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¿Porqué estornudamos? ¿que función tiene el estornudo?

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¿Debe contener ese estornudo?

TODOS hemos pasado a veces por la situación de querer contener un estornudo. Quizás fue cuando íbamos a pronunciar los votos durante nuestra boda. O quizás en una reunión u otra ocasión seria, incluso durante un funeral.

Por supuesto, en muchas ocasiones lo más agradable sería estornudar con fuerza para poder experimentar después esa característica sensación de relajado bienestar. Sin embargo, muchas veces el problema consiste en qué hacer cuando no se quiere estornudar.

Los estornudos no son todos iguales. Los de algunas personas podrían calificarse de sonoros, son muy fuertes y pueden oírse desde bien lejos. Otras estornudan de una forma más delicada. También hay quienes estornudan de manera reiterativa, tres, cuatro, cinco o hasta más veces seguidas. Luego hay casos, aunque muy esporádicos, en los que la persona estornuda constantemente cada pocos segundos o minutos mientras está despierta, y eso se prolonga durante horas, días, semanas y hasta meses.

¿Qué nos hace estornudar? ¿Existe algún método seguro para evitarlo? ¿Es peligroso contener voluntariamente un estornudo una vez empezado el ciclo? Y, ¿podemos adoptar algunas medidas para no estornudar?

La causa de los estornudos

Parece que todo el mundo estornuda algunas veces, las personas mayores, los jóvenes, los adultos y los bebés. Hasta los animales estornudan. Por lo general, lo que provoca los estornudos es algún objeto extraño (como polvo o polen) que irrita los conductos nasales, pero las emociones también pueden hacernos estornudar. Algunas personas hasta han descubierto que la brillante luz solar es suficiente para hacerles estornudar. Esto se debe a que los nervios oculares están estrechamente conectados con las terminaciones nerviosas de la nariz.

Las sensibles terminaciones nerviosas reaccionan ante la presencia de una sustancia irritante por medio de enviar un mensaje al cerebro. Este entonces manda instrucciones a la nariz para que suministre un fluido acuoso que ayude a eliminar el objeto indeseado. El cerebro también transmite mensajes a los pulmones para que inhalen una fuerte bocanada de aire, y luego a las cuerdas vocales para que sellen la glotis (orificio superior de la laringe), impidiendo así que escape el aire. Los músculos de la pared torácica y del abdomen reciben la orden de tensarse con el fin de comprimir el aire dentro de los pulmones. Por fin, se ordena a las cuerdas vocales que se relajen y se expulsa rápidamente el aire comprimido, consiguiendo sacar por lo general la sustancia irritante junto con el fluido acuoso. Todo este proceso tiene lugar sin ningún esfuerzo consciente por nuestra parte y mucho más deprisa de lo que se tarda en leerlo.

El que una persona estornude constantemente suele ser síntoma de algún tipo de alergia común llamado fiebre del heno. La irritación es provocada por el polen de las plantas y, aunque el nombre fiebre del heno puede sugerir que el culpable es el heno o la hierba recién cortada, cabe la posibilidad de que no siempre sea así. Esas personas pueden ser alérgicas a varios pólenes diferentes, o quizás solo a uno. Por eso es comprensible que los que padecen de la fiebre del heno teman las estaciones en las que soplan vientos fuertes y secos durante días. Una vez que los conductos nasales están irritados y comienzan los estornudos continuos, parece que la más ligera partícula de polvo que en circunstancias normales no causaría irritación provoca en la víctima otro ataque de estornudos.

Consideración por otros

Cuando los conductos nasales están congestionados debido a un fuerte resfriado de cabeza, el enfermo quizás note cierto alivio al estornudar, pues hacerlo ayuda a eliminar las mucosidades de la nariz y facilita la respiración. Pero, ¿qué efecto puede tener en otras personas que estornudemos delante de ellas?

Los médicos dicen que todavía no se conocen por completo todas las maneras de propagarse un resfriado. Sin embargo, una de las posibilidades que proponen con bastante convicción es que una persona puede resfriarse si respira los gérmenes que se hayan soltado al aire al estornudar. Eso puede suceder en especial dentro de una habitación cerrada y caliente, o en un tren o autobús lleno de gente en el que no haya mucho aire fresco. Parece ser que otras enfermedades, entre ellas la gripe, el sarampión, las paperas, la pulmonía, la tuberculosis y la tos ferina, también se contagian a través de los estornudos.

Al investigar sobre la velocidad con que se expulsa el aire en un estornudo, se vio que las gotitas de fluido que contienen gérmenes son expulsadas de la nariz y la boca a más de 160 kilómetros por hora, y pueden adherirse a superficies que estén a casi cuatro metros de distancia. Otras gotitas flotan en el aire por un tiempo y cualquiera que pase por ahí puede inhalarlas.

¿Puede contenerse un estornudo?

Se han probado muchos métodos para contener los estornudos con más o menos éxito. Hay quienes afirman que han cortado en seco la “explosión” de un estornudo presionando firmemente con un dedo el labio superior justo por debajo de la nariz. Se dice que al presionar con fuerza en ese punto se consigue bloquear algunos de los nervios implicados en el ciclo o mecanismo del estornudo. Otra manera de cortarlos puede ser sonándose la nariz con un pañuelo tan pronto como uno nota que le viene un estornudo.

Si la persona estornuda mucho o sufre algún ataque crónico, a veces se puede encontrar algo de alivio haciendo inhalaciones, aunque no sean más que los vapores de agua caliente. Esto explicaría por qué muchos de los que padecen de la fiebre del heno hallan alivio temporal al darse una ducha o un baño caliente en un ambiente cargado de vapor.

Con el paso de los años se han sugerido diversas técnicas y métodos, algunos razonables y otros ridículos. Se han probado con cierto grado de éxito cremas anestésicas para el interior de la nariz. También se recurre a sedantes, inyecciones, gotas, píldoras, pociones, psicoterapia, cauterización de la mucosa nasal y oler ajo o rábano blanco picante. Las sugerencias más ridículas van desde ponerse una pinza de la ropa en la nariz hasta hacer el pino, recitar el alfabeto al revés o frotarse la cara con manteca de cerdo.

Una palabra de advertencia: no siempre es bueno cortar un estornudo o contenerlo. A veces, evitar voluntariamente un fuerte estornudo ha provocado hemorragias nasales y podría impulsar las bacterias hacia los senos paranasales, esparciendo la infección. Y, aunque en raras ocasiones, ha habido casos de fracturarse huesos de la nariz o cercanos a ella, y de dislocarse un huesecillo del oído medio.

“¡Salud!”

En Roma se saludaba el estornudo con la palabra Salve, sinónimo de “¡Salud!”, que sigue estando en uso en boca de muchos. También es costumbre en algunos países decir al que estornuda “¡Jesús!”, “¡Dios te bendiga!” o alguna otra expresión, a lo que se ha de contestar dando las gracias. ¿Dónde se originaron estas costumbres?

Respecto a la expresión “¡Dios te bendiga!”, el libro How Did It Begin? (¿Cómo empezó?), de R. Brasch, dice que en tiempos antiguos había quien creía que cuando alguien estornudaba estaba a punto de morir. Brasch añade: “El temor se basaba en una idea errónea, aunque muy extendida. Se consideraba que el alma humana era la esencia de la vida. El que los muertos no respiren les condujo a la equivocada deducción de que su alma tenía que ser el aliento. [...] Por eso no es de extrañar que desde tiempos muy antiguos la gente desarrollase aprensión hacia los estornudos y tuviese el ferviente deseo de que Dios ayude a la persona que ha estornudado, la bendiga y le conserve la vida. En tiempos medievales este origen primitivo de la costumbre debió haberse olvidado porque fue al papa Gregorio Magno a quien se le acreditó la costumbre de decir ‘Dios te bendiga’ a la persona que estornudaba”.

Recuerde su pañuelo

Quizás le sorprenda saber que hasta hay quienes han utilizado los estornudos para cometer delitos. Sí, los infractores de la ley han ideado maneras de usar, o más bien de abusar de los estornudos para malos fines. Hace unos cien años, a ciertos ladrones de Inglaterra se les llegó a conocer por el apelativo de sneeze-lurkers (acechadores de estornudos). Echaban rapé a la cara de una persona, y aprovechaban los momentos de confusión y estornudos para robarle sus objetos de valor.

A la mayoría de nosotros nunca nos provocarán estornudos echándonos rapé a la cara, pero sea que nos sobrevenga un estornudo repentino o un ataque prolongado de estornudos, es muestra de consideración llevarse un pañuelo a la cara antes de estornudar y cubrirse con él la nariz y la boca. Eso no solo es una muestra de buenos modales, sino que también es una precaución sensata. Ayuda a no esparcir en el aire gotitas cargadas de gérmenes a la espera de ser inhaladas por la primera persona que pase. El amor al prójimo también dicta que tratemos de proteger a otros de contraer enfermedades haciendo todo lo posible por limitar la propagación de gérmenes.

Tal vez no sea sabio ni posible contener un estornudo, pero, ¡cuánto apreciarán los demás su consideración y que utilice un pañuelo al tratar de hacerlo!

Una última cosa¿Daña el corazón el estornudar?

◆ Hay personas que sostienen que el estornudar puede dañar el corazón. Sin embargo, el Dr. Morris Fishbein, escribiendo para la revista Family Health, declara: “No hay evidencia científica que indique que el estornudar puede dañar el corazón. El estornudar es un mecanismo que limpia las vías respiratorias.”

Asi que ha estornudar.

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/101990409#h=1:0-25:153
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