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PATOLOGIA ESPECIAL. Dr. Alfredo Martín Baryol. -Tema 7.1: Insuficiencia hepática. Las alteraciones que causan la insuficiencia hepática se engloban en tres categorías: 1. Insuficiencia hepática aguda. 2. Hepatopatía crónica. 3. Disfunción hepática sin necrosis evidente. 2. Hepatopatía crónica. Es la vía más frecuente de insuficiencia hepática y es el punto final de una hepatitis crónica inexorable que termina en cirrosis. 3. Disfunción hepática sin necrosis evidente. Los hepatocitos pueden ser viables, pero incapaces de efectuar su función metabólica normal, como sucede en la intoxicación por tetraciclinas y la esteatosis hepática aguda del embarazo. Características clínicas. Los signos clínicos de insuficiencia hepática son muy similares, con independencia de la causa, y son consecuencia del fracaso de los hepatocitos para realizar sus funciones homeostásicas. La ictericia es un signo casi invariable. La hipoalbuminemia, que predispone al edema periférico, y la hiperamonemia, que tiene un importante papel en la disfunción cerebral, son signos preocupantes. El fetor hepático es un olor característico del cuerpo que se describe como «mohoso» o «dulce y agrio». Está relacionado con la formación de mercaptanos por la acción de las bacterias digestivas sobre el aminoácido metionina que contiene azufre y que evita la sangre esplácnica procedente de la circulación portal en la circulación sistémica (derivación portosistémica). El deterioro del metabolismo de los estrógenos y la hiperestrogenemia consecuente son las posibles causas del eritema palmar (un reflejo de la vasodilatación local) y angiomas en araña en la piel. Cada angioma está formado por una arteriola central pulsante y dilatada de la cual irradian los pequeños vasos. En el varón, la hiperestrogenemia también provoca hipogonadismo y ginecomastia. La insuficiencia hepática es potencialmente mortal porque, con el grave deterioro de la función hepática, los pacientes son muy susceptibles a desarrollar encefalopatía y fracaso de múltiples órganos y sistemas. La insuficiencia respiratoria con neumonía y sepsis se combina con la insuficiencia renal y siega la vida de muchos pacientes con insuficiencia hepática. Se desarrolla una coagulopatía, atribuible al deterioro de la síntesis hepática de varios factores de coagulación de la sangre. Esos defectos provocan una hemorragia digestiva masiva. La absorción intestinal de la sangre supone una carga metabólica más para el hígado, que empeora la magnitud de la insuficiencia hepática. Es habitual que la evolución sea cuesta abajo, produciéndose la muerte en semanas o pocos meses. Unos pocos afortunados sobreviven a los episodios de insuficiencia hepática, y la función hepática se puede restaurar por la regeneración hepatocelular si el hígado no tiene una fibrosis avanzada. Es importante saber que el trasplante de hígado puede salvar la vida del paciente. Complicaciones. 1- La encefalopatía hepática se manifiesta por un espectro de trastornos de la conciencia que varían de alteraciones conductuales sutiles a confusión y estupor importantes e incluso coma profundo y muerte. Esos cambios pueden evolucionar en horas o días en la insuficiencia hepática aguda o más insidiosamente en una persona con una función hepática límite por la hepatopatía crónica. Los signos neurológicos fluctuantes asociados consisten en rigidez, hiperreflexia y asterixis: movimientos no rítmicos y rápidos de extensión y flexión de la cabeza y las extremidades, que se ven mejor cuando se mantienen los brazos en extensión con las muñecas en flexión dorsal. La encefalopatía hepática se considera un trastorno de la neurotransmisión en el sistema nervioso central y el sistema neuromuscular y parece asociarse a concentraciones elevadas de amoniaco en sangre y sistema nervioso central, que deterioran la función neuronal y favorecen el edema cerebral generalizado. En la inmensa mayoría de casos, sólo existen cambios morfológicos mínimos en el cerebro, como inflamación de los astrocitos. La encefalopatía es reversible si se puede corregir la afección hepática subyacente. 2- El síndrome hepatorrenal se refiere a la aparición de una insuficiencia renal en sujetos con hepatopatía crónica grave en los cuales no hay causas morfológicas o funcionales intrínsecas para la insuficiencia renal. La retención de sodio, el deterioro de la excreción de agua libre y el descenso de la perfusión renal y el filtrado glomerular son las principales anomalías funcionales renales encontradas. La incidencia de este síndrome es del 8% anual en pacientes con cirrosis y ascitis. Hay varios factores implicados en su desarrollo, incluidos la reducción de la perfusión renal por la vasodilatación sistémica, la activación del sistema nervioso simpático renal con vasoconstricción de las arteriolas renales aferentes y aumento de la síntesis de mediadores renales vasoactivos, que disminuyen aún más la filtración glomerular. El inicio de este síndrome se anuncia por un descenso de la diuresis, aumento asociado del nitrógeno ureico sanguíneo y creatinina. El rápido desarrollo de la insuficiencia renal se asocia a un factor precipitante como infección, hemorragia gastrointestinal o cirugía mayor. El pronóstico es malo, con una mediana de supervivencia de sólo 2 semanas en la forma de inicio rápido y 6 meses en la forma de inicio insidioso. El tratamiento de elección es el trasplante de hígado. 3- El síndrome hepatopulmonar (SHP) se caracteriza por la tríada clínica de hepatopatía crónica, hipoxemia y dilataciones vasculares intrapulmonares (DVIP). Las causas posibles de la hipoxemia son: - Desequilibrio de la ventilación-perfusión (la causa predominante), debido a la ausencia de un flujo sanguíneo uniforme en presencia de ventilación alveolar estable. - Limitaciones de la difusión de oxígeno (defecto de la «difusión-perfusión»), que se produce porque el tiempo disponible para el intercambio de oxígeno en la unión alveolocapilar es inadecuado debido al flujo sanguíneo rápido en los vasos dilatados. - Un cortocircuito de la sangre procedente de las arterias pulmonares hacia las venas pulmonares. Hay muchas sustancias vasoactivas que se han visto implicadas en la patogenia de este síndrome, si bien el aumento de la producción de óxido nítrico (ON) en el pulmón parece ser el mediador más importante. Clínicamente, los pacientes presentan un descenso de la saturación de oxígeno arterial y aumento de la disnea cuando cambian de la posición en decúbito supino a la bipedestación (lo que se conoce, respectivamente, como ortodesoxia y platipnea). En los pacientes con DVIP pueden verse nevos cutáneos en araña. La mayoría de los pacientes responde la oxigenoterapia, si bien el trasplante de hígado es el único tratamiento curativo. Gracias.