotros en 
Delgado y Tercedor (2002), las capacidades físicas que componen los polos más distantes de dichos 
modelos son las siguientes (tabla 2): 
 
Tabla 2. Componentes de la condición física relacionados con el rendimiento motor o con la salud 
 
Componentes o 
capacidades 
Condición física 
relacionada con la salud 
Condición física 
relacionada con el 
rendimiento motor o 
condición motriz 
Resistencia: 
• Aeróbica o 
cardiorrespiratoria 
• Anaeróbica aláctica 
• Anaeróbica láctica 
 
X 
 
? 
 
X 
 
X 
X 
Fuerza: 
• Máxima 
• Explosiva 
• Resistencia muscular 
 
 
 
X 
 
X 
X 
X 
Velocidad: 
• Tiempo de reacción 
• Velocidad gestual o 
rapidez de 
movimiento 
• Velocidad de 
desplazamiento 
 
 
? 
? 
 
X 
X 
 
X 
Amplitud de movimiento 
(flexibilidad): 
Movilidad articular 
Elasticidad muscular 
Elongación tejidos blandos 
 
 
X 
X 
 
 
X 
X 
X 
Capacidades coordinativas ? X 
Composición corporal X X 
 
Las capacidades marcadas con X se consideran que forman parte de dicho modelo; en cuanto a 
las que aparecen con interrogantes, es que existe controversia en cuanto a su inclusión o no; y las que 
aparecen en blanco es que no se consideran como capacidades necesarias. 
 
 
Atendiendo a esta situación en la que nos encontramos en la actualidad, y considerando el 
discurso desarrollado en el artículo y el libro previamente citados, se puede plantear una serie de 
reflexiones, tanto en lo referente a la propia conceptualización, como al desarrollo que se hace en los 
Diseños Curriculares respecto al contenido de condición física: 
 
1. Se ha descrito en la literatura especializada que los componentes de la condición física para la 
salud son la resistencia cardiorrespiratoria, flexibilidad, fuerza y resistencia muscular, y 
composición corporal (Pate, 1988; ACSM, 1990, 1998ª). La velocidad, generalmente, queda 
excluida de los componentes de CFS, dado que es una característica que es necesaria 
fundamentalmente con fines de rendimiento (Cometti, 1988), cuando la persona requiere de la 
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realización de movimientos o desplazamientos la mayor rapidez posible. A pesar de ello, no se 
puede dudar de que el tiempo de reacción y la rapidez de movimiento son características que 
identifican un adecuado estado del sistema nervioso, base de la competencia motriz de una 
persona. Por ello, consideramos que debería formar parte de un acondicionamiento físico 
orientado a la salud, aunque reconocemos la dificultad práctica que condiciona su introducción 
dentro de un programa autogestionado. Ello es debido a la dificultad implícita de su posibilidad 
de desarrollo (entrenamiento muy metódico), así como por estar condicionada en gran medida 
por componentes genéticos. 
 
2. La resistencia aeróbica es necesaria porque ocasiona una mejora cardiovascular y respiratoria, 
así como metabólica (ACSM, 1998a), todo lo cual repercute en que la actividad cotidiana o la 
práctica físico-deportiva del niño se vuelva más económica, evitando la fatiga y, por tanto, 
reduciendo o anulando la aparición de accidentes, lesiones y enfermedades. Existe un gran 
número de estudios que analizan la actividad física o la condición física como factor que 
repercute en el riesgo de enfermedad coronaria (ACSM, 1994). 
 
3. La mejora de la movilidad articular y la elasticidad muscular es necesaria por el efecto 
preventivo y rehabilitador sobre las lesiones que ocasiona la práctica fisico-deportiva (Caramia 
y Rossi, 1990), por incrementar la eficacia de los gestos deportivos y porque permite un mejor 
conocimiento corporal y control postural (Hahn, 1988). 
 
4. La fuerza tiene su importancia, dado que permite que el alumnado tenga un buen tono 
muscular general y mantenga adecuadamente la fuerza de la musculatura de sostén del 
esqueleto, evitando de esta manera muchos de los problemas posturales actuales (American 
Academy of Pediatrics Committes on Sports Medicine, 1990; Marcos, 1989b; 2000b). 
Asimismo, como se verá posteriormente, condiciona una mejor composición corporal, con 
mayor porcentaje de masa libre de grasa, y una incrementada densidad mineral ósea (ACSM, 
1983, 1994). Por su parte, el alto riesgo que supone hacer esfuerzos máximos o explosivos 
desaconseja su utilización sistemática en la labor educativa, y con precauciones en el ámbito 
del entrenamiento deportivo. 
 
5. La realización de actividad física para actuar favorablemente sobre la composición corporal 
debe estar dirigida a disminuir el porcentaje de grasa corporal (y evitar su inadecuada 
distribución) y aumentar el porcentaje de masa muscular, con el fin de que el organismo esté 
en un mejor estado de salud, haciendo posible además que se obtengan mayores rendimientos 
deportivos. La composición corporal es un tema de trabajo que viene recogido en el Decreto en 
contenidos conceptuales y actitudinales y que debe ser considerado bajo el prisma de la 
aceptación del cuerpo real frente al cuerpo ideal. 
 
6. Aunque el tiempo de reacción y la rapidez de movimiento tiene su fase sensible o período 
crítico de entrenamiento en edades de 8 a 12 años (Baur, 1991; Martin, 1982), el trabajo de 
velocidad de movimientos cíclicos o velocidad de desplazamiento debe tener en cuenta una 
serie de consideraciones importantes para hacerlo más saludable: 
 
• Adecuado calentamiento antes de realizarlo. 
• Hacer predominante el trabajo anaeróbico aláctico (Cale y Harris, 1993), evitandoel 
trabajo sistemático de la resistencia a la velocidad cíclica o de desplazamiento, dado que 
ésta supone un trabajo anaeróbico láctico. 
 
7. La no inclusión de las capacidades coordinativas dentro de los componentes relacionadas con 
la salud, aunque en cierta medida es lógica, dado que suele ir encaminada a la mejora de la 
habilidad o destreza para ejecutar movimientos o gestos, nos parece insuficiente, 
principalmente por dos razones: 
 
a) En etapas educativas es fundamental su desarrollo, dado que en estas fases evolutivas es 
cuando el ser humano tiene su tasa más alta de poder aprender desde el punto de vista 
motor y sería improcedente no aprovecharlo (Ruiz Pérez y Sánchez Bañuelos, 1997). 
b) Existen componentes de las capacidades coordinativas que creemos muy necesarios en el 
desarrollo de la condición física orientada a la salud, entre los que destacamos el 
conocimiento del propio cuerpo (imagen corporal, esquema corporal, etc.), la relajación 
como capacidad para contrarrestar la tonicidad provocada por las situaciones cotidianas de 
más o menos estrés (Pérez Samaniego, 1999), así como el equilibrio, sobre todo a medida 
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que pasan los años y se pierde en gran proporción, siendo causa de caídas frecuentes y de 
gran coste económico (ACSM, 1998b). 
 
Posteriormente retomaremos la forma de llevar a cabo el desarrollo de la condición física 
orientada a la salud, dado que la misma va a ser utilizada como el elemento que va a permitir 
planificar el trabajo con el alumnado, primero realizándose la unidad didáctica donde aprendan los 
fundamentos para poder diseñarse un programa de acondicionamiento propio y, posteriormente, 
para llevarlo a cabo de forma autónoma, aunque ayudado y supervisado parcialmente por el 
profesor/a. 
 
SALUD. Condición humana con dimensión física, psicológica y social, que se estructura en un 
continuo que va desde el extremo positivo, en el que se entiende la salud como capacidad de 
disfrutar, resistir desavenencias, y no sólo como ausencia de enfermedad, y un polo negativo, en el 
que la salud se entiende como enfermedad y, en su nivel máximo, como ausencia absoluta de la 
misma o mortalidad (Bouchard y cols., 1990). Gráficamente lo representamos en la figura 2. 
 
Figura 2. Concepto de salud en el continuo enfermedad–bienestar 
 
 
BIENESTAR 
ENFERMEDAD 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como se aprecia en esta conceptualización, partiendo de la definición establecida por la 
Organización Mundial para la Salud (1948) en su constitución, que entiende este término como el 
completo estado de bienestar físico, psíquico y social, en ausencia de enfermedad, la forma de 
entender este término ha sido enriquecida. Así, dentro del contexto de la promoción de la salud, ésta 
ha sido considerada (Glosario de Promoción de la Salud. O.M.S., 1998; Ministerio de Sanidad y 
Consumo, 1999: 11) no como un estado abstracto, sino como un medio para llegar a un fin, como un 
recurso que permite a las personas llevar una vida individual, social y económicamente productiva. Por 
ello, en la Carta de Ottawa de 1986, la salud fue considerada ya como un recurso para la vida diaria, 
no el objetivo de la vida. Se trata de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales y 
personales, así como las aptitudes físicas. Para su consecución se hace necesario una serie de 
prerrequisitos que incluyen la paz, adecuados recursos económicos y alimenticios, vivienda, un 
ecosistema estable y un uso sostenible de los recursos. El reconocimiento de estos prerrequisitos pone 
de manifiesto la estrecha relación que existe entre las condiciones sociales y económicas, el entorno 
físico, los estilos de vida individuales y la salud. Todo ello debe hacernos comprender el sentido 
holístico de la salud. 
 
3 MODELOS DE EDUCACIÓN FÍSICA ORIENTADA A LA SALUD (EFS) 
 
El docente de Educación Física y/o Deportiva, o todo agente educativo que intente utilizar la 
actividad física como instrumento de formación, debería conocer los diferentes modelos que explican 
la relación entre actividad física y salud, que son médico, psico-educativo y sociocrítico (Devis y 
Peiró, 1992, Peiró y Devís, 1995), dado que los presupuestos de cada uno de ellos condicionan una 
forma de entender la salud, la relación entre ésta y la actividad física, así como la labor docente y el 
proceso de aprendizaje del alumnado. En la siguiente tabla se exponen dichos modelos. 
 
Tabla 3. Modelos de Educación Física orientada a la salud 
 
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 MODELO 
MÉDICO 
MODELO 
PSICO –
EDUCATIVO 
MODELO 
SOCIO-CRÍTICO 
FUNDAMENTACIÓ
N CIENTÍFICA 
Ciencias 
Biomédicas: 
Anatomía, 
Fisiología y 
Biomecánica del 
movimiento 
humano 
Ciencias 
Psicológicas: 
Psicología 
cognitiva y 
deportiva. 
Ciencias sociales: 
Sociología crítica y 
de la Educación 
Física; Psicología 
Social. 
CARACTERIZACIÓ
N DE LA 
EDUCACIÓN 
FÍSICA Y SALUD 
Funcionamiento 
del cuerpo y 
efectos del 
ejercicio físico 
sobre el mismo 
Estilo personal de 
vida, bienestar 
personal 
Crítica social e 
ideológica 
ORIENTACIÓN 
PEDAGÓGICA 
Pedagogía 
utilitaria 
Pedagogía liberal Pedagogía crítica 
DIRECCIÓN Y 
PROPÓSITOS DE 
LA ENSEÑANZA 
Hábitos y 
mecánica de 
movimientos: 
asume que la 
información puede 
producir un 
cambio de 
conducta 
Toma informada 
de decisiones, 
pone el énfasis en 
la motivación y el 
desarrollo de los 
conceptos (auto-
estima, auto-
reponsabilidad, 
auto-control, auto-
realización o 
actualización) para 
el cambio de 
conducta 
Concienciación 
crítica como punto 
de partida para la 
transformación y 
el cambio social: 
proceso de 
capacitación 
(emporwerment) 
personal y grupal 
dirigido a la 
emancipación. 
VISIÓN DE LA 
SALUD 
Salud como 
ausencia de 
enfermedad: 
custodia médica, 
prevención 
ortodoxa y 
rehabilitación 
Salud como 
responsabilidad 
individual: elección 
y cambio 
individual de estilo 
de vida 
Salud como 
construcción 
social: acción 
individual y 
colectiva para 
crear ambientes 
saludables. 
 
Tomado de J. Devís y C. Peiró. 1992a. Ejercicio físico y salud en el currículum de la educación física. 
En J. Devís, C. Peiró (edit). Nuevas perspectivas curriculares en EF: la salud y los juegos 
modificados. Barcelona: INDE, pág. 37. 
 
Como bien nos indican estos mismos autores (Devís y Peiró, 1995, Devís y cols., 1998, Peiró 
y Devís, 1995), estos modelos tienen una serie de aportaciones y limitaciones fundamentales, que se 
deben de conocer para desarrollar de forma adecuada la programación de aula y poder sacar el 
máximo provecho a la Unidad Didáctica que se propone en este trabajo. De forma resumida éstas 
son: 
 
© Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 
Actividad Física: Hábito para la Salud 
Manuel Delgado Fernández 
Tabla 4. Aportaciones y limitaciones de los modelos de Educación Física orientada a la salud 
 
MODELOS APORTACIONES LIMITACIONES 
MÉDICO 
1. Reajuste y reorientación 
de los componentes de 
condición física. 
2. Realización segura y 
efectiva de los ejercicios. 
3. Identificación de las 
variables de un programa 
de actividad física y salud. 
4. Las aportaciones se 
quedan para el 
profesorado. 
• Desarrollo de la condición 
física vinculada al 
rendimiento. 
• Falta de aprendizaje 
significativo de la práctica. 
• Asume que la repetición de 
los ejercicios que dice el 
profesor produce cambios 
de conducta en el 
alumnado. 
• Olvida aspectos 
psicosociales y 
experienciales. 
PSICOEDUCATI
VO 
1. Amplia gama de 
actividades y experiencia 
satisfactoria. 
2. Acceso del alumnado al 
conocimiento teórico y 
práctico básico que le 
permita tomar decisiones 
informadas y desarrollar 
un programa de actividad 
física y salud con la ayuda 
del profesor. 
3. Materiales curriculares. 
• Excesivo énfasis en el 
individuo. 
• Clasesteóricas. 
• Olvida los condicionantes 
sociales, económicos y 
culturales. 
• Llega a culpabilizar a quien 
no hace ejercicio, no sigue 
la moda deportiva o no se 
ajusta a los cánones de 
actividad y forma física. 
SOCIOCRÍTICO 
Favorecer la conciencia crítica 
en el alumnado; Analizar la 
salud y actividad física dentro 
de un contexto social y cultural 
amplio. 
Capacitarlos para la reflexión 
crítica y el cambio social. 
Reflexión, discusión y 
materiales críticos. 
• Negar la capacidad de 
elección individual. 
• Centrarse exclusiva o 
exageradamente en la 
discusión y las clases 
teóricas. 
 
Modificado formalmente de J. Devís, C. Peiró. 1995. La salud en la enseñanza de la educación física. 
Una experiencia escolar. En: P.L. Rodríguez, J.A. Moreno (Comps.). La educación física en el 
currículum de primaria. Murcia: Universidad de Murcia, pág. 68. 
 
 Desde una posición ecléctica, tal y como indican estos autores, se pueden recoger las 
siguientes aportaciones de cada uno de dichos modelos: 
 
a) Médico: realización de actividades y ejercicios seguros y correctos. 
b) Psico-educativo: cambio de conducta individual que la persona pueda aplicar en todas las 
situaciones de su vida, desarrollando un estilo de vida físicamente activo. Dicho estilo de vida 
podrá actuar de factor preventivo en la aparición de enfermedades biológicas, psicológicas o 
sociales. 
c) Socio-crítico: importancia de la actividad física como estilo de vida saludable en una cultura 
física consumista. En este sentido, una análisis de la realidad social de la práctica físico-
deportiva debería llevar al docente y al alumnado a tomar medidas de seguridad ante 
diferentes prácticas nocivas, que además eliminarían el riesgo (prevención) de problemas de 
salud o pérdida de la calidad de vida. 
 
Estos tres modelos presentan argumentos suficientes como para considerarlos adecuados en 
la promoción de la actividad física orientada hacia la salud. Sin embargo, no se puede afirmar que 
alguno de ellos presente potencialmente mayor posibilidad para la promoción que los otros. De esta 
forma, coincidimos con Devís y Peiró (1992a) en que el planteamiento más oportuno para la 
promoción ha de ser aquel que tienda hacia la integración de los tres anteriores (el planteamiento 
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holístico). El propio sistema educativo español, al plantear los objetivos y contenidos constituyentes 
del currículum, establece una división de los mismos: conceptos, hechos y principios/actitudes, 
valores y normas/procedimientos. Con ello se facilita el tratamiento holístico de cada área en general 
y del área de Educación Física en particular. Más, por añadidura, esta área utiliza el cuerpo y el 
movimiento como auténticos ejes vertebradores de su quehacer. Por tanto, ante esta premisa, 
consideramos que el profesor no debe desestimar ninguno de estos elementos en el marco del 
planteamiento que realice para la promoción de la actividad física orientada hacia la salud. Por último 
destacar, teniendo en cuenta estos modelos y dado que la enseñanza institucional es la única que 
puede conseguir una igualdad de oportunidades para una adecuada formación en educación para la 
salud (EPS), se considera necesario la reestructuración de la asignatura de Educación Física, con el 
fin de que no se produzcan incoherencias y contradicciones teórico-prácticas y, por tanto, permita a 
la misma conservar toda su funcionalidad orientada a la salud (preventiva, terapéutica-rehabilitadora 
y orientada al bienestar). 
 
4 PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN EN EDUCACIÓN FÍSICA ORIENTADA A LA SALUD 
 
 Haciendo una breve reflexión histórica, se puede descubrir cómo la Educación Física ha 
evolucionado desde un enfoque centrado en el rendimiento hasta la perspectiva actual que tiende 
más hacia la salud. Como en cualquier ámbito social, este cambio se viene produciendo con los 
esperados altibajos, retrocesos e incluso detractores del mismo. Las propuestas de intervención, 
junto con los principios y directrices que se presentan a continuación, son la guía para elaborar la 
Unidad Didáctica, y pretenden establecer una serie de sugerencias cuyo cumplimiento puede facilitar 
que el alumnado alcance un hábito de práctica de actividad física regular y saludable. 
 
La aún reciente preocupación por los temas de salud desde el área de Educación Física de 
una manera concreta, con el fin de convertirla en eje del desarrollo curricular en esta área, 
condiciona que en la actualidad nos encontremos diseñando, poniendo en práctica y, ocasionalmente, 
evaluando, propuestas suficientemente desarrolladas de EFS. Obviando un análisis de las propuestas 
realizadas en otras partes del mundo (para ello véase Delgado y Tercedor, 2002 y Devís y Peiró, 
2001), consideramos de interés referir las aportaciones de diferentes autores españoles. 
 
Devís y Peiró, junto con otros autores (Devís y Peiró, 1992a; Peiró y Devís, 1993ª,b, Devís y 
cols., 1998, Devís y cols., 2000), desde finales de los años 80 comenzaron a analizar las 
implicaciones del tratamiento de la salud en el currículum escolar, fundamentalmente de Secundaria 
y Bachillerato, proponiendo diferentes formas de intervención, entre las que destacan la 
reconceptualización de las relaciones entre actividad física y salud, la elaboración de programas 
individuales por parte de los alumnos, tomando como eje el tratamiento de la actividad aeróbica 
como promotora de salud, así como el análisis de los ejercicios contraindicados en la práctica de 
actividad física y el desarrollo de materiales curriculares respondiendo a los diferentes modelos de 
EFS. Más recientemente, el trabajo de Pérez Samaniego (1999), aunque ubicado en la enseñanza 
universitaria, ha desarrollado propuestas de intervención para la modificación de actitudes orientadas 
a la salud, utilizando metodologías como la elaboración de programa individuales, el puzzle de 
Aronson, la fotopalabra, el análisis de contenidos de textos, etc. En la línea de creación de 
programas individuales orientados a la salud con alumnos de Bachillerato, aunque por autores no 
relacionados directamente con los anteriores, se encuentra el trabajo de Pérez Redondo y 
Stangegaard (2000). 
 
Fraile y cols. en 1996 dan a conocer un documento elaborado por un seminario permanente 
de trabajo que aborda el tratamiento de la salud en Primaria, en el cual se reconceptualiza el término 
de salud en el currículum de esta etapa educativa, se modifican los objetivos del Diseño Curricular 
para que vayan orientados a la salud y se plantean unas directrices de intervención didáctica y 
evaluación; asimismo, se hace una propuesta específica de programación en unidades didácticas y 
sesiones, para el desarrollo de todos los tipos de contenidos (conceptual, procedimental y 
actitudinal). 
 
Por otra parte, no nos gustaría olvidar las propuestas realizadas por diferentes autores en 
diferentes publicaciones de carácter práctico, realizadas en libros del profesor y libros o cuadernos 
del alumno, así como las presentadas en Congresos o Jornadas, en las cuales se establecen 
programaciones de aula, unidades didácticas y sesiones concretas para el trabajo de la salud en el 
currículum de la Educación Física escolar. Pero dado que en éstas no se aprecia que hayan tenido un 
proceso de evaluación, hemos optado por no detallarlas en la presente fundamentación, aunque 
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pueden ser de gran ayuda para la puesta en práctica de una EFS y complementar enormemente la 
Unidad Didáctica que se presenta en este trabajo. 
 
Por último, el que suscribe y otros autores hemos venido desarrollando un modelo teórico-
práctico que ha tomado como eje los propios contenidos establecidos en los diseños curriculares, y 
que hemos ido enriqueciendo teóricamente con el paso del tiempo (Delgado, 1994; 1996;Delgado y 
Tercedor, 1998; Delgado, 1999a-b; 2001), además de evaluando parcialmente en diferentes 
trabajos, para alumnos de diferentes etapas educativas. Entre estos estudios se pueden destacar la 
intervención práctica mediante un programa de toma de conciencia, fortalecimiento y estiramiento 
muscular para la alineación del raquis y la cortedad isquiosural en Primaria y Secundaria, de 
Rodríguez García (1998); la evaluación del nivel de actividad física, junto con la propuesta de un 
índice que la define y su relación con los niveles de condición física de niños de 10 años de edad, de 
Tercedor (1998); la relación entre el nivel de actividad física, condición física y otros hábitos de vida 
en alumnos de Primaria y Secundaria, de Casimiro (1999); y la puesta en práctica, con evaluaciones 
parciales, de un modelo de EFS en las diferentes etapas educativas (trabajos inéditos con otros 
autores, como Santaella y Pérez López), así como una propuesta de intervención con alumnos 
universitarios siguiendo el modelo de Pérez Samaniego (1999) para el cambio de actitudes 
orientadas a la salud. 
 
En otro sentido, no debe olvidarse que todo trabajo de EPS es un trabajo interdisciplinar, y 
en este caso la familia juega un papel vital (Junta de Andalucía, 1986, 1990), de tal manera que uno 
de los primeros objetivos a conseguir es hacer comprender, fundamentalmente, a madres y padres 
qué es lo que se pretende con la práctica de actividad físico-deportiva que va a realizar su hijo/a, 
para que ellos mismos sean conscientes de que la finalidad fundamental no es el rendimiento, sino la 
formación, y que dicha formación pasa por la consolidación de una serie de hábitos de vida 
saludables en los cuales ellos tienen una gran responsabilidad. En este sentido, las propuestas que 
se han venido realizando desde diferentes comunidades autónomas para el desarrollo de la EPS en 
los centros escolares, tales como las que se acaban de citar para Andalucía, han sido tenidas muy en 
cuenta en la siguiente propuesta de EFS. 
 
 De manera resumida esta propuesta se esquematiza de la tabla 5. 
 
Tabla 5. Propuesta de contenidos de Educación Física orientada a la salud 
 
CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN FÍSICA ORIENTADA A LA SALUD 
CREACIÓN DE HÁBITOS 
SALUDABLES 
DESARROLLO DE LA 
CONDICIÓN BIOLÓGICA 
CORRECTA UTILIZACIÓN 
DE ESPACIOS Y 
MATERIALES 
• Hábitos de 
esfuerzo físico. 
• Higiene corporal. 
• Educación 
postural. 
• Hábitos 
alimenticios. 
• Prevención de 
accidentes y 
aplicación de 
primeros auxilios. 
• Valoración del 
estado de salud y 
de condición 
física: 
adaptaciones 
curriculares. 
• Desarrollo de la 
condición física 
orientada a la 
salud. 
• Análisis de 
espacios. 
• Análisis y 
adecuada 
utilización de 
materiales. 
• Adecuada 
utilización de 
vestimenta y 
calzado 
deportivos. 
 
Remitiendo al lector a otras publicaciones donde se presenta la evolución que ha ido teniendo 
la siguiente propuesta (Delgado, 1994; 1996; 1999a-c; 2001; Delgado y Tercedor, 1998) y 
principalmente a la obra donde se recoge todo lo realizado hasta el momento y que está sirviendo de 
guía para desarrollar la presente fundamentación (Delgado y Tercedor, 2002), se exponen a 
continuación de forma sintética los contenidos básicos de cada bloque de trabajo, con algunas de las 
finalidades que guían su desarrollo. Pero antes deseamos clarificar la forma de llevar a cabo la 
Unidad Didáctica considerando esta propuesta. En principio tener en cuenta que el objetivo de la 
misma es que el alumnado llegue a ser capaz de diseñar un programa de acondicionamiento físico a 
partir de la fundamentación impartida desde la Unidad Didáctica que se presenta. Para ello, una vez 
finalizada la misma, se llevará a cabo una enseñanza por contrato, donde cada alumno se 
comprometerá a desarrollar su programa, realizando parte de él fuera del horario escolar, mientras 
que el profesorado se encargará de ayudar y supervisar la realización del mismo. La Unidad Didáctica 
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girará en torno a cómo planificar el trabajo de condición física orientada a la salud (segundo bloque 
de la propuesta). Alrededor de dicho enfoque se establecen otros criterios para conseguir una 
práctica física saludable (bloques primero y tercero), además de que sea promotora de otros hábitos 
de vida (bloque primero). Para ampliar la información que aquí se facilita, el lector podrá remitirse a 
obras más especializadas para algunas de las temáticas tratadas, pudiendo servir de orientación 
nuestras obras ya citadas (Delgado y Tercedor, 2002 para una visión global de educación para la 
salud desde la Educación Física, y Delgado y cols., 1997 o 1999 –en segunda edición- para las 
temáticas más específicas de condición física y alimentación). 
 
A) Creación de hábitos saludables: 
 
1. Hábitos de trabajo durante una sesión. 
 
a. Estructuración lógica de la sesión de clase o entrenamiento. Antes de la sesión el profesor 
debe conocer en profundidad los riesgos inherentes de cada actividad y cómo pueden 
minimizarse; las progresiones didácticas; las ayudas manuales o modificación de la situación; 
y respetar las diferencias individuales. Durante la sesión el trabajo debe ser estructurado en 
parte inicial, con calentamiento (véase más adelante el apartado de “sesión integrada de 
acondicionamiento físico”), parte principal y parte final con vuelta a la calma (en ésta última 
somos partidarios de llevar a cabo debates y trabajos reflexivos, principalmente a través del 
cuaderno del alumno, tal y como puede apreciarse en la propuesta de actividades de la Unidad 
Didáctica). 
 
b. Evitar la realización de ejercicios potencialmente negativos para la salud, es decir, ejercicios 
contraindicados o desaconsejados con los que el cuerpo en general, o partes del cuerpo en 
particular, se muevan de manera forzada, condicionando una acción articular desaconsejada 
(Devís y Peiró, 1992; López Miñarro, 2000), tales como hiperflexión de rodillas, hiperextensión 
de tronco, flexión completa de cadera y combinada con flexión de tronco y circunducción de 
cuello. Este bloque de contenidos está en íntima relación con el desarrollo saludable de la 
condición física, lo cual puede ser apreciado, asimismo, en la propuesta de tareas. 
 
c. Conseguir un horario adecuado para las clases, atendiendo a las condiciones climatológicas 
y la necesidad del aseo postejercicio, para no incurrir, en este último caso, en problemas de 
falta de higiene cuando el alumnado continua su horario escolar. 
 
d. Educar adecuadamente la respiración, por el efecto economizador y de relajación que tiene 
dicha función fisiológica. 
 
2. Higiene corporal: 
 
La higiene corporal se presenta como un contenido curricular imprescindible a desarrollar en 
la educación para la vida. Un trabajo en colaboración con la familia debe incluir el cuidado 
corporal de piel, manos, pies, cabellos, ojos, nariz, genitales y buco-dental (Junta de Andalucía, 
1990). Normas mínimas de higiene corporal en cualquier tipo de sesión de práctica física serían: 
cambiar de ropa interior y de la deportiva a la de calle, lavado de las diferentes partes del cuerpo 
con especial incidencia en manos, pies y zona genital, y cambio del calzado deportivo por 
calzado normal (De la Cruz, 1989). En casa habría que cuidar la higiene bucal por ser causa de 
las caries, así como de algunas lesiones deportivas. 
 
3. Higiene y actitud postural: 
 
Basada en adopción de posturas saludables, evitando las potencialmente peligrosas, la 
actividad física y deportiva juega un papel fundamental en su prevención. Mediante un adecuado 
trabajo de elasticidad, fundamentalmente de la musculatura isquiosural, psoas-iliaco y 
paravertebral, así como con el trabajo de fortalecimiento muscular abdominal y, en los casos 
pertinentes, lumbar, y, por su puesto, con la mejora de la conciencia corporal (Canto y Jiménez, 
1998; Rodríguez García,1998), el alumno puede evitar la aparición y evolución natural de 
deformaciones del raquis. Adquiere capital importancia el trabajo de concienciación que debería 
llevar al alumnado a aprender una serie de criterios muy básicos para poder analizar su propia 
postura y la de los demás. Pongamos por caso la alineación de hombros y caderas, la colocación 
de rodillas y el apoyo de los pies, entre otros. Además, se requiere una adecuada educación en 
higiene postural, evitando esfuerzos que potencien posturas inadecuadas (Aguado, 1995). En ello 
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puede influir notablemente el tipo de material utilizado, como es el caso de las mesas y sillas no 
adaptadas en tamaño a las necesidades del alumnado en cada etapa evolutiva. Asimismo, no 
deben olvidarse los casos de inadecuada actitud postural por problemas psicológicos (no 
aceptación de la imagen corporal). 
 
4. Hábitos alimenticios: 
 
Tratándose de una temática de una relevancia social cada vez más importante y dada la 
complejidad de su tratamiento, en la presente fundamentación sólo se expondrán las ideas 
principales para su desarrollo, principalmente en su relación con la actividad física. En este 
sentido, pensamos que sería crucial trabajar los siguientes contenidos conceptuales y 
actitudinales desde el propio procedimiento motor de la práctica física, como queda reflejado en 
las actividades de las sesiones “Somos lo que comemos” o “Hidratación”: 
 
• Hidratación continuada, por ser causa de lesión y enfermedad grave, y por los problemas 
termorreguladores que tiene el niño, máxime cuando dicha práctica se realiza 
frecuentemente en lugares cerrados en los que se produce una gran pérdida de agua por la 
sudoración. Por tanto, a esta premisa de índole dietética hay que unirle una consideración de 
tipo instrumental: el tipo de instalación deportiva, que en caso de ser cubierta debería 
disponer de los elementos necesarios para una correcta ventilación y refrigeración, y, en 
sentido contrario, calefacción ante temperaturas bajas. Todo ello sin olvidar el uso de una 
adecuada vestimenta en concordancia con las situaciones ambientales, considerando que 
ante frío ambiental es necesario llevar abrigadas, sobre todo, las partes distales donde la 
circulación sanguínea es inferior (tales como pies y manos, y a nivel de la cara, orejas, nariz 
y frente). Asimismo, es preferible llevar varias prendas de vestir finas que una única gruesa. 
 
• Cuidado del balance energético y el aporte de nutrientes esenciales (aminoácidos esenciales, 
ácido linoléico, vitaminas y minerales), para no repercutir en los procesos de crecimiento y 
maduración, así como para no limitar la realización de ejercicio físico por procesos de 
hipoglucemia o por inadecuada producción del metabolismo energético. Ha de recordarse 
que, desde el punto de vista estructural, el aporte de aminoácidos y ácidos grasos esenciales 
y de vitaminas anabólicas son imprescindible para el adecuado crecimiento del ser humano, 
así como el papel tan importante que tienen los micronutrientes en el metabolismo 
energético y, por tanto, en la capacidad para realizar esfuerzos físicos. 
 
• Evitar alimentos ricos en calorías vacías, dado que en este hábito alimenticio se halla la 
principal causa de sobrepeso y obesidad, dado que el abuso de los mismos condiciona dietas 
hipercalóricas. Por otra parte, al no disponer los mismos de micronutrientes y ser necesarios 
éstos para su metabolización, condicionan la aparición de déficits nutricionales, 
fundamentalmente del complejo vitamínico B, con las consiguientes consecuencias en los 
procesos de crecimiento y maduración. 
 
• Evitar la ingestión excesiva de proteínas (principalmente de origen animal) y grasas 
saturadas, para prevenir el aumento de colesterol en sangre con el consiguiente desarrollo 
de ateroma y, por tanto, la aparición de enfermedades cardiovasculares en edades 
posteriores. Asimismo, debido al alto aporte calórico de las grasas, el abuso de las mismas 
puede condicionar ganancia de peso y obesidad. Por otra parte, la elevada ingestión de 
proteínas, a pesar de que las mismas tienen una importancia capital en el crecimiento del 
niño y adolescente, puede tener efectos indeseables sobre la salud y la capacidad para 
desarrollar trabajo físico, tales como deshidratación, desmineralización, sobrecarga hepática 
y renal, entre otros. 
 
• Potenciar el consumo de alimentos crudos, con el fin de conseguir un adecuado aporte de 
vitaminas hidrosolubles (B y C), minerales y fibra, base de un adecuado funcionamiento 
corporal y necesario para el crecimiento y desarrollo en etapas evolutivas, así como clave 
para prevenir el estreñimiento. A ello hay que unirle las funciones antioxidantes que tienen 
los mismos, tan importantes para compensar los procesos de oxidación condicionados por la 
práctica de actividad física, así como para prevenir los procesos de envejecimiento celular. 
 
• Evitar ingerir drogas legalizadas (alcohol, tabaco y algunos medicamentos) y, por supuesto, 
las no legalizadas, para lo cual se requiere utilizar no conductas de prohibición, sino de 
adecuados modelos a imitar y de información, además de la adquisición de actitudes 
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positivas hacia otras conductas alternativas igual de gratificantes o más (Mendoza y cols., 
1994). Asimismo, el profesional de la actividad física y el deporte debe hacer reflexionar a 
sus alumnos de que muchos de los patrocinadores de los eventos deportivos son 
multinacionales de dichas drogas (póngase, por caso, las de alcohol o tabaco), y que no por 
ello debe establecerse una relación positiva entre el rendimiento deportivo y el consumo de 
las mismas, que es lo que en gran medida pueden buscar dichas entidades. 
 
• Crear una actitud crítica hacia los patrones consumistas de nuestra sociedad, 
fundamentalmente en lo referente a la comida rápida y los suplementos alimentarios, tanto 
en la vida normal como en la práctica de ejercicio físico y entrenamiento. No debe obviarse el 
continuo incremento que se está produciendo del consumo de dichos suplementos, no sólo 
en el deporte profesional, sino en la práctica físico-deportiva de base y de recreación, como 
consecuencia del alto poder persuasivo que ejercen los medios de comunicación. Por otra 
parte, no debe olvidarse la ingente propaganda que cada día nos vende un cuerpo 
estéticamente perfecto, mediante el consumo de alguna píldora o producto con “poderes 
mágicos”, con las consecuencias tan negativas que ello reporta sobre la salud psicológica de 
la población (y, por tanto, sobre el resto de los componentes de la salud), sobre todo 
condicionando conductas de anorexia y bulimia en adolescentes (Toro, 1996), u obsesión por 
la práctica de actividad física para conseguir un cuerpo musculoso (alteración que se está 
comenzando a denominar “vigorexia”). En su conjunto, debe educarse a la persona a que sea 
crítica con el salutismo, entendido el mismo como el conjunto de creencias, valores y 
prácticas sociales que conforman una conciencia falsa o limitada sobre el verdadero concepto 
de salud (Devís y cols., 2000). Además habría que intentar recuperar la cocina tradicional, 
tan rica en un país como España, así como debería existir una apuesta fuerte por volver al 
comensalismo frente a la comida rápida y/o comida televisiva. 
 
Ante esta panorámica general, y dado que muchos de los mitos de una alimentación 
milagrosa se unen a la práctica de actividad física, el profesional en Educación Física, desde 
cualesquiera de los ámbitos laborales, debe adoptar una actitud de intervención para intentar 
paliar algunos de los problemas que pueden condicionar estos hábitos alimenticios 
insaludables. Casi siempre, esta intervención, al menos en los casos en que se ha dado a 
conocer, ha tenido uncarácter eminentemente informativo, realizándose durante la propia 
práctica de actividad físico-deportiva o a través de charlas puntuales sobre temas específicos. 
En la actualidad, atendiendo a propuestas más globales sobre el tratamiento de la 
alimentación en la escuela, se ha comprobado que este tipo de estrategia tiene un valor muy 
limitado, por lo que proponemos un tratamiento más globalizado como el que se presenta en 
la Unidad Didáctica. 
 
5. Prevención de accidentes, y conocimiento y aplicación de los primeros auxilios básicos: 
 
 El elemento clave para evitar la utilización de estos primeros auxilios es el conocimiento de 
las causas de aparición de un accidente (Junta de Andalucía, 1990). Por ello, el profesorado debe 
conocer y enseñar las causas fundamentales de accidentes en el ámbito escolar y fuera del 
mismo, entre las que destacan muy por encima de las demás las caídas, así como las normas 
básicas de actuación ante las posibles consecuencias (traumatismos, heridas, pérdida de 
conocimiento, etc.) que puedan producirse por las mismas. Para este objetivo, se ha planteado 
en la Unidad la enseñanza del concepto “PAS” (proteger al accidentado, avisar a los servicios 
sanitarios y socorrer a la victima), actuándose desde la simulación, mediante expresión corporal, 
o en casos reales cuando sea pertinente. Por otra parte, existe una serie de circunstancias que 
desaconsejan la práctica de ejercicio físico, al menos intenso, por el aumento de posibilidades de 
padecer accidente o malestar. Entre ellas destacan los momentos de la digestión, el estado de 
fatiga, situaciones de sedentarismo habitual y tras consumo de tabaco. 
 
A través de la creación de estos hábitos saludables de vida condicionados por la práctica de 
actividad física y deportiva, de forma regular y adaptada a las posibilidades e intereses de los 
niños y adolescentes, se posibilita un adecuado cuidado del cuerpo y el desarrollo de la 
autoestima y autonomía, mejorando el estado de bienestar y calidad de vida, así como la 
prevención de enfermedades a corto plazo y en edades posteriores. 
 
B) Desarrollo de la condición biológica (o física): 
 
1. Desarrollo de la condición física orientada a la salud: 
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Eje de la Unidad Didáctica, atendiendo a lo expuesto previamente, este bloque de contenidos 
será tratado más detalladamente con posterioridad. Ahora sólo consideramos necesario indicar 
que, si bien en el adulto están bien descritos los criterios para la recomendación de actividad 
física con el fin de conseguir un desarrollo adecuado de la CFS (American College of Sports 
Medicine, 1998a), en niños y adolescentes sigue sin encontrarse un consenso internacional, 
aunque existen recomendaciones que se toman como referencia, tales como las de Simons-
Morton y cols. (1988), Rowland (1990) y Pangrazzi y cols. (1996), referidas a niños, y las de 
Sallis y Patrick (1994), enfocadas a adolescentes. Generalmente, estas recomendaciones están 
bastante bien detalladas en el caso de la resistencia cardiorrespiratoria, quedando mucho más 
abierta para el desarrollo de la fuerza y resistencia muscular, así como para la amplitud de 
movimientos (Delgado, 1997b; Delgado y cols., 1997). En España, trabajos como los de 
Generelo (1996) y Sierra (1998) han estudiado el compromiso fisiológico de las clases de 
Educación Física, fundamentalmente desde el punto de vista cardiorrespiratorio, y en el mismo 
sentido se ha estudiado en la vida cotidiana del niño (Tercedor, 1998). Ante la falta de estos 
datos, algunos principios generales que debería de cumplir el ejercicio para conseguir estos 
objetivos son: adecuación (respetar las limitaciones físicas y características peculiares de los 
alumnos/as), individualización, progresión, continuidad (como mínimo tres veces por semana) y 
globalidad (de las capacidades físicas, de los grupos musculares y de los sistemas funcionales). 
Asimismo, para que el alumnado se adhiera a la práctica de la actividad ésta debería ser lúdica, 
significativa, con funcionalidad futura y que permita su autonomía (Delgado y Torres, 1998); 
criterios todos ellos tenidos en cuenta a la hora de diseñar la Unidad Didáctica. 
 
2. Evaluación del nivel de aptitud física; indicaciones y contraindicaciones a la práctica de 
actividad física: 
 
 Además de esta recomendación de actividad física para la salud, es necesario conocer en 
profundidad el nivel inicial de condición o aptitud física del niño, unido al estado de salud general, 
así como su evolución (Santonja y Martínez, 1992), para poder determinar las actividades 
indicadas y contraindicadas de los niños que posean alguna alteración del estado de salud, o bien 
para adaptar las actividades a las posibilidades y limitaciones de la persona, atendiendo a su nivel 
de desarrollo de la condición física y de la habilidad motriz. En esta línea de trabajo quedarían 
incluidas todas las adaptaciones curriculares necesarias para los alumnos con necesidades 
educativas especiales, para cuya puesta en práctica disponemos de un texto elaborado a partir de 
un seminario sobre actividad física y salud realizado por Cano y cols., en 1997. 
 
Igualmente y sin olvidar la importancia del componente de composición corporal en la CFS, 
es necesario disponer de índices y parámetros fáciles de evaluar para conocer el estado de salud. 
Entre los muchos existentes, merece ser destacado el índice de masa corporal, que informa de la 
relación entre peso y talla, y la ratio abdomen/cadera, que indica la localización de la acumulación 
de grasa corporal (Hernández, 1993). Todo ello con el fin de que la actividad física que realice el 
niño o adolescente sea enfocada hacia una disminución de la grasa y un aumento de la masa 
muscular y la osificación del esqueleto, para que no aparezcan trastornos en la salud (Delgado y 
cols., 1997), pero sin condicionar una obsesión por el cuidado de la estética corporal, que puede 
conllevar la aparición de enfermedades como la anorexia o bulimia (Toro, 1996). 
 
En su conjunto, este desarrollo de la condición biológica a partir de la evaluación del nivel de 
aptitud física y salud permite un mantenimiento de la funcionalidad corporal de forma adecuada, 
posibilitando la autonomía personal en la práctica de actividad física y en tareas cotidianas que 
requieren de la misma, así como previniendo la aparición de enfermedades hipocinéticas, 
características de las sociedades industriales y tecnológicamente avanzadas. Desde este bloque 
de contenidos se llevará a cabo la propuesta de la Unidad Didáctica, utilizándose los criterios que 
se necesitan conocer para mejorar o mantener la condición física orientada a la salud, como las 
guías sobre las que el alumnado deberá diseñar y llevar a cabo su programa individual de 
acondicionamiento físico-salud. 
 
C) Correcta utilización de espacios y materiales: 
 
1. Análisis crítico sobre el estado de las instalaciones: 
 
La limpieza, ventilación, luz y estado de los materiales, tanto de vestuarios (patios, gimnasio, 
etc.), como de las pistas deportivas, debe ser cuidadosamente analizado. Deben estudiarse 
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detenidamente las irregularidades de las superficies, procurar que no existan objetos dispersos 
por ella (tanto deportivos como no deportivos), así como considerar su grado de deslizamiento-
rozamiento. Igualmente, debe ser evaluada la higiene de las instalaciones (De la Cruz, 1989; 
Junta de Andalucía, 1990; Tercedor, 1994; 2000). 
 
2. Utilización del material adecuado: 
 
El estado del material deportivo, gimnástico y escolar debe ser frecuentemente analizado 
(Junta de Andalucía, 1990), apreciando su nivel de deterioro -astillado, oxidado, adecuada 
sujeción, etc.- y su adecuación a las posibilidades del niño -balones más pequeños y de materialno rígido, puños de raquetas finos, altura de canastas inferior, etc.- (Cruz, 1989; Devís, 1998; 
Tercedor, 1994, 2000). En otro sentido, no debe olvidarse la enseñanza del correcto transporte 
de objetos pesados o livianos que deban ser soportados durante un largo período de tiempo, 
tales como la bolsa de material deportivo o las mochilas escolares, por el perjuicio que ejerce 
sobre la columna su inadecuada ubicación (Cantó y Jiménez, 1998). 
 
En la Unidad Didáctica se ha planteado una carrera de orientación que permita al alumnado 
poder realizar un análisis de los criterios planteados sobre la utilización de instalaciones y 
materiales, para que descubra muchos de los mismos mediante una reflexión crítica. 
 
3. Utilización de una vestimenta deportiva correcta: 
 
Debe analizarse si la ropa (holgada, ligera, adecuada a las condiciones climatológicas, etc.), 
el calzado y los protectores (coderas, rodilleras, cascos, gafas, gorras, etc.) se adecuan o no al 
tipo de actividad física practicada (De la Cruz, 1989; Devís, 1988; Tercedor, 1994). Igualmente, 
deben evitarse objetos metálicos en clase, como anillos, pendientes, pulseras, etc. Además, el 
calzado deportivo no debe ser usado a diario, por las alteraciones que puede producir en la 
bóveda plantar. 
 
El correcto estado y utilización de los espacios y materiales donde el niño o adolescente va a 
llevar a cabo su actividad física se convierte en fuente de prevención de accidentes y, por tanto, 
en fuente de promoción de salud. 
 
En conjunto, esta planificación de contenidos y actividades debería dar como resultado final 
(Delgado, 1994, 1996, 1999a-b; Delgado y Tercedor, 1998, 2002): el placer por el cuidado del 
cuerpo, la valoración de la importancia de un desarrollo físico equilibrado sobre la salud (física, 
psíquica y social) y la aceptación de las posibilidades personales, para evitar riesgos innecesarios 
que dañen la salud. Dado que el tiempo que los niños y adolescentes están practicando actividad 
física en horario escolar es muy pequeño con respecto al total del dedicado a dicha práctica, la 
eficacia de las clases de Educación Física en la etapa de formación debería medirse por la 
capacidad que tengan para motivar e interesar al alumnado a una práctica regular y voluntaria 
de actividad física en su tiempo libre, así como a conseguir una coherencia interna entre el 
enfoque teórico de actividad física para la salud y su puesta en práctica real. Esto lleva a tener 
que hacer compatible una actividad física que permita que la persona disfrute de la misma, pero 
a la vez que exija un nivel de esfuerzo y dificultad que sea significativo para el alumno, y que le 
permita desarrollar su condición física y su nivel de habilidad motriz. En palabras de Sánchez 
Bañuelos (1996:282): 
 
La eficacia de dichas clases (las de educación física) no pueden estar basadas en lo que 
realmente se puede conseguir en las mismas, sino que en gran parte, su utilidad estará 
basada en la capacidad que demuestren para motivar una práctica regular de la actividad 
física de carácter voluntario en el tiempo libre, a la vez que ser capaz de encauzarla hacia un 
tipo de ejercicio físico saludable. 
Para superar ese difícil reto, las clases de Educación Física deben aportar al niño y al 
adolescente dos componentes: por una parte, ... suponer un disfrute, a partir del cual 
desarrolle una actitud favorable...; y por otra parte, las clases deben tener una necesaria 
exigencia, es decir, plantear unos niveles de esfuerzo y dificultad que resulten significativos 
para el alumno, y que le den una sensación de utilidad concreta y aprovechamiento del 
tiempo. 
 
Por tanto, y para concluir este apartados, la labor del profesional en Educación Física y 
Deportiva no debe quedar reducida a su actuación en los centro educativos o escuelas deportivas, 
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sino que debe fomentar, sobre todo, la creación de un hábito de vida activo. Para ello, su quehacer 
ha de ir más encaminado a enseñar al niño o adolescente por qué, cuándo y cómo debe realizar la 
actividad fisico-deportiva -saber hacer-, que a la consecución de objetivos específicos de rendimiento 
-conseguir hacer- (Delgado y Tercedor, 1998), haciendo compatible el disfrute de la misma con un 
nivel de exigencia significativo para el alumno. 
 
5 RECOMENDACIONES DE PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA ORIENTADA A LA CONDICIÓN 
FÍSICA-SALUD 
 
 Dado que no existen unas recomendaciones suficientemente corroboradas a nivel científico 
en adolescentes que nos permitan orientar en los criterios para diseñar un programa de 
acondicionamiento físico orientado a la salud, se exponen a continuación las recomendaciones 
realizadas por el ACSM para adultos en el año 1998a (tabla 6), que recordamos van más dirigidas al 
grado de fitness que al propiamente de salud, respondiendo bastante bien, por tanto, a los ámbitos 
fundamentales de trabajo de los profesionales de ciencias de la actividad física y del deporte. Estas 
recomendaciones son los contenidos conceptuales básicos que habrá que enseñar al alumnado para 
que sea capaz de diseñar su propio programa de acondicionamiento físico. 
 
Tabla 6. Recomendación de práctica de actividad física orientada al desarrollo de la condición física 
relacionada con la salud según el ACSM (1998a) 
 
 Tipo de actividad Frecuencia Duración Intensidad 
Resistencia 
cardio- 
Respiratoria 
Actividad que 
emplee grandes 
grupos musculares; 
continua, rítmica y 
aeróbica. 
3-5 días / 
semana 
20-60 
minutos 
(en 
períodos 
de más de 
10 
minutos). 
55%-65% a 90% 
FC máx. 
40%-50% a 85% 
VO2 Reserva o FC 
Reserva. 
Fuerza y 
resistencia 
muscular 
Entrenamiento con 
cargas de grandes 
grupos musculares. 
2-3 días / 
semana 
Tiempo 
necesario 
para 8-10 
ejercicios. 
8-12 repeticiones 
máximas (RM) 
(10-15 RM en 
sujetos 
desentrenados o 
mayores). 
Amplitud de 
movimiento 
Estiramientos 
musculares y 
movilidad articular 
de grandes grupos 
musculares. 
Técnicas estáticas y 
dinámicas. 
Al menos 
2-3 días / 
semana 
15-30 
segundos 
por 
ejercicio 
con 4 
repeticione
s por grupo 
muscular. 
Sin dolor. 
Composición 
corporal 
Actividad aeróbica 
para controlar peso 
corporal y masa 
grasa. 
Entrenamiento de 
carga para 
mantener peso libre 
de grasa. 
 
 
Tomado de Delgado y Tercedor, 2002. 
 
 Los criterios siguen un modelo que se ha definido con diferentes siglas y que en el presente 
texto vamos a considerar como F.I.D.T. (frecuencia, intensidad, duración y tipo), al que se debe 
adicionar la progresión en el trabajo. Autores como Devís y cols. (2000) introducen también la 
variedad. Antes de indicar sus elementos más relevantes, deben considerarse como premisas 
fundamentales las siguientes: 
 
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• Los efectos del entrenamiento están en relación al estímulo de la carga: mayores efectos a 
mayores cargas, aunque se puede entrar en un nivel de riesgo para cargas elevadas. 
• Necesidad de especificidad de los estímulos, sobre todo en lo referente a las capacidades de 
fuerza y amplitud de movimiento. La resistencia aeróbica, dado que es una capacidad 
eminentemente metabólica, puede ser trabajada de formas muy distintas y válidas. 
 
A continuación se clarifican algunos conceptos sobre los criterios expuestos en la tabla que 
serán necesarios tener en cuenta a la hora de llevar a cabo la Unidad Didáctica. 
 
 1. Resistencia cardio-respiratoria o aeróbica: 
 
Para el desarrollo de esta capacidad física tendría validez cualquier tipo de actividad que 
emplee grandes grupos musculares, que pueda ser mantenida de forma continua y que sea de 
naturaleza rítmica y aeróbica (andar, correr, nadar, montar en bicicleta, bailar, danzar, esquí de 
fondo, saltar a la comba, remar, subir escalones, patinar, juegos de resistencia o combinacionesde 
las anteriores). También han sido incluidas en la Unidad Didáctica actividades en forma de 
entrenamiento rotativo o trabajo interválico en forma de relevos, así como situaciones deportivas 
reducidas o de adversarios. Desde un punto de vista práctico, se pueden establecer dos grandes 
formas de trabajo: 
 
a) Actividades de resistencia cardiorrespiratoria. 
 
Considerando que el criterio de eficacia es el gasto energético total, el tipo de actividad no 
influye notablemente en este tipo de recomendación, salvo por consideraciones psicosociales 
que, por otra parte, nunca deben ser despreciadas, dado que en ellas se puede encontrar la clave 
para la adhesión a los programas (Dishman y Sallis, 1994). Tan sólo el criterio de especificidad 
en cuanto a la musculatura a desarrollar condicionaría un tipo de actividad sobre otra. Por otra 
parte, se ha verificado la utilidad de entrenamiento cruzado (crosstraining) para conseguir 
efectos beneficiosos, evitando la sobrecarga del aparato locomotor por repetir siempre el mismo 
tipo de actividad. Atendiendo a este posible efecto, las actividades físicas se han clasificado 
atendiendo al nivel de riesgo ortopédico que pueden ocasionar (ACSM, 1995b): 
 
• Actividades de bajo impacto. Modifican poco la verticalidad del centro de gravedad, como, 
por ejemplo, caminar, montar en bicicleta, patinar, etc. Si además se realizan sin carga 
externa, son las ideales para empezar un programa. 
• Actividades de alto impacto. Modifican notablemente la verticalidad del centro de gravedad, 
como, por ejemplo, carreras y saltos. Deben utilizarse posteriormente y a ser posible sin 
carga externa. Este tipo debe ser especialmente cuidado en personas mayores con sobrepeso 
o en mujeres desentrenadas. Igualmente, los desplazamientos muy rápidos pueden ser 
perjudiciales, al menos en personas desentrenadas y mayores. 
 
b) Actividades de fuerza y resistencia muscular en circuito: 
 
Utilizado no como única herramienta, sino como un medio más dentro del acondicionamiento 
cardiorrespiratorio, este tipo de actividad puede mejorar de promedio un 6% el VO2 máx., 
incrementándose al 15% si se intercala con pequeñas series de carrera (1-2 minutos). Esta 
mejora añadida a los beneficios que este tipo de trabajo produce sobre la fuerza y resistencia 
muscular, así como sobre la composición corporal, lo convierten en un modo bastante 
recomendable de realizar actividad física orientada a la salud. Rodríguez (1995ª) indica la 
posibilidad de utilizar las actividades físicas cotidianas como una parte fundamental de esta 
recomendación. Así, refiere tres grandes grupos: 
 
• Transporte: subir y bajar escaleras, ir al trabajo o a la escuela a pie o en bicicleta (o en 
patinete), ir caminando a almorzar, comer o cenar, etc. 
• Actividades domésticas: actividades de limpieza, jardinería, bricolaje, otras. 
• Actividades recreativas: excursiones de fin de semana a pie o en bicicleta, pasear por la 
ciudad o por el campo, buscar setas u otros frutos, juegos, bailes, deportes en formas 
jugadas, ir a nadar a la playa, río o piscina. 
 
Asimismo, este autor, siguiendo las recomendaciones del ACSM de 1990 y 1991, expone como 
actividades ideales para iniciar un programa las que permiten mantener constante la intensidad y 
exista poca interindividualidad de gasto energético entre las personas (por ej.: caminar, correr a 
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ritmo lento o moderado, montar en bicicleta, saltar a la comba, etc.); después se pasaría a aquellas 
de intensidad constante pero con variabilidad energética de gasto (por ej.: nadar, esquí de fondo, 
remar, correr a ritmo rápido, subir montañas, etc.), para terminar con actividades de intensidad 
variable y variabilidad de gasto energético (por ej.: bailar, jugar a deportes colectivos, squash, tenis, 
esquí alpino, etc.). 
 
 Respecto a la intensidad del esfuerzo, en la Unidad Didáctica se propone enseñar al 
alumnado su control mediante el concepto de trabajo aeróbico saludable (WAS). Éste se planteará 
persiguiendo que el alumno aprenda a dosificar su esfuerzo por control de la frecuencia cardíaca, 
dado que es el indicador más fácil de utilizar (véanse los otros indicadores utilizables, según la tabla 
7), a pesar de los inconvenientes que podría ocasionar su utilización con adolescentes, como se 
comentará posteriormente. 
 
Tabla 7. Clasificación de la intensidad de la actividad física, basada en actividad física hasta 60 
minutos de duración 
 
 Actividad de resistencia cardiorrespiratoria Ejercicio de 
fuerza 
 Intensidad relativa1 Intensidad absoluta (METs) en 
adultos sanos (edad en años)2 
Intensidad 
relativa3 
Intensi
dad 
VO2
R 
(%) 
FCR 
(%) 
FCMáx 
(%) 
RPE Joven 
(20-
39) 
Edad 
media 
(40-
64) 
Mayor 
(65-
79) 
Muy 
mayor 
(+80 a) 
Contracción 
voluntaria 
máxima (%) 
Muy 
suave 
<20 <35 <10 <2.4 <2.0 <1.6 <1.0 <30 
Suave 20-
39 
35-54 10-11 2.4-
4.7 
2.0-
3.9 
1.6-
3.1 
1.1-1.9 30-49 
Modera
da 
40-
59 
55-69 12-13 4.8-
7.1 
4.0-
5.9 
3.2-
4.7 
2.0-2.9 50-69 
Dura 60-
84 
70-89 14-16 7.2-
10.1 
6.0-
8.4 
4.8-
6.7 
3.0-
4.25 
70-84 
Muy 
dura 
>85 >90 17-19 10.2-
11.9 
>8.5 >6.8 >4.25 >85 
Máxima 100 100 20 12.0 10.0 8.0 5.0 100 
1Valores máximos como medidas tomadas en pruebas máximas en sujetos 
adultos sanos. VO2R = consumo de oxígeno de reserva; FCR = frecuencia 
cardíaca de reserva; FCM = frecuencia cardíaca máxima; RPE = Percepción 
subjetiva del esfuerzo según escala de Borg de 6-20 (Borg, 1982). 
2 Intensidad absoluta (METs) evaluados aproximadamente como valores medios 
para hombres. Para mujeres los valores medios son aproximadamente 1-2 mets 
menor que para ellos. 
3Basada en 8-12 repeticiones para personas por debajo de 50-60 años y 10-15 
repeticiones para personas de 50-65 años y mayores. 
Department of Health and Human Services. Physical activity and health. A report 
of the Surgeon General. Atlanta: U.S. Deparment of Health and Human 
Services, Centers for Disease Control and Prevention, National Center for 
Crhonic Disease Prevention and Health Promotion, 1996. 
 
Tomado de American College of Sports Medicine, 1998. Ob.cit. pág. 978. 
 
La frecuencia cardiaca presenta una relación directa con el consumo de oxígeno para 
esfuerzos continuos y prolongados, rompiéndose dicha linealidad en esfuerzos máximos o 
intermitentes. Dado que la intensidad se establece a partir de un máximo, se hace necesario conocer 
dicha FC máxima (FCmáx). Existen básicamente cuatro formas (Rodríguez, 1995ª): 
 
• Medirla directamente en una prueba de esfuerzo máxima. 
• Medirla al final de un esfuerzo intenso y prolongado (entrenamiento intenso o test de campo). 
• Valorarla mediante una ecuación de predicción. 
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• Estimarla mediante datos normativos de referencia. 
 
Esta última forma es la que tiene mayor aceptación práctica, pero conlleva sus errores, que 
no deben ser despreciados. Así, utilizando la fórmula más extendida por Karvonen, donde FCmáx = 
220-edad (en años), se comete un error medio de 15 lpm (latidos por minuto). Bouzas y Giannichi 
(1998) plantean la necesidad de utilizar la más adecuada, atendiendo fundamentalmente a variables 
de sexo y edad. Respecto a la edad, esta estimación incrementa mucho el error cuando se utiliza con 
niños y adolescentes, dado que los mismos pueden llegar a superar dicho techo de 220 lpm. Algunas 
otras propuestas de fórmulas para predecir la Fcmáx, teniendo en cuenta la edad (aunque no del 
todo validadas en niños y adolescentes), obtenidas a través de curvas de regresión son según los 
autores anteriores: 
 
 Y = 210 – 0.662·(edad) de Bruce. 
 Y = 217 – 0.845·(edad) de Cooper. 
 Y = 226 – edad de Brick para mujeres. 
 Y = 210 – 0.65·(edad) de Jones. 
 
Para calcular la zona de WAS dentro del que debe trabajar cada persona se pueden utilizar