¿Por qué los pacientes buscan una segunda y una tercera opinión cuando necesitan tratamientos médicos de gran impacto?

En 2010, basándose en una endoscopia y una tomografía computarizada, mi gastroenterólogo local me diagnosticó provisionalmente un tipo raro de cáncer de estómago llamado GIST. Mi tumor era exactamente del tamaño de una bola de billar, en la parte superior del estómago, cerca del esófago. Mi gastroenterólogo me remitió a un gran centro oncológico en Atlanta para confirmar el diagnóstico y los consejos de tratamiento.

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Cuando fui allí, un joven y arrogante oncólogo quirúrgico en su beca de estudios del segundo año ni siquiera miró la tomografía computarizada ni realizó ningún otro procedimiento, como una biopsia. Simplemente revisó el informe de mi documento GI (Gastroenterologia), lo declaró como un GIST y dibujó un bosquejo de la cirugía propuesta. Planeaba eliminar aproximadamente el 40% de mi estómago, pero dijo que podría tener que quitarlo todo ("No lo sabré hasta que llegue allí"), y posiblemente también el bazo y páncreas cercanos. Pronosticó que podría tener que comer comidas más pequeñas el resto de mi vida y que podría volverme diabético si el tumor me llegara a afectar al páncreas. Me instó a programar la cirugía para una ventana libre que tenía dentro de una semana.

Regresé a casa sintiéndome desconfiado, me uní a un par de grupos de apoyo en línea de GIST, descubrí qué médicos estaban usando esas personas y con los que estaban contentos, y me remití yo mismo al Centro de Cáncer M.D. Anderson (MDA) en Houston y la Clínica Mayo en Jacksonville. Mayo ni siquiera me respondió, pero una mujer muy amable en el MDA me llamó al día siguiente y me dijo: "Venga".

Allí, vi a uno de los cinco mejores especialistas en GIST en los EE. UU., un oncólogo médico agradable y experto, el Dr. Jon Trent. Cuando le conté lo que me había aconsejado el oncólogo de Atlanta, el Dr. Trent dijo: "Esa es una operación de sarcoma. ¡Eso es totalmente incorrecto para el GIST! ”. Recibí otra tomografía computarizada y una biopsia que confirmó el diagnóstico. Me puso en un tratamiento prequirúrgico de 10 meses (neoadyuvante) de Gleevec, que redujo el tumor en un 83% en volumen y lo comprimió para que fuera menos probable que se rompiera durante la cirugía.

Supe de un gran oncólogo quirúrgico en M.D. Anderson, vi un seminario grabado en video que dio sobre el tratamiento quirúrgico del GIST, y escribí y le pedí que fuera mi cirujano. Se había retirado en gran medida de la cirugía debido al trabajo administrativo internacional para la MDA, pero aceptó hacerlo.

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En lugar de perder el 40% "o posiblemente todo" de mi estómago en Atlanta, mi cirugía de Houston se llevó solo un área un poco más grande que un dólar de plata y me costó menos de 100 ml de sangre. (El tumor era del tipo de los tallos, por lo que solo se requirió una incisión alrededor de la base del tallo y no una incisión del tamaño de una bola de billar o más grande). Cinco días después, me dieron de alta del hospital y mi esposa y yo salimos a por un cena de cuatro platos en uno de los mejores restaurantes italianos de Houston con un ex alumno mío que entonces vivía allí. Nos quedamos en un hotel conectado a la MDA hasta que un chequeo de seguimiento con el médico, volamos a casa y he estado bien desde entonces, en realidad con mejor salud que la mayoría de los amigos de mi edad.

Si hubiera tomado el consejo de ese médico de Atlanta, podría haber estado comiendo alrededor de 1 cucharada de volumen durante el resto de mi vida, y posiblemente con insulina. Después de todo esto busqué sus credenciales y en qué consistía su beca. Ni siquiera era un cirujano gastrointestinal. ¡Su especialidad era el cáncer de mama!

ESO, amigos míos, es por eso que obtienen una segunda opinión.