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CARDIOLOGÍA MÉDICA ��������� ��� �� ������� Abellán Huerta , José Aledo Serrano , Ángel Cárceles García , Carlos Carrasco Torres , Rubén Cerdán Sánchez , María Flores Blanco , Pedro García Egea , Esther García-Escribano García , Irene Azenaia (etc.) Sánchez Galián , María José ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � ��� � ������ �� ��� � ���� �������� �� �� �� ����������� �� ����� � � ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � ���� ������ �� �� �� INTRODUCCIÓN Para no perdernos y sentirnos seres es- tratosféricos, comencemos con los benditos recuerdos anatómicos. La aorta es un vaso central , a través del cual la sangre expulsada por el ventrículo izquierdo es distribuida al árbol arterial general. En los adultos mide aproxima- damente 3 cm de diámetro en su origen, 2,5 cm en la porción descendente en el tórax y de 1,8 a 2 cm en el abdomen. AAMMPPLLIIAACCIIÓÓNN DDEE CCOONNTTEENNIIDDOO DDEE IINNTTEERRÉÉSS .. A consecuencia de su continua exposi- ción a una elevada presión pulsátil y a la fric- ción, la aorta es especialmente proclive a las lesiones y enfermedades relacionadas con traumatismos mecánicos: aneurisma aórtico, disección aórtica, oclusión aórtica y aortitis. La aorta es también más propensa a romperse que cualquier otro vaso debido a que la tensión de su pared, según la ley de Laplace (es decir, la tensión es proporcional al producto de la presión y el radio), estaría incrementada. FIN DEL CONTENIDO AMPLIADO La patología de la aorta engloba el aneurisma y el síndrome aórtico agudo . CONCEPTO El aneurisma de aorta es una dilatación patológica, localizada y permanente. de una parte de la aorta, con un diámetro ≥≥≥≥ 1,5 veces el diámetro normal de la aorta.1 1 El aneurisma verdadero afecta a las tres capas del vaso y el pseudoaneurisma afecta sólo a las capas intima y media. Figura AN1 - 1 La morfología de los aneurismas es va- riable, pueden ser fusiformes (afectan a toda la circunferencia del segmento vascular, origi- nando una lesión dilatada difusa) o saculares (afectan a una porción de la circunferencia, y son una evaginación de la pared aórtica). Generalmente, se observa una señal de afectación difusa aórtica , aunque la ateroes- clerosis, entidad anatomopatológica que se asocia con más frecuencia a los aneurismas aórticos, también produce dilatación localizada. La localización del aneurisma puede ser torácica o abdominal, aunque éstas no son excluyentes. En efecto, el 25-28% de los pa- cientes con aneurismas torácicos también po- see aneurisma abdominal. El 13% de los casos son múltiples. AAMMPPLLIIAACCIIÓÓNN DDEE CCOONNTTEENNIIDDOO DDEE IINNTTEERRÉÉSS .. La etiología puede ser ateroesclerosis, necrosis quística de la media, sífilis, tuberculo- sis, infecciones estafilocócicas, estreptocócicas o salmonela, vasculitis, traumas, congénitas. FIN DEL CONTENIDO AMPLIADO ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � ANEURISMAS ABDOMINALES INTRODUCCIÓN Constituyen el tipo de aneurisma más frecuente y la mayoría son infrarrenales . La causa de producción más común es la arte- riosclerosis , de hecho, actualmente está au- mentando su frecuencia por aumento de la ar- teriosclerosis2. Aparecen en adultos mayores (V >>>>55 años, M >>>>70 años) 3, su prevalencia en sujetos > 50 años es del 3%. ETIOLOGÍA A continuación se expone en varios puntos la posible etiología del aneurisma abdominal: � La capa media de la aorta infrarrenal no posee riego adecuado por afección de los vasa vasorum , lo que provoca su de- bilitamiento. La ateroesclerosis es en gran parte la responsable de este hecho. � HTA que dilata la zona afectada. � Incidencia familiar : Un 28 % de los pa- cientes posee familiares de 1ª línea con aneurisma. � Mecanismos celulares que hacen posi- ble la dilatación: enzimas proteolíticas, actividad elastolítica, inflamación. 2 De 8,7 en 1960 hasta 36,5 en la actualidad. 3 En la mujer es más tardía porque la arteriosclerosis se mani- fiesta en ésta más tardíamente. Al ser una enfermedad progresi- va, la frecuencia de los aneurismas aumenta con la edad. CLÍNICA La mayoría de los aneurismas abdomi- nales son asintomáticos , aparecen como un hallazgo casual en una exploración de rutina. Sin embargo, en jóvenes (<50 años) son más frecuentemente sintomáticos. Suelen ser in- frarrenales, es decir, la localización más fre- cuente es por debajo de las arterias renales. Este tipo de aneurismas son menos sin- tomáticos que los localizados en el tórax, esto se debe a que el abdomen es más laxo y no se nota la distensión. No obstante, de existir sín- tomas, el más frecuente es el dolor , localizado en hipogastrio o espalda lumbar , constante y duradero (horas, días), inespecífico y no se modifica con el movimiento . Estamos ante una patología en la que la presencia de estos síntomas inespecíficos de- be despertar un alto índice de sospecha . Figura AN1 - 2 �������� �� �� ��� � En primer lugar, se ha de tumbar al pa- ciente para intentar palpar la parte media (cen- tral) del abdomen. El aneurisma se palpa como una masa pulsátil , de extensión variable4. El 4 Recordad: (palpación + pulsatilidad) ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � tamaño suele estar subestimado5 y se provoca cierto dolorimiento a su palpación . Es difícil diferenciarlo de ectasia (dilatación de una parte u órgano) y tortuosidad. En esta explo- ración se hallan también datos relativos a la arteriosclerosis subyacente, como son los “Bruits” ó soplos, que son producidos por el paso de la sangre por una porción estrechada. El dolor por aneurisma anuncia su rotura, y es una urgencia médica. DIAGNÓSTICO Con las siguientes pruebas pretende- mos medir el tamaño y la localización del aneurisma, pues de ello depende el pronóstico y el tratamiento del paciente. � Radiografía simple de abdomen . Sólo sirve para apreciar si hay calcifica- ción en las paredes de la aorta, hecho muy común en la arterioesclerosis. � Ultrasonidos abdominales . Es la exploración más importante, resulta la primera opción diagnóstica. Sirve para la medición seriada del tamaño del aneurisma y para examinar a enfermos con riesgo de aneurisma aórtico (scree- ning). Además, no irradia al paciente. Figura AN1 - 3 5 Puesto que las vísceras abdominales van a “disimular” el ver- dadero tamaño de la dilatación. � TC. Se usa para la valoración del tama- ño, la localización y el seguimiento. Es sensible y fiable. Es la segunda prueba solicitada. Figura AN1 - 4 � RMN. Es aplicable lo dicho para el TAC. � Aortografía . Proporciona información sobre la extensión del aneurisma y la extensión de la enfermedad ateroescle- rótica vascular asociada. Hoy día prácti- camente no se emplea. Cuidado, no hay que caer en el error de pensar que una prueba es mejor que otra. En una ecografía sólo se ve la luz del vaso, con TAC y RMN se ve elvaso en su totalidad. Casi siempre, los aneurismas se localizan con eco- grafía (US) y posteriormente, se visualizan con TAC y RMN. HISTORIA NATURAL El peor problema de los aneurismas abdominales es la ruptura 6. Esta situación pro- voca la aparición de nuevo dolor o aumento del mismo : inespecífico, constante , intenso y localizado en la espalda o abdomen bajo . El dolor puede irradiarse hacia las piernas, glú- teos e ingles, confundiéndose en ocasiones 6 IMPORTANTE: El riesgo de ruptura es proporcional al tama- ño del aneurisma. ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � con un cólico nefrítico. La ruptura puede provo- car además un hematoma retroperitoneal en los flancos . El paciente percibe sensación de extrema gravedad . Dada la localización abdominal, puede producirse distensión abdominal o hemorra- gia digestiva . En esta patología, también es frecuente la aparición de hipotensión (aparece en un ter- cio de los pacientes), desencadenando un shock hipovolémico. Por tanto, ante una ruptura de aneuris- ma, debemos identificar la tríada clásica ca- racterística: dolor - masa pulsátil - hipoten- sión (esta última, como ya se ha dicho, sólo aparece en 1/3 de los pacientes). Los dos pri- meros síntomas (dolor – masa pulsátil) también aparecen en los aneurismas no complicados. Se debe hacer el diagnóstico dife- rencial con cólico nefrítico, diverticulitis, y hemorragia digestiva . Es preciso reseñar que el diagnóstico inicial es erróneo en un 30% de los pacientes, hecho muy grave cuando se trata de una patología que tiene una mortalidad total del 80%. 7 Un 60% de los pacientes mue- ren antes de iniciar el tratamientom, mientras que un 50 % fallecen durante el tratamiento quirúrgico. Riesgo de ruptura aumenta… El riesgo de ruptura aumenta de forma dire- cta con el tamaño del aneurisma , de modo que: I. cuando es <4 cm, el riesgo de ruptura es del 0-2%. II. cuando es >5 cm, el riesgo de ruptura es del 22% (aneurisma de 2 años). Cuando el aneurisma crece rápidamente (> 0.5 cm/año), el paciente ha de ser revisado cada año, pues se acercará poco a poco al tamaño de riesgo. En conclusión, el riesgo de ruptura au- menta con el tamaño grande y/o expansión rápida. 7 Ante ruptura hacer TAC y tratamiento de urgencia siempre. TRATAMIENTO ������� ���� ��� � Mortalidad operatoria electiva 4-6%. � Indicación clara si el tamaño > 5 cm. � Entre 4-5 cm, depende del riesgo y mor- talidad operatoria. � Riesgo aumenta con arteriosclerosis generalizada. � Evaluación preoperatoria coronaria. � Supervivencias a 1, 5 y 10 años: 93, 63 y 40 % respectivamente. � Si el paciente padece enfermedad coro- naria concomitante, 10 % menos de su- pervivencia. ����� �������� �� ���� ���� �� ���� � ���� Es el tratamiento de elección, pero no siempre es posible. Se realiza colocando una endoprótesis (o tubo-stent) . La intervención consiste en introducir a través de la arteria fe- moral, un tubo conectado a dos stents en sus extremos (proximal y distal). Dicho tubo es in- troducido en la porción de aorta afecta, actuan- do como una segunda pared, para lo cual ha de tener el tamaño correspondiente a la dilatación. La función de los stent es anclar la endopróte- sis a la parte proximal y distal, mediante un aumento de presión. Al ser el tubo rígido, no siempre se introduce bien, ya que la aorta pue- de estar curvada. �������� ��� � Modificación de los factores de riesgo. � Beta bloqueantes. � Seguimiento con TAC. ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � ANEURISMAS TORÁCICOS INTRODUCCIÓN Son menos frecuentes que los abdo- minales. Los clasificamos en ascendentes (del arco aórtico) y descendentes, cuya etiología es diferente, como veremos a continuación. ETIOLOGÍA � Aneurisma Ascendente : S. de Marfan8, necrosis medio quística (NMQ), conecti- vopatías, enfermedades de la aorta. � Aneurisma del Arco : Enfermedades de la aorta, ateroesclerosis, NMQ, sífilis, in- fecciones. � Aneurisma Descendente : Ateroesclero- sis, principalmente. Cabe destacar que en los aneurismas as- cendentes y del arco aórtico la afectación recae principalmente en la capa muscular de la Aorta. Figura AN1 - 5 8 Síndrome de Marfan: trastorno congénito del tejido conjuntivo, que se caracteriza por longitud anormal de las extremidades, con miembros largos, anomalías óseas y extrema laxitud articular. Se altera también el tejido de conjuntivo de los vasos sanguíneos, se rompen las fibras elásticas y se produce insuficiencia de las válvulas cardíacas, sobre todo de la aórtica. CLÍNICA El 40% de los pacientes se muestra asintomático en el momento del diagnóstico. Como ya se señaló, en comparación con los aneurismas abdominales, los torácicos son más sintomáticos. Esto se explica por la mayor facilidad de afectación de estructuras situadas en el tórax. Las consecuencias vasculares del aneurisma torácico son la isquemia miocárdi- ca, la insuficiencia aórtica (IA), la ruptura del seno de las válvulas y las embolias cerebra- les, viscerales o periféricas . Estos aneurismas presentan, además, un efecto compresivo de masa en diferentes estructuras como la vena cava (dando lugar al síndrome de la vena cava superior), la tráquea, el esófago , etc. Esta compresión puede des- encadenar dolor torácico en el 37% de los casos, de columna en el 21%, disnea, tos, disfonía o disfagia. COMPLICACIONES La principal complicación del aneurisma torácico es la ruptura , en la que hay mayor riesgo de muerte 9. También es típica la apari- ción brusca del dolor en la misma localización de un dolor previo (en aquellos casos en los que lo hubo). Así mismo, es muy frecuente que el aneurisma rompa a pleura o pericardio , y menos frecuentemente a esófago. Por último, es importante señalar que la expansión aguda puede ser el primer signo de ruptura . DIAGNÓSTICO � Radiografía de tórax . Es una exploración muy útil, pues en ella se observa un en- sanchamiento del mediastino y despla- zamiento o compresión de la tráquea o 9 Pues sale mayor cantidad de sangre y a mayor velocidad, recordemos que estamos en Aorta Torácica. ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � bronquio principal izquierdo. En ocasiones también se puede visualizar la Aorta ensan- chada. � Ecografía transesofágica (ECO TE). Es muy útil, sobretodo para valorar la aorta ascendente proximal y la aorta torácica des- cendente. � Ecografía transtorácica (ECO TT). Poco útil. � TC Y RMN. Son útiles en diagnóstico y seguimiento. Figura AN1 - 6 � Aortografía. No se emplea. HISTORIA NATURAL Como ya se comentó anteriormente, una de las principales complicaciones en la historia natural del aneurisma torácico es la ruptura , situación que se da entre el 32 y 68% de los pacientes. Como bien sabemos, y nunca está mal recordar, a mayor expansión (tama- ño) del aneurisma siempre habrá mayor riesgo de ruptura, lo que explica que este riesgo sea mayor en aquellos casos con una expansión anual de 0,43 cm/año 10 y con un tamaño (diá- metro aórtico) >>>>5 cm . 10 Aunque Harrison indica >1 cm/año �� ��� ���������� � 1. Aquellos con tamaños >6 cm o >>>>7 cm11. 2. Aquellos que son más pequeños pero poseen una rápida expansión,insufi- ciencia aórtica severa o síntomas del aneurisma (causados por compren- sión). 3. En pacientes que tengan el Síndrome de Marfan, si el tamaño >5,5 cm o son de alto riesgo 12. En este caso se indica cirugía porque en estos pacientes la pa- red se daña precozmente. Sin operación la supervivencia a los 1, 3, 5 años es del 65%, 36%, 20% respectivamen- te. TRATAMIENTO ������� ���� ��� � � Supervivencia a corto plazo en aneu- rismas no complicados del 90-95%, y una mortalidad del 5%. � Complicaciones mayores: hemorragia, paraplejia13 (5-6%), accidente cerebro- vascular si el aneurisma es de arco (3- 7%). � La supervivencia estará en función del grado de ateroesclerosis. ����� �������� �� ���������������� ��� Al igual que el tratamiento de los aneu- rismas abdominales, también se basa en la colocación de un tubo percutáneo. Debemos destacar que esta técnica es más compleja en el aneurisma ascendente. 11 Si fueran de muy alto riesgo, en este caso, se podría implantar la prótesis desde la ingle 12 Se entiende como pacientes con síndrome de Marfan de alto riesgo aquellos con alguna de las siguientes características: rápida y progresiva dilatación aneurismática, historia familiar de Marfan con dilatación aórtica, o embarazo. 13 Por lesión de arterias espinales. ������������ � �� � ���� ��� ������������������� �� ����������������������������������������� � �������� ��� � � Beta bloqueantes, para disminuir la TA y contractibilidad14. � Controlar la hipertensión, pues acelera el progreso del aneurisma. ������ �� �� ������������ � Para finalizar, recordar que una buena parte de los aneurismas son asintomáticos, no hay que dejar que crezcan. Debe tenerse en cuenta que el tratamiento intervencionista es de 1ª elección (preferencia), es importante controlar la TA. Los beta bloqueantes son el tratamiento médico más indicado. 14 Deben ser administrados a largo plazo. ���������� ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola � ��� � � �� � � ISTEMA CARDIONECTOR El corazón posee un sistema de excito- conducción específico cuya función es la de generar impulsos eléctricos rítmicos y distri- buirlos. Este sistema comienza en un grupo de células especiales que forman un marcapasos fisiológico llamado nódulo sinusal . Se sitúa en la parte alta de la aurícula derecha, cerca de la vena cava superior, y se encarga de ge- nerar el impulso eléctrico en situación normal con un ritmo, aproximadamente de unos 70 l.p.m., que es denominado por razones obvias ritmo sinusal. Para conducir el impulso desde las aurículas a los ventrículos necesita de otra agrupación de células especializada, denominada nódulo aurículo-ventricular (nodo A-V). En condicio- nes normales, el impulso pasa por el nodo A-V y sólo a través de él debido a que las válvulas tricúspide y mitral forman un anillo fibroso que no transmite el impulso. El paso por el nodo A- V produce un retraso en la conducción, facili- tando que se terminen de contraer totalmente las aurículas antes de que se comiencen a despolarizar y contraer los ventrículos. El nó- dulo aurículo-ventricular emite un fascículo, el haz de His , el cual se dividirá en dos ramas, una para cada ventrículo, y terminará en unas arborizaciones llamadas fibras de Purkinje . El sistema de excito-conducción cardiaca tiene las siguientes propiedades funcionales : 1. AUTOMATISMO (cronotropismo): Ca- pacidad que poseen ciertas agrupacio- nes de células cardíacas para generar estímulos periódicamente, capaces de propagarse y generar un nuevo ciclo cardíaco. Existen diversas zonas en el corazón con esta propiedad marcapa- sos, cada una de ellas con un ritmo di- ferente. Lo que permite que el corazón funcione de manera coherente es que siempre predomina el ritmo del marca- pasos más rápido (marcapasos domi- nante), quedando los otros como mar- capasos de escape cuando éste falla. o Nódulo sinusal: 70-80 lpm , lo que constituye el ritmo sinusal. o Nódulo aurículo-ventricular: 40- 45 lpm , denominado ritmo no- dal. o Células de His-Purkinje: 25-35 lpm , a este ritmo se le denomi- na ritmo ventricular. 2. EXCITABILIDAD (batmotropismo): Se trata de la capacidad que tienen las cé- lulas cardiacas de responder a un es- tímulo o impulso eléctrico. Dicho de otra manera, la capacidad de una célu- la cardiaca polarizada en reposo para despolarizarse en respuesta a un estí- mulo eléctrico. Tras la despolarización de un miocardiocito se produce un pe- riodo refractario durante el cual la cé- lula es incapaz de volver a despolari- zarse. 3. CONDUCTIBILIDAD (dromotropismo): Es la capacidad del músculo cardiaco de transmitir el impulso eléctrico. Po- demos diferenciar entre dos familias de células o estructuras con dos diferentes formas de conducción: A. En las estructuras cuya excita- ción es calcio-dependiente (el Ca+2 es el ion dominante en su despolarización), como ocurre en el nódulo aurículo-ven- tricular, se produce una con- ducción decremental . Este ti- po de conducción tiene una ve- locidad diferente según el tiem- po que transcurre entre un im- S ��� �� � � �� �������� ��� ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� pulso y el siguiente, de tal modo que, cuando el tiempo transcu- rrido es largo la conducción es rápida, y viceversa. B. Cuando la despolarización de una estructura es sodio-de- pendiente , como ocurre en el haz de His o en las fibras de Purkinje, la conducción es no decremental . Estas estructuras conducen siempre a la misma velocidad, independientemente del tiempo que dure la diástole. LECTROCARDIOGRAMA Onda P : Producida por la despolarización au- ricular, se debe a un vector que se dirige hacia la izquierda y hacia abajo. Es siempre positiva en las derivaciones I y II, negativa en aVR, y en V1 tiene un comienzo positivo y luego se hace negativa (bifásica). Su duración normal es de 0,05 a 0,10 segundos. Intervalo PR : Es el lapso medido entre el ini- cio de la onda P y el inicio del QRS. Está pro- ducido por el retraso del impulso que viene de las aurículas al pasar por el nodo A-V y, en menor medida, por el retraso que se produce al pasar el impulso por el Haz de His. Su dura- ción normal oscila entre los 0,12 y 0,20 segun- dos. Complejo QRS : Producido por la despolariza- ción de los ventrículos. Abarca tres ondas: la primera, producida por la despolarización del septo interventricular y representada por un vector dirigido de izquierda a derecha en sen- tido casi transversal; la segunda, de gran am- plitud, producida por la excitación de las pare- des ventriculares , cuyo vector de despolari- zación está orientado hacia la izquierda y aba- jo; y la última, de baja intensidad por la despo- larización de las bases ventriculares y con un vector orientado hacia arriba. La onda de des- polarización de las paredes ventriculares es negativa en V1 y progresivamente va hacién- dose positiva hasta que llega a su máxima expresión en V5-V6. El complejo QRS suele durar entre 0,080 y 0,095 segundos (80-95 mseg.) y en su duración normal se denomina estrecho. Cuando su duración es mayor de 100 mseg existe bloqueo incompleto de rama, y cuando es mayor de 120 el bloqueo es com- pleto. En cuanto a la nomenclatura de las ondas del QRS es la siguiente: La primera onda negativa se denomina con la letra Q. Por su parte, a la primera onda positiva se le asigna la letra R, mientras que si hay una onda negativa tras una onda R se le adjudica la letra S. Si hubiese una onda positiva tras una onda S se nombra como R’ y en caso de encontrarnos con una onda negativa tras una onda R’, la llamaremos S’. Además, puede que obser- vemosuna onda negativa aislada (no acompañada de una onda R), a la que marcaremos como QS. Por último, aquellas ondas que predominen sobre las demás o ten- gan un tamaño superior a 5mm, en altura o profundidad, se escribirán con mayúsculas y, en caso contrario, con minúsculas. E El párrafo anterior está sacado del tema 12 de la co- misión de PG 06/07 “El ECG normal”. Como es com- prensible no se pretende con esta página de introduc- ción sobre el ECG exponer aquella larga explicación de nuevo. Aunque se intentará explicar detenidamente el por qué de la expresión electrocardiográfica de cada arritmia en su debido momento, recomendamos leer el susodicho tema para refrescar la memoria y comprender mejor el bloque de arritmias en su conjun- to. ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� Onda T : Se produce por la repolarización ven- tricular. La auricular no es visible porque se solapa con el complejo QRS. Su vector está orientado de manera muy similar a la onda P, hacia la izquierda y abajo. Suele ser positiva en aquellas derivaciones en las que el comple- jo QRS es positivo y negativa en las que el QRS es negativo. RRITMIAS Pese a la complejidad del término arritmia, lo definiremos como todo ritmo no originado en el nódulo sinusal. También serán considerados como arrítmicos, aquellos ritmos sinusales con frecuencias superiores a 100 lpm o inferiores a 60 lpm. Dicho esto, las arritmias se pueden clasificar en dos grandes familias: o Bradiarritmias o bradicardias: déficit de latidos o disminución de frecuencia cardiaca. o Taquiarritmias o taquicardias: exceso de latidos o aumento de frecuencia cardiaca. o Otras arritmias con frecuencia cardia- ca normal, pero con alteraciones en el ritmo. ETIOLOGÍA Si el corazón es estructuralmente normal pero genera arritmias, nos encontramos ante arrit- mias primarias . Sin embargo, si el corazón es estructuralmente anormal debido, por ejemplo, a un infarto de miocardio, o bien la arritmia se debe a patolo- gías extracardíacas como hipertiroidismo, em- bolismo pulmonar, etc. nos hallamos ante arritmias secundarias . MECANISMO El mecanismo de producción de una arritmia puede darse por dos tipos de alteraciones: 1. Alteraciones del automatismo : por dé- ficit o exceso de generación de impul- sos. 2. Alteraciones de conducción : distingui- mos dos tipos diferentes de alteraciones: - Bloqueos simples (20%): se produce una dificultad o stop al paso del estímu- lo por una estructura o zona cardiaca. - Reentradas (80%): el impulso eléctrico “da vueltas” alrededor de un obstáculo anatómico o funcional, como puede ser una zona necrosada o cicatriz produci- da por un infarto de miocardio. Se pro- ducirá un ritmo periódico ventricular. Para que se produzca una reentrada serán necesarias dos condiciones: � Una zona de bloqueo que no conduzca el impulso, alrededor de la cual girará. Por ejemplo una válvula, o una zona necrosada. � Un trayecto de conducción len- ta, que dará tiempo a que pase el periodo refractario. Se permite así la recuperación del circuito, de modo que el estímulo pueda se- guir activando posteriormente. Fig 1. Esquema de un tipo de mecanismo de reentrada con dos zonas necróticas y un trayecto de conducción lenta entre ellas. CLÍNICA La clínica de las arritmias es muy variable. Según su forma de presentación podemos distinguir entre: A ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� o Aisladas : Se trata de episodios únicos, que se relacionan con alguna patología aguda como puede ser un infarto de miocardio. o Recurrentes : Son las más frecuentes. Dentro de este grupo se diferencian: -Paroxísticas: Se inician y termi ـ nan de forma brusca, apa- reciendo cada cierto tiempo. -Incesantes: Se dan constante ـ mente. Se alternan la arritmia y el ritmo sinusal normal en tiempos muy cortos: arritmia, ritmo sinu- sal, arritmia, ritmo sinusal, arrit- mia, ritmo sinusal, arrit- mia…(Cada 10 seg. por ejemplo). o Permanentes : Aparecen y se mantie- nen durante semanas, meses o años. Es fundamental no confundirlas con las incesantes. Cuando una taquiarritmia se manteniene du- rante un tiempo demasiado prolongado puede llevar a una lesión estructural en el miocardio, llamada taquimiocardiopatía . A la larga, ésta puede acabar en insuficiencia cardiaca. Esta patología puede ser reversible. Si tratamos y solucionamos la arritmia, el corazón volverá a la normalidad. 1. Síntomas : o Asintomáticas : Muchas arritmias son descubiertas por casualidad en una re- visión rutinaria con un ECG o una sim- ple exploración física. o Palpitaciones : Se produce una sensa- ción subjetivamente anormal y des- agradable del latido cardiaco. o Angor : En las taquiarritmias severas, al acortarse la diástole, se puede pro- ducir un disbalance entre oferta y de- manda de oxígeno. Recordemos que el miocardio se nutre cuando el músculo se relaja en diástole, y que en una ta- quicardia la demanda de oxígeno au- menta. Esto puede conllevar el clásico dolor torácico anginoso. o Bajo gasto : Síntomas relacionados con esta circunstancia son la palidez y la sudoración. o Mareo y síncope o Insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) o Muerte súbita 2. Signos : El signo fundamental es la alteración del pulso arterial , el cual puede ser rápido o lento y re- gular o irregular. En ocasiones también se puede observar alteración en el pulso veno- so , aunque esto último es más bien un con- cepto académico que práctico. MÉTODOS DIAGNÓSTICOS Para diagnosticar una arritmia podemos valer- nos de los siguientes métodos diagnósticos: o ECG o Maniobras vagales o adenosina o Holter o Estudio electrofisiológico o Pruebas de esfuerzo Electrocardiograma (ECG) El primer electrocardiograma en humanos se realizó a finales del siglo XIX. Como podemos observar en la imagen el paciente debía intro- ducir las extremidades en frascos de vidrio con suero salino. Actualmente se utilizan los electrodos para realizar ECG de 12 derivaciones. Siempre que exista la posibilidad debemos hacerlo porque será la prueba que más información nos pro- porcione sobre el tipo de arritmia frente a la que nos encontramos. ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� Maniobras vagales o adenosina Las maniobras vagales producen un estímulo intenso del parasimpático que disminuirá la velocidad de conducción de la arritmia al pro- ducir enlentecimiento de la conducción en las estructuras calcio-dependientes, como el nó- dulo aurículo-ventricular. Tanto éstas como la adenosina sirven como métodos diagnósticos y terapéuticos en determinados casos. Algu- nos ejemplos de maniobras vagales son: la maniobra de Valsalva , el masaje del seno carotídeo , la compresión de los globos ocu- lares (no debe utilizarse este método pues podría producir desprendimientos de retina e incomodidades en el paciente). Otras técnicas menos utilizadas son la inmersión brusca de la cabeza en agua fría o la inducción del vómito . La adenosina produce, farmacológicamente, el mismo efecto que una maniobra vagal. Es un nucleósido de vida media muy corta que se administra en forma de bolos intravenosos. AAMMPPLLIIAACCIIÓÓNN DDEE CCOONNTTEENNIIDDOO DDEE IINNTTEERRÉÉSS .. Fisiológicamente, la adenosina realiza algunas acciones en el organismo como la vasodilata- ción o la broncoconstricción. Como curiosidad decir que algunas metilxantinas como la teofi- lina o la cafeína del café pueden minimizar los efectos de la adenosina debido a que son an- tagonistas de su receptor. En cuanto a la posibilidad de realizar una ma- niobra vagal, la más recomendable de todas ellas es el masaje carotídeo. La técnica a utilizar en esta maniobra es la siguiente: El paciente debe estar acostado y la cabeza girada hacia el lado opuesto del seno carotí- deo que se vaya a estimular. Debe hacerse de forma unilateral con un máximo de cinco se- gundos de duración, bajo control electrocar- diográfico y con disponibilidad de un equipo de reanimación, previa colocación de una vía ve- nosa periférica debiendo tener disponible atro- pina y lidocaína para su uso inmediato. La maniobra, de ser necesario, puede repetirse después de varios minutos de la primera (con o sin administración de fármacos). Esta ma- niobra debe ser evitada en pacientes con un soplo carotídeo, con antedentes de ACV o con intoxicación digitálica. FIN DEL CONTENIDO AMPLIADO Holter Consiste en el registro electrocardiográfico del corazón durante un periodo de 24 a 48 horas. En su origen, el paciente tenía que ir cargado con un gran aparato que iba conectado a un emisor de radio. Actualmente, el Holter es mu- cho más pequeño y cómodo, y registra en una memoria magnética la actividad cardiaca que se leerá después en un ordenador. Se suelen registrar tres derivaciones. El Holter implantable es una variante del an- terior. Se utiliza cuando las arritmias se produ- cen con poca frecuencia, pero su detección es imperiosa. Es electrónico y se coloca subcutá- neamente en la zona pectoral. La batería que tiene suele durar unos 2 ó 3 años. En el mo- mento en el que el paciente tenga la sensación de estar padeciendo una arritmia pulsa un bo- tón situado en el exterior para que quede re- gistrada la misma. Estudio electrofisiológico Es un método invasivo orientado radiológica- mente. Consiste en la introducción de electro- catéteres (de plástico con terminaciones metá- licas) normalmente por la vena femoral dere- cha hacia el corazón. Los electrodos de estos catéteres especiales registran variables como la cantidad de estímulos que reciben o la velo- cidad de los estímulos. Con este método es posible estudiar la arritmia en detalle, creando mapas de activación muy sofisticados. ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� Fig 2. En esta imagen podemos observar un ejemplo de estu- dio electrofisiológico. Tocando en las diferentes zonas de la pared miocárdica con la punta del catéter podemos ir “colorean- do” la arquitectura cardiaca, y así dibujando su estructura de activación eléctrica en el monitor del ordenador. De este modo podemos, por ejemplo, localizar y ablacionar zonas de génesis de arritmias. TRATAMIENTO Los agentes terapéuticos disponibles son los siguientes: o Maniobras vagales o adenosina o Antiarrítmicos o Cardioversión o desfibrilación o Marcapasos o Desfibrilador implantable o Ablación por radiofrecuencia Maniobras vagales o adenosina Como se dijo anteriormente, consisten en pro- vocar un estímulo intenso del sistema para- simpático, que bloqueará el nódulo aurículo- ventricular. Clase I : Son bloqueantes de los canales de sodio. Existen subgrupos dentro de esta clase: o I a: quinidina (no disponible en el mer- cado), procainamida. o I b: lidocaína. o I c: flecainida y propafenona (son los más usados actualmente). Disminuyen la velocidad de conducción y au- mentan el período refractario en células sodio- dependientes como el músculo auricular, el músculo ventricular, las vías accesorias, y el haz de His y sus ramas. Clase II : Son beta-bloqueantes como el pro- pranolol, atenolol o el bisoprolol. Antagonizan los efectos del sistema nervioso simpático: disminuyen el automatismo y la velocidad de conducción, y aumentan el perío- do refractario en los nodos sinusal y aurículo- ventricular. No actúan sobre las células Na+- dependientes. Clase III : Dentro de este grupo se encuentra el sotalol (que también pertenece a la clase II) y la amiodarona (que es mixto, mezcla accio- nes de todas las clases). Su mecanismo de acción consiste en el blo- queo de los canales de K+, con lo que aumen- tan los períodos refractarios de todas las es- tructuras y disminuyen el automatismo y la velocidad de conducción en los nodos sinusal y aurículo-ventricular. Clase IV : Son antagonistas de los canales de calcio como el verapamil o el diltiazem. Disminuyen el automatismo y la velocidad de conducción. También aumentan el período refractario en los nodos sinusal y aurículo- ventricular. No actúan sobre las células sodio- dependientes. Cardioversión eléctrica o desfibrilación Consiste en la generación de una corriente eléctrica de alto voltaje, intensa y de corta du- ración aplicada sobre la superficie torácica. Se realiza con dos electrodos amplios o “palas”, Antiarrítmicos ��� � � ��� ������������ ���� � ������������������ A. García-Alberola �� colocadas una en el lado derecho del esternón y la otra en la punta del corazón. Este meca- nismo consta de tres pasos: poner en marcha, carga y descarga. Causa una despolarización simultánea y momentánea de la mayoría de células cardiacas, por lo que es terapéutico en aquellas arritmias cuyo mecanismo de produc- ción es la reentrada . Dicho vulgarmente sería como “resetear” el corazón, como si se tratase de un ordenador. Marcapasos Es un dispositivo colocado a nivel subcutáneo que emite impulsos eléctricos periódicamente para comenzar la despolarización cardiaca. Actualmente no son dolorosos y mejoran mu- cho la calidad de vida. Los primeros modelos, alrededor de 1958, eran gigantes y terroríficos, una verdadera tortura para el paciente. Desfibrilador implantable Es similar al marcapasos, pero además es capaz de producir una descarga eléctrica en caso de parada cardiaca, con lo que trata arritmias potencialmente mortales de manera inmediata. Ablación por radiofrecuencia Técnica basada en el mismo mecanismo que el bisturí eléctrico. Genera una corriente de alta frecuencia que produce el aumento de la temperatura, lo que se usa en cirugía para producir hemostasia. En el caso de arritmias, se busca un punto crítico (un foco anormal, o una vía que produce un mecanismo de reen- trada), se aplica la alta frecuencia y se calienta dicho punto. La alta temperatura lo quema y llega a necrosarlo, evitando así que continúe produciéndose la arritmia. El área de necrosis no supera unos milímetros. Es un tratamiento normalmente definitivo y con un riesgo de complicaciones bajo. ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola � ���������� � � � CLASIFICACIÓN DE LAS ARRITMIAS Taquiarritmias Supraventriculares : ���� Extrasístoles supraventriculares ���� Taquicardias supraventriculares ���� Fibrilación auricular Ventriculares : ���� Extrasístoles ventriculares ���� Taquicardia ventricular ���� Flutter-fibrilación ventricular Bradiarritmias ���� Bradicardia sinusal + bloqueos si- noauriculares � disfunción sinusal ���� Bloqueos aurículo-ventriculares Al margen de las arritmias arriba clasificadas, debemos recordar que el ritmo sinusal normal no es absolutamente estable. Existen oscila- ciones en reposo. Un ejemplo de esta inestabi- lidad es la arritmia sinusal : Se trata de una condición en la que la fre- cuencia cardiaca varía con la respiración , es decir, aumenta en inspiración y disminuye en espiración. La arritmia sinusal suele apare- cer comúnmente en niños o jóvenes . Fre- cuentemente, las personas adultas también pueden tenerla, aunque este fenómeno suele disminuir con la edad. Suele ser generalmente un fenómeno normal y no tiene por qué haber síntomas o problemas asociados a ella. También las hay no respira- torias . (Fig. 1 , al final del tema, en la zona ECG ☺) ES SUPRAVENTRICULARES Entrando de lleno en el estudio de las arrit- mias supraventriculares , es decir, aquellas que necesitan de estructuras superiores al haz de His para mantenerse, comenzamos con las extrasístoles supraventriculares.Se puede definir una extrasístole como la alteración del ritmo cardiaco producida por un latido ectópico prematuro o adelantado con respecto al latido sinusal esperado. Dicho de manera más senci- lla, es un latido anticipado . Cuando se producen a nivel auricular (o nodal, tipo especial que no trataremos) se conocen como supraventriculares y cuando lo hacen a nivel ventricular, ventriculares . Si encontra- mos una onda p anticipada, la extrasístole podrá ser considerada auricular (supraventri- cular). La morfología de esta onda p se ase- mejará en mayor medida a la de la p normal cuanto más cercano sea su foco de origen al nódulo sinusal. Si se encuentra a otro nivel, la morfología de dicha onda variará en fun- ción del origen . Según el origen, diferente en cada caso, se producirá un vector resultante de despolarización de las aurículas con magni- tud, dirección y sentido distintos al que se de- riva de la activación en el nódulo sinusal. Si la extrasístole supraventricular no encuen- tra al nódulo aurículo-ventricular (nodo) en periodo refractario , ésta se conducirá a los ventrículos dando un QRS estrecho igual al producido en ritmo sinusal. (Fig. 2 ) � � ���� ����������� ����������� ���� ��� �������������������������� ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� Si por el contrario, la onda p aparece muy pre- cozmente al anterior latido, se encontrará un nodo en periodo refractario que no conduci- rá. Veamos como se puede visualizar una ex- trasístole bloqueada electrocardiográfica- mente: En la siguiente imagen podemos ver cómo afecta la diferencia de duración del periodo refractario de las ramas del haz de His en la conducción de las extrasístoles. Normalmente, la rama derecha del haz de His tiene un perio- do refractario un poco más prolongado, esto puede producir lo que se denomina un bloqueo funcional de rama derecha. Ocurre cuando la despolarización que proviene de la extrasístole supraventricular alcanza al ventrículo cuando la rama izquierda ya ha acabado su periodo refractario, pero no lo ha concluído la derecha (concepto de aberrancia de conducción ): ETIOLOGÍA Suelen darse en población normal. Casi el 100% de los ancianos a los que se les realiza un Holter de 24 h. las presentan. Son muy frecuentes . Aumentan su frecuencia de aparición factores tales como el estrés , el tabaco o el alcohol . También cualquier hecho que produzca so- brecarga auricular , la inflamación , la is- quemia … CLÍNICA Los pacientes que presentan extrasístoles no suelen mostrar síntomas . En los casos en que aparecen, suelen estar definidos como un vuelco o una pausa , incluso como vuelco y pausa conjuntamente. Cuanto más frecuentes son las extrasístoles, más susceptibles son de mostrar clínica. Esto se da sobre todo en los casos de “bigeminismo ” (serie compuesta por latido normal + extrasístole), “trigeminismo ” (serie compuesta por 2 latidos normales + ex- trasístole), “cuatrigeminismo ”…También ocu- rre en casos de parejas, pareados o doble- tes (estos tres términos son sinónimos) que son dos extrasístoles seguidas. Cuando apa- recen seguidas 3 ó más extrasístoles se habla de taquicardia auricular no sostenida . Respecto a la exploración física , tras una extrasístole hay una “pausa postextrasistólica”. En ocasiones, debido a que la extrasístole tiene una diástole muy corta, se eyecta una cantidad muy pequeña de sangre y no existe pulso periférico en ese latido,. En estos casos sí se puede objetivar la pausa. De manera muy somera e infantil (además de poco válida y rigurosa, aunque bastante didác- tica), la auscultación de una extrasístole sería algo como: pum, pum/ pum, pum/ pum, pupu- pum. DIAGNÓSTICO La sospecha diagnóstica proviene de la clíni- ca y la auscultación , mientras que el diagnós- tico definitivo se realiza con el ECG o un dis- positivo Holter . ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� Significado clínico No tienen particular relevancia. Suelen ser benignas , con la excepción de que estén aso- ciadas a alguna patología auricular más grave. En personas susceptibles pueden desencade- nar taquicardias paroxísticas supraventricula- res. TRATAMIENTO Generalmente no se tratan . Si el paciente es muy sensible a notarlas podrían emplearse beta-bloqueantes a dosis bajas que, aunque no disminuyen mucho la frecuencia de apari- ción de extrasístoles, sí disminuyen la sensi- bilidad del paciente . Sólo se deben adminis- trar a pacientes muy “quejicas”. Se clasifican de la siguiente forma: � Sinusal � Auricular � TAM-RAC (taquicardia auricular multifo- cal o ritmo auricular caótico) � No paroxística de la unión AV � “Paroxística supraventricular ” � Flutter o aleteo auricular AQUICARDIA SINUSAL Se trata de un ritmo sinusal acelerado , del orden de más de 100 lpm . Son importantes, aunque parezca obvio, las condiciones en las que se valora, puesto que factores como la fiebre, el ejercicio físico, etc. pueden propiciar su aparición sin que haya una causa de pato- logía, cardiaca o no, subyacente. Como ya hemos dicho, todo es normal excepto la frecuencia cardiaca. El QRS será estrecho siempre y cuando el paciente no presente un bloqueo de rama, en cuyo caso mostrará un QRS ancho. ETIOLOGÍA Cualquier proceso que aumente la demanda puede llevar a una taquicardia sinusal. Didácti- camente podemos clasificar las taquicardias sinusales en causadas por: � Procesos fisiológicos : Fenómenos estre- santes como el ejercicio físico, la fiebre, o las emociones intensas producen este tipo de taquicardia por aumento de demandas. � Patologías no cardiacas : Se han de bus- car siempre debido a su trascendencia. Algu- nos ejemplos son el hipertiroidismo y el em- bolismo pulmonar . � Patologías cardiacas : La insuficiencia cardiaca también puede ser una posible etio- logía de taquicardia sinusal, que se produce como mecanismo de compensación, y que puede ser el primer síntoma de la patología. CLÍNICA Es importante la valoración del desencade- nante . Normalmente, sea cual sea éste, la arritmia es no paroxística , ya que no tiene un comienzo brusco, sino que se instaura de ma- nera gradual. DIAGNÓSTICO Para el diagnóstico de la taquicardia sinusal se emplea la clínica y el ECG. Es de gran utilidad el uso de las maniobras vagales o adenosi- na. El empleo de cualquiera de las dos provo- ca un enlentecimiento progresivo y transi- torio de la frecuencia cardiaca para después volver a la frecuencia inicial (taquicárdica). Respecto a la adenosina, destacamos su efec- to sobre el nódulo sinusal y el nodo AV, donde es frecuente que se produzcan bloqueos de ondas p. Su vida media es muy corta (unos 10 segundos). (Fig. 3) T TAQUICARDIAS SUPRAVENTRICULARES ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� TRATAMIENTO El tratamiento es el de la causa . Esto implica que no se debe intentar disminuir la frecuencia cardiaca sin conocer la causa subyacente por- que probablemente el paciente necesite dicha frecuencia para mantener un gasto cardiaco adecuado, tal como ocurre en el caso de una insuficiencia cardiaca o un shock. AQUICARDIA AURICULAR CONCEPTO Es una arritmia rápida que se produce en cualquier punto de las aurículas . MECANISMO Puede ser producida por: o Automatismo : Una región (foco) ad- quiere automatismo. o Reentradas : Alrededor de un obstácu- lo (vena pulmonar, vena cava…). ETIOLOGÍA Puede darse en corazones normales , aunque también puede aparecer como manifestación de cardiopatías que sobrecarguen la aurí- cula o estropeen el músculo auricular (val- vulopatías, miocardiopatía dilatada, cardiopa- tía isquémica, EPOC…). Otra situación que puede ser causa de taquicardia auricular es la intoxicación digitálica . ECGActividad auricular Respecto a la morfología de la onda p , será igual o distinta a la onda p sinusal según el origen o foco. Lo más frecuente es que sea distinta . La frecuencia cardiaca en esta arritmia oscila entre 100-300 lpm . Conducción AV Una de las propiedades del nódulo aurículo- ventricular es la conducción decremental (cuando el tiempo transcurrido entre un estí- mulo y el siguiente es largo la conducción es rápida, y viceversa); por tanto, si la taquicardia auricular no es muy rápida , la conducción a nivel del nodo será 1:1 (todas la ondas p se conducirán a ventrículos). Si por el contrario, la arritmia es muy rápida , puede ocurrir que al- gunas ondas p sean bloqueadas (la distan- cia entre ondas p será constante pero estarán ausentes algunos QRS). En general, el intervalo PR será algo más largo porque, por poco que sea, se está esti- mulando el nodo más rápido de lo normal, con el retraso que eso conlleva (este retraso se manifiesta a nivel electrocardiográfico en la duración del PR). En conclusión, el ritmo ventricular podrá ser regular , en taquicardias no muy rápidas, e irregular o regular , en taquicardias con muy alta frecuencia. En taquicardias rápidas el rit- mo ventricular puede ser regular en el caso de que siga un patrón de conducción periódico como 2:1 (se conduce una de cada dos ondas p), 3:1, 4:1 etc. (Fig. 4). Respuesta a maniobras vagales y ade- nosina Con el empleo de estas técnicas se observa que, en ocasiones, la arritmia desaparece . Esto sólo sucede en un pequeño porcentaje de casos, siendo lo más común que la taquicardia no responda a la adenosina aunque sí que se afecte la conducción en el nódulo aurículo- ventricular. Al suceder esto se pueden visuali- zar ondas p con un ritmo de aparición constante , a la misma frecuencia de la taqui- cardia (por ello decimos que la arritmia no res- ponde a adenosina en estos casos) pero sin QRS que las sigan (por el bloqueo del nodo AV). Esto nos permite a menudo, aunque no se solucione el problema, tener una herra- mienta diagnóstica cuando, por ejemplo, la onda p se camufla en la onda T del latido anterior y se generan bastantes dudas acerca de si la taquicardia es auricular o no, al no poder verse con claridad las ondas p por una frecuencia demasiado alta. Al poner la adeno- sina, se bloquea el nodo A-V, desaparecen los QRS y se ven las ondas p que despejarán T ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� cualquier tipo de incertidumbre sobre el origen del evento. (Fig.5 ) CLÍNICA Las taquicardias auriculares pueden presen- tarse como: o No paroxísticas : Aparecen gradual- mente (“fenómeno de calentamiento”). o Paroxísticas : Son menos frecuentes. o Incesantes : Empieza, termina, empie- za, termina, empieza, termina… Y así de manera incesante, como su propio nombre indica. (Fig. 6) DIAGNÓSTICO Se debe realizar el diagnóstico diferencial con taquicardia sinusal en base a: � Contexto clínico (sospecharemos que es sinusal cuando aparezca en situacio- nes de aumento de demanda). � Morfología y frecuencia de la onda p (respecto a la frecuencia, podrá ser sinu- sal si no supera el valor 220-edad). � Conducción AV (que será normal en la taquicardia sinusal y variará, según los criterios comentados anteriormente, en la taquicardia auricular). � M. vagales / Adenosina (tienen diferen- tes respuestas respecto a estas técni- cas). Llegados a este punto es interesante plantear la siguiente pregunta: ¿Por qué en una taqui- cardia sinusal no hay alargamiento del interva- lo PR o bloqueo de algunas ondas p y en la taquicardia auricular sí? La respuesta es que las catecolaminas res- ponsables de la taquicardia sinusal afectan tanto al nódulo sinusal como al aurículo- ventricular, y así estimulan la conducción a través de éste también, además de aumentar el automatismo en el nódulo sinusal. En una taquicardia auricular no existe aumento de catecolaminas que ejerzan dicha estimulación, con lo que el nodo AV, debido a su caracterís- tica conducción decremental, puede producir retardo del intervalo PR y bloqueo de algunas ondas P. TRATAMIENTO El tratamiento tiene dos variantes bien diferen- ciadas: tratamiento de la crisis y prevención de recurrencias, siendo necesarias ambas para realizar un tratamiento correcto. De la crisis • Suspender el tratamiento digitálico si se sospecha como posible etiología la intoxicación digitálica. • Frenar la respuesta ventricular me- diante el uso de fármacos que afecten al nodo AV. Así la arritmia continúa, pe- ro se normaliza la FC: o Beta-bloqueantes (clase II). o Antagonistas de los canales de Ca++ (clase IV). • Terminar con la taquicardia con anti- arrítmicos tipo I, II ó III . También po- demos probar con adenosina, aunque como se dijo antes en muy pocos ca- sos es eficaz. • Como última opción realizar una car- dioversión sincronizada , que a me- nudo no resulta eficaz, puesto que sólo es útil en caso de que el mecanismo de producción sea por reentrada. Preventivo de recurrencias La prevención de futuras recurrencias puede abarcarse desde dos vías distintas: • Antiarrítmicos de clase I, II ó III de forma crónica. • Ablación por radiofrecuencia , como tratamiento curativo definitivo. ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� Fig. 1: ECG de una arritmia sinusal . Se puede observar claramente la modificación de la FC que aparece con aumento de la FC en inspiración, y disminución con la espiración, lo que es totalmente fisiológico. Fig. 2: ECG en el que se muestran algunas extrasístoles que son conducidas (marcadas en su inicio con una flecha) al ventrículo. Vemos latidos regulares con aparición brusca de un latido ade- lantado, el cuál se corresponde con la extrasístole. Las dos primeras son un pareado o doblete. Fig. 3: ECG en el que se muestra la acción de la adenosina sobre una taquicardia sinusal . Como se indica con las líneas de color rojo existe un cambio progresivo enlenteciéndose la FC, el interva- lo PR, y produciéndose bloqueo de algunas ondas p, por ejemplo la que se ve a la izquierda de la línea roja de la derecha. Posteriormente a esto retornará a una FC como la que tenía antes de la administración de adenosina, ya que la adenosina tiene una vida media muy corta. Fig. 4: Dos ECG en los que se ven ejemplos de taquicardia auricular con conducción 1:1 (arri- ba) y con conducción variable (abajo). En la imagen inferior están marcadas algunas ondas p con una flecha vertical negra (algunas marcadas están “escondidas” tras complejos QRS). Como ZONA ECG ���������� � ��� � ���� ��� � ������������������ A. García-Alberola �� se aprecia las ondas p tienen un ritmo regular de aparición. Esto no pasa con los QRS, los cuales aparecen de manera irregular, cuando una de las ondas p es capaz de conducir. Fig. 5: ECG en el que se puede observar un ejemplo electrocardiográfico de uso de una manio- bra vagal en una taquicardia auricular . El efecto es similar al producido por adenosina, propor- ciona ayuda diagnóstica normalmente. El efecto de la maniobra se encuadra entre las flechas. Fig. 6: ECG en el que se puede ver un ejemplo de taquicardia auricular incesante : ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� ���������� � � � TAQUICARDIA AURICULAR MULTIFOCAL La Taquicardia Auricular Multifocal (TAM), también conocida con el nombre de Ritmo Auricular Caótico (RAC) , se fundamenta en la existencia de múltiples focos auriculares que emiten impulsos de forma irregular y desordenada , con una frecuencia variable, de cualquier valor >100 lpm , que raramente su- pera los 180 lpm. La definición electrocardiográfica de esta arritmia consta de 3 premisas: � Ondas p de 3 ó más morfologías di- ferentes en ECG de superficie.Esto se explica por la multifocalidad de los focos. � Intervalos PP y RR irregulares . El in- tervalo PP representa el ritmo auricular, y el RR, el ventricular. � Ausencia de ritmo sinusal de base . Este criterio permite diferenciar esta enti- dad de la presencia de extrasístoles con focos diferentes. ETIOLOGÍA Lo más frecuente es que se asocie a EPOC, debido a que esta enfermedad produce sobre- carga auricular e hipoxia, y se trata con teofili- na (broncodilatador) y/o β-estimulantes (por ejemplo el salbutamol), sustancias que partici- pan en la génesis de esta taquiarritmia1. 1 Más y más razones para no fumar. Carcinoma anaplási- co de céls. gigantes, EPOC, IAM… Vale, pero… ¿Al- guien quiere tener un RITMO AURICULAR CAÓTICO?! Suele aparecer en ancianos con graves pato- logías respiratorias (como la EPOC ya comen- tada) o cardiacas, como la ICC (Insuficiencia Cardiaca Congestiva) en la fase de descom- pensación. CLÍNICA La clínica suele estar enmascarada por la en- fermedad de base , es decir, el paciente cuen- ta su EPOC, su ICC, etc. DIAGNÓSTICO El diagnóstico es electrocardiográfico , te- niendo en cuenta el diagnóstico diferencial con FA (fibrilación auricular). TRATAMIENTO Respecto al abordaje terapéutico del paciente con TAM lo esencial es mejorar la enferme- dad de base . Para ello se deben corregir los desencadenantes , cesando la administración de teofilina, o corrigiendo el desequilibrio elec- trolítico (la hipopotasemia también se asocia esta entidad), o la hipoxia. Se han usado distintos fármacos al respecto como el verapamil (calcio-antagonista) o la amiodarona , pero su eficacia es dudosa. En referencia a la cardioversión, no es efectiva en ningún caso2. (Fig. 1 , zona ECG). 2 De ahí la importancia del diagnóstico diferencial con la FA, en la que sí es eficaz la cardioversión. ������� ����� ����� ������ �������� ����� ������� �������� ��������� ��������������� ������� ����� ������������ ���� ����� � ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� TAQUICARDIA NO PAROXÍS- TICA DE LA UNIÓN AV También conocida como Ritmo Nodal Acele- rado , consiste en un ritmo generado en la unión aurículo-ventricular con una frecuen- cia que oscila entre 70 y 130 lpm . Pese a que el rango de valores de frecuencia cardiaca que define esta patología incluye algunas no con- sideradas como taquicardia (las que van de 70 a 100 lpm), se debe reflexionar sobre el nivel anatomofisiológico en el que se genera dicha arritmia. La razón por la que se encuadra en el grupo de las taquiarritmias es que el nódulo AV, cuya frecuencia de descarga normalmente se mueve en valores de 40-45 lpm, genera aquí un ritmo de 70 a 130 lpm, produciéndose una “taquicardia nodal”. El mecanismo de producción de esta arritmia es un aumento del automatismo . ETIOLOGÍA Las etiologías más frecuentes son: • IAM inferior en fase aguda • Miocarditis • Cirugía extracorpórea • Intoxicación digitálica También puede aparecer en individuos sa- nos . ECG En cuanto a su manifestación electrocardiográ- fica existen dos posibilidades: 1. El nodo AV conduce a aurícula y ven- trículo a la vez. Por esto la onda P suele quedar oculta tras el QRS. 2. Conduce únicamente al ventrículo y las ondas P siguen un ritmo sinusal (ritmos disociados). En general el ritmo ventricular es regular y el QRS estrecho (a no ser que exista bloqueo de rama concomitante). CLÍNICA Suele ser asintomática . TRATAMIENTO Nos hallamos ante una arritmia benigna que, por lo general, no requiere tratamiento . Úni- camente se deben controlar los factores etiológicos . No debemos realizar cardioversión ya que sólo es eficaz en arritmias por reentrada, y esta arritmia se produce por aumento del au- tomatismo. Ejemplos de ECG: Figs. 2 y 3 . TAQUICARDIA PAROXÍSTICA SUPRAVENTRICULAR 3 Es una clasificación que incluye una miscelá- nea de entidades que tienen en común un ini- cio y terminación súbitos , y un mecanismo de producción por reentrada . La reentrada, en el 90% o más de los casos, es perinodal (ta- quicardia producida por reentradas nodales, o TRN) o por vía accesoria (taquicardia orto- drómica). En el 10% restante se corresponde con una taquicardia auricular 4. Este tipo de arritmias se asocian en general a corazón estructuralmente normal . Tipos de reentrada Como ya hemos visto con anterioridad los dos tipos principales son la reentrada perinodal y la reentrada por existencia de vía accesoria. De- tallemos algo más estos dos conceptos: 1. Reentrada perinodal : La gran mayoría de las personas poseen únicamente una vía de conducción en el nodo AV, sin embargo, 3 Alberola dijo que las taquicardias paroxísticas supra- ventriculares siempre caen en el examen. 4 Recordemos del tema anterior que la taquicardia auri- cular puede también, en su forma de presentación, ser paroxística. ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� hay pacientes que poseen dos “caminos fun- cionales” de conducción: uno rápido, y otro lento. En el ritmo sinusal normal sólo utili- zan la vía rápida , lo que impide la reentrada. Pero tras una extrasístole auricular, que alcan- ce a la vía rápida en periodo refractario, el estímulo pasará ahora por la lenta, pudiéndose entonces generar una reentrada que conducirá anterógradamente por la vía lenta, y retrógra- damente por la rápida. De este modo, el latido auricular retrógrado será simultáneo con el ventricular, y la onda P quedará escondida tras el QRS. En la siguiente imagen se puede ver gráficamente el mecanismo funcional normal del nódulo AV [figu- ra A] y a continuación, el de una reentrada perino- dal [figura D]: 2. Vía accesoria 5: En situación normal, el músculo auricular y el ventricular están sepa- rados por un tejido fibroso (anillo fibroso) que impide la comunicación eléctrica entre ellos excepto a través del nódulo AV. La vía acceso- ria consiste en un haz muscular que se salta este tejido fibroso y produce una comunica- ción anómala aurículo-ventricular . Se trata de un defecto congénito. En la imagen mostrada a continuación (a la izquier- da) se observan los haces musculares (en rojo) que atraviesan el anillo fibroso creando la vía accesoria. En la imagen de la derecha se puede observar el ciclo de reentrada con conducción por la vía acce- soria (retrógradamente) y por el nodo AV (anteró- gradamente) y el ECG que se produce: 5 Sobre vías accesorias se hablará más extensamente en el próximo tema (Arritmias IV). ECG El ECG muestra una arritmia regular, de QRS estrecho6, a una frecuencia de 130 a 280 lpm donde la onda P, o está oculta tras el QRS, o se ve mínimamente (como en el ejemplo supe- rior de la reentrada por vía accesoria). (Fig. 4) CLÍNICA La taquicardia paroxística supraventricular puede aparecer a cualquier edad , incluso en el feto, siendo más frecuente su presentación en jóvenes con el corazón estructuralmente normal. Como su nombre indica es paroxística en su presentación, es decir, de inicio y terminación bruscos. A veces puede tener relación con maniobras autonómicas como respirar profundamente o levantarse después de agacharse. Son típicamente recurrentes , aunque este hecho es muy variable , al igual que su dura- ción (puede prolongarse desde unos minutos hasta horas o días), y tolerancia (desde sen- sación de palpitaciones hasta síncope). Fuera de las crisis , el paciente se encuentra asintomático . DIAGNÓSTICO El diagnóstico variará según se disponga de un registro de ECG o no: 6 Y la coletilla de siempre: si no existe bloqueo de rama. ����������� ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� Con documentación de ECG Se puede establecer el diagnóstico con los criterios electrocardiográficos que se corres- ponden con la taquicardia paroxística supra- ventricular si se registra un ECG en el periodo de crisis . Sin documentación de ECG Si la taquicardia es bien tolerada por el pa- ciente, sería conveniente que acudiese a hacerse un ECG en el mismo momento que detecte una crisis. No obstante, si el paciente se sincopa y tolera pobremente la arritmia , se debe realizar un estudio electrofisiológico preferente 7. Estos pacientes son tratados con frecuencia de ansiosos debido a que al realizar el ECG, éste no refleja ninguna alteración manifiesta fuera de las crisis. Por esto, es de especial relevancia poseer un mínimo de tacto y valo- rar correctamente al paciente , teniendo en cuenta la existencia de patologías como la que nos ocupa. TRATAMIENTO El tratamiento varía en función de que el pa- ciente se encuentre en crisis o, por el contra- rio, se pretenda establecer una profilaxis de recurrencias. De la crisis • En pacientes que presentan una mala to- lerancia , lo que es bastante excepcional, el tratamiento más oportuno es la cardio- versión eléctrica sincronizada de inme- diato . • Para aquellas personas cuya tolerancia sea aceptable , es decir, que no se sinco- pen ni tengan otro tipo de complicaciones ante la arritmia, se debe realizar un ECG de 12 derivaciones para, a continuación, realizar uno de los siguientes procedimien- tos: 7 Debería ser urgente, pero no existe la posibilidad, hoy en día, de hacer estudios electrofisiológicos urgentes. Esto es debido a la falta de personal, de infraestructura… o Maniobras vagales como una respira- ción profunda o un masaje carotídeo. Debe considerarse que el masaje no se aplicará en caso de detectar un soplo en el cuello o si se sospecha o verifica una intoxicación digitálica. También puede realizarse una maniobra de Val- salva. o Administración de adenosina (Adeno- cor®) en dosis de 6, 12 ó 18 mg (según se precise) en bolo, sin diluir y rápida- mente. El motivo de esta forma de apli- cación es que la vida media de la ade- nosina es de unos segundos y si se administrara paulatinamente no sería efectiva. Se comienza con 6 mg y si no es efectiva se va aumentando la dosis. La vía de aplicación es la intravenosa (procurar que sea una vena de gran flu- jo). Al inyectarla, el paciente sentirá una opresión en el pecho que durará unos 10 segundos (lo que tarda la ade- nosina en perder su efecto farmacoló- gico). Es importante informar al pacien- te de lo que va a experimentar con el fármaco para evitar situaciones de an- siedad o miedo. En el caso de que el paciente no note dicha sensación de opresión pensaremos que no hemos administrado la suficiente cantidad, o la hemos administrado mal. Existen po- cas contraindicaciones para la adminis- tración de la adenosina. Una de ellas son los pacientes asmáticos, en los que el fármaco produce broncoespas- mo. o Cuando la adenosina está contraindi- cada, se emplea como alternativa el verapamil . Este fármaco se presenta en ampollas de 5 mg. Suelen adminis- trarse 1 ó 2 unidades por vía intraveno- sa. A diferencia de la adenosina se administra de forma lenta (la perfusión debe durar de 5 a 10 minutos). Tras el verapamil, repetiremos las maniobras vagales. Si la adenosina o el verapamil no funcio- nan , lo más probable es que el diagnóstico de taquicardia paroxística supraventricular sea erróneo , ya que estos fármacos son eficaces en casi el 100% de los casos. ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� El patrón electrocardiográfico normal de la aplicación de la adenosina es la terminación brusca de la arritmia , seguida de una parada o pausa que dura unos segundos tras la ad- ministración del fármaco, y la restauración del ritmo sinusal . En la zona ECG puede verse este patrón con un ejemplo real de la maniobra terapéutica (Fig.5 ). En caso de dar una dosis más alta de lo es- tablecido respecto a la adenosina , los efec- tos indeseados que aparecerán en conse- cuencia serán prácticamente nulos debido a la escasa vida media de la sustancia. Preventivo de recurrencias Ante todo, debe evaluarse la necesidad de dicho tratamiento . Por ejemplo, en un pacien- te anciano con periodo intercrítico prolongado y taquicardia bien tolerada no se precisa inter- vención alguna. En caso de establecerse un tratamiento exis- ten dos alternativas: ���� Antiarrítmicos de “perfil seguro ” (es decir, aquellos con mínimos efectos secunda- rios) como son los beta-bloqueantes o el vera- pamil, los cuales, no son curativos . Con és- tos se controlan únicamente el 50% de los pacientes. ���� Ablación por radiofrecuencia : Es un tra- tamiento que sí es curativo y consiste, como ya ha sido comentado, en la introducción de un catéter por vía femoral y la ablación por radiofrecuencia de la estructura causante de la arritmia, calentando a unos 50-60 ºC la vía accesoria o de reentrada perinodal hasta des- truirla. La eficacia de la técnica ronda en torno al 90% y su tasa de complicaciones es menor al 1%. Este tratamiento se realiza en taqui- cardias mal toleradas , cuando no se contro- lan bien con fármacos o éstos tienen múlti- ples efectos secundarios , o por preferencia del paciente, si desea una opción curativa an- tes de recibir medicación de por vida. ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� Fig. 1: ECG de un paciente con taquicardia auricular multifocal o ritmo auricular caótico (TAM o RAC). Obsérvese la frecuencia irregular, tanto de los intervalos PP, como de los RR, y la irregu- laridad entre ellos. Si se analizan varias ondas p (círculos rojos), se puede observar cómo cada una posee una morfología diferente . Este hecho refleja la multifocalidad que da nombre a la arrit- mia. Como puede verse, no existe ritmo sinusal de base. Fig. 2 y 3: ECG de una taquicardia no paroxística de la unión aurículo-ven tricular o ritmo nodal acelerado. En el primer caso existe conducción simultánea hacia aurícula y ventrículos, con lo que las ondas P son indistinguibles debido a que están camufladas tras el QRS. En el se- gundo ECG se puede observar un ritmo disociado en el que se muestran ondas P con ritmo si- nusal (que son bloqueadas) y complejos QRS con un ritmo totalmente diferente. La etiología en este segundo caso puede ser la intoxicación digitálica, ya que se puede observar la clásica cubeta digitálica, que consiste en un segmento ST deprimido (señalado con una flecha). ZONA ECG ���������� � ��� � ���� ��� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� Fig. 4: ECG de una taquicardia paroxística supraventricular . Se ve una arritmia regular , de QRS estrecho , a una frecuencia de unos 200 lpm donde las ondas P, o no se ven, o es muy difícil de verlas. . Fig. 5: ECG que muestra el patrón electrocardiográfico normal de la aplicación de la adenosi- na o de una maniobra vagal en una taquicardia paroxística supraventricular. Se ve como la arrit- mia termina de forma brusca , seguido esto de una parada o pausa que dura unos segundos y la restauración del ritmo sinusal . El efecto del tratamiento con administración de adenosina o ma- niobra vagal comienza en el momento indicado por la flecha: ���������� � ��� ������� ���� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� ���������� � � � VÍA ACCESORIA Una vía accesoria , como ya se vio en el tema anterior, es una banda de músculo cardiaco que, tras el desarrollo embriológico, queda conectando las aurículas y los ventrículos de manera anormal, en un punto donde el anillo fibrosono debería permitir el paso de ningún estímulo de despolarización. De este modo, no necesita del nódulo aurículo-ventricula r para conducir hacia el ventrículo (cuando per- mite conducción anterógrada), y consecuen- temente omite su habitual retraso en el paso del estímulo. Existen dos tipos de vías accesorias: � Vías accesorias ocultas : Únicamente permiten una conducción retrógrada , de ventrículo a aurícula. Por ello, no producen cambios en el ECG en ritmo sinusal. Pue- den producir taquicardias paroxísticas su- praventriculares, como ya vimos en el tema anterior. � Vías accesorias abiertas : Son capaces de conducir de manera anterógrada y re- trógrada , es decir, de aurícula a ventrículo y viceversa. En este caso, el ECG en ritmo sinusal muestra una morfología caracterís- tica llamada patrón de preexcitación . PATRÓN DE PREEXCITACIÓN La presencia de una vía accesoria abierta propicia la posibilidad de que el ventrículo co- mience su despolarización antes de lo que sería habitual con una conducción a través del nódulo AV y en diferente lugar. El lugar por el que conduce de aurícula a ven- trículo es la ubicación de esta vía accesoria, en la imagen inferior señalada por las flechas. La conducción por el nódulo AV no deja de producirse, sino que ocurre posterior a la ocu- rrida por la vía accesoria. Por tanto, el patrón electrocardiográfico es consecuencia de la fusión que se produce en- tre la activación de los ventrículos a través de la vía accesoria y la activación de éstos por el nódulo AV y el sistema His-Purkinje. Este pa- trón se caracteriza por: (Figs. 1 y 2 , zona ECG) o Disminución del intervalo PR (<0,12 sg) debido a la ausencia del retraso fisiológi- co que produce el nódulo AV. o Presencia de una onda delta (línea ver- de sobre el punteado en la figura), que consiste en una deflexión de la pendiente al inicio del complejo QRS, y un QRS ancho . o En ocasiones se puede ver afectada la repolarización: ondas T negativas ������� ��� �� ��� ���������� ����� ������ � ����� ������ ���������� � ��� ������� ���� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� SÍNDROME DE WOLFF-PARKINSON- WHITE (WPW) Encuadrado en las entidades que producen preexcitación, se encuentra el síndrome de Wolff-Parkinson-White. El término académico se refiere a un cuadro de preexcitación con presencia de taquiarritmias , aunque en la práctica se utiliza como sinónimo de preexcita- ción en general. Este síndrome fue descrito por tres pediatras (por ellos la denominación del mismo) en los años 50, ya que es la causa más frecuente de taquiarritmias en bebés y niños. A veces, las variaciones en el ECG pueden ser muy sutiles, debido a que el perfil de la onda delta depende del grado de discordancia entre la velocidad de paso de la vía accesoria y el nodo AV. Cuanto mayor es la discordancia, más aparente es la onda delta . Así, si la ve- locidad de paso es similar, el complejo QRS es prácticamente normal. En caso de un ECG dudoso existe la posibilidad de administrar adenosina , con la que se bloquea el nódulo AV temporalmente, y se hace más patente la onda delta. EPIDEMIOLOGÍA La incidencia de preexcitación en general es de 1 a 3 por cada mil nacimientos . ETIOLOGÍA Las vías accesorias son congénitas y casi siempre se asocian a corazón estructural- mente normal , aunque el patrón de preexcita- ción se puede asociar también a patologías como la enfermedad de Ebstein 1. CLÍNICA � Asintomáticos : El diagnóstico se realiza por el hallazgo de forma casual en un ECG de rutina. Representan la ½ de los casos. 1 La enfermedad de Ebstein consiste en una implantación baja de la válvula tricúspide en el interior del ventrículo derecho, en vez de hacerlo a nivel del anillo auriculo- ventricular. � Sintomáticos : Los síntomas pueden pre- sentarse a cualquier edad. La clínica con- siste en la presencia de arritmias: taqui- cardia paroxística supraventricular (la mayoría de las arritmias, aproximadamente un 80%, asociadas a preexcitación) o fibri- lación auricular (FA, que representa del 15 al 20 %)2. DIAGNÓSTICO Durante un episodio de taquicardia paroxís- tica supraventricular el ECG de un corazón con vía accesoria abierta muestra las mismas características que el producido por una vía accesoria oculta : complejo QRS estrecho, ritmo rápido y regular y onda P invisible o difícil de diferenciar porque se oculta tras el comple- jo QRS. (fig. 3 ) En cambio, en ritmo sinusal podremos dife- renciar entre vía accesoria oculta o abierta observando si existe patrón de preexcitación (onda delta etc.) o no. Si existen dudas admi- nistraremos adenosina para verificar la exis- tencia de preexcitación. Taquicardias paroxísticas supraventricula- res ortodrómicas y antidrómicas Cuando la taquicardia se produce por un me- canismo en el que la vía accesoria conduce retrógradamente , que es lo más frecuente, se denomina taquicardia ortodrómica . Pero también existe la posibilidad de un circuito inverso, que utilice el nódulo AV para pasar retrógradamente de ventrículo a aurícula, y la vía accesoria para la conducción anteró- grada . Este tipo de taquicardia, denominada taquicardia antidrómica, es muy poco fre- cuente (por ello no vamos a entrar en deta- lles). ¿Por qué es rara la taquicardia antidrómi- ca? La razón es que el nódulo AV es una estructu- ra fisiológicamente preparada para el paso de aurícula a ventrículo, y no al contrario, con lo que es raro el paso rápido retrógrado a través de él. 2 La FA se explicará extensamente en Arritmias V. ���������� � ��� ������� ���� � A.A., E.G., R.C. A. García-Alberola �� Como podemos observar, el mecanismo de la taquicardia paroxística supraventricular es el mismo, ya sea generado por vías ocultas o por vías abiertas (pues en la inmensa mayoría de los casos son ortodrómicas). Fibrilación auricular en preexcitación Como ya señalamos con anterioridad, en los pacientes con preexcitación también es fren- cuente la fibrilación auricular (FA). Estos casos tienen especial relevancia, ya que la vía accesoria no posee la cualidad del nódulo AV de frenar la conducción ante un ritmo auricular acelerado (propiedad de conducción decre- mental). De este modo, en pacientes con FA y WPW pasará una gran cantidad de estímulos de aurícula a ventrículo, lo que puede desem- bocar en una fibrilación ventricular , y ésta a su vez en una muerte súbita . La muerte súbi- ta es muy poco frecuente en estos casos, se da sobre todo en jóvenes (es raro que ocurra en la enfermedad de Ebstein). También exis- ten vías accesorias incapaces de conducir tan rápido (tienen mayor periodo refractario) y no producen esta circunstancia. En el ECG de WPW con FA se observa una frecuencia cardiaca extremadamente rápida, irregular (RR irregulares) y caótica, y un com- plejo QRS ancho, que suele ser de duración variable, dependiendo del lugar por el que se produzca la conducción. (Fig. 4) Dada la secuencia: Fibrilación aurícular � Fibrilación ventricular � Parada cardiaca � Muerte súbita, el resultado ECG está expues- to en la fig. 5 . TRATAMIENTO Como siempre, diferenciaremos entre el trata- miento de la crisis y el tratamiento para preve- nir las recurrencias: De la crisis � Si existe taquicardia paroxística supra- ventricular : El mismo tratamiento que el visto en el tema anterior (Arritmias III, pág. 4). Si el paciente nos comunica que tiene una vía accesoria, nos ahorraremos las maniobras y técnicas diagnósticas. Recordemos resumi- damente que el tratamiento en situación de ma- la tolerancia consistía en la cardioversión sin- cronizada, y con buena tolerancia en manio- bras vagales o adenosina. � Si existe FA con preexcitación : Se dan 2 situaciones diferentes: �������� � �� � Aún a riesgo de resultar