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Fl or en ci o M ol in a C am po s Pi nt or M od er no 1er Premio Convocatoria 2021 IV Concurso Anual Abierto a la Comunidad "Molina Campos en Moreno" Florencio Molina Campos Pintor Moderno Graciela M. M. SCHUSTER y M. Guillermina FRESSOLI 1 1er Premio FLORENCIO MOLINA CAMPOS PINTOR MODERNO Graciela SCHUSTER Guillermina FRESSOLI CONVOCATORIA 2021 IV CONCURSO ANUAL ABIERTO A LA COMUNIDAD “MOLINA CAMPOS EN MORENO” Serie: Bitácora Moreno 2 UNIVERSIDAD NACIONAL DE MORENO Rector Hugo O. ANDRADE Vicerrector Alejandro L. ROBBA Directora-Decana del Departamento de Ciencias Aplicadas y Tecnología M. Liliana TARAMASSO Director-Decano del Departamento de Economía y Administración Marcelo A. MONZÓN Director-Decano del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales J. Martín ETCHEVERRY Secretaria Académica Roxana S. CARELLI Secretaria de Investigación y Vinculación Tecnológica Adriana M. del H. SÁNCHEZ Secretario de Extensión Universitaria Esteban SÁNCHEZ Secretaria de Administración Graciela C. HAGE Secretario Legal y Técnico Guillermo E. CONY Secretario de Tecnologías de la Información y Comunicación Claudio F. CELENZA Secretario de Infraestructura y Plan Maestro Eduardo A. FAIERMAN Consejo Superior Autoridades Hugo O. ANDRADE (presidente) Alejandro L. ROBBA M. Liliana TARAMASSO Marcelo A. MONZÓN J. Martín ETCHEVERRY Consejeros Claustro docente: M. Beatriz ARIAS Pablo A. TAVILLA M. Patricia JORGE Esteban SÁNCHEZ (s) Claustro estudiantil: Camilo N. MARTÍNEZ Patricia M. ROMANO (s) Claustro no docente: Vanesa A. CATTANEO Secretaria ad hoc: Manuela V. PENELA 3 FLORENCIO MOLINA CAMPOS PINTOR MODERNO Graciela SCHUSTER Guillermina FRESSOLI 4 Colección: Concurso Anual Abierto a la Comunidad Serie: Bitácora Moreno Director: Secretaría de Extensión, Esteban SÁNCHEZ Autoras: Graciela SCHUSTER y Guillermina FRESSOLI 1ra. edición: marzo 2023 © UNM Editora, 2023 Av. Bartolomé Mitre 1891, Moreno (B1744OHC), prov. de Buenos Aires, Argentina Teléfonos: 0237 460-9300 (líneas rotativas) 011 2078-9170 (líneas rotativas Interno: 3154 unmeditora@unm.edu.ar http://www.unm.edu.ar/editora https://www.facebook.com/unmeditora/ ISBN (edición digital): 978-987-782-064-5 ISBN (edición impresa): 978-987-782-063-8 Las imágenes que conforman esta obra fueron cedidas para ser incluidas en esta publicación de manera gratuita por el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Las Lilas y la Fundación Flo- rencio Molina Campos en conformidad con lo previsto en la Ley 11.723 de RÉGIMEN LEGAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL Disponible en: http://www.unm.edu.ar/index.php/unm -virtual/ biblioteca-digital Las producciones en formato digital de la UNM se encuentran disponibles enel REPOSITORIO DIGITAL INSTITUCIONAL de AC- CESO ABIERTO (Ley N° 26.899) de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE MORENO (UNM), aprobado por la Res. UNM-R N° 468/13 -ratificada por la Res. UNM-CS N° 98/14 (http://repositorio.unm. edu.ar:8080/jspui/),incorporado al Sistema Nacional de Reposi- torios Digitales (SNRD) dependiente de la Secretaria de Gobier- no de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. Las ediciones electrónicas (E-Book) de UNM Editora de distribu- ción gratuita pueden descargarse desde la página web de la edito- rial:http://www.unmeditora.unm.edu.ar/, en formato pdf La reproducción total o parcial de los contenidos publicados en esta obra está autorizada a condición de mencionarla expresa-mente como fuente, incluyendo el título completo del artículo correspondiente y el nombre de sus autores. UNM Editora Consejo Editorial Miembros ejecutivos: Roxana S. CARELLI (presidenta) Adriana M. del H. SÁNCHEZ M. Liliana TARAMASSO Marcelo A. MONZÓN J. Martín ETCHEVERRY Gabriel F. C. VENTURINO Pablo E. COLL Mirtha ANZOATEGUI Ana B. FERREYRA Adriana A. M. SPERANZA Luis A. CANEPA Miembros honorarios: Hugo O. ANDRADE Alejandro L. ROBBA Manuel L. GÓMEZ Departamento de Asuntos Editoriales: Pablo N. PENELA a/c Área Arte y Diseño: Sebastián D. HERMOSA ACUÑA Área Servicios Gráficos: Damián O. FUENTES Área Supervisión y Corrección: Gisela COGO Área Comercialización y Distribución: Hugo R. GALIANO Área Legal: Martín A. RODRÍGUEZ Staff: P. Micaela REPETTO María N. PÉREZ Esta obra refleja exclusivamente la opinión de sus autoras. Su pu- blicación en este medio no implica que la Universidad Nacional de Moreno o sus autoridades necesariamente compartan la pos- tura académica ni los conceptos vertidos en ella. Diagramación: Ja!Design. Josefina D’ARRIBA Schuster, Graciela María Marta Convocatoria 2021: IV Concurso Anual abierto a la Comunidad Molina Campos en Moreno : Florencio Molina Campos. Pintor moderno / Graciela María Marta Schuster ; María Guillermina Fresoli ; - 1a ed. - Moreno : UNM Editora, 2023 88 p. ; 23 x 22 cm. - (Concurso anual abierto a la comunidad / Esteban Sanchez ; Bitácora Moreno) ISBN 978-987-782-063-8 1. Pintura Gauchesca. 2. Cultura Popular. 3. Cultura General. I. Schuster, Graciela María Marta. II. Título. CDD 759.982 Imagen de tapa: Músicas de la patria, 1909. Acuarela, tinta y mecanografía s/ papel, 20 x 45 cm. Colección privada. Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires. 5 A 130 años del nacimiento del pintor Florencio Molina Campos 21 de agosto de 1891 - 21 de agosto de 2021 6 7 Una vez más, la UNIVERSIDAD NA- CIONAL DE MORENO, por interme- dio de UNM Editora, con el propósito de alentar a nuevos talentos y cele- brar el 130º aniversario del natali- cio de Florencio MOLINA CAMPOS, ocurrido el 21 de agosto de 2021, impulsó un su “CONCURSO ANUAL ABIERTO A LA COMUNIDAD”; esta vez, el cuarto, denominado “MOLINA CAMPOS en MORENO” La iniciativa, además de contribuir al objetivo estatutario de recrear, pre- servar y difundir las artes, la cultura y la memoria, a la vez que alentar a los nuevos talentos, como forma de pro- moción y proyección de dichos auto- res y de sus obras, pretende aportar esencialmente, al merecido recono- cimiento de quien fuera un destaca- do dibujante y pintor que retrató la vida rural argentina de manera singu- lar, cuya obra es internacionalmente reconocida. Como es de público conocimiento, MOLINA CAMPOS fue residente del partido de MORENO, donde preci- samente encontrara inspiración para su producción caricaturesca de las costumbres gauchescas, desde su rancho “Los Estribos” a orillas del rio Reconquista. Es por ello que, la obra de Florencio MOLINA CAMPOS, tiene un alto valor identitario para los morenenses, lu- gar que el artista eligió para asentar- se en 1932, ligándolo fuertemente a la historia del Partido, y aun después de su muerte, a partir de la creación del Museo homónimo por su viuda. Sabido es que la inserción del artista en la prensa gráfica y la publicidad, especialmente en los almanaques publicados por la firma Alpargatas, le confirieron una rápida incorporación en el mercado, dando lugar a una enorme difusión en la cultura argen- tina, ya que sus imágenes se convir- tieron en íconos de la argentinidad, por su observación minuciosa, y la descripción gráfica en detalle de las vestimentas y actividades de los gau- chos, figuras que ya se habían con- vertido en leyenda y cuya considera- ción es objeto del ensayo premiado en este Concurso. No obstante, MOLINA CAMPOS no ha sido del todo reconocido por las instituciones de legitimación artística PRESENTACIÓN 8 de su tiempo, al contrario que para las nuevas generaciones que sí lo distinguen por su valor en la historia de la pintura argentina. La oportunidad de este aniversa- rio de su natalicio para realizar este Concurso nos permite destacar el encuentro de géneros, como la cari- catura y el paisaje, que anida en su obra y que lo ubican como un artista que supo dialogar tanto con la cultu- ra masiva, como con las tradiciones de la historia del arte del siglo XIX. Para la realización de esta IV Convo- catoria hemos contado con la gene- rosidad y colaboraciónde un pres- tigioso jurado externo, del que ha participado la Fundación Florencio Molina Campos, a quienes agradece- mos especialmente su contribución a esta iniciativa y con la que aspira- mos a concretar otros proyectos que favorezcan la difusión de la obra del pintor. Del mismo modo, al Museo Nacional de Bellas Artes y al Museo Las Lilas de San Antonio de Areco por la ce- sión gratuita de la reproducción de las imágenes que componen esta obra, de conformidad con lo previsto en la Ley 11.723 de RÉGIMEN LEGAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL. En suma, queremos expresar nuestra satisfacción por haber concretado esta obra que materializa la visión y el proyecto académico de la Univer- sidad, en tanto, contribuye a la re- creación, preservación y difusión de la cultura, la historia y la memoria de nuestra comunidad. Mayo de 2023 Hugo O. ANDRADE Rector Universidad Nacional de Moreno 9 IV CONCURSO ANUAL ABIERTO A LA COMUNIDAD En conmemoración del 130° aniver- sario de Florencio Molina Campos, la Universidad Nacional de Moreno, por intermedio de UNM Editora, pre- senta una publicación en el marco de la Colección denominada “Concurso anual abierto a la comunidad”, con el propósito de alentar la producción y difusión de ensayos de diferentes te- máticas La nueva Convocatoria, denominada Concurso anual abierto a la comuni- dad 2021: “Molina Campos en More- no”, tuvo por objeto alentar la produc- ción de ensayos en las temáticas crítica de arte, historiográfica o biográfica, del dibujante y pintor Don Florencio Molina Campos, de su obra artística o del Museo homónimo del partido de Moreno.. Efectivamente, el concurso se propuso incentivar la creación in- telectual de la comunidad en general, mediante la presentación de nuevas obras en la categoría Ensayo. En esta oportunidad, la presente pu- blicación incluye la obra premiada Florencio Molina Campos Pintor Mo- derno. Sus autoras, Graciela Schuster y Guillermina Fressoli, destacan que el objetivo de su ensayo fue dete- nerse particularmente en la pintura, modo de expresión del que Molina Campos nunca se apartó: “Fue el re- corrido por sus cuadros, con una mi- rada exhaustiva y artística, la que nos permitió incorporarlo a la historia del arte y allí comprenderlo en su carác- ter disruptivo y, hasta diríamos, con- temporáneo”. El Jurado actuante estuvo integrado por miembros internos pertenecien- tes a la Universidad Nacional de Mo- reno: Marcelo Monzón, Director-De- cano del Departamento de Ciencias Económicas y Jurídicas; Esteban Sán- chez, Secretario de Extensión Uni- versitaria y María Liliana Taramasso, Directora-Decana del Departamento de Ciencias Aplicadas y Tecnología; y por miembros externos: Cesar E. Schreiber, Eduardo J. Clancy y An- drea Gergich. Sin dudas, la temática de la convo- catoria implica una gran relevancia histórica y cultural para el partido de Moreno, al tiempo que valoriza el im- 10 portante aporte de Florencio Molina Campos como un destacado dibu- jante y pintor que retrató la vida rural argentina de manera singular y cuya obra es internacionalmente recono- cida. Cabe destacar que este notable pintor y dibujante de la cultura gau- chesca fue residente del partido de Moreno, donde encontró inspiración para su producción caricaturesca de las costumbres gauchescas desde su rancho “Los Estribos” a orillas del río Reconquista. En los hogares de nuestro país, hubo un tiempo en el cual los almanaques con las escenas, personajes y paisajes de Molina Campos han significado el arte al alcance, tendiendo puentes y haciendo llegar de manera democráti- ca a todos los rincones más humildes, sus obras reconocibles y genuinas. Moreno, diciembre de 2022 M. Liliana TARAMASSO Directora – Decana del Departamento de Ciencias Aplicadas y Tecnología Universidad Nacional de Moreno 11 FLORENCIO MOLINA CAMPOS PINTOR MODERNO Graciela SCHUSTER Guillermina FRESSOLI 12 13 ÍNDICE 1. Presentación preliminar .......................................................................................................... 2. La configuración de lo político entre lo moderno, lo culto y lo popular ......................... 3. La repictorialización, lo sonoro y el uso del color como programa pictórico ................. 4. El vínculo entre lo literario y lo pictórico: la narración del espacio y la visualización del tiempo ..................................................................................................... 4. 1. Los libros ilustrados: Fausto de Estanislao del Campo y Tierra Purpúrea de Enrique Guillermo Hudson ............................................................................................... 5. La evocación como modernidad .......................................................................................... 6. Bibliografía ............................................................................................................................... 7. Agradecimientos ..................................................................................................................... 15 21 37 63 71 81 83 85 14 15 PRESENTACIÓN PRELIMINAR La pregunta en torno a la labor pictó- rica de Florencio Molina Campos (de aquí en adelante FMC) se construyó ante nuestra mirada a partir de un con- junto de obras que nos provocaron la atención sobre las múltiples configu- raciones que estas contenían tanto de la historia de la pintura como de as- pectos provenientes del universo del cine. Muchas de ellas exhibidas en la Fundación que lleva su nombre en la localidad de Moreno y, actualmente, en el Museo Las Lilas de Areco. Des- de el primer momento que observa- mos aquellas pinturas nos interroga- mos en torno a la ausencia de FMC en la genealogía de la Historia de la Pintura Argentina. Por qué sobre todo la Historia del Arte no lo incluyó en la relación con los pintores del Siglo XIX y XX, por qué sus procedimientos y asuntos pictóricos quedaron relega- dos en favor de su desarrollo en la in- dustria gráfica. FMC había sido reconocido en su trayectoria de dibujante, ilustrador y caricaturista. Sin embargo, quedaban opacados los comentarios y el apoyo que artistas fundamentales de la Pin- tura Argentina le habían expresado. En el caso de Cesáreo Bernaldo de Quirós podemos mencionar que fue un pintor que se desarroló y se con- sagró en la Academia en los mismos años que pintaba FMC. Su preocu- pación por la tradición, presente en su producción pictórica, le permitió establecer con el artista un vínculo estrecho. Ambos se tenían una gran estima, a continuación Quirós dice: “Así, su lápiz y su pincel, fueron re- quiriendo trazos que la imaginación opulenta, bizarra del artista, marca- ba en el papel. Solo, sin academias, ni maestros, traduciendo esa verdad que llevan los predestinados, fue contando, Florencio Molina Campos, todo lo que sabía y había percibido en el campo abierto, en el “rodeo”, en las “fiestas”, en la “pulpería”, en su pro- pia guitarra y en ese enorme conoci- miento de “pilchas” y sus nombres, y de pelos y de marcas de “montados” (Ocampo 2003: 99). No era sólo su relación con los motivos gauchescos que ambos elaboraban de manera muy disímil, sino que Qui- rós marcaba en FMC el modo en que había dado forma a su manera de na- 16 rrar, de dar vida a los personajes que aquél pintó pormenorizadamente. Del mismo modo podemos observar sus relaciones con Pío Collivadino o Benito Quinquela Martín, ambos elo- cuentes al momento de destacar la técnica desplegada por FMC. Moreno y más precisamente "El Estribo", rancho que construye con sus propias manos, no será solo su casa perma-nente sino el taller donde producirá su vasta obra e incluso será el lugar de fundación de una escuela junto a su mujer María Elvira Ponce Aguirre (Elvirita) de formación maestra. Junto a ella decidieron impartir programas educativos con orientación artística a alumnas y alumnosde la zona. La localidad de Moreno sería así el núcleo de su reflexión artística, tanto en el ámbito propiamente pictórico como en el educativo y en su relación con la industria. Walt Disney se des-plazaría a "El Estribo" para invitarlo a Estados Unidos. La circulación de su obra por circuitos diversos a los que estaba habituada la pintura académi-ca demoraría su incorporación como pintor a la Historia del Arte. FMC nació en la Ciudad de Buenos Aires el 21 de agosto de 1891 y murió en la misma ciudad el 16 de no-viembre de 1959. En ese tiempo en la Argentina acontece un movimien-to de transformaciones a partir de los procesos de modernización que con-fluyen en la consolidación del Estado, la economía, la modernidad artística y la producción cultural, los que es- tuvieron atravesados por la disputa de diversos actores que encuentran ecos en las características fundantes de su obra. A su vez, en la creación visual domi- naba la búsqueda de una formación artística que se articulaba entre nues- tro país y Europa, y que fueron obje- tivos a cumplir para las y los pintores que ansiaban un desarrollo acadé- mico o vanguardista. Luego de un tiempo retornaban (la gran mayoría) y desarrollaban un vínculo en el que se destacaba la formación (ya sea académica o de vanguardia europea) y las relaciones con la mirada de la fi- guración y la abstracción en la Argen- tina. Las elaboraciones de sus formas pictóricas requerían -desde el siste- ma artístico en proceso de conforma- ción- localía a las miradas del paisaje, del retrato, de la ciudad, de las cos- tumbres y procedimientos materiales que habían sido desarrollados en los diversos países europeos. 17 FMC formó parte de este movimien- to de búsqueda que articulaba la for- mación extranjera con la creación de una estética nacional, aunque con un trayecto diferencial que incorpora- ba centralmente a Estados Unidos y comprometía no sólo a la escena de la pintura local sino a la de la fotogra- fía, el cine, la literatura y la gráfica. De todas ellas se valió su obra1, combi- nando lo moderno, lo culto, y lo po- pular para la construcción visual de su programa estético consistente en el rescate de una versión de lo nacional. FMC ingresaba al arte entre las fisu- ras que dejaba lo artístico fuera del circuito habitual que se requería para la consagración2. Fue considerado mayormente un artista que desarro- llaba sus obras para las clases popu- lares, e incluso como el creador de la Pinacoteca de los pobres a través de los Almanaques de Alpargatas, que realizaría durante los años 1931- 1936 y entre 1940 y 1945. Las relaciones con la industria gráfi- ca incipiente estuvo cargada de con- tradicciones. A la vez que le permitía ingresar a una circulación masiva las condiciones del contrato con Alpar- gatas lo restringía en la diversifica- ción de su repertorio y la posibilidad de generar otros nexos dentro y fue- ra del país. Posteriormente logrará mejores condiciones contractuales a fin de expandir su producción visual. Fue también la industria gráfica la que le permitió ingresar a los hoga- res en una forma silenciosa pero vi- sualmente potente para quedar en cada pared durante años. Ya no en la función de marcar el tiempo, a partir de un almanaque que perdía su fun- cionalidad para administrar los días, sino en la de establecer las relaciones visuales a partir de un relato rural que mostraba que el siglo XIX estaba vi- gente en el XX, tanto en las grandes ciudades de Argentina como en el extenso territorio rural en proceso de transformación. 1 Junto al desarrollo de la cerámica en piezas de pequeña dimensión y su práctica literaria ( El Museo Las Lilas de Areco conserva un conjunto de cuentos de su autoría aún sin publicación) también son parte de su producción aunque no tuvieran trascendencia pero sí aportaron a su reflexión pictórica. 2 Su labor se disgregó entre la pintura, la ilustración, el radioteatro, el cine, los dibujos ani- mados y la publicidad. En este mismo sentido Roberto Amigo observa que su obra pictórica transitó tempranamente por un circuito que se alejaba de los premios de salón y acercaba a los circuitos diplomáticos o estatales. Amigo (s/fecha). 18 Su formación autodidacta fue con- validada por pintores como Pio Co- llivadino, Benito Quinquela Martín, Fernando Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós3 quienes auspiciaban que siguiera su desarrollo sin una forma- ción reglada, casi cuidadosos de que no perdiera sus figuras expresivas y su forma tan singular. Nuestro interés es reflexionar acerca de por qué, a pesar de su conoci- miento de la historia de la pintura y su desarrollo pictórico, es definido y/o comprendido principalmente como ilustrador costumbrista. Si bien no in- cursionó en la formación académica, sí encontramos que su avidez por ob- servar y analizar a otros artistas loca- les y europeos le permitió estudiar fi- guraciones, escenas, procedimientos o composiciones espaciales, todos ellos desde la pintura, que retomaban diversos debates: de lo tridimensio- nal en lo bidimensional, del uso del color, del trabajo del pincel y de la re- lación entre literatura y pintura. La inclusión de FMC en la genealogía de la historia de la pintura argenti- na llega posteriormente a su muerte en forma fragmentaria y episódica. E incluso, por más que se lo rescata como pintor, no deja de pertenecer a un desarrollo en tránsito entre la pintura de las Bellas Artes y la cultura visual4. Llama la atención que el reco- nocimiento de su legado y su exposi- ción póstuma en el Museo Nacional de Bellas Artes5 haya sido promovida principalmente por pintores6. La ex- posición se llevó a cabo desde el 7 3 Algunos de ellos activos en el Grupo Nexus donde participaron los pintores Pio Collivadi- no, Fernando Fader, Césareo Bernaldo de Quirós junto a Alberto María Rosi, Justo Lynch y los escultores Arturo Drasco y Rogelio Yrurtia, todos ello en su mayoría se habían formado en Europa (especialmente Roma). Benito Quinquela Martín integraría más tarde el grupo iden- ti icado como los “Pintores de la Boca”. En todo ellos prevaleció la vocación de construir una idea de lo nacional a través del paisaje. Véase Malosetti Costa (2014) y Fara (2020). 4 Los escritos producidos por la historia del arte en general tienden a resaltar el ingreso de su obra a través de la reproductibilidad técnica en los sectores populares, aportando a la construcción de una cultura visual o bien se la tiende comprender como un “referente do- cumental”. En esta línea se soslaya la tensión entre los medios masivos usados por el artista atravesados por su práctica y mirada pictórica. Baldasarre (2014). 5 El año resulta muy significativo ya que el vínculo con la campaña presidencial de Carlos Me- nem deja expuesto lo gauchesco adquiere un renovado interés en la discusión de lo nacional algo que queda pendiente para futuros estudios. 6 Luis Fernando Benedit se destaca como un impulsor de la mentada exposición y participó además en el diseño del Museo Las Lilas de Areco que, actualmente, conserva gran parte 19 de abril al 13 de mayo de 1989 en el Museo Nacional de Bellas Artes y fue organizada por el artista Luis Fernando Benedit. También como antecedente es posible mencionar una exposición de la obra curada por Nestór Rocco, a partir del interés de la Casa de Antonio Berni en el año 1981, la que reunió una cantidad significativa de obras del artista, 115 pinturas. A partir de estas consideraciones nos preguntamos sobre la relación entre la vasta y diversa producción de FMC y la pintura argentina. Allí nos con- centramos especialmente en su de- sarrollo pictórico y el carácter artístico de su programa estético. Estimamos que su trayecto formativo diferencial al que contemporáneamente se fo- mentaba en los circuitos oficiales, se fundamenta en la construcción de un programa estético-político que, a su vez, le otorga un carácter absoluta- mente moderno. del archivopersonal del FMC. En otro aspecto la obra pictórica de Benedit como la de otros artistas entre los que podemos mencionar de modo tangencial en la obra de Antonio Berni y más explícitamente en los trabajos de Pablo Suaréz, Miguel Harte, Patricio Larrambebere, Lux Linder, observan una reelaboración de motivos y recursos de FMC. 20 21 LA CONFIGURACIÓN DE LO POLÍTICO: ENTRE LO MODERNO, LO CULTO Y LO POPULAR Una obra en particular resulta signifi- cativa en tanto condensa algunos as- pectos programáticos de la búsque- da del artista. Dentro del repertorio de FMC (que usualmente limitaba sus representaciones al tamaño del pa- pel francés tipo canson marca Mont- golfier) (Deferrari 2012: 6) esta obra, producida en el año 1944, exhibe la representación de un gaucho en una escala inusual, casi real. En este tra- bajo titulado Mudanza se describe lo que pareciera ser el estudio de un gaucho en el acto final de vestirse, se lo ve ajustando su cinturón y atento, como mirándose ante un espejo. Mudanza, 1944 Témpera y lápiz s/ tela, 196 x 105,5 cm . Colección privada, Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires. 22 El procedimiento exhibe la represen- tación del gaucho con volumen y co- lor en el plano superior del cuadro, donde el artista coloca también su firma; al tiempo que, hacia el plano inferior, la figuración muta progresi- vamente hacia el dibujo y a la remi- niscencia del boceto. Si lo leemos de arriba hacia abajo podríamos sugerir la descomposición del procedimien- to: una reflexión de lo más a los me- nos acabado que sugiere el taller del pintor y devela el movimiento de la realización a la vez que insinúa una intención pedagógica. Si suponemos una mirada de abajo hacia arriba la obra podría funcionar como una me- táfora del trayecto formativo. El trabajo se asienta en un sistema constructivo que incorpora el con- cepto de transformación (aspecto resaltado por el título de la obra) a la vez que le pone un tiempo tan- to a la relación entre el dibujo de la zona inferior como la progresiva in- corporación de la témpera, el color, el volumen y el desarrollo abstracto del segundo plano. Expresa, simultá- neamente, un aspecto temporal en la conformación del procedimiento (va pintando y dibujando) en el asun- to (se va vistiendo) y uno espacial en la valoración del dibujo y la pintura como artes equivalentes que cons- truyen desde la línea a la representa- ción del volumen. El enaltecimiento de técnicas conside- radas menores en relación a la pintura académica (que utiliza como medio el óleo), y en especial en relación a la pin- tura de historia (a la que interpela por el gran formato), contienen la devela- ción de lo que pareciera ser un progra- ma estético-político: la necesidad de repensar los modos en que el gaucho fue definido hasta entonces y, a través de él, la disputa y construcción de una memoria nacional que, exenta de los pruritos de la academia, indague en los recursos que le ofrece la reproduc- ción técnica para cumplir sus objetivo. Una memoria que busca inscribir en la historia aquello no contado, marginal, en torno a lo que contemporáneamen- te se instituía sobre lo gaucho. FMC aparece interesado por temas que estaban presentes en la pintu- ra de su tiempo pero los elaboró en otras direcciones incluyendo lo litera- rio y el humor junto a procedimientos de otros circuitos de producción y cir- culación. Esto nos permite compren- der, en algún sentido, que se trató de un pintor que trabajó desde y con lo periférico, de allí que decidiera insta-lar su estudio en "Los Estribos", su ran-cho en la localidad de Moreno. 23 En este caso se trata de una obra pro- ducida cuando el artista ya tiene un alto grado de desarrollo y recono- cimiento7. Y, como buscaremos re- flexionar aquí, ya ha completado su trayecto formativo por lo que parece presentar una toma de posición en relación a su asunto-procedimiento. Dicha vocación programática junto a la función que él adjudicaba a su tra- bajo, se hace evidente en el siguien- te intercambio epistolar de FMC: No sé cómo expresarle tan entusiasta elogio, cuanto inmerecido -no es mo- destia-, pues hay quienes se han ocu- pado de la vida del gaucho con más acierto que yo. - Naturalmente, y en esto coincidimos -y se lo agradezco especialmente- que nadie lo ha trata- do en la forma simple, diré brutal, que he puesto en mi obra de años. -Brutal sin ser ofensiva porque lo he tomado de su propio medio en “su salsa”. Simpática coincidencia, la que, el Doctor Carlos Dávila - expresidente de Chile, actualmente aquí, trabajan- do en el periodismo- ha hecho una glosa de mis gauchos, tratándolos en comparación con “Facundo”. 7 En este periodo ya han sido realizadas todas la pinturas que sustentaron la publicación de los almanaques Alpargatas, ha incursionado en las técnicas de animación en Hollywood, así como participado de distintas exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera del país, a la vez incursiona en el mundo del cine y la publicidad (para productos Mobiloil y Texaco). Ud. sabe, mi querido amigo, que en nuestro país, hay ciertas personas, por cierto, que sin arraigo de tradi- ción o por el contrario con intereses familiares, que tratan de reivindicar la memoria de Rosas.- Me felicito de que Ud. califique, con una sola frase, la personalidad del “nefasto caudi- llo”; no otra fué quien retardó tanto tiempo- que no es el que duró él en el mundo, sino todo el de la Dictadura y el que el país necesitó para organi- zarse nuevamente - ya que Rivadavia lo encaminara tan inteligentemente con las miras de lo que había de ser en el futuro (hoy) que es grande y res- petado.- También es hacer patria, a través de una obra tan simple como la mía, no lo cree Ud. así? Se conocía el gaucho, en nuestro país y en el extrangero, con la sola referencia novelista o pic- tórica?, que en forma esporádica, han producido los hombres de nuestro suelo? Bien lo dice Ud., aclarando el punto. - Por ello, por la justicia que me hace, también me siento recono- cido a Ud.- El gaucho fue “eso”.- Senci- llo, pobre, sufrido, hospitalario, “carne de cañón”, como todos los nativos de 24 nuestros países sudamericanos; de él se valió la historia para escribir pági- nas marciales; de él se valió la política para formar aquellas naciones.- Quién se acordó de él? Tiene un monumento como este o aquel prócer o político? Ninguno o casi ninguno; yo, con mis “garabatos” le estoy levantando un gigantesco mausoleo en el corazón y en el recuerdo de las gentes.- Dis- culpeme, no es jactancia; algo así me dijo el Dr. Marcelo T de Alvear, siendo Presidente: “Siga así, que aunque sea en caricatura, está documentado un pasado, nuestro pasado.-” 8 Sin embargo, el tono programáti- co adjudicado aquí al motivo del gaucho no fue una condición que le fuera exclusiva, sino que estuvo muy presente en su propio contex- to sociocultural, en relación al cual el artista tomará una posición parti- cular. El libro de Ezequiel Adamovs- ky, El gaucho indómito, nos permite comprender tanto la complejidad 8 Fondo Florencio Molina Campos, Museo La Lilas de Areco, Carta dirigida a César Miró Que- sada firmada por FMC “La casita” Ridgefield 13 de agosto de 1938. Registro 0301- 1896. Se respeta la transcripción exacta del documento. 9 Con la noción de criollismo popular el autor refiere a “un modo particular de hablar de lo popular- de la vida del bajo pueblo, de su pasado, de sus aspiraciones y valores- a través de la figura del gaucho a la vez que su trabajo considera específicamente el aporte de las pro- ducciones de artistas y escritores de origen popular, o con intención de llegar a un público de clases bajas, o que circuló de manera masiva sin depender de impulsos estatales”. (Adamovsky, 2019:13) que adquiere, entonces, la figura del gaucho como la diversidad de fenó- menos que confluyen en su disputa y elaboración. Su trabajo nos ofrece un marco desdedonde interpretar las modulaciones que FMC realiza del motivo en función de su biografía y su proyecto artístico a la vez. Según el autor, el desarrollo de un criollismo popular produjo, consu- mió y diseminó historias de gauchos antes y después de que las élites las hicieran propias9. En la difusión y dis- puta del gaucho como emblema de argentinidad convergen distintos fe- nómenos, entre ellos las payadas, el circo, los carnavales, el teatro: todas expresiones con fuertes marcas de oralidad que recuperaban el habla y la historias de vida de los paisanos rurales. Progresivamente, la literatura a través de obras que se volverán ca- nónicas como el propio Martín Fierro, 1872 (José Hernández) o Juan Morei- ra, 1879-1880 (Eduardo Gutiérrez) ex- 25 pandirán aquellos relatos que serán a la vez prontamente re-oralizados. A este imaginario aportó temprana- mente el desarrollo de una pintura nacional junto al progreso de la fo- tografía, el cine, la cultura impresa, la cultura gráfica10 y la publicidad. Al mismo tiempo, a comienzos del siglo XX, serán las élites las que intentarán apropiarse del motivo para direccio- nar el debate en torno a lo nacional, buscando disputar a través de él la historia, los orígenes étnicos, la iden- tidad y la constitución de lo nacional, aunque sin lograr encauzar nunca la diversidad e inestabilidad del mismo. “Luego de 1880 la expansión de un público lector, de un mercado edito- rial y del entretenimiento comercia- lizado generó las condiciones para que un grupo importante de artistas y autores profesionales retomarán los estilos, historias y personajes del criollismo, llevándolas a un nuevo ni- 10 En este sentido Sandra Szir explica que el concepto de cultura impresa “alude al corpus de objetos resultantes de la multiplicación técnica de textos a partir de la adopción de la impren- ta, refiere no sólo al objeto sino también a su empleo, difusión y recepción en los diferentes ámbitos de la vida política, social, cultural, educativa, científica y comercial”, a su vez agrega “la convergencia de la cultura impresa con la imagen multiplicada produjo una cultura gráfica que, en gran parte fue de uso efímero, conquistó un lugar duradero y constituyó un fenómeno que, en algunos casos, alcanzó un carácter masivo.” (Szir, 2019: 15-16). 11 A partir de las guerras de la independencia ya no fue posible asociar exclusivamente a los gauchos al sentido negativo de los cuatreros o vagabundos sino que adquirirían un sentido patriótico y político que los investía de valentía en pos de la nación (Adamovsky, 2019: 13). vel de difusión por todo el país. Los avances tecnológicos- materializados en la impresión de imágenes, el cine, la aparición del disco, los micrófonos y la radio- permitieron al criollismo popular permear la nueva cultura de masas hasta transformarse en uno de los elementos característicos y dis- tintivos. No caben dudas de que se trató de una expresión dominante en la cultura nacional al menos hasta mediados del siglo XX.” (Adamovsky, 2019: 50). Adamosvky identifica el criollismo como una tradición que comparte tó- picos, personajes, referencias y citas y que se expande en distintos géneros, registros y soportes. Esta tradición co- mienza con las gestas independentis- tas y se desarrolla hasta alcanzar su masividad en los años 194011. Se trata entonces de una tradición que atrave- só la infancia de FMC y que progresi- vamente se desarrolló de la mano del ingreso, aún incipiente y anárquico, 26 de la industria a la cultura y a la cul- tura nacional, específicamente. En ese marco se comprenden las incursiones de FMC -como productor la más de las veces, como colaborador y asesor otras- en el mundo de la ilustración, la radio, el cine, la animación, la histo- rieta gráfica y la publicidad junto a su intención de hacer patriada con una representación del gaucho que para él estaba aún pendiente. La reproduc- ción técnica a la vez que le proveía de una vasta cantidad de fuentes por donde circulaban las historias criollis- tas se representaba como un seduc- tor horizonte para intervenir en la are- na pública.12 Su interés por estudiar en Estados Unidos, a contrapelo del trayecto for- mativo que promovían las academias y el campo del arte, dan cuenta de esta cuestión. Se trata de un pintor 12 “Mi principal fuente de información es la lectura. Y no tengo tiempo suficiente para exami- nar el cúmulo de artículos y libros que aparecen todos los meses, a fin de elegir entre ellos los que valgan la pena leerse, que son relativamente pocos” Declaraciones de FMC en Seleccio- nes del Reader Digest, Nueva York, Contratapa, Tomo III No 16- marzo de 1942. 13 Esto se evidencia en el conflicto que llevó al artista a renunciar a su colaboración con las producciones cinematográficas realizadas por Walt Disney y su equipo de trabajo. El tema merece un estudio aparte ya que se entremezclan allí la tensión entre lo pictórico y lo masivo junto a la reflexión del artista sobre la identidad o el ser nacional. Gran variedad de documen- tos testimonian el asunto, entre ellos: las correcciones de FMC a los guiones de los dibujos animados; la realización de figuraciones que comparan el gaucho con The Gaucho (al que se representa como un vaqueano mexicano); junto a las memorias del artista. Una aproximación a su vínculo con EEUU (Serviddio, 2019: 75-87). que desea hacer patriada a través de la disputa de la figura del gaucho; busca incluirlo en nuevas narrativas y la difusión masiva de la misma13. Por ello, como pintor y productor visual a la vez, se interesa por formarse en lo audiovisual. El universo gaucho en la obra de FMC representa la vida y costumbres de un mundo rural en crisis. A este aspecto refieren la mayoría de lo tra- bajos que estudian la obra del pintor pero tal vez el de mayor valor, tanto porque se realiza durante la vida del artista (en ocasión de la edición del Fausto de Estanislao del Campo ilus- trado por él) como por su valor ana- lítico, sea el comentario de Hector Vitón quien al destacar el contenido evocativo de sus representaciones sostiene: 27 “En sus vastos horizontes reviven lo de los pagos del ‘Rincón de Ajo’ o del norte entrerriano, que fueron su niñez y de su juventud. Rara vez el campo arado, y por el contrario, casi siempre, por no decir siempre, el campo bru- to con su pasto puna en ‘montones’, los lagunones con sus espadañas, lo montes de talas o de ñandubais, po- blados por el venado y la gama, las garzas y el avestruz. Casi nunca apa- recen los sembrados opulentos, los rastrojos u el cardal inevitable, la es- tancia moderna, el auto devorador de las distancias, las trilladoras, la nueva maquinaria que ha creado un nuevo poblador. Los de Florencio Molina Campos son los campos que pobla- ron nuestro abuelos, sus modestas estancias, los ranchos pobres del pa- sado, de esa dorada Argentina, de vida simple, pura y vigorosa, que se entregaba por entero al mundo en la plenitud de la esperanza, pero no son los de la Argentina rural de hoy día, tan complicada, tan heterogénea, tan cosmopolita. Hasta las diligencias, las pulperías, son las galeras y las pulperías del pa- sado. Hay que ir hoy muy lejos para encontrarlas si es que se encuen- tran. Hasta la misma ortografía de sus nombres es de más de medio siglo atrás. (…) Hacia todos los rumbos del país , había galeras y pulperías en profusión adornados de nombre que eran una fecha patria, un accidente geográfico, un lugar lejano. El Sol de mayo, La Patria, La Porfía, el Porvenir, el Remanso, Kequén, el Pensamiento, Caledonia, Sebastopol, La República, La Unión, el Gualicho y tantos otros, todos evocativos, pintorescos y poé- ticos, a lado de los que suena hueca la moderna toponimia” (Del Campo, 1950: X-XI). Se comprende en esta lectura a qué hace mención con la idea de un trata- miento simple y brutal del gaucho en su trabajo. Con la noción de lo brutal el artistarefiere al campo sin arar pre- vio al ingreso de la propiedad que lo fragmenta y mensura y al desarrollo industrial que tenderá a homogenei- zar sus paisajes. La idea de lo brutal busca referir a lo que su narrativa considera como los primeros pobla- dores de la nación. Sus paisajes lejos están de las llanuras amplias y vacías que describe Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas (Domingo F. Sarmiento, 1845), por el contrario se muestran habitados y di- versos. FMC trae a su presente un tiempo que es cada vez más pasado, se trata de personajes y prácticas que progre- 28 sivamente pierden su lugar. En aque- llos años, atravesados por el fracaso del plan económico de los gobier- nos liberales, los peones rurales se ven obligados a emigrar a la ciudad y a convertirse en obreros al calor del avance de lo industrial, que también afecta a los modos de la producción agrícola y ganadera. Por entonces la construcción y debate sobre el paisa- je nacional en la pintura involucra la representación de los suburbios in- dustriales y urbanos expresado fun- damentalmente en el grupo Nexus. En relación a ellos sostiene Malosetti Costa que también “(...) el ámbito rural se había vuelto un símbolo de tradiciones y marcas de identidad que en la gran ciudad parecían en peligro de desaparecer (Malosetti Costa, 2013: 33). Sobre esta transformación también se pronuncia la obra de FMC afir- mando que no sólo acontece en la 14 Podemos sugerir, sin embargo, que existían matices entre los programas pictóricos de los diferentes artistas que integraban el grupo Nexus. Mientras unos como Pío Collivadino, Alberto María Rossi, Justo Lynch y, más tarde Benito Quinquela Martín (desde el grupo de Pintores de la Boca) abordaron el tema urbano y suburbano, cada uno desde su propia singu- laridad. Así observaron los barrios apartados y las escenas de trabajo a la que se volcaban los inmigrantes que llegaban a la ciudad. Por otro lado, Fernando Fader, Bernaldo Quirós, Justo M. Lynch, y Carlos Ripamonte elegían motivos vinculados a la ruralidad, aunque con otro tono que el de FMC, entrometiendo allí el campo de principios de siglo, las representaciones costumbristas, etc. ciudad sino que el campo tampoco estaba exento de ella dando cuenta que allí también sucedía la pérdida de un sujeto y un paisaje14. Por su propia biografía, FMC había crecido en un ambiente rural rodea- do de peones y trabajadores del campo. Aunque pertenecía a otra clase social, sus memorias relatan su fascinación y tempranas vivencias en torno a ese espacio con el que con- servaba una profunda simpatía: “Allá por 1900 las torrenciales lluvias inundaban los campos en las zonas bajas donde mi padre tenía una es- tancia (...) En esos días interminables nuestras distracciones se limitaban a observar el diario trajinar de los peo- nes y allí nació para nosotros el im- pulso de traducir en nuestros juegos sus ademanes, su indumentaria y la inacabable variación de sus faenas. Recuerdo que luego, en la mesa del comedor formaba con los papeles de 29 plomo de los envases de té minucio- sas estancias, recortando los elemen- tos que la poblaban. Ahí, entre carto- nes y figuras recortadas, empezaron a moverse mis primeros gauchos, cuando yo cumplía 9 años de edad. Solo muchos después, tras muchos trabajos y penas, me decidí a mostrar aquel mundo a los demás” (Deferrari; 2012: 6). Los personajes y paisajes que FMC representa son construidos de mane- ra anacrónica al tiempo histórico en el que son retratados, aspecto que establece comentarios y filiaciones en relación a las transformaciones socioculturales que le son contem- poráneas. Al tiempo que recupera la memoria de aquél peón rural en cla- ve empática y humorística emergen los recuerdos de una masa trabaja- dora que debe desplazarse y redefi- nirse en la ciudad, también integrada por la llegada de inmigrantes que desean incorporarse rápidamente a la comunidad. Ambos están unidos por la experiencia del desarraigo y la sospecha en torno a los avances de la modernización para con su cali- dad de vida. Con ellos el plan esté- tico de FMC y su impronta evocativa establece un vínculo que resulta una posición ideológica tal vez no tan ex- plícita de parte del artista. Sin duda FMC observa la gran preg- nancia que todo lo vinculado al mun- do gaucho adquiere en su tiempo constituyéndolo en un emblema a través del cual, con gran cantidad de tensiones, se discute la idea de argentinidad. Allí encuentra una no- ción de pueblo a construir y no ig- nora el lugar que el desarrollo de lo popular adquiere junto al crecimien- to incipiente de un mercado cultural alimentado por la progresiva moder- nización técnica. Por ello su progra- ma, si bien establece continuidades con los pintores contemporáneos a su tiempo tomará un rumbo diferen- cial a través de su cruce con la circu- lación y producción en la industria cultural en desarrollo. Si bien el universo gaucho de FMC parece existir en forma autónoma15, fuera del Estado o la mirada de los patrones, hay algunas excepciones 15 Enrique Molina observa que las representaciones de FMC contienen un “tiempo autóno- mo, que corre a la par del nuestro como un río y no se desvanecen. Justamente están en un almanaque donde los años y los meses cumplen un eterno retorno. Además, casi nunca se ve ante ellos al patrón. Su mundo es cerrado, exclusivo. Ellos y sus caballos mirones que tanto gustan hablar.” (Molina et alt, 1992: 26). 30 donde se alude a los bordes de lo que pareciera ser un universo cerra- do donde también es posible apor- tar a la descripción de su visión de la política. De este modo, Parece hija e’ ricos!16 refiere, mediante el título y el gesto del personaje principal17, a una clase que no se representa, que queda fuera del cuadro. En el mismo sentido, otro conjunto de obras es el que realiza con motivo de la publica- ción Cardos y Abrojos del Dr. Félix E. 16 Témpera 31, 5 x 48 cm realizada en el año 1932 para Alpargatas. 17 Se trata de un lugar inusual para la representación de lo femenino dentro de la obra FMC y de la mujer en el criollismo y la gauchesca del siglo XIX donde su papel usual es de com- pañera dentro de un universo masculino. Por el contrario la mujer aquí retratada aparece sola, con marcas de borrachera, sus mejillas rojas y una botella de vino tirada cerca, sus ojos pintados y fumando. 18 Etchegoyen era entrerriano, escritor y doctor en jurisprudencia, diplomacia y consular. Fue defensor de pobres y menores. En el año 1921 se produjeron los primeros movimien- tos sindicales en el país con consecuencias trágicas -también para Gualeguaychú- , debido a la represión policial. El 1º de mayo, los obreros fueron atacados y baleados en la plaza principal. Varios murieron atacados por huestes conservadoras por cuestiones políticas, se consideraba que el sindicalismo era un peligro para el país. Etchegoyen metió preso a los asesinos y por ese motivo perdió su empleo. Fundó también un diario de combate: La Ver- dad. Fue radical de Yrigoyen y cuando subió Alvear empezó a tener disidencias y se retiró de la política. Cardos y Abrojos fue su obra más importante, reúne una serie de sonetos políticos donde se expresa su decepción en relación a la clase política. Cf. http://elpellegrinense-onli- ne.blogspot.com/2012/07/boletin-n-4.html Sitio consultado en marzo del 2022. 19 Un ejemplo es el soneto La plataforma Electoral del que aquí citamos dos de sus estrofas: ``Construcción de edificios escolares/ puentes, alcantarillas y caminos/ supresión de cuatre- ros y asesinos/ dinero en abundancia en los hogares.// No más duelos, quebrantos ni pesares/ en los míseros pechos campesinos/ nada de impues- tos altos y leoninos/ reparto de trigales y linares. // Tal anuncia la grey y politiquera/ en procura de voto marrullera/ pero al triunfar mañana el candidato… Adios pueblo elector y plataforma/ todo ha sido mentira, todoforma/ de que escale a la cum- bre un mentecato“ (Etchegoyen, 1934:84-85). Etchegoyen18 publicado en 1934 por Kraft editores. Se trata de un conjun- to de escenas que comparte como tema la votación en ámbitos rurales; el libro de Etchegoyen contiene una serie de versos donde marca su dife- rencia con la escena política a la que acusa de no cumplir su contractos electorales y estar lejos de los genui- nos intereses del pueblo19. En esta línea se orientan cuadros como Vota po el gubierno (1930) donde los re- 31 presentantes de la justicia electoral aparecen entregando la boleta a los paisanos o espiando al voto en otras ocasiones. Todas estas escenas repre- sentan el modo en que las elecciones y la justicia rural eran manipuladas.20 Finalmente, también son excepcio- nales tanto las representaciones de montoneras así como las luchas con los pueblos originarios. Estas no son J’lores caracho! (1935) exhibe la idea de la gauchada participando de las montoneras independentistas. La obra se vuelve significativa si la com- paramos con el modo en que la tra- dición local transitó por el tema. FMC se declaraba abiertamente antirosis- ta y se resistía a reivindicar la figura del gaucho participando de las mon- toneras en la que consideraba que había sido utilizado como carne de cañón. El modo en que los rostros so- bresalen de la masa en movimiento parece buscar extraerlos de la unifor- midad en que, por otra parte, la histo- ria de la pintura nacional ya los había colocado al representarlos como una masa homogénea. De algún modo, FMC los individualizaba. El texto con 20 Podemos agregar a este conjunto la referencia que hace Roberto Amigo a la represen- tación Listo pa’ votar. Según el autor el hecho de que fuera ésta una pintura que el artista le regala al General Agustín P Justo la dota de, al menos, un carácter ambivalente -como sigue diciendo- bajo el predominio del fraude. (Amigo, S/fecha: 3) que FMC acompaña el cuadro refren- da esta posición que busca rescatar a los gauchos de disputas que parecen no pertenecerles. Etchegoyen, F (1934) (reproducción) Cardosy Abrojos Ilustración FMC Listo para votar? Buenos Aires, editorial Kraft: Portada 32 Estas no son J’lores caracho!, 1935. Témpera s/ papel, 32 x 50 cm. Colección privada, Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires. ESTAS NO SON J’LORES, CARACHO! Aconteció qu’en tiempos antigua- sabía contar el finau mi tata (Anima bendita! No l’ ofiendan mis palabras! - la gente andaba mesmo que alzada, lidiando a cada güelta.- La politic’amigo! Mire que le ha hecho tanto mal al páis, no? ´ra como pest’endenantes.- Cada estan- ciero armabasu pionada y se arrimab’al caudiyo’e su afeto.- Una ocasión, dis que salieron en pandiya tuitos los mozos de l’ estancia’nd’era pión el finau, y jueron a rejuntarse con la gente que segía a don Bartolo, a Mitre, sabe? Había que oírlo a tata! Se formo com’ un escuadrón y como no había quien mandara, alió al frente’l sargento Rocamora, de los Ro- camora’el Tuyú, qu’era de la polecía’el pueblo, y ya le pegaron duro y parejo, cada cual en su montau, yevando tropi- yas de rifresco.- En cuanto se toparon con los del otro bando, s’ enriedaron como abrojo en cojinyo.- Cada entreve- ro, amigo. de quedar tendal, chuziaus o mal muertos, que mas luego cuidiaban o despenaban las chinas.- Y siempre p’adelante! El sargento Rocamora pare- cía mesmo un general, revoliando’l me- yau a la cabeza’el cotigente, y pegaba’l grito: “ A la carga!” Y cuando dentraban a tayar, loj animaba: “Estas no son jlores, caracho!” 33 El cuadro al que aquí referimos for- ma parte del revisionismo históri- co de su tiempo, recordemos que el año 1934 es el marcado por una generación de historiadores que re- cuperan la figura de Rosas para la historia nacional. Estas no son J’lores caracho!, como el resto de la obra de FMC, contienen una vocación re- visionista aunque no es el revisionis- mo intelectual que contemporánea- mente buscaba rescatar el legado de Rosas frente a la construcción li- beral. Sus pinturas recuperan lo gau- cho aunque no la idea del gaucho como montonera que también era común por entonces en la circula- ción del criollismo popular. Resultan llamativas también las representa- ciones escasas de enfrentamientos con los pueblos originarios donde indigena y gaucho pelean de igual a igual, compartiendo escala y rasgos fenotípicos, casi como dos criollos, como en el caso Yo soy del 5to...y me agunto! (1934). En todas estas obras aparecen temas que no son centrales sino que, por el contrario, podríamos compren- der como temas excepcionales o periféricos; las cuestiones de clases, la guerras independentistas, los en- frentamientos con las comunidades originarias y la participación en lo estatal a través del voto. Todas conju- gan una mirada sobre la vida política como algo ajeno. Se trata de repre- sentaciones que parecen irrumpir desde otro momento, algo de lo pre- sente y moderno que acomete en un universo que se describe, en gene- ral, como premoderno y que de este modo disputa con el olvido. Si bien el artista, explícitamente, se declaraba como un mitrista y deni- graba a Rosas, en sus representacio- nes aparece una visión de la historia y de la nación que no se ajusta del todo aquella que el estado promovía en las escuelas en las primeras dé- cadas del siglo XX y que continuaría vigente hasta mediados del siglo21. Más bien su proposición parece re- cuperar algo de la crítica social del Martín Fierro donde se señala un des- amparo o descuido de los paisanos 21 “La narrativa maestra era por entonces la que había propuesto Bartolomé Mitre, fundador de la historiografía argentina, que otorgaba un protagonismo central, en la independencia y en el progreso nacional, a la burguesía de Buenos Aires y a los políticos de la ciudad. En cambio, el espacio rural y el interior se veían como sitios del localismo estrecho, del atraso y de una democracia turbulenta que solo encontraría canalización gracias a la tutela porteña” (Adamovsky, 2019: 133). 34 Yo soy del 5to…y me agunto! 1939 Témpera s/ papel, 32 x 50 cm. Colección privada, Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires 35 rurales. Recupera la idea de crítica social que Hernández ya había reali- zado a Sarmiento por la situación de abandono del gaucho. Por otro lado, los criollos representa- dos en sus cuadros develan diferen- cias étnicas llegando a adquirir, en al- gunos casos, rasgos que dan cuenta de identidades afroargentinas lejos de la narrativa elitista y europeizante de su tiempo.22 Se trata entonces de una memoria que establece filiaciones con cierta vocación, también revisionista, que se observaba en las expresiones del criollismo popular. Esta visión expre- saba cierta sospecha frente al desa- rrollo de una racionalidad económica capitalista en desmedro de la libertad que significaba la vida rural23. Marca una crítica en torno a las pérdidas que trajo el progreso por lo que pre- senta un pasado que permitió a sus contemporáneos identificarse con 22 Vitón distingue estos primeros pobladores de la segunda ola de inmigrantes, según su descripción estos “En su mayoría eran porteños de vieja estirpe andaluza o asturiana (...) ha- bía también extranjeros, sobre todo bearneses, algunos españoles. Cuando las condiciones de vida fueron más fáciles, aparecieron los ovejeros: ingleses, irlandeses, vascos. Es con el despertar agrícola, que llegaron al campo los italianos, luego el diluvio de razas” (Del Campo 1950: XII). 23 El tópico del avance opresivo del alambrado se encuentra una y otra vez. En este punto podían coincidir también los tradicionalistas más conservadores, que lamentaba no tanto la opresión de clase como el ocaso del espíritu romántico de la tierra (Adamovsky, 2019: 133). aquellos gauchos excluidos. El cam- po que dejaba de ser comentaba las transformaciones del nuevo modelo productivo que la racionalidad capi- talista imponía.La nostalgia del pasa- do miraba con sospecha el progreso presente que se evidenciaba como postergación del criollo. En síntesis, la utilización política del motivo gauchesco dentro de la obra de FMC no puede comprenderse sin su interés por la reproductibilidad técnica; su preocupación por la mo- dernización de la imagen expresa el deseo de intervenir lo más amplia- mente posible en los modos en que la argentinidad y, a través de ella, la nación se debate. Se puede com- prender entonces a FMC como un ar- tista de los bordes: entre lo erudito y lo popular, entre lo masivo y lo culto, entre la cultura oral y la cultura letra- da, entre soportes y procedimientos diversos. Todo esto revela una versa- tilidad y permeabilidad a la moderni- 36 zación de su imagen y al mismo tiem- po construye una memoria crítica sobre los efectos de los procesos de modernización de las primeras déca- das del siglo XX. En la incorporación de todas estas tensiones, su plan ico- nográfico contiene coherencia. Si se retoma el cuadro del gaucho vistiéndose que inauguraba este apartado, como ya hicimos notar, su tamaño es otra de las cuestiones lla- mativas. Aunque ignoramos dónde circuló la obra, este aspecto y el he- cho de que esté firmada la colocan en discusión con la escena del arte. La escala de la misma podría referir por igual a la pintura de historia o a la producción de un afiche, trabajo usual del artista en su último tiempo, ya que el año 1944 lo encontraba in- cursionando en ella. La obra condensa la complejidad de la posición política que expresa el plan pictórico de FMC donde se articula un trabajo de rememoración personal y colectivo a la vez. De allí que no sea del todo sencillo encasi- llar las modulaciones de sus motivos en relación a los repertorios gauchos que le son contemporáneos e ines- tables. FMC se declara mitrista y antirosista, a la vez que se muestra halagado por los comentarios del Presidente Mar- celo T. de Alvear. Y más aún, elabora un conjunto de obras que tematizan los bordes donde da cuenta de una mirada decepcionada en torno a la política pero, por otro lado, el ana- cronismo que construye le permite señalar la continuidad de un desam- paro del gaucho premoderno con la situación crítica de los trabajadores (inmigrantes y peones rurales) que irrumpen en la ciudad. Por todo esto, la obra da cuenta de un eclecticismo que proviene de su propia experien- cia y de la experiencia contemporá- nea de lo político en general, aquella que la cultura y las recuperaciones actuales tienden a estabilizar. 37 LA REPICTORIALIZACIÓN, LO SONORO Y EL USO DEL COLOR COMO PROGRAMA PICTÓRICO fotografía, el cine, la radio, la gráfica, la música y la literatura. Eran los tiempos de la construcción de las ciudades, las luminarias, las fábricas, las transformaciones de los modos de vida, la industrialización y de la pintura académica que apun- taba a dicha construcción. Estas ten- dencias quedaron representadas en Pío Collivadino y Víctor Cúnsolo, figu- rando la ciudad, o Benito Quinquela Martín el puerto en relación al trabajo, o las fábricas y los edificios vacíos en Horacio March, entre tantos otros. En este entorno una figura que rememo- raba su infancia, a través del mundo rural y estanciero, se ubicaba en la configuración artística del campo. Un aspecto importante de su realización se estrecha con la literatura gauches- ca del siglo XIX (José Hernández con Martín Fierro y Ricardo Güiraldes con Don Segundo Sombra, 1926) y las ob- servaciones y narraciones naturalistas de Guillermo E. Hudson. El desarrollo pictórico de Florencio Molina Campos es reconocido so- cialmente entre los años 1926 hasta su muerte en 1959. Antes de su apa- rición en el medio, realizaba, ya, en el año 1909, a los 18 años de edad, obras que mostraban rasgos incipien- tes en su tendencia figurativa y narra- tiva a la vez. Estos se vincularon con una estructura compositiva que reu- nía el dibujo de signos referidos a títu- los que eran por un lado denotativos, indicativos de la representación y, por el otro, producían un desvío a partir de la utilización del humor en la elec- ción de los mismos. Estas realizacio- nes se manifestaban como una suerte de ensayos que en el devenir de sus obras se irán entramando acompasa- damente. Por ello, consideramos que el modo de reflexión pictórica proce- de por acumulación y no por etapas, esto es que el artista paulatinamente va incorporando a su composición (técnicas, materiales, organización es- pacial, etc) nuevos conocimientos y saberes producidos en el cruce con la 38 Estos aspectos que proponen una fi- guración establecida por los vínculos entre la pintura, la gráfica y la literatu- ra suscitan un dilema interesante: ver el tema de las obras pictóricas como eje central o, en cambio, trascender la instancia cultural y ver su asunto. En el mismo sentido, se entiende, observar la técnica y determinar sus materiales, o dar cuenta de los procedimientos que incluyen a los materiales. Si la tomamos como tema y técnica su pintura establece un elogio ideali- zado del gaucho. Si, en cambio, par- timos del asunto y el procedimiento observamos una evocación que par- te de la figuración temática del gau- cho, de la china, de la pulpería, de los animales, del paisaje24. Solo que a través de ellos, en ellos, sucede una provocada exacerbación de dichas figuras. Una exuberancia de aspec- tos existenciales que, a partir de la comicidad, pueden mostrarse como una condensación sensible y expre- siva de gauchos, chinas y animales arraigados a un tiempo pasado pero atravesados por la modernidad pic- tórica. Los cuerpos, el paisaje, los animales se diferencian de los pinta- dos por Prilidiano Pueyrredón, Carlos Morel, Leon Pallière que poblaban el campo a partir de imágenes sere- nas, equilibradas o fortalecidas para la disputa política que tenían la fina- lidad de documentar, de presentar el territorio. Molina Campos miraba a los Estados Unidos e impulsado por su interés en establecer puentes con lo popu- lar, consideraba que el medio audio- visual era el mejor vehículo para la transmisión de lo artístico. Una buena cantidad de viajes y relaciones con empresarios de la cultura como Walt Disney, le permitió establecer ma- yores vínculos que con la escena del arte argentino. A partir de 1937 FMC viaja recurrentemente allí a estudiar la técnica de los dibujos animados que dejará la impronta en sus cuadros. En la obra general de FMC encontra- mos un gran conocimiento y observa- ción de la historia de la pintura tanto internacional como nacional. Obser- vamos recuperaciones de la pintura holandesa en el modo de construir la iconografía y en el planteo espa- cial de muchos de sus cuadros de 24 La relación entre tema y técnica refiere a la clásica vinculación de la forma y el contenido, en el caso de asunto y procedimiento es una categoría a la que refiere Michael Podro (1993) para aludir a una cuestión mayor que es el descubrimiento de una abstracción que recupera el movimiento entre la obra de arte, el artista y el espectador. 39 interior que remiten en ocasiones a obras como la Boda Campesina (1566-1569) de Pieter Brueghel el Viejo. En otro sentido, hallamos cuer- pos ligados al Cristo muerto (1475- 78) de Andrea Mantegna. Y figuras como volumen de Paolo Uccello que nos recuerda la Batalla de San Roma- no (1456), las relaciones geométri- cas y masas espaciales de Piero della Francesca como el Retrato Federico de Montefeltro (1472)25. A su vez, comparte la creación renacentista del retrato, la incorporación de la na- turaleza configurada y la arquitectura como soporte de los cuerpos. Es po- sible encontrar en la pintura de FMC esta recurrencia a los géneros del re- trato y el paisaje como sucede en los inicios del Renacimiento. 25 Es sugerente que Cristo Muerto, La Batalla de San Romano y Retrato Federico de Monte- feltro estén realizadas al temple, materialtécnico usado por FMC. Músicas de la patria, 1909. Acuarela, tinta y mecanografía s/ papel, 20 x 45 cm. Colección privada. Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires. Numerosas referencias en el desa- rrollo de su obra parecen apuntes y diálogos de la pintura clásica inter- nacional y de la nacional. Del mismo modo la complejidad que exhibe su procedimiento no alcanza para que el artista sea comprendido o incluido en dicha genealogía. La Acuarela Músicas de la patria (1909) da cuenta tempranamente de una secuencia apaisada en serie con una estructura de viñeta que está separada por 5 líneas verticales que crean divisiones y recortan una ima- gen, cada una posee su título corres- pondiente lo que propone un indicio de su observación visual-gráfica. 40 La técnica es lápiz o tinta, acuarela y escritura a máquina del tipo Olivet- ti. Esto le obliga a hacer un proce- dimiento sobre el papel para que la medida coincida con la caja de dicha máquina, dobla los costados para que pueda colocarlo en el carrete y escribir cada título o signo de la fi- gura representada. Esto evidencia el sistema artesanal de la obra. Los signos del paisaje que aparecen de manera sintética, en la primera y tercera viñeta (la central que ocupa mayor tamaño), anteceden lo que luego desarrollaría. En la tercera, la carreta tal como la presenta en esta obra tendrá un desarrollo sostenido en su pintura posterior, como una marca de que en su trabajo el S.XIX sigue perviviendo. La referencia a lo sonoro y al movimiento a partir de la representación de la danza folcló- rica también preanuncian las futuras obras de FMC: el título Músicas de la patria instala el trabajo en relación a una memoria y documentación sobre lo nacional articulado con su propio recuerdo. Las diferentes viñetas que enumeran las distintas danzas (Triste, Mal-ambo, Gato, Pericón) muestran, además de una vocación por la documentación gráfica, la creación de enunciados de tono humorístico que surgen a partir de la relación palabra e imagen. Los motivos y tipo de ilustración remiten al legado de Carlos Enrique Pellegri- ni en el tratamiento de los cuerpos, sobre todo en sus litografías. Y, casi literalmente, a César Hipólito Bacle con sus figuras de mujeres con pei- netones y hombres con traje; en esta obra quedará el atuendo como una reminiscencia. Si bien no hay rela- to, los nombres que coloca además de la relación con lo visual arma una secuencia narrativa, se despunta el inicio del humor como registro com- positivo a través del procedimiento historieta. Aparece también una mar- ca de sonido a través de lo literario, el escribir de la máquina introduce lo sonoro percusivo que da cuenta del zapateo propio de las danzas. La so- noridad está doblemente aludida. Hay una relación entre la palabra que describe, el dibujo y el sistema analíti- co al establecer el acento en su signifi- cante por sobre el significado. Uno de los títulos que se relaciona con uno de los bailes citados, malambo, lo separa en Mal-ambo y establece vínculo con el dibujo de un traje sin persona que lo porta, solo con la percha, el saco y el pantalón que aún tienen el recuer- do de alguien que lo usó. 41 Hacia 1926 FMC comienza a realizar pinturas para la empresa Alpargatas e ingresa a trabajar como docente en el Colegio Nacional de Avellaneda, cargo que ejercerá durante 18 años. A partir de este momento, y gracias al éxito de su exposición en la Sociedad Rural Argentina, la producción pictó- rica se afianza a la vez que incorpora elaboraciones de lo gráfico a su siste- ma reflexivo. Especial atención merece Felij Año! (1930), que es la primera obra repro- ducida por Alpargatas en la lámina correspondiente a enero de 1931. Allí se observa una estampilla de la empresa integrada a la composición del cuadro como si fuera un almana- que dentro de la escena, lo que tiene algo de premonición en relación al destino de esos almanaques en los hogares argentinos. Por otro lado, el recurso presenta la idea del cuadro dentro del cuadro26 que se volverá 26 El recurso del cuadro dentro del cuadro por supuesto que aparece ya en el arte Holandés del s. XVII, pintores como Johannes Vermeer, Samuel Van Hoogstraten, Gabriel Metsu son al- gunos de los tantos que experimentaron este tipo de representaciones, Stoichita (2000). A su vez Henri Matisse lo resignifica en varias de sus obras, la más notable Armonía en rojo (1908) y en Eduardo Sívori, El despertar de la criada (1887). 27 Estos procedimientos se observan en los festejos del Centenario, por ejemplo. Realizacio- nes de cuadros que se constituyen a partir de la ilustración y la fotografía, en este caso con re- cortes de retratos (fotografías impresas ovaladas pequeñas o dibujos) de presidentes, desde Cornelio Saavedra (1ra Junta Grande) a Julio A. Roca insertas con ilustraciones adosadas al papel canson de fondo. En este sentido Gluzman (2013) provee algunos ejemplos en su es- tudio de la Ilustración Histórica y la Ilustración Histórica Argentina donde la dimensión visual recurrente en su obra no sólo deter- minado por esta estampilla sino por el modo en que compone la ventana enrejada en la que asoma un árbol. El collage adquiere en esta tempra- na obra dos modalidades, la primera como papier collé donde una estam- pilla de correo perteneciente a la em- presa Alpargatas se integra como un objeto más a la composición pictóri- ca, tal como lo hacía el cubismo. Al mismo tiempo sospechamos que el procedimiento puede tener vínculo con prácticas ya instaladas en la cul- tura donde observamos diversas me- morabilias, documentos oficiales o usos publicitarios que integran lo fo- tográfico en una composición mayor que puede combinar dibujo o pintu- ra27. En este punto podríamos iden- tificar una acepción del collage que proviene como herencia de prácticas que conforman la cultura visual del periodo. 42 Al mismo tiempo, la segunda moda- lidad la observamos con el collage operando como principio construc- tivo (Marchan Fiz, 1972). Esto es, a partir del encuentro o contraste en la obra de la ventana albertiniana junto a un modo estereoscópico de cons- trucción del espacio28. El encuentro de estos regímenes diferenciados de la visión colocan una tensión en el modo de comprender el espacio dentro de la estructura de la obra. En el caso de la ventana si el marco establece relación con el árbol la mi- rada se orienta hacia afuera, por el contrario si el marco establece rela- ción con los barrotes la ventana se vuelve objeto, es decir cuadro. A su vez los cuerpos modulados e instala- dos en un espacio, que procede de una síntesis de planos, permite que uno y otro complementen un atrás y un adelante que es “a saltos” (no geométrico y por acumulación). La pintura que establece dos figuras en una pulpería propone tensiones perceptivas. Uno, que apenas nos mira con sus ojos entreabiertos mien- tras sostiene un vaso con algo de be- se constituía, según la autora, en un componente central, observando a la vez un interés por el carácter artístico de los objetos históricos. Por otro lado, Sandra Szir describe el paso de formas de producción artesanal a una progresiva tecnificación que afecta la producción de impresos y reproducción de imágenes. A través del estudio de la revista Éxito Gráfico (1905- 1915) la autora da cuenta de diversos procesos de innovación tecnológica que aporta a la masificación y reproducción de imágenes e ilustraciones y refiere, incluso, a la utilización del término “obra de arte” para las “obras gráficas cuyo diseño, forma y calidad estuviesen cuida- dosamente considerados, y , en particular todos aquellos impresos que incluían imágenes en toda la variedad de nuevos procedimientos técnicos del grabado industrial conjuntamente con las aplicaciones del color”. En relación a ello enumera: fotograbado, fototipia, fotolito- grafía, fotorelievegrafía, autorelievegrafía, tricomía, citcromía, cromotipiatodos destinados “a multiplicidad de impresos de vida corta, por lo general ilustrados, que formaban parte de la vida cotidiana” (Szir, 2013: 184). Ambos trabajos contribuyen de este modo a figurar los de- sarrollos técnicos y acepciones de la reproducción y circulación de la imagen y la ilustración (muchas veces en vinculo) que anteceden a Felij año y que muy probablemente operan como herencia en su producción. 28 Los diversos planos de la obra proponen una profundidad por acumulación, algo ligado con un pensamiento estereoscópico en el que, con el movimiento del ojo que vaga constantemente, se propone una profundidad de campo por superposición, procedimientos que recuerdan los cuadros de Gustave Courbet (entre ellos: Los picapedreros (1849) o Buenos días señor Courbet (1856)). Este proceder será recurrente, otras obras en las que se observa esta profundidad por acumulación junto a referencias de la ventana albertiana Noviando (1933); Mira lo pacarito, nena! (1934); Haciendo tiempo (1936); Retruco…! (1939); Como si juera un candil!! (1942). 43 Felij Año!, 1930. Témpera y collage s/ papel, 31,5 x 49 cm. Colección privada, Museo Las Lilas de Areco, Buenos Aires. 44 bida y el otro, el que atiende, a la vez que lo mira está terminando el batido que seguramente le dará establecien- do, así, una relación de movimiento y de tiempo. Miramos al que le dará el trago y a partir de él establecemos re- lación con el que toma la bebida, que apenas puede mirar hacia afuera. A su vez, una especie de cuis en la parte central derecha del cuadro propone redireccionar la mirada hacia la esce- na. Lo sonoro vuelve a presentarse a través del batido y marca nuevamen- te una escena temporal dada, esta vez, por dicho sonido. Asimismo, se observan procedimien- tos pictóricos muy específicos: trans- parencias como veladuras en el vaso que reflejan a la pared como marca de color en su vidrio. En este detalle se observa el uso de la témpera acua- relada probablemente trabajada con fijadora (goma arábiga o alcohol para diluir). Estos aspectos fortalecen al principio collage como una reflexión de diversos procesos de observación pictórica. Se produce un montaje de procedimientos históricos de la pin- tura (Renacimiento, a través de la ven- tana albertiniana, y Realismo. a través de la estereoscopia, a la vez). Es decir, que el montaje se produce a través de la pintura misma. Es posible entonces sostener que se combinan en este tra- bajo dos acepciones del collage. La primera modalidad, que hemos con- ceptualizado como herencia, refiere más a la función de la ilustración que integra y disimula el uso del papier collé; de otro modo, la que hemos descripto como montaje de dos pro- cedimientos históricos permite, como también lo hiciera el collage cubista, especificar la superficie real del cua- dro. Esto se evidencia a partir de la presión gestáltica que se produce en la convergencia de los dos sistemas perceptivos diferenciados, la superfi- cie del lienzo se presenta a través de la tensión entre una idea de tangibi- lidad (la que construye la estereosco- pia) y otra de transparencia (la que trae el sistema albertiniano). En esta dirección es posible incorporar otra modalidad recurrente en las obras de FMC como el papel sin pintar como un valor más dentro de sus compo- siciones repitiendo de otro modo la relación entre transparencia y tangibi- lidad, ilusión y superficie. Un gesto re- flexivo sobre la pintura que definitiva- mente aporta a su comprensión como pintor moderno29. 29 En torno a los años 30 algunos trabajos observan la inclusión, en las composiciones, del valor del papel como color (sin intervención, dejando en ocasiones su marca labrada a la vista). Es el caso Mi flete preferido (1931), V’a a ser trabajoso! (1933), Areco!...a ponerse serio! (1934), entre muchas otras. 45 La acumulación de los planos que se orientan a la construcción de cierto sentido estereoscópico del espacio se hace evidente en la obra Noviando a partir de la utilización minuciosa de una gran cantidad de detalles (cuer- pos, animales, arquitectura, objetos y elementos del paisaje) que no solo dividen los planos sino que indican direcciones diversas y tamaños que no guardan relación de escala. Todo esto interrumpe, una y otra vez, la li- nealidad de la mirada y propone el movimiento como comprensión de la misma. En esta obra la referencia a Pallière se evidencia desde el tema y la estructura que remite al Idilio crio- llo (circa 1861) cuadro que es desar- mado por FMC. Todos los elementos: los gallos y gallinas, el perro, la pa- reja, el paisaje, entre otros, integran el cuadro en una composición más abierta que le da más espacio a to- dos los detalles y para rematar, el tí- tulo plantea un movimiento: del idilio al noviazgo. Este interés por el collage aparece de forma muy contundente en obras como El organisto y su aparcero! II, Cantor de boliche II, Ta lindo el asadi- to II y Cantando pa entretención II y Que había sido tan linda!, todas ellas realizadas en 1949. Allí las composi- ciones se logran a partir de la intro- ducción del recorte completo de una lámina del almanaque Alpargatas. Este recorte se coloca en una nueva superficie pictórica que la contiene e integra en una nueva representación. El gesto otorga un estatuto pictórico a lo gráfico: un cuadro ya pintado por FMC que se transforma en un objeto gráfico (a partir de la edición de Alpar- gatas) es nuevamente integrado en el sistema pictórico, lo que entendemos como una repictorialización que no hace más que refrendar su sistema30. En este punto es necesario recordar que las gráficas que conformaron la visualidad de Alpargatas fueron ini- cialmente pensadas y constituidas por el artista como pintura, de allí la complejidad histórica que hemos descripto en relación al collage don- de se observa una fuerte inscripción en la historia del arte pictórico. 30 Este movimiento de lo popular a lo culto y de lo culto a lo popular no fue exclusivo de FMC sino que también estuvo presente en la circulación de relatos orales que luego fueron captu- rados por la literatura y más tarde vuelto a re-oralizar, el caso más conocido en este sentido es del Martín Fierro de José Henández (1872). 46 Noviando, 1933. Témpera s/papel, 41 x 38 cm. Colección privada, Museo las Lilas de Areco, Buenos Aires. 47 León Pallière, Idilio Criollo, ca. 1861. Óleo s/ tela, 100 x 140 cm. Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires. 48 Luego de intervenir como pintor en la cultura popular a través de la di- fusión de sus pinturas en formato gráfico, el gesto de repictorialización interpela al campo de la pintura in- troduciendo en él una visualidad de origen popular (las reproducciones que se habían constituido en la Pina- coteca de los pobres) al tiempo que lo gráfico es incorporado nuevamen- te a la experiencia pictórica. Por otro lado, se observa una fuerte relación narrativa (corroborada por los títulos de las obras que replican el título original de aquella y agre- gan el número II lo que establece la idea de secuencia). Así lo que suce- de en el recorte, que proviene del al- manaque Alpargatas, es una escena anterior a la que se despliega en la hoja canson Montgolfier, base de su realización. El caso de Que había sido tan linda! agrega una complejidad mayor, la escena superior proveniente del re- corte del almanaque contiene una escena panorámica, el gaucho se- duciendo a la china, separados por un foco de atención de un llamativo blanco, el horno de barro. El rancho a la derecha y el territorio con los animales característicos de su obra. La cruz de madera permite que la obra vuelva sobre sí misma, hacia el paisaje, y, a la vez, señale la escena de la huida. Sin embargo en la obra pictórica que desarrolla en el margen inferior y ocupa la franja horizontal elabora un escorzo del rancho en el extremo izquierdo donde el persona- je de la madre,