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Correspondencia: Miguel Dávila migueldavilas@hotmail.com Recibido: 17-VIII-2011 Aceptado: 23-VIII-2011 Neurofisiología y fisiopatología del sueño Sleep neurophysiology and pathophysiology Miguel Dávila, MD* RESUMEN Se realiza una revisión detallada de la neurofisiología y fisiopatología del sueño, describiendo los cambios fisiológicos y neuroquímicos de los diferentes estados de conciencia. Asimismo se describe los sistemas de regulación implicados durante el suelo que intervienen en el comportamiento somático, termoregulador, circulación y sistemas cardiovascular y cardiorespiratorios cuyos trastornos pueden desencadenar alteración en patrones normales de inhibición y exitación produciendo desordenes que incluyen la cataplejia, síndrome de piernas inquietas, trastornos conductuales del sueño y de la respiración incluyendo la apnea del sueño. Palabras clave: Neurofisiología del sueño, fisiopatología del sueño, apnea del sueño. ABSTRACT A detailed review of the sleep neurophysiology and pathophysiology is carry out, describing the physiological and neuroquimical changes in the different conscience states. Likewise, a complete description of the regulatory systems involved during the sleep time that take part in the somatic behaviour, thermoregulation, cardiovascular and cardiorespiratory systems. Its disorders muy develope changes in the inhibitory and exitatory stardart patterns ending in problems such as cataplexy, restless legs syndrome, sleep behavioural and respiratory disorders includying sleep apnea. Key words: Sleep neurophysiology, sleep pathophysiology, sleep apnea. 39(3)-Suplemento, 37-48, septiembre de 2011 * Especialista en Neurología, Universidad de Montpellier, Neurofisiología, NIH-NICDS. Medicina del sueño, Universidad de Paris. Práctica privada. Bogotá. -38- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño INTRODUCCIÓN El sueño es una de las funciones del sistema nervioso tal como la vida de relación, las funciones superiores, la actividad psicomotora y las funciones autonómicas, entre otras, y todas ellas están entretejidas. Aunque es mucho lo que aún se desconoce, gracias al interés que siempre ha suscitado y a los adelantos tecnológicos, por medio de la observación clínica y de juiciosos experimentos en animales, el conocimiento del sistema nervioso y de todos los mecanismos del dormir se ha ido profundizando y se han venido conociendo algunos importantes mecanismos del inicio del sueño, de sus cambios de fase y etapas y del mantenimiento de la vigilia. En los años treinta y cuarenta, se creía que el sueño sería como un estado pasivo y uniforme resultante más de ausencia de actividad que de presencia y cambios de esta (1). En 1949, con los novedosos electrodos implantables, Marouzzi y Magoun, con estimulación eléctrica de alta frecuencia en la formación reticular (SRAA) del tallo de animales de experimentación, observaron la activación del EEG con ondas rápidas y tenues y desaparición de ondas δ (2), y describieron el papel del tallo cerebral, en particular de la SRAA, en su porción superior, en la persistencia del estado de vigilia a través de sus conexiones con el hipotálamo posterior y algunas regiones del prosencéfalo basal, por una parte, y, por otra, el sistema encargado de las funciones superiores corticales y sus conexiones subcorticales. En los años cincuenta, se descubrió la existencia en el sueño de movimientos oculares rápidos (MOR) (REM, en inglés) y al final de esa década se percibió su asociación con actividad onírica y ausencia de tono muscular. Para iniciar un cambio de estado de conciencia se “prenden” unos grupos neuronales y se “apagan” otros, paulatinamente, como una forma dinámica de interacción entre partes parcialmente reconocidas del tallo cerebral y porciones de la corteza cerebral. Se han investigado otros factores presumibles en la generación y mantenimiento de las dos fases del sueño, opuestas entre sí y distintas. A principios del siglo XX, H. Pieron creía en la existencia de un factor humoral que generaría el sueño por su acumulación en el SNC. En el curso del siglo se descubrieron péptidos neuroactivos que podrían participar en los procesos de cambios de estados de conciencia y entre ellos estaría la serotonina, de papel aun controvertido, el nucleótido adenosina cuyo papel en el sueño lento se desveló al descubrir que los estimulantes metil-xantinas, como la cafeína, lo inhibían al bloquear sus receptores; los opiáceos como la morfina y otros de papel dudoso; endorfinas, somatostatina, cortistatina, factor liberador de hormona del crecimiento, prostaglandina D2, citocinas, insulina, colecistocinina, bombesina, péptidos muramil, interleucina, péptido inductor del sueño Delta, hormona del crecimiento, y prolactina, entre otras descritas como existentes en el SNC han sido investigadas en animales. Adelante se mencionan algunos neurotransmisores cuya participación en el sueño parece evidente. Cuando los mecanismos de vigilia y alertamiento se alteran, podemos encontrar estados perturbados de conciencia tales como la somnolencia excesiva severa y el coma. En este último, ocurre más una pérdida de funciones en un estado pasivo, y no activo como el sueño. En los estados de estupor y de coma, se encuentra una depresión del metabolismo regional de tallo y corteza mientras que en el sueño, el metabolismo está preservado siendo dinámico y cambiante según la fase o etapa en que se encuentre, lo mismo que el consumo de oxígeno (8). NEUROFISIOLOGÍA Y NEUROQUÍMICA DE LOS ESTADOS DE CONCIENCIA La actividad eléctrica cerebral en los estados de conciencia muestra que los estados diferentes de conciencia muestran oscilaciones cerebrales distintas entre sí. La excitabilidad de las neuronas corticales y talámicas cambia según el estado fisiológico (3). La oscilación lenta del EEG de sueño profundo (0,6-7 a 0,8-9 Hz) es de probado origen cortical, ya que persiste postalamectomía, está ausente en el tálamo de animales decorticados y su sincronización de largo alcance se interrumpe al cortar sus lazos sinápticos intracorticales (3). Sistemas neuronales implicados en la generación de los estados de conciencia La amígdala cerebral es muy activa en vigilia y se desactiva en la transición de la vigilia al estado de sueño lento, o sueño N, y de nuevo se activa al pasar a fase de sueño MOR, o R (REMS). Las neuronas reticulares mesopónticas se muestran también muy activas en vigilia y sueño R e inactivas en sueño N. VIGILIA Y EXCITACIÓN CORTICO-RETICULAR (“AROUSAL”) En vigilia, estamos en estado de reposo o de alerta y la corteza está activada y sincronizada a una frecuencia -39- Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y CuelloMiguel Dávila entre 20 y 50 Hz en regiones frontocentrales y a menores frecuencias en regiones occipito-parieto-temporales, con los bien conocidos ritmos Alfa. EEG: La activación eléctrica cerebral tanto en vigilia como en sueño R, se asocia con la sincronización “a escala” de ondas rápidas (20-50 Hz) en la corteza cerebral y en áreas corticales relacionadas con núcleos talámicos. Eso es lo que anteriormente se llamaba desincronización pero ahora se sabe que no es así. El fenómeno es más bien que se activa a otras frecuencias ahora bien percibidas con la actual tecnología (3). Grupos de neuronas de la SRAA mantienen la vigilia y excitan el sistema inespecífico de haces tálamo-corticales, por vía dorsal, y el hipotálamo posterior y el prosencéfalo basal por vía ventral. Los haces tálamo-corticales, hipotálamo- corticales y basalo-corticales activan la corteza cerebral en forma amplia y sostenida estimulando la actividad EEG rápida y tenue (2). Conductualmente,estamos listos para la acción, el estudio y el trabajo. La fisiología de la vigilia se podría resumir como un estado cerebral necesario, periódico y activo con regulación circadiana y homeostática. La fotoestimulación de la retina modula los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) o reloj central. Los circuitos cortico-talámicos muestran modo sostenido de elevadas actividad y plasticidad celular. La formación reticular (SRAA) mantiene la vigilia a través de neuronas del tallo, el hipotálamo y el prosencéfalo basal. Los neurotransmisores mantienen los procesos cognoscitivos, emocionales, de atención, activadores y conductuales (4). La amígdala cerebral, activa en vigilia, se desactiva en la transición de vigilia a sueño N, lento, y se activa de nuevo en sueño MOR, o R, como se denomina últimamente. Grupos de células reticulares mesopónticas son muy activas, disparando intensamente vigilia y en sueño R; y son muy inactivas en sueño N. NEUROQUÍMICA DEL ESTADO DE VIGILIA En los cincuenta y sesenta, se descubrió el papel de las catecolaminas en la alternancia de vigilia y sueño al notar que sustancias como la reserpina generaban un estado de tranquilidad e inactividad a través del agotamiento de monoaminas, reversible luego de administrar L-dopa, un precursor de catecolaminas, y cómo otras sustancias de abuso, como las anfetaminas, generadoras de estados de excitación y vigilia prolongada, a través de liberación de dopamina y norepinefrina, y como la cocaína, que inhibe la recaptura de catecolaminas bloqueando su inactivación. Fibras nerviosas de vías que van de la SRAA al tálamo, al hipotálamo, y al prosencéfalo basal usan neuronas colinérgicas, noradrenérgicas, dopaminérgicas, e histaminérgicas. La mayoría de las neuronas de SRAA usa glutamato como neurotransmisor. Los aminoácidos excitatorios, glutamato y aspartato, están presentes en neuronas que se proyectan a la corteza cerebral, al prosencéfalo basal y al tallo cerebral y son liberados al tope durante la vigilia. Las neuronas del locus cerúleo proyectadas de la SRAA al prosencéfalo usan noradrenalina. Las neuronas noradrenérgicas del locus cerúleo disparan al máximo durante la vigilia, al mínimo durante el sueño MOR, o R, y a tasa mediana en sueño N. Las neuronas posterohipotalámicas con histamina difunden al prosencéfalo y a la corteza. Hay estudios farmacológicos que sugieren que estas neuronas hipotalámicas posteriores histaminérgicas ayudan a sostener la vigilia y posiblemente el alertamiento. Las neuronas pontomesencefálicas tegmentales adicionales usan acetilcolina. Desde 1998, se descubrieron 2 sustancias cerebrales llamadas hipocretinas, u orexinas, que modulan la vigilia y activan el EEG mediante su acción sobre la SRAA, y suprimen el sueño MOR inhibiendo las neuronas del tegmento póntico ventral. Fibras hipocretinérgicas (Hct) se proyectan a todo el cerebro. La Hct-1 sintética intratecal altera la TA, la secreción hormonal, la actividad locomotora e inhibe el sueño MOR. El sistema hipocretinérgico integra información límbica, metabólica y homeostática estabilizando el estado de vigilia (5). Muchos péptidos y hormonas (factor liberador de corticotropina, factor liberador de tirotropina, péptido intestinal vasoactivo, TSH, epinefrina, y hormona corticotrópica) podrían participar en mantener la vigilia. SUEÑO LENTO, SINCRONIZADO, O NO MOR, ACTUALMENTE LLAMADO N, CON SUS ETAPAS 1, 2 Y 3 Bremer F. (1929), en sus experimentos en animales, realizó el llamado “cerveau isolé” con un corte en el mesencéfalo, y observó total ausencia de signos fisiológicos de vigilia y presencia de signos de sueño profundo, con ondas -40- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño EEG (δ) lentas y amplias, y miosis. Como causa, se la atribuyó a un posible efecto de desaferentación sensorial, por carencia de impulsos y señales de la cabeza y cuerpo al cerebro (2), tal como pensaban al principio del siglo XX. 20 años más tarde, Marouzzi y Magoun demostraron que las lesiones de la SRAA del tallo cerebral serían las que producirían la pérdida de la activación cortical del EEG que era remplazada por las ondas lentas δ y las que generarían la inmovilidad corporal presente en los estados comatosos. Neurofisiología del sueño N: Actividad electro-cerebral y fisiología neuronal y neuromuscular: La neocorteza y el tálamo constituyen una máquina oscilante unificada: los complejos K tienen el mismo patrón rítmico de las oscilaciones corticales lentas y son sucedidos por cortas secuencias de husos cuando se prenden los circuitos talámicos. Los husos son ondas de 7 a 14 Hz que crecen y menguan agrupados en secuencias de 1 a 2 segundos de duración y que recurren periódicamente con un ritmo lento de 0,1 a 0,3 Hz y su entremezcla es la que define a la actividad fusiforme como tal. Esta es generada en los tálamos. pero tanto su sincronización como su aparición diseminada virtualmente simultánea en corteza y tálamos es primordialmente obra de la corteza cerebral con sus descargas sincrónicas cuyos disparos accionan los circuitos talámicos. La oscilación lenta (0,6 - 0,9 Hz) del sueño arrastra otras oscilaciones tales como los husos y las ondas δ en secuencias de ondas complejas (3). Eso es debido a las descargas sincrónicas de neuronas corticales cuyos disparos accionan los circuitos talámicos. Para iniciar la transición de la vigilia al sueño, se produce activamente un cambio del estado simpático al opuesto, parasimpático, y los sistemas de activación se atenúan probablemente a través de neuronas GABA-érgicas que podrían estar selectivamente activas durante el sueño lento, o sueño N. Los centros de control parasimpático constituido por neuronas de los núcleos del tracto solitario y del hipotálamo anterior y del área preóptica parecen jugar un papel clave en estos procesos (2, 8). El “cierre” de los sistemas de mantenimiento de la vigilia del tallo, hipotalámicos y básalo-prosencefálicos, conduce a hiperpolarización y a reducción de la “facilitación” de los sistemas tálamo-corticales, que cambiarían su funcionamiento, de descargas EEG rápidas y tónicas a una forma lenta y sincronizada de descargas EEG reflejadas en la aparición de husos y ondas lentas amplias. Ciertos péptidos como la somatostatina y la corticostatina, comparten espacio con el GABA en ciertas neuronas particulares y podrían promover y prolongar la iniciación y mantenimiento del sueño de ondas lentas, ó Delta, ó N (2). El tono de la actividad muscular, en particular de los músculos antigravitatorios, que se mantiene sostenido en vigilia, es atenuado durante el sueño N, globalmente. SUEÑO R, LLAMADO ANTERIORMENTE MOR, O REM, POR SUS SIGLAS EN INGLÉS, O PARADÓJICO La peculiar fase R del sueño era desconocida por la comunidad científica hasta el año 1953. Se la denominó REM (MOR) por la sorprendente evidencia de periódicas oleadas intermitentes de movimientos oculares rápidos en periodos en que se esperaba total quietud corporal. El paso natural del sueño N al sueño R, su fase dialécticamente opuesta, implica diversos cambios de funcionamiento y de grupos neuronales y hace parte del ritmo ultradiano interno del sueño llamado macroarquitectura del sueño. Mecanismos del tallo cerebral que generan el sueño MOR: La estructura clave que genera el sueño R es el tallo cerebral, especialmente el puente y porciones adyacentes del mesencéfalo. La destrucción total de estas zonas puede abolir su aparición. Hay ahí dos grupos de neuronas máximamente activas en R, llamadas REM-on, y otras mínimamente activas, llamadas REM-off. Subgrupos de neuronas REM-on usan GABA, acetilcolina, glutamato, o glicina. Subgrupos de neuronas REM-off: norepinefrina,epinefrina, serotonina e histamina (6). Es posible que, por las interacciones dinámicas entre estos dos grupos neuronales se controlen los fenómenos claves de esta fase del sueño. El tono muscular se reduce rápidamente hasta desaparecer y solo reaparece por instantes o en la forma de descargas aisladas, fásicas, que coinciden con las oleadas de movimientos oculares rápidos, por activa inhibición de las motoneuronas que inervan las fibras musculares a través de la glicina. Esas contracciones son debidas a procesos excitatorios (potenciales postsinápticos) que afectan tangencialmente a las motoneuronas que, aún en esos instantes, continúan inhibidas por la glicina (7). Las lesiones de partes del tallo cerebral pueden causar anomalías de algunos aspectos del sueño R. -41- Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y CuelloMiguel Dávila Las lesiones en el puente y la médula oblonga pueden hacer que se genere esta fase de sueño sin la normal supresión del tono muscular. Los animales así afectados muestran actividad locomotora y parecen atacar enemigos o presas imaginarias y ejecutar otras actividades motoras en un estado que, por otros parámetros, parecería corresponder al sueño R. Esto se semejaría a un estado mórbido descrito en humanos como el trastorno conductual en sueño MOR que es la rara anomalía de poder actuar lo que se está soñando. REGULACIÓN FISIOLÓGICA DURANTE EL SUEÑO El sistema nervioso autónomo (SNA) muestra oscilaciones episódicas de amplio espectro de actividad en el sueño: desde la calma relativa de sueño N a la excitación del sueño R. Hay fluctuación dinámica de variables críticas tales como el ritmo cardíaco, la presión arterial, el flujo arterial coronario y la ventilación (9) y también hay notables cambios en el sistema digestivo, excluido, como otros, de esta somera revisión. Regulación fisiológica se refiere al mecanismo de control nervioso de la totalidad de la actividad tanto somática como visceral. El autor Per Luigi Parmeggiani (10) expone su visión basada en 3 estados conductuales básicos: vigilia en reposo (QW), sueño N (NREM) y sueño R (REM). Entre diferentes especies estudiadas se comparten características funcionales en el sueño N, mientras que la diversidad y la variabilidad de los sucesos fisiológicos suelen ser la regla en el sueño R. Los rasgos básicos somáticos del sueño N son la adopción de una postura termorreguladora y una reducción de la actividad de los músculos antigravitatorios. Los del sueño R son atonía muscular, movimientos oculares rápidos y tirones mioclónicos. Los rasgos autonómicos básicos del sueño N son la prevalencia de influjos parasimpáticos concomitantes con atenuación o quietud de los eventos simpáticos. Los rasgos autonómicos básicos del sueño R son la variabilidad en la actividad simpática asociada con los cambios fásicos propios de la liberación tónica parasimpática. En todas las especies estudiadas, los fenómenos viscerales y somáticos ocurridos durante el sueño N son el resultado de operaciones en forma de circuito cerrado que mantienen la homeostasis al nivel más bajo posible de gasto energético comparado con la vigilia en reposo. Por lo contrario, en el sueño R, los eventos somáticos y viscerales se distinguen por la máxima variabilidad como producto de ser operaciones de origen central en forma de circuito abierto alterando la homeostasis de las funciones fisiológicas (poiquilostasis) (10). REGULACIÓN HOMEOSTÁTICA VERSUS REGULACIÓN POIQUILOSTÁTICA DURANTE EL SUEÑO El comportamiento somático: Este comportamiento somático se caracteriza por la pulsión para buscar un nicho ecológico estable, seguro y cómodo y la preparación del cuerpo para la posición natural del dormir, la clinostasis. Para el sueño N, se presumen la anulación de toda actividad motora con propósito definido, la adopción de una postura corporal termorreguladora y de una reducción de la actividad muscular antigravitatoria. Para el sueño R, los signos particulares propios arriba descritos para esta fase son indicativos de un cambio sustancial en la inervación motora respecto de la fase opuesta, N, pero sin objetivo aparente. La función termorreguladora: En los mamíferos, la homeotermia es controlada por mecanismos integradores hipotalámicos y de la región preóptica que jalonan al tallo cerebral y a los mecanismos espinales y somáticos que suscitan respuestas efectoras termorreguladoras. Las respuestas termorreguladoras a los cambios ambientales de temperatura están presentes durante el sueño N pero ausentes en el sueño R lo que implica una exposición riesgosa a cambios ambientales potencialmente hostiles. Los humanos seríamos básicamente homeotermos durante el estado de vigilia en reposo y el sueño N, convirtiéndonos en poiquilotermos intermitentemente durante las cortas estancias rítmicas en el sueño R donde no se detectan los cambios autonómicos requeridos para responder en forma adaptativa a las cargas térmicas negativas (frías) o positivas (calientes) ambientales y poder evitar sus efectos nocivos y, por ende, la temperatura del cuerpo variaría más como una forma de inercia térmica tal como lo hacen los organismos poiquilotérmicos (10). Función circulatoria: En el sueño N, hay una reducción de la actividad cardiovascular de intensidad variable dependiente de la -42- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño especie y del nivel previo en vigilia en reposo (QW). En humanos, se observa una reducción tónica en la TA cuya intensidad es variable en distintos sujetos y es semejante en gatos, variable en ratas y ausente en conejos. La sensibilidad refleja de los barorreceptores se encuentra aumentada en humanos. En cuanto a la conductancia vascular, esta se encuentra levemente aumentada en los lechos vasculares de la piel en conejos y humanos. En el sueño R, los fenómenos característicos son diferentes tanto en humanos como en animales. La presión arterial aumenta con el cambio de sueño N al R pero su elevación no sigue consistentemente las variables primarias, FC y conductancia vascular. El rasgo más sobresaliente es la variabilidad de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial en el sueño R. En el gato, cuya TA es normalmente amortiguada por el reflejo sino-aórtico y al que este se ha desnervado luego, la TA aumenta en vigilia, disminuye levemente en sueño N pero se baja bruscamente en el sueño R, lo que puede general isquemia cerebral aguda como han mostrado la atenuación del EEG, convulsiones motoras y excitación córtico-reticular (“arousal”). La acusada reducción posquirúrgica de la TA puede tener relación con gran vasodilatación del lecho vascular esplácnico y la inversión de vasoconstricción a vasodilatación muscular en los miembros traseros. En humanos, se ha observado que la sensibilidad refleja puede aumentar o disminuir durante el sueño R (10). CONTROL DE LAS NEURONAS MOTORAS DURANTE EL SUEÑO Como se señaló arriba, el tono de los músculos estriados, en particular los músculos antigravitatorios, se reduce con el paso de la vigilia al sueño N pero al iniciar el sueño R, la reducción es dramática produciendo atonía. Esta forma tónica de esa fase del sueño es interrumpida por descargas aisladas, llamadas fásicas, de unidades musculares que escapan momentáneamente al control inhibidor central y que aún continuando bajo influjo de la glicina muestran picos rápidos del EMG coincidiendo con la aparición de oleadas de movimientos oculares rápidos (MOR). Este fenómeno ocurre por un proceso excitativo (potencial postsináptico) que incide en las neuronas implicadas que se consideran hiperpolarizadas (7). Dentro de los trastornos clínicos asociados con alteracionesde los patrones normales de inhibición o excitación motora, se encuentran la cataplejía, el síndrome de piernas inquietas, el trastorno conductual en el sueño R y la apnea del sueño, entre otros. FISIOLOGÍA CARDIOVASCULAR DURANTE EL SUEÑO El flujo sanguíneo cerebral se reduce durante el sueño N respecto del estado de vigilia y aumenta agudamente de nuevo al pasar al sueño R. Las fluctuaciones del flujo sanguíneo cerebral son el resultado de cambios en la resistencia vascular cuyos mecanismos están en estudio y son independientes de cambios hemodinámicos sistémicos como la distribución del flujo sanguíneo en otros lechos vasculares periféricos (17). Sueño N: hay estabilidad autonómica, con hipotensión (por aparente reducción del tono vasomotor simpático), bradicardia (por aumento de la actividad vagal), y reducción del gasto cardíaco y de la resistencia vascular, y se encuentra coordinación entre el ritmo cardíaco, la respiración y la estabilidad de la tensión arterial. Durante la transición del sueño N al sueño R, se encuentran descargas de actividad del nervio vago que pueden generar pausas del ritmo cardíaco y hasta francas asistolias. Sueño R: La actividad autonómica hace picos con brotes súbitos del ritmo cardíaco y pausas. Estos coinciden con el surgimiento de las ondas ponto-genículo-occipitales (PGO) y ondas Theta (θ) hipocampales (6, 9). Lo anterior hace que en cardiópatas, los riesgos de arritmias graves o IAM aumenten seriamente. En el sueño N puede ocurrir marcada hipotensión que reduciría el flujo coronario en corazones muy averiados. La co-morbilidad de cardiopatías con apnea del sueño (SAHOS) implica riesgos serios, en ambas fases de sueño. Se ha descrito la evidencia de sobreactividad simpática en la etiología de la hipertensión relacionada con la apnea del sueño en la que hay actividad simpática excesiva extendida al día y alteración de las respuestas vasculares periféricas así como liberación aumentada de norepinefrina y angiotensina II. En pacientes afectados de apnea de sueño también se ha observado una reducción tanto de la respuesta de vasodilatación a la acetilcolina y al isoproterenol, como la de vasoconstricción a la norepinefrina y a la angiotensina (15). Y han descrito su reversibilidad con el tratamiento convencional mediante uso de presión positiva continua de aire por la VAS. Una forma resistente de hipertensión arterial estaría relacionada con el sistema nervioso autónomo, también por aumento del tono simpático, y ha sido relacionada con obesidad, síndrome de apnea de sueño o hiperaldosteronismo (16). -43- Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y CuelloMiguel Dávila La cuota anual de muertes cardíacas relacionadas con el sueño en los Estados Unidos de América se ha estimado en un 20% de los infartos agudos de miocardio (250.000 muertes) y un 15% del total de las muertes súbitas de origen cardíaco (38.000) (9). HOMEOSTASIS CARDIORRESPIRATORIA Para mantener la homeostasis cardiorrespiratoria durante el sueño, se deben coordinar dos sistemas fundamentales: el sistema respiratorio, esencial para intercambio de oxígeno, y el sistema cardiovascular, para transporte sanguíneo. Hay que regular dos sistemas motores muy distintos entre sí. Uno que inerva la musculatura somática tal como la diafragmática, la intercostal, la abdominal y la de la vía aérea superior, y el otro que involucra la regulación de vías autonómicas dirigidas al corazón y a la vasculatura. Si en sujetos sanos ya es una gran tarea, qué decir de los afectados por enfermedades respiratorias o cardiovasculares. La actividad de las neuronas respiratorias sobre la musculatura somática varía mucho entre los estados del sueño, tal como ocurre sobre la regularidad del ritmo cardíaco. Dada la estrecha relación entre los dos sistemas, lo que afecte adversamente a uno va a repercutir sobre el otro, invariablemente. Se recalca en el profundo influjo de estados afectivos, tanto positivos como negativos, que actúan sobre el sueño y que afectan profundamente los patrones cardiovasculares, se reflejan en la imaginería visual, y que se presentan primordialmente en el sueño R. Estos estados afectivos tienen el potencial de generar taquicardia, polipnea, diaforesis y aumento dramático de la TA debido a la intensa actividad autonómica. La intensidad alcanzada en los estados de ensoñación puede ser tanto o más fuerte que en vigilia debido al carácter alucinatorio del contenido onírico y a que la corteza está aún más activada en aquellos que en esta. De esto se deduce la importancia de los estados de gran tensión emocional como potenciadores de cuadros de muerte súbita cardíaca y de peligrosas arritmias. Igualmente, la homeostasis depende de una adecuada perfusión de los órganos vitales mediante una TA controlada. Los mecanismos respiratorios son “enganchados” para coadyuvar en mantener la acción cardiovascular ayudando al retorno venoso y reajustar en forma refleja la frecuencia cardíaca. El sueño R tiene la particularidad de generar una casi parálisis de los músculos accesorios de la respiración y de liberar señales descendentes de las regiones frontales a los controles del tallo cerebral. Estos relevos del control central durante el sueño R tienen el potencial de interferir sustancialmente con los mecanismos compensatorios respiratorios que ayudan a estabilizar la TA y el de inhibir los mecanismos protectores centrales frontales en casos de hipotensión o hipertensión (9). En varios informes de casos investigados de muerte súbita en infantes (MSI), describen la secuencia final fatal como resultante de una falla del ritmo cardíaco, en particular bradicardia e hipotensión, con un posible antecedente inmediato de taquicardia días antes. Los eventos terminales han sido asimilados a las dos etapas del shock, primero una excitación simpática seguida de una súbita inhibición simpática y bradicardia conduciendo a una caída catastrófica de la TA ocurriendo con frecuencia en muy rápida secuencia. Y la posición prona contribuye a aumentar el riesgo de MSI derivado de un posible papel jugado por el cerebelo y el vestíbulo en el control de la TA (9). Regulación del flujo arterial coronario durante el sueño: durante el sueño y sus respectivos cambios de fases se aprecian cambios notorios más detallados en otra parte. Sueño y su relación con arritmogénesis durante isquemia e infarto miocárdicos: El sueño ejerce una indudable influencia en corazones vulnerables a través del sistema nervioso autónomo tanto central como periférico. Hace un siglo, A.G. Levy demostró la posibilidad de generar taquiarritmias ventriculares estimulando áreas específicas del cerebro en animales anestesiados lo que fue confirmado luego con técnicas estereotáxicas estimulando el cerebro y activando el hipotálamo, y su porción posterior se ha considerado como un centro arritmógeno importante cuya actividad simpática exagerada podría ser neutralizada con bloqueo de receptores betaadrenérgicos, mas no mediante vagotomía. Se ha pensado que el efecto protector central de los bloqueadores de receptores betaadrenérgicos sería efectivo a través de una disminución de la actividad nerviosa simpática y de la concentración de norepinefrina. Es también sabido que eventos cerebrovasculares, en particular hemorragias intracraneanas pueden ocasionar anomalías de la repolarización cardíaca y graves arritmias. Durante el sueño N hay activación intensa del nervio vago que reduce la FC y aumenta la estabilidad eléctrica cardíaca y disminuye el metabolismo cardíaco. Sin embargo, al reducir la TA hay mayor riesgo de acentuar la falla de perfusión coronaria presente en casos de coronariopatía severa o de infarto agudo del miocardio, generando a su vez isquemiamiocárdica con mayores arritmias e infarto miocárdico. Durante transiciones de etapas de sueño o pasos a fase R del -44- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño sueño suele haber aumento del tono vagal que produce pausas del ritmo cardíaco, bradiarritmias, y potenciales “torsades de pointes” (9). CONTROL CENTRAL DE LA RESPIRACIÓN DURANTE EL SUEÑO Fisiología respiratoria: control nervioso central. La protuberancia y el bulbo raquídeo contienen neuronas esenciales para la función respiratoria. Desde el siglo XIX (Legallois), reconoce que la porción caudal del tallo cerebral es el sitio de origen de la respiración. Diversas zonas dentro del bulbo raquídeo poseen neuronas que, o bien descargan en fase con la respiración, o arrastran tónicamente a las células que producen la respiración y serían el grupo respiratorio dorsal, el grupo respiratorio ventral, el complejo Bötzinger, y las neuronas quimiosensibles cercanas a la superficie bulbar ventral. El grupo respiratorio dorsal pertenece al núcleo ventro- lateral del tracto solitario (NTS) (porción baja del bulbo) donde hay neuronas cuya frecuencia de disparos aumenta progresivamente durante la inspiración. Este grupo recibe conexiones de los receptores vagales pulmonares de adaptación lenta progresiva. Diversos subnúcleos del NTS, reciben aferencias de los pulmones, bronquios, tráquea y laringe, en gatos. Y así, se puede enumerar gran cantidad de núcleos y vías interconectando la VAS a las porciones del tallo cerebral investigadas exhaustivamente también en animales confinados o anestesiados. Unos mecanismos mesopónticos colinérgicos estudiados con inyecciones de agonistas colinérgicos, (carbachol, betanechol, neostigmina) en la SRAA póntica dorsal, muestran la inducción de un estado asimilable al sueño R. Y los efectos de depresión de actividad de la bomba respiratoria y de los músculos de la VAS son semejantes pero no idénticos a los propios del sueño R natural. En resumen, en el sueño N, la respiración es controlada por un sistema automático impulsado por estímulos químicos y los impulsos respiratorios tónicos menguan respecto del estado de vigilia. Aquellos surgen de la SRAA, de amplias áreas importantes del SNC en el control conductual de la respiración en vigilia, o de neuronas aminérgicas conocidas por ser menos activas en sueño. En el sueño R, las neuronas respiratorias bulbares muestran un comportamiento muy variable que podría explicar la irregularidad de la respiración en esa fase del sueño. Se ha establecido que hay al menos una actividad fásica propia y dependiente de esa fase, de origen central y no respiratorio, que influye intensamente en la actividad de las neuronas respiratorias bulbares: las ondas PGO. Y hay efectos tanto inhibitorios como excitatorios sobre las neuronas respiratorias. Los efectos inhibitorios estarían relacionados con la atonía correspondiente al mismo sueño R y, en el caso particular de las neuronas motoras del nervio hipogloso, se originarían en pérdida del impulso serotoninérgico excitatorio. Los efectos excitatorios incluyen la activación de las neuronas bulbares inspiratorias y espiratorias, que son elementos importantes del oscilador respiratorio (11). Fisiología respiratoria; control de la ventilación: El objetivo primordial del sistema de control respiratorio es el de homeostasis, o mantener los gases sanguíneos en el rango adecuado para las normales funciones metabólicas del conjunto del organismo. El equilibrio del sistema respiratorio depende en buena parte de la información que llega al centro respiratorio del bulbo raquídeo en forma de aferencias de tres tipos básicos: 1- químicas, de los quimiorreceptores sensibles al pH, PaO2 y PaCO2; 2 - mecánicas, de receptores en pulmones y la pared torácica; y 3 - información conductual, de los centros corticales superiores. La información química conocida está representada en 3 formas: a) El cuerpo carotídeo es sensible a descensos de la PO2 por debajo de 60 mm Hg pero si la baja de PO2 es abrupta, por debajo de 30 a 40 mm Hg, el bulbo puede estar deprimido y responder al revés disminuyendo la ventilación; b) El CO2 se percibe en el cuerpo carotídeo y en el “quimiorreceptor” del bulbo raquídeo; c) En la medida que sube la PaCO2 hay un aumento brusco de la ventilación. Las sustancias neuropsicoactivas depresoras pueden deprimir gravemente los impulsos químicos para ventilar. Durante el sueño, se pierde el control voluntario y hay una mengua de la respuesta ventilatoria a los niveles bajos de oxígeno y elevados de dióxido de carbono. Ambas respuestas, hipoxémica e hipercápnica, están máximamente deprimidas en sueño R. Estas formas torpes de respuesta tienen importancia clínica porque no impiden la ocurrencia de la acusada hipoxemia que ocurre en paciente con enfermedad pulmonar o de la pared torácica y pueden ser parte de la patogenia de la obstrucción respiratoria durante el sueño y de -45- Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y CuelloMiguel Dávila las fallas de los mecanismos de excitación corticorreticular para despertar durante los episodios de apnea (12). LA RESPIRACIÓN DURANTE EL SUEÑO DE LOS SUJETOS NORMALES Desde que se inicia la somnolencia, pasando por el estado inestable de la etapa 1 del sueño N, se muestra una respiración periódica regularmente oscilante dando por resultados fluctuaciones en la PO2 y la PCO2 dentro de una disminución discreta de la ventilación. Ello podría obedecer a la misma inestabilidad del sueño. Una vez se estabiliza el sueño N, aparece un ritmo respiratorio regular asociado con una mayor hipoventilación que durante el período naturalmente precedente o somnolencia. Esta hipoventilación parece debida a una combinación de una disminución del impulso ventilatorio con una compensación defectuosa de un aumento de la resistencia de la VAS relacionada con el dormir. Sin embargo, los mecanismos de ventilación no estarían alterados durante el sueño N. Durante el sueño R, la respiración es superficial y errática con irregularidades tanto en amplitud como en frecuencia que surgen sincrónicamente con las oleadas de movimientos oculares rápidos (MOR). La hipoxemia concomitante que es igual o peor que en el período precedente de sueño N pareciera originarse principalmente en hipoventilación (18). Fisiología nasal: La nariz suele ser el primer paso de la VAS y su papel no ha sido tomado muy en cuenta en la etiología del SAHOS. Dos tercios de la resistencia al paso del aire por la VAS en el sueño están representados en la nariz. El esfuerzo inspiratorio de la respiración nasal es 1,6 veces mayor que el esfuerzo espiratorio total. La resistencia nasal es determinada por el grado de congestión vascular de los cornetes medio e inferior y no es estática ya que existe un ciclo nasal en que alternan períodos de una a 7 horas de congestión y descongestión entre las dos fosas nasales. En cambio, parece que en niños pequeños hay un patrón regular de fluctuaciones en la resistencia nasal en periodos de cerca de una hora y no alternarían de lado. La resistencia nasal cambia según la posición corporal aumentando en el lado correspondiente. Ha sido patente la generación de apnea obstructiva, y aún de muerte, por taponar la nariz, y la rinitis alérgica puede asociarse con SAHOS. En niños, la respiración por vía nasal es muy importante y anteriormente se pensaba que los niños serían de forzada respiración nasal obligada. La nasal si es la vía respiratoria preferida pero se ha demostrado que muchos respirarían por la boca si la nariz estuviere tapada o las fosas ocluidas. Los bebés con obstrucción nasal estarían en riesgo de presentar SAHOS y aquelloscon atresia no tratada de las coanas podrían fallecer pese a tener faringe abierta o amplia (21). Los procesos transitorios de activación central en el curso del sueño, llamados micro- “arousal”: Algunos fenómenos transitorios de este tipo han sido interpretados por la antigua Asociación de Trastornos de Sueño Americana (ASDA), hoy Academia Americana de Medicina del SUEÑO (AASM), como disrupciones de la continuidad del sueño e inherentes a la respuesta fisiológica de alarma de un evento peligroso y que implicaría el presentar consecuencias deletéreas a corto, mediano y largo plazo sobre la salud, opinión no compartida por algunos grupos de investigadores. El término micro-“arousal” (MA), que no tiene traducción literal al castellano, designa un proceso fisiológico percibido en el EEG como eventos fásicos no asociados con despertamientos pese a su morfología activadora o sincronizadora (como propia del sueño) o a su conexión con activación conductual o autonómica. Clásicamente, el fenómeno llamado micro-“arousal” en sueño N implicaba aumento de frecuencias del EEG al tiempo que reducían su amplitud, desaparición de ondas Delta y husos, realce transitorio del tono muscular o aparición fásica de grupos de potenciales musculares, movimientos de miembros o cambios de postura corporal y aceleración pasajera del ritmo cardíaco. En sueño R, se expresarían como la desaparición transitoria de movimientos oculares y la aparición de actividades Alfa. La duración de estos cambios sería de unos pocos segundos a poco más de 10 segundos. Y esa activación temporal estaría seguida de una desactivación secundaria dándole al fenómeno un aspecto bifásico. Siguiendo estas regulaciones, los grafoelementos lentos tales como los complejos K y actividades Delta transeúntes no eran clasificadas como “arousals” a menos que se asociasen con cambios de frecuencias del EEG hacia ritmos theta, alfa o beta (22). Originalmente, los MA fueron descritos como fenómenos normales del sueño y llamados fases de activación transitoria (PAT, del francés, phases d ’ activation transitoire) en los setenta. Su mayor incidencia se da en las fases de ascenso de cada ciclo y en sueño ligero, estados N1 y N2, y en sueño R, y se reducen en las fases descendientes de los ciclos y también son escasos en sueño N3, o profundo y su frecuencia aumenta de la noche a la siguiente mañana. El término “arousal”, por definición, implica activación cortical y sería un rasgo elemental para el restablecimiento de la homeostasis durante las fallas vasculares o respiratorias proveyendo a estos procesos vitales de un ingrediente excitativo. La definición convencional incluye una constelación de cambios como activación de ritmos -46- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño electrocorticográficos, un aumento de la presión arterial y del tono muscular y una variación de la frecuencia cardíaca. Sin embargo, pese a que el fenómeno de “arousal” podría tener suficiente energía para cambiar el nivel de conciencia hasta despertar, involucrando aspectos EEG, conductuales y autonómicos, estímulos auditivos o somatosensoriales durante el sueño pueden resultar en cambios cardíacos, respiratorios o somáticos claros sin activación patente del EEG. Análogamente, cuando se presenta un cierto grado de excitación EEG con ondas Beta, ha sido clasificado como “arousal” conductual; si se aprecian cambios EEG con aumento del tono EMG se ha considerado como un “arousal” de movimiento, así como cuando los cambios se limitan al EEG, se ha considerado un “arousal” cortical. Y la ocurrencia de eventos EEG diferentes de los convencionales asociados con activación vegetativa o conductual era clasificada como un “arousal” subcortical. De la misma forma, cuando una activación autonómica aparece aislada o simultánea a un evento respiratorio y sin cambios EEG concomitantes, se ha definido como un “arousal” autonómico. Es interesante anotar que no hay “arousals” de movimiento o conductuales sin actividad EEG o autonómica concomitante pero si hay evidencia de que un “arousal” del sueño pueda estar asociado con aceleración del ritmo cardíaco y aumento de la presión arterial aún en ausencia de actividad somática o motora o conductual (22). En los noventa se hizo una definición de “arousal” por consenso y fue modificada en 2007, por la actual AASM, para fines de uniformar la clasificación de los polisomnogramas, así: “Calificar los “arousals” durante N1, N2, N3 ó sueño R si hay un cambio abrupto de las frecuencias EEG que incluyan alfa, theta o frecuencias mayores de 16 Hz (pero no husos) que duren al menos 3 segundos, con por lo menos 10 segundos de sueño estable precediendo al cambio. Calificar los “arousals” durante sueño R requiere del aumento concurrente del EMG submentoniano que dure al menos un segundo” (23). SÍNDROME DE APNEA/HIPOAPNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO (SAHOS) El SAHOS es el más prevalente y letal de los llamados trastornos respiratorios relacionados con el dormir que comienza por el más leve que sería el simple hecho de roncar. Sucintamente, el síndrome de apnea/hipoapnea obstructiva del sueño es un trastorno muy común que se caracteriza por colapso repetido de la vía aérea superior, o VAS, durante el sueño y cuyas muy serias consecuencias sobre la salud incluyen un riesgo aumentado de accidentalidad vehicular o laboral y enfermedad cardiovascular. La ocurrencia de los episodios respiratorios patológicos no suele ser uniforme en el curso del sueño ya que su intensidad varía en función de la fase o etapa del sueño o de la posición corporal y de factores externos como de la previa privación del sueño, de la excesiva fatiga o de la ingestión de sustancias neuropsicoactivas depresoras del SNC incluyendo el alcohol o un ambiente con aire contaminado. El cuadro es multifactorial y tiene bases congénitas, genéticas, ontogenéticas, anatómicas, neurológicas, neurodegenerativas, endocrinas, vulnerabilidad de género, de edad, farmacológicas o tóxicas, medio- ambientales, entre otras, y está estrechamente relacionado con enfermedades y trastornos crónicos tales como la hipertensión, la obesidad, el hipotiroidismo, la resistencia a la insulina, la diabetes sacarina, el síndrome llamado metabólico, con las cuales puede compartir etiologías o complicaciones. La vía aérea superior tiene a su cargo diversas funciones tales como la masticación y la deglución, el gusto, el olfato, la comunicación y la respiración. El colapso de la VAS y los episodios de alteración del ritmo respiratorio son detonados por el inicio del sueño y son favorecidos por la posición corporal en decúbito, y la reducción de la actividad de los músculos dilatadores de la vía aérea superior, VAS, incapaces de sostener permeable su luz en porciones anatómicamente vulnerables. Comúnmente, los episodios respiratorios obstructivos son más frecuentes y prolongados en sueño R que en sueño N, y lo son menos durante el sueño profundo, N3, o de ondas lentas a pesar de que, en este, puedan persistir la limitación del flujo y el ronquido. No se conocen bien los mecanismos de este fenómeno. Epidemiología del SAHOS: según un estudio-encuesta de 1993 (T. Young y colaboradores), se considera que hasta un 9% de mujeres y hasta 24% de hombres de edades entre 30 y 60 años padecen de un índice de perturbación respiratoria durante el sueño, o IAH, igual o mayor de 5 eventos por hora, considerando a este como el límite normal superior (19). Otro estudio de 2002 de T. Young y colaboradores muestra que, aproximadamente, entre un 2 y 3% de niños, entre 2 y 9% de adultos de edad madura, y hasta un 15% de adultos mayores de 65 presenta apnea obstructiva de grado moderado a grave (SAHOS) [índice de apneae hipoapnea (IAH) ≥ 15 eventos por hora]. Lo anterior señala una gran prevalencia de SAHOS en la población general por lo que Smith y colaboradores piensan que en este marco estarían más seriamente afectados los sujetos que tengan además una enfermedad crónica importante comórbida y que los verdaderos límites de normalidad estarían aún por establecer (20). Fisiopatogénesis del SAHOS: En la fisiopatología de la apnea e hipoapnea obstructivas del sueño estarían implicados diversos factores tales como los anatómicos (de las vías aéreas -47- Acta de Otorrinolaringología & Cirugía de Cabeza y CuelloMiguel Dávila superiores) (VAS), estructurales (al nivel de los músculos dilatadores de las VAS), y nerviosos centrales, responsables de la estabilidad de la actividad inspiratoria (14). El centro de control nervioso de los músculos dilatadores de las vías aéreas superiores permanece informado del estado de estos por medio de diferentes receptores: receptores vagales pulmonares, mecanorreceptores de las propias VAS, barorreceptores y quimiorreceptores (14). Es patente que el sueño nos predispone a una respiración inestable porque los impulsos motores rectores de la bomba respiratoria y de los músculos de la vía aérea superior se reducen durante el dormir, porque el sueño enmascara un umbral apnéico lábil y altamente sensible a hipocapnia y porque los estados cambiantes del sueño significan impulsos centrales también cambiantes para respirar. Los quimiorreceptores de los cuerpos carotídeos parecen ser los receptores dominantes para la inhibición hipocápnica en el marco temporal en que ocurre naturalmente la apnea de sueño y la respiración periódica. Al parecer, la percepción de hipocapnia en el quimiorreceptor del cuerpo carotídeo no basta por sí sola para generar apnea sino que requiere también del reflejo de estiramiento pulmonar para ello. Los quimiorreceptores centrales podrían influir mucho en la dimensión del desbordamiento ventilatorio observado o en la longitud del ciclo una vez se haya iniciado la apnea. El evento precipitante sería típicamente una hiperventilación transitoria. Esta puede ser resultado de variadas causas tales como una súbita disminución de la resistencia de la VAS, un cambio en el estado del sueño, o esto más una reducción de la resistencia de VAS, o un suspiro espontáneo estimulado por una poca mengua en el volumen pulmonar pero el efecto neto es que ocurre hipocapnia transitoria. Esta es percibida por los quemorreceptores y cesa el esfuerzo ventilatorio, o sea que ocurre una apnea central. Luego de un lapso, los esfuerzos ventilatorios se reanudan generando grandes presiones subatmosféricas en la VAS en ausencia de flujo aéreo indicando que ocurre una obstrucción. La apnea central y su subsecuente apnea obstructiva constituyen un episodio de hipoventilación. Durante ella, la PaCO2 aumenta y, tanto la PaCO2 como la pHa caen generando el reflejo de asfixia. Luego de repetidos episodios, un “arousal” típico ocurre y el flujo aéreo retorna abruptamente resultando en un exceso ventilatorio y de nuevo la perpetuación del ciclo. En sujetos susceptibles, este patrón de respiración francamente periódica ocupa la mayor parte del sueño (20). La actividad electromiográfica (EMG) de los diferentes músculos dilatadores de las vías aéreas superiores ha sido estudiada en el humano con electrodos de superficie, o insertados en cada músculo. Los músculos principales de las VAS serían los dilatadores de alas nasales, (inervados por el N. facial o VII par), el M. procerus y el M. compressor naris, los 8 músculos labiales, el tensor del velo palatino, (V par), y el M. elevador del velo palatino, el M. de la úvula, y el palato-gloso, que eleva y retrae la parte posterior lingual, el palato-faríngeo, que eleva la faringe, el M. geniogloso, que protruye la lengua (inervado por XII par), el hiogloso que deprime y retrae la lengua, el estilogloso que eleva y retrae la lengua dilatando la faringe, el constrictor superior y el medio, que contraen la faringe, el músculo digástrico, que eleva el hiodes deprimiendo la mandíbula, todos los hipofaríngeos entre los que se cuenta el geniohioideo, que dilata la faringe desplazando el hioides hacia delante (inervado por el XII), el M. hiogloso, y el cricoaritenoideo, abductor de las cuerdas vocales y dilatador de la faringe, inervado por el nervio laríngeo recurrente (14, 21). Durante la inspiración, los músculos dilatadores de las VAS producen una presión que se opone a la presión negativa intraluminal generada por el diafragma la que, a su vez, tiende de disminuir el calibre de las VAS. Durante el sueño, la resistencia al paso de gases por las VAS aumenta y la actividad EMG de los músculos dilatadores disminuye especialmente cuando ocurren los eventos fásicos tales como los movimientos oculares rápidos (MOR) propios del sueño R. La oclusión de las VAS se presenta apenas la presión generada por los músculos dilatadores deja de ser suficiente para oponerse a la presión intraluminal negativa (14). Partiendo del hecho de que el aumentar el volumen espiratorio pulmonar final o la actividad de los músculos dilatadores durante el sueño reduciría la severidad de la apnea, Jordan y colaboradores (13) estudiaron la actividad de los músculos geniogloso y tensor palatino y el volumen espiratorio pulmonar final y trataron de determinar si la etapa de sueño influenciaría alguno de esos factores y concluyeron que cuando ocurría la respiración espontáneamente estable en el sueño de los sujetos con apnea de sueño, la actividad del M. geniogloso se mantenía elevada pero que también estaría preservada durante los periodos de inestabilidad respiratoria y que ello podría obedecer a factores de variabilidad anatómica, volumen pulmonar reducido o a un bajo umbral excitatorio corticorreticular (“arousal”) que despertaría a los sujetos afectados antes de llegar a un nivel crítico de pulsión respiratoria y actividad muscular. Durante el sueño R, habría una mayor supresión aún del componente tónico del músculo geniogloso, lo que potenciaría la severidad del cuadro. BIBLIOGRAFÍA 1. Dement, W. History of Sleep Physiology and Medicine. In: Rosenthal L: Normal Sleep and its Variations. De, Kryger MH, Roth T, Dement WC. Principles and Practice of Sleep Medicine. 2000. Saunders. -48- Volumen 39 Número 3 septiembre de 2011 - suplemento Neurofisiología y fisiopatología del sueño 2. Jones BE. Basic Mechanisms of Sleep-Wake States. Normal Sleep. In: Kryger MH, Roth T, Dement WC. Principles and Practice of Sleep Medicine, 2000. Saunders. 3. Steriade M. Brain Electrical Activity and Sensory Processing During Waking and Sleep States. In: Kryger MH, Roth T, Dement WC. Principles and Practice of Sleep Medicine. 2000. Saunders. 4. Reinoso-Suárez F, et al. Functional Anatomy of Sleep-Wakefulness Cycle. Adv Anat Embry Cell Biol. 2011; 28. 5. De Lecea L, Sutcliffe JG. The hypocretins and Sleep. 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