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Salvar las almas, hablar en los idiomas: conflicto religioso, cambio de género en euskera Begoña Echeverria En su área de investigación analiza la influencia de las instituciones educativas sobre las prácticas e ideologías lingüísticas de minorías étnicas y lingüísticas. "Aparentemente, el País Vasco ha sido evangelizado y los vascos son buenos cristianos... Aún así, existen cultos entre bastidores, pequeñas deidades poderosas" (Barandiaran 1972:78) Introducción El relativo retraso en la evangelización de los vascos se ha considerado que es una de las razones que ha permitido la conservación del euskera. Como consecuencia de ello, el pueblo vasco, protegido de la supuesta homogeneización de la Iglesia Romana (intento lógico), era libre de adorar a sus dioses en su propia lengua. En el siglo X, los vascos se convirtieron en fervientes católicos. Aun así, no dejaron totalmente de lado sus creencias "paganas" (y esas creencias se transmitieron en euskera). Este relato muestra que existe una relación directa entre la religión y la lengua. El utilizar una lengua para rendir culto religioso contribuirá a promocionarla como lengua cotidiana; y no utilizarla para dicho fin tendrá el efecto contrario. Sin embargo, para poder entender totalmente el uso del lenguaje, debemos tener en cuenta los significados sociales atribuidos a las lenguas, en particular los dominios y los contextos (cf Woolard & Schieffelin 1994:70), no sólo constatar su presencia o ausencia. Mi trabajo desarrollado en la Comunidad Autónoma del País Vasco, por ejemplo, mostró que, aunque en los centros educativos se promovía explícitamente la idea de que vasco era "toda persona que sabe la lengua vasca", favorecían implícitamente a los hablantes rurales masculinos de la lengua vernácula (Echeverría 2003). Asimismo, mostré que el diccionario vasco-inglés escrito específicamente para el colectivo vasco de la diáspora americana también reproducía dicho privilegio masculino. Así, el diccionario utilizaba referentes masculinos en la mayor parte de los ejemplos en los que aparecía un género específico, limitando, asimismo, la variedad de funciones y actividades en los que aparecía el referente femenino, y colocaba dichos referentes femeninos en una posición subordinada frente a sus correspondientes referentes masculinos (Echeverría 2007b). En este artículo, analizaré la función que desempeña el género respecto al uso del euskera en el ámbito religioso. En concreto, mostraré que la forma pronominalhi -clave para trasmitir nociones de solidaridad y muestra genuina del "euskera coloquial"- se utiliza de diferente manera en textos de los diferentes credos religiosos. Cabe señalar, asimismo, que el tratamiento coloquial femenino tiene más connotaciones negativas que el masculino, por lo que se ha producido una mayor pérdida a lo largo del tiempo. Para contextualizar este argumento, en el siguiente apartado se mostrará cómo funcionan los pronombres vascos en la gramática y en la pragmática. El problema de los pronombres: ¿Por qué tienen tanta relevancia? En euskera se utilizan dos pronombres para designar a la segunda persona del singular: hi y zu. Sin embargo, aunque hi se considera un indicador de la solidaridad y la intimidad frente a zu, la mayoría de los hablantes utiliza más este último pronombre para la mayor parte de los fines de interacción. Aún así, hi es similar a otras formas T tal y como describe Brown & Gilman (1960). Se utiliza entre amigos cercanos, para gastar bromas o expresar enojo. También se usa frecuentemente para dirigirse a personas de la misma edad (hermanos y amigos de la misma edad) y personas más jóvenes (hijos, hermanos pequeños). En este sentido, hi se considera que es un marcador de solidaridad o familiaridad (Echeverria 2003; Urla 1997); sin embargo, hi también indexa los significados sociales no necesariamente en paralelo con otras formas T, como representación de la "auténtica" identidad vasca y la masculinidad (Echeverria 2003). Como se explicará con más detalle posteriormente, el hitano -tratamiento hika (tuteo)- se utiliza asimétricamente con zuka (usted), en una forma no análoga con otras formas de T/V. Además, sólo dentro de su sistema pronominal, cuando se utiliza hi, el género se marca en euskera. Cuando el destinatario es el sujeto de un verbo transitivo o el objeto indirecto, el verbo auxiliar marca el género del destinatario ("-n" si es femenino, "-k " si es masculino): Tabla 1: El género en el euskera Ergativo Dativo "Has hecho el trabajo" "Te pasó a ti" Lan egin du-n Gertatu -ø-zai-n Trabajo hacer AUX-2sgFemErg Pasar 3Abs-AUX-2sgFemDat Lan egin du-k Gertatu -ø-zai-k Hacer trabajo AUX-2sgMascErg Pasó3Abs-AUX-2sgMascDat Una característica más inusual de esta formación del género es la alocutividad, por la que el verbo declinado coincide con el género del destinatario, incluso cuando el destinatario no aparece en la frase (Oyharçabal 1993:91): Tabla 2: La alocutividad en el euskera “Un amigo me ve” Laguna-k ikusten n-a-i-n -ø Amigo-Erg ve 1SgAbs-pres-AUX-ALLOCfem -3SgErg Laguna-k ikusten n-a-i-k -ø Amigo-Erg ve 1SgAbs-pres-AUX-ALLOCmasc -3SgErg Esta formación del género en la gramática está repetida por un patrón de uso del género. Como se ha indicado anteriormente, hi se utiliza mucho menos que zu; y se usa aún menos si cabe, para dirigirse a interlocutores femeninos (noka) que a interlocutores masculinos (toka). En zonas rurales donde el uso de hika se ha conservado, es más probable que se utilice entre interlocutores masculinos que para dirigirse un interlocutor masculino a otro femenino, o un interlocutor femenino a otro femenino. Además, pese a que la forma hika sigue utilizándose en ámbitos culturales tradicionales (deporte rural, duelos verbales rituales), sobre todo las formas correspondientes a toka, tal vez sea porque esos ámbitos culturales están dominados por hombres (Echeverria 2003). Tal vez lo más relevante en términos sociolingüísticos sea el aspecto negativo que a menudo acompaña al uso de noka. Mi trabajo de campo desarrollado en el País Vasco y la diáspora, muestra que el uso de noka cuenta con una estima social mucho más baja que el de toka. El uso de noka es raro incluso entre la minoría de hablantes vascos competentes en toka; cuando pregunté la razón de dicho hecho, generalmente se dieron respuestas vagas tales como "no está bien visto" o "es irrespetuoso". Estas respuestas me parecieron curiosas, ya que las formas de noka son "lingüísticamente iguales" a las formas de toka; ocupan el mismo lugar en la estructura del euskera y, por tanto, deben estar disponibles para los mismos fines de interacción. De hecho, así ocurrió hace tiempo. Los lingüistas vascos coinciden en que noka y toka fueron, en origen, los únicos pronombres para la segunda persona del singular en euskera, mientras que zu representaba la segunda persona del plural (Alberdi 1995; Trask 1997). En el siguiente apartado, se analizará el uso pronominal en textos religiosos/mitológicos en un intento por desentrañar la "genealogía simbólica" de los pronombres vascos. Del análisis realizado se desprende que en estos textos se produce un uso de los pronombres según el género, donde noka tiene una connotación más negativa que toka, contribuyendo a que se produjera una mayor pérdida de uso y prestigio con el tiempo. Mientras que toka se utiliza por interlocutores en textos mitológicos, protestantes y católicos, con diferentes fines sociolingüísticos, la forma noka se utiliza en interacciones entre personajes tales como brujas y laminas (criaturas parecidas a las hadas) "paganas", es decir, se utiliza con personajes paganos que resultaron derrotados en el enfrentamiento entre el paganismo y el cristianismo. El uso del lenguaje según el género en textos religiosos En mi anterior trabajo, mostré que la religión contribuyó a que se produjeran cambiosen el sistema pronominal del euskera. Los protestantes intentaron captar nuevos seguidores traduciendo el Nuevo Testamento (Leizarraga 1571) y fragmentos del Viejo Testamento (Urte 1700) al euskera. El catolicismo en el País Vasco se había impuesto al Protestantismo para finales del siglo XVIII. Pero esta batalla por las almas dejó atrás un interesante legado pronominal. Los protestantes utilizaron hi en sus documentos, mientras que los católicos (Duvoisin 1865) utilizaron zu, reservando hi principalmente para fines de interacción tales como mostrar desprecio o desden. Esto revistió a hika con connotaciones negativas, contribuyendo a su pérdida a lo largo del tiempo (Echeverria 2007a). Sin embargo, un análisis más profundo de estos textos destapa algunos patrones interesantes respecto al género. En los textos protestantes, noka es la forma de tratamiento pragmáticamente no marcada para dirigirse a interlocutores femeninos, mientras que toka se utiliza con interlocutores masculinos. Noka se utiliza con menos frecuencia que toka, debido a que el número de personajes femeninos de los textos bíblicos en general es menor, pero cuando se utiliza se hace del mismo modo que con toka. Esto es, estas formas coloquiales se utilizan habitualmente cuando alguien se dirige a un interlocutor concreto, sin tener en cuenta el estado civil o social del interlocutor, rango o tipo de relación (relaciones de parentesco o de cualquier otro tipo). Sin embargo, este uso libre de la forma coloquial en los textos protestantes se extiende más allá de lo que se considera correcto en euskera estándar actual. A continuación podemos ver que Abraham y su mujer Sarah para comunicarse utilizan la forma hika (se señalan en negrita las formas de noka; en negrita e itálicas las de toka; las palabras subrayadas indican las formas alocutivas ): Texto 1: Sarah y Abraham Neura nescatoa ematen daroat hire galtcarbean: bagnan ikhussi dic contcebitu cuela, horrengatic mesprecio eguiten dic nitaz... Orduan Abranec ihardetssi cioen Sarairi, horra hire nescatoa heure escuan dun, eguin dio nahi dun becala. (Gen 16: 5-6) "Yo te di mi sierva por mujer: y viéndose encinta, me mira con desprecio"... Y respondió Abraham a Sara, "He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca." Parece que el uso mutuo de la forma coloquial entre marido y mujer no es inusual, ya que dicho tratamiento también se produce en otras lenguas, entre las que se encuentran el español y el francés. Pero este uso se marca en euskera. Los esposos normalmente utilizan la forma zu para tratarse recíprocamente, incluso si antes de mantener la relación sentimental utilizaban la forma hi, porque "los patrones asumidos en el matrimonio son completamente diferentes y como consecuencia de ello desaparecen la relaciones de solidaridad entre marido y mujer" (de Rijk 1991:377). Además, en euskera, al contrario que en otras lenguas cercanas, el uso asimétrico del T/V es bastante común. Cuando se utiliza en los contextos de confianza y familiaridad la forma hi, la norma indica que se deben utilizar asimétricamente las formas zu/hi; cuando los padres utilizan el tratamiento hi con sus hijos, a ellos les corresponde utilizar la forma zu para dirigirse a sus progenitores. Pero este modelo no se corresponde con el patrón empleado en los textos protestantes. En el Texto 2, Rebeca y su hijo Jacob utilizan hi entre ellos: Texto 2: Rebecca & Jacob Oray bada, ene Semea, obedio diococ ene hitcari manteen daroadan gaucan . . . Eta Jabobec ihardetssi cioen Rebecca . . . bere Amari, horra, Esau ene anaia . . . guicon illetss dun bagnan ni naun guicon ille gabea . . . (Gen 27: 11) "Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando."... Y Jacob dijo a Rebeca su madre: "He aquí, Esaú, mi hermano… es hombre velloso, y yo lampiño..." Los investigadores que han analizado el uso del tratamiento en euskera aceptan que cuando se utiliza hika, se emplea asimétricamente cuando los interlocutores provienen de diferentes estratos sociales. Pero, como podemos ver en los textos 3 y 4, en los textos protestantes se mantiene el uso de hika incluso en diálogos donde los interlocutores están situados en posiciones completamente diferentes en la jerarquía social -deidades y seres humanos-: Texto 3: Dios y Eva Eta Jainco Eternalac erran cioen emazteari, cergatic eguin dun hori... eta emazteac ihardesssi cuen, sugueac enganatu niauc, eta jan diat handic. (Gen 3: 13). Y entonces Jehová Dios dijo a la mujer "¿Qué es lo que has hecho?"... Y dijo la mujer "la serpiente me engañó, y comí". Del mismo modo, incluso cuando el diálogo se produce entre el "Hijo de Dios" y una mujer de un grupo social estigmatizado, se emplea la forma hi: Texto 4: Jesús y la mujer samaritana Ethor cedin emazte Samaritanabat ur idoquitera: erran ciecon hari jesusec, indan edatera . . . . Diotsa emazteac, Jauna, eztuc cercaz idoqui decan, eta putzua duc barna: nondic duc beraz ur vici hori? (Jn 4: 7, 9) Vino una mujer de Samaria a sacar agua. Y Jesús le dijo: "Dame de beber"... La mujer le dijo "Señor, no tienes con qué sacarla y el pozo es hondo: ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?" Por tanto, hemos visto que en los textos protestantes, noka se utiliza habitualmente con interlocutores de sexo femenino para todos los fines de interacción. En los textos católicos, sin embargo, el uso de noka, en general, sigue otros patrones muy diferentes. Textos católicos Como se ha indicado anteriormente, los textos católicos difieren de los protestantes en que utilizan generalmente la forma respetuosa (zu) con interlocutores individuales, a menos que dichos interlocutores sean castigados o reprendidos. En el Texto 5, por ejemplo, los sacerdotes utilizan toka para rechazar a Judas: Texto 5: Judas y los Sacerdotes Zerralarik: Bekhatu egin dut, hobengabeko dola salduz. Bainan hekiek ihardetsi zioten: Guri zer dihoakigu? Hire ikhustekoa duk. (Mt 27: 4-5) Diciendo: "Yo he pecado entregando sangre inocente." Mas ellos dijeron: "¿Qué nos importa a nosotros?" ¡Allá tú! (Mt 27: 4-5) Pero esta práctica sólo se produce cuando el interlocutor es de sexo masculino; cuando los interlocutores que reciben una recriminación son femeninos las formas de noka no se utilizan. Uno de los usos más comunes de la forma coloquial en los textos católicos se produce, concretamente, para expulsar demonios. En todos los casos, como se muestra en el Texto 6, al dirigirse a un alma o un espíritu se utiliza el tratamiento de toka: Texto 6: Alma como naturaleza masculina Bada, Jesusek galdatu zioen: Zer duk izena? Eta ihardetsi zuen: Andana; zeren hainitz debru baitziren gizon hartan sarthuak. Entonces Jesús preguntó: "¿Cómo te llamas?" Y él respondió: "Andana"; ya que había muchos demonios en el hombre. Pero existen ejemplos que indican que el alma no siempre se conceptualizó como naturaleza masculina. En la obra religiosa de Axular, Gero (1643), un alma es castigada, en noka: Texto 7: Alma como naturaleza femenina Baina alferrik guztiak. Zeren nola baituen libertatea, eta heure burua heure eskuko, hala egin dun heure plazera eta borondatea: garaitu naun, eztun nitzaz konturik egin: ez aiz nitzaz gobernatu. Galdu dinat nik neure trabaillua, eta bai hik ere, sekula fingabekotzat heure burua." "Porque hubo libertad, para aclararte, hiciste lo que deseaste y lo que quisiste: Aunque me derrotaste, no me prestaste atención: Yo no te gobierno. Me he esforzado y tú también, para que seas una persona disciplinada". En los textos católicos, doscientos años después, sin embargo, la forma noka se utilizaba únicamente con interlocutores que no tenían conexión con los seres humanos, corpóreos o espirituales. De hecho, noka sólo se utilizaba para dirigirse a entidades tales como ciudades: Texto 8: La ciudad con el tratamiento de noka Jeresulame, Jerusaleme, profetak hiltzen eta hire gan bidaliak direnak harrikatzen ditunana,zembatetan nahi izan ditinat hire umeak bildu, oiloak hegalpera chitoak biltzen dituen bezala, eta hik ez baitun nahi izatu! (Mt 23: 37) "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos y no quisiste! Los ejemplos anteriores muestran que toka se emplea ocasionalmente en los textos católicos, aunque para mostrar desdén, y que no se utiliza con interlocutores femeninos (noka). Este hecho, quizás, sea la razón de que noka tenga más connotaciones negativas que toka. Los textos católicos ofrecen ejemplos en los que se castiga a interlocutores masculinos utilizando para ello las formas coloquiales de tratamiento (toka), pero no hace lo mismo para dirigirse a interlocutores femeninos (noka). La mayoría de la población católica, como consecuencia de ello, llegaría a considerar inapropiado el uso de noka, incluso en las circunstancias más propicias. Noka en la mitología Los textos bíblicos descritos anteriormente difieren de los mitos y leyendas vascos (Azkue et al 2002; Barandiaran 1960, Barandiaran 1962, Barandiaran 1972, Barandiaran 1987, Barandiaran 2002; Cerquand 1987). En primer lugar, los personajes femeninos aparecen con más frecuencia en la mitología vasca que en los textos bíblicos. Esto, quizás, no es sorprendente dado que la religión de los vascos anterior al cristianismo era de carácter matriarcal. En segundo lugar, noka se utiliza habitualmente para dirigirse a interlocutores femeninos en singular mientras que en los textos católicos se utiliza zuka. En tercer lugar, pese a que en estos mitos aparecen personajes cristianos y seres humanos, noka se utiliza, especialmente, cuando al menos uno de los interlocutores es un brujo, diablo, gentil o algún personaje de la mitología vasca. Cuando los interlocutores son de estratos sociales diferentes en los textos mitológicos prevalece un uso asimétrico de noka/zuka y en los textos mitológicos el hika. Según una leyenda, unas costureras están discutiendo sobre si las brujas existen o no. Finalmente llegan a la conclusión de que sí, después de todo "todo lo que tiene un nombre debe existir" pero una costurera sigue en duda. Cuando se dirige a su hogar al atardecer, un grupo de brujas le acosan. Cada una le arranca un pelo de la cabeza, burlándose de ella: Texto 9 "Ez geala, bano bagittun: Maripetralin ez beste guztik emen gaittun " "Decís que no existimos, pero sí existimos. Todas menos Maripetralin estamos aquí". Se dice que había tantas brujas que la costurera se quedó calva. En otra historia, una mujer es atemorizada por laminas que se deslizan por su chimenea cada tarde. Finalmente pide ayuda a su marido, que traza un plan. Se viste con ropa de su mujer y va a su trabajo habitual (el de la mujer). La lamina baja por la chimenea y observa que la "mujer" se comporta de forma diferente. La lamina pregunta "¿Y quien eres tú?" "Nadie", responde el marido. "Dame algo de beber", dice la lamina. En lugar de eso, el hombre arroja aceite caliente en la cara de la lamina; ella huye, pide ayuda a gritos. Pero no recibe ayuda de sus amigas laminas: Texto 10 Lamiaren lamiak ikusi zutenean haren arrenkura, galdegiten diote, "Zer dun lagun? Nork egin din?" "Inork ez." "A! Orduan zer nahi dun hik, inork ez badin egin herorrek dun kulpa eta beste inork." (Azkue eta beste, 2002:30-31). Cuando otras laminas la vieron quejarse, le preguntaron "¿Qué te ocurre amiga?" ¿Quién te hizo eso?" "Nadie". "¡Ah! ¿Entonces qué quieres? Si nadie te lo hizo, no se puede culpar a nadie". Noka también se utiliza en los diálogos del diablo con las brujas. Una leyenda habla de dos hermanos que abandonan sus sueños de convertirse en curas porque son demasiado pobres para seguir con sus estudios. Se encuentran con un hombre que les da un saco de oro y un vaso; les dice que si son capaces de averiguar dentro de un año de qué está fabricado el vaso, podrán quedarse con el saco de oro. Pero si se equivocan, él se quedará con sus almas. Los hermanos rezan en vano fervientemente para que Dios les dé la respuesta. Afortunadamente, el día antes de que finalice el año, uno de ellos aparece en una cueva donde escucha a un hombre, en realidad un diablo, bailando con una bruja y jactándose: Texto 11 "Biar garai ontako etortzeko zetunat ba nik be gazte. "Zeittea?"-galdetu ementzion sorginek. "Baso 'at eman nenan: asmatzen baldin bazoen zekin eine zan, zaku-urrre 'at antzako izetekon, eta bestela an animak netzako izetekon." "Zekin eine da ba basoa?" "Ostielan da launbaten ebaittako azkazalakin." (Barandiaran 1962: 93-95). "Mañana a esta hora tendremos dos jovencitos con nosotros". "¿Y eso?" preguntó la bruja. "Les he dado un cristal con la condición de que si pueden averiguar de qué está hecho, les daré un saco de oro; si no, me quedaré con sus almas". "Entonces, ¿de qué está fabricado el cristal?" "De uñas cortadas los viernes y los sábados". Al responder correctamente la pregunta al día siguiente, el hermano consigue mantener el saco de oro, permitiéndole a él y a su hermano alcanzar sus sueños de ser curas. En total, he encontrado treinta y nueve mitos o leyendas donde noka se utiliza exclusivamente como tratamiento. Noka era el único tratamiento utilizado entre dos interlocutores femeninos; en un caso fue utilizado con un interlocutor femenino que no respondió al orador; y en una conversación con un interlocutor masculino (toka). Así mismo, encontré cinco ejemplos donde noka se utilizó asimétricamente con zuka. Los interlocutores más mayores (masculinos o femeninos) utilizaban noka con los interlocutores más jóvenes que a su vez se dirigían a ellos utilizando zuka. Otra leyenda habla de tres niños huérfanos. Abandonan su casa en busca de comida y por último llegan a un palacio, donde la criada les da algo de comer. Pero les advierte que deben permanecer en silencio, o de lo contrario el Tártaro o Tártalo (un tipo de monstruo) aparecerá y se los comerá por ser cristianos. Los niños se asustan e intentan permanecer en silencio, pero el Tártaro les descubre porque les oye respirar. Él exige a la criada que le diga quiénes son; ella, al final, se lo dice aunque al principio intenta protegerlos. Como vemos en el Texto 12, mientras que el Tártaro se dirige a la criada en noka, ella se defiende en zuka: Texto 12 Tartaroa jiten da. Sarthu bezain fite hasten da usaindatzen; erraiten dio neskatoari, "Hemen badun giristino zenbait." Neskatoak erraiten dio, "Ez, jauna, ez da batere." Tartaroak: "Izan bederen badun, sentitzen dinat heien usaina. Erran egia, bertzenaz hiltzen hut." Neskatoa izitzen da eta erraiten dio tartaroari: "Bai, jauna, egia erratea badut hemen zenbait giristino; zu hemen ez zinelarik jin zaitazu hirur haur gaxo hormatuak eta goseak hilak; sar arazi ditut barnerat, eman diotet jateran eta edatera, eta nola bait ziren biziki uhnatuak, Juan dituzu etzatera: hortxeko barrika horren bornean dituzu, gaxo aingeruak." (Cerquand, 1987:75). El Tartaroa aparece. Tan pronto como entra, comienza a olisquear; le dice a la criada "Aquí hay un cristiano". La criada responde "No, mi señor, no hay ninguno". El Tartaroa: "Al menos hay uno porque puedo olerlo. Dime la verdad o te mataré." Asustada, la criada responde "Sí, mi señor, a decir verdad, aquí hay algunos cristianos. Cuando usted no estaba allí, tres niños pobres, congelados, entraron, muertos de hambre. Los tengo dentro, les di algo de comer y de beber y esto les ha revivido. Se acostaron. Están justo allí, los pobres". Al final, sin embargo, los niños vencieron al Tártaro y se escaparon. Uno puede discutir que el uso asimétrico entre estos dos personajes se debe a la naturaleza diferente; quizás se considera inadecuado que un ser humano pueda utilizar la forma coloquial con un personaje poderoso del mundo metafísico. Pero las características sugieren que este no es el caso. Además de las leyendasanalizadas anteriormente, hay otras historias que muestran interacción entre diablos, brujas o laminas y seres humanos. Hemos visto en el Texto 10 anterior que noka se utiliza en la conversación entre la "mujer" y la lamina. Del mismo modo, el diablo utiliza noka cuando se dirige a una mujer joven (cuyos dedos exige como sacrificio) y ésta le responde en toka. Hika también se utiliza entre un marido y su mujer, que se convierte en una bruja. En total, en estos textos aparecen cuarenta y cuatro casos de noka. Esto puede parecer poco, a menos que tengamos en cuenta que estos ejemplos corresponden a algunos de los volúmenes que sobre la mitología y leyendas vascas existen. No me sorprendería que se encontraran más casos de noka en el resto del corpus, si se analizaran otras fuentes relacionadas con la mitología vasca (por ejemplo, canciones). Conclusión En este artículo, se ha demostrado que las formas coloquiales de tratamiento no se utilizan de la misma manera en los textos religiosos católicos y protestantes. El hecho de haberse asignado connotaciones más negativas a las formas coloquiales femeninas con respecto a las correspondientes formas masculinas, ha contribuido, sin duda, a que se produzca una mayor pérdida del uso del tratamiento coloquial femenino a lo largo del tiempo. Esto es significativo hasta el punto que las formas coloquiales de hi son centrales a la hora de representar nociones tales como la solidaridad, la confianza y la "auténtica" identidad vasca. Si estas formas de tratamiento femenino son proscritas socialmente, las mujeres no tendrán la capacidad de expresar lingüísticamente la auténtica identidad vasca. ¿Cómo puede influir este hecho en la actitud de las hablantes para hablar euskera? ¿Qué implicaciones puede tener esto para el futuro del euskera, una lengua en peligro de extinción? Esta investigación también tiene implicaciones para un campo de estudio relativamente nuevo, "La Sociología de la Lengua y la Religión." Mientras se abre camino en su examen simultáneo de la religión y el lenguaje, resulta sorprendente que se preste tan poca atención a otra construcción social que coloca a las personas de forma desigual, el género. El euskera muestra el valor de hacerlo. Los usos y los cambios del euskera no pueden entenderse en su totalidad sin insertarlos en su contexto socio-histórico, donde la dinámica del género y la religión ha desempeñado (y siguen desempeñando) funciones fundamentales. Sucede lo mismo en otras comunidades cuyas lenguas están en peligro de extinción; por ello, anima a los escolares y a los activistas de la lengua en esas comunidades a examinar la interacción de las ideologías religiosas, de género y lengua de forma simultánea. Referencias • Alberdi, Xabier. 1995. The development of the Basque system of terms of address and the allocutive conjugation. In Jose Ignacio Hualde, Joseba Lakarra and R.L. Trask (eds.), Towards a history of the Basque language (Current issues in linguistic theory, 131). Amsterdam: John Benjamins, pp. 275-293. • AXULAR, Pedro: Gero. Bordele, 1643. • Azkue, Resurrection Maria, J.M Barandiaran, J. Barbier, J.F. Cerquand, J. Garmendia Larrañaga, J. Gereño, & W. Webster. 2002. Euskal Herriko mito hautatuak. San Sebastián: Hiria. • Barandiaran, Jose Miguel. 2002. Brujería y brujas en los relatos populares vascos. San Sebastián: Editorial Txertoa. • Barandiaran, Jose Miguel. 1987. De ethnografia de Navarra. 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Berori, se usa para mostrar gran respeto; tradicionalmente se utilizaba en los dialectos occidentales pero en la actualidad dicho uso ha desaparecido (cf. Alberdi 1995).