Logo Studenta

kupdf net_geografias-de-la-vida-cotidiana-alicia-lindon

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

16 
GEOGRAFfAS DE LA VIDA COTIDIANA 
Alicia Lindon 
Universidad Aut6noma Metropolitana-lztapalapa, Mexico 
La inclusi6n de un capitulo dedicado a la vida cotidiana en este Tratado de Geografia Humana no 
podria haber sido sino en Ia secci6n sobre los <<Campos emergentes>> . Efectivamente, no hay un 
campo muy configurado y reconocido en Ia comunidad geografica que pueda llarnarse <<geogra­
fias de Ia vida cotidiana>> .1 Pero de manera cada vez mas frecuente emergen, en diversos contex­
tos, fragmentos, elementos y piezas sueltas de ese campo en ciemes de las GVC. El objetivo de 
fondo de este capitulo es contribuir a Ia integraci6n de algunas de esas piezas dispersas. 
Planteamos el tema como geografias <<de>> Ia vida cotidiana y no como geografias <<en>> 
la vida cotidiana.2 La primera opci6n supone que Ia vida cotidiana no sea considerada como 
un ambito mas <<en>> el cual se analiza Ia espacialidad o Ia relaci6n espacio/sociedad. En otras 
palabras, Ia vida cotidiana no se reduce a un receptacula o un locus -un recorte al fin- para 
desplegar en el <<Ia mirada geografica>> (esto seria una geografia <<en» la vida cotidiana). 
Asumimos el desafio de construir <<una mirada geografica particular>> para comprender la 
vida cotidiana, el mundo de Ia vida cotidiana o Lebenswelt. El estudio de la espacialidad (Ia 
mirada geografica) en el caso de Ia vida cotidiana tiene caracteristicas propias. 
Aun reconociendo que Ia vida cotidiana en Ia geografia es un campo a medio construir, 
es innegable que se esta escribiendo en plural. La vida cotidiana es urbana, pero tam bien es 
rural; lo cultural es parte central de ella, igual que lo politico, Ia condici6n de genero, el 
turismo ... La pluralidad se relaciona con que Ia vida cotidiana es transversal a todos los 
campos que ha cultivado la geografia humana, tanto como Ia espacialidad misma. 
Asimismo, es necesario destacar que las GVC se reatroalimentan de los avances sobre la 
cotidianidad realizados en otras disciplinas, como Ia sociologia y la psicologfa social, Ia lin­
giiistica y la misma filosofia, pero no deben confundirse con elias ya que para las GVC no 
s6lo se trata de la cotidianidad, sino de esta a la luz de Ia espacialidad. 
A lo largo del capitulo se ira especificando el contenido de las GVC, pero aqui ofrecemos 
un primer plantearniento respecto a que consideramos GVC. Las GVC encuentran su raz6n de 
ser en el conocimiento de la relaci6n espacio/sociedad a partir de Ia persona, del sujeto, del 
I. De aqu f en adelante GVC . 
2. La antropalogfa u rbana diferencia los estudios «de• Ia ciudad y «en• Ia ciudad. Para las GVC, esto es pertinente par 
las tendencias locacionales de Ia geograffa que casi siempre se expresan a traves de Ia preposici6n «en• par partir de 
concepciones del espacio « absoluto» o urelativo». Las GVC se construyen desde otras concepciones del espacio -vivido, 
de vida, percibido , concebido- y todas el ias desbordan a Ia preposici6n «en». 
356 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 
Nicolás
Resaltado
Geograffas de Ia vida cotidiana 
individuo. Si se retoman ciertos avances sobre la cotidianidad provenientes de la sociologia y 
la psicologia social y se traen a la geografia, es posible especificar mas lo anterior: las GVC 
estudian <<la relaci6n espacio/sociedad de las situaciones de interacci6n» . La interacci6n refie­
re a las personas situadas espacio-temporalmente en un contexto intersubjetivo desde el cual le 
dan sentido al espacio y al otro, en un proceso constante de interpretacion (resignificaci6n) y 
de construcci6n de los espacios de vida. Por ello, para las GVC cuestiones aparentemente 
banales expresan dimensiones de la vida social que merecen un analisis geografico profunda. 
Un ejemplo de lo anterior se encuentra en las experiencias autobiograficas relatadas por 
el ge6grafo sueco Torsten Hagerstrand: el haber vivido durante su nifiez en el segundo piso de 
una escuela result6 decisivo para que la vida cotidiana privada de la familia estuviera marcada 
por el ritmo repetido entre horas de clases y horas sin clases, por la entrada y salida de los 
alumnos en el aula, corriendo con sus zuecos. A su vez, el haber vivido en ese lugar fue clave 
para que el construyera en esa etapa de su vida el sentido de estar en un territorio (el aula, el 
patio y el jardin de la escuela) que, cuando no habia clases, vivia como <<su imperio>> (Hagerstrand, 
2000: 1 10) . Este tipo de experiencias espaciales (ritmos cotidianos, sentidos del lugar. .. ) para 
buena parte de la geografia no son mas que relatos anecd6ticos, banales e irrelevantes. Sin 
embargo, para las GVC encierran un enorme contenido porque muestran, como ha expresado 
el mismo ge6grafo sueco, que <<Un instante repetido [en este caso, en la infancia] tiene una 
significaci6n mas importante que la de un simple hi to en el transcurso del tiempo [ . . . ] muestra 
que los territorios del ser humano son tributarios del tiempo y de fen6menos ciclicos>> (2000: 
1 1 0). Desde la mirada de Yi-Fu Tuan ( 1 977), ese tipo de relato expresa una clase particular de 
experiencia espacial, y toda experiencia espacial es tema central para las GVC. 
A pesar de la larga ausencia de la vida cotidiana como campo en la geografia, es includa­
ble que hoy se presenta como un horizonte relevante para la geografia del siglo XXI. El inte­
res creciente, aunque todavia disperso, por las GVC, se articula con movimientos que van 
mas alla de la geografia, movimientos que estan involucrando a las ciencias sociales y las 
humanidades en conjunto y a los que la geografia no puede eludir. El interes por la vida 
cotidiana en la geografia se inserta dentro del auge creciente que viene tomando el subjetivismo 
y el punto de vista de la persona, del actor o el sujeto, pero tambien el denominado giro 
cultural y el giro geografico. Un texto reciente del ge6grafo espaiiol Jose Ortega Valcarcel 
plantea que un horizonte fecundo de la geografia contemporanea es lo relacionado con el 
concepto de <<lugar>> y con las visiones subjetivistas y constructivistas del espacio. Ambas 
entradas conceptuales son parte de este campo aun en ciemes que denominamos GVC. Ge6-
grafos como Vincent Berdoulay han insistido en la necesidad de una geografia desde el pun­
to de vista del sujeto activo (Berdoulay y Entrikin, 1 998; Berdoulay, 2002) . Si el <<lugar>> es 
una de las entradas insoslayables para las GVC, el sujeto es la otra. No hay GVC <<sin sujeto en 
acci6n en lugares particulares>> . 
La constituci6n de este campo se encuentra entonces en medio de tensiones opuestas. 
Unas que marcan el avance hacia la definicion y configuraci6n del campo, y otras que difi­
cultan su consolidaci6n. Frente a estas dos lecturas opuestas, consideramos que el campo 
existe pero aun esta en ciemes: esta fragmentado, desarrollado parcialmente y los protago­
nistas centrales son diversos ge6grafos y ge6grafas que pueden ser caracterizados como 
outsiders de la geografia. 
Algo que dificulta esta consolidaci6n del campo es que la vida cotidiana es transversal a 
casi todas las otras geografias, de modo que muchos de sus fragmentos estan en las geogra­
fias urbanas, de genero, culturales, del turismo, de las religiones. Esto indica grados diversos 
de consolidaci6n dentro de este campo en ciemes. El actual momento hist6rico tambien 
representa un obstaculo para la consolidaci6n del campo, porque el pensamiento contempo­
raneo parece cada vez mas encauzado hacia los fragmentos siempre incompletos del rompe­
cabezas que nunca se cierra. 
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 357 
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Nicolás
Resaltado
Alicia Lind6n 
Por otra parte, la consolidaci6n de ese campo no puede darse sin recuperar e integrar 
elementos de otras disciplinas que Devan a avances sustanciales,como el caso de la sociologia. 
La posibilidad de integraci6n con otras disciplinas tambien esta encuadrada en tensiones opues­
tas . Las condiciones favorables derivan del involucramiento de la geografia con el giro geogra­
fico, que la aproxima a las demas disciplinas. Las desfavorables resultan del alejamiento ances­
tral de la geografia con aquellas disciplinas que en esta coyuntura le podrian proporcionar 
claves para integrar ese campo de la GVC. Esto nos lleva a preguntamos -parafraseando una 
idea de Berdoulay (2002: 52) sobre la geografia cultural-, chasta que punto las GVC podran 
constituirse como un campo de la geografia humana? cO mas bien actuaran como un enfoque 
que penetre en todos los campos de la geografia humana? 
Con estas observaciones, la primera parte del capitulo presenta las voces precursoras 
que llevaran, directa o indirectamente, a la conformaci6n del campo en ciemes. En la segun­
da parte se abordan las voces «constructoras» de las GVC, para continuar con los aportes 
mas relevantes en el sentido de la demarcaci6n del campo. Se concluye con un balance final 
y una panoramica de los horizontes que se avizoran para las GVC. 
1. Los precursores 
Los precursores de las GVC son autores que, desde la geografia, mas que aportar elementos 
directamente a este campo contribuyeron a la construcci6n de una mirada geografica desde 
la persona, el sujeto, el individuo o · la experiencia espacial del mismo. En esta categoria 
incluimos a Eric Dardel, John K. Wright, David Lowenthal y Renee Rochefort. Esta selec­
ci6n no niega que haya otros precursores. 
En el caso de los precursores americanos hay que recordar que su pensamiento emerge 
de un Zeitgeist,3 que puede resultar remoto actualmente. En particular, Wright es parte del 
espiritu del tiempo americana de las primeras decadas del siglo XX, lo que incluye las filoso­
fias pragmatistas de inicios del siglo XX, asi como las ideas libertarias individualistas que alli 
florecfan a inicios del siglo XX.4 Para un ge6grafo, aquel Zeitgeist incluia la atracci6n, el 
asombro, el interes y la fantasia por un territorio nacional que se habia empezado a conocer 
s6lo unas decadas antes, «el oeste salvaje»,5 pero tambien que parecfa aumentar al tomar 
conciencia de su dimensi6n aerea. 
Estos cuatro autores colocaron una piedra fundamental al mostrar que la geografia 
podia tomar el punto de vista del sujeto y su experiencia del espacio. En otras ciencias socia­
les, esto habia sido planteado con anterioridad, 6 pero la geografia -a pesar de sus origenes 
humanistas- no lo habia considerado. 
3. Es decir, el espiritu de una epoca: •una fmma de vida, ideas, posici on espiritual de una epoca» (Gil Villegas, 
1996: 94). 
4. Tam bien hay que considerar el contexto familiar de Wright: su hermano, Austin Tappan Wright, fue el autor de 
una famosa y muy extensa •utopia literaria» (Islandia), para Ia cual John Kirtland realiz6 la cartografia. Y su madre, 
Mary Tappan Wright, fue novelista. 
5. Recordemos que •toda via en 1860 no habia sido o rganizado ni un solo estado en las grandes llanuras mas alia 
de l valle del Mississippi, excepto Texas» ; •el primer ferrocarri l transcontinental se inaugura en 1869» . La Ley de Reor­
ganizaci6n India (de Estados Unidos) es de 1934, y este proceso de • reorganizaci 6n india» fue paralelo a Ia ocupaci6n 
de l territorio del Oeste y cent ro del pais (Miller, 1961: 225-244 ). 
6. Las sociologias de Ia vida coti diana tam bien se construyen en el cruce de las mi smas dos tradiciones que se ven 
en estos dos ge6grafos precu rsores de las GVC: el pragmatismo americana y el individualismo que trajo consigo, y 
ciertas filosofias alemanas de fines del siglo XIX e inicios del XX . Para las sociologfas de Ia vida cotidiana estas tradi ­
ciones termina ron conformando el pensamiento • inte raccionista•• y Ia •fenomenologia schutziana» y luego, Ia 
•etnometodologia» . 
358 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
1.1. Eric Dardel (1899-1967) 
Es un ejemplo de outsider: se mantuvo al margen de Ia geografia academica oficial, no formo 
parte de los circulos franceses en los cuales se escribfa Ia geografia humana de su tiempo. 
Posiblemente, esa debil vinculacion con los sectores academicos legitimados7 fue lo que le 
permitio pensar de forma diferente a lo instituido en ese momenta, y tambien retroalimentar 
su pensamiento geografico con voces no usuales en Ia geografia humana del momento, como 
Ia filosofia de Heidegger, Jaspers, Kierkergaard y Eliade. 
El pensamiento de Dardel se situa en el cruce del Zeitgeist humanista vidaliano frances, 
al que las geografias iberoamericanas han sido muy sensibles, y Ia filosofia alemana de fina­
les del siglo XIX e inicios del XX, basicamente Heidegger. 
En 1 952, sobre la base de las ideas heideggerianas sobre el habitar y de su fuerte espfri­
tu humanista asf como de su formacion vidaliana, plantea que el sujeto de Ia geografia debe 
ser el «hombre habitante» y no el Homo oeconomicus o el Homo faber. Las palabras que 
transcribimos son elocuentes en este sentido: <<Una misma comarca es diferente para el no­
mada que para el sedentario>> ( 1 990: 47). 
Asi, partiendo del hombre habitante introduce la nocion de <<geograficidad>> para referir­
se al modo de existencia del ser humano y a su destino, irremediablemente ligado a Ia tierra 
( 1 990: 1 -2). La geograficidad remite a Ia relacion existencial entre el ser humano y la tierra que 
habita, siendo Ia tierra la base y el fundamento de Ia consciencia de sf. La geograficidad es esa 
relacion entre el mundo material externo y el mundo interno del sujeto. En la aprehension 
subjetiva del mundo destaca lo sensorial, por ejemplo, el papel de los colores en la configura­
cion de Ia experiencia espacial. Por ello, para Dardel la geograficidad es la <<experiencia de 
habitar>> o la experiencia espacial. 
La centralidad que le otorga Dardel al sujeto y su experiencia espacial lo lleva a utilizar 
una estrategia poco usual en su epoca, aunque muy frecuente actualmente, como es la des­
cripcion (hoy podriamos decir <<densa>> )8 de experiencias banales de personas concretas. Un 
ejemplo es el de una joven campesina finlandesa que escucha la descripcion que hace un 
marino de su Iugar de origen ( 1 990: 4 7 -48) . Este ejemplo resulta relevante en terminos teori­
co-metodologicos porque Dardel muestra que la joven, al escuchar la descripcion espectacu­
lar del lugar de origen del marino, de inmediato rememora su propio Iugar de origen y, en un 
ejercicio analogico entre ambos -un pareo en el sentido de Husserl- concibe al propio 
Iugar de origen (las rudas campiftas de Osterbotten) como triste y pobre. Sobreviene en ella 
un verdadero desencantamiento del Iugar que cambia su horizonte del mundo y su 
geograficidad. Este es un ejemplo de geograficidad en tanto experiencia espacial que articu­
la la aprehension del mundo externo con el mundo interno del ser humano, y construye un 
tipo de vinculo con el lugar. Aunque Dardel no define con estas palabras Ia geograficidad, 
estaba sentando las bases para que ahora lo podamos formular de esta manera. Si se retoman 
sus ideas pioneras, se puede plantear que el lenguaje y la narrativa pueden resultar Ia via 
para Ia construccion y reconstruccion de la geograficidad. 
Si Dardel no es directamente constructor del campo de las GVC, es por lo menos uno de 
los primeros autores que coloca Ia mirada geografica en otro angulo,9 que hoy podemos 
identificar como el de las GVC. 
7. Su l ibro El hombre y Ia tierra se publ ica el m ismo afio ( 1952) que el famoso l ibro de Max Sorre Fundamentos de 
Geogra{{a Humana. M ientras el l ibro de Dardel pas6 desapercibido, basta que en los aiios setenta lo descubren los 
ge6grafos anglosajones, el de Max Sorre goz6 de un extenso reconocimiento desde el primer momento. 
8. En el sentido orig inariamente planteadopor Ryle y difundido por Geertz (1996: 19-24). 
9. Phil ippe Pinchemel c ita algunos parrafos de una carta fechada el 12 de abril de 1952, que le escribe el economis­
ta Fran <;:ois Perroux a Dardel: «Gracias a Usted adquiero una noci6n de geografia a Ia cual no estaba acostumbrado ni 
preparado . . . » (1990: 180). 
TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA 359 
Alicia Lindon 
1.2. John Kirtland Wright (1891-1969) 
Este ge6grafo americana no puede ser considerado un outsider en senti do institucional, pero 
sf en terminos intelectuales, por atreverse a incursionar en campos muy diversos y por plan­
tear, antes de 1 950,10 temas no legitimados en la geografia: en 1 946 retoma el viejo concepto 
cartognifico de Terrae Incognitae ( 1 94 7), y le otorga nuevo sentido: «que un lugar sea conoci­
do depende de para quien es conocido y de que tipo de conocimiento se trate» . Su amilisis 
acerca del conocimiento de distintos territorios incursiona en un plano inusual para la geo­
grafia de la epoca al introducir la imaginaci6n del ge6grafo frente al enigma de lo descono­
cido. Los antecedentes de este planteamiento Wright los formula en las dos decadas previas 
y en el influyen Derwent Whittlesey y Ralph H. Brown (Koelsch, 1 976: 68-69). Este ultimo 
plante6 tempranamente que los «hombres de todos los tiempos, han sido influidos tanto por. 
las creencias como por los hechos» (Brown, 1 948: 3) . 
El nuevo tratamiento que le otorga Wright al concepto de Terrae Incognitae le permite 
incluir la subjetividad, e incluso destacar que es «una creencia err6nea que la subjetividad 
sea la antftesis de la objetividad» . En un primer momento plantea la necesidad de incluir lo 
sensible para que los hallazgos geognificos puedan perdurar, evitando plantearlos como co­
nacimiento racional y objetivo que casi siempre esta condenado al olvido por construirse 
con abstracciones lejanas al ser humano ( 1 947: 7). 
Posteriormente, reconoce que no s6lo se integra al conocimiento geognifico la subjetividad 
del ge6grafo que hace la investigaci6n, sino tambien la subjetividad de las personas comunes 
vinculadas al lugar. Wright termina desarrollando una propuesta audaz, como es la de una Geosofia, 
es decir el estudio del conocimiento geognifico a todos los niveles.11 Esto implica analizar no s6lo 
el conocimiento geognifico cientffico, sino tambien el conocimiento geognifico de sentido co­
ml1n. En este contexto, Wright tambien hace algunas reflexiones metodol6gicas, aunque escue­
tas, muy relevantes. Por ejemplo, retoma un trabajo de los a:iios previos en el que el ge6grafo 
Ralph Brown ( 1 938) presenta el relata de un lugar, a traves de la voz de un habitante al que le 
otorga un nombre supuesto. Actualmente, en la investigaci6n cualitativa que utiliza relatos de 
vida, es algo usual que los entrevistados sean referidos con nombres que no son los propios 
(como una estrategia para asegurar el anonimato sin perder las voces). Wright observ6 y destac6 
el canicter innovador de esta pnictica, realizada por un colega, a inicios de los a:iios cuarenta. 
En sfntesis, el a porte de Wright a lo que hoy podemos denominar GVC fue la introduc­
ci6n explfcita de la subjetividad y el conocimiento geognifico de sentido comun como mate­
ria de estudio, asf como la afirmaci6n de que el estudio de la subjetividad y lo sensible no 
podia hacerse con las herramientas propias del metoda cientffico. La subjetividad y el cono­
cimiento de sentido comun constituyen el sustrato desde el cual las personas actuan en su 
vida cotidiana, se relacionan con los otros y con el espacio. 
1.3. David Lowenthal (1923) 
En 1 96 1 este ge6grafo e historiador americana retom6 los proleg6menos de Wright, para 
avanzar en el mismo sentido al plantear el siguiente interrogante: c:es lo mismo el conoci-
I 0. El articulo de John Wright que consideramos como antecedente de las GVC inicialmente fue presentado como el 
di SCW"SO pronunciado en su caracter de presidente de Ia Asociaci on de Geografos Americ anos , en Ohio, el 30 de diciembre 
de 1946, en ocasion de celebrarse Ia XLlli reunion anual de Ia Asociacion, y al ano siguiente se publica en los Annals de 
dicha asociacion. Esto muestra que no estaba fuera de las « instituciones•, s ino dentro y en posiciones de pode r. Sin 
embargo, estaba fuera de los presupuestos y prejuicios que delimitaban el conocimiento geognifico cientifico. 
II. Llega a hacer una propuesta concreta sobre Ia inclus ion de materias de uGeosofia» en las carreras universita· 
rias de geografia. 
360 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
miento del mundo (aun lejano) y la Terrae cognitae? Su respuesta es que el primero es infor­
macion reunida, difundida, consensuada socialmente; en tanto que el segundo (la terrae 
cognitae) es mundo percibido y vivido (la experiencia). Es el territorio que se conoce por 
<<experiencia» , y a esto lo denomina <<geografia personal>> . Asi, diferencia lo que es el conoci­
miento del territorio por la experiencia, de la simple posesion de informacion sobre un Iugar: 
Esta diferenciacion hoy resulta aun mas relevante que cuando la formulara Lowenthal, des­
de la perspectiva de la enorme cantidad de informacion sobre lugares remotos que podemos 
poseer: La fenomenologia social que en Estados Unidos se desarrollaba en esa epoca, bajo el 
influjo de Alfred Schutz y sus discipulos, no fue ajena a Lowenthal, ya que toma el concepto 
de <<experiencia>> y lo posiciona con relacion al espacio. 
Sin dejar de lado esa vision del ser humano que avanza y conoce territorios antes descono­
cidos, Lowenthal introduce tres temas que seran relevantes a posteriori para las GVC: la percep­
cion del espacio, su caracter compartido socialmente y el papel del lenguaje en las percepciones 
y experiencias espaciales. Las tres cuestiones siguen siendo medulares actualmente. En el caso 
de las dos primeras -lo perceptual y su caracter social- esa relevancia se acrecienta por los 
prejuicios que han tendido a asociar lo perceptual con lo individual. En el caso del lenguaje, 
tam bien fue relevante su temprana inclusion en la experiencia espacial, junto con lo perceptual, 
ya que es a traves de ese medio socialmente compartido que lo perceptual se puede pensar mas 
alia de lo biologico y lo individual. Por ejemplo, Lowenthal plante6 que las pautas lingiiisticas 
orientan nuestras percepciones y aun el pensamiento. El lenguaje <<modela y adapta el marco en 
el que la experiencia se vuelca>> ( 1 96 1 : 253 ) . 12 Sin embargo, no analiza la relacion entre el esque­
ma perceptual/lenguaje y las pnicticas cotidianas, porque las pnicticas alln no se problematizaban 
desde la geografia. Asi, la geografia incorpora primero lo perceptual y subjetividades comparti­
das, antes que el nivel mas concreto de lo cotidiano, las pnicticas. 
1.4. Renee Rochefort (1927) 
El trabajo de esta geografa francesa tambien constituye otro antecedente para las GVC. Su 
concepcion es cercana a la mirada dardeliana y vidaliana, pero ademas introduce las pre­
ocupaciones tipicas de etnografo que se siente un extranjero en el territorio que estudia. 
Esta geografa publica en 1 96 1 su investigacion doctoral titulada Le travail en Sicile: 
etude de Geographie Sociale, 1 3 basada en un extenso trabajo de campo realizado entre 1 954 y 
1 959. En ese libro plantea un enfoque geografico -que denomina geografia social- carac­
terizado por algunos rasgos relevantes para las GVC: uno de ellos es la <<elasticidad>> entre el 
12. El autor o frece una mult ipl icidad de ejemplos de cada idea. Uno de ellos es que el gran desarrollo del esqu f ha 
generado una enorme cantidad de palabras para referirse a Ia nieve, cas i tantas como t ienen los esquimales. Esto 
quiere decir que Ia experiencia de ver y tomar contacto con Ia n ieve, percibirla, resulta filtrada por este esquema 
lingiifstico. La persona que practica esquf, cuandotoma contacto con Ia nieve no lo hace s implemente reconociendo 
«nieve» , s ino a traves de cada una de las palabras espec ial izadas que se refieren a Ia nieve de diferentes caracterfsticas . 
Un ejemplo inverso que comenta el autor es el de los gauchos argentinos de Ia zona pampeana, del s iglo XIX, que tenfan 
solo cuatro palabras para referirse a todo lo vegetal: forraje para el ganado, h ierbas secas para acostarse en el ias, !efta 
y • todos los demas vegetales•. El autor observa que en Ia categorfa de «todos los demas» se incluyen especies tan 
distintas como rosas y ho rtalizas. Lo relevante es que, en este caso, el patron l ingiifstico -a diferenc ia de Ia nieve del 
esquiador- es reducido y por ello, Ia percepcion del mundo vegetal que ten fan estas personas no diferenciaba entre 
vegetales que hoy nos parecerfan indudablemente d istintos. Habrfa que agregar otro comentario a Ia observac ion de 
Lowenthal: Ia gran riqueza de palabras para d iferenciar mat ices sutiles de un fenomeno, o Ia pobreza de palabras que 
iguala fenomenos muy d iferentes, deriva de Ia vida practica y de las formas de vida. El esquiador necesita d.ist ingu ir 
t ipos de n ieve para practicar ese deporte de manera mas o menos satisfactoria, m ientras que el gaucho no neces itaba 
diferenciar las hortal izas de las rosas, porque en su vida no se inclu fan ni las unas ni las otras. 
13. En 2005 ha sal ido una nueva edicion de esta obra, en Italia, por Ia editorial Sellerio di G iorgianni. 
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 361 
Alicia Lind6n 
micro-analisis y el macro-analisis ( 1 96 1 : 3 ) . Otro rasgo de su mirada es que Ia naturaleza es 
vista como un «escenario vivo» . Por ultimo, su perspectiva enfatiza Ia heterogeneidad espa­
cial ( 1 96 1 : 4), rasgo igualmente significativo para las GVC. 
Esta investigaci6n es otro antecedente para las GVC porque se interesa por el sujeto en 
su mundo cotidiano, tomando al trabajo como centro de dicha cotidianidad. Renee Rochefort 
se pregunta c6mo justificar que el trabajo sea objeto de estudio para Ia geografia. Actualmen­
te, desde las GVC pareceria innecesaria Ia pregunta ya que los estudios de Ia vida cotidiana 
han mostrado que el trabajo, igual que Ia familia, son dos nucleos basicos de Ia cotidianidad. 
Tambien dentro de otros campos de nuestra disciplina esto ha sido asumido. Por ejemplo, 
las aproximaciones geograficas a Ia vida cotidiana mas recientes, con enfasis en Ia condici6n 
de genero, han analizado extensamente el trabajo, los desplazamientos y recorridos que 
engendra el trabajo. Sin embargo, en los afios cincuenta en Ia geografia francesa estos temas 
no estaban legitimados, aunque habian sido introducido desde los tiempos de Ia geografia 
vidaliana: recordemos que el genero de vida vidaliano incluia el trabajo. 
Otro aspecto de Ia investigaci6n de Renee Rochefort que Ia acerca a las GVC es su 
reflexi6n sobre el otro (Ia alteridad). En su caso, esto se encam6 en «el siciliano» frente a su 
condici6n de investigadora, externa a Ia comunidad. Esto Ia condujo a analizar las dificulta­
des para penetrar en los distintos contextos socio-territoriales. Asi, relata los diversos roles 
que asumi6 en Ia comunidad como parte del proceso de negociaci6n de Ia aceptaci6n: 14la 
penetraci6n en el mundo de vida Ia enfrent6 al problema de Ia alteridad, con las consiguien­
tes dificultades epistemol6gicas y metodol6gicas. Pero s6lo asi podia abrir una ventana para 
Ia comprensi6n del trabajo y el espacio dentro de una cultura y de un mundo intersubjetivo. 
En suma, Renee Rochefort tambien constituye un antecedente de las GVC porque al asumir 
una mirada geografica plastica entre el macro y el micro-analisis se hizo cargo del problema 
del sujeto en su mundo de vida, e insisti6 en que Ia espacialidad resultaba de Ia vida social.15 
En sintesis, estos cuatro autores introducen el punto de vista del sujeto, Ia subjetividad 
y el conocimiento practico con el cual las personas acruan en Ia vida cotidiana, asi como el 
lenguaje como condicionante de nuestro contacto con el mundo y con el espacio. Una pieza 
clave de Ia vida cotidiana que aun no aparece problematizada son las practicas, el ambito del 
hacer. Pero todo esta planteado para que cuando se incorporen las practicas explicitamente, 
sea en relaci6n con Ia subjetividad ya incluida. 
2. Las voces constructoras del campo de las GVC 
Si los precursores necesariamente son autores, Ia revision de Ia construcci6n del campo 
puede plantearse abordajes alternativos. Uno es ir «autor por autor» y otro, que evita Ia 
personalizaci6n de Ia teoria, es seguir ideas y conceptos. Optamos por un tercer camino que 
quiere mediar entre estos: reconstruir el campo a traves de las <<voces>> que han tenido mas 
peso. Las voces se anclan circunstancialmente en autores, pero no es un recorrido de autores 
ya que no se los revisa exhaustivamente. De los autores tomamos s6lo aquellas voces que 
consideramos centrales para las GVC. En unos casos esto implica recuperar los aportes de 
una etapa de Ia trayectoria del autor. En otros casos, retomamos s6lo un aporte puntual de 
14. La ge6grafa relata que en su inmersi6n en las diversas comunidades de Ia isla tuvo que asumir distintos 
papeles, ya que no siempre fue Ia ge6grafa o Ia investigadora, tambien apareci6 como •experta de Ia ONU », otras veces 
como Ia •nueva maestra local» , como •emisario moscovita» , como una •vendedora de jabones» , como una «poetisa 
americana• , ademas de los mas usuales de periodista, economista y soci6loga. 
IS. Es muy conocido un trabajo de Rochefort en donde planteaba que era necesario •invertir el orden de los 
factores, entre espacio y sociedad» (Renversement de l'ordre des facteurs) (Rochefort, 1963: 18-32). 
362 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
toda una trayectoria, que puede haber sido tangencial en el pensamiento del au tor pero clave 
para las GVC. En otros casos, se retoma una mirada que acompafia toda su trayectoria. 
La reconstrucci6n de voces asume que cada una de las voces lleva consigo filiaciones 
diversas, conexiones en mUltiples sentidos. De acuerdo con Ia fenomenologia sociol6gica, en 
el discurso de un sujeto estan las voces de sus contemporaneos, de sus antecesores y aun las 
de los sucesores. Asf, para nuestro prop6sito no solo destacamos una idea planteada por un 
autor, sino tambien intentamos reconstruir c6mo llega a formularse en una red de influen­
cias intelectuales. 
Las voces que contribuyen directamente a Ia construcci6n de este campo en parte pro­
ceden de Estados Unidos, lo que no es ajeno a los mUltiples procesos migratorios bacia ese 
pais durante el siglo XX. Por ello son voces que suelen tener rafces en otros contextos. Pero 
las GVC tam bien representan Ia entrada mas fuerte al concierto del pensamiento geografico 
de ideas procedentes de contextos nacionales que basta ese momento no habfan tenido un 
liderazgo en Ia geograffa: Irlanda, Suecia, Canada, Suiza, Espana, Australia . . . 
Con relaci6n a las voces ancladas en Estados Unidos, hay que tener en cuenta que no se 
trata de las ideas mas consolidadas en ese pais en su epoca. Son voces que resultaban colate­
rales y muchas veces planteadas por verdaderos outsiders, como es el caso de Yi-Fu Tuan o 
Edward Relph. Ello no impidi6 que muchos de estos autores hayan logrado reconocimien­
tos institucionales con el tiempo. No se trata de outsiders por estar fuera de las instituciones, 
sino fuera del pensamiento instituido. En el con junto de voces que contribuyen a este campo 
se distinguen unas apegadas a las aspiraciones objetivas de Ia ciencia y otras que se asumen 
como francamente comprensivas. Las dos entradas centrales bacia Ia construcci6n sistema­
tica del campo de las GVC las ubicamos en Torsten Hagerstrand y en las geograffas 
comportamentales y cognitivas. 
2. 1. La piedra fundamental: Torsten Hagerstrand(1916-2004) 
Entre las voces que no renuncian a lo objetivo ni a Ia generalizaci6n, una de las mas destaca­
das es Ia de Hagerstrand ( 1 9 1 6-2004) y su escuela de Lund, en Suecia. Sus aportes a las GVC 
se inician en los afios setenta, cuando este ge6grafo y sus discfpulos empiezan a desarrollar 
Ia Time Geography. El in teres de Hagerstrand por este tipo de tematicas lo acompaiiaba desde 
su infancia, como ya lo notamos. 
Muchos trabajos de este autor ofrecen aportes sustanciales a las GVC, pero un articulo 
de Hagerstrand publicado en 1 970 es el pivote para el desarrollo posterior de Ia Time Geography 
y tambien para las GVC: el aporte estuvo en cuestionar el enfoque usual que estudia a los 
seres humanos como «grupos» o como «agregados de poblaci6n». 16 En 1 970 Hagerstrand 
plantea que estos enfoques ocultan Ia verdadera naturaleza de los patrones de Ia movilidad 
humana. Asf, se pregunta si es avanzada o mas bien primitiva Ia ciencia social que no toma 
en cuenta las identidades de las personas (Hagerstrand, 1 970). Aunque el ge6grafo sueco 
plante6 esto con respecto al analisis de los patrones de movilidad espacial (las migraciones), 
Ia advertencia vale mas alia de Ia migraci6n. El cuestionamiento se puede hacer extensivo 
16. Vale Ia pena recordar -para contrastar con Hiigerstrand- que para Albert Demangeon Ia geograffa humana 
tom6 un rumba mas certero cuando dej6 de pensar que su objeto era estudiar Ia relac i6n de los •hombres• (seres 
humanos) con el media, para asum ir que el objeto estaba en el estudio de Ia relac i6n entre los •agrupam ientos bu rna­
nos• y e l media geografico. Estas ideas aparecen en Ia • lntroducci6n• de Problemes de Geographie Humaine, 1942, 
Paris, pp. 25-34. Este texto es una publ icaci6n p6stuma (Demangeon muri6 en 1940), y habia s ido escrito como prefa­
c io de un Traite de Geographie Humaine que nunca concluy6. A pesar del rechazo de Demangeon por Ia d imens i6n 
individual, s iempre qu iso escribir un l ibro sabre Ia relac i6n entre geografia y psicologia, aun cuando fue un clitico 
acerrimo de Ia obra de Geo rges Hardy t itulada La Geographie Psychologique, de 1939. Su in teres por Ia relac i6n entre 
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 363 
Alicia Lindon 
para Ia geografia y las ciencias sociales en con junto, que creen comprender todo desde los 
agregados, que luego son «disecados>> en variables. Esta sera Ia puerta de entrada de 
Hagerstrand para asumir al individuo como el punto de partida de su mirada, o con las 
palabras de Allan Pred: «El llamamiento de Hagerstrand porIa lime Geography se focaliza en 
Ia gente, y en particular en las secuencias de eventos con los cuales se constituyen los dfas y 
Ia vida de cada individuo>> (Pred, 1 977: 2 1 0) . Por ello, Hagerstrand sera pionero en Ia elabo­
raci6n de una propuesta teorica que enfatiza Ia importancia del comportamiento individual 
(individual behaviour). Pero Hagerstrand no solo destaca al individuo, construye ademas 
una teorfa espacio-temporal a partir del individuo y sus desplazamientos. 
En los setenta empieza a elaborar Ia propuesta, pero desde los cuarenta recibe ciertas 
influencias academicas que lo marcaran de manera profunda: en 1 944 conoce al ge6grafo 
Edgar Kant17 (originario de Estonia, de Ia Universidad de Tartu), y este contacto sera clave 
para Ia perspectiva que decadas mas tarde terminara planteando Hagerstrand. Fue gracias a 
Edgar Kant que incorpora Ia idea de que Ia vida cotidiana de las personas es un dominio de 
investigacion geografica relevante (Hagerstrand, 2000: 1 1 8- 1 1 9) . Edgar Kant representaba 
Ia aproximacion fenomenologica caracterfstica de las primeras decadas del siglo XX en Ia 
Universidad de Tartu, aproximacion que se fundaba en Ia descripcion vfvida de Ia naturaleza 
y el paisaje. Asimismo, Hagerstrand ha reconocido que desde los aiios cuarenta tambien se 
intereso de forma particular en Ia obra de Kurt Lewin,18 uno de los iniciadores de Ia psicolo­
gfa social. En particular se in teresa porIa idea de que «Ia estructura del mundo es interiorizada 
por los individuos». Este tipo de influencias muestran dos cuestiones: por un lado, la convic­
cion de que Ia geografia debfa analizar a los individuos particulares en su vida cotidiana. Por 
otro, que el analisis del individuo es el camino para comprender Ia sociedad. 
Sin embargo, el enfasis en las personas no conduce a Hagerstrand hacia un analisis indi­
vidual. Sus preocupaciones se orientan a Ia construccion de patrones sociales de comporta­
miento espacio-temporal. <<La capacidad de reunir los niveles micro y macro es fundamental 
en el papel del geografo>> (Hagerstrand, 2000: 1 22) . De acuerdo con Allan Pred, Ia <<lime 
Geography considera Ia existencia fisica de Ia sociedad dentro de cualquier area espedfica 
limitada, que puede ser observada y analizada como un proceso continuo ... » (Pred, 1977: 
209). Los comportamientos individuales en el espacio-tiempo lo acercan al problema de Ia 
<<repeticion>> , y esto lo aproxima a Ia reproduccion social. De manera independiente a los desa­
rrollos de Hagerstrand, las sociologfas de Ia vida cotidiana tambien se interesaron en Ia repeti­
cion o rutinizacion. Pero en este campo de Ia sociologfa uno de los avances sustanciales -de 
los aiios ochenta- fue Ia introduccion de Ia ruptura de Ia repetici6n, o sea, Ia invenci6n. 19 
A pesar del enfasis en las personas, Hagerstrand aborda el objeto de estudio de manera 
<<exterior>> , mas a(m, reconoce que su posicion £rente al mundo se parece mas a Ia de quien 
psicologia y geografia se relacionaba con las «representaciones y las construcciones mentales colectivas• , y se aprecia 
en sus obras sobre el imperio britaruco y el Rhin (Claval, 1998: 212). En este sentido cabe recordar Ia cercanfa que tuvo 
Demangeon con Ia sociologia durkheimiana, considerando que Emile Durkheim fue el padre del concepto de «repre­
sentaciones colectivas• . 
17. Edgar Kant (1902-1978) llega a Suecia como refugiado y s e incorpora a I a Universidad d e Lund e n 1944, 
cuando se ve obligado a salir de Ia Universidad de Tartu y de Estonia. La presencia de Edgar Kant en Lund se ni decisiva 
en varios pianos, entre ellos Ia apertura internacional de Ia cual proced!a Kant. Pero ademas, hay que tener en cuenta 
que, en las primeras decadas del siglo XX, Ia geografia fue el principal campo de estud!o en Ia Universidad de Tartu, en 
buena medida por los esfuerzos realizados por el maestro de Edgar Kant: Johannes Gabriel Grano. 
18. Hagerstrand hace referenda a una obra en particular de Lewin, Principios de Psicologia Topol6gica. Lewin, 
prusiano exiliado en Estados Unidos en 1933, tambien plante6 tempranamente un concepto por el que ha sido recono­
cido, y posiblemente haya sido el interes inicial de Hagerstrand, el de «espacio de vida• . 
19. En un trabajo previo hemos estud !ado, en un caso empirico, Ia relaci6n invenci6n /repetici6n. Alii presentamos 
las distintas sociologias de Ia vida cotidiana respecto al problema de Ia invenci6n y Ia repetici6n (Lind6n, 1999). 
364 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
observa desde afuera que a Ia de un participante. Incluso, asume que su perspectiva es un 
<<modo de pensamiento materialista>> , relacionado con sus experiencias de Ia infancia, mas 
cercanas a los elementos de Ia naturaleza (nieve, hierba, arboles y materiales maleables ... ) 
que a las palabras y Ia gente (Hagerstrand, 2000: 1 23) . 
Uno de los aportes sustanciales de Hagerstrand a Ia geografia humana, y no solo a las 
GVC, sera traer a Ia disciplina una forma de producir conocimiento que en otras ciencias 
(como Ia sociologia) estaba legitimada, pero poco difundida en Ia geografia: producir cierta 
informacion empirica, de un tipo pre-establecido a partir de unos interrogantes iniciales, 
que luego es analizada a Ia luz de una estructura teorica, para reelaborar los conceptosa 
partir de las respuestas obtenidas, es decir, producir nuevo conocimiento. Hagerstrand ha 
reconocido que Ia apertura a otras disciplinas le permitio familiarizarse con las tecnicas de 
investigacion, aunque no responder a los problemas teoricos de Ia geografia (2000: 1 22) . 
Esta forma de proceder era novedosa para Ia geografia, que no se planteaba el problema 
de Ia produccion del dato empirico, ya sea porque se trabajaba en grandes descripciones sin 
teorizar sobre el dato empirico, o bien porque si se trabajaba con informacion empirica eran 
agregados que nunca identificaban al individuo y sus practicas. Hagerstrand produce una 
innovacion profunda en Ia geografia humana y para las GVC: representa no solo Ia legitima­
cion de Ia persona, del individuo, sino tam bien el analisis sistematico de las <<practicas>> con 
su espacio-temporalidad. La espacialidad Ia concibe en terminos del donde se realizan las 
practicas, aun cuando se trate de un sendero de desplazamiento y no de un punto fijo. La 
temporalidad es estudiada a traves del tiempo consumido en cada practica. Se trata del 
tiempo y el espacio, que se miden. 
Los precursores de las GVC habian incorporado Ia perspectiva del individuo como ha­
bitante, Ia subjetividad, el conocimiento de los lugares. En cambio, Hagerstrand construye 
una particular GVC: el registro sistematico de practicas espacio-temporales de los indivi­
duos y los hogares siguiendo trayectorias diarias, considerando sus movimientos, rupturas, 
los tiempos empleados y Ia secuencia de <<estaciones>> , incluyendo el hogar, el trabajo, Ia 
iglesia, las compras, Ia escuela, el ocio, las actividades comunitarias. Uno de los objetivos de 
Ia Iime Geography es proporcionar un lenguaje sistematico y una metodologia para describir 
el comportamiento espacial cotidiano, incluso para intervenir en las restricciones con las 
que se encuentran las personas (Thrift, 1977). Por eso va a disefiar una tecnica que le permi­
ta representar tridimensionalmente las practicas: los prismas espacio-temporales. El con­
cepto tradicional de cartografia -independientemente de los medios tecnicos con los que se 
hiciera el mapa- no le permitia Ia representacion de Ia informacion desde Ia perspectiva del 
individuo. Por ello, desarrolla sus propias formas de representacion grafica. 
A pesar del avance de Hagerstrand, su perspectiva deja de lado un aspecto medular de 
Ia vida cotidiana: Ia subjetividad. El mismo Hagerstrand lo reconoce cuando expresa: <<en 
mi sistema de conceptos, como en toda Ia postura objetiva de Ia ciencia, hay una cara 
olvidada del mundo que concieme sin embargo a Ia parte mas importante de Ia existencia 
humana: los dominios interiores de Ia experiencia y el pensamiento. Admito que he cami­
nado sobre una sola piema>> (Hagerstrand, 2000: 1 32) . En este planteamiento del geografo 
sueco parece asomar Ia voz (intemalizada) de Anne Buttimer, defendiendo Ia inclusion de 
los mundos interiores.20 
Este reconocimiento lo lleva a un tema crucial, como es el vinculo entre Ia experiencia 
subjetiva y el conocimiento objetivo. Intenta diversas aproximaciones y termina planteando 
20. Anne Buttimer estaba totalmente anclada en las filosoffas existencialistas, y por ello, desde inicios de los aiios 
setenta se asumen como parte de Ia naciente •geograffa humanista» . Pero una estancia en Lund le permite un acerca­
miento a Hagerstrand y a los inicios de Ia Ttme Geography. 
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 365 
Alicia Lind6n 
que Ia salida esta en Ia «autobiografia», pues su eje es Ia relaci6n entre el individuo y su 
contexto. Encuentra que Ia «autobiografia construye enteramente Ia experiencia mental in­
tema [en su relaci6n con] los acontecimientos (mas f.kilmente observables por un outsi­
der)21 [ ... ]. Debemos asumir que las experiencias interiores y los fen6menos exteriores estan 
articulados par muchos caminos intrincados. Hay una indiscutible conexi6n que vincula en 
una secuencia de correspondencias lo que ocurre en los dos reinos. La mayor tarea de Ia 
aproximaci6n biografica debe de estar en entender la naturaleza de ese dialogo, pero asf 
tambien en entender como esa conexi6n se presenta en el contexto ecol6gico [ ... ]. Pero en lo 
que a mf me toea, me centro en la parte extema ... » (Hagerstrand, 1 978: 1 23) . 
Por esa apertura, Ia perspectiva de Hagerstrand puede dialogar con «una geografia de 
las percepciones», como Ia planteada par Bailly y Beguin ( 1 992: 75-76) . La lime Geography 
puede complementarse con miradas centradas en los mundos interiores, en las motivacio­
nes de los individuos y la subjetividad que los orienta a realizar esos recorridos, trayectorias, 
senderos y no otros. Pero Hagerstrand no penetra en ella. 
No todos los ge6grafos que participan en la lime Geography aceptan que se debe fran­
quear esa puerta. Por ejemplo, Allan Pred dice: «Ia lime Geography considera la existencia 
fisica de la sociedad dentro de cualquier area especifica limitada» ( 1 977: 209). Asumir que el 
objetivo es la «existencia fisica» de la sociedad implica reconocer que en los arreglos fisicos 
estan plasmados los mundos interiores. Esto hace suponer que no sea necesario penetrar en 
esos mundos interiores, porque estos se exteriorizan en lo fisico. 
Esta discusi6n es compleja y sigue abierta. Posiciones como la de Pred se pueden con­
frontar con otras, como las de la geografia de la percepci6n que asume como meta exacta­
mente lo opuesto: «explorar la existencia mental de los lugares geograficos» (Bosque Sendra, 
1 992: 8) . Parecerian posturas contrapuestas, enlazadas en las extensas dicotomfas que han 
acompaii.ado al pensamiento social. Sin embargo, las visiones constructivistas desarrolladas 
mas tarde en geografia muestran que pueden ser complementarias. 22 
2.2. Las geograffas comportamentales y cognitivas 
Si se acepta que los mundos interiores son materia de estudio para las GVC, entonces las 
geografias comportamentales y cognitivas no son ajenas a las GVC. Si se sigue el camino 
inverso, es decir, se niega que las GVC estudian los procesos mentales referidos al espacio, 
resulta que aun asf es innegable que las geografias del comportamiento, de la percepci6n, de la 
cognici6n y las representaciones han contribuido a las GVC. Todas estas geografias tienen un 
gran parentesco con las GVC, sabre todo porque todas se interesan por el individuo como 
punta de referenda, mas alla de c6mo lo conciban. Pero tambien estan emparentadas porque 
han incluido lo sensorial, que es parte de la experiencia espacial cotidiana. Y sabre todo, estan 
relacionadas con las GVC porque se interesan por los movimientos cotidianos de las personas. 
Por otra parte, las tematicas cognitivas han alcanzado un notorio desarrollo en las Ulti­
mas decadas, lo que ha llevado a niveles importantes de especializaci6n, manifiestos desde el 
nombre mismo de estas perspectivas. No es el objetivo de este texto detenemos en la forma 
21. Como siempre se autodefini6 frente a su s objetos de estudio. 
22. Las miradas sociol6gicas de Ia vida cotidiana han ll egado a diferencias y aparentes dicotomias bastante seme­
jantes. Un ej emplo se halla en Ia etnom etodologia de Harold Garfinkel, qui en retoma el ementos de Ia fenomenologia 
sociol6gica de Alfred Schutz. En relaci6n a lo interior y lo ext erior, Garfinkel sefiala qu e no le interesan los procesos de 
conciencia, sino Ia expresi6n de estos en Ia vida cotidiana, en tanto qu e Ia fenomenologia sociol6gica incorpora estos 
procesos •intersubj etivos• como materia de analisis de las relaciones soci ales. El planteami ento d e Garfinkel (en Ia 
sociologia) pareceria emparentado con el de Pred (en Ia geografia). 
366 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 
Geografias de Ia vida cotidiana 
de nombrarlas (del comportamiento, de la percepci6n, de las representaciones y cognitiva), 
pero cada una de estas «etiquetas» lleva consigomatices de contenidos y miradas no despre­
ciables. La expresi6n geografia del comportamiento enfatiza la acci6n, concebida como de 
naturaleza casi automatica, proxima a lo involuntario. La geografia de la percepci6n prioriza 
lo sensorial en el contacto con el espacio. Las geografias cognitivas y de las representaciones 
destacan elementos de los mundos interiores. Estas Ultimas tienden a concebir al sujeto de 
manera racionalista, es decir, evaluando espacialmente las circunstancias en cada momen­
to, de manera consciente, a traves de un mapa cognitivo del que esta provisto (Downs, 1979; 
Downs y Stea, 1973).23 Las criticas a estas visiones desde la geografia humanista han sido 
extensas y tempranas (Tuan, 1975; Buttimer, 1976; Seamon, 1979). Por ejemplo, David Ley 
sefialaba: «el entomo espacial no esta en la cabeza. La conciencia no se puede desprender 
del contexto espacio-temporal concreto» (1978: 45).24 
Estas geografias penetraron en lo psicol6gico para explicar racionalmente el comporta­
miento humano. En otros casos, se abocaron a sofisticar lo tecnico para modelizar el com­
portamiento humano, desarrollando complejos modelos cuantitativos. En unos casos y otros, 
el parentesco con las GVC se debe a que los esquemas perceptuales y cognitivos tienen rela­
ci6n con el hacer cotidiano, y este es materia central de las GVC, aunque sea discutible que 
esa relaci6n sea mecanica, casi natural o muy directa. Los ge6grafos y psic6logos (o 
psicoge6grafos), sobre todo anglosajones, dedicados a estos temas son numerosos, tanto los 
que estudian c6mo operan los dispositivos mentales relacionados con el espacio25 --casi a 
modo de radares- como quienes se han centrado en lo mas instrumental, como lo relacio­
nado con los «mapas mentales/mapas cognitivos>> . 
La discusi6n sobre los mapas mentales y cognitivos es extensa. El nucleo de ese debate 
esta en aclarar si la informaci6n espacial que los individuos llevan consigo y que les permite 
orientarse y «navegar» en Ia ciudad, se puede Hamar mapa o, mas bien, si debe ser entendida 
como un dispositivo cognitivo sobre la espacialidad. Una parte de las objeciones se orientaron 
a Ia palabra «mapa», por la carga euclidiana que lleva consigo. Por ello se ha tendido a sustituir 
la palabra mapa por «dispositivo». Actualmente se acepta que esa informacion espacial no es 
geometrica, no tiene ninguna relaci6n con los mapas que produce la cartografia. Esta discusi6n 
tambien cuestion6 la palabra «mental», sustituyendola por «cognitivo». No obstante, la altema­
tiva del dispositivo cognitivo, aunque pierda la connotaci6n cartografica, no ha superado el 
sesgo racionalista. De este debate se desprende un problema metodol6gico tambien controver­
tido: c:c6mo rescatar esa informaci6n espacial que las personas llevan consigo? La primera 
salida fue el conocido dibujo, pero de inmediato Ia reflexi6n mostr6la dificultad para traducir 
aquella informaci6n espacial al plano en que se hace el dibujo, poniendo en duda la fiabilidad 
de los dibujos llamados mapas mentales y cognitivos. Esa discusi6n sigue abierta, y las propues­
tas se diversifican: algunos proponen que el mapa mental no se puede dibujar pero sf relatar, 
para otros se puede dibujar pero en un contexto de interacci6n en donde el dibujo retoma el 
relato y lo lleva a trazos que acompafian a las palabras, otros defienden Ia estrategia de hablar 
sobre esa informaci6n espacial (el relato en situaci6n de interacci6n) al mismo tiempo que se 
recorre dicho espacio, es decir, que se recrea la experiencia espacial (De Castro, 1997). 
23. Algunos de los autores que en los afios setenta se involucraron con estas miradas cognitivas racionalistas, dos 
decadas despues suelen aparecer abocados a los denominados SIG (sistemas de inforrnaci6n geografica), es decir, un 
instrurnento potente para cartografiar pero que lleva consigo todas las bases positivistas, desde Ia espacialidad (casi 
siempre euclidiana) hasta Ia definici6n de las •variables• de acuerdo a los principios positivistas de •aislar• aspectos de 
Ia realidad; en surna, presupuestos racionalistas consistentes con los que dorninaron las geograffas cognitivas. 
24. En las sociologias de Ia vida cotidiana se dieron discusiones muy semejantes: para estudiar Ia vida cotidiana 
(en aquel caso, sociol6gicarnente), c:es necesario conocer lo que pasa por las cabezas de las personas? Tarnpoco en ese 
campo hubo una unica respuesta. 
25. Lo cognitivo se refiere a los procesos de conocirniento, que en esencia son procesos de adquisici6n, alrnacena· 
mien to, utilizaci6n y tratarniento de Ia inforrnaci6n. En este caso se trata de inforrnaci6n espacial. 
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 367 
Alicia Lind6n 
Para este tema de manera amplia remitimos a un texto de gran reconocimiento como es 
el libro colectivo editado por Juval Portugali (1996), de la Universidad de Tel Aviv, Israel. 
Para este geografo el interrogante nodal es como maneja el individuo la informacion espa­
cial para la resolucion de los desplazamientos (Portugali, 1996 ). Esto muestra que los mapas 
cognitivos no de ben ser confinados a lo tecnico ni a lo metodologico, no son independientes 
del estudio de los dispositivos cognitivos en si. En este ultimo tema, un aspecto de mucho 
interes es lo relacionado con la Hamada memoria a largo plazo (asentamiento duradero de la 
informacion), porque es alii donde se aloja la «memoria geografica» (De Castro, 1999). Esa 
memoria distingue las seiiales indeseables de los mensajes significativos, ordena y estructu­
ra la informacion sobre el entomo, reagrupa las sensaciones y reduce los elementos particu­
lares a esquemas mas generales. En suma, el proceso cognitivo organiza los signos en rela­
cion a la experiencia (Bailly, 1979: 15-25). 
En este ambito de la geografia comportamental/cognitiva tam bien se debe incluir a un 
destacado geografo califomiano (de origen australiano): Reginald Golledge. Aunque su tra­
bajo es claramente behaviorista, este enfoque comportamental lo ha llevado a estudiar -con 
un sesgo experimental- la adquisicion de conocimiento geografico de sentido comun (algo 
semejante a lo que Lowenthal llamo las geograf£as personales), y esto le ha conducido a lo que 
el denomina «geografias de la vida cotidiana» (Golledge, 2001 y 2000). Su concepcion de las 
geografias de la vida cotidiana se orienta al conocimiento geografico de sentido comun que 
los individuos emplean en decisiones de diferentes localizaciones cotidianas: desde cuestio­
nes tan banales como definir donde estacionar un automovil, hasta otras como decidir don­
de vivir: En otras palabras, las geografias de la vida cotidiana behavioristas retoman el viejo 
problema geografico de la «localizacion», aunque ahora visto desde el angulo del individuo 
y su conocimiento de sentido comun. Muchos de los principios de la teoria de la localizacion 
de la geografia economica son retomados por estas perspectivas. Las practicas cotidianas se 
estudian como patrones de localizacion, pero no de una actividad economica, sino de un 
individuo. Asi, decisiones locacionales, patrones de conectividad y distancias recorridas son 
aspectos que se hicieron objeto de analisis cuantitativos diversos (Cox, 1972). 
En America Latina estas perspectivas no han tenido un gran desarrollo, no obstante 
algunos autores, mas o menos dispersos en diferentes instituciones academicas, se han inte­
resado en ellas. En este sentido se puede mencionar el caso chilena, con los trabajos de 
Espinoza Nanjari (1989, 1996). 
En el caso francofono, cabe subrayar que si, en un primer examen, la geografia de las 
representaciones puede parecer el equivalente francofono de la geografia cognitiva anglosajona, 
en realidad no lo es ya que ha seguido una vision mas proxima al humanismo y las geografias 
existencialistas, deslindandose de las visiones racionalistas que son propias de lo cognitivo. Un 
ejemplo de este tipo derumbo se puede apreciar en HeiVe Gumuchian ( 1991). Asi, los geogra­
fos francofonos encontraron que la perspectiva de las representaciones era mas fecunda por 
incluir la idea piagetiana de la representacion, que permite evocar los objetos en su ausencia, 
mientras que la percepcion solo lo hace en presencia de los objetos (Di Meo, 1991a: 126). Mas 
que la referenda a lo <<representacional como espejo>> , la geografia de las representaciones 
francofona ha significado la inclusion del actor y su subjetividad. Esta perspectiva de la evoca­
cion en ausencia del objeto se conecta con la discusion actual -generada fuera de la geogra­
fia- sobre los imaginarios sociales (Lind6n, Hiemaux y Aguilar, 2006). 
La reflexion de Bernard Debarbieux (2004), de la Universidad de Ginebra, sobre el tema 
es pertinente para cerrar el apartado: una buena parte de la geografia humana renuncio a las 
visiones comportamentales y cognitivas, que quedaron en el contexto de cierta psicologia de 
la percepcion y cognici6n, en tanto que una parte extensa de la geografia canalizo las pre­
guntas que en un momenta parecian poder resolver estas miradas cognitivas hacia las llama­
das geografias humanistas, existencialistas y fenomenologicas. 
368 TRATADO DE GEOGRAF[A H UMANA 
Nicolás
Resaltado
Geografias de Ia vida cotidiana 
3. Hacia Ia demarcaci6n del campo (los ochenta y noventa) 
A partir de los aiios ochenta Ia expresion «vida cotidiana» aparece en el discurso geognifico 
con mayor frecuenda. Sin embargo, es menos frecuente Ia referenda a una <<geografia de Ia 
vida cotidiana» . Las voces que postulan una GVC en casi todos los casos llevan alguna de las 
dos herencias que acabamos de mencionar (Hagerstrand y cognitiva/comportamental). Asf, 
el campo de las GVC se empieza a demarcar retomando alguna de estas herencias a veces, y 
otras en Ia crftica a una, a otra, o a am bas. Las crfticas se van dando de Ia mano de miradas 
existendalistas, fenomenologicas y/o humanistas. 
En Ia busqueda de las voces que asumen directamente una GVC se pueden dtar algunas: 
David Seamon (1979),26 Allan Pred (1981), David Ley (1983), Antoine Bailly y Jean Paul Ferrier 
(1986), John Eyles (1989), Susan Hanson (1993), Constando de Castro (1997), Guy di Meo 
(1999) y Roland Lippuner (2003). La referenda a estos autores tiene otra lectura colateral: 
expresan varias tradiciones del pensamiento geognifico en fundon de contextos nadonales, la 
anglosajona, la francofona, la espanola y Ia escandinava. Estos autores llevan consigo voces de 
varias de estas tradiciones. Por ejemplo, serfa reductor ubi car a Constando de Castro solo en el 
pensamiento espaiiol, su inmersion en estos temas se alimenta del pensamiento americana. 
Bailly tambien ha realizado una articuladon de voces francofonas con anglosajonas. Pred ha 
construido puentes entre el pensamiento anglosajon y el escandinavo. AI mismo tiempo, estos 
autores tambien han realizado acercamientos y cruces entre distintas disdplinas sodales. No 
se podia avanzar en Ia demarcadon del campo dentro de tradidones nadonales cerradas, ni 
dentro de los lfmites disciplinarios predsos de cierta geografia humana. 
Asf, con estas voces y otras, en los aiios ochenta se van a integrar las piezas de este campo 
en dernes de las GVC. En este sentido, es necesario destacar los aportes humanistas y 
fenomenologicos, sobre todo en autores como David Seamon (1979) y David Ley (1983). Para 
estos autores Ia GVC integra dos grandes ambitos de estudio: uno es el de las pnicticas (a veces 
llamadas lo objetivo) y el otro, el de los sentidos y significados ligados a elias (lo subjetivo ). Tanto 
el analisis de las pnicticas como el de los sentidos, al plantearse desde Ia geografia, asume el 
desafio de pensarlos espacialmente. A ellos se agregan un tercer ambito, el campo de informa­
cion espacial o acervo de informacion espacial y, por Ultimo, el de Ia experiencia espacial. 
David Seamon (1979) y David Ley (1983) sostienen que las pnkticas y los sentidos 
pueden diferendarse analfticamente, pero estan totalmente relacionados entre sf. Ley (1983) 
ha sido muy crftico con las investigaciones previas que consideraban los comportamientos 
(las pnicticas) en sf mismos, es dedr, aishindolos como si fuera posible comprender una 
pnktica desprovista de su sentido. En las miradas subjetivistas (dentro y fuera de Ia geogra­
fia), los sentidos hacen referenda a por que las personas hacen lo que hacen. Esto incluye 
porques muy profundos, de los que Ia persona no tiene consciencia, o bien puede tratarse de 
razones banales y evidentes en un contexto socio-cultural. Cuando se plantean crfticas como 
Ia de Ley sobre el tratamiento de las pnkticas sin los sentidos, se cuestiona que los «senti­
dos» ---o mejor aun, los porques- sean imputados por el investigador a traves de diversos 
procedimientos, como las relaciones de causalidad. Es necesaria esta aclaracion ya que casi 
siempre el investigador busca por que se hace tal pnictica, y eso es una forma de acercarse a 
los sentidos. Pero Ia crftica de Ley apunta a que no es lo mismo buscar respuestas a esos 
porques a traves de Ia subjetividad de Ia persona, que imputarla desde fuera a traves de algtl.n 
procedimiento asumido como va.Iido (causalidad). 
26. El autor no usa d irectamente Ia expresi6n •vida cot idiana» s ino •geografia del mundo de vida». Sin embargo, 
Ia as im ilamos porque precisamente el concepto de •mundo de vida» (Lebenswelt) es el nucleo princ ipal de las teorias 
fenomenol6gicas de Ia vida cotidiana. 
TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 369 
Nicolás
Resaltado
Alicia Lindon 
Para David Ley ( 1983), la interrelacion entre las practicas y la subjetividad es compleja ya 
que se retroalimenta constantemente: los sentidos, significados e imagenes sobre el espacio se 
construyen y toman forma, en el desarrollo de las practicas, y al mismo tiempo, una vez cons­
truidos condicionan las practicas futuras. Estas, a su vez, pueden llevar a la reconstruccion de 
los sentidos. La distincion entre practicas y sentidos solo es analitica, ya que los dos ambitos 
son indisociables, y uno no tiene razon de ser sin el otro. A su vez, los distintos ejes tematicos 
que consideramos a continuacion tanto con relacion a las practicas, y mas a(m con referenda 
a los sentidos, no podrian pasar por la prueba de los criterios de lo <<exhaustivo y excluyente», 
como no la podrian pasar las GVC en ning(m nivel, plano o dimension. Esto implica que, aun 
cuando ofrecemos un numero considerable de temas en los cuales se ha concretado la subjeti­
vidad espacial, no son todos los posibles. Habria otros, aqui no tratados. Esto en cuanto a lo no 
exhaustivo. Ademas, no son excluyentes entre si: esto implica que muchos de ellos estan super­
puestos parcialmente, cuando no considerablemente superpuestos. 
3. 1. Las practicas 
Este ambito da cuenta del hacer del ser humano: actividades, acciones o practicas cotidia­
nas. Este es el ambito de las GVC que hereda mas claramente el pensamiento de Hagerstrand. 
Aunque para las voces mas holisticas de las GVC, las practicas deben ser tratadas a la luz de 
la subjetividad y no aisladas. 
El estudio de las practicas en las GVC reconoce cuatro vertientes analiticas: los despla­
zamientos, las practicas que permanecen en un Iugar, los escenarios de comportamiento y 
los patrones/rutinas espaciales. Algunos autores se han focalizado solo en algunas de estas 
vertientes, en tanto que las perspectivas mas humanistas consideran que no deberian ser 
pensados como temas independientes unos de otros, sino como inclusivos entre si. Par ejem­
plo, las practicas que se desarrollan en un mismo Iugar pueden ser estudiadas como un 
escenario fijo, pero tambien como practicas fijas. 
Los desplazamientos. AI estudiar las practicas en el espacio, algunas GVC enfatizan los <<despla­
zamientos», la movilidad espacial, los flujos, empezando par el propioHagerstrand. Otros 
autores, que no necesariamente se adscriben a la Time Geography, tambien han priorizado 
esta dimension Por ejemplo, Constancio de Castro (1997), mas cercano a una geografia 
cognitiva y del comportamiento, se plantea la vida cotidiana a traves de ese tipo de practicas 
y diferencia los desplazamientos pendulares y repetitivos, de los no rutinarios. Los primeros 
fijan en el individuo esquemas invariables, o al menos dificiles de cambiar. Las grandes 
metropolis contemporaneas exacerban la movilidad espacial cotidiana, muchas veces deno­
minada <<navegacion urbana»/7 pero sobre todo la pendular. 
Este enfasis es esperable si recordamos que la geografia humana, al preguntarse por el 
espacio como nucleo basico, siempre estudio la movilidad espacial de las personas,28 en pala­
bras de Constancio de Castro: <<el desplazarse es un hecho omnipresente» (1997: 17). Pero una 
parte de la geografia que ha estudiado los desplazamientos no tiene ni siquiera relacion con 
una GVC: cuando la geografia estudia los desplazamientos como migraciones de agregados de 
poblacion, el componente que da vida a ese proceso (la practica migratoria del individuo) no se 
analiza como tal, analiticamente se pierde o no existe. No obstante, el problema de los despla-
27. Esta expresi6n es muy frecuente y caracterfstica de las geografias del comportamiento. 
28. Respecto a este interes inherente a Ia geografia por Ia movilidad espacial, cabe recordar que Ratzel, en el siglo 
XIX, dedic6 una parte de su obra a este tema. 
370 TRATADO DE GEOGRAFfA HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
zamientos para las GVC puede incluir los desplazamientos migratorios u otros, como los 
pendulares trabajo/residencia. Parte de Ia geografia urbana ha estudiado los movimientos tra­
bajo/residencia pero de forma muy igual, s6lo en pocas ocasiones lo ha hecho en terminos de 
practicas cotidianas de un individuo. La tendencia ha sido pensarlos como grandes movimien­
tos que integran Ia dinamica de Ia ciudad, pero no como Ia vida cotidiana de Ia persona. 
Cuando se analizan las practicas de movilidad espacial desde Ia perspectiva de Ia perso­
na se esta en el terreno de Ia GVC, pero hay dos tendencias. Una son las investigaciones que 
abordan el desplazamiento en sf mismo, visto en un espacio medible y en un tiempo 
cronometrable. Son los desplazamientos que recorren diferentes distancias y consumen ciertos 
tiempos. Y otra tambien las GVC para las cuales estas practicas de movilidad no pueden ser 
estudiadas en sf mismas, sino junto a patrones/rutinas, a campos de informaci6n espacial y 
a subjetividades espaciales. 
Las practicas cotidianas de movilidad espacial han sido y son un tema de interes para 
diversas investigaciones empiricas, sobre todo en funci6n del tipo de sujeto social que estudian. 
Por ejemplo, ciertos estudios de genero en geografia, o tambien investigaciones geograficas 
sobre personas de Ia tercera edad, asimismo las investigaciones sobre salud y discapacidad. 
Entre los primeros hay que sefialar que en muchas ocasiones han producido verdaderas GVC,29 
y una parte considerable de elias han enfatizado el tema de las practicas como desplazamientos. 
Asf, se han reconstruido los desplazamientos cotidianos de hombres y mujeres, contrastando 
los radios de acci6n. Muchas de estas investigaciones han incorporado otros elementos junto al 
tratamiento del genero, como Ia edad, el estado civil, inserci6n laboral, etc . . . En ocasiones, las 
investigaciones de genero y desplazamientos han ampliado Ia propuesta de Hagerstrand. A 
modo de ejemplo se pueden citar algunos trabajos: Sabate et al. , 1995; Dfaz Mu:fioz, 1989; Dfaz 
Mu:fioz y Rodriguez Moya, 1989; Hanson y Hanson, 1980; Palm y Pred, 1974. 
Un trabajo pionero sobre los desplazamientos es el de John Everitt (1974) sobre Los 
Angeles, en el que hall6 que los hombres-casados conocen bien una parte importante de Ia 
ciudad; las mujeres-casadas-amas de casa conocen un area de cinco millas en tomo a Ia casa 
(menos que los hombres) y las mujeres-casadas-trabajadoras conocen menos que las amas 
de casa. En suma, trabajar fuera del hogar no tiene las mismas consecuencias espaciales en 
los hombres que en las mujeres por el trasfondo de Ia doble jornada, que restringe 
espacialmente a las mujeres. 
Las investigaciones empfricas que retoman Ia lime Geography, ademas de analizar los 
radios de desplazamientos, consideran el tiempo, y asf identifican otras cuestiones como, por 
ejemplo, que en el caso de las mujeres las distancias de sus desplazamientos estan muy relacio­
nadas con los horarios de las actividades de las que se hacen cargo. Asf, Ia preferencia de 
puestos de trabajo cercanos al hogar se relaciona con Ia necesidad de articular los horarios de 
trabajo con las otras tareas domesticas (Ia «doble jomada»). Ese desplazamiento reducido 
espacialmente se comprende mejor a Ia luz de Ia temporalidad de otras actividades. En esta 
linea un trabajo pionero fue el de Allan Pred y Risa Palm ( 1978), en el cual analizan las restric­
ciones espacio-temporales de una joven madre soltera -Jane- que se ve llevada a rechazar 
una inserci6n ocupacional bien remunerada y aceptar una peor retribuida por dichas restric­
ciones. En el mismo sentido se plantean muchos de los trabajos de Susan Hanson que relacio­
nan el genero con Ia estructura geognlfica de oportunidades. Todo ello le permite desarrollar el 
concepto de «arraigo geografico» (geographic rootedness) y «arraigo residencial» (residential 
rootedness), como una condici6n que afecta a Ia mujer pero que tiene repercusiones para Ia 
ciudad en su conjunto (Hanson y Hanson, 1980; Hanson y Pratt, 1988, 1991, 1992). 
29. No todas las geografias de genero son GVC: algunas investigaciones geograficas de genero no estan planteadas 
desde Ia vida cotidiana, sino desde otros ambitos, por ejemplo, los mercados de trabajo. 
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 371 
Alicia Lind6n 
En relaci6n a las pnkticas cotidianas como desplazamientos, tambien hay que destacar 
Ia vertiente desarrollada con respecto a personas de Ia tercera edad. Muchas investigaciones 
de este tipo constataron en distintos grupos, en contextos variados, Ia reducci6n de los des­
plazamientos cotidianos de este tipo de sujeto social. Una relevante GVC de este tipo fue Ia 
realizada por Graham Rowles a fines de los afios setenta. En aquella investigaci6n, la reduc­
ci6n en los desplazamientos cotidianos de las personas mayores fue el punto de partida. Los 
hallazgos mostraron lo limitado que es considerar los desplazamientos s6lo en terminos de 
distancias y recorridos. Estos toman otra profundidad si se analiza el sentido que adquieren 
para las personas. Ademas, el autor complementa los desplazamientos cotidianos con otra 
dimensi6n: hay desplazamientos que no son fisicos, aunque pueden ser igualmente impor­
tantes para el individuo. De hecho, alii se ubica uno de sus principales hallazgos, «Ia fantasia 
geognifica» (Rowles, 1978a, 1978b). 
Desde las GVC, el planteamiento de Rowles es relevante porque muestra Ia insuficien­
cia del tratamiento de las pnicticas de desplazamientos en si mismas como comportamien­
tos de locomoci6n en un espacio/tiempo cartesiano, al menos cuando se estudia a este tipo 
de sujetos (personas de la tercera edad). Su anal.isis reconstruye un complejo espacio vivido 
en el cual es necesario comprender el sentido que toma para una persona ir a un Iugar o a 
otro y ademas reconocer que hay desplazamientos -a veces enormes- pero fantasiosos. 
Las fantasias pueden ser bacia lugares conocidos en el pasado, o bacia lugares en los cuales 
nunca estuvo fisicamente Ia persona, pero con los que tiene alguna conexi6n emocional. 
Numerosas investigaciones de geografia de la salud tambien han penetrado en Ia vida 
cotidiana, incluso planteandose GVC acotadas a grupos o sujetos sociales con discapacidades 
o bien con ciertasenfermedades. La relaci6n entre estas investigaciones y las GVC viene por 
el anal.isis de las discapacidades o de ciertas enfermedades que afectan Ia capacidad de des­
plazamiento de la persona, limitandola o bien condicionandola (Andrews, 2003; Wiles, 2003; 
Dyck, 1995; Wilton, 1996). 
Las prdcticas ancladas en un Iugar. El anal.isis de las pnkticas no se reduce al desplazamiento, 
a pesar de su importancia. Algunas GVC se interesan por analizar espacialmente pnicticas 
cotidianas que la persona realiza <<relativamente fija en el espacio, sea por un tiempo muy 
corto o mas extenso» . David Seamon (1979) se refiere a este tema como las experiencias de 
permanecer o quedarse en un Iugar (Rest). Estas pnicticas pueden referirse a diferente tipo 
de lugares, desde quedarse o permanecer en una ciudad, en un barrio o vecindario, en una 
casa, en una habitaci6n, pero tambien puede ser en una esquina determinada, en un banco 
de una plaza, pueden ser las pnicticas domesticas que se realizan dentro del espacio del 
hogar. Seg(J.n sea Ia practica y su temporalidad, Ia noci6n de <<quedarse» o «permanecen> es 
mas o menos fija en el espacio. Por ejemplo, permanecer como residente de un barrio es una 
pnictica menos fija que permanecer en una esquina esperando a otra persona, aunque la 
primera se prolongue mas tiempo que la segunda. 
Para David Ley ( 1983) las pnicticas que son de in teres para las GVC son las vinculadas 
al trabajo y el hogar, aunque tambien las relativas a la escuela, el tiempo libre . . . Estos ambi­
tos (trabajo, hogar, escuela . . . ) pueden ser estudiados desde las pnicticas de desplazamiento 
que suponen para las personas (movilidad espacial para llegar al trabajo, a Ia escuela, de 
retorno al hogar. . . ), pero lo que enfatizamos es que ademas de ese desplazamiento (que es 
una pnictica), en cada uno de estos mundos las personas realizan practicas particulares fijas 
espacialmente (laborales, domesticas . . . ) . 
El concepto de arraigo residencial desarrollado por Susan Hanson supone un con junto 
de pnicticas fijas en un Iugar: el hogar. En palabras de Bosque Sendra et al. (1992: 12): <<Un 
capitulo [de las GVC] son los lugares donde se ejerce Ia experiencia cotidiana y otro son los 
lugares alejados de dicha experiencia». Las conexiones entre esos lugares se pueden pensar 
372 TRATADO DE GEOGRAF[A HUMANA 
Geograffas de Ia vida cotidiana 
como pnicticas de desplazamientos. Estos autores (Bosque Sendra et al., 1992) parten de los 
lugares y luego identifican las pnicticas cotidianas que en ellos se despliegan, pero tambien es 
posible pensarlo de manera inversa: partir de las pnicticas y observar a que lugares conducen. 
Las GVC sobre pnicticas fijas pareceria que han seguido perspectivas mas culturales 
que las que han estudiado los desplazamientos. Estas ultimas, muchas veces han analizado 
los desplazamientos como flujos, incluso a traves de modelos cuantitativos. En cambio, las 
que se han focalizado en pnicticas ancladas es mucho menos frecuente que aislen las practi­
cas, todo lo contrario, tienden a considerar esas pnicticas fijas junto a la subjetividad espa­
cial o los sentidos. Estudiar las pnicticas ancladas en un lugar desprovistas de los sentidos 
implicaria dos fuertes riesgos: uno seria el de eliminar la espacialidad y tratarlas como accio­
nes, con lo cual dejaria de ser una mirada geognifica. El otro riesgo seria incluir la espacia­
lidad pero reduciendola al «d6nde» se realiza tal practica. Por lo que representan estos dos 
riesgos casi todas las GVC que estudian practicas ancladas las consideran con los sentidos. 
Ins escenarios. El tema de las pnicticas ha llevado a que algunas GVC recuperaran el pensamien­
to de Erving Goffman sobre los «escenarios cotidianos» . Aunque el soci6logo canadiense no 
hacia una GVC, sino una sociologia de la vida cotidiana,30 la importancia que le otorg6 a la 
espacialidad llev6 a que afios mas tarde constituyera una pista analitica importante para las 
GVC. Asi, algunos aspectos de la metafora dramattirgica de Goffman ( 1981 )31 proporcionaron 
una forma de abordar esas pnicticas cotidianas que se fijan, atin de manera efimera, en un lugar. 
El estudio de las pnicticas cotidianas a traves del analisis de los «escenarios» se pregunta 
por los espacios y tiempos en los cuales las personas tienen «encuentros» con otras personas. 
David Seamon, en su A geography of the lifeworld de 1979, incluye los «encuentros» como uno 
de los capitulos de esta geografia del mundo de vida. El concepto de «encuentro» es otra de las 
herencias goffmanianas que han recuperado las GVC. Fue Goffman quien en su metafora 
dramattirgica plante6 que las interacciones (cara a cara) cotidianas entre las personas eran 
«encuentros». Tambien fue Goffman quien retom6 el concepto elaborado por los interaccionistas 
que lo precedieron32 de <<interacci6n» para replantearlo como <<Situaciones de interacci6n» , 
con lo cual la interacci6n ademas del encuentro cara a cara incluy6 el <<espacio-tiempo» en el 
cual ocurre. Asi, los encuentros ocurren en situaciones de interacci6n ubicadas en escenarios 
concretos. Esto ha sido retomado por las GVC, por ejemplo, por Seamon ( 1979). 
Esta vision goffmaniana ha sido retomada en diversas ocasiones por las GVC. Por ejemplo, 
Herve Gumuchian et al. (2003: 1) inician un libro reciente planteando que <<el territorio es un 
escenario en donde se juegan representaciones en (varios) actos; el actor alli es omnipresente, 
sin embargo, la geografia lo ha puesto en Ultimo lugar. La ciencia del espacio, de su organiza­
ci6n y de su funcionamiento s6lo apenas ha apreciado las entradas micro y se desconfia mucho 
del individuo, prefiriendo aproximaciones por grupos» . En estos autores esta presente la meta­
fora dramattirgica completa (actor, representaci6n, actos), en suma, la mirada micro-espacial y 
micro-social. Otros ge6grafos franc6fonos tambien han retomado esta mirada destacando la 
30. De aquf en adelante SVC. 
31. La metafora dramarurgica es Ia expresi6n utilizada en Ia teoria sociol6gica para referirse a Ia construcci6n te6rica 
con Ia que Goffman propuso comprender Ia sociedad a traves del teatro. Asi es como su teoria sociol6gica se integra con 
conceptos que proceden del mundo del teatro (rol. escenario, decorado, mascaras .. . ). Esta perspectiva estuvo presente en 
todo su pensamiento (basta en su Ultima gran obra, Frame Analysis), aunque el libro en el cual la presenta por primera vez 
como una propuesta integral (su libro mas conocido) es La presentaci6n de Ia persona en Ia vida cotidiana, cuya primera 
edici6n en ingles es de 1959 y Ia primera en castellano de 1981. El libro de 1959 resulta de su tesis doctoral, inedita, 
presentada en 1953 en Ia Universidad de Chicago, pero iniciada en 1949 y con un extenso trabajo de campo realizado en 
las islas Shetland desde Ia Universidad de Edimburgo. La •psicologfa ambiental• y Ia •geografia de las percepciones• 
comienzan a ver el tema de los escenarios del comportamiento en Ia segunda mitad de los aftos sesenta (Barker, 1968), 
aun cuando el trabajo pionero sobre behavioural environment de William Kirk es de 1951. 
32. El concepto procede de Georges Mead, aunque Ia gran difusi6n se dio a traves de su discfpulo, Herbert Blumer, 
a partir de 1937. 
TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 373 
Alicia Lind6n 
figura del «actor territorializado» o el «actor geogr.ill.co» ( Gumuchian et al. , 2003; Racine, 1985; 
Lajarde, 2002; Debarbieux, 1997b ) .33 Tambien han recuperado esta metafora dramatUrgica geo­
grafias de otras latitudes, por ejemplo Tello Rovira (2003) y Lindon (en prensa). 
Otras GVC que retoman la metafora dramatUrgica estudian «secuencias de escenarios» . 
Por ejemplo, David Ley (1978) rechaza la idea del dispositivo cognitivo (ese «radar>> que ubica­
ria a las personas permitiendoles marcar puntos en una reticula de coordenadas) y ubica

Continuar navegando