¿Por qué tenemos dos ojos si con uno es suficiente?

La evolución no funciona haciendo que seamos mejores o más optimizados, sino que las mutaciones son aleatorias y aquellas que hacen que se tenga más éxito sobreviviendo y reproduciéndose son las que siguen adelante. Dicho esto, la respuesta es muy sencilla: tenemos dos ojos porque los peces tienen dos ojos. Dado que todos los cordados somos descendientes de peces, es normal que tengamos dos ojos: primero porque lo normal es tener simetría bilateral, y segundo porque dos ojos son mucho más ventajosos que uno.

La simetría bilateral no es cosa de broma, y la encontramos en casi todos los animales superiores y muchos de los que no lo son: la tienen los moluscos (y aquellos que tienen ojos, como los caracoles, o la excepcional vista del pulpo o el calamar, por ejemplo, tienen siempre dos), los artrópodos (y, de nuevo, al menos si no son ciegos, tienen dos ojos simétricos, más algunos ocelos adicionales en muchos casos), todos los peces, y, por tanto, los decencientes: los anfibios, reptiles, aves y mamíferos, claro. Hasta tal punto es importante la utilidad de tener dos ojos, que los peces que viven siempre de lado, como el rodaballo, por ejemplo, tienen los dos ojos en el mismo lado de la cara (como un cuadro de Picasso).

Aquí un pez genérico, en su esplendor simétrico…

El rodaballo, sin simetría (por cuestiones evolutivas) pero con sus dos ojos maravillosos.

En cuanto a las ventajas de tener dos ojos en vez de uno, son múltiples: en los animales con simetría bilateral permite que se pueda ver en ambos planos del eje de simetría: mientras más expuesto se esté a ataques, más separados estarán los ojos, para cubrir el mayor campo de visión posible y así ver a un posible depredador o peligro. Si eres un depredador, normalmente tendrás los ojos mucho más juntos, de tal manera que las imágenes de ambos se superpongan: el cerebro puede estimar la distancia de la presa según como de superpuestas estén las imágenes (visión binocular). Los ojos separados de las presas las ayudan a sobrevivir a los ataques, los ojos juntos le dan al cazador poder estimar la distancia de la presa y preparar su ataque o emboscada de manera acorde: no es útil atacar si la presa está demasiado lejos y va a poder escapar y, además, se desperdician energías.

Y el bonus: los primates: en nuestro caso la visión es frontal pero no porque seamos depredadores (que en muchos casos sí lo somos, incluyéndonos los humanos) sino porque nuestros antepasados eran arborícoras: la capacidad de poder calcular a qué distancia está la rama a la que vamos a saltar, calcular donde estará en el futuroo cuando vayamos a agarrarnos (debido al viento, a que nuestra rama de origen se puede mover al saltar, etc) y no matarnos si fallamos no sólo nos ha dado una visión binocular excepcional, sino que además hemos desarrollado la visión a color de forma muy espectacular: sin llegar a ser los ojos más sorprendentes de la naturaleza, la visión en los humanos es bastante asombrosa, y sólo unos cuantos bichos nos superan en capacidad y potencia —notablemente las aves cazadoras, los cefalópodos y algunos tipos de artrópodos como los estomatópodos (langostas mantis) o algunos otros peces—. Visión estereoscópica y la percepción del color más un área cerebral para calcular distancias, trayectorias y posiciones a futuro hacen de los primates grandes saltarines, excelentes cazadores y nos ofrecen una puntería excepcional.

Es cierto que un tuerto puede apañárselas bastante bien, pero no es una característica deseable y siempre estará en desventaja con respecto a alguien con la visión normal. Otra ventaja de la simetría bilateral (y de las demás simetrías, vamos) es que muchos órganos están duplicados, por lo que la pérdida accidental de uno no implica, necesariamente, la muerte: así podemos apañarnos con un pulmón, un riñón, un oído, una mano, una pierna o un ojo, pero nunca tan bien como con dos. Sería una mutación muy rara y que no ofrecería muchas ventajas como para hacerse dominante.