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ÉTICAS TELEOLÓGICAS VERSUS ETICAS DEONTOLÓGICAS

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ÉTICAS TELEOLÓGICAS VERSUS ETICAS DEONTOLÓGICAS. 
Teleológico y Teleología aparecen también asociadas a problemas relaciona dos con la Filosofía Práctica o /Ética como el siguiente: ¿cuáles son los criterios, en virtud de los cuales decidir la bondad moral de nuestras acciones o modos de acción? Se trata de analizar si las acciones son siempre buenas o malas dependiendo de sus resultados y de las circunstancias en que se llevan a cabo, o si hay acciones que son moralmente buenas independientemente de sus resultados, etc.
Básicamente, hay dos respuestas lógicamente incompatibles a dicha cuestión. a) Primera: la bondad moral de nuestras acciones o modos de acción, dependerá de la bondad moral de sus consecuencias en una situación dada (una de cuyas consecuencias, al menos prevista, es el fin mismo de la acción). b) Segunda: el valor de nuestras acciones o modos de acción es una cualidad intrínseca de la acción misma, independientemente no sólo de las consecuencias de la acción, sino también de cualquier circunstancia en la que esta tenga lugar. A la primera tesis la denominamos criterio teleológico; a la segunda, criterio deontológico. Según el criterio teleológico, el modo de acción consistente en mentir, por ejemplo, no debe ser calificado de moralmente malo o inaceptable sin más, es decir, al margen de las circunstancias y/o consecuencias a las que una realización concreta de ese modo de acción pudiera dar lugar. Según el criterio deontológico, por el contrario, cualquier realización concreta de ese modo de acción será moral mente in aceptable y, en consecuencia, será moralmente inaceptable el modo de acción mismo.
En ocasiones se ha acusado injustamente de que la adopción de un criterio teleológico conlleva necesariamente la adopción de una ética relativista, tecnócrata y egoísta. Vamos a intentar mostrar que esto es incorrecto, enumerando y analizando algunas de las dificultades de la adopción de un criterio teleológico y algunas réplicas a las mismas.
Las dificultades del criterio teleológico parecen ser las siguientes:
1. Imposibilidad de una estimación completa de todas las consecuencias de nuestras acciones en una situación dada. Esta primera objeción señala la inviabilidad práctica del criterio teleológico dado que, como parece exigir el criterio, una valoración completa de una acción en una circunstancia particular, requeriría la previsión completa de todas sus consecuencias. Y esto, la mayor parte de las veces, por no decir todas, resulta práctica o teóricamente imposible. De otro lado, referir la bondad de una acción a la bondad de sus consecuencias parece indicar la existencia en tal criterio de una especie de circularidad insoslayable.
2. El criterio teleológico hace imposible el aprendizaje moral. Las normas y valores morales deben ser aprendidos. Sin embargo, si siguiésemos una concepción teleológica, el aprendizaje de lo que es moralmente correcto se haría imposible, dado que no pueden preverse todas las circunstancias en las que la otra persona deberá actuar, ni tampoco los resultados de sus acciones posibles, por lo dicho anteriormente. Por otro lado, una regla general como «actúa de modo que aumentes al máximo el beneficio o  utilidad esperada», se haría inoperante en la práctica. A falta de una regla a priori que me indique lo que es bueno o malo hacer, podría confundir mis intereses personales con lo que es moralmente correcto hacer. 
3. El criterio teleológico pone en peligro el principio de cooperación en el que se basa toda la vida social. Y esto básicamente porque, en unos casos, es preciso actuar sin necesidad de conocer las intenciones de las demás personas; y en otros, es preciso poder confiar en que los otros actuarán de una forma concreta. La vida social sólo es posible si cada individuo espera que los demás vayan a comportarse o a respetar ciertos principios, normas o convenciones con carácter general, y no que vayan a comportarse según estimaciones de consecuencias. 
4. El criterio teleológico carece de una escala de valores humanos. Según las Éticas Teleológicas, como no hay actos buenos o malos en sí, sino dependientes de las circunstancias y de las consecuencias, no hay derechos inviolables. Y esto parece llevarnos inexorablemente a la conclusión de que, en ciertas circunstancias, podría considerarse legitimado el sacrificio de los intereses (o de los /derechos fundamentales, como el de la vida o la libertad) de algunas minorías, en función de considerar los intereses de ciertas mayorías más deseables en general.
No obstante, aunque dichas dificultades pudieran parecer decisivas, no es así. Las posibles réplicas a las mismas pueden enunciarse como sigue:
1. La cuestión no consiste en disponer de un conocimiento completo de la situación, a la hora de tomar decisiones moralmente correctas, sino en disponer del mejor conocimiento posible. En segundo lugar, no existe tal pretendida circularidad. Se ha argüido, por ejemplo, que tenemos un conocimiento intuitivo de los fin eso resultados que son buenos y, no obstante, ello no implica que nuestro juicio práctico acerca de nuestro deber vaya, por ello, a ser evidente. Por otro la do, se ha dicho que el valor de un fin o resultado no indica una cualidad del mismo, sino que está en relación a la estructura del ser humano, a sus necesidades básicas y a sus intereses legítimos.
2.Pueden ser enseñados como acciones moralmente correctas aquellas que, en la práctica y de modo general, han mostrado dar los mejores resultados. Por ejemplo, ser responsable con los deberes propios, valorarse a sí mismo por lo que se es y no por lo que se tiene, ser solidario con los demás, etc., son acciones que tienen, por regla general, mejores resultados que sus acciones contrarias o que el no llevarlas a cabo. Por consiguiente, son valores o acciones que pueden considerarse correctos o válidos a priori. 
3. El criterio teleológico no niega la utilidad de ciertas convenciones, ni cuestiona su moralidad. No obstante, las convenciones no pueden considerarse en sí mismas el fundamento de la moralidad: antes que fundamentar, las convenciones deben ser fundamentadas teleológicamente.
4. La ética teleológica no implica necesariamente que no existan derecho s inviolables. Lo único que enuncia es que, en una situación determinada, la acción moralmente correcta es aquella que produzca los mejores resultados. El punto de vista teleológico puede aceptar perfectamente derechos inviolables (ala vida, a la intimidad...). Para ello basta mostrar que, en cualquier circunstancia, o en la mayoría de las circunstancias, dichos resultados son los mejores resultados posibles. Por ejemplo, mentir tiene, por regla general, malas consecuencias morales.
Por consiguiente, según la tesis teleológica, no es moral mente correcto mentir (en general). La insolidaridad, por regla general, tiene malas consecuencias morales. En consecuencia, no es moralmente correcto ser insolidario.
BIBL.: AA.VV., Proceso al azar, Tusquets, Barcelona 1986; ALVIRA R.,Lanoción de finalidad, Eunsa, Pamplona 1978; ARISTÓTELES, Moral,aNicómaco, Espasa-Calpe, Madrid 1978; BOREL E., Las probabilidades de lavida, Orbis, Barcelona 1986; MACINTYRE A., Historia de la ética, Paidós,Barcelona1988; MONOD J., El azar y la necesidad, Orbis, Barcelona 1985;MOSTERÍN J.,Racionalidad y acción humana, Alianza, Madrid 1987;PRIGOGINE L, ¿Tansolo una ilusión? Una exploración del caos al orden, Tusquets,Barcelona1983; TRESMONTANT C., Ciencias del universo y problemas metafísicos, Herder,Barcelona 1978; VON WRIGHT G. H., Explicación y comprensión, Alianza,Madrid 1981.

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