Esta es una vista previa del archivo. Inicie sesión para ver el archivo original
1.a edición Editorial Hormiguero © Aníbal Brito Hernández UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA DE VENEZUELA Editorial Hormiguero Un sueño, una estrategia, un libro GD Dilio Guillermo Rodríguez Díaz Rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela Cnel. Sara Otero Santiso Coordinadora General de la Editorial Hormiguero CF (RA) Jesús Jiménez Muñoz Investigador y Coordinador de Contenido de la Edición Dra. Marialsira González Rivas CN (RA) Edgar Blanco Carrero Asesores de la Edición Mónica Piscitelli Diseño y diagramación Página web: www.hormiguero.com.ve Twitter: @hormiguero_umbv Instagram: @hormiguero_umbv Fanpage: https://www.facebook.com/hormigueroumbv Depósito legal: DC2023000140 ISBN: 978-980-435-022-1 REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Caracas, junio de 2023 Entendemos que, el que se somete a otro, no tiene ya la esperanza de libertarse, pero el que se pone en defensa, la tiene siempre. TUCÍDIDES ÍNDICE PRESENTACIÓN 11 PROLEGÓMENOS 15 CAPÍTULO I EL ORDEN INTERNACIONAL 19 El rol del Estado como actor principal 21 Situación internacional en el primer cuarto del siglo XXI 24 CAPÍTULO II ELEMENTOS TEÓRICOS DE LA METAESTRATEGIA 31 El arte de pensar y la dirección de la guerra 35 Azar y antiazar 38 CAPÍTULO III LA METAESTRATEGIA EN VENEZUELA 51 Implicaciones dadas en la metamorfosis metafísica del Orden Mundial 53 El pensamiento militar venezolano 56 Evolución de la metaestrategia venezolana 59 La metaestrategia en el pensamiento estratégico del Comandante Hugo Chávez 62 CAPÍTULO IV EXTENSIÓN METAESTRATÉGICA EN LOS ESPACIOS ACUÁTICOS 67 Evolución de la estrategia marítima 70 Evolución del pensamiento naval 85 Metaestrategia naval en la Cuarta Revolución Industrial 91 Concepción metaestratégica de los espacios acuáticos 96 CAPÍTULO V ENFOQUES METAESTRATÉGICOS EN LA OCEANOPOLÍTICA MUNDIAL 101 De la geopolítica a la oceanopolítica 103 Implicación metaestratégica acuática: La guerra en Ucrania 131 COROLARIO METAESTRATEGIA DE LOS ESPACIOS ACUÁTICOS VENEZOLANOS 145 El desarrollo de los espacios acuáticos venezolanos 147 Alineación metaestratégica hacia la Venezuela Azul 169 REFERENCIAS 177 11 PRESENTACIÓN Desde tiempos inmemoriales las grandes civilizaciones han encontrado en los espacios acuáticos, no solo una fuente nece- saria para la subsistencia y el aprovechamiento económico, sino también un medio para proyectar su poder a otras latitudes. Pero al mismo tiempo, tales espacios se constituyen en objeti- vos de alto valor para los poderes hegemónicos y en ambien- tes propicios para distintas formas de amenazas. No en vano Hegel llegó a asegurar en las Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, que el mar “despierta el ánimo; invita al hombre a la conquista y a la rapiña, pero también a la ganancia y a la adquisición”. Particularmente, el Océano Atlántico y el mar Caribe confirman esta sentencia del filósofo alemán, aplicable a las aguas de la República Bolivariana de Venezuela, pues han sido escenario de confrontación de poderes de ultramar desde hace más de cinco siglos. En la coyuntura actual, cuando el mundo transita indefec- tiblemente a un Nuevo Orden Mundial, la patria de Bolívar asume un papel estelar en la agenda internacional, no solo por la cantidad de recursos naturales con que cuenta, sino por la ventajosa posición geográfica y la importancia de sus espacios acuáticos. Por tal razón, los esfuerzos académicos dirigidos a crear consciencia y una moderna apreciación del potencial marítimo, son especialmente necesarios en las actuales circuns- tancias. En este sentido, valoramos el esfuerzo que realiza en esta investigación el Almirante Aníbal Brito Hernández; actual Comandante General de la Armada Bolivariana y ejemplar hombre de mar con una admirable carrera operativa en las 12 unidades flotantes del Componente que hoy tiene el honor de comandar. Su valiosa experiencia y trayectoria académica le permiten realizar esta importante obra titulada Metaestrategia de los Espacios Acuáticos, la cual tengo el honor de presentarles. En este libro se exponen diversas visiones para el desarrollo de los intereses marítimos, no solo desde el ámbito militar, sino en un enfoque integral de todo el Estado venezolano, visuali- zando al mar simultáneamente como fuente de riqueza, vía de comunicación y teatro de conflictos. Además, pone en manos del lector valiosísimas precisiones teóricas sobre la evolución de la estrategia en el mundo marítimo desde perspectivas univer- sales y venezolanas, las relaciones del Orden Mundial con los principales poderes talasocráticos, un completo recorrido histó- rico del poderío naval a nivel global y finalmente, la descripción del horizonte metaestratégico para nuestros espacios acuáticos y su relación con la oceanopolítica mundial, haciendo énfasis en las diferencias inherentes entre el medio terrestre y el acuáti- co y su relación con el poder defensivo de Venezuela. Hoy en día, cuando es necesario pensar el territorio na- cional desde su extensión continental y marítima, se hace im- perioso actualizar la perspectiva con la que apreciamos las bondades, oportunidades, desafíos y amenazas que representan las aguas jurisdiccionales sobre las cuales ejercemos soberanía. Entendemos que los límites del país no culminan en la orilla de la playa, sino que se extienden al azul profundo, donde subya- cen enormes posibilidades para el desarrollo y el bienestar del pueblo venezolano. De igual manera, al continuar la fachada caribeña y atlántica en el ojo de poderes extranjeros, es impe- rativo recordar que el ejercicio de soberanía en la mar no se 13 limita a medios militares patrullando un área, sino que cobra especial importancia la utilización de sus potencialidades eco- nómicas. Ese mar que presenció la fiereza de los caribes contra los conquistadores europeos y posteriormente fue testigo de la Escuadra de Miranda y de la Expedición de los Cayos; debe ser hoy objeto de todo el esfuerzo por hacerlo un bastión no solo defensivo, sino de crecimiento y prosperidad, para así for- talecer el desarrollo de la nación y el protagonismo regional determinante en la consolidación de la Patria grande que el padre Bolívar soñó. Expuesto lo anterior, pongo en manos del público este valio- so aporte cuya lectura recomiendo a todas las mujeres y hom- bres que tenemos como propósito de vida hacer de la tierra que nos vio nacer, un país inexpugnable cuya grandeza se proyecte en Nuestra América y el mundo. GJ VLADÍMIR PADRINO LÓPEZ Vicepresidente Sectorial de Soberanía, Seguridad y Paz Ministro del Poder Popular para la Defensa 15 PROLEGÓMENOS El corazón de la estrategia contiene en sí mismo el pensamien- to. Allende una doctrina única, la estrategia consiste, grosso modo, en un método de pensamiento; vale decir, aquel cuya implemen- tación a través de la historia ha permitido clasificar y priorizar hechos para coadyuvar a la toma de decisiones en torno a la acción de elegir los procedimientos que se consideran adecuables, ejecu- tables y aceptables. Siguiendo esta premisa del pensamiento, la Escuela de Guerra de Francia publicó la obra La pensé et la guerre a finales de la década de los años 70 del siglo XX, la cual consistió en una recopilación del pensamiento filosófico de Guitton1, quien reflexionó sobre las motivaciones futuras de las guerras, la lógi- ca de los acontecimientos, la filosofía latente de las estrategias, sus principios y cómo los mismos influyen en la guerra en cual- quiera de sus manifestaciones. Se puede argumentar que en todo planteamiento estraté- gico subyace una filosofía. Ejemplo de ello, se puede ilustrar mediante una comparación escueta entre dos pensadores estra- tégicos del siglo XIX: por una parte, von Clausewitz2, prusiano 1 Jean Marie Pierre Guitton, filósofo, escritor y pensador católico francés de mediados del siglo XX, catedrático de Estrategia en la Escuela Superior de Guerra de Francia, guiado por el leitmotiv: “Del mismo modo que la metafísica es la forma más alta de pensamiento, a la estrategia le corresponde el mismo lugar en el dominio de la acción”. 2 Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz influyente militar historiador y teórico de la ciencia militar moderna, activo en la primera mitad del siglo XIX, conocido por su tratado “De la guerra”. 16 quien reflexionó sobre las campañas de Napoleón3 luego de la aplastante derrota de Prusia frente a Francia; y por la otra par- te Jomini4, tratadista de estrategia militar suizo que analizó el arte de la guerra de la etapa napoleónica y elaboró numerosos postulados teóricos. La diferencia entre el pensamiento del prusiano y el del sui- zo, estriba en que von Clausewitz estaba impregnado de meta- física, debido a la influencia de Kant5 y Hegel6. Esta diferencia es la base del concepto esencial que introduce Guitton (1969): metaestrategia, entendida como un “conglomerado de asuntos de paz, amenaza y guerra, que propulsan conductas y acome- ten las cuestiones últimas” (p. 14). Una de las aristas de la metaestrategia se encuentra en te- mas como la aparición de la disuasión nuclear como arma total en el escenario geopolítico mundial, significando una dinámica de destrucción mutua asegurada que va más allá de su propio potencial, ya que “por primeva vez en la historia, la especie 3 Napoleón Bonaparte, militar y estadista francés, general republica- no durante la Revolución Francesa y artífice del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer cónsul de la República el 11 de noviembre de 1799. Es considerado uno de los mayores genios militares de la historia, por su desempeño en el comando de cam- pañas bélicas exitosas. 4 Antoine-Henri Jomini, militar, escritor y tratadista estratégico suizo del siglo XIX que sirvió en el ejército francés durante la guerra de la Tercera Coalición y fungió como agregado al Estado Mayor de Napoleón Bonaparte, elaborando numerosos postulados teóricos de la guerra. 5 Immanuel Kant, filósofo prusiano de la Ilustración, representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. 6 Georg Wilhelm Friedrich Hegel fue un filósofo del Idealismo alemán, conocido como la “conciencia de la modernidad”. 17 humana en su conjunto es perfectamente capaz de un suicidio recíproco” (Guitton, 1969, p.8). En la década de 1940, Camus7 señaló, que el suicidio es el único problema filosófico verdaderamente serio, en torno a lo cual Guitton (1969), de la misma opinión, afirma que el suicidio es propiamente un acto humano (que el animal no conoce) y es, por lo tanto, un acto metafísico. En el sentido de esta aris- ta, puede decirse que, con el potencial destructivo nuclear de la segunda mitad del siglo XX, se pone en jaque a todas las estrategias precedentes y se da luz a un llamado a la reflexión sobre el condicional de si la desesperación de uno puede o debe implicar la muerte de todos. En este orden de razonamiento, la metaestrategia trata de explicar que el acto estratégico se convierte también en un acto filosófico. Cada comandante, en su nivel, es un pensador y un actor que se bate entre metodologías para el desarrollo de es- trategias que, en condiciones ad bellum8 e in bello9, ameritan, por no decir, requieren necesariamente, métodos filosóficos para confrontar los principios de la guerra; con lo cual, resulta fa- vorable condensar el estudio de los hechos dentro de principios 7 Albert Camus, (1942), filósofo de la corriente del existencialismo. Se le ha atribuido la conformación del pensamiento filosófico conocido como absurdismo, sin embargo, se le ha asociado frecuentemente con el existencialismo, pese a su alejamiento consciente con respecto al nihilismo, rescata de él la idea de libertad individual. 8 “Correspondería a un período de tensiones, de conflicto larvado o en desarrollo, como sucedió, por ejemplo, durante la Guerra Fría. Se trata en este caso de prepararse para actuar contra un enemigo designado…” (Guitton, 1969, p. 68). 9 “Es el tiempo del conflicto abierto, de la guerra. En este caso se trata de dirigir las operaciones” (Guitton, 1969, p.69). 18 filosóficos básicos, fijando como punto de partida un conjunto de conocimientos, el punto de encuentro del mundo visible y el invisible o el tránsito de una situación dada, a otra cuyos vínculos condicionales habría que buscar, y cuya comprensión, en términos de todo lo que hay que tener presente, nacerá del descubrimiento de tales vínculos. CAPÍTULO I EL ORDEN INTERNACIONAL 21 EL ROL DEL ESTADO COMO ACTOR PRINCIPAL La seguridad vinculada a la naturaleza de la humanidad, ad- quiere una connotación política desde las primeras sociedades, ha- ciendo imperioso el apoyo colectivo del grupo para satisfacer una serie de necesidades que individualmente serían muy difíciles de superar, lo cual ilustra de manera sucinta el surgimiento del Estado. Sin embargo, estas entidades sociales se interrelacionaban tanto interna como externamente, surgiendo la violencia como resultado de la rivalidad entre los seres humanos, incitada por el enfrentamiento o disputa por un mismo bien deseable e in- cluso por los recursos disponibles o escasos del entorno geográ- fico común, considerados de vital interés para la subsistencia. Al hacer referencia al Orden, es necesario indicar que el poder de un Estado ocupa un lugar significativo en su ilustración, ya que el principal objetivo de un Estado es que sus intereses sean reco- nocidos y tomados en cuenta por otros Estados, por lo que el Orden pretende esencialmente, asegurar la estabilidad entre los Estados que lo conforman. En términos de Nye (2009), “el orden se refiere a la estructura o distribución del poder entre los Estados” (p. 331). Pero, como muestra la historia, la distribución internacional del poder gira en torno a los Estados o potencias dominantes, dedu- ciéndose entonces que el Orden es un compromiso entre potencias. Bartolomé (2006) reseña que “cada forma de gestión de la violencia define un tipo de orden, que a su vez corresponde a un determinado tipo de forma social” (p. 65), ocurriendo histó- ricamente tres tipos de gestión para el control de la violencia; es decir, a través del Orden de lo Sagrado, el Orden de la Fuerza y el Orden del Dinero, actualmente en vigencia, como puede apreciarse en la siguiente tabla: 22 Clasificación Descripción El Orden de lo Sagrado Preponderó hasta el 4000 a.C., imperando en una época en que la humanidad se organizaba en pequeños núcleos. El poder era atribuido al sacerdote, quien contenía la violencia y generaba orden mediante la jerarquización social en relación a lo sagra- do. Cada quien negociaba lo que tenía intención de ceder, dando paso a la principal forma de intercambio de bienes. El Orden de la Fuerza Se consolida alrededor del 4000 a.C., cuando los poblados se agrupaban bajo la influencia de factores demográficos y agríco- las. La fuerza suplantaba lo sagrado para canalizar las rivalidades y jerarquizar las disputas; a través de la fuerza se regulaba el in- tercambio de mercancías. La relación de lo sagrado se circuns- cribe a los gobernantes. El Orden del Dinero o Mercantil Surge claramente a partir del año 1000 d.C., la aparición del dinero introduce el concepto de que todas las cosas pueden ser expre- sadas en una medida única (equivalente universal). La fuerza y la ley eran los instrumentos para acumular poder, es decir, dinero (la rivalidad era expresada por la acumulación del dinero). La relación de lo sagrado perdía importancia. Actualmente el Orden del Dine- ro está vigente y en evolución desde d.C., originándose sucesivas “formas mercantiles”. Pese al paso del tiempo, mantienen un mis- mo patrón de tres características generales: • Un motor: la demanda y la producción industrial se encuen- tran motorizados por uno o más bienes de consumo específico. • Una estructura geográfica, que se divide en tres espacios concéntricos: -El corazón: ciudad o región que concentra lo esencial de los poderes financieros, técnicos, culturales e ideológicos. De allí, se controlan los mercados, inventarios, precios, sa- larios y mano de obra. Su moneda domina los intercambios internacionales. -El medio: compuesto por antiguos y futuros corazones; alto grado de desenvolvimiento y adquiere sus productos al corazón. -La periferia: exporta sus materias primas y su trabajo al co- razón, sin embargo, no puede acceder a las riquezas de éste. • Una duración limitada: su estabilidad está sujeta a su capaci- dad de mantener con un determinado costo, la demanda de sus productos. Cuando esa relación se altera y se eleva el costo del mantenimiento de la demanda, se inicia el agotamiento de la forma mercantil y se ingresa a un estado de crisis. Tabla 1. Tipo de Orden en la historia Fuente: Bartolomé (2006, pp. 65-66) 23 Las primeras décadas del siglo XXI, continúan revelando una serie de cambios a nivel internacional, con diversas inter- pretaciones y teorías (conceptuales y estructurales), producto de constantes continuidades y cambios. La situación global actual, desde el punto de vista del sistema internacional, tiene sus raíces principalmente en dos períodos relevantes y contemporáneos, el primero de los cuales se presenta con el fin de la Guerra Fría, marcado por el fin de la bipolaridad y rivalidad hegemónica mundial entre Estados Unidos de América (EE.UU.) y la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); y el segun- do período, poco después de los cuestionados atentados terroris- tas perpetrados en EE.UU. el 11 de septiembre de 2001 (11-S). El período posterior a la Guerra Fría generó cambios im- portantes tanto en las reglas del juego como en la distribución o estructura del poder, y finalmente, el período posterior al 11-S, inició saltos considerables desde el punto de vista de la estrate- gia10 ya que a partir de estos hechos sin precedentes, el terrorismo es considerado, principalmente por EE.UU., una gran amenaza omnipresente, que se manifiesta en las más diversas formas, po- niendo en riesgo su supervivencia y la de la humanidad civiliza- da, desencadenando implícitamente un nuevo posicionamiento global estadounidense al subordinar los intereses de seguridad de cualquier otro Estado a los suyos propios, con base en una nueva doctrina conocida como Guerra contra el Terrorismo. 10 Según Beaufré (1980), la estrategia es el arte de hacer que la fuerza compita para alcanzar los objetivos fijados por la política, los cuales pueden ser ofensivos (conquista, imposición de condiciones); defen- sivo (protección del territorio y sus intereses) o pretender simple- mente el statu quo político. (pp. 49-50). 24 Sin desestimar el período imperante pandémico y postpandé- mico causado por el Coronavirus SARS-Co V-2 (COVID-19), así como el actual conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania, en un mundo inmerso en una guerra multidimensional donde intervienen diversas aristas como económica, financiera, mone- taria, energética, territorial, tecnológica, espacial, geopolítica11 entre otras (Padrino López, 2020, p. 46). SITUACIÓN INTERNACIONAL EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XXI Según Bartolomé (2006), la situación internacional, desde distintos enfoques teóricos de las Relaciones Internacionales, se consolida en: (i) Un estado de anarquía, frente a una creciente instituciona- lización; (ii) La persistencia del Estado como protagonista destacado del sistema internacional, coexistiendo con otros actores no es- tatales; (iii) El abandono de una cosmovisión del sistema internacional, como un escenario altamente inestable y desprovisto de ins- titucionalización; (iv) Una interdependencia profunda y creciente; (v) La existencia de dimensiones del poder del Estado alterna- tivas al poder militar. 11 Geopolítica concebida según Barrios (2009), como un área de análisis multidisciplinario de las ciencias sociales que estudia la influencia de los factores geográficos en la vida y la evolución de los Estados, con el fin de extraer conclusiones de tipo político que sirvan de guía al esta- dista en la conducción política interna y externa del Estado (p. 193). 25 El mismo autor establece una disimilitud fundamental entre el Orden Internacional (OI) y el Orden Mundial (OM), indicando que el primero se limita a satisfacer las necesidades de los Estados dominantes debido a su poder, y el segundo se refiere a satisfacer las necesidades de la humanidad como un todo. Por lo tanto, la existencia de todo OM incluye la existencia de un OI; puede ha- ber un OI sin la existencia de un OM. Por lo demás, Bartolomé (2006) aclara, coincidiendo con ello, lo siguiente: “Es evidente que la viabilidad del sistema internacional no depende de la con- ducta de todos sus actores, sino de los más importantes” (p. 69). Ante las alternativas que han experimentado las Relaciones Internacionales, muchos estudiosos han admitido la presencia de diversos actores, que pueden estructurarse metódicamente en tres grandes áreas: el capital12, la sociedad civil13 y lo corres- pondiente al Estado14. Hoffmann (1987) en la obra de Bartolomé (2006), cree que, si prevalece un Orden Internacional, el sistema internacional será relativamente estable; pero de lo contrario, es decir, en au- sencia de éste, el sistema internacional se volvería inestable con falta de moderación en las relaciones entre Estados, y en este caso las posibilidades de conflictos armados son mayores. Según estudios realizados por Metz (1994) en Bartolomé (2006), el Orden Internacional es el resultado de la interacción de cinco factores: 12 Economía global, incluyendo las corporaciones, el sistema financie- ro, las asociaciones empresariales y los accionistas. 13 Individuos y organizaciones sociales no gubernamentales. 14 Ejecutivo, Legislativo, Judicial, partidos políticos e instituciones in- ternacionales. 26 (i) La configuración y composición del sistema, que puede ser unipolar, bipolar o multipolar; (ii) Las normas y principios que prevalecen en el sistema; (iii) Las fuentes de conflicto dentro del sistema; (iv) El papel del poder militar, y finalmente; (v) El proceso de cambio sistémico. Unipolar Unipolaridad imperial Unipolaridad consensual Principios rectores • Las unidades de menor jerarquía no desafían directamente al polo. • La cantidad de rivalidad en la periferia es determinada por la tolerancia del polo*. • Las unidades de menor jerarquía articulan alianzas y acuerdos para limitar el poder del polo, dentro de parámetros acepta- dos por éste. • El poder y la autoridad del polo cre- cen a partir del consentimiento de las unidades de menor jerarquía. • La cantidad de rivalidad en la pe- riferia es determinada por la to- lerancia del polo*. • La búsqueda de los objetivos de las unidades llega hasta los lími- tes que impone el empleo de la fuerza. Fuentes de conflicto • Desacuerdos creados por la in- capacidad del polo para tradu- cir su poder militar en vínculos económicos y culturales comu- nes con las unidades menores. • Incapacidad del polo para impo- ner su voluntad a las unidades de segundo nivel de manera nego- ciada. Patrones de cambio • Agotamiento o pérdida de la voluntad hegemónica del polo, y disper- sión del poder. • Desconformidad de una o más unidades de segundo nivel con ese status. • Aparición de un “perturbador” del orden que lleva adelante su desafío de manera bien sucedida. Papel del poder militar • Alto, usado por la unidad hege- mónica para retener su poder y, al debilitarse, por sus competi- dores para incrementar su poder. • Bajo. * La tolerancia de la rivalidad en la periferia está acostumbrada a guardar relación con el riesgo de afectación del sistema. Bipolar Bipolaridad conflictiva Bipolaridad consensual Principios rectores • Contención y expansión de la influencia propia a expensas del otro polo (suma cero). • Preservación de las esferas de influencia. 27 Fuentes de conflicto • Un área tiene una pertenencia difusa a una u otra esfera de influencia. • Un actor decide cambiar de esfera de influencia*. • Uno de los polos percibe una debilidad en la contrapartida, decide ex- plorarla en su propio beneficio. • Existe una percepción errada, desde uno de los polos, sobre las inten- ciones y capacidades de la contrapartida. Patrones de cambio • Debilitamiento de uno de los polos, o de ambos, usualmente por ra- zones vinculadas con el funcionamiento intrabloque, no obstante, estas pueden ser exacerbadas o aceleradas por el otro polo. Papel del poder militar • Alto, empleado de manera disua- siva frente al oponente, coer- citiva para retener el control sobre unidades menores, y para prevalecer en la competencia en regiones indefinidas del sistema. • Bajo, empleado de manera disua- siva y coercitiva, para preservar el intrabloque, sólo cundo fallan todos los recursos no coercitivos. * En caso de que el bloque esté definido por ideología o cultura, no por la geografía. Multipolar Multipolaridad conflictiva Multipolaridad consensual Principios rectores • Contención y expansión de la influencia propia a expensas de otro(s) polo(s) (suma cero). • Preservación del orden ad intra (hacia dentro) de los bloques. • Preservación de las esferas de influencia y cooperación con los otros polos en la preservación del orden. Fuentes de conflicto • Crecimiento excesivo de uno de los polos, a expensas de los otros. Patrones de cambio • Cambios en la conformación de coaliciones entre los polos. • Debilitamiento interno de los polos. • Cambio de polo por parte de los actores*. • Cambios en la conformación de coaliciones entre los polos. • Debilitamiento interno de los polos. Papel del poder militar • Alto, empleado por un polo para incrementar su poder a expen- sas de otro(s), para detener el crecimiento excesivo de otro polo en detrimento de los otros, y preservar el orden intrabloque. • Bajo, limitado a castigar a un “perturbado” del sistema. * En caso de que el bloque esté definido por ideología o cultura, no por la geografía. Tabla 2. Modelos de las polaridades de Metz Fuente: Bartolomé, 2006, pp. 71-72 28 El analista estadounidense Huntington (1998) planteó la teoría de que el sistema internacional se definiría mejor como unimultipolar, indicando que la estructura mundial tiene cua- tro niveles principales de acción. En el pináculo, EE.UU. como única superpotencia con preeminencia en todos los ámbitos del poder: económico, militar, diplomático, ideológico, tecnológico y cultural. En el segundo nivel están las potencias regionales principales, cuyos intereses y capacidades no se extienden a ni- vel mundial en comparación con EE.UU.; por ejemplo, lo que denominó como el condominio franco-alemán, Rusia, China o India, entre otros. En un tercer nivel, potencias regionales secundarias, de menor alcance que las anteriores. Y el cuarto nivel, que abarca el resto de los Estados. Lo notorio de la visión del mundo unimultipolar preconce- bida por Huntington (1998), es la relación central de que la su- perpotencia prefiere un mundo unipolar y está continuamente tentada a proceder como si fuera un mundo unipolar; las prin- cipales potencias regionales optan por un mundo multipolar, en el que sus beneficios se satisfacen unilateral o colectivamente, sin los límites impuestos por la superpotencia, y finalmente la deducción de que el resto de los Estados deben ajustarse a su de- pendencia directa o indirecta de los pasos precedentes. Buzan y Waever (2003), definen otra clasificación compuesta por tres niveles: • Primer nivel: referido a la superpotencia (EE.UU.). • Segundo nivel: referido a las grandes potencias (ambos ni- veles operan en el sistema internacional), coincidiendo con Huntington (1998) en la categorización de sus dos primeros niveles en cuanto al espectro del uso del poder y su capaci- dad de influencia. 29 • Tercer nivel: inherente a las potencias regionales, don- de la gran diferencia es que puede ser unipolar como en Sudáfrica, bipolar como en el Sur de Asia y multipolar como en Oriente Medio, Sudamérica y Sudeste Asiático, circuns- cribiendo sus capacidades a las áreas a las que pertenecen sin mayores influencias a nivel mundial (pp. 34-37). No obstante, el auge y consolidación tanto de la Federación Rusa y de la República Popular de China, desde el punto de vista de los índices relativos del poder, amenazan la hegemonía de EE.UU., lo que implica una posible escalada de conflictos en dos planos: uno multidimensional, que involucra el espacio continental de Euroasia, y el otro, con predominio militar en la zona marítima definida como Índico-Pacífico, que reviven la pesadilla de la “destrucción mutua asegurada”, donde la reso- lución del conflicto dará paso posiblemente a un nuevo nivel no definido hasta ahora y de estructura tripolar: China, EE.UU., Rusia (Padrino López, 2020, p. 66). En este contexto, los índices notables de análisis relacionados con el poder implican productividad económica, participación en el mercado global, innovación tecnológica, recursos natu- rales15 y tamaño de la población. En consecuencia, EE.UU., Rusia y China representan los principales actores naturales del mundo, cada uno geográficamente consolidado y ampliamente fuerte en lo militar, en lo económico y en lo demográfico para 15 Conjunto de riquezas naturales en estado bruto que pueden ser ex- plotadas económicamente por un Estado. Constituyen las riquezas naturales los yacimientos minerales y petroleros, los cursos de los ríos y sus caídas, la flora y la fauna (Sandroni, 1994, p. 295). 30 expandirse mediante la construcción de esferas de influencia en todo el mundo. Es así que, el Orden Internacional, puede definirse como el equilibrio de poder instituido por las relaciones entre los poderes, que se adhieren y se comprometen a garantizar la satisfacción de sus necesidades, mantener el statu quo del siste- ma internacional, así como delinear las normas y reglas que limitan el desempeño de potenciales competidores en niveles inferiores que pueden cuestionar su capacidad de influencia o supremacía. Los recursos naturales dentro del Orden Internacional re- presentan el eje central de la geopolítica y la geoestrategia16, imponiendo a los Estados un verdadero problema político y económico de gran complejidad, debido a la amplia gama de decisiones que deben tomar para su acceso y control. De lo expuesto hasta aquí y con base en la opinión de Bonanate (2001), por un lado, se puede observar que además de objetivos fundamentales como la conquista de materiales (e.g. petróleo) o la afirmación de la hegemonía, lo que hace común a todas las guerras es la regularización autoritaria de las relacio- nes entre los Estados, es decir, la anarquía internacional, a la luz de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y del Derecho Internacional, ambos cuestionados por muchos autores. 16 Concepto moderno de la estrategia que amplía sus alcances, al extenderse a las porciones considerables del globo terrestre, como hemisferios y continentes (Barrios, 2009). CAPÍTULO II ELEMENTOS TEÓRICOS DE LA METAESTRATEGIA 33 La intersección de las tres disciplinas político estratégicas por excelencia (estrategia, geopolítica y geoestrategia), repre- sentadas como ejes, constituye el centro de las acciones y reac- ciones en la conducción del Estado, sobre el cual, de manera envolvente, el concepto de metaestrategia constituye la amal- gama del pensamiento. Figura 1. La metaestrategia en la intersección de la estrategia, la geoestrategia y la geopolítica para la conducción del Estado Fuente: Brito (2023) La historia de la humanidad lleva consigo un sinnúmero de capítulos en los que el destino de los Estados y el ámbito militar se han plasmado en infinidades de representaciones cartográficas que facilitan la ubicación espacial – temporal de 34 los asentamientos en torno a los intereses de colectivos concu- rrentes. Tales representaciones cartográficas, o simplificadamente mapas, plasman el espacio territorial como factor decisivo de de- sarrollo y causa permanente de conflictos en términos de exten- sión, riqueza, accesibilidad y ubicación relativa; convirtiéndose en un componente esencial del poder nacional y transformando las disputas territoriales en la expresión más potente de la es- tructura internacional devenida de la paz de Westfalia en 1648; es por ello que el estudio del factor territorial es esencial para la comprensión de las relaciones internacionales y para la conduc- ción política y militar de los gobiernos. Según Castro (2014): …la componente “geo” – implícita o explícita - de las discipli- nas político estratégicas por excelencia, la estrategia, la geopo- lítica y la geoestrategia, se sitúe al centro de las preocupaciones y el quehacer de la conducción del Estado. Estos tres campos de estudio, aunados bajo el concepto de metaestrategia […] contribuyen a entender y enfrentar las grandes temáticas de la seguridad y defensa nacional. (sp) Dada esta relación interdisciplinaria político-estratégica, epistemología misma de la metaestrategia, surge la necesidad de desarrollar una óptica integracionista en sus propósitos par- ticulares, haciendo distinción en sus alcances y métodos, para estimular y potenciar la reflexión sobre el acto estratégico, en su acepción más básica como lo es el pensamiento que antecede a la acción, hacia un acto filosófico de reflexión sobre sus fines últimos, de acuerdo al pensamiento filosófico de Guitton, quien desarrolló cinco líneas de pensamiento entre las décadas de los 40 a los 70, del siglo XX a través de escritos y disertaciones, 35 circunscritas al fenómeno del liderazgo subversivo de Hitler en la Segunda Guerra Mundial; a la dirección de la guerra como un arte del pensamiento; al pensamiento estratégico del maris- cal francés Foch17 en la primera guerra mundial; a la dirección de la guerra desde la perspectiva decimonónica de Hegel; y, finalmente, a la filosofía de la disuasión en la era nuclear. En búsqueda del sentido metaestratégico, sin desmedro de las otras líneas de pensamiento desarrolladas por Guitton, en esta sección se analiza lo disertado sobre “el arte de pensar y la dirección de la guerra”. EL ARTE DE PENSAR Y LA DIRECCIÓN DE LA GUERRA En 1952, Guitton dictó por primera vez, la conferencia “El arte de pensar y la dirección de la guerra” a la 66° promoción de la Escuela Superior de Guerra de Francia, y por última vez en 1958 a la 72° promoción. Los escritos derivados de las conferencias, particularmente la del año 1958, hacen referencia a “la situación de 1954”, en clara alusión al hecho de que la misma había sido pronuncia- da ante oficiales que habían combatido a partir de la Segunda Guerra Mundial y cuya preocupación se centraba en las gue- rras de Indochina y de Argelia. Debido a la condición de que los cursantes eran profesionales de la guerra, Guitton optó por animarlos a condensar el estu- dio de los hechos, de los acontecimientos, de algunos principios 17 Ferdinand Jean Marie Foch, militar francés quien comandó los ejér- citos Aliados durante la Primera Guerra Mundial y se caracterizó por agresivo e imprudente, durante las batallas del Marne, Ypres y Artois entre 1914 y 1916. 36 básicos, fijando como eje de partida más favorable un conjunto de conocimientos, siendo estos el punto de encuentro del mun- do visible y el invisible o el tránsito de una situación dada a otra, cuyos vínculos necesarios estarían por develarse mediante la comprensión de todo lo que debió tenerse presente para el descubrimiento de tales vínculos. Así, Guitton no siendo el único filósofo interesado por el fe- nómeno de la guerra, no se inmiscuyó en el cuestionamiento de su legitimidad en sus dimensiones ética y/o moral, siendo la relevancia de su planteamiento la temática relacionada al jefe militar como pensador y como actor, más allá de las similitudes metodológicas entre un pensador y un militar, apuntando a los métodos filosóficos aplicados a los principios de la guerra. La atención de esta línea de pensamiento se centró en las similitudes entre “definir el método más propicio para la ope- ración del conocimiento” y “la operación del pensamiento en la guerra”. Introdujo con esta temática relativa a los procedimien- tos particulares, entre los que la logística tiene gran importan- cia, para dar paso a la dialéctica, como medio para identificar los principios simples y eternos de la guerra, cuya apariencia se deforma, durante la confrontación armada, por el prisma de los procedimientos empleados y de la contingencia. Se extrae como enseñanza que cada comandante debe rea- lizar su reflexión sobre una determinada situación operacional para luego decidir el acto que desembocará, indefectiblemente, en una cierta incertidumbre. La realización del acto voluntario resulta precedida por su concepción intelectual como posible y realizable. Se pro- yecta en el futuro como modo de acción antes de ser ejecuta- do en el acto. Entendida como el producto de la perspectiva 37 metaestratégica, Guitton (1969) presta atención a las diferentes situaciones en las que se encuentra el pensador militar, a las cuales clasifica en función del tiempo que antecede a la acción militar operacionalmente estructurada: Ante bellum es el periodo de paz en el que no se ha identifica- do específicamente ninguna amenaza ni ningún enemigo. En este caso, los pensadores que preparan la guerra han de razo- nar sobre un enemigo genérico según diversas posibilidades. El problema principal al que se enfrentarán los pensadores militares es que no podrán verificar sus hipótesis mediante la experiencia. Sin embargo, este tipo de razonamiento tiene la virtud de que permite poner a punto las técnicas de estado mayor, evaluar el volumen y la organización de los medios necesarios y encontrar procedimientos para actuar según las posibilidades imaginadas. Ad bellum correspondería a un periodo de tensiones de conflic- to larvado o en desarrollo, como sucedió, por ejemplo, duran- te la Guerra Fría. Se trata, en este caso, de prepararse para actuar contra un enemigo designado acerca del que hay que obtener informaciones. Habrá que aplicar los procedimientos inventados durante la fase precedente o hacerlos evolucionar en función del contexto, del enemigo, de lo que se sabe de él, del terreno y de los medios disponibles; pero incluso el método de razonamiento más riguroso no podrá eliminar del todo las fricciones tal como las definió von Clausewitz. In bello es el tiempo del conflicto abierto, de la guerra. En este caso se trata de dirigir las operaciones. Las hipótesis emitidas durante la fase precedente se verificarán mediante la expe- riencia. Habrá que adaptarse a las nuevas condiciones de en- frentamiento engendradas por los primeros disparos de cañón y a una situación de movimiento continuo. Ahora se compren- derá el sentido de la célebre frase de Foch: “La realidad del campo de batalla es que no se le estudia; simplemente se hace 38 lo que se puede para aplicar lo que se sabe. Por lo tanto, para poder un poco hay que saber mucho y bien”. Post bellum, período siguiente a la terminación del conflic- to cuando llega el momento de extraer enseñanzas. Pero el ejercicio no está carente de peligros. El principal riesgo, sobre todo cuando se ha vencido, es el de celebrar la guerra que aca- ba de terminar sin reflexionar sobre lo que costó la victoria, así como el de atribuirla solamente a la calidad del ejército propio y de sus jefes, puesto que ‘ningún vencedor cree en el azar’. Además, un trabajo defectuoso sobre la aclaración de los hechos puede ocultar las verdaderas razones de un fracaso o de un éxito. (p. 68) AZAR Y ANTIAZAR Guitton asevera que el pensamiento metaestratégico supone un método para ayudar a los comandantes a enfrentarse a dife- rentes situaciones en las que se encontrarán a veces como pen- sadores y a veces como actores, para lo cual se concentra en el problema que supone el azar en la dirección de las operaciones. Según Guitton, la presuposición del azar en la dirección de las operaciones de la guerra no es un problema nuevo en el pensamiento filosófico actual, para lo cual analiza pronuncia- mientos de los pensadores históricos, filósofos y grandes coman- dantes: Maquiavelo, Montecuccoli, Coutau-Bégarie, Justo Lipsio, Galileo, De Campanella, Aristóteles, Descartes, Bergson, Pascal, Courtnot, Napoleón, Renan, De Gaulle, Maistre, Foch, Verdy du Vernois, entre otros. Entre sus análisis destacan las descripcio- nes de cada uno en los párrafos subsiguientes. Maquiavelo reseñó la existencia de una “fortuna que inter- viene en los asuntos humanos” (Guitton, 1969, p. 69), acreditan- do que sus efectos podían contrarrestarse mediante la virtud, 39 entendida como el libre albedrío del hombre para reaccionar o no ante el acontecimiento. Así, para el autor, desde Maquiavelo, las nociones de fortuna y virtud abren una relación dialéctica que altera la coherencia de esta nueva ciencia política centrada sobre la acción eficaz, ergo, el punto de encuentro entre la fortuna y la virtud constituye una unión de conocimientos esenciales para el pensamiento metaes- tratégico. Siguiendo las propuestas reflexivas de Maquiavelo, aun cuando las mismas apuntan a que la toma de decisiones deba adaptarse a las características de su tiempo, no parece estable- cer una solución para contrarrestar los vaivenes de la fortuna. Considerando “que puede ser verdad que la fortuna sea el ár- bitro de la mitad de nuestras acciones y que nos deje gober- nar a nosotros más o menos la otra mitad” (p. 69), aconseja al Príncipe ser audaz para resistirse a ella, ya que “la Fortuna es mujer; y si se la quiere someter, es necesario vencerla y golpear- la. Por eso ella ama a los jóvenes, porque son menos circuns- pectos, más valientes y se la enfrentan con más audacia” (p. 69). Como humanista, Maquiavelo se inspiró en la organización y la táctica de las regiones romanas de la República, en su arte de la guerra. Sin embargo, aun cuando se inclinó hacia el postulado de la dirección de la guerra que señala que “no hay ciencia que no tenga sus principios generales como base de las diversas apli- caciones que de ella se hacen” (Guitton, 1969, pp. 69-70), evita definir las reglas con un cierto grado de universalidad. En suma, más que una obra literaria del arte de la guerra, Maquiavelo recopila procedimientos tendentes a impedir el surgimiento de un rey conquistador de Italia “con la tiza en la mano”. Sin detri- mento del pensamiento manifiesto, Maquiavelo sentencia que el 40 conocimiento, la acción y la resolución, son factores de éxito en los que la fortuna, a veces puede ser determinante. Figura 2. Ilustración del volumen original “The Art of Warre” de Nicolás Maquiavelo (1573) Fuente: Imagen y contenido (digital) de dominio público en la biblioteca gráfica digital Media Viewer18 18 Disponible en Media Viewer bajo la descripción en inglés: Written in Italian by Nicholas Machiauel, and ſet foorth in English by Peter VVithorne, published 1573. Public Domain, created 1819. 41 Raymundo Montecuccoli19, considerado por Coutau- Bégarie20 como fundador de la ciencia estratégica moderna, influido por Maquiavelo fue el primero en intentar aplicar un método científico al estudio de la dirección de la guerra. Tomó de Justo Lipsio21 “la interpretación de la guerra como fenómeno esencialmente político” (Guitton, 1969, p. 70). Galileo Galilei22 le inspiró en el terreno del método y sobre todo en la posibilidad de deducir reglas generales a partir de la observación de un número limitado de hechos probadores. De Campanella23, opuesto a Aristóteles por reprocharle fun- dar su filosofía en la observación de la naturaleza, extrajo una cierta concepción de la Providencia. Sin duda, esta última in- fluencia provocó que la voluntad de Montecuccoli de elevar la guerra a la categoría de ciencia estuviese moderada por la con- sideración del papel de la fortuna y el azar. Para él, el concepto más importante es prever porque supone tener que adaptarse 19 Raimondo, Conde de Montecúccoli, general italiano y príncipe del Sacro Imperio Romano Germánico y duque napolitano de Melfi. Oficial destacado en su época, combinó una destacada carrera mili- tar con el análisis intelectual del arte de la guerra 20 Hervé Coutau-Bégarie, geoestratega, militar e historiador naval francés, referente en el siglo XX por sus escritos dedicados al pensa- miento militar – naval. 21 Filólogo, humanista y erudito flamenco del siglo XVI, también conocido como Jodocus, Joost Lips, Juste Lips, Justus Lipsius, Justo Lipsio. 22 Galileo Galilei, físico astrónomo italiano relacionado con la revolu- ción científica en el siglo XVII. 23 Tomaso o Tomás Campanella, filósofo metafísico y poeta italiano de principios del siglo XVII, defensor de Galileo y el tratado utópico, así como y la concepción de un Estado teocrático universal basado en principios comunitarios de igualdad. 42 continuamente. Por eso “Montecuccoli jamás fue hombre de un solo sistema de guerra” (Guitton, 1969, p. 70). De este periodo, Guitton solamente refiere a Descartes re- cordando que, siendo militar, su método se manifiesta infalible por su conducta ordenada y su finalidad. Se trata del antiazar mediante la reflexión. Descartes intenta fundamentar todo el co- nocimiento posible sobre el modelo matemático para conseguir un conocimiento que no pueda ser puesto en duda. Así pues, a primera vista, el método de Descartes parece inútil en gran parte para el jefe militar que no podrá verificar su hipótesis más que en la fase in bello, cuando probablemente sea ya demasiado tarde. Figura 3. Ilustración del volumen original “Principia Philosophiae” de René Descartes (1685) Fuente: Imagen y contenido (digital) de dominio público en la biblioteca digital BEIC24 24 BEIC: Biblioteca Europea di Informazione e Cultura. Contenido completo de esta fuente bibliográfica digital en línea en https://gutenberg.beic.it/ 43 Blas Pascal25, a diferencia de Descartes, se inclinó hacia la posibilidad de relacionar el azar con las matemáticas. Esta conciliación de “contrarios aparentes” también constituye una unión de conocimientos. En 1654 Pascal presentó a la Academia de Ciencias, en París, sus trabajos reunidos en su Aleae geometria, auténtica piedra fundacional de las probabilidades. Para Guitton el pensamiento de más ayuda para el empleo del método racional de Descartes por los jefes militares se engloba en el pensamiento de Antoine Cournot26 en lo referente al azar. Según Cournot, el azar no es otra cosa que la expresión de la ignorancia propia de las causas; es el “encuentro de dos series causales independientes”. Esta independencia de dos series es la que hace que el elemento causal escape a las previsiones y sorprenda. El azar nace de conexiones científicamente determinables y, por lo tanto, no se debe a la ausencia del determinismo sino a la ignorancia propia de este determinismo que, sin embargo, existe. Ejemplo de ello se encuentra en Napoleón, quien no pudo prever la tormenta (fenómeno meteorológico determinado) que transformó el campo de batalla de Waterloo en un barrial que anuló el empleo de su artillería al mando de Antoine Drouot27. 25 Blaise Pascal fue un polímata francés que, entre muchísimos campos del conocimiento, se dedicó a la filosofía y la teología entre los años 1655 y 1670. 26 Antoine-Agustine Cournot, filósofo y matemático francés, destacado en la segunda mitad del siglo XIX, pensador en clara contraposición al empirismo extremo y al racionalismo especulativo, y por propug- nar el conocimiento como una crítica racional de hechos. 27 Antoine Drouot, militar francés destacado en la primera mitad del siglo XIX, leal a Napoleón, participó en casi todas las campañas del gran ejército imperial francés (Grande Armée). 44 En contraposición, Dwaight Eisenhower28, en junio de 1944, retrasó el desembarco un día porque en aquella época el servi- cio meteorológico podía prever el tiempo que iba a hacer. Hoy las condiciones meteorológicas ya no son un azar porque pue- den ser previstas. Siguiendo con Bergson29, cuando al tratar el tema del azar, siempre surge una suerte de relación con algún interés humano. Para que intervenga y que el efecto tenga una significación hu- mana, es necesario que esta significación resurja sobre la causa y la dote de humanidad. Ergo, el azar es un mecanismo que se comporta como si tuviera una intención. Una aproximación de estos efectos puede ilustrarse bajo el imaginario de un escenario histórico en el cual la tormenta del 17 de junio de 1815, en Waterloo, hubiera caído a diez kilóme- tros del campo de batalla, o si hubiera caído al día siguiente, es poco probable que a alguien se le hubiese ocurrido hablar de azar. Queda demostrado entonces que el encuentro de dos series causales evidencia la casualidad. Por su parte Ernest Renan30, refleja su pensamiento incli- nado en la importancia prevalente que tiene la fuerza en la 28 Dwight David Eisenhower, militar y político que fue presidente de EE. UU. entre 1953 y 1961, teniendo entre sus múltiples actuaciones el primer cargo de comandante supremo aliado en Europa de la OTAN. 29 Henri Bergson, filósofo y escritor francés, destacado por el ejercicio del cargo de presidente de la Comisión de Cooperación Intelectual de la Sociedad de las Naciones entre 1921 y 1926, quien defendía que la filosofía no puede ser absorbida por la ciencia porque tiene problemas y procedimientos distintos. 30 Joseph Ernest Renan, filósofo francés del siglo XIX, en la revista La Liberté de Penser, escribió la guerra con un carácter que pudiese califi- carse como metaestratégico. 45 historia, el azar (acaso el capricho), “eso que no tiene causa moral proporcionada al efecto” (Guitton, 1968, p. 72). Renan ilustra sus opiniones tomando como ejemplo la muerte de Gustavo Adolfo en Lützen en 1632, que según él cambió la faz de Europa. Explica que la trayectoria de la bala que mató al rey de Suecia estaba bien determinada por las leyes de la balística, el rey se encontraba en la trayectoria por su propia decisión y habría podido encontrarse cinco metros a la izquierda. El en- cuentro entre la bala y él supone un azar. En esta línea de razonamiento, Antoine Cournot31 distin- gue claramente entre causa (solamente lo que produce efecto) y razón (lo que explica el efecto): si Gustavo Adolfo murió en Lützen fue porque se expuso demasiado en el campo de batalla, fiel a su papel de comandante. La causa de su muerte fue su encuentro fortuito con una bala, pero la razón fue su costumbre de mandar en vanguardia. En este punto analítico discursivo, Guitton (1969) hace un ejercicio metaestratégico: En historia militar, que es el reino del azar y la necesidad, no hay que intentar explicar los sucesos por sus causas, sino más bien buscar la comprensión de las razones. ¿De verdad hay que preguntarse “por qué”? ¿No deberíamos más bien limi- tarnos a la cuestión “cómo”? (p. 73) 31 Antoine-Agustine Cournot, filósofo y matemático francés, destaca- do en la segunda mitad del siglo XIX Cournot por su contraposición al empirismo extremo y al racionalismo especulativo, y por propug- nar el conocimiento como una crítica racional de hechos. 46 La respuesta a esta interrogante proviene del interés de la “etiología histórica”32, sin que ello vaya en detrimento, según Cournot, del libre albedrío del hombre (siempre responsable de sus actos). Así, la fuerza operativa del hombre se combina con otras fuerzas que no controla, ergo, el libre albedrío del hom- bre es el que pone en funcionamiento los elementos propicios para la realización de un hecho y, por el contrario, el factor desencadenante puede haber sido debido al azar. Jean Guitton propone un proceso metodológico sobre la base de la creencia en la existencia de principios de la guerra cuya aplicación pasa por la concepción de un sistema o de una doctrina compuesta por procedimientos que permiten no apartarse nunca de ellos en función de la evolución de las circunstancias. Algo similar esgrimió De Gaulle33 (1925) al referirse a la enseñanza en la Escuela Superior de Guerra de Francia: Los principios que rigen el empleo de los medios: economía de fuerzas; necesidad de proceder por concentración y, en con- secuencia, por fases o saltos; sorpresa para el enemigo; segu- ridad para uno mismo, solo tienen valor —¡cuántos lo han profesado ya! — por la manera en la que sean adaptados a las circunstancias. (Guitton, 1969, p. 74) 32 Por una parte, el filósofo se dedica a investigar la razón de las cosas; por otra (como indica la palabra αιτία “causa, razón”), la etiología histórica consiste en la investigación y la discusión de las causas cuyo encade- namiento compone la trama histórica” (Cournot, 1872, pp. 9-10). 33 Charles De Gaulle, militar y político francés, fue un líder de la “Francia libre” durante la Segunda Guerra Mundial y creó de la Quinta República francesa. 47 En la guerra nada es inmutable y toda doctrina, por per- tinente que sea, debe evolucionar. No se debe definir a priori cuál será el modo de acción. El pensamiento militar debe ser abierto evitando la aplicación de las ciencias dogmáticas, ad- mitidas más por disciplina que por convicción; procurando en la metaestrategia, en la reflexión, y en la enseñanza, una ma- nera común de razonar. De ese proceso introspectivo surgirá, indefectiblemente y según las circunstancias, una fórmula de pensamiento - acción. En línea con el citado pensamiento, Coutau-Bégarie, en sus conferencias a la Escuela de Guerra de Francia, recordaba la frase de Joseph de Maistre34 (1863): “La inteligencia es por su propia naturaleza el resultado, a la vez ternario y único, de una percepción que siente, una razón que afirma y una voluntad que obra” (Guitton, 1969, p. 73); en razón de lo cual advierte sobre la percepción intuitiva que se puede tener de una situación, la cual se concibe como: La intuición es un conocimiento inmediato del mundo sensi- ble o perceptible por un hombre que aporta datos concretos. El razonamiento se ejerce a partir de datos que la intuición aporta y exige procedimientos que son pasos que la intuición excluye. Es igualmente importante desconfiar de los prejuicios y de las ideas recibidas. Si se les concede demasiada impor- tancia, nos quedaremos solo con lo que pueda justificarlos y olvidaremos lo demás. (p. 75) Así, el razonamiento se construye como una estructura ri- gurosa, pero sobre una base frágil; sin embargo, la intuición, 34 Joseph-Marie, conde de Maistre, teórico político y filósofo. 48 que puede ser el resultado de la experiencia, conserva un papel esencial en el razonamiento metaestratégico. En este sentido, Guitton considera fundamental la distinción entre lo relativo al accidente (los procedimientos utilizados, el azar) y lo relativo a la sustancia (los principios inmutables). Este método somete los resultados deducidos lógicamente a la prueba de los hechos; es experimental y racional a un mismo tiempo. Esta unidad de método, en medio de la cual la mente podría tomar varios caminos combinados, siendo la dialéctica el pre- ferido por Guitton con el objeto del conocimiento de la verdad. Se suele decir que los principios no surgen más que del sen- tido común y que es inútil ir a buscar su presencia en ejemplos históricos. Sin embargo, el estudio post bellum se constituye en un argumento indispensable, en el ejercicio metaestratégico de reflexionar ante bellum para que luego pueda aplicarse el re- sultado reflexivo ad bellum e in bello. Solamente con esta condi- ción podrán imitar en plena acción, como recomienda Foch (1903/1996), al general prusiano Verdy du Vernois (en aquella época Mayor en el Estado Mayor del 2º Ejército) ante una si- tuación inédita en el campo de batalla de Nachod, el 27 de junio de 1866, en Austria, fue la primera gran acción de la guerra austro-prusiana cuando gritó: “¡Al diablo la historia y los principios! Ante todo, ¿de qué se trata?” (p. 102). Guitton (1968), reduce todo a los hechos de mirar, de comprender y de decidir “sin violar los principios inmutables de la guerra para contrarrestar la voluntad del enemigo y atenuar el efecto de los caprichos de la fortuna” (p. 76). En este mismo orden de ideas y desde una perspectiva ve- nezolana, para Müller Rojas (2005), resulta obvia la necesidad de ubicar el campo de estudio en el tiempo y en el espacio para 49 concretar el planteamiento teórico; con lo cual, si se acepta que la materialidad está en un continuo proceso de cambio, cada fenómeno adquiere características peculiares en los distintos lu- gares y momentos donde se manifiesta. Así, más allá de las relaciones de causalidad en el devenir de los acontecimientos en un momento y lugar determinados, hay relaciones de antecedentes/consecuentes que los ubican en el eje del tiempo, marcando tendencias beneficiosas para el es- fuerzo predictivo. Dentro de esa concepción, la racionalización de la guerra hizo posible la aparición de la geopolítica, conjun- tamente con la generación multiforme del estudio de la historia, particularmente, dedicada a la evolución de la praxis militar, lo cual da pie para el enunciado conclusivo de Müller Rojas (2005): …todo planteamiento metaestratégico –relacionado con la filosofía de esta acción humana– debe estar vinculado a la no- ción del teatro de la guerra como espacio geográfico donde ella se materializa y a las condiciones socio-históricas presentes en el momento en el cual ella aparece. Por eso resulta admirable que el primer y tal vez único esfuerzo (…) para la construcción de un pensamiento militar venezolano, fuese hecho en 1810, sustentado sobre bases geopolíticas mucho antes de que apa- reciese alguna teoría al respecto y la práctica militar aplicada por los conductores de la Guerra de Independencia liderados por El Libertador Simón Bolívar, fuese guiada tanto por las experiencias históricas remotas e inmediatas, como por las consideraciones propias del escenario donde se realizó la con- frontación. (p. 37) CAPÍTULO III LA METAESTRATEGIA EN VENEZUELA 53 IMPLICACIONES DADAS EN LA METAMORFOSIS METAFÍSICA DEL ORDEN MUNDIAL Para Müller Rojas35 (2005), la noción de zona de paz es una idea de mediados del siglo XX, que responde a una iniciati- va del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) asumida para declarar el Océano Índico con esa apelación (zona de paz). Paralelamente, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, se discutía la implementación de la figura de los mares abiertos como patrimonio común de la humanidad. Figura 4. Mapa de África de 1747 con el océano Índico denominado Océano Oriental Fuente: Imagen y contenido (digital) de dominio público en la biblioteca digital northwestern en línea http://fedora.library.northwestern.edu/inu-afrmaps/ 35 Alberto Müller Rojas, político y militar venezolano (1935-2010), participante activo en la construcción de la Revolución Bolivariana. 54 Fue así como se introdujo al debate político internacional en el marco de la Conferencia del Mar, las tesis de mare clausum (mar cerrado) de Selden36, mare liberum (mar abierto) de Grocio37 y mare nostrum (mar nuestro)38, cuya finalidad consistía en restrin- gir el uso de los océanos con propósitos ligados a la guerra naval. Figura 5. Ilustración del volumen original “Mare Liberum” de Hugo Grocio (1609) Fuente: Imagen y contenido (digital) de dominio público en la biblioteca gráfica digital Media Viewer 36 Jhon Selden, jurista inglés de principios del siglo XVII. Autor de la obra Mare clausum que defiende la soberanía británica sobre los mares circundantes, tesis que sirve a los intereses marítimos de Carlos I y se contrapone a la tesis de la libertad de los mares de Grocio. 37 Hugo Grocio, Hugo Grotius o Hugo de Groot, jurista y escritor neerlandés de principios del siglo XVII, que en 1609 publicó de forma anónima Mare liberum, breve tratado donde afirmaba que el mar no era propiedad de nadie, sino territorio internacional que todas las naciones eran libres de aprovechar, tesis a la que se opuso el inglés John Selden, en Mare clausum. La disputa sobre la propiedad o nacionalidad de las aguas tenían un tras- fondo económico, ya que afectaba al comercio internacional. 38 Topónimo del mar Mediterráneo dado por los romanos en la época imperial. 55 El concepto de las zonas de paz, es una evolución de una pro- puesta de Nehru39 sobre “área de paz”, cuya implementación, bajo el prisma de la metaestrategia, devela la intención “liber- taria” a los estados nacientes40 de los conflictos entre las grandes potencias. En este sentido, Müller Rojas (2005) concluye con la siguiente reflexión: Es un concepto vinculado con el desarme, pero un desarme dirigido a las superpotencias y no al estado y estados que con- forman la región. Se trata en realidad de un avance de la tradi- cional noción de neutralidad que aislaba a quienes la asumían de las guerras entre las grandes potencias en su búsqueda del dominio del planeta. Esa era una idea pasiva-aislacionista, que no cambiaba la realidad internacional en la cual el poder era el instrumento fundamental de acción. El concepto de “zona de paz” coloca a quien lo aplica en una actitud activo-inter- vencionista, pues impulsa la eliminación del uso de la fuerza en el marco de las relaciones internacionales. De allí que su implementación tiende a forzar el desarme de las potencias mundiales, no sólo negándole el espacio para la instalación y operación de sus sistemas de armas, sino asumiendo una con- ducta activa en los foros políticos internacionales a favor del desarme generalizado. Lógicamente sería idealista desarmarse unilateralmente sin que aquellos que usan la guerra para sus fines políticos lo hagan. (p. 23) En consecuencia, para Müller Rojas (2005), tal acción no con- tiene el desarme de quien o quienes declaran un espacio como “zona de paz”, ni una renuncia a su voluntad de defenderlo. 39 Jawaharla Nehru, Primer Ministro de la India entre 1947 y 1964. 40 Es propicio acotar que la India se independizó del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en 1948. 56 Por lo tanto, este concepto se tomó como una manera de actuar con validez internacional en el “Informe Final de la Primera Reunión Especial sobre Desarme” de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas del año 1978. Además, complementado, las llamadas “zonas de paz”, to- mando en cuenta lo expresado por González-Rivas 2015, desde el pensamiento spinoziano, la paz es entendida como el cese de las acciones armadas; en consecuencia, interviene en las ruptu- ras de las condiciones que amenazan la integridad del Estado, Venezuela y los países en general no escapan de esto, además se han visto en la necesidad de garantizar la preservación de las condiciones de paz. Asimismo, en Tatián, (2012), se presenta la paz como una singularidad no solo en relación con sus contem- poráneos sino también a la gran tradición filosófica, se procura pensar en la paz no en una despotenciación del cuerpo colecti- vo sino en su virtud, en cuanto efecto de un ejercicio de poder y no de su cancelación, se trata de una paz paradójica, que no presupone la indiferencia, ni la armonía, ni la tolerancia y que se designa con la palabra democracia. EL PENSAMIENTO MILITAR VENEZOLANO En atención al planteamiento esgrimido en el capítulo con- cerniente al orden internacional, específicamente en el aparte dedicado a la situación internacional en el primer cuarto del siglo XXI, el mundo se presenta como un escenario hobbesia- no en el que el hombre es lobo del hombre. En prospectiva de Müller Rojas (2005), la situación es un cuadro donde el desti- no de la humanidad pareciese estar colocado en el dilema de 57 aceptar un Leviathán41 o aceptar el suicidio colectivo que im- pone la política del imperio. En este orden de ideas, las condiciones permiten la cons- trucción de un continuo que tiene en sus extremos la anarquía, por una parte y en la otra el absolutismo, representado por un pensamiento y una cultura única, con lo cual, la posición vene- zolana está más cerca de la anarquía que del fundamentalismo de quienes sostienen la primacía del mercado, garantizada por la fuerza de un hegemón. En este sentido, Müller Rojas (2005) analiza un concepto metaestratégico amplio: … el estado considerado como normal por aquellos pensado- res, tanto para Venezuela como para el sistema internacional, es el de la paz, y que las ventajas geopolíticas que ofrece el país deben usarse como medios para lograr “su prosperidad”, colocando la guerra como una contingencia que depende más de la actitud “de los países y colonias inmediatas”. En otras palabras, asumen un talante defensivo desde la perspectiva estratégica. Y esa es una posición que se ha mantenido histó- ricamente, aunque se pudiese sostener que nuestra guerra de independencia fue más allá del espacio ocupado por la nacien- te nación venezolana. No obstante, la ampliación de la guerra en aquella oportunidad no tuvo una intención de dominación de aquellos espacios extraterritoriales donde actuó el Ejército Libertador. Por el contrario, incluso al momento de buscar un reordenamiento de la geografía andina, (…), inicialmente los venezolanos cedieron a Bogotá el privilegio de ser foco del poder de la naciente estructura independiente. Más aún, en una tentativa de integrar los pueblos que tenían un origen y una cultura común, asumieron la noción de anfictionía para 41 Leviathán entendido como un dios mortal que ofrece una seguridad relativa que protege a los pueblos y las personas contra la anarquía. 58 unificarlos políticamente en un conjunto ordenado en donde el derecho y no la fuerza fuese el instrumento organizado. (p. 91) En el ámbito militar, una línea conceptual evidentemente metaestratégica que va más allá del contexto de federación, queda ilustrada por el axioma histórico donde señala Müller Rojas (2005) que “la Fuerza Armada Venezolana nunca ha sali- do del país a otra cosa que no sea para libertar pueblos” (p. 92); siendo un principio ético que está internalizado en la concien- cia colectiva cívico-militar. La participación histórica de Venezuela en múltiples misio- nes de paz, constituidas como mecanismos de mediación activa, han sido prueba fehaciente de las contribuciones para mantener la tradición pacifista de Venezuela y su Fuerza Armada, y como tales, han sido el germen para acciones políticas y económicas la formación del Grupo de Río y del Pacto de San José que, según Müller Rojas (2005), “abonan la idea de la anfictionía de carácter liberador para los pueblos que tenemos una herencia cultural común” (p. 92). Es así que, la Fuerzas Armadas Venezolanas, que otrora fueran factor importante para la modernidad nacional y una sociedad agrícola, hoy convertida en Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), se constituye como “actor que lucha para motivar el advenimiento de la posmodernidad” (Müller Rojas, 2005, p. 93); en momentos en los que la ciencia, la tecnología y la innovación empujan a la liberación del hombre y no a la profundización de la asimetría que pone a las mayorías en po- siciones de desventaja; es así que la FANB, como señala Müller Rojas (2005), “sigue siendo una Fuerza Liberadora” (p. 93). 59 EVOLUCIÓN DE LA METAESTRATEGIA VENEZOLANA Desde lo histórico, la defensiva ha sido la línea estratégica militar venezolana, sin que ello haya sido en desmedro de las victorias, que como resultado del uso de la fuerza después de las guerras por la independencia en los albores del siglo XIX, fue- ron producto de acciones ofensivas vistas desde el prisma ope- racional, con lo cual desde el prisma táctico, dado en acciones de combate como las de la batalla de Las Queseras del Medio en 1819, demuestran cómo se recurre al ataque dentro de una concepción defensiva, alternando espacio y tiempo. Vale recor- dar que, en esa batalla, la acción de los patriotas implicó un repliegue como acto de defensa, con el fi n de crear condiciones para una posterior sorpresa ofensiva. Figura 6. Óleo de Arturo Michelena (1890) “Vuelvan caras” ilustrativo de la Batalla de Las Queseras del Medio 60 Es así como el grito de Páez, el “¡vuelvan caras!” y la disci- plina de sus tropas, dejó manifiesta la coincidencia en los fines del todo entre el conjunto de participantes. Müller Rojas (2005) explica que tal acción táctica no fue un acto aislado, sino el pro- ducto de una metaestrategia convertida en praxis, para enfren- tar un enemigo con mayor experiencia en la guerra, equipado con armas y accesorios tecnológicamente avanzados en la épo- ca, la cual explica Müller Rojas (2005) de la siguiente manera: La estrategia general fue salvar los reducidos medios del Ejército Libertador, moviéndolos al sur del Orinoco donde éste importante curso de agua les servía de protección. Era salvar el capital fijo, casi irrecuperable si se perdía, aún a costa de gastar el capital humano de alguna manera reemplazable. La idea era alargar la línea de comunicaciones del enemigo para hacer- lo vulnerable. Y el ataque se realizó sobre el centro de grave- dad de los realistas constituido por su fuerza de caballería. El componente que le proporcionaba la velocidad y la acción de choque necesaria para mantener la ofensiva. Un hecho similar ocurriría posteriormente en la batalla de Santa Inés cuando la estrategia operacional siguió los mismos lineamientos genera- les. En ambos casos se estaba frente a situaciones de guerra asi- métrica, que es justamente la situación en la cual se encuentra el Estado Venezolano en la actualidad. (p. 94) Ahora bien, esta coordinación tácita supone una posibili- dad realizable solamente si las partes entre las que discurre, comparten una lógica devenida de una estrecha relación ho- rizontal, producto de la experiencia en todos los niveles de la guerra (estratégico, operacional y táctico), que dieron luz a la necesidad de la interacción cívico-militar, al compartir el sen- timiento patriota republicano, una base metaestratégica que 61 actualmente permite el desarrollo del concepto de defensa inte- gral que define la dinámica de la seguridad de la Nación. Para Müller Rojas (2005), la metaestrategia venezolana está destinada a la paz y a la conservación de la vida, consustancial- mente con el espíritu del pueblo venezolano, propugnando la creación de un nuevo Estado que procure mitigar el desequili- brio generado por la concentración geo-sociopolítica del poder en el país; lo cual supone un hecho contrario a las fuerzas trans- nacionalizadas, “que articuladas en las llamadas economías intervinculadas, controlan en la coyuntura presente el sistema internacional” (p. 97); y es precisamente la indefectible partici- pación de Venezuela en este sistema internacional la que pone sobre el tapete la evaluación de la propuesta metaestratégica hasta ahora manifiesta, en el contexto conflictivo mundial des- crito por Padrino López (2020): La confrontación final entre China y Estados Unidos es inevi- table, en tanto y en cuanto todas las condiciones objetivas están dadas para el estallido de la Tercera Guerra Mundial, solo que se ha pospuesto producto de la pandemia y las elecciones pre- sidenciales norteamericanas, ante la única sensata posibilidad de una salida negociada… Ante el escenario de una hecatom- be, lo circunspecto privará en la salida negociada donde la re- solución del conflicto vendrá dada por una repartición a tres. En tal sentido, el Nuevo Orden Mundial será tripolar: China, Estados Unidos, Rusia. (pp. 65-66) Por lo tanto, el conflicto abierto que se mantiene es conse- cuencia al desafío al orden imperial que se intenta establecer a escala mundial, que es una manifestación de la llamada “trampa 62 de Tucídides”42. La República Bolivariana de Venezuela en- frenta en estas circunstancias, escenarios que desafían la me- taestrategia bolivariana planteada con variaciones sustantivas en el contexto político internacional, concomitantemente con un vertiginoso crecimiento en el campo tecnológico que revo- lucionará el alcance de los poderes en términos de espacio de acción e intereses. Se trata de una situación multifactorial, multiforme y de carácter no convencional global, desarrollada grandemente en un espacio virtual, con lo cual, el teatro de guerra no tiene ni límites espaciales ni temporales. Para Müller Rojas (2005), la evolución metaestratégica esta- rá marcada por la acción directa del imperio, donde los concep- tos de protección o negación de los puntos críticos; la defensa de las puertas étnicas y marítimas; y, la resistencia al invasor, constituyen las acciones que identificarán la voluntad de lucha. “Ellas serían preparatorias para la contraofensiva final que de- finirá la supervivencia del Estado Venezolano” (p. 98). LA METAESTRATEGIA EN EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO DEL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ Así en la historia, al despuntar el siglo XXI, Venezuela se en- cuentra en plena construcción de una propuesta socialista, cuyo propósito estratégico, según Fernández Pereira (2023), consiste 42 La “trampa de Tucídides” es una hipótesis desarrollada en 2015 por el politólogo estadounidense Graham Allison que plantea que la ten- sión entre dos potencias (una dominante en declive y otra en ascenso al dominio), derivará en una guerra por la hegemonía con conse- cuencias negativas para ambas partes. 63 en el logro de la independencia y la soberanía plena, dejando por sentado la necesidad de invocar a la intelectualidad para “generar nuevos enfoques políticos, ideológicos y culturales que coadyuven a romper los viejos paradigmas arraigados del anti- guo orden de las cosas” (p. 4). Entre otros aspectos, la antigua doctrina de seguridad nacional se contrapone a una nueva con- cepción defensiva integral, a la doctrina militar bolivariana y al nuevo pensamiento militar, que como superación del modo de pensar precedente y en contraposición al pensamiento concreto existente antes de 1999, se presenta con pocos referentes teó- ricos, evidenciando debilidad en la fundamentación filosófica doctrinal, teórica conceptual del proyecto de cambio que im- pulsa la sociedad venezolana del siglo XXI, dejando entonces abierta la posibilidad de enfocar las ciencias, la teoría científica y la construcción del conocimiento en función del específico desarrollo del país. Las consideraciones esbozadas permiten establecer la estra- tegia nacional bolivariana y el pensamiento estratégico como campos de acción directivos de las estrategias generales y par- ticulares, que Fernández Pereira (2023) propone visibilizar a partir de las bases ideológicas, filosóficas y teóricas que funda- mentan y dan pertinencia histórica a la actual estrategia nacio- nal bolivariana como expresión del pensamiento estratégico y acción del Comandante Hugo Chávez Frías. En este hilo conductor razonado, el abordaje de los proble- mas estratégicos en Venezuela, demanda una procura cultural propia aprovechando los avances de la ciencia y la experiencia cotidiana, sobre la base del pensamiento y acción, de la teoría y 64 la práctica. Resumido en la frase de Antonio Gramsci43: desde la filosofía de la praxis. En un contexto signado por un modo de pensamiento con- servador y positivista, las necesidades didácticas a veces no en- cuentran respuesta en el propio medio y es por ello que urge desarrollar una teoría revolucionaria autóctona y una nueva cultura sustentada en raíces identitarias y libertarias propias sin limitarse a descubrimientos individuales, sino también a socia- lizar críticamente verdades ya descubiertas, en forma de base de acciones vitales, en elemento de coordinación y de orden intelectual y moral. En este punto, la metaestrategia imbuida en el pensamiento del Comandante Hugo Chávez, funge como guía de conduc- ción de grupos intelectuales hacia un pensamiento coherente y unitario, siendo que el presente real y efectivo es un hecho filo- sófico mucho más importante y original que el descubrimiento por parte de un genio filosófico, de una nueva verdad que se convierte en patrimonio exclusivo de pequeños grupos intelec- tuales (Gramsci, 1969 en Fernández Pereira, 2023, p. 11). Así, la conformación de las bases de la metaestrategia boli- variana planteada por el Comandante Hugo Chávez, impulsó la necesidad de que existiera una macro concepción de segu- ridad de la Nación, guía generatriz de las micro concepciones particulares de cada ámbito. Tales bases metaestratégicas se distinguen así: 43 Antonio Gramsci, filósofo, teórico marxista, político y sociólogo de la primera mitad del siglo XX, uno de los más destacados teóricos del marxismo por sus aportes teóricos en conceptos como hegemonía cultural, bloque hegemónico y posmodernismo en relación con la sociedad de consumo. 65 1. La estrategia política. Metastrategia en la democracia boli- variana. 2. La estrategia social. Metaestrategia en el desarrollo humano integral. 3. La concepción estratégica de la unión cívico militar. Meta- estrategia de fuerza. 4. La corresponsabilidad. Metaestrategia para la defensa integral. 5. La Doctrina Militar Bolivariana. Metaestrategia de resis- tencia. 6. La unicidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Metaestrategia de fuerza también. 7. La consolidación del pensamiento militar venezolano. Meta- estrategia de revolución. 8. La concepción estratégica de la guerra popular prolongada. Metaestrategia prospectiva de cara a escenarios de conflic- tos tucididianos. En este orden de ideas, Fernández Pereira (2023) explica que, en el ámbito militar, el empleo de las fuerzas en la defen- siva involucra ejecuciones de acciones ofensivas; “más aún, la tendencia de las naciones es hacia una actitud estratégica de- fensiva como medio de salvaguardar sus intereses y como me- dio de convivencia internacional” (p. 13). En síntesis, la metaestrategia bolivariana para la defensa in- tegral no compete solamente al ámbito militar, sino también a procesos reflexivos de evaluaciones, estudios, análisis exhaus- tivos de los factores de la situación, que garanticen el logro de los verdaderos objetivos nacionales ante las amenazas multi- factoriales y multiformes que ponen en peligro la soberanía e independencia de la Patria. CAPÍTULO IV EXTENSIÓN METAESTRATÉGICA EN LOS ESPACIOS ACUÁTICOS 69 En la tríada interseccional de la estrategia, la geoestrategia y la geopolítica, la misión de la Armada queda imbuida en el cubo abstracto que representa la Metaestrategia. Las grandes temáticas de la seguridad y defensa de la nación incluyen la totalidad territorial, significando por ello la inclusión de la di- mensión acuática cuyo desarrollo comienza con la protección militar de los dominios interiores y costeros, la atención a la seguridad náutica y el control del mar. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) constitu- ye un canal de unificación e integración social que reconoce y da sentido a la razón de su existencia y justifica, plenamente, la importancia de la unión cívico-militar; concepto que, exten- dido al ámbito acuático, invoca al componente Armada como un medio eficaz para desarrollar esquemas de defensa en el es- cenario marítimo junto con fuerzas aliadas internacionales y estrechar vínculos comerciales y diplomáticos, mediante el des- pliegue de su flota en interacción permanente y dinámica con la sociedad, el desarrollo de la política internacional, los desafíos de la tecnología y el cambio cultural. Los citados desafíos en torno a tecnología y cultura, son el resultado de años de evolución, con lo cual, la propuesta