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1 COMUNICACIÓN Y LIDERAZGO PRESIDENCIAL Reseña de “Comunicación y Liderazgo: historia de mi trabajo en la Casa Blanca”, de David Gergen1. Silverio Zebral Filho2 Septiembre de 2012 El texto presenta un breve resumen analítico de la experiencia de David Gergen (analista político y consultor de comunicación) en la Casa Blanca, se desempeñando como asesor de 4 (cuatro) de los últimos 7 (siete) presidentes americanos: Nixon, Ford, Regan y Clinton. El análisis se enfoca en los distintos estilos de liderazgo de cada presidente y en como cada estilo se ha traducido en (a) distintos tipos de organización operativa y de reparto del poder adentro de las oficinas en la Casa Blanca; (b) en distintos padrones de comunicación estratégica con la ciudadanía y con los medios.; (c) distintos éxitos y fracasos en la gestión de los temas presentes a la agenda presidencial. Señalado esta diversidad, Gergen reconoce la comunicación como el principal mecanismo por medio del cual el presidente expresa su liderazgo y busca (en el ‘subtexto’, por de tras de la narrativa) apuntar a buenas prácticas (“lecciones para futuros líderes” [pg.111]) para hacer avanzar los intereses de la Presidencia en los temas de la agenda pública. De modo general, sus recomendaciones pueden sumariar en el conyunto de proporciones à la continuación: • La “tarea-clave” del presidente El presidente puede abrir mano de todo, menos de comunicar. El liderazgo presidencial si ejerce básicamente por medio de la comunicación. En este sentido, hay que – en larga medida – delegar funciones. Tales funciones son ejercidas por la oficina de la presidente formada por un equipo técnico armada a su modo y semejanza. Todavía, delegar funciones no es el mismo que compartir el poder: la toma de decisión en alto nivel debe seguir exclusivamente en las manos del presidente. La decisión presidencial no se comparte sin daños a la autoridad y – también – al mensaje. . • La organización de la oficina del presidente Significa tener un equipo a quien se pueda delegar la organización de la información para la toma de decisión presidencial, la relación cotidiana con el Congreso, el avance del las políticas públicas y la agenda diaria del presidente. Aún que los armados sean distintos en su diseño, todo presidente necesita de (i) un “jefe de gabinete” que coordine el día-a-día operativo de la oficina, de un “reforzador” que mantenga las actividades de la oficina en línea con la orientación presidencial y evite filtraciones indeseables; y de un “amigo” con quien pueda compartir perspectivas y aflicciones personales en privado. Según Gergen, esto todo es fundamental para dejar que el presidente de se enfoque en su tarea fundamental: la de comunicarse con la gente y 1 GERGEN, David. Comunicación y Liderazgo: historia de mi liderazgo en la Casa Blanca. In GERGEN, David; LEWIS, Ann & IZURIETA, Roberto. Cambiando la Escucha: comunicación presidencial para ciudadanos indiferentes. Buenos Aires: La Crujía. 2005. 1ed. 2 Especialista senior de la Secretaria de Asuntos Políticos de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Comentarios y sugerencias pueden ser enviados para szebral@oas.org y szebral@gwu.edu 2 cultivar relaciones personales con los parlamentarios-clave de los partidos del Gobierno y de la oposición (en el caso de EEUU, “con los dos lados del Congreso”). • La estrategia de la comunicación desde la Presidencia Primer de todo, hay que enfocarse diariamente en las prioridades del presidente, no de la prensa. Hay que “controlar la agenda”. En este sentido, el líder debe Hablar directamente a la gente – no responder a los temas coyunturales en la agenda del periodista y de la prensa si no usar el medio para difundir a mensaje que le interesa directamente a la gente. (“al responder a los periodistas, no olvidaba que su verdadero publico estaba al otro lado de cámara” [sobre Regan, pg. 117]). Hay de tener en cuenta que la clave de buena comunicación es la repetición. Para esto, el mensaje debe ser corta, directa y clara para que, si pueda repetir muchas veces, propagarse por los medios de comunicación sin pérdida o cacofonía y llegar así al destino final: el ciudadano/elector. Además hay que “comunicar grandes cosas”, por medio de “historias bien elegidas” que hablen de “hechos reales” (evitando la aridez del vacío simbólico de los números y de los gráficos) haciendo referencia a la “experiencia comunitaria” (la vida concreta de la gente en su hogar o ciudad) en “lenguaje coloquial”. Por fin, el discurso debe positivo, “animado” (aún cuando solemne), lleno de simbolismos y con algún toque teatral; cerrándose con humor. A despecho de esto tono de conversación casual, el discurso (que sirve como uno de posibles vehículos del mensaje) debe ser cuidadosamente preparado con anterioridad tratando de – más allá de entre otros atributos de fondos - “anticiparse a las criticas”. [pg. 138-150]. Esto es particularmente importante cuando la agenda si cambia en “negativa” o en momentos de crisis: el elemento sorpresa puede y debe ser utilizado cuando se trata de un hecho positivo. Al contrario, la difusión de una noticia negativa debe ser planificada y controlada Por fin, un buen mensaje inmerso en un buen discurso suele morirse en la boca de un malo mensajero. El discurso tiene que estar en línea con el ejemplo, conformado en la imagen presidencial. • La imagen presidencial La imagen del presidente aún más importante que su discurso, en especial el en mundo multimedios de los días de hoy. Por esta razón, hay que organizar pocas apariciones para no fatigar la imagen y dar importancia a cada aparición (en especial a la primera y la última en torno de un tema). Las apariciones del presidente deben ser cuidadosamente planificadas, de modo a crear situaciones y escenarios teatrales que sean útiles para reforzar el liderazgo y el mensaje – utilizando marcas y símbolos que pueden ser reconocidos por la populación. [“cuando la imagen visual puede comunicar significado instantáneamente a individuos de diferentes lenguas y creencias en el mundo, la función de las palabras cambia”, citando a Jamieson (1998), pg. 120] • El liderazgo en prueba: el manejo de la crisis. El más importante teste para el liderazgo político es la emergencia de una crisis. La capacidad del liderazgo en tiempos de crisis no esta propiamente ubicada en el evitar a la crisis, pero en (a) no agigantarla por medio de una mala gestión y (b) en salvar – en la medida de lo posible - a sus liderados. En este sentido, el líder debe (a) reconocer la falla, (b) llamar la responsabilidad de los hechos para si mismo, (c) tomar las decisiones de manejo de la crisis con anticipación antes de 3 salir a comunicar las providencias de mitigación que se van a tomar, (d) comprometerse con sanar la falla y (e) agir de inmediato, con firmeza y transparencia de intenciones. - // -