¿Cuál es la enfermedad mental más extendida del nuevo milenio?

1. Gracias a Internet y a las redes sociales podemos envidiar y admirar la hermosa vida de otras personas, VIP, rica que pasan sus días entre ballets, caviar, mujeres hermosas, hombres hermosos (en el caso de las mujeres) y mucho más

• Envidia

Lo considero una patología porque lleva a la gente a matarse, venderse a sí misma y su dignidad.

2. Siempre nos sentimos bajo escrutinio (hablo en general, por supuesto, por ejemplo, soy indiferente, como muchas otras personas por otro lado) otro gran regalo de las redes sociales, mostrando la vida perfecta a los demás en una maldita aplicación, constantemente, siempre, como si tuviera que demostrar algo a alguien, materialidad en lo inmaterial, son como la heroína para un drogadicto, esta exposición constante de nuestra imagen y comparación con otros conduce inevitablemente a

• Ansiedad

Ahora me gustaría citar este artículo de La visión muy interesante sobre los jóvenes, la depresión y la ansiedad:

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Los jóvenes están cada vez más ansiosos y deprimidos, y la situación económica, las guerras y el terrorismo no tienen nada que ver. Esto, al menos, es lo que aparece de una serie de estudios realizados en los Estados Unidos. En los últimos 50-70 años, con las mismas pruebas utilizadas, en los EE.UU. ha habido un aumento en las tasas de ansiedad y depresión en los sectores más jóvenes de la población: adolescentes de 14 a 19 años de edad y estudiantes universitarios, de hecho, han visto un aumento de 5 a 8 veces casos de trastornos mentales ansiedad-depresiva.

Jean Twenge es profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, y ha estado analizando las tendencias de bienestar generacional durante más de 25 años. En un estudio publicado en 2010 en Clinical Psychological Review, Twenge analizó los datos recopilados mediante dos pruebas: el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI) para estudiantes universitarios, y el MMPI-A (Minnesota Multiphasic Personality Inventory-Adolescent), para adolescentes de 14 a 19 años.

Ambos experimentos han sido ampliamente utilizados a lo largo de los años, por lo que el investigador fue capaz de analizar todos los datos recogidos de 1938 a 2007, encontrando que el nivel de bienestar mental ha disminuido drásticamente, dejando espacio para situaciones de malestar psicológico. ¿Qué ha pasado en este período? Twenge no vincula estos resultados a peligros reales o incertidumbres relacionadas con el período histórico: el verdadero problema no parece tanto ser el mundo, sino la forma en que esto es percibido por los niños.

Trastornos como la ansiedad y la depresión, según el investigador, dependen principalmente de la falta de control que las personas sienten que tienen a lo largo de sus vidas. Aquellos que están convencidos de que tienen más pulso en sus vidas tienen menos probabilidades de sentirse ansiosos o deprimidos que aquellos que, por otro lado, están convencidos de que son víctimas de las circunstancias. En las últimas décadas, aunque la calidad de vida ha aumentado gracias a los avances en el campo médico, la disminución de los prejuicios sobre la raza y la orientación sexual, y un aumento general de la riqueza, los jóvenes estadounidenses se han convencido de que no son capaces, como las generaciones anteriores, de dirigir su destino donde más preferirían.

Twenge midió el nivel de control basado en otra prueba: la desarrollada por Julien Rotter en la década de 1950. Durante la administración, el paciente debe elegir entre dos declaraciones la que se siente más cerca de su forma de ser. Una de las dos frases representa el control personal y la otra controla por factores externos. Aquellos que eligen más reclamos relacionados con el control personal se enfrentan mejor a la vida: tienen un mejor trabajo, cuidan mejor su salud y tienen menos posibilidades de sentirse ansiosos o deprimidos. Twenge analizó los resultados del experimento de Rotter de 1960 a 2003 para estudiantes universitarios, mientras que para los adolescentes utilizó uno similar, pero adecuado para niños más jóvenes (de Nowicki-Strickland). Para ambos grupos de edad analizados, los resultados cambiaron con el tiempo hacia una mayor propensión hacia la elección de frases relacionadas con el control externo, y esto parece estrechamente vinculado al aumento de los estados ansiosos-depresivos. El aumento generacional de ansiedad y depresión parece estar relacionado, por lo tanto, con un cambio general de las prioridades hacia factores externos, como la posesión de bienes materiales y el juicio de otros; aspectos, estos, sobre los cuales necesariamente tienes menos control.

Según los investigadores, el cambio en el estudio es una consecuencia de la cultura del materialismo promovida por la televisión y los medios de comunicación, a la que los jóvenes son más sensibles. Desde el nacimiento, de hecho, los niños son bombardeados con mensajes que les hacen entender que la felicidad depende de tener una buena mirada, ser populares y poseer ciertos bienes materiales. Según Peter Gray, profesor de psicología en Boston College y autor del libro Free to learn, sin embargo, el problema no es sólo esto: la preocupación del juicio de los demás, la ansiedad, la depresión, son causadas principalmente por la disminución de un aspecto que hasta hace unos años era frecuente en la vida de los niños: el juego. El juego y la exploración siempre han sido los medios por los que los jóvenes aprendieron a resolver problemas, a tomar el control de sus propias vidas, a desarrollar sus intereses y habilidades, a fortalecer los lazos sociales con sus compañeros.

Recientemente la posibilidad de que los niños jueguen y exploren libremente el mundo que les rodea ha disminuido drásticamente, ya que en los últimos 50 años el juego libre ha dado paso gradualmente a una serie de actividades estructuradas y supervisadas por adultos, no sólo durante el horario escolar, sino también en lo que debería ser el tiempo libre. Las clases, talleres artísticos o linguísticos, cursos deportivos, aseguran que los niños sean constantemente seguidos, protegidos, juzgados, asesorados o recompensados por adultos. Privar a los niños de la oportunidad de estar solos, incluso aburrirse, sin la supervisión constante de los adultos, significa privarlos de autoestima, aumentando así el riesgo de que puedan desarrollar trastornos ansiosos y depresivos incluso a una edad temprana.

jean twenge, por otro lado, señala el dedo en el uso del teléfono inteligente. El mayor cambio en las últimas décadas ha sido el uso de nuevas tecnologías. Las investigaciones de 2017 sobre más de 5.000 adolescentes mostraron que tres de cada cuatro de ellos poseen uno. El 56% de los niños de 13 años que pasan más de 10 horas a la semana en las redes sociales se consideran infelices.

Si esta es la situación de los adolescentes estadounidenses, no hay mucho de qué reírse en Europa también: un Informe publicado en el Reino Unido por la Children's Society analizó el bienestar de los adolescentes, mostrando cómo, entre 2009 y 2016, hubo una disminución significativa en la felicidad percibida de los niños sobre sus vidas y relaciones con amigos. No sólo eso: el 15% de los encuestados, especialmente entre las niñas, dijeron que infligían autolesiones. Y otro Estudio, llevada a cabo por las Universidades de York y Bath, demostró que, especialmente entre los estudiantes universitarios, ha habido un aumento en la tendencia al perfeccionismo, que a largo plazo empeora la salud mental, desencadenando ansiedad y depresión.

En nuestro país, no se han realizado estudios sobre grandes muestras como las anglosajonas, pero al examinar los datos comunicados por los distintos organismos que se ocupan de la salud pública, la situación no es tan diferente.

La OCDE, detectada a través de la encuesta PISA (Programade Evaluación Internacional de Estudiantes)dirigida a estudiantes de15 años, muestra que el 65% de los jóvenes italianos de 15 años se consideran satisfechos con sus vidas, un porcentaje, sin embargo, inferior a la media de los demás países de la OCDE, que es cercana al 71%. Una fuente de infelicidad y ansiedad, para los estudiantes italianos, es sobre todo la escuela: se desencadena por el miedo a tomar malas calificaciones y no hacer un examen, y esto también se aplica a aquellos que saben que han estudiado. El uso de Internet es enorme: el 23% de los estudiantes dice que lo usa durante más de seis horas al día. Luego están los Datos sobre salud mental publicado por Istat, que muestran que el bienestar psicológico generalmente ha disminuido entre los jóvenes y los adultos. Por último, el hecho más alarmante es que Viene del Observatorio Nacional del Adolescente: entre 2015 y 2017, los intentos de suicidio de adolescentes casi se duplicaron y el suicidio se convirtió en la segunda causa de muerte entre los jóvenes. De una muestra de 10.300 adolescentes encuestados por el Observatorio, aproximadamente la mitad se describe a sí mismos como deprimidos: un sentimiento que afecta al 53% de los niños y niñas, mientras que el porcentaje en 2015 fue del 33%. Según Maura Manca, presidenta del Observatorio Nacional del Adolescente, la única manera de detener esta tendencia es hacer prevención e información dentro de las escuelas, asegurándose de que se cree una red entre la escuela y la familia, para asegurar que el malestar sea reconocido por los primeros síntomas.

Ya sea que la causa sea el uso de teléfonos inteligentes, la falta de socialidad operfeccionismo, el hecho de que las enfermedades mentales afecten cada vez más a los jóvenes debería hacernos reflexionar sobre la dirección que está tomando nuestra sociedad.

• Por qué los jóvenes están cada vez más ansiosos y deprimidos

Alessandro Agneli