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SC 10.1. La influencia de la asimetría sobre la organización 
espacial de los CCD: el eje superficie-profundidad de la 
vesícula lental. V. Flores, M. Rapacioli 
El desarrollo de la vesícula lental ofrece un ejemplo acerca de cómo 
las características fisicoquímicas del ambiente de las células en 
desarrollo influyen sobre sus CCD. Las células de la vesícula lental 
exhiben desde temprano una diferencia en sus CCD según ocupen 
la porción superficial o profunda de ella. Las del hemisferio superficial 
se mantienen durante mucho tiempo con capacidad proliferativa y sin 
capacidad de diferenciarse, en tanto que las células del hemisferio 
profundo cesan rápidamente la proliferación y se diferencian en fibras 
del cristalino. En otros términos, la lente exhibe un gradiente de 
desarrollo tal que se encuentra más avanzado en el polo profundo. 
Dicho cambio de comportamiento se produce en la zona del ecuador 
entre ambos casquetes (superficial y profundo). Como las células de 
la superficie anterior proliferan, se van desplazando hacia el ecuador, 
las que llegan al ecuador cambian bruscamente de comportamiento: 
dejan de comportarse como pertenecientes a la población superficial 
y adquieren la conducta típica de las de la región profunda. 
Es como si la superficie anterior sólo proveyera las células que se 
diferencian sólo en la región profunda. Las células que llegan al polo 
profundo se diferencian, el citoesqueleto va adquiriendo una 
estructura cristalina integrada por un conjunto típico de proteínas 
específicas de la lente (cristalinas), pierde vitalidad el núcleo y los 
organotes se disgregan y se transforman en estructuras con 
propiedades de fibras ópticas. En sentido estricto, las fibras del 
cristalino no son células sino el resto que queda de las células una 
vez que mueren. 
El epitelio anterior de la vesícula lental sigue proliferando y 
produciendo nuevas células por mucho más tiempo. Como resultado 
de la intercalación de las nuevas células, el epitelio anterior se 
expande y las células más viejas van corriéndose hacia el borde o 
ecuador del cristalino. Una vez allí inician la diferenciación. Así, a lo 
largo del desarrollo se van agregando nuevas cohortes de células a 
lo largo de toda la banda ecuatorial como nuevas capas concéntricas 
de nuevas fibras ópticas. ¿Están determinadas a comportarse 
diferentemente las células lentales de las regiones superficial y 
profunda? Algunas experiencias de rotación de la lente durante el 
desarrollo indican que no. 
La microcirugía permite extraer la lente y reubicarla en una posición 
diferente. Si durante el desarrollo se extrae la lente, que ya ha 
iniciado su desarrollo, y exhibe claras diferencias entre células 
superficiales (no diferenciadas y proliferantes) y fibras profundas (ya 
diferenciadas) y se la rota 180º de modo que el hemisferio profundo 
pase a ser superficial y viceversa, ocurre el siguiente 
fenómeno: a) las células que se encontraban en la cara superficial 
pasan a estar ubicadas en el interior de la copa óptica; allí cesan su 
proliferación y rápidamente se diferencian; b) las células que se 
encontraban en el hemisferio profundo y que ya se habían convertido 
en fibras del cristalino (elementos inertes sin vitalidad) quedan como 
están, pero ahora en la superficie anterior; c) un fenómeno 
significativo ocurre en la población de células que ocupan el ecuador 
de la lente en desarrollo. 
Las células de la banda del ecuador siguen en el ecuador pero con 
una polaridad espacial superficie  profundidad invertida. Las células 
que estaban pasando de la cara anterior a la posterior estaban 
cesando su proliferación e iniciando la diferenciación. Al producirse 
la inversión del eje superficieprofundidad de la lente, las células que 
estaban de la región superficial del ecuador, que aún proliferaban, 
pasan a iniciar la diferenciación, y las células que estaban en la 
región profunda del borde, que estaban iniciando la diferenciación, 
reasumen la proliferación. Así se genera una nueva población de 
células lentales en desarrollo con una polaridad invertida con 
respecto a las que habían iniciado el desarrollo de la lente. Las 
nuevas células profundas inician la formación de un nuevo núcleo de 
fibras primarias a las cuales se agregan luego nuevas fibras 
secundarias. Las nuevas células superficiales regeneran un nuevo 
epitelio anterior que se extiende sobre la superficie de la exporción 
profunda ya diferenciada. Estas dos nuevas poblaciones celulares 
continúan el desarrollo de una lente que se construye sobre la que 
se había formado inicialmente y que consiste en una lente mixta con 
un doble carácter, ya que las fibras ópticas formadas antes de la 
inversión tienen una orientación espacial y las que se formaron luego 
de la inversión tienen la orientación opuesta. 
Este resultado experimental ilustra con claridad la importancia de la 
organización espacial de los CCD y la dependencia de dicha 
organización respecto de las vías de señalización espacialmente 
estructuradas que “imprimen” una asimetría en el entorno de las 
células en desarrollo (Fig. SC 10-1-1). 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-1-1.jpg
 
Fig. SC 10-1-1. Representación esquemática de la experiencia de 
rotación de la lente. A. Estado inicial: lente en su posición 
normal. B. Estado inmediato posterior a la cirugía: lente rotada 
180º. C. Seis días después de la cirugía: las células que inicialmente 
formaban el epitelio anterior (proliferativo) se diferencian en “nuevas 
células profundas” e inician la formación de un “nuevo” núcleo de 
fibras primarias y las “nuevas células superficiales del ecuador” 
reasumen la proliferación y regeneran un nuevo epitelio 
anterior. D. Diez días después de la cirugía. 
 
 
SC 10.2. El campo lental del extremo cefálico del embrión. 
Interacciones celulares y vías de señalización involucradas en 
su constitución y evolución. V. Flores 
El ectodermo epidérmico de las regiones laterales del prosencéfalo, 
la zona que cubre las vesículas ópticas adquiere, desde muy 
temprano, potencia para formar la lente. Dicha región ectodérmica 
integra la zona denominada línea de Wolff que origina placodas 
ectodérmicas. Las placodas ectodérmicas generan células que 
luego se diferencian en a) neuroepitelios receptores periféricos 
(olfatorio, auditivo, del equilibrio, etc.), b) células que se invaginan e 
incorporan a ganglios sensoriales craneales (placodas óticas, 
placodas epibranquiales) y, además, generan células 
que c) contribuyen a amplificar las poblaciones mesenquimáticas 
cefálica y branquial. 
El área de ectodermo que durante el período somítico forma la línea 
de Wolff deriva de la zona ectodérmica, ya definida durante la 
gastrulación, denominada área preplacodal. Esta área, en estados 
más tempranos, ocupa la región del ectodermo epidérmico que 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-1-1.jpg
bordea, a modo de herradura, el extremo cefálico de la placa neural 
(SC 11.4. Modelo de inducción de la región preplacodal). 
La zona llamada línea de Wolff está integrada por el ectodermo 
epidérmico y una delgada capa de mesénquima subyacente con la 
que interactúa. Este mesénquima está formado mayoritariamente por 
células provenientes de la cresta neural preótica o craneal. En la 
región encefálica, las células de la cresta neural se segregan del 
compartimento epitelial incluso antes de que se cierre el tubo neural. 
Parte de estas células se distribuyen en superficie por debajo del 
ectodermo y junto con él forman parte de la línea de Wolff. 
Algunos experimentos clásicos muestran que, cuando dicha región 
ectodérmica es trasplantada muy tempranamente (antes de la 
interacción con su correspondiente mesénquima), no se transforma 
en placodas sino simplemente en epidermis de la región a la que 
fueron trasplantadas. Por el contrario, cuando se explantan o 
trasplantan, en estados más avanzados, porciones definidas de la 
línea
de Wolff, estos tejidos originan las placodas que hubieran 
formado en sus lugares de origen. 
Este segundo resultado implica que se hallaban determinadas antes 
del trasplante. Se sabe que para que la determinación ocurra el 
ectodermo del área preplacodal debe recibir previamente diferentes 
tipos de estímulos de tejidos mesodérmicos y ectodérmicos 
adyacentes. Entre estas señales existen algunas positivas (+) que 
son determinantes y existen algunas que son inhibitorias o negativas 
(-). Las primeras posibilitan que las células expresen la combinatoria 
de factores de transcripción correspondiente al área placodal. Las 
segundas sirven para localizar la acción de modo que el área no se 
extienda más de lo normal. 
En el caso concreto de la placoda lental, se considera que uno de los 
factores transcripción incluidos en la combinatoria de factores que 
participa en su determinación es el factor Pax6. Casi 
simultáneamente, las células de la región ocular de la placa neural, 
región precursora de la vesícula óptica, expresan Pax6. No se sabe 
si la expresión de este factor indica determinación en sentido lental o 
adquisición de competencia para responder a la acción determinante 
del mesénquima cefálico. 
De todos modos, se sabe que si el ectodermo de dicha región es 
trasplantado a la región de la placoda auditiva, el ectodermo se 
diferencia en placoda (aun sin interacción con la vesícula óptica) 
reteniendo su carácter lental. Este hecho muestra que la región ya 
está determinada antes de su interacción con la vesícula óptica. 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/Flores/resource.aspx?file=/cap/11/sc11.html#Inducción_área_preplacodal
Estos experimentos también indican que la población celular 
determinante que restringe la potencia del ectodermo epidérmico y lo 
determina en sentido lental es el mesénquima cefálico regional. 
También existen experimentos que indican que la región posee 
propiedades de campo, vale decir, antes de la constitución de la 
placoda lental ya está determinada pero con propiedades regulativas. 
Acciones permisivas y diferenciación de la placoda lental. Una 
vez determinada la evolución en sentido lental, la etapa siguiente es 
la diferenciación en placoda lental. A este fenómeno le siguen la 
invaginación de la placoda, la formación de la vesícula lental y la 
diferenciación de ésta en lente. En este proceso participa, al parecer 
permisivamente, el neuroepitelio de la vesícula óptica. El carácter 
permisivo de tal acción es supuesto a partir del hecho que: a) no 
asigna carácter lental pues ya lo posee desde antes y b) en 
condiciones experimentales, el efecto del neuroepitelio de la vesícula 
óptica puede ser reemplazado exitosamente por señales generadas 
por una diversidad de otros tejidos. Se considera que durante la 
diferenciación las células del campo lental reciben señales de la 
vesícula óptica ya que ésta secreta varias proteínas señal (p. 
ej., proteína señal Bmp4) que estimulan la expresión de 
nuevos factores de transcripción como Sox2, Pax, la proteína 
factor de transcripción KLF6 (Krüppel-like factor-6) y otros. 
La formación de la fosa y la vesícula lental. Los procesos que 
conducen a la formación de la fosa y vesícula lental, si bien pueden 
producirse en otros lugares en los que la placoda es trasplantada, no 
se cumplen de la misma forma. Ello se debe a que la precisión de 
dichos procesos morfogenéticos está regulada por medio de 
interacciones de adhesión, fuerzas interfaciales de intensidad 
regulada que sólo se logran a través de interacciones con la vesícula 
óptica y el ectodermo regional (SC 10.5. El papel morfogenético del 
contacto placoda lental-vesícula óptica). 
 
SC 10.3. El papel del mesénquima cefálico periocular como 
integrador de la morfogénesis y la histogénesis ocular. V. 
Flores 
El mesénquima cefálico es una adquisición evolutiva relativamente 
reciente. Se ha desarrollado a lo largo del proceso de cefalización 
que ocurrió desde la aparición de los cefalocordados en adelante. 
Cumple un papel primordial en la morfogénesis y la histogénesis del 
aparato de la contención neurosensorial y la de los propios órganos 
de los sentidos. 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#placoda_lental_morfogénesis_ocular
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#placoda_lental_morfogénesis_ocular
En el caso del desarrollo del ojo, que posee varias cubiertas 
conectivas con importantes diferencias interespecíficas, el 
mesénquima cefálico ha sufrido varias adaptaciones vinculadas a los 
cambios evolutivos del sistema visual. Varias son las instancias en 
las que células del mesénquima cefálico desempeñan papeles 
importantes durante el desarrollo del sistema visual. 
a) El efecto más temprano conocido es la escisión del campo ocular 
(retiniano) del extremo cefálico (prosencefálico) de la placa neural en 
dos porciones, derecha e izquierda, con capacidad para formar un 
par de ojos con simetría bilateral. Tempranamente, dicha región tiene 
capacidad de campo y forma un único ojo medial. Ulteriormente es 
escindido en dos mitades simétricas y bilaterales. Esta función al 
parecer es cumplida por células del mesodermo axil precordal 
(proceso cefálico o notocorda anterior) que, a través de la 
señalización celular vía Shh, que es un importante morfógeno de la 
región ventral del tubo neural, tienen un efecto en la generación de la 
línea media y la formación de estructuras especulares o bilaterales 
respecto de ella. Las alteraciones en este proceso de señalización 
conducen a malformaciones en las que no es posible distinguir una 
línea media como la ciclopía aislada o asociada a otras 
malformaciones más graves como la holoprosencefalia. Por otro 
lado, se ha postulado que este mesénquima también contribuye con 
células musculares a la musculatura extrínseca del ojo. 
b) El siguiente efecto es su participación, como generador de señales 
determinantes y localizadoras del área preplacodal y luego, durante 
la formación de la línea de Wolff, como generadora de señales 
determinantes y localizadoras del campo lental en el ectodermo del 
área preplacodal (SC 10.2. El campo lental del extremo cefálico del 
embrión. Interacciones celulares y vías de señalización involucradas 
en su constitución y evolución). Este efecto, denominado 
“localizador” de la capacidad formadora de lente y diferenciación de 
la placoda lental es muy importante ya que, inicialmente, el campo 
lental es bastante más extenso que la placoda y se extiende a zonas 
aledañas en las que coexisten células que luego forman parte de 
otras placodas. Esta delimitación más precisa de regiones se ha 
denominado también como “refinamiento” en la distribución de 
potencias de desarrollo. 
c) Luego de dicho efecto, el mesénquima cefálico desaparece casi 
por completo de la región interpuesta entre la placoda lental y la 
vesícula óptica. De esta forma ambas estructuras epiteliales, ya 
determinadas, interactúan directamente e inician una serie de 
interacciones que poseen tanto efecto morfogenético como 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Inducción_lental
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Inducción_lental
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Inducción_lental
histogenético (SC 10.5. El papel morfogenético del contacto placoda 
lental-vesícula óptica). 
d) El contacto entre los epitelios de la placoda lental y de la vesícula 
óptica produce efectos de desarrollo sobre ambos. Por un lado, la 
vesícula óptica actúa como población celular permisiva sobre el 
campo lental y estimula su diferenciación en placoda lental. Por otro 
lado, señales de la placoda operan en forma determinante y/o 
permisiva sobre el neuroepitelio de la vesícula óptica y hacen que se 
diferencie en sentido de retina neural. Esta acción de la placoda se 
pone de manifiesto
cuando se impide el contacto de la vesícula óptica 
con el campo lental; en ese caso la región superficial de la vesícula 
óptica no se diferencia en retina neural sino que adquiere las 
características del epitelio pigmentario de la retina. 
e) El hecho señalado indica que el mesénquima cefálico periocular 
tiene la capacidad de redireccionar la evolución del neuroepitelio de 
la vesícula óptica en sentido de epitelio pigmentario. Esta acción se 
pone de manifiesto en experimentos en los que se elimina la placoda 
lental y toda la vesícula es rodeada por el mesénquima cefálico 
periocular. En esta situación, la vesícula óptica no se invagina y todo 
el epitelio de la vesícula se diferencia en una capa de epitelio 
pigmentario. Vale decir, no se forma retina neural. Este efecto se 
deduce también observando el desarrollo normal; normalmente la 
región de vesícula óptica que entra en contacto con la placoda lental 
se diferencia en retina neural, mientras que la que queda rodeada por 
mesénquima periocular se diferencia en epitelio pigmentario de la 
retina. Estas acciones diferentes de la placoda y el mesénquima 
periocular tienen efecto morfogenético e histogenético ya que 
garantizan que en la hoja interna de la copa óptica (que recibió la 
acción de la placoda) se forme la retina y que la hoja externa (que 
recibe la acción del mesénquima) rodee externamente a la retina 
neural. 
f) El mesénquima periocular desempeña también un papel central en 
el desarrollo de la retinotopía; vale decir, en la instalación de 
las polaridades (dorsoventral y nasotemporal) que definen 
el patterning de las células ganglionares de la retina necesario para 
la elaboración de los mapas de proyección retinogeniculada derecha 
e izquierda. La función visual requiere que las conexiones 
retinogeniculadas se realicen entre neuronas que ocupan puntos 
correspondientes de la retina y del núcleo geniculado lateral. Esto es 
posible debido a que en ambos órganos se instalan polaridades 
espaciales queasignan propiedades específicas de lugar o 
posición a las neuronas que ocupan diferentes posiciones a lo largo 
de dos ejes espaciales. Estos ejes son instalados en la población de 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#placoda_lental_morfogénesis_ocular
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#placoda_lental_morfogénesis_ocular
células ganglionares de la retina por medio de sistemas de 
señalización celular espacialmente organizados o gradientes 
generados por el mesénquima periocular. 
g) El mesénquima cefálico-periocular participa también en 
el patterning de la lente controlando la ejecución diferencial, en 
función del espacio, de las actividades de proliferación y 
diferenciación celular (SC 10.1. La influencia de la asimetría sobre la 
organización espacial de los CCD: el eje superficie-profundidad de la 
vesícula lental). 
h) Finalmente, desde el punto de vista estructural, el mesénquima 
cefálico periocular participa en el desarrollo del ojo con una 
versatilidad llamativa. Analizado a lo largo del eje radial del ojo, 
genera una variedad de tejidos conectivos estructuralmente 
diferentes y con distintas funciones; considérense las diferentes 
cubiertas oculares y el humor vítreo. Por otro lado, cada una de estas 
cubiertas posee diferencias estructurales y funcionales típicas en 
diferentes regiones a lo largo de la circunferencia que va desde el 
centro de la córnea al nervio óptico. También participa en la 
generación de estructuras específicas del ojo como la zónula de Zinn, 
cápsulas de la lente y del humor vítreo, entre otras. 
 
SC 10.4. El campo ocular del extremo cefálico de la placa 
neural. V. Flores 
Algunos experimentos clásicos mostraron que el extremo cefálico de 
la placa neural posee potencia para generar retina neural y que, 
además, posee propiedades de campo. 
Cuando el extremo cefálico (prosencefálico) de la placa neural, de las 
etapas de fines de la gastrulación, es disecado y llevado a un medio 
de cultivo rodeado de mesénquima (explanto), se diferencia en una 
estructura vesicular epitelial similar a la vesícula óptica. El explanto 
así cultivado, pese a que a) está formado por las dos mitades, 
derecha e izquierda, del extremo de la placa neural, y que b) durante 
el desarrollo embrionario normalmente origina dos vesículas ópticas 
que luego generan dos retinas con simetría bilateral, en las 
condiciones de cultivo señaladas solo origina una vesícula óptica. 
Cuando en el explanto arriba señalado (extremo anterior de la placa 
neural) antes del cultivo es dividido en sus dos mitades, derecha e 
izquierda, cada mitad exhibe capacidad para originar una vesícula 
óptica. 
Estos experimentos muestran, tempranamente, durante la 
gastrulación, que el extremo anterior de la placa neural se comporta 
como un campo morfogenético. Por dicho motivo, el extremo 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Eje_AP_lente
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Eje_AP_lente
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Eje_AP_lente
anterior de la placa neural fue denominado clásicamente, por algunos 
investigadores, como territorio presuntivo ocular de la placa 
neural y, por otros, como campo ocular (Fig. SC 10-4-1 A). 
Cuando los experimentos arriba descritos se repiten en función del 
tiempo, se constata que la propiedad de campo se mantiene durante 
un cierto período y luego desaparece. Sobre la base de otros 
resultados experimentales de cultivos de explantos, combinados con 
análisis de biología celular y molecular, se ha postulado que la 
escisión del campo ocular en dos campos, uno derecho y uno 
izquierdo, depende de una acción ejercida por el mesodermo axil 
precordal que normalmente subyace en dicha región de la placa 
neural. Por un lado, las alteraciones espontáneas en la formación de 
dicho mesodermo se asocian estadísticamente a fallas en la escisión 
del campo ocular y, por otro, cuando se interfiere experimentalmente 
la migración del mesénquima precordal se mantiene por más tiempo 
la propiedad de campo. 
Las observaciones mencionadas permitieron proponer que la ciclopía 
(presencia de un único ojo de ubicación medial) podría ser el 
resultado de una falla en el proceso por medio cual el campo ocular 
se escinde en dos. En tales circunstancias se formaría una sola 
vesícula óptica y, en consecuencia una sola copa óptica y, en rededor 
de la misma, el mesénquima cefálico se organizaría formando las 
cubiertas de un único ojo medial. 
Varias observaciones recientes, con nueva tecnología, llegan a 
conclusiones similares. Confirman la existencia de una región del 
extremo cefálico de la placa neural precursora de las células que 
integrarán las vesículas ópticas. Esta región puede ser identificada 
por la expresión local selectiva de las proteínas factores de 
transcripción Pax2 y Pax6. Poco tiempo luego de la expresión de 
estos factores, las células de la placa precordal, que se continúa 
caudalmente con el mesénquima precorda,l inician la síntesis de 
la proteína señal Shh. Al parecer, la activación de la vía de 
señalización de la señal Shh en las células de la región medial del 
campo ocular, de un modo no conocido, inhibe el desarrollo en 
sentido ocular y escinde el territorio o campo ocular inicial en dos 
regiones laterales con potencia para formar retina (Fig. SC 10-4-1 B). 
Una vez activada la señalización vía Shh en la línea media, 
desaparece en dicha región la expresión de los factores de 
transcripción Pax2 y Pax6, en tanto que en las regiones derecha e 
izquierda continúa su expresión. El factor de transcripción Pax2 se 
expresa selectivamente en la región ocupada por células que 
quedarán confinadas al pedículo óptico, y el factor Pax6 se expresa 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-4-1.jpg
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-4-1.jpg
en células que integrarán la copa óptica. Éstas últimas son las que, 
dependiendo de interacciones celulares ulteriores, con el 
mesénquima cefálico regional o con la placoda lental, originarán 
diferentes tipos celulares de la retina (SC10.3. El papel del 
mesénquima cefálico-periocular como integrador de la morfogénesis 
y la histogénesis ocular). 
 
Fig. SC 10-4-1. Representación esquemática de la ubicación del 
campo ocular. Vista dorsal. A. Mediados de 3ª SD. B. Fines de 3ª SD. 
SC 10.5. El papel morfogenético del contacto placoda lental-
vesícula óptica. V. Flores 
Las interacciones placoda lental-vesícula óptica no poseen solo 
papeles permisivos o determinantes referidos al destino futuro de las 
células que los componen. Las propiedades adhesivas y las 
intensidades de las fuerzas interfaciales entre los epitelios 
interactuantes también poseen un papel morfogenético. Tal papel 
resulta del hecho de que las fuerzas desarrolladas a) modelan 
temprana y transitoriamente a las poblaciones interactuantes, b) los 
cambios de forma tempranos, al ser base de procesos futuros, 
repercuten más adelante en la morfogénesis global y c) generan 
disposiciones espaciales de los tejidos que posibilitan interacciones 
futuras con otras poblaciones celulares. 
Entre las interacciones con papel morfogenético merecen 
comentarse las siguientes (varias otras figuran en la literatura): 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Mesénquima_periocular_funciones
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Mesénquima_periocular_funciones
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/visor.aspx#Mesénquima_periocular_funciones
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-4-1.jpg
a) La adhesión entre las superficies basales del ectodermo prelental 
y del epitelio neural de la vesícula óptica no es solo resultado de la 
intensidad de la fuerza interfacial entre ambas. Este proceso es 
facilitado por un desplazamiento de las células del mesénquima 
cefálico, fuera del área de contacto epitelial, que favorece la 
adhesión. El desplazamiento del mesénquima fuera del área de 
contacto y la consiguiente adhesión entre los dos epitelios permiten 
que las fuerzas morfogenéticas necesarias para la invaginación, 
generadas en cualquiera de los dos epitelios, se transmita también al 
otro. Se considera que este fenómeno explica cómo ambos epitelios 
se curvan, simultáneamente, como láminas concéntricas con el 
mismo radio de curvatura. 
b) Otro fenómeno involucrado en el control de la invaginación 
conjunta de ambos epitelios es la tensión que ejerce el ectodermo 
perilental sobre los bordes de la placoda lental durante la 
invaginación. Durante la invaginación aparece una tensión, en el 
plano del epitelio perilental, que se revela por el hecho de que si, en 
el momento de la invaginación, se realiza una pequeña incisión 
rectilínea de orientación tangencial al borde de la placoda, la línea de 
incisión se transforma rápidamente en un ojal. Este hecho revela que 
los bordes de la incisura están sometidos a tensión (Fig. SC 10-5-1). 
La importancia morfogenética de la tensión ejercida sobre los bordes 
de la placoda se revela por el hecho de que una incisión realizada en 
derrededor de la placoda ocasiona una invaginación acelerada y 
excesiva. La vesícula lental, en lugar de quedar ubicada en posición 
normal, rodeada por los bordes de la copa óptica, queda 
completamente incluida dentro de ella. Vale decir, completamente 
rodeada por la hoja interna de la copa óptica, ocupando el lugar que 
correspondería al humor vítreo. Así, la tensión y el tiempo durante el 
cual la placoda se mantiene unida al ectodermo parece poseer un 
efecto sobre la intensidad del plegamiento de ambos epitelios. 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-5-1.jpg
 
Fig. SC 10-5-1. Representación esquemática de la experiencia de 
sección del epitelio ectodérmico perilental. A-C. Invaginación normal 
de la placoda lental. B’. Ilustra el estado inmediato posterior a la 
cirugía. C’. Evolución luego de la cirugía. La invaginación de la copa 
óptica es exagerada y encierra a la vesícula lental. 
c) El contacto entre las superficies basales de ambos epitelios 
permite interacciones que generan cambios en el patrón de proteínas 
que ambos epitelios expresan en sus superficies basales y que 
secretan hacia el mesénquima y conforman sus respectivas 
membranas basales. La evidencia experimental indica que la 
composición molecular de dichas membranas basales es importante 
en cuanto a definir interacciones futuras con el mesénquima 
circundante: 1) en el caso de la hoja interna de la copa óptica, con la 
cara profunda del cristalino y el mesénquima precursor del cuerpo 
vítreo y 2) en el caso de la cara anterior del cristalino y la superficie 
basal del ectodermo (futura córnea) con el mesénquima que forma 
los estromas de la córnea y del iris (véase siguiente punto). 
d) Un fenómeno similar al descrito ocurre en la zona de contacto 
transitorio entre las superficies basales del epitelio del borde de la 
fosa o la vesícula lental recién formada y el epitelio ectodérmico 
superficial antes de que ambos se desprendan. En dicha interfaz, al 
principio, no se introduce el mesénquima circundante. Durante dicho 
tiempo de interacción, los epitelios interactuantes generan 
membranas basales que programan el reingreso de mesénquima en 
dicha zona. El reingreso del mesénquima cefálico se produce en 
forma de dos capas deslaminadas: 1) una de las láminas migra sobre 
la superficie anterior de la lente y forma la membrana 
iridopupilar; 2) la otra lámina migra sobre la membrana basal del 
ectodermo superficial y formará el estroma de la córnea. Este 
fenómeno modela también la cámara anterior del ojo que queda 
http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/FloresEst/img/SC10-5-1.jpg
ubicada entre las dos láminas de mesénquima mencionadas. Estos 
ejemplos ilustran cómo las interacciones mencionadas 
en c y dprograman futuras interacciones con otros tejidos y 
estructuraciones espaciales futuras de éstos (Fig. SC 10-5-2). 
 
Fig. SC 10-5-2. A. Esquema que ilustra las oleadas migratorias de 
mesénquima cefálico que forman el estroma de la córnea y del iris. 
La primera oleada formó el endotelio corneal. La segunda oleada 
forma el estroma del iris y la tercera oleada forma el estroma corneal. 
B. Fotografía de corte histológico del borde superficial de la copa 
óptica, el limbo esclerocorneal y la vesícula lental (Embrión humano; 
8ª SD). Entre el endotelio corneal y la membrana iridopupilar en 
formación se está formando la cámara anterior. En el limbo 
esclerocorneal se observa un plexo capilar que se comunica con 
ramas del plexo vascular hialoideo. La hoja externa de la copa óptica 
es un epitelio pigmentado. 
e) Se considera que la extensión del área de contacto entre la 
vesícula óptica y la placoda lental posee papel morfogenético. Dado 
que se trata de poblaciones celulares que, desde el punto de vista 
físico, se comportan como materiales maleables, la intensidad de la 
fuerza interfacial opera como variable que regula el área de contacto 
entre ambas superficies. Por otro lado, se considera que la presión 
hidrostática del líquido contenido en cavidades epiteliales también 
posee papel morfogenético ya que genera una tensión tangencial 
sobre las células que puede modificar significativamente sus 
comportamientos de desarrollo. En el caso de la vesícula óptica se 
considera que la presión hidrostática posee una connotación 
adicional. El proceso morfogenético de adhesión entre el ectodermo 
prelental y la vesícula óptica, y la extensión del área de 
contactoentre ambos, depende, por un lado, de la intensidad de la 
fuerza de adhesión interfacial entre ambas y, por otro, de la 
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posibilidad de que cada uno de dichos epitelios se adapte a la forma 
del otro; cuanto mejor se adapten uno al otro, mayor será la superficie 
de contacto entre ellas. Una vesícula óptica con presión interna 
normal tiene un área de contacto diferente del de una vesícula 
“desinflada” que se amolda mejor al epitelio. Este efecto se pone de 
manifiesto cuando se realiza un pequeño orificio en la pared de la 
vesícula que permite la filtración del líquido interno. Esta situación 
conduce a diversos tipos de malformaciones oculares. Se ha 
postulado que una presión intravesicular relativamente baja permitiría 
una zona de contacto amplia y ello conduciría a vesículas lentales 
grandes y hojas internas de la copa óptica también de mayor tamaño. 
Por el contrario, una presión intraocular alta llevaría a situaciones 
inversas. En ambos casos, en los demás tejidos se producirían 
modificaciones compensatorias en el crecimiento de los tejidos 
tendientes a lograr la armonía entre todos los elementos que 
componen el ojo. La imposibilidad de lograr tal armonía llevaría a 
diversas alteraciones que incluyen tamaño anormal de los ojos. 
f) El hecho planteado en el punto precedente ha sido señalado 
también como una característica peculiar del ojo en el sentido de que 
la influencia recíproca entre epitelio ectodérmico prelental y epitelio 
de la vesícula óptica, además del carácter localizador (SC 10.2. El 
campo lental del extremo cefálico del embrión. Interacciones 
celulares y vías de señalización involucradas en su constitución y 
evolución. Véase también el punto precedente) posibilita una cierta 
armonía en las proporciones de los órganos derivados de ellos. Este 
hecho se pone de manifiesto cuando, experimentalmente, se realizan 
disociaciones de los epitelios prelental y vesículas ópticas de 
animales que tienen ojos grandes y pequeños y se los reasocia en 
recombinaciones recíprocas. De dichas asociaciones surgen copas 
ópticas y lentes armónicos que no poseen el tamaño de los ojos 
grandes ni pequeños de los animales de los que se obtuvieron los 
elementos interactuantes sino tamaños intermedios. 
Todos los hechos experimentales señalados ponen de manifiesto la 
enorme importancia y los diversos efectos de desarrollo, que poseen 
las interacciones mediadas por contactos a veces muy transitorios 
entre poblaciones celulares en desarrollo. 
SC 10.6. La elaboración de mapas de proyección receptor 
periférico-centro: el mapa retino-geniculado. V. Flores 
La visión es el sentido que con mayor precisión y rapidez permite 
analizar información espacial. La visión integra información 
proveniente de todos los puntos del espacio que conforman el campo 
visual. Para la conducta animal, es vital discriminar con precisión las 
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posiciones relativas de los puntos que emiten, o reflejan, luz. Ello 
permite percibir los objetos del mundo en sus posiciones relativas 
reales. 
La retina, y el resto de las estructuras oculares, poseen una 
organización que permite discriminar y registrar con eficiencia los 
puntos del campo visual. La información visual “registrada” en la 
retina en forma espacialmente discriminada es luego enviada al 
centro por medio del nervio óptico. De nada serviría la discriminación 
espacial lograda en la retina si la ésta no se conservara a lo largo de 
la vía visual hasta llegar a la corteza visual. La información visual 
captada por cada célula fotorreceptora es transferida hasta las 
columnas corticales del área visual primaria de la corteza occipital, a 
través de cadenas de neuronas conectadas por varias sinapsis. 
La información visual es procesada, en parte, en la propia retina y, 
desde la neurona ganglionar de la retina (NGR) es llevada al núcleo 
de relevo, el núcleo geniculado lateral (NGL), que luego la transfiere 
al área 17 de la corteza occipital o área visual primaria o V1. Dado el 
carácter polisináptico de la vía visual, existen estrategias de 
establecimiento y mantenimiento de contactos sinápticos tendientes 
a lograr que la discriminación espacial lograda en la retina no se 
pierda en el trayecto desde las células fotorreceptoras a las columnas 
corticales del área V1. Es decir, que la información proveniente de 
distintos puntos del campo visual no se “mezcle” pues se perdería la 
información referida a las posiciones relativas de dichos puntos en el 
campo visual. 
A lo largo de la evolución se han seleccionado estrategias de 
desarrollo que tienden a lograr una correspondencia topográfica 
entre “puntos” de los neuroepitelios receptores de los órganos de los 
sentidos y “puntos” de las áreas centrales a las que dicha información 
es proyectada. Tales correspondencias topográficas entre puntos de 
uno y otro se denominan mapas de proyección. En el caso de la vía 
visual existe un mapa de proyección retino-geniculado y también 
un mapa de proyección genículo-cortical (Recomendamos 
consultar en textos de Anatomía la organización de la vía visual 
y, en textos de Histología y Fisiología, la organización de la 
retina, del núcleo geniculado lateral y de la corteza visual). 
La posibilidad de elaborar mapas de proyección entre neuroepitelios 
receptores periféricos y áreas de proyección centrales depende de 
procesos que operan en diferentes niveles de regulación del 
desarrollo de circuitos en el sistema nervioso central: a) la definición 
de categorías de neuronas que relacionen un neuroepitelio receptor 
(p. ej., NGR) con un área central (interneurona del NGL), b) la 
existencia de mecanismos de guía para el crecimiento axonal que 
conduzcan a los conos de crecimiento de los axones desde la retina, 
a través de un trayecto sinuoso (nervios, quiasma y cintillas ópticos), 
hasta el NGL, finalmente, c) la existencia de mecanismos que 
generen una tendencia a que los axones provenientes de una zona 
particular de la retina establezcan contactos preferentemente con 
neuronas de una zona particular del NGL y que las posiciones 
relativas de las NGR (que emiten los axones) se correspondan con 
las posiciones relativas de las neuronas del NGL (que reciben los 
axones). El mismo problema se repite cuando se considera cómo las 
neuronas del NGL establecen conexiones específicas con neuronas 
del área cortical. 
a) La definición de categorías de neuronas 
Varias son las propiedades que definen un tipo neuronal 
terminalmente diferenciado (SC La definición de neurona y de tipo 
neuronal). Muchas de ellas se elaboran epigenéticamente por medio 
de interacciones entre neuronas en desarrollo. Sin embargo las 
macroneuronas (como las NGR que son eferentes de la retina al 
NGL, y también las neuronas eferentes del NGL a la corteza) nacen 
con un programa que les permite desarrollar un conjunto básico de 
características específicas de tipo neuronal. Entre estas 
características básicas se incluye la expresión de proteínas de 
membrana (receptores y/o ligandos) que permiten a las neuronas en 
desarrollo realizar interacciones célula-sustrato (con componentes 
de la matriz extracelular) e interacciones célula-célula con otras 
poblaciones celulares que son potenciales blancos para inervar. Las 
dos propiedades mencionadas están incluidas en la programación de 
CCD por medio de los cuales los axones en crecimiento recorren 
trayectos hasta llegar a sus órganos blanco (SC 9.11. Bases 
celulares y moleculares de la neuritogénesis. El comportamiento del 
cono de crecimiento axonal). Proteínas de este tipo les permiten 
también realizar las interacciones con células blanco potenciales de 
modo tal que se elabora una primera organización espacial de 
contactos o “mapa crudo” de proyección. Este mapa
es pasible de 
ser modificado luego epigenéticamente de un modo dependiente de 
la actividad (Véase SC. La fase de neuritogénesis II. La actividad 
exploratoria del cono de crecimiento. Exploración y seguimiento. 
Quimioatracción y quimiorrepulsión. Zonas de inclusión y de 
exclusión de conos de crecimiento). 
b) El crecimiento axónico dirigido desde la retina al NGL 
El crecimiento de los axones de las NGR es dirigido por medio de 
interacciones con proteínas de la matriz celular o de la superficie 
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http://www.medicapanamericana.com/materialesComplementarios/Flores/resource.aspx?file=/cap/9/sc9.html#Cono_crecimiento
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celular de células que encuentran en su camino o también por medio 
de interacciones laterales con otros axones en crecimiento. Esto es 
así ya sea cuando crecen en el plano tangencial de la retina o a lo 
largo de la capa marginal del neuroepitelio (futura capa fibrosa 
interna), como también cuando ingresan al nervio óptico, se decusan, 
o no, en el quiasma y siguen por los tractos ópticos hasta el NGL. 
En la primera fase, los axones siguen caminos curvos, migran 
tangencialmente en forma ordenada, manteniendo sus posiciones 
relativas, sin mezclarse, a través de la capa marginal del 
neuroepitelio. Así van generando la capa fibrosa interna de la retina, 
y confluyen hacia el pedículo óptico. 
En la segunda fase, dentro del nervio, quiasma y tracto ópticos, los 
axones mantienen un cierto orden vinculado al de sus neuronas de 
origen en la retina. Se ha propuesto que algunos componentes de 
la matriz extracelular (laminita y fibronectina, vitronectina y 
condroitín sulfato, y heparán sulfato) contribuyen a la 
fasciculación disminuyendo la probabilidad de mezcla de axones. 
Esto aumentaría la probabilidad de que los axones que emergen 
juntos de una cierta región de la retina mantengan sus posiciones 
relativas durante todo el trayecto y arriben juntos a la misma región 
del núcleo geniculado. Este fenómeno podría contribuir en cierta 
medida al establecimiento de la retinotopía. Existen varios modelos 
propuestos para explicar cómo los axones se guían realizando 
interacciones con componentes de la matriz extracelular que generan 
zonas que admiten el ingreso de conos de crecimiento de axones en 
crecimiento (zonas de admisión) y componentes que generan un 
ambiente que no admite el ingreso de ciertos conos de crecimiento 
(zonas de exclusión) (SC La fase de neuritogénesis II. La actividad 
exploratoria del cono de crecimiento. Exploración y seguimiento. 
Quimioatracción y quimiorrepulsión. Zonas de inclusión y de 
exclusión de conos de crecimiento). 
c) La instalación de propiedades de lugar en la retina y en el 
geniculado. La distribución de axones en el área blanco. 
Las características de desarrollo arriba mencionadas, consideradas 
cualitativamente, caracterizan genéricamente a las NGR como la 
población neuronal aferente al NGL. Sin embargo, no permiten 
distinguir las NGR temporales de las nasales ni las dorsales de las 
ventrales. Tampoco permitirían explicar las correspondencias 
topográficas que definen el mapa de proyección retino-geniculado. 
Para entender estas diferencias es pertinente señalar que las 
propiedades mencionadas en los puntos anteriores, tales como la 
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expresión de proteínas receptores y/o ligandos, etc. no son solo 
cualitativas sino que se expresan con diferente intensidad a lo largo 
del plano tangencial de la retina. 
Existe una batería de varias proteínas involucradas en fenómenos 
interactivos de reconocimiento célula-matriz extracelular o célula-
célula, que se expresan, tanto en la retina como en el NGL, en forma 
de gradientes. La expresión diferencial de las proteínas mencionadas 
en función del espacio definido a lo largo de ejes espaciales 
nasaltemporal y dorsoventral opera como sistema de referencia 
que asigna diferencias dependientes de posición a las NGR que 
ocupan diferentes regiones de la retina. Estas diferencias 
dependientes de posición confieren identidad o individualidad a las 
NGR y a las interneuronas del NGL y, en consecuencia, posibilitan 
que NGR e interneuronas del NGL establezcan contactos de un 
modo selectivo o preferencial. La figura SC 10-6-1 muestra un 
modelo sobre cómo, basado en la estrategia señalada, se pueden 
establecer mapas de proyección crudos que luego son pasibles de 
remodelación y refinamiento. 
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Fig. SC 10-6-1. Esquema simplificado de un modelo sobre el modo 
como se establecería un mapa o correspondencia topográfica entre 
una población inervante y su campo de inervación o blanco (Modelo: 
mapa retino-tectal en las aves). El modelo ilustrado se basa en la 
existencia de gradientes opuestos de expresión de receptores Eph y 
sus ligandos, las efrinas. Los axones de la retina temporal expresan 
altos niveles de EphA (verde). Los conos de crecimiento de estos 
axones son repelidos (excluidos) y no pueden ingresar en las 
regiones caudales del tectum que expresan altos niveles de efrina A 
(azul). Debido a ello se distribuyen en la región cefálica del tectum. 
Los axones de la retina nasal, por el contrario, expresan bajos niveles 
de EphA e invaden preferentemente las regiones caudales 
del tectum. Por otro lado, los axones de la mitad ventral de la retina 
expresan altos niveles de EphB (amarillo) e invaden fácilmente la 
mitad medial del tectum que expresa altos niveles de efrina B (rojo). 
A su vez, los axones de la mitad dorsal de la retina, que expresan 
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bajos niveles de EphB invaden fácilmente la región lateral 
del tectum. 
Todos estos aspectos fueron conceptualmente planteados en la 
hipótesis de la quimioafinidad planteada en la década de los años 
1940 por Sperry. El mapa de proyección crudo se establecería del 
siguiente modo. La expresión diferencial de proteínas en los conos 
de crecimiento de los axones de las NGR, y también en las 
interneuronas del NGL, haría que algunas zonas del NGL se 
comporten como zonas de admisión para cierta subpoblación de 
axones retinales y como zona de exclusión para otras 
subpoblaciones de axones. Si se considera que otras zonas del NGL 
se comportan inversamente, puede advertirse que diferentes tipos de 
axones se detendrán en diferentes regiones del blanco. De esta 
forma los extremos de crecimiento de diferentes subpoblaciones de 
axones pueden ir segregándose dentro del campo por inervar. Así, 
axones con propiedades de superficie similares tendrán mayor 
probabilidad de ser admitidos en, o excluidos juntos de las zonas 
mencionadas y separados de los axones que poseen propiedades de 
superficie diferentes. Se propone que, cuanto más parecidos sean 
los axones, más cercanos serán sus sitios de proyección. 
Recíprocamente, cuanto más disímiles sean en sus propiedades de 
superficie más lejos quedarán sus sitios de proyección. Ésta sería la 
estrategia de elaboración de los mapas crudos que, en general, no 
depende de la actividad del sistema. Se basa en la existencia de 
diferencias dependientes de posición tanto en el neuroepitelio 
periférico como en el área central de inervación. 
Con respecto al proceso por medio del cual se instalan las 
polaridades arriba señaladas tanto en la retina como en el tectum, en 
general se considera que éstas derivan de otros sistemas de 
referencia espacial previamente establecidos. En el caso de la retina,
el origen de la polaridad es atribuida a información de posición 
establecida por medio de moléculas señal o morfógenos 
secretados por el mesénquima cefálico periocular. Estas señales 
se distribuyen en forma de gradiente espacialy las diferencias en 
la concentración de las señales asignan diferente información de 
posición a las NGR recién nacidas. 
Esta modalidad de asignación de información posicional, 
dependiente de la posición dentro de un sistema de referencia (o de 
la distancia respecto de un centro señalizador) externo, opera 
durante un período crítico breve. Pasado el período crítico, los ejes 
de referencia quedan determinados intrínsecamente en el plano 
tangencial de la retina y ya no dependen de una señalización externa. 
La instalación y determinación de las polaridades de la retina ocurren 
tempranamente, cuando la retina está recién en el estado de copa 
óptica y sólo ha nacido el 1% de la población de NGR. Se considera 
que las NGR que nacen más tarde adquieren su información de 
posición de las NGR que nacieron y se especificaron antes. Vale 
decir, las NGR que nacen luego del estado de copa óptica adquieren 
sus propiedades de lugar, a medida que van naciendo, por 
interacciones con las que nacieron antes y ya se hallan 
especificadas. 
Se ha propuesto que esta asignación de información de posición está 
mediada por señales que las NGR más viejas transfieren a las más 
nuevas a través de uniones nexo. Se sabe que la retina crece 
expandiéndose en forma centrífuga desde los bordes de la copa 
óptica. A lo largo de dicho borde se mantendría una comunicación, 
vía uniones nexo, entre NGR ya especificadas y las NGR que van 
naciendo y agregándose al borde de crecimiento. 
SC 10.7. Principios de histogénesis corneal y translucidez de la 
córnea. V. Flores 
El mantenimiento de las características físicas, como por ejemplo la 
elasticidad, la viscosidad, la dureza o la translucidez de los elementos 
que componen los medios ópticos del ojo, depende de la actividad 
biológica de las células que los generan. 
La translucidez de la lente, por ejemplo, depende del hecho de que 
las células que la componen, antes de expulsar el núcleo y morir, 
sintetizan una gran cantidad de RNAm de larga vida media para la 
síntesis de una familia de proteínas denominadas genéricamente 
cristalinas. Estas proteínas se organizan en el citoesqueleto en una 
disposición tridimensional cristalina que les permite comportarse 
como un medio físico óptico. 
La translucidez de la córnea es un fenómeno distinto. En este caso 
depende del modo como se organizan en el espacio las células de 
los epitelios que la componen y, sobre todo, de la organización 
espacial de las fibras de colágeno del tejido conectivo que forman el 
estroma de la córnea. Se trata de un tipo particular de tejido conectivo 
denso denominado laminado, por el modo como las fibras se 
organizan en el espacio en forma de láminas concéntricas 
ordenadas. Esta disposición espacial les permite comportarse como 
medio óptico. 
El modo como se organizan en el espacio las fibras colágenas 
depende de las características de la matriz celular en la que ellas son 
depositadas y ambas cosas dependen, a su vez, de los 
comportamientos celulares de desarrollo y de las propiedades 
biológicas de las células. Son las células en desarrollo de la región 
de la córnea las que generan las condiciones fisicoquímicas para que 
un tejido conectivo sea translúcido. La córnea se continúa sin límite 
histológico neto con la esclerótica y, sin embargo, la esclerótica 
posee propiedades que le confieren opacidad a la luz. De ahí el 
carácter transparente de la córnea y el color blanco de la esclerótica. 
La transparencia de la córnea depende también, aparte del 
ordenamiento espacial de las fibras de colágeno, del grado de 
hidratación del estroma corneal, y esta propiedad depende de la 
composición en proteoglucanos de la matriz extracelular. Luego de la 
invaginación de la placoda lental, el ectodermo superficial (capa 
basal de células cúbicas y peridermo) realiza interacciones con el 
epitelio superficial de la vesícula lental y, entre ambos epitelios, 
empiezan a secretar una matriz extracelular de composición bastante 
definida. Por su importancia de desarrollo, esta matriz extracelular se 
denomina estroma primario corneal acelular. 
 
Fig. SC 10-7-1. A-D. Ilustración esquemática de los estados 
histogenéticos de la córnea. Los esquemas muestran las dos ondas 
migratorias sucesivas que generan la córnea. E. Estado de 
diferenciación terminal de los tejidos corneales. 
El estroma primario cubre la superficie basal del ectodermo 
precorneal y, por su composición de proteínas y 
glucosaminoglucanos, se comporta como una zona migratoria 
permisiva para la primera oleada de células del mesénquima 
cefálico que formarán el endotelio de la córnea. De esta capa de 
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células dependerá primordialmente la translucidez del estroma 
definitivo. Primitivamente, el endotelio secreta grandes cantidades 
de ácido hialurónico, molécula que debido a la abundancia de 
cargas posee alta afinidad por el agua y la retiene en la matriz 
extracelular. 
Una segunda oleada de células, que poseen diferentes propiedades 
biológicas, genera cantidades abundantes de la enzima 
hialuronidasa, que degrada al ácido hialurónico y además secreta 
otros componentes de la matriz extracelular y deposita las fibras 
colágenas típicas del estroma corneal. La degradación del ácido 
hialurónico permite la eliminación de parte del agua retenida en la 
matriz extracelular, el estroma primario se adelgaza y se convierte 
en estroma secundario. Recién en ese momento se adquiere la 
translucidez típica de la córnea. A esta primera deshidratación 
mediada por la lisis del ácido hialurónico le sigue una segunda que 
está estimulada por la hormona tiroidea T4. Luego, el endotelio 
corneal, la capa más profunda de la córnea y que delimita por delante 
a la cámara anterior del humor acuoso se encarga de mantener, en 
forma permanente, un grado de hidratación (80%) óptimo para la 
translucidez corneal. Así, finalmente, el endotelio corneal, mediante 
un bombeo activo de iones y agua desde la córnea hacia la cámara 
anterior del humor acuoso, se encarga de mantener el carácter de 
medio óptico de la córnea.

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