Logo Studenta

A E Murphy - Broken 01 - Broken

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
 
2 
 
http://www.simplybooks.org/portal
 
3 
Créditos 
Moderadoras 
Agus901 y Fmaryd 
 
Traductoras 
 
Abby Galines 
Adejho 
Agus901 
Any Diaz 
Axcia 
Bluedelacour 
Boom 
 
Crys 
Jane 
Liv 
Magdys83 
Mica 
Molly Bloom 
Mona 
 
Nelly Vanessa 
Nelshia 
Niki26 
Noenatale 
sofia A. 
Valalele 
vivi 
Correctoras 
 
Nony_mo 
Dabria Rose 
Clau 
Osma 
Mayelie 
Sttefanye 
 
Recopilación y Revisión 
Sttefanye 
 
Diseño 
Móninik 
 
4 
Sinopsis 
 
Caleb es perfecto en todos los sentidos, casi demasiado perfecto, y Gwen 
nunca se ha sentido tan feliz. Ella es del él y él es de ella. La vida no puede ser 
mejor, y su amor no puede ser más fuerte. Eso es hasta que se cometen errores y su 
mundo se desmorona. Ella queda sola, sin dinero, sin hogar y con una persona 
invadiendo su vientre. ¿Cómo sobrevivirá ella? 
Forzada a dejar la escuela culinaria, el trabajo que necesita y el hogar que 
crearon juntos; Gwen encuentra un caballero en la situación más improbable. El 
hermano de Caleb; Nathan. Un hombre complejo con una fobia que ella no 
comprende, y manías que no son de este día ni edad, ¿podrá derretir su aparente 
congelado corazón y volverse su amiga? ¿O él la alejará por siempre y se revolcará 
en su soledad y auto aborrecimiento? 
 
 
5 
Capítulo 1 
 
Camino por la costa, mis pies hundiéndose en la arena suave con cada paso. 
Mirando sobre mi hombro, sonrío a cada huella que mis pies han dejado. Las 
huellas son algo increíble, incluso las que no puedes ver. Eso te hace preguntarte 
quién caminó por donde tú estás caminando. ¿Quién viajó por el mismo camino? 
¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿A quiénes amaron? ¿Aún están vivos? 
La vida es tan hermosa. 
Todo es bueno ahora. No. Todo es genial. Es pacífico. Estoy feliz. 
—¿Puedo caminar contigo? —pregunta una voz desconocida dos pasos detrás 
de mí. 
Miro al hombre. Mi corazón se detiene. 
Lo miro, su rostro, sus ojos que son de un marrón suave que no puedo 
nombrar. Una sombra de leche con chocolate. Me pierdo en ellos tan fácilmente, 
tan rápido, los sonidos a mi alrededor se atenúan y mi corazón parece estar 
latiendo en mi cabeza. 
Sonríe lenta y fácilmente, todo su rostro se ilumina con emoción. Tan guapo, 
tan hermoso. El modo en que la luz ilumina su largo cabello negro. No muy largo, 
pero lo suficiente para meterlo tras sus orejas. 
El sol atrapa cada curva y contorno de su pecho esculpido. Su cuerpo delgado 
como ninguno que hubiera visto antes. 
—Vaya —suelto y mi rostro se calienta. 
¿Por qué dije eso? 
No niego el hecho de que probablemente estoy roja como un tomate. 
Su sonrisa se ensancha, sus ojos se arrugan en las esquinas. 
—Soy Caleb. 
—Caleb —repito su nombre, sabe bien, se siente bien. Quiero decirlo otra 
vez—. Soy Gwen. 
—Es genial conocerte Gwen. —Su sonrisa no cae, no hasta que lleva mis 
nudillos a sus labios y coloca un suave beso en ellos. No puede tener más de veinte, 
aun así es un caballero. 
Nunca lavaré esta mano de nuevo. Una vez que la suelta, miro la arena bajo 
mis pies y meto mi cabello detrás de mi oreja con la misma mano. Luchando contra 
la urgencia de tocar el punto que acaba de besar suavemente. 
 
6 
—¿Puedo caminar contigo? —añade, su sonrisa fácil ahora contagiosa. Luce 
tan feliz y despreocupado. 
Nunca conocí a una persona que pareciera tan feliz. Rezuma de él en oleadas, 
tanta que casi puedo ver el resplandor saliendo de su cuerpo. 
—¿Vas a asesinarme? —¡Cállate! ¡Suenas como una idiota! 
—¿Si te respondo esa pregunta me creerás? Quiero decir, de cualquier modo 
no sabrás si estoy diciendo la verdad hasta que empiece el enfermo y retorcido 
proceso, el asesinato probablemente se esté cocinando en mi cabeza justo ahora. —
Da un paso más cerca, dos hoyuelos ahora apareciendo en sus mejillas cuando 
sonríe con la boca cerrada. 
—Buen punto. —Río, dándole una sonrisa. 
—Ahí está. —Él sonríe y me detiene con sus manos en mis brazos, el tacto de 
sus dedos y palmas cálidas contra mi piel fría envía estremecimientos a lugares que 
no sabía que existían. Me gira para enfrentarlo, bloqueando el sol con la parte 
trasera de su cabeza. Levanto la mirada, casi incapaz de verlo debido a la sombra 
entre nosotros. 
—¿Ahí está qué? —Aprieto los labios, intentando no sonreír. 
—El momento en el que robaste mi corazón —anuncia él, sus ojos brillando, 
sus manos permaneciendo en mis hombros. 
Quiero jadear, pero afortunadamente no lo hago. No estoy completamente 
segura de qué decir. 
—¿Ah? —Entonces claramente digo algo estúpido. 
—Lo sabía, en el momento que te vi caminando por la arena tenía que 
conocerte. —Se inclina más cerca, como si se preparara para contarme un secreto—. 
Entonces miraste sobre tu hombro y sonreíste. Le sonreíste a la nada. Supe que era 
tuyo. 
—¿Eres mío? 
Él ríe y me gira hacia adelante así podemos seguir caminando lado a lado. 
—Sí. Soy todo tuyo. Sé buena conmigo, no soy tan fuerte como parezco. 
Sé que está bromeando, solo molestándome. Evidentemente está loco. 
—Entonces, Gwen es el diminutivo de Guinevere, ¿eh? 
Asiento, mirándolo de reojo. 
—Caleb es solo Caleb, ¿verdad? 
La sonrisa permanece en su rostro, cómo desearía poder sonreír así de 
hermoso todo el tiempo. 
—Sí. 
—¿Y cuántos años tienes Gwenny? 
—¿Gwenny? —resoplo, arqueando una ceja. 
 
7 
—Bueno, te he dado mi corazón y me imagino que la próxima cosa que 
necesito es un apodo. ¿Cuál será el mío? 
Umm… 
—Umm… 
Hace un gesto con la mano. 
—Eso no importa. Son detalles que podemos arreglar en otro momento. 
Entonces… ¿tu edad? 
—¿Estás haciendo un perfil? ¿Asegurándote de que soy el blanco correcto para 
tu lista de víctimas? ¿Son mis ojos verdes o juventud chispeante? 
Echa la cabeza hacia atrás y ríe, es un sonido hermoso. 
—Sabes Gwenny… —Su brazo se desliza alrededor de mis hombros tan 
casualmente como si nos hubiésemos conocido por años—. Creo que le di mi 
corazón a la persona indicada. Qué glorioso día. —Empujándome más cerca de él, 
huelo el aroma a cocos persistente en su piel. Sin duda es el olor de su protector 
solar, pero al mismo tiempo es delicioso—. Tengo veinte. Recién cumplidos, hace 
dos semanas. 
—Tengo dieciocho, los cumplí hace siete meses. 
—Encajas perfectamente con el perfil —declara, su sonrisa ida—. ¿Hay algún 
lugar tranquilo donde podamos ir, así podré ejecutar mi loco plan de 
desmembrarte y arrojar tus restos al océano para que los tiburones lo coman? 
Deja de reír. Suenas como una niña. 
Pero no puedo evitarlo. 
—Después de hoy, nos encontraremos en este lugar… —Nos detiene otra vez y 
clava sus pies en la arena antes de levantar sus brazos y mostrarme el lugar—. A la 
misma hora mañana y mientras el sol se oculta voy a besarte. —Se inclina, bajando 
su cabeza así sus ojos atrapan los míos—. ¿Eso está bien contigo, Gwenny? 
—Uh-huh. —Asiento, un poco frenéticamente. 
—Bien, vamos. Helado. Yo invito. 
—No estás vestido —anuncio, señalando su pantalón azul oscuro con flores y 
la falta de camiseta. 
Parece contemplarlo por un momento, antes que sus ojos traviesos regresen a 
los míos. 
—Tienes los ojos más hermosos que he visto. 
Latido. Latido. Latido. Va mi corazón. 
—¿Q-qué tiene que ver eso contigo estando medio desnudo? —tartamudeo, 
intentando calmar mi yo acalorada. 
—Si estoy medio desnudo significa que tendré tus ojos en mí como lo están 
ahora, nunca me vestiré otra vez. 
 
8 
Se me escapa una risa, muevo mi cabeza a un lado, dejando que mi cabello sea 
una separación entre nosotros. Lo mete detrás de mi oreja, su sonrisa de regreso, 
su aroma todavía es fuerte y la calidez de su cuerpo está haciendo que mi yo 
virginal se caliente de formas que harían sonrojar a una monja. 
Me lleva a comer un helado, se sienta frente a mí y de vez en cuando me 
alimenta con el extremo de una oblea. Es lindo, él es lindo. La situación en tan 
irreal. Cada segundo que paso con él pierdo un pedazo de mi corazón y se pega al 
de él. 
Mi madre enloquecería si supieracuan fácilmente he salido con un hombre 
que apenas conozco, e incluso que acepté comida de él. No es algo seguro para 
hacer, pero por alguna razón confió en él. Incluso aunque probablemente no 
debería, lo hago. 
Es tan encantador y amistoso, sin mencionar lo completamente apuesto. 
Ridículamente apuesto. 
Nunca he sido de las que se ríen, pero él hace que me ría… mucho. 
Demasiado. Debo lucir como una idiota. 
Cada vez que obtiene de respuesta mi sonrisa, luce orgulloso de sí mismo. 
—Se está haciendo tarde, voy a llevarte a tu calle —declara, y tiende su mano 
para que la tome. Lo hago—. Y luego nos encontraremos en el mismo lugar 
mañana. Si no apareces, no hay resentimientos. 
Oh, me presentaré. Definitivamente me presentaré. 
—Está bien. Y si tú no apareces… 
Pone un dedo en mis labios. 
—No digas tonterías. Me presentaré. 
Esto calienta mi corazón a temperaturas peligrosas. 
Caminamos de la mano por el pavimento agrietado, deteniéndonos cinco 
minutos después en la esquina de mi calle. 
Su mano se desliza por mi brazo y ahueca mi nuca mientras lleva nuestros 
dedos entrelazados a presionarse contra su pecho. 
—Mañana. 
—Mañana. —Trago y tiemblo cuando sus labios tocan mi mejilla. Me suelta 
muy a pesar de mi decepción y camina hacia la playa. Lo veo sonreírme sobre su 
hombro, antes de darme la vuelta y correr hacia mi casa. 
—¡Mamá! —grito, mientras corro hacia la puerta, subo las escaleras y me 
arrojo en la cama. 
—¿Qué? —espeta y entra en mi habitación luciendo cansada e irritada—. ¿Qué 
pasa? 
—Conocí a un chico. —Sonriendo, cruzo mis piernas debajo de mí y aprieto 
una almohada contra mi pecho—. Mamá, es absolutamente hermoso. 
Rueda sus ojos. 
 
9 
—Bien por ti. No te embaraces. —Y azota la puerta de mi habitación detrás de 
ella. 
Nota. No despiertes a mamá para hablarle sobre chicos después que haya 
estado en un turno nocturno. Puede molestarla. 
Mi madre es algo perra, creo que me ama pero soy más que nada un 
inconveniente. Sé que me dio todo durante toda mi vida y sé que está orgullosa de 
mí por vivir la vida que siempre quiso pero nunca tuvo. 
Trabaja duro por ello. Quiero ir a la universidad cuando termine la 
preparatoria. Termino en el verano y he sido aceptada en algunas universidades 
cercanas. El problema es el dinero. Estoy consiguiendo préstamos estudiantiles, 
pero no quiero conseguir mucha cantidad y endeudarme. 
Por lo tanto, mi mamá y yo estamos trabajando nuestro culo para ahorrar 
para mi tiempo en la Universidad. No solo mis gastos de vida, sino también mis 
gastos en las clases. 
Así que como mi madre, duermo una hora, me ducho y me preparo para el 
trabajo. Esta noche trabajo en Chicago, es un club en la ciudad. Mañana estoy en la 
cafetería durante la mayor parte de la mañana y luego estaré en la playa con Caleb. 
Una noche ocupada y un día ocupado. Brillante. 
 
Estoy sentada en la arena disfrutando de la brisa cuando lo siento sentarse 
junto a mí. 
—Viniste. —¿Por qué escucho alivio y un matiz de sorpresa en su voz? 
—Claro que lo hice —le digo como si cualquier otra opción fuera detestable. 
Nos sentamos en silencio por un momento y observamos las olas golpear la 
costa. 
Su mano se cierra lentamente sobre la mía. 
—Te ves perdida en tus pensamientos. 
—Solo estoy cansada. —Y pruebo esto bostezando. 
—¿Te gustaría ir a casa? 
—No. —Honestamente no lo haría, quiero quedarme aquí para siempre—. 
¿Cuál es tu apellido? 
—¿Estás haciendo un perfil? —bromea, lo golpeo juguetonamente en el 
hombro—. ¡Oh Dios, tenemos a una abusadora! ¡Médico! Médico. 
 
10 
—Eres tan extraño. —Río y me pongo de pie. Él toma mi mano y se pone de 
pie, enfrentándome—. Entonces, de todos los lugares, ¿qué estás haciendo aquí? 
Puedo decir por tu acento que no eres de aquí. 
Se encoge de hombros. 
—Mi papá está abriendo una tienda cerca, me trajo a mí y a mi hermano 
mayor con él. 
—¿Estás en la universidad? 
Sonríe y asiente. 
—Sí. Oxford. 
Impresionante. 
—Bien hecho. —Empezamos a caminar por la costa—. ¿Qué estás estudiando? 
—Leyes. 
Muy impresionante. 
—Eso es bastante genial. ¿Cuándo regresarás? 
—Nunca. —Sonríe y toma mi mano en la suya—. Acabo de encontrar a la chica 
de mis sueños, ¿por qué regresaría? 
Río y ruedo mis ojos. 
—Ahora sé que solo quieres entrar en mis pantalones. 
—Nuh-uh —dice como un niño llorón—. Te prometo que ni siquiera lo 
intentaré. Ni una vez. No hasta que me lo ruegues. 
Genial, estoy riéndome otra vez. 
—En serio. ¿Cuándo te irás? 
—¿Te di mi corazón ayer y ya estás intentando deshacerte de mí? —Pone su 
mano en su pecho y se tambalea juguetonamente hacia atrás, como si le hubiera 
disparado. 
—Detente —lo regaño, pero solo estoy bromeando. Pasa su brazo alrededor de 
mi hombro y me guía—. Bien, no me lo digas. 
Su rostro está serio. 
—En serio, Gwenny. Nunca regresaré con ellos. 
 
Mis palmas están sudando, he estado esperando este momento todo el día. El 
sol finalmente se está ocultando, aunque no puedes verlo ocultarse aquí como 
puedes hacerlo en algunos océanos. El cielo solo se oscurece. 
 
11 
—Amo ver una verdadera puesta de sol, una que hace ver el cielo como si 
estuviera en llamas. 
—Un día voy a besarte frente a una verdadera puesta de sol, en una playa llena 
de arena blanca —promete. 
Inclino mi cabeza hacia atrás y río, mis preocupaciones momentáneamente 
olvidadas. 
—¿Ni siquiera me has besado en esta playa y ya estás planeando cielos en 
llamas y arena blanca? 
—Bueno, tenemos que corregir eso. —Sonríe y camina hacia atrás. Miro 
nuestras huellas mientras caminamos, desearía poder hacer un molde de ellas para 
mantenerlas para siempre, incluso si esto termina tan rápido como empezó, lo 
atesoraré por toda la eternidad. 
—Entonces, ¿qué haremos? —pregunto cuando nos detenemos en el lugar en 
que nos conocimos y miramos hacia el mar. 
Su sonrisa es malvada y descarada. 
—Pensé que te besaría. 
Me sonrojo. 
—Oh. Umm... 
—Eso, a menos que no quieras. 
—Quiero —digo abruptamente, mi rostro se calienta aún más—. Es solo que... 
no he besado a un chico desde que tenía doce años. 
Sus cejas rozan el nacimiento de su cabello. 
—Oh. 
—Y él era, bueno era malo en ello. O tal vez yo lo era. Solo sé que mi boca 
tenía un baño1 ese día y un baño es algo que mi boca no aprecia. —Oh mierda, 
estoy divagando—. Pero me gustaría darte un beso. Definitivamente. —Maldita 
sea—. ¿Es eso… malo? 
—No, es que... eres tan hermosa. No puedo ser el único hombre teniendo tus 
labios agobiando mis pensamientos. 
Me encojo de hombros. 
—Siempre he sido tranquila, supongo. Todo el mundo me echa un segundo 
vistazo. 
Coloca sus manos a cada lado de mi rostro y mira directamente a mis ojos. 
—Ahora eso me resulta imposible de creer. Tal vez simplemente no eran tan 
valientes como yo. 
—Me alegro de que no lo fueran —murmuro, su rostro iluminándose más. 
—Voy a besarte ahora —afirma y da un paso más cerca. 
 
1 Referencia al sexo oral. 
 
12 
—Bien. —Suspiro y levanto mi boca a la suya. Él se acerca el resto del camino. 
Nunca he sido teatral, pero puedo decir honestamente que el tiempo se ha 
detenido. Sus labios se mueven en los míos como si estuvieran hechos para esto y 
solo esto. Él se hace cargo, enseñándome, siendo paciente antes de deslizar su 
lengua en mi boca y acariciarla con la mía. Todo vibra, todo. 
Nunca creí en el amor a primera vista. Y si lo hice, nunca creí que me fuera a 
suceder. 
Pero me sucedió. Estoy tan segura de que sucedió que puedo sentirlo en mis 
huesos. 
He encontrado al hombre de los sueños de cada mujer y no voy a dejar que se 
vaya. 
 
Caleb muerde su labio inferior mientras nos dirigimos a mi casa, hemos 
estado saliendo durante dos semanas y es hora de que conozca a mi madre. Por 
supuesto que le he hablado de él, pero no demasiado. 
Las dos hemos estado demasiado ocupadas para tener una conversación 
adecuada y luego está el hecho de que he estado gastando todo mi tiempolibre con 
Caleb. Él es perfecto, tan malditamente perfecto. 
—¿Nervioso? —pregunto con una sonrisa, entrelazando mis dedos con los 
suyos. 
—Si ella me odia y te dice que me dejes, ¿lo harás? —Sus ojos marrones claros 
brillan con malicia pero también veo su nerviosismo oscureciendo la luz que brilla 
tan intensamente en él. 
—Nunca —prometo y es verdad. Mi madre no tiene motivos para odiarlo, pero 
si por alguna extraña razón lo hace, aun así no lo abandonaría por esa sola razón. 
Tengo dieciocho años, edad suficiente para tomar mis propias decisiones y 
Caleb es mi elección. 
—Vamos. —Le doy la mano y empujo la puerta de entrada de mi casa—. 
¿Mamá? 
—En la cocina —responde. Le doy a Caleb una sonrisa tranquilizadora y lo 
guío por la sala hasta la cocina—. Hola Caleb, soy Dawn, es un placer conocerte. 
Caleb sacude su mano y le da un movimiento de cabeza. 
—Igualmente, Dawn. 
Mi madre se sienta a la pequeña mesa de cuatro puestos y se mueve para que 
sigamos su ejemplo. Mis palmas están sudando, estoy tan nerviosa. Este es el 
 
13 
primer chico que he traído a casa. Sobre todo porque es el primer chico al que he 
tenido como novio. Tengo muy buen gusto, eso es muy claro. 
Mi mamá piensa lo mismo si su guiño en mi dirección es cualquier cosa 
cercano a ello. 
—Así que... ¿estudias leyes? 
—Sí, señora —dice Caleb, una sonrisa pequeña y nerviosa sale de los bordes de 
sus labios. 
—¿En Oxford? 
—Sí. 
—Entonces, ¿cómo esperas que esto funcione entre tú y Gwen? —Mi mamá 
tiene una expresión seria. 
Uh-oh. 
—Mamá —le advierto y le sonrío a Caleb. 
Él no se rompe, solo sonríe más ampliamente. 
—Me voy a mudar aquí. 
—¡Dios mío! ¿Cómo se sienten tus padres acerca de esto? —pregunta mi 
madre y me mira. 
¿Por qué me está mirando a mí? 
—Ellos lo odiarán pero yo tomo mis propias decisiones. —Da un pequeño 
encogimiento de hombros. 
Mi madre suspira y niega. 
—Supongo que es tu elección, pero tirar una educación brillante por una chica 
que has conocido un par de semanas es bastante ridículo. 
—¡Mamá! —jadeo. 
Caleb se encoge de hombros otra vez. 
—Sé lo que es mejor para mí y si eso es ridículo entonces supongo que soy 
culpable de los cargos. 
—Oh, eres muy encantador. —Los ojos de mi madre se estrechan. Vemos 
cómo se pone de pie y va hacia los cajones. ¿Qué está haciendo? ¿Qué es esa bolsa? 
Oh Dios mío, no. Lanza la bolsa sobre la mesa y unos cuantos paquetes de 
condones caen en la superficie plana—. No la dejes embarazada, quizás puedas 
estar dispuesto a renunciar a tu educación por ella, pero... 
Doblo mis brazos sobre la mesa y entierro mi rostro en ellos. 
—No te preocupes por eso Dawn. —Caleb mueves su mano—. Seguridad 
primero. Lo juro con mi corazón. 
Oh, él está disfrutando esto. 
—¡Caleb! 
 
14 
—Solo digo —afirma, tratando de reprimir su sonrisa pero fallando, ya que me 
ciega segundos después—. Me comprometo a hacer todo lo que esté a mi alcance 
para mantener a Gwenny en la escuela hasta que se gradúe. 
Esto le gusta a mi mamá, puedo decirlo por su aparente sonrisa. 
—Bien. —Exhala un largo suspiro antes de continuar—. Entonces, dime cuáles 
son tus planes. Espero que no pienses venir a vivir aquí... 
—Empecé a mirar apartamentos cerca de la universidad —dice y coloca su 
mano sobre la mía encima de la mesa—. Tengo un fondo fiduciario así que el dinero 
no es un problema. 
¿Un fondo fiduciario? 
—Está bien. —Mi mamá asiente, sus labios ligeramente haciendo pucheros 
mientras piensa en ello—. Bueno, eres un adulto, es tu vida, así que has lo que 
desees con ella. Sin embargo… —Me mira mordazmente—, no te lo tomes a mal, 
pero él es solo un chico. No te distraigas. 
—Bien. —Suspiro rodando mis ojos. No soy estúpida, me gusta mucho Caleb 
pero he querido ir a la universidad desde que era pequeña. No tenemos familia, los 
padres de mi madre la abandonaron cuando ella quedó embarazada de mí y no creo 
que sepa quién es mi papá. Supongo que soy el resultado de una aventura de una 
noche que salió mal y por mucho que me gustaría odiarla por eso, no lo hago y 
nunca lo haré. 
—Además, si quedas embarazada y él te deja, no esperes volver aquí. —Me 
mira mordazmente. 
Caleb frunce el ceño ante esto, pero permanece en silencio. Solo asiento. ¿Qué 
puedo decir a eso? 
—Así que… —Sonríe cálidamente ahora, con toda seriedad fuera—. ¿Pizza y 
película? 
—¡ Yay! —Sonrío. 
Caleb me mira. 
—¿Yay? ¿Quién dice yay? 
—Encontrarás que hay un montón de cosas que dice que nadie más dice. 
Buena suerte. 
Me burlo. 
—Mucha gente dice yay. 
—No la genta normal —murmura Caleb juguetonamente y toca mi barbilla—. 
Pero no me gusta lo normal, por lo que todo está bien. —Luego sonríe, lanza sus 
brazos al aire y en un tono alto vitorea—: Yay. 
—Tonto. 
 
 
 
15 
Estamos acurrucados en el sofá, mi madre sentada en la silla a la derecha, 
viendo alguna película de acción en la televisión cuando suena el teléfono de Caleb 
con un texto. Él lo abre con el ceño fruncido y por razones obvias esto me preocupa. 
Esta es la segunda vez que le he visto fruncir su ceño y las dos han sido hoy. 
No puedo dejar de leer por encima de su hombro. 
Nathan: No puedo creer que me hayas hecho esto a mí. Arruinas 
todo. He terminado. 
—¿Quién es Nathan? —pregunto en voz baja para que solo él pueda oír. 
Muerde su labio inferior por un momento y deja escapar un suspiro. 
—Mi hermano mayor —Lo miro meter su teléfono en el bolsillo sin responder. 
—¿Está todo bien? —Mi oreja está contra su pecho, así puedo oír su corazón 
latir más rápido de lo que estaba hace un segundo. 
—Sí, lo estará. —Me relajo un poco hasta que lo oigo agregar, más para sí 
mismo que para mí—. Lo superará. 
—¿Superar qué? 
—Nada. —Me da su sonrisa brillante y besa el puente de mi nariz—. Solo cosas 
de familia. 
—¿Tiene que ver con que te vas? 
—No, él no sabe sobre eso todavía. Ve la película, te estás perdiendo la mejor 
parte. 
Lo dejo, mi confianza en él es mayor que mi confianza en alguien más. Lo cual 
no es exactamente una hazaña, ya no tengo a nadie en mi vida en quién tenga 
confianza. Excepto mi madre, pero algunos días ni siquiera estoy segura de sí 
confío en ella. Sé que me dirá cuando esté listo y estoy segura de que lo que ha 
hecho no es tan malo. 
—Me tengo que ir. —Se estira mientras salen los créditos finales—. Mi papá 
me está esperando y tengo un par de cosas que debo resolver. 
—¿Te veré mañana? —pregunto, lo extraño ya, y ni siquiera se ha ido. 
—Sí, pero no hasta la tarde. —Se levanta y yo también. Se siente bien estirar 
mi cuerpo después de tanto tiempo acurrucado—. ¿Está bien? 
No. 
—Claro. —Miento. 
—Bien. ¿Me acompañas? —La expresión de su rostro me dice que no debo 
decir que no. Sobre todo porque la expresión de su rostro grita lujuria. No hay nada 
que me guste más que una sesión de besos con Caleb. 
—Obvio. —Me río y lo sigo a la puerta principal. 
Tan pronto como estoy fuera y la puerta se cierra a mi espalda, me presiona 
contra ella y la boca de Caleb está en la mía. Sus manos agarran mis caderas 
mientras presiona su frente contra mí. Mi cuerpo inmediatamente se enciende, las 
llamas de la pasión lamiendo mi piel y los nervios. En el momento en que su lengua 
 
16 
empuja a través de mis labios soy un desastre tembloroso, con las manos en su 
cabello y mi tanga tan mojada, me sorprende que no se haya disuelto. 
—Eres perfecta —susurra contra mi boca antes de descansar su frente contra 
la mía—. ¿Cómo puede una persona ser tan perfecta? 
—Tengo rollitos —digo abruptamente como una manera de demostrar el 
hecho de que estoy lejos de ser perfecta. 
Sus cálidas manos se deslizan bajo mi camiseta y se resbalan por la cinturilla 
de mis jeans. Agarra la piel desnuda encima de mis caderas y presiona su duro 
bulto en mi contra. 
—Cada centímetro de ti es la perfección. No puedo esperar para verlo todo por 
mí mismo. 
Guiña. 
—Lo digo en serio. —Parece serio. Su mano entrelaza la mía y se la lleva a su 
pecho—. Haces que mi corazón se acelerecon solo mirarme. 
—Y tú al mío —digo con voz entrecortada y beso su suave cuello. Recorriendo 
mi nariz a lo largo de su ligero rastrojo, deslizo mis manos en su cabello largo—. 
Incluso si esto no dura, voy a mantener el recuerdo de nosotros para siempre. 
Sonríe, sus dientes brillando en el resplandor de las luces de la calle. 
—Va a durar. 
—Eso espero. 
Su agarre en mis hombros se suelta mientras da un paso atrás. 
—Ya lo verás, nena. Lo hará. 
Mentalmente repito mis palabras. Eso espero. 
—Hasta mañana. —Besa mis labios fruncidos, una vez más, y va hacia atrás 
fuera de mi camino, sin darse la vuelta hasta que entro. Lo que hago rápidamente 
mientras me preocupo de que se vaya a caer. 
—Parece agradable —dice mamá y mi corazón es aún más feliz—. No quedes 
embarazada. 
Suspiro. 
—No lo haré, mamá. 
—Eso fue lo que dije —se queja y mi corazón definitivamente ya no es feliz. 
—Bueno, siento que mi nacimiento fuera un inconveniente para ti. —No lo 
digo enojada, mi voz es débil. Lo peor es que no me corrige, incluso mientras 
camino solemne y lentamente a mi dormitorio, esperando todo el tiempo que lo 
haga. 
 
 
 
17 
Tengo que trabajar hoy, no me importa el trabajo, me gusta estar ocupada y 
mi jefe Charlie es genial. Él es un hombre mayor, por lo menos sesenta y es 
divertido para hablar. 
Nos reímos mucho mientras hacemos y servimos bebidas para los clientes. La 
cafetería es pequeña, pero es realmente muy concurrida, como hoy que estoy 
corriendo y ni siquiera me doy cuenta cuando Caleb entra hasta que sus manos 
están en mis caderas y estoy gritando en estado de shock. 
—No hagas eso —me quejo, pero no puedo contener mi sonrisa. 
—La mejor sonrisa. Quiero que me sonrías cada vez que me saludes. —Me 
sostiene la cabeza y presiona sus labios contra los míos brevemente. 
Me sonrojo ante sus palabras y me pongo aún más colorada cuando mi jefe se 
aclara la garganta. 
—Ve a sentarte —le exijo, y empujo a Caleb hacia una mesa vacía—. ¿Qué 
quieres de beber? 
—Leche caliente con miel. 
Levanto una ceja. 
—¿Leche caliente con miel? 
Sus ojos se ensanchan un poco, casi a la defensiva. 
—¿Qué hay de malo con un latte? 
—Bueno, es... 
—Bebida de una niña —dice mi jefe con una risita. 
Caleb me frunce el ceño juguetonamente. 
—Es mi tradición familiar de los viernes. Todos los viernes nos sentamos 
juntos y vemos una película con leche caliente y miel. 
—Así que… ¿por qué estás aquí y no con ellos? 
Sonríe mostrando sus dientes blancos y perfectos. 
—Porque tengo una nueva familia ahora y ella tiene que aprender la tradición. 
Pum. Pum. Pum. Va mi corazón. 
—Por lo tanto, tómate diez minutos y bebe mi bebida femenina conmigo —
bromea y acaricia la silla a su lado—. ¿Por favoooooooor? 
—Ve. —Mi jefe sonríe y me empuja hacia mi silla—. Has tenido apenas un 
descanso. Siéntate. 
—Yay —vitorea Caleb y me tira en su regazo. 
—¿Yay? —pregunta Charlie, su rostro mostrando sorpresa. 
—Mucha gente dice yay —defiendo a mi novio. ¡Ja! Tengo novio. 
—Solo tú y él. —Charlie se ríe y le da a Caleb una mirada afilada—. ¡Vete 
mientras puedas! 
 
18 
Caleb pellizca mi cuello mientras observo a Charlie caminar hacia el 
mostrador. 
—¿Debo irme mientras pueda? 
Niego. 
—No. Creo que deberías quedarte. 
—Bueno, supongo que eso es bueno porque... —Deja que su voz se vaya 
desvaneciendo antes de apretar su agarre y anunciar—: Me inscribí. 
—¿Te inscribiste? —Maldita sea. Él se acaba de matricular. 
—Sí, y... —Baja su voz, una vez más—, estaba mirando un lugar, me mudo la 
próxima semana. 
Doble mierda. Del buen tipo. 
—Oh, Dios mío. —Me río—. Eso es... —Y luego vienen las lágrimas. 
—Oye —arrulla y tira de mí apretándome a él, su mano acariciando mi 
cabello—. ¿Qué pasa? 
—Pensé que ibas a dejarme. —Sorbo por la nariz y entierro mi rostro en su 
cuello—. En realidad, pensé que solo querías tener sexo conmigo. 
Me tira hacia atrás y limpia mis lágrimas ridículas con su pulgar. 
—Bueno. —Menea sus cejas dos veces—. Eso también. 
¿Cómo puedo reír mientras lloro? Eso es raro y no debería ser posible. 
—Tonto. 
—¿Está mal de mi parte estar emocionado por tomar tu inocencia y hacer que 
seas mía por completo? 
Mi aliento se engancha y mi estómago se calienta a la espera de la noche que 
muy probablemente llegará. 
—No creo. 
—Bueno. —Muerde el lóbulo de mi oreja—. Porque estoy muy, muy 
emocionado. —Puedo decirlo por el bulto debajo de mi culo, y lo tengo que decir, 
me hace sentir cosas que nunca he sentido, pero me gusta mucho este sentimiento. 
—Dos tazas de leche y miel —dice Charlie, sacándome de mi aturdimiento 
lujurioso. 
—Genial. —Caleb sonríe—. Gracias. 
—Sí —le digo, y tomo mi bebida caliente—. Oh, Dios mío, esto es increíble. 
—Lo sé, ¿verdad? —Caleb no me deja deslizar de su regazo, me mantiene allí y 
bebe de su taza. 
 
 
19 
Capítulo 2 
¡No puedo creer que en realidad él esté mudándose aquí! Nunca pensé que lo 
haría, pensé que era todo una provocación para entrar en mis pantalones. No es 
que nadie me pueda culpar por pensar de esa manera. Ahora siento culpa y mucha. 
Él solo me ha besado y tal vez nos frotamos en seco un par de veces. Nunca ni 
una vez trató de dormir realmente conmigo. Aunque para ser sincera, nunca hemos 
tenido la oportunidad. 
—¿Qué dirán tus padres? 
—Mis padres son idiotas. ─Esta es su respuesta y no estoy segura de cómo 
responder a ella. Me preocupa un poco. 
—Háblame de ellos. 
Parece pensar en ello por un momento antes de continuar. 
—Son ricos y piensan que tienen derecho. Nathan y yo nunca estuvimos 
autorizados a hacer nada malo al crecer. El más mínimo error y estaríamos 
castigados por semanas. A veces nuestro papá tomaba su cinturón contra nosotros. 
Nathan recibió la peor parte, tomó una gran cantidad de mierda por mí. 
—Eso es triste. 
Sus ojos parecen brillar por un momento. 
—Es lo que es. Ellos odian esto, pero dudo que se preocupen demasiado. 
—Ellos me culpan. 
Asiente. 
—No voy a mentir, probablemente lo hagan pero voy a mantenerte alejada de 
ellos. Son personas viles y nunca quiero eso en cualquier lugar cerca de ti. No debes 
ser contaminada por gente como ellos. 
—Son tus padres. 
—Y por esa razón, los amo muy, pero muy en el fondo. También por esa razón 
sé qué tipo de personas son, y son el tipo de persona que no deseas tener cerca. —
Abro mi boca para interrumpirlo pero me silencia con un dedo en los labios—. Son 
del tipo de gente del que no quiero que estés cerca. Déjame protegerte del mal tanto 
como pueda. ¿De acuerdo? 
¿Cómo puede alguien ser tan dulce y tan perfecto todo el tiempo? Le pregunto 
esto. 
Solo sonríe y responde: 
—No solía serlo. 
—¿Por qué? 
 
20 
—No más tiempo de historias, necesitas ir a trabajar y tengo que ir al banco y 
ordenar mis fondos. —Se para, conmigo todavía en su regazo, pero sus brazos me 
atrapan y me bajan a mis pies—. Te recogeré cuando termines. —Con otro ligero 
beso en los labios y uno en mi cuello, me deja a mí y a mi cálido y dolorido corazón 
atrás. 
Extasiada. 
No creo que jamás haya visto a un hombre más guapo de espalda. Parece una 
afirmación extraña, pero es una verdadera. Caleb es sexy, él lo sabe, aunque no es 
arrogante al respecto. Incluso desde atrás simplemente sabes que cuando se dé la 
vuelta, el frente se va a ver muy bien. Su espalda está en lo correcto al prometer 
esas cosas, excepto que Caleb es como nada que jamás podrías imaginar. Él es 
perfecto. Es hermoso en la forma en que un hombre puede ser hermoso. 
Solo puedo decir que va a ser uno de esos hombres que envejecen bien; su 
sonrisa fresca y encantadora durará al envejecer. 
Puedo imaginarlo a los sesenta años, sonriéndoles a las mujeres a medida que 
pasan. Lo más probable es que estaría volviéndome loca, pero al mismo tiempo, 
haciendo que me embelese porque es mío. 
 
 
Cuando el trabajo termina, Caleb me recoge. No está en un buen estado de 
ánimo, pero no está dirigido a mí. Actualmente estamos sentados en su auto fuera 
de mi casaporque está lloviendo, así que no podemos ir a nuestro lugar especial en 
la playa. 
Descansa la cabeza entre sus manos sobre el volante, la pierna rebotando 
arriba y abajo. Veo su labio inferior desaparecer bajo la fila superior de sus dientes 
mientras se preocupa. 
—Oye —le digo en voz baja, y coloco mi mano en su espalda—. ¿Qué pasa? 
—Mis padres me cortaron. 
—¿Q-qué? —¿Qué significa eso? 
—Vaciaron mi fondo fiduciario y dijeron que no lo puedo tener de nuevo hasta 
que me gradúe. 
Oh, mierda. 
—Eso no es tan malo. 
—Confía en mí. —Hace una mueca, girando la cabeza para que su sien esté 
sobre el volante y sus ojos estén sobre mí—. Lo es. Me gradúo dentro de dos años. 
¿Cómo diablos se enteraron que no iba a volver? 
—¿Han hecho esto para conseguir que vuelvas con ellos? ─Oh no, va a 
dejarme. 
—Sí. 
Pum. Pum.... Pum. Mi corazón acaba de dar un vuelco y no por algo bueno. 
 
21 
—Eso es... 
—Es una jodida mierda —grita, sobresaltándome cuando retrocede rápido y 
golpea el volante. 
—Oye —le digo en voz baja y paso mis dedos por su cabello—. Va a estar bien, 
ya lo verás. Solo regresa y haz lo que tienes que hacer. 
—No ─exclama, sus ojos en mí—. No puedo hacer eso. 
—Son tan solo dos años. 
—Para algunas personas. —Creo que dice, pero no puedo estar segura porque 
fue tan fuerte como su aliento. Lo cual no es ruidoso en absoluto. Suspira y agarra 
su cabello con las dos manos—. No importa. Tengo alrededor de diez mil dólares en 
mi otra cuenta, no pueden tocar eso. Oxford seguramente va a transferir el dinero 
del curso, así que no tendré que preocuparme por eso. Conseguiré un trabajo aquí. 
Por lo menos mi depósito está dado en nuestro lugar. Y los primeros meses. Eso me 
dará tiempo suficiente para conseguir un trabajo. 
No puedo creer lo que oyen mis oídos, mi corazón da un vuelco por una buena 
razón esta vez. 
─¿Todavía te estás mudando? 
—Joder, sí —dice sonriendo y lleva mi mano a sus labios—. Será genial. 
¿Quién necesita el dinero? 
Mis labios se contraen. 
—¿Todo el mundo? 
—Dato correcto —comenta y se inclina para besarme—. Vamos a olvidarnos de 
ellos por ahora. Vamos a olvidarnos de todo. ¿Qué tal si vamos por un largo paseo, 
nos detenemos en algún lugar y dejas que te bese hasta que nuestros labios duelan? 
—De acuerdo —suspiro, y en cuestión de segundos el auto está encendido y 
estamos conduciendo a un lugar desconocido. Odio tener que preguntar, pero lo 
hago de todos modos—. ¿Cómo se enteraron? No le he dicho a nadie, pero mi... 
—Ella no lo haría, ni siquiera sabe quiénes son mis padres. —Sus ojos se abren 
de repente—. Ese bastardo. Ese completo jodido bastardo. 
—¿Qué? 
—Mi hermano. —Maneja con brusquedad la palanca de cambios. Quiero decir, 
¿qué te hizo la palanca de cambios? 
Pero no creo que sea apropiado. 
—¡Maldita sea! ¡Voy a jodidamente matarlo! —Hace una pausa, sonríe un 
poco—. No, voy a tirarle huevos. 
¿Huevos? 
—¿Huevos? 
—Sí. 
—¿Por qué huevos? 
 
22 
—Mi hermano... —A medida que doblamos en una callejuela arbolada hay un 
estallido seguido por un silbido y poco a poco el auto comienza a tambalearse—. 
¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! —grita Caleb y sale del auto. 
Lo sigo y veo cómo patea el neumático ahora plano, una y otra vez. 
─Este no es mi puto día. ¡Joder! 
—Caleb. ─Me apresuro a él y agarro su brazo—. Cálmate, es solo un 
neumático. Pondremos el repuesto. 
Muerde su labio inferior y me mira disculpándose. 
—Joder. No tienes un repuesto. —Esto no es una pregunta, la expresión de su 
rostro ya me lo ha dicho. 
—Genial. 
Me apoyo contra el capó golpeado por la lluvia y lo veo caminar de ida y vuelta 
frente al auto. Murmura para sí durante un tiempo, ve el neumático, se gira de 
nuevo para seguir maldiciendo y murmurando, antes de finalmente venir hacia mí, 
agarrándome por la parte de atrás de mi cuello y estrellando sus labios sobre los 
míos. 
La fuerza de ello me hace chillar de sorpresa, pero no lastima. Ni siquiera un 
poco. Su lengua se hunde en mi boca. Me devora, no deja ninguna parte de mi boca 
sin tocar. Hago lo mismo. 
Esto se siente increíble, se siente genial; se siente primitivo y posesivo y 
parece ser su forma de aliviar mucho estrés en este momento. 
Sus manos agarran mi chaqueta y la saca de mis hombros, tiemblo mientras 
las gotas frías de agua golpean contra la piel desnuda de mis brazos y sin separar su 
boca de la mía, lanza su chaqueta a través de la puerta abierta hacia el asiento. Nos 
separamos por un momento mientras tira mi chaleco por encima de mi cabeza y lo 
arroja dentro también, pero su boca está de vuelta en la mía cuando trastabilla para 
tirar de la puerta de atrás abierta y poco a poco me deposita en el asiento trasero. 
La lluvia ya no sirve de ayuda para refrescar mi piel caliente y mi excitación parece 
multiplicarse en segundos. 
Estoy en sujetador y jeans en frente de un chico. Ahh. 
Pero se siente tan bien que no quiero parar. 
Un estremecimiento hace erupción a través de mi cuerpo mientras trabaja en 
el botón de mis jeans, soltándolo abierto con una mano antes de bajarlos por mis 
piernas y tirarlos a un lado. Su sonido golpeando el volante es lo último que oigo, 
mientras su boca está por encima de mi braga. 
—Oh Dios —digo, avergonzada de que esté allí y con ganas de alejarlo, al 
mismo tiempo que estoy encantada de que esté allí y con ganas de tirar de él más 
cerca. La sensación es extraña pero hermosa. 
Voy a explotar, puedo sentirlo. 
 
23 
Su aliento parece rebotar de mi montículo y curvarse alrededor de la unión de 
mis muslos haciendo que mis piernas tiemblen y se sacudan haciéndome gritar de 
una manera en que debería sentirme avergonzada, pero no lo hago. 
—Caleb —jadeo, observándolo mientras engancha sus dedos en mi braga y la 
tira a un lado—. No... No eso... ah. Oh, Dios. —Mi cabeza cae atrás, golpeando el 
botón de la ventana haciéndola descender con un zumbido y un chillido. ¿A quién 
le importa? Esto es increíble. 
Su lengua cálida y húmeda traza mis labios antes de sumergirse dentro y 
agitar mi clítoris. Me preocupa que me vaya a penetrar con el dedo, me alegro de 
que ni siquiera sepa que mi núcleo esté ansiando llenarse más de lo que ha sido 
nunca. 
—Te deseo tan mal —dice, mientras salpica besos sobre la parte superior de 
mi montículo—. Pero no voy a tomarte aquí. —Remonta a lo que hacía antes. Esta 
vez su lengua haciendo círculos más y más abajo, su boca chupando todos los 
lugares adecuados, con las manos agarrando mis muslos para mantenerlos en su 
lugar—. Quiero perderme en ti. 
—Está bien —respondo en un susurro de pasión. 
Los hormigueos todavía siguen cuando él se levanta y tira abajo su jean. Dudo 
y me tenso cuando veo que no está usando ropa interior y su pene erecto parece 
salirse de sus confines de mezclilla luciendo enojado, hinchado y rojo. Mis ojos se 
abren. ¿Va a tomarme con eso? Porque estoy segura de que no va a caber. No solo 
eso, pero... quiero decir... ¿qué estaba diciendo? 
—Tócate —ordena en voz baja, sus ojos nublados fijos en mí. 
—¿Qué? 
Agarra su polla dura y acaricia lentamente hacia arriba y hacia abajo. 
—Tócate —repite y su mano libre descansa sobre mi núcleo, su pulgar empieza 
a hacer círculos lentamente sobre mi clítoris. Eso se siente bien. Realmente bien—. 
En realidad no. Esto es mucho mejor. —Inclinándose hacia adelante, siento la 
cabeza palpitante de su eje contra mi entrada y chillo ante la sensación de este. Él 
ve el pánico en mis ojos y me besa suavemente—. No voy a ponerlo en tu interior, 
solo voy a hacer esto. —La cabeza se encuentra con mi clítoris y comienza dando 
vueltas—. Quiero hacer que te vengas así. Quiero hacerte gritar usando solo esto. 
Tiemblo. 
Sus manos todavía frotan su longitud de arriba abajo, girando suavemente 
cuando su palma llega a la cabeza. Quiero hacerlo, pero sé que él quiere el control 
ahora, así que lo dejo. Confío en que no me hará daño. 
—Eres tan hermosa —murmura mientras su nariz empuja la copa de mi 
sujetador fuera del camino y su bocaenvuelve mis puntiagudos y duros pezones—. 
Junta tus piernas. 
—¿Eh? 
—Piernas juntas... Por favor, nena. —Se desplaza, por lo que puedo manejar 
esto y sube por mi torso un poco. Su mano se va a la parte de atrás de mi cuello y 
 
24 
siento que mi cara se mueve hacia arriba, solo deteniéndose cuando su pene está un 
centímetro de mis labios—. Necesito que me mojes. 
—¿Q-qué? —¿En mi boca? Ewww. 
—Abre —dice sonriendo, con la espalda doblada torpemente debido a la falta 
de espacio entre yo y el techo—. Por favor. 
Mi boca se abre poco a poco, no tengo ni idea de lo que estoy haciendo. 
Me le quedo mirando cuando golpea ligeramente el extremo de mis labios un 
par de veces antes de pasarlo alrededor como haría con un tubo de lápiz labial. Solo 
sonríe más ampliamente, su mano que está agarrando mi cuello me empieza a 
acariciar con suavidad, con dulzura. 
—¿Lista? 
Asiento y abro mi boca, encogiéndome cuando desliza la punta en mi lengua y 
deja escapar un largo y fuerte gemido. Esto no es tan malo en realidad. 
—Cierra los labios alrededor de la cabeza. Sin dientes. —Hago lo que me dice y 
mi lengua agita la punta sin pedirme que lo haga. Él tiembla y maldice—. Haz eso 
de nuevo. —Está bien, entonces—. Ah. Una vez más. Sigue haciendo eso. —Mi 
lengua se arremolina y se agita antes de que él se deslice más y más profundo. 
Antes de darme cuenta, tenemos un ritmo. Él empuja lentamente, dentro y fuera, 
dentro y fuera, la punta sin dejar mi boca—. Chupa. —Está casi en la parte posterior 
de mi lengua, ¿es posible chupar?—. Chupa muy duro, como si estuvieras bebiendo 
una Krushem y el chocolate está atascado en la pajilla. 
Chupo tan duro como me es posible, hasta que mis mejillas se ahuecan y 
empiezan a doler. Él se sale lentamente, su rostro arrugado y retorcido de éxtasis, 
sus labios abiertos un centímetro. Los gemidos que libera realmente me encienden. 
Nunca he estado tan excitada antes y estoy sorprendida de que es por hacer algo 
que siempre dije que nunca haría. 
Él es ya sea muy persuasivo o yo soy muy débil de mente. 
—Brillante. De nuevo —jadea y empuja hasta la parte posterior de mi 
garganta, casi haciéndome tener arcadas pero no del todo. 
Me duele la mandíbula. 
De repente se ha ido, dejando en mi boca una sensación de vacío. Situándose 
para que su torso se presione contra el mío, lo siento deslizar su longitud entre mis 
muslos cerrados y jadeo cuando la superficie lisa del mismo se frota contra mi 
clítoris. Los jugos de mi núcleo se filtran, cubriéndolo mientras empuja lentamente 
entre mis muslos fuertemente cerrados. 
Mis dedos se enredan en su cabello y soy feliz cuando me besa. Me ofendería 
si no lo hacía. 
Se está frotando en todos los lugares correctos, nunca he sentido nada igual. 
Nuestras respiraciones se mezclan cuando empujo mis caderas al mismo tiempo 
que él, asegurándome de que se frota exactamente donde quiero que lo haga. 
Los hormigueos comienzan al final de mi clítoris pero pronto se extienden 
hacia arriba y continúan hacia arriba hasta que siento que mis pezones se 
 
25 
endurecen aún más. Ellos se mueven lentamente y se extienden por mis costados, a 
mis muslos, quemándome de la manera más agradable. 
Aspiro fuertemente cuando acelera, su frente contra la mía. 
Hace instantes me preocupaba que un auto pasara cerca, ahora no me 
importa en absoluto. 
He pasado de virgen, a una puta virgen exhibicionista en una hora. 
—Me voy a venir —anuncia en un gemido ahogado, los músculos de sus brazos 
se abultan cuando empuja más y más rápido. El sonido de él deslizándose entre mis 
muslos empapado de mis fluidos es tan erótico. El sonido de sus gemidos hace que 
la llama dentro de mí sea mucho peor—. Estoy cerca. 
Mi estómago se tensa, no puedo respirar, no puedo hablar, no puedo gritar. 
Mi cabeza parece a punto de estallar mientras mis párpados cerrados revolotean 
por su propia voluntad. No puedo controlarlo, mi cuerpo ya no es mío. Mi alma 
parece expandirse y envolverse alrededor de la suya, ya que ambos palpitamos 
juntos, nos movemos juntos, alcanzamos el orgasmo juntos. 
Los hormigueos se retiran lentamente y mi visión borrosa se centra cuando 
sus embestidas se reducen a un fuerte tirón ocasional de su cuerpo. 
Mi cuerpo se hunde más en el asiento mientras se derrumba encima de mí, 
respirando con dificultad. 
—Increíble. 
—Sí —concuerdo, tratando de regular mi respiración, tomando algunas 
grandes bocanadas de aire—. ¿Podemos hacer eso otra vez? 
Se ríe y asiente contra mi cuello. 
—Sí, pero no aquí. Hemos tenido suerte esta vez. 
O eso es lo que pensamos, cuando oímos un motor de auto conduciendo en 
nuestra dirección. El auto emite un pitido tres veces y alguien grita “¡CONSIGAN 
UNA HABITACIÓN!” antes de conducir lejos. Durante todo el tiempo mis mejillas 
se ponen más y más caliente y Caleb me cubre con su cuerpo tan fuerte que casi me 
absorbe. Estoy mortificada. 
—Quédate aquí —susurra y besa mis labios. 
Apresuradamente traigo mis rodillas a mi pecho, cubriendo mi desnudez y 
miro el cielo grisáceo a través de la ventana. 
Caleb se pone rápidamente su ropa, dejando su camisa. Me asusto cuando 
limpia el lío entre mis muslos, pero pronto se convierte en risa cuando veo la 
mancha húmeda en medio de los asientos. Él arruga la nariz juguetonamente y 
muerde mis labios antes de ayudarme a tirar de mi ropa. 
—Vamos —instruye y me guía al asiento del pasajero—. Voy a llamar para 
pedir ayuda. 
Ah, claro, el neumático desinflado. Me olvidé por completo de eso. No es que 
alguien me pueda culpar. 
 
 
26 
 
—¿Es la primera vez que has tenido un orgasmo? —me pregunta mientras el 
cielo se oscurece. 
Todavía estamos sentados en el auto, esperando a que arreglen el neumático. 
La compañía que llamó dijo que llegarían en una hora, han pasado solamente 
treinta minutos. 
Su pregunta me sorprende y me ahogo un poco con el aire. 
—Umm... no. Obviamente he... ¿ya sabes? 
Su sonrisa se ensancha a una de chulería y entusiasmo. 
—Dime. 
—Todo el mundo se masturba —murmuro con nerviosismo metiendo mi 
cabello detrás de mi oreja. 
—No me jodas, eres tan linda. 
—Lo siento. 
—Oye. —Coloca su dedo bajo mi barbilla y encuentra mis ojos con los suyos. 
La forma en que me mira directamente con tanta suavidad me hace sentir como si 
estuviera acariciando mi alma. Las partes que nunca he sentido antes quieren 
separarse y envolverse alrededor de él, mantenerlo encerrado conmigo para 
siempre—. No vuelvas a pedirme disculpas. Eres preciosa. 
—¿Preciosa? —Me sonrojo. 
—Perfecta. —Se inclina hacia adelante y besa la esquina de mi boca—. Linda y 
sexy y tan condenadamente bonita. Solo quiero comerte. 
—Acabas de hacerlo —digo abruptamente sin pensar y bajo mi cabeza con 
vergüenza. 
Echa la cabeza hacia atrás y ríe, sus brazos rodeando mi cuello y tirando de mí 
sobre la consola. Besando mi cabeza, me lleva hacia atrás y hace contacto visual 
una vez más. 
—¿Te he dicho que estoy jodidamente extático por haberte dado mi corazón 
en la playa ese día? 
—Es posible que lo hayas mencionado. 
—Bueno, porque es verdad. 
—Te creo —admito porque le creo, tal vez es mi mente joven y tal vez sus 
dulces palabras que de hecho me han engañado, pero no puedo evitarlo y no me 
importa. Este es el tipo de cosa que encontrarás en un cuento de hadas. No en la 
vida real. 
Entiendo que la fase de citas es la mejor pero algo me dice que esto es real y 
que va a durar. 
Quizá soy ingenua, no me importa. Solo tengo la suerte de sentirme así. Tengo 
la suerte de tener a Caleb aunque sea por unos minutos, y mucho menos por el 
tiempo que ya lo he hecho. 
 
27 
Capítulo 3 
 
—Tienes pintura en la nariz. —Sonríe Caleb. 
—¿Qué? —Froto mi nariz en mi manga—. ¿Dónde? 
—Aquí. —Su pulgar frota a través del puente entre mis ojos haciéndolos 
cruzarse para ver su pulgar—. Listo. 
Doy un paso atrás y admiro mi trabajo, he pintado su dormitorio en tres 
diferentes tonos pastel, verde, azul y lila. Suena raro, pero se ve increíble. Caleby 
mi madre tuvieron arcadas ante la idea, pero ahora que ya está hecho estoy segura 
de que les va a encantar. Cada color se funde con el siguiente. Es brillante, es 
espacioso y es perfecto. 
—Me encanta. —Me guiña impresionado, admirándolo conmigo. Quiero sacar 
mi lengua y cantar como un niño: te lo dije, te lo dije. 
—¿Cómo están los estantes? —Él ha estado abajo por un tiempo tratando de 
montar una estantería. 
Baja su cabeza avergonzado. 
—No muy bien en realidad. 
Me río y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. 
—Está bien. Lo haremos juntos en un minuto. Ve a poner la tetera, tengo que 
terminar aquí. 
Caleb es extremadamente talentoso con todo lo académico, pero es totalmente 
inútil cuando se trata de la construcción, el patinaje e incluso andar en bicicleta. 
Fútbol también. Prácticamente todo lo que implica cualquier tipo de coordinación 
con su cuerpo o el uso de las manos. Sin incluir cuando sus manos se deslizan entre 
mis piernas, ellas saben realmente cómo trabajar la magia en esa área. 
Es una de las cosas que me gusta de él. 
Además, no es el mejor bailarín del mundo, no al menos que esté bailando 
conmigo y entonces es como si estuviésemos haciendo el amor en la pista de baile. 
Coloco las bandejas de pintura y los rodillos en el baño y me pongo a 
limpiarlos. Una vez que lo están, me dirijo abajo y río cuando veo el estado de la 
habitación. Hay tablas de madera por todo el lugar. Ninguna de ellas organizada, 
ninguna de ellas etiquetada. 
—No tienes remedio —resoplo y chillo cuando él empieza a hacerme 
cosquillas en mis costillas. 
 
28 
Ha pasado una semana desde que el neumático del auto se dañó y todavía no 
puedo creer que él se esté quedando. En realidad, estoy de pie en su nueva casa, 
cubierta de pintura con el corazón martilleando a mil por hora. Me siento en la 
cima del mundo. 
Tenemos un lugar para jugar, y por jugar quiero decir a hacerlo 
correctamente. Y por hacerlo correctamente quiero decir a tener relaciones 
sexuales. 
Caleb no es virgen, él perdió su inocencia cuando tenía solo catorce años de 
edad. Aparentemente fue incómodo, torpe y desordenado. 
También llegó en unos tres segundos. 
Él sabe lo que está haciendo, y me ha prometido que cuando llegue el 
momento va a tomar las cosas con calma y que será lo menos doloroso y lo más 
bello posible. 
Solo estar con él será hermoso. 
Incluso si estoy aterrorizada. 
Parece una tontería tener miedo a la realidad cuando hemos hecho casi todo 
lo demás en la última semana. Todos los días me ha llevado al clímax, ya sea con la 
mano, la boca, el pene, y en un momento con su muslo. Todas fueron increíbles, 
todas fueron alucinantes y todas me dejaron saciada y cansada. 
—Te ves perdida en tus pensamientos —dice en voz baja y golpea mi oreja. 
Me encojo riéndome y empiezo a poner la madera en el orden correcto. 
—No oigo el agua hirviendo. 
—Sí señorita Mandona. 
—Todavía no está hirviendo. —Me río, marcando cada tablón. 
—Ni siquiera he salido de la habitación, aún estoy demasiado ocupado 
admirando esto. —Atiza mi culo con el dedo meñique. Lo amenazo con una tabla, él 
pronto desaparece. 
Después de que están los estantes, que eran mucho más fáciles de lo que 
Caleb los hizo parecer, nos duchamos juntos. Esta es una experiencia extraña para 
mí, nunca he estado totalmente desnuda así con él. Siempre hemos estado en su 
auto o en mi casa. 
Soy una adolescente virgen, así que cuando hicimos cosas en casa, a pesar de 
que mi madre estaba en el trabajo, estaba aterrorizada de su regreso temprano y 
ser atrapada. Caleb nunca logró hacer algo más que tenerme rozando su muslo, que 
era increíble aunque un poco embarazoso. Me sentía como un perro follando la 
pierna de alguien, pero no importaba cómo de mortificada me sentía por mis 
acciones, no pude detenerme. Se sentía demasiado bien, he perdido todo el sentido 
de la razón y el orgullo. 
Caleb dijo que era la cosa más caliente que jamás había presenciado, tener 
una mujer normalmente tímida y serena por la cual él está gravemente atraído, 
perder todas sus inhibiciones durante unos maravillosos minutos a causa de él. 
 
29 
Las cosas están por desgracia bastante mal con sus padres. Todavía no los he 
conocido, pero los he oído gritarle por teléfono. La última vez él les colgó, pero yo 
podía ver el dolor en sus ojos. No sé lo que dijeron para hacerlo tan miserable pero 
me tomó un tiempo para que saliese de ello. 
Y una mamada. De hecho, he descubierto que disfruto dando mamadas. O tal 
vez es solo la forma en que Caleb responde que desencadena mi disfrute. 
Sus padres han regresado a casa y hasta donde sé, su hermano también. 
Espero que lo dejen en paz ahora. Por supuesto que estoy a favor de tener a su 
familia alrededor, pero no quiero verlo miserable de nuevo. Me rompe el corazón. 
Mi madre está siendo un poco ausente conmigo también. Tuve que trabajar en 
el club Chicago anoche y cuando llegué a casa me tropecé con un zapato (que era de 
mi madre) y eso la despertó. Estaba bastante molesta. La noche no fue totalmente 
mala sin embargo, expresé buenas palabras sobre Caleb y que comienza el próximo 
fin de semana, sobre lo que ambos estamos contentos. 
Él tiene un trabajo y puedo presumir de él delante de todos. 
Tal cual, en este momento estoy fuera de la ducha y vistiéndome y Caleb está 
tumbado en el colchón, completamente desnudo salvo por su apretado bóxer negro, 
que hace que el sol bese su piel pareciendo brillar en contraste. Solo su colchón 
porque no tiene armazón de la cama todavía. Él no tiene mucho, sin embargo, las 
cosas que tiene son unas pocas que recogió durante toda la semana y que guardó en 
la mía, listas para mudarse a su nuevo lugar. 
—¿Puedo preguntarte algo? —Me sacude de mis pensamientos. Ruedo los ojos 
cuando se ajusta su bulto. 
—No. 
—Ni siquiera sabes lo que voy a preguntar. —Pretende verse ofendido 
mientras su mano frota lentamente su creciente bulto. 
—Estoy ocupada. —Me río y trato de quitarlo fuera del camino cuando salta de 
la cama y se lanza hacia mí. No llego muy lejos, pero tampoco quiero alejarme, él es 
demasiado delicioso para evitar y su piel es tan cálida—. ¿Qué? 
—Múdate conmigo. 
Me ahogo. Balbuceo. 
Me da una palmadita en la espalda mientras se ríe. 
—Lo digo en serio. Quiero que vivas conmigo. 
—¿C-cuándo? 
—Hoy. 
¡Maldita sea, él va en serio! 
—Yo... pero tengo que... 
Su dedo descansa sobre mis labios, silenciándome efectivamente, sus ojos 
buscando los míos, una sonrisa hermosa en su lugar. 
—¿Por favor? 
 
30 
—Es que... no sé qué decir. 
—Di que sí. 
—Está bien. —Abrupta e interiormente maldigo. 
—¿En serio? —Su sonrisa se ensancha aún más mientras me gira en sus 
brazos y presiona mi espalda contra la pared—. ¿En serio? 
Asiento rápidamente. 
—Sí. No veo por qué no. 
—Jodidamente brillante. —Sonríe y rodea su cadera con mis muslos. Sus 
labios se estampan sobre los míos, no los rechazo tampoco. Estaría loca si lo 
hiciera—. Me preocupaba que dijeras que no. —Yo también, pero ya que él ha 
dejado su ciudad natal y a su familia, y que me ha elegido a través de una cantidad 
desconocida de dinero, no hay manera de que pueda decir no. Además de que no es 
como si no tuviera un trabajo y no pudiera darme el lujo de vivir aquí. El dinero 
estará justo pero valdrá la pena—. ¿En serio? ¿No vas a echarte para atrás? 
—No puedo esperar —admito con entusiasmo y chupo su labio inferior 
haciéndolo gemir—. Gracias. 
—Vamos a celebrar —susurra, sus ojos parpadean—. Tengo hambre. 
—¿Quieres ir a comer? 
Sus ojos se estrechan con picardía. 
—Estaba pensando en algo más dulce, algo al sur. 
Sur. Oh. 
Mi boca se forma, él se ríe un poco y me lanza sobre su colchón. 
—Ponte cómoda y relájate bebé. 
—Está bien. —Respiro y le permito deslizar mi pantalón lejos, incluso lo ayudo 
levantando mis caderas un poco. 
Brillante. 
 
Mis piernas todavía son gelatina y ya han pasado dos horas desde que llegué 
al clímax en su rostro. Espero que mi madreno se dé cuenta. 
Ella está sentada en la sala de estar fumando un cigarrillo y viendo algún 
programa de bienes raíces en la televisión cuando nosotros entramos. Hago una 
pausa y me siento en el sofá con Caleb a mi lado. 
—Oh querida —dice notando mi necesidad de hablar. Él descansa los codos 
sobre sus rodillas mientras nos mira a las dos—. Continua. Escúpelo. 
 
31 
Bueno. 
―Me voy a mudar. 
—No —dice con un movimiento firme de la cabeza—. No puedes permitirte el 
lujo de distraerte. 
—Mamá —siseo y aprieto la mano de Caleb—. Tengo dieciocho años, he 
terminado el colegio, ahora todo lo que queda es la universidad y te prometo que 
no voy a meter la pata. Esto significa mucho para mí. Lo sabes. 
Ella niega. 
—No está sucediendo. 
—Mamá —le advierto, preguntándome por qué está siendo tan difícil. 
—Vamos, Dawn. —Caleb pone mala cara, los ojos muy abiertos como los de un 
cachorro—. Piensa en ello, no estamos lejos y obtendrás privacidad y una boca 
menos que alimentar. 
—No creo que ustedes dos se den cuenta de lo serio que es esto. Con sus clases 
universitarias y gastos. 
—Confía en mí Dawn, sí sé lo serio que es esto. Nunca he estado más serio en 
mi vida. —Lo puedo decir por la expresión severa en su rostro. Mi respiración se 
atrapa en la intensidad de sus ojos—. La quiero conmigo, todo el tiempo. Prometo 
que no dejaré que falle, y te enviaré sus calificaciones cada mes. Si bajan hasta el 
punto en que te preocupa, voy a traerla de vuelta aquí yo mismo. —Me mira 
disculpándose antes de volver a mi madre—. ¿Por favor? 
Ella muerde su labio inferior pareciendo contemplar esto por un momento. 
—Con una condición. 
—¿Cuál? —pregunto, mi emoción creciente, mi corazón agitado. 
—Que consigas la inyección o implante o algo —exige ella, dándome una 
mirada mordaz. 
Asiento con impaciencia. 
—Tomaré la píldora. —Caleb eleva una ceja, mi rostro calentándose en la 
torpeza de esta conversación—. ¿Qué? 
—Nada. —Su rostro se convierte en una máscara de descaro y de repente sé 
dónde está conduciendo su rastro de pensamientos. Él sabe que estoy dispuesta a 
perder mi virginidad. No es algo sobre lo que hemos hablado mucho, pero si estoy 
diciendo que iré al control de la natalidad no es una gran luz verde, entonces no sé 
qué es. Si no hubiera estado lista le habría dicho a mi madre que todavía soy virgen. 
O tal vez no. No sé. Es una conversación incómoda, no importa con quién sea—. La 
llevaré al médico a primera hora de la mañana. 
—Está bien. —Mi mamá cede y coloca sus palmas de las manos sobre las 
rodillas, frotando un poco—. Creo que está bien que te mudes con él. 
—Yay. —Caleb y yo decimos juntos. Él ríe, yo frunzo mi nariz juguetonamente, 
mi madre rueda los ojos. 
 
32 
—Bueno, eres un partido hecho en el cielo, te voy a dar eso —añade ella en 
tono de broma y se levanta—. ¿Te quedas para el almuerzo o tienes cosas que 
hacer? 
—Voy a hacer las maletas. 
—Voy a ayudar. —Caleb sonríe y me persigue por las escaleras a mi 
habitación—. Está bien, toma esa sección. —Señala toda la habitación—. Y yo me 
quedo con esta. —Él abre el primer cajón de mi cómoda y saca un par de bragas de 
encaje francés de color rosa. 
Arrebatándolas de su mano, le entrego una maleta y coloco el encaje dentro. 
—Deja de ser un pervertido. 
—Sí, señora —dice sonriendo sobre su hombro, mientras empiezo a poner 
todo lo que quiero llevar sobre la cama. Por el rabillo de mi ojo lo veo recogiendo 
mi ropa interior con menos velocidad de lo necesario y, lentamente colocándolas en 
la maleta. 
Agarro una pelota de tenis del estante al lado de mi cama y la lanzo a su 
cabeza. 
—Auch. —Se ríe, dejando caer la braga—. ¿Qué fue eso…? —Agarro otra y 
apunto. Se ríe y sostiene sus manos arriba—. Bien, bien, está bien. —Coloco las 
pelotas de tenis sobre la cama, luciendo perpleja y sintiéndome perpleja cuando él 
las pone sobre el estante—. Creo que vamos a dejar esto atrás. Tienes buena 
puntería. 
—Sí. Quedas advertido. 
—Oh, estoy completamente advertido. ¿Si voy en contra de tu advertencia me 
azotarás? 
—Eres tan idiota. —Me río y vuelvo a mi trabajo—. Oye, Caleb. 
—¿Sí, princesa? 
—Gracias. 
Frunce el ceño. 
—¿Por qué? 
—Por sacarme de aquí. 
Se acerca a donde estoy sentada, tengo que inclinar toda mi cabeza hacia atrás 
para ver su rostro. Su cuerpo baja cuando coloca sus labios suaves contra el puente 
de mi nariz. 
—No hay problema, Gwenny. 
Me desmayo. 
 
 
33 
Pasamos la noche desempacando mis cosas después de pasar toda la tarde 
embalándolas y colocándolas en el auto. Revisamos las facturas y servicios públicos 
y encontramos una manera de pagarlas hasta que él encuentre un trabajo. 
Mi jefe Derrick, dueño de Chicago, me dice que lo lleve y le daremos una 
prueba. 
Se puede decir que él lo conseguirá bastante fácilmente y yo trabajaré aquí la 
mayor parte de las noches. Solo trabajo los fines de semana cuando trabajo en el 
café durante la semana y tanto como me gusta trabajar con mi novio, también lo 
odio porque tengo que mirar a las chicas encima de él. Cuando lo veo sonreír o reír 
con ellas me vuelvo una sombra oscura de verde. Confío en él, aunque les anuncia a 
todos que soy su novia y siempre me toca cuando nos cruzamos. A la mayor parte 
de las chicas no les importa, sin embargo. Hay una chica en particular a quién 
quiero darle alimentar a los lobos rabiosos. 
Es increíblemente hermosa y le deja saber que está interesada, al aparecer 
cada viernes por la noche y a veces el sábado, en un traje diferente al anterior. Cada 
traje es cachondo y revelador. 
La veo antes que él vaya a su mesa, ella jala su vestido hacia abajo y saca sus 
tetas. Zorra. 
Por suerte mi novio la ignora y nos reímos de ella después de cada noche. Su 
desesperación es asombrosa. Cada vez que él toma su orden escuchando su coqueto 
descarado, me mira y pone mala cara o me guiña. No le hacer saber que la 
encuentra seriamente poco atractiva sin embargo, debido a que él tiene un trabajo 
qué hacer y porque en su obsesión, ella gasta mucho dinero. 
 
Es el lunes siguiente cuando Caleb me lleva de regreso al lugar donde nos 
conocimos, y se sienta a mi lado silenciosamente mirando las olas fluir a través de 
la arena. Sostiene mi mano firmemente, su pulgar haciendo círculos sobre mi 
palma. 
Sonrío hacia su perfil y sus ojos encuentran los míos. Me mira con tanto amor 
que no puedo resistir a inclinarme y besar sus perfectos labios. 
Me sonríe y me recuesta sobre mi espalda, su cuerpo se cierne sobre el mío 
mientras el beso se profundiza. 
Solo dura unos minutos, y estoy tan relajada debido a que sus dedos acarician 
mi mejilla que apenas registro sus palabras al principio. 
—Me estoy enamorando de ti, Gwenny. —La manera en que lo dice es 
tranquila, pero sinceras lágrimas llegan a mis ojos—. No —se rectifica y pasa su 
nariz a lo largo de la mía—. Estoy enamorado de ti. Eres la razón de mi existencia. 
 
34 
Mi respiración se traba y mis ojos parpadean cerrándose cuando sus palabras 
calientan cada célula de mi cuerpo. Al abrir los ojos, ellos conectan con los suyos. 
—Estoy enamorada de ti también, Caleb. 
Su fácil sonrisa regresa, noto que sus manos tiemblan cuando acarician mi 
piel. 
—Te quiero esta noche. Quiero todo de ti. ¿Me lo concederás? 
Parpadeo un par de veces, conmocionada por su pregunta. Hay solo una 
respuesta, sin embargo. Trago. 
—Sí. 
—Gracias —susurra e inclina sus labios sobre los míos. Me agrada la sensación 
de su rastrojo habitual rasguñando mi piel, eso me recuerda que él es real, que esto 
es real. 
 
—Sabes que estoy completamente enamorado de ti, ¿verdad? —susurra Caleb 
mientras caemos en la cama. Él me hace rodar a mi espalda y se sitúa entre mis 
muslos—. Nunca haría nada para lastimarte. 
—Lo sé. —Respiro y presiono mis labios en los suyos—. También te amo. 
Él sonríe y mueve sus labios hacia mi cuello, presiono mis caderas hacia 
arriba; mi corazón duele por algo que nunca ha sentido, pero quiere sentir. 
Desesperadamente.Mi piel se vuelve sensible y produce piel de gallina. 
Caleb se inclina hacia atrás en sus rodillas y me hala hacia una posición 
sentada con su mano detrás de mi cuello. Su otra mano se desliza alrededor para 
ahuecar mi trasero, tirándome despacio en su regazo. 
En segundos mi largo, grueso, cabello negro cae bajo mi espalda y la boca de 
Caleb está sobre mi cuello, sus labios chupando e incitando mientras sus dedos 
lentamente desabotonan la parte delantera de mi vestido de algodón beige. 
Sentir su boca sobre mí mientras sus manos lentamente deslizan el vestido 
encima de mis muslos y sobre mi cabeza casi me hace estallar. El hormigueo y el 
dolor entre mis muslos se siente mucho peor, pero, oh mucho mejor al mismo 
tiempo. 
Luego mi sujetador se va, intento no tener miedo. Él ha visto mis pechos 
antes, pero nunca se quedó mirándolos como lo está haciendo ahora. Sus ojos 
oscuros e intensos. Inclinándose hacia atrás, sus labios se separan, lleva sus manos 
hasta cada uno haciéndome temblar. Sus dedos suavemente aprietan y hacen rodar 
mis pezones haciéndolos endurecerse en pequeños guijarros. 
 
35 
—Hermoso —susurra y toma un pezón en su boca. Lo inesperado de esto me 
hace gritar. 
No de dolor sino de placer. Ráfagas y ráfagas de placer se mueven en espiral a 
través de mi cuerpo antes de llenar mi matriz haciendo que se apriete y cocine a 
fuego lento. 
—Recuéstate nena. 
Me recuesto, viéndolo sacar su camisa sobre su cabeza antes de tirarla al 
suelo. Trato de no fruncir el ceño, pero si él comienza a crear un hábito, vamos a 
tener problemas. 
Él ve mi ceño y sonríe. 
—Lo recogeré más tarde señorita Fanática de la Limpieza. 
Sus dedos largos y talentosos libran sus jeans de su cinturón, momentos más 
tarde está completamente desnudo y cernido sobre mí. Solo estoy usando mi braga 
francesa y me pregunto por qué no hay nada entre nosotros. 
—Solamente acuéstate allí y relájate nena —dice él y me besa dirigiéndose a 
mi torso. 
Cada toque de sus labios me hace querer apretar mis muslos juntos, cada 
mordisco de sus dientes me hace arquear la espalda y cada suspiro de su aliento me 
hace gemir. 
Sus labios se detienen justo debajo de mi ombligo, sus dedos enganchan mi 
ropa interior y mientras sus labios lentamente descienden sus manos lo hacen 
también, hasta que su boca está allí y mi braga está fuera. 
Gimo y agarro la sábana cuando su lengua se desliza entre mis labios y 
encuentra mi núcleo sensible. 
Es una sensación que nunca quiero dejar de sentir. 
Dobla mis piernas y presiona su lengua contra mí, deslizándola arriba y abajo, 
despacio y tortuosamente. 
Soy un lío de sentimientos y emociones. Mis manos han tironeado las sábanas 
tanto que ésta se ha salido de las esquinas superiores de la cama. 
Entonces su dedo entra en mí, me congelo. Esto duele un poco, pero no 
demasiado, él es suave y solo penetra una pequeña fracción. Nunca me ha 
penetrado antes, entonces la sensación es completamente extraña y no estoy segura 
que eso me guste. 
Algo se construye en lo profundo. He tenido orgasmos antes pero tengo la 
sensación de que esto va a ser mucho más grande que el resto. Mi vergüenza pronto 
abandona mi compostura cuando mis manos agarran su cabeza y mis caderas 
hacen movimientos desesperadamente contra su rostro. Es su dedo dentro, lo que 
me da algo qué apretar alrededor, lo que hace que esta experiencia sea mucho 
mejor que el resto. 
Exploto con un grito ruidoso. Apenas registro el hecho de que se desliza 
encima de mi cuerpo y se equilibra en mi entrada. 
 
36 
A medida que mi orgasmo continúa, él lentamente empuja dentro. Me 
estremezco con el dolor que se mezcla con el placer pulsante. 
—¿Lista, Gwenny? —pregunta, sus ojos sobre los míos. 
Asiento ligeramente. Estoy lista. 
—Esto va a doler nena, pero lo haré mejor, lo prometo —explica él y hay una 
sensación de rasgado profundamente dentro cuando empuja sus caderas hacia 
adelante. Eso me deja sin aliento y trae lágrimas a mis ojos. Grito y trato de 
alejarme pero él se hunde más profundo y me sostiene en el lugar con sus caderas y 
su pecho—. Te sientes tan bien, Gwenny. —Se desliza hacia fuera, causándome 
incluso más dolor y luego empuja hacia adentro. 
—Para. —Sollozo y empujo sus hombros pero él no se mueve—. Esto duele. 
—Lo sé, lo siento, no me moveré, solo tenía que conseguir ir lo más lejos 
posible. —Besa mis lágrimas sin pausa, uno de sus pulgares acaricia mi lado con 
dulzura—. Lo siento. No llores. 
El dolor inicial se desvanece, pero todavía hay un dolor profundo y 
amortiguado que parece no cambiar. 
—Iré lentamente, pero lo haré rápido —promete y besa mi boca 
lánguidamente—. Luego podemos hacerlo otra vez en un par de horas y juro que no 
se sentirá así. 
Miro sus impresionantes ojos marrones llenos de amor y preocupación, y 
asiento lentamente. Quiero parar, y no. Esto duele pero también se siente bien 
estar unida a él. 
Se mueve lentamente, dentro y fuera, nunca yendo demasiado profundo por 
miedo a lastimarme. Mirar su rostro cuando mi cuerpo le da placer me hace sentir 
un hormigueo por todas partes. Esta es una vista impresionante. Una que amaré 
siempre. 
—Te sientes tan bien —susurra y besa mi cuello—. Honestamente nena. Nunca 
he sentido nada tan bueno. —Su cabeza se aproxima, sus labios ligeramente 
sonríen—. Te amo. 
—También te amo. —Sostengo sus hombros cuando acelera el ritmo. El dolor 
amortiguado todavía está allí pero no tan intenso. Sé que no voy a terminar, él lo 
sabe también, por eso me dio el orgasmo antes y probablemente me dará otro 
después. 
Sus caderas se deslizan despacio hacia adelante y hacia atrás, su largo grueso 
y duro miembro se mueve dentro y fuera. Mi entrada lo aprieta cuando trata de 
salir y aprieta más fuerte cuando está dentro. Mi cuerpo no quiere que se aleje de 
mí. 
Fui hecha para él. 
La vista es asombrosa cuando su placer se construye, la sonrisa cuando gimo, 
el arrugar de sus ojos y estremecimientos cuando él se siente particularmente 
sensible. Todo eso quedó grabado en mi cerebro. Todo lo que nunca olvidaré y todo 
lo que quiero ver otra vez. 
 
37 
Cuando el orgasmo llega, él empuja profundo; demasiado profundamente 
pero no me importa. Envuelvo mis piernas alrededor de la parte posterior de sus 
muslos y lo sostengo tan fuerte como me es posible. Su miembro se engruesa y 
crece dentro de mí, cálido y palpitante. Lo siento todo. Escucho sus gemidos y 
gruñidos antes de finalmente liberar mi nombre con su placer en un grito ahogado. 
Colapsa encima de mí, lo siento ablandándose dentro. No es incómodo pero 
es definitivamente extraño. 
—¿Estás bien? —pregunto y arrastro mis dedos por su espalda. 
—Dame un segundo, tengo que encontrar mi camino de regreso al cielo —dice 
jadeando, su pecho agitado contra el mío mientras intenta recuperar su aliento. 
Río y me encojo cuando se desliza con más fluidez del que debería ser posible, 
dejándome una sensación de vacío y hueco, pero dichosamente feliz. 
—Ewww —comento y siento que su cuerpo comienza a temblar—. No te rías 
de mí, eso es un poco asqueroso. 
Solo se ríe más fuerte. 
—Te limpiaré. Quédate allí. 
—Está bien —respondo y me mantengo perfectamente quieta, no gustándome 
la sensación de humedad pegajosa entre mis muslos. 
Cuando finalmente me limpia, la sonrisa sobre su rostro es enorme. Él todavía 
sostiene el paño húmedo para mostrarme mi sangre roja mezclada con otros 
fluidos corporales. 
—Deja de darme esa cara. Es hermoso. 
—Creo que tenemos opiniones diferentes sobre la belleza —declaro y me estiro 
en la cama, mirando airadamente la mancha rosada en el centro—. Maldición. Eso 
es algodón egipcio. 
—Ups, nunca pensé en eso —se disculpa y quita la sábana de la cama—. 
Siéntate. Me ocuparé de ello. 
Y se encarga de ello. 
Finalmente nos acurrucamos en la cama, y estoy exhausta. Eso no lo detiene 
de llevarme al orgasmo una vez más, sin embargo. Él lo habría hecho dos veces 
pero estaba demasiado saciada y adolorida para hacerlo otra vez.Mi cabeza descansa sobre su pecho, sus brazos me sostienen fuerte, y después 
de unas cuantas palabras dulcemente susurradas y suaves caricias, finalmente nos 
dormimos. La mejor noche de mi vida. 
 
 
38 
Capítulo 4 
 
Las semanas pasan y nuestra relación solo se vuelve más fuerte. Empiezo mi 
curso avanzado de cocina y pastelería, incluso hago dos amigos, Sasha que es una 
rubia despampanante con sorprendentes ojos azules y Tommy quien es 
extremadamente guapo con el cabello castaño claro y ojos marrones. 
Al principio, cuando le conté a Caleb de él, se puso celoso. 
Recuerdo simplemente entablar una conversación sobre cómo Tommy nos 
había llevado a Sasha y a mí por un café. Alucinó. 
No… se volvió loco. 
—¿Qué quieres decir con que te llevó a tomar un café? —Frunce el ceño, 
luciendo imposiblemente lindo. 
Me deslizo en su regazo y ruedo mis ojos. 
—Solo es un café, es un buen tipo, te pareces a él. 
—No lo hago. —Hace puchero, pero su sonrisa está regresando lentamente. 
—¿Por qué es eso? 
—Porque él recibe tu atención cuando yo no. 
Río y golpeo su brazo. 
—¡Abusadora! ¡Abusadora! 
—Detente. —Río y estampo mis labios en los suyos—. ¿Un rapidito antes de 
clases? 
—No. —Está haciendo pucheros otra vez. 
—¿Desde cuándo no quieres un rapidito? 
—Desde que empezaste a salir con otro hombre. 
Me río otra vez, todo mi cuerpo sacudiéndose. 
—Entonces será mejor que me marques donde él pueda verlo y me cubras de 
tu olor. Solo por si acaso. 
Su sonrisa es malvada y seductora. Quiero lamerla. 
—Mierda, sí. 
Estoy sobre su hombro antes de que tenga oportunidad de parpadear. Golpea 
mi culo y me lleva por las escaleras. 
—Para el momento que termine, ni siquiera recordarás su nombre. 
—¿El de quién? 
 
39 
—Buena chica. —Sonríe, mientras empuja en mi interior después de mover mi 
pantalón a un lado—. Así está mejor. 
—Mmm. 
 
Pasa un año, oficialmente tengo veinte y Caleb me ha hecho una fiesta. Me 
siento mal porque el luce algo demacrado, pero insiste en que está bien. Ha estado 
sufriendo muchas migrañas recientemente, pero su estado de ánimo parece 
mejorar cuando está enfermo, en lugar de empeorar. Lo cual es raro. 
Nunca conocí a una persona que fuera tan feliz estando enfermo. Quizá es por 
la forma en que lo molesto. 
—¡Por aquí! —chilla Sasha desde el escenario. Hemos contratado un bar para 
mi fiesta de cumpleaños y estoy feliz de ver que todos mis amigos han venido—. 
Luces absolutamente hermosa. 
Bajo la vista a mi apretado vestido dorado con el hombro descubierto y 
asiento en acuerdo. 
—Lo sé, ¿verdad? 
—¡SHOTS! —Escucho gritar a Tommy desde algún lugar cerca del bar. 
Bailo con mi chica y saludo a Caleb, quien está junto a Tommy. Me guiña un 
ojo, inclina su cabeza hacia atrás y se estremece cuando el líquido quema su 
garganta. Tommy ríe y lo golpea en la espalda, no puedo escuchar de lo que están 
hablando, pero puedo ver que están diciendo algo que probablemente es un 
secreto. Hm. ¿De qué se trata todo eso? 
—Oh mi Dios, Stacey acaba de caer sobre su rostro. —Sasha comienza a 
señalar y a reírse junto con el resto de nuestro grupo. Es algo gracioso. 
—Eres una perra —bromea Stacey y golpea a Sasha en las costillas—. Voy a 
conseguir otra ronda. 
—¿Puedes manejarlo? —Río, lo cual me gana una mirada de nuestra amiga. 
Bajamos del escenario y nos dirigimos hacia el bar, tan pronto como llego 
junto a Caleb, él se aleja y Tommy envuelve su brazo alrededor de mi cuello. 
—¿Qué sucede con Caleb? —pregunto, intentando estirar el cuello para verlo, 
pero el brazo de Tommy está demasiado apretado—. Puedes dejarme ir ahora. 
—No —dice Tommy y se balancea un poco. Suspiro. 
Sasha me da un coctel rosa, lo bebo con moderación, no queriendo 
embriagarme. 
 
40 
Es mi cumpleaños, quiero un sexy cumpleaños pervertido. ¿Dónde está 
Caleb? 
—Está bien, entonces… ¡ah! casi caigo. —Oh Dios, ¿qué está haciendo en el 
escenario?—. Así que, bueno… es su cumpleaños… quiero decir, el de Gwen. —
Rasca su cabeza, Tommy finalmente me suelta, así que asumo que tengo permitido 
mirar esto—. Y por su cumpleaños le tengo un regalo. —Me mira directo a los ojos—
. Ven aquí Gwenny. 
Niego y doy un paso atrás. No hay modo en el infierno de que suba allí. 
Segundos después, Tommy sostiene mi brazo y me fuerza hacia el escenario. Oh 
Dios. 
Mis palmas están sudando. ¿Qué está haciendo? 
—¿Estás loco? —siseo mientras Caleb me empuja hacia su lado. 
—Para ti —responde en el micrófono y un “aww” colectivo se escucha. Estoy 
en el infierno. 
—Detente. 
—Ella odia ser el centro de atención —les dice a todos como si este rasgo fuera 
adorable. Estoy mortificada—. Así que haré esto lo más rápido posible. 
—¡Nada de sexo en el escenario! —grita Tommy, haciendo que todos se rían y 
que me sonroje aún más. 
—Cállate —responde Caleb y me mira. Me gira para enfrentarlo y aprieta mis 
manos en las suyas—. Cásate conmigo. 
—¿Estás jodidamente bromeando? —grita Sasha y mis ojos van a ella—. Todos 
los planes, toda la preparación y ¿así es como vas a preguntarle? No tienes 
esperanzas. 
—¿Preguntarme qué? 
Los ojos de Caleb se amplían y la habitación se queda en silencio. ¿Me perdí 
de algo? 
—Mierda —dice, y da un paso atrás—. ¿En serio? 
Parpadeo con asombro. 
—¿Qué? ¿Tengo algo en el rostro? 
—¿Te pedí que te casaras conmigo y eso es todo lo que tienes que decir? 
Oh. 
Quiero decir, ¿qué? ¿Quiere que me case con él? 
—¿Quieres que me case contigo? —Lloro y doy un paso atrás—. Pero… 
—¿No me escuchaste? ¿Cómo pudiste no escucharme? Estaba justo aquí. 
—Estaba muy ocupada pensando en que querías tener sexo en el escenario —
murmuro para que solo él me escuche. Ríe y me empuja a sus brazos. 
—Entonces, ¿lo harás? 
Mastico mi labio y asiento ligeramente. 
 
41 
—Solo si me dejas bajar de este escenario. 
Sonríe de manera amplia y brillante, sus ojos brillan con felicidad. 
—Dijo que sí. 
Hay un ruido ensordecedor cuando todos gritan. Caleb me levanta y besa 
profundamente. Lo devuelvo antes de alejarlo, la sangre acumulándose en mis 
mejillas. 
—¿Dónde está el anillo? —grita Tommy. 
—¡Maldito infierno! —maldice Caleb y se balancea un poco—. Lo tengo, un 
segundo —Saca una pequeña caja de su bolsillo y cae de rodillas frente a mí. Oh 
querido Dios. 
—¿Te casarías conmigo? —pregunta otra vez. ¿Por qué está preguntándolo 
otra vez? 
—Ya he dicho que sí. —Río y observo mientras coloca el anillo en mi dedo 
delgado. Es hermoso, de oro con un solo diamante. No podemos permitirnos 
mucho, pero si fuéramos capaces de comprar el más caro de los anillos, no hubiera 
sido rival de la belleza de este—. Lo amo. 
—Y yo te amo a ti. 
—Ugh, cliché, espero que sepas que arruinaste esta noche para mí. —Sasha 
pone mala cara, golpea a Caleb en un lado de su cabeza y se aleja pisoteando 
mientras nos reímos en brazos del otro. 
—Si lo arruiné un poco —admite Caleb, su cuerpo balanceándose otra vez—. 
Baila conmigo preciosa. 
—Está bien —acuerdo. No bailamos, sin embargo, nos besamos…mucho. 
Estoy comprometida. 
Oh mi Dios. ¡Estoy comprometida! 
Voy a casarme con el hombre de mis sueños. 
Tres tragos más tardes estoy de pie en una silla tambaleante y se lo anuncio a 
toda la habitación. Caleb me da dos tragos más, y una hora después estoy 
anunciándolo alrededor de su pene… en la privacidad de nuestra habitación. 
 
Me paseo por todos lados, mis dientes mordisqueando mis dedos. Esto no 
está sucediendo. Esto no puede suceder. 
Tengo todo planeado, estoy a tiempo y todo tiene su lugar. Caleb siempre dice 
que mi cuerpo no sabe cómo es estar tarde para algo. No se equivoca. 
 
42 
—Regresé. —Caleb atraviesa la puerta, jadeando como un perro. 
No dudo en arrebatar la bolsa de plástico de sus manos y lo apresuro por las 
escaleras, rompiendo la bolsa y la caja en el camino. Cuando llego al inodoro, todo 
lo que sostengo es el palo. 
—¿En verdad vas a quedarte allí y observar? —Arqueo una ceja hacia Caleb. 
Cierra la puerta y se apoya contra esta. 
—Sí.

Más contenidos de este tema