Logo Studenta
¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL
DEPORTE: REVISIÓN CRÍTICA Y NUEVAS
PERSPECTIVAS
Ezquerro, M.
Facultad de CC de la Educación Física y del Deporte. Universidad de La Coruña.
A partir de los resultados del estudio para determinar la eficacia de la intervención
tradicional de Psicología del Deporte, realizado por Gardner y Moore (2006), se ana-
lizan y sintetizan los antecedentes y la situación actual en relación con este asunto. y
se proponen algunas implicaciones relevantes, tanto desde el punto de vista teórico,
como aplicado Finalmente, se plantean propuestas para mejorar el nivel de eficacia,
incorporando el conocimiento y los recursos de intervención bien contrastados, proce-
dentes de otras áreas de la Psicología.
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: intervención psicológica-eficacia- deporte- rendimiento-
From the results of the study to determine the efficiency of the traditional intervention
of Psychology of the Sport, realized by Gardner and Moore (2006), the precedents and
the current situation are analyzed and synthesize in relation by this matter.And they
propose some relevant implications, so much from the theoretical point of view, since
applied Finally, offers appear to improve the level of efficiency, incorporating the kno-
wledge and the resources of intervention confirmed well, proceeding from other areas
of the Psychology.
KKeeyy wwoorrddss:: Psychological intervention-Efficacy sport- performance
INTRODUCCIÓN
La determinación de la eficacia de las intervenciones psicológicas, es una tarea que se ha aco-
metido hace unos años utilizando criterios muy rigurosos (Chambless y Ollendick 2001), en el
ámbito clínico. Sin embargo en Psicología del Deporte, en la que la búsqueda del rendimiento
es uno de sus objetivos fundamentales, paradójicamente, se ha obviado la demostración empí-
rica de la eficacia-del rendimiento- en sus intervenciones, hasta que recientemente Gardner y
Moore (2006), han acometido esta labor. Por otra parte, desde los años setenta, en que la psi-
cología del deporte incorporó muchas aportaciones procedentes del ámbito clínico a la inter-
vención para mejorar el rendimiento de los deportistas (por ejemplo, las iniciales propuestas
terapéuticas de Mahoney, (1974); Beck, (1976); o Meichembaum, (1977), hasta el presente, las
técnicas y el procedimiento utilizado han experimentado una escasa evolución, en el contexto
deportivo, como señalan Hardy Jones y Gould (1996). Esto no supondría ningún problema, si
dichas técnicas contasen con el respaldo empírico que avalase su eficacia. Pero, lamentable-
mente, los resultados sólo permiten ubicarlas en el nivel “tratamientos experimentales”, que,
dentro del ranking de las “Task Force”, es el nivel más bajo de los tres considerados. Esto afec-
ta tanto al establecimiento de objetivos, como a la práctica en imaginación, el autodiálogo y el
control de la activación, y, aunque las intervenciones multicomponentes, se sitúen un poco
mejor, en el rango de “tratamientos probablemente eficaces”, no parece suficiente.
Partiendo de estos datos, el presente documento se centrará en examinar los antecedentes de la situa-
ción actual de la intervención psicológica en deporte, y se esbozarán algunas propuestas, basadas en apor-
taciones científicas bien contrastadas, que permitan mejorar la eficacia del trabajo psicológico y sus efec-
tos, sobre el aumento del rendimiento deportivo.
MÉTODO
En primer lugar se presenta un resumen de los resultados obtenidos por Gardner y Moore
(2006), analizando algunas cuestiones relevantes sobre esta cuestión. En segundo término, se
revisan algunas de las principales publicaciones, tanto de Psicología del Deporte como de otras
parcelas del conocimiento psicológico, para identificar los orígenes y la trayectoria histórica
de la intervención psicológica en el deporte de rendimiento. En tercer lugar, se sintetizan las
principales aportaciones psicológicas, recientes que pueden contribuir al avance de la
Psicología del Deporte, y en concreto a la intervención en este ámbito.
EFICACIA DE LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA SOBRE EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
Gardner y Moore (2006), aplicaron los criterios de las Task Force (Chambless y Ollendick
2001), para determinar la eficacia de la intervención tradicional en Psicología del Deporte, con
el mismo procedimiento y criterios que se utilizan en otros ámbitos de la Psicología, al que aña-
dieron la exigencia adicional de que, al menos, contase con una medida de rendimiento depor-
tivo en la V.D. Estos autores identificaron 104 estudios experimentales; de éstos, fueron recha-
zados 44, por incumpliendo de alguno de los requisitos establecidos, aunque pudieran haber
sido eliminados muchos más, puesto que sólo 8, de los aceptados finalmente, incluían descrip-
ción detallada del procedimiento. De los 60 seleccionados, 3, eran estudios de caso y 57 estu-
dios experimentales y en cuanto a los sujetos y tareas, 19 utilizaban sujetos y tareas de compe-
tición, y 41, análogos, cuya síntesis se presenta en la Tabla 1.
— 2 —
Ezquerro, M.
Como se des-
prende de los
datos de la Tabla
1,ninguna de las
intervenciones
que utilizan una
técnica de
forma aislada
tiene efectos sig-
nificativos sobre
la medida de
r e n d i m i e n t o
deportivo utili-
zada como VD,
en los estudios
con deportistas
de competición.
En los estudios con análogos, los resultados ofrecen algunas evidencias de eficacia,pero no son concluyen-
tes. Por ello, cualquiera de las intervenciones de este tipo se ubica en el nivel “experimental”.
El análisis de las intervenciones multicomponente es más complejo, debido a las diferentes combinacio-
nes de las técnicas utilizadas (por ejemplo: control de la activación + imaginación + objetivos; o, autodiá-
logo + imaginación + concentración + relajación, etc.) y la insuficiente especificación del procedimiento
seguido en algunos estudios. Sin embargo, la intervención multicomponentes es la que logra mejores resul-
tados respecto al rendimiento, rayando la frontera del nivel “probablemente eficaz” que se le asignaría de
no ser porque dos de los tres análisis del grupo de competición, son estudios de caso, lo que, en función
de los criterios establecidos, es insuficiente para ubicarse en dicho nivel.
En suma, la tradicional intervención psicológica en deporte, no cuenta con el respaldo empírico que,
durante estos cuarenta años se le ha dado por supuesto y en cuyo favor, numerosos autores (e.g., Gould,
Damarjian y Greenleaf, 2002; Gould y Udry, 1994; Meyers,Whelan y Murphy, 1996;Weimberg, 1994,2002;
Williams y Leffingwell, 2002; Zaichowsosy y Baltzell, 2001, entre otros), han descrito y defendido su apli-
cación como tipo de intervención idónea para mejorar el rendimiento deportivo. No obstante, estos resul-
tados merecen algunas consideraciones:
1º El cambio en la V.D. (rendimiento deportivo) no es un efecto directo de la V.I (interven-
ción psicológica), aunque éste sea el objetivo final. La intervención pretende modificar
ciertos procesos cognitivos o emocionales que parecen implicados en el rendimiento
deportivo. Por tanto, el rendimiento sería un efecto secundario, mediado por los cambios
psicológicos. Estos cambios se han producido en muchos de los estudios analizados por
Gardner y Moore, pero sin influir significativamente en el rendimiento. Sin embargo, esto
no puede justificar el bajo nivel de eficacia encontrado, puesto que la psicología del
deporte tiene como argumento principal su propósito de mejorar el rendimiento y si no
se ha logrado demostrar, de forma empírica, que es capaz de alcanzar este objetivo, tal vez
tenga que revisar algunos planteamientos teóricos y aplicados para seguir avanzando.
2º Pretender que una sola técnica mejore el rendimiento de forma estadísticamente signi-
ficativa, es, salvo casos excepcionales un planteamiento tan ingenuo como esperar que
sólo entrenando el tiro libre, los jugadores mejoren en la tasa de balones robados, dismi-
— 3 —
Ezquerro, M.
TTaabbllaa 11.. Resumen del estudio sobre eficacia de la intervención tradicionalen deporte en el rendimien-
to deportivo (a partir de Gardner y Moore 2006).
(*) Dos de estas intervenciones, son estudios de caso.
nuyan la de balones perdidos, o sean más eficaces en defensa, en ataque, etc. De hecho,
las variopintas intervenciones multicomponente muestran un ligero avance en cuanto a
eficacia, respecto a cualquier técnica en exclusiva, lo que sugiere que una combinación
adecuada de técnicas podría obtener resultados más satisfactorios.
3º El afán de mimetizar el “entrenamiento mental”con el entrenamiento deportivo ha con-
ducido a que se propongan programas estándar a los deportistas, considerando que todos
tienen similares necesidades para focalizar la atención,establecer objetivos, imaginarse en
positivo,controlar pensamientos interferentes,o regular su activación,con independencia
de las diferencias individuales, del momento concreto en que se encuentra su carrera
deportiva, de su situación personal extradeportiva, etc.
4º Entre la ingente cantidad de publicaciones sobre Psicología del Deporte,el sólo se haya
podido contar con 19 estudios experimentales,bien controlados,cuyos sujetos y tareas de
rendimiento estuviesen conectadas, realmente con la competición, resulta paradójico
teniendo en cuenta el tradicional énfasis sobre el rendimiento deportivo. Es muy proba-
ble que existan muchos psicólogos que trabajen en el campo aplicado con excelentes
resultados, pero la realidad es que son escasos los estudios sobre esta cuestión, y menos
los que reúnen los requisitos exigidos.
5º El hecho de no haber demostrado empíricamente la eficacia de la intervención tradi-
cional en Psicología del Deporte, con los datos disponibles, no implica ineficacia, ineludi-
blemente.
INTERVENCIÓN TRADICIONAL EN PSICOLOGÍA DEL DEPORTE: ORÍGENES Y
CARACTERÍSTICAS
Desde sus inicios la Psicología aplicada al Deporte adoptó una perspectiva centrada, fundamentalmente,
en la mejora del rendimiento. Para ello, utiliza tradicionalmente un tipo de intervención en la que aplican
algunas técnicas,erróneamente consideradas como específicas y originales de la psicología deportiva, tales
como:establecer objetivos, imaginar en positivo, controlar la activación,mantener un auto-diálogo,estable-
cer rutinas precompetitivas, etc. El propósito general de este tipo de intervención es crear un estado de
rendimiento ideal, a través del autocontrol de procesos internos como la confianza, la atención, las emo-
ciones, la cognición o los estados corporales, como señalan Hardy, et al. (1996).
En líneas generales, tras la aplicación de algunos cuestionarios,específicamente desarrollados para la eva-
luación psicológica en deportistas, se sigue un proceso similar al que proponía Meichembaum (1977), en
sus trabajos iniciales en psicología clínica: una fase inicial, de carácter “educativo”, seguida de otra destina-
da al entrenamiento de las habilidades pertinentes y, finalmente, una fase de aplicación práctica de dichas
habilidades en el contexto natural de entrenamiento y competición.
En definitiva, se utiliza un entrenamiento en autocontrol, tal como se proponía en las intervenciones ini-
ciales desde la perspectiva cognitivo-conductual, de los setenta.
El auge de la perspectiva cognitivo-conductual tuvo una repercusión considerable en la Psicología del
Deporte, que acogió sin renuencias las aportaciones de Bandura (1977), sobre autoeficacia percibida, las
propuestas de Mahoney, (1974), de Meichembaum (1977), en el ámbito de la modificación de conducta, e
incluso las de Beck (1976), directamente orientadas al tratamiento de trastornos clínicos de naturaleza
emocional,por no hablar de las técnicas de relajación y el uso del ensayo conductual en imaginación, cuya
combinación se remonta a Wolpe (1958) con la Desensibilización Sistemática para el tratamiento de las
— 4 —
Ezquerro, M.
fobias y más tarde, con Cautela (1970), la imaginación es una pieza clave en su técnica de reforzamiento
encubierto.
Pero, sorprendentemente, a partir de los ochenta,ninguno de los importantes avances posteriores, inclui-
dos los de estos mismos autores,parece haber sido tomado en consideración por la Psicología del Deporte.
Por el contrario, cualquier connotación con la psicología clínica es rechazada de antemano.
Esto ha implicado que tanto,conocimientos relevantes,como nuevas técnicas de intervención hayan que-
dado relegados, manteniendo la intervención psicológica en el deporte anclada en los setenta.
De hecho, caso cuatro décadas después de aquellas iniciales incorporaciones clínicas, con sus pertinen-
tes adaptaciones al ámbito deportivo, las publicaciones de psicología y deporte siguen presentando las téc-
nicas de establecimiento de objetivos, la práctica en imaginación, el autodiálogo o el control de la activa-
ción, como los recursos psicológicos idóneos para mejorar el rendimiento de los deportistas.
IMPLICACIONES TÉORICAS PARA MEJORAR LA EFICACIA DE LAS INTERVENCIONES
PARA FAVORECER EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
Los resultados ofrecidos por Gardner y Moore (2006), son desalentadores.Tan desalentadores como relevan-
tes por sus profundas implicaciones, teóricas y prácticas, que a grandes rasgos, se exponen a continuación.
Desde el punto de vista teórico, como ya se ha comentado, la perspectiva cognitivo-conductual imperan-
te en Psicología del Deporte, desde los setenta hasta la fecha, enfatiza el autocontrol de procesos internos
como objetivo de sus intervenciones,bajo la hipótesis de que dichas experiencias internas (pensamientos,
sensaciones derivadas de la activación fisiológica, interpretaciones, etc.) tienen siempre efectos negativos
sobre la conducta de rendimiento.
Sin embargo,en los últimos años, las publicaciones en Psicología Clínica han cuestionado que tales expe-
riencias internas influyan de forma invariable y negativa sobre el rendimiento (Hayes, Strosahl,y
Wilson,1999).Así, por ejemplo, Clarck, Ball y Pape (1991), han mostrado que la eliminación o el control de
pensamientos negativos puede tener un efecto paradójico, incrementado un tipo de actividad cognitiva
indeseada, lo que pone en entredicho el uso de técnicas como la detención del pensamiento o el autodiá-
logo, en muchos casos.
En la misma dirección,Wegner, Shortt, Blake y Page (1990), revisando numerosos estudios bien contro-
lados, informan la existencia de una reactivación posterior a la supresión o el control de pensamientos,
con incremento de respuestas emocionales y autonómicas. Este fenómeno se denomina “ironía del proce-
so de control mental” (Wegner y Zanakos 1994), y es especialmente relevante para los deportistas, por la
interferencia que, paradójicamente, tendría sobre el rendimiento.
Barlow (2002), ha revisado modelos recientes de autocontrol y sus efectos sobre numerosos dominios
del rendimiento humano, incluyendo el deportivo. Este autor concluye, que la consistencia funcional en
rendimiento requiere un tipo de atención metacognitiva, orientada hacia estímulos externos, alternativas
y contingencias implicadas en la tarea inmediata en que se ha de rendir, así como la valoración de metas
dístales, como ya habían mostrado Sbrocco y Barlow (1996), indicando que en determinados momentos,
la autorregulación óptima implica: mínima autoevaluación; mínima vigilancia atencional, tanto interna
como externa; mínima exploración de amenazas y actividades cognitivas orientadas hacia el futuro. Esto
es, mínima preocupación sobre las posibles consecuencias del rendimiento.
Por tanto, las técnicas tradicionales dirigidas, fundamentalmente hacia el control de los procesos inter-
nos, como el autodiálogo (para modificar los procesos cognitivos y emocionales), o la imaginación positi-
— 5 —
Ezquerro, M.
va (para controlar el contenido de las imágenes internas) o la regulación de la activación (para controlar
las respuestas corporales) resultan contradictorias con la orientación metacognitiva hacia estímulos exter-
nos de la tarea, como se ha puesto en evidencia, actualmente.
Y resultan contradictorias, también, con el énfasis en la orientaciónhacia la tarea (estímulos externos
relevantes, momento presente) y no sobre el ego (pensamientos, sensaciones, y en general, procesos inter-
nos), puesto que el “entrenamiento mental”enfoca las técnicas de intervención hacia la auto percepción y
autocontrol, esto es, hacia el ego. Precisamente este enfoque podría ser responsable de los pobres resulta-
dos de eficacia de la intervención, porque probablemente interfieren con el desarrollo natural, muchas
veces automático, de las habilidades deportivas, dividiendo la atención entre el enfoque interno y externo,
con la consiguiente disminución de los recursos atencionales sobre la ejecución.
Por otra parte, los esfuerzos para ejercer control interno sobre las experiencias internas (cognitivo-emo-
cionales) que, recientemente han mostrado suscitar procesos de hipervigilancia, precisamente, una activi-
dad asociada con el rendimiento disfuncional, de acuerdo con las evidencias contemporáneas basadas en
los modelos de auto-control (Barlow, 2002; Carver y Scheier,1998, Gardner y Moore, 2006).
Este control de pensamientos, imágenes o sensaciones “negativos”, se basa en la consideración de éstos
como contenidos cognitivos ansiógenos, o preocupaciones. La preocupación (worry), es un componente
de todos los tipos de ansiedad (Barlow, 2002), pero las evidencias más recientes indican que puede ser un
proceso funcional, en su forma no patológica, desempeñando un papel relevante para planificar el afron-
tamiento de eventos,potencialmente negativos y reduciendo la sensación de incontrolabilidad e impredic-
tibilidad, propias de tales eventos, como ha mostrado Barlow (2003). En algunos deportistas, en cambio, la
preocupación puede resultar interferente con la ejecución. Sin embargo, como señalan Woodman y Hardy
(2001), la Psicología del Deporte tiende a considerar como sinónimos los términos ansiedad y preocupa-
ción, a pesar de estar perfectamente delimitadas en otras áreas de la Psicología, en las que, a partir de los
nuevos hallazgos, el control de la activación, la imaginación positiva y el autodiálogo, no son siempre utili-
zados para suprimir los pensamientos o imágenes negativas, aunque este haya sido el objetivo básico del
planteamiento tradicional.
Sin embargo, estos hallazgos parecen haber pasado inadvertidos en Psicología del Deporte, que sigue
manteniendo su enfoque tradicional del entrenamiento en habilidades psicológicas como estrategia para
aumentar el rendimiento, fundamentalmente, centrado en el control de procesos internos.
IMPLICACIONES EN LA INTERVENCIÓN PRÁCTICA CON DEPORTISTAS
Una vez más, hay que enfatizar que nada es tan práctico como una buena teoría. Sobre todo, cuando la
teoría está avalada por datos experimentales, como ocurre en Psicología. Precisamente, basándose en los
avances teóricos de la tercera generación cognitivo-conductual, que antes se han resumido, las implicacio-
nes prácticas que se derivan son numerosas, aunque las limitaciones de espacio obligan a sintetizarlas:
1ª Incorporar el conocimiento teórico y aplicado generado por otras especialidades psi-
cológicas que han experimentado avances notables en las últimas décadas, adaptándolas
al contexto deportivo, como se hizo en los setenta.
2ª Diseñar intervenciones “a la medida” de cada deportista, en cada circunstancia de su
carrera deportiva, en las que no siempre el rendimiento será el primer objetivo, aunque,
salvo en casos excepcionales, habrá de tenerse en cuenta, al menos, como objetivo secun-
dario (Ezquerro, 2002, 2006; Gardner y Moore 2006).
— 6 —
Ezquerro, M.
3ª Determinar , en cada caso, si el enfoque pertinente es el del autocontrol , ampliando y
actualizando el abanico de las técnicas con correspondientes, si, por el contrario, convie-
ne orientar la intervención hacia estímulos externos; o si, como es frecuente, se requiere
una combinación de ambas perspectivas (con sus correspondientes técnicas), especifi-
cando para qué, cuándo y cómo aplicarlas, como puede verse en la intervención realiza-
da por Gimeno y Ezquerro (2006).
4ª Contemplar en la evaluación dos grandes conjuntos de variables: personales y ambien-
tales, subdivididas a su vez, como se muestra en la Tabla 2.
Cada una de estas variables se evalúa considerando:
• Competencias, habilidades o disposiciones que posee el deportista y que consti-
tuyen sus puntos fuertes, y también los déficits o disfunciones que pudieran detec-
tarse en cada variable;
• El grado en que cada una de estas variables son más o menos estables a lo largo
de la historia del desempeño del deportista;
• La medida en la que, hipotéticamente influye sobre el rendimiento
• Y, finalmente la susceptibilidad a la modificación que corresponde a cada una de
ellas.
El análisis de estas cuatro dimensiones es relevante para determinar la planificación de la
intervención, sus objetivos y las técnicas y estrategias a utilizar. Esta organización inicial
facilita el posterior análisis funcional, mediante el cual se establecen las interacciones
entre las variables consideradas y la formulación de hipótesis explicativas. .
5ª. Describir con precisión los sucesivos pasos de la intervención y las evaluaciones
— 7 —
Ezquerro, M.
TTaabbllaa 22.Variables implicadas en la evaluación del deportista
correspondientes. Por ejemplo, respecto al uso de una técnica, es conveniente evaluar: si
el deportista sabe en que consiste, para que se utiliza, cómo y cuándo aplicarla; el grado
de dominio que tiene sobre dicha técnica; si la aplica correctamente, en las ocasiones
oportunas; y los efectos sobre el rendimiento que pudieran observarse como consecuen-
cia de la aplicación de la técnica en cuestión. Esto permite subsanar pequeños errores,
con importantes repercusiones o cambiar el enfoque y la técnica, si fuera necesario.
6º En la intervención sobre el componente cognitivo de la ansiedad, la preocupación,eva-
luar las creencias sobre las consecuencias de ésta, para determinar el enfoque de la inter-
vención. (ver, Prados, 2007, para un ejemplo de evaluación ).Asimismo, considerar si las
señales fisiológicas vinculadas con la ansiedad deben abordarse, controlándolas, reetique-
tándolas, modificando la atribución causal, igual que en la preocupación, en la dirección
del modelo de Barlow (2002)
Son numerosos los psicólogos del deporte, al menos en España,que diseñan sus intervenciones de forma
individualizada, para cada deportista, considerando la etapa de su carrera deportiva y sus circunstancias
específicas en cada momento; los que son capaces de discriminar si bajo un déficit de motivación depor-
tiva, subyace un estado emocional negativo,unos incentivos insuficientes,una disfunción orgánica,etc.Son
muchos, los que, lejos del estereotipado modelo tradicional del “entrenamiento de habilidades psicológi-
cas”, plantean su trabajo seleccionando las técnicas y secuenciándolas con base a las hipótesis derivadas
de un análisis funcional de la conducta y que evalúan todo el proceso de intervención con rigor. Los que
han incorporado conocimientos y recursos de intervención desde otras parcelas de la Psicología, como el
ámbito clínico, cuya eficacia ha sido probada. Los que saben que no siempre las atribuciones internas son
las adecuadas. Los que conocen la importancia de algunas características de personalidad, relevantes en el
rendimiento deportivo, y también las que son irrelevantes. Los que en ciertos momentos, ponen el rendi-
miento como objetivo secundario, atendiendo otras prioridades que interfieren con éste, sin cuya solución
el deportista no progresaría.Y son, por tanto, muchos los que obtienen excelentes resultados y acreditan
la profesión. Pero, en contrapartida, son pocos los que lo publican con los debidos requisitos. Por ello, y
para acreditar la eficacia del trabajo psicológico en el deporte, desde estas páginas se les anima a realizar
este esfuerzo adicional, con la confianza de que sus aportaciones contribuirán a elevar el nivel de eficacia
de la intervención en Psicología del Deporte.
— 8 —
Ezquerro, M.
REFERENCIASBandura, A. (1977). Self-efficacy: towards a unifying theory of behavioural change. Psychological
Review, 84,192-215.
Barlow, D.H.(2002). Anxiety and its disorders. The nature and treatment of anxiety and panic. New
York: Guilford Press.
Barlow D.H. (2003) The nature and development of axiety and its disorders. Triple vulnaribility theory.
Eye on Psi.Chi, (vol 7), nº2. http://www.psichi.org/pubs/artcles/article 340.asp
Beck .A. T. (1976), Cognitive therapy and the emotional disorders. New York: International University
Press
Carver, C.S. y Scheier, M.F.(1998). A control perspective on anxiety. Anxiety Research,1,17-22
Chambless, D.L. y Ollendick, T.H. (2001). Empirically supported psychological interventions:
Controversies and evidence. Annual Review of Psychology, 52,685-716
Clarck, D.M.,Ball,S. y Pape, K. (1991). An experimental investigation of thought suppression.
Behaviour Research and Therapy,31,207-210.
Ezquerro, M.(2002).Psicología clinica del deporte. En: J. Dosil (Ed.).El Psicólogo del Deporte:
Asesoramiento e intervención. Madrid: Síntesis (pp.69-100)
Ezquerro M. (2006). Trastornos psicológicos en deportistas. En E.Garcés de los Fayos; A .Olmedilla
y P. Zafra (Eds.) Psicología y Deporte.. Murcia: Diego Martin. pp. 461-481
Gardner, F. y Moore, Z. (2006).Clinical Sport Psycholgy. Champaign Ill. Human Kinetics.
Gimeno, F. (2000) intervención cognitivo-conductual en un caso de fobia a las competiciones de
atletismo en pista. Anales 8 (1) pp., 161-168
Gimeno, F. y Ezquerro, M. (2006). Intervención psicológica en un caso de evitación interoceptiva en
el deporte.Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, vol 11, nº 2 pp 99-106
Gimeno, F., y Sarasa, F.J (2003).Evaluación y tratamiento interdisciplinar de trastornos fóbicos en el
contexto de la actividad física y del deporte. Presentación de un caso de fobia al estrés físi-
co. Apunts (74), 4, pp 6-12.
Gould, D.. y Udry, E. (1994). Psychological skills for enhancing performance: Arousal regulation strate-
gies. Medicine and Sciences in Sport and Exercise,26 (4)478-485.
Gould, D., Damarjian, N., y Greenleaf, C. (2002). Imaginery training for peak performance. En. J.l. Van
Raalte y B.W. Brewer (Eds.). Exploring Sport and Exercise Psychology. Washington D.C.:
Americam Psychological Association.
Hardy, L. Jones, G. y Gouldd, D. (1996). Understanding Psychological Preparation for Sport. Theory
and practice of elite performers. New York. Wiley.
Hayes, Strosahl,y Wilson,(1999). Acceptance and Commitment Therapy: An Experimental Approach
to Behaviour of Change. New York: Guilford Press.
Mahoney, M. J. (1974). Cognition and Behavior Modification. Cambridge.MA: Ballinger.
— 9 —
Ezquerro, M.
Meichembaum, D. (1977). Cognitive Behavior Modification: An integrative approach. New York.
Plenum Press.
Meyers, A.W., Whelan, J.P. y Murphy, S.M. (1996). Cognitive behavioral strategies in athletic perform-
ance enhancement. En: M. Hersen, R,M. Eisler y P.M. Miller (Eds.), Progress in Behavior
Modification. (Vol 30, pp 137-164). Pacific Grove C.A:. Brooks/Cole
Prados, J.M. (2005). Desarrollo de una nueva escala de creencias sobre las consecuencias de la pre-
ocupación. Anales de Psicología, Vol 23, nº2, 226-230
Sbrocco ,T. y Barlow, D.H. (1996).Conceptualizing the cognitive component of sexual arousal.
Implications for sexuality research and treatment. En: P.M. Salkovski (Ed.), Frontiers of
Cognitive Therapy, pp-419-449. New York: Guilford Press
Wegner D.M. y Zanakos, S (1994).Chronic to suppression. Journal of Personality, 62,615-640
Wegner, D. M., Shortt, J.W., Blake, A. W., y Page, M. S. (1990). The suppression of exciting thoughts.
Journal of Personality and Social Psychology, 58, 409-418
Weimberg, R.S. (1994). Goal setting and performance in sport and exercise settings. A synthesis and
critique. Medicine and Science of Sport and Exercise, 26 (4) 469-477.
Wiemberg, R.S. (2002). Goal setting in sport and exercise. En: J.L. Van Raalte y B.W. Brewer
(Eds.), Exploring sport and exercise psychology. Washington D.C. American
Psychological Association pp25-48
Williams, J.M. y Leffingwell, T.R. (2002).Cognitive strategies in sport and exercise psychology . En.
J.L. Van Raalte y B.W. Brewer (Eds.), Exploring sport and exercise psychology. Washington
D.C. American Psychological Association. Pp.75-98
Woodman, T. y Hardy, L. (2001). Stress and anxiety. En: R.N. Singer, H.A. Hausenblass y C.M.
Janelle. (Eds.). Handbook of Sport Psychology. New York. Willey. pp. 290-318
Zaichowsosy , L.D. y Baltzell, A. (2001). Arousal and performance. En. R.N. Singer, H.A.
Hausenblas y C.M. Janelle. (Eds.). Handbook of Sport Psychology. New York. Willey. pp
319-339.
— 10 —
Ezquerro, M.

Más contenidos de este tema