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CENTRO UNIVERSITARIO ADVENTISTA DE SAGUNTO 
FACULTAD ADVENTISTA DE TEOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
APORTACIONES DE LA ÉTICA SITUACIONAL A UN 
REPLANTEAMIENTO DE LA ÉTICA CRISTIANA. 
 
 
 
 
 
 
Trabajo Fin de Máster presentado para la obtención del 
Máster en Teología 
 
 
 
 
 
 
 
Alumno: Diego Calvo Merino 
Director TFM: Dr. Roberto Badenas 
Asesor TFM: Davide Sciarabba 
 
 
 
 
 
 
 
Junio 2015 
 
1 
 
Índice 
Introducción……………………………………………………………..1 
PARTE PRIMERA: ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL 
I. La ética Cristiana frente a la ética situacional………….…………4 
1.1. Consideraciones iniciales: ética y moral..………………………………….......4 
1.2. Ética situacional…………………………………………………….…………...12 
1.3. Fletcher Joseph y T.A Robinson…………………………………….…………..15 
II. Categorías fundamentales contrastadas.……………….………...20 
2.1. Sistemas éticos clásicos…………………………………………………………20 
2.2. Absolutismo y relativismo éticos……………………………………………...27 
2.3. Autonomía y Teonomía moral……………...………………….………………32 
III. Implicaciones éticas………………………………….…………….37 
3.1. El yo responsable………………………………………………….……………..38 
3.2 El Summum bonum………………………………………………….……………41 
3.3 Ética en el ser y en el tiempo……………………………………….……………43 
PARTE SEGUNDA: LA BIBLIA Y LA ÉTICA CRISTIANA 
I. El Antiguo Testamento y la ética cristiana……………………….48 
1.1. Éticas descriptivas del Antiguo Testamento…………………………….……48 
1.2. Dilemas morales…………………………………………………………………55 
1.3. Contrasentidos éticos y teológicos…………………………………………….58
II. El Nuevo Testamento y la Biblia………………………………….62 
2.1. El logos protréptico y el nomos pedagógico………………………………......63 
2.2 Jesús como “Imago Dei”…………………………………………………….…...65 
PARTE TERCERA: LA PRÁCTICA Y LA ÉTICA CRISTIANA 
I. Aplicaciones prácticas de la Ética Cristiana……………………....76 
1.1 La problemática……………………………………………………………….….77 
1.2 Deformación hermenéutica……………………………………………………...81 
1.3 Ética y enfermedad……………………………………………………………….87 
II. Hacia una ética metanómica………………………………………91 
2.1 Teología ética del futuro…………………………………………………………91 
2.2 Crítica del juicio irreflexivo…..…………………………………………………96 
2.3 Consideraciones finales………………………………………………………….98 
Conclusión……………………………………………………………..103 
Bibliografía……………………………………………………….…..107 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
INTRODUCCIÓN 
¿Cómo puede un creyente saber lo que tiene que hacer para proceder 
rectamente y agradar a Dios en todo momento? ¿Cómo actuar, en las 
situaciones concretas de la vida, para que, por una parte, la conciencia se 
sienta realmente liberada de opresiones indebidas, y, por otra parte, eso no 
degenere en un subjetivo desorden moral? Los no creyentes acusan a la moral 
religiosa de estrechez y legalismo. Muchos la ven como una moral opresora y 
anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico desarrollo 
de la persona. La verdad es que quienes se quejan de esas cosas puede que 
tengan buena parte de razón. Por eso se comprende la reacción extrema 
que representó, en la segunda mitad del siglo XX, la llamada moral de 
situación: nada de leyes, nada de normas o de principios absolutos y 
universalmente válidos, etc., Era la postura diametralmente opuesta al 
legalismo que abunda en todas las religiones. Una postura que llevaba 
consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento ético de las 
personas en la más completa anarquía. De ahí que los teólogos y moralistas 
hayan tenido que afrontar, en los últimos tiempos, la delicada tarea de 
liberar a la conciencia creyente de la antigua opresión alienante, pero 
salvando, al mismo tiempo, los principios irrenunciables de un 
comportamiento que pretenda ser auténticamente humano y coherente con 
las exigencias de la fe. 
La respuesta que la ética del Nuevo Testamento da a esta cuestión, es 
muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de Dios, de acuerdo 
con las exigencias de la fe, representa, a un tiempo, la más completa 
liberación interior que puede vivir un creyente, y la exigencia más radical 
que brota del mensaje de Jesús de Nazaret. 
La idea de Dios asociada con la felicidad no está presente en la conciencia 
de todos los creyentes, porque la fe se suele relacionar con normas, 
obligaciones, censuras y juicios. “Dios castiga a los malos y a los buenos también, 
como se descuiden”, dicen muchos. Sin embargo todos deberían saber que nuestra 
2 
 
felicidad se encuentra en Dios, pero que para realizarnos plenamente, debemos 
sentirnos plenamente libres. Desgraciadamente cuando falta formación ética 
bíblica aparecen las polarizaciones peligrosas: “A mí que me digan exactamente lo 
que tengo que hacer” o bien, “A mí que me quiten de encima esta insoportable carga de 
libertad.” 
Cuando la ley religiosa y sus tradiciones ocupan la voz de la conciencia, que 
siempre exige más, muchos cristianos derivan hacia el legalismo. ¿Dónde 
encontrar reglas fijas para casos complejos y nuevos? Si comprendemos que la 
ley en si no tiene poder para transformar al ser humano, ¿cómo desarrollar una 
ética sensible que nos haga entender que todos necesitamos más amor del que 
merecemos? Aportar elementos de respuesta a estas preguntas es el propósito 
del presente trabajo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
PARTE I 
 
ÉTICA CRISTIANA Y ÉTICA SITUACIONAL 
 
4 
 
1. La ética cristiana frente a la ética situacional: 
En ésta primera parte, buscamos delimitar el tema de nuestro trabajo y lo 
haremos sentando algunas bases sólidas para comprender como veremos más 
adelante que, aunque la fundamentación de la moral y de la ética estén 
estrechamente conectadas, no se identifican. A través de unas consideraciones 
iniciales nos acercaremos a la ética situacional1 y repasaremos el legado de sus 
promotores. 
1.1 Consideraciones iniciales: Ética y moral. 
Comenzaremos nuestro estudio definiendo y defendiendo qué entendemos 
por una ética teológica, cristiana y reformada2, en diálogo con una ES pero 
superándola a través del ejemplo de Jesús. Aspiramos a un sistema ético que 
busque siempre el bien mayor para todos, o del mismo modo, un mal menor y 
que razone qué es lo mejor en cada situación. 
Somos conscientes que a ésta conclusión solo se llega desde la reflexión 
bíblica.3 Trataremos para tal fin, de exponer la problemática que nos lleva a 
tomar ésta decisión4. 
La ética no se limita al mero estudio del aspecto moral de la experiencia 
humana.5 La tarea que proponemos de fundamentar la ética cristiana es 
urgente, por la naturaleza misma de la materia6, y lo es también, porque 
 
1 A partir de aquí y en adelante, la abreviatura para ética situacional es ES. 
2 Hemos considerado pertinente posicionarnos desde el principio del trabajo e ir argumentando 
nuestra posición. Nuestra aportación respecto a la ética es teológica porque la fundamos en Dios 
redimiendo al ser humano. Cristiana por estar basada en el ejemplo de la experiencia ética 
vivida por Jesús de Nazaret y reformada, término cercano a nuestro concepto de “verdad”, 
porque al igual que Lutero y su famosa declaración “Iglesia Reformada Siempre Reformándose,” la 
aplicamos a una ética en construcción constante. Cf. CURVOISIER, Jaques. A reformed theology. 
Michigan: John Knox Press, 1963, p. 56 
3 Se ha escrito mucho sobre ética y estamos obligados a limitar nuestro campo de investigación. 
Cf. VIDAL, Marciano. Conceptos fundamentales de ética teológica. Madrid: Trota, 1992. 
4 Como consecuencia de la ética de situación, la cual no defendemos, han surgido problemas 
relacionados, por ejemplo, con la bioética, como consecuencia del postulado de Joseph Fletcher, 
Cf. BOMBINO, López. El saber ético de ayer a hoy. La Habana: Félix Varela, 2005. 
5 VIDAL, Marciano. Moral de actitudes. Vol. 1. 3ª ed. Madrid: Ps, 1975, p.70.6 BUCH, Emmanuel. Ética Bíblica. Fundamentos de la moral cristiana. Tarragona: Noufront, 2010, 
pp.27-50. 
5 
 
consideramos que existe una innegable negligencia en el estudio de la ética en 
la teología7 protestante.8 Un creciente número de serios problemas morales, 
característicos de la época moderna, exigen solución. Lo que mucha gente llama 
la tarea social del cristianismo en realidad es, la tarea moral. Afirmamos que los 
principios éticos vividos por Cristo9 ofrecen una verdadera solución para las 
enfermedades morales de nuestra época.10 Pero para que las enseñanzas del 
Maestro sean más que meras palabras piadosas, es menester que comprobemos 
su validez en la vida actual.11 Y esto depende de un sincero desempeño por 
nuestra parte, en nuestra tarea ética.12 
Pronunciamos una “contradictio in terminis” cada vez que hablamos de ética 
cristiana, si es que entendemos que sólo es posible hablar de ética cristiana 
como crítica a toda ética. Aquí defendemos que el mensaje cristiano debe actuar 
también hoy críticamente como liberador de la sociedad en general, no 
pudiendo reducirse al nivel de "cosa privada" del ciudadano piadoso.13 No ha de 
servirme a mí solamente el compromiso ético, para lograr un bienestar de 
conciencia, ha de servir al otro también por un principio de solidaridad. Ésta 
 
7 Las respuestas variadas, contradictorias y estériles en ocasiones, que provienen desde 
desiguales maneras de entender la religión, lo demuestra. Ante estas respuestas, las voces 
críticas no son pocas, y urge un conocimiento más profundo y reflexivo sobre el tema. 
ARANGUREN, José Luis. De ética y de moral. Barcelona: Tecnos, S.A., 1987, pp. 89-97. 
8 A pesar del enfoque pastoral, en la carrera de Teología de la Facultad Adventista de Sagunto, 
incluido el Master, no encontramos en todo el programa de estudios, un área que aborde una 
disciplina tan importante como es la ética. Cómo actuar en determinadas situaciones y ante 
dilemas morales, no parece tener suficiente espacio en la formación del alumnado. La 
comprensión de las implicaciones de una ética cristiana, podría aportarnos una orientación más 
decidida y segura en el terreno movedizo de la moralidad cotidiana. Disponible en: 
http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plan-de-estudios/ [Consulta: 
21 junio 2014] 
9 La respuesta Cristocéntrica es un hecho desde antes del antropocentrismo y lo será después. 
Muchos que creyeron acabada la Biblia como respuesta, (Voltaire) y Cristo como leyenda, 
(David Strauss), ven sus propuestas en el tiempo desmoronarse ante la enorme importancia que 
cobra la ética del Nazareno. Cf. MOLTMANN, Jürgen. Cristo para nosotros hoy. Madrid: Trotta, 
1994. 
10 Existen en la sociedad secular y religiosa, comportamientos aceptados pero inmorales, y 
algunos morales pero rechazados. Nunca por tanto hay amoralidad. AZPITARTE, Eduardo. El 
nuevo rostro de la moralidad. Buenos Aires: San Benito, 2003, p.22. 
11 Es necesario un aggiornamiento del vocabulario religioso para el hombre del tercer milenio. 
VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. 2 a ed. Madrid: Ppc, 1997, pp.195-211. 
12 NYENHUIS, Gerald. Christian ethics. Enfoque Bíblico y teológico. Miami: Logoi, 2002. 
13 MOLTMANN, Jünger. ¿Qué es teología hoy? Salamanca: Sígueme, 1992, pp.15-63. 
http://www.facultadadventista.es/estudios/grado-en-teologia/plan-de-estudios/%20%5bConsulta
6 
 
necesidad de afianzar las raíces éticas del cristianismo, ha sido sentida por 
importantes teólogos como D. Bonhoeffer: 
Algunos teólogos están capacitados para reflexionar, pero incapacitados para 
la vida; son mediocres como pensadores porque su empeño es onanista por 
infértil y son fatuos como éticos porque siempre parecen saber mejor que los 
demás qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.14 
En esa dirección va la declaración desafiante de Miroslav M. Kis: 
Los sistemas teológicos, tanto en los que el bien supremo es el placer 
(hedonismo), el interés propio (egoísmo), el mejor interés social 
(utilitarismo), o un sentido subjetivo de amor (Ética de la situación), no 
tienen raíces en la palabra de Dios… Solo cuando los cristianos, armados de 
devoción, oración y valor, hacen frente a los dilemas de la vida pueden evitar 
el seguir su propia inclinación al pecado15 
A pesar de que la ética situacional recibe críticas que pueden ser justificadas 
y que veremos más tarde, nos parece que cierta ética de “situación” sí tiene 
correspondencias bíblicas16 y consideramos que no le corresponde ocupar el 
lugar que le atribuye dicho enunciado.17 Además, no sólo los cristianos hacen 
frente a los dilemas de la vida luchando contra su propia inclinación al 
pecado.18 Hay quienes se sujetan a una ética responsable sin creencia alguna en 
ningún supranaturalismo.19 Por eso, el postulado de Kis nos parece revisable. 
La oración entendida como actitud ante la vida y no como exigencia de 
respuesta, la devoción como manera de convivencia y no como solución de 
problemas y el valor, una virtud demasiado ambigua, que si no está bien 
fundamentada podría conducir a comportamientos equivocados, nos hacen 
 
14 BONHOEFFER, Dietrich: Ética. Barcelona: Estela, 1968, p. 188. 
15 KIS, Miroslav. “La conducta y el estilo de vida cristiano” En: Teología. Fundamentos Bíblicos de 
nuestra fe. Vol. 7. Bogotá: Apia, 2008, p. 164. 
16 CARVAJAL, G. Luis. Ésta es nuestra fe. 13 a ed. Santander: Sal Terrae, 1989, p.16. Defiende 
junto a Ireneo de Lyon, desde Génesis hasta el Apocalipsis, unas situaciones éticas en todos los 
libros de la Escritura, mediante la cual, Dios se expresa y guía a la humanidad. 
17 Equiparar la E.S al utilitarismo o al hedonismo, definiéndola en base a un subjetivismo 
personal, nos parece limitar la enorme importancia de su naturaleza, siendo que su fundamento 
descansa sobre el amor agapeísta. Cf. FLETCHER, Joseph. Ética de la Situación. La nueva 
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.14. 
18 ¿Sólo los cristianos pueden obtener una victoria ética? El patrimonio del conocimiento de 
Dios, o del comportamiento moral sin él, no puede limitarse. Como fundamento de nuestro ser, 
Dios ni está arriba ni abajo, sino que es, no el Dios de unos, sino el Dios de todos. “Dios no existe, 
es la existencia”. Tillich, Paul. Cit. ROBINSON, J.A. Honest to God. London: Smc press, 1963, p. 56. 
19 CORTINA, Adela. La Ética de la Sociedad civil. Madrid: Anaya, 1994, p.69. 
7 
 
desconfiar de la respuesta propuesta.20 Es por esto que considerando que la 
Biblia, la fe, lo espiritual y lo humano, enfrentan dilemas de difícil consenso, 
necesitamos un campo más amplio en el que poder iniciar nuestra investigación 
para llegar a una solución aceptable.21 
Comencemos sin más dilación definiendo22 las bases de los términos objeto 
de estudio. Para ello lo haremos estableciendo el significado genérico de ética23 
y moral24. Para ello, es necesario un aggiornamiento de los vocablos para el 
hombre de hoy.25 Para comprender nuestra reflexión, debemos asumir 
previamente que, aun cuando la ética no pueda en modo alguno prescindir de 
la historia, del análisis lingüístico o de los resultados de las ciencias, cada una 
de estas áreas tiene su propio quehacer y sólo como filosofía moral26podemos 
 
20 Las respuestas de comportamientos religiosos fundamentalistas a lo largo de la historia han 
marcado un velo oscuro que destroza el mensaje de amor que proclaman. Cf. MESSORI, 
Vitorio. Leyendas negras de la Iglesia. 11 a ed. Barcelona: Planeta, S.A., 2004. 
21 La dificultad de definir los conceptos bueno y malo y la toma de decisiones en según qué 
casos, nos impele a no ser categóricos aún con la debida reflexión. QUEIRUGA, T. Andrés. 
Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea. Madrid: Trotta, 2011, pp. 111. 
22Definir conceptos que tienen una larga historia no es tarea fácil,porque a lo largo de los siglos 
sus usuarios los han enriquecido con matices diferentes, y querer encerrarlos a todos tras las 
rejas de una definición resulta imposible. Este es precisamente el caso de la Ética y la Moral. Su 
larga vida como conceptos en el mundo occidental y la gran cantidad de áreas de la vida en que 
pueden ser aplicados, hacen que sea muy difícil encerrarlos en una definición que recupere su 
sentido primario, original y, a la vez, que dicha definición sea comprensible y acorde a nuestros 
tiempos. Cf. GÓMEZ, Carlos. (ed.). Doce textos fundamentales de la ética del siglo XX. Madrid: Es, 
2002. 
23 Cf. ARANGUREN, José Luis. Ética. Madrid: Alianza, 1983. pp. 15-130. La moral pensada y la 
moral vivida son distintivos de la ética y de la moral, respectivamente. 
24 Moral: De las acciones o conductas de las personas con respecto al bien y al mal, o relativo a 
ellas: GUTIERREZ, José María. Diccionario de Ética. Madrid: Mileto, 2002, p.174. 
25 La palabra “ética” procede del griego “êthos”. En su sentido primero y más antiguo significa 
“residencia”, “lugar donde uno habita”, y se aplicó en la antigüedad a los lugares donde los 
animales hallaban alimento y refugio, pero también a los países de los hombres. El segundo 
significado del vocablo “êthos”, y el más común desde Aristóteles, es “modo de ser” o “carácter”, 
no en el sentido de “temperamento”, sino como el modo de ser y vivir que cada uno va 
construyendo a lo largo de su existencia. Nacemos con una “naturaleza primera” pero con 
nuestro actuar la modificamos y vamos modelando y confirmando el carácter día tras día como 
una verdadera “naturaleza segunda”. Así que la ética es sencillamente aquel quehacer que 
consiste en la forja del carácter. DÍAZ, Carlos: Vocabulario de formación social. Valencia: 
Arzobispado de Valencia. Edim, 1995, p.160. 
26 Tertuliano (160-240dC) en Apologeticum opone cristianismo y Filosofía. Su frase célebre “Cree 
aun cuando lo afirmado resulte absurdo” se opone a la corriente anterior de Justino Mártir (100-165 
dC), Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio el taumaturgo, que sostienen la posibilidad 
de que filosofía y religión lleguen a un entendimiento, siendo la filosofía obra de la divina 
providencia. Cf. De ALEJANDRÍA, Clemente. Stromata. Preparado por MERINO, Marcelino. 
8 
 
hablar de ética.27 Decimos esto porque si los proyectos de vida son poco 
entusiasmantes, entonces las exigencias de justicia también serán menores.28 
Como dice Adela Cortina: 
Es por lo tanto, la ética, una incomprendida y que tal incomprensión la está 
dejando sin quehacer, es decir, sin nada que hacer. Sencillamente, porque 
nadie sabe bien a las claras qué hacer con ella. Todo menos prescribir la 
acción: que no se nos confunda con el moralista.29 
Desde el fundamento del pensamiento griego sabemos que a la ética le 
concierne la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la 
acción.30 Ésta rama de la reflexión filosófica parte del supuesto que el sujeto 
humano posee" derechos" de alguna manera, naturales: a la supervivencia, a no 
ser maltratado, a disponer de libertades "fundamentales" (de opinión, de 
expresión, de designación democrática de los gobiernos, etc.).31 Estos derechos 
se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La ética consiste 
en preocuparse por hacer respetar estos derechos. Se trata de hacer valer, contra 
un mal reconocido a priori, el compromiso ético. 
La ética está relacionada fundamentalmente con la forja del carácter de las 
personas, que es la tarea más importante de la vida. No pudiendo ser otra cosa 
que apofáticos32 respecto a Dios, trataremos de ser positivos respecto al hombre. 
 
Fuentes patrísticas. Vol. 7. Madrid: Ciudad Nueva, 1996. Ésta discusión continúa en nuestros 
días. 
27 Êthos significaba costumbre, carácter. Para los romanos Mos (Moris) también tuvo el mismo 
significado de costumbre o carácter. Con el fin de acabar con interpretaciones confusas 
derivadas del empleo de distintas palabras que se referían a lo mismo, Cicerón, el gran 
parlamentario romano, simplemente tradujo el adjetivo griego éticos (referente a la costumbre) 
por el adjetivo latino morales. El decreto de Cicerón ofreció al pueblo romano una respuesta que 
dejaba en claro el sentido que lo griegos daban al término, aunque la confusión prevaleció por 
más tiempo. 
28 Reseñamos la enorme distancia en un proyecto de vida abundante propuesto por Jesús en Jn 
10.10 frente a códigos restrictivos fundamentalistas que apelan a lo externo y que son menos 
exigentes. 
29 CORTINA, Adela. Ética mínima. 6 a ed. Madrid: Tecnos, S.A., 2000, p. 38. 
30 BADIOU, A. “La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal”. El País [Madrid], 14 de abril de 
2002, núm. 41.520, p. 12. 
31 Declaración derechos humanos. [en línea]. http://www.un.org/es/documents/udhr/ 
[Consulta: 11 marzo 2014]. 
32 La palabra apofatismo se deriva del verbo apofasko = apófemo, que significa "negar”. 
Ordinariamente por teología apofatica se entiende aquella vía teológica que procede por medio de 
negaciones, negándose a referir a Dios los atributos sacados del mundo sensible e inteligible, a 
http://www.un.org/es/documents/udhr/
9 
 
¿Qué es ética y para qué sirve? Asumiendo el hecho de que nuestro mundo resulta 
incomprensible si eliminamos esa dimensión a la que llamamos moral, la tarea 
de la ética es similar a la pretendida por la teología, una “fe que intenta 
comprender.”33 Suprimir o reducir la moral a otros fenómenos supone mutilar la 
comprensión de la realidad humana. La doble preocupación ética pregunta por 
el bien positivo: “¿qué podemos hacer para ser felices?”, y “¿qué debemos hacer 
para que cada hombre se encuentre en situación de lograr su felicidad?”. Desde 
nuestro marco teológico nos preguntamos ¿qué respuestas ofrece la religión34 
para tan encomiable tarea?35 
En su vida cotidiana muchas personas aplican de manera indistinta los 
términos Ética y Moral36, sin percatarse que ambos términos tienen significados 
distintos, pero, no ajenos entre sí. La búsqueda ética es una aspiración que 
 
fin de acercarse a Dios con menos prejuicios. Cf. LOSSKI, Vladimir. Teología mistica de la Iglesia 
de Oriente. Barcelona: Herder, 2009. 
33 Fides quaerens intellectum. Anselmo. Fue un monje benedictino, arzobispo de Canterbury 
(1093-1109.) Teólogo y filósofo escolástico. Doctor de la Iglesia. 
34 Cf. BUBBER, Martín. Eclipse de Dios. 2 a ed. Salamanca: Sígueme, 2014, p, 117. 
35Agustín quedó profundamente impresionado por Platón y enseñó que el Summum Bonum es el 
amor a Dios, en el que todas las facultades del hombre alcanzan su más alta perfección y sus 
deseos son completamente satisfechos. Tomás de Aquino, influenciado por Aristóteles, dedujo 
que el supremo bien es el conocimiento de Dios. La razón y la fe, aunque distintas, están en 
armonía porque ambas provienen de una fuente única de verdad, que es Dios mismo. De 
ANDRADE, Correa. (dir.). Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos 
y pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292. 
36 En la actualidad muchos filósofos han resuelto el problema de una manera aparentemente 
sencilla: la Ética se ocupa de la reflexión filosófica, mientras que la Moral viene a ser el ámbito 
normativo de la vida del hombre, es decir, el terreno donde se gestan las reglas y normas de 
conducta en la sociedad. Aranguren, para evitar confusiones terminológicas, crea una distinción 
entre una moral vivida y una moral pensada. La moral vivida la realizamos todos los seres humanos 
y tiene que ver con nuestro actuar conforme a las reglas establecidas, mientras que la moral 
pensada, es la reflexión que los filósofos realizanen torno al comportamiento moral. Mientras 
la moral dicta normas y criterios de actuación, la ética trata de fundamentar racionalmente 
dichas normas. La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno 
de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de 
sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como 
resultado de su propia reflexión y su propia elección. la Moral es un conjunto de normas que 
actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética influye en la 
conducta de una persona pero desde si misma conciencia y voluntad. En las normas morales 
impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en 
las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión 
del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el 
valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de 
un sujeto. Cf. ARANGUREN, José Luis. La ética de Ortega. En: Obras completas, Vol. 2. Madrid: 
Tecnos, S.A., 1994, pp. 503-540. 
http://es.wikipedia.org/wiki/Orden_benedictina
http://es.wikipedia.org/wiki/1093
http://es.wikipedia.org/wiki/1109
http://es.wikipedia.org/wiki/Escol%C3%A1stica
http://es.wikipedia.org/wiki/Doctor_de_la_Iglesia
10 
 
incluye las exigencias de justicia, y en ese sentido entiende la compasión como 
algo fundamental. El quehacer ético consiste en acoger el mundo moral en su 
especificidad y en dar reflexivamente razón de él, con objeto de que los hombres 
crezcan en responsabilidad acerca de sí mismos, y, por tanto, en libertad.37 
Por coherencia epistemológica muchos éticos se han refugiado 
humildemente en una ética de mínimos.38 Las éticas de máximos son los 
proyectos de vida feliz que proponen los grandes sistemas, religiosos o no. Sin 
embargo a menudo esas éticas de máximos ni siquiera pueden dialogar entre sí 
y encontrar unos mínimos de justicia en una sociedad fragmentada, en la que 
demasiadas personas no pueden construir nada juntas. Por eso los mínimos de 
justicia son fundamentales. Por eso, a mi juicio, es importante que el 
cristianismo haga propuestas éticas de máximos que cumplan los mínimos de 
justicia, compatibles con los proyectos de felicidad, a los que todos aspiramos. 
Para aclarar en qué consiste la moral necesitamos descubrir las razones por 
las cuales nos comportamos de manera moral, y analizar cuáles son las 
consecuencias presentes que nos acarrea actuar de manera moral. Nos preocupa 
que no nos conozcan a los cristianos por la manera de amarnos los unos a los 
otros. La Ética se dedica a reflexionar filosóficamente sobre la manera en que nosotros 
actuamos haciendo uso de nuestra razón, para dar orden, sentido y valor moral a toda 
nuestra vida, nos ayuda a elegir, pero no nos impone rígidamente una elección. 
Como orientación de vida, la ética es una ciencia no normativa, ya que no crea o 
promulga normas o reglas morales, simplemente determina cuándo un 
comportamiento se aleja de estas normas que garantizan el bienestar humano. 
De lo anterior, podemos concluir que la ética es la reflexión filosófica de las razones 
 
37 CORTINA, A. Ética mínima, p.20. 
38 ¿Cuál es el fundamento de la moral? Ésta pregunta ha sido objeto de diversas respuestas 
desde Aristóteles, Tomás de Aquino, hasta el giro racionalista y autonomista de la ética 
kantiana y la crítica despiadada de Nietzsche a la moral judeocristiana. Paralelamente se han 
desarrollado diversas teorías para explicar la conducta moral desde otros marcos, como los 
análisis de Marx, Freud, Piaget, Skinner, etc. Con todo, a inicios del siglo XXI subsiste una gran 
proliferación de escritos sobre la ética que copan gran parte de la filosofía analítica, destacando 
la ética del marxismo y la ética de la situación inspirada en los planteamientos de Sartre y 
Simone de Beauvoir. La ética kantiana sigue siendo una de las más influyentes. GUTIERREZ, 
Raúl. Introducción a la ética. México: Esfinge, S.A., 1978, pp. 155-167. 
11 
 
que conducen a una persona a comportarse de manera moral en cualquier dimensión de 
su vida.39 
La Moral, por su parte, responde a necesidades concretas de las distintas 
sociedades, de ahí que sea difícil hablar de una moral universal, es decir, que 
valga para todo el mundo. Podemos entenderla como el conjunto de reglas, 
normas y principios de actuación que una sociedad establece para dirigir su 
rumbo hacia un estado de bienestar común. En este sentido, lo propio es hablar 
de la existencia de diferentes contenidos morales, ya que la reflexión que se 
hace del fenómeno moral puede realizarse a partir de perspectivas 
filosóficas distintas, con fundamentos muy distintos entre sí. Calvino define la 
moral como “la verdadera y eterna regla de justicia, ordenada para todos los hombres 
en cualquier parte del mundo en que vivan”.40 Para él, la ley sirve para exhortar a 
los fieles, despertarlos de su pereza y estimularlos para que salgan de su 
imperfección. Pero quizá la ética requiera algo más. 
Podemos concluir éste apartado diciendo: 
La moral es, pues, cosa de la vida y, por eso, se expresa en el lenguaje de la 
vida cotidiana; la ética es reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y 
utiliza, por tanto, métodos filosóficos, lenguaje filosófico. Así como las 
distintas concepciones morales llevan "apellidos" de la vida diaria (moral 
cristiana, budista, musulmana) las diversas éticas llevan apellidos filosóficos 
(ética aristotélica, utilitarista, kantiana, dialógica).41 
Nosotros vamos a proponer una ética cristiana. Pero antes, dentro de éste marco 
vamos a ver, en qué consiste la ética de la situación. 
 
 
 
 
 
39 En este sentido, la ética nos ayuda a vivir, en el sentido de vivir bien. SAVATER, Fernando. El 
arte del saber vivir. Madrid: Planeta, S.A., 1999, p. 33. 
40 CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Vol 4. Traducida y publicada por Cipriano 
de Valera en 1597. Buenos Aires: Nueva Creación, 1968, p.1181. 
41 CORTINA, Adela. Ética mínima., p.8. 
12 
 
 1.2 Ética situacional 
Si la investigación ética ha de tener una base sólida, es preciso que el teórico 
parta de los problemas con que los hombres tropiezan en su vida cotidiana.42 
Después podrá definirlos y clarificarlos; podrá dividirlos y sistematizarlos; 
podrá abstraerlos de sus contextos concretos en la vida y podrá clasificarlos 
después que los haya aislado. Pero si rehúye estos problemas, sólo hablará de 
algo que será pura invención intelectual suya, y no hablará de realidades 
morales.43 
La nueva moralidad que emerge con Jesús libera la conducta cristiana de 
los credos rígidos y de los códigos inflexibles humanos.44 De acuerdo con ella 
nosotros observamos la ley, si acaso la observamos, por imperativo del amor45; 
pero no ponemos en práctica el amor por imperativo de la ley.46 Nuestra tesis es 
que en cierto sentido, la ética cristiana es una ética de situación.47 
La ES48 se refiere al concepto que deja de lado la imposición de normas y 
principios éticos con excepción del amor, que se supone obligan en todo tipo de 
situación49, y apela más bien a una comprensión del contexto específico en el 
 
42 El uso demasiado simplista de las nociones “bueno o malo” es uno de los principales 
obstáculos para el progreso de la recta intelección. CRANE, Ricardo: Psicología: conceptos 
psicológicos prácticos para el obrero cristiano. Miami: Unilit, 2003, p.182. 
43 DEWEY, John y James H. TUFTS. Ethics. Miami: Hhc, 1908, p. 212. 
44 EAVEY, James. “Principies of Christian Ethics”. En: American Ecclesiastical Revicw. San Diego: 
Zondervan, 1958. pp. 29-38. 
45 No se trata de un sentidosubjetivo del amor, sino de un amor agapeísta. De influencia divina. 
46 Idea propuesta en el siglo II por el rabí Akiba (muerto en el año 135 d.C). ordenó el halakot de 
una forma más elaborada, aunque todavía verbalmente. Su discípulo, el rabí Meir lo reordenó y 
aclaró las partes dudosas. RUSSELL, Javier. El Periodo Intertestamentario. El Paso: Cbc, 1973, p.64. 
47 Necesitamos mencionar que algunos autores rechazan considerar cualquier ética situacional 
como cristiana (Bennett, Adams, Ramsey, Fitch, Gardiner, Edward), mientras que otros 
parecerían darle cabida (Bonhoeffer, Barth, Tillich, Bultmann, Nash). 
48 Ésta ética se expresa en la postura de BRUNNER, Emil. “La base del mandamiento divino es 
siempre la misma, pero su contenido varía al variar las circunstancias”. Cit. FLETCHER, Joseph. Óp. 
cit., p.24. 
49 No desconfía del valor protréptico, sino del hecho en el que con los principios morales, 
incluso de los más elevados y revelados, no servirían para decirme sin ambigüedad qué he de 
hacer en cada situación y en cada momento de la vida. TORRES, Héctor: Comunidades 
transformadas con oración. Nashville: Caribe, 1999, p.20. 
13 
 
que se lleva a cabo cada acción.50 El carácter único51 de cada situación y la 
singularidad de sus potencialidades demandan decisiones particulares, que 
ninguna norma o ley puede anticipar.52 
Pueden darse en una sola y misma situación varias posibilidades de acción, y 
esto no sólo de hecho sino también de derecho. La elección entre estas 
posibilidades (una elección necesaria y que siempre requiere una decisión 
humana histórica), en principio, no puede ser determinada anticipadamente 
por ningún principio cristiano53 
Los situacionalistas cristianos afirman que el amor54 es la única obligación 
del creyente, y que el hombre es el objetivo principal de la soteriología. Así 
Bultmann plantea su ética a través del existencialismo humano que defiende 
desde lo religioso. "Con toda sinceridad quisiera convenir en ello: estoy intentando 
sustituir la teología por la antropología, ya que interpreto las afirmaciones teológicas 
como afirmaciones sobre la vida humana.”55 Y Nash llega a afirmar: 
Nada es intrínsecamente bueno excepto el amor; nada es intrínsecamente 
malo excepto el no amar… Dependiendo de la situación, el amor puede que 
encuentre necesario mentir, robar, presumiblemente hasta fornicar, 
blasfemar y adorar falsos dioses. El único absoluto es el amor.56 
Conscientes del riesgo que entraña “lo situacional” como sistema ético 
válido, hemos de señalar, en cambio, que esta respuesta que se propone a la 
 
50 Se plantea la dificultad de resolver el dilema moral en base solamente a lo prescrito y se 
postula necesaria una ética que incluya elementos que ayuden a entender esa ley. CASTILLO, 
José María. La ética de Cristo. 2a ed. Bilbao: Desclée, 2006, p.10. 
51 Ese carácter único es sagrado e íntimo y no puede ser violentado o impuesto por ningún 
código, puesto que el valor intrínseco que contiene, se lo proporciona la misma identidad 
humana, como ser moral. El encuentro de lo divino y lo humano siempre es único e 
intransferible. Karl Barth (1886–1968) desafió al optimismo liberal y enfocó su atención en la 
ortodoxia bíblica con miras a evitar la desesperación del escepticismo religioso. CAREY, 
William: Una investigación. Sante Fe: Ci, 2001, p.18. 
52 La Ley es pedagógica y no estricta. No es un reglamento sino un ideario. No acude a cada una 
de las situaciones que pueden presentarse desde el pasado sino que es un camino hacia el 
futuro. Cf. El Decálogo como ideario ético. BADENAS, Roberto. Más allá de la Ley. Madrid: 
Safeliz, 2000, pp. 69-83. 
53 RAHNER, Karl. The Christian Commitment. Londres: Sheed & Ward, Ltd., 1963, pp. 7-8. Existe 
una traducción castellana, Misión y Gracia. Vol 1. San Sebastián: Dinor, 1966, p. 45. 
54 La comprensión del vocablo “amor” es clave en el entendimiento tanto de la crítica como de 
la aceptación o rechazo de ésta ética. No obstante, Jesús mismo resume toda la ley y los profetas 
en dos mandamientos, resumidos en un campo semántico que lo incluye todo, el amor. Cf. Mt 
22.34-40. Cf para definir amor agape: I Cor 13 y Rom 13 
55 BULTMANN, Rudolf. Kerygma and Myth. Vol. I, Texas: H&R, 1961, p.l07. 
56 NASH, Ronald. Is Jesus the Only Savior? Nueva York: Zondervan, 1967, p. 16. 
14 
 
ética normativa, que suele degenerar en el legalismo57, se equivoca, porque a 
menudo ignora la intención de la ley aferrándose a la letra.58 Nosotros, en 
cambio, apostaremos por la vía que se desprende del ejemplo de Jesús que 
analizaremos más adelante. 
La ES se apoya en que hay algunos asuntos muy discutidos, sobre los cuales 
la Biblia no tiene una respuesta específica, sobre los que es necesario tomar 
decisiones responsables.59 En tales decisiones, la teología se ve obligada a 
buscar respuestas en la antropología como elemento vital en su búsqueda ética. 
Es pertinente constatar que la antropología ha asistido a la teología, juzgando y 
encasillando la moral individual y penetrando en la presunta esfera divina con 
la sospechosa duda de la supuesta eficacia de la ley como referencia. Un 
ejemplo es la declaración del cardenal Newman. 
La Iglesia sostiene que sería mucho mejor que el sol y la luna cayeran del 
firmamento, que la tierra se cuarteara y que millones y millones de hombres 
que viven en ella sucumbieran de miseria en la más extremada agonía... a 
que una sola alma, no digamos ya se perdiese, sino que cometiese un solo 
pecado venial60 
Para nuestro estudio proponemos el replanteamiento de la moralidad 
cristiana, a la luz de cierto “situacionalismo” ampliando así su campo, de modo 
que ésta alcance incluso al no creyente.61 
 
57 Tendencia a la aplicación literal de las leyes, sin considerar otras circunstancias, como en el 
fariseísmo. HARRISON, Everett. (ed.). Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260. 
58 Por ejemplo. “Hoy por hoy, los cristianos consideran que un adúltero es más perverso que un político 
que se deje sobornar, a pesar de que este último causa probablemente un daño infinitamente superior". 
RUSSEL, Bertrand. Why I Am Not a Christian. London: S&S, Inc., 1957, p. 33. 
59 Hemos de señalar la postura contraria del teólogo moralista irlandés, DALY, C.B A criminal 
lawyer on the sancitity of Life. Vol. 25. Cambridge: Gregorian University press, 1959, p. 366. 
60 NEWMAN, J. H Certain Difficulties Felt by Anglicans and Catholic Teaching. London: Green & 
Co., Inc., 1918, p. 190. 
61“El verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto; sino el hombre para el cual los atributos 
de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no 
implica necesariamente, ni mucho menos, la negación de los atributos”. Feuerbach tenía razón cuando 
pretendía traducir "teología" por "antropología". Su propósito se cifraba en restituir desde el cielo 
a la tierra los atributos divinos que, según él, le habían sido arrebatados para ser atribuidos a un 
Ser perfecto, a un Sujeto imaginario, ante el cual el hombre, empobrecido, caía en adoración. 
Feuerbach creía que la verdadera religión consiste en reconocer la divinidad de estos atributos y 
no en transferirlos a un sujeto ilegítimo (sujeto a quien su discípulo marxista Bakunín motejó de 
"el espejismo de Dios"). RUSELL, Bertrand. History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, 
e pub., 2014, p.1708. 
15 
 
 Pensamos que no se aprecia lo suficiente, en un análisis superficial de la ES 
cristiana cuando se aborda sin la oportuna reflexión, sobre el carácter absoluto 
del amor: El amor agapeísta significa entregarse a otras personas como Cristo se 
entregó por nosotros.62 ¿Cómo podemos ayudar a los creyentes a asumir 
normas adecuadas y bíblicas para que puedan tomar decisiones responsables 
sobre los asuntos morales?63 
Sería de ayuda que lapredicación aportase principios doctrinales bíblicos64 
sobre los cuales construir normas adecuadas. 65La predicación debe presentar 
normas generales bíblicas y dejar que cada creyente sea responsable66 de sus 
propias decisiones.67 Algunos rechazan de plano la ES porque actuar a la luz de 
las circunstancias, las cuales pueden ser diversas en los distintos seres humanos, 
relativizaría los códigos de moralidad y, por supuesto, sería muy atractiva para 
el hombre post-moderno.68 Pero antes de juzgarla, veamos cómo surge y con 
quién la ética situacional. 
1.3 Joseph Fletcher y T.A Robinson 
En todos los tiempos, y en todas las culturas, los seres humanos se rigen por 
unas determinadas normas de moralidad; se hacen dignos de aprobación si las 
cumplen, y de desaprobación y condena si las infringen. La necesidad de 
normas nos conduce a un gran desafío lanzado a la ética bíblica, por la llamada 
Nueva Moralidad que fuera popularizada a mediados del siglo XX por 
 
62 Cf. STANFORD, Orth. Estudios Bı́blicos. La unidad puede ser una realidad. México: Las Américas, 
A. C., 1997. 
63 Éste es uno de los objetivos de nuestro estudio. Rechazando las respuestas del relativismo y 
del legalismo, veremos la situación vivida por Jesús como opción válida atemporal y 
metanómica porque entendemos que Jesús vive y enseña una ES. 
64 “Es su poder de penetrar en la situación concreta, de descubrir lo que reclama la realidad concreta sobre 
la cual se inclina” TILLICH, Paul. Cristian morals today. Nueva York: H&R, 1963, p. 54. 
65 Cf. CRUZ, Antonio. Sociología. Una desmitificación. Terrasa: Clie, 2001. 
66 Eso sería una ética de la responsabilidad convencida. ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Sobre la 
teología racional según los principios del idealismo transcendental de Kant. Madrid: Encuentro, 
1986, p. 245. 
67 1 Co. 10:23. 
68 Pero esto es una deducción arriesgada y rápida, características típicas del dogmatismo 
primitivo, que sin hermenéutica adecuada y compasión ejercitada, se lanza a juzgar. Cf. 
ESTRADA, Juan Antonio. Por una ética sin teología. Estudio de Habermas como filósofo de la 
religión. Madrid: Trotta, 2004. 
16 
 
conocidos eclesiásticos como el Obispo J. A. T. Robinson69, Joseph Fletcher, 
Harvey Cox, James Pike, y otros. Tras la publicación inicial de sus puntos de 
vista, algunos de estos autores han modificado sus posturas. Pero todos tienen 
en común el enfocar la moralidad basándose sobre dos convicciones: primero, 
que el curso de acción apropiado para un conjunto dado de circunstancias debe 
ser determinado por la situación misma y no por una norma ética 
predeterminada (ni siquiera bíblica), y segundo, que el único absoluto para 
cualquier situación ética es el requisito del amor. 
La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre 
fácil de discernir, es el único principio normativo y absoluto al cual está sujeto 
todo ser humano. Todo está bien si no lastima a otra persona.70 La ES, fue 
popularizada por Joseph Fletcher,71 pero identificar está teoría con un solo 
individuo es erróneo pues muchos han contribuido a ella.72 Fletcher73 se da 
cuenta que la palabra “amor” es una palabra “resbalosa”.74 Reconoce que hay tres 
aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas: Legalismo, 
 
69 Según Él, la idea de un Dios “allá arriba” (física, metafísica o metafóricamente) es anticuada, 
sin sentido y errónea. Hace falta una nueva imagen de Dios y una reinterpretación radical de la 
doctrina cristiana. Dios es “el Fundamento de nuestro ser mismo” y la iglesia de Dios nunca debió 
convertirse en una organización para personas religiosas. ROBINSON, A.T. Op, cit., p.21. 
70 De acuerdo con este enfoque, la fornicación y el adulterio no son necesariamente malos. El 
bien o el mal del acto depende de si “ayuda” o “lastima” a otra persona. De manera similar, el 
mentir, el robar, y muchas otras cosas que hasta ese entonces habían sido consideradas como 
malas, no deben ser necesariamente evitadas. FLETCHER, J. Ética de la Situación. La nueva 
moralidad. Filadelfia: Ariel, S.A., 1966, p.31. 
71 La obra Situation Ethics, revisada en 1997, controvertida desde su primera publicación, sigue 
siendo discutida por su tesis en la cual sostiene que algunos actos (como la mentira y el 
asesinato) pueden ser moralmente correctos, dependiendo de las circunstancias. 
72 Dietrich Bonhoeffer con “Ethics” (Ética), Emil Brunner con su “The Divine Imperative” (El 
imperativo divino), Paul Lehmann con su “Ethics in a Christian context” (La ética en el contexto 
cristiano), aportan las raíces de la postura situacional de Fletcher. 
73 Profesor de ética en un seminario Episcopal en Boston publicó en 1966 un libro titulado 
“Situation Ethics” (Éticas de Situación). De inmediato su postura resultó muy atractiva, sobre 
todo en algunos círculos liberales. Esta teoría afirma que la ética cristiana no impone otro deber 
que el deber del amor. Al enfrentar una decisión de índole moral en una situación dada, la ES 
nos dice que todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos cuál es la forma más amorosa de 
actuar en ese caso en particular. Ibid., p.26. 
74 Fletcher presenta seis proposiciones principales sobre el amor: 1. Solo el amor es 
intrínsecamente bueno; 2. La única norma absoluta es el amor; 3. Justicia y amor son sinónimos; 
4. El amor no es un mero sentimiento; 5. El fin justifica los medios; 6. El amor es situacional, no 
prescriptivo. Cf. Obra en inglés. FLETCHER, Joseph. Situation Ethics: The New Morality. 
Philadelphia: Westminster Press, 1966, pp. 57, 69, 87, 103, 120, 134. 
 
http://www.amazon.com/Situation-Ethics-Morality-Library-Theological/dp/0664257615/ref=sr_1_1?ie=UTF8&s=books&qid=1260238479&sr=8-1
17 
 
Antinomianismo y Situacionismo. El define el legalismo como la preocupación por 
la letra de la ley. Según ésta posición los principios de la ley no son meros 
lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son 
directivas que deben de seguirse en forma absoluta, con soluciones 
preestablecidas que uno puede “buscar en el libro”.75 
Resulta de gran utilidad su análisis sobre el moralismo como una segunda 
distorsión fatal de la ética cristiana. Así como el legalismo absolutiza la ley y el 
pietismo individualiza la piedad, el moralismo trivializa la moralidad y reduce 
la ética a una microética. Sin embargo “Hay momentos en que un hombre tiene que 
dejar todo de lado y hacer lo correcto”.76 
 Por otro lado, el antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley. 
Cada decisión es puramente existencial. Las decisiones morales se toman al azar 
en forma espontánea. Fletcher advierte que el legalista tiene demasiadas 
máximas y el antinomianismo ninguna. Por eso intentó encontrar un camino 
intermedio77 entre la ética legalista y antinómica. 78 Sostiene que el situacionismo 
es una posición intermedia para una ética más elaborada. El situacionismo 
respeta los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para 
descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa 
 
75 Fletcher distingue entre los principios que guían y las reglas que mandan. El establece los 
siguientes principios que operan como lineamientos, al elaborar las aplicaciones de la ley del 
amor: 1.Pragmatismo: Lo bueno y lo verdadero son determinados por lo que sirve; 
2.Relativismo: El situacionista evita las palabras como “nunca”, siempre“, “perfecto”, 
“absolutamente” al negar la existencia de los absolutos. Fletcher afirma que hay solamente un 
punto de referencia absoluto para el “relativismo normativo”: el amor. 3. Positivismo: El 
situacionista evalúa sus situaciones como ciertas, en función de si son positivas para un caso 
particular. 4. Personalismo: La ética trata de las relaciones humanas. El legalista pregunta 
siempre “¿Quédice la ley?” El situacionista pregunta “¿quién es el beneficiado?”, pues se 
interesa por las personas antes que por las ideas o principios abstractos. Ibid., pp.55-71. 
76 Ibid., p.249. 
77 En la misma idea de Fletcher, tratan de abordar la problemática pero con soluciones 
insuficientes. HENNING, Stevan y DAVID Teran. (trads.). Cuando las cosas buenas le suceden a 
gente mala: El cristiano y la envidia. Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2009. 
78 Seguimos con la pregunta ¿Qué preguntarnos para descubrir lo que exige el amor en una 
situación dada? ¿cómo protegernos de una visión distorsionada del amor?, Fletcher ofrece 
cuatro preguntas para considerar: 1.El fin: ¿hacia qué resultado estamos apuntando? 2. Los 
medios: ¿Cómo podemos garantizar ese fin? 3. El motivo: ¿Por qué este es el blanco al que 
apuntamos? 4. Las consecuencias: ¿Qué es lo que predeciblemente puede pasar? FLETCEHER, J. 
Op cit., pp.179-192. 
18 
 
actitud. Su argumento se centra en negar principios morales absolutos cuando 
se ponen por encima de las personas. El único absoluto que se puede afirmar es 
el amor. Pero ¿cómo se define este amor universal? Para Fletcher, hay que definirlo 
en un sentido utilitario. Cualquier acción que produce el mayor beneficio para 
la mayor cantidad de personas, es un acto de amor. En otras palabras sugiere 
que el fin justifica los medios.79Así para él, un aborto sería justificable en ciertos 
casos porque un bebé que no fue deseado ni planificado no debería 
nacer.80¿Quién decide cuál es la definición de beneficio mayor?81 Fletcher cree 
que no existen leyes absolutas que no sean la ley del amor Ágape y que todas 
las leyes se establecieron con el fin de conseguir la mayor cantidad de este 
amor.82 El lema que Él propone es: “Ama a Dios y haz lo que quieras,”83 
Esto significa que todas las leyes son únicamente una guía para lograr este 
amor, y por lo tanto se pueden ignorar si otra línea de acción se traduciría en 
más amor, porque a veces “estás tan repleto de lo correcto que no puedes ver lo 
bueno.”84 
También han entrado en este debate los obispos A. T. Robinson, ya 
mencionado, con su famoso “Honest to God”85 y James Pike, construyendo sobre 
 
79 En su concepto utilitario del amor, el adulterio o la mentira se podrían justificar en ciertos 
casos. Por ejemplo: si un marido está casado con una mujer discapacitada que no puede 
satisfacer sus necesidades podría ser un acto de amor tener una relación con otra mujer. Ibid., 
p.253. 
80 Ibid., p.51. 
81 Cf. NYENHUIS, Gerald. Ética cristiana. Miami: Unilit, 2002. 
82 TILLICH, Paul "El amor es la ley fundamental." El amor es el principio ontológico de la justicia 
distributiva. En: Amor, poder y justicia. Oxford: Ariel, S.A., 1970, p.41. 
83 Frase popularizada por AGUSTIN de Hipona. Ama Deum et fac quod vis. 
84 Disponible en: http://centrodeartigo.com/revista-digital-universitaria/contenido-35211.html 
[Consulta: 12 abril 2013]. 
85 Sincero para con Dios es un libro escrito por el Obispo anglicano John AT Robinson, criticando 
la teología cristiana tradicional. Tras su publicación en SCM Press en 1963 se desató una 
tormenta de controversia. Robinson ya había alcanzado notoriedad por su defensa de la 
publicación de El amante de Lady Chatterley. Robinson, evaluando su libro Sincero para con Dios, 
asumió que se definía desde una mirada secular, distante y post moderna en la constante 
exploración de lo que significa estudiar a Dios. Declaró que la principal contribución de este su 
libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuesto como Paul 
Tillich, Dietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Ofrece una reinterpretación de Dios, a quien 
definió como amor. La aportación del best-seller del obispo Robinson provocó un cambio de 
paradigma que hizo reflexionar, incluso en la ética del no creyente. ROBINSON, A.T. Honest to 
God. London: Smc press, 1963, pp. 63, 75, 105, 115, 127, 130. 
http://centrodeartigo.com/revista-digital-universitaria/contenido-35211.html
http://es.wikipedia.org/wiki/John_Robinson_(obispo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Tillich
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Tillich
http://es.wikipedia.org/wiki/Dietrich_Bonhoeffer
http://es.wikipedia.org/wiki/Rudolf_Bultmann
19 
 
supuestos “situacionalistas” como los de, entre otros situacionalistas, Barth 
Karl, Dietrich Bonhoeffer o Paul Tillich. Para ellos86 son legalistas el judaísmo, 
el catolicismo romano y el protestantismo clásico. (Episodios de burdo 
legalismo de la historia de la iglesia fueron por ejemplo quemar homosexuales 
en la hoguera durante la Edad Media.) 
Como respuesta a la Nueva Moralidad propuesta por la ES debemos decir 
que el amor podría ser una guía adecuada para el curso de acción correcto si 
fuéramos capaces de amar como ama Dios y de tener pleno conocimiento de la 
situación y de todas las consecuencias de nuestras acciones. Pero casi nunca 
somos capaces de amar de ese modo. Nuestro amor es egoísta. Además, no 
podemos conocer todas las consecuencias que nuestra acción “desinteresada” y 
“generosa” puede tener.87 El estándar cristiano “es tan difícil y tan contrario a 
nuestros instintos”88 que es evidente que algo está mal en nosotros 
personalmente y en nuestra sociedad. Entonces debemos reconocer que todos 
somos pecadores, y que tampoco los cristianos somos por ello victoriosos. Nos 
hemos de preguntar, ¿En qué consiste nuestra vida ética? ¿Es Cristocéntrica? 
¿Cuál es su objetivo principal? ¿Dejar de pecar y ser moralmente “buenos” o 
vivir con el maestro? Lejos de los estándares de Dios ¡Cuánta miseria hemos 
traído sobre nosotros y sobre otros como consecuencia!89 Podemos criticar los 
límites de la ES: Primero, su escasa atención al problema del pecado; segundo, su 
falta de una definición de lo que es “situación”; tercero, su confusión de 
cualquier ética basada en normas con el legalismo; y cuarto limitar la definición 
 
86 “Cuando el hombre que aborrece el nombre de Dios y se cree ser sin Dios, se consagra por entero al 
diálogo con el Tú de su vida, como un Tú que no puede ser limitado por otro, entonces está dialogando 
con Dios.” BUBER, Martin hablando de una persona que ostensiblemente niega a Dios: I and 
Thou, p.76, Cit. Tillich En: The protestant Era. Nueva York: Paidós, 1965, p. 65. 
87 Un ejemplo que cuestiona la postura situacionalista: Una pareja puede decidir que mantener 
relaciones sexuales antes del matrimonio les será beneficioso y que ninguno de ellos se verá 
perjudicado. Pero no lo pueden saber con certeza, y muchos, si no todos, que han razonado de 
esta manera se han equivocado. Hay demasiada culpa, demasiados patrones de infidelidad 
profundamente incorporados, y demasiados niños no deseados, para hacer de la Nueva 
Moralidad una opción valedera. THOMPSON, Les. La persona que soy. 3 a ed. Miami: Logoi, 
1997, pp. 79-82. 
88 LEWIS, C.S. Mere Christianity. Miami: Caribe, 1977, p. 75. 
89 BOICE, James Montgomery: “Los diez mandamientos: el amor a los demás”. En: Ética 
cristiana. Miami, Unilit, 2002, pp. 443-444. 
20 
 
de amor con la de 1 Corintios 13 dejando de lado otras como la de Romanos 
13.8-10 que Fletcher no tiene en cuenta.90 Tras la problemática que suscitan las 
propuestas de la ES, debemos en el siguiente apartado, fundamentar el camino 
que proponemos seguir. 
2 Categorías Fundamentales contrastadas 
En éste segundo punto pretendemos pasar revista a los principales sistemas 
éticos de modo que podamos tener una sólida base que nos permita escoger 
nuestras opciones de modo más seguro. Queremos pasar de un planteamiento 
ético absolutista o relativo para encontrar una fundamentación basada en una 
autonomía moral teónoma, que sea también heterónoma. 
2.1 Sistemas éticos clásicos 
Los filósofos griegos Sócrates, Platón y Aristóteles91 fueron los primeros en 
formular teorías éticas. Para ellos y sus seguidores,92las acciones morales se 
determinan en los contactos sociales,93 y son el resultado de deliberadas buenas 
acciones habituales.94 Aristóteles, por ejemplo, definía la virtud como un estado 
 
90 Cf. WILKENS, Steve. Beyond Sticken Ethics. Downers Grove: IVP, 1995, pp.174-177. 
91 Para Sócrates, la virtud y el conocimiento eran una sola cosa. Trató de identificar la excelencia 
del carácter con la visión intelectual. Platón vio la ética como la búsqueda de la justicia. Para él, 
la moral era una rama de la política. Lo que se logra en un buen estado es válido también para 
los individuos que lo componen. La justicia es una armonía en la que la sabiduría gobierna 
sobre los intereses y apetitos personales. El hombre justo deja que la sabiduría lo controle. El 
valor permanente del sistema de Platón es que pone el bien supremo en el reino del espíritu. El 
bien es espiritual en su naturaleza. Su efecto es como el sol en el mundo físico, que da luz y vida 
a todas las cosas. Así, la idea de lo bueno se revela a sí misma en cada cosa que de verdad 
existe. Es la fuente de toda verdad, conocimiento, belleza y bondad moral. Aristóteles (384-
322 a.C.) considerado como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega 
y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental, fue más práctico 
para tratar el tema. Él vio al hombre como un ser social en su esencia. RUSSELL, Bertrand. 
History of Western Philosophy. Vol.1. London: Alnoah, e pub., 2014, p.1708. 
92 CICERÓN, Marco Tulio traduce al latín el término ética griego como moral e introduce este 
concepto en el pensamiento romano. Su obra De officiis. Libro I, Cap. VII. (Sobre los deberes, o De 
oficios) es una obra filosófica que trata de los deberes a los cuales cada hombre debe atenerse en 
cuanto miembro del Estado. Fue compuesto en los últimos meses del año 44 a. C. 
93 El amor al prójimo como ideal moral sólo se produce en plural. El prójimo se da en sociedad y 
en relación. LAVIGNE, Jean-Claude. El prójimo lejano. Una espiritualidad de la sociedad 
internacional. Maliaño.: Sal Terrae, 1992, pp.86-93. 
94 En general, creyentes y no creyentes, ayudarían a una anciana a cruzar la calle. Parece existir 
un derecho natural, una conciencia hacia la acción “buena”. Somos malos por naturaleza pero 
http://es.wikipedia.org/wiki/44_a._C.
21 
 
de propósito moral deliberado “determinado por la razón y por la prudencia.”95 En 
términos muy generales, las tres “escuelas” clásicas de la ética filosófica son la 
deontológica96, la teleológica y la ética de las virtudes.97 Todas buscan 
principalmente que el sujeto ético98 tome la decisión correcta en una situación 
determinada. 
El acercamiento de la deontología (del vocablo griego dei, “es necesario” o “es 
correcto”) evalúa si un acto es correcto o incorrecto sobre la base de principios 
previamente establecidos o considerados normativos.99 Su desafío es la elección 
de la norma correcta para la situación específica. Se trata de una ética de la ley. 
 La teleología (de la palabra griega telos, “fin”) busca cuidadosamente 
sopesar las consecuencias (tanto las posibles como las probables, inmediatas o 
remotas) de una acción y tomar una decisión de acuerdo con la acción que 
podría mejor promover el mayor bien para la mayoría, o en su defecto, evitar lo 
peor. 
La ética de las virtudes recibió su expresión clásica en el cuarto siglo a. C, 
con La ética nicomáquea de Aristóteles, que sería más tarde reelaborada por el 
 
existe un reconocimiento innato de la buena acción. CHOZA, Jacinto. Los otros humanismos. 
Estella: Eunsa, 1994, pp. 137-142. 
95 Ética a Nicómaco, obra escrita por Aristóteles para su hijo, Nicómaco, consta de diez libros y su 
contenido versa sobre la felicidad. Está considerada una de las dos obras fundamentales en que 
posteriormente se basó la ética occidental. BRENTANO, Franz. Aristóteles. Barcelona: Labor, 
1983, libro 2, capítulo. 6. 
96 Cf. KOHLBERG, Lawrence 1927-1987. Procedente de la Universidad de Chicago y Yale, 
en 1968 se incorpora a la Universidad de Harvard, donde permanece hasta 1987. En esta 
universidad desarrolla la parte más importante de su reflexión acerca del desarrollo moral y de 
la autonomía. Sus planteamientos éticos asociados a las etapas de infancia (deontología) el qué. 
adolescencia (teleología) el por qué. y madurez (virtudes) aspira a lo mejor y evita lo peor. Para 
su investigación retomó gran parte de las aportaciones de Jean Piaget al estudio de la moral 
dentro de la Psicología. Su trabajo se continuó en el “Centro para el Desarrollo y la Educación 
Moral”. Cf. HIGGINS, A. La educación moral según Lawrence Kohlberg. Barcelona: Gedisa, 1999. 
Ver en Pablo (I Cor 6.12 y 10.23). 
97 El panorama de la ética filosófica es obviamente mucho más complejo que lo que aquí se 
presenta, ya que por ejemplo, se puede dividir la deontología y la teleología en varias 
subcategorías. Las tres escuelas no son mutuamente exclusivas, y cada una refleja en su propia 
perspectiva algunos aspectos de las otras. Se trata más de una cuestión de énfasis. Para un 
panorama detallado de la deontología y la teleología, véase Ian C. M. Fairweather y James I. H. 
McDonald, The Quest for Christian Ethics: An Inquiry into Ethics and Christian Ethics (Edimburgo: 
The Handel Press, 1984): 3–64. 
98 ROVIRA, Rogelio. Teología ética. Madrid. Encuentro, 1986, pp.32 
99 En las religiones del libro, la Torá, la Biblia o el Corán. 
http://es.wikipedia.org/wiki/1927
http://es.wikipedia.org/wiki/1987
http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Yale
http://es.wikipedia.org/wiki/1968
http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Harvard
http://es.wikipedia.org/wiki/1987
http://es.wikipedia.org/wiki/Autonom%C3%ADa_(filosof%C3%ADa_y_psicolog%C3%ADa)
http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Piaget
http://www.gedisa.com/libroimpres.asp?codigolibro=203306
22 
 
escolasticismo.100 Este planteamiento ha tenido una especie de resurrección en 
las últimas dos o tres décadas, especialmente a través de los escritos del 
filósofo-eticista Alisdair MacIntyre.101 Su enfoque se concentra en el carácter 
moral de la persona, con la meta de formar el carácter, es decir, la conducta, 
actitudes y hábitos, a fin de que la persona pueda discernir, elegir y vivir cada 
vez mejor cada acción en las diversas situaciones de la vida. Es una cuestión de 
llegar a ser un individuo ético, que crece en madurez hacia un estilo de vida 
marcada por la integridad, la sensibilidad y la coherencia.102 
¿Cómo alcanzar éste nivel de moralidad en la vida cotidiana?103 Los 
componentes fundamentales según la ética de las virtudes son: Primero, definir 
el “bien” hacia el cual toda reflexión ética se debe dirigir. El “bien” es aquel fin 
supremo que idealmente debe orientar e inspirar toda nuestra existencia. Es 
logrando este bien que cumplimos mejor nuestro propósito como seres 
humanos. Este bien trascendente al cual todas las otras metas en última 
instancia deben dirigirse, no puede limitarse a alguna ganancia material 
cuantificable o a alguna satisfacción emocional.104 Frente a los límites de la 
razón, que deja siempre un espacio abierto a la trascendencia 
indemostrable,105 el bien tiene valor absoluto en y por sí mismo y se debe buscar 
por lo que es en sí. Para Aristóteles, el bien supremo para los seres humanos es 
la “dicha” (eudaimonia), algo que va más allá de los sentimientos asociados con la 
 
100 Cf. HELLER, A. Aristóteles y el mundo antiguo. Barcelona: Peninsula, 1983. 
101 MACINTYRE, Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of 
Notre Dame Press, 1985. Whose Justice? Whose Rationality?, 1988. La meta de MacIntyre es 
escribir una crónica de los movimientos históricosque han conducido a la incoherencia moral 
de las sociedades modernas de Occidente y propulsar el valor de la tradición moral 
aristoteliana. 
102 Cf. GALILEA, Segundo. El reino de Dios y la liberación del hombre. 3 a ed. Bogotá: Paulinas, 
1982. 
103 TURIENZO, A. Saturnino. El hombre y su soledad. Una introducción a la ética. Salamanca: 
Sígueme, 1983, pp. 295-322. 
104 Cf. REINARES, T. Alesanco. Filosofía de san Agustín. Síntesis de su pensamiento. Madrid: 
Agustinos, 2004. 
105 ESTRADA, Juan A. El sentido y el sin sentido de la vida. Madrid: Trotta, 2010, p. 219. 
23 
 
felicidad.106 Muchos comentarios bíblicos sobre el Decálogo hacen eco de esta 
expresión clásica, y se sitúan en la perspectiva de una ética de la virtud. 
El segundo término que requiere de una definición es “virtud”,107 según la 
teología cristiana tradicional, siendo Tomás de Aquino108 la figura más 
conocida. La virtud supone adquirir las destrezas requeridas por el 
razonamiento moral y exhibir los hábitos de conducta conmensurables con el 
bien. 109 Todo esto demanda un proceso que dura toda una vida de disciplina en 
el razonamiento moral, la transformación constante de uno mismo y la práctica 
ética continua.110 Así, por ejemplo, la definición convencional de justicia es 
suum cuique, “a cada quien lo que debidamente le corresponde”.111 En un primer 
nivel, esta virtud es visible por criterios externos, como la búsqueda de actos de 
justicia y el respeto por las leyes de la comunidad. Sin embargo, ser justo es 
también tener ciertas actitudes internas que inspiran a hacer lo que es correcto 
para con otros, independientemente de las exigencias o prohibiciones sociales o 
eclesiásticas. En otras palabras, para responder realmente a una ética de la 
 
106 Es difícil encontrar equivalentes adecuados para algunos de los términos técnicos empleados 
por Aristóteles en griego. MacIntyre da algunos ejemplos de este problema. Cf. MACINTYRE, 
Alisdair. After Virtue: A Study in Moral Theory, 2a ed. Indiana: University of Notre Dame Press, 
1985. 
107 Cf. Axiología. Las virtudes son aquellas disposiciones que se necesitan poseer para 
aproximarse al “bien” encarnado. Usualmente se agrupan en dos categorías fundamentales: las 
cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, valor y templanza) y las tres virtudes teológicas 
(fe, esperanza y caridad o amor). HARTMANN, Nicolai. Ética. Madrid: Encuentro, 2012, p.287. 
108 Cf. RAMOS, Alejandro. La ciudad de Dios en la ciudad de los hombres. Mar del Plata: Fausta, 
2008. 
109 En realidad hay más de siete virtudes; muchos consideran que estas son las más 
preeminentes. La lista de virtudes compuesta por Aristóteles era bastante larga. Cf. LLEDÓ, 
Íñigo. (ed. y trad.) “Ética nicomáquea-ética eudemia”. En: Biblioteca Clásica Gredos, Madrid: 
Gredos, 1985, pp.129–409. Aristóteles dividió las virtudes en dos categorías, las intelectuales y 
las morales, que debían de entenderse según la doctrina del punto medio, es decir, en la 
elección de conductas y actitudes que mediaban entre extremos opuestos (por ejemplo, el valor 
como el punto medio entre la temeridad y la cobardía). Algunas virtudes que serían 
fundamentales para una ética cristiana no aparecen en la lista de Aristóteles, por ejemplo, la 
humildad y la caridad. Cf., ALISDAIR, Macintyre. After Virtue: A Study in Moral Theory. pp.162–
63. 
110 2 Ped 3.9 
111 Tradicionalmente se ha catalogado la justicia en tres formas básicas: la justicia recíproca entre 
individuos; la justicia distributiva, por la cual la sociedad actúa de manera correcta hacia los 
individuos; y justicia legal, a la cual todos los individuos idealmente deben responder. Es 
importante señalar que el contenido de cada uno de estos conceptos dependerá en gran medida 
de la particular comunidad o tradición bajo consideración. Cf. RAWLS, John. Teoría de la justicia. 
Méjico: Cambridge: Harvard University Press, 2000. 
24 
 
virtud no basta con hacer lo correcto; el interés por la virtud buscará ir más 
lejos.112Además, un compromiso con la justicia involucra “sentimientos de 
empatía”, esos lazos emocionales que son cruciales para la práctica de la virtud 
cristiana. Una virtud así debe conducirnos a mostrar misericordia hacia otros. 
El tercer factor que interviene en la ética de las virtudes es la comunidad. 
Cada comunidad establece por sí misma qué es el “bien” para sus miembros y 
trata de formarlos en consonancia con él.113 La formación del carácter moral de 
sus miembros se fundamenta en un particular conjunto de tradiciones114 y en 
sus propias explicaciones de la naturaleza, de la sociedad humana y del 
significado de la vida. El bien también se modela a partir de ciertos individuos 
ejemplares que mejor demuestran las virtudes en sus vidas cotidianas.115 
¿Cómo evolucionaron los sistemas éticos desde entonces? Los estoicos y los 
epicúreos reaccionaron contra el intelectualismo de estos sistemas.116 Los estoicos 
encontraron que una vida buena consiste en suprimir las emociones. Para ellos 
la virtud principal era la firmeza. Para los epicúreos117 el ideal era el placer. 
Estas ideas éticas han viajado a través de la historia del pensamiento 
hibridándose con otras.118 Los griegos raramente trataron el problema de la 
obligación moral, es decir, el por qué alguien debería perseguir el bien.119 El 
pueblo judío elabora un sistema ético basado en el estudio de la ley divina, 
 
112 La ética de la virtud busca la excelencia moral y no se limita al cumplimiento de expectativas 
comunitarias. Cf. ANDRÉ, ComteSponville. A Small Treatise on the Great Virtues: En: The Use 
of Philosophy in Everyday Life. Nueva York: Metropolitan Books, 2001, pp. 60–85. 
113 Las tradiciones no siempre están basadas en un criterio ético justificado. Cfr. Mt 15.6. Mc 7.3. 
114 APEL, Otto precisa el carácter “utópico” de la ética discursiva en Estudios éticos. Barcelona: 
Herder, 1986, pp. 175-219. 
115 Cf. PIEPPER, Joseph. Las virtudes fundamentales. 3 a ed. Madrid: Rialpsa, 2010. 
116 Disponible en: http://filosofia.laguia2000.com/general/principales-doctrinas-estoicas-y-
epicureas. [Consulta: 4 enero 2015]. 
117 DUPRÉ, Bern. 50 cosas que hay que saber sobre filosofía. Londres: Planet., 2010, pp. 45-56. 
118 Cf. ESTRADA, Juan Antonio. Op. cit., p.219. 
119 Enseñaron que conocer el bien era suficiente para desearlo. La naturaleza específica del 
deber tendía a perderse en tales sistemas de pensamiento. AUDI, Robert. (ed.). Diccionario de 
filosofía. Madrid: Akal, 1999, p.266. 
25 
 
denominado “Pilpul”120 y el cristianismo elaboró diversos sistemas éticos 
basados en la Biblia,121 y en las diversas tradiciones eclesiásticas. 
Las tensiones entre estas categorías fundamentales frente a las hipotéticas 
del situacionalista, son inevitables. Brunner Emil122 observa que: "Este es el 
estigma de la moralidad cristiana: haber considerado siempre que la actitud más 
legalista era la más seria". Ésta tensión puede llevar lejos de la integridad 
moral. El problema radica en designar la razón y la caridad, o la Biblia como 
categorías fundamentales a la hora de discernir la moralidad. Nos interesa saber 
si las normas bíblicas son lo suficientemente claras como criterios únicos de 
conducta, o bien, como sostiene la ES, solamente la razón y la caridad servirán 
en función del amor, como “esclavas” al servicio de éste. 
Observando la tradición judía y cristiana, vemos que ambas intentan 
regular la conducta humana a partir de unos textos prescriptivos, a la vez que 
quieren rendir homenaje al amor. Obedeciendo a la ley se ha entendido 
tradicionalmente que se sirve al amor y así se elimina el conflicto entre ley y 
amor, pero repasado la historia vemos que la realidad es bien distinta.123 Si lo 
que más importa no es la legalidad de una acción sino su poder constructivo, el120 Por pilpul se conoce uno de los métodos empleados por los estudiosos talmúdicos para tratar 
de descubrir las razones de los mandamientos. Consiste en examinar todos los argumentos 
pensables, tanto los pro como los contra, en procura de hallar argumentos lógicos para los 
preceptos. Para esto se desmenuza y analiza cada sentencia de la Torá, se despeja el sentido 
correcto de cada vocablo o expresión y luego se reintegra el objeto a su estado original 
dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación a su 
contexto, y si se halla que el análisis de lo particular no coincide con el campo que lo rodea, 
entonces se retoma el análisis. Cuando lo particular y lo contextual concuerdan, se examina en 
relación a sentencias similares en otras partes de la Torá, para verificar la consistencia de lo que 
se presume haber hallado. Cuando se cree haber despejado definitivamente la incógnita, 
entonces se parte de cero, se retorna al análisis particular de la sentencia, pero ahora desde la 
perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles 
argumentaciones. SUAREZ, Luis. Los judíos. Barcelona: Ariel, 2003, pp.514. 
121 Algunos teólogos modernos emplean la expresión bibliolatría (adoración al libro) para 
descalificar a quienes creen en la inspiración e infalibilidad de las Sagradas Escrituras. DE 
ANDRADE, Correa. Diccionario teológico. Con un suplemento biográfico de los grandes teólogos y 
pensadores. Miami: Patmos, 2002, pp.32-33 y 291-292. 
122 BRUNNER, Emil. The Divine Imperative. A Study in Christian Ethics. Cambridge: 
Luttherworth press, 1932, p.68. 
123 Parte de la explicación de la histórica confrontación entre los pueblos “del libro” arranca de 
los tiempos de Abraham. Cf. WRIGHT, Bryant. Semillas de conflicto. Las raíces bíblicas de la 
crisis inevitable en el medio Oriente. Nashville: Nelson, 2011. 
26 
 
relativismo moral cobra importancia en su utilidad práctica, aunque como 
sistema no sea seguro.124 Aquí no apoyamos el antinomismo125, sino una 
comprensión más bíblica de la conciencia moral,126 que tenga como imperativo 
fundamental al amor y lo demás como variables.127 No olvidemos que el 
proyecto que nos ocupa conlleva la máxima exigencia de conducta y ante ella 
nos preguntamos por las herramientas de que disponemos. 
 ¿Cómo pretender entonces ser cristianos con una moral adulta? No 
podemos hacerlo en base a categorías extra bíblicas como pretende el 
naturalismo, basándose en una teología secular de la cultura.128 Porque el 
naturalismo129 en sus diversas formas, no se ocupa de la cuestión de la 
obligación moral. Reconoce que tal teoría puede tener su lugar en una historia 
de la ética, pero la cuestión del por qué algunas acciones son buenas o malas o 
por qué deberíamos procurar lo bueno y combatir lo malo, la suele pasar por 
alto.130 Al evolucionar moralmente131, el individuo desarrolla su mente, cuya 
 
124 Cf. FLECHA, A. José Román. Moral de la persona. Madrid: autores Cristianos, 2002. 
125 Teológicamente, el antinomismo es la creencia de que no hay leyes morales que Dios espere 
que obedezcan los humanos. LOCWARD, Alfonso. Nuevo diccionario de la Biblia. Miami: Unlit, 
1999, p.643-644. 
126 “La Teología moral católica del futuro tendrá que hacer un esfuerzo notable por repensar y reformular 
la función de la conciencia moral a fin de que en ella se articule la tendencia hacia el ideal y la sensibilidad 
hacia las situaciones especiales en que se encuentran las personas.” VIDAL, Marciano. Nueva moral 
fundamental. El hogar teológico de la ética., Bilbao: Desclée, 2000, p.693. En la misma línea se sitúa 
el esfuerzo del filósofo VALADIER, P. Elogio de la conciencia. Madrid: PPC, 1995, p.53. 
127 Pero un amor agapeísta fundado en la familia. Cf. DUCH, Luis. Ambigüedades del amor. 
Antropología de la vida cotidiana. Madrid: Trotta, 2009, p.171. 
128 Llamamos “teología secular” a un sistema doctrinal que defiende una mayor participación de 
la Iglesia con el mundo, teniendo como objetivo la solución de los muchos y agudos problemas 
sociales. DE ANDRADE, Correa. Op. cit., pp.288. 
129 El naturalismo pretende no descartar la religión, sino simplemente aquellos elementos de la 
religión que dependen en última estancia de una estructura no física del universo. Por ejemplo: 
una mente divina, una interpretación teleológica del universo como un todo, etc. Los 
naturalistas teístas como Julián Huxley, Henry Nelson Wieman y Bernard Meland mantienen 
que todos los valores religiosos verdaderos que tradicionalmente se asocian con el teísmo 
sobrenatural podrían mantenerse en un marco puramente naturalista. KANTZER, Kenneth. 
(ed.). Diccionario de Teología. Vol. 2. Michigan: Desafío, 1960, p. 416. 
130 El obispo BUTLER, Joseph cuyo libro de texto se adoptó en colegios y universidades de 
Oxford durante muchos años, veía en la conciencia la autoridad moral suprema. Cf. Conscience, 
consciousness and Ethics. Philosophy and ministry. Nueva York: Boydell press, 2011. 
131 La evolución moral del individuo es un hecho. No lo es la discusión moral sobre dicha 
evolución. Algunos pretenden abocarnos hacia una mejoría otros en cambio hacia una 
degeneración universal. Cf. GREEN, G. Dialogando con la evolución: Una perspectiva bíblica. 
Enfoque del escepticismo moral. San José: Clir, 1997, pp. 33-37. 
http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=enc_universidades
27 
 
característica es la libertad y la capacidad de reflexionar por sí mismo y de 
criticar sus ideas. Pero la personalidad pensante no puede explicarse sobre 
bases naturalistas. Si la explicación naturalista no es suficiente, deberemos 
volver a investigar el origen de la conciencia moral, buscando un sistema más 
valido. 
Kant132 separó la obligación del amor egocéntrico basándose en principios 
racionalistas, propios de un argumento deontológico. Para él, el deber por el 
deber es el motivo moral. Más tarde, pero en una dirección diferente, el 
utilitarismo teleológico133 expuesto por J.S. Mill134 con su principio 
determinante “el mayor bien dentro del mayor número” hace del bien el objetivo de 
la acción moral. 
 En cambio, la ética cristiana135 parte del principio de que el conocimiento 
de la obligación moral es dado por Dios mismo. El Espíritu Santo no solamente 
da la iluminación para saber lo que es bueno, verdadero y bello, sino también el 
deseo y el poder de ir tras ellos. Supera la deontología, la teleología y a las 
virtudes. Pero los creyentes se preguntan: ¿Actúa el Espíritu en todas las 
circunstancias y en todas las personas, de la misma manera? ¿Cómo confiar en 
los presuntos depositarios de ese Espíritu, cuando se han desdicho con sus 
obras? Antes de avanzar una respuesta, repasemos las categorías que integran 
ésta problemática. 
 
132 Kant postuló que cada ser racional tiene el concepto de obligación; la ley moral compromete 
a todos los seres racionales como tales. Es categóricamente imperativa, no admitiendo 
excepciones. El agente moral debe actuar únicamente sobre la máxima de que lo que él desea 
tendría que poder llegar a ser una ley universal. Cf. KANT, Immanuel. Crítica de la razón 
práctica. 11 a ed. Madrid: Materiales de filosofía. En: Universidad de Valencia, Alfaguara, 2000. 
133 HARRISON, Everett. Diccionario de teología. Michigan: Desafío, 1999, p. 260. 
134 MILL, J.S (1806-1873). Economista, lógico y filósofo británico. Hijo del también economista 
James Mill, fue educado de forma exclusiva por éste según los estrictos principios del Emilio de 
Rousseau. Dotado de una inteligencia extraordinaria, a los diez años estaba versado en griego y 
latín y poseía un exhaustivo conocimiento de los clásicos. A los trece años su padre le introdujo 
en los principios de la lógica y de la economía política. PAPINEAU, David. Filosofía. Barcelona: 
Blume, 2004, p.139. 
135 El bien supremo del hombre