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Edad Contemporánea
La Edad Contemporánea es la etapa de la historia que corresponde al período que llega hasta la actualidad. Su comienzo coincidió con el fin de la Edad Moderna, que tuvo lugar cuando estalló la Revolución francesa de 1789, aunque algunos sitúan su inicio en la Declaración de Independencia de Estados Unidos en 1776. Estos eventos sacudieron el orden político y social del mundo occidental y anticiparon los radicales cambios que experimentó el mundo en los siguientes siglos.
La Edad Contemporánea es una de las que más intensa y rápidamente ha cambiado el mundo. Ya en sus comienzos, que algunos historiadores llaman la Era de las Revoluciones, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX, se observó una transformación profunda en lo económico, social y político, en comparación con la herencia medieval y moderna.
Se suele decir que la Edad Contemporánea significó el triunfo o la consolidación de muchos de los procesos de cambio que se iniciaron durante la Edad Moderna, como el ascenso político de la burguesía y la caída del Antiguo Régimen (es decir, del absolutismo monárquico y los privilegios de la nobleza y el clero).
Durante esta etapa se priorizaron los valores democráticos y republicanos, al menos en Occidente, de la mano de transformaciones económicas como la Revolución Industrial y la difusión mundial del capitalismo. Los avances tecnológicos sin precedentes cambiaron radicalmente la producción, la comunicación, el transporte y el consumo.
Sin embargo, la Edad Contemporánea también presentó sus retos y dificultades. Con dos guerras mundiales, el auge de los totalitarismos, el desarrollo de la tecnología nuclear y una Guerra Fría entre dos superpotencias en el siglo XX, la humanidad estuvo por primera vez al borde de su propia extinción. Actualmente, algunos de los principales desafíos son la desigualdad socioeconómica, los conflictos militares y los desastres medioambientales.
Características sociopolíticas de la Edad Contemporánea
Lo que empezó a manifestarse en la Edad Moderna se concretó en la Edad Contemporánea: el declive de los poderes tradicionales, la nobleza y el clero, que controlaban el mundo occidental desde la Edad Media, en favor de la burguesía, que no tenía un origen noble pero poseía capitales.
La burguesía logró conquistar el poder político con la consigna de libertad, igualdad, fraternidad y propiedad. Los valores de la Ilustración francesa influyeron en el liberalismo, que impulsó una agenda republicana y democrática, con separación de poderes e igualdad jurídica, aunque no igualdad socioeconómica. Nació así una nueva sociedad de clases sociales, separadas ya no por su nacimiento sino por su capacidad de consumo y de generación de dinero, en el marco de un sistema económico conocido como capitalismo.
Junto a la burguesía surgió una clase antagónica, el proletariado, resultado de la transformación del campesinado medieval en trabajadores urbanos que vendían su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
Características geopolíticas de la Edad Contemporánea
Con la caída del Antiguo Régimen, una nueva configuración de poderes globales emergió lentamente, a medida que la competencia militar, económica y comercial se internacionalizaba.
Las grandes extensiones coloniales de los imperios europeos vieron durante la Edad Contemporánea su declive, especialmente tras las guerras de independencia. En otros casos, pactaron una liberación consensuada, cuando les resultó más conveniente comerciar con sus antiguas colonias que seguir administrándolas. Esto condujo a un complejo proceso de descolonización en el mundo entero, que supuso conflictos y mucha violencia.
La Primera y Segunda Guerra Mundial, por su parte, alteraron el orden internacional y desplazaron de su rol de potencia a los antiguos poderes de Europa occidental, a favor de dos nuevas superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética. Estas dos se enfrentaron en una Guerra Fría que involucró a gran parte del mundo, hasta que la Unión Soviética se derrumbó en 1991. Después de lo que parecía ser la victoria total del capitalismo estadounidense, surgieron nuevos polos de poder con la Unión Europea y especialmente con China, rivales comerciales de Estados Unidos en la actualidad.
Características económicas de la Edad Contemporánea
El capitalismo se consolidó y expandió durante la Edad Contemporánea. A mediados del siglo XIX, en el seno de la sociedad industrial, surgieron movimientos contrarios a la economía capitalista o que defendían los intereses del proletariado: el socialismo, el anarquismo y el comunismo.
En el siglo XX, el triunfo de la Revolución bolchevique en Rusia instauró un régimen comunista y desde entonces se formaron dos polos, el de la sociedad liberal, organizada en torno a la noción del libre mercado y su autorregulación, y el de la economía planificada centralmente, en la que el Estado administraba todos los órdenes de la sociedad. Ambos modelos fueron representados durante la Guerra Fría por el bloque occidental capitalista, encabezado por Estados Unidos, y el bloque oriental comunista, encabezado por la Unión Soviética.
La economía contemporánea privilegia las áreas urbanas, donde abundan la producción industrial y los servicios, aunque se sostiene en la producción primaria que proviene de las áreas rurales y de la generación de materia prima, que muchas veces se obtiene de los países menos desarrollados. A finales del siglo XX, tras la caída del comunismo soviético y con los avances en la tecnología de la comunicación, avanzó la integración de los mercados y el afianzamiento de una economía globalizada, que permite la inversión y el flujo de bienes y capitales más allá de las fronteras nacionales.
Características culturales de la Edad Contemporánea
La cultura se diversificó enormemente en la Edad Contemporánea, en gran parte debido a las nuevas libertades sociales y políticas, y a la amplitud de los intercambios culturales en un mundo crecientemente globalizado.
En su mayor parte, el mundo occidental se liberó de muchos de los preceptos morales de la religión, cuyos dogmas se debilitaron luego de la difusión de la teoría de la evolución de Charles Darwin. La separación entre Iglesia y Estado se consolidó en muchas partes del mundo, y el arte abandonó los ámbitos académicos o religiosos para convertirse en parte de la sociedad de consumo.
Esto significó entrar en contacto con las nuevas formas de comunicación masiva (prensa, radio, televisión, Internet) y atravesar una profunda crisis de identidad. Por su parte, la música rock tuvo un impacto internacional importante en las actitudes juveniles y las modas a partir de mediados del siglo XX. Además, la filosofía contemporánea atravesó períodos de nihilismo y pesimismo, especialmente luego de las guerras mundiales.
Posteriormente, con la llegada de la sociedad global se difundieron en Occidente nuevas tendencias filosóficas, generalmente basadas en las premisas de la posmodernidad (opuesta a los principios racionalistas del pensamiento moderno e ilustrado), y se adoptaron prácticas y creencias orientales en un público ávido de nuevas formas de pensar.
Características tecnológicas de la Edad Contemporánea
Ningún otro período de la historia humana fue testigo de una transformación tecnológica tan grande y acelerada como la Edad Contemporánea. La Revolución Industrial cambió la escala de la producción mediante el empleo de máquinas y otras innovaciones técnicas y tecnológicas que maximizaron los rendimientos. Esto promovió la automatización del trabajo y el surgimiento de la sociedad de consumo.
Los enormes avances en la medicina y la farmacología extendieron la expectativa de vida del ser humano hasta alcanzar niveles sin precedentes. Además, la aparición de la computadora transformó radicalmente el procesamiento de la información y se convirtió en una potente herramienta de uso industrial y doméstico, que permitió que las telecomunicaciones se multiplicaran hacia finales del siglo XX y llevaran al nacimiento de la llamadasociedad de la información.