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CANIS ET FELIS N.° 33 OFTALMOLOGÍA DIRECTOR: Dr. Juan José Tabar Barrios Centro Policlínico Veterinario “Raspeig“ San Vicente. Alicante REDACTOR JEFE: Elena Malmierca DIRECTOR DE LA MONOGRAFíA: Dr. Manuel Villagrasa Diplomado en Oftalmología Centro Oftalmológico Veterinario Goya c/Goya, 106 28009 - Madrid COLABORADORES: Elisa González M.a José Cascales Ignacio Farrás Alfonso Rodríguez Francesc Simo PRODUCCIóN EDITORIAL: Fernando Latorre Margolles TRATAMIENTO DE IMAGEN E INFOGRAFíA:: Enrique Leiva Hidalgo MAQUETACIóN: Isabel Velasco Granados Beatriz García Martín COORDINACIóN EDITORIAL: MIGUEL ANGEL GARCíA FERNANDEZ PROGRAMA 1998 N.o 31 (Febrero) NUTRICIÓN CLÍNICA O PALIATIVA CANINA Y FELINA Dr. Jaume Camps N.o 32 (Abril) ONCOLOGÍA CUTÁNEA Drs. Jaume Altimira y Miquel Vilafranca N.o 33 (Junio) OFTALMOLOGÍA Dr. Manuel Villagrasa N.o 34 (Agosto) ALOPECIAS LOCALES CANINAS Dra. M .a Teresa Verde N.o 35 (Octubre) PATOLOGÍA Y CIRUGÍA DE LA RODILLA Dr. Juan J. Martínez Galdames N.o 36 (Diciembre) COMPLICACIONES EN OSTEOSÍNTESIS Dr. Juan P. Zaera Polo Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición. Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia, grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor. Tarifa de suscripción anual: Mediante cheque bancario adjunto de 6.015 ptas. Mediante contra reembolso de 6.666 ptas. Ejemplar suelto: 1.560 ptas. (IVAincluido). Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A. Pasaje Virgen de la Alegría, 14 Teléfono 91-405 15 95. Fax 91-403 49 07 e-mail: luzan@luzan5.es http://www.luzan5.es 28027 Madrid i CANIS ET FELIS N.° 33 OFTALMOLOGÍA STAFF EDITORIAL QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS PLASTIAS PARPEBRALES UVEÍTIS FELINAS GLAUCOMA CANINO CIRUGÍA DE CATARATA CON IMPLANTE DE LENTE INTRAOCULAR TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LAS AFECCIONES VITREORRETINIANAS INDICE DE COLABORADORES TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DEL GLAUCOMA ndice CANIS ET FELIS N.° 33 A Oftalmología, al igual que el resto de especialidades médicas y debido, a la aparición de nuevas técnologías, tanto diagnósticas como terapéuticas, se ha visto inmersa en una serie de transformaciones que han modificado drásticamente el concepto de actuación clínica. La aparición de nuevos fármacos (inmunomoduladores, fibrinolíticos, aines, antibió- ticos...) han cambiado el pronóstico a medio y largo plazo de pacientes que hace sola- mente 10 años, estaban condenados a cegueras irreversibles. La estandarización y puesta en práctica de nuevos métodos diagnósticos como las ecografías oculares o la angiografía del fondo ocular, permiten realizar diagnósticos precisos y precoces, dando paso a un tratamiento concreto. Los avances en cirugía, gracias a la introducción de la microscopio quirúrgico, son evidentes. Hoy día no se oncibe la cirugía ocular o de los anexos sin la ayuda del microscopio quirúrgico. La magnificación del plano quirúrgico proporcionado por el m i c roscopio, a permitido la introducción de técnicas micro q u i r ú rgicas sofisticadas como los injertos completos o parciales de cornea, las cirugía de mínima invasión para las cataratas, la posibilidad de acceder quirúrgicamente a la retina... Los nuevos tipos de láser, permiten obtener resultados mucho mas esperanzadores para procesos como el glaucoma, el desprendimiento de retina... En definitiva nos encontramos ante una serie de herramientas que en muy poco tiem- po han cambiado el futuro de muchos de nuestros pacientes, us utilización, al servicio de una actuación responsable, meditada y aplicada a cada caso concreto, nos perm i t e n mejorar los resultados clínicos. La utilización de forma indiscriminada de un nuevo fárm a- co, de un microscopio, láser, facoemulsficador..., no es ningún comodín para el éxito, el a p rendizaje de su manejo, el conocimiento de sus limitaciones, sus indicaciones y con- traindicaciones es lo que realmente nos permitirá seguir pro g re s a n d o . OFTALMOLOGÍA Dr. Manuel Villagrasa Diplomado en Oftalmología Centro Oftalmológico Veterinario Goya c/ Goya, 106 28009 - Madrid i ditorial CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA OFTALMOLOGÍA i A disminución de la producción lagrimal origina un proceso inflamatorio y dege- nerativo corneoconjuntival que lleva a la ceguera. El diagnóstico precoz unido a la terapia con CsA permite el control de la enfermedad en la mayoría de los c a s o s . ALFONSO RODRÍGUEZ ÁLVARO Y ELISA GONZÁLEZ ALONSO-ALEGRE Dpto. Patología Animal II Facultad de Veterinaria de Madrid FISIOLOGÍA DE LA SECRECIÓN LAGRIMAL EBIDO al carácter avascular de la córnea, ésta debe nutrirse, fundamen- talmente, de las lágrimas en su parte más anterior y del humor acuoso en la posterior. Debido a esa dependencia metabóli - ca de las lágrimas, la córnea es espe- cialmente sensible a cualquier cam- bio que afecte a la producción o la composición lagrimal47. La lágrima es una estructura trilami- nar que se sitúa cubriendo la superfi- cie ocular. Está formada por varios componentes, que poseen distintas funciones. El primero, el que contacta directa- mente con el epitelio corneal, es la mucina. Ésta es una glicoproteína hidratada secretada por las células caliciformes presentes en la mucosa conjuntival. La mucina se interdigita con las microvellosidades del epitelio corneal proporcionando a la córnea un medio de adsorción de inmuno- globulinas y facilitando un recubri- miento hidrofílico al epitelio corneal, que se comporta como hidrófobo, lo que permite que la secreción serosa se adhiera a la superficie ocular14,47. La capa media es principalmente serosa y constituye más del 90% del volumen lagrimal14,38. La glándula lagrimal orbitaria produce aproxima- damente el 65% de la secreción lagri- mal y la de la membrana nictitante el 35% restante45. Estas glándulas se encuentran bajo control neurogénico. La capa acuosa contiene en suspensión células defensivas y numerosas sustancias vitales para la córnea como son oxígeno, glucosa, inmunoglobulinas, enzimas, sales inorgáni- cas, vitaminas, factores de crecimiento y antimicrobia- nos24,46. Por último, cubriendo las capas anteriores, se encuen- tra una capa lipídica compuesta, fundamentalmente, por ésteres de colesterol y algunos lípidos solubles, cuya función es evitar una excesiva evaporación y estabilizar la película lagrimal24,46. La película lagrimal no posee, tan sólo, una función nutritiva, sino que también lubrifica el movimiento de los párpados sobre la superficie ocular y arrastra sus- tancias nocivas exógenas y procedentes del metabo- lismo corneal hacia el sistema de drenaje lagri- mal24,38,46. La secreción lagrimal no se sitúa de una forma estáti- ca sobre la córnea; al contrario, existe una constante distribución y reestructuración sobre la misma en la que interviene de forma decisiva el parpadeo. Por ello, para que exista una correcta extensión de las lágrimas sobre la superficie ocular, es necesario que el reflejo palpebral se realice con normalidad. En segundo lugar, debe existir una perfecta disposición entre los párpados y globo ocular, que facilite la extensión uni- forme sobre la córnea. Por último, se precisa un epite- lio sano que permita una adsorción correcta de la mucina por las células superficiales del epitelio cor- neal24,27,28. ETIOPATOGENIA DE LA Q.C.S. Cuando se produce una disminución de la produc- ción lagrimal aparecen una seriede manifestaciones clínicas que, en su conjunto, conocemos como Q.C.S. Debemos señalar que la severidad de las lesiones está directamente relacionada con la pérdida cuantitativa de la secreción acuosa38, aunque existen deficiencias cualitativas en la composición de la película lagrimal que originan una xeroftalmía46,47. No obstante, cada vez existen más pruebas de que las lesiones que apa- CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA OFTALMOLOGÍA i la córnea originan la aparición de placas queratiniza- das en el epitelio corneal, que por la falta de lubrifi- cación y por las fuerzas de cizallamiento a las que se ve sometidas, pueden desprenderse apareciendo ero- siones corneales. Este hecho permite la colonización estromal por bacterias oportunistas. Además, provoca una exposición de Ag corneales al sistema inmunoló- gico que induciría un proceso inflamatorio inmunome- diado por células T. A nivel conjuntival se produce una metaplasia escamosa, posiblemente determinada por la presencia de infiltrados celulares compuestos, fun- damentalmente, por linfocitos28,30,37. La Q.C.S. puede ser de curso agudo, aunque es más frecuente la forma crónica. La Q.C.S. de curso agudo se caracteriza por una brusca disminución de la producción lagrimal. Son pro- cesos muy dolorosos que se manifiestan por un intenso blefarospasmo. Aparece una secreción mucosa o mucopurulenta adherida a la superficie ocular y que se acumula, fundamentalmente, en los fórnices conjuntiva- les. La córnea aparece seca, sin brillo (fig. 1) y, en ocasiones, aparecen úlceras corneales centrales y pro- fundas, que pueden, incluso, llegar a la perforación corneal como consecuencia de la colonización de la córnea por gérmenes oportunistas1,4,6,11. Este tipo de Q.C.S. se relaciona, frecuentemente, con el virus del CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA recen en la Q.C.S. no se deben, exclusivamente, a una falta de lubrifi- cación, sino que intervienen, ade- más, ciertos mecanismos inmunome- diados que afectan tanto a células conjuntivales como corneales29. Como ya se ha mencionado, la cór- nea depende en gran medida de la película lagrimal para mantener de forma adecuada su metabolismo y, con ello, su transparencia. Por ello, cuando la producción lagrimal des- ciende se desencadenan una serie de procesos que, pueden conducir a la ceguera por opacidad corneal per- manente, a no ser que se instaure una terapia adecuada. El epitelio corneal y el estroma sube- pitelial sufren un desequilibrio meta- bólico debido a un estado hipóxico por la disminución del aporte de oxí- geno. Además, no se produce una adecuada limpieza de la superficie ocular, acumulándose detritus celula- res y otros productos orgánicos que pueden resultar tóxicos para el epite- lio corneal24,28. La disminución de sustancias defen- sivas presentes en las lágrimas trae como consecuencia la proliferación de gérmenes oportunistas que pue- den originar, sobre todo si aparecen erosiones epiteliales, un grave perjui- cio corneal57. Otro factor a conside- rar en la patogenia de la Q.C.S. es que, al no existir una cantidad de lágrimas adecuada, no hay una buena lubrificación de los movimien- tos parpebrales sobre la superficie ocular con lo que aparecen fuerzas de cizallamiento sobre la córnea. Los trastornos metabólicos que afectan a OFTALMOLOGÍA i Fig. 1.— Q.C.S. aguda por moquillo. exoftálmicos o lagoftálmicos, se produce queratitis. Ésta se acompaña de un engrosamiento del epitelio corneal, en el que se producen placas de queratiniza- ción. Debido a la fricción ejercida por los párpados ante la falta de lubrificación estas placas se despren- den apareciendo erosiones corneales recurrentes, que, en ocasiones y debido a infecciones oportunistas, pue- den progresar rápidamente. Además, aparece un infil- trado inflamatorio compuesto, mayoritariamente, por CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA moquillo que provoca una dacrioa- denitis aguda. Si el animal supera la enfermedad sistémica, la Q.C.S. se resuelve de forma espontánea, lo cual no quiere decir que no se preci- se tratamiento ocular durante el epi- sodio1,18,32,44. Sin embargo, la forma más frecuen- te de manifestación de la Q.C.S. es la de curso crónico. Los animales acu- den a la consulta, habitualmente, por presentar una abundante secreción mucosa o mucopurulenta, pegajosa, que se adhiere a la superficie cor- neal, márgenes parpebrales y que se acumula en sacos conjuntiva- les4,18,35,37 (fig. 2). Esta secreción está compuesta, fundamentalmente, por mucina, que en condiciones nor- males es dispersada por el compo- nente acuoso de la película lagrimal. Se ha comprobado que el acúmulo de estos filamentos de mucina inter- fiere en la extensión del componente lipídico de la película lagrimal. Además, la mucina secretada por animales afectados de Q.C.S. con- tiene una glicoproteína anormal, cuyo significado patológico no ha sido determinado14,16. Otra manifestación constante pre- sente de una Q.C.S. es la presencia de conjuntivitis. Ésta se caracteriza por la hipertrofia de la mucosa con- juntival, que se muestra hiperémica y en ocasiones edematosa (fig. 3). La hipertrofia afecta a la conjuntiva par- pebral, bulbar y de la membrana nic- titante apareciendo numerosos plie- gues. A menudo la conjuntivitis se acompaña de blefaritis marginal4,35. En casos avanzados, o en animales OFTALMOLOGÍA i Fig. 2.— Q.C.S.: abundante secreción mucosa. Fig. 3.— Q.C.S. crónica: hipertrofia conjuntival y quemosis. CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA linfocitos y células plasmáticas. Este proceso inflamatorio origina neovas- cularización corneal epitelial y sube- pitelial con presencia de edema estro- mal subepitelial (fig. 4). Según avan- za el proceso aparecen depósitos lipídicos, cálcicos y sobre todo melá- nicos, que van ocupando, progresi- vamente, toda la superficie corneal provocando la ceguera a los anima- les afectados1,28,35,37 (fig. 5). Hay que señalar que los animales afectados por una Q.C.S. pueden padecer intenso dolor como conse- cuencia de ulceración corneal; sin embargo, en muchos casos severos no manifiestan dolor, probablemente por una pérdida progresiva de la sen- sibilidad corneal28. Debe realizarse un diagnóstico pre- suntivo de Q.C.S. en todos los ani- males con exudado mucoso o muco- purulento de curso crónico con sinto- matología conjuntival y/o corn e a l compatible. El diagnóstico definitivo de Q.C.S. es sencillo y se basa en la realización del test de Schirmer. Este consiste en colocar una tira de papel de filtro estandarizado en el saco conjuntival inferior cerca del canto nasal y medir la cantidad de papel mojado por las lágrimas durante un minuto. Los valores considerados como normales son 20±5 mm en 1 minuto para el perro5,11,38. Si el test de Schirmer se sitúa por debajo de 10 mm en 1 minuto se establece diagnóstico de Q.C.S.3,7,11,23,28,38. La realización del test de Schirmer debe hacerse de forma rutinaria en cualquier exploración oftalmológica. Es importante tener en cuenta que debe realizarse al principio de la exploración oftalmo- lógica con el fin de que las posibles manipulaciones del globo y sus anejos no modifiquen la lectura. Debe realizarse sin lavar el ojo, ya que esto modificaría la lectura, y sin poner anestésico tópico, ya que disminu- ye la producción lagrimal. Otro factor a tener en cuen- ta es que la administración de atropina disminuye de forma transitoria la producción lagrimal y podría fal- sear el estado real de glándulas lagrimales1,43. OFTALMOLOGÍA i Fig. 4.— Q.C.S. crónica: queratitis. Fig. 5.— Q.C.S. crónica: depósitos melánicos densos que impiden la visión. CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITISSECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA La tinción vital con Rosa de Bengala está considerada en Oftalmología humana como una prueba más sensi- ble que la de Schirmer para la detec- ción de Q.C.S., pero tiene el incon- veniente de que no permite cuantifi- car la producción lagrimal. El Rosa de Bengala tiñe las células desvitali- zadas (fig. 6) y los filamentos muco- sos. Esta tinción resulta algo irritante para el epitelio corneal38. Aunque, como ya se ha menciona- do, el diagnótico clínico de Q.C.S. es sencillo, el etiológico puede ser difícil, y en muchos casos, no puede estable- cerse realmente la causa primaria. Aunque se ha diagnosticado Q.C.S. tanto en cachorros como en animales v i e j o s4 , 3 8 , 5 9 la edad media de pre- sentación está entre los 5 y 7 años. Se ha sugerido la existencia de una predisposición de sexo en el desarro- llo de la Q.C.S.35,56, ya que existe una mayor incidencia en hembras que en machos2,4,34,59. La Q.C.S. puede tener un origen congénito o adquirido. Las de origen congénito se caracte- rizan por una xeroftalmía extrema debido a una hipoplasia o agenesia lagrimal. No son frecuentes y existe predisposición en algunas razas de perros como West Highland White Te rr i e r, Schnauzer miniatura, Yo r k Shire y otros64,67,68. La mayoría de las Q.C.S. son adqui- ridas, pudiéndose encuadrar su origen en yatrogénico, infeccioso, traumático o neurológico e inmunomediado. Se han asociado trastornos de la secreción lagrimal transitorios o per- manentes a una gran variedad de fár- macos utilizados, incluso, a dosis terapéuticas. De ellos destacan la fenazopiridina12,43,63, el sulfatiazol y sulfadiazina42,51, sulfasalazina7,42,51,60, sulfameto- xazol19 y ácido aminosalicílico3. Generalmente, una vez suspendida la administración del fármaco se recupera la producción lagrimal. Sin embargo, se ha comprobado que la administración crónica de estos fármacos provoca lesiones irreversi- bles debidos probablemente a un efecto tóxico, sobre los ácinos glandulares38,51,60,63,64,65. Otros fármacos como el maleato de timolol, el halo- tano y el metoxiflurano disminuyen transitoriamente la producción lagrimal67. Las Q.C.S. de origen infeccioso se relacionan, funda- mentalmente, con el virus del moquillo canino. Este ori- gina una dacrioadenitis aguda que provoca un rápido y brusco déficit en la secreción lagrimal. Si el animal supera la enfermedad sistémica el proceso es re v e r s i b l e recuperándose la producción lagrimal1 , 1 8 , 4 4. Otro grupo de causas de Q.C.S. son los traumatis- mos orbitarios o periorbitarios que afecten directamen- te a la glándula o a su inervación. La glándula lagri- mal responde a estímulos parasimpáticos que llegan a través del nervio facial inicialmente y del trigémino pos- teriormente. Por ello, si se ve afectada la inervación OFTALMOLOGÍA i Fig. 6.— Q.C.S. crónica: áreas corneales desvitalizadas: Rosa de Bengala + CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA glandular se produce un deterioro de la secreción lagrimal. La inervación puede verse afectada en cualquier punto de su trayecto, siendo lo más frecuente traumatismos faciales, otitis medias y lesiones sobre el tronco encefálico22,32,59,39,64. Se cree que la mayoría de las Q.C.S. diagnosticadas en los perros se deben a procesos inmunomedia- dos. Esta suposición se basa, funda- mentalmente, en los estudios histopa- tológicos de glándulas lagrimales de animales afectados de Q.C.S. Las glándulas muestran una diacriadenitis multifocal con un infiltrado inflamato- rio compuesto, mayoritariamente, por linfocitos y células plasmáticas. Este proceso se acompaña de fibrosis y atrofia glandular, más evidente cuan- to más crónico es el proceso10,32. Además, en muchos de estos anima- les se detectaron incrementos signifi- cativos de beta-2 y gammaglobuli- nas34 y autoanticuerpos tipo factor reumatoide, antinucleares y anticuer- pos dirigidos contra células de los conductos lagrimales33,37. Se han diagnosticado Q.C.S. asociadas a enfermedades sistémicas inmunome- diadas como lupus eritematoso sisté- mico, artritis reumatoide, anemia hemolítica autoinmune, hepatitis cró- nica activa e hipotiroidismo. Además, en algunos casos, se diagnosticó Q.C.S. asociado a enfermedad sisté- mica poliglandular inmunomedia- da9,10,32,33,34,37,55. Estos hallazgos parecen sugerir que la Q.C.S. puede ser una manifestación más de un pro- blema sistémico inmunomediado, aunque, en la mayoría de las Q.C.S., no se demuestran enfermedades sistémicas asociadas. Por otra parte se ha determinado una cierta pre d i s p o- sición racial para desarrollar una Q.C.S. Razas como el Lapsa Apso, Bulldog inglés, West Highland White Te rr i e r, Dachshund, Cocker Spaniel americano y otro s poseen un mayor riesgo de padecer una Q.C.S.6 8. Además, se ha comprobado que con la edad va dis- minuyendo la producción lagrimal3 6, lo que unido a la p resencia de ojos exoftálmicos puede determinar el d e s a rrollo de una queratitis pigmentaria. En estos ani- males, la humidificación corneal resulta inadecuada al estar incrementada la superficie de evaporación corn e- al y, posiblemente, por defectos en el reflejo del par- padeo. Por último, la extirpación quirúrgica de la glán- dula de la membrana nictitante puede desencadenar con el paso del tiempo y, sobre todo en razas exoftál- micas, el desarrollo de una insuficiencia lagrimal5 2. TRATAMIENTO El tratamiento actual de la Q.C.S. se basa funda- mentalmente en la administración tópica de CsA al 0,2-2%. La CsA es un inmunosupresor no citotóxico que posee dos actividades terapéuticas definidas. Por una parte es capaz de incrementar la producción lagri- mal en la mayoría de los animales afectados de Q.C.S., y por otra tiene una clara actividad antiinfla- matoria17,26,35,37,50,53,54. Como se ha mencionado anteriormente parece ser que la metaplasia escamosa que se produce a nivel conjuntival podría estar mediada por la infiltración lin- focitaria y no por el déficit lagrimal. Además, la conti- nua exposición de antígenos procedentes de la córnea al sistema inmunológico también desencadena un pro- ceso inflamatorio inmunomediado por células T29. Este mecanismo patogénico implica que el empleo tera- péutico de CsA tópica ayude de forma decisiva a inte- rrumpir la cascada inflamatoria, lo que mejora nota- blemente las lesiones conjuntivales y corneales induci- da por linfocitos T29. La CsA bloquea selectivamente la actividad de los lin- OFTALMOLOGÍA i CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA focitos T helper sin modificar la acción de los linfocitos T supre s o res, lo que p rovoca un estado de inmunotoleran- cia. La CsA interrumpe la cascada infla- matoria impidiendo la síntesis de inter- leuquinas (IL-2 y gammainterf e ron) y bloquea la apoptosis mediada por re c e p t o res de células T3 0. El efecto lagrimoestimulante de la CsA todavía no ha sido aclarado totalmen- te. Parece ser que se trata de un pro- ceso hormonodependiente en el que la CsA antagoniza la acción de la pro- lactina sobre algunas enzimas de linfo- citos T. Este proceso permite la re g e n e- ración acinar y, con ello, el incre m e n t o de la secreción lagrimal3 0. Se ha comprobado que la CsA incrementa la producción lagrimal en la mayoría de los perros afectados de Q . C . S .1 0 , 3 7 , 5 0 , 5 4 , 6 1. Además las características de las lágrimas induci- das por la CsA son similares a las de los perros sin Q.C.S.21. Sin embar- go, para que aumente la secreción lagrimal es necesario que persista parte del parénquima glandular fun- cional, ya que en animales en los que se demostró fibrosis glandular masiva no se consiguió aumentar la secre- ción lagrimal. Cuando el test de Schirmer se situó por encima de 2 mm en 1 minuto se produjo unares- puesta satisfactoria a la terapia con CsA en más del 90% de los animales tratados. Sin embargo, cuando el test de Schirmer estaba entre 0-1 mm en 1 minuto, tan sólo, se apreció un incremento de la producción lagrimal en el 29-59% de los anima- les10,17,26,37,54. Independientemente de que aumen- te o no la producción lagrimal, en todos los animales tratados con CsA se aprecia una regresión de las lesio- nes corneales y conjuntivales. Este hecho parece suge- rir que no todas las lesiones que aparecen en el trans- curso de la Q.C.S. pueden atribuirse, exclusivamente, a la falta de lubrificación de la superficie ocular, sino que podrían ser consecuencia de estímulos inflamato- rios inmunomediados contra la superficie ocular37. Cuando se inicia la terapia con CsA se observa una mejoría gradual de las lesiones existentes. Primeramente, se observa la regresión de la hiperpla- sia conjuntival y del epitelio corneal, disminuyendo, notablemente, el tejido de granulación y placas de queratinización corneales. Nuestra experiencia nos ha mostrado que las mediciones paquimétricas disminu- yen significativamente en el transcurso de las primeras semanas de tratamiento. Esta mejoría puede influir, notablemente en una mejor extensión de la película lagrimal37,54. Lo primero que advierten los propietarios es la desaparición de la secreción mucosa. Otras lesio- nes como la vascularización y la pigmentación cor- neal involuciona muy lentamente, y en algunos anima- les que llevan varios años en tratamiento, todavía, se aprecian depósitos melánicos corneales densos, que impiden parcialmente la visión. Por ello, el diagnóstico precoz de la Q.C.S. es el principal factor determinan- te del éxito del tratamiento con CsA. La terapia con CsA debe acompañarse de la admi- nistración de lágrimas artificiales hasta la restauración de la producción lagrimal, lavados oculares para eli- minar los acúmulos de exudado y antibioterapia tópi- ca para controlar las conjuntivitis bacterianas oportu- nistas. En ocasiones, puede estar indicado el uso de corticosteroides, aunque su utilización en la querato- conjuntivitis seca es a menudo, objeto de controver- sia31,35. Cuando la producción lagrimal se ha recu- perado y hemos controlado la queratitis y conjuntivitis tan sólo es necesaria la administración de CsA para el tratamiento de la Q.C.S. Sin embargo, estudios sobre tratamiento a largo plazo con CsA en perros afectados de Q.C.S. parecen sugerir que algunos animales pre- cisan de tratamiento sintomático adicional para con- OFTALMOLOGÍA i CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA trolar correctamente la enfermedad62. En primer lugar, y hasta que la pro- ducción lagrimal estimulada por la CsA sea efectiva, deben emplearse lágrimas artificiales. Las denomina- das lágrimas artificiales son, realmen- te, sustitutos lagrimales, ya que care- cen de todos los componentes pre- sentes en las lágrimas verdaderas. Las características que debe reunir un buen sustituto lagrimal son: ser transparente, de tonicidad adecua- da, poseer un tiempo de contacto corneal elevado, tener un pH seme- jante al lagrimal, no interferir con la regeneración corneal y no ser tóxico para el epitelio corneal3. Estos sustitu- tos son polímeros de alto peso mole- cular solubles en agua, cuya función es, bien disminuir la evaporación aumentando la tensión superf i c i a l (metilcelulosa, alcoholes polivinílicos y dextranos), o bien estabilizar la pelí- cula lagrimal elevando, así, el tiempo de fragmentación corneal38. La utilización de ácido hialurónico, que posee un elevado tiempo de con- tacto corneal puede ser una intere- sante alternativa para mantener húme- da la córnea20. Las lágrimas artificiales se comercia- lizan en forma de solución o poma- da. Las soluciones oftálmicas poseen en su formulación conservantes para preservar la esterilidad del compues- to. Estos componentes pueden ser tóxicos para el epitelio corneal cuan- do se instilan frecuentemente8,35. Las pomadas poseen petrolatos y/o lanolinas en su composición y, gene- ralmente, no contienen conservantes. Además poseen un tiempo de con- tacto corneal superior a las soluciones oftálmicas. Ambos factores condicionan que las pomadas sean una buena opción cuando es necesario una alta fre- cuencia de administración13,28. La utilización de partículas de hidroxipropilcelulosa colocadas en el saco conjuntival inferior aseguran un aporte lagrimal durante varias horas22; sin embargo, esta práctica no es muy efectiva en la mayor parte de los pacientes con Q.C.S. severas5. El uso de los corticoides tópicos para controlar los sig- nos inflamatorios que acompañan a toda Q.C.S. resul- ta controvertido. Aunque disminuyen la inflamación corneal y conjuntival, potencian la acción colagenasa, por lo que su uso aumenta el riesgo de ulceración cor- neal38,35. Sin embargo, se recomienda su utilización para controlar la queratitis y conjuntivitis si no existen úlceras corneales5,22,67. En nuestra experiencia, su uti- lización, unida a la acción antiinflamatoria de la CsA, es beneficiosa, ya que acelera la resolución de las complicaciones corneales y conjuntivales. Su uso debe reservarse para aquellos animales que no presenten erosiones corneales. La aparición de infecciones oportunistas es un pro- blema frecuentemente asociado a la Q.C.S. Pueden utilizarse antibióticos de amplio espectro durante un mínimo de 3 semanas para controlar la infección5,68. Podemos efectuar raspados conjuntivales25 con el fin de verificar la necesidad o no de mantener una tera- pia antibiótica tópica. Tras la restauración de la pro- ducción lagrimal no deben formar parte del tratamien- to crónico de la Q.C.S. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS SOBRE EL USO DE CsA Dosificación La mayoría de los autores están de acuerdo en que la CsA debe administrarse cada 12 horas26,37,54. Después de la administración de CsA se produce un aumento de la producción lagrimal, que alcanza un pico máximo 3 horas después de su aplicación. Tras OFTALMOLOGÍA i CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA este tiempo la producción disminuye de forma gradual a lo largo de las 12 horas siguientes pudiendo desa- parecer totalmente a las 24 horas35. Por ello, es importante verificar la efi- cacia de la CsA 3 horas después de su administración. Debemos pedir a los propietarios que los días en que citemos a nuestros pacientes adminis- tren 3 horas antes de acudir a la con- sulta CsA, con el fin de que al reali- zar el test de Schirmer tengamos una idea exacta del estado de la enfer- medad. Respuesta al tratamiento Cuando se inicia la terapia con CsA pueden pasar de 2 a 3 semanas antes de que obtengamos un incre- mento significativo en el test de Schirmer. La respuesta al tratamiento es más satisfactoria cuanto más se aleja el test de Schirmer de valores 0- 1 mm en 1 minuto, ya que estos valo- res implican gran deterioro glandular10,28. No obstante, más del 50% de los casos con valores próxi- mos a 0 responden al tratamiento37. Debemos considerar la posibilidad de que no se produzca una respuesta al tratamiento, pero deben esperarse por lo menos 3 meses antes de valorar como ineficaz la terapia con CsA. Como se ha mencionado anteriormente, la CsA produce una mejoría notable tanto de las lesiones con- juntivales como corneales, incluso, en ausencia del retorno de la secreción lagrimal. Su empleo puede ser beneficioso, sobre todo en presencia de queratitis pig - mentaria10,26,35,53,58,61. Debemos considerar que, independientemente de la causa que originó la Q.C.S., la utilización de CsA s i e m p re está indicada2 8 , 3 7 , 5 0. Se ha comprobado que algunos casos de Q.C.S. que, inicialmente, ya poseían un test de Shirmer próximo a 0 mm en 1 minuto y que no re s p o n d i e ron a la terapia conCsA, estaban re s l a- cionados con problemas neurológicos manifiestos3 7. Debemos explicar claramente a los propietarios que la CsA no cura la Q.C.S. sino que, tan sólo, provoca una desaparición de la sintomatología y que la sus- pensión del tratamiento implica la reaparición del pro- ceso26,28,54. Se ha demostrado que la CsA es capaz de detener los procesos inmunomediados a nivel de las glándulas lagrimales impidiendo su destrucción por fibrosis, y que, además permite regeneración de áci- nos glandulares aunque, ésta no es estadísticamente significativa10. Por todo lo anteriormente expuesto, está claro que la terapia de la Q.C.S. con CsA tópica ha supuesto un cambio radical en el pronóstico de la mayoría de las Q.C.S. en el perro, ya que la efectividad de la CsA ha permitido a los veterinarios afrontar con cierta garantía de éxito el tratamiento de esta patología. OFTALMOLOGÍA i CAPITULO I QUERATOCONJUNTIVITIS SECA, ACTUALIZACIÓN CLÍNICA Y TERAPÉUTICA OFTALMOLOGÍA i 1. Aguirre GD, Rubin LF, Harvey CE. Keratoconjunctivitis sicca in dogs. 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Este hecho determ i n a que, en la mayoría de las ocasiones, una buena explora- ción oftalmológica ponga de mani- fiesto procesos patológicos sin necesi- dad de pruebas complementarias complicadas. Sin embargo, aunque el diagnóstico clínico del proceso infla- matorio sea sencillo, el diagnóstico etiológico es, a menudo, complicado. Si a esto unimos la gran dificultad que supone en determinadas ocasiones asegurar el carácter “autoinmunológi- co” del proceso podremos entender que la respuesta al tratamiento puede s e r, en algunos casos, determ i n a n t e . Hay que señalar que al ojo no se le supone una capacidad inmunocom- petente por sí solo, sino que su re s- puesta depende de células sensibili- zadas procedentes de ganglios linfáti- cos re g i o n a l e s5. Las respuestas inmunomediadas ocu- lares no son muy diferentes a las de otras localizaciones, por lo que un conocimiento general de la respuesta inmunológica debe ser la base para entender el porqué de una respuesta inmunomediada y tratar con conoci- miento de causa los procesos infla- matorios inmunomediados. La respuesta inmunológica es un sis- tema de protección activa que detec- ta aquellas partículas que le son extra- ños (antígenos) y se encarga de su eliminación. Existe un perfecto equilibrio entre la reacción que provoca la presencia de elementos extraños, su eliminación y la modulación de la respuesta inmunológica que trata de impedir respuestas innecesarias que puedan lesionar los tejidos propios44. En toda respuesta inmunitaria se produce una secuen- cia de acontecimientos que pueden resumirse en: detección del antígeno y reconocimiento del mismo por el sistema inmunológico (arco aferente) y moviliza- ción del sistema inmunológico contra ellos (arco efe- rente). Esta respuesta o movilización del sistema inmu- nológico puede realizarse de dos formas diferentes: respuesta inespecífica o específica17,44. La respuestainespecífica no precisa contacto previo y depende del sistema mononuclear fagocitario y del sistema de células efectoras naturales. Además, deben considerarse otros elementos inespecíficos que intervie- nen en la inmunidad natural, como son las barreras anatómicas y la propia inflamación. Las células del sis- tema mononuclear fagocitario inducen procesos infla- matorios y fagocitan aquellos elementos extraños al sis- tema inmunológico. Este mecanismo no posee memo- ria inmunológica. En la fagocitosis intervienen, tam- bién, otras células como son los neutrófilos y eosinófi- los. Todas estas células ingieren y destruyen antígenos extraños como bacterias, hongos, virus e incluso célu- las propias que no reúnen características para ser con- sideradas propias17. La inflamación es uno de los procesos defensivos más importante del organismo tanto si consideramos la inmunidad natural como la inmunidad adquirida. La respuesta inflamatoria es iniciada por una compleja secuencia de acciones mediadas por sustancias quí- micas liberadas por los tejidos dañados y por células pertenecientes al sistema inmunológico49. Sin embargo, la respuesta específica es un sistema adaptativo, por el cual las células presentadoras de antígenos o accesorias (macrófagos o células dendríti- cas) procesan antígenos y los presentan a otras células del sistema inmunológico17. Existen antígenos pertenecientes al sistema mayor de CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS OFTALMOLOGÍA i CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS OFTALMOLOGÍA i histocompatibilidad MHC-II sobre la superficie de células accesorias. Estos son indispensables en el reconoci- miento antigénico dependiente de células T17,44. En la conjuntiva las células presentadoras de antígenos son células dendríticas llamadas de Langerhans7. Hay que señalar, que en ciertas condiciones, el gamma interferon induce la expresión del MHC-II en células del epitelio cor- neal, epitelio pigmentario retiniano, epitelio ciliar y epitelio de los ácinis lagrimales; de esta forma, estas célu- las epiteliales se comportan como células accesorias12,44. A partir de este momento puede desarro l l a r s e bien una respuesta de tipo humoral o bien de tipo celular, ambas mediadas por diferentes subpoblaciones de linfocitos. La respuesta humoral es dependiente de células B, mientras que la respuesta celular depende de células T. El antígeno es fagocitado por células accesorias y pre- sentados a linfocitos T, que facilitan la presentación antigénica a linfocitos B por medio de distintos facto- res. Esta presentación antigénica a linfocitos B media- da por linfocitos T provoca la proliferación de células plasmáticas que, finalmente, producirán anticuerpos. La respuesta celular implica la acción de varias sub- poblaciones de linfocitos T y de macrófagos. Los lin- focitos T proliferan y producen linfoquinas que ejerc e n su acción a diferentes niveles como son la activación de los linfocitos citotóxicos, macrófagos y linfocitos T s u p re s o res. Los linfocitos citotóxicos destruyen células que muestren la combinación antígeno propio y extra- ño. Los linfocitos T reconocen los antígenos extraños CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS conjugados con los propios. Los macrófagos, al margen de su papel como presentador de antígenos en la rama aferente de la respuesta inmu- nitaria, también desarrollan un papel i m p o rtantísimo en la rama efere n t e . Los macrófagos son activados por anticuerpos aumentando su capaci- dad fagocitaria. igualmente las linfo- quinas aumentan la capacidad fago- citaria de los macrófagos. El sistema inmunitario posee la pro- piedad de conservar en forma de memoria inmunológica las estru c t u r a s de los antígenos procesados, de tal f o rma que un segundo contacto con el mismo antígeno origina una re s p u e s t a inmunológica más rápida que la pri- m e r a1 7 , 4 4. En la conjuntiva existe una pobla- ción de linfocitos organizados que han sido denominados CALT (con- junctival-associated lymphoid tissue). Se ha determinado que la proporción de linfocitos T y B es similar a la de la mucosa intestinal. Además, los linfoci- tos se distribuyen en dos zonas. En el epitelio predominan las células T cito- tóxicas y supresoras. Sin embargo, en la sustancia propia existe la misma proporción de células T helper que citotóxicas5,7. Sin embargo, la sensi- bilización antigénica se produce en ganglios linfáticos regionales para, posteriormente, migrar a la sustancia propia7. El ojo no posee un verd a d e ro dre- naje linfático, por lo que la úvea actúa como un nódulo linfático acce- sorio. Los antígenos llegan vía veno- sa a los espacios linfáticos orbitarios para finalmente alcanzar los gan- glios linfáticos regionales, donde se estimula la re s- puesta primaria. Los linfocitos sensibilizados migran de nuevo a la úvea ejerciendo su acción contra agen- tes extraños o antígenos uveales. Una segunda expo- sición al mismo antígeno originaría una respuesta más rápida y contundente que la primera5 , 1 1. Como se ha señaado anteriormente, en ciertas condiciones las células estromáticas del iris o del endotelio vascular uveal expresan, por inducción del gamainterf e ro n , antígeno MHC II actuando como presentadoras de antígenos a células T4 4. La respuesta inmunológica puede ser incrementada y modulada por el sistema de ampliación biológica, que está formado por la cascada de la coagulación y el sis- tema del complemento que, entre otros, poseen efectos quimiotáxicos e inflamatorios1 7 , 4 4. El sistema inmunológico, por tanto, defiende el orga- nismo frente a agentes patógenos y es capaz de modu- lar la respuesta evitando que el daño tisular sea más extenso de lo estrictamente necesario. El sistema inmunológico puede sufrir desajustes ya sea por deficiencias de las funciones celulares (inmu- nodeficiencia) o bien por estados de hiper reactividad. También, existen situaciones en las que el sistema inmu- nológico reacciona de forma directa frente a antígenos del tejido propio, debido a una ruptura de la toleran- cia inmunológica o, en ocasiones, por un error en la respuesta inmunológica frente a un antígeno extraño (enfermedades autoinmunes)45. El sistema inmunológico debe ser capaz de recono- cer aquello que le es propio de lo no propio. Este con- cepto conocido como inmunotolerancia es la base para que el sistema inmunológico no reaccione destru- yendo los tejidos propios. Sin embargo, en determina- das situaciones se producen estados de autorreactivi- dad debido a alteraciones de la inmunogénesis y dis- ponibilidad de los antígenos propios45. Los mecanis- mos por los que la inmunotolerancia puede sufrir erro- res de reconocimiento pueden ser distintos. Puede suceder que determinado material antigénico sea liberado desde un lugar libre de vigilancia inmu- nológica y se produzca en este momento una reacción OFTALMOLOGÍA i CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS OFTALMOLOGÍA i inmunomediada frente a un antígeno p ropio no reconocido (como por ejemplo las proteínas del cristalino). Otra posibilidad es que tras un con- tacto con un antígeno extraño, se esti- mule una reacción inmunológica que por mimetismo fenotípico reaccione frente antígenos propios. Por último, es posible que algunos procesos, el propio fenómeno inflamatorio o una enfermedad vírica, produzcan una alteración antigénica por la que estos antígenos se comporten como inmu- nogénicos. Sin embargo, es más pro- bable que las enfermedades autoin- munes se producen como consecuen- cia de un estado en el cual fallan los mecanismos de generación y expre- sión de la activación de las células T supresoras46. La detección de unaenfermadad autoinmune supone un reto diagnóstico; dichas enfermedades precisan un tratamiento que persigue, fundamentalmente, la modifi- cación de la respuesta inmunológica, suprimiendo la misma. Este concepto se conoce con el nombre de inmunosupresión45. Existen diversos grupos de fármacos capaces de suprimir la respuesta inmunológica. Su eficacia depen- de de distintos factores como son el estado de la enfer- medad inmunológica, ciclo de proliferación celular en el que se encuentra el proceso inmunomediado o de la sensibilidad de cada célula componente de la reac- ción inmunomediada (tabla I). Los principales grupos de fármacos que se utilizan en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes son los inmunosupresores citotóxicos y no citotóxicos y los corticosteroides. Todos ellos se caracterizan, de forma general, por suprimir la respuesta mononuclear fagoci- taria y/o la producción de anticuerpos. CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS CORTICOSTEROIDES Los cort i c o s t e roides son los medica- mentos más empleados en Oftalmología veterinaria para el contro l de la inflamación ocular y de la enfer- medad inmunomediada1 3. Sus efectos antiinflamatorios son inespecíficos re s- pecto a la etiología del proceso patoló- gico, ya que inhiben la inflamación independientemente de que el agente desencadenante sea mecánico, radiante, químico, infec- cioso o inmunomediado1 6. De aquí, que los cort i c o s t e ro i- des se hayan convertido en valiosos agentes terapéuticos. Los corticosteroides impiden la inflamación inhibien- do la producción de ácido araquidónico al bloquear la acción de la fosfolipasa A2 sobre los fosfolípidos de membrana. De esta manera, se suprime la producción de prostaglandinas, leucotrienos y otros mediadores de la inflamación21,40, disminuyendo las respuestas vasculares y celulares tanto de la inflamación aguda como crónica40. OFTALMOLOGÍA i TABLA I Indicaciones de rutas y fármacos en enfermedades autoinmunes del ojo y anejos Tópica Subconjuntival Sistémico blefaritis inmunomediada (lupus, pénfigo, etc.) blefaritis autoinmune del canto medial conjuntivitis folicular plasmoma queratoconjuntivitis seca queratitis crónica superficial inmunomediada queratitis superficial punctata queratitis proliferativas del gato escleritis y episcleritis focales episcleroqueratitis nodular granulomatosa uveítis facolítica síndrome uveodermatológico queratitis crónica superficial inmunomediada queratitis proliferativas del gato uveítis facolítica síndrome uveodermatológico blefaritis inmunomediadas (lupus, pénfigo, etc.) episcleritis difusa episcleroqueratitis nodular granulomatosa síndrome uveodermatológico uveítis facolítica neuritis óptica inmunomediada miositis orbitaria CsA/corticoides9,24 CsA/corticoides9 CsA/corticoides5 CsA/corticoides39,40,44 CsA/corticoides26,27,28 CsA/corticoides8,44 CsA/corticoides10 CsA/corticoides35 corticoides5 corticoides34 corticoides11 corticoides32 corticoides44 corticoides35 corticoides11 corticoides32 corticoides/azatioprina24 corticoides/azatioprina5 corticoides/azatioprina34 corticoides/azatioprina32 corticoides11 corticoides5 corticoides/azatioprina20 CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS Los corticosteroides actúan sobre la inflamación aguda: — Influyendo en la restauración de la permeabilidad capilar, por lo que disminuye el paso de fluidos, proteínas y células inflamatorias al lugar de la inflamación. — Reduciendo la exudación de células y fibrina. — Inhibiendo la degranulación de mastocitos. También actúan suprimiendo los esta- dios tardíos de la inflamación, ya que: — Inhiben la actividad fibroblástica y la formación de colágeno. — Disminuyen la neovasculariza- ción postinflamatoria21,40,43. Además, los cort i c o s t e roides se caracterizan por tener propiedades inmunosupresoras, haciéndose difícil separar claramente los efectos antiin- flamatorios de los inmunosupre s o- res45. Modifican algunas facetas del sistema inmune de forma secundaria a sus efectos antiinflamatorios: — Alteran la acción de macrófagos, monocitos y neutrófilos al disminuir la fagocitosis, quimiotaxis y la llegada de estas células al foco de inflamación. — Alteran la actividad de los linfo- citos al producir su lisis16, impidiendo la síntesis de inmunoglobulinas. Además, son capaces de separar los anticuerpos de la superficie de las células diana12. Hay que señalar que la acción de los c o rticoides sobre macrófagos y mono- citos y la separación de inmunoglobulinas de la superf i- cie celular son efectos inmediatos de los cort i c o i d e s , mientras que la acción sobre la producción de anticuer- pos es un efecto a más largo plazo, debido a que la vida media de las inmunoglobulinas G es de, apro x i- madamente, una semana. Este efecto inmediato de los c o rticoides sobre las células del sistema inmunológico hace que sean los fármacos de elección para la fase de inducción de la inmunosupre s i ó n1 2. Los corticosteroides más empleados en Oftalmología veterinaria incluyen, en orden de potencia antiinflama- toria: hidrocortisona, prednisona, prednisolona, metil- prednisolona, triamcinolona, dexametasona y betame- tasona49. Sin embargo, a la hora de elegir uno u otro fármaco, además de fijarnos en su potencia, debere- mos considerar su biodisponibiliad, así como el tiem- po de duración de su efecto antiinflamatorio. Por ejem- plo, aunque la betametasona es más potente que el acetato de prednisona, el poder de penetración ocular de este último es muy superior, por lo que resultaría más adecuado en el tratamiento de una uveítis. La vía de administración de corticosteroides en el tra- tamiento de enfermedades oculares varía en función de la afección ocular y de la intensidad del efecto antiinflamatorio que queramos conseguir, pudiéndose emplear la vía tópica, subconjuntival y/o sistémica. A pesar de la gran utilidad terapéutica que tienen los c o rt i c o s t e roides, su empleo no está exento de efectos indeseables sistémicos y locales. Los principales efectos secundarios sistémicos derivados del empleo de estos f á rmacos son: — La supresión yatrogénica del eje hipotálamo-hipo- fisiario-adrenal. — El acúmulo del glucógeno en el hígado como con- secuencia de una alteración del metabolismo hepático de los carbohidratos. Estos efectos son más evidentes con la administración sistémica de corticosteroides49, pero también se han descrito tras la aplicación tópica15,41. Los efectos colaterales oculares son: OFTALMOLOGÍA i CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS — Retrasan la regeneración y re p a r a- ción epitelial y endotelial al dismi- nuir la proliferación y el depósito de colágeno sobre la lesión3 6 , 4 3. — Potencian la actividad de las colagenasas cor-neales pudiendo p rovocar una disolución rápida del estroma en las zonas corn e a- les afectadas4 0 , 4 3. — I n t e rf i e ren los mecanismos defensi- vos del individuo que constituyen la respuesta natural frente a la i n f e c c i ó n1 3, por lo que pueden a p a recer infecciones oport u n i s t a s . En general, en el tratamiento con corticosteroides se deben valorar los beneficios clínicos que aportan frente a los posibles riesgos que deriven de su empleo. Entre dichos riesgos se debe incluir, también, la posibilidad de que su empleo se enmascare la existencia de una enfermedad infec- ciosa subyacente16. N o rmalmente, toda terapia con cort i- c o s t e roides, ya sea vía tópica o sisté- mica, debe iniciarse con dosis terapéu- ticas relativamente elevadas con el fin de controlar la inflamación existente rápidamente, para luego disminuir la f recuencia de administración pro g re s i- vamente hasta suspenderlapor com- pleto u obtener la mínima dosis que mantenga el proceso contro l a d o4 3 , 4 9. FÁRMACOS INMUNOSUPRESORES Fármacos inmunosupresores citotóxicos Su utilización en las enfermedades autoinmunes se basa en su acción sobre las células T, pero hay que destacar que estos fármacos citotóxicos destruyen de forma no selectiva las células proliferati- vas debido a su afinidad por el ADN. Esta actividad frente a células en estado replicativo hace que sean tóxicos a nivel de las células de la médula ósea, cuya depresión o destrucción condicio- na notablemente su utilización. Su toxicidad medular supone un alto riesgo para los pacientes en los que se afecte notablemente la pobla- ción de polimorfonucleares neutrófilos, ya que aumen- ta considerablemente la posibilidad de infecciones oportunistas frente a los que el animal se encuentra desprotegido en este momento12,46. Estos fármacos sólo están disponibles para su admi- nistración sistémica, hecho que determina que su uso esté limitado a aquellos casos en las otras terapias han fracasado o, también, para su combinación con otro s f á rmacos inmunosupre s o res. El objeto de esta combina- ción es permitir el empleo de dosis menos elevadas y, por lo tanto, menos tóxicas de ambos fárm a c o s . El fármaco citotóxico más utilizado en oftalmología veterinaria es la azatriopina (2 mg/Kg/día). Sus indi- caciones han quedado restringidas para casos de episcleroqueratitis nodular granulomatosa, síndrome uveodermatológico, pénfigo y lupus eritematoso sisté- mico. Se comienza el tratamiento por la dosis máxima recomendada para, posteriormente, reducirla según mejora la sintomatología5,14,49. Estos fármacos se recomiendan sobre todo en fases de mantenimiento del estado de inmunosupresión y no como inductores, ya que su efecto es más notable a partir de las dos primeras semanas de tratamiento12. En los pacientes sometidos a terapia con azitropina es importante monitorizar las enzimas hepáticas y el recuento leucocitario y plaquetario con el fin de detec- tar estados de mielosupresión. Fármacos inmunosupresores no citotóxicos Ciclosporina A La ciclosporina A (CsA) es un péptido cíclico aislado del OFTALMOLOGÍA i CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS hongo Tolypocladium inflatum Gams. Es un potente inmunorregulador no cito- tóxico que actúa en la fase inicial de la respuesta inmunitaria, es decir, en la fase en la que el mecanismo inmunita- rio reconoce la presencia de un antí- geno y moviliza células para re s p o n d e r f rente a él. Fue Borel, en 1976, quien p r i m e ro describió las pro p i e d a d e s i n m u n o s u p resoras de este fármaco y, actualmente, es uno de los medica- mentos que más se emplea como agen- te inmunosupre s o r6. El efecto principal de la CsA es la inhibición de la actividad de las célu- las T helper, al impedir la producción de linfoquinas, sobre todo de la inter- leuquina-2. La CsA carece de acción sobre las células T supresoras, por lo que el equilibrio de las células inmu- norreguladoras se desplaza hacia la inmunotolerancia1. Además, la CsA inhibe la activa- ción de los linfocitos T citotóxicos inhibe la función de las células m o n o n u c l e a res, inhibe la pro d u c- ción de anticuerpos T- h e l p e r- d e p e n- dientes, impide la degranulación de los mastocitos e impide la queratini- zación y proliferación de las células e p i d é rm i c a s1 8 , 2 2 , 2 3. El efecto inmu- n o s u p resor de la CsA es dosis d e p e n d i e n t e2 3 y reversible cuando se retira el fárm a c o1 9. El empleo sistémico de CsA presen- ta importantes efectos secundarios, debido a su nefrotoxicidad y hepato- xicidad30,47. De aquí, que al descu- brirse el efecto inmunosupresor local de dicho fármaco tras su aplicación tópica se empezará a utilizar en él oftalmología humana y, posteriormen- te, en oftalmología veterinaria para el tratamiento de enfermedades oculares de origen inmunomediado. Actualmente, el empleo tópico de CsA está muy difun- dido en el campo de la oftalmología veterinaria. Tras la aplicación tópica de se garantiza un efecto tera- péutico en la conjuntiva, esclera, glándula lagrimal y córnea2,25. Sin embargo, presenta escasa penetración intraocular ya que tiene un carácter lipofílico, lo cual impide que penetre fácilmente en el estroma corneal que presenta carácter hidrofílico2. Por ello el empleo de la CsA queda restringida, en muchos casos, a pato- logías externas del ojo. La CsA tópica presenta escasos efectos colaterales locales. Se han descrito algunos casos de irritación periocular e hiperemia conjuntival28,31,42; sin embar- go, este efecto es menor desde que se ha comerciali- zado la CsA en pomada oftálmica. La CsA está con- traindicada cuando se sospecha la existencia de una queratitis provocada por virus u hongos, ya que la res- puesta inmunitaria de células T es una de las principa- les medidas de defensa frente a infecciones virales y micóticas29. El riesgo de que existan infecciones opor- tunistas consecuentes al empleo de CsA es similar al que existe cuando se administran corticosteroides14,26. A diferencia de los corticosteroides, la CsA, no inter- fiere la cicatrización corneal, ya que carece de activi- dad colagenasa25. La absorción sistémica de CsA tras su aplicación tópica es prácticamente inexistente3 , 4 , 3 3 , 4 8. Sin e m b a rgo, últimamente se ha comprobado que, a concentraciones elevadas, la CsA tópica puede suprimir la función de linfocitos circulantes, aunque aún se desconoce si dicho efecto puede tener algu- na re p e rcusión clínica3 7. En definitiva, el tratamiento con CsA tópica es ade- cuado para conseguir un efecto local inmunosupresor a lo largo del tiempo sin que aparezcan efectos secundarios significativos. Esto es importante, ya que el mecanismo de acción de la CsA puede requerir lar- gos períodos de tratamiento tópico para mantener una inmunosupresión adecuada, lo cual es necesario en determinadas patologías inmunomediadas. OFTALMOLOGÍA i CAPITULO II TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES INMUNITARIAS DEL GLOBO OCULAR Y ANEJOS OFTALMOLOGÍA i 1. Belin MW, Bouchard CS. Topical cyclosporin A: improved graft survi- val in high risk corneal transplant patients. En: America Academy of Ophthalmology Annual Meeting. Final Program 1988; pp 160. JB Lippicott Co, Philadelphia. 2. Belin MW, bouchard CS, Phillips TM. Update on Topical Cyclosporine A. B a c k g round, Immunology and Pharmacology. Cornea 1990; 9:3, 184-195. 3. Ben Ezra D, Peer J, Brodsky M, Cohen E. Cyclosporine eyedrops for treatment of severe vernal keratocon- junctivitis. Am J Ophthalmol 1986; 101: 278-282. 4. Bigelbach A. 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CAPITULO III PLASTIAS PARPEBRALES OFTALMOLOGÍA i AS plastias parpebrales o blefaroplastias son técnicas quirúrgicas que a menudo debemos utilizar en los pequeños animales para reconstuir o restituir el párpado en su pared y en su borde libre.
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